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El Comercio Internacional de Colombia en el Siglo XX

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El comercio internacional
de Colombia en el siglo XX

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El comercio internacional de Colombia en el siglo XX

El desarrollo económico de los países puede darse bajo condiciones de autar-


quía o de apertura al comercio internacional. Economías grandes en población
y riqueza dependen menos del comercio para desarrollarse pues su división del
trabajo puede hacerse cada vez más compleja con base en su mercado interno;
los ejemplos más sobresalientes son los de Estados Unidos, Brasil o Rusia. Sin
embargo, las economías pequeñas en términos de población y producto pueden
encontrar en el comercio un impulso importante para su acumulación, especiali-
zándose en las ramas en que pueda competir para después desarrollar una división
del trabajo interna más compleja; los casos de los países del sudeste asiático, Chile
y Costa Rica, incluso China e India, ilustran cómo el comercio exterior se torna en
un poderoso complemento de la acumulación nacional de capital.
El hecho de que un país se especialice en la explotación de recursos naturales
no es necesariamente un destino ni una maldición. Se podrían citar casos como
los de Estados Unidos en el siglo XIX, Canadá, Australia o Nueva Zelandia que se
apoyaron en la exportación de cereales, carne y lana, maderas, y productos mineros
para ir ascendiendo en la división del trabajo, apoyándose en sistemas de educa-
ción de primera línea. Cada uno de ellos contó con instituciones democráticas,
incluyendo una tributación apropiada que financió la educación universal y la
infraestructura para el desarrollo económico.
El comercio de Colombia durante el siglo XX puede caracterizarse como ape-
nas adecuado para el desarrollo del país. Si hubo una enorme mejora frente al
mediocre comportamiento exportador del siglo XIX, contribuyó poco a obtener
el pleno empleo de la población colombiana que acusó crecientes índices de infor-
malidad, desempleo y pobreza hacia el último tercio del siglo y que se prolongan
en el siglo XXI. En esta conferencia nos preguntamos por qué el comercio exterior
colombiano terminó siendo poco dinámico, para lo cual nos servimos de compa-
raciones históricas con otros países.

Volumen y estructura de las exportaciones

El comercio del país atravesó por tres grandes fases durante el siglo: una época
dorada de fuerte expansión entre 1905 y 1930 que con la Gran Depresión estabi-
liza hacia abajo montos y precios de las exportaciones cafeteras; otra de estanca-
miento, monoexportación y racionamiento de divisas que va entre 1930 y 1968;
y finalmente una de diversificación y expansión moderada entre 1968 y 2000 que
culmina en una especialización en minería e hidrocarburos en 2010-2012 que
supera el 62% de los ingresos de exportación, lo cual tiende a frenar el resto de
exportaciones del país y a sustituir producción nacional por importaciones.

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Breve Historia Económica de Colombia

Gráfica 1

Fuente: Banco de la República.

En la gráfica 1 se muestra un indicador de las exportaciones por habitante que


es muy revelador: hay un fuerte crecimiento entre 1905 y 1929, pero las exporta-
ciones a duras penas crecen por encima de la población durante la mayor parte del
siglo XX y solo con las exportaciones mineras en el siglo XXI hay una franca ex-
pansión. Sin embargo, hay un punto de inflexión en la tendencia a partir de 1968,
cuando comenzó una fase de promoción activa de exportaciones que permitió una
diversificación apreciable de la canasta exportadora del país.

Gráfica 2

Fuente: Greco y cálculos propios.

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El comercio internacional de Colombia en el siglo XX

La primera mitad del siglo está dominada por las exportaciones cafeteras que
tienen un comportamiento notable en los inicios del siglo, pero que se ven afecta-
das por la crisis de los años treinta y por las restricciones a los mercados europeos
durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Durante la segunda mitad del
siglo varias bonanzas cafeteras no alcanzan a impedir la decadencia de la partici-
pación colombiana en el mercado mundial; el fin del pacto de cuotas en 1989
termina por estancar el ingreso real provisto por el café para Colombia que no
puede competir con la producción de la especie robusta que se desata en África y
Vietnam, a base de salarios inferiores a los colombianos; sin embargo, Brasil con-
tinúa aumentando su producción con aumentos de la productividad en el cultivo
que no puede ser replicada en Colombia.
Es notoria la diversificación de exportaciones después de 1968 cuando se in-
troducen incentivos –tasa de cambio deslizante, devolución de impuestos, facili-
dades para importar insumos sin arancel– que dirigen una mayor parte de las ac-
tividades productivas hacia el exterior y que terminan por reducir la participación
del café a menos del 4% de las exportaciones en el año 2012, como resultado del
auge de las materias primas.

Protección y apertura de la economía

A comienzo del siglo existe un arancel externo muy elevado que, más que
proteger las actividades domésticas, tiene como razón de ser capturar ingresos para
el Estado, por no poder recurrir ni a la tributación directa ni a los impuestos al
consumo interno. Esta es una tendencia que se desata en especial durante la ad-
ministración Reyes (1903-1909). Existe la aceptada visión de que el país adopta
la protección después de la crisis de 1929 como incentivo para la industrialización
por sustitución de importaciones (ISI), algo que no se compadece con los datos
de la serie que se muestra en la gráfica 3, explicación que no tiene en cuenta la
economía política de la tributación.

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Breve Historia Económica de Colombia

Gráfica 3

Fuente: Villar-Esguerra.

El arancel comienza en niveles muy altos y es erosionado por la inflación


porque las tarifas se especificaban en pesos por unidad de volumen. Esto se cam-
bia después como porcentaje del valor del bien importado para que mantengan
su valor real. Las épocas de bonanza externa permiten restringir las barreras a las
importaciones y los aranceles se estabilizan en ellas. Por el contrario, las fases de
escasez de divisas se acompañan de una elevación de los aranceles. Las políticas de
apertura iniciadas en 1974 son retrotraídas, primero por un paro nacional que pa-
raliza al país en 1977, pero después con la crisis de los ochenta, así que la apertura
tiene que esperar hasta los años noventa.
Las mayores tarifas recaían sobre los bienes de consumo y como estos reducen su
participación en las importaciones, el arancel termina siendo más alto para los bienes
intermedios y para la maquinaria y equipo. Se deben agregar las barreras no arancela-
rias que fueron un impedimento mayor al comercio que los mismos aranceles y que
a partir de 1931 incluyen listas de prohibida importación, licencias previas, cuotas
y restricciones fitosanitarias. Es por todas estas prácticas que se puede caracterizar al
régimen de comercio exterior colombiano como altamente represivo.
Los altos aranceles son incentivos para que los productores dirijan sus ac-
tividades al lucrativo mercado interno, lo cual les impide percibir las señales de

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El comercio internacional de Colombia en el siglo XX

mercado internacional. Al mismo tiempo, la menor demanda por importaciones


revalúa la tasa de cambio lo que refuerza la dificultad para exportar; por último, los
exportadores deben enfrentar un alto nivel de costos porque tienen que recurrir a
insumos domésticos, encarecidos a su vez por la protección, que los torna menos
competitivos en el mercado global. La ausencia de competencia genera rentas al-
tas para las empresas protegidas que pueden repartirse entre utilidades y salarios,
con lo cual se perjudican todos los consumidores, pero además incentiva poco los
aumentos de la productividad que son la base de la riqueza de cualquier nación.
La menor productividad que genera la senda proteccionista, resultado entre otros
de los escasos incentivos a introducir cambio técnico, y las limitaciones del mercado
interior, deformado por una distribución muy desigual de la renta, van agotando las
posibilidades de crecimiento de la economía. Los desequilibrios en la balanza de pagos
reflejan la escasez de exportaciones y, a su vez, crean presiones inflacionarias que esta-
llan en crisis financieras cuando se precipitan devaluaciones calamitosas. Las frecuentes
devaluaciones reales encarecen la formación de capital fijo y exigen mayores tasas de
ahorro, lo que en últimas reduce la tasa de crecimiento de la economía.
Las devaluaciones desatadas en 1959 y en la década de los sesenta y los incen-
tivos introducidos de 1968 en adelante –la devaluación gradual del peso, los des-
cuentos tributarios a los exportadores y la libre importación de insumos destinados
a la exportación–, contribuyen todos a la diversificación aludida y a aumentar la
participación de las exportaciones en el producto.

Gráfica 4

Fuente: Greco.

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Breve Historia Económica de Colombia

Gráfica 5
Ojo Mary: pestaña 2 de las gráficas. Reemplazar la gráfica

Fuente: Villar-Esguerra.

Gráfica 6

La apertura de la economía, medida como la suma de exportaciones e impor-


taciones, da la misma idea de un enclaustramiento entre 1930 y 1965 que le sigue

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El comercio internacional de Colombia en el siglo XX

al auge exportador de principios de siglo, y de allí en adelante un continuo proceso


de apertura de la economía. La dinámica de las exportaciones colombianas no es
muy intensa: alcanzan el 10% del PIB hacia los años veinte y solamente al final de
siglo arriban al 20% del producto. Si se nos compara con Corea del Sur, que tenía
un ingreso per cápita similar al colombiano en 1953 pero que en el año 2000 ex-
porta 80% de su PIB, queda en claro que la apertura colombiana ha sido limitada
y con ella también se ha manifestado la insuficiencia de su desarrollo económico.
Los déficits de la balanza en cuenta corriente que ha tenido el país han sido pe-
queños en tanto no había un financiamiento externo de los mismos. Sin embargo,
en las coyunturas internacionales de bajas tasas de interés el financiamiento externo
provisto ha permitido déficits cuantiosos que han sido el preludio de crisis financie-
ras, como fueron los períodos 1926-1929, 1979-1983 y 1995-1998. Los superávits
generan por el contrario condiciones de auge de la demanda y acumulación de
reservas internacionales que sirven para enfrentar mejor períodos de vulnerabilidad
externa. Es de destacar que a pesar de vivir un auge prolongado e intenso entre
2003 y 2012, el país no solo no ha ahorrado su bonanza sino que ha desahorrado.
Un déficit en cuenta corriente significa que el país recurre al ahorro externo para
financiar su inversión y su gasto público, lo que lo hace vulnerable a un cambio de
condiciones, como una caída de los precios de sus exportaciones. Por lo demás, el
endeudamiento externo en medio de una bonanza no hace más que aumentar la re-
valuación de la moneda, perjudicando a la economía que produce bienes transables.

Gráfica 7

Fuente: Villar-Esguerra y cálculos propios.

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Breve Historia Económica de Colombia

Gráfica 8

Fuente: Banco de la República.

La evolución de la tasa de cambio del peso colombiano

La tasa de cambio de la economía colombiana es en promedio estable durante


la primera mitad del siglo: la bonanza cafetera y de capitales de los años veinte
revalúan el peso con fuerza; en sentido contrario, la depresión de los años treinta
hace perder valor al peso, pero solo hasta 1937. De ahí prácticamente hasta 1959
hay una revaluación que dificulta otras exportaciones, inclusive tradicionales,
como había sido el banano y que ha llevado a Adolfo Meisel a afirmar que el alto
precio y volumen de las exportaciones cafeteras generaron enfermedad holandesa,
entendida como una renta de exportación que reduce los ingresos de los exporta-
dores distintos al que genera la renta. El mecanismo de operación es la presencia
de un producto estrella que produce un exceso de divisas que revalúan la tasa de
cambio y que reduce la rentabilidad de exportaciones como el banano de la costa
Caribe en el período anotado.
Hay que agregar que el régimen represivo de comercio agravó la revaluación y
así mismo dificultó emprender nuevas exportaciones. Sin embargo, los modelos de
comercio no pueden diferenciar claramente entre las distintas fuentes que afectan
la tasa de cambio. Otras instancias de enfermedad holandesa han surgido con las
exportaciones de drogas ilegales, que fueron importantes en los años ochenta, y
con las de petróleo y carbón, como se registra entre 1994 y 1999 y entre 2004 y
2013 en forma bastante intensa, aunque la liberación del comercio ha sido sustan-
cial y será mayor en la medida en que entren a operar plenamente los tratados de
libre comercio con las grandes economías del mundo, Estados Unidos y Europa.

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El comercio internacional de Colombia en el siglo XX

La segunda parte del siglo es de cuasi permanente devaluación real del peso
colombiano con dos fases en contra: la bonanza cafetera de 1976-1979 acompaña-
da de un alto endeudamiento externo de la administración Turbay, y la que acom-
pañó el descubrimiento de los yacimientos de petróleo de Cusiana en 1991-1997,
los que facilitaron a su vez un fuerte endeudamiento externo privado y público que
agravó el problema e incubaron la gran crisis de 1999.
Los términos de intercambio entre 1905 y 2012 (gráfica 9) muestran que la
primera globalización (1860-1914) produjo un largo período favorable a la eco-
nomía colombiana, mientras que la segunda globalización que se abre de 1950 en
adelante es más volátil. La autarquía generalizada que genera la Gran Depresión es
fatal para los términos de intercambio del país. ¿Qué tanto tuvo que ver la evolu-
ción de los términos de intercambio en la evolución de la tasa de cambio del peso
colombiano? En términos generales, si los precios de exportación son crecientes, y
descendentes los de las importaciones, el tipo de cambio tenderá a apreciarse y al
contrario, como aparece con mayor frecuencia durante el siglo XX, los bajos pre-
cios de exportación explican la devaluación real del peso colombiano.

Gráfica 9

Fuente: Banco de la República.

La evolución de los términos de intercambio, que es una razón entre los pre-
cios de exportación y los de importación, es de altibajos afectados por las dos
guerras mundiales, auges entre 1905-1914 y 1922-1925, un deterioro importante
entre 1929 y 1945, influido por los precios que recibe el café y el banano, y auges

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Breve Historia Económica de Colombia

episódicos (bonanzas cafeteras en 1954 y 1977) con promedios moderados; entre


1990 y 2012 se da un nuevo auge de los precios del carbón y el petróleo. Tales
situaciones reflejan los problemas de las materias primas en un mundo que pudo
reemplazar algunas de ellas por productos químicos o biológicos. Sin embargo, el
fuerte crecimiento mundial, en particular el de la China y el de la India a fines del
siglo XX y en la primera década del siglo XXI han creado una situación estructu-
ral distinta, en la que los precios de las materias primas han tendido a elevarse, lo
cual es especialmente cierto con respecto a los combustibles. El etanol extraído del
maíz y de la caña de azúcar y el diésel del aceite de palma africana, comparten el
alto precio relativo que obtiene el recurso no renovable, que es sometido además al
conflicto de Oriente Medio.
En suma, la reducción gradual de los aranceles a lo largo de la segunda mitad
del siglo XX incentivó las importaciones que desataron presiones hacia la deva-
luación del peso que es otro de los factores subyacentes que determinan el com-
portamiento de largo plazo de la tasa de cambio. Las presiones revaluacionistas
surgieron del flujo de capital que se divide entre endeudamiento externo del sector
privado y del sector público e inversión extranjera. Una cascada de capitales crea
entonces presiones para revaluar la moneda, pero en períodos siguientes los in-
versionistas remitirán utilidades y los deudores nacionales girarán el servicio de la
deuda, en cantidades mayores a las ingresadas, lo cual tenderá a restarle valor a la
moneda nacional. Lo cierto es que, como lo señalan Villar y Esguerra, la política
comercial termina siendo uno de los factores que mejor explican el comportamien-
to de la tasa de cambio durante el siglo XX: revalúa el peso cuando es restrictiva e
incentiva la devaluación cuando es más liberal.

Los tratados de libre comercio

La autarquía del país comenzó a disolverse con la formación del Pacto Andino
en los años setenta que abrió las fronteras en especial con Chile, Venezuela, Perú
y Ecuador, introduciendo un arancel cero para muchos productos, abriendo espa-
cios también a los inversionistas colombianos y constituyendo un área de comercio
que fue muy positiva en la cuenta comercial del país. El acuerdo de libre comercio
que integraba a México, Venezuela y Colombia, firmado en 1996, el llamado G3,
hizo conexión con la zona del NAFTA entre Canadá, Estados Unidos y su vecino
al sur del río Grande, aunque Venezuela optó abandonar tanto el Pacto Andino
como el G3 en el año 2006 por razones ideológicas. Hoy en día, existe libre comer-
cio con México que ha beneficiado sus exportaciones industriales, en especial las
de la rama automotriz, sin que Colombia se haya beneficiado de manera similar.

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El comercio internacional de Colombia en el siglo XX

En 1996 también Estados Unidos hizo concesiones unilaterales a los países


afectados por la guerra a las drogas, el llamado APTDEA que redujo los aranceles
a 0 de cerca de 1000 posiciones arancelarias durante un término de 10 años, con
lo cual Colombia logró consolidar sus exportaciones de flores y manufacturas a
ese país. La negociación de un tratado de libre comercio con los Estados Unidos,
iniciada en 2003, que fuera resistido en especial por los sectores agrarios todavía
protegidos, introduce un cambio de norte para el desarrollo del país, mirando nue-
vamente la estrella polar de la vieja parábola. El tratado debía entrar en vigencia
antes del vencimiento de la APTDEA pero no fue posible lograrlo a tiempo y por
un Congreso norteamericano donde prima una mayoría demócrata que cuestiona
las normas laborales y ambientales que escasamente se respetan en Colombia y
que fue finalmente aprobado en 2012, una vez la administración Santos ofreció
garantías laborales a los sindicatos colombianos.
Aunque el tratado implicaba costos para algunos sectores productivos del país
de cultivos transitorios y la avicultura, y extendía el poder de las firmas producto-
ras de fármacos sobre sus patentes, encareciendo los de última generación, también
consolidaba de manera permanente los nichos conquistados por las exportaciones
de textiles, confecciones, marroquinería, flores y abría espacios para el azúcar, eta-
nol, aceite de palma africana, piscicultura y ampliaba el universo de arancel cero
para el país.
Otros tratados buscados y aprobados con Colombia fueron los de Centro-
américa, un área de expansión natural para los negocios del país, y con Chile
que se comprometió a fortalecer el Pacto Andino, abandonado por los gobiernos
izquierdistas de la subregión. Se ha logrado una Alianza Pacífico, conformada por
México, Chile, Perú y Colombia, como contrapeso a la alianza del socialismo del
siglo XXI, en la que confluyen Mercosur y otra alianzas políticas entre Venezuela,
Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia y Nicaragua, obviamente jalonada por Brasil.
Para Colombia, se trata de integrarse más a fondo con las economías de los países
vecinos y a la vez con las economías más grandes del mundo, abandonando el
ensimismamiento comercial que generó un crecimiento positivo pero insuficiente
para alcanzar el pleno uso de los recursos productivos del país, en particular de su
mano de obra.

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