Vocacion Universal A La Santidad Septiembre

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5to de DE

EXPERIENCIA EL AMOR DE DIOS


VOCACIÓN EN LA SEXUALIDAD
UNIVERSAL HUMANA
A LA SANTIDAD
SECUNDARIANª03
APRENDIZAJE

Espíritu Santo concédeme el don del entendimiento, para que comprenda


correctamente la voluntad del Padre Celestial en mi vida. Ayúdame a entender al
prójimo con amor, misericordia y paz. Que comprenda, con todo mi ser, el amor
de Cristo por mí y por la humanidad. AMEN

PROPOSITO: Expresa su espiritualidad y religiosidad viviendo en santidad, que es una vida en justicia a la luz
de la Palabra de Dios, con acciones concretas de amor al prójimo usando adecuadamente su libertad para
construir una sociedad auténticamente humana y elaboran un organizador visual

LEEMOS CON ATENCION Y SUBRAYAMOS LA IDEAS PRINCIPALES

¿Qué significa la expresión "vocación universal a la santidad"?

 La vocación universal a la santidad significa que Dios nos ha elegido a todos en Cristo, antes de la creación
del mundo, con una vocación común, que nos impulsa a ser santos.

Pablo VI: “Toda vida es una vocación”. (Populorum progressio, 26.III.1967)

Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la
perfección de la caridad (LG 40). Todos son llamados a la santidad: ‘Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto’

Para alcanzar esta perfección, los creyentes han de emplear sus fuerzas, según la medida del don de Cristo, para
entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo.
Lo harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen, y siendo obedientes en todo a la
voluntad del Padre. De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra
claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos. (LG 40). Catecismo de la Iglesia, 2013

¿A quiénes llama Dios a buscar la santidad en la Iglesia?

 Dios llama a todos los hombres, católicos y no católicos, cristianos y no cristianos, porque Dios quiere salvar
a todos los hombres.
Y los llama a todos a la santidad en la Iglesia, algo que hace por caminos que sólo Él conoce. Es un
misterio.

 Dios llama a todos —bautizados y no bautizados— a la santidad :

—en la Iglesia, Misterio de Comunión;


—y a través de la Iglesia, que sirve de instrumento al plan amoroso de Dios.

¿Cómo y cuándo llama Dios?


 Dios llama (a la fe, a la entrega a Dios, a un camino determinado) cómo quiere y cuándo quiere.

 En algunos casos da una gracia especialísima (las conversiones, como san Pablo), pero habitualmente se
sirve de medios cotidianos (un rato de oración, una conversación con un amigo, una lectura, etc.)

 Dios llama con especial fuerza durante la juventud, en los mismos años en los que los hombres toman las
grandes determinaciones de su vida (orientación profesional, elección de carrera, de estado, etc.)

Dios nos llama una a una, uno a uno, personalmente, por nuestro nombre

 Dios no nos llama a granel, sino de un modo personalizado: desea que seamos todos santos –felices en
esta tierra y en el Cielo, unidos a la Cruz de Cristo- recorriendo el camino irrepetible de cada una, de cada
uno .

 La vocación, por tanto, es al mismo tiempo comunitaria (todos tenemos vocación) y personal (yo tengo mi
vocación, una vocación singular).

 No hay ninguna existencia dejada al azar, olvidada o sometida a un destino ciego.

 Todos —bautizados o no— somos enviados por Dios. Todos tenemos una misión específica en la tarea de
la Corredención.

Cada persona es un misterio único de amor y de vocación:


“Todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío” (Catecismo de la
Iglesia Católica, 864).

 Dios propone un plan a cada hombre, pero no se lo impone: la libertad del hombre, al aceptar el plan
divino, se conjuga misteriosamente con la gracia de Dios. De ese modo, el hombre acaba fortaleciendo y
configurando su propia vocación:

2 DE PEDRO 1.10

“Hermanos, poned el mayor esmero en fortalecer vuestra vocación y elección”

MATEO 5. 48

Todos son llamados a la santidad: ‘Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto’

¿QUE NOS IJVITA A REFLEXIONAR LAS CITAS BIBLICAS?

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LA IGLESIA NOS ENSEÑA


Un gran don del Concilio Vaticano II fue haber recuperado una visión de Iglesia fundada en la comunión, y haber
comprendido de nuevo el principio de la autoridad y de la jerarquía en esa perspectiva. Esto nos ha ayudado a
comprender mejor que todos los cristianos, en cuanto bautizados, tienen igual dignidad ante el Señor y los une la
misma vocación, que es la santidad (cf. const.Lumen gentium, 39-42). Ahora nos preguntamos: ¿en qué consiste
esta vocación universal a ser santos? ¿Y cómo podemos realizarla?
SE COMPRENDE, ENTONCES, QUE LA SANTIDAD NO ES UNA PRERROGATIVA SÓLO DE ALGUNOS: LA SANTIDAD ES
UN DON OFRECIDO A TODOS, NINGUNO EXCLUIDO, POR LO CUAL CONSTITUYE EL CARÁCTER DISTINTIVO DE
TODO CRISTIANO

Ante todo debemos tener bien presente que la


santidad no es algo que nos procuramos
nosotros, que obtenemos con nuestras
cualidades y capacidades. La santidad es un
don, es el don que nos da el Señor Jesús,
cuando nos toma para sí y nos reviste de sí
mismo, nos hace como Él.

En la Carta a los Efesios, el apóstol Pablo afirma


que «Cristo amó a su Iglesia: Él se entregó a sí
mismo por ella, para consagrarla» (Ef 5, 25-26).
Aquí está, verdaderamente la santidad es el
rostro más bello de la Iglesia, el rostro más bello: es un redescubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su
vida y de su amor. Se comprende, entonces, que la santidad no es una prerrogativa sólo de algunos: la santidad es
un don ofrecido a todos, ninguno excluido, por lo cual constituye el carácter distintivo de todo cristiano.

LA SANTIDAD ES ALGO MÁS GRANDE, MÁS PROFUNDO QUE NOS DA DIOS. ES MÁS, ESTAMOS LLAMADOS A SER
SANTOS PRECISAMENTE VIVIENDO CON AMOR Y OFRECIENDO EL PROPIO TESTIMONIO CRISTIANO EN LAS
OCUPACIONES DE CADA DÍA

Todo esto nos hace comprender que, para ser santos, no hay que ser forzosamente obispos, sacerdotes o
religiosos: no, todos estamos llamados a ser santos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad
está reservada sólo para quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para
dedicarse exclusivamente a la oración. Pero no es así. Alguno piensa que la santidad es cerrar los ojos y poner cara
de santito. ¡No! No es esto la santidad.

La santidad es algo más grande, más profundo que nos da Dios. Es más, estamos llamados a ser santos
precisamente viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio cristiano en las ocupaciones de cada día. Y cada
uno en las condiciones y en el estado de vida en el que se encuentra. ¿Tú eres consagrado, eres consagrada? Sé
santo viviendo con alegría tu entrega y tu ministerio. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o
de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un bautizado no casado? Sé santo cumpliendo con honradez y
competencia tu trabajo y ofreciendo el tiempo al servicio de los hermanos. «Pero, padre, yo trabajo en una fábrica;
yo trabajo como contable, siempre con los números, y allí no se puede ser santo...». —«Sí, se puede. Allí donde
trabajas, tú puedes ser santo. Dios te da la gracia para llegar a ser santo. Dios se comunica contigo».

«PERO, PADRE, YO TRABAJO EN UNA FÁBRICA; YO TRABAJO COMO CONTABLE, SIEMPRE CON LOS NÚMEROS, Y
ALLÍ NO SE PUEDE SER SANTO...». —«SÍ, SE PUEDE. ALLÍ DONDE TRABAJAS, TÚ PUEDES SER SANTO. DIOS TE DA
LA GRACIA PARA LLEGAR A SER SANTO. DIOS SE COMUNICA CONTIGO»

Siempre, en todo lugar se puede llegar a ser santo, es decir, podemos abrirnos a esta gracia que actúa dentro de
nosotros y nos conduce a la santidad. ¿Eres padre o abuelo? Sé santo enseñando con pasión a los hijos o a los
nietos a conocer y a seguir a Jesús. Es necesaria mucha paciencia para esto, para ser un buen padre, un buen
abuelo, una buena madre, una buena abuela; se necesita mucha paciencia y en esa paciencia está la santidad:
ejercitando la paciencia. ¿Eres catequista, educador o voluntario? Sé santo siendo signo visible del amor de Dios y
de su presencia junto a nosotros. Es esto: cada estado de vida conduce a la santidad, ¡siempre! En tu casa, por la
calle, en el trabajo, en la Iglesia, en ese momento y en tu estado de vida se abrió el camino hacia la santidad. No os
desalentéis al ir por este camino. Es precisamente Dios quien nos da la gracia. Sólo esto pide el Señor: que estemos
en comunión con Él y al servicio de los hermanos.

EN TU CASA, POR LA CALLE, EN EL TRABAJO, EN LA IGLESIA, EN ESE MOMENTO Y EN TU ESTADO DE VIDA SE


ABRIÓ EL CAMINO HACIA LA SANTIDAD. NO OS DESALENTÉIS AL IR POR ESTE CAMINO. ES PRECISAMENTE DIOS
QUIEN NOS DA LA GRACIA. SÓLO ESTO PIDE EL SEÑOR: QUE ESTEMOS EN COMUNIÓN CON ÉL Y AL SERVICIO DE
LOS HERMANOS

A este punto, cada uno de nosotros puede hacer un poco


de examen de conciencia, ahora podemos hacerlo, que
cada uno responda a sí mismo, en silencio: ¿cómo hemos
respondido hasta ahora a la llamada del Señor a la
santidad? ¿Tengo ganas de ser un poco mejor, de ser más
cristiano, más cristiana? Este es el camino de la santidad.

Cuando el Señor nos invita a ser santos, no nos llama a


algo pesado, triste... ¡Todo lo contrario! Es la invitación a
compartir su alegría, a vivir y a entregar con gozo cada
momento de nuestra vida, convirtiéndolo al mismo tiempo
en un don de amor para las personas que están a nuestro
alrededor. Si comprendemos esto, todo cambia y adquiere
un significado nuevo, un significado hermoso, un
significado comenzando por las pequeñas cosas de cada
día.

CUANDO EL SEÑOR NOS INVITA A SER SANTOS, NO NOS LLAMA A ALGO PESADO, TRISTE... ¡TODO LO
CONTRARIO! ES LA INVITACIÓN A COMPARTIR SU ALEGRÍA, A VIVIR Y A ENTREGAR CON GOZO CADA MOMENTO
DE NUESTRA VIDA, CONVIRTIÉNDOLO AL MISMO TIEMPO EN UN DON DE AMOR PARA LAS PERSONAS QUE
ESTÁN A NUESTRO ALREDEDOR

Un ejemplo. Una señora va al mercado a hacer la compra, encuentra a una vecina y comienza a hablar, y luego
vienen las críticas y esta señora dice: «No, no, no yo no hablaré mal de nadie». Este es un paso hacia la santidad, te
ayuda a ser más santo. Luego, en tu casa, tu hijo te pide hablar un poco de sus cosas fantasiosas: «Oh, estoy muy
cansado, he trabajado mucho hoy...» – «Pero tú acomódate y escucha a tu hijo, que lo necesita». Y tú te acomodas,
lo escuchas con paciencia: este es un paso hacia la santidad. Luego termina el día, estamos todos cansados, pero
está la oración. Hagamos la oración: también este es un paso hacia la santidad. Después viene el domingo y vamos
a misa, comulgamos, a veces precedido de una hermosa confesión que nos limpie un poco. Esto es un paso hacia la
santidad. Luego pensamos en la Virgen, tan buena, tan hermosa, y tomamos el rosario y rezamos. Este es un paso
hacia la santidad. Luego voy por la calle, veo a un pobre, a un necesitado, me detengo, hablo con él, le doy algo: es
un paso a la santidad. Son pequeñas cosas, pero muchos pequeños pasos hacia la santidad.

UNA SEÑORA VA AL MERCADO A HACER LA COMPRA, ENCUENTRA A UNA VECINA Y COMIENZA A HABLAR, Y
LUEGO VIENEN LAS CRÍTICAS Y ESTA SEÑORA DICE: «NO, NO, NO YO NO HABLARÉ MAL DE NADIE». ESTE ES UN
PASO HACIA LA SANTIDAD, TE AYUDA A SER MÁS SANTO

Cada paso hacia la santidad nos hará personas mejores, libres del egoísmo y de la cerrazón en sí mismos, y abiertas
a los hermanos y a sus necesidades.

Queridos amigos, en la Primera Carta de san Pedro se nos dirige esta exhortación: «Como buenos administradores
de la multiforme gracia de Dios, poned al servicio de los demás el carisma que cada uno ha recibido. Si uno habla,
que sean sus palabras como palabras de Dios; si uno presta servicio, que lo haga con la fuerza que Dios le concede,
para que Dios sea glorificado en todo, por medio de Jesucristo» (4, 10-11). He aquí la invitación a la santidad.
Acojámosla con alegría, y apoyémonos unos a otros, porque el camino hacia la santidad no se recorre solos, cada
uno por su cuenta, sino que se recorre juntos, en ese único cuerpo que es la Iglesia, amada y santificada por el
Señor Jesucristo. Sigamos adelante con valentía en esta senda de la santidad.

ELABOREMOS NUESTRA EVIDENCIA

REALIZA UN ORGANIZADOR VISUAL

METACOGNICION
¿Para qué me sirve lo aprendido y cómo lo puedo aplicar a mi vida?
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EVALUEMOS NUESTROS APRENDIZAJES

N CRITERIOS DE EVALUACIÓN Lo Estoy en Necesito


° logre proceso mejorar
Construye su identidad como persona humana, amada por Dios, digna, libre y trascendente, comprendiendo la
doctrina de su propia religión, abierto al dialogo con las que le son cercanas
1 expresa con sus propia palabras porque son importante
valorarla vocación universal de la santidad
Asume la experiencia del encuentro personal y comunitario con dios en su proyecto de
vida en coherencia con su creencia religiosa.
3 reconoce la santidad es algo más grande, más profundo que nos
da dios.

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