Vocacion Universal A La Santidad Septiembre
Vocacion Universal A La Santidad Septiembre
Vocacion Universal A La Santidad Septiembre
PROPOSITO: Expresa su espiritualidad y religiosidad viviendo en santidad, que es una vida en justicia a la luz
de la Palabra de Dios, con acciones concretas de amor al prójimo usando adecuadamente su libertad para
construir una sociedad auténticamente humana y elaboran un organizador visual
La vocación universal a la santidad significa que Dios nos ha elegido a todos en Cristo, antes de la creación
del mundo, con una vocación común, que nos impulsa a ser santos.
Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la
perfección de la caridad (LG 40). Todos son llamados a la santidad: ‘Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto’
Para alcanzar esta perfección, los creyentes han de emplear sus fuerzas, según la medida del don de Cristo, para
entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo.
Lo harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen, y siendo obedientes en todo a la
voluntad del Padre. De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra
claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos. (LG 40). Catecismo de la Iglesia, 2013
Dios llama a todos los hombres, católicos y no católicos, cristianos y no cristianos, porque Dios quiere salvar
a todos los hombres.
Y los llama a todos a la santidad en la Iglesia, algo que hace por caminos que sólo Él conoce. Es un
misterio.
En algunos casos da una gracia especialísima (las conversiones, como san Pablo), pero habitualmente se
sirve de medios cotidianos (un rato de oración, una conversación con un amigo, una lectura, etc.)
Dios llama con especial fuerza durante la juventud, en los mismos años en los que los hombres toman las
grandes determinaciones de su vida (orientación profesional, elección de carrera, de estado, etc.)
Dios nos llama una a una, uno a uno, personalmente, por nuestro nombre
Dios no nos llama a granel, sino de un modo personalizado: desea que seamos todos santos –felices en
esta tierra y en el Cielo, unidos a la Cruz de Cristo- recorriendo el camino irrepetible de cada una, de cada
uno .
La vocación, por tanto, es al mismo tiempo comunitaria (todos tenemos vocación) y personal (yo tengo mi
vocación, una vocación singular).
Todos —bautizados o no— somos enviados por Dios. Todos tenemos una misión específica en la tarea de
la Corredención.
Dios propone un plan a cada hombre, pero no se lo impone: la libertad del hombre, al aceptar el plan
divino, se conjuga misteriosamente con la gracia de Dios. De ese modo, el hombre acaba fortaleciendo y
configurando su propia vocación:
2 DE PEDRO 1.10
MATEO 5. 48
Todos son llamados a la santidad: ‘Sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto’
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
LA SANTIDAD ES ALGO MÁS GRANDE, MÁS PROFUNDO QUE NOS DA DIOS. ES MÁS, ESTAMOS LLAMADOS A SER
SANTOS PRECISAMENTE VIVIENDO CON AMOR Y OFRECIENDO EL PROPIO TESTIMONIO CRISTIANO EN LAS
OCUPACIONES DE CADA DÍA
Todo esto nos hace comprender que, para ser santos, no hay que ser forzosamente obispos, sacerdotes o
religiosos: no, todos estamos llamados a ser santos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad
está reservada sólo para quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para
dedicarse exclusivamente a la oración. Pero no es así. Alguno piensa que la santidad es cerrar los ojos y poner cara
de santito. ¡No! No es esto la santidad.
La santidad es algo más grande, más profundo que nos da Dios. Es más, estamos llamados a ser santos
precisamente viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio cristiano en las ocupaciones de cada día. Y cada
uno en las condiciones y en el estado de vida en el que se encuentra. ¿Tú eres consagrado, eres consagrada? Sé
santo viviendo con alegría tu entrega y tu ministerio. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o
de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un bautizado no casado? Sé santo cumpliendo con honradez y
competencia tu trabajo y ofreciendo el tiempo al servicio de los hermanos. «Pero, padre, yo trabajo en una fábrica;
yo trabajo como contable, siempre con los números, y allí no se puede ser santo...». —«Sí, se puede. Allí donde
trabajas, tú puedes ser santo. Dios te da la gracia para llegar a ser santo. Dios se comunica contigo».
«PERO, PADRE, YO TRABAJO EN UNA FÁBRICA; YO TRABAJO COMO CONTABLE, SIEMPRE CON LOS NÚMEROS, Y
ALLÍ NO SE PUEDE SER SANTO...». —«SÍ, SE PUEDE. ALLÍ DONDE TRABAJAS, TÚ PUEDES SER SANTO. DIOS TE DA
LA GRACIA PARA LLEGAR A SER SANTO. DIOS SE COMUNICA CONTIGO»
Siempre, en todo lugar se puede llegar a ser santo, es decir, podemos abrirnos a esta gracia que actúa dentro de
nosotros y nos conduce a la santidad. ¿Eres padre o abuelo? Sé santo enseñando con pasión a los hijos o a los
nietos a conocer y a seguir a Jesús. Es necesaria mucha paciencia para esto, para ser un buen padre, un buen
abuelo, una buena madre, una buena abuela; se necesita mucha paciencia y en esa paciencia está la santidad:
ejercitando la paciencia. ¿Eres catequista, educador o voluntario? Sé santo siendo signo visible del amor de Dios y
de su presencia junto a nosotros. Es esto: cada estado de vida conduce a la santidad, ¡siempre! En tu casa, por la
calle, en el trabajo, en la Iglesia, en ese momento y en tu estado de vida se abrió el camino hacia la santidad. No os
desalentéis al ir por este camino. Es precisamente Dios quien nos da la gracia. Sólo esto pide el Señor: que estemos
en comunión con Él y al servicio de los hermanos.
CUANDO EL SEÑOR NOS INVITA A SER SANTOS, NO NOS LLAMA A ALGO PESADO, TRISTE... ¡TODO LO
CONTRARIO! ES LA INVITACIÓN A COMPARTIR SU ALEGRÍA, A VIVIR Y A ENTREGAR CON GOZO CADA MOMENTO
DE NUESTRA VIDA, CONVIRTIÉNDOLO AL MISMO TIEMPO EN UN DON DE AMOR PARA LAS PERSONAS QUE
ESTÁN A NUESTRO ALREDEDOR
Un ejemplo. Una señora va al mercado a hacer la compra, encuentra a una vecina y comienza a hablar, y luego
vienen las críticas y esta señora dice: «No, no, no yo no hablaré mal de nadie». Este es un paso hacia la santidad, te
ayuda a ser más santo. Luego, en tu casa, tu hijo te pide hablar un poco de sus cosas fantasiosas: «Oh, estoy muy
cansado, he trabajado mucho hoy...» – «Pero tú acomódate y escucha a tu hijo, que lo necesita». Y tú te acomodas,
lo escuchas con paciencia: este es un paso hacia la santidad. Luego termina el día, estamos todos cansados, pero
está la oración. Hagamos la oración: también este es un paso hacia la santidad. Después viene el domingo y vamos
a misa, comulgamos, a veces precedido de una hermosa confesión que nos limpie un poco. Esto es un paso hacia la
santidad. Luego pensamos en la Virgen, tan buena, tan hermosa, y tomamos el rosario y rezamos. Este es un paso
hacia la santidad. Luego voy por la calle, veo a un pobre, a un necesitado, me detengo, hablo con él, le doy algo: es
un paso a la santidad. Son pequeñas cosas, pero muchos pequeños pasos hacia la santidad.
UNA SEÑORA VA AL MERCADO A HACER LA COMPRA, ENCUENTRA A UNA VECINA Y COMIENZA A HABLAR, Y
LUEGO VIENEN LAS CRÍTICAS Y ESTA SEÑORA DICE: «NO, NO, NO YO NO HABLARÉ MAL DE NADIE». ESTE ES UN
PASO HACIA LA SANTIDAD, TE AYUDA A SER MÁS SANTO
Cada paso hacia la santidad nos hará personas mejores, libres del egoísmo y de la cerrazón en sí mismos, y abiertas
a los hermanos y a sus necesidades.
Queridos amigos, en la Primera Carta de san Pedro se nos dirige esta exhortación: «Como buenos administradores
de la multiforme gracia de Dios, poned al servicio de los demás el carisma que cada uno ha recibido. Si uno habla,
que sean sus palabras como palabras de Dios; si uno presta servicio, que lo haga con la fuerza que Dios le concede,
para que Dios sea glorificado en todo, por medio de Jesucristo» (4, 10-11). He aquí la invitación a la santidad.
Acojámosla con alegría, y apoyémonos unos a otros, porque el camino hacia la santidad no se recorre solos, cada
uno por su cuenta, sino que se recorre juntos, en ese único cuerpo que es la Iglesia, amada y santificada por el
Señor Jesucristo. Sigamos adelante con valentía en esta senda de la santidad.
METACOGNICION
¿Para qué me sirve lo aprendido y cómo lo puedo aplicar a mi vida?
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………
EVALUEMOS NUESTROS APRENDIZAJES