Pegan A Un Niño
Pegan A Un Niño
Pegan A Un Niño
Contribución al conocimiento de la
génesis de las perversiones sexuales
La representación-fantasía “Pegan a un niño” es frecuentemente confesada por
sujetos en tratamiento psicoanalítico por histeria o neurosis obsesiva.
Confesar esta fantasía suele ser difícil, con recuerdos inciertos y fuertes
sentimientos de vergüenza y culpa.
Estas fantasías se cultivan a una edad temprana, a menudo antes de los seis años.
Los niños que fueron castigados fueron testigos del castigo físico en la escuela
experimentaron una combinación única de emociones, incluida una cantidad
considerable de repulsión.
No fue posible establecer una relación inversa entre las fantasías de castigo y ser
disciplinado físicamente de niño debido a la unilateralidad de los datos.
Las preguntas sobre el genero del niño castigado no proporcionaron información útil.
Las fantasías de castigo de la primera infancia pueden considerarse una perversión
primaria y podrían fijar y alterar potencialmente la función sexual de una persona.
Comprender las fantasías relacionadas con la violencia o el abuso puede arrojar luz
sobre los orígenes de estas aberraciones.
Freud reconoce la posibilidad de que los recuerdos reprimidos resurjan después del
proceso de ensamblaje de un paciente, lo que indica que ignorar tales impresiones
puede conducir a errores.
Freud afirma que las experiencias de la primera infancia suelen despertar factores
eróticos congénitos, dando lugar a ciertos complejos como las fantasías de recibir
castigo físico.
Freud advierte que las fantasías de castigo físico tienen evoluciones complejas con
múltiples alteraciones en su objeto, contenido y significado, que se revelan a través
del psicoanálisis consistente.
Freud se centra en las fantasías de castigo físico en niñas durante la primera
infancia, que se caracterizan por rasgos vagos e indeterminados como si fueran
indiferentes.
El niño que es golpeado casi nunca es el mismo niño que tiene la fantasía y, a
menudo, es un hermano menor.
Aunque el castigo es sádico, el niño que tiene la fantasía nunca es la persona que
golpea.
Se necesita tiempo para que el adulto desconocido que está castigando al niño sea
identificado como el padre de la niña en cuestión.
En la tercera fase, a menudo hay varios niños presentes y el adulto que castiga
suele ser un sustituto del padre, como un maestro.
Con una frecuencia abrumadora, las fantasías de nalgadas de las niñas involucran a
niños desconocidos.
No está claro por qué estas fantasías sádicas se convierten en un deseo de por vida
para las niñas pequeñas.
También suelen sentir una fuerte aversión hacia sus hermanos, a quienes ven como
competidores por el amor de sus padres.
Ser azotado se convierte en un símbolo de humillación y pérdida de amor, razón por
la cual las niñas disfrutan la fantasía de que su hermano odiado sea azotado como
una forma de reafirmar su propia singularidad a los ojos de sus padres.
En última instancia, estos deseos incestuosos son reprimidos por razones externas
e internas que conducen a una nueva fase de desarrollo donde el niño repite la
represión de su elección de objeto similar a la historia de la humanidad.
El adulto en cuestión aquí tenía un vivido recuerdo de haber usado una versión de
ser azotado por su madre con fines de onanismo, que luego reemplazó con la
representación de compañeros de escuela u otras mujeres que se parecían a su
madre de alguna manera.
El sexo de los niños en las fantasias sexuales revela un complicado proceos que se
da en las niñas cuando se distnacian de su amor incestuoso hacia su padre. Las
niñas pueden romper por completo con su rol femenino, revivir su “complejo de
masculinidad” y solo querer ser niños.
En dos casos de sueños diurnos, los héroes siempre fueron sólo hombres jóvenes,
y las mujeres solo entraron en juego después de muchos años en papeles
secundarios.
Las perversiones ya no se encuentran aisladas en la vida sexual del niño, sino que
se integran en procesos típicos de desarrollo familiar. Están relacionados con el
complejo de Edipo del niño y parten de él antes de convertirse en una secuela
solitaria de él.
Las perversiones a menudo tienen una “primera experiencia” que ocurre después de
que ha expirado el complejo de Edipo.
Las perversiones se consideran cicatrices del complejo de Edipo y solo son posibles
después de que este ha terminado.
El complejo de inferioridad es el resultado de este proceso.
La primera y tercera fantasía de azotes en las niñas involucran a los niños siendo
azotados, mientras que la segunda involucra ser azotados por una figura paterna.
Las niñas que tienen esta fantasía pueden ofenderse fácilmente por las personas
que ven como figuras paternas, lo que lleva a representar la fantasía y lastimarse a
sí mismas.
Aunque es probable que exista una superposición entre las fantasías de azotes de
los niños y las niñas, la investigación sólo ha explorado completamente las últimas.
La comparación entre niños y niñas en materia de masoquismo es defectuosa, ya
que es poco probable que los niños tengan una actitud de sustitutas femeninas en
las que proyectar sus fantasías.
Este apego a la feminidad se extiende más allá del juego de roles y puede ser un
componente fundamental de la identidad del masoquista.
El masoquismo del adulto puede estar ligado al acto de castigo en la fantasia infantil
de ser golpeado, particularmente en el sexo femenino.
La primera teoría de la represión sugiere que la lucha entre los caracteres sexuales
provoca la represión de sexo popuesto en el inconsciente. Esta teoría se basa en
factores biológicos como los genitales de un individuo.