Nuevos Aportes A La Teoria Del Coser

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Amorrortu
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TEXTOS SOBRE SOCIOLOGÍA

SOCIÓLOGOS DESTACADOS NACIDOS EN EL SIGLO XX

FICHA DEL TEXTO

Número de identificación del texto en clasificación sociología: 1898


Número del texto en clasificación por autores: 43174
Título del libro: Nuevos aportes a la teoría del conflicto social
Título original: Continuities in the Study of Social Conflict
Autor: Lewis Coser
Traductor (es): María Rosa Viganó
Editor: Amorrortu editores S. C. A.
Registro de Propiedad: Dominio público
Ciudad y país: Buenos Aires – Argentina
Número total de páginas: 10
Fuente: https://www.scribd.com/doc/155938490/Coser-Lewis-Nuevos-Aportes-a-La-Teoria-Del-
Conflicto-Social
Temática: Libros y artículos que comentan sobre Ralf Gustav Dahrendorf, sus obras u
otras relacionadas con el tema que trata
Nuevos aportes
a la teoría del
conflicto social
Lewis Coser

Amorrortu editores
Buenos Aires
Director de la biblioteca de sociología, Luis A. Rigal
Continuities in the Study 01 Social Conilict, Lewis A. Coser,
1967.
Traducción, María Rosa Vigan6.
Unica edición autorizada por el autor y debidamente pro-
tegida en todos los países. Queda hecho el dep6sito que
previene la ley nO? 11.723. © Todos los derechos reservados
por Amorrortu editores S. C. A.
La reproducción total o parcial de este libro en forma idén-
tica o modificada, escrita a máquina, por el sistema multi-
graph, mimeógrafo, impreso, etc., no autorizada por los
editores, viola derechos reservados. Cualquier utilizaci6n
debe ser previamente solicitada. ;.,;¡'
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Introducci6n

1
Hace ya más de diez años, al publicarse mi libro anterior, 1
expresé la esperanza de que contribuyese a reavivar el es-
tudio del conflicto social, al que entonces no se prestaba
suficiente atención, y en especial el estudio de sus funciones,
como algo diferenciado netamente de sus disfunciones. Mi
ensayo intentó codificar y consolidar los esquemas concep-
tuales pertinentes a los datos sobre el conflicto social, e írn-
pulsar la formulación de futuras investigaciones, a partir de
las contribuciones del pasado. Dado que en ese momento
10 que interesaba eran los modelos de equilibrio y la armo-
nía de la estructura social, quise compensar el análisis con-
centrando la atención en tipos conflictivos de interacción, al
tiempo que subrayaba las funciones definidas del conflicto
social en los grupos y en las relaciones interpersonales.
Es muy grato poder reconocer que en el ínterin otros so-
ciólogos realizaron aportes significativos al examen de este
tema, y en general lo enfocaron desde mi punto de vista.
Este no es lugar para hacer una lista detallada de tales
trabajos, pero creo que es mi deber mencionar, por lo me-
nos, algunos de los que más impulsaron el desarrollo de las
teorías del conflicto social.
En la primavera de 1965, mientras daba los últimos toques
a mi libro, el profesor Max Gluckman, de la Universidad
de Manchester, pronunció una serie de seis conferencias,2
publicadas al poco tiempo bajo el título de Custom and
Conilict in Airica." Cuando las leí, mi trabajo estaba aún
en prensa, por lo que me llamó mucho la atención la
sorprendente similitud de nuestros respectivos enfoques; en
1 Lewis A. Coser, The Functions of Social Conilict, Nueva York,
TIte Free Press, 1954. (Las funciones del conjlicto social, México,
Fondo de Cultura Económica, 1961.)
2 En el Tercer Programa de la British Broadcasting Corporation.
3 Max Gluckman, Custom and Conflicl in Africa, Nueva York, The
Free Press, 1956.

9
basa en obras teóricas anteriores, abre una cantidad de rumo
especial me satisfizo advertir que un científico social traba- bos nuevos. Aquí solo mencionaré uno de ellos, la impor-
jando en su mayor parte con materiales antropológicos afri- tante distinción entre dos dimensiones del conflicto social: la
canos, hubiera arribado a conclusiones teóricas muy semejan. intensidad y la violencia. <La intensidad se refiere al gasto
tes a las mías. Gluckman tom6 su propio y extenso trabajo de energía y al grado de inclusión de las partes en conflic-
de campo como punto de partida pero también se bas6 en to. .• Por el contrario ... la violencia del conflicto se re-
los estudios de algunos destacados antropólogos británicos, fiere a sus manifestaciones más que a sus causas; la cuestión
como E. E. Evans-Pritchard, Elizabeth Colson, Meyer Fortes reside en las armas que se elijan ... lO 8 Dahrendorf recalca
e 1. Schapera. La tesis central del libro se refiere cal modo que ambas pueden variar independientemente y son por lo
en que los hombres disputan entre sí en términos de algunas tanto aspectos distintos en cualquier situación de conflicto.
de sus lealtades consuetudinarias, pero reprimen el uso de Expone situaciones específicas en las cuales la intensidad, la
la violencia debido a otras lealtades conflictivas que también violencia o ambas a la vez son atenuadas o acrecentadas; por
les son impuestas por la costumbre. El resultado es que los
conflictos en un coniunto de relaciones ... llevan al resta-
. ejemplo, los grupos organizados en conflicto tienden a recu-
rrir en menor proporción a medios violentos de combate que
blecimiento de la cohesión social lo .4 los carentes de organización. Sin duda estas y otras valiosas
A continuación se ejemplificaba esta visión global mediante distinciones analíticas deben ser incorporadas a cualquier co-
una serie de brillantes análisis de los sistemas políticos afri- dificaci6n fu tura de una teoría general del conflicto social.
canos, de las lealtades conflictivas de parentesco, de la bru- Luego de publicada la versión alemana de Las clases socia-
jería y de la representación ritual de las tensiones societales. les y su conflicto, Dahrendorf siguió interesándose en el
Gluckman continuó elaborando este enfoque en obras pos- tema; publicó una serie de ensayos, entre los cuales se des-
teriores, entre las que se destaca especialmente Politics, Law tacan «Out of Utopia: Toward a Reorientation of Sociolo-
and Ritual in Tribal Society; 11 aquí maneja con suma sensi- gical Analysis> 9 y <Toward a Theory of Social Conflict>. 10
bilidad la eterna discusión respecto del peso relativo del Junto con otros artículos pertinentes, fueron recopilados más
cambio y del equilibrio sociales. Rehúsa considerar estos tér- tarde en su libro Sociedad y libertad. 11 Pienso que su lectura
minos como si fueran polos opuestos, y sostiene en cambio puede ser provechosa para todo aquel que se ocupe del
que casi como vemos equilibrio en los sistemas sociales . examen del conflicto social, aunque temo que la postura
también encontramos perturbaciones y cambio constantes . polémica de Dahrendorf respecto de la teoría parsoniana y de
Las perturbaciones y el cambio de las partes son inherentes lo que él considera teoría funcional, lo ha llevado a menudo
a estos sistemas lt •8 a formulaciones que difícilmente resistan bien el análisis.
Entre las contribuciones específicamente sociológicas a la En particular, si se comparan las primeras obras de Dahren-
teoría del conflicto social, la obra del sociólogo alemán Ralf dorf con las últimas, se observa un cambio en la posición re-
Dahrendorf parece ser la más fértil e importante. Su prin- lativa que en ellas ocupa la teoría del conflicto. En su primer
cipal aporte es Soziale Klassen und Klassenkonflikt in der libro sostiene que carecemos de una teoría sociológica apta
industriellen Gesellscbajt, publicada en 1957 y cuya versi6n para integrar exitosamente las concepciones relativas al con-
al inglés, revisada y ampliada, es Class and Class Conilict flicto social y el consenso social, y en consecuencia, los
in Industrial Society. T La segunda parte, <Toward a Socio- sociólogos deben trabajar, al menos por ahora, con teorías
logical Theory of Conflict in Industrial Society>, aunque se separadas sobre la integración y el conflicto. Más tarde, sin
4 Ibid., pág. 2. 8 tus; pigs.211.212.
5 Max Gluckman, Politics, Law and Ritual in Tribal Society, Chica· 9 American [ournal o/ Sociology, LXIV, 2, 19.58. pigs.115·127.
80, AJdine Company, 1965. 10 Tbe Journal o/ Conilict Resolution, n, 2, 1958.
6 Ibid., pág. 280. 11 Ralf Dahrendorf, Gesellscha/t und Freibeit, Munich, R. Piper
7 Ralf Dahrendorf, Class and Class Con/tict in Industrial Society, and Co., 1961. (Sociedad 'Y libertad: hllCÚl un análisis sociol6gico de
Stanford, Calif., Stanford University Press, 1959. (Las clases sociales Z. «tuaJidad, Madrid, Tecnos, 1966.)
y su conflicto de la sociedad industrial, Madrid, Rialp.)

11
10
embargo, dice que <toda la vida social es conflicto, porque marxista ofrecen criterios unilaterales de la sociedad, pero
es cambio". 12 Esto huele a un imperialismo panconflictivo; complementarios y conciliables. Considera su esfuerzo como
parece una tentativa equivocada, que descuida el análisis de el prolegómeno a una teoría de la sociedad <que logre ba-
las estructuras relativamente perdurables bajo el pretexto lancear adecuadamente la estabilidad y las diversas fuentes
de que <todo es cambio". Nos recuerda la fría réplica neo- de cambio endógeno y exógeno, el consenso y el conflicto, el
kantiana de Heinrich Rickert a la filosofía vitalista de Georg equilibrio y el desequilibrio>
Simmel: <El movimiento es un concepto relacional y pre- Johan Galtung, de la Universidad de Oslo, con quien tuve
supone algo inmóvil en relación con lo cual algo se está el privilegio de trabajar durante los seis meses que pasé en
moviendo." 13 Considerar toda la vida social como cambio, Noruega en 1961, se ocupó durante varios años de una serie
sin prestar atención a su origen y a su resultado, podría de problemas de la sociología del conflicto. La mayoría de
llegar a ser un obstáculo no solo para el análisis de las sus artículos más recientes fueron publicados en The Journal
estructuras sociales sino también para el ulterior desarrollo of Peace Researcb (Oslo ), que él edita. Entre ellos se des-
de la teoría del conflicto. Asimismo, resulta poco prove-
,. taca especialmente cA Structural Theory of Aggression",llI
choso, y lo demostraré más adelante, sostener --como lo en el que expone la tesis de que hay mayores probabilidades
hace Dahrendorf en sus últimos trabajos- que el funda- de agresión entre individuos, grupos o naciones cuando sus
mento de todo orden social reside en la coerci6n antes que respectivas posiciones sociales sufren de un <desequílibrío
en el consenso. de rango", es decir, cuando los individuos o grupos tienen
Dahrendorf ha criticado mi trabajo alegando que se centra rangos desiguales en diferentes dimensiones de status, de
exclusivamente en las funciones integrativas del conflicto modo tal que están muy arriba en una de ellas y muy abajo
social y desatiende aquellos tipos de conflicto que producen en otra. Aplica esta conceptualización a numerosas áreas, que
rupturas en los sistemas sociales y llevan a un cambio social abarcan desde las relaciones entre naciones hasta las revolu-
fundamental. Creo que esta crítica es apenas justificable, ciones y la conducta desviada. El artículo es sumamente inte-
como se verá en varios estudios incluidos en este volumen. resante y merece mayor difusi6n entre los sociólogos norte-
De cualquier modo, causa gracia señalar que, refiriéndose a americanos.
esto, un sociólogo británico, john Rex, en Problemas fun- Un ensayo que exige menci6n especial es el de Raymond W.
damentales de la teoría sociológica, 14. critica tanto a Dah- Mack y Richard C. Snyder, <The Analysis of Social Con-
rendorf como a Gluckman y a mí por descuidar o no dar flict-Toward an Over-view and Synthesis".n Creo que es
suficiente relevancia a los conflictos disruptivos en gran es- la mejor codificación de los trabajos te6ricos y empíricos
cala. En la parte 11 de esta Introducción haremos un análisis existentes en el campo del conflicto social. Pese a lo mucho
más amplio de estos importantes temas. que se ha escrito desde que fuera publicado, continúa siendo
Pierre van der Berghe, en cDialectic and Functionallsm: indispensable para todo el que se interese en esta área de
Toward a Theoretical Synthesis..15 señala inteligentemente indagación.
cómo podrían superarse las oposiciones estériles al estilo de No hablaré aquí sobre la variedad de estudios que intentan
conflicto y estabilidad, equilibrio y desequilibrio. Sostiene formular una teoría del conflicto mediante la teoría de los
que tanto el funcionalismo como la dialéctica hegeliano- juegos u otros modelos matemáticos. Me result6 provechosa
la lectura de libros tales como Conilict and Dejense.i" de
12 tus; pág. 235.
16 Tbe Journal 01 Peace Researcb, 1, 2, 1964, págs. 95·115. Consdl-
13 Citado en Lewis A. Coser, ed., Georg Simmel, Englewood Qiffs,
N. J., Prentice-Hall Inc., 1965, pág. 23. tese también Johan Galtung, «Rank and Social Integration», en
14 John Rex, Key Problems 01 Sociological Theory, Londres, Rout- Joseph Berger y otros, comp., Sociological Tbeories in Progress, Bos-
ledge and Kegan Paul, 1961. (Problemas lundamentales de la learla ton, Houghton Mifflin Co., 1966.
socio16gic~, Buenos Aires, Amorrortu, 1968.) 17 Tbe Journal 01 Con/lict Resolution, 1, 2, junio de 1957, págs.
15 Amertcan Sociological Reoieto, XXVIII, 5, octubre de 1963, págs. 212·248.
695-705. 18 Kenneth Boulding, Conjlict and Delense, Nueva York, Harper and
Row, 1962.

12 13
Kenneth Boulding, The Strate?,y 01 Conflict,19 de Thomas en la teoría del conflicto.P Asimismo, los estudiosos de
Schelling, y Figbt, Games and Debates 20 de Anatol Rapo- las relaciones raciales sintieron, por razones bastante obvias,
port, algunos de los cuales se citan en las páginas que la necesidad de prestar más atenci6n a esa teoría. 2 4 Pero
siguen; pero aún no estoy convencido de que tales enfoques su verificación empírica por medio de investigaciones soste-
sean particularmente fructíferos para el desarrollo de una nidas me parece algo descuidada.
teoría sociolágica del conflicto social.
Raymond Mack sostuvo hace poco que <Coser corre el riesgo
de que se otorgue a su libro Las funciones del conflicto social
esa forma peculiar de deferencia académica que consiste en II
que una obra sea citada por todos pero nadie le preste
atenciónv.F' Mack deploraba especialmente la falta de tra- Antes de proseguir con el comentario de los ensayos que
bajo empírico en torno a la teoría del conflicto, pero su constituyen la parte principal de este libro, me gustaría
crítica me parece demasiado severa. Desde la publicación de volver a tratar una cuesti6n general ya esbozada en la breve
mi libro se han producido significativos avances teóricos y reseña de literatura corriente de la secci6n anterior. Ultima-
empíricos. Por ejemplo, Community Conflict,22 un estudio mente, numerosos escritores tendieron a desarrollar una tesis
sin mayores pretensiones escrito por James Coleman, cons- que implica la necesidad de reconstruir la teoría sociológica,
tituye en verdad un valioso intento, pues somete un conjunto reemplazando en ella la teoría del consenso, considerada
de proposiciones teóricas generales a la prueba del análisis prevaleciente hoy, por una teoría de la coerci6n o el
empírico. Trabajando con diversas comunidades, Coleman conflicto.i" Según lo expresa uno de ellos, chaciendo bao
investigó una serie de conflictos entablados en torno a la lance, la coerci6n, el conflicto y el cambio parecen ser real-
fluorizaci6n de las aguas, a fin de «descubrir los procesos mente atributos societales más básicos que el consenso y el
subyacentes a las controversias comunitarias». Su análisis equílíbrios.f" Temo que tal enfoque sea profundamente en-
contribuye en grado significativo a la mejor comprensi6n de gañoso, pues no creo que se pueda demostrar que los factores
las condiciones bajo las cuales es posible que tales contro- conducentes al conflicto societal sean elementos más «fun-
versias, suscitadas en un primer momento por temas lirní- damentales» de los procesos hist6ricos y sociales que los que
tados y periféricos, se transformen poco a poco en conflictos crean una armonía subyacente, ni tampoco lo contrario, o
fundamentales, que amenacen las bases del consenso comu- sea que los hechos y la conducta que contribuyen a tal armo-
nitario. nía sean los elementos más sesenciales> de la vida social. En
Pero si bien creo que algo se ha progresado, no dejo de realidad, el modo mismo de formular el problema me parece
compartir hasta cierto punto la decepci6n de Raymond Mack mis metafísico que científico. Uno podría pensar que los so-
cuando advierto que ni mi trabajo ni el de los otros soció-
lagos citados llevaron aún a iniciar más estudios empíricos. 23 Véase, por ejemplo, Robert F. Murphy, «Intergroup Hostility and
La investigación de pequeños grupos cuenta con algunas ten- Social Cohesion~, en American Antbropologist, 59, 6, diciembre de
tativas en este sentido, y hay algunos trabajos antropológicos 1957, págs. 1018·1033, Y Chandra Jayawardena, Conilict and Solida-
que se guiaron específicamente por hipótesis desarrolladas riJy in a Guianese Plantation, Londres, The Athlone Press, 1963.
24 Consúltese, por ejemplo, Lewis KiUian and Charles Grigg, Racial
Crisis in America, Englewood Cliffs, N. ]., Prentíce-Hall Inc., 1964,
19 Thomas Schelling, Tbe Strategy of Conflict, Cambridge, Harvard 'Joseph S. Hines, «The Functions of Racial Conflíct», en Social
University Press, 1960. Ptircrs, 45, 1, septiembre de 1966, págs. 1-10.
20 Anatol Rapoport, Fights, Games, and Debates, Ann Arbor, The 2.Sof V6Ise especialmente John Horton, «Order and Conflict Theories
University of Michigan Press, 1960. Social Problems as Competing Ideologies», y Bert N. Adama,
21 Raymond W. Mack, «The Components of Social Conflíct», en «Coercion and Consensus Theories: Some Unresolved Issues», en
Social Problems, XXII, 4, primavera de 1965, págs. 388·397. Aimican Journal of SocioloiJ', LXXI, 6, mayo de 1966, págs. 701-713
22 James Coleman, Community Conftict, Nueva York, The Free r 714-717.
Press, 1957. 26 uu; pág. 717.

14 u
ciólogos abandonaron hace ya bastante tiempo esa búsqueda hJIer, examinar las peculiares fuerzas conflictivas que llevan
ilusoria de la esencia <real», «básica" y «fundamental.. de lo • su establecimiento. A la inversa, debemos estar atentos al
social, así como de las causas primeras y últimas, en favor de hecho de que dondequiera que haya conflicto o disrupci6n
la tarea más mundana (pero también más gratificadora) también habrá fuerzas sociales que presionan hacia la im-
de establecer uniformidades y explicar el funcionamiento de plantación de algún nuevo tipo de equilibrio.
estructuras y procesos sociales. Estoy en un todo de acuerdo En las páginas siguientes se hace referencia, a veces, a los
con Robin Williams, quien hace poco refutó enérgicamente defectos analíticos que presentan ciertos modelos de armonía
tales opiniones, expresando que «las sociedades reales se o consenso, predominantes hoy en las ciencias sociales. En-
mantienen unidas por el consenso, la interdependencia, la tiéndase claramente que con tales críticas no pretendemos
sociabilidad y la coerción . . . La verdadera tarea consiste en afirmar que habría que invalidarlos y suplantarlos por mode-
demostrar cómo es posible predecir y explicar las estructuras los de conflicto. Deseo prevenir a los estudiosos sobre la
y los procesos sociales reales, teniendo en cuenta que operan unilateralidad de tales modelos, no sobre su inconveniencia.
de esta manera_.27 Como sostengo en el ensayo referente a Karl Marx, «concen-
Cuando nos referimos a la teoría del conflicto o a la teoría trsrse en una serie de variables, aunque pueda ser muy va-
de la integración, no las consideramos ---o no deberíamos lioso y genere nuevos insigbts, siempre entraña el peligro de
hacerlo---, como sistemas explicativos antagónicos, al estilo descuidar, consciente o inconscientemente, la importancia de
de la astronomía de Ptolomeo y la de Copérnico. Son teorías otras». Se corre el riesgo de que los teóricos sociales se con-
parciales que sensibilizan a los estudiosos hacia una u otra fundan y tornen su sistema lógicamente cerrado por un
serie de datos, los cuales tendrán relevancia en una expli- sistema empíricamente cerrado.P Parece necesario, por ende,
cación teórica completa. En último análisis, todo debe in- intentar determinar de qué modo el hecho de colocar pre-
cluirse en una sola teoría sociológica, aunque esta última ponderante énfasis en una u otra serie de variables puede
pueda estar integrada por conjuntos de teorías parciales de constituir un obstáculo para la comprensión cabal de la ope-
alcance medio, que se consideran importantes para la acla- ración de un sistema social, aun cuando contribuya a aclarar
ración de alguna dimensión social en particular. La sofisti- alguno de sus aspectos. La teoría del conflicto, tal como yo
cada teoría política abandonó hace tiempo la estéril discusión la entiendo, se propone explicar ciertas variables a las que
respecto de cuál es la «base real.. de gobierno, si el consenso no se ha prestado atención en otras teorizaciones; pero esto no
o la coerción, y la psicología dejó de preguntarse si es significa suplantar el análisis de otros procesos sociales.
natura o nurtura el principal determinante de la persona-
lidad; también la sociología debe madurar lo suficiente como
para dejar de lado esa línea improductiva de investigación.
Una teoría política madura es consciente de que tanto el TII
consenso como la coerción están en la base del orden polí-
tico; una psicología madura es, asimismo, consciente del Los ensayos recopilados en este volumen no respondieron
entrelazamiento indisoluble e intrincado de natura y nurtura originalmente a un plan sistemático, cuyo objetivo fuera
en la determinación de los fenómenos psicológicos. La socio- publicar un libro en el campo del conflicto social. Surgieron
logía daría realmente un paso atrás si, en su etapa actual, de diversas consideraciones teóricas o prácticas, y deriva-
retrocediese a esa primitiva e infecunda dicotomización. En ron de preocupaciones específicas en distintos períodos. Sin
suma, ya es hora de comprender que siempre que nos ocupe- embargo, quiero creer que presentan una cierta unidad de
mos de equilibrios temporarios nos incumbe, en primer perspectiva y concepción, y que este libro puede leerse como
un todo relativamente unificado. Los artículos que ya habían
27 Robin Williams, hijo, «Sorne Further Comments on Chronic
Controversies», en American ]ournal 01 Sociology, LXXI, 6, mayo 28 TaIcott Parsons, Tbe Structure 01 Social Action, Nueva York, The
de 1966, págs. 717-721. Free Press, 1949, pág. 476. (Estructura de la accién social, Madrid,
Guadarrama, 2 vols., 1969.)

16
17
I. Revisión de las funciones
movimiento anticolonialista de las naciones nuevas. El ar-
tículo se refiere especialmente a la tesis enunciada por Fanon
de que es el campesinado mundial más que el proletariado,
quien constituye hoy el mayor potencial revolucionario
de los antiguos territorios coloniales, y analiza el mito de del conflicto social
este escritor sobre las virtudes regenerativas de la violencia.
<El colapso del bloque soviético" trata del actual enfrenta-
miento entre la Unión Soviética y China, e insinúa algunas
razones acerca de la fragmentación del poder comunista mo-
nolítico en varias naciones comunistas policéntricas, en con-
flicto y contendientes entre sí. El capítulo final, «Las disfun-
ciones del secreto militar", analiza el enfrentamiento que hoy
sostienen las superpotencias en la escena internacional, y
plantea ciertos interrogantes sobre el papel que juega el se-
creto militar en el incremento de estos conflictos. Se sugiere
que una de las vías más prometedoras para su reducci6n, así
como para el decrecimiento de las tensiones, está constituida,
tal vez, por una «política de revelaciones" que implique la
eliminación del secreto entre estos poderes.

lil
!

20

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