Martínez 2021
Martínez 2021
Martínez 2021
el binario persa-árabe
y las posibilidades del lenguaje
Por José Darío Martínez Milantchi*
Hispánico, 1990, pp. 159-169; Carmen Espejo Cala, “Borges y los árabes”, Philologica
Hispalensis (Sevilla), núm. 7 (1992), pp. 103-112; Osvaldo Svanascini, “Borges y las
culturas orientales”, Cuadernos Hispanoamericanos (aecid), núm. 505-507 (1992), pp.
347-360; María Caballero Wangüemert, “Borges, Alemania y las culturas orientales (Las
1001 noches)”, en Fernando Magallanes y Juan Antonio Pacheco, eds., Alemania y las
culturas del Oriente Medio, Sevilla, Kronos Universidad, 1997, pp. 135-147.
9
En su prefacio a la traducción del libro de Schwab, Edward Said compara a este
lector voraz con el mismo Borges: “One always has a sense in Schwab, as of course
in Borges, of a sort of library of humanity slowly being discovered, walked into, and
described, but valued less for its ponderous classics than for its surprising eccentrics”,
Raymond Schwab, The Oriental Renaissance: Europe’s rediscovery of India and the
East, 1680-1880, traducido por Gene Patterson-Black y Victor Reinking, prólogo de
Edward Said, Nueva York, Columbia University Press, 1984, p. viii.
10
Taboada, “Los orientales y el nombre” [n. 8], p. 207; id., “Borges y el Oriente
(tanto no sabía)”, en Un orientalismo periférico: nuestra América y el Islam, México,
unam-cialc, 2012.
11
Juan José Hernández Arregui, “La imagen colonizada de la Argentina”, en Juan
Fló, ed., Contra Borges, Buenos Aires, Galerna, 1978, p. 107.
92 Cuadernos Americanos 175 (México, 2021/1), pp. 89-110.
Los dos orientes de Borges: el binario persa-árabe y las posibilidades del lenguaje
del siglo xx, Julia Kushigian postula que esta tradición se basa en un
respeto y una generosidad hacia la diversidad y evita tomar en cuenta
las complejas dinámicas que rigen la interacción entre distintas
tradiciones.12 La lectura que hace Kushigian de Borges peca del
mismo idealismo y se mantiene en ese nivel generalizador tan
problemático, el “Oriente” con mayúsculas, mostrando una falta
de conciencia que confunde la siguiente frase de “El hombre en el
umbral” con una invocación seria de la divinidad: “Mi texto será
fiel: líbreme Alá de la tentación de añadir breves rasgos circuns-
tanciales o de agravar, con interpolaciones de Kipling, el cariz
exótico del relato”.13 De la misma manera, Gihane Amin describe
lo latinoamericano como “la cara más afable del orientalismo”.14
La fascinación de Borges por esta parte del mundo no es única,
ni en Argentina ni en Latinoamérica, y pertenece a una tradición
cuya encarnación más reciente comienza con los modernistas y se
manifiesta a través del siglo xx en autores reconocidos como José
Juan Tablada y Octavio Paz y llega hasta artistas contemporáneos
como Mario Bellatin y Eduardo Lalo, entre muchos otros y otras.15
Es muy posible que las reapropiaciones y reinterpretaciones que
hacen autoras y autores latinoamericanos de estas culturas sean
menos racistas que sus contrapartes europeas y que la literatura
sea un punto de partida para establecer una solidaridad a través
del “Sur subalterno” como lo sugiere Roselia Barragán-Ekhause
en su estudio sobre Borges y Ahmed Ararou, pero no puede darse
por sentado ese resultado, especialmente cuando mucho del con-
tacto cultural entre las dos regiones se ve mediatizado a través de
Europa.16
12
Julia Kushigian, Orientalism in the Hispanic literary tradition: in dialogue with
Borges, Paz, and Sarduy, Albuquerque, nm, University of New Mexico Press, 1991, p. 3.
13
Ibid, p. 35; Jorge Luis Borges, Obras completas, Buenos Aires, Emecé, cuatro
tomos, 1989, tomo 1, p. 612.
14
Gihane Amin, “Latinoamérica: la cara más afable del orientalismo”, en Noureddine
Achiri, Álvaro Baraibar y Felix K.E. Schmelzer, eds., Actas del III Congreso Íbero-afri-
cano de hispanistas, Pamplona, Universidad de Navarra, 2015, p. 87.
15
Para una discusión detallada del orientalismo argentino, véanse los estudios de
Axel Gasquet, Oriente al sur: el orientalismo literario argentino de Esteban Echeverría
a Roberto Arlt, Buenos Aires, Eudeba, 2007; El llamado de Oriente: historia cultural
del orientalismo argentino (1900-1950), Buenos Aires, Eudeba, 2015; y El orientalismo
argentino (1900-1940): de la revista Nosotros al Grupo Sur, College Park, Latin American
Studies Center-University of Maryland, 2008 (Working Paper, núm. 22), pp. 1-24.
16
Roselia Barragán-Ekhause, “Borges, Ararou and the Other: an intercultural study”,
en Ignacio López-Calvo, ed., Peripheral transmodernities: South-to-South intercultural
dialogues between the Luso-Hispanic world and the Orient, Newcastle upon Tyne, Reino
Unido, Cambridge Scholars Publishing, 2012, pp. 282-297.
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22
Lawrence Venuti, The translator’s invisibility: a history of translation, Londres,
Routledge, 2017.
23
Efraín Kristal, Invisible work: Borges and translation, Nashville, tn, Vanderbilt
University Press, 2002, p. xxi.
24
Said, Orientalism [n. 19], p. 79.
25
Borges, Obras completas [n. 13], tomo 3, p. 234.
26
Basseem al-Merayby, “Borges en Bagdad”, en “Estampas de Medio Orien-
te”, La Jornada Semanal, núm. 1173 (27-viii-2017), suplemento de La Jornada (Méx-
ico), p. 5.
27
Esta tendencia a glorificar el pasado clásico y menospreciar lo contemporáneo se
refleja en algunas opiniones políticas de Borges. Bioy Casares recuerda cómo el autor
concibió el conflicto entre Israel y los países árabes como una encarnación de la batalla
milenaria entre civilización y barbarie donde “peronistas y comunistas” eligieron “el lado
malo, el lado siniestro” de los árabes que ya “no son los que construyeron la Alhambra”,
Adolfo Bioy Casares, Borges, Daniel Martino, ed., Barcelona, Destino, 2006, p. 1185. El
elogio explícito a Israel, presentado como Estado heroico y luchador sin ningún contexto
político-histórico, también se encuentra en los poemas “Israel”, “A Israel” e “Israel,
1969”, recopilados en Elogio de la sombra (1969).
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Una excepción interesante a esto serían las lecturas que hace Borges de Miguel
Asín Palacios y Rafael Cansinos-Assens que no podrían incluirse en los parámetros del
estudio de Said y cuyo “orientalismo” también influye a Borges de una manera distinta a
sus colegas ingleses y franceses. En cuanto a lo persa, Borges menciona explícitamente
a Margaret Smith y su monografía The Persian mystics: Attar (1932) en “El acercamiento a
Almotásim” e incluso reseña esta obra en Sur; Jorge Luis Borges en Sur (1931-1980),
Barcelona, Emecé, 1999, pp. 277-279. Seguramente, también consultó el mencionado
Literary history of Persia de Edward G. Browne como propone Balderston, mientras
que Bioy Casares hace referencia a Classical Persian literature (1958) de A.J. Arberry
durante una conversación con el autor, Bioy Casares, Borges [n. 27], p. 467.
29
Si se considera un comentario sobre su versión del Oriente musulmán, el personaje
Emilio Renzi de Ricardo Piglia pudo haber tenido razón cuando dijo que Borges fue
el último escritor decimonónico en la literatura argentina, Ricardo Piglia, Respiración
artificial, Buenos Aires, Pomaire, 1980, p. 175.
30
Hernán G.H. Taboada, “Un orientalismo periférico: viajeros latinoamericanos,
1786-1920”, Estudios de Asia y África (El Colegio de México), vol. 33, núm. 2 (106)
(mayo-agosto de 1998), pp. 285-305, p. 287.
96 Cuadernos Americanos 175 (México, 2021/1), pp. 89-110.
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31
“Hacia 1916 decidí entregarme al estudio de las literaturas orientales”, Borges,
Obras completas [n. 13], tomo 4, p. 396. Para una discusión más amplia de sus muchos
intereses en Asia véase Jorge Luis Borges/Osvaldo Ferrari, En diálogo, México, Siglo
xxi, 2005, pp. 105-109.
32
Bioy Casares, Borges [n. 27], pp. 458 y 467.
33
Borges, Obras completas [n. 13], tomo 3, p. 238.
34
López-Baralt, “Islamic themes” [n. 4], p. 69; Alfonso de Toro y Robin Fiddian
analizan el “Oriente” como metáfora o emblema personal y no referencial, véase
Alfonso de Toro, “La ‘literatura menor’, concepción borgiana del ‘Oriente’ y el juego
con las referencias: algunos problemas de nuevas tendencias en la investigación de la
obra de Borges”, Ibero-Romania (Max Niemeyer Verlag), núm. 53 (2001), pp. 68-110;
Robin Fiddian, “‘El Oriente’ by Jorge Luis Borges: a poetic bouquet and emblem of the
East”, Romanic Review (Columbia University), vol. 98, núm. 2-3 (2007), pp. 189-203;
y “Buenos Aires and Benares: interlocking landscapes in the early poetry of Jorge Luis
Borges”, Bulletin of Spanish Studies (Routledge), vol. 82, núm. 3-4 (2005), pp. 353-362.
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gua, Hazār Afsān (Las mil aventuras o Las mil leyendas).35 Más allá
de esto, aunque pertenecen a familias lingüísticas diferentes, el per-
sa o farsi se clasifica como indoeuropeo y el árabe como semítico,
la conquista musulmana de Irán en el siglo vii tuvo como resultado
que, aunque gramaticalmente ajeno, el persa haya incorporado una
cantidad importante de vocablos o voces árabes. Dicho esto, me
enfoco en el lenguaje, y no en la geografía, como factor diferencial
en estas tradiciones literarias porque ambas tienen una historia
multiétnica, plurinacional y casi imposible de definir usando otro
término.36 Mi acercamiento tiene como primera consecuencia una
especificidad que juega en contra de las generalizaciones que suelen
asociarse con el orientalismo, aunque vale repetir que depende de
un binario inevitablemente reductivo.37 Dentro de este análisis me
enfocaré más que nada en cómo Borges posiciona estas tradiciones
en su obra y cómo funciona el lenguaje en esas representaciones.
“La busca de Averroes” es un ejemplo clave de esta dinámi-
ca. Recopilado en El Aleph (1949), este relato narra el intento de
Averroes, filósofo importantísimo que incorporó el racionalismo
aristotélico al pensamiento islámico, de entender los términos
“tragedia” y “comedia”, claves en su traducción de la Poética. El
narrador explícitamente describe este intento como la historia de
una derrota.38 Averroes está “encerrado en el ámbito del Islam”,
que ya se extiende hasta la ciudad de Córdoba, donde reside el
protagonista, y la distancia cultural que media entre él y Aristóteles
le impide captar qué significan estos términos.39
Dos factores complican el panorama. Primero, además de no
poder entender qué constituye una tragedia y qué una comedia,
Borges hace que Averroes se encuentre frente a frente con cada
uno de estos géneros mientras lucha con su significado: en su
jardín algunos niños juegan cómicamente a parodiar a un muecín
y más tarde, en el cuento, su conocido Abulcásim describe una
representación dramática ante la incredulidad de sus contertulios.
Lo que deberían ser revelaciones para el protagonista se convierten
en pura ironía. El cuento termina con un Borges que reconoce que
35
Para más sobre estos temas, véase la Encyclopedia Iranica, s.v.“Aṭṭār, Farīd-al-
Dīn”, “Khayyam, Omar” y “Hazār Afsān”, disponible en de: <www.iranicaonline.org>.
36
Como los nombres de muchos idiomas, los términos persa y árabe son etnocén-
tricos y pueden borrar la diversidad de las poblaciones que los hablan.
37
Debo mencionar todo lo que queda fuera de este binario, sobre todo India y China,
que también adoptan papeles significativos en la obra de Borges.
38
Borges, Obras completas [n. 13], tomo 1, p. 587.
39
Ibid., p. 588.
98 Cuadernos Americanos 175 (México, 2021/1), pp. 89-110.
Los dos orientes de Borges: el binario persa-árabe y las posibilidades del lenguaje
Sentí, en la última página, que mi narración era un símbolo del hombre que yo
fui, mientras la escribía y que, para redactar esa narración, yo tuve que ser aquel
hombre y que, para ser aquel hombre, yo tuve que redactar esa narración,
y así hasta lo infinito. (En el instante en que yo dejo de creer en él, “Ave-
rroes” desaparece).42
jamás debió ser mancillada por el lenguaje humano”. En otras palabras, se contrapone
la escritura científica con la experiencia mística. La rosa es un símbolo clásico de la
poesía mística persa en particular y podemos ver otro ejemplo del binario bajo estudio
en esta interpretación, Luce López-Baralt, “Borges entre Averroes y Algacel”, Sharq
Al-Andalus. Estudios Mudéjares y Moriscos (Universidad de Alicante), vol. 20 (2011-
2013), pp. 619-642, p. 633.
46
Borges refuerza dicha noción al sugerir que este texto es más importante en la
historia literaria europea que en la árabe y que, posiblemente, los mejores cuentos sean
invenciones del traductor Antoine Galland, véase Bioy Casares, Borges [n. 27], pp. 193
y 828.
47
Para un rastreo exacto de cómo pudo surgir esta idea, su posible base textual y
las invenciones de Borges, véase Evelyn Fishburn, “Readings and re-readings of Night
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58
Borges, Obras completas [n. 13], tomo 2, p. 68. Esta aproximación flexible a la
autoría también existe en el mundo ficticio de Tlön.
59
Ibid., tomo 3, p. 116; Luce López-Baralt, “De cómo Borges se une al canto de
los pájaros de ʿAṭṭār de Nishapur”, Al Irfan (Université Mohammed V de Rabat), núm.
3 (2017), pp. 109-121, p. 113.
60
Borges, Obras completas [n. 13], tomo 3, p. 116.
61
Ibid., tomo 2, p. 371. Dicho esto, las representaciones que hace Borges de lo persa
no siempre son tan específicas. Véase los poemas “Límites” y “Al vino”, donde se usan
los términos genéricos “el persa” y el “sufí” en conjunción con imágenes clásicas como la
rosa y las aves y algunas más exóticas como la cimitarra o el rubí, ibid., tomo 2, pp. 257 y
296. Tampoco son siempre místicas. Véase el cuento “El tintorero enmascarado Hákim
de Merv” donde un profeta persa se asocia con el engaño, la lujuria y la lepra.
62
Bioy Casares, Borges [n. 27], p. 467.
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67
Pishbin, “Borges and Persian literature” [n. 7], pp. 222-223.
68
Aunque parezca un concepto un tanto romántico o místico en este contexto, el
juego entre el buscador y lo buscado también se expresa de maneras más siniestras en
Borges. Véase el clásico cuento “La muerte y la brújula” donde el detective que quiere
prevenir un cuarto asesinato se convierte en la víctima de ese crimen.
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Resumen
Abstract
Analysis of how Jorge Luis Borges (1899-1986) presents Arab and Persian
literary traditions throughout his work. Borges’s relationship to Orientalism
as defined by Edward Said, drawing clear distinctions between Persian and
Arabic references, is examined so as to construct a more detailed panorama of
the writer’s intellectual atlas.