Margarita Rozas - La Cuestión Social y La Intervención Profesional
Margarita Rozas - La Cuestión Social y La Intervención Profesional
Margarita Rozas - La Cuestión Social y La Intervención Profesional
Si bien es cierto que existe la necesidad de repensar los mecanismos de solidaridad que
estén vinculados a los derechos sociales no queda claro, al menos desde la perspectiva del
autor rosanvallon, si las cuestiones referidas a la desocupación, al trabajo, al problema de
las clases medias y a la existencia misma de los excluidos no son expresiones de la
cuestión social que se generan en la relación capital-trabajo. Es cierto que esas relaciones
se han complejizado pero ello no quiere decir que hayan desaparecido.
El campo problemático implica por lo tanto, la lectura del proceso de la sociedad en tanto
lógica invertida en la cual se genera la cuestión social; la misma debe ser resignificada en el
contexto histórico particular. Este proceso de resignificación permite instalar las bases sobre
las cuales se define el campo problemático; a su turno, dicho campo se nutre de las
manifestaciones de la cuestión social expresadas por los sujetos como demandas que
constituyen el punto de partida de la intervención.
Esta demanda siempre fue un componente necesario; con ello no estaríamos diciendo nada
nuevo, pero lo que cambia es el marco de explicación en el que se dan dichas demandas.
Las mismas constituyen apenas una expresión inicial de la complejidad de la cuestión social
generada a partir de la inversión de la lógica en el funcionamiento de la sociedad. Esta
posición teórica tiene como base la comprensión de los términos sobre los cuales se
estructuró la intervención profesional y su relación con los llamados “problemas sociales”.
En tal sentido dicho proceso de comprensión de las demandas como expresión de
necesidades no resueltas es una lógica invertida que genera la cuestión social, marca la
diferencia con la tendencias pragmáticas e instrumentalistas de la intervención.
A su turno la orientación de las decisiones sobre la comprensión y solución de esas
demandas, operacionalizadas desde las instituciones, tiene el sello de su origen, en tanto
inversión de esa lógica producto de dicha cuestión social. Ello se contrapone a la lectura de
las decisiones políticas como inquebrantables y naturalizadas respecto al funcionamiento de
la sociedad e inamovibles respecto a las funciones que se le adjudican a los agentes
profesionales. En tal sentido, nuestra perspectiva teórica sobre la intervención reposiciona
al profesional, en tanto éste debe incorporar una lectura teórica y crítica que le posibilite
resignificar la demanda en el plano analítico, en sus dimensiones no sólo materiales, sino
sobre todo, en la comprensión de la degradación humana a la que se ha sometido la vida de
los sujetos. Esta mirada significa justamente la construcción de una perspectiva autónoma y
emancipatoria de la intervención.
El discurso conservador insiste en considerar que los “problemas sociales” tienen carácter
transitorio y en tal sentido las respuestas son direccionadas de manera puntual y, al mismo
tiempo, las políticas sociales se focalizan y asistencializan en función de “poblaciones
objetivo” vinculadas a la extrema pobreza. En este contexto entra en crisis la base concreta
de institucionalidad de la intervención profesional en el ámbito de las políticas públicas del
estado.
Efectivamente el estado neoliberal genera las bases de debilitamiento de las políticas
sociales alterando las condiciones de la intervención profesional. Dicho de otro modo, frente
a la constatación de la modificación de la base de institucionalización de la intervención se
hace necesaria una ruptura teórica con la anterior modalidad de intervención. Por ello es
preciso partir de otro registro teórico que aporte elementos de análisis para desentrañar la
cuestión social contemporánea, mediado por los procesos histórico-sociales, a fin de poder
definir la particularidad que adquiere en los nuevos contextos específicos. En esta dirección
contribuye el campo problemático como concepto que intenta una ruptura con un tipo de
intervención tradicional.
La particularidad de dicho contexto específico debe ser resignificada de manera permanente
a partir de los datos empíricos que la intervención proporciona en el encuentro con la
realidad. Dichos contenidos recreados permitirán vislumbrar las continuidades,
discontinuidades y rupturas de la trayectoria de los sujetos como expresión del conjunto de
las relaciones sociales y, al mismo tiempo, aportarían al desarrollo de estrategias
pertinentes a dicho proceso.
El trabajo social debe tener en cuenta las siguientes premisas:
1. Ella se constituye a partir de la comprensión histórica y crítica de la cuestión social
contemporánea cuya particularidad es la expresión agravada de sus
manifestaciones que, desde su origen,responden a la relación capital-trabajo
generada en la organización de la sociedad capitalista.
2. La particularidad que adquiere la cuestión social debe ser problematizada y mediada
por las condiciones socio-históricas de cada sociedad.Estas condiciones constituyen
el contexto inmediato que permite reconocer las coordenadas de la cuestión social.
Al mismo tiempo, dichas coordenadas se manifiestan en la vida cotidiana de los
sujetos que son operacionalizadas como demandas y constituyen la expresión más
específica de la relación contradictoria sujeto-necesidad, como producto de la lógica
invertida sobre la que emergió la cuestión social
3. La visión pública que adquirió la cuestión social se fundó sobre el reconocimiento de
las desigualdades sociales existentes a partir de la cual se construyen los
“problemas sociales” vistos de manera estática y clasificatoria teniendo como base la
consideración de su carácter transitorio. Este carácter transitorio es la forma en que
se construyeron y entendieron los términos de la cuestión social, define la
orientación de las decisiones, las reglas de juego y las prioridades en la definición de
la importancia de los problemas sociales que el estado debe enfrentar
4. El vaciamiento del lugar del sujeto como constructor de relaciones sociales lo ha
convertido en un consumidor y, lo que es más grave, sin la mediación del estado,
sometido a la barbarización de su existencia. Por otro lado, se va debilitando el
horizonte emancipatorio y su posibilidad de autonomía al ser sometido a la mera
lucha por su subsistencia. En tal sentido, la ecuación consumidor-demanda es
absolutamente pertinente dentro de los parámetros que establece el neoliberalismo
respecto a las condiciones de reconstitución desigual de estos consumidores al
mercado marca un camino peligroso para el funcionamiento de la sociedad.
5. La comprensión, del campo problemático, en tanto expresión de las manifestaciones
de la cuestión social, establece un conjunto de relaciones entre sujetos, instituciones
y saber profesional. Por ello la definición ético-política y teórica es una dimensión
central que atraviesa el campo problemático. Esta perspectiva implica, al menos,
direccionar la intervención hacia la comprensión de la cuestión social en el lugar de
la instancia pública del Estado y la sociedad, aun cuando sabemos que ello no
significa la resolución definitiva de dicha cuestión social.
6. La perspectiva teórica que desarrollamos para la comprensión de la intervención
profesional, en tanto campo problemático, sienta las bases para entender la
particularidad de la cuestión social como apropiación teórica de la realidad. En tanto
no existe una lógica interna que se formalice en una metodología de intervención o
en implementación de modelos de intervención que puedan ser aplicados, su
efectividad no depende de la adecuada aplicación de dichas metodologías.Por lo
tanto, solamente en la medida que exista una apropiación fiel de la realidad, se
puede establecer procedimientos operativos que faciliten la intervención profesional.
Dicho de otro modo, la preocupación por racionalizar y normativizar la intervención a
través de metodologías formalizadas sin el contexto de explicación al que venimos
haciendo referencia a lo largo de este trabajo, no aportan a la comprensión del
campo problemático. Reconocemos que en los últimos tiempos recobran importancia
los procedimientos formales como indicativos de una lógica a seguir para hacer
eficiente la intervención profesional.
7. Las herramientas operativas de la intervención serán eficientes, y desde luego
pienso que es necesario que lo sean, en tanto constituyan parte una perspectiva
teórica que haga a la comprensión el campo problemático.
Lo que pretende la autora es reconstruir la particularidad de la relación cuestión
social-intervención profesional entendida como campo problemático, no como una mera
descripción sino como un proceso social e histórico imbricado en la trama de las relaciones
sociales en la cual se concretiza la intervención, al mismo tiempo que se legitima en el
marco institucional del estado cuando la cuestión social es instalada como acción pública el
estado.