Sala Constitucional

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SALA CONSTITUCIONAL

Magistrada Ponente: LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO


Expediente N° 10-0133

El 2 de febrero de 2010, el abogado Iván Enrique Harting Villegas,


inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N° 32.397,
actuando en su carácter de apoderado judicial del ciudadano SANTIAGO
BARBERI HERRERA, titular de la cédula de identidad N° 5.622.190,
presentó escrito mediante el cual interpuso solicitud de revisión de la
sentencia dictada el 15 de octubre de 2009, por el Juzgado Superior Primero
Agrario de la Circunscripción Judicial del Distrito Metropolitano y de los
Estados Miranda, Vargas, Guárico y Amazonas, mediante la cual declaró
desistida la apelación ejercida contra la decisión dictada el 25 de junio de
2009, por el Juzgado de Primera Instancia del Tránsito y Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Guárico, que declaró con lugar la querella
interdictal restitutoria ejercida por los ciudadanos Samuel Rodríguez
Rodríguez y Celina de Jesús Gómez, contra los ciudadanos Santiago Barberi,
Víctor Manuel Miranda y Carlos Manuel Prieto.

El 12 de febrero de 2010, se dio cuenta en Sala y se designó ponente a


la Magistrada Luisa Estella Morales Lamuño, quien con tal carácter, suscribe
el presente fallo.

Constituida esta Sala Constitucional el 9 de diciembre de 2010, en virtud


de la incorporación de los Magistrados designados por la Asamblea Nacional
en sesión especial celebrada el 7 del mismo mes y año, publicada en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 39.569 del 8 de
diciembre de 2010.

Constituida esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia


el 8 de mayo de 2013, quedó integrada de la siguiente manera: Magistrada
Gladys María Gutiérrez Alvarado, Presidenta; Magistrado Francisco Antonio
Carrasquero López, Vicepresidente y los Magistrados y Magistradas Luisa
Estella Morales Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de
Merchán, Arcadio de Jesús Delgado Rosales y Juan José Mendoza Jover.
Realizado el estudio individual de las actas que conforman el presente
expediente, esta Sala Constitucional pasa a decidir previas las siguientes
consideraciones.

I
DEL ESCRITO DE REVISIÓN

La representación judicial de la parte actora, expuso lo siguiente:

Que “(…) la sentencia cuya revisión solicitamos expresa que debe


considerarse desistida la apelación interpuesta por mi mandante, debido a
que no compareció a la audiencia de informes prevista en el artículo 244 de
la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, dentro de la tramitación de ese
recurso ordinario por ante la instancia superior (…)”.

Que “(…) la sentencia (…) contiene una decisión evidentemente


inconstitucional y contraria a derecho que pretendió basarse en un criterio
jurisprudencial que la Sala de Casación Social, precisamente por garantizar
los derechos al debido proceso y a la defensa consagrados en nuestra
Constitución, había abandonado en fecha anterior”.

Que “(…) cuando la recurrida aplicó el artículo 19 de la Ley Orgánica


del Tribunal Supremo de Justicia, para así considerar desistida la apelación
con motivo de la incomparecencia del apelante al acto de informes previsto
en el artículo 244 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, erró al
pretender llenar por vía de analogía un espacio ‘vacío’ que según la
jurisprudencia (…) debía contener la sanción a dicha incomparecencia. De
esta forma, la analogía usada sancionó con la declaratoria de desistimiento a
una conducta que para ser considerada como sancionable debió haber sido
tipificada como tal mediante ley expresa, cosa que no es así”.

Que “(…) la jurisprudencia a la que hizo referencia la recurrida se fijó


en el acto de informes previsto en el artículo 188 del procedimiento
contencioso administrativo agrario regulado por la Ley de Tierras y
Desarrollo Agrario, y el caso que nos ocupa fue tramitado por la vía del
juicio ordinario agrario, cuyo acto de informes de la apelación está previsto
en el artículo 244 eiusdem”.
Que “(…) si bien la referida ley agraria prevé actos de informes para
esos procedimientos en sus artículos 188 y 244, no considera ni sanciona en
forma alguna la incomparecencia de las partes a tales actos del proceso, por
lo que constitucionalmente no procede sancionar tal conducta, con su
asimilación al desistimiento, aplicando analógicamente norma alguna, pues
solo sería sancionable si la ley previamente lo hubiese determinado, tal como
lo dispone el numeral 6 del artículo 49 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela”.

Que “(…) al no haber examinado el caso apelado, bajo la excusa de


que había operado un desistimiento tácito, el juez de la recurrida le negó a
mi representado el derecho a ser escuchado, desechando su apelación sin
conocer de la materia de fondo del asunto”.

Que “(…) no sólo le negó el acceso a la justicia al apelante, también le


negó ser oído como consecuencia de haber accedido al órgano judicial”.

Que “[l]a recurrida es nula por haber violado las precitadas normas
constitucionales y por violar el artículo 25 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, pues todo acto dictado en ejercicio del Poder
Público que viole o menoscabe los derechos consagrados en la Constitución y
la ley es nulo”.

Que “(…) la sentencia recurrida quedó definitivamente firme; (…) la


revisión es procedente en virtud de la violación de los derechos
constitucionales contenidos en los artículos 25, 26 y 49 numerales 3 y 6, de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

Que “(…) el dispositivo de la sentencia a revisar obedece a errores en


la interpretación de la Constitución, específicamente de los artículos violados
que mencionamos anteriormente, que deben ser corregidos a los fines de
lograr su uniformidad, la eficacia de la Carta Magna y la seguridad jurídica,
pues los justiciables no deben ser castigados ni sancionados dentro de los
procesos si sus conductas no han sido tipificadas como merecedoras de ello
mediante ley previa y expresa, y por ende no deben los tribunales abstenerse
de decidir las causas alegando para ello la existencia de desistimientos
tácitos que no están previstos ni regulados por las leyes”.
Que “(…) basados en el artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, y en los artículos 25 y 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, solicitamos respetuosamente a esta Sala
Constitucional decrete medida preventiva innominada de suspensión de los
efectos de la sentencia cuya revisión ha sido solicitada (…), por encontrarse
llenos los requisitos (…). El fumus boni iuris: la sentencia impugnada no
analizó los argumentos de hecho y de derecho expuestos por mi mandante
dentro del juicio a los efectos de sentenciar la causa en alzada, limitándose a
desechar la apelación como consecuencia de un supuesto desistimiento tácito
del recurso, por ello, quedó pendiente una decisión sobre la materia de fondo
que pudiese desechar la querella”.

En relación al periculum in mora señaló que “(…) Mientras es


tramitada esta solicitud, la sentencia cuya revisión solicitamos, será
ejecutada por el tribunal de la causa, Juzgado Primero de Primera Instancia
Agraria de la Circunscripción Judicial del Estado Guárico, causándole un
gravamen irreparable por la definitiva a mi mandante para el caso altamente
probable de que sea anulada tras la revisión constitucional que haga esta
Sala. Juramos la urgencia del caso, pues el expediente ha sido remitido por
el Juzgado Superior Agrario a ese Juzgado de Primera
Instancia” (Negrillas de la parte actora).

Que en cuanto al periculum in damni agregó que “(…) los actos de


ejecución de la sentencia comprenden la desposesión de una finca de mi
mandante, hecho que le generaría altos gastos para retirar su ganado,
enseres, bienes, etc, de la misma, sin que pudiese ser indemnizado luego, en
caso de ser anulada la sentencia por revisión constitucional que de ella se
hará. Incluso, los daños también comprenderían los gastos que tendría que
realizar para regresar a la finca”.

Finalmente, la parte solicita que “(…) si fuere el caso, la suspensión de


efectos que pedimos operaría durante la tramitación de la presente solicitud
de revisión constitucional”.

II
DEL FALLO SOMETIDO A REVISIÓN
Mediante sentencia dictada el 15 de octubre de 2009, el Juzgado
Superior Primero Agrario de la Circunscripción Judicial del Distrito
Metropolitano y de los Estados Miranda, Vargas, Guárico y Amazonas,
declaró desistida la apelación ejercida contra la decisión dictada el 25 de junio
de 2009, por el Juzgado de Primera Instancia del Tránsito y Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Guárico, que declaró con lugar la querella
interdictal restitutoria ejercida por los ciudadanos Samuel Rodríguez
Rodríguez y Celina de Jesús Gómez, contra los ciudadanos Santiago Barberi,
Víctor Manuel Miranda y Carlos Manuel Prieto, con fundamento en las
siguientes consideraciones:

“(…) tal y como se desprende de los autos, en fecha 24 de


septiembre del presente año 2009, este Juzgado Superior Primero
Agrario fijó la oportunidad para que se llevara a cabo la audiencia
oral de informes el día jueves 01 de octubre del año en curso; y
llegado el día para la celebración de la referida audiencia, se
constituyó el Tribunal, el cual mediante acta dejó constancia que
ninguna de las partes compareció ni por sí, ni por medio de
apoderado judicial alguno al acto de informes.
… omissis …
La Alzada determina que de la jurisprudencia [Sentencia N°
1.815/2006 de la Sala de Casación Social en Sala Especial
Agraria] se desprende que debe ser evidente el interés real y
verdadero de las partes, en especial la apelante, con la finalidad
que sea encontrada una solución a la litis planteada, de igual
forma y conforme a los principios que rigen el procedimiento
agrario aplicable tanto al procedimiento ordinario agrario, como
al contencioso administrativo agrario, los cuales se reputan como
imprescindibles para la consecución y materialización de una
verdadera justicia social, es por lo que, a la audiencia oral deben
comparecer obligatoriamente las partes intervinientes en la causa,
en especial la parte apelante, ello en virtud de considerar que entre
los principios que destacan el procedimiento agrario se
encuentran, entre otros: El principio de inmediación el cual se
vincula como rector del proceso especial agrario (…), y
el principio de oralidad, que es el que orienta los actos procesales
de la mayoría de las ramas del derecho a su implementación (…).
En este orden de ideas, la referida jurisprudencia también nos
retrotrae al artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia, el cual obliga a la parte apelante a comparecer a la
audiencia oral de informes, so pena de declarar desistida la
acción.
Igualmente, y en atención que de las actas que conforman el
presente expediente no se evidencia de forma alguna que,
la querellada apelante haya fundamentado su apelación tal como
fue expresado (…), ni que, en la presente incidencia la misma
parte, haya promovido prueba alguna para fundamentar su
apelación, lo cual demuestra evidentemente un desinterés en las
resultas que recaiga sobre la apelación formulada. Motivo por el
cual este sentenciador declara desistida la apelación interpuesta
(…).
Por último, visto que el desistimiento de la apelación puede ser
interpuesta por la parte apelante de forma expresa o tácita y dado
que como quedó anteriormente establecido en la presente acción
interdictal se produjo el desistimiento tácito de la apelación, es
forzoso para este sentenciador declarar que no hay condenatoria
en costa dada la naturaleza de presente fallo (…)” (Negrillas y
subrayado del texto original).

III
DE LA COMPETENCIA

Debe esta Sala determinar su competencia para conocer la presente


solicitud de revisión y al respecto observa que conforme lo establece el
numeral 10 del artículo 336 de la Constitución, la Sala Constitucional tiene
atribuida la potestad de “(…) revisar las sentencias definitivamente firmes de
amparo constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas
jurídicas dictadas por los tribunales de la República, en los términos
establecidos por la ley orgánica respectiva (…)”.

Tal potestad de revisión de decisiones definitivamente firmes abarca


fallos que hayan sido dictados tanto por las otras Salas del Tribunal Supremo
de Justicia, conforme al artículo 25, numeral 11 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, como por los demás Tribunales de la República
de acuerdo a lo establecido en el artículo 25, numeral 10 “eiusdem”, pues la
intención final es que la Sala Constitucional ejerza su atribución de máximo
intérprete de la Constitución, según lo que establece el artículo 335 del texto
Fundamental.

Ahora bien, por cuanto, en el caso de autos, se pidió la revisión de un


fallo que emanó del Juzgado Superior Primero Agrario de la Circunscripción
Judicial del Distrito Metropolitano y de los Estados Miranda, Vargas, Guárico
y Amazonas, esta Sala resulta competente para conocer de la misma. Así se
decide.

IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Llegada la oportunidad para decidir, esta Sala observa:

Solicitó la parte actora a esta Sala Constitucional el ejercicio de la


facultad de revisión concedida por el cardinal 10 del artículo 336 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con respecto a la
sentencia dictada el 15 de octubre de 2009, por el Juzgado Superior Primero
Agrario de la Circunscripción Judicial del Distrito Metropolitano y de los
Estados Miranda, Vargas, Guárico y Amazonas, mediante la cual declaró
desistida la apelación ejercida contra la decisión dictada el 25 de junio de
2009, por el Juzgado de Primera Instancia del Tránsito y Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Guárico, que declaró con lugar la querella
interdictal restitutoria ejercida por los ciudadanos Samuel Rodríguez
Rodríguez y Celina de Jesús Gómez, contra los ciudadanos Santiago Barberi,
Víctor Manuel Miranda y Carlos Manuel Prieto.

Así pues, la parte actora solicitó la presente revisión constitucional con


fundamento en que “(…) la sentencia (…) contiene una decisión
evidentemente inconstitucional y contraria a derecho que pretendió basarse
en un criterio jurisprudencial que la Sala de Casación Social, precisamente
por garantizar los derechos al debido proceso y a la defensa consagrados en
nuestra Constitución, había abandonado en fecha anterior”.

Al respecto, la sentencia Nº 93 del 6 de febrero de 2001


(caso: “Corpoturismo”), señaló que la facultad de revisión es “(…) una
potestad estrictamente excepcional, extraordinaria y discrecional (…)”, por
ello “(…) en lo que respecta a la admisibilidad de tales solicitudes de
revisión extraordinaria esta Sala posee una potestad discrecional de admitir
o no admitir el recurso cuando así lo considere”, así “(…) la Sala puede en
cualquier caso desestimar la revisión ‘(…) sin motivación alguna, cuando en
su criterio, constate que la decisión que ha de revisarse, en nada contribuya a
la uniformidad de la interpretación de normas y principios constitucionales’
(…)”.

En este sentido, la discrecionalidad que se le atribuye a la facultad de


revisión constitucional, no debe entenderse como una nueva instancia y, por lo
tanto, la solicitud en cuestión se admitirá sólo a los fines de preservar la
uniformidad de la interpretación de normas y principios constitucionales o
cuando exista una deliberada violación de preceptos de ese rango, así como
cuando se contraríen los criterios vinculantes de la Sala Constitucional del
Máximo Tribunal, lo que será determinado por la Sala en cada caso, siendo
siempre facultativo de esta su procedencia.

En el caso sub iudice, el peticionario persigue la revisión del acto


decisorio del Juzgado Superior Primero Agrario de la Circunscripción Judicial
del Distrito Metropolitana de Caracas y de los Estados Miranda y Vargas, a
que se ha hecho referencia, tomando como argumento principal el “abandono
de criterio” de la Sala de Casación Social en su Sala Especial Agraria, en
cuanto a la comparecencia de la parte apelante en la audiencia oral de
informes.

Con respecto a esta situación jurídica, la Sala de Casación Social en su


Sala Especial Agraria de este Tribunal ha establecido lo siguiente:

En sentencia N° 1815 de fecha 6 de noviembre del año 2006, relativa al


criterio sobre el desistimiento en las apelaciones que conoce este alto
Tribunal, ejercidas en los recursos contenciosos administrativos agrarios, se
estableció lo siguiente:

“En el contexto del procedimiento contencioso administrativo


especial agrario, el artículo 186 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario dispone: La apelación deberá contener las razones de
hecho y de derecho en que se funde.
La norma cuya reproducción antecede, obliga a la parte apelante
a ejercer el recurso en cuestión, explicando cuáles son los
motivos fácticos y jurídicos por los cuales considera que el fallo
apelado debe ser anulado. Ahora bien, (…) el artículo 188 del
mencionado texto normativo señala: Vencido el último de los
términos señalados en el artículo anterior, empezará a computarse
un lapso de diez (10) días hábiles para que tenga lugar la
audiencia oral para los informes. Conforme al artículo
previamente transcrito, esta Sala fija una fecha específica para que
las partes, en especial la apelante, concurra para tenga lugar la
celebración de una audiencia oral en la que se presenten los
respectivos informes relacionados con el recurso en cuestión
(…) .Si bien es cierto que la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario
no estableció la obligatoriedad que tienen las partes, en especial el
apelante, de acudir a dicha audiencia oral, es imprescindible
señalar que la misma debe adquirir tal carácter sustentado en los
principios que rigen el procedimiento agrario; entre los cuales, la
oralidad e inmediación, son básicos para la consecución y
materialización de una verdadera justicia social. Más aún, al
comparecer a la audiencia se demuestra un interés real y
verdadero en la solución de la litis; la no comparecencia de la
parte apelante a la audiencia de informes, impide tanto a los
Magistrados de esta Sala, así como a los justiciables, la
proposición de métodos alternos de resolución de conflictos, que
procuren beneficios para las partes y para el mismo sistema de
administración de justicia. (...) En consecuencia, y conforme a lo
expuesto previamente, se considerará como desistido el recurso de
apelación propuesto, cuando la parte apelante no concurra a la
audiencia oral de informes establecida en el artículo 188 de la Ley
de Tierras y Desarrollo Agrario. Así se establece” (Negrillas de
esta Sala).

De acuerdo al criterio parcialmente expuesto, se observa como la Sala


de Casación Social en su Sala Especial Agraria, plantea el caso de las
apelaciones sin fundamentación jurídica, conjuntamente con la no
comparecencia de la parte a la audiencia oral de informes, teniendo esto como
consecuencia un desinterés en las resultas del juicio, obteniendo la parte un
desistimiento de la apelación.

Posteriormente la Sala de Casación Social en su Sala Especial Agraria,


mediante sentencia N° 1528 de fecha 15 de octubre de 2009, estableció lo
siguiente:

“Ahora bien, es preciso indicar que el referido criterio


jurisprudencial, evidenciado en sentencias N° 2141 del 15 de
diciembre del año 2008, N° 119 y N° 124 del 10 de febrero del
año 2009, entre otras, se ampara en la aplicación de principios
procesales destinados a la consecución de medios alternos de
resolución de conflictos, en procura de una verdadera justicia
social, así como también se sustenta en la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, la cual contiene la normativa
aplicable en este alto Tribunal, por lo que el Juzgado Superior
Primero Agrario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas y de los estados Miranda, Vargas,
Guárico y Amazonas, no debió aplicar tal criterio al tratarse en
presente caso de un procedimiento ordinario agrario. Lo
anteriormente indicado, estriba en las distintas diferencias que
existen entre un procedimiento y otro, principalmente en que la
segunda instancia, en el contencioso administrativo agrario,
compete a esta Sala Especial Agraria de la Sala de Casación
Social de este máximo Tribunal, la cual se erige como un tribunal
colegiado que dirimirá sobre el recurso de apelación que se ha
propuesto en el tribunal de la causa, siendo menester señalarle al
sentenciador que dictó la recurrida, que al estar constituida esta
Sala por varios Magistrados integrantes de la cúspide del poder
judicial venezolano, sería arduo -amén del retraso que puede
causar para decidir otras controversias- reunirlos a todos, antes de
la audiencia oral, para plantearle métodos alternos de resolución
de conflictos, es por ello, la necesidad de que comparezca el
apelante a dicho acto procesal.”

Ahora bien, se observa en el presente caso, el cambio de criterio de la


Sala de Casación Social en su Sala Especial Agraria, específicamente en
cuanto a la comparecencia de la parte apelante a la audiencia oral de informes
en el procedimiento contencioso administrativo agrario.

En este mismo orden de ideas, se observa que la sentencia objeto de la


presente revisión estableció lo siguiente:

“Igualmente, y en atención que de las actas que conforman el


presente expediente no se evidencia de forma alguna que,
la querellada apelante haya fundamentado su apelación tal como
fue expresado (…), ni que, en la presente incidencia la misma
parte, haya promovido prueba alguna para fundamentar su
apelación, aunado a que no compareció a la audiencia de
informes, lo cual demuestra evidentemente un desinterés en las
resultas que recaiga sobre la apelación formulada. Motivo por el
cual este sentenciador declara desistida la apelación
interpuesta”. (Subrayado y negrillas del texto).

Dicho lo anterior, determina esta Sala Constitucional que en el caso sub


iúdice, el entonces Juzgado Superior Primero Agrario de la Circunscripción
Judicial del Distrito Metropolitano y de los Estados Miranda, Vargas, Guárico
y Amazonas, declaró desistida la apelación ejercida contra la sentencia
definitiva dictada el 25 de junio de 2009, por el Juzgado de Primera Instancia
del Tránsito y Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Guárico, que
declaró con lugar la querella interdictal restitutoria (acción posesoria) ejercida
por los ciudadanos Samuel Rodríguez Rodríguez y Celina de Jesús Gómez,
contra los ciudadanos Santiago Barberi, Víctor Manuel Miranda y Carlos
Manuel Prieto, motivado a la no fundamentación de la apelación por parte de
los apelantes, la no promoción de pruebas por parte de éstos y su no
comparecencia a la audiencia oral de informes, por lo que la situación
controvertida tiene como marco jurídico en el procedimiento ordinario
agrario, previsto en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.

Efectivamente, la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, en el Capítulo


referido a los procedimientos contenciosos administrativos agrarios y de las
demandas contra los entes estatales agrarios, dispone en su artículo 175 lo
siguiente:

“La apelación deberá contener las razones de hecho y de derecho en


que se funde”.

Por otra parte, la referida Ley especial, en el marco del procedimiento


ordinario agrario, establece en su artículo 228 en cuanto al régimen aplicable a
las apelaciones lo siguiente:

“La sentencia definitiva es apelable en ambos efectos, dentro de un


lapso de cinco días de despacho, computados a partir del día
siguiente de la publicación del fallo o de las notificación de las
partes si el mismo hubiere sido publicado fuera del lapso
establecido en el artículo anterior.
En el procedimiento oral las sentencias interlocutorias son
inapelables, salvo disposición especial en contrario.”

Observa esta Sala Constitucional, que el legislador no estableció la


exigencia de la fundamentación de la apelación para las causas dirimidas a
través del procedimiento ordinario agrario, como efectivamente lo hiciera para
el contencioso administrativo agrario en el artículo 175 ut-supra citado, sin
embargo en el caso de marras, el solicitante de la revisión, realizó una
apelación de manera genérica o sin fundamento jurídico alguno, es decir, no
expuso las razones de hecho y de derecho que sustentaran la misma, aunado al
hecho cierto que no promovió prueba alguna, y por último tampoco
compareció a la audiencia oral de informes, lo cual, como lo sostuviera
el Juzgado Superior Primero Agrario de la Circunscripción Judicial del
Distrito Metropolitano de Caracas y de los Estados Miranda y Vargas en la
recurrida, demuestra una falta absoluta de interés en las resultas del
procedimiento, por lo que mal podría pretender que por vía de revisión
constitucional, darle continuidad jurídica a una apelación que no fundamentó.

Por lo que en el presente caso, no se dan los supuestos necesarios para


que proceda la revisión solicitada, ya que no se considera que
existan “errores grotescos” de interpretación de normas constitucionales ni
se evidencia que con el mismo se desconozca algún criterio interpretativo de
normas constitucionales, que haya sido asentado por esta Sala Constitucional,
es decir, no puede señalarse que el referido Juzgado incurrió en el presente
caso en una interpretación contraria a algún criterio jurisprudencial
previamente establecido por esta Sala, sino que lo que se aprecia es la
disconformidad del quejoso con la sentencia de autos que le fuera adversa, lo
cual no es suficiente para que proceda el mecanismo extraordinario de la
revisión constitucional.

Como consecuencia de lo anterior, esta Sala Constitucional, decide no


hacer uso de tal potestad, toda vez que tal como se apuntó, no contribuye de
forma alguna a la uniformidad de la interpretación de normas y principios
constitucionales, por lo que, en consecuencia, declara no ha lugar la presente
solicitud de revisión. Así se declara.

No obstante a lo decidido, considera esta Sala Constitucional que sobre


el caso sub iúdice, resulta necesario formular algunas consideraciones de
orden jurisprudencial y doctrinario a los fines de determinar el procedimiento
atinente y aplicable a seguir en el supuesto de la no fundamentación de la
apelación, así como la no asistencia de la parte apelante a la audiencia oral de
informes tanto para el caso del procedimiento ordinario agrario como del
contencioso administrativo agrario, todo en aras de la uniformidad de la
jurisprudencia sobre los criterios a seguir por los tribunales pertenecientes a la
competencia agraria de nuestro país.

Como es sabido, el recurso de apelación está concebido como un


recurso de carácter ordinario, que busca un pronunciamiento de un tribunal de
alzada (juez ad-quem), para que revoque, modifique o anule una determinada
resolución judicial.

En principio, la regla general de las normas procesales ha sido que la


apelación no debe fundamentarse, de manera que la expresión de los agravios
y la sustentación del recurso se pueden realizar por separado ante la instancia
superior que conocerá del mismo.

Sin embargo, muchas de las leyes procesales de la República, como la


Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, el Código
Orgánico Procesal Penal y la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario para el
contencioso administrativo, han establecido la obligatoriedad de la
fundamentación de la apelación de sentencias, pretendiendo del apelante, que
éste delimite los motivos de impugnación que desea formular contra el fallo
recurrido, lo cual delimitará la controversia en la segunda instancia, a los fines
de que el juez ad-quem, en caso de resultar procedente, corrija o enmiende los
vicios o irregularidades que se imputan a la decisión.

Ahora bien, en el caso del procedimiento ordinario agrario, como lo


indicábamos en líneas precedentes, tal exigencia no fue establecida de manera
expresa por el legislador, sin embargo esta Sala Constitucional determina que
la parte que ejerce un recurso de apelación debe fundamentar el mismo en la
oportunidad en que interponga dicho mecanismo de defensa ante el tribunal
que dictó el fallo cuyos efectos se procuran revertir, ya que, como se ha visto
en la práctica, hacerlo de manera verbal ante el juez ad-quem, directamente en
la audiencia oral de informes, pudiera implicar un desequilibrio procesal entre
las partes que han acudido a la sede agraria para dirimir un conflicto con
motivo a las actividades agrarias, al no poder conocer una de estas, previo a la
audiencia oral de informes, cuáles son los argumentos en que la otra
sustentará el recurso ejercido.

Debemos recordar que el artículo 49 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, relativo al derecho a la defensa y al debido
proceso, se constituye como un derecho complejo que encierra dentro de sí un
conjunto de garantías diversas para el justiciable, que resultan aplicables a
todas las actuaciones judiciales y administrativas.
En este orden de ideas, el derecho a la defensa tiene dentro de sus
pilares fundamentales el derecho a que el justiciable pueda acceder a las
pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer su
defensa, por lo que no permitirle conocer oportunamente los motivos de hecho
y de derecho en que se funde la apelación, crearía un desequilibrio procesal en
perjuicio de una de las partes, al no poder conocer esta, con el suficiente
tiempo antes de la celebración de la audiencia oral de informes, cuáles son los
argumentos en que la otra sustentará el recurso ejercido, impidiéndole de esta
manera ejercer adecuadamente el ejercicio pleno de su derecho a la defensa, y
vulnerando los principios consagrados en los artículos 26 y 257 de nuestra
Ley Fundamental, situación que debe ser corregida por esta Sala
Constitucional en su diaria labor tuitiva de la Constitución.

Dicho lo anterior, es importante traer a colación sentencia N° 2283


dictada por esta Sala, en fecha 18 de diciembre de 2007 caso: “Agropecuaria
El Carmen”, donde se realizó una interpretación constitucionalizante en la
casación agrario donde se estableció:

En atención a lo expuesto, si bien el principio procesal -pro


actione- no tiene un igual grado de intensidad en el derecho de los
recursos, existe una obligación constitucional para todos los jueces
de interpretar las normas de la manera más progresiva posible
para poder permitir el acceso a la justicia en todas sus instancias,
en consecuencia, dicho principio interpretativo, el cual resulta
cónsono con el principio de supremacía constitucional –ex artículo
7 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela-,
deben guiar la actividad de los órganos jurisdiccionales
nacionales, ya que si bien es cierto que el relajamiento absoluto de
los presupuestos procesales por la contrariedad con el libre acceso
a los órganos jurisdiccionales podría desembocar en una situación
de anarquía recursiva y en un posterior colapso de los órganos
judiciales, no es menos cierto que éstos deben atender a la
proporcionalidad y razonabilidad de ciertos presupuestos
procesales, ya que algunos de ellos lucen como atentatorios al
derecho a la tutela judicial efectiva. Así pues, los presupuestos
legales de acceso al proceso o a los recursos deben interpretarse
de forma que resulten favorables a la efectividad del derecho
fundamental a la tutela judicial, lo cual se traduce en la búsqueda
de la finalidad del presupuesto legal de acceso por encima del
estricto acatamiento de la mera formalidad procesal. Valorados
los elementos interpretativos y normas que rigen el caso concreto,
esta Sala estima que la Sala Especial Agraria de la Sala de
Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia incurrió en el
fallo objeto de la presente revisión constitucional en una
interpretación inconstitucional, la cual no sólo se da cuando el juez
ordinario aplica una ley inconstitucional y no procede a su
desaplicación, disponiendo de los medios utilizables para ello
mediante la desaplicación de la norma por control difuso de la
constitucionalidad y en respeto y garantía del principio de
supremacía constitucional, sino también cuando su decisión
infringe los derechos garantizados en la Constitución por
cualquier otra causa (desconociéndolos en su totalidad,
haciéndolos nugatorios de su ejercicio o menoscabando el
desarrollo de los mismos, de manera tal en su esencia que queden
desprovistos de toda operatividad), habiendo la referida Sala
incurrido como previamente se ha expresado en el segundo de los
supuestos mencionados (Vid. RUBIO LLORENTE, Francisco;
“¿Divide et obtempera?. Una reflexión desde España sobre el
modelo europeo de convergencia de protección en los Derechos”,
REDC 67/2003, pp. 49-67). En efecto, el juez al momento de
interpretar normas que restrinjan derechos constitucionales debe
ser cauteloso y precavido en su actuar, por cuanto éste debe tratar
de lograr la interpretación más acorde con la norma superior, en
este caso, con la norma constitucional, en aras de resguardar el
principio de supremacía de las normas constitucionales, por lo que
no debe convertirse el juez en un mero subsumidor de hechos en la
norma y menos aun cuando éstas no se encuentran consagradas de
manera expresa, sino que debe el mismo, propender por la validez
y adecuación del derecho en protección de la tutela judicial de los
justiciables. De ello resulta pues, que en orden a lograr la debida
proporcionalidad que debe observarse entre el requisito exigido y
la consecuencia jurídica aplicable, es que los órganos judiciales
deben propender a establecer un criterio restrictivo en el ámbito de
la inadmisibilidad y, en consecuencia, favorable al enjuiciamiento
del fondo del asunto, en aras de proveerle un valor de relevancia al
derecho a la tutela judicial efectiva por parte de los órganos del
Estado. En consecuencia, debió la referida Sala en el caso de
marras, así como en otros, conforme al criterio expuesto por la
mencionada Sala Especial Agraria en fallo Nº 531/2002, no sólo
verificar que ciertamente el Juzgado Superior Primero Agrario de
la Circunscripción Judicial del Distrito Metropolitano de Caracas
y de los Estados Miranda, Vargas, Guárico y Amazonas, se haya
pronunciado sobre el argumento expuesto por la parte demandada
en cuanto a la aplicación del procedimiento ordinario en segunda
instancia para los juicios de ejecución de hipoteca y no el
procedimiento establecido en la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario -Cfr. Sentencia de esta Sala Nº 4.595/2005-, y pasar a
verificar la procedencia del mismo, ya que tal silencio vulneró los
derechos constitucionales a la defensa, al debido proceso y a la
tutela judicial efectiva (Vid. Sentencias de esta Sala Nros.
1.340/2002, 2.036/2002 y 3.711/2005, entre otras); sino considerar
a el fin de conocer el fondo del asunto planteado en las denuncias
contenidas en el recurso de casación, que la disconformidad
relativa a condenatoria en costas entre la decisión del Juzgado de
Primera Instancia Agrario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas y el mencionado Juzgado Superior
Primero Agrario, resultaba suficiente para el conocimiento del
fondo del asunto, todo ello en aras de garantizar el derecho a la
tutela judicial efectiva en los términos antes expuestos. Ahora bien,
la Sala advierte que si bien no puede aplicar retroactivamente el
criterio vinculante contenido en el fallo Nº 2.089/07, en aras de
tutelar los principios de seguridad jurídica y confianza legítima -
atendiendo a la determinación de sus efectos dispuesta en la
referida decisión, la cual estableció que “(…) reinterpreta por
interés constitucional con carácter vinculante el artículo 244 de
la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, a partir del presente fallo,
en cuanto a la eliminación del requisito de disconformidad de los
fallos obtenidos en la instancia para poder ejercer el recurso de
casación (…)” y que “(…) sólo se aplicará este criterio a las
nuevas demandas que se inicien con posterioridad a la
publicación del presente fallo y para las causas que se encuentren
en trámite siempre que el tribunal correspondiente aún no
hubiere emitido pronunciamiento sobre la admisibilidad del
recurso de casación para la fecha de la publicación de la presente
decisión (…)”-,lo cierto es que la referida sentencia viola normas
constitucionales que tienen incidencia en la preservación de las
garantías del debido proceso y del derecho a la defensa, alterando
incluso, la igualdad procesal de las partes al no analizar, criticar
y valorar sus alegatos; o igualmente viola normas donde está
interesado el interés público, especialmente, el de protección del
destinatario o beneficiario del texto legal aplicable...’, la Sala
podría declarar la admisibilidad del recurso de casación
anunciado (…)” y, de esta Sala, en relación a la interrelación entre
el derecho a la tutela judicial efectiva y la constitucionalidad de los
presupuestos procesales -Vid. Sentencia de esta Sala Nº
5.043/2005-. En consecuencia, debe concluir esta Sala que el juez
de casación en el fallo objeto de revisión constitucional obvió el
respeto y garantía del derecho a la tutela judicial efectiva,
consagrado en el artículo 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (…)”. (Cursivas, negrillas y Subrayado
de la Sala).
Así pues, considera esta Sala Constitucional necesario establecer con
carácter constitucionalizante, en aras de salvaguardar el derecho a la defensa y
el debido proceso, previsto en el artículo 49 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, el contenido de los artículos 175, 228 y 229 de la
Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, por lo que deberá entenderse como de
obligatorio cumplimiento la fundamentación de la apelación, como medio de
gravamen de las sentencias interlocutorias y definitivas dictadas en el marco
del procedimiento contencioso administrativo agrario y de las demandas
patrimoniales contra los entes agrarios, así como contra aquellas proferidas en
el marco del procedimiento ordinario agrario, incluyendo las relativas a las
medidas cautelares agrarias establecidas en el artículo 196 eiusdem, debiendo
el juez de la primera instancia, proceder a inadmitirla o negarla, en caso
que ésta se formule de forma genérica, es decir, sin las formalidades técnico-
procesales como lo son la debida exposición de las razones de hecho y
derecho en que se funde.

Otro de los aspectos que resulta importante analizar, es el relativo a la


no comparecencia de la parte apelante a la audiencia oral de informes, por
cuanto la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario en principio no establece
sanción alguna para las partes que no asistan a la misma, en especial el
apelante que ha fundamentado debidamente su apelación, por lo que en
principio pudiese existir un vacío legal ante esta situación jurídica.

En este caso, es necesario traer a colación los principios rectores del


Derecho Procesal Agrario venezolano, entendidos éstos como los principios
generales que rigen los procedimientos en esta materia especial,
específicamente los referidos a la oralidad, inmediación y el carácter social del
proceso agrario, los cuales son de una importancia cardinal para la
consecución y materialización de una verdadera justicia social.

En ese sentido, los procedimientos jurisdiccionales agrarios, no


obstante estar basados en un sistema mixto o semi-oral, necesariamente están
llamados a propiciar el contacto directo con los elementos subjetivos y
objetivos que conforman el proceso, en especial entre el juez y las partes, lo
cual se verifica con la inmediatez en la obtención de las pruebas, y en especial
la celebración de la audiencia oral de informes, como máxima expresión del
proceso oral.
Al respecto, el artículo aludido 229 de la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario, relativo al procedimiento a seguir en segunda instancia, establece
que:

“Oída la apelación, al ser recibidos los autos, el Juzgado Superior


Agrario les dará entrada y fijará un lapso de ocho (8) días de
despacho para promover y evacuar las pruebas permitidas en
segunda instancia. El Juzgado podrá instruir las que crea
conveniente. En la alzada podrán producirse las pruebas de
instrumentos públicos, posiciones juradas y el juramento decisorio.
Precluido el lapso probatorio, se fijará una audiencia oral, la cual
se verificará al tercer día de despacho siguiente a la preclusión del
lapso anterior, en la cual se evacuarán las pruebas y se oirán los
informes de las partes. Verificada esta audiencia, se dictará
sentencia en audiencia oral dentro de los tres días de despacho
siguientes a la preclusión de la misma. El juez o jueza deberá
extender la publicación del fallo en el expediente, dentro de los
diez días continuos siguientes al proferimiento oral de la
sentencia.”

Como se colige de la citada norma especial, la audiencia oral de


informes resulta el acto procesal de mayor importancia con que cuenta la
doble instancia agraria en las causas dirimidas por el procedimiento ordinario
agrario, donde los principios citados de oralidad, inmediación y concentración
se armonizan entre si para permitirle al juez evacuar directamente las pruebas
promovidas y escuchar los informes del apelante que busca enervar los efectos
de la recurrida, para luego proceder a dictar una sentencia sobre la base de las
resultas de un enriquecedor debate oral. Por lo que la no participación activa
en especial de la parte apelante en la referida audiencia oral y pública
desdibuja el sentido que pretendió otorgarle el legislador.

Sobre la obligatoriedad de comparecer a las audiencias, esta Sala


Constitucional, considera necesario traer a colación lo previsto en el Capítulo
V, del Procedimiento de Segunda Instancia de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, artículo 164 que establece:

“En el día y hora señalados por el Tribunal Superior del Trabajo


para la realización de la audiencia, se producirá la vista de la
causa bajo la suprema y personal dirección del Tribunal. En el
supuesto que no compareciere a dicha audiencia la parte apelante,
se declarará desistida la apelación y el expediente será remitido al
Tribunal de Sustanciación, Mediación y Ejecución
correspondiente”.

En este orden de ideas, y tal y como lo indica la normativa de Derecho


laboral supra citada, tenemos, que la no comparecencia de la parte apelante a
la audiencia oral de informes, no obstante haber fundamentado debidamente
su recurso, demuestra un desinterés real y verdadero en la solución de la litis;
impidiendo una correcta valoración de la causa en la justa aplicación de los
principios rectores del derecho agrario venezolano, así como también, le
dificultan al juez plantear la posibilidad de métodos alternos de resolución de
conflictos, que procuren beneficios para las partes, ya que sería irresponsable
de la parte quien ejerce el referido recurso, activar al sistema de
Administración de Justicia para después, demostrar su desinterés en las
resultas de caso y abandonar el proceso.

Conforme a lo anteriormente expuesto, esta Sala Constitucional


determina que se deberá declarar desistido el recurso de apelación, en caso
de no comparecencia de la parte apelante a la audiencia oral de informes, esto,
siempre que previamente haya efectuado una prolijo análisis del asunto que le
haya permitido determinar la no existencia de violaciones al orden público en
la sentencia recurrida, que le imponga el deber del conocimiento oficioso de la
apelación. Conforme a los principios establecidos en el artículo 243 del
Código de Procedimiento Civil. Así se establece.

Ahora bien, a los fines de fijar la aplicación en el tiempo de la


interpretación efectuada en el presente fallo a los artículos 175, 228 y 229 de
la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario y las consecuencias procesales que de
ésta se deriva, esta Sala Constitucional debe ponderar la incidencia respecto a
los juicios existentes y finalizados en aplicación de un criterio de la Sala
Especial Agraria de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de
Justicia.

En tal sentido, los principios constitucionales (justicia formal) enuncian


un conjunto de derechos y garantías, en los cuales el proceso judicial se
caracteriza por su instrumentalidad ya que el fin primordial de éste, es
garantizar que “las decisiones que se dicten a los efectos de resolver las
controversias entre las partes no sólo estén fundadas en el Derecho, en
atención a lo alegado y probado en autos, sino también en criterios de
justicia y razonabilidad que aseguren la tutela efectiva de quien haya
demostrado su legítima pretensión en el asunto a resolver” -Cfr. Sentencia de
esta Sala Nº 692/2005-.

Desde tal perspectiva, deviene en una verdadera obligación del Poder


Judicial la búsqueda de medios para propender a armonizar en el marco de un
debido proceso, los distintos componentes que conforman la sociedad, a los
fines de lograr un justo equilibrio entre los intereses que se debaten en un caso
-artículos 253, 254, 256 y 258 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela-. El medio para lograr esa inevitable armonización de la
sociedad, debe ser el resultado ineludible de una interpretación de la
Constitución que responda a las necesidades de la sociedad en un momento
determinado, tomando en cuenta el impacto y alcance de las decisiones que se
asuman.

Así, no se concibe una efectiva tutela judicial sin la posibilidad del


intérprete de la Constitución, de actuar con pleno conocimiento de la realidad
social y una amplia facultad de elección en materia de hermenéutica jurídica,
ya que la protección efectiva de los derechos fundamentales, no son
únicamente el resultado de una interpretación amplia y liberal de su contenido,
sino la respuesta a las necesidades inmediatas y futuras que plantea la
sociedad en su devenir -Cfr. Sentencia de esta Sala Nº 692/2005.

Ahora bien, al ser la Constitución una estructura normativa


necesariamente coherente y vinculante, ninguna disposición constitucional
debe ser interpretada de forma aislada o con independencia al régimen
jurídico estatutario y general, ya que la abstracción o el aislamiento de una
norma, puede alterar el equilibrio del sistema normativo, desdibujando su
contenido y generando contradicciones con los principios fundamentales del
ordenamiento jurídico -vgr. Igualdad, seguridad jurídica, confianza legítima,
entre otros- y, en consecuencia, en la obtención del bien común general.

En atención a lo expuesto, si bien el principio procesal -pro actione- no


tiene un igual grado de intensidad en el derecho de los recursos, existe una
obligación constitucional para todos los jueces de interpretar las normas de la
manera más progresiva posible para poder permitir el acceso a la justicia en
todas sus instancias, en consecuencia, dicho principio interpretativo, el cual
resulta cónsono con el principio de supremacía constitucional –ex artículo 7
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela-, deben guiar la
actividad de los órganos jurisdiccionales nacionales, ya que si bien es cierto
que el relajamiento absoluto de los presupuestos procesales por la
contrariedad con el libre acceso a los órganos jurisdiccionales podría
desembocar en una situación de anarquía recursiva y en un posterior colapso
de los órganos judiciales, no es menos cierto que éstos deben atender a la
proporcionalidad y razonabilidad de ciertos presupuestos procesales, ya que
algunos de ellos lucen como atentatorios al derecho a la tutela judicial
efectiva.

Así pues, los presupuestos legales de acceso al proceso o a los recursos


deben interpretarse de forma que resulten favorables a la efectividad del
derecho fundamental a la tutela judicial, lo cual se traduce en la búsqueda de
la finalidad del presupuesto legal de acceso por encima del estricto
acatamiento de la mera formalidad procesal.

Por ello, la labor del Poder Judicial consiste fundamentalmente en


mantener abierta la posibilidad de que en el ejercicio de las competencias que
tienen atribuidos los órganos del Poder Público, deben cumplir con sus
objetivos y tomar las decisiones pertinentes en la consecución de los fines del
Estado, y una vez que hayan actuado o decidido, según sea el caso, controlar
conforme a la competencia que la Constitución le atribuye, la correspondencia
de dichas actuaciones con la norma fundamental.

Así, en el marco del Estado Social Democrático de Derecho y Justicia


consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
deben darse decisiones judiciales justas aun cuando desde una perspectiva
estrictamente normativa y formal ello sea imposible, en la medida que en el
marco de la tutela de los derechos fundamentales y conforme al principio de
racionalidad del ordenamiento jurídico, es ineludible la obligación que tiene el
derecho como sistema de normas de ser un instrumento para el bien común.

En este concepto se inserta la Constitución de la República Bolivariana


de Venezuela, por lo que en sus decisiones, esta Sala debe tener en cuenta que
el derecho aplicable “se compone de esencias que se articulan entre sí,
prefiguran la mejor solución para cualquier conflicto, realizan en cada caso
del modo mejor la justicia y el bien y subsisten aun contra la voluntad del
legislador legítimo, el entendimiento de los ciudadanos (…) y hasta las
determinaciones históricas y sociales” -Cfr. JUAN ANTONIO GARCÍA
AMADO. Interpretar, Argumentar, Decidir, en Anuario de Derecho Penal,
monográfico sobre Interpretación y Aplicación de la Ley Penal, Ed. Pontificia
Universidad Católica del Perú y Universidad de Friburgo (Suiza), Perú, 2005.
p. 32-73-.

Así, esta Sala incluso en supuestos en los que la norma plantea una
solución que no se corresponda con la esencia axiológica del régimen
estatutario aplicable, ha considerado que la interpretación contraria a la
disposición normativa será la correcta, en la medida que es la exigida por el
Derecho Constitucional, en su verdadera y más estricta esencia -Vid.
Sentencias de la Sala Nros. 1.488/2006, 2.413/2006, 1.974/2007, 5.379/2007,
700/2008, 49/2009 y 53/2009-.

En resumen, considera esta Sala Constitucional necesario reinterpretar


con carácter constitucionalizante, en aras de salvaguardar el derecho a la
defensa y el debido proceso, establecido en el artículo 49 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, el contenido de los artículos 175,
228 y 229 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, por lo que deberá
entenderse como de obligatorio cumplimiento la fundamentación de la
apelación, como medio de gravamen de las sentencias interlocutorias y
definitivas dictadas en el marco del procedimiento contencioso administrativo
agrario y de las demandas patrimoniales contra los entes agrarios, así como
contra aquellas proferidas en el marco del procedimiento ordinario agrario,
incluyendo las relativas a las medidas cautelares agrarias establecidas en el
artículo 196 eiusdem, debiendo el juez de la primera instancia, proceder a
inadmitirla o negarla, en caso que ésta se formule de forma genérica, es
decir, sin las formalidades técnico-procesales como lo son la debida
exposición de las razones de hecho y derecho en que se funde. De igual
manera, esta Sala Constitucional determina que se deberá declarar desistido
el recurso de apelación propuesto, en caso de no comparecencia de la parte
apelante a la audiencia oral de informes, esto, siempre que previamente haya
efectuado un prolijo análisis del asunto que le haya permitido determinar la no
existencia de violaciones al orden público en la sentencia recurrida, que le
imponga el deber del conocimiento oficioso de la apelación. Y así se
establece.
Finalmente, esta Sala considera inoficioso pronunciarse en cuanto a la
medida cautelar solicitada. Y así se establece.

Sobre la base de las anteriores consideraciones, esta Sala a los fines de


garantizar los principios jurídicos fundamentales como el de igualdad,
confianza legítima y seguridad jurídica que debe procurarse en todo Estado de
Derecho, y dado que como consecuencia de la presente revisión y de la
fijación de un criterio con carácter vinculante establecido en el presente fallo,
se generaría -en caso de establecerse con carácter retroactivo el contenido de
la presente decisión- una grave alteración del conjunto de situaciones,
derechos y expectativas nacidas del régimen en vigor para el momento en que
se produjeron los hechos e incluso un caos procesal en todo el sistema
jurisdiccional agrario, en el presente caso se fija la aplicación en el tiempo de
la interpretación sobre el aspecto y cargas procesales supra señalado en el
presente fallo con carácter ex nunc, resultando aplicables a las apelaciones
formuladas con posterioridad a partir de la publicación de la presente
sentencia, de igual manera, se ordena la publicación en la Gaceta Judicial. Así
se declara.

Finalmente, visto el contenido de este fallo se ordena su publicación en


la Gaceta Judicial y en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela, así como su reseña en la página web de este Tribunal. Así se
decide.

V
DECISIÓN

Por las razones anteriormente expuestas, esta Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República por autoridad de la ley, declara

1.-NO HA LUGAR la solicitud de revisión constitucional interpuesta por el


abogado Iván Enrique Harting Villegas, inscrito en el Instituto de Previsión
Social del Abogado bajo el N° 32.397, actuando en su carácter de apoderado
judicial del ciudadano SANTIAGO BARBERI HERRERA, titular de la
cédula de identidad N° 5.622.190, de la sentencia dictada el 15 de octubre de
2009, por el Juzgado Superior Primero Agrario de la Circunscripción Judicial
del Distrito Metropolitano de Caracas y de los Estados Miranda y Vargas.

2.- En orden a garantizar los principios y derechos contenidos en los


artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, se FIJA CON CARÁCTER VINCULANTE LA
INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONALIZANTE DEL ALCANCE Y
CONTENIDO DE LOS ARTÍCULOS 175, 228 y 229 DE LA LEY DE
TIERRAS Y DESARROLLO AGRARIO.

3.- Se ORDENA la publicación íntegra del presente fallo en la página web de


este Tribunal Supremo de Justicia, así como en la Gaceta Judicial y la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, en cuyo sumario deberá
indicarse lo siguiente: “Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia que fija la interpretación constitucionalizante respecto
a los artículos 175, 228 y 229 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario”.

Publíquese, regístrese y archívese el expediente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 30 días del
mes de mayo de dos mil trece (2013). Años: 203º de la Independencia y 154º
de la Federación.

La Presidenta de la Sala,

GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

El Vicepresidente,
FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ

Los Magistrados,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO


Ponente

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER


El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

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