El Fideicomiso
El Fideicomiso
El Fideicomiso
Jurídicas y criminológicas
Quinto cuatrimestre
A 21 de Julio de 2023
El Fideicomiso
2
Introducción
Hay que entender que un fideicomiso es una forma de titularidad de propiedad que separa
la titularidad efectiva de la titularidad legal, ósea es un acto jurídico de confianza en el que
una persona entrega a otra la titularidad de unos activos, con el objeto de que esta última los
administre o disponga de ellos, en función de ciertos fines, para el beneficio de un tercero.
“La palabra Fideicomiso viene del término latín Fideicommissum, de la unión de las
palabras “Fide” que quiere decir confianza o fe; y, “Commissum” que significa comisión,
lo que se traduce como “un cometido de confianza”.
La Fide en esa época se basaba en ciertas cualidades, tales como amistad, probidad, lealtad,
conciencia intachable y alta moralidad. La fiducia tuvo su origen jurídico en el Derecho
Romano Clásico, mediante acciones asimiladas a las de buena fe (aunque esta actividad se
limitaba a inmuebles, esclavos y los animales de rito y carga); y, también en el Derecho
Germánico y en el Derecho Anglosajón.
En el caso de Panamá, fue en el año 1924 cuando el ilustre jurista Ricardo J. Alfaro,
impresionado por la versatilidad del fideicomiso en el Derecho Anglosajón presenta un
proyecto de Ley sobre el Fideicomiso, que se convierte en la Ley 9 de 6 de enero de 1925;
siendo el primer instrumento jurídico en Lationamérica, dando paso a otros países a sacar
sus propias regulaciones.
3
Para constituir un fideicomiso no existió, en principio, requisito alguno de forma: bastaba la
voluntad del fideicomitente y la aceptación del fiduciario. Si la relación de confianza se
quebraba, el fideicomitente podía revocar el fideicomiso en cualquier momento. Como
inconveniente, si el fiduciario hacía mal uso sobre el patrimonio, resultaba muy difícil a las
partes reclamar. Con la llegada del Imperio, se trató de solventar este último problema
creando una jurisdicción especial de pretores fideicomisarios encargados de velar por el
cumplimiento preciso de la voluntad de los fideicomitentes. Con el tiempo, la figura del
fideicomiso decayó y prácticamente se asimiló a los legados, aunque los fideicomisos
siguieron ajenos al testamento, mientras que el legado debía constar en él.
a) De la aparición de los “uses” hasta principios del Siglo XV.Aun cuando en esta épocano
gozaron de protección legal, si se dictaron algunas leyes para evitar las transmi-siones en
fraude de acreedores (1376) y la transmisión llevada a cabo por el des-pojante (1377).
c) De la Ley de Usos (Siglo XVI) a fines del Siglo XVIII.El “Statute of Uses” de
1535resultante del rechazo de quienes justa o injustamente se sentían lesionados conla
situación, reputó al “cesui que use” en adelante como verdadero dueño sin pri-varlo sin
embargo, de la protección de la “equity”. Con el correr del tiempo sehicieron
sutiles distinciones que sustrajeron parte de los “uses” al control de laley, siendo
reconocidos por el Tribunal de Cancillería y recibiendo el nombre detrust.
4
2. Sistemas contemporáneos.
La aceptación del trustee puede ser expresa o tácita, pero pronunciada tiene efectos
retroactivos y la renuncia que intente debe presentarla ante el tribunal competente o en la
forma prevista en la constitución del negocio. La posición del trustee dista mucho de la
del propietario en el Derecho Civil y aun de la del propietario fiduciario dentro del
negocio que estudiamos, ya que no existe para él en rigor una posibilidad de abusar. No
existe, en efecto, desproporción entre medio y fin pues se trata de un negocio típico, en
donde las obligaciones a cargo del trustee están señaladas por la ley y el beneficiario se
convierte en propietario según la equidad con el conjunto de facultades que tal hecho
implica. Para el jurista latino resulta válida la similitud, según la cual el trustee se presenta
al mismo tiempo como propietario de los bienes para algunos efectos y administrador de los
mismos a favor de un tercero, para los demás11.No se le permite alegar ninguna nulidad
para eludir el cumplimiento de sus obligaciones, pues en tal caso se origina un “resulting
trust” hasta que se lleve a cabo la restitución de los bienes correspondientes. Debe velar
por la conservación de los bienes ordenando las reparaciones y tomando las medidas
que resulten oportunas para evitar su deterioro, manteniéndolos libres de gravámenes,
pagando los impuestos y asegurando los inmuebles. De ser insuficiente el dinero para el
pago de los gastos originados en medidas conservativas puede vender parte de los bienes,
con el fin de sufragarlos o solicitar créditos con la misma finalidad, previa notificación a
los beneficiarios, quienes pueden oponerse mediante el aporte de los dineros necesarios
para el efecto. No sólo está obligado a conservar el patrimonio sino a incrementarlo
y obtenerlas mejores utilidades, pero sin hacer inversiones especulativas ni
arriesgadas por ningún concepto. Es decir, que el incremento debe resultar de la dedicación
y habilidad que ponga en el manejo de los bienes. Puede enajenarlos para remplazarlos por
otros de mayor rendimiento o seguridad, siempre que no se le prohíba, sobre la base de
observar en la forma más celosa las reglas sobre inversión de fondos. Tiene obligación de
llevar una rigurosa cuenta de su gestión para presentar a los beneficiarios y someterla a
su consideración, a la terminación del trust. Si requiere acudir a la vía judicial para
defender la existencia y realización del negocio tiene que seguir el juicio a través de todas
las instancias hasta su terminación. Puede ser una persona natural o jurídica,
posibilidad ésta que lo diferencia del fiduciario, en nuestras legislaciones, en donde de
5
ordinario o al menos en muchas de ellas es una persona jurídica y con más precisión, una
entidad bancaria o especializada, específicamente autorizada para tal efecto.
Por su parte Colombia ha sido un país que influyó notablemente en las legislaciones del
cono sur. Los antecedentes de su legislación se encuentran en 1923, cuando a partir de la
misión Kemmerer, se expidió la Ley 45 que preveía -al igual que muchos otros países
latinoamericanos- las secciones de mandato o fiduciaria.
La reglamentación sustancial del fideicomiso, que se denomina en ese país como “fiducia”,
se halla prevista actualmente en el título XI de su Código de Comercio de 1972.
6
fideicomitente o de un tercero. Si hay transferencia de la propiedad de los bienes estaremos
ante la denominada fiducia mercantil regulada en el artículo 1226 y siguientes del Código
de Comercio, fenómeno que no se presenta en los encargos fiduciarios, también
instrumentados con apoyo a las normas relativas al mandato, en los cuales sólo existe mera
entrega de bienes.”
En cuanto a la República del Perú, a diferencia de los códigos de otros países, no tuvo
referencia alguna en su código civil a la propiedad fiduciaria ni al fideicomiso. Se dice que
desde la vigencia de la Ley General de Instituciones Bancarias, Financieras y Seguros de
1993 (No. 26.702), se recoge por primera vez la figura del fideicomiso. Al igual que en el
Ecuador y otros países, la figura del fideicomiso se utiliza en el Perú para emprender
titularizaciones.
Argentina y su artículo 2662 del Código Civil y otras figuras legales particulares, fueron el
antecedente de la Ley 24.441, del que se funda –según varios autores argentinos- en el trust
anglosajón pero que a nivel de influencia legislativa recoge conceptos de la LGTOC de
México, del Código de Comercio de Colombia, la Ley de Panamá y el Código Civil de
Québec.
7
Entre los antecedentes legislativos que tuvo la Ley 24.441se puede mencionar las leyes
14.965 y 14.501 que permitieron utilizar el fideicomiso para la liquidación de la ex
Corporación de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires, hacia 1958. Así también la Ley
de Entidades Financieras 18.061, modificada por la ley 20.574 preveía la posibilidad de que
los bancos de inversión y las compañías financieras actúen como “fideicomisarias”
(seguramente hubo un error terminológico en la ley). También hubo una referencia al
fideicomiso en la ley 19.950 de Sociedades Comerciales, en donde se confundió la figura
del fideicomiso con una especie de mandato, aplicable en los procesos de emisión de
debentures.
4. El fideicomiso en México
Cada día es más utilizada la figura del fideicomiso para garantizar la educación de los hijos,
respaldar el pago de una deuda o administrar recursos que requieran conocimientos
especializados.
El fideicomiso es, por tanto, un contrato por el cual una persona destina ciertos bienes a un
fin lícito determinado, encomendando la realización de ese fin a una institución fiduciaria.
8
Fideicomitente: Es quien constituye el fideicomiso y a su vez transmite la
propiedad del bien o de los bienes al fiduciario para que cumpla la finalidad
específica del fideicomiso.
Fiduciario: Es la persona encargada por el fideicomitente de realizar el fin del
fideicomiso. Éste se convierte en el titular del patrimonio constituido por los bienes
o derechos destinados a la realización de tal finalidad. Sólo pueden ser fiduciarias
las instituciones expresamente autorizadas para ello conforme a la Ley General de
Instituciones de Crédito.
Fideicomisario o beneficiario: Es aquel en cuyo favor se ejerce la administración
de los bienes fideicomitidos. Se puede designar a más de un beneficiario y
beneficiarios sustitutos. Si el beneficiario no llegara a existir, no acepta, o renuncia,
el beneficiario será el fideicomisario y en defecto de éste será el fiduciante. Es quien
recibe los bienes fideicomitidos una vez extinguido el fideicomiso por
cumplimiento del plazo o la condición.
El fideicomiso es el negocio jurídico en virtud del cual una persona llamada fideicomitente
transfiere a título de confianza, a otra persona (fiduciario), uno o más bienes (que pasan a
formar el patrimonio fideicomitido) para que al vencimiento de un plazo o al cumplimiento
de una condición, éste transmita la finalidad o el resultado establecido por el primero, a
favor de un tercero llamado fideicomisario.
9
fideicomitente puede mantener la posesión de los bienes aportados al fideicomiso, al mismo
tiempo que sirven como garantía.
La Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR) obliga a los fideicomisos por actividades
empresariales a determinar sus resultados fiscales conforme al título II de la misma, el
fiduciario cumplirá por cuenta del conjunto de los fideicomisarios las obligaciones
señaladas en el mencionado título, incluso la de efectuar pagos provisionales. Los
fideicomisarios acumularán a sus demás ingresos del ejercicio, la parte del resultado fiscal
de dicho ejercicio derivada de las actividades empresariales realizadas a través del
fideicomiso que les corresponda, de acuerdo con lo estipulado en el contrato de fideicomiso
y acreditarán en esa proporción el monto de los pagos provisionales efectuados por el
fiduciario (art. 13 LISR).
En estímulos fiscales los artículos 187 y 188 LISR regulan a los fideicomisos dedicados a
la adquisición o construcción de inmuebles.
10
pleitos y cobranzas, por disposición de ley no puede formar parte del personal para la
realización de los fideicomisos y, por tanto, tampoco puede ser designado por el Delegado
Fiduciario del fideicomiso para que lo represente pues transgrediría el precepto citado.
(Clave: 1a./J., Núm.: 12/2007 Contradicción de tesis 128/2006-PS. Entre las sustentadas
por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito y el Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. 10 de enero de 2007. Cinco votos.
Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretario: Joaquín Cisneros Sánchez. Tesis de
jurisprudencia 12/2007. Aprobada por la Primera Sala de este Tribunal, 17 de enero de
2007. Tipo: Jurisprudencia por Contradicción).
En el caso de que se tenga que defender al Banco Fiduciario de una demanda directa en su
contra, por una imputación de incumplimiento del propio contrato de fideicomiso, por
negligencia o mala fe, es opinión común que debe ser representado por un Apoderado para
Pleitos y Cobranzas del Banco, por qué lo que se defenderá es un potencial menoscabo del
patrimonio del banco y no así del de algún fideicomiso en particular.
11
Conclusión
La institución fiduciaria tiene como función administrar los bienes que fueron aportados
por el fideicomitente y de entregar al fideicomisario las ganancias que se han generado. Es
el fideicomitente quien define la finalidad del fideicomiso, el fiduciario se encargará de
llevarla a cabo; y como resultado, el fiduciario será beneficiado por esta operación. Un
fideicomiso se asemeja a un traje a la medida, a sus gustos y preferencias, encargándole al
fiduciario efectuar una labor de gestor profesional en la administración del fideicomiso.
12
Referencias
13