El Fideicomiso

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Centro de Estudios Superiores en Ciencias

Jurídicas y criminológicas

Tema: Monografía Fideicomiso.

Alumna: Tejeida Carbajal Brenda

Materia: Derecho fiscal

Quinto cuatrimestre

Profesor: Vicente García

A 21 de Julio de 2023
El Fideicomiso

TEJEIDA CARBAJAL BRENDA

Nezahualcóyotl, Estado de México.

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Introducción

En el presente trabajo nos adentraremos a entender que es un Fideicomiso, sus antecedentes


y evolución, como es que operan y algunos otros conceptos que se consideran de suma
importancia.

Hay que entender que un fideicomiso es una forma de titularidad de propiedad que separa
la titularidad efectiva de la titularidad legal, ósea es un acto jurídico de confianza en el que
una persona entrega a otra la titularidad de unos activos, con el objeto de que esta última los
administre o disponga de ellos, en función de ciertos fines, para el beneficio de un tercero.

1. Antecedentes y evolución del Fideicomiso

“La palabra Fideicomiso viene del término latín Fideicommissum, de la unión de las
palabras “Fide” que quiere decir confianza o fe; y, “Commissum” que significa comisión,
lo que se traduce como “un cometido de confianza”.

La Fide en esa época se basaba en ciertas cualidades, tales como amistad, probidad, lealtad,
conciencia intachable y alta moralidad. La fiducia tuvo su origen jurídico en el Derecho
Romano Clásico, mediante acciones asimiladas a las de buena fe (aunque esta actividad se
limitaba a inmuebles, esclavos y los animales de rito y carga); y, también en el Derecho
Germánico y en el Derecho Anglosajón.

En el caso de Panamá, fue en el año 1924 cuando el ilustre jurista Ricardo J. Alfaro,
impresionado por la versatilidad del fideicomiso en el Derecho Anglosajón presenta un
proyecto de Ley sobre el Fideicomiso, que se convierte en la Ley 9 de 6 de enero de 1925;
siendo el primer instrumento jurídico en Lationamérica, dando paso a otros países a sacar
sus propias regulaciones.

Posteriormente, esta Ley 9 de 1925, es derogada por la Ley 17 de 20 de febrero de 1941, la


cual rigió por más de cuarenta (40) años, hasta que fue promulgada la Ley 1 de 5 de enero
de 1984, que se complementa y modifica con la Ley 21 de 10 de mayo de 2017, que surge
con la finalidad de convertir a Panamá, como Centro Fiduciario Internacional.”

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Para constituir un fideicomiso no existió, en principio, requisito alguno de forma: bastaba la
voluntad del fideicomitente y la aceptación del fiduciario. Si la relación de confianza se
quebraba, el fideicomitente podía revocar el fideicomiso en cualquier momento. Como
inconveniente, si el fiduciario hacía mal uso sobre el patrimonio, resultaba muy difícil a las
partes reclamar. Con la llegada del Imperio, se trató de solventar este último problema
creando una jurisdicción especial de pretores fideicomisarios encargados de velar por el
cumplimiento preciso de la voluntad de los fideicomitentes. Con el tiempo, la figura del
fideicomiso decayó y prácticamente se asimiló a los legados, aunque los fideicomisos
siguieron ajenos al testamento, mientras que el legado debía constar en él.

a) De la aparición de los “uses” hasta principios del Siglo XV.Aun cuando en esta épocano
gozaron de protección legal, si se dictaron algunas leyes para evitar las transmi-siones en
fraude de acreedores (1376) y la transmisión llevada a cabo por el des-pojante (1377).

b) De principios del Siglo XV a la promulgación de la Ley de Uses.Los “uses” dejaron


deser un mero compromiso de conciencia para convertirse en derecho
indiscutible,recibiendo la protección de la cancillería como el derecho de equidad
transmisiblepor cesión o causa de muerte. Por lo tanto aun cuando los tribunales del
CommonLaw no reconocían derecho alguno al “cestui que use”, el Canciller basado en
losprincipios de la “equity”, que ya vimos, protegió su posición en forma eficaz.

c) De la Ley de Usos (Siglo XVI) a fines del Siglo XVIII.El “Statute of Uses” de
1535resultante del rechazo de quienes justa o injustamente se sentían lesionados conla
situación, reputó al “cesui que use” en adelante como verdadero dueño sin pri-varlo sin
embargo, de la protección de la “equity”. Con el correr del tiempo sehicieron
sutiles distinciones que sustrajeron parte de los “uses” al control de laley, siendo
reconocidos por el Tribunal de Cancillería y recibiendo el nombre detrust.

d) De fines del Siglo XVIII a la época contemporánea.La institución se desarrolló rápi-


damente. La Ley sobre Organización Judicial de 1873 estableció que en caso
deconflicto entre las normas del Derecho Común y las de Equidad, prevalecían éstasy aun
cuando en la actualidad los dos sistemas se han fusionado, los problemas detrust son
conocidos por una Sala Especial de la Corte de Justicia.

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2. Sistemas contemporáneos.

La aceptación del trustee puede ser expresa o tácita, pero pronunciada tiene efectos
retroactivos y la renuncia que intente debe presentarla ante el tribunal competente o en la
forma prevista en la constitución del negocio. La posición del trustee dista mucho de la
del propietario en el Derecho Civil y aun de la del propietario fiduciario dentro del
negocio que estudiamos, ya que no existe para él en rigor una posibilidad de abusar. No
existe, en efecto, desproporción entre medio y fin pues se trata de un negocio típico, en
donde las obligaciones a cargo del trustee están señaladas por la ley y el beneficiario se
convierte en propietario según la equidad con el conjunto de facultades que tal hecho
implica. Para el jurista latino resulta válida la similitud, según la cual el trustee se presenta
al mismo tiempo como propietario de los bienes para algunos efectos y administrador de los
mismos a favor de un tercero, para los demás11.No se le permite alegar ninguna nulidad
para eludir el cumplimiento de sus obligaciones, pues en tal caso se origina un “resulting
trust” hasta que se lleve a cabo la restitución de los bienes correspondientes. Debe velar
por la conservación de los bienes ordenando las reparaciones y tomando las medidas
que resulten oportunas para evitar su deterioro, manteniéndolos libres de gravámenes,
pagando los impuestos y asegurando los inmuebles. De ser insuficiente el dinero para el
pago de los gastos originados en medidas conservativas puede vender parte de los bienes,
con el fin de sufragarlos o solicitar créditos con la misma finalidad, previa notificación a
los beneficiarios, quienes pueden oponerse mediante el aporte de los dineros necesarios
para el efecto. No sólo está obligado a conservar el patrimonio sino a incrementarlo
y obtenerlas mejores utilidades, pero sin hacer inversiones especulativas ni
arriesgadas por ningún concepto. Es decir, que el incremento debe resultar de la dedicación
y habilidad que ponga en el manejo de los bienes. Puede enajenarlos para remplazarlos por
otros de mayor rendimiento o seguridad, siempre que no se le prohíba, sobre la base de
observar en la forma más celosa las reglas sobre inversión de fondos. Tiene obligación de
llevar una rigurosa cuenta de su gestión para presentar a los beneficiarios y someterla a
su consideración, a la terminación del trust. Si requiere acudir a la vía judicial para
defender la existencia y realización del negocio tiene que seguir el juicio a través de todas
las instancias hasta su terminación. Puede ser una persona natural o jurídica,
posibilidad ésta que lo diferencia del fiduciario, en nuestras legislaciones, en donde de

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ordinario o al menos en muchas de ellas es una persona jurídica y con más precisión, una
entidad bancaria o especializada, específicamente autorizada para tal efecto.

3. Comparación con otros países

Históricamente hablando, Panamá es el segundo país en haber adoptado una ley de


fideicomiso, después de México, que fue la de 1925 sustentada en el proyecto preparado
por Ricardo Alfaro. Posteriormente, en 1928, la institución sería recogida también por
Puerto Rico. En Panamá, su ley vigente es la No. 1 del 5 de enero de 1984, promulgada en
la Gaceta Oficial No. 19.971 del 10 de enero del mismo año.

Por su parte, la legislación hondureña recoge la institución del fideicomiso en su Código de


Comercio, subsección cuarta (16 de febrero de 1950), sujetándose también a las
resoluciones que expida el Banco Central de Honduras. (Art. 45 de la Ley del Sistema
Financiero, DL No. 170-95 de 31 de octubre de 2005, vigente desde el 16 de noviembre de
1995). Se atribuye al autor español Joaquín Rodríguez la elaboración de la legislación de
Honduras en materia de fideicomiso.

Por su parte Colombia ha sido un país que influyó notablemente en las legislaciones del
cono sur. Los antecedentes de su legislación se encuentran en 1923, cuando a partir de la
misión Kemmerer, se expidió la Ley 45 que preveía -al igual que muchos otros países
latinoamericanos- las secciones de mandato o fiduciaria.

La reglamentación sustancial del fideicomiso, que se denomina en ese país como “fiducia”,
se halla prevista actualmente en el título XI de su Código de Comercio de 1972.

Es importante indicar que la fiducia es catalogada, al igual que en el derecho ecuatoriano


(que recogió la realidad jurídica colombiana) como “negocio fiduciario”, junto con la figura
del encargo fiduciario.

La circular básica jurídica de la Superintendencia Bancaria de Colombia, en su capítulo


primero, define en el número 1.1 lo que se entiende como negocio fiduciario, indicando que
son “aquellos actos de confianza en virtud de los cuales una persona entrega a otra uno o
más bienes determinados, transfiriéndole o no la propiedad de los mismos con el propósito
de que éste cumpla con ellos una finalidad específica, bien sea en beneficio del

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fideicomitente o de un tercero. Si hay transferencia de la propiedad de los bienes estaremos
ante la denominada fiducia mercantil regulada en el artículo 1226 y siguientes del Código
de Comercio, fenómeno que no se presenta en los encargos fiduciarios, también
instrumentados con apoyo a las normas relativas al mandato, en los cuales sólo existe mera
entrega de bienes.”

De su lado, en la República Bolivariana de Venezuela, se atribuye al tratadista Roberto


Goldschmidt la génesis de la Ley de Fideicomiso del 23 de julio de 1956, publicada en la
gaceta oficial No. 496 del 17 de agosto del mismo año, al ser el creador del proyecto de ley
que le encargó el Ministerio de Justicia. Posteriormente mediante decreto 3.228 del 28 de
octubre de 1993, el ejecutivo en ejercicio de facultades delegadas y de carácter
extraordinaria, dictó la Ley General de Bancos y otras instituciones financieras, regulando
en la sección segunda del capítulo IV del título I a las operaciones de fideicomiso que
pueden realizar las instituciones bancarias.

En el Ecuador, siguiendo a Colombia, el estatuto básico de esta actividad profesional viene


determinado por las disposiciones del título XV de la Ley de Mercado de Valores (de 1998,
que tuvo su antecedente inmediato en la Ley de Mercado de Valores de 1993 que había
reformado el Código de Comercio) y los reglamentos sobre la materia expedidos por el
Consejo Nacional de Valores.

En cuanto a la República del Perú, a diferencia de los códigos de otros países, no tuvo
referencia alguna en su código civil a la propiedad fiduciaria ni al fideicomiso. Se dice que
desde la vigencia de la Ley General de Instituciones Bancarias, Financieras y Seguros de
1993 (No. 26.702), se recoge por primera vez la figura del fideicomiso. Al igual que en el
Ecuador y otros países, la figura del fideicomiso se utiliza en el Perú para emprender
titularizaciones.

Argentina y su artículo 2662 del Código Civil y otras figuras legales particulares, fueron el
antecedente de la Ley 24.441, del que se funda –según varios autores argentinos- en el trust
anglosajón pero que a nivel de influencia legislativa recoge conceptos de la LGTOC de
México, del Código de Comercio de Colombia, la Ley de Panamá y el Código Civil de
Québec.

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Entre los antecedentes legislativos que tuvo la Ley 24.441se puede mencionar las leyes
14.965 y 14.501 que permitieron utilizar el fideicomiso para la liquidación de la ex
Corporación de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires, hacia 1958. Así también la Ley
de Entidades Financieras 18.061, modificada por la ley 20.574 preveía la posibilidad de que
los bancos de inversión y las compañías financieras actúen como “fideicomisarias”
(seguramente hubo un error terminológico en la ley). También hubo una referencia al
fideicomiso en la ley 19.950 de Sociedades Comerciales, en donde se confundió la figura
del fideicomiso con una especie de mandato, aplicable en los procesos de emisión de
debentures.

4. El fideicomiso en México

En el ámbito contable y fiscal oímos la palabra “fideicomisos”, pero muchas veces no


sabemos cómo operan y en qué podemos ocuparlos, por lo que en este artículo trataremos
de resumirles los aspectos básicos de éstos; ya que es una de las maneras más usuales por la
que las personas físicas y morales pueden hacer negocios, es decir realizar operaciones
mercantiles mediante las cuales se destinan ciertos bienes para un fin en particular que será
encomendado a una institución de crédito y los regula la Ley General de Instituciones de
Crédito.

Cada día es más utilizada la figura del fideicomiso para garantizar la educación de los hijos,
respaldar el pago de una deuda o administrar recursos que requieran conocimientos
especializados.

Primeramente debemos definir que es un fideicomiso: “El fideicomiso es un acto jurídico


de confianza, en el que una persona entrega a otra la titularidad de unos activos para que
ésta los administre en beneficio de un tercero”.

El fideicomiso es, por tanto, un contrato por el cual una persona destina ciertos bienes a un
fin lícito determinado, encomendando la realización de ese fin a una institución fiduciaria.

Las partes que intervienen en un fideicomiso son: fideicomitente, fiduciario y


fideicomisario, que describiremos a continuación:

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 Fideicomitente: Es quien constituye el fideicomiso y a su vez transmite la
propiedad del bien o de los bienes al fiduciario para que cumpla la finalidad
específica del fideicomiso.
 Fiduciario: Es la persona encargada por el fideicomitente de realizar el fin del
fideicomiso. Éste se convierte en el titular del patrimonio constituido por los bienes
o derechos destinados a la realización de tal finalidad. Sólo pueden ser fiduciarias
las instituciones expresamente autorizadas para ello conforme a la Ley General de
Instituciones de Crédito.
 Fideicomisario o beneficiario: Es aquel en cuyo favor se ejerce la administración
de los bienes fideicomitidos. Se puede designar a más de un beneficiario y
beneficiarios sustitutos. Si el beneficiario no llegara a existir, no acepta, o renuncia,
el beneficiario será el fideicomisario y en defecto de éste será el fiduciante. Es quien
recibe los bienes fideicomitidos una vez extinguido el fideicomiso por
cumplimiento del plazo o la condición.

El fideicomiso es el negocio jurídico en virtud del cual una persona llamada fideicomitente
transfiere a título de confianza, a otra persona (fiduciario), uno o más bienes (que pasan a
formar el patrimonio fideicomitido) para que al vencimiento de un plazo o al cumplimiento
de una condición, éste transmita la finalidad o el resultado establecido por el primero, a
favor de un tercero llamado fideicomisario.

Existen diferentes tipos de fideicomisos:

Fideicomiso de administración: Su función es trasmitir al fiduciario determinados bienes y


derechos para que éste los conserve, custodie, administre y trasmita a su favor o de un
tercero.

Fideicomiso de inversión: El fideicomitente otorga recursos o valores para que el


Fiduciario los utilice en operaciones económicas, con el objetivo de adquirir un beneficio
monetario.

Fideicomiso de Garantía: El fiduciario recibe los bienes o derechos fideicomitidos para


garantizar el cumplimiento de una obligación principal, a cargo del fideicomitente y a favor
del acreedor fideicomisario. La ventaja principal que tiene esta figura, es que el deudor-

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fideicomitente puede mantener la posesión de los bienes aportados al fideicomiso, al mismo
tiempo que sirven como garantía.

Para el acreedor tiene la ventaja de que ante el incumplimiento del deudorfideicomitente, el


acreedor-fideicomisario puede solicitar al fiduciario realice la enajenación extrajudicial del
patrimonio del fideicomiso, sin requerir de pasar por un procedimiento judicial, haciendo la
recuperación del crédito más eficiente y rápida, y con menores costos. Puede considerarse
que existe una clasificación más amplia si se toma en cuenta la finalidad del contrato, por
ejemplo: Fideicomisos Testamentarios, Fideicomisos Patrimoniales, Fideicomisos de
inmuebles en Zona Restringida, Fideicomisos para Desarrollos Inmobiliarios, Fideicomisos
Patrimoniales, etc.

5. Leyes que lo regulan

La Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR) obliga a los fideicomisos por actividades
empresariales a determinar sus resultados fiscales conforme al título II de la misma, el
fiduciario cumplirá por cuenta del conjunto de los fideicomisarios las obligaciones
señaladas en el mencionado título, incluso la de efectuar pagos provisionales. Los
fideicomisarios acumularán a sus demás ingresos del ejercicio, la parte del resultado fiscal
de dicho ejercicio derivada de las actividades empresariales realizadas a través del
fideicomiso que les corresponda, de acuerdo con lo estipulado en el contrato de fideicomiso
y acreditarán en esa proporción el monto de los pagos provisionales efectuados por el
fiduciario (art. 13 LISR).

El artículo 117 LISR regula a los fideicomisos por arrendamiento.

En estímulos fiscales los artículos 187 y 188 LISR regulan a los fideicomisos dedicados a
la adquisición o construcción de inmuebles.

6. Juicios que derivan del fideicomiso

De acuerdo con el artículo 82 de la Ley de Instituciones de Crédito, se desprende que el


personal de instituciones de crédito que directa o exclusivamente realice actos de
fideicomisos no puede formar parte de la institución de crédito. Por ejemplo, si una persona
física comparece en representación de una institución de banca múltiple con un poder para

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pleitos y cobranzas, por disposición de ley no puede formar parte del personal para la
realización de los fideicomisos y, por tanto, tampoco puede ser designado por el Delegado
Fiduciario del fideicomiso para que lo represente pues transgrediría el precepto citado.

(SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO


Clave: I.7o.C. , Núm.: 62 C Amparo directo 750/2005. HSBC México, S.A., Institución de
Banca Múltiple, Grupo Financiero HSBC. 8 de diciembre de 2005. Unanimidad de votos.
Ponente: Julio César Vázquez-Mellado García. Secretaria: Alicia Ramírez Ricárdez.)

A) Jurisprudencia en favor del criterio expuesto

El artículo 391 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito y el 46 -fracción


XV-, 80 y 82 de la Ley de Instituciones de Crédito, advierten que de acuerdo con una
interpretación armónica, lógica y sistemática de las normas citadas, se entiende que si los
bienes del fideicomiso se encuentran involucrados en juicio, la fiduciaria -a través de sus
delegados-, es la única legitimada para comparecer, ya que es la titular de todos los
derechos y acciones para hacer frente a la demanda, sin que obste que, de permitirlo su acto
constitutivo, los delegados puedan otorgar poderes a quienes acudan a defender su
patrimonio.

(Clave: 1a./J., Núm.: 12/2007 Contradicción de tesis 128/2006-PS. Entre las sustentadas
por el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito y el Séptimo
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito. 10 de enero de 2007. Cinco votos.
Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretario: Joaquín Cisneros Sánchez. Tesis de
jurisprudencia 12/2007. Aprobada por la Primera Sala de este Tribunal, 17 de enero de
2007. Tipo: Jurisprudencia por Contradicción).

B) Defensa de banco fiduciario

En el caso de que se tenga que defender al Banco Fiduciario de una demanda directa en su
contra, por una imputación de incumplimiento del propio contrato de fideicomiso, por
negligencia o mala fe, es opinión común que debe ser representado por un Apoderado para
Pleitos y Cobranzas del Banco, por qué lo que se defenderá es un potencial menoscabo del
patrimonio del banco y no así del de algún fideicomiso en particular.

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Conclusión

La institución fiduciaria tiene como función administrar los bienes que fueron aportados
por el fideicomitente y de entregar al fideicomisario las ganancias que se han generado. Es
el fideicomitente quien define la finalidad del fideicomiso, el fiduciario se encargará de
llevarla a cabo; y como resultado, el fiduciario será beneficiado por esta operación. Un
fideicomiso se asemeja a un traje a la medida, a sus gustos y preferencias, encargándole al
fiduciario efectuar una labor de gestor profesional en la administración del fideicomiso.

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Referencias

 Domínguez, J. El Fideicomiso. México, Porrúa, 1994, p. 197.


 García, L. (2018). Boletín Fiscal No. 28. Comisión Fiscal. México. Visto en:
https://amcpdf.org.mx/wp-content/uploads/2018/06/Fideicomisos.pdf
 González, R. (2008). Aspectos Jurídicos del Fideicomiso en Latino América. Visto
en:http://felaban.s3-website-us-west-
2.amazonaws.com/memorias/archivo20141120202926PM.pdf
 Martínez, L. (S/A). Fideicomisos, Delegados y Juicios. Mundo Fiduciario. Visto en:
https://mundofiduciario.com/2014/10/01/fideicomisos-delegados-y-juicios/

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