La Reparación Digna

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Universidad Mariano Gálvez de Guatemala.

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.


Clínica Procesal Penal II.
Lic. Axel Ottoniel Maas Jacome.

“La reparación
digna.”
Integrates: No. de Carne:
Dilfida Soraida Gudiel 9450-20-6290
Priscila Anally Sosa Estrada 9450 20 3294
Erick Eduardo Ramírez Rivas 7650-20-14625
Patricia Nohemí Represa Pérez 9450 20 119
Pablo José Flores Álvarez 9450-20-5634
Doris Marai Sarceño Pérez 9450-20-10719
Selvin Omalco Espital Camey 9951-19-4538
Joselyn Esteisy Patzán López 9450 20 2662
Daniel Andrés Rodas Barrientos 050-19-14925
Manuel Rodolfo Alfaro Monasterio 050-19-5699
I. NOCIONES GENERALES.

Código Procesal Penal

Artículo 124.- (Reformado por el Artículo 7 del Decreto 7-2011 del Congreso de la
República). Derecho a la reparación digna. La reparación a que tiene derecho la
víctima comprende la restauración del derecho afectado por el hecho delictivo, que
inicia desde reconocer a la víctima como persona con todas sus circunstancias
como sujeto de derechos contra quien recayó la acción delictiva, hasta las
alternativas disponibles para su reincorporación social a fin de disfrutar o hacer
uso lo más pronto posible del derecho afectado, en la medida que tal reparación
sea humanamente posible y, en su caso, la indemnización de los daños y
perjuicios derivados de la comisión del delito; para el ejercicio de este derecho
deben observarse las siguientes reglas:

1. La acción de reparación podrá ejercerse en el mismo proceso penal una vez


dictada la sentencia condenatoria. El juez o tribunal que dicte la sentencia de
condena, cuando exista víctima determinada, en el relato de la sentencia se
convocará a los sujetos procesales y a la víctima o agraviado a la audiencia de
reparación, la que se llevará a cabo al tercer día.

2. En la audiencia de reparación se deberá acreditar el monto de la indemnización,


la restitución y, en su caso, los daños y perjuicios conforme a las reglas
probatorias y, pronunciarse la decisión inmediatamente en la propia audiencia.

3. Con la decisión de reparación, y la previamente relatada responsabilidad penal


y pena, se integra la sentencia escrita.

4. No obstante lo anterior, en cualquier momento del proceso penal, la víctima o


agraviado podrán solicitar al juez o tribunal competente, la adopción de medidas
cautelares que permitan asegurar los bienes suficientes para cubrir el monto de la
reparación.
5. La declaración de responsabilidad civil será ejecutable cuando la sentencia
condenatoria quede firme. Si la acción reparadora no se hubiere ejercido en esta
vía, queda a salvo el derecho de la víctima o agraviado a ejercerla en la vía civil.

Doctrina

La acción reparadora se refiere a la actitud que debe asumir el responsable dentro


de un proceso penal para reparar el daño ocasionado a consecuencia de un ilícito
realizado. La reparación digna es aquella que pretende el resarcimiento y
reparación de los daños causados por el hecho delictivo, a favor de la víctima o
agraviado del mismo, determinará la responsabilidad civil de la persona que los ha
causado, es importante señalar que dicha responsabilidad se extiende a la
restitución, reparación de daños materiales y m orales y la indemnización (De
León Bac, 2016. Análisis técnico-jurídico de la regulación y diligenciamiento de la
audiencia de reparación digna por el Decreto 7 -2011 del Congreso de la
República.

La reparación digna a que tiene derecho toda víctima comprende la restauración


del derecho afectado por el hecho delictivo, el cual inicia desde reconocer a la
víctima como persona con todas sus circunstancias como sujeto de derechos
contra quien recayó la acción delictiva, hasta las alternativas disponibles para su
reincorporación social a fin de disfrutar o hacer uso lo más pronto posible del
derecho afectado, en la medida en que tal reparación sea humanamente posible y,
en su caso, la indemnización de los daños y perjuicios derivados de la comisión
del delito.

En principio, todo daño derivado de un delito procede a la responsabilidad civil ex


delicto. Por ello, todo delito que ha generado un daño da lugar a que se haga valer
su reparación. Por tanto, si se determina la existencia de un delito, pero no así un
daño; no se puede hacer valer una reparación. Para establecer el parámetro e
importancia del delito que produce daños necesarios de ser compensados, se
determina y distingue el delito sin daño civil, delito con daño civil inherente y el
delito con daño civil consecuencial y exterior al hecho criminal. Con este modelo
se puede simplificar el mecanismo intelectual al momento de determinar que no
todos los delitos o hechos delincuenciales ostentan forzosamente un daño
compensatorio. En los delitos en grado de tentativa y en los de peligro es muy
difícil apreciar los daños o perjuicios ocasionados, puesto que al no consumarse el
delito es muy probable la negativa de una reparación inexistente. Al referirse a los
delitos en grado de tentativa es importante abordar el tema de los dispositivos
amplificadores del tipo penal, pues el legislador sanciona aquellos
comportamientos que al adecuarse plenamente al tipo lesionan o ponen en peligro
intereses jurídicos que ha juzgado fundamentales para la colectividad . Las figuras
típicas tienen el carácter de “cerradas”, puesto que cada una contiene la
descripción de un hecho aislado de los otros contenidos en distintas figuras
típicas, y susceptibles por sí mismo de merecer el reproc he judicial. Si el tipo
penal comprende la descripción de una conducta humana con todos los
ingredientes que permiten darle a esa conducta el calificativo de consumada, y la
experiencia, sin embargo, nos enseña que no siempre el individuo logra realizar lo
que se propone, que muchas veces se queda en la mitad del camino. Por otra
parte, también sucede que la acción humana tipificada en el Código Penal con
sujeto activo singular, puede ser realizada por varias personas o con la ayuda o
contribución de otras desbordando así el marco típico, en estas dos hipótesis se
hace necesario unos mecanismos amplificadores del tipo, ya que, en estas dos
hipótesis, este ordenamiento sería impotente para aplicar la sanción criminal, ya
que no cabrían en ninguno de los tipos plasmados en ella. La tentativa es una
figura sui generis denominada como “dispositivos amplificadores del tipo penal. En
la realización de la acción delictiva el sujeto puede llegar hasta la consumación del
comportamiento típico, pero, también puede suceder que, dando comienzo a la
acción intencional del delito, con actos idóneos e inequívocamente dirigidos a la
consumación, aquel no se realice por circunstancias ajenas a su voluntad. Este es
el caso de la tentativa, del delito frustrado o del conato de delito, como se conoce
en la doctrina. El proceso delictual puede contraerse al mínimo de actos de
preparación y ejecución y casi llegar a consolidarse en un solo acto o extenderse
en el tiempo en los actos de preparación y ejecución, este hecho es importante al
momento de dosificar la pena. Entonces, también debe tenerse en cuenta por
parte del juzgador el daño ocasionado a la víctima la poner en riesgo el bien
jurídico tutelado. Como consecuencia, el sujeto activo del hecho delictivo no solo
debe de sufrir la sanción penal, sino que también deberá de reparar los daños
ocasionados por el delito. Para determinar la responsabilidad civil de las personas
es necesario diferenciar la clasificación entre la responsabilidad civil directa por
hechos propios, la responsabilidad civil directa por hechos ajenos y la
responsabilidad civil subsidiaria. La condición de responsabilidad penal se deriva
de la conducta criminal del sujeto, el cual también se hace acreedor de responder
por la responsabilidad civil surgida de conformidad al daño que ocasionó por el
delito cometido. Se da lo que se identifica como regla general que el individuo
responsable penalmente lo es también civilmente. Con esto se da la
responsabilidad civil directa del condenado. En el caso de ser dos o más los
autores del hecho criminal, con la concurrencia de otros partícipes, se establece
una complejidad en el instituto de la responsabilidad civil ex delicto, puesto que,
según la doctrina y legislación, el juez o tribunal deberá indicar las cuotas que, de
forma solidaria y subsidiaria, tendrá que responder cada uno. El problema que se
puede plantear, en estos casos, es en cuanto al criterio que deberá seguir el
juzgador al momento de señalar las respectivas cuotas de participación. Se puede
deducir la facultad del juzgador para imponer cuotas heterogéneas, sin importar el
grado de participación, o bien, puede que se le conduzca para que le dé
importancia a este último factor.

La acción reparadora

La acción reparadora se refiere a la actitud que debe asumir el responsable dentro


de un proceso penal para reparar el daño ocasionado a consecuencia de un ilícito
realizado. En el Código Procesal Penal, la institución de la reparación digna, hasta
el mes de junio de 2011, se denominaba acción civil reparadora y se ejercitaba por
el actor civil, bajo el ordenamiento civil dentro del proceso penal. En relación a la
acción civil se expone que: “… emergente del delito a la acción penal, y nos remite
al significado de acción penal. La que se ejercita para establecer la
responsabilidad criminal y, en su caso, la civil, ocasionada por la comisión de un
delito o falta. La determinación de quienes pueden ejercitar esta acción constituye
uno de los temas más debatidos en derecho procesal y penal y resuelto por las
diversas legislaciones de m uy diversa manera. Como norma orientadora, puede
afirmarse que la acción, está encomendada al Ministerio Fiscal, cuando se trata de
delitos que afecten a la sociedad, otros delitos por su índole privada pueden ser
accionados por la víctima o sus representantes. Dentro del procedimiento criminal,
el perjudicado por el hecho delictuoso puede ejercitar la acción civil emergente del
delito” (Ossorio,1987, p. 16). De acuerdo con esa acepción, se entiende que la
acción de reparación hacia la víctima del delito debe otorgarse y ejecutarse dentro
del proceso penal, en el cual se establezca la responsabilidad penal del imputado,
y cuya pretensión sea requerida por el agraviado. La reparación del daño puede
aplicarse como atenuante al responsable civilmente de un delito, que repare el
daño, garantizando no solo sus derechos como sindicado, sino también los
derechos de las víctimas, aplicando el principio de oportunidad. Con el nombre de
principio de oportunidad se conoce l a facultad de no adelantar un proceso penal
contra alguien, porque bajo determinadas circunstancias se considera que ha y
más ventajas en la renuncia a la acción penal que en el enjuiciamiento de una
persona.

Características de la reparación digna en Guatemala

La reparación digna a favor de las víctimas es un tema eminentemente social y


victimológico, puesto que su naturaleza va encaminada a proporcionar a los
agraviados por la comisión de un hecho delictivo, una restitución integral por los
daños y perjuicios materiales o inmateriales que se le hayan causado . Debido a
ello es importante que el procedimiento para otorgarlo y su ejecución, sea lo más
simple y efectivo posible. En la actualidad, se le denomina así al derecho que
tienen las personas víctimas a ser resarcidas en sus derechos violentados, antes
del 2011, y desde la vigencia de las codificaciones en materia penal y procesal
penal, se le denominaba acción civil y se contemplaba dentro de la reparación
privada. La reparación para que sea justa debe ser digna en relación con el hecho
de reconocer a la víctima como persona contra quien se comete el hecho delictivo.
Existen características mínimas para que la reparación digna sea objetiva, por lo
que para establecer el monto de la reparación digna, previamente, deben
cumplirse algunos extremos como son su viabilidad, proporcionalidad y legalidad,
acreditando que es un efecto propio del delito, para que la existencia en igualdad
de condiciones como lo establece el artículo 4 de la Constitución Política de la
República de Guatemala, con el objeto de visibilizar a la víctima y darle la
oportunidad de alcanzar la igualdad en el proceso. A nivel internacional, existen
disposiciones por las que se garantiza a las víctimas el derecho a ser oídas, la
oportunidad de participar en los procesos, de ser informadas y a recibir protección,
indemnización y restitución por los daños sufridos.

II. OBJETIVO Y EFECTOS PROCESALES.

En el Código Procesal Penal la institución de la reparación digna aparece, hasta el


mes de junio de 2011, se denominaba acción civil reparadora y se ejercitaba por el
actor civil, bajo el ordenamiento civil dentro del proceso penal. Esta promoción a
través de la acción civil conllevaba una serie de requisitos para poder ejercitarla,
ya que de conformidad con los artículos del 124 al 134 del Código Procesal Penal,
se debían cumplir exigencias para solicitar el pago de una indemnización en
concepto de daños y perjuicios. Sin embargo, a partir del mes de julio del año
2011, con las reformas introducidas al Código Procesal Penal a través del Decreto
7-2011, el procedimiento cambió en favor de las víctimas de delitos, puesto que se
hizo más accesible y menos formalista, cumpliendo con la obligación del Estado
de proporcionar una tutela judicial efectiva.

El artículo 113 del Código Penal preceptúa: “Solidaridad de las obligaciones. En el


caso de ser dos o más los responsables civilmente de un delito o falta, el tribunal
señalará la cuota por la que debe responder cada uno. Sin embargo, los autores y
los cómplices serán responsables solidariamente entre sí y responderán
subsidiariamente de las cuotas que correspondan, no solo a los insolventes de su
respectivo grupo, sino también de los insolventes del otro. Tanto en uno como en
el otro caso, queda a salvo el derecho de quien hubiere pagado, de repetir contra
los demás por las cuotas correspondientes a cada uno”.

III. ESTRUCTURA Y TRÁMITE.

La concepción de la idea, del concepto y desarrollo del proceso penal y de su


efecto más próximo, esto es, la aplicación o no de una pena, van señalando de
una manera clara y precisa la evolución misma de la historia del hombre, de su
articulación política y de su formación tanto normativa como social de las garantía
s de los individuos. El Código Penal y sus normas más allá de señalar las
conductas prohibidas por el legislador, amenazando con una pena en caso de
contravenirlas, es un catálogo que restringe la arbitrariedad del Estado mismo, en
el sentido de que no podrá vulnerar los derechos de las personas más allá de
cuando las mismas leyes lo permitan, evitando violar los derechos de los
ciudadanos. La idea y principio de ultima ratio del derecho penal tiene una
consagración fuerte a través de esta idea, ya que la violencia estatal, la privación
de libertad de los individuos en cárceles, deben ser siempre el último recurso del
que se vale la sociedad para mantener su concepto de paz social. A través del
proceso penal, en un modelo acusatorio como el que se ha implementado en
nuestro país, el Estado a través del Ministerio Público debe ser capaz de probar
aquello que afirma cuando intenta aplicar una sanción a una persona determinada.
La evolución de la historia ha traído diversas concepciones en torno a este
acápite. Por un lado, existen tendencias conservadoras proclives a un derecho
penal máximo, en donde los castigos deben ser impuestos sin una fuerte carga
probatoria por parte del Ministerio Público con fuertes penas y en donde las
garantías de los intervinientes en el proceso son mínimas, siendo el derecho del
Estado a la pena, lo más importante. La tendencia radicalmente contraria del
derecho penal mínimo postula el irrestricto respeto a las garantías de los sujetos
intervinientes y a una aplicación de las penas solo como última. Estas son las
tendencias conservadoras que se ven a diario por radio y televisión a través de las
declaraciones políticas que buscan en las normas penales una señal para
mantener tranquila a la población del fenómeno delictual.
El proceso penal guatemalteco es eminentemente personalísimo, por lo que,
derivado de la acción delictiva y la sanción penal impu esta al condenado, este
podría verse limitado de su libertad . Se restringe así la posibilidad de concretar la
obligación impuesta en relación con la reparación digna, lo que viene a ser un
perjuicio para la víctima o agraviado ante el tiempo a esperar y los gastos que se
ve compelida a erogar para la ejecución si es viable en la vía civil. Los jueces
deben respetar la equidad e igualdad entre las partes, al determinar la retribución
de la reparación digna, esencialmente cuando se persigue generalizar para la
misma la prelación de prisión preventiva y la erogación por el condenado de
cantidades económicas que no se ajustan a su patrimonio, desechando las demás
soluciones alternativas. Esto con mayor razón cuando su fijación no está
sustentada con la idoneidad intrínseca de los medios de prueba, que conlleve a
arribar con certeza jurídica, al hecho de que una persona o su entorno han sufrido
los efectos propios del ilícito que se juzga. La reparación para que sea justa debe
ser digna con relación a reconocer a la víctima como persona contra quien se
comete el hecho delictivo. Existen características mínimas para que la reparación
digna sea objetiva, por lo que, para establecer el monto de la reparación digna,
previamente, deben cumplirse algunos extremos, como son: su viabilidad,
proporcionalidad y legalidad, acreditando que es un efecto propio del delito. Ello
para que se dé la existencia en igualdad de condiciones como lo establece el
artículo 4 de la Constitución Política de la República de Guatemala, con el objeto
de visibilizar a la víctima y darle la oportunidad de alcanzar la igualdad en el
proceso. En la institución de reparación digna el calificativo “digna” es de total
relevancia ya que refiere que esta debe responder, en la mayor medida posible, al
proyecto de vida de la víctima del delito, percibiendo las condiciones personales,
expectativas, oportunidades, habilidades, destrezas y cualidades de la víctima,
que hayan sido menoscabadas por el delito cometido en su contra. Por ello, la
reparación no debe ser un simple pronunciamiento abstracto de quienes juzgan,
sino una decisión basada en datos, evidencia y percepciones de restablecer las
condiciones de las víctimas, anteriores a la realización del delito, valorando el
impacto que puede tener el contenido de la reparación en su vida futura. La
víctima debe ser restituida al estado en el que se encontraba hasta antes de haber
sido afectada en sus derechos. Es casi una regla general, que el condenado se
vea obligado a una reparación digna en beneficio de la víctima o agraviado. No
obstante, la obligación de erogar cantidades de dinero en concepto de reparación
digna es desproporcionada, limitando la tutela judicial efectiva, con mayor razón
cuando no existen los extremos físicos, psicológicos, personales, que sustenten el
petitorio o el cumplimiento de actos que tienen como límite algún aspecto que
imposibilita al procesado su cumplimiento. La importancia radica en demostrar que
una persona que sea la afectada por la comisión de acto delictivo, se le perjudica
en sus derechos humanos, en la integridad personal y traen consigo una serie de
consecuencias negativas, lesivas a su patrimonio e intereses personales, sin que
exista una verdadera y eficaz reparación digna. Para determinar el derecho a un
justo y racional procedimiento para la víctima, resulta imprescindible que, al
establecer el monto de la reparación digna, dadas las circunstancias del sujeto
obligado a cumplirla, ya que la misma debe ser viable, proporcional, objetiva, legal,
la prueba debe acreditar que es efecto propio del ilícito que se juzga, no ser medio
de enriquecimiento indebido, además de reparadora, rehabilitadora, que viabilice
la paz social. Las reformas al Código Procesal Penal, introducidas en el Decreto
número 7-2011 del Congreso de la República, han traído consecuencias
favorables hacia las víctimas o agraviados de delitos, por la ausencia de requisitos
formales para comparecer al juicio hasta su terminación a realizar las peticiones
que considere pertinentes. Las víctimas, en el proceso penal, se ven
estigmatizadas por la sociedad, siendo que muchas veces se les culpa por lo que
les sucedió, y se les revictimiza por parte de las instituciones que se involucran en
el proceso penal, por lo que su sufrimiento se ve repetido. La falta de mecanismos
adecuados dentro del Código Procesal Penal, a pesar de habérseles otorgado una
reparación digna esta no es ejecutable dentro del proceso penal, trae consigo
mayores sufrimientos.
IV. RECOMENDACIONES.

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