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Revista Cubana de Endocrinología.

2022;33(2):e356

Artículo de revisión

Riesgo cardiometabólico asociado al síndrome de ovario poliquístico


Cardiometabolic risk associated with polycystic ovary syndrome

Manuel Gómez Alzugaray1* https://orcid.org/0000-0003-2590-4367


Yudit García García1 https://orcid.org/0000-0002-8217-878X
Gilda Monteagudo Peña1 https://orcid.org/0000-0002-3815-0675
Gisel Ovies Carballo1 https://orcid.org/0000-0002-0027-2044
Maité Cabrera Gámez1 https://orcid.org/0000-0001-8095-8574

1
Instituto Nacional de Endocrinología (INEN). Universidad de Ciencias Médicas de La
Habana. La Habana, Cuba.

*
Autor para la correspondencia: [email protected]

RESUMEN
Introducción: El síndrome de ovario poliquístico se ha relacionado con una mayor
frecuencia de alteraciones metabólicas y mayor riesgo de desarrollar enfermedades
cardiovasculares.
Objetivo: Realizar una revisión bibliográfica sobre la relación entre los factores de
riesgo cardiometabólicos y el síndrome de ovario poliquístico.
Métodos: Se realizó una revisión bibliográfica que incluyó publicaciones que aportaban
información sustentada sobre una investigación científica bien estructurada. Se
evidenció la relación del síndrome de ovario poliquístico con factores de riesgo
cardiometabólico como la resistencia a la insulina, la hiperinsulinemia, la dislipidemia,
la disglucemia, la obesidad, la hipertensión arterial y la diabetes gestacional. También
con su asociación con el síndrome metabólico, la enfermedad hepática grasa no
alcohólica y con marcadores de enfermedad cardiovascular subclínica.
Conclusiones: La exposición a un perfil cardiometabólico adverso a largo plazo podría
generar un incremento de eventos cardiovasculares isquémicos y un mayor riesgo de
muerte prematura. Sin embargo, no hay evidencia actual que permita confirmarlo en las
mujeres con síndrome de ovario poliquístico. No obstante, la información disponible

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apunta hacia un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. La intervención oportuna


desde la juventud con cambios en el estilo de vida y el tratamiento específico dirigido al
control de los factores de riesgo podría modificar el riesgo a largo plazo.
Palabras clave: síndrome de ovario poliquístico; factores de riesgo cardiometabólicos;
enfermedad cardiovascular.

ABSTRACT
Introduction: Polycystic ovary syndrome has been related to a higher frequency of
metabolic alterations and an increased risk of developing cardiovascular diseases.
Objective: To conduct a literature review on the relationship between cardiometabolic
risk factors and polycystic ovary syndrome.
Methods: A bibliographic review was carried out that included publications that
provided information supported by well-structured scientific research. The relationship
of polycystic ovary syndrome with cardiometabolic risk factors such as insulin
resistance, hyperinsulinemia, dyslipidemia, dysglycemia, obesity, arterial hypertension
and gestational diabetes was evidenced. Also with its association with metabolic
syndrome, non-alcoholic fatty liver disease and markers of subclinical cardiovascular
disease.
Conclusions: Exposure to a long-term adverse cardiometabolic profile could generate
an increase in ischemic cardiovascular events and a higher risk of premature death.
However, there is no current evidence to confirm this in women with PCOS. However,
the available information points to an increased risk of cardiovascular disease. Timely
intervention from youth with changes in lifestyle and specific treatment aimed at
controlling risk factors could modify long-term risk.
Keywords: polycystic ovary syndrome; cardiometabolic risk factors; cardiovascular
disease.

Recibido: 01/11/2021
Aprobado: 25/01/2022

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Introducción
El síndrome de ovario poliquístico (SOP) conocido también como síndrome de Stein y
Leventhal o síndrome de hiperandrogenismo ovárico funcional es la endocrinopatía más
frecuente en las mujeres en edad reproductiva. La prevalencia del SOP varía entre el 4 y
el 21 %, en dependencia de los criterios utilizados para su diagnóstico y la población
estudiada.(1)
El SOP es un desorden complejo de etiología multifactorial caracterizado por un cuadro
clínico heterogéneo con alteraciones reproductivas, metabólicas y psicológicas. Las
primeras manifestaciones suelen aparecer en edades tempranas como la pubertad, pero a
largo plazo se asocia a factores de riesgo cardiometabólico y a otras comorbilidades.
Entre los factores de riesgo más frecuentes asociados al SOP están la resistencia a la
insulina (RI), la hiperinsulinemia, la dislipidemia, la disglucemia, la obesidad, la
hipertensión arterial, la diabetes gestacional y el síndrome metabólico. Se han reportado
trastornos en la coagulación y la fibrinólisis dado por el aumento de los factores VIIc y
de Von-Willebrand’s, trombomodulina, dímero D, antitrombina III y del fibrinógeno,
entre otros, así como un estado inflamatorio crónico de bajo grado.(2,3) También existen
evidencias de disfunción endotelial, enfermedad hepática grasa no alcohólica, apnea
obstructiva del sueño, enfermedad periodontal y mayor riesgo de enfermedad
cardiovascular.(4,5,6,7,8)
Con frecuencia los médicos atienden por separado los síntomas y signos específicos
asociados al SOP, sin embargo, el manejo integral del síndrome se ha convertido en la
actualidad en un reto debido a su complejidad, las diferencias significativas en su
presentación y las posibles consecuencias a largo plazo.(1,9) La demanda de atención
médica por parte de estas mujeres es en edades tempranas por lo que sus principales
problemas están enfocados en la esfera reproductiva y aunque el riesgo cardiovascular
absoluto es bajo en esa época de la vida, constituye una buena oportunidad para la
prevención de los futuros riesgos conferidos por el SOP.(9,10)
La presencia de estos factores de riesgo tradicionales y no tradicionales en las mujeres
con SOP podría incrementar el riesgo de enfermedad cardiovascular más
tempranamente y con peores desenlaces comparado con sus coetáneas. La prevención,
detección oportuna e intervención tanto en el estilo de vida como con terapias
farmacológicas podrían modificar el riesgo de enfermedad cardiovascular a largo
plazo.(9,10,11)

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Existen varios estudios cubanos que han evaluado la presencia de factores de riesgo
metabólico, de marcadores de enfermedad cardiovascular subclínica y riesgo
cardiovascular global, cuyos resultados han coincidido con la literatura
internacional.(12,13,14) Los mismos resaltan la importancia de continuar profundizando en
el conocimiento sobre el SOP.(15,16,17)
Por ende, el objetivo de este trabajo fue realizar una revisión bibliográfica sobre la
relación entre los factores de riesgo cardiometabólicos y el síndrome de ovario
poliquístico.

Métodos
Se realizó una revisión bibliográfica de los últimos 10 años sobre el riesgo
cardiometabólico asociado al SOP. Se utilizaron los buscadores Pubmed, Medscape,
SciELO y Bireme. Se revisaron publicaciones cubanas cuyo diseño metodológico
permitiera obtener resultados propios del país. Se consideraron otras investigaciones
que por su importancia clínica no han vuelto a replicarse desde su publicación. Los
términos de búsqueda que se emplearon para limitar la búsqueda bibliográfica fueron
relacionados con el riesgo cardiometabólico asociado al SOP (riesgo cardiovascular,
síndrome metabólico, enfermedad cardiovascular).

Factores de riesgo cardiometabólico asociados al síndrome de


ovario poliquístico
Resistencia a la insulina en el SOP
La RI es frecuente en las mujeres con SOP y constituye un importante factor de riesgo
para desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (DM2) y enfermedad cardiovascular, aunque no
constituya un criterio diagnóstico para el síndrome.(2) Los mecanismos involucrados en
la RI en el SOP son complejos y no bien comprendidos pero el defecto principal parece
estar a nivel posreceptor en la vía del fosfatidil inositol 3 kinasa (PI3-K) que media los
efectos metabólicos de la insulina luego de la unión al receptor.(18,19) Se propuso un
término más específico (RI metabólica) para la disfunción selectiva de la vía del PI3-K
y que es agravada con el aumento de peso ya que otras vías como la mitogénica (MAP-

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K) parece no estar afectada. Sin embargo, la hiperinsulinemia compensatoria es una


respuesta dirigida a vencer esta disfunción metabólica selectiva que como resultado
activará la vía de MAPK con sus efectos pleiotrópicos y deletéreos de la
hiperinsulinemia en estas mujeres.(18)
La RI está presente en alrededor del 60 al 80 % de las diagnosticadas y afecta tanto a las
mujeres delgadas como obesas con SOP.(20) Se ha reportado en el 75 % de las
normopeso y en el 95 % de las obesas con SOP.(19,20,21) Sin embargo, no se ha
demostrado defectos in vivo en la acción de la insulina en algunas mujeres
normopeso.(22) La razón para esta inconsistencia no está clara, pero podría deberse a
diferencias raciales o étnicas en la sensibilidad a la insulina, a los métodos utilizados
para la evaluación de RI o a los criterios diagnósticos de SOP, entre otras
razones.(23,24,25)
Un estudio realizado por Moghetti y otros(26) reportó RI en 71,4 % de las pacientes con
SOP y fue más frecuente (80,4 %) en las mujeres que expresaban el fenotipo clásico
propuesto por la National Institutes of Health (NIH), seguido por el grupo con fenotipo
ovulatorio (65 %) y por el grupo normoandrogénico (38,1 %). El fenotipo clásico y en
menor medida el ovulatorio se han asociado de forma independiente con la RI, no así el
normoandrogénico.(27,28) Aunque la RI puede estar presente de forma independiente al
exceso de peso corporal, la presencia de obesidad aumenta su frecuencia y la agrava
posiblemente mediada por la inflamación.
En otro estudio(29) se observó que a medida que aumentaba la edad en las mujeres con
SOP, se incrementaba la frecuencia de RI en las obesas pero no en las delgadas. Los
autores sugirieron que las mujeres con SOP no obesas podrían tener un mejor perfil
metabólico durante los años de vida reproductiva. Además, las mujeres delgadas con
SOP mejoraron la RI, los niveles de andrógenos y de lípidos de forma dependiente a la
edad con el decursar de los años. Es por ello que los autores plantearon que si las
mujeres delgadas con SOP no ganan peso con el decursar de los años, es posible que su
riesgo cardiometabólico se pueda atenuar.
En un estudio cubano, García y Monteagudo(13) reportaron RI en 65 % de las mujeres
con SOP a partir de determinaciones en ayuno y posestimulacion con glucosa
endovenosa. Por su parte, Monteagudo y otros(15) estudiaron 152 mujeres con función
ovárica normal (grupo I), con SOP clínico (grupo II) y clásico (grupo III). Encontraron
que en los grupos II y III la glucemia fue significativamente mayor durante todos los
momentos de la prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO), con excepción de 0 y 60

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min. La insulinemia tuvo valores superiores (p<0,0001) a los 30, 60 y 120 min. Sin
embargo, pero no demostraron diferencias en los índices de sensibilidad y resistencia a
la insulina en ayunas entre las mujeres con y sin SOP.(15)

Dislipidemia y SOP
Los trastornos lipídicos se han reportado en el 70 % de las mujeres con SOP. Las
alteraciones más frecuentes son aumento de los triglicéridos, del colesterol unido a
lipoproteínas de baja densidad (cLDL), así como, disminución del colesterol de las
lipoproteínas de alta densidad (cHDL). Con frecuencia las partículas LDL son pequeñas
y densas lo que las hace más aterogénicas. Este patrón lipídico caracteriza los estados de
RI y se asocia con las enfermedades cardiovasculares de origen aterosclerótico.(30,31) Se
ha postulado que la interrelación de la RI, la obesidad y el hiperandrogenismo, así
como, los factores ambientales y del estilo de vida favorecen la aparición de estos
trastornos lipídicos y modulado en cierta medida por diferencias étnicas y
raciales.(29,31,32)
Según los resultados de Glintborg y otros(32) el diagnóstico de dislipidemia fue tres
veces más frecuente en las mujeres con SOP con respecto a las controles y la
prescripción de fármacos hipolipemiantes fue dos veces mayor en ellas. En un
metaanálisis realizado por Wild y otros(30) se demostró que las mujeres con SOP tenían
mayores niveles de cLDL, colesterol no-HDL y triglicéridos, así como, disminución del
cHDL comparado con mujeres de similar edad pero sin SOP. Esta diferencia se
mantuvo cuando se ajustó por índice de masa corporal (IMC).(30) Sin embargo, no en
todos los estudios se han observado diferencias en los niveles de lípidos en las mujeres
con SOP con respecto a las sin SOP.(33)
En un estudio cubano se reportó trastornos lipídicos en el 95,6 % de las pacientes con
SOP. La disminución del cHDL y de la apolipoproteína A-I fueron las alteraciones más
frecuentes (91,3 y 87,0 %, respectivamente) y el aumento de los triglicéridos y del
colesterol total fueron menos frecuentes. Entre los índices lipídicos estudiados, el índice
Apo B/A-I fue el que mostró mayor asociación con la RI.(14)

Obesidad y SOP
El exceso de peso corporal es un problema frecuente en las mujeres con SOP. Según
algunos autores existen dos grupos importantes de mujeres con SOP; las sobrepeso u

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obesas y las delgadas.(34) La prevalencia de sobrepeso y obesidad en el SOP se ha


reportado mayor al 80 % comparado con mujeres de similar edad de la población
general, sin embargo, podría variar en dependencia de las poblaciones estudiadas.(35,36)
En un estudio cubano(15) se encontró que solo el 17,3 % de las participantes en el
estudio eran obesas, mientras que Acosta y otros(37) la detectaron en el 40 % de las
mujeres.
En un metaanálisis se evidenció que las mujeres con SOP tuvieron mayor prevalencia
de sobrepeso corporal [riesgo relativo (RR) 1,95 (95 % CI 1,52-2,50)], obesidad [RR
2,77 (1,88-4,10)] y adiposidad abdominal [RR 1,73 (1,31-2,30)] comparado con
mujeres sin SOP, independientemente de los criterios diagnósticos utilizados, la edad y
la región geográfica.(38)
La obesidad juega un papel importante en la expresión clínica y metabólica del SOP. El
aumento de la grasa hepática y visceral parece ser la mediadora en la asociación entre la
ganancia de peso y la RI lo cual produce una “disfunción metabólica”. Sin embargo, la
relación podría ser más compleja. Existen estudios que evidenciaron que las mujeres
delgadas con SOP tienen alteraciones intrínsecas en la distribución de la grasa
corporal.(39) De forma similar, los estudios iniciales con el uso de métodos como el
ultrasonido y la medición de la circunferencia de cintura sugirieron un predominio de la
grasa abdominal en las pacientes con SOP. Sin embargo, más recientemente, con el uso
de la resonancia magnética se ha cuestionado y no se ha podido demostrar diferencias
en el volumen de tejido adiposo visceral o en su distribución comparado con mujeres
controles de similar IMC.(40) Barber y otros(41) demostraron áreas de grasa visceral
similares entre los dos grupos de mujeres con y sin SOP a pesar de tener diferencias en
la sensibilidad a la insulina.
Las adipoquinas son citoquinas secretadas por el tejido adiposo y sus niveles circulantes
se asocian con la masa grasa corporal y la severidad de la obesidad. Algunas de ellas,
como la visfatina, están relacionadas con la inflamación, la resistencia a la insulina, la
“disfunción metabólica” y el riesgo cardiometabólico en las mujeres con SOP. También
existe aumento de otros marcadores inflamatorios circulantes con respecto a mujeres sin
SOP.(42) Los mecanismos que median los efectos de las adipoquinas y otras citocinas
podrían justificar la disfunción del tejido adiposo visceral en estas pacientes.
Un metaanálisis para determinar los marcadores inflamatorios en las mujeres con SOP
identificó niveles elevados de proteína C reactiva, homocisteína, inhibidor 1 del
activador del plasminógeno y factor de crecimiento vascular endotelial con respecto a

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las mujeres sin SOP, aunque con alta heterogeneidad entre los estudios analizados.
Otros marcadores como el factor de necrosis tumoral alfa, la endotelina 1 y el
fibrinógeno tuvieron una diferencia limítrofe y no hubo diferencias con respecto a la
interleuquina 6. Los autores concluyeron que el SOP se relaciona con inflamación
crónica de bajo grado, inflamación endotelial y trastornos de la coagulación.(43) Con los
datos disponibles hasta el momento se ha postulado un rol causal de la inflamación
crónica en la patogénesis del SOP, lo cual abre nuevas líneas en la investigación.(44,45)
A pesar de los elementos anteriores, para algunos autores la obesidad no es un elemento
crítico en la patogenia del síndrome. La frecuencia de SOP entre poblaciones con una
prevalencia elevada de obesidad proporciona un elemento de evidencia al respecto ya
que la frecuencia del SOP ha permanecido bastante estable a pesar del incremento de la
obesidad a nivel mundial.(36) De esta forma, aunque la obesidad puede agravar los
aspectos reproductivos y metabólicos del síndrome, la patogénesis del SOP es
independiente de la obesidad.

Hipertensión arterial y SOP


Se ha reportado una alta prevalencia de hipertensión arterial en mujeres con SOP.
Marchesan y otros(46) la reportaron en el 65 % con una media de edad de 25-26,5 años
comparado con el 41 % del grupo control.
Entre los mecanismos involucrados está la activación del sistema renina-angiotensina-
aldosterona por la RI. Además, la hiperinsulinemia compensadora produce un
desequilibrio en el sistema nervioso autónomo y en la producción de óxido nítrico, así
como mayor reabsorción renal de sodio.(47)
Según los resultados de Glintborg y otros(32) el diagnóstico de hipertensión arterial y el
consumo de fármacos antihipertensivos fueron dos veces más frecuente en las mujeres
con SOP con respecto a los controles. Sin embargo, solo el 1,8 % tenían diagnóstico
previo de hipertensión arterial.
Con respecto a la asociación con la obesidad, algunos estudios han evidenciado un
incremento del riesgo de hipertensión arterial especialmente en mujeres jóvenes con
SOP aunque estas tenían mayor peso corporal que las controles.(48) Wild y otros(49) no
hallaron una mayor incidencia de hipertensión arterial en una cohorte de mujeres con
SOP luego que ajustaran para el IMC. De forma similar, Joham y otros(6) no lograron
demostrar que la hipertensión arterial se asociara con el IMC. Estos resultados

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evidencian que en la aparición de hipertensión arterial en las mujeres con SOP están
involucrados múltiples mecanismos entre los cuales la obesidad podría jugar un rol
determinante. Se requieren más estudios para establecer con mejor precisión esta
relación.

Síndrome metabólico y SOP


La denominación y la capacidad de predicción del síndrome metabólico ha sido
cuestionada en los últimos años. No obstante, existen múltiples estudios que avalan que
este clúster de factores de riesgo interrelacionados es más frecuente entre las mujeres
con SOP. Aproximadamente el 40 % de las mujeres con SOP tienen síndrome
metabólico, con una frecuencia dos veces mayor que la observada en la población
general. Sin embargo, puede ser menor (8-25 %) en países con baja prevalencia de
obesidad como España e Italia.(50,51,52) Un metaanálisis que incluyó 16 estudios mostró
que la prevalencia del síndrome metabólico tuvo un OR 2,88 (95 % CI 2,40-3,45) pero
con gran heterogeneidad (I2=67 %, p< 0,0001).(53) Sin embargo, algunos estudios no
han observado una mayor frecuencia de síndrome metabólico en las mujeres con SOP
mayores de 45 años con respecto a las sin SOP, por lo que los autores concluyeron que
las mujeres con SOP presentan solo un moderado desfavorable perfil cardiometabólico
comparado con los controles de similar edad.(33)
Varios estudios han evaluado las posibles diferencias en el perfil metabólico de mujeres
con SOP de diferentes razas y etnias y han evidenciado diferencias significativas. Las
mujeres de raza negra tienen un perfil metabólico más adverso que las de piel blanca y
esas disparidades podrían tener múltiples causas biológicas, ambientales y
socioeconómicas, entre otras.(51,52,53) Ezeh y otros(52) evidenciaron que las hispanas
blancas y afroamericanas tuvieron mayores niveles de insulinemia en ayunas y durante
la PTGO, así como valores superiores del índice HOMA-IR que las mujeres blancas no
hispanas, aunque los valores de glucemia fueron similares. Según los resultados del
metaanálisis de Kazemi y otros(53) las mujeres de piel negra con SOP tuvieron similar
glucemia en ayunas pero mostraron mayor insulinemia en ayunas, valores del índice
HOMA-IR y de la presión arterial sistólica pero las concentraciones de triglicéridos
fueron menores comparado con las de piel blanca.
Con respecto a los diferentes fenotipos del SOP, el síndrome metabólico es más
frecuente en los fenotipos que tienen los tres criterios diagnósticos del SOP (29,6 %) y

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en el fenotipo con hiperandrogenismo y oligomenorrea (34,5 %) comparado con otros


fenotipos con morfología de ovario poliquístico e hiperandrogenismo (10 %) o con
oligomenorrea (8,3 %).(28)

Diabetes mellitus tipo 2 y SOP


Si la RI y la obesidad son factores de riesgo frecuentes en las mujeres con SOP se
podría esperar mayor riesgo de desarrollar DM2. Las mujeres con SOP tienen cuatro
veces mayor riesgo de diabetes independientemente del IMC y es diagnosticada cuatro
años más temprano.(54) En estudios transversales se ha reportado una frecuencia de DM2
que varía entre 1,5 y 10 %.(32,54) Sin embargo, algunos autores no han podido
demostrarlo. Meun y otros(33) no hallaron una mayor frecuencia de DM2 en las mujeres
con SOP mayores de 45 años con respecto a las sin SOP.
La prevalencia de TGA en el SOP varía de 10-36 %.(54,55,56) En un metaanálisis se halló
un OR para DM2 de 4,43 (95 % 4,06-4,82) en pacientes con SOP comparado con los
controles.
Sin embargo, existen pocos estudios diseñados para investigar la conversión de TGA a
DM tipo 2 en el SOP y se ha reportado que el riesgo para el progreso del deterioro es
alto. La tasa calculada de conversión anual de tolerancia normal a TGA es de
aproximadamente 16 % y una tasa de conversión de TGA a DM2 de 2 % por año.(57) En
otros estudios se evidenció una incidencia anual de 13,4 % para desarrollar DM2 en las
mujeres americanas y de 16,4 % en las australianas. El principal factor predictivo fue la
obesidad.(55,58)
La aparición de DM2 en las mujeres con SOP está muy relacionada con el peso corporal
y en pacientes con IMC menor que 25 kg/m2 pocas pacientes son diagnosticadas con
DM2 durante la PTGO. Se ha reportado que solo el 12 % de las pacientes con SOP y sin
obesidad desarrollaron alteraciones en la glucemia.(55) Algunos estudios han
evidenciado que las mujeres delgadas no tienen mayor riesgo de desarrollar DM2
comparado con controles de similar edad.(54,59) Sin embargo, un reciente estudio
demostró que el riesgo de DM2 es elevado aún en las mujeres delgadas con SOP.(60)
Con respecto al fenotipo, se ha reportado que más del 40 % de las mujeres con fenotipo
clásico desarrollan TGA o DM2 en la cuarta década de la vida y el riesgo podría ser
incluso cinco veces mayor en algunas poblaciones.(55,58) Todos los datos anteriores

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justifican las recomendaciones de las guías de consenso sobre la búsqueda de


disglucemia en las pacientes con SOP, independientemente del peso corporal.(11,61)

Enfermedad hepática grasa no alcohólica y SOP


La enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA) es frecuente en las mujeres con
SOP.(62) La frecuencia varía entre 35 y 70 % con respecto a mujeres sanas de similar
edad, IMC y circunferencia abdominal y pocos estudios han evaluado la presencia de
esteatohepatitis no alcohólica.(5,62) En un metaanálisis la EHGNA fue diagnosticada tres
veces más frecuente en el SOP.(5) La EHGNA podría progresar de una esteatosis simple,
a una esteatohepatitis, fibrosis, cirrosis hepática y finalmente a un carcinoma
hepatocelular pero no hay estudios disponibles sobre esta evolución en las mujeres con
SOP.
En un estudio en el cual se usó marcadores hepáticos de esteatohepatitis no alcohólica
se evidenció una prevalencia de 27 % en mujeres con SOP comparado con solo el 1 %
en las mujeres controles.(63) Setji y otros(64) evidenciaron la presencia de esteatohepatitis
no alcohólica relativamente avanzada en mujeres con SOP entre 20 y 30 años y otros
autores la reportaron en menores de 40 años.
Se ha reportado que la EHGNA es más frecuente entre adolescentes con SOP con
respecto a las controles (37,5 % vs. 15,1 %).(65) De forma similar, el 46 % de las
adolescentes obesas no diabéticas en comparación con el 14 % de las adolescentes
obesas sin SOP tuvieron esteatosis hepática y esta se relacionó con el volumen de grasa
visceral pero no con los índices de sensibilidad a la insulina o con los niveles de
andrógenos.(66)
Los mecanismos que vinculan el SOP y la EHGNA no son del todo conocidos. La
mayoría de los estudios han demostrado correlación entre la presencia de EHGNA con
la RI y el síndrome metabólico. Para muchos autores la EHGNA es una manifestación
del síndrome metabólico que podría incluso preceder el desarrollo del mismo. No
obstante, algunos estudios han confirmado en mujeres con SOP sin síndrome
metabólico u obesidad mayor frecuencia de EHGNA con respecto a las mujeres
sanas.(64,67)

Riesgo cardiovascular en el SOP


Los estudios diseñados para determinar el riesgo cardiovascular en las mujeres con
SOP, comparado con la población general han mostrado resultados heterogéneos. La

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mayoría ha identificado un mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria y


cerebrovascular.(68,69,70) Sin embargo, otros estudios han mostrado esta asociación
dependiente del exceso de peso corporal y del resto de los factores de riesgo
cardiometabólico asociados al SOP.(71)
El riesgo cardiovascular absoluto conferido por el SOP podría ser despreciable debido a
la edad en las mujeres jóvenes. Sin embargo, a largo plazo o el riesgo de por vida podría
ser superior con respecto a las mujeres sin SOP. Además, podría no ser similar para
todas las mujeres en función del fenotipo de SOP.(72)
Se ha evidenciado que estas mujeres tienen disfunción endotelial medido a través de la
vasodilatación por flujo de la arteria braquial.(73) La disfunción endotelial en las mujeres
con SOP se ha asociado con mayores niveles de andrógenos y con RI aun en edades
tempranas e independientemente del peso corporal, aunque no todos los estudios son
consistentes con estos resultados.(74)
Algunos estudios han examinado la frecuencia de marcadores de aterosclerosis
subclínica en mujeres con SOP en ausencia de otros factores de riesgo aterogénico.
Christian y otros(75) encontraron que la calcificación de las arterias coronarias fue más
frecuente en las mujeres con SOP comparado con los controles (OR 2,37 (0,99-5,73),
p=0,05).(75) De forma similar, otro estudio(76) encontró que la frecuencia de calcio
coronario en mujeres adultas (40-61 años), así como, la media del score de calcio fue
significativamente mayor en las mujeres con SOP y se mantuvo marginalmente
significativo luego de ajustar la edad y el IMC. Sin embargo, en otra investigación(77) no
se encontraron diferencias significativas en la calcificación de las arterias coronarias en
mujeres de origen multiétnico con y sin SOP (5 % vs. 6,3 %, p = 0,74). No obstante,
existen múltiples estudios que demostraron calcificación de las arterias coronarias y
alteraciones electrocardiográficas de forma mas frecuente en mujeres con SOP,(75,78)
pero existen pocos estudios prospectivos y con poblaciones de SOP bien definidas que
permitan confirmar estos hallazgos.(79)
Se ha reportado que las mujeres con SOP tienen mayor grosor de las capas íntima-
media carotidea (GIMc). Sin embargo, Meun y otros(33) observaron que las mujeres con
SOP tuvieron menor GIMc a pesar de que tenían mayor IMC y circunferencia de
cintura. Un metaanálisis(80) demostró que la media del GIMc fue significativamente
mayor en mujeres con SOP comparado con las controles [0,072 mm (0,040-0,105)].
En los estudios cubanos, Carmenate y otros(16) evidenciaron alteraciones
cardiovasculares subclínicas en el 46,6 % de las mujeres con SOP vs. 16,6 % en las

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controles (p=0,012), disfunción diastólica en el 46,6 % vs. 33,3 % (p=0,249), aumento


del grosor de la íntima media carotidea en 30 % vs. 6,67 % (p=0,020) y aumento del
grosor de la grasa epicárdica (13,3 % vs. 3,3 %; p=0,161). Los valores superiores de
triglicéridos, insulinemia y glucemia se observaron en aquellas con enfermedad
subclínica y no hubo relación de esta con el fenotipo del SOP.(16) Basado en los
resultados anteriores se recomienda la evaluación del riesgo de enfermedad
cardiovascular en todas las mujeres con SOP.(11)

Enfermedad cardiovascular clínica en el SOP


La exposición a un perfil cardiometabólico adverso a largo plazo podría generar un
incremento de eventos cardiovasculares isquémicos y quizás un mayor riesgo de muerte
prematura. Sin embargo, no hay evidencia actual que permita confirmar esta hipótesis
en las mujeres con SOP. No obstante, la información disponible apunta hacia un mayor
riesgo de eventos cardiovasculares a largo plazo.
El riesgo de eventos cardiovasculares varía entre 1,3 y 2,0 en algunos de los
metaanálisis, mientras que en algunos estudios no se han demostrado diferencias
significativas.(69,70,71) Estas discrepancias en el riesgo de enfermedad cardiovascular en
las mujeres con SOP podrían ser explicadas por las diferencias de edad en las
participantes en los estudios y por el tiempo de seguimiento necesario para que
aparezcan estas complicaciones hasta la posmenopausia. Además, el riesgo de
enfermedad cardiovascular podría ser modificado con las intervenciones médicas. De
esta forma, el uso de anticonceptivos orales, antiandrógenos y sensibilizadores de la
insulina podrían modificar el riesgo a largo plazo.
El SOP se ha asociado con un riesgo dos veces mayor de enfermedad cerebrovascular
isquémica y trombosis. En algunos estudios se ha evidenciado que el riesgo de tener una
enfermedad cardiovascular al diagnóstico del SOP aumentó 2,9 veces durante el
seguimiento.(32,81) En un estudio retrospectivo, Hart y otros(81) evaluaron las mujeres con
y sin SOP hospitalizadas entre 1997 y 2011 y observaron que aquellas con SOP
tuvieron más eventos cardiovasculares.
Un estudio de seguimiento para observar las consecuencias a largo plazo de 786
mujeres con diagnóstico de SOP en el Reino Unido(49) mostró que estas tuvieron más
factores de riesgo pero la mortalidad y la morbilidad por enfermedad arterial coronaria
no fue diferente de forma significativa con respecto al grupo control. En otro estudio

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con mujeres entre 15 y 40 años en seguimiento por 5,9 años(82), la incidencia de


enfermedad arterial coronaria fue mayor en las con SOP, principalmente en aquellas con
factores cardiometabólico. De forma similar, los resultados de un seguimiento en 25
mujeres con SOP por 21 años mostraron similar morbilidad por infarto de miocardio,
ictus isquémico, DM2 y cáncer y la mortalidad fue similar comparado con el grupo
control.(83)
En un estudio realizado con 18 112 pacientes con SOP seguidas por 11,1 años (6,9-
16,0) sin diagnóstico previo de hipertensión ni enfermedad cardiovascular, se encontró
que las mujeres jóvenes tuvieron mayor tasa de eventos cardiovasculares comparado
con los controles [HR 1,6 (1,5- 1,6); p < 0,001]. Se demostró que la obesidad, la DM2,
la infertilidad y el uso previo de anticonceptivos orales se asoció con la aparición de
enfermedad cardiovascular. Sin embargo, no se demostró asociación de los niveles de
testosterona total o libre ni la unida a la proteína transportadora de hormonas sexuales
(SHBG). Los autores concluyeron que el riesgo de desarrollar enfermedades
cardiovasculares debería ser considerado aun en mujeres jóvenes con SOP.(68)
Un metaanálisis realizado a partir de ocho estudios con mujeres entre 36 y 71 años
sugirió que el SOP se asociaba con un mayor riesgo de ictus [OR 1,36 (95% CI 1,09-
1,70); p = 0,007]. Estos hallazgos fueron atenuados luego de ajustar el peso corporal.(70)
Sin embargo, otro metaanálisis no mostró asociación significativa entre el SOP e infarto
de miocardio.(69)
En una cohorte de seguimiento de mujeres con y sin SOP, con una media de 23,7 años
se evidenció que las mujeres con SOP no tuvieron aumento en los resultados
cardiovasculares adversos comparado con las controles. Para el infarto de miocardio fue
de 0,74 (0,32–1,72); p = 0,48.(84)
En la revisión sistemática realizada por Anderson y otros(85) las mujeres con SOP
tuvieron mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria y enfermedad cerebrovascular
isquémica no fatal pero no fue estadísticamente significativo. Cuando se analizaron
cinco de los estudios seleccionados donde el promedio de edad de las mujeres era mayor
de 45 años, el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular isquémico fue
significativamente mayor en las mujeres con SOP pero no fue significativo para la
enfermedad arterial coronaria en seis de los estudios seleccionados.(85)
Una reciente revisión sistemática realizada por Wekker y otros(86) incluyó 23 estudios de
cohorte y evidenció que las mujeres con SOP tuvieron mayor riesgo de hipertensión
arterial, DM2, concentraciones mayores de colesterol total y menores de cHDL y

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aumento del riesgo de enfermedad cerebrovascular no fatal isquémica (RR: 1,41; 95%
CI 1,02-1,94). Sin embargo, no se evidenciaron diferencias en los niveles de cLDL y
triglicéridos ni en los eventos coronarios (RR: 1,78, 95% CI 0,99- 3,23). Los autores
concluyeron que las mujeres con SOP tienen un riesgo aumentado de enfermedad
cardiometabólica que pudo ser ponderado con el estudio.
A partir de un análisis de dos revisiones sistemáticas y algunos estudios observacionales
no se pudo demostrar diferencias significativas entre las mujeres con y sin SOP en
términos de infarto de miocardio, ictus, muerte de causa cardiovascular y enfermedad
arterial coronaria. Cuando se comparó la muestra de mujeres con SOP con una
población abierta se observó un incremento del riesgo para las mujeres mayores de 45
años. Sin embargo, estos resultados deben interpretarse con cautela debido a la edad
relativamente joven de las mujeres incluidas.(71,87)

Conclusiones
En resumen, las mujeres con SOP tienen un perfil cardiometabólico mas adverso con
respecto a otras mujeres, lo cual podría aumentar el riesgo de enfermedad
cardiovascular a largo plazo. Ello justifica que se identifiquen tempranamente estos
factores de riesgo aterogénico y que se intervenga de forma oportuna con cambios en el
estilo de vida y el tratamiento farmacológico de prevención.

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Conflicto de intereses
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.

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