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Brazos Vacíos
y Corazones Heridos
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Diciendo
Adiós
Las primeras preguntas difíciles que
cada uno de los padres debe responder surgen
en las primeras horas después de la pérdida. Las
respuestas a la mayoría de estas preguntas no pueden
esperar. ¿Debería abrazar a mi bebé? ¿Deberíamos
darle un nombre? ¿Venía normal? ¿Hice algo que causara
su muerte? ¿Por qué nuestro bebé? ¿Debería hacerse una
autopsia? ¿Qué hacer con los arreglos fúnebres? ¿Dónde
podemos buscar ayuda?
Aun cuando la muerte de un bebé es una terrible tragedia, con el tiempo su dolor
disminuirá y usted querrá recordar a este bebé especial. En esos momentos, una foto puede ser
extremadamente valiosa para atestiguar la existencia de este bebé en su vida, aunque haya sido
por poco tiempo.
Quisiéramos instarla a que vea y abrace a su bebé. Este es el momento apropiado para que
usted conozca, vea y pueda despedirse de su bebé. Muchos padres tienen miedo al principio,
pero al final, la mayoría están contentos de haber tenido la oportunidad de haberlo hecho.
De hecho, muchos lamentan después el no haber querido ver a su bebé. Pero si usted no está
segura de querer hacerlo, pídale a la enfermera o a alguien de la sala de recién nacidos que
entonces se lo describa.
Muchos padres que han sufrido la pérdida de un bebé han optado por darle un nombre. Esto
puede ser de mucha ayuda, no importa que tan pequeñito haya sido o cuánto tiempo haya vivido.
Cuando hable con sus amigos y familiares refiérase a él o ella por su nombre… reconociendo de
esta manera el valor especial de este bebé.
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el trabajador social, o su propio líder espiritual puede ayudarle a hacer los arreglos fúnebres que
cumplan con sus necesidades y creencias personales.
Muchos padres se preguntan si sus otros hijos deberían asistir al funeral o a los servicios en
memoria del bebé. Es posible que quieran proteger a sus niños pequeños del dolor y la tristeza
de la muerte. Aun así, es aceptable que los niños asistan, si así lo desean. El funeral proporciona
a los niños una manera de decir adiós y mostrar su amor y dolor por su hermanito/a. Muchos
niños se sienten mejor si pueden dar algún pequeño regalo para que sea enterrado con el bebé
– un dibujo, una flor, o un juguete pequeño. Los padres pueden explicarles que el funeral da la
oportunidad para que amigos y familiares se reúnan y expresen su dolor por el ser querido que
falleció. De esa manera, el niño podrá entender lo que está pasando y no se sentirá asustado o
aislado del resto de la familia.
El Duelo
Todos sentimos dolor al perder a alguien que es especial para nosotros. Pero la pérdida de un
bebé es, sin lugar a dudas, una de las más dolorosas que se puede experimentar. Algunas de
las razones que hacen que sea tan dolorosa es porque los planes futuros incluían a este bebé, la
emoción de haber creado esta nueva vida y el deseo de amar y protegerlo han sido interrumpidos.
El dolor físico y emocional que usted siente es parte del proceso de duelo por la pérdida de esta
criaturita tan especial – su bebé.
No se asuste por las emociones que está experimentando, ni por los síntomas físicos que
puede sentir. Esto no significa que algo ande mal con usted ni tampoco que esté mal por no
comportarse o sentir de la forma que los demás esperan. Todos necesitamos tiempo para
reponernos de la pérdida de alguien que nos importa mucho, pero cada persona lidia con su
dolor a su manera.
Es posible que durante el duelo los amigos y familiares no comprendan la profundidad de su
dolor, ya que solamente – los padres – realmente conocían a su bebé. Otros podrán olvidarlo
pronto, pero ustedes seguirán recordando lo que significó esa criaturita en su vida – no importa
que tanto tiempo haya vivido.
Reacciones al Dolor
Desde el momento que usted se entera de la pérdida, empieza el proceso de duelo o luto.
Algunas personas creen que se debe lidiar con este proceso en días y luego dejarlo atrás. Sin
embargo, los estudios demuestran que el duelo puede demorar muchos meses – o incluso años –
en resolverse.
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Es probable que usted experimente diferentes sentimientos, algunos de ellos serán intensos,
mientras que otros serán apenas perceptibles. Quizás crea que ya ha superado alguno de esos
sentimientos en particular, para luego darse cuenta que ha vuelto a surgir nuevamente.
El aceptar sus reacciones y comprender el proceso de duelo podría resultarle más llevadero si llega a
aceptar y reconocer lo que está sintiendo. Por lo general, el duelo incluye estas cuatro etapas:
1. Golpe y Desconcierto 3. Desorientación y Desorganización
2. Añoranza y Búsqueda 4. Resolución y Reorganización
Golpe y Desconcierto
Al principio, usted puede sentirse tan desconcertada como en un estado de shock por este golpe
tan fuerte que puede reaccionar como si nada hubiera ocurrido. Puede que le sea difícil creer lo
que le están diciendo de su bebé. El tomar decisiones o simplemente continuar con la rutina diaria
puede parecer casi imposible. Pero sin embargo, hay muchas cosas que se deben hacer; por eso es
bueno aceptar el ofrecimiento de amigos y familiares para ayudarla a superar este periodo de shock
emocional.
Añoranza y Búsqueda
Por lo general, esta etapa viene después del shock inicial. Usted podría sentir enojo por lo injusto
que es haber perdido a su bebé. A su mente vendrán preguntas tales como: “¿Cómo pudo pasar
algo así?” o “¿Por qué me pasó esto a mí?” Puede ser que descargue su ira en las personas más
allegadas a usted: su cónyuge, sus parientes y sus amigos. Aun puede llegar a culpar a Dios, o
a los médicos y enfermeras que la atendieron a usted y a su bebé. Siéntase libre de expresar su
dolor a su manera … las lágrimas ayudan a sanar.
El sentimiento de culpa es un sentimiento que tendrá frecuentemente en todo lo relacionado con la
muerte de su bebé. Usted podría culparse a sí misma por no tener un bebé normal. Aun sabiendo
que no había nada que pudiera haber hecho para evitar lo ocurrido, usted puede creer que algo que
hizo o dejó de hacer fue lo que causó esta tragedia. Sepa que tal sentimiento de culpabilidad es
perfectamente normal, pero eso no quiere decir que usted sea culpable de lo ocurrido.
Con la enorme sensación de pérdida vendrán otros sentimientos dolorosos. Le resultará difícil
concentrarse, o perderá interés en las cosas que le rodean. Como madre, usted podría sentir un
vacío mayor por el hecho de que ya no está embarazada. Puede que sufra las molestias físicas
relacionadas con los cambios hormonales que está experimentando en estos momentos: el tener
los senos hinchados y quizás algún escurrimiento de leche, todo esto podría hacer de éste un
periodo muy difícil. Puede que sienta la garganta apretada, una sensación de ahogo, dificultad al
respirar, o una completa sensación de vacío y agotamiento.
Otra posible reacción dolorosa es el temor de estar perdiendo la cordura, al sentir que no puede
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concentrarse en nada, salvo en su bebé. A veces hasta podría creer que el bebé aún está con usted.
Algunos padres encuentran alivio al llevar consigo alguna fotografía, una ropita o algún juguete
del bebé. Los expertos afirman que este tipo de actividad es normal durante el periodo de duelo,
ya que los padres están tratando de separar la realidad de la fantasía. De hecho, el conservar
recuerdos del bebé, puede ayudarle en ese proceso.
Esta etapa de añoranza y búsqueda podría durar hasta cuatro meses, y es muy posible que se
vuelva a manifestar durante el aniversario del nacimiento y la muerte del bebé, o durante eventos
familiares especiales y días festivos.
Desorientación y Desorganización
El aceptar finalmente la realidad es algo demasiado doloroso. Como resultado, usted descuida o
hasta olvida sus necesidades básicas como comer y dormir, debido a que ya cayó en cuenta que
todo su entusiasmo y sus planes terminaron en una decepción. Puede que se sienta sola y aislada
en su dolor. Este es el momento de ponerse en contacto con aquellas personas que la quieren y
que pueden brindarle apoyo moral.
Otro problema que se presenta es el miedo a estar sola y una sensación angustiosa de que está en
peligro. Usted teme por la seguridad de sus otros niños, y a la vez le da miedo cuidarlos y atenderlos.
Durante este periodo, quizá le sea difícil iniciar o continuar con las tareas de rutina. El
relacionarse con madres que tienen bebés sanos y observar a mujeres embarazadas podría
resultarle casi insoportable.
En este periodo, también podrían manifestarse ciertos problemas físicos, como jaquecas o úlceras. Los
sedantes y los tranquilizantes deben usarse con cautela, ya que estos dificultan más el hacerle frente a
la situación porque dan una falsa sensación de seguridad que le impide sobreponerse al duelo.
Por lo general, las personas en proceso de duelo pierden el apetito. La comida les sabe desabrida
o es difícil de tragar. La pérdida del apetito puede contribuir a empeorar la depresión; por lo que
las siguientes sugerencias podrían serle de ayuda:
1. Siéntese a la mesa como de costumbre, aun cuando no coma tanto, se sentirá mucho mejor.
2. Sus amistades podrían ayudarle preparando comidas para la familia.
3. Durante este periodo, es mejor evitar los alimentos sumamente azucarados, ya que pueden
provocar cambios en el estado de ánimo.
4. Coma con alguien que sea bueno para escuchar, ya eso le da la oportunidad a usted de
expresar sus sentimientos.
Otro de los problemas que experimenta la persona que está de duelo es el insomnio. Esto puede
corregirse a través del ejercicio – como hacer una buena caminata; tomar un baño de agua tibia
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antes de acostarse o escuchar música suave pueden ayudar a relajarla.
Resolución y Reorganización
Tarde o temprano, usted notará que su
nivel de energía aumenta y que empieza a
recuperar la capacidad de tomar decisiones.
Esto no significa que no se volverá a sentir
triste nunca más, sino que se ha liberado
del profundo pesar que la estaba ahogando.
Ahora está preparada para seguir adelante,
libre de las constantes preguntas y
preocupaciones que tanto la agobiaron.
Este periodo se hará más llevadero si usted
cuenta con la ayuda y el apoyo de otras
personas. El proceso es más rápido para
aquellas personas que aceptan y expresan
su dolor, en vez de negarlo. Por eso, no
trate de reprimir sus sentimientos … son muy normales.
Esta experiencia la va cambiar a usted de muchas formas. Una de ellas es que más adelante,
usted podrá comprender de una manera más profunda y significativa a otras personas que
atraviesan una experiencia similar.
Relaciones Familiares
El Padre y la Madre
Cuando un bebé fallece, tanto el papá como la mamá enfrentan una crisis que no se compara con
ninguna otra que hayan experimentado. Este podría ser su primer encuentro con la muerte de
un ser querido o con una crisis verdadera. La forma en que ambos se enfrenten a este problema,
puede tener un efecto duradero en su relación.
La muerte de un bebé puede causar gran estrés en el matrimonio. Contrario a lo que la gente
piensa, tener un sufrimiento en común, no necesariamente contribuye a unir a la pareja. Ya que
el dolor que cargan es un dolor que les impide protegerse uno al otro, o llevar la carga el uno del
otro. Este descubrimiento puede fragmentar a una pareja, si cada uno espera apoyarse en el otro
mientras sufre… hasta que se dan cuenta que no pueden apoyarse en alguien que ya está doblado
por el dolor. Como resultado, los cónyuges pueden sentirse aislados uno del otro.
Aunque cada pareja sufre una experiencia única, uno de los mayores problemas que la mayoría
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tiene en común es la falta de comunicación. Aunque puede ser muy difícil, no dejen de hablarse.
Su manera de hacerle frente y expresar el duelo serán diferentes y eso es normal; pero la
comunicación los ayudará a entenderse mejor el uno al otro.
Otros problemas pueden surgir porque cada
uno de los padres se ha encariñado con el bebé
en etapas distintas del embarazo y con una
intensidad diferente. Por lo general, para la
madre, este lazo afectivo comienza a forjarse
muy temprano. Ella ha sentido al bebé en su
vientre, y lo ha aceptado como una extensión
de sí misma. Para el padre, esta conexión
puede ser más intelectual al principio, de
manera que para cuando sienta el primer
movimiento del bebé, tendrá que enfocarse en
“ponerse al día” en su experiencia emocional.
La madre puede experimentar un gran
sentimiento de pérdida, mientras que el padre
podría sentirse sólo desilusionado. Dado que
ambos no experimentan el mismo grado de pesar, cada uno puede ser mal interpretado por el
otro. Esto puede producir amargura y resentimiento en la relación.
Por otro lado, durante el proceso de luto la sociedad espera diferentes reacciones en la mujer
y en el hombre. Por lo general, se espera que la mujer desahogue sus emociones ampliamente,
mientras que del hombre se espera que demuestre fortaleza y protección. Tal expectativa
pone al padre en una posición que le impide expresar sus sentimientos reales; lo que hace que
tenga que reprimir su dolor. A veces, los demás no comprenden que el padre también necesita
apoyo y comprensión. La madre, por su parte, puede interpretar esta ausencia de emociones
como indiferencia por la pérdida sufrida. Entonces las barreras comienzan a levantarse y la
comunicación empieza a deteriorarse.
Estas diferentes expectativas y roles que cada uno desempeña pueden influenciar las reacciones de
ambos padres después de esta dura experiencia. De ahí, que los cónyuges que están conscientes de
estas diferencias pueden evitar estos obstáculos que podrían dañar su relación.
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de sus afligidos padres y con temor por su propia vida y seguridad personal. Al igual que sus
padres, ellos también sufren la pérdida, y pueden estar tristes, desilusionados o enfadados por no
tener al bebé que tanto esperaban.
Los niños experimentan muchos de los mismos sentimientos de dolor que tienen sus padres. Sin
embargo, gran parte de la ansiedad que sienten puede ser aliviada. La capacidad que tengan los
padres para encarar sus propios sentimientos de duelo, vacío, ira y desilusión, ayudará a los niños
a enfrentar estos mismos sentimientos dentro de sí. El expresar su dolor en forma abierta y no
negarlo permitirá a los niños saber que ellos no fueron los causantes del enojo y la depresión que
aflige a sus padres, sino que son el resultado natural del dolor. El ejemplo de los padres frente
al dolor puede enseñar a los niños que es normal llorar, estar triste, o sentir ira – hasta reír y
olvidarse de todo por momentos.
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importante es el amor y la seguridad que los padres les pueden brindar, y lo abiertos que puedan
ser con los sentimientos que ellos expresan.
Emociones Comunes
La sensación de pérdida y de tristeza son las emociones más básicas que los niños sienten por lo
sucedido; como también el temor de separarse de sus padres.
La diferencia entre la fantasía y la realidad no es tan clara para los niños como lo es para los
adultos, sobre todo para los más pequeñitos. Algunos niños pueden sentirse culpables por la
muerte, pensando que el enojo o los celos que sintieron por el bebé que venía en camino fue lo
que ocasionó su muerte. Por eso es muy importante asegurarles que los sentimientos negativos
entre hermanos y hermanas son comunes, y que el desear que algo ocurra no significa que tal
cosa vaya a suceder.
Cuando un ser querido fallece, nos enfrentamos con nuestra propia mortalidad, y esto también
pasa con los niños, a quienes sus ideas equivocadas les pueden hacer ver la muerte como una
amenaza constante. Al responder a esta preocupación, es importante reconocer el temor que
tienen, y a la vez hacerles ver que el que ellos fallezcan pronto es poco probable.
Otra de las preguntas serias que se hacen los hermanitos es saber si sus necesidades seguirán
siendo atendidas. Debido a su sufrimiento, los padres pueden encontrarse temporalmente
incapacitados para brindarles el amor y la atención adecuada, lo cual puede producir en ellos
mucha inseguridad. Los niños pueden sentirse temerosos o confundidos por el intenso dolor
emocional demostrado, nunca antes visto en sus padres. El ver a sus padres, a quienes ellos
consideraban como pilares fuertes, agobiados y sacudidos por la pérdida, amenaza la seguridad
y el orden de su mundo. Es aconsejable que los padres aseguren a sus hijos que su dolor no va a
disminuir el amor que sienten por ellos.
Los niños pueden sentir enojo con el bebé por “haberse muerto”. Sentir ira con los médicos
o con sus padres por no haber podido salvar al bebé, o sentirse molestos con amistades que
tienen bebés en su familia. Es saludable permitirles a los niños hablar de sus esperanzas, de sus
decepciones y de su ira. Esto a la vez que disminuye su sentimiento de culpabilidad por la ira que
sienten, también les enseñará que es normal expresarla.
Durante este tiempo, los niños podrían retroceder temporalmente en su desarrollo físico y
emocional, reaccionando con berrinches, mostrando mayor dependencia, menor habilidad
manual, disminución de la capacidad intelectual, y una conducta agresiva. Los padres deben
mostrarse pacientes y cariñosos durante este periodo, y entender que sus niños pueden sentir la
necesidad de ser abrazados y acariciados más a menudo.
Los Amigos
Después de la muerte de un bebé, los padres experimentan con frecuencia cierto tipo de
abandono o distanciamiento por parte de amigos y familiares. A menudo, los padres en duelo
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entran en contacto con personas que no pueden brindarles todo el apoyo que necesitan. Sin
embargo, deben comprender que esto se debe a varias causas. Es difícil para los demás sentir
dolor por un bebé que nunca conocieron. Muchas personas están mal preparadas para lidiar
adecuadamente con una situación así. Se sienten incapacitados para ayudar, lo que los lleva a
dar incontables excusas por no haberse puesto en contacto con los dolientes padres. Y otros se
sienten mal por no saber qué decir.
Sin embargo, es importante que usted comparta su experiencia con personas compresivas que
sepan escuchar. Al principio, puede que no tenga ganas de hablar. Conforme la realidad se
comienza a sentir, los padres pueden experimentar un deseo intenso de hablar. Sin embargo,
pueden encontrar que los demás ya están dispuestos a olvidar lo ocurrido. Usted puede
tener ganas de hablar, pero no hay quien escuche, ya que es difícil para otros comprender la
profundidad de sus sentimientos y frecuentemente podrían, en forma inconsciente, retirarle
su apoyo cuando más lo necesite. Es en esos momentos cuando los grupos de apoyo, amigos
íntimos, consejeros o líderes espirituales pueden ser de gran ayuda al darle la oportunidad de
expresar sus sentimientos abiertamente.
Aunque pudiera parecer injusto, la responsabilidad de mantener una relación con sus amistades
depende de los padres en duelo. Ellos son los que tienen que tomar la iniciativa y llamar a sus
amigos y familiares … abriendo las puertas de la comunicación. Las personas desean ayudarle y
consolarle, sólo necesitan que se les diga cómo pueden hacerlo.
El admitir que usted necesita ayuda y consuelo no es una señal de debilidad. Llame a sus
amigos y familiares, averigüe cómo se encuentran. Los padres pueden aliviar la tensión si hablan
abiertamente; diciéndoles a sus amigos y familiares lo que necesitan. Si desea hablar de su bebé,
hágalo. Y si al hablar de su criatura siente deseos de llorar y esto le proporciona alivio, hágaselo
saber a los que lo rodean. Quizás ellos deseen llorar con usted. Pero no pretenda hacerles creer
que se siente bien cuando es todo lo contrario.
Vestigios de Dolor
La muerte de un bebé nunca es olvidada por aquellos que sufren la pérdida. Los padres tendrán
que soportar la tristeza a solas por mucho más tiempo, aun cuando otros hayan olvidado. Ellos
siempre tendrán “un vestigio, una sombra de dolor” profundamente enterrada dentro de su ser, la
cual surgirá de nuevo en ciertos momentos por el resto de su vida. Por lo general, suele suceder
en ocasiones especiales, como el cumpleaños o la fecha del fallecimiento del bebé. La intensidad
de este dolor varía de una persona a otra, produciendo un leve sentimiento de tristeza en unos y
causando llanto en otros.
Una forma de hacerle frente a esa sombra de dolor es reconocer su existencia, ya que puede estar
siempre presente a pesar de sus esfuerzos por eliminarla. Algunos padres encuentran consuelo al
hacer algo especial en el aniversario del fallecimiento, ya que es una forma de recordar al bebé.
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Viviendo con el Dolor
Una manera útil de hacerle frente al dolor es compartir con otras personas que están pasando
por una pérdida similar. La mayoría de las comunidades tienen grupos de apoyo que ofrecen
un lugar para compartir su proceso de duelo. Cada mes de octubre, en todo el país, hay
organizaciones que llevan a cabo “Una Caminata para Recordar” donde las familias pueden
reunirse para honrar a sus bebés. Es importante que encuentre un grupo de personas que puedan
apoyarla durante estos momentos.
Su perspectiva espiritual afectará la manera en que se enfrenta a su pérdida. Muchos padres han
encontrado que su fe espiritual les ha ayudado a encontrar la fuerza, el apoyo y la resignación
que tanto necesitan. Muchos han encontrado útil el compartir su dolor con los hermanos de
la iglesia. La fe espiritual le puede dar la seguridad del amor y la fortaleza de Dios. Es posible,
que en ocasiones sienta que no puede soportar su dolor, pero la fe le puede dar las fuerzas y la
esperanza de creer que su dolor sanará … con el tiempo.
El recuerdo de su bebé siempre será parte de su vida. Esto no quiere decir que siempre se va a
sentir como se está sintiendo en este momento. El proceso de duelo es único para cada persona,
pero usted encontrará que podrá seguir adelante a lo largo del camino hacia lo que será su nueva
normalidad. Usted siempre tendrá un lugar muy especial en su corazón para su bebé, pero
sabemos que también hay lugar ahí para sus otros seres queridos. Mientras tanto, sea amable y
paciente consigo misma; dándose espacio para llorar de la manera que lo necesita y rodeándose
de personas que estén dispuestas a ayudarla en el proceso.
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Es nuestro deseo y oración que puedas sentir la ayuda de
Dios siempre está con nosotros. Que hoy, puedas ver más
LLUHMKTG#SC-189-17/0317/1
Esta publicación “Brazos Vacíos y Corazones Heridos” está disponible gracias a:
Loma Linda University Children’s Hospital
Departamento de Enfermería
Recopilado por:
Susan Laprise, RN, BSN
Mary Morgan, MA
Contribución primordial de:
Brenda Collins, RN, MS
Enfermera Educadora
Editado por:
Helen F. Little, MA
Profesora Emérita de Inglés
Loma Linda University
Ilustrado por:
Bob Knabenbauer
Reconocimiento especial al:
Personal de enfermería del servicio de Pediatría y Obstetricia y a los profesionales médicos que opinaron sobre
esta publicación.
Agradecimiento especial a:
Linda Johnson, PhD, RN
Directora Ejecutiva,
Loma Linda University Children’s Hospital