CNCIV - F - Se Aplica La Tasa Activa Desde El Momento Del Hecho - Fundamento
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doctrina legal de “Valdez c./ El Puente”, la sentencia hizo lugar a la
demanda en los términos que anticipé.
2. De lo resuelto apelaron el actor quien vierte agravios a
fs. 435/437, en tanto, por no producir el correspondiente memorial, el
recurso de los demandados fue declarado desierto a fs. 461. La citada
en garantía expresó agravios a fs. 443/450. Los memoriales fueron
oportunamente respondidos.
3. Debe quedar aclarado que el presente caso, en atención
a la fecha en que acaeció el accidente, está regido por las normas del
Código Civil de Vélez Sársfield. También lo está lo atinente a la
reparación de los daños que reconocen su causa en dicho evento
aunque la sentencia se dicte con posterioridad a la entrada en vigencia
del Código Civil y Comercial.
4. Atribución de la responsabilidad. Las quejas que sobre
el punto vierte la citada en garantía no constituyen una crítica concreta
y razonada de los fundamentos del fallo en los términos del art. 265
del CPCC. Sostener que la sentencia no hizo una completa valoración
en las presentes actuaciones procesales que exonerarían de
responsabilidad por el accidente, total o parcialmente, al conductor del
rodado asegurado, sin explicitar a qué actuaciones se refiere e inferir
que la atribución de responsabilidad en cabeza del demandado es
arbitraria, no obstante que la sentencia condenatoria dictada “…se ha
basado exclusivamente en las constancias de autos” dista de constituir
un agravio hábil.
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cicatrices (daño estético). Considero que las quejas vertidas en los
respectivos memoriales apenas se sostienen en una pretensión de
orden económico: cobrar más o pagar menos. Al no existir críticas
concretas y razonables de los fundamentos de la Señora Juez de
grado, para aumentar o para reducir el monto de la condena, considero
que debe ser confirmado.
7. Rechazo de la demanda contra Héctor Javier Luján.
Este codemandado resultó tal en razón de la ampliación de la
demanda que realizó el actor cuando la aseguradora denunció al
tomador del seguro que amparaba al automóvil de los codemandados
Vargas. Sin embargo la contratación del seguro no lo sitúa entre los
responsables, esto es: dueño o guardián.
Quien denunció al tomador del seguro fue la aseguradora
citada de garantía, y más tarde fue el actor, quien amplió la demanda
contra él y quien, ahora, se agravia del rechazo de la demanda. Luján
explicó al contestar la demanda que aseguró el automotor, del cual no
es dueño ni guardián, por el pedido de la remisería donde trabaja,
como ayuda a un compañero de trabajo. Es indudable que esa sola
circunstancia no lo hace responsable de los daños causados por el
automóvil asegurado.
El actor al fundar su agravio entiende que el mencionado
Luján no carecía de legitimación pasiva para ser parte en este proceso.
Nadie ha sostenido semejante cosa. De hecho fue parte y estuvo en
condiciones de ejercer su derecho de defensa; ni él ni nadie opusieron
la excepción o defensa de falta de legitimación pasiva. Pero no se
colige de ahí que la demanda debería ser admitida a ultranza si, como
bien lo explica la Señora Juez de primera instancia, no se dan a su
respecto los presupuestos que configuran la responsabilidad por el
riesgo o el vicio de la cosa.
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capital de condena que configure un enriquecimiento indebido,
entiendo que debe confirmarse lo resuelto. El argumento del
enriquecimiento —lo he sostenido en diversos precedentes de la Sala
— sólo tendría significación en los casos en que el capital de condena
se tradujese en sumas actualizadas por índices que miden la
depreciación monetaria acaecida entre la mora, o el día en que se
produjo el perjuicio objeto de reparación, y el dictado de la sentencia.
Esto así porque, en ese caso, la actualización monetaria ya habría
recuperado el valor del capital. Si a dicho capital de condena,
actualizado, se le adicionara una tasa activa que incluyese el plus
destinado a recomponer, justamente, el valor del capital, se originaría
un enriquecimiento sin causa pues se estaría condenando a cargar no
sólo con la depreciación monetaria, sino con un interés cuya tasa la
computa nuevamente. Es decir, se obligaría al deudor a pagar dos
veces por la misma causa. Tales fueron los fundamentos que llevaron,
en la década de los setenta, a consagrar tasas de interés “puro” que
excluían la prima por la desvalorización monetaria que ya había sido
calculada al actualizarse el capital mediante el empleo de índices.
A partir de la ley 23.928, en 1991, quedó prohibida toda
“indexación” por precios, actualización monetaria, variación de costos
o cualquier otra forma de repotenciación de las deudas, prohibición
que ha mantenido el art. 4º de la vigente ley 25.561, denominada de
emergencia económica. “En ningún caso –dice esta última norma– se
admitirá actualización monetaria, indexación por precios, variación de
costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa, haya o
no mora del deudor”.
La circunstancia de que, cuando se trata de resarcimientos
derivados de hechos ilícitos, el juez en la sentencia estima ciertos
rubros indemnizatorios a valores actuales —como suele decirse—, a
los fines de preservar en equidad el carácter resarcitorio de la
indemnización, no significa que se actualicen los montos reclamados
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17 EDUARDO A. ZANNONI.
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