El Elefante Bernardo
El Elefante Bernardo
El Elefante Bernardo
El cuento del Elefante Bernardo explica a los niños por qué es tan importante el
valor del respeto. La historia gira en torno a un elefantito muy travieso que se
dedicaba el día a reír y burlarse de los demás animales de la jungla. Pero un día
recibe una gran lección y de pronto entiende por qué debe respetar a los demás y
tratarlos bien.
PERSONAJES:
ACTO I
ACTO II
Bernardo : Daba un paseo, temprano por la mañana, cuando de pronto pisa una
rama espinosa. ― ¡Ayy…! Se lamentó el elefante tratando de tocarse
la planta de su pata. Intentó quitársela pero sus torpes patas en vez
de sacar las espinas la volvían a meter.
Narrador : Bernardo llegó hasta un árbol y se sentó a llorar, tratando de sacarse la
espina de la pata. Escuchó que se acercaba el burro Cándido y le pidió
ayuda. El burro ni lo miró. Luego pasaron los ciervos, lo miraron , pero no
lo ayudaron. Después pasó Ramona.
Bernardo : Ramona ayúdame, eres una tigresa juguetona, graciosa y eres mi
amiga.― Suplicó el elefante a la tigresa.
Ramona : Paso por su lado sin oír al elefante; pero luego regresó y le dijo ―El
pobre del Cándido le duele su oreja y Gilberto está con gripe y le tiene
miedo al río. Eso no se hace a los amigos.― Entonces la tigresa ´siguió
por su camino.
Narrador : Bernardo se puso de pie, con la mirada en el piso, cojeando y llorando
se fue de regreso a su casa. Ahora la espina le dolía menos, ahora le
dolía más que sus amigos no lo ayudaran.
Justino : (Había estado oculto observando, se le acerca a Bernardo)
― Ya ves gran elefante, siempre has lastimado a los demás y, como si
eso fuera poco, te burlabas de ellos. Por eso, ahora nadie te quiere
ayudar. Pero yo, que todo lo he visto, estoy dispuesto a ayudarte si
aprendes y cumples dos grandes reglas de la vida.― dijo el mono en
tono amable.
Bernardo : (Llorando)― Sí, haré todo lo que me digas sabio mono, pero por favor,
ayúdame a quitar esa gran espina.
Narrador : Dichas las reglas, el mono se puso a quitar las espinas y a curar las
heridas de Bernardo. Y a partir de este día, el elefante Bernardo
cumplió, a rajatabla, las reglas que había aprendido.