El Elefante Bernardo

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El elefante Bernardo.

Fábula moderna sobre el respeto

El cuento del Elefante Bernardo explica a los niños por qué es tan importante el
valor del respeto. La historia gira en torno a un elefantito muy travieso que se
dedicaba el día a reír y burlarse de los demás animales de la jungla. Pero un día
recibe una gran lección y de pronto entiende por qué debe respetar a los demás y
tratarlos bien.

PERSONAJES:

Narrador : Personaje que relata ciertos sucesos de la trama.


Bernardo : Elefante que hace bromas pesadas y no respeta a los animales.
Cándido : Es un burro compañero de escuela de Bernardo.
Gilberto : Es el más pequeños de los ciervos que asisten a la escuela.
Felipe : Ciervo más grande, es buen nadador.
Ramona : Es una tigresa juguetona y graciosa.
Justino : Mono sabio que pasea por la selva aconsejando a los animales.

ACTO I

Narrador : Saluda y se presenta al público. Luego expresa:


“Queridos asistentes hoy vamos a conocer a Bernardo un elefante que
por travieso hace bromas pesadas a los animales de la jungla; pero
un día algo terrible le sucederá y entonces aprenderá una gran
lección sobre el respeto”
En algún lugar de la jungla estaban jugando los animalitos, alegres y
contentos cuando de repente…
(Los animales juegan y corren, empujándose sin lastimarse entre ellos)
Bernardo : Alejándose de sus amigos, levanta una piedra que ve en el suelo. -¡Oh...
esta piedra se ve bonita y si…! Bernardo lanza la piedra sobre sus
amigos y empieza a reírse.
Cándido : Siente que le cayó la piedra en la oreja, se cae al suelo y se queja de
dolor. ―¡¡¡Ayyyyy!!! ¿Qué pasó?... Ay, mi orejita, mi orejita… ― el burro se
queja rebuznando de dolor y llorando.
Gilberto : ¿Qué te pasó Gilberto? ¿Quién arrojó esta piedra?― preguntó mirando
a los animalitos, con asombro y enfado.
Felipe : Yo no fui Gilberto. ¿A caso fuiste tú Ramona?.― preguntó el ciervo a la
tigresa.
Ramona : ¡No, imposible! Soy una tigresa juguetona y graciosa, nunca lastimaría
a mis amigos. ¿y dónde está Bernardo?
Felipe : No lo sé, desapareció de pronto.- dijo el ciervo ayudando a levantarse
al burro.
Ramona : Cándido, aquí tengo un curita para tu heridita.― la tigresa le colocó el
curita y le confortó.

Mientras los animales dejan el escenario hace su aparición el narrador.

Narrador : Mirando al público y con un gesto desaprobatorio dijo: ¿Vieron lo que


hizo Bernardo? ¿Lo vieron? ¿Dónde está este elefante?― Camina y sale
del escenario.

ACTO II

Bernardo : Jugaba en el campo buscando cosas entre el suelo y los árboles


cuando dice. ¡Ayer me divertí mucho…. ja, ja, ja, ja! Ese burro es un
tonto, se puso en el camino de mi piedra… ja, ja, ja, ja. De tanta risa
me ha dado sed, iré al río a refrescarme.
Narrador : Llegando al río, Bernardo observa que Gilberto y Felipe juegan al borde
del río. “Es tiempo para otra buena broma” dijo,
Bernardo : Es tiempo para otra buena broma.― repitió el elefante.
Narrador : Sin que lo vean los ciervos tomó muchas bocanadas de agua con su
trompa y se las arrojó a los ciervos. Gilberto el más pequeño perdió el
equilibrio y cayó el río.
¡Gilberto no sabe nadar!, pero Felipe se arroja al río nada y rescata al
pequeño ciervo.

Felipe : ¿Qué pasa? ¿Quién fue que..?.― Felipe no terminó de hacer su


pregunta porque vio a Bernardo burlándose a carcajadas.
Bernardo : Ja, ja, ja, ja… ¡qué divertido!.― dijo el elefante mientras corría a
esconderse por la jungla.
Gilberto : ¡Atchuuuú…!.― estornudó el ciervo con gran fuerza diciendo. ―El agua
está muy fría… ya me refrié…!.
ACTO III

Bernardo : Daba un paseo, temprano por la mañana, cuando de pronto pisa una
rama espinosa. ― ¡Ayy…! Se lamentó el elefante tratando de tocarse
la planta de su pata. Intentó quitársela pero sus torpes patas en vez
de sacar las espinas la volvían a meter.
Narrador : Bernardo llegó hasta un árbol y se sentó a llorar, tratando de sacarse la
espina de la pata. Escuchó que se acercaba el burro Cándido y le pidió
ayuda. El burro ni lo miró. Luego pasaron los ciervos, lo miraron , pero no
lo ayudaron. Después pasó Ramona.
Bernardo : Ramona ayúdame, eres una tigresa juguetona, graciosa y eres mi
amiga.― Suplicó el elefante a la tigresa.
Ramona : Paso por su lado sin oír al elefante; pero luego regresó y le dijo ―El
pobre del Cándido le duele su oreja y Gilberto está con gripe y le tiene
miedo al río. Eso no se hace a los amigos.― Entonces la tigresa ´siguió
por su camino.
Narrador : Bernardo se puso de pie, con la mirada en el piso, cojeando y llorando
se fue de regreso a su casa. Ahora la espina le dolía menos, ahora le
dolía más que sus amigos no lo ayudaran.
Justino : (Había estado oculto observando, se le acerca a Bernardo)
― Ya ves gran elefante, siempre has lastimado a los demás y, como si
eso fuera poco, te burlabas de ellos. Por eso, ahora nadie te quiere
ayudar. Pero yo, que todo lo he visto, estoy dispuesto a ayudarte si
aprendes y cumples dos grandes reglas de la vida.― dijo el mono en
tono amable.
Bernardo : (Llorando)― Sí, haré todo lo que me digas sabio mono, pero por favor,
ayúdame a quitar esa gran espina.

Justino : (Se acerca a Bernardo y le toca el hombro para decirle…)


― Bien, las reglas son estas: la primera es que no lastimarás a los demás,
y la segunda es que respetarás a los demás y los demás te respetarán
cuando lo necesites.

Narrador : Dichas las reglas, el mono se puso a quitar las espinas y a curar las
heridas de Bernardo. Y a partir de este día, el elefante Bernardo
cumplió, a rajatabla, las reglas que había aprendido.

Se acercó a sus amigos y se disculpó por sus acciones.

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