Lacan 1969-70 Seminario 17
Lacan 1969-70 Seminario 17
Lacan 1969-70 Seminario 17
JUAN GRANICA
EL SEMINARIO
TRADUCCION DE
ENRIC BERENGUER
Y MIQUEL BASSOLS
DE JACQUES LACAN
UNICA EDICION
AUTORIZADA LIBRO 17
EL REVERSO
DEL PSICOANALISIS
1969-1970
EDICIONES PAIDOS
Diseño de la Colección BUENOS AIRES - BARCELONA
CR Communication & D esign Services
MEXICO
Título original:
Le Séminaire de Jacques Lacan. Liure XVII INDICE
L'enuers de la psychanalyse
Publicado en francés por Éditions du Seuil, París, 1975
© Éditions du Seuil, 1975
PRODUCCION
DE LOS CUATRO DISCURSOS
Permítanme, queridos amigos, que una vez más interrogue a esta asis-
tencia, en todos los sentidos del término, que me aportan, y especialmente
hoy, al seguirme, algunos de ustedes, en el tercero de mis desplazamientos.
Antes de emprender de nuevo esta interrogación, lo menos que
puedo hacer es precisar cómo es que estoy aquí, para agradecérselo a
quien corresponde. Es a título de un préstamo que la Facultad de De-
recho ha tenido a bien hacer a varios colegas míos de los Hautes Etu-
des, entre los cuales, puesto que así lo ha querido, me cuento. Vaya
pues mi agradecimiento, con la conformidad de ustedes, espero, a la
Facultad de Derecho y, en particular, a sus primeras autoridades, espe-
cialmente al señor Decano.
Como saben tal vez por el cartel, sólo hablaré aquí - y no porque
no me hayan ofrecido este lugar todos los miércoles - el segundo y el
tercer miércoles de cada mes, de modo que quedo libre, sin duda para
otros asuntos, el resto de los miércoles. En particular, creo que puedo
anunciar que el primero de estos miércoles de cada mes, al menos parte
de ellos, es decir uno de cada dos, o sea los primeros miércoles de di-
ciembre, febrero, abril y junio, iré a Vincennes a llevar, no mi semina-
rio, tal como se anunció equivocadamente, sino lo que por contraste,
para subrayar que se trata de algo distinto, he procurado llamar cuatro
inpromptus, que he nombrado con un título humorístico que conoce-
rán en los lugares donde ya está anunciado.
Dado que, como pueden ver, me apetece dejar en suspenso esta indica-
ción, aprovecho rápidamente para librarme aquí de uri escnípulo que me que-
dó por una especie de acogida - que pensándolo bien fue poco amable -
que di a cierta persona, no porque yo lo quisiera, pero de hecho así fue.
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EL REVERSO DEL PSICOANALISIS PRODUCCJON DE LOS CUATRO DISCURSOS
Un día, alguien que tal vez esté aquí y que sin duda no se hará no- instaura cierto número de relaciones estables, en las que puede cierta-
tar, me abordó en la calle cuando iba a subir a un taxi. Paró su peque- mente inscribirse algo mucho más amplio, algo que va mucho más lejos
ño ciclomotor y me dijo - ¿Es usted el doctor Lacan? - Pues sí, le dije, que las enunciaciones efectivas. Estas no son necesarias para que nuestra
¿por qué? - ¿Vti a reemprender su seminario? - Pues sí, pronto. - ¿Dón- conducta, eventualmente nuestros actos, se inscriban en el marco de
de? Y entonces, y sin duda tenía mis razones, espero que me crea, le ciertos enunciados primordiales. Si no fuera así, ¿qué sería de lo que en-
respondí - }á se enterard. Dicho esto, se fue en su pequeño ciclomo- contramos en la experiencia, especialmente la analítica - que mencio-
tor, que había puesto en marcha con tal rapidez que me quedé con la namos en este punto porque a ella precisamente nos referimos - , ¿qué
palabra en la boca y lleno de remordimientos. Hoy he querido expresar ocurriría con lo que hallamos bajo la forma del superyó?
aquí estos remordimientos y presentarle mis excusas, si está aquí, para Hay estructuras - no podemos designarlas de otro modo - para
que me perdone. caracterizar lo que se puede obtener de ese en forma de que el año pasa-
En verdad es una buena ocasión para observar que, en cualquier ca- do me permití acentuar con un uso específico, es decir, lo que se pro-
so, si nos mostramos crispados, aunque lo sea en apariencia, nunca es duce por la relación fundamental, tal como la defino, de un significan-
por un exceso cometido por otro. Siempre es porque ese exceso coinci- te con otro significante. De ello resulta la emergencia de lo que
de con un exceso en uno mismo. Si me manifesté así, de una forma llamamos el sujeto - por el significante que, en cada caso, funciona
que enseguida me pareció intempestiva, es porque en aquel momento como representando a este sujeto ante otro significante.
me hallaba en un estado que suponía un exceso de preocupación. ¿Cómo situar esta forma fundamental? Este año vamos a escribir
Dicho esto, entremos en lo que ha de ser nuestra aportación de este año. esta forma, sin más preámbulos, de una manera nueva. El año pasado
la escribí como la exterioridad del significante S1, del que parte nuestra
definición de discurso tal como vamos a ponerla de relieve en este pri-
mer momento, con respecto a un círculo marcado con la sigla A, es de-
1 cir, el campo del gran Otro. Pero, simplificando, consideramos S 1 y la
batería de los significantes, designada por el signo S2 . Se trata de los
significantes que ya están ahí, mientras que en el punto de origen en el
El psicoandlisis al revés, creí que debía titular este seminario. que nos situamos para establecer qué es el discurso, el discurso en su
No crean que este título le deba nada a la actualidad, que se cree en estatuto de enunciado, S 1 debe considerarse como el significante que
situación de poner bastantes cosas patas arriba. Sólo daré una prueba interviene. Interviene sobre una batería significante que nunca, de nin-
de ello. En un texto fechado en 1966, en concreto una de esas intro- gún modo, tenemos derecho a considerar como dispersa, como si no
ducciones que hice en el momento de la recopilación de mis Escritos y formara ya la red de lo que se llama un saber.
que los escanden, texto titulado De nuestros antecedentes, caracterizo en De entrada se plantea este momento en que S1 viene a representar
la página 68 lo que ha constituido mi discurso como volver a tomar, algo, por su intervención en el campo definido, en este punto en el que
digo, el proyecto freudiano al revés. Así que está escrito mucho antes nos hallamos, como el campo previamente estructurado de un saber. Y
de los acontecimientos; volverlo a tomar por el reverso. su supuesto, ú1wK:c.tµc.vov, es el sujeto, en tanto representa este rasgo es-
¿Qué quiere decir esto? Resulta que el año pasado distinguí, de for- pecífico que debe distinguirse del individuo viviente. Este último es,
ma muy insistente, e;l discurso como una estructura necesaria que exce- seguramente, el lugar, el sitio de la marca, pero lo que el sujeto intro-
de con mucho a la palabra, siempre más o menos ocasional. Prefiero, duce por medio del estatuto del saber es de otro orden.
dije, incluso lo escribí un día, un discurso sin palabras.
Porque en realidad, puede subsistir muy bien sin palabras. Subsiste S1 S2
- -
en ciertas relaciones fundamentales. Estas, literalmente, no pueden $ a
mantenerse sin el lenguaje. Mediante el instrumento del lenguaje se
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EL REVERSO DEL PSICOANALISIS PRODUCCION DE LOS CUATRO DISCURSOS
Sin duda, aquí está, en torno a la palabra saber, el punto de ambi- Esto sólo para especificar un aparato que no tiene nada de impues-
güedad que tomamos hoy para acentuar algo para lo que ya he sensibi- to, como se diría desde cierta perspectiva, nada de abstracto respecto
lizado sus oídos por distintas vías, caminos, en momentos luminosos, de ninguna realidad. Por el contrario, está ya inscrito en lo que fun-
con destellos de flash. ciona como esa realidad de la que hablaba hace un momento, la del
¿Es preciso que se lo recuerde a quienes ya han tomado nota de discurso que está ya en el mundo y lo sostiene, al menos el mundo
ello, de eso que tal vez esté todavía dando vueltas en su cabeza? El año que conocemos. No sólo está ya inscrito, sino que forma parte de sus
pasado di en llamar saber al goce del Otro. pilares.
Cosa extraña. Es una fórmula que, a decir verdad, nadie había pro- Por supuesto, poco importa la forma de las letras con las que es-
ferido antes. Ya no es nueva, puesto que el año pasado ya pude darle cribamos esta cadena simbólica, con tal de que sea distinta - con es-
ante ustedes la suficiente verosimilitud, sostenerla sin levantar demasia- to basta para que se manifieste algo, relaciones constantes. Esta es la
das protestas. Este es uno de los puntos que anuncié para nuestra cita fórmula.
de este año. ¿Qué dice? Sitúa un momento. La continuación de lo que desarro-
De entrada completemos lo que primero tuvo dos pies, luego tres, llará aquí nuestro discurso nos dirá qué sentido conviene dar a este
démosle el cuarto. momento. Esta fórmula dice que en el preciso instante en que intervie-
He insistido en él desde hace bastante tiempo y especialmente el ne S 1 en el campo ya constituido por los otros significantes en la medi-
año pasado, ya que desde hace bastante tiempo el seminario pretendía da que se articulan ya entre ellos como tales, al intervenir sobre otro,
eso - De Otro al otro, lo titulé. Este otro, el pequeño, con este el que sobre otro sistema, surge esto, $, que es lo que hemos llamado el sujeto
le da notoriedad, era lo que en este nivel, que es de álgebra, de estruc- en tanto dividido. Este año debemos considerar otra vez su estatuto,
tura significante, designamos como objeto a. con todo su acento.
En este nivel de estructura significante, todo lo que debemos saber Finalmente, hemos acentuado desde siempre que de este trayecto
es cómo opera. Así, somos libres de ver qué ocurre si escribimos las co- surge algo que se define como una pérdida. Esto es lo que designa la le-
sas de tal forma que se dé a todo el sistema un cuarto de vuelta. tra que se lee como el objeto a.
Voy hablando de este cuarto de vuelta desde hace bastante tiempo, No hemos dejado de señalar el punto de donde extraemos esta fun-
y en ocasiones distintas - especialmente desde que apareció aquello ción del objeto perdido. Del discurso de Freud sobre el sentido especí-
que escribí bajo el título de Kant con Sade - como para que se haya fico de la repetición en el ser que habla. En efecto, de lo que se trata en
podido pensar que tal vez algún día se vería que esto no se limita al es- la repetición no es en absoluto de un efecto de memoria en el sentido
quema llamado Z, y que este cuarto de vuelta tiene razones distintas biológico, cualquiera que sea. La repetición tiene cierta relación con lo
del p1.,1ro accidente de representación imaginaria. que, de este saber, está en el límite y se llama goce.
Por eso en la fórmula que dice que el saber es el goce del Otro, de
'], S1 lo que se trata es de una articulación lógica. Del Otro, por supuesto, en
tanto - puesto que no hay ningún Otro - la intervención del signifi-
a S2 cante lo hace surgir como campo.
Sin duda me dirán que aquí, en suma, siempre estamos dando
He aquí un ejemplo. Si parece fundado que la cadena, la sucesión vueltas en círculo - el significante, el Otro, el saber, el significante, el
de las letras de este álgebra, no se puede alterar, cuando realizamos esta otro, el saber, etc. Pero precisamente aquí el término goce nos permite
operación del cuarto de vuelta obtenemos cuatro estructuras, no más, mostrar el punto de inserción del aparato. Obrando así, nos alejamos
la primera de las cuales les muestra de algún modo el punto de partida. de lo que se refiere genuinamente al saber, de lo que puede reconocerse
Es muy fácil producir rápidamente, sobre el papel, las tres que fal- como saber, para remitirnos a sus límites, a su campo, con el que la pa-
tan. labra de Freud osa enfrentarse.
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porque éstas son las tres primeras letras de la palabra enseñar. Pues Lean lo que Freud dice de la resistenéia de la vida frente a la ten-
bien, fue en la calle d'Ulm donde se dieron cuenta de que lo que yo dencia al Nirvana, tal como se llamó la pulsión de muerte cuando la
decía era una enseñanza. introdujo. Sin duda, esta tendencia a volver a lo inanimado se hace
Antes no resultaba evidente. Ni admisible siquiera. Los profesores, es- presente en la experiencia analítica, que es una experiencia de discurso.
pecialmente los médicos, estaban muy inquietos. El hecho de que no fuese Freud llega hasta aquí. Pero si esa burbuja - al leer aquellas páginas
algo médico hacía planear la duda sobre si merecía el título de enseñanza, se impone esta imagen - subsiste, es porque la vida vuelve allí única-
hasta el día en que se vio venir a algunos jovencitos, los de Cahiers pour mente por caminos siempre iguales y que quedaron trazados en su día.
l'analyse, que se habían formado en aquel rincón donde - como dije mu- ¿Qué es esto, sino el verdadero sentido de lo que hallamos en la noción
cho tiempo antes, precisamente en la época de los gags - por efecto de de instinto, la implicación de un saber?
formación no se sabe nada, pero lo enseñan de maravilla. Que hayan in- Este sendero, este camino, lo conocemos, es el saber ancestral. Y es-
terpretado así lo que yo decía - hoy hablo de una interpretación que no te saber, ¿qué es? - si no olvidamos que Freud introduce lo que él
es la interpretación analítica - tiene su sentido. mismo llama el más allá del principio del placer, que no por ello resulta
Naturalmente, no se sabe qué va a pasar aquí. No sé si vendrán es- desbaratado. El saber es lo que hace que la vida se detenga en un cierto
tudiantes de Derecho, pero realmente esto sería capital para la interpre- límite frente al goce. Puesto que el camino hacia la muerte - de eso se
tación. Probablemente será, de las tres, la época más importante, pues- trata, de un discurso sobre el masoquismo-, el camino hacia la muer-
to que este año se trata de tomar el psicoanálisis del revés y, tal vez, te no es nada más que lo que llamamos el goce.
precisamente, darle su estatuto, en el sentido del término que suele lla- Hay una relación primaria del saber con el goce, y ahí se inserta lo
marse jurídico. Esto, en todo caso, siempre ha tenido relación, y en el que surge en el momento en que aparece el aparato que corresponde al
mayor grado, con la estructura del discurso. Si no es así, si no es en el significante. Por eso es concebible que vinculemos con esto la función
derecho donde se palpa de qué modo el discurso estructura el mundo del surgimiento del significante.
real, ¿dónde va a ser? Por eso no estamos menos en nuestro lugar aquí Ya basta, dirán, ¿tenemos que explicarlo todo? ¿Y por qué no el ori-
que en cualquier otra parte. gen del lenguaje? Ya se sabe que para estructurar correctamente un saber
De modo que no acepté esta ganga sólo por razones de comodidad. hay que renunciar a la cuestión de los orígenes. Lo que hacemos al arti-
Pero de sus periplos es el que les resultará a ustedes menos incómodo, cular esto es superfluo en relación con lo que tenemos que desarrollar
al menos los que estaban habituados a ir al otro lado. No estoy seguro este año, que se sitúa en el nivel de la estructura. Es una vana búsqueda
de que sea muy cómodo para aparcar, pero en fin, para eso cuentan to- de sentido. Pero, como ya he dicho, tengamos en cuenta lo que somos.
davía con la calle d'Ulm. De modo que sigo. En esa juntura de un goce - y no cualquiera,
sin duda debe permanecer opaco - , en la juntura de un goce privile-
giado entre todos - no porque sea el goce sexual, puesto que lo que
este goce designa por el hecho de estar en la juntura, es la pérdida del
3 goce sexual, la castración - , es en relación con la juntura con el goce
sexual que surge, en la fábula freudiana de la repetición, el engendra-
miento de algo radical, que da cuerpo a un esquema literalmente arti-
Sigamos. culado. Una vez surgido S1, primer tiempo, se repite ante S2 . De esta
Habíamos llegado a nuestro instinto y a nuestro saber, situados, puesta en relación surge el sujeto, representado por algo, por cierta pér-
en suma, por lo que Bichat define como la vida. La vida, dice - y dida, ha valido la pena hacer este esfuerzo hacia el sentido para com-
es una definición muy profunda, si la examinan de cerca verán que no prender su ambigüedad.
es en absoluto necia - , es el conjunto de faerzas que se resisten a la No en vano el año pasado llamé plus de goce a este objeto, del que
muerte. por otra parte dije que, en el análisis, toda la dialéctica de la frustración
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EL REVERSO DEL PSICOANALISIS PRODUCCION DE LOS CUATRO DISCURSOS
se organiza a su alrededor. Esto significa que la pérdida del objeto es No es casualidad que sea ésta la prímera forma que les he dado.
también la hiancia, el agujero que se abre a algo que no se sabe si es la Nada me impedía partir de otra, de la segunda por ejemplo. Pero es un
representación de la falta de goce, que se sitúa por el proceso del saber hecho, determinado por razones históricas, que esta primera forma,
en tanto éste adquiere un acento muy distinto, porque desde entonces que se enuncia a partir de este significante que representa a un sujeto
es saber escandido por el significante. ¿Es acaso el mismo incluso? ante otro significante, tiene una importancia muy particular, en la me-
La relación con el goce se acentúa, de pronto, por esa función, to- dida en que, en lo que este año enunciaremos, se distinguirá, entre las
davía virtual, que se llama el deseo. Por esta misma razón llamo plus de cuatro, como la articulación del discurso del amo.
goce a lo que surge aquí, no lo articulo como un forzamiento o una Me parece innecesario reseñarles la importancia histórica del dis-
transgresión. curso del amo, porque de cualquier modo, en conjunto, están ustedes
Por favor, que dejen ya de farfullar con todo esto. Lo que el análisis reclutados a partir de este tamiz llamado universitario y, por este he-
muestra, si muestra algo - apelo a quienes tienen aquí un espíritu dis- cho, no ignoran que la filosofía no habla de otra cosa. Antes incluso de
tinto, del que no pueda decirse, como dice Barres del cadáver, que farfu- que no hablara de otra cosa, es decir, de que lo llamara por su nombre
lla - , es precisamente esto, que no se transgrede nada. Escabullirse no - al menos es evidente en Hegel y él lo ilustra muy bien - , ya era
es transgredir. Ver una puerta entreabierta no es lo mismo que franque- manifiesto que eso que nos concierne en relación con el discurso, por
arla. Ya tendremos ocasión de volver a lo que estoy introduciendo ahora ambiguo que sea, y que se llama filosofía, se había manifestado en el
- aquí no se trata de transgresión, sino más bien de irrupción, una caí- nivel del discurso del amo.
da en el campo, de algo que es del orden del goce - un sobrante. No sé hasta dónde podré llevar lo que hoy tengo que indicarles,
Pues bien, incluso eso, tal vez es eso lo que hay que pagar. Por eso porque si queremos dar toda la vuelta por los cuatro discursos en cues-
el año pasado les dije que en Marx se reconoce que este a de aquí fun- tión no nos podemos entretener.
ciona en el nivel que se articula - en el discurso analítico, y no en ¿Cómo se llaman los otros? Se lo diré enseguida, ¿por qué no?
otro - como plus de goce. Esto es lo que Marx descubre como lo que Aunque sólo fuese para ponerles el caramelo en la boca.
es realmente la plusvalía. · Este, el segundo en la pizarra, es el discurso de la histérica. 1 No es
Por supuesto, no fue Marx quien inventó la plusvalía. Sólo que an- evidente, pero se lo explicaré.
tes nadie sabía qué lugar tenía. Era el mismo lugar ambiguo del que Luego los otros dos. Hay uno que es el discurso del analista. El
hablaba hace un momento, el trabajo de más, el plus de trabajo. ¿Qué otro - no, decididamente no les diré qué es. Si lo decimos hoy sin
se paga con eso, se pregunta él, sino precisamente goce, que es preciso más se prestaría a demasiados malentendidos. Ya lo verán, es un discur-
que vaya a algún lugar? so muy de actualidad.
Lo inquietante es que, si se paga, se tiene, y desde el momento en Retomemos pues el primero. Debo fundamentar la designación del
que se tiene es muy urgente derrocharlo. Si no se derrocha, se pagan las aparato algebraico aquí presente, que da la estructura del discurso del
consecuencias. amo.
Por el momento lo dejamos en suspenso. S1 es, digamos, para ir deprisa, el significante, la función de signifi-
cante en que se apoya la esencia del amo. Por otra parte, tal vez recuer-
den algo en lo que insistí varias veces el año pasado: el campo que co-
4 rresponde al esclavo, es el saber, S2 • Si leemos los testimonios que
tenemos de la vida antigua, en todo caso del discurso que se producía
sobre esa vida - lean en este sentido la Política de Aristóteles - , no
¿Qué estoy haciendo? Empiezo a hacerles admitir, simplemente
porque lo he situado, que este aparato de cuatro patas, con cuatro posi- 1. La ambigüedad del género en el término francés hystérique se decanta-
ciones, puede servirnos para definir cuatro discursos básicos. rá luego claramente del lado femenino.
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EL REVERSO DEL PSICOANALISIS PRODUCCJON DE LOS CUATRO DISCURSOS
cabe ninguna duda sobre lo que digo del esclavo, caracterizado como Vayan al Menón, en el pasaje donde se trata de la raíz de 2 y su in-
soporte del saber. conmensurable. Hay uno que dice: A ver, que venga el esclavo, ese pe-
En la Antigüedad no es simplemente una clase, como nuestro escla- queñín, ya verán ustedes Lo que sabe. Le plantean preguntas, por su-
vo moderno, es una función inscrita en la familia. El esclavo del que puesto preguntas de amo, y el esclavo responde a las preguntas,
habla Aristóteles está tanto en la familia como en el Estado, más en la naturalmente, las respuestas que las preguntas dictan por sí mismas.
primera que en el segundo. Lo está porque es alguien que posee un sa- Nos hallamos ante una forma de irrisión. Es una forma de mofarse del
ber hacer. Antes de saber si el saber se sabe, si se puede fundar un suje- personaje, lo asan vivo. Nos hacen ver que la parte seria, el objetivo, es
to en la perspectiva de un saber totalmente transparente en sí mismo, mostrar que el esclavo sabe, pero si lo reconocen tan sólo con esa ar-
es importante saber aclarar el registro que, originalmente, corresponde gucia de la irrisión, lo que ocultan es que únicamente se trata de
al saber hacer. arrebatar al esclavo su función respecto del saber. Para dar todo su
Ahora bien, ¿qué es lo que vemos que sucede y da su sentido, un sentido a lo que acabo de enunciar, habría que ver, y éste será el paso
primer sentido - encontrarán otros - , a la filosofía? Felizmente, gra- que daremos la próxima vez, cómo se articula la posición del esclavo
cias a Platón tenemos algunos indicios y es esencial recordarlos para si- con respecto al goce. Ya lo esbocé el año pasado, con un hint pintores-
tuar de qué se trata. Después de todo, si en todo esto que nos ocupa co. Lo que suele decirse es que el goce es privilegio del amo. Por el
hay algo que tenga sentido es poner las cosas en su sitio. ¿Qué señala la contrario, lo interesante, todo el mundo lo sabe, es que aquí esto se
filosofía en toda su evolución? Esto - el robo, el rapto, la sustracción desmiente.
del saber a la esclavitud por la operación del amo. En suma, en este caso se trata de la condición de amo. Hoy, como
Para darse cuenta, basta con tener un poco de práctica en los diálo- introducción, sólo quisiera decirles hasta qué punto nos interesa esta
gos de Platón, y Dios sabe que, desde hace dieciséis años, me esfuerzo condición, cuya enunciación merece que la reservemos para un mo-
para que quienes me escuchan adquieran esta práctica. mento posterior. Nos interesa, pues lo que se revela y al mismo tiempo
Empecemos distinguiendo lo que llamaré en esta ocasión las dos ca- queda ahí, arrinconado en el desván, es la función de la filosofía. En
ras del saber, la cara articulada y aquel saber hacer tan emparentado con vista del espacio que me he dado, más breve que otros años, no puedo,
el saber animal, pero que no está desprovisto, en el esclavo, del aparato sin lugar a dudas, desarrollarlo. No importa - que alguien retome este
que hace de él una red de lenguaje, y de las más articuladas. Se trata de tema y haga con él lo que quiera. La filosofía, en su función histórica,
darse cuenta de que esto, la segunda capa, el aparato articulado, puede es esta extracción, casi diría esta traición, del saber del esclavo para
transmitirse, lo que significa que se transmite desde el bolsillo del escla- conseguir convertirlo en saber de amo.
vo hasta el del amo, si es que en aquella época había bolsillos. ¿Quiere decir esto que lo que surge, para dominarnos, en forma de
Ahí reside todo el esfuerzo por extraer lo que se llama la episteme. ciencia, es el fruto de esta operación? Lejos de precipitarnos, debemos
Curiosa palabra, no sé si lo han pensado alguna vez - ponerse en bue- constatar, por el contrario, que no es así, de ningún modo. Aquella sa-
na posición, en suma, es la misma palabra que verstehen. Se trata de en- biduría, aquella episteme que conoce todos los recursos, todas las dico-
contrar la posición que permita que el saber se convierta en saber de tomías, sólo ha alcanzado un saber que podemos designar con el térmi-
amo. La función de la episteme, especificada como saber transmisible, no que le servía al propio Aristóteles para caracterizar al saber del amo,
remítanse a los diálogos de Platón, está siempre tomada, por entero, de un saber teórico. No en el sentido débil que damos ahora a esta pala-
las técnicas artesanales, es decir, siervas. Se trata de extraer su esencia bra, sino en el sentido muy marcado que tiene la palabra teoría en Aris-
para que ese saber se convierta en saber de amo. tóteles. Singular error. Vuelvo a ello, porque es el punto candente de
Y luego esto se redobla, . naturalmente, con un pequeño golpe, un mi discurso, un punto bisagra. La ciencia sólo nació el día que alguien,
retroceso, que no es ni más ni menos que lo que se llama un lapsus, un en un movimiento de renuncia a este saber, mal adquirido, si puedo
retorno de lo reprimido. Pero llamado fulano o mengano, Karl Marx o decirlo así, extrajo por primera vez la función del sujeto de la relación
algún otro. estricta de S1 con S2 , me refiero a Descartes. Descartes, tal como creo
o 21
EL REVERSO DEL PSJCOANALISIS PRODUCCJONDE LOS CUATRO DISCURSOS
que lo puedo articular, de acuerdo con quienes se han ocupado de él, al COMPLEMENTO
menos con una parte importante de ellos.
Es conveniente distinguir el momento en que surge este viraje de la
tentativa de traspaso del saber del esclavo al amo y el de su reinicio, Sesión siguiente: Protesta
motivado sólo por cierto modo de plantear en la estructura toda fun-
ción posible del enunciado en tanto se sostiene únicamente en la arti- Personas que, a títulos diversos, me aman, me han advertido que la
culación del significante. Con esto obtienen ya un pequeño ejemplo de protesta está al acecho.
la luz que puede aportarles el tipo de trabajo que les propongo este No se dan cuenta de que soy yo quien acecha, también, a la protes-
año. No vayan a creer que todo acaba aquí. ta. Y eso por algo que me interesa de forma eminente, para que confir-
Esto que acabo de adelantarles produce, al mostrarlo, el efecto de me o invalide este nivel donde yo sitúo la estructura de un discurso.
desengaño propio de una evidencia, ¿quién puede negar que la filosofía Acabo de decir yo.
haya sido alguna vez algo distinto que una empresa fascinatoria en be- Evidentemente, es porque el discurso en cuestión lo veo desde otra
neficio del amo? En el otro extremo tenemos el discurso de Hegel y esa parte. Lo veo desde un lugar donde me sitúa otro discurso del cual yo
enormidad que llama saber absoluto. ¿Qué puede significar el saber ab- soy efecto. De forma que en este caso da igual decir que este discurso
soluto, si partimos de la definición que me he. permitido recordarles me sitúa o se sitúa.
como algo primordial en nuestro proceder con respecto al saber? En este discurso, lo que importa no es tan sólo que yo pueda cantar
Puede que empecemos con esto la próxima vez. Al menos será uno mi cancioncita, hacer un buen curso, como suele decirse. Por supuesto,
de nuestros puntos de partida, puesto que hay otro, no menos impor- eso no es poca cosa, y hasta el momento no puede decirse que se hayan
tante, y especialmente saludable en razón de los disparates verdadera- quedado sin poder tomar apuntes.
mente abrumadores que dicen los psicoanalistas sobre el deseo de saber. Realmente yo no puedo quejarme de que me hayan molestado.
Si hay algo que el psicoanálisis debería obligarnos a sostener obsti- Pero no creo que poner trabas a la continuidad de un curso sea
nadamente, es que el deseo de saber no tiene ninguna relación con el protestar. Sería penoso que tenga que enseñárselo a la mismísima pro-
saber - a menos, por supuesto, que nos contentemos con esa palabra testa.
obscena de transgresión. Distinción radical, que con respecto a la peda- En realidad, tan esencial como que yo hable o no tranquilo es el
gogía tiene las mayores consecuencias - lo que conduce al saber no es ambiente que respiran quienes me escuchan. En efecto, hablo de algo
el deseo de saber; Lo que conduce al saber es - concédanme un plazo que señala la entrada en acción de este discurso que no es mío, sino
más o menos largo para que lo justifique - el discurso de la histérica. que yo soy, por ceñirme a este término provisional, su efecto.
En efecto, hay que plantearse una pregunta. El amo que produce La semana pasada estuve en Vincennes, donde tal vez creyeron que
esta operación de desplazamiento, de transferencia bancaria, del saber lo que ocurría no era de mi agrado. En efecto, se había dispuesto que
del esclavo, ¿tiene acaso ganas de saber? ¿Tiene el deseo de saber? Un mi venida, tan sólo a título de personaje notorio, sería la oportunidad
verdadero amo, esto es algo que por lo general hemos visto hasta épo- para producir una obstrucción. ¿Creen que eso puede sorprenderme de
cas recientes, y cada vez se ve menos, no desea saber nada en absoluto, algún modo? ¿Es preciso que diga que estaba prevenido de lo que en-
lo que desea un verdadero amo es que la cosa marche. ¿Para qué quiere contré? ¿Y qué contexto tan novedoso creen que puede constituir para
saber? Hay cosas más divertidas. ¿Cómo llegó el filósofo a inspirar al mí este incidente, si resulta que esta obstrucción no es cosa de hace
amo el deseo de saber? Les dejo en este punto. Es una pequeña provo- cuatro días?
cación. Si alguien lo descubre de aquí a la próxima vez, ya me lo dirá. Para empezar por el principio, cuando inicié mi discurso en Sainte-
Anne, lo que llamo el ambiente que respiran mis oyentes lo constituía en-
tonces una · pequeña encuesta cuya periodicidad no conozco, pero que
26 de noviembre de 1969 debía de ser mensual, más tarde trimestral. Era un ansioso interrogato-
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EL REVERSO DEL PSJCOANALISJS PRODUCCJON DE LOS CUATRO DISCURSOS
rio que les hacían, en ese mismo medio en el que yo era un huésped, composición no sé qué efecto de incomodidad. Tuvimos esa experien-
sobre si mi enseñanza respondía a las garantías propias de una enseñan- cia en un lugar que nos dio un cobijo que agradezco, pueden estar se-
za médica. Cabía la posibilidad - angustia, temblor - de que mi en- guros, a quienes evocaron el hecho de que duró tanto tiempo. No
señanza no tuviera las características de una enseñanza médica. crean que la observación sobre lo incómodo de mi auditorio partió
Para el tema que, para empezar, me ocupaba, es decir, por Dios, de instancias accidentales.
la crítica de Freud, ¿qué características hubiera podido tener una ense- Fueron los alumnos de la Escuela Normal, los elementos normalis-
ñanza médica? ¿Tal vez debía consistir en algún acto de referencia, no tas, esos principitos de la Universidad, que saben muy bien que no es
he dicho reverencia, a términos considerados sagrados porque se hallan preciso saber algo para enseñarlo, quienes advirtieron que ocurrían co-
en el centro, en el corazón de la enseñanza médica? ¿Para que esa ense- sas muy curiosas en mi seminario. Sucedía que allí, cuando ustedes fu:.
ñanza fuese médica, tenía que indicar que tal vez algún día se le encon- maban -y ciertamente por este motivo, de vez en cuando, me hice
trarán a la neurosis causas endocrinas? ¿O tan sólo recordar que hay eco de que hubieran podido abstenerse- ocurría algo que nunca he
uno de esos pequeños elementos de los que, sin embargo, no podemos visto en ninguna otra parte, y es que el humo atravesaba el techo de la
prescindir y que suele llamarse el elemento constitucional? Esto hubiera sala de forma que los elegantes normalistas, que al parecer estaban en
sido médico. las superiores bibliotecas de arriba, no podían respirar.
En suma, como no me entretenía con estas reverencias, cesó la en- Son cosas extraordinarias que evidentemente sólo pueden producir-
cuesta y se quedaron convencidos de que les había puesto en la triste se a causa de este público que son ustedes. Hecho cuya importancia les
situación de sufrir, en el corazón de un lugar esencialmente médico, estoy mostrando.
una enseñanza que no lo era.
Fue entonces cuando me hicieron llegar, por medio de personas a [Entra un bedel}
través de las cuales, por desgracia, estaban demasiado seguros de que el
mensaje a la fuerza me llegaría, puesto que estaban en análisis conmi- Yo que dudaba de esta protesta de Vincennes, y aquí la tienen, en
go, todo lo que pensaban sobre mi público. todo su esplendor. Este buen hombre es conmovedor.
Digo esto porque en el público que forman ustedes hoy puedo dis- Todo esto ocurre en una zona que con todo no pierde su significa-
cernir mejor los rasgos, sus componentes, veo mejor las caras - mu- ción.
chas son familiares, pero me alegro, como me alegro también de que,
como puedo constatar, esto se haya aligerado relativamente. La última [El bedel apaga las luces y hace desaparecer la pizarra.]
vez parecía un vagón de metro un poco lleno.
Buena parte de ustedes estaban ya en aquel viejo auditorio antes de Por muy divertidas que sean estas bromas, debidas a la organiza-
seguirme a este lugar al que he tenido que emigrar, y puedo decir que ción de las altas esferas, levanto la sesión.
mi audiencia de Sainte-Anne estaba constituida entonces por quienes
actualmente son los pilares de la Escuela Freudiana - con eso no quie-
ro decir que no sean gente a toda prueba. Pues sí, por Dios que sólo 1O de diciembre de 1969
con ver sus siluetas paseando antes de entrar a escucharme a las doce y
media, como siempre, al parecer había quien apreciaba cierta pinta de
toxicomanía y homosexualidad. Se podía notar. Eso era, evidentemen-
te, lo que reflejaba el estilo, la forma general, la forma de andar de esos
deambuladores.
Esto para que vean que no es cosa de hoy, que mi público arranca
- ¿de dónde? eso es precisamente lo que pregunto - por su propia
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EJES DE LA SUBVERSION ANALITICA
11 de febrero de 1970
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MAS ALLA DEL COMPLEJO DE EDIPO
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claro que si me limito a dejarles pendientes de los diversos puntos de También aquí podemos decir que no se trata de esto. Es cierto que
un artículo que, en efecto, presenta en muchos aspectos una especie de el punto extremo del psicoanálisis es el ateísmo, a condición de dar a
apertura, de cuestionamiento y, si quieren, de preparación. este término otro sentido que el de Dios ha muerto, del que todo indica
Puede emitirse aquí una preferencia por uno u otro de estos dos que, lejos de poner en cuestión lo que está en juego, es decir la ley, más
métodos - doy la palabra a Marie-Claire Boons. bien la consolida. Hace mucho tiempo ya, advertí que frente a la frase
Procederé pues de la segunda manera. del anciano padre Karamazov, Si Dios ha muerto, entonces todo estd per-
mitido, la conclusión que se impone en el texto de nuestra experiencia,
es que a Dios ha muerto le corresponde ya nada estd permitido.
Para aclarar esto cuyo horizonte les anuncio, partamos de la muerte
del padre, si es cierto que esto es precisamente lo que Freud nos antici-
1 pa como la clave del goce, del goce del objeto supremo identificado
con la madre, la madre a la que apunta el incesto.
Seguro que no es a partir de un intento de explicar qué significa
La muerte del padre. En efecto, todos lo saben, parece que aquí es- acostarse con la madre como el asesinato del padre se introduce en la
tá la clave, el punto culminante de lo que se enuncia, y no sólo a título doctrina freudiana. Por el contrario, la prohibición de este goce como
mítico, de todo aquello de lo que se ocupa el psicoanálisis. goce primero se edifica a partir de la muerte del padre.
Marie-Claire Boons, al final de su artículo, nos daría a entender in- En realidad, no se trata sólo de la muerte del padre, sino del asesina-
cluso que muchas cosas se derivan de esta muerte del padre, y en parti- to del padre, como lo ha planteado muy bien en su interrogación la per-
cular ese no sé qué que supuestamente haría que el psicoanálisis, de al- sona a la que me refiero. Es aquí, en el mito de Edipo tal como nos lo
guna manera, nos liberara de la ley. enuncian, donde está la clave del goce. Pero si es precisamente así - ob-
Gran esperanza ésta. Sé muy bien, en efecto, que en este registro es servémoslo de cerca - como se nos presenta este mito en su enunciado,
donde una referencia libertaria podría vincularse con el psicoanálisis. ya he dicho que conviene tratarlo como lo que es, a saber, un contenido
Creo que no se trata de eso, y éste es todo el sentido de lo que lla- manifiesto. Por este hecho, es preciso empezar por articularlo bien.
mo el reverso del psicoanálisis. El mito de Edipo, en el nivel trágico en el que Freud se lo apropia,
La muerte del padre, en tanto se hace eco de este enunciado que muestra bien que el asesinato del padre es la condición del goce. Si La-
tiene un centro de gravedad nietzscheano, de este anuncio, de esta bue- yo no resulta eliminado - en el curso de una lucha en la que, por otra
na nueva, que Dios ha muerto, no me parece, ni mucho menos, de na- parte, no es seguro que Edipo vaya a heredar, así, inmediatamente, el
turaleza tal que deba liberarnos. El primer punto de apoyo para probar- goce de la madre - , si Layo no resulta eliminado, no habrá tal goce.
lo es la enunciación del propio Freud. Con razón Marie-Claire Boons, ¿Pero si lo obtiene, es al precio de este asesinato?
al principio de su artículo, nos hace observar lo que ya dije hace dos se- Aquí se encuentra lo principal, que adquiere todo su relieve por el
minarios, que el anuncio de la muerte del padre está lejos de ser in- hecho de que la referencia se tome de un mito puesto en acción en la
compatible con la motivación que Freud halla en la religión, a título de tragedia. Lo obtiene en calidad de alguien que ha liberado al pueblo de
su interpretación analítica. Es decir, que la religión misma se basaría en una pregunta que lo está diezmando de sus mejores, que quisieron res-
algo que Freud anticipa de forma bastante sorprendente como primor- ponder a lo que se presenta como enigma, es decir, lo que se representa
dial, que es el padre quien es reconocido como merecedor del amor. mediante el soporte de aquel ser ambiguo que es la esfinge, en la que se
Vemos aquí ya el anuncio de una paradoja, que deja al autor que acabo encarna hablando con propiedad una disposición doble, porque está he-
de nombrar en una situación embarazosa con respecto al hecho de que cha, como el medio decir, de dos medios cuerpos. Edipo, al responder
en suma, el psicoanálisis parecería que prefiere mantener, reservar, el por su parte, resulta, aquí está la ambigüedad, que suprime la situación
campo de la religión. de suspenso que introducía así en el pueblo la pregunta de la verdad.
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Seguramente no tiene ni idea de hasta qué punto la respuesta que riencia lo muestra. ¿No se indica así que es de padre a hijo como se
da a esta pregunta se anticipa a su propio drama, ni hasta qué punto, al transmite la castración?
hacer una elección, cae tal vez en la trampa de la verdad. Es el hombre Si así es, ¿qué hay de la muerte, si se presenta como lo que está en
- ¿quién sabe qué es el hombre? ¿Ya está todo dicho con remitirlo al el origen? ¿No hallamos aquí una indicación de que es tal vez un modo
proceso, tan ambiguo en boca de Edipo, que le hace ir primero a cua- de encubrimiento? Aunque sea algo que surge, que se experimenta des-
tro patas, después sobre las dos de detrás - cosa en la que Edipo, co- de la posición misma del analista en el proceso subjetivo de la función
mo todo su linaje, se distingue precisamente, como lo ha señalado muy de la castración ¿no la esconde aquí de todas formas, no la vela de algu-
bien Claude Lévi-Strauss, por no caminar erguido - , después, para fi- na manera, poniéndola, si puede decirse así, bajo su égida, y evita así
nalizar, con la ayuda de un bastón que, sin ser el bastón blanco del cie- que llevemos hasta su punto culminante lo que permite enunciar de
go, no debía tener para Edipo un carácter menos singular, ya que este una manera última y rigurosa la posición del analista?
tercer elemento es, por nombrarlo, su hija Antígona? ¿Cómo sucede esto? No es insignificante darse cuenta de que Freud
La verdad, ¿se ha hecho a un lado? ¿Qué quiere decir esto? ¿Es para encontró primero el mito del asesinato del padre como algo esencial en
dejarle a Edipo vía libre para volver? Porque al querer intervenir él de el nivel de la interpretación del sueño, y que en él se manifiesta un an-
nuevo ante una desgracia, dos veces mayor esta vez, la verdad volverá a helo, un deseo de muerte. El artículo de Conrad Stein realiza al respec-
surgir, no ya diezmando a su pueblo de quienes se exponen a la pre- to una crítica notable subrayando la recrudescencia de estos anhelos de
gunta de la esfinge, sino golpeándolo en masa bajo esa forma ambigua muerte con respecto al padre en el momento mismo en que su muerte
que se llama la peste y que la esfinge tiene a su cargo en la temática de llega a ser real. Según el propio Freud, La Interpretación de los sueños
la Antigüedad. Freud nos indica en este punto que, para Edipo, la surgió de la muerte de su padre. Así que Freud se considera culpable de
cuestión de la verdad se renueva y termina ¿en qué? En lo que pode- la muerte de su padre.
mos identificar, en una primera aproximación, con algo que tiene rela- Por otra parte ¿es esto, como lo subraya el autor, la marca de algo
ción al menos con el precio que se paga con una castración. oculto y que sería propiamente el anhelo de que el padre sea inmortal?
¿Es eso todo? Al final ocurre que no le cae la venda de los ojos, si- Esta interpretación se adelanta en la línea del psicologismo analítico,
no que los ojos le caen como vendas. ¿No vemos acaso, en este objeto cuyo presupuesto básico es que la esencia de la posición infantil se funda
mismo, a Edipo reducido no ya a sufrir la castración, sino más bien en la idea que se forma de la omnipotencia como algo que está más allá
diría a ser la castración misma? A saber, lo que queda cuando desapa- de la muerte. En la pluma de un autor que no abandona sus presupues-
rece de él, bajo la forma de sus ojos, uno de los soportes elegidos por tos, esta interpretación está, si puedo decirlo así, en regla. Por el contra-
el objeto a. rio, al criticar lo que se dice que constituye la esencia de la posición del
¿Qué quiere decir esto sino que surge la pregunta de saber si lo que niño, resulta que entonces hay que abordar por otra vía lo que constitu-
debe pagar es haber subido al trono, no por la vía de la sucesión, sino yen los deseos de muerte y lo que enmascaran, si enmascaran algo.
por la vía de aquella elección que hizo de él un amo por haber borrado Y en primer lugar, en lo que tenemos que enunciar sobre la estruc-
la pregunta de la verdad? Dicho de otra manera, introducidos como lo tura subjetiva como dependiente de la introducción del significante,
están ya por mi enunciado, que dice que lo que constituye la esencia de ¿podemos poner a la cabeza de esta estructura lo que llaman, sea lo que
la posición del amo es estar castrado, ¿no ven que encontramos aquí, sea, conocimiento de la muerte?
velado, es cierto, pero al menos indicado, que la sucesión procede pro- Conrad Stein se aprovecha muy hábilmente de los análisis de Freud
piamente también de la castración? sobre algunos de sus principales sueños, entre los que se cuenta la fa-
Si - fantasma que siempre se indica, es curioso, pero sin vincular- mosa plegaria de cerrar los ojos, con la ambigüedad de este un ojo bajo
lo propiamente con el mito fundamental del asesinato del padre - si una barra, que, por otra parte, él produce como resultado de una alter-
la castración gopea al hijo, ¿no le hace acceder también por el camino nativa. Se aprovecha de ellos en la línea de su interpretación, que es la
adecuado a lo que constituye la función del padre? Toda nuestra expe- de una denegación de la muerte en nombre de la omnipotencia.
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Pero esto puede leerse en otro sentido. to freudiano es la equivalencia del padre muerto y el goce. Esto es lo
que podemos calificar con el término de operador estructural.
Aquí, el mito se trasciende, al enunciar a título de lo real - ya que
es en esto en lo que Freud insiste - que aquello ocurrió realmente,
2 que eso es lo real, que el padre muerto tiene la salvaguarda del goce y
que de ahí partió la prohibición del goce, de ahí procede.
Que el padre muerto sea el goce es algo que se nos presenta como el
En efecto, tal vez sea susceptible de otro sentido, si se toma el últi- signo de lo imposible mismo. Y aquí volvemos a encontrarnos con estos
mo sueño de la misma serie y se hace de él el centro, cosa que hice en términos que defino como los que fijan la categoría de lo real - en tan-
su momento. to se distingue radicalmente, en lo que articulo, de lo simbólico y de lo
Freud mismo pone el acento en un sueño que no es suyo sino de imaginario - lo real es lo imposible. No en calidad de un simple tope
uno de sus pacientes, sueño que se enuncia: él no sabía que estaba muerto. contra el que nos damos de cabeza, sino el tope lógico de aquello que,
Este sueño lo descompuse, para analizarlo, alineándolo sobre las de lo simbólico, se enuncia como imposible. De aquí surge lo real.
dos líneas de la enunciación y del enunciado. Esto para recordarnos Reconocemos muy bien aquí, en efecto, más allá del mito de Edi-
que, o una cosa o la otra - o la muerte no existe y hay algo que sobre- po, un operador, un operador estructural, llamado el padre real - con
vive, pero no está sin embargo resuelta la cuestión de si los muertos sa- la propiedad, diría, de que a título de paradigma, es también la promo-
ben que están muertos - o bien no hay nada más allá de la muerte y ción, en el corazón del sistema freudiano, del padre de lo real, que po-
es seguro que, en este caso, no lo saben. Todo esto para decir que nadie ne en el centro de la enunciación de Freud un término de lo imposible.
sabe, nadie de los vivos en cualquier caso, qué es la muerte. Es notable Esto significa que la enunciación freudiana no tiene nada que ver
que las producciones espontáneas que se formulan desde el nivel del in- con la psicología. No hay ninguna psicología concebible de este padre
consciente se enuncien de esta manera, que la muerte, para cualquiera, original. Sin embargo, la presentación que se hace de él da risa, y no
es propiamente hablando incognoscible. tengo necesidad de repetir lo que ya dije en el último seminario - el
En su momento subrayé que es indispensable para la vida que algo que goza de todas las mujeres, inconcebible imaginación, cuando es
irreductible no sepa - no que estamos muertos, no digo esto, porque bastante perceptible normalmente que dar abasto con una ya es mu-
no es esto lo que hay que decir, en calidad de nosotros no estamos cho. Nos vemos aquí remitidos a una referencia totalmente distinta, la
muertos, no todos juntos en todo caso, precisamente en eso nos apoya- de la castración, desde el momento en que la hemos definido como
mos - , que algo no sepa que Yo estoy muerto. Yo estoy muerto, exac- principio del significante amo. Les mostraré al final del discurso de hoy
tamente, en la medida en que Yo estoy condenado a morir, pero en lo que puede querer decir esto.
nombre de este algo que no lo sabe, tampoco yo quiero saberlo. El discurso del amo nos muestra el goce que le llega al Otro - es
Esto permite poner en el centro de la lógica este todo hombre - to- .él quien tiene los medios para ello. Lo que es lenguaje sólo lo obtiene
do hombre es mortal- que se apoya precisamente en el no saber de la insistiendo hasta producir la pérdida por la que toma cuerpo el plus de
muerte, y que es a la vez lo que nos hace creer que todo hombre signifi- goce.
ca algo, todo hombre nacido de un padre, del que se nos dice que, co- En primer lugar, el lenguaje, hasta el del amo, no puede ser más
mo está muerto, él - el hombre - no goza de lo que tiene que gozar. que demanda, demanda que fracasa. No es un éxito suyo, es por su re-
Se establece pues la equivalencia, en términos freudianos, entre el padre petición como se engendra algo que es otra dimensión que he llamado
muerto y el goce. El es quien lo mantiene en reserva, si puedo decirlo la pérdida - la pérdida por la que toma cuerpo el plus de goce.
así. Esta creación repetitiva, esta inauguración de una dimensión que
Tal como se enuncia, no ya en el nivel de lo trágico, con toda su ordena todo aquello con lo que va a poderse juzgar la experiencia analí-
sutil ductilidad, sino en el enunciado del mito de Tótem y Tabú, el mi- tica, puede partir también de una impotencia original - para decirlo
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todo, la del niño, lejos de ser la omnipotencia. Si se ha podido advertir Por otra parte, hay que recalcar aquí el término de acto. Si lo que
que el psicoanálisis nos demuestra que el niño es el padre del hombre, es llegué a enunciarles sobre el nivel del acto cuando traté del acto psicoa-
precisamente porque debe haber, en alguna parte, algo que haga media- nalítico debe tomarse en serio, a saber, si es verdad que sólo podría ha-
ción, y es precisamente la instancia del amo en tanto viene a producir, ber acto en el contexto ya ocupado por todo lo que es la incidencia sig-
con un significante, no importa cuál después de todo, el significante amo. nificante, por su entrada en juego en el mundo, no podría haber
En la época en que formulé lo que resulta de la relación de objeto ningún acto al principio, en todo caso ningún acto que pueda calificar-
en sus relaciones con la estructura freudiana, anticipé que el padre real se de asesinato. El mito no podría tener aquí otro sentido que aquel al
es el agente de la castración. Pero sólo lo hice teniendo cuidado de de- que yo lo he reducido, el de un enunciado de lo imposible. No podría
ducir en primer lugar lo que en la esencia de la castración es distinto de haber acto fuera de un campo ya tan completamente articulado que la
la frustración y de la privación. La castración es función esencialmente ley se sitúe en él. No hay otro acto que el acto que se refiere a los efec-
simbólica, a saber, sólo se concibe desde la articulación significante, la tos de esta articulación significante y que encierra toda su problemática
frustración lo es de lo imaginario, la privación, como cae por su propio - con la caída que supone o que es, mejor dicho, la existencia misma
peso, de lo real. de cualquier cosa que pueda articularse como sujeto, por una parte, y,
¿Qué puede definirse del fruto de estas operaciones? Del enigma por otra parte, lo que le preexiste como función legisladora.
que nos propone el falo, como manifiestamente imaginario, debemos La función del padre real, por lo que a la castración se refiere, ¿pro-
hacer el objeto de la primera de estas operaciones, la castración. En la cede entonces de la naturaleza del acto? Esto es precisamente lo que el
frustración se trata siempre, por qué no, de algo bien real, incluso si la término de agente, que he anticipado, nos permite poner en suspenso.
reivindicación que es su fundamento no tiene otro recurso que imagi- El verbo actuar tiene, en la lengua, más de una resonancia, empe-
nar que este real se lo deben a uno, cosa que no es evidente por sí mis- zando por la del actor. La del accionista también, ¿por qué no? - lapa-
ma. La privación, está claro que sólo se sitúa por lo simbólico, ya que labra está hecha a partir de la palabra acción y les muestra que una ac-
tratándose de algo real, nada podría faltar - lo que es real es real, es ción tal vez no sea de ninguna manera lo que creen. La del activista
preciso que provenga desde otra parte esta introducción, que sin em- también, ¿no se define el activista hablando propiamente por el hecho
bargo es esencial, sin la cual nosotros mismos no estaríamos en lo real, de considerarse más bien como el instrumento de algo? La de Acteón, ya
a saber, que en él falte algo - y es precisamente esto lo que caracteriza que estamos en esto, sería un buen ejemplo para quien sepa qué quiere
en primer lugar al sujeto. decir en los términos de la cosa freudiana. Y a fin de cuentas, la de lo
En lo que entonces fui menos explícito, aunque no sin indicarlo, es que se llama simplemente mí agente. Ya ven lo que quiere decir esto en
en lo que se refiere a los agentes. El padre, el padre real, no es otra cosa general - le pago para eso. Ni siquiera eso, le indemnizo para que no ten-
que el agente de la castración, y esto es lo que la afirmación del padre ga otra cosa que hacer, o le entrego sus honorarios, como suele decirse, ha-
real como imposible está destinada a enmascararnos. ciendo ver que se parte de la base de que es capaz de hacer otras cosas.
¿Qué quiere decir Agente? En un primer abordaje, nos deslizamos En este nivel del término es conveniente tomar lo que corresponde
hacia el fantasma de que el castrador es el padre. Es muy notable que al padre real como agente de la castración. El padre real hace el trabajo
ninguna de las formas de mito a las que Freud se consagró den esta de la agencia amo.
idea. No es por el hecho de que en un primer tiempo hipotético, los hi-
jos, los hijos todavía animales, no accedan a la manada de las mujeres,
por lo que están, que yo sepa, castrados. La castración en tanto enuncia-
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do de una prohibición sólo podría fundarse en todo caso en un segundo
tiempo, el del mito del asesinato del padre de la horda y, según este mis-
mo mito, proviene únicamente de un común acuerdo, singular ínítíum Estamos cada vez más familiarizados con las funciones del agente.
que, como les mostré la última vez, tiene un carácter problemático. Vivimos en una época en la que sabemos lo que esto vehiculiza, barati-
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jas, publicidad, chismes que hay que vender. Pero sabemos también En primer lugar, en general, todo el mundo admite que es él quien
que así es como van las cosas, en el punto en que nos encontramos de trabaja, para alimentar a su pequeña familia. Si bien es el agente de al-
expansión, de paroxismo, del discurso del amo en una sociedad que se go, en una sociedad que evidentemente no le concede un gran papel,
funda en él. con todo sigue teniendo aspectos excesivamente amables. Trabaja. Y
Es tarde. por consiguiente, quisiera ser amado.
Me veo obligado a hacer aquí un pequeño corte, que les señalo de Hay algo que demuestra que evidentemente toda esa mistagogia
paso, porque retomaremos tal vez esta cuestión, que para mí tiene todo que hace de él un tirano se basa en otra cosa. Se trata del padre real co-
su valor y no me parece indigno que nos esforcemos por aclararla. Ya mo construcción de lenguaje, lo que Freud siempre señaló, por otra
que acentúo así, con una observación muy particular, la función del parte. El padre real no es más que un efecto del lenguaje, y no tiene
agente, algún día tendré que mostrarles todos los desarrollos que se dan otro real. No digo otra realidad, ya que la realidad es también otra co-
al introducir la noción de agente doble. sa. Hace un momento les hablaba de esto.
Todos saben que esta noción es en nuestra época uno de los objetos Incluso podría ir enseguida un poquito más lejos, haciéndoles ob-
más indiscutibles, más seguros, de fascinación. El agente que vuelve a servar que la noción del padre real es científicamente insostenible. Sólo
empezar el juego. No se conforma con los trapicheos del amo, con el hay un único padre real, es el espermatozoide y, hasta nueva orden, a
papel que todo el mundo tiene que hacer. Cree que eso con lo que él nadie se le ocurrió nunca decir que era hijo de tal espermatozoide. Na-
está en contacto, o sea todo lo que puede haber que valga verdadera- turalmente, pueden hacerse objeciones, con la ayuda de cierto número
mente la pena, quiero decir del orden del goce, no tiene nada que ver de exámenes de grupos sanguíneos, de factores Rh. Pero eso es muy re-
con las tramas de esa red. Esto es a fin de cuentas lo que preserva con ciente y no tiene en absoluto nada que ver con todo lo que se ha enun-
sus trabajitos. ciado hasta aquí como lo que es la función del padre. Tengo la sensa-
Extraña historia, y que llega lejos. El verdadero agente doble es el que ción de entrar en un terreno peligroso, pero tanto peor - de todos
piensa que lo que se escapa de las tramas, eso también habría que apañar- modos, la pregunta sobre qué es realmente el padre no sólo puede
lo. Porque si eso es verdad, el apaño lo sería, y por lo mismo el primer plantearse en el caso de las tribus aranda cuando a una mujer le hacen
apaño, que era manifiestamente una baratija, será verdadero también. una barriga. Si hay una pregunta que el análisis podría plantearse, es
Muy probablemente era esto lo que guiaba a un personaje que se precisamente ésta. ¿Por qué, en un psicoanálisis, no sería - de vez en
había colocado, no se sabe por qué, en función de agente prototipo de cuando se tiene esta sospecha - el psicoanalista el padre real? Aunque
este discurso del amo, que se autoriza en la salvaguarda de algo cuya no haya sido él en absoluto quien lo ha hecho, ahí, en el terreno esper-
esencia perfiló un autor, Henri Massis, diciendo estas palabras proféti- matozóidico. A veces se tiene esta sospecha si una paciente acaba sien-
cas, los muros son buenos. Finalmente, el llamado Sorgue, con un nom- do madre, cuando eso ocurre a propósito de su relación con, digámoslo
bre tan heideggeriano, encontró los medios para estar entre los agentes así para ser púdicos, la situación analítica. No es necesario ser arandas
nazis y hacerse agente doble ¿en provecho de quién? En provecho del para plantearse preguntas sobre lo que ocurre con la función del padre.
Padre de los Pueblos, de quien, como ustedes saben, todo el mundo es- Nos damos cuenta igualmente, porque esto ensancha nuestras ide-
pera que haga que lo verdadero esté también apañado. as, de que no es necesario tomar esa referencia del análisis, que he to-
Esta evocación que hago del Padre de los Pueblos tiene mucha rela- mado como la más candente, para que se plantee la misma pregunta.
ción con la del padre real como agente de la castración. Dado que el Una muy bien puede darle un hijo a su marido y que sea hijo de otro
enunciado freudiano no puede hacer otra cosa que partir del discurso cualquiera, precisamente de quien ella hubiera querido que fuese el pa-
del amo, aunque sólo fuera porque habla del inconsciente, únicamente dre, aunque no haya jodido con él. De todas formas, si han tenido un
puede hacer, de este famoso padre real, lo imposible. Pero en fin, de to- hijo ha sido por esta causa.
dos modos, a este padre real lo conocemos, es algo de un orden total- Como ven, esto hace que nos dejemos llevar un poquito por ese
mente distinto. sueño, viene al caso decirlo. Sólo lo hago para despertarles. Si he dicho
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que lo que elucubró Freud - no por supuesto en el nivel del mito, ni be en absoluto lo que quiere. La idea de poner al padre omnipotente
del reconocimiento de los deseos de muerte en el sueño de los pacien- en el principio del deseo queda suficientemente desmentida por el he-
tes - , es un sueño de Freud, es porque el analista debería, en mi opi- cho de que ése es el deseo de la histérica cuyos significantes amo extra-
nión, apartarse un poquito del plano del sueño. jo Freud. No hay que olvidar, en efecto, que Freud partió de ahí y que
Qué ha encontrado el analista guiándose con eso tan chocante que él mismo confesó lo que permanece en el centro de su pregunta. La
Freud introdujo, qué ha ganado con este encuentro, todavía no está del forma como recogió esto es preciosa, porque fue una burra quien lo re-
todo decantado. El viernes pasado presenté en mi presentación de enfer- pitió sin saber nada de lo que quería decir. Es la pregunta - ¿Qué
mos a un señor - no veo por qué llamarlo un enfermo - a quien le ha- quiere una mujer?
bían ocurrido cosas que hacían que su electroencefalograma, me decía el Una mujer. No cualquiera. Sólo plantear la pregunta quiere decir
técnico, esté siempre en el límite entre el sueño y la vigilia, oscilando de que quiere alguna cosa. Freud no dijo: ¿Qué quiere la mujer? Porque la
tal manera que nunca se sabe cuándo pasará del uno a la otra, y ahí sigue. mujer, después de todo, nada indica que quiera algo, sea lo que sea. No
Así es más o menos como veo al conjunto de nuestros colegas analistas, y diré que se acomode en todos los casos. Se incomoda en todos los ca-
tal vez a mí también, después de todo. El choque, el traumatismo del na- sos, Kinder, Küche, Kirche, pero hay muchos otros, Cultura, Caloría,
cimiento del analista, les deja así. Y por eso hacen tanto aspaviento tra- Calentura, como dice alguno, Crudo y Cocido, todo esto le va igual-
tando de sacar algo más preciso de la articulación freudiana. mente. Los absorbe. Pero desde el momento en que plantean ustedes la
No es que no logren aproximarse a ella, pero lo que sería preciso pregunta ¿Qµé quiere una mujer? sitúan la pregunta en el nivel del de-
que vieran es por ejemplo lo siguiente. Es la posición del padre real tal seo, y ya se sabe que situar la pregunta en el nivel del deseo, para la
como Freud la articula, a saber, como un imposible, lo que hace que el mujer, es interrogar a la histérica.
padre sea imaginado necesariamente como privador. No son ustedes, ni Lo que la histérica quiere - digo esto para los que no tienen voca-
él, ni yo, quienes lo imaginamos, es algo que se debe a su posición mis- ción, debe haber muchos - , es amo. Está totalmente claro. Hasta
ma. No es en absoluto sorprendente que nos encontremos sin cesar con tal punto, que hay que plantearse si no será de ahí que partió la inven-
el padre imaginario. Es una dependencia necesaria, estructural de algo ción del amo. Esto cerraría elegantemente el bucle que estamos trazan-
que precisamente se nos escapa y que es el padre real. Y está estricta- do.
mente excluido que se defina de una manera segura al padre real, si no Ella quiere un amo. Eso es lo que está puesto ahí, en el rincón de
es como agente de la castración. arriba a la derecha, para no llamarlo de otra manera. Quiere que el otro
La castración no es como la define necesariamente cualquier perso- sea un amo, que sepa muchas cosas, pero de todas formas que no sepa
na que psicologice. Esto se vio, según parece, no hace tanto tiempo, en las suficientes como para no creerse que ella es el premio supremo por
un jurado de tesis donde alguien, que optó decididamente por hacer todo su saber. Dicho de otra manera, quiere un amo sobre el que pue-
del psicoanálisis la consabida psicopedia, dijo: Para nosotros, la castra- da reinar. Ella reina y él no gobierna.
ción no es más que un fantasma, ya sabe. Pues no. La castración es la De esto partió Freud. Ella, es la histérica, pero su sexo no está for-
operación real introducida por la incidencia del significante, sea el que zosamente especificado. Desde el momento en que plantean ustedes la
sea, en la relación del sexo. Y es obvio que determina al padre como ese pregunta ¿Qué quiere Tal? entran en la función del deseo y sacan el sig-
real imposible que hemos dicho. nificante amo.
Se trata ahora de saber qué quiere decir esta castración, que no es Freud produjo cierto número de significantes amo, que cubrió con
un fantasma, y de la que resulta que sólo hay causa del deseo como el nombre de Freud. Un nombre sirve también para taponar algo. Me
producto de tal operación y que el fantasma domina toda la realidad sorprende que pueda asociarse con este tapón que es un nombre del
del deseo, es decir, la ley. padre, sea el que sea, la idea de que pueda haber aquí algún asesinato.
En cuanto al sueño, todos saben ahora que es la demanda, que es el ¿Y cómo se puede creer que si los analistas son lo que son, es a causa de
significante en libertad, que insiste, que chilla y que patalea, que no sa- alguna devoción por el nombre de Freud? No pueden desembarazarse
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MAS ALLA DEL COMPLEJO DE EDIPO DEL MITO A LA ESTRUCTURA
de los significantes amo de Freud, eso es todo. No tienen tanto apego a COMPLEMENTO
Freud como a cierto número de significantes - el inconsciente, la se-
ducción, el traumatismo, el fantasma, el yo, el ello y todo lo que uste-
des quieran - , ni hablar de salirse de este orden. No tienen, en este Sesión siguiente: Radiofonía.
nivel, ningún padre al que matar. No se es el padre de significantes, co-
mo máximo se es a causa de. Aquí no hay ningún problema. No sé qué es lo que habrán hecho durante este tiempo que hemos
El verdadero mecanismo es éste - el goce separa al significante estado separados. En todo caso, lo habrán aprovechado de alguna ma-
amo, en la medida en que se quiera atribuir al padre este significante, nera. Por mi parte, aviso a aquella persona que quiso darse a conocer
del saber en tanto verdad. Si tomamos el esquema del discurso del ana- como una astudiada de Sorbonne, de que hice traer de Copenhague el
lista, el obstáculo que constituye el goce se encuentra ahí donde he di- Sellin del que les hablé, a saber, ese librito de 1922 que después sufrió
bujado el triángulo, a saber, entre lo que puede producirse, de la forma algún que otro rechazo, y que es aquel libro en el que Freud basa su
que sea, como significante amo, y el campo del que dispone el saber al certeza de que Moisés fue astesinado.
plantearse como verdad. Que yo sepa, aparte de Janes y tal vez uno o dos más, no hay mu-
chos psicoanalistas que se hayan interesado en él. Este Sellin merece sin
a ---+ 'J, embargo que su texto sea examinado, ya que Freud consideró que daba
- -
la talla, y conviene naturalmente que le sigamos para poner a prueba
S2 A. S1
esta consideración. Me parece que está en la línea de lo que introduzco
Y he aquí lo que permite articular qué ocurre verdaderamente con este año sobre el reverso del psicoanálisis. Pero como hace sólo unos
la castración - que, incluso para el niño, por mucho que se crea lo cinco días que tengo el libro, escrito en un alemán muy cerrado, mu-
contrario, el padre es quien no sabe nada de la verdad. cho más denso que a lo que nos tienen acostumbrados los textos de
Volveré a tomar las cosas en este punto la próxima vez. Freud, pueden ustedes entender que a pesar de la ayuda que han tenido
a bien ofrecerme unos cuantos rabinos, grandes y pequeños - en fin,
grandes, no hay rabino pequeño - , no esté yo hoy todavía preparado
18 de marzo de 1970 para hacerles su reseña, al menos una que me satisfaga.
Por otra parte, resulta que me han solicitado - no es la primera
vez, es una solicitación que se extiende - para que responda en la ra-
dio belga, y ello a través de un hombre que, a decir verdad, se ha gana-
do mi estima, el señor Georgin, porque me ha enviado un largo texto
que da al menos prueba de que él, a diferencia de muchos otros, ha leí-
do mis Escritos. Dios mío, ha sacado lo que ha podido, pero no es poca
cosa, bien considerado todo. Verdaderamente, al final me sentía más
bien halagado. No es ciertamente como para hacerme más proclive a
ese ejercicio que consiste en que le graben a uno en la radio, es algo
que siempre requiere mucho tiempo. Con todo, como parece que él ha
dispuesto las cosas para que se haga de la manera más breve posible, tal
vez voy a ceder.
Quien tal vez no va a ceder, por el contrario, es él, porque para res-
ponder a estas preguntas de las que voy a darles tres ejemplos, me ha
parecido que no podía hacer nada mejor que responder con un escrito
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El Reverso·del Psicoanálisis
"Si se tiene en cuenta esto, del mismo lado. Y el imperio
se puede encontrar el modo son los otros, que están de más.
de justificar, por medio de mis Se trata de saber por qué los
argumentos, que el estudiante estudiantes se sienten, como
no se siente desplazado por el los otros, de más. No parece
hecho de sentirse hermano, en absoluto que vean
como dicen, no del proletariado, 'O claramente cómo salir de esto.
sino del subproletariado. TEX1i Quisiera que se den cuenta
El proletariado es como la ESTABLECIDO de que un punto esencial del
plebe romana- eran personas POR sistema es la producción -
muy distinguidas. La lucha JACQUES-ALAIN la producción de la vergüenza.
de clases contiene tal vez esta MILLER Esto puede traducirse - es
pequeña fuente de errores , el impudor.
desde el punto de partida, que ..i..-' · Por esta razón, tal vez no sería
eso no ocurre en absoluto _,. "' un mal procedimiento no ir
en el plano de la verdadera '.: ':. ·,. en esta dirección."
dialéctica del discurso del ama-
se sitúa en el plano de (Fragmento del capítulo XIII,
la identificación. Senatus junio de 1970.)
Populusque Romanus. Están
ISBN 950-12-3987-X
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