El Proceso de Cristo4

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“EL PROCESO DE CRISTO”

En el presente trabajo denominado “El Proceso de Cristo” es


muy interesante el saber que primeramente se desarrolló en dos juicios o en dos etapas el
Primero de ellos, el denominado Religioso o Judío y que se desarrolló ante el Sanhedrin y el
Segundo el Político, que se llevó a cabo ante Poncio Pilato quien era el Gobernador de Judea,
por consiguiente, el religioso debió de regirse por la Ley Judía y el segundo por la Ley
Romana y aquí en el presente estudio nos obliga a estudiar por separado cada uno con el fin
de determinar si dichos juicios acataron o no el Principio de juridicidad que exige
imperativamente que todos los actos de autoridad se sometan a derecho.

En el Juicio religioso es importante señalar que en el país que nació Jesús de Nazareth, fue
en palestina provincia de Judea en un lugar llamando Belén y la mayor parte de su vida la
paso en Nazaret de Galilea y en la etapa o régimen en que se desarrolló dicho juicio fue en el
Régimen denominado “El Imperio” en este régimen en que vivió Jesús, la administración de
justicia experimento importantes cambios en la denominada ley de las Doce Tablas, que
convirtió a los comicios por centurias en los tribunales penales para todos los ciudadanos, en
este sistema penal era muy severo, la aplicación de la pena de muerte llego a ser muy
frecuente o de Judea gozo de autonomía frente a Roma, conservando y como se decretaba
en los casos en que no se impusiera al delincuente la relegación y la deportación, los
gobernadores conservaron la facultad de administrar justicia como en épocas anteriores al
régimen imperial, a su sede se le denominaba conventus y la tenían en diferentes ciudades de
las provincias, Los gobernadores provinciales por si mismos o a través de funcionarios
subordinados tenían la facultad jurisdiccional, tratándose de las provincias sus gobernadores
nombrados por el Emperador o por el senado están investidos con la potestad de homologar
las sentencias que se pronunciaran en los tribunales locales cuando estos impusieren la pena
de muerte, en este caso el gobernador romano debía de revisar el proceso correspondiente
para determinar la homologación, misma que se negaba cuando dicha revisión resultaran
graves anomalías procesales.

En la provincia imperial de Judea gozó de autonomía frente a Roma conservando su


organización político-religiosa, sus leyes, sus costumbres y jurisdicción de sus tribunales, tal
autonomía que no es independencia, concernía a su régimen interior sin la intervención del
poder romano, el cual solo se ejercía en los casos de las sentencias de muerte que
pronunciaren sus jueces, únicamente en los de delicta publica que afectaran al Estado
Romano que tenía injerencia dicho procurador o gobernador provincial, esta dualidad de
competencia ocurrió en el caso de Jesús de Nazareth ya que fue acusado como lo dicho
nuestro autor por “Delitos Religiosos” y “Delitos Político”, los cuales son dos juicios autónomos
que se desarrollaron respectivamente ante el Sanhedrin y el Procurador o Gobernador
PONCIO PILATOS.

En Judea las leyes eran simultáneamente religiosas y jurídicas que se contenían en el antiguo
testamento o biblia , su fundamento era el decálogo, es decir los diez mandamientos los
cuales fueron ordenados por dios o Jehová por mediación de Moisés, tales mandamientos
entrañaban normas rectoras de la conducta de hombre frente al ser supremo así como del
comportamiento de los hombres entre si y frente a la sociedad, el decálogo era la fuente
principal del derecho penal hebreo, su violación no solamente implicaba una ofensa a dios
sino al mismo pueblo judío, este derecho derivo de los cinco libros que forman el Pentateuco y
que los hebreos denominaron torah o ley, tales libros son el Génesis, el Éxodo, el Levítico, los
Números y el Deuteronomio, en ellos se encuentra lo que modernamente conocemos como
tipificación delictiva;

El derecho penal adjetivo, el proceso debía de normarse por diversos principios que eran los
que estaban previstos en los libros bíblicos ya citados,

El Primero, era el de Publicidad que se debía actuar ante el Sanhedrin que se reunía en un
recinto llamado Gazith.

El Segundo, el de Diurnidad, que consiste en que el procedimiento judicial no debía


prolongarse después del ocaso es decir la puesta del sol.

El Tercero, que es el de Amplia libertad defensiva del acusado.

El Cuarto, que es el de Escrupulosidad, que consiste en el desalojo de la prueba testimonial


de cargo y de descargo, sin que valiese las declaraciones de un solo testigo.

El Quinto, denominado el de Prohibición para que nuevos testigos depusieran en contra del
acusado una vez cerrada la instrucción.

El Sexto, el de Sujeción de la votación condenatoria a una nueva revisión dentro del término
de tres días para que generaran la sentencia en caso de corroborarse.

El Séptimo, el de la Inmodificabilidad de los votos absolutorios en la susodicha nueva


votación.

El Octavo, el de Posibilidad de presentar pruebas a favor del condenado antes de ejecutarse


su sentencia.

El Noveno, el de Invalidez de las declaraciones del acusado sino fuesen respaldadas por
alguna prueba que se rindiese en juicio.

El Décimo, el de Aplicación a los testigos falsos de la pena con que se sancionaba el delito
que denunciaran.
Los Jueces debían de respetar los citados principios porque debían de juzgar con justo juicio
sin inclinarse a favor de ninguna de las partes y sin aceptar dadivas.
El Sanhedrin, en esta época era el Tribunal Supremo del pueblo judío y que se creó en el siglo
II a. de c. y sus orígenes se remontan a la época de Moisés, por consecuencia, por su origen
divino ese grupo de 70 ancianos y maestros en la ley llamado Sanhedrin se reputo como el “
el Tribunal de Jehová”, cuyas resoluciones tenían el rango de fallo de Dios y los delitos que
castigaban como la blasfemia e idolatría, se castigaban con la pena de muerte cuyo decreto
debía de ser homologado por el gobernador romano.

EL PROCESO DE JESUS ANTE EL SANHEDRIN

Podemos señalar que Cristo o Jesús fueron un renovador espiritual de la humanidad y un


redentor de los pecados de los hombres como enviado de Dios, es simplemente un profeta, un
personaje representativo del altísimo, fue y es en una palabra el hijo de Dios. Es pertinente
evocar sus palabras cuando señala “ No Penséis que he venido a abrogar la ley de los
profetas, sino a darle cumplimiento”, como se podrá ver el hijo de Dios no viene a destruir todo
eso, sino a perfeccionarlo con la misma autoridad soberana que lo estableció, así mismo me
permito señalar que lo que evocaba Jesús son los diez mandamientos, y es precisamente el
perfeccionamiento o complementación de la tora lo que constituyo la causa fundamental del
proceso de Cristo ante el Sanhedrin, pues los fariseos, levitas y doctores de la ley lo reputaron
como sedicioso, enemigo de los profetas y adversarios del pueblo hebreo.

La doctrina de Jesús confirma la causa de su proceso y se encuentra expuesto en el sermón


de la montaña a través de las bienaventuranzas, las cuales son las siguientes.

a) .- Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de Dios.


b) .-Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
c) .- Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
d) – Bienaventurados los que han hambre y sed de justicia, porque ellos serán artos.

e).- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia.

f).- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

g).- Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios.

h).-Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino
de los cielos.

i).- Bienaventurados sois, cuando os maldijere y os persiguiere y dijeren con mentira toda
suerte de mal contra vosotros por mi causa.
Las enseñanzas del salvador tendientes a universalizar los postulados que deben de regir la
conducta de los hombres, son las que todo cristiano debe de cumplir, las exhortaciones de
Cristo estriba en la adecuación del comportamiento externo o trascendente a los postulados
que integran su doctrina, los principios cristianos, las ideas morales que involucran y los
valores espirituales que proclaman deben de ser la base de las estructuras sociales dentro de
las que se pretendan lograrse el mejoramiento y la superación. La esencia teleológica
cristiana no se traduce en una resignación ante la adversidad, lo negativo e injusto que genera
una estéril consolación sino en un continuo embate y en una lucha incansable por obtener la
realización objetiva de los postulados del salvador. El cristiano debe de intervenir activamente
en cualquier esfera para impedir que se quebranten los principios éticos sociales del
cristianismo que son de validez universal y para lograr que imperen las conductas individuales
y públicas.

EL PROCEDIMENTO ANTE EL SANHEDRIN, DEFENSA DE JESUS Y SENTENCIA


CONDENATORIA.

El juicio contra Jesús en la casa de Anas, suegro de Caifás, prominente personaje del tribunal
de Jehová preguntan tajantemente al salvador que fue esta “Quien te ha dado autoridad para
hablar en nombre de Dios y contra la ley de los profetas” , a lo que Cristo contesto “ para
enseñar y predicar la ley de Dios no se necesita ningún título ni autorización académica”,
agregando que no ha tenido ninguna conversación pública ni secreta ya que he hablado sin
cesar en público y ha predicado constantemente donde quiera que había mucha gente y nada
ha enseñado en secreto. Después del dialogo entre Anas y Cristo llamado también el
nazareno Jesús fue llevado a la casa de Caifás en donde estaba reunido el Sanhedrin,
destacándose entre sus miembros Gamaliel que era doctor en leyes así como dos
simpatizadores de las ideas de Cristo, José de Arimatea y Nicodemus, quien fungió como
Defensor del acusado, quien respondió a una increpación que le hizo uno de los más
furibundos enemigos de Jesús denominado Onkelos. En esta causa se atropellan toda ley,
toda tradición y el Sanhedrin suprema autoridad de Israel está en manos de unos intrigantes
ambiciosos, en la defensa de Cristo que estuvo a cargo de Nicodemus el cual preciso con
elocuencia impresionante las violaciones a la ley Judía que se cometieron en el proceso de
Jesús, Nicodemus señala veamos si el Sanhedrin ha procedido en la causa de Jesús
conforme a lo que prescribe terminantemente la ley, si logro pues, probar la falta contra la ley
que os indico no solo quedara probada indudablemente la inocencia de Jesús.

En la Primera Parte del Procedimiento Criminal veamos si se ha faltado o no en el debate, la


Publicidad exigida por la ley, para prevenir todo efecto de alucinación o de injusticia en los
jueces, ya que la ley ordena en todas las causas particularmente en las criminales debe de ser
a la luz del día, prohíbe que estas se hagan con las puertas cerradas y da por nulas las
sentencias de muerte que no se dicten en el conclave de Gazith, en la causa de Jesús de
Nazaret en donde se llevó su juicio no era el conclave donde solo puede reunirse el tribunal
para sentenciar, señala estamos lejos de la venerada sombra del santuario, que nos hayamos
en plena noche, que para complemento de ilegalidades las puertas de esta casa se hayan
cerradas y que faltando la luz del día, la sala de Gazith, el santuario, el pueblo no se puede
dar a la sentencia el carácter exigido por la ley. Y si a esta base se falta tan notablemente si
todas las disposiciones que se refieren a ella, todas, absolutamente todas, se hayan
pisoteadas, como queréis que yo defensor de Jesús de Nazaret, en cuya causa entendéis,
pasando por encima de la ley, yo miembro de ese tribunal y celoso tanto como el que más de
la justicia y de la gloria de Sanhedrin deje de decirlos que una falta tan absoluta no puede
proceder en vosotros, ni de la ignorancia, ni del olvido, porque nos hayamos fuera de la ley,
porque yo no veo el pueblo apiñado en torno de nosotros escuchando con religioso silencio lo
que se diga, porque no nos encontramos en la Gazith, porque no es de día y por qué el
santuario se haya lejos de nosotros porque las puertas de esta casa se hayan cerradas
porque tenéis el propósito de obrar fuera de la ley y condenar en las tenebrosas sombras de la
noche a un hombre cuya inocencia es más clara que la esplendorosa luz del día, debéis
anularla todo lo que se ha hecho, si Jesús es inocente como resulta de las deposiciones de
los testigos, porque demostráis tanto empeño en llevarle al patíbulo, sino para vengarnos de
su inmaculada virtud colocándonos del todo fuera de la ley. Porque demostrar tanto empeño,
tanta precipitación en condenar esta noche misma a Jesús de Nazareth, ya sabéis que la ley
prescribe que la sentencia de la pena capital debe suspenderse hasta el tercer día, en el que
deben de oírse nuevas defensas, darse de nuevo los voto, en el mismo efecto que la Bestal
máxima de Roma señala que cuando se cruza con ella un reo que van a ajusticiar. Esta ley es
la que anula todas las sentencias dictadas en los días de fiesta y la gran solemnidad de la
pascua ha empezado en la tarde de ayer. Si Jesús es inocente y vosotros queréis condenarle
a una muerte afrentosa, a pesar de su inocencia y a pesar de la ley.

En el Segundo Punto que contribuye a formar parte la base del procedimiento criminal entre
los Israelitas consistente en la libertad absoluta y completa de defensa que se deba al
acusado. Yo no quiero hacerme cargo de la manera como los testigos acusadores han llegado
hasta aquí, ni concretare a análisis de la base del segundo punto, que consiste en la libertad
absoluta y completa de defensa que se le concede a los acusados, se le ha dado a Jesús de
Nazareth a esta pregunta solo hay una contestación, que es NO, lejos de permitir a Jesús la
más absoluta libertad de defensa, hace procurado poner todos los obstáculos imaginables
para impedir que un inocente como el que nos ocupa, tenga ante el tribunal de Israel quien
tome su causa con el empeño con que se tome, por los defensores, las causas de los más
viles asesinos y ladrones, para que habíais de admitir las defensas que de Jesús de Nazareth
se hicieran, si estas defensas solo habrían de obtener por resultado la prueba de su inocencia
y de vuestra ilegalidad formada esa resolución ilegal, el impedir la defensa y vuestra consigna
promover un altercado y un alboroto, pues mientras hablaban los testigos acusadores, pues
mientras los hombres venales, que hemos visto aquí se desataban en infames, calumnias
contra Jesús de Nazareth, vosotros callabais, vosotros con visibles muestras de complacencia
y en cumplimiento de mi deber empezaba a preguntarles para destrozar la acusación,
entonces vuestro rumores, los alborotos que promováis y hasta las amenazas que algunos me
han dirigido, las deposiciones de los testigos acusadores pero era de vuestro deber oír con la
misma atención, con el mismo interés con igual silencio las contradicciones que eran a la vez
la defensa del acusado y la sentencia del acusador calumnioso y atrevido y la confusión del
testigo llegaba al extremo de reducirle al silencio, de cubrirle de rubor y llenarle de miedo,
entonces vosotros en vez de pronunciar la sentencia del falso testigo produciréis un espantoso
tumulto, es mucho más doloroso y sensible ver que un inocente camina al patíbulo y no hacer
nada por salvarle, cuando tengo en la mano los medios que legalmente deben conseguirle,
cabe señalar que han sido los testigos falsos que aquí se han presentado para declarar contra
Jesús, no habéis procurado promover una altercado a fin de hacerme enmudecer, esta es la
libertad absoluta de defensa que manda la ley, solo se procura impedir en la causa promovida
contra el inocente Jesús de Nazareth, habéis faltado del todo a las dos primeras bases del
derecho. Porque la libertad absoluta y completa de la defensa concedida por la ley al acusado,
ha dejado de concederse al inocente que tengo la honra de defender, han llevado las cosas
tan lejos que han pretendido hacer que el mismo Jesús de Nazareth depusiera contra sí
mismo y en vez de buscar en sus labios una defensa han querido que saliera de ellos una
acusación. Para obligarle con juramento que depusiera contra sí mismo, el gran sacerdote
Caifás ataca directamente a la libertad completa y absoluta de defensa que Jesús, según la
ley debía tener, el gran pontífice Caifás ha conjurado para que Jesús de Nazareth conteste
una pregunta mal intencionada, tan ilegal como capciosa, no significa de los testigos
acusadores en sus deposiciones han resultado de todas falsas, se señalan que han
establecido en una jurisprudencia particular, en una jurisprudencia ilegal que bien puede
llamarse una jurisprudencia de venganza. Ya que habéis pronunciado una sentencia ilegal
inocua, improcedente, sin duda haber reunido el Sanhedrin a una hora y a un lugar interdicho
para el efecto, por esto sin duda se han cerrado además las puertas de la casa afín de que no
presencien tanta ilegalidad así como la inequidad de los jueces del pueblo, porque manifiesto
desconoce el tribunal de la nación las leyes que deben regirle, para proceder con justicia y
acierto en las causas que se le presentan, en cuanto al testimonio de Jesús, es el testimonio
de un hombre solo y por consiguiente es completamente inadmisible, porque no llamáis a
quien a los discípulos de Jesús para que hablen a favor de su maestro a que fin tenéis
cerradas las puertas de esta casa sino es para impedir que los discípulos se presenten a
defender al que les ha enseñado, porque intentáis conducir mañana al patíbulo a Jesús de
Nazareth porque no queréis aguardar los tres días terminantemente prescritos por Dios, cual
es el motivo por el cual habéis faltado tan descaradamente a la ley, este es solo el motivo por
el cual no habéis dado la publicidad competente a los debates de esta causa tan injusta como
odiosa, le habéis cercenado esa libertad.

La Tercera Parte de la base jurídica del procedimiento judicial hebreo en materias criminales
resulta del Pentateuco consistente en las garantías que el Tribunal debe dar al acusado,
contra las deposiciones falsas de los testigos acusadores. Se ha dado a Jesús de Nazareth
esas garantías, como primera garantía ofrecida por la ley al acusado esta la obligación de
examinar a los acusadores delante del pueblo y de que las acusaciones y las defensas se den
en público, este es un sabio medio escogido por Dios para que no se castigue a un inocente,
donde esta garantía contra las deposiciones falas de los testigos, habéis dado cumplimiento a
las absolutas y terminantes prescripciones legales. El imprescindible deber de dar a Jesús de
Nazareth, es el ejemplar castigo que debe de aplicarse a los testigos cuyas deposiciones
resulten falsas, han resultado falsas o no, su confusión, su silencio, su sonrojo, su visible
temor al castigo, las contradicciones manifiestas con que se han contradicho prueban lo
calumnioso de sus acusaciones, existe la confesión practica de Caifás y de todos vosotros,
puesto que si no os hallareis plenamente convencidos de la inutilidad y de la falsedad de las
acusaciones, os preguntare si creéis cumplir con las prescripciones de la ley, dejando de
aplicar el castigo que la ley impone a los testigos falsos. Otra de las garantías que la ley da al
acusado es el precepto de que no se admiten en calidad de testigo a nadie que no sea de una
reputación sin tacha y de una fama inmaculada, ni siquiera ha pensado en preguntar a los
testigos su nombre, ni si quiera ha pensado en que debía de enterarse de sus antecedentes
para saber si eran testigos admisibles o se debían de rechazar. Otra garantía prescrita por la
ley es la de llamar públicamente testigos en pro del acusado, sino para evitarlo os habéis
reunido de noche en un lugar que no es el lugar de la administración de justicia, y con las
puertas cerradas para que no entren aquí ni el pueblo, que juzgue de vuestra inequidad.
Creéis que se ha dado a Jesús la más pequeña garantía de las deposiciones falsas de los
testigos, vuestro silencio y vuestra confusión hablan por vosotros, que puedo deciros, Jueces
de Israel, sino que el pueblo os ha confiado el encargo de administrar justicia y que vosotros,
pisoteando, rompiendo, aniquilando la ley santa que el Señor os has dado para el buen
desempeño de vuestro cometido queréis vengarnos de un hombre cuya inocencia es
inmaculada y queréis hacerlo aprovechando como medios de venganza la ley de Dios os has
dado para hacer justicia. La ley ordena y vosotros defendéis en las escuelas que los debates
deben ser públicos, habéis cumplido con esta prescripción legal, la ley ordena que el acusado
debe tener una libertad absoluta y completa de defensa, habéis cumplido con esta ordenanza,
la ley ordena que se deben dar al acusado solidas garantías contra las falsas deposiciones de
los testigos, de qué manera habéis dado cumplimiento a las prescripciones de la ley. Os he
dicho que la inequidad os inspira y que abrigáis el deliberado propósito de hacer morir.
Os he dicho jueces de Israel que de la suma de las tres partes de la base de nuestro
procedimiento legal en materias criminales, resultaría el respeto y la protección que debe el
Tribunal al acusado, desde el momento en que se hace cargo del hasta la hora en que se
pone en libertad, si es inocente o se le aplica la pena merecida, si ha resultado reo de algún
delito. Que respeto os ha merecido y que protección habéis dado señores a Jesús de
Nazareth, de qué manera habéis cumplido en esta parte con la Ley de Dios, son acaso
respeto y protección los malos tratamientos, los durísimos insultos que de vosotros y en
particular vuestros agentes le han hecho objeto, sin que se levantara una voz para criminar
tan execrable conducta. Y delante de quien diríais, señores, que se ha cometido ese acto
bárbaro y criminal, pues lo ha sido delante de Anas, en casa de Anas y por haber contestado
Jesús mansa y humildemente a las preguntas que Anas le dirigía y no es todo, no señores lo
más terrible, lo más vergonzoso es que Anas no ha reprendido al creado es que lejos de
reprenderle ha celebrado su acto. En ningún Tribunal del mundo se ha representado una
escena tan repugnante como la que se ha representado aquí, y sin embargo os jactáis de
constituir el tribunal más humanitario de la tierra. A Jesús de Nazareth se da anticipadamente
al acusado un tormento cien veces peor que la muerte y se le dan antes de juzgarle, antes de
que aparezcan las pruebas de su culpabilidad o de su inocencia y que este tribunal le
sentencia a lo que pueda que es la muerte, le instáis y aplaudís para que le martiricen, sino
que alguno de vosotros, dando al traste con su decoro, insulto y maltrata en esta misma sala.
Y otra de las pruebas que atestigua la falta absoluta de ese respeto y de esa protección es la
pregunta que Caifás le ha dirigido a Jesús, no le hubiera obligado el pontífice a contestar
conjurándole en el nombre del altísimo. Habéis faltado del todo a la ley, en el hecho de no
respetar ni proteger a Jesús de Nazareth, permitid que de una rápida ojeada a los
acontecimientos que han precedido y seguido inmediatamente al acto injusto y execrable de la
prisión del inocente que tengo alta honra en defender, porque no solo se hallara corroborada
la inocencia de Jesús, sino probado el aserto de qué queréis sacrificarle a vuestras mezquinas
pasiones, cueste lo que cueste, aun cuando en ello se involucre la honra del sanhedrin.
Habéis enviado agentes provocadores a Jesús y esos agentes provocadores, esos hombres
que se han encargado de hacer el papel de esbirros, que objeto llevaban esos agentes que
enviabais a Jesús para tentarle, prepararles lazos, urdir tramas para hacerle caer en lo que
vosotros llamáis crimen digno de muerte. Por fortuna para Anais y Achazias no pudieron poner
en vías de hecho vuestro encargo. Es evidente, señores que confesáis no haberse cometido
el crimen, si confesáis la inocencia de Jesús de una manera manifiesta, confesáis también el
deliberado propósito que teníais de hacerle víctima de vuestro odio implacable. Oh Jueces de
Israel, puede ser más repugnante, mas barbará, mas diabólica la conducta que denuncio a
vuestra propia vergüenza, parece que no puede ir más allá, parece que la iniquidad de los
hombres raya en eso, para que mandáis a Jesús los agentes provocadores, para ver si
podíais hacerle incurrir en el crimen de rebeldía a fin de poderle acusar por el ante el pretor
del imperio romano, queréis que muera el inocente y por si acaso resultara que ni aun por
traición podéis apoderaros de él, olvidando lo que son, se convierten en asesinos y es preciso
que un inocente se vea asesinado, ora sea por traición, ora sea conduciéndole a un patíbulo,
el caso es que Jesús de Nazareth muera asesinado, que importa que el asesinado, que
importa que el asesinado se halle revestido en formas legales o no, por lo tanto vuestra
resolución llena de incalculable iniquidad, Os digo que no queréis condenar a un culpable,
sino vengaros de un inocente, comprando a uno de sus discípulos valiéndoos de la más
execrable traición, para que, para apoderarse el Sanhedrin durante la noche, de un hombre
que todos los días alternaba en el templo con los Jueces que constituyen este tribunal. A que
apelar a la traición, cuando todos los días se hallaba entre vosotros, a que irle a sorprender de
noche en un retiro pacifico, con poco menos que un ejército, cuando a la luz del di apodias
aprisionarle, a la sentencia de Jesús no la llamara sentencia sino venganza, Si venganza, mas
a que esforzarme, cuando mis esfuerzos no han de producir resultado alguno en pro del
inocente Jesús, lo he hecho cumpliendo mi deber y procurando salvar la vida a un inocente y
librar al Sanhedrin y al pueblo de las iras de Dios, de Dios al que contra el Sanhedrin y al
pueblo pedirá venganza la sangre del justo, impía y cínicamente derramada por vuestras
manos, no pienso dedicar siquiera una palabra a las acusaciones de los testigos, puesto que
habiendo salido falsas y hallándose confundidos, tampoco os molestare repitiendo aquí la
prueba absoluta ilegalidad del arbitrario proceder de Caifás, vosotros no podías ni debías
permitir el incalificable proceder de Caifás y que vuestra sentencia y vuestra aparente
irritación, Jueces que habéis pretendido condenar a un israelita por una frase justísima y
perfectamente aplicada, decirme el hombre no llama acaso justamente padre al que lo hizo de
la nada, si esto es así que blasfemia hay en llamarse hijo de dios cuando el criador es vuestro
padre, En Que pues ha blasfemado Jesús, cuando Caifás al preguntarle y conjurarle para que
le dijera si era Hijo de Dios el altísimo le ha contestado Tu lo dices, Donde esta pues la
blasfemia Señores, donde está el crimen que tan fieramente os ha excitado, donde está la
culpabilidad de mi defendido. Y donde está la ley, y la conciencia y el honor del pueblo y la
dignidad de los Jueces y sobre todo donde está el temor de Dios.

Las violaciones que se cometieron en el proceso de Cristo se expresan con precisión y


claridad en los alegatos defensivos por Nicodemus los cuales son los siguientes:

a) Violación al Principio de Publicidad.


b) Violación al Principio de Diurnidad.
c) Violación al Principio de Libertad Defensiva
d) Violación al Principio de rendición estricta de la prueba testimonial y de análisis riguroso
de las declaraciones de los testigos.
e) Violación al Principio de Prohibición para que nuevos testigos depusieran contra Cristo
una vez cerrada la instrucción del procedimiento.
f) Violación al Principio consistente en la votación condenatoria no se sujetó a revisión
antes de la pronunciación de la sentencia.
g) Violación al Principio de presentar pruebas de descargo antes de la ejecución de la
sentencia condenatoria.
h) Violación al Principio de que los testigos falsos.

Es evidente que las violaciones apuntadas afectaron el proceso contra Cristo por vicios in
procedendo e invalidaron la sentencia condenatoria con la culmino, misma que se pronunció
por sesenta y cinco votos contra seis votos absolutorios: el Sanhedrin de Israel reunido
legalmente a la sombra del santuario para entender en la causa de Jesús de Nazareth,
acusado de blasfemo y de hacerse llamar Hijo del Altísimo, del texto antes transcrito se infiere
que Cristo fue condenado a la muerte en cruz por el delito religioso de blasfemia. Ahora bien
en el derecho hebreo no se contemplaba la crucifixión como pena de muerte, si no la
lapidación que consistía en el apedreamiento del condenado, el Sanhedrin aplico a Jesús
una pena no prevista en la Ley Judía. La crucifixión era una sanción que se previó en el
Derecho Romano para castigar los delitos más graves, el mencionado tribunal cometió, Dos
indigentes faltas in judicando; al condenar a Cristo a la muerte en cruz sin tener competencia
para decretarla conforme al Derecho Hebreo y ordenarla para un delito religioso, la blasfemia
que no existía en el Derecho Romano.
EL PROCESO DE CRISTO ANTE PILATO

Tomando en cuenta que toda sentencia en la que se impusiere la pena de muerte esta debía
de ser homologada por el gobernador romano, dicha condición opero respecto de la condena
de Cristo decretada por el Sanhedrin. De ahí que en el caso de Jesús, el gobernador romano
haya intentado salvarlo de la crucifixión. En las palabras de Cristo no encontró ningún delito y
mucho menos contra el estado romano. Si las ideas de Jesús, su predicación y su obra
pudieren implicar alguna falta de carácter religioso contra la Ley de los Judíos, ello no
ameritaba la intervención de Pilato. Este en consecuencia exclamo ante los acusadores del
Señor “ningún delito hallo en este hombre, por lo que rehusó la homologación de la sentencia
del Sanhedrin. Pilato se le ocurrió una estratagema procesal consistente en declararse
“incompetente para juzgar a Cristo. El gobernador Pilato aprovecho el subterfugio de la
incompetencia, no para que Herodes Antipas otorgara el exequátur correspondiente, si no
para recabar la opinión de este a favor de la inocencia de Jesús, el tetrarca no externo ningún
parecer, porque tampoco había encontrado ningún fundamento en la acusación y que soltaría
a Cristo después de corregirlo, en cumplimiento a esta promesa, Pilato ordeno la flagelación
de Jesús, con el propósito de evitar la muerte de Cristo, Pilato tuvo la ocurrencia de valerse de
la festividad religiosa de la pascua en la que se acostumbraba poner en libertad a un
delincuente por lo que planteo a Barrabas por lo que el populacho exigió al gobernador
romano que soltara al delincuente y crucificara a Cristo. Esta terrible exigencia implicaba
condenar a muerte a un inocente por un delito político, la sedición, que Jesús no cometió, por
lo que el decreto del Sanhedrin o sea la de blasfemia que se hizo consistir en que Cristo se
ostentó como Hijo de Dios. Este doloroso caso la política abatió a la justicia, fenómeno que es
frecuente en la historia de la Humanidad. Cristo no murió por blasfemo contra Jehova, sino por
sedicioso contra el Imperio Romano, la decisión unilateral de Pilato, el juicio ante el Sanhedrin
fue inútil y atrozmente efectivo el llamado Político: bien se sabe que arrepentido por la
irreversible injusticia que cometió, Pilato se lavó las manos.

INEXISTENCIA DEL JUICIO POLITICO

Si se examina la intervención de Pilato a consecuencia de la homologación que le exigió el


Sanhedrin de la sentencia que dictó contra Jesús se debe concluir que no hubo tal juicio. Por
lo tanto la base de la contienda entre la acusación y la defensa en el caso de Cristo no existió
esa base, sine qua non, en virtud de que el delito de sedición, por él se le crucifico fue
inventado por Pilato. El delito religioso por el que el Sanhedrin condeno a Cristo a la muerte
en cruz fue la blasfemia y por el que exigió la homologación de procurador o gobernador de
Judea. El delito político contra Roma no fue materia cuestionada ni pudo serlo, ante el citado
tribunal atendiendo su notaria incompetencia. La responsabilidad imputada a Cristo por sus
acusadores ante el Sanhedrin era de carácter religioso y por esa responsabilidad se le
condenó a muerte y por este objetivo se solicitó la homologación de la sentencia respectiva y
no por ninguna responsabilidad derivada de una supuesta sedición contra el imperio Romano
por lo que señalamos que hubo condena sin delito.

LA CRUCIFICION Y EL DESTINO DE PILATO

I.- LA MUERTE EN CRUZ


La crucifixión en la antigüedad histórica era la manera más cruel y despiadada de ejecutar la
pena de muerte. Su abominable y horrenda aplicación sobrepasa en crueldad a todas las
formas que la perversidad humana ha inventado. Así el crucificado muere de asfixia al
contraerse lentamente su aparato respiratorio por su propio peso y para que la asfixia se
apresurara, mediante la fractura de las espinillas del condenado con un mazo. En el caso de
Cristo, esta execrable operación no se practicó en virtud de que antes de la puesta del sol ya
había fallecido. Tocante a Cristo, Pilato ordeno que en su cruz se pusieran las letras INRI que
sintetizaba esta expresión conocida universalmente JESUS NAZARENO REY DE LOS
JUDIOS y por tal inscripción provoco protesta a lo ante tal reclamación contesto tajantemente
LO QUE ESCRIBI QUEDA ESCRITO.

II.- LAS SIETE PALABRAS

Estas siete palabras tiene el rango de expresiones proferidas por Jesús durante su crucifixión
e involucran la doctrina que con su muerte lego a la humanidad según dicho del autor la causa
principal de su enjuiciamiento por lo que las señalamos.

a).- Primera Palabra “Perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen”.


b).- Segunda Palabra “En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”.
c).- Tercera Palabra “Mujer he ahí a tu hijo” Juan he ahí a tu Madre”.
d).- Cuarta Palabra “Tengo Sed”.
e).- Quinta Palabra “Padre mío, porqué me has abandonado”.
f).- Sexta Palabra “Todo se ha consumado”
g).- Séptima Palabra “Padre mío en tus manos encomiendo mi espíritu”

III.- EL DESTINO DE PILATO

Respecto a este punto, se deduce el destino del mencionado pretor que condeno a Cristo a la
muerte en cruz. Es viable pensar que a Pilato se le aplico por Tiberio, la Ley del Talión que
consiste en “Ojo por Ojo y Diente por Diente”, tomando en cuenta las epístolas que se
cruzaron el emperador Tiberio Cesar y el gobernador Romano de Judea, Poncio Pilatos.

REFLEXIONES FINALES

Debe enfatizarse, por otro lado que la profecía de Isaías, al considerar a Cristo como Dios,
debió acatarse por el Sanhedrin a efecto de no condenarlo, como lo hizo, por el delito de
Blasfemia. Consiguientemente, además de las violaciones contra el Derecho Procesal Hebreo,
mismo que fue contravenido por la sentencia de muerte decretada contra Jesús de Nazareth
por un delito en que no incurrió el hijo de Dios. Por otra parte la aludida sentencia también
violo el Antiguo Testamento al condenar al salvador a la muerte en cruz. La crucifixión ya lo
hemos dicho no era una pena establecida por lo hebreos.

CONCLUSIONES

Respecto al presente trabajo que nos tocó realizar, es muy importante señalar las similitudes
que puede haber entre los diversos principios que imperaban en el periodo denominado “El
Imperio” y que se aplicaban en la provincia Imperial de Judea en donde se desarrolló el Juicio
a Cristo y a los que se van a aplicar en los nuevos juicios orales y que es materia de la
presente maestría, en lo personal me deja un gran conocimiento ya que nunca había leído el
libro denominado “El Proceso de Cristo” materia del presente resumen o análisis, por lo que
puedo decir sin temor a equivocarme que de aquí vienen las raíces de nuestros nuevos juicios
orales, así mismo el ver y el conocer, los dos procesos que se le siguieron a Jesús de
Nazareth o Cristo como lo queramos denominar fue muy interesante el ver el trabajo que
desarrollo como su defensor Nicodemus al que con un extenso alegato en el cual preciso con
una elocuencia impresionante las violaciones a la ley judía que se cometieron en el proceso a
Jesús y en el cual lo separo en tres partes, la Primera fue la base del procedimiento penal en
donde nos señala que no se le dio la publicidad exigida por la ley consistente en que todos los
juicios se deben de llevar a cabo a la luz del día y en lugar abierto denominado Conclave
Gazith o Santuario, cosa que no se cumplió y en el Segundo Punto de su defensa se basó en
la Libertad absoluta y completa de defensa que se deba al acusado, en donde señala
abiertamente todos los obstáculos que le pusieron al impedir que desarrollara su defensa a
través de promover altercados al permitir testigos acusadores falsos que desataban infames
calumnias incluso de las amenazas en contra del defensor y todavía la parte que se me hace
más grave al obligar a Jesús bajo juramento a que depusiera en contra de sí mismo, al
hacerle preguntas mal intencionadas, ilegales y capciosas, principios que en nuestro nuevo
juicio están prohibidas, así al no permitirle llevar testigos para su defensa y el de permitir que
el testimonio de un solo hombre sea suficiente para juzgarlo cosa que era inadmisible. Y la
Tercera Parte de la base jurídica de procedimiento judicial hebreo, cuando se permite en las
garantías que debe de dar el Tribunal al acusado contra las deposiciones falsas de los
testigos acusadores que es la primera garantía que tiene el acusado para examinarlos cosa
que no se dio, así mismo nunca se les pregunto a los testigos sus generales para saber si
eran admisibles o si se debían rechazarse cosa que no se realizó.

Los principios que se violaron durante el proceso a Cristo y que expreso acertadamente su
defensor Nicodemus en su alegato defensivo fueron los de Publicidad, Diurnidad, de Libertad
Defensiva, el de Rendición estricta de la prueba testimonial, el de votación, así como al de
presentar pruebas de descargo, así mismo se le aplicó un castigo que no estaba
contemplado en el Derecho Hebreo, por lo que el Sanhedrin le aplico a Jesús una pena no
prevista por la ley judía ya que la crucifixión era un castigo que previo en el Derecho Romano
para castigar los delitos más graves, así mismo el mencionado Tribunal condeno a Cristo a la
muerte en cruz sin tener competencia para decretarla.

Respecto al proceso de Cristo ante Pilato realmente aquí podemos señalar, que no se llevó
ningún proceso o juicio, porque lo que hizo Pilato fue no asumir su responsabilidad que tenía
como Gobernador de Judea y Representante del Estado Romano, porque lo ideal era que lo
absolviera del delito que le estaba imputando el Sanhedrin, mas sin embargo condeno a un
inocente a muerte por un delito político que es la sedición que Jesús no cometió, por lo que
podemos señalar que no hubo Juicio Político por que la intervención de Pilato fue nula, porque
no fue materia cuestionada ya que lo que hizo fue realmente lavarse las manos por lo que
podemos decir una vez más que hubo una condena sin delito.

Por ultimo como un razonamiento final podemos decir que si desde la época en que se le
proceso a Jesús de Nazareth, hasta el día de hoy hubiéramos aplicado los Principios
Jurídicos que se contenían en el Antiguo Testamento o Biblia que entrañaban como normas
rectoras de la conducta como comportamiento de los hombres entre si y frente a la sociedad,
otra cosa seria, ya que nos hubiéramos evitado tantos procesos penales injustos que se han
llevado en el proceso tradicional penal, ojala y luchemos como sociedad y como Abogados y
como Alumnos de la presente maestría y propongamos que se aplique a la voz de ya, los
Juicios Orales en toda la República Mexicana para que se respeten las garantías individuales
de todos los procesados.

Espero que en el presente trabajo haya cumplido con todas las expectativas exigidas en la
presente materia que Usted impartió de una manera acertada y muy profesional, Saludos.

a sentencia a muerte en la antigua Roma, por norma general, era


también una sentencia al olvido, algo que es cuestionado
firmemente por la memoria de Jesucristo, casi 2.000 años después
de su ejecución.
"Entre los romanos había tres muertes similares (para los
sentenciados a la pena capital). El individuo podía ser atado a un
poste y quemado; lo podían lanzar a la arena (del circo) para que
luchara contra animales salvajes hasta la muerte; o el individuo
podía ser crucificado, como sucedió con Jesús", explica el
historiador André Leonardo Chevitarese, autor de 'Jesús de
Nazaret: Otra Historia' y profesor del programa de posgrado en
Historia Comparada del Instituto de Historia de la Universidad
Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
"¿Por qué son semejantes estas muertes? Porque no dejan
memoria del cuerpo. En todas ellas deja de existir el cuerpo. O se
quema, o lo devoran las fieras, o se lo comen las aves rapaces",
prosigue el historiador.
"Son tres muertes brutales que significan borrar la memoria de
alguien, asegurarse de que no haya un entierro en los alrededores
que conserve su memoria".
Chevitarese va más allá: tampoco hubo procesos legales que
documentaran estas condenas. "Si no, habría memoria sobre ello",
concluye.
Una molestia política
"Una figura como Jesús era como un polvorín en una región
dominada por los romanos", dice Chevitarese.
"La revuelta estaba a punto de suceder. Y antes de eso, las
autoridades romanas, en connivencia con algunos sectores de la
élite judía que estaban alineados con Roma, identificaban a estos
líderes populares y se los quitaban de en medio matándolos".
"Básicamente, fue acusado de ser un impostor. Esta acusación
procedía de los líderes religiosos de los judíos que vivían allí en
ese momento y que lo presentaban como un enemigo del César,
como alguien que se presentaba como 'rey'", argumenta el
vaticanista Filipe Domingues, subdirector del instituto católico
The Lay Center de Roma .
"Entonces hicieron una acusación política para que fuera
condenado por el Imperio Romano, que gobernaba allí a través de
alianzas con líderes locales".
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Pie de foto,
Antes de que apareciera la figura de Jesús, se empezó a gestar una mentalidad mesiánica.
Para entender lo que sucedió es necesario retroceder en el tiempo
y contextualizar cómo era esta región del Medio Oriente en ese
momento, e incluso antes.
"Ese entorno estuvo convulso durante mucho tiempo, con crisis
políticas y opresión de los gobernantes", dice el historiador,
filósofo y teólogo Gerson Leite de Moraes, profesor de la
Universidad Presbiteriana Mackenzie.
Señala que cuando Roma "decide establecer su dominio de forma
imperial", esto conlleva la dominación de territorios y la
imposición de "gravosas obligaciones a los pueblos dominados".
"Lógicamente, esto pesa mucho sobre la población más pobre,
porque hay un pueblo dominado y hay unas élites haciendo
acuerdos con los dominadores, incluidos acuerdos políticos, y a
veces alianzas económicas bastante satisfactorias", añade. "Pero
la población pobre estaba sufriendo un desgaste".
A la vez, al menos 500 años antes de Cristo, se empezó a gestar
una mentalidad mesiánica: la creencia de que nacería un salvador
para redimir a ese pueblo del sufrimiento.
"La idea de que alguien vendría a liberarlos, un enviado de Dios",
explica el profesor.
Jesús nació con este contexto ya efervescente. Creció, vivió,
predicó y cumplió su misión en este ambiente.

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Pie de foto,
La Palestina en tiempos de Jesús es una Palestina llena de movimientos populares,
movimientos de rebeldía.
"Cuando apareció Jesús, su movimiento existía en el tiempo",
afirma Moraes.
"Teológicamente, la idea fue alimentada por la visión apocalíptica
de que en algún momento este enviado sería llevado a los hombres
e Israel sería restaurado como reino, como nación, como pueblo
elegido. Se restauraría la dignidad. Esto creó la imagen de un
mesías político, poderoso, que pudiera movilizar las fuerzas del
cielo y de la tierra para expulsar a la dominación extranjera que
oprimía al pueblo de Israel en aquel tiempo".
Para muchos, de poco sirvió que Jesús enfatizara, según pasajes
bíblicos, que su reino no era de este mundo, sino de la vida eterna.
Y que era justo dar al César lo que es del César, reservando para
Dios lo que es de Dios. Para muchos, Jesús encarnó esta figura de
líder político, activista, agitador.

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Pie de foto,
Omitiendo la religiosidad derivada de su figura, Jesucristo fue un condenado político.
"¿Era el único así? No. La Palestina en tiempos de Jesús es una
Palestina llena de movimientos populares, movimientos de
rebeldía", subraya Moraes.
"Entonces había, además de los fariseos y saduceos, que eran los
partidos políticos religiosos más conocidos, otros grupos más
radicales. Estaban los zelotes, que representaban a los
descontentos, los revolucionarios", agrega.
"Había grupos que actuaban violentamente como los sicarios, que
usaba un puñal y cometían asesinatos y actos terroristas,
causando miedo en la población y en las autoridades. Había una
especie de bandidaje social".
El juicio según la Biblia
Según la Biblia, después de que Jesús fue arrestado, fue
presentado a las autoridades.
Poncio Pilatos, que era el gobernador de la provincia romana de
Judea, habría presentado a Jesús a una asamblea popular, y su
condena habría sido así, por aclamación.
Entonces, según este relato, Pilatos se habría lavado las manos
indicando así que no tenía responsabilidad alguna por la
ejecución.
En el capítulo 23 del evangelio de Lucas, el texto dice que
"empezaron a acusarle, diciendo: Hemos hallado a este hombre
pervirtiendo a la nación, prohibiendo dar tributo al César, y
diciendo que él mismo es Cristo Rey". Según la Biblia, por lo tanto,
hay dos acusaciones contra Jesús, ambas de carácter político.
"Lo que le importaba a Roma era el contenido político. En otras
palabras: si alguien se negaba a pagar impuestos, ese alguien
podría alentar a otras personas y llevarlas a rebelarse contra el
pago de impuestos. Esto podía terminar siendo un problema para
Roma", analiza el historiador.
"Si se declaraba rey de los judíos, podía de repente llevar a este
pueblo a levantarse, en un acto de resistencia, contra el imperio
romano", prosigue Moraes.
"Es decir, el imperio romano miraba a Jesús como un líder
revolucionario, el líder de una pandilla que podía causar
problemas. La acusación era política", dice.
El texto religioso presenta luego el episodio de Barrabás. Según la
narración, debido al período de Pascua, la tradición mandaba que
se absolviera a un condenado.
Y fue el pueblo quien decidió por aclamación. A Jesús se le
presentó junto a Barrabás, y es este último el que habría escapado
de la pena capital.

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Pie de foto,
La crucifixión no fue una invención romana, pero su práctica se difundió ampliamente en el
Imperio romano, según el investigador André Leonardo Chevitarese.
"Barrabás era un bandido social. Un ladrón. La forma en que Jesús
fue puesto entre bandoleros muestra la acusación que pesaba
sobre él: la de un líder revolucionario, un agitador social, el líder
de una banda que estaba, de alguna manera, molestando al
imperio romano porque, en última instancia, estaría liderando una
revuelta política contra la dominación de los romanos", analiza
Moraes.
Paz obtenida con violencia
En este contexto, es necesario recordar que Roma vivió el período
conocido como Pax Romana. Este período de dominación de
otros territorios, con garantías de seguridad y recaudación de
altos impuestos, mostró su cara más sangrienta en episodios
como este.
"Cualquier intento de rebelión se combatía con una clara
exhibición del poder de Roma, intimidando a los futuros rebeldes.
La violencia era la marca de esta paz romana, una paz de
cementerio, conseguida a través de la violencia, mediante la
imposición de la dominación residencial", dice Moraes.
"Jesús parecía ser un problema político muy serio para el poder
establecido. Roma sabía que Palestina era un foco de resistencia
y era necesario superarlo", resume.
Tanto si existió o no algo parecido a este tribunal popular, el
hecho es que no se llevó a cabo un juicio según la lógica
contemporánea, es decir, con constancia escrita de lo sucedido y
del derecho de defensa.
Chevitarese argumenta que, si la práctica común hubiera sido así,
con juicios registrados, alguna de la información de las miles de
crucifixiones que tuvieron lugar habrían sobrevivido al tamiz del
tiempo.
"Olvidémonos por un minuto del caso de Jesús de Nazaret y
pensemos en las grandes revueltas de esclavos que sacudieron el
final de la República romana. Quizás la más famosa sea la
Revuelta de Espartaco (que habría movilizado a unos 70.000
esclavos hacia el 71 a. C.)" , ejemplifica.
"La documentación literaria dice que después de la derrota de ese
ejército de esclavos, todos fueron crucificados. ¿Y dónde están
sus actas de juicio? No están en ninguna parte porque nunca se
hicieron juicios", sostiene Chevitarese.
"Para estos individuos no hubo juicio. Las personas eran
arrestadas e, inmediatamente, matadas", agrega.
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Pie de foto,
El discurso de Cristo era el de un reino diametralmente opuesto al del Imperio romano.
"(El 'crimen' de Jesús) fue el de alguien que atentaba contra el
Estado romano", apunta el investigador.
"¿Cómo atentaba? El imperio romano era un reino de Dios, los
emperadores eran vistos como divinos, esa era una vieja tradición.
Jesús, al establecer otro reino de Dios, se opuso al reino de César,
que era un deidad. En este caso, el césar de la época era Tiberio",
contextualiza.
En ese sentido, no podía anunciar el reino de Dios, ya que el reino
de Dios ya existía; si el emperador romano era un dios, entonces
era ese.
Icongruencias históricas
Chevitarese muestra escepticismo al analizar los pasajes de los
evangelios que relatan los episodios relacionados con la muerte
de Jesús.
"Los evangelistas van a explicar la información que ya tienen, es
decir, que Jesús fue crucificado. Pero cuando escriben, también
tienen una segunda información, que es su punto de vista de fe:
Jesús habría resucitado", reflexiona. "Pero ninguno de los
evangelistas fue testigo presencial".
Para él, toda la narración de un supuesto juicio por aclamación
popular llevado a cabo por Pilatos es un relato teológico, no
histórico.
Y comienza deconstruyendo la idea de que hubo un bandido,
Barrabás, que fue liberado por la tradición de Pascua.
Llama la atención el hecho de que primero se presentaron dos
personas para esta elección popular: Jesús y Barrabás. Entonces
Jesús fue crucificado junto con otros dos hombres condenados.
"Por qué estos otros dos no fueron también presentados con Jesús
y Barrabás para que el pueblo pudiera elegir entre los cuatro. Hay
algo que no concuerda con este relato", dice.
"Nunca hubo una ley que fuera emitida por el Imperio Romano para
liberar a un prisionero durante cualquier período festivo, donde
sea que sea", resume Chevitarese.
"Entiendo que la Pascua [cristiana] se basa en la centralidad del
arresto, juicio, muerte, sepultura y resurrección de Jesús, pero
este es un relato teológico, que necesita ser leído y asumido como
un relato teológico."

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