5 Miros

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 22

Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128.

ISSN 2675-2719

¿Tu Seña? La Seña del Nombre Personal en Lengua de Señas Mexicana

What’s your sign? Personal Name Signs in Mexican Sign Language

Miroslava Cruz-Aldrete
Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México
https://orcid.org/0000-0001-8110-4300
[email protected]

Hann Bastian González Muciño.


Universidad Autónoma del Estado de Morelos,México
https://orcid.org/0000-0001-8816-0890
[email protected]

Résumen: El uso de un nombre/apodo/SEÑA dentro de la comunidad sorda representa un papel


importante, pues se trata de una seña que identifica no solo a los miembros sordos de la misma
comunidad, sino también a los oyentes que están relacionados con ella. Esta seña es dada por uno
de los miembros de la comunidad sorda e implica tanto una aceptación como identidad dentro de
la misma. La creación de una seña personal en Lengua de Señas Mexicana responde a diversas
maneras de formación del nombre/apodo/seña que varían por cada persona. En esta investigación
se presenta, en primer lugar, la relevancia del nombre propio como un elemento social.
Posteriormente, se presentan los antecedentes sobre el estudio de las señas personales en las
lenguas de señas. Finalmente, a partir de entrevistas realizadas a miembros de la comunidad sorda
se muestran los tres procesos encontrados para la formación de señas personales en Lengua de
Señas Mexicana: la asignación de señas por rasgos sobresalientes físicos o de conducta; señas que
han sido heredadas o que comparten rasgos articulatorios en la familia; y el cambio de seña
personal.
Palabras clave: Lengua de Señas Mexicana, nombre personal, cultura sorda, comunidad sorda.

Abstract: The use of a name/nickname/SIGN within the deaf community plays an important role,
since it is a sign that identifies not only the deaf members of the same community, but also the
listeners who are related to it. This sign is given by one of the members of the deaf community
and implies both acceptance and identity within it. The creation of a personal sign in Mexican Sign
Language responds to different ways of forming the name/nickname/sign that vary for each person.
This research presents, first, the relevance of the proper name as a social element. Subsequently,
the background on the study of personal signs in other sign languages. Finally, based on interviews
with members of the deaf community, the three processes found for the formation of personal signs
in Mexican Sign Language are shown: the assignment of signs by outstanding physical or
behavioral traits; signs that have been inherited or that they share articulatory features in the
family; and personal password change.

Key words: Mexican sign language, name, deaf culture, deaf community

107
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Hoy en día es poco probable que, en alguna entrevista, al recabar los datos personales se

emplee la expresión: nombre de pila. Quizá para muchos, esta fórmula social sea parte de un

repertorio en desuso, apenas si escuchado en viejas películas de la década de los cuarenta del siglo

pasado, en donde, por ejemplo, las personas que acudían al ministerio público, tras la barandilla

se les hiciera esta pregunta para conocer sus datos personales. Si bien, desde la segunda mitad del

siglo XIX, en México, gracias a las Leyes de Reforma, el estado toma como una de sus funciones

el registro del nacimiento, defunción, y matrimonio de sus ciudadanos, con lo cual rompe el

legalmente con la Iglesia Católica, instancia que había tenido hasta ese momento bajo su poder el

registro de la población (CORTÉS MIRANDA, s.f.), no podemos negar la relevancia que en la

población tenía el sacramento del bautismo, quizá más importante que el contar con un acta de

nacimiento.

La situación ha cambiado, podríamos especular y decir que un sector de la población ya no

le otorga el mismo valor al acto de ser bautizados, no obstante, esta fórmula ‘nombre de pila’

arraigada en este sacramento, es un reflejo de cómo se construyen los significados a partir de las

prácticas socioculturales. La interpretación y el significado se articulan en las actividades

comunicativas orientadas al entendimiento del sistema cultural de un grupo social determinado (de

LEÓN PASQUEL, 2005).

Existe un conocimiento compartido por el cual sabemos que en la pila bautismal se otorga

un nombre y se reconoce el ingreso de la persona que ha sido nombrada a la comunidad de la cual

forma parte su familia y su grupo social cercano. Pertenecer a un colectivo, a partir de haber sido

identificado y singularizado con un nombre personal, gracias a un ritual específico, es una práctica

que comparten muchas culturas. Estos nombres responden a diversos elementos socio históricos,

y a las reglas que subyacen en la organización de las lenguas. Y, de acuerdo, con López Franco

108
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

(2014), en la norma, en la competencia onomástica del hablante, que incluye información dialectal

al situarse entre la lengua y habla. Para esta investigadora dicha información se vincula con

diversos elementos, los factores sociolingüísticos, y pragmáticos, así como con los imaginarios

etnosocioculturales, los cuales permiten “además de situar a los nombres de pila y a los demás

nombres propios en el tiempo y en el espacio, el empleo del sentido figurado y por tanto la

predicación, como ocurre en las figuras retóricas de la antonomasia, la metáfora o la metonimia,

ligada a ciertos nombres culturalmente relevantes” (LÓPEZ FRANCO:77). En este sentido, nos

parece interesante observar y discutir las prácticas de la asignación de un nombre propio personal

en el caso de las comunidades sordas.

En principio, podríamos establecer un símil entre el uso de la expresión ¿cuál es tu nombre

de pila? para conocer el nombre del otro, y la práctica cultural ⎯que es propia de los miembros

de la comunidad sorda⎯ cuando entran en contacto dos personas que emplean la LS. Al respecto,

observamos que se establece una secuencia de actos comunicativos en donde primero se pregunta

¿cuál es tu nombre?, a partir de la cual el interlocutor responderá deletreando su nombre propio,

utilizando las letras del alfabeto manual. Y, la siguiente pregunta será ¿cuál es tu seña? Esta seña

puede estar relacionada con alguna letra del alfabeto que representa la inicial del nombre legal. Sin

embargo, como veremos en el desarrollo de este trabajo, existen señas personales que no

incorporan elementos alfabéticos. Lo más sobresaliente de estas señas se encuentra en el hecho

que responden en la mayoría de los casos a rasgos físicos o de comportamiento que caracterizan a

un individuo en particular.

Estas señas que hacen referencia a los nombres propios singularizan e identifican a alguien

dentro un grupo de personas con las cuales convive. Nos encontramos frente al hecho que al ser

comunidades pequeñas estos nombres de pila, estas señas personales bastan para reconocer sobre

109
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

quien se hace mención. Pero, además que, al producir cualquier seña personal en una conversación

de la vida cotidiana, se pone en juego un significado denominativo procedural, que de acuerdo con

López Franco (2014), es aquel que actúa para instruir al señante/hablante en la búsqueda del

referente de esa seña personal.

La asignación de las señas de los nombres personales, identificadas como

SEÑA/apodo/firma, tiene un lugar fundamental dentro de la cultura sorda, y responde a la

naturaleza de las lenguas visogestuales. La asignación de esta seña del nombre personal solo puede

ser otorgada por una persona sorda, ya sea hacia su par sordo o a un oyente. Este cariz del acto de

nombrar u otorgar un nombre propio a alguien se expresa de maneras diversas en las culturas

oyentes y sordas. La expresión del nombre personal se encuentra relacionado con aspectos

socioculturales de distinta índole, como se ilustra de manera ejemplar en el cuento “La tona” del

libro “El Diosero” de Fernando Rojas González (1952) quien relata como en una comunidad zoque

se asigna el nombre a los recién nacidos.

En esta historia vemos como Simón y Crisanta dos indígenas zoques, requieren de la ayuda

de una partera de la comunidad y de un médico ante la dificultad que experimenta Crisanta para

dar a luz a su primer hijo. Después del nacimiento, Simón debe esparcir cenizas alrededor de su

jacal para aguardar la llegada de la tona. ¿Qué o quién es la tona? se trata del primer animal que

acude a saludar al recién nacido, el cual será reconocido a través de las huellas que se muestren en

la ceniza. La tona acompañará y cuidará a este nuevo ser hasta su muerte, por tanto, dada su

relevancia en la vida de esa persona, también le da su nombre.

Tal vez, uno esperaría que fuera un ave o un felino quien diera su nombre al niño recién

nacido, pero, en la historia que nos relata Rojas González, no ocurre tal cosa. La tona se presenta

a través de las huellas de la bicicleta del doctor que apoyó el parto de Crisanta, por lo que el

110
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

pequeño es nombrado “Damián Bicicleta” o “Damián Becicleta”, como lo pronuncia el padre del

niño.

Más allá de la travesía para este nacimiento, el cuento muestra la forma en que se nombra

al recién nacido: si bien la tona debió ser un animal que pisara la ceniza, fue la bicicleta lo que

dejó marca, por lo que es esta de la que se toma el nombre y que se torna “protector” del recién

nacido. Quizá “bicicleta”/”becicleta” nos podría parecer desde nuestra mirada occidental que no

es un nombre adecuado para un ser humano, no obstante, para los miembros de la cultura zoque,

la tradición marca que puesto que fue esta la que dejó marca en la ceniza, será la que dé nombre

al niño.

Esto es una muestra de la arbitrariedad al momento de elegir un nombre: no se trata de un

nombre tradicional (como Damián, el otro nombre del infante), ni de un nombre animal (como

pudo haber sido mapache, jaguar o gato), sino de un objeto al cual, respondiendo a los usos o

costumbres, a la cultura de esa comunidad, se le ha atribuido ser el protector del niño y, por lo

tanto, no genera ningún conflicto en que forme parte de su nombre de pila. Coincidimos con López

Franco (2014) en el valor del estudio de los sistemas onomásticos vivos de las comunidades

lingüísticas no occidentalizadas porque reflejan el vínculo sociocultural y la estructura de la lengua

materna. Siguiendo esta línea de argumentación, uno de los objetivos de este trabajo es abonar en

el estudio de las características que ofrecen los nombres propios de otras lenguas no dominantes,

entre ellas las lenguas de señas.

A continuación, presentamos los resultados del análisis de un corpus de señas personales

que fue obtenido gracias a la participación de un grupo de colaboradores sordos usuarios de la

Lengua de Señas Mexicana (LSM). Establecimos un primera clasificación a partir de la distinción

de los elementos que componen la estructura de la SEÑA, y su motivación: 1) rasgos sobresalientes

111
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

físicos, de conducta (maneras); 2) el linaje de algunas familias sordas que propicia que sus

miembros hereden su SEÑA o compartan rasgos articulatorios que los identifique como una

familia; y 3) la modificación de la seña personal con el paso del tiempo, debido a una estructura

jerárquica dentro de la comunidad, es decir, que la persona tenga la misma seña por un miembro

que tiene mayor tiempo dentro de ese colectivo, o porque puede causar confusiones en su

significado.

Antecedentes

Entre los estudios sobre la SEÑA personal datan de la década de los setenta del siglo pasado

(MEADOW, 1977). Como marca cultural de las personas sordas usuarias de una lengua de señas,

ha sido de interés para los investigadores de estas comunidades al abordar su análisis desde una

mirada socioantropológica (HARLAN LANE, 1984; PADDEN & HUMPHRIES, 2005). Al

respecto, cabe mencionar que existen pocas investigaciones sobre la estructura de las señas de los

nombres personales, entre ellos encontramos los estudios pioneros de Supalla (1990) quien discute

la arbitrariedad de los nombres propios de la Lengua de Señas Americana (ASL); y el análisis de

Hedberg (1994) de un corpus de más de 3000 señas personales de la Lengua de Señas Sueca (SSL).

De acuerdo con este autor es posible definir seis clases de nombres propios a partir de los siguientes

elementos: rasgos físicos, maneras, semejanza, grupo sociales, inicializadas, influenciadas por el

nombre, y aquellas que admiten números.

Algunas de las clases discutidas por Hedberg (rasgos físicos y maneras) también son

observadas en el estudio de Topraksoy (2015) sobre el sistema de las señas de los nombres

personales en la lengua de señas turca (Turkish Sign Language TID). Y, de igual manera,

resultados semejantes con respecto al papel de los rasgos físicos sobresalientes y formas de

comportamiento, en la productividad de la formación de las señas personales en otras lenguas de

112
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

señas, los podemos encontrar en el estudio de Barros (2018), en su análisis de los nombres propios

en LIBRAS. Cabe mencionar que dicho trabajo ha sido un referente para otras investigaciones en

el campo de la antroponomía, como se puede observar en las recientes investigaciones de Sousa et

al. (2020) y Rech y Ferreira (2020), quienes se han dedicado a la tarea de encontrar cuáles son los

rasgos más sobresalientes (signos motivados) que se consideran en el acto de asignar una seña

personal a una persona sorda u oyente. Y, cómo esto a su vez refleja las reglas que subyacen en la

organización de la LS y las características de la cultura sorda.

En el caso de la Lengua de Señas Mexicana (LSM), solo encontramos un antecedente en el

análisis morfológico que realiza Cruz-Aldrete (2008) y Cruz Aldrete & Smith-Stark (2011) sobre

el proceso de inicialización en la formación de los nombres propios; esta clase de señas personales

ha sido discutida en el estudio de la ASL (Supalla, 1990) y la SSL (Herdberg, 1994), y en la

taxonomía de Barros (2018).

Ahora bien, como se puede observar el estudio de las señas personales ha cobrado

relevancia por varias razones, por un lado, porque nos permite aproximarnos a la morfología de

las señas, y con ello abonar en el trabajo de documentación de las LS, lo cual a su vez da

continuidad a la investigación de este signo lingüístico (seña personal), con miras a realizar un

análisis translingüístico de lenguas de modalidad visogestual que pueden o no pertenecer a la

misma familia de LS. O, establecer otros diálogos sobre su estudio a la luz de nuevas propuestas

para la definición del nombre propio (SEIDE, 2021).

Y, por el otro, consideramos que el estudio de la SEÑA/apodo/firma, es un tema relevante

que coadyuva en el estudio de la cultura sorda, así como en la historia de estas comunidades, al

tomar como punto de partida el origen de los nombres, pues estas señas se vinculan con la

113
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

experiencia educativa (escuela de sordos, modelos oralistas), así como con los lazos filiales y

familiares de quienes lo heredan o pueden otorgar una seña de nombre personal.

Nos parece importante señalar que la mayoría de las personas sordas al provenir de hogares

oyentes la adquisición de su nombre propio será al conocer a sus pares ya sea en las escuelas o en

las asociaciones. No es cosa menor, puesto que de manera histórica los sordos habían sido

invisibilizados, y solo conocidos bajo la etiqueta de sordo o sordomudo. El tener un nombre propio,

con el cual además la persona se identifica, sin duda le otorga un sentido de dignidad e identidad

a quien lo posee (BÉZAGU-DELUY 1993; CRUZ CRUZ Y CRUZ ALDRETE, 2013). Entender

los mecanismos que subyacen en la formación de las señas personales implica no solo un análisis

lingüístico, sino además ver los aspectos sociales, históricos y culturales de la comunidad sorda.

Sin duda esto también nos conduce a la necesidad de entender cómo el conocimiento sociocultural,

el conocimiento lingüístico y la socialización entre las personas sordas impactan entre sí, como

veremos más adelante.

Método

En esta investigación participaron de 17 usuarios de la LSM (4 CODA)1 y 13 sordos,

provenientes de dos comunidades sordas, una del estado de Morelos y otra de la Ciudad de

México (v. Tabla 1). Es un estudio cualitativo de corte etnográfico, en el cual se realizaron

entrevistas semiestructuradas para la obtención del corpus de SEÑAS y con el fin de indagar

datos sobre si conocían el origen de su seña, si habían tenido otra seña personal, y cuál fue el

motivo del cambio. Todas las entrevistas fueron videograbadas con un consentimiento

informado. La recolección del corpus se llevó a cabo durante el mes de octubre del 2021.

1
CODA responde al acrónimo del inglés Child of Deaf Adults. En México se ha propuesto el uso del término HOPS
Hijos oyentes de Padres Sordos, sin embargo, para fines de este trabajo hemos decidido emplear la convención de la
palabra CODA.

114
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Con respecto al corpus obtenido cabe mencionar que si bien fueron 17 los participantes, se

obtuvieron un total de 20 señas personales, debido a que tres de ellos tuvieron que cambiar sus

señas una o más veces. Para la presentación de los datos seguimos el empleo de las convenciones

de transcripción para las lenguas de señas, uso de glosas con letras mayúsculas para distinguir que

se trata de palabras de la LS.

Tabla 1.
Datos de los participantes. 4 CODA y 13 sordos: 5 eran de familia sorda y 8 de familia oyente.

Nombre Sordo Oyente Familia Familia


sorda oyente

ADRIANA X X
ANA X X
DORIAN X X
ERNESTO X X
GABRIELA X X
GRACIELA RUBÍ X X
JAZMIN X X
JESÚS X X
JOHANA X X
JONATHAN X X
JOSÉ ANTONIO X X
MARTÍN X X
MOISÉS X X
MÓNICA X X
SHAMILA X X
SHANYA X X
SHARENY X X

Resultados

Para fines de la presentación de los resultados de nuestro estudio, hemos divido el

contenido en tres apartados: 1) procesos de formación de las señas personales (rasgos físicos

sobresalientes o de conducta (maneras); 2) señas heredadas y 3)cambio de señas personales


115
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Procesos de Formación de Nombres Propios SEÑA/APODO

Rasgos Sobresalientes Físicos, de Conducta (maneras)

No es extraño que las LS al coexistir con lenguas dominantes, por ejemplo, en nuestro caso

el español, se encuentren señas que hagan referencia a cada una de las letras del alfabeto empleadas

para escribir esta lengua. Al respecto, cabe mencionar que el alfabeto manual tiene dos funciones

principales: la primera está muy relacionada con el español escrito y consiste en el deletreo de

palabras (dactilología). La segunda función está relacionada con la formación de señas

inicializadas (inicialización), esto es el uso en una seña de la configuración manual que

corresponde a la primera letra de la palabra correspondiente en el español escrito.

Existe un constante contacto entre los usuarios de la LS y las personas oyentes, el contacto

entre lenguas es evidente, no solo por cuestiones educativas (modelos oralistas o modelos

bilingües), sino además por el hecho que la gran mayoría de personas sordas nace en hogares

oyentes. De ahí que no es de extrañar que en las señas de algunos nombres propios

tradicionalmente se emplee una configuración manual que hace referencia a una seña de las letras

que componen el alfabeto manual (en relación con la forma escrita del nombre legal). No obstante,

habría que destacar que estas señas sufren modificaciones en su realización. Es decir, se cambian

algunos de sus parámetros articulatorios (ubicación, dirección, orientación, o movimiento), con el

fin de indicar o aludir a un rasgo sobresaliente de la persona que posee ese nombre. Véase el

siguiente ejemplo, la seña personal JOSÉ ANTONIO.

Figura1a. JOSÉ ANTONIO parte 1 Figura1b.. JOSÉ ANTONIO parte 2

116
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Como se puede observar, la seña del nombre propio José Antonio se compone de dos

segmentos, el primero se realiza con la configuración manual correspondiente a la letra del alfabeto

manual ‘j’, la cual se articula sin el movimiento en forma de arco, dibujando la forma de esta

grafía. En cambio, se realiza un movimiento lineal sobre la ceja ipsilateral (Fig.1a). El siguiente

segmento, corresponde a la producción de la seña de la letra ‘a’. En esta realización observamos

solo el cambio del parámetro de ubicación. Se mantienen todos sus rasgos articulatorios, aunque

se articula próximo a la sien ipsilateral, y no a nivel del esternón, que corresponde al lugar en que

se anclan los articuladores activos al producir las señas del alfabeto manual (Fig.1b)

Ahora bien, el uso de la inicialización es especialmente frecuente en la formación de

nombres propios. Cada persona tiene una seña personal, “su nombre” en la LSM en el cual la

conformación de la mano corresponde a la primera letra del nombre legal de la persona en español

más otros rasgos que con frecuencia aluden a alguna característica personal sobresaliente.

Enfatizamos este hecho, aunque no siempre se cumple, pues dos de nuestras colaboradoras sordas

al indagar sobre el origen de su nombre revelan que si bien su nombre fue otorgado por una maestra

sorda en la escuela a la cual asistió, este solo cumple con el uso de la seña de la letra “M”, la inicial

de Mónica, su nombre legal, pero desconoce las razones por las cuales se realiza de la manera

siguiente, la mano presenta una configuración manual correspondiente a la letra “M”, la cual

colocada de manera diagonal sobre el pecho, con el dedo índice en contacto con el cuerpo.

117
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Esta conciencia de no sentirse identificado con tu seña personal provoca que con el tiempo

se cambie, como ocurrió con Adriana, cuya primera seña, ADRIANA, se realizó con la

configuración manual letra “A”; el pulgar hace contacto en el pómulo ipsilateral, y después hace

un contacto breve a mitad de la mejilla. Esta seña también fue otorgada por una profesora sorda

sin atender a las características de la persona.

La gran mayoría de los sordos es en la escuela donde por primera vez conocerán a sus pares

sordos, y también será en este espacio donde conozcan algunos aspectos de la comunidad sorda,

sus patrones culturales, entre ellos la asignación del nombre. Investigadores como Hedberg (1994),

Humphries (2013), han relatado este acto de ingreso a la escuela de sordos, una iniciación que

parte de reconocer que llegas a la escuela, sin un nombre, o mejor dicho con el nombre que

pertenece al mundo de los oyentes y que difícilmente lo pronuncias de manera oral o lo puedes

escribir, y es entonces, cuando los alumnos mayores, o los docentes, optan por otorgar, a veces de

manera abrupta, pero necesaria, una seña personal con la cual esa persona sorda será reconocido

solo en sus años escolares o para toda su vida.

En nuestros datos encontramos que a esta categoría inicialización responde el mayor

número de señas personales. Del número total de nombres propios encontramos que el 70% son

señas inicializadas. Es decir, las señas que se utilizan como nombres propios de la gente se

articulan con la configuración manual que corresponde a la primera letra de su nombre legal (en

el mundo oyente y alfabetizado), más otros rasgos que con frecuencia hacen referencia a un rasgo

físico o de conducta.

A continuación, presentamos en la tabla 2 de manera condensada las señas personales de

los participantes, que son inicializadas, y el rasgo físico sobresaliente (que responde al punto de

atticualción o locación para dicha seña).

Tabla 2.

118
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Señas inicializadas. Se indica el punto de articulación de la seña y el rasgo físico que la motiva.
NOMBRE PUNTO DE ARTICULACIÓN MOTIVACIÓN

GABRIELA[G] Barbilla Barba partida

JOHANA[J], Pestañas Pestañas rizadas y tupidas

JAZMIN [J] Ceja Cejas pobladas

ERNESTO[E] Cabello Cabello rizado

SHAMILA Pestañas Pestañas rizadas y tupidas

MOISÉS [M] Frente Corte de cabello

JESÚS [J] Oreja Lunar

ADRIANA [A] Sien Lunar

GRACIELA [G^R] Mejilla Hoyuelo

JOSÉ ANTONIO [J^A] Ceja Cejas pobladas

Un caso especial corresponde al nombre de ANA, se trata de un deletreo lexicalizado

#ANA. La secuencia de las letras del alfabeto manual que componen esta seña personal responde

a un proceso fonológico que restringe la secuencia de configuraciones manuales cuya proximidad

articulatoria, es decir, la serie de CM LETRA-A, LETRA-N, LETRA –A, se encuentra

condicionada por las propiedades fisiológicas de la articulación. De este modo, se producen los

cambios de la configuración manual de una manera económica, como se evidencia en este caso

particular del nombre propio Ana. Aunque habría que agregar que el espacio donde se articulan

esta serie de tres configuraciones manuales se realiza próximo a la comisura ipsilateral de la boca.

Para concluir este apartado, encontramos que en el caso de las señas personales SHANYA,

SHARENY y DORIAN, tienen su origen en gestos que cada uno de estos individuos realizaban

de manera frecuente. Así, para el nombre de SHANYA es una seña que realizaba esta persona,

aproximadamente, cuando ésta contaba con poco más de un año de edad. La madre refiere que la

menor hacia una configuración manual 5 (las articulaciones de los dedos y del pulgar se

119
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

encuentran extendidas), de breve duración, lapso en el que hay una transición en el cual la mano

activa adopta una nueva configuración en la cual las articulaciones de los dedos se flexionan, las

yemas tocan la palma de la mano, y solo el pulgar se mantiene en posición extendida; la palma da

de cara al cuerpo del señante y la punta del pulgar indicando hacia arriba; presenta un movimiento

local de rotación de muñeca.

De igual modo, la seña personal que identifica a SHARENY, tiene una configuración

manual 5, con un movimiento local vibrante. La mano se ubica próxima al costado ipsilateral. De

igual manera DORIAN, se realiza con la configuración de la mano en la cual las articulaciones de

los dedos se flexionan, y las articulaciones del pulgar se mantienen extendidas. El lado cubital de

la mano da de cara al piso. Se realiza con un movimiento local vibrante.

Familias Sordas que Heredan su SEÑA

En nuestros datos encontramos que entre los miembros de familias sordas hay quienes

heredan su seña o mantienen varios parámetros de articulación de la SEÑA de la madre. Al

respecto, Hedberg (1994) reportó que en el caso de la SSL las personas sordas suecas podían

heredar el nombre de sus parientes sordos, de la madre, del padre, o incluso de los hermanos.

En nuestro corpus observamos que las dos madres sordas que participaron en nuestro

estudio, asignaron a sus hijos un nombre legal que iniciaba con la misma letra del alfabeto, una de

ellas, Johana, empleó la letra ‘S’, para nombrar a sus tres hijas, ‘SHAMILA’, ‘SHANIA’, y

‘SHARENY’, y la otra, Gabriela usó la letra J para nombrar a sus dos hijos, “JONATHAN’, y

‘JOHANA’. De este grupo de señas personas encontramos que si bien no heredan estrictamente la

seña de la madre o del padre, hay parámetros articulatorios que se mantienen como un vínculo

familiar, las señas personales de JONATHAN y GABRIELA, son señas inicializadas que hacen

120
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

contacto en la barbilla, mientras que las señas de SHAMILA (figuras 2a y 2b) y JOHANA, las dos

se realizan a la altura de los ojos (lado ipsilateral) y hacen un movimiento local, describiendo la

forma de las pestañas.

Figura 2a. SHAMILA parte 1 Figura 2b. SHAMILA parte 2

Esta particularidad ha sido descrita por Hedberg (1994), quien encuentra que hay una clase

de nombres personales cuyo origen responde a la seña personal de un miembro de la familia. Él

encuentra en su corpus que hay señas derivadas del nombre de pila dado a una persona o con

relación al apellido. Estas señas suelen mantener un parámetro articulatorio, por ejemplo, la

ubicación o el movimiento. Esta particularidad la podemos apreciar en las señas personales de los

hermanos Martín y Moisés, que participaron en nuestro estudio.

Observamos que la seña de MARTÍN es inicializada, presenta una configuración manual

letra M; hace contacto con sien con la yema de los dedos índice, medio y anular, hacen contacto

con la sien, lado ipsilateral; y realizan un movimiento hacia abajo. Esta seña fue dada por una

profesora sorda, a la edad de 2 años, de acuerdo con nuestro colaborador no tomó en cuenta ningún

121
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

aspecto físico u otro elemento que lo identificara con dicha seña. Sin embargo, al compararla con

la seña de su hermano mayor MOISÉS, quien también es sordo, observamos que el movimiento

con el cual se articula es idéntico, esto nos hace suponer que el nombre de Martín se origina de la

seña de personal de Moisés. Y que se mantuvo el parámetro articulatorio del movimiento para

identificarlos como miembros de la misma familia.

Cambio de la Seña Personal

Solo tres de nuestros participantes reportan un cambio de su seña personal: Jonathan,

Graciela Rubí, y Adriana. Para el caso de JONATHAN [J], él nos reporta que en un principio su

seña consistía en el empleo de la letra J, la yema del dedo meñique hacia contacto con la barbilla.

En su juventud comenzó a hacerse tatuajes y, después de algunos años de hacerse varios tatuajes

en el antebrazo, su seña ha cambiado. Él personalmente decidió cambiar su seña, por una que no

fuera inicializada sino que tuviera una CM que hiciera alusión a sus tatuajes

La participante Graciela Rubí reporta que su primera seña se realizaba con dos

configuraciones manuales; el primer segmento se articulaba con la configuración de la ‘letra R’,

señalando el hoyuelo de su mejilla RUBÍ[R] (fig.3), y posteriormente para referirse al nombre

GRACIELA (fig. 4) la mano tomaba una forma similar a la empleada en la seña GRACIAS (fig.5

y fig.6), probablemente el uso de esta seña debía a la relación de la forma escrita entre Graciela y

gracias. Posteriormente, GRACIELA modificó su seña con la configuración G^R, las iniciales de

ambos nombres, sobre su hoyuelo. Ambas señas son motivadas por el rasgo físico de los hoyuelos,

con los que ella se identifica. Sin embargo, ella misma refiere que la seña anterior (configuración

122
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

R^GRACIAS) era difícil de articular por sus conocidos (principalmente oyentes).2 Esta situación,

así como la búsqueda de identificación con su propia seña personal, propició su cambio.

Figura 3. RUBI Figura 4 GRACIELA

2
Un hallazgo semejante fue reportado por Gabriele Cristine Rech & Fabiola Sucupira Ferreirra (2020) en su análisis
del nombre del personaje Felix Guatarri, cuyo nombre en portugués Felix, fue asociado con la palabra “feliz”, en
nuestro caso la asociación del nombre Graciela , se relacionó con la palabra del español “gracias”.

123
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Figura 5. GRACIAS parte 1 Figura 6. GRACIAS parte 2

Finalmente, está la primera seña de ADRIANA, la cual utilizaba la configuración de la

letra A; el pulgar hace contacto con un toque en el pómulo y después da otro toque a mitad de la

mejilla. Dicha seña fue dada arbitrariamente por una profesora sorda a la edad de 6 años

aproximadamente. A la edad de 9 años, ADRIANA decide cambiar su seña, la cual utiliza la misma

configuración que la anterior, pero con la diferencia de que ahora el pulgar hace contacto en la

zona de la sien con un toque debajo de la altura del ojo y, posteriormente, vuelve a hacer contacto

unos centímetros arriba en la misma zona. Esta seña además de ser inicializada responde a un rasgo

físico sobresaliente, elegido por la propia ADRIANA.

Conclusiones

124
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Como se puede observar los nombres propios conforman, dentro del sistema lingüístico de

la LSM una clase de palabras que involucra una serie de procesos que no se circunscribe al uso del

alfabeto manual. La secuencia de configuraciones manuales, y los diferentes patrones

articulatorios, responden a un vínculo con el sujeto al que alude, mantienen o aportan, en términos

generales podemos decir que lo «identifica» o «individualiza». Aunque la diversidad de

antropónimos (nombres de persona) existentes en la LSM parece ser a simple vista no tan variado

como para individualizar a todos los miembros de la CS y, por tanto, forzosamente existirán

personas que porten el mismo nombre, la práctica nos dice que estos individuos no comparten

ninguna característica física o de personalidad, las comunidades aún son pequeñas, y se conoce a

sus miembros. En caso contrario, se añade información sobre lo que hace, o sobre la familia o

amigos en común.

Es importante hacer hincapié en la importancia del nombre propio como una forma de

presentarse ante el mundo. Es necesario pensar al antropónimo como una caja vacía donde se

colocan las características que hacen del individuo con un nombre determinado una persona única.

Es a partir de las características individuales con lo que se irá llenando para lograr apropiarse del

nombre. Asimismo, en la LSM, las señas individualizan a cada persona, pero, a la vez, las personas

hacen de su seña algo individual que solo puede identificarlas a cada una de ellas, y con ello ser

reconocidas dentro de su comunidad. Si bien, nuestro corpus puede ser reducido, es representativo

para demostrar y replicar los hallazgos que otros investigadores han reportado en otras lenguas de

señas.

El estudio de la SEÑA/APODO/NOMBRE, nos abre nuevas posibilidades de análisis con

respecto a la estructura interna de las palabras/señas de la LSM, al contacto entre lenguas (español

y LSM). De igual manera, abre una nueva línea de investigación que se vincula con el

125
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

conocimiento del mundo de los miembros la comunidad sorda, pues una primera exploración sobre

las SEÑAS de los personajes del mundo artístico, político, deportivo y cultural nos conduce a la

discusión sobre los rasgos de iconicidad, composición, y el uso de la metáfora, para la formación

de las señas personales que identifican a los hombres y mujeres que forman parte de estos espacios.

Por último, resaltar que la percepción, formación y categorización de las señas personales

está basada en una información visual, en la construcción social y cultural de las personas sordas,

que se evidencia en la estructura de las señas de los nombres personales.

Recebido 17/03/2022
Aceito em 04/05/2022
Publicado em ahead of print 04/05/2022
Referencias

Barros, M. E. (2018). Taxonomia Antroponímica nas Línguas de Sinais -A Motivação dos Sinais-

Nomes. RE_UNIR, 5(2), 40-62

Bézagu-Deluy, M. (1993). Personalities in the World of Deaf Mutes in 18th Century Paris. En R.

Fischer y H. Lane (eds.). Looking Back. A reader on the History of Deaf Communities and their

Sign Languages. Gallaudet University Press

Cortés-Miranda, H. (s.f.). El registro Civil a 150 años. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de

Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3067/4.pdf

Cruz Cruz J. C y Cruz-Aldrete M. (2013). Integración social del sordo en la Ciudad de México:

enfoques médicos y pedagógicos (1867-1900). Cuicuilco, 20(56) 173-201.

Cruz-Aldrete, M. (2008). Gramática de la Lengua de Señas Mexicana. (Tesis de doctorado. Centro

de Estudios Lingüísticos y Literarios. El Colegio de México). Puede consultarse en:

http://elies.rediris.es/elies28/pdfs/Miroslava_Cruz_Aldrete_Tesis.pdf

126
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Cruz-Aldrete, M. & Smith-Stark, Th. (2011). La morfología en la lengua de señas mexicana. En

F. Arellanes, S. Ibañez Cerda, C. Sergio y C. Rojas Nieto (eds.). De morfología y temas asociados.

Homenaje a Elizabeth Beniers Jacobs (pp. 289-334). Instituto de Investigaciones Filológicas.

Universidad Nacional Autónoma de México.

de León Pasquel, M. (2005). La llegada del alma: lenguaje, infancia y socialización entre los

mayas de Zinacantán. CIESAS, INAH.

Harlan Lane (1984) When the Mind Hears. A history of the Deaf. Penguin Books. ISBN: 0‐14‐

022834‐9

Hedberg, T. (1994). Name signs in Swedish Sign Language: Their formation and use. En C. J.

Erting, R. C. Johnson, D. L. Smith, B. D. Snider (eds.). The Deaf Way: perspectives from the

International Conference on Deaf Culture (pp. 416-424). Gallaudet University Press.

Humphries, T. (2013). Schooling in American Sign Language: A paradigm shift from a deficit

model to a bilingual model in deaf education. Berkeley Review of Education, 4(1), 7-33.

https://www.researchgate.net/publication/325330234_Schooling_in_American_Sign_Language_

A_paradigm_shift_from_a_deficit_model_to_a_bilingual_model_in_deaf_education

López Franco, Y. (2014). En torno al semantismo de los nombres propios. Entre debate y síntesis

teórica. Revista Trama,10 (20), 69-81.

Meadow, K.P. (1977). Name Signs as Identity Symbols in the Deaf Community. Sign Language

Studies 16, 237-246. doi:10.1353/sls.1977.0015.

Padden C. y T. Humphries. (2005). Inside deaf culture. Harvard University Press.

Rech, G. C. y Ferreira Sell, F. S. (2020). Os sinais de nome atribuídos no contexto acadêmico:

uma abordagem Antroponomnástica. Onomástica Desde América Latina, 1(2), 67-82.

https://doi.org/10.48075/odal.v1i2.25446

127
Onomástica desde América Latina, n.6, v.3, julho - dezembro, 2022, p. 107 - 128. ISSN 2675-2719

Rojas González, F. (1952). El Diosero. Fondo de Cultura Económica.

Seide, M, S. (2021). Proposta de definição interdisciplinar de nome próprio. Onomástica Desde

América Latina, 2(4), 70-94. https://doi.org/10.48075/odal.v0i0.27562

Sousa, A. M., Silva de Oliveira, G. C., Gonçalves Filho, J. S., Quadros, R. M. (2020).

Antroponímia em Lingua de Sinais: Os Sinais-Nome em Florianópolis-SC, Brasil. Revista

Humanidades e Inovação, 7(26), 112-124.

Supalla, S. J. (1990). The Arbitrary Name Sign System in American Sign Language. Sign

Language Studies, 67, 99-126.

Toparksoy, A. (2015). A linguistic study on the system of personal name signs in Turkish Sign

Language (TID). (Master’s Thesis. Hacettepe University Graduate School of Social Sciences.

Department of English Linguistics).

128

También podría gustarte