Apuntes Sobre El Derecho de Propiedad

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Apuntes sobre el derecho de propiedad


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NORMAS LEGALES

Ley que modifica el sistema privado de


pensiones

El derecho de propiedad es el derecho real más completo y uno de los derechos


fundamentales de la persona humana. Por ello la ley peruana le da un
tratamiento extenso tanto a nivel de la Constitución Política del Perú (en
adelante, “la Constitución”) como del Código Civil (en adelante, “CC”).

En la primera lo trata no sólo como el derecho de toda persona a acceder a la


propiedad, sino que también consagra que es un derecho inviolable, es decir que
nadie puede atentar válidamente contra él, salvo el caso de expropiación, pero
únicamente por razones de seguridad nacional o de necesidad publica,
PODCAST MÁS RECIENTE
declaradas por ley. Se trata además de un derecho reservado no solo para el
peruano sino también para el extranjero, poniendo a ambos en igualdad de
condiciones, a excepción únicamente determinados bienes ubicados dentro de
los cincuenta kilómetros de las fronteras peruanas.

El CC define a la propiedad como: “… el poder jurídico que permite usar,


disfrutar, disponer y reivindicar un bien”; señalando en términos parecidos a la
Constitución que “Debe ejercerse en armonía con el interés social[1] y dentro de Café Jurídico: Mecanismos G2G y APPs,
MUESTRA PRELIMINAR
los límites de la ley”. Pero el derecho de propiedad no es uno solo sino que son
varios derechos entre los que se encuentra el derecho del propietario de
reivindicar la propiedad. Esta facultad permite al propietario defender la
propiedad, constituyendo la defensa del contenido del derecho de propiedad.

Marco Constitucional
Uno de los derechos fundamentales de la persona, que recoge el Artículo 2, inciso
16 de la Constitución, es el derecho a la propiedad.

En este artículo no se establece el tratamiento detallado de la propiedad en el


plano constitucional -lo que está contenido en los artículos 70 a 73- sino el
derecho de toda persona a acceder a ella. Así, como dice Enrique Bernales
Ballesteros, en “La Constitución de 1993. Análisis Comparado”[2], esta norma lo
que formula es una aproximación directa al derecho de propiedad y a la
protección jurídica que sobre ella recae. También señala Bernales[3], que lo que
aquí se consagra es una posibilidad abierta a todos; un derecho formal que
impide prohibiciones en el acceso a la propiedad y en la posibilidad de ser
propietario.

Pero es en el Artículo 70 de la Constitución donde se consagra que el derecho de


propiedad es inviolable, es decir que nadie puede atentar válidamente contra el,
salvo el caso de expropiación; señalándose que el Estado lo garantiza, pero que
este derecho debe ejercerse en armonía con el bien común y dentro de los
límites de la ley. Concretamente lo que expresa esta norma constitucional es que:
“El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza. Se ejerce en
armonía con el bien común y dentro de los límites de ley. A nadie puede privarse
de su propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad nacional o
necesidad pública, declarada por ley, y previo pago en efectivo de
indemnización justipreciada que incluya compensación por el eventual perjuicio.
Hay acción ante el Poder Judicial para contestar el valor de la propiedad que el
Estado haya señalado en el procedimiento expropiatorio.”

Pero este derecho no está reservado sólo para el peruano sino que también es
extensivo para el extranjero. Así, el Artículo 71 de la Constitución señala, en su
primer párrafo, que “En cuanto a la propiedad, los extranjeros, sean personas
naturales o jurídicas, están en la misma condición que los peruanos, sin que en, en
caso alguno, puedan invocar excepción ni protección diplomática.”

En otras palabras la Constitución consagra que en esta materia existe igualdad


de trato entre extranjeros y nacionales. La única excepción al respecto es la
limitación que contiene el segundo párrafo de ese artículo al establecer que
salvo caso de necesidad pública expresamente declarada por decreto supremo
aprobado por el Consejo de Ministros, dentro de los cincuenta kilómetros de las
fronteras los extranjeros no pueden adquirir ni poseer, por título alguno, minas,
tierras, bosques, combustibles ni fuentes de energía, directa ni indirectamente,
individualmente ni en sociedad, bajo pena de perder, en beneficio del estado, el
derecho así adquirido.

En el Derecho Constitucional existe lo que se llama emergencias constitucionales


que son situaciones jurídicamente declaradas en las cuales, por autorización de
la propia Constitución se puede hacer excepción temporal al ejercicio de los
derechos constitucionales o de las garantías que protegen a estos derechos. Una
de las emergencias es la de seguridad nacional vinculada a los derechos
económicos, que trata el Artículo 72 de la Constitución al establecer que la ley
puede, sólo por razón de seguridad nacional, establecer temporalmente
restricciones y prohibiciones específicas para la adquisición, posesión,
explotación y transferencia de determinados bienes.

Cabe también tener en consideración que la violación de los indicados derechos


constitucionales tiene como garantía constitucional la Acción de Amparo que de
acuerdo con el Artículo 200, numeral 2 de la Constitución procede contra el
hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona que
vulnera o amenaza los derechos reconocidos por la Constitución y distintos a la
vulneración o amenaza de la libertad individual o los derechos conexos (contra
lo cual procede la Acción de Habeas Corpus), con excepción de los que son
propios de la Acción de Habeas Data. El proceso respectivo se tramita conforme
a las normas del Código Procesal Constitucional que está aprobado por la Ley
No. 28237.

La Constitución diseña las características fundamentales de la propiedad y las


limitaciones que de manera general y en determinadas circunstancias existen
respecto del ejercicio de ese derecho, más no las define, como si lo hace el
Código Civil.

Código Civil

El CC define a la propiedad, en su Artículo 923, como: “… el poder jurídico que


permite usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien”; señalando en términos
parecidos a la Constitución que “Debe ejercerse en armonía con el interés
social[4] y dentro de los límites de la ley”. Así el poder del propietario no es
absoluto y tiene como primera limitación el interés social cuyo respeto transforma
el derecho de propiedad en una obligación y de otro lado irán mermando el
absolutismo de la propiedad las limitaciones que la ley impone al ejercicio del
derecho, con las cuales el estado ingresa en las propias relaciones privadas.

Como corresponde al criterio con que se ha elaborado el CC, la norma citada


no se refiere a la propiedad del Estado, sino que se circunscribe al derecho de
propiedad privada. Sobre el particular es pertinente indicar que el Estado tiene
dos clases de dominio: el dominio público y el dominio privado. En el primero se
incluye los bienes que son de dominio o uso público y a los cuales se refiere el
Artículo 73 de la Constitución, indicando que son inalienables e imprescriptibles y
que sólo pueden ser concedidos a particulares conforme a ley, para su
aprovechamiento económico, así como los recursos naturales[5]. A estos bienes
también se refiere el Artículo II del Título Preliminar del Reglamento General de
Procedimientos Administrativos de los Bienes de Propiedad Estatal, aprobado por
el Decreto Supremo No. 154-2001-EF del 17 de julio de 2001[6]. Entre los bienes
privados se ubican todos los bienes a los que se refiere el Artículo III del mismo
Título Preliminar del referido Reglamento, esto es a los que siendo de propiedad
de la entidad pública no están destinados al uso público ni afectados a algún
servicio público. Sobre estos bienes aplicará la norma del Artículo 923 del CC,
teniendo en cuenta lo que indica el segundo párrafo del indicado Artículo III de
ese Reglamento[7].

De otro lado, es también pertinente indicar que como se desprende del Artículo
923 del CC, el derecho de propiedad no es solamente un derecho, sino un
conjunto de derechos o de facultades que tiene el titular sobre el bien. Estos son
los derechos: (i) a la posesión (ius possidendi); (ii) al uso (ius utendi); (iii) al
disfrute (ius fruendi); (iv) a la disposición (ius abutendi); y, (v) a la
reivindicación[8].

Finalmente, un tema que también es de interés, es el referido a la extensión


material de la propiedad, esto es a los límites físicos del dominio sobre cosas,
vale decir sobre bienes materiales con valor económico. Acá hay que tener en
consideración: (i) a la extensión física por debajo y encima del suelo a que se
refiere el Artículo 954 del CC[9], sin perjuicio de tener en cuenta que el subsuelo
o el sobre suelo pueden pertenecer, total o parcialmente, a propietario distinto
que el dueño del suelo[10]; (ii) la extensión en cuanto a los bienes accesorios de
la cosa[11]; y, (iii) la extensión en cuanto a los frutos y productos[12].
Notas del autor:

[1] La Constitución indica: “bien común”

[2] Enrique Bernales Ballesteros, “La Constitución de 1993. Análisis Comparado”,


Primera Edición 1996, pág. 120.

[3] Ibídem, pág. 121.

[4] La Constitución indica: “bien común”

[5] El Artículo 66 de la Constitución establece que los recursos naturales,


renovables (minas, bosques, hidrocarburos) y no renovables (aire, agua), son
patrimonio de la Nación y que el estado es soberano en su aprovechamiento;
indicando también que por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización
y de su otorgamiento a particulares. Lo que procede también por concesión.

[6] Esta norma indica que son bienes de dominio público: a) Los bienes
destinados al uso público, constituidos por las obras públicas de
aprovechamiento o utilización general, cuya conservación y mantenimiento le
corresponden a una entidad estatal; b) Los bienes de servicio público, que son
aquellos destinados directamente al cumplimiento de los fines públicos de
responsabilidad de las entidades estatales; así como los bienes destinados
directamente a la prestación de servicios públicos o administrativos; c) Los
bienes reservados y afectados en uso a la defensa nacional; y d) Todos aquellos
a los que por ley se les confiera tal calidad.

[7] Lo que señala es que: “Sobre los bienes de dominio privado, las entidades
públicas ejercen el derecho de propiedad con todos sus atributos, sujetándose a
las normas del derecho común.”

[8] Este derecho permite al propietario defender la propiedad, constituyendo la


defensa del contenido del derecho de propiedad. El propietario, no podría usar
ni obtener los provechos del bien sino ejercitase la posesión del bien; por eso la
reivindicación está destinada a recuperar la posesión del bien, para de esa
manera hacer posible el ejercicio de los derechos derivados de la propiedad.
[9] Esta norma indica que: “la propiedad del predio se extiende al subsuelo y al
sobresuelo, comprendidos dentro de los planos verticales del perímetro
superficial y hasta donde sea útil al propietario el ejercicio de su derecho”. De
acuerdo también con esta norma la propiedad del subsuelo no comprende los
recursos naturales, los yacimientos y restos arqueológicos ni otros bienes regidos
por leyes especiales.

[10] Como lo indica el Artículo 955 del CC.

[11] No existe en el CC norma alguna que establezca que la propiedad de la


cosa principal abarca también las cosas accesorias. Sólo lo hace de manera
indirecta el Artículo 889, que establece que las partes integrantes de un bien y
sus accesorios siguen la condición de éste, salvo que la ley o el contrato permita
su diferenciación o separación.

[12] Definidos por los Artículo 890 y 893 del CC. Los primeros, esto es los frutos,
son los provechos renovables que produce un bien, sin que se altere ni disminuya
su sustancia. Y los segundos, los productos, los provechos no renovables que se
extraen de un bien.

Alejandro Alfageme Rodríguez Larraín

El Dr. Alejandro Alfageme Rodríguez Larraín es un abogado de la Pontificia


Universidad Católica del Perú, de reconocido prestigio en el Perú y el
extranjero en las áreas de concesiones, libre competencia, privatización y
energía, con actividades en los sectores privado y público. Actualmente
forma parte del equipo de abogados de Marroquín & Merino International
Legal Advisors. A lo largo de su carrera profesional ha tenido la oportunidad
de asesorar y representar a diferentes empresas y organismos de la
República del Perú y del extranjero, incluyendo a algunas empresas
multinacionales en sus operaciones en el país. El Dr. Alfageme ha sido
presidente por casi cinco años de la Comisión de Libre Competencia del
Instituto de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual
(INDECOPI). También Jefe de Gabinetes de Asesores del Ministerio de
Energía y Minas. Ha formado parte del directorio de importantes empresas
del sector privado y del sector público.
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