La Interpretacion Del Convenio Arbitral

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LA INTERPRETACIÓN DEL CONVENIO ARBITRAL: Ideas para la

calificación de la Solicitud de Arbitraje.

Oscar Uceda García1


Secretario General de Lidera Centro de Arbitraje,
Conciliación y Dispute Boards. Con especialización en
arbitraje por la Universidad Nacional de Trujillo – UNT,
estudios en contrataciones del Estado por la Asociación
Jurídica Derecho & Sociedad. Miembro de la Casa de
Estudios Taller de Arbitraje y Derecho Procesal – TADP de
la Asociación Jurídica Suntur Legal adscrita a la
Universidad Privada del Norte – UPN y a la Asociación
Jurídica Logos & Ethos.

SUMARIO: I. Introducción; II. Forma y contenido del convenio arbitral; III. Interpretación
desde el principio de literalidad y primacía de la voluntad de las partes; IV. El caso del
convenio arbitral tipo en arbitraje en materia de contrataciones del Estado; V. La
competencia territorial en el arbitraje. Perspectivas desde las contrataciones del Estado; VI.
Conclusiones.

I. INTRODUCCIÓN.

En la práctica el convenio arbitral es la célula que permite todo el desarrollo del arbitraje, de
hecho, su inexistencia impide de plano, que las partes puedan seguir válidamente un arbitraje.
La importancia en la verificación de la existencia del convenio arbitral radica en una razón
constitucional. En principio, según lo ha expresado el mismo Tribunal Constitucional, mediante
el precedente María Julia (STC Nº00142-2011-AA/TC), la teoría de la naturaleza jurídica del
arbitraje adoptada por nuestro país es la jurisdiccional, ello en razón a que el numeral 1, del
artículo 139º de la Constitución le otorga la calidad de jurisdicción de “excepción”.

En otras palabras, el arbitraje es una jurisdicción a la que se puede recurrir en determinados


casos, sin embargo, no es el mecanismo de solución de controversias “predeterminado”, por lo
que resulta imperiosamente necesario que las partes que pacten el arbitraje acrediten esta
situación a través de la existencia del convenio arbitral (Landa Arroyo, 2007, p.32).

Por ello, la mayoría de instituciones arbitrales a nivel nacional incorporan en sus reglamentos el
requisito que obliga a las partes a acreditar la existencia del convenio arbitral, así pues, ejemplos
de ello se encuentra:

a. Literal d), del artículo 5º del Reglamento de Arbitraje de la Cámara de Comercio de


Lima.

“El contrato o cualquier acuerdo relevante y, en particular, el convenio arbitral bajo el cual
se formulan las reclamaciones”.

b. Literal d), del artículo 14º del Reglamento de Arbitraje del CARC-PUCP.

1Expreso un especial agradecimiento a mi maestro Carlos Alvarez Solis, porque con su incondicional apoyo y sus
valiosas críticas a la revisión de este trabajo, he podido perfeccionar la información vertida en el mismo para su
publicación.
“Copia del documento en el que conste el convenio arbitral o evidencia del compromiso
escrito por las partes para someter sus controversias al Centro o, en su caso, la intención
del solicitante de someter a arbitraje una controversia determinada, de no existir convenio
arbitral”.

c. Literal e), del numeral 7.9 de la Directiva Nº004-2020-OSCE/CD: “Reglamento del


régimen institucional de arbitraje especializado y subsidiario en Contrataciones del
Estado a cargo del SNA-OSCE”.

“El sustento normativo o convencional respecto de la competencia del OSCE para


organizar y administrar el arbitraje, adjuntando, de ser el caso, el contrato, convenio
arbitral o documento complementario celebrado entre las partes en el cual se le
encomiende al OSCE la organización y administración del arbitraje”.

d. Literal d), del artículo 14º del Reglamento de Arbitraje de Lidera Centro de
Arbitraje, Conciliación y Dispute Boards.

“Copia del documento en el que conste el convenio arbitral o evidencia del compromiso
escrito por las partes para someter sus controversias al Centro o, en su caso, la intención
del solicitante de someter a arbitraje una controversia determinada, de no existir convenio
arbitral. Asimismo, de corresponder la sindicación de la Ley y/o Reglamento que permita
la administración del procedimiento arbitral por parte del Centro”.

Así pues, el presente trabajo tiene la finalidad de brindar algunos alcances para la interpretación
del convenio arbitral en la etapa de la calificación de la Solicitud de Arbitraje, a través de la
experiencia práctica en materia arbitral, esperando contribuir con la comunidad jurídica y la
importante labor de las instituciones arbitrales.

II. FORMA Y CONTENIDO DEL CONVENIO ARBITRAL.

Para Mario Castillo, Laura Castro, Jhoel Chipana y Rita Sabroso (2018) el convenio arbitral es
conceptualizado como el contrato por el que:

“las partes se obligan inequívocamente a sustraerse de la jurisdicción del Estado para someterse a
una jurisdicción privada determinada por ellas, con el fin de resolver un hipotético conflicto de
intereses que pudiera suscitarse de una relación jurídica existente entre ambas, esto es, casi para
todos los efectos de la vida diaria, otro contrato del que el arbitral forma parte” (p.194).

Evidentemente, el convenio arbitral se origina de un acuerdo de voluntades con el contenido


esencial de someter las controversias derivadas de una relación jurídica a arbitraje,
sustrayéndose de la competencia de la jurisdicción ordinaria. Sin embargo, Quiroga León (2017)
complementa bien esta definición indicando que el arbitraje es un acuerdo de voluntades con
efectos jurisdiccionales (p.92).

Respecto del convenio arbitral existen dos temas prácticos que es necesario desarrollar de
forma breve y concisa:

1. Forma del convenio arbitral.


Este primer aspecto tiene como finalidad identificar el carácter material en el que fue
plasmado el convenio arbitral. Para el ordenamiento jurídico peruano el convenio
arbitral debe adoptar una forma escrita, según se puede leer del artículo 13º del Decreto
Legislativo Nº1071 (Ley de Arbitraje), el cual tiene una redacción similar a la opción I del
artículo 7º de la Ley Modelo UNCITRAL. Sin embargo, esta forma escrita debe ser
entendida en el sentido amplio de la palabra, es decir, que el concepto se extiende a
cualquier otro medio que deje constancia de su contenido en cualquier forma.

Por lo tanto, para el derecho arbitral peruano, un convenio arbitral puede ser válido
mientras esté contenido en un documento de fecha cierta, un vídeo, fotografía,
conversación de Whatsapp, entre otros. Es claro que, por estrategia legal una de las
partes pretenderá la nulidad y/o ineficacia de dicho acuerdo arbitral, sin embargo, ese
es un aspecto que corresponde al Tribunal Arbitral en virtud al principio kompetenz –
kompetenz. Por lo que, la labor de las instituciones arbitrales al verificar la existencia del
convenio arbitral se limita a una verificación prima facie sobre su validez, atendiendo a
otro conocido principio, el principio pro arbitraje.

La verificación de la forma del convenio arbitral no solo atañe a las instituciones


arbitrales, sino que, a consideración personal, también es parte de la diligencia de los
litigantes. Es decir si se tiene un convenio arbitral a través de capturas de pantalla de
una conversación de Whatsapp, lo menos que se puede hacer es acreditar que el
número de contacto con el que se mantuvo la conversación que origina el convenio
arbitral pertenezca a la contraparte, sea a través de los documentos del contrato u otra
información oficial (vgr. cartas de presentación) o pública (vgr. Información de páginas
web).

En materia de contrataciones del Estado ocurre una situación ampliamente discutida


en la doctrina; no obstante, no tomaré postura sobre el tema en particular dado que
excede el objeto de este trabajo; dado cuenta que todas las controversias derivadas de
la ejecución contractual se resuelven, obligatoriamente, a través de conciliación y/o
arbitraje2, siempre que se encuentren bajo el ámbito de aplicación de la Ley de
Contrataciones del Estado y su Reglamento, a excepción de supuestos específicos. En
ese sentido, la forma del convenio arbitral es que siempre estará ubicado en el contrato,
bajo imperio de la ley3.

Para el caso particular de las órdenes de compra y órdenes de servicio, se considera


incorporada de pleno derecho la cláusula de solución de controversias, según el criterio
de la Dirección de Arbitraje Administrativo (DAA) del Organismo Supervisor de las
Contrataciones del Estado (OSCE) plasmado en la Opinión en Arbitraje Nº001-
2012/DAA de fecha 03 de agosto de 2012.

2. Contenido del convenio arbitral.


Respecto de su contenido quiero ensayar dos niveles sobre el análisis y revisión del
convenio arbitral, el primero de ellos referido al núcleo duro4 y, el segundo, sobre la
corteza del mismo.

2 Ver el literal a), del artículo 226.2º del Reglamento de la Ley de Contrataciones del Estado (Decreto Supremo
Nº344-2018-EF). También se puede revisar el artículo 45.1º de la Ley de Contrataciones del Estado (Decreto
Supremo Nº082-2019-EF) y artículo 223º de su Reglamento.
3 Ver artículo 32.2º de la Ley de Contrataciones del Estado y artículo 138.2º de su Reglamento.
4 Terminología prestada de la teoría de los derechos fundamentales.
El “núcleo duro” del convenio arbitral es la parte más importante del mismo, este se
constituye por la voluntad de las partes para someterse a arbitraje, es decir, el acuerdo
principal del convenio arbitral. En otras palabras, si escalonamos el contenido del
convenio arbitral, en este primer escalón solo importa que ambas partes quieran
someterse a arbitraje sustrayendo sus controversias al conocimiento de la jurisdicción
ordinaria. Si estamos ante un caso de nulidad de convenio arbitral la práctica probatoria
de los litigantes deberán destinarse a la existencia o no de un acuerdo de voluntades
sobre el arbitraje, independientemente si se ha acordado un tipo de arbitraje tribunal
arbitral u otras cuestiones que corresponden a la “corteza del convenio arbitral”.

El primer paso para la verificación de este primer contenido del convenio arbitral es
identificar a los sujetos que lo suscriben, toda vez que, en palabras de Alfredo Bullard
son ellos los llamados a la fiesta. Aquí incide un aspecto de forma desarrollado con
anterioridad, ya que se deberá acreditar que los suscribientes del convenio, en la forma
que sea, es quien manifestó la voluntad de someter la controversia a arbitraje.

Ahora bien, ¿se debe verificar la arbitrabilidad de la materia controvertida? Considero


que este examen se divide en dos partes, la primera es la que corresponde a las
instituciones arbitrales al momento de calificar una solicitud de arbitraje, verificando
que si la materia controvertida es evidentemente excluida del campo arbitral por
mandato legal, deberá rechazar el trámite de la solicitud comunicado esta situación al
solicitante. Para ello deberá recurrir al artículo 2º de la Ley de Arbitraje referido a las
materias susceptibles de arbitraje, por ejemplo, cuando la solicitud de arbitraje tenga
como pretensión sobre la comisión de un delito.

Por otro lado, un buen ejemplo en materia de contrataciones del Estado es cuando la
solicitud de arbitraje pretende el reconocimiento de pagos derivados de
enriquecimiento sin causa, situación excluida del ámbito arbitral por el artículo 45.4º de
la Ley de Contrataciones del Estado.

Empero, si la materia controvertida, en principio, se encuentra dentro de los límites


legales su discusión deberá ser analizada por el Tribunal Arbitral, por lo que no
correspondería a la etapa de calificación de la solicitud de arbitraje.

Finalmente, si la institución arbitral tiene dudas sobre al arbitrabilidad de la materia


controvertida deberá disponer la continuación del trámite de la solicitud de arbitraje de
conformidad con el principio pro arbitraje, dado cuenta que será el Tribunal Arbitral
quien decidirá si es competente o no para decidir en el caso en concreto.

Sobre la “corteza del convenio arbitral” se indica que esta se encuentra constituida
por una serie de acuerdos secundarios que ajustan, cual labor de sastre, el convenio
arbitral a las partes, establecido una serie de acuerdos particulares que sobre la
conformación del Tribunal Arbitral, procedimiento, actuación probatoria, entre otros
aspectos.

En la etapa de calificación de la solicitud de arbitraje esta corteza permite a la


institución arbitral encaminar el arbitraje según la voluntad de las partes. Sin embargo,
¿por qué este extremo del contenido no resulta esencial? Por una sencilla razón, si las
partes no acuerdan recurrir a arbitraje, este no prosperará de ninguna forma; sin
embargo, si no acuerdan el procedimiento de conformación del tribunal arbitral,
número de árbitros o tipo de arbitraje, la ley prevé una serie de normas de carácter
supletorio que subsanan estas omisiones.

Para conocer algunas de estas normas supletorias aplicables ante la falta de acuerdo de
las partes sobre estos aspectos, se elaboró el siguiente material comparativo:

Ley de Contrataciones del


Acuerdo secundario Ley de Arbitraje
Estado y su Reglamento
Institucional (lit. d), del
Tipo de arbitraje Ad hoc (art. 7.3º)
art.226.2º)
Número de árbitros Tres árbitros (art. 19º) Un árbitro (art. 230.1º)
Procedimiento de
Se aplica lo regulado en
conformación de Tribunal Se aplica supletoriamente
el art. 23º
Arbitral la Ley de Arbitraje (art.
Regulación de las Se aplica lo regulado en 45.11º)
actuaciones el art. 34º

Sobre el tipo de arbitraje, estas dos normas tienen posiciones contrarias respecto de la
designación de la institución arbitral competente para la administración del arbitraje,
toda vez que, la Ley de Arbitraje indica que cuando se ha indicado que el arbitraje es de
tipo ad hoc sin indicarse la institución arbitral competente el arbitraje deberá ser de tipo
ad hoc, de conformidad con lo dispuesto en su artículo 7.3º de la misma. Por su lado, en
materia de contrataciones del Estado de no indicarse el tipo de arbitraje o pese a
indicarse el arbitraje institucional sin determinar la institución arbitral competente, el
arbitraje será institucional, en el primer caso, o indicado ante cualquier institución
arbitral del país, en el segundo caso, según lo dispuesto en el artículo 226.2º del
Reglamento de la Ley de Contrataciones (D.S. Nº344-2018-EF).

III. INTERPRETACIÓN DESDE EL PRINCIPIO DE LITERALIDAD Y PRIMACÍA DE LA


VOLUNTAD DE LAS PARTES.

Estas dos herramientas para interpretar el convenio arbitral al momento de calificar la solicitud
de arbitraje permiten entender el convenio arbitral solo en aquello sobre lo que las partes se
han puesto de acuerdo, limitando acudir a interpretar de su voluntad solo a aspectos muy
concretos.

El principio de literalidad indica que los convenios o acuerdos se interpretan según lo


establecido literalmente en ellos. Por ello, solo se podrán tomar acciones en el arbitraje
respecto de lo expresamente acordado por las partes, para todas las cuestiones no convenidas
deberán aplicarse las normas supletorias existentes o, en su defecto, quedan a consideración
del Tribunal Arbitral. Por ello, en la etapa de calificación la institución arbitral no posee
discreción para interpretar más allá de lo expresamente acordado. Una facultad discrecional en
la mencionada etapa es cuando advierte que el convenio arbitral no especifica de forma
individual algún aspecto concreto; planteamos el siguiente ejemplo:
Las partes acuerdan que, en el caso del arbitraje, este será resuelto por un Tribunal Arbitral
Unipersonal conformado por tres (03) árbitros, quienes tienen plenas facultades para ejecutar
todas las decisiones que emitan, incluso el laudo arbitral. El árbitro será elegido por el Centro de
Arbitraje del Colegio de Ingenieros del Perú – Consejo Departamental de La Libertad, siguiendo un
procedimiento aleatorio.

De este caso, se advierte que no se entiende cual es el acuerdo de las partes sobre el número de
árbitros que conformará el Tribunal Arbitral. ¿Cómo tramitar esta solicitud de arbitraje?
Lamentablemente, este acuerdo no puede entenderse ni a través del principio de literalidad, ni
recurriendo a la primacía de la voluntad de las partes, por lo que deberá aplicarse el artículo 19º
de la Ley de Arbitraje, la cual indica que el Tribunal Arbitral estará conformado por tres (03)
árbitros a falta de acuerdo o en caso de dudas. Siempre y cuando, no exista disposición
diferente en el reglamento de la institución arbitral. Por ejemplo, si es un arbitraje institucional
administrado por Lidera Centro de Arbitraje, Conciliación y Dispute of Boards; la controversia
deberá resolverse por árbitro único, según el artículo 19.2º de su Reglamento de Arbitraje5.

Sin embargo, de ese caso no se puede interpretar que las partes no han querido acordar el inicio
de un arbitraje, dado cuenta que se entiende que su voluntad es esa pese a no dejar en claro el
número de árbitros que conformará su tribunal arbitral.

Sobre la primacía de la voluntad de las partes, es un criterio que debe tenerse en cuenta durante
todo el desarrollo del arbitraje, esta permite que las partes obtengan reconocimiento jurídico
de los acuerdos a los que aborden, desarrollando o individualizando derechos preexistentes de
las partes al insertarse en el ordenamiento jurídico (Osterling Parodi; en: Soto Coaguila &
Bullard Gonzales (Coordinadores), 2011, p.71). Así pues, las partes pueden acordar cualquier
modificación al convenio arbitral mientras no exista regla fijadas. Por ejemplo, pueden acordar
acudir a otra institución arbitral, la remoción del árbitro designado, el número de árbitros a
designar; todo ello siempre que se manifieste de forma válida y oportuna.

IV. EL CASO DEL CONVENIO ARBITRAL TIPO EN EL ARBITRAJE EN CONTRATACIONES


DEL ESTADO.

Es función el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) elaborar las Bases
Administrativas Estandarizadas para los procedimientos de selección que vayan a convocar las
Entidades, mismas que son publicadas a través de directivas.

La directiva vigente a la fecha es la Directiva Nº001-2019-OSCE/CD, de la cual tomaremos como


referencia las Bases Estandarizadas para servicios en general, sin embargo todas las bases
estandarizadas contienen la proforma del contrato para el procedimiento de selección
contienen la citada proforma. Ahora bien, en dicha proforma la cláusula de solución de
controversias que se inserta de forma predeterminada es la siguiente (independientemente que
se trate de bienes, servicios u obras):

“CLÁUSULA DÉCIMA OCTAVA: SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS

Las controversias que surjan entre las partes durante la ejecución del contrato se resuelven
mediante conciliación o arbitraje, según el acuerdo de las partes. Cualquiera de las partes tiene
derecho a iniciar el arbitraje a fin de resolver dichas controversias dentro del plazo de caducidad
previsto en la Ley de Contrataciones del Estado y su Reglamento. Facultativamente, cualquiera

5 Disponible en: https://lideraconciliacionyarbitraje.com/wp-content/uploads/2021/11/REGLAMENTO-DE-


ARBITRAJE-.pdf.
de las partes tiene el derecho a solicitar una conciliación dentro del plazo de caducidad
correspondiente, según lo señalado en el artículo 224 del Reglamento de la Ley de Contrataciones
del Estado, sin perjuicio de recurrir al arbitraje, en caso no se llegue a un acuerdo entre ambas
partes o se llegue a un acuerdo parcial. Las controversias sobre nulidad del contrato solo pueden
ser sometidas a arbitraje. El Laudo arbitral emitido es inapelable, definitivo y obligatorio para las
partes desde el momento de su notificación, según lo previsto en el numeral 45.21 del artículo 45
de la Ley de Contrataciones del Estado”.

Ahora bien, ¿cómo interpretar esta cláusula arbitral? Antes de indicar el desarrollo sobre su
interpretación es necesario precisar que esta dependerá totalmente de la normatividad
aplicable al contrato que contenga el convenio arbitral, ello porque las normas aplicables a cada
contrato es la vigente a la fecha de convocatoria del procedimiento de selección, por lo que
dependerá bastante de ello. Para determinar la legislación aplicable recomiendo identificar la
nomenclatura del procedimiento de selección ubicada en las primeras cláusulas del contrato y
buscar el mismo en el Buscador de Procedimientos de Selección del Sistema Electrónico de
Contrataciones del Estado (SEACE)6.

Una vez identificada la normatividad aplicable se puede proceder a determinar, por lo menos,
dos aspectos que deben ser revisados desde la etapa de calificación de la solicitud de arbitraje:
tipo de arbitraje y número de árbitros. Para mejor entender, la interpretación del convenio
arbitral tipo del OSCE, planteo la interpretación con la normativa vigente y no vigente:

a. Norma vigente: Si el convenio arbitral tipo es interpretado a la luz del Texto Único
Ordenado de la Ley Nº30225, Ley de Contrataciones del Estado (D.S. Nº082-2019-EF)
y su Reglamento (D.S. Nº344-2018-EF), el arbitraje será institucional (literal d), art.
226.2º del Reglamento) y resuelto por árbitro único (art. 230.1º del Reglamento). La
institución arbitral competente es cualquiera a nivel nacional (lit. d), art. 226.2º del
Reglamento).

b. Norma no vigente: Si se interpreta con atención a la luz de la Ley de Contrataciones


del Estado (D.L. Nº1017) y su Reglamento correspondiente (D.S. Nº184-2018-EF), el
arbitraje será de tipo ad hoc (art. 216º) y resuelto por árbitro único (art. 220º).

Como se puede apreciar el número de árbitros no ha variado en ninguna de las dos


interpretaciones, sin embargo esta es una cuestión que atenderá, sobre todo, a lo dispuesto en
el reglamento de la institución arbitral. Sin embargo, el tipo de arbitraje sí es algo sumamente
importante en la calificación de la solicitud de arbitraje, toda vez que de ello depende que el
centro de arbitraje tenga, o no, competencia para administrar el arbitraje.

Por otro lado, también es importante considerar que cualquier institución arbitral será
competente si el convenio arbitral no ha considerado una institución determinada, sin
embargo, si existen instituciones asignadas en el convenio arbitral deberá rechazarse el
encargo.

V. LA COMPETENCIA TERRITORIAL EN EL ARBITRAJE. PERSPECTIVAS DESDE LAS


CONTRATACIONES DEL ESTADO

Se debe partir señalando que en el arbitraje no existen criterios de competencia como en la


normativa procesal. Ello en razones que obedecen a la naturaleza jurídica del arbitraje y a la

6Aquí el enlace web del Buscador de Procedimientos de Selección: http://procesos.seace.gob.pe/seacebus-uiwd-


pub/buscadorPublico/buscadorPublico.xhtml.
inexistencia de un órgano arbitral con estructura jerárquica, así como a una falta de
monopolización de la llamada “justicia arbitral”.

Sin embargo, la Administración Pública, además de dividirse en niveles, también sigue un


criterio territorial (vgr. Gobierno central, municipalidades provinciales y locales); aunado a ello,
muchas de las controversias que se someten a arbitraje devienen de contrataciones que realiza
una Entidad en un determinado lugar y para el beneficia de un sector poblacional, ejemplo de
ello puede ser una obra de saneamiento para el distrito de Yuyapichis en la provincia de Puerto
Inca, departamento de Huánuco; o el servicio de mantenimiento rutinario de tramos
determinados de un camino vecinal en el distrito de Agallpampa, provincia de Otuzco,
departamento de La Libertad.

En casos como estos, cuando adicionamos la existencia de un convenio arbitral tipo, es común
que la defensa de la Entidad pueda ser una oposición por criterio territorial si el arbitraje es
iniciado en una institución arbitral distinta al lugar donde se ejecutó (o suscribió) el contrato; en
el ejemplo del distrito de Yuyapichis, ello podría ocurrir si el arbitraje fuera iniciado en una
institución arbitral en Piura.

Ahora bien, ¿cómo calificar una solicitud de arbitraje con un convenio arbitral tipo e iniciado en
lugar distinto a la ejecución contractual?

En principio, aclaramos que este no es impedimento para la tramitación del arbitraje, siempre
que las partes no hayan indicado la institución arbitral a la que someten sus controversias. En
ese sentido, cuando se trata de un convenio arbitral tipo, se entiende que este permite el inicio
del arbitraje en cualquier institución arbitral, entendiéndose, para estos efectos, como
cualquier institución arbitral en el territorio nacional.

El primer argumento que se debe tener en cuenta es el principio de separabilidad, este principio
indica que el convenio arbitral es un acuerdo totalmente independiente del contrato o relación
jurídica que lo contiene o del cual deriva, en este sentido ha sido regulado en el artículo 41.2º
de la Ley de Arbitraje. En ese sentido, pese a que el contrato ha sido suscrito en una localidad
B, en el cual las partes residen en B, siendo que la ejecución contractual se llevó a cabo en B y
en beneficio de la población de la localidad B; es perfectamente posible y legalmente permitido,
que el arbitraje sea iniciado en una institución arbitral ubicada en una localidad A. En otras
palabras los acuerdos sobre los alcances geográficos o territoriales de la ejecución contractual
no alcanzan al convenio arbitral, dado cuenta que, como hemos mencionados estos se
interpretan bajo el principio de literalidad y constituyen acuerdos independientes a la relación
contractual.

Por otro lado, la doctrina ha rechazado la aplicación del criterio de territorialidad dado cuenta
que es una práctica que intentaría “judicializar” el arbitraje7 aplicando la normativa procesal civil
al arbitraje. No obstante, esta posición no solo es de carácter doctrinal, sino que obedece al
mismo sentido esencial de la norma, si revisamos la Exposición de Motivos8 de nuestra Ley de
Arbitraje apreciaremos que el mismo legislador ha manifestado su voluntad de desterrar esta
idea:

“Artículo 34º

7 Véase: Kundmüller Camiti, F. (2011). Es urgente “arbitrabilizar” al Arbitraje Peruano. Arbitraje PUCP (1), p.66.
8 Disponible en el enlace web: https://spij.minjus.gob.pe/Textos-PDF/Exposicion_de_Motivos/DL-2008/DL-1071.pdf.
El artículo 34º garantiza el debido proceso al establecer que en todo proceso arbitral el tribunal
arbitral deberá tratar a las partes con igualdad y darle a cada una de ellas suficiente oportunidad
de hacer valer sus derechos. De esta manera se dan lineamientos claros sobre los límites de la
autonomía privada o la decisión de los árbitros en el diseño del proceso a seguirse y en la
conducción del proceso mismo. Se reconoce asimismo la discrecionalidad de los árbitros para
integrar vacíos de las reglas pactadas o de la propia ley arbitral, sobre la base de los principios
arbitrales y los usos y costumbres en materia arbitral. De esta manera se cierra cualquier ventana
a la aplicación supletoria de las normas procesal civil que puede propiciar una “judicialización del
arbitraje”, lo que al ir en contra de los estándares internacionales, desincentiva a extranjeros a
aceptar arbitrar en el Perú e incrementa el costo de los arbitrajes domésticos” [El subrayado es
agregado].

Así pues, la ratio legis de esta norma es expresa, la intención del legislador es evitar la aplicación
supletoria de las normas del Código Procesal Civil, entre ellas el criterio de territorialidad, esta
intención también se advierte de la lectura de la Décima Disposición Complementaria de la Ley
de Arbitraje la cual dispone que: “Las disposiciones procesales de esta norma respecto de
cualquier actuación judicial prevalecen sobre las normas del Código Procesal Civil”.

Adicionalmente, el mismo OSCE se ha pronunciado sobre este tema a través de la Opinión en


Arbitraje Nº001-2014/DAA9, a través de la cual concluye lo siguiente:

“3.2. En los arbitrajes bajo el ámbito de la normatividad de contrataciones del Estado no resultan
aplicables de manera supletoria las disposiciones del Código Procesal Civil, por cuanto no se
encuentran dentro del esquema normativo previsto en el artículo 52 de la Ley y porque prima el
principio de especialidad en la aplicación de la Ley y su Reglamento, seguido por la Ley de Arbitraje.
Así, las excepciones u objeciones que se formulen en el arbitraje, si bien podrán ser denominadas
de modo similar a las establecidas en el artículo 446 del Código Procesal Civil, no podrán
fundamentarse ni resolverse en aplicación de las disposiciones de dicha norma” [El subrayado es
agregado].

Finalmente, una consideración personal sobre el tema es que la virtualización de la práctica del
derecho y con ello la práctica del arbitraje, favorece que los arbitrajes se desarrollen a través de
medios electrónicos y plataformas digitales, lo cual hace física y jurídicamente posible que las
partes, los árbitros y la institución arbitral se encuentren en ciudades diferentes, permitiendo
un abanico de posibilidades para garantizar que el arbitraje sea resuelto por un experto en la
materia y con el mejor soporte logístico y administrativo que se acomode a las necesidades de
las partes.

Por todos estos argumentos, se puede afirmar que el criterio de competencia territorial no
existe en el arbitraje, por lo que las partes deberán ceñirse a lo que indique su convenio arbitral
y las decisiones del Tribunal Arbitral en virtud del principio kompetenz – kompetenz tutelando la
naturaleza jurídica del arbitraje y las ventajas que ofrece la virtualidad para el desarrollo del
mismo. Por lo tanto, el convenio arbitral no puede ser interpretado a la luz de un criterio
territorial, sino, a la luz de la voluntad de las partes.

VI. CONCLUSIONES

Para cerrar este breve trabajo, la labor de las instituciones arbitrales no se puede limitar a un
simple checklist de anexos presentados en la solicitud de arbitraje, sino, existen aspectos que

9Disponible en el enlace web: https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/986575/Opinion_001-2014-OSCE-


DAA_9.1.1420200710-20664-1dp0lvu.pdf.
deben ser analizados con detenimiento, en especial, tratándose del convenio arbitral. Con
mayor razón cuando se trata de arbitrajes institucionales en materia de contrataciones, toda
vez que los alcances del mismo puede determinar la competencia de una institución arbitral y
delimitar el caudal del trámite a seguir.

Finalmente, estimo pertinente indicar que la diligencia en esta etapa del arbitraje evitará
futuras nulidades o dilación el procedimiento arbitral, por lo que la recomendación siempre será
atender cada caso concreto en su individualidad y prestando la atención debida a sus
particularidades.

BIBLIOGRAFÍA

Landa Arroyo, C. (2007). El arbitraje en la constitución de 1993 y en la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional. Themis Revista De Derecho, (53), 29-42.

Castillo Freyre, M; Sabroso Minaya, R; Chipana Catalán, J; & Castro Zapata, L. (2018). La Ley de
Arbitraje. Análisis y comentarios a diez años de su vigencia. Gaceta Jurídica.

Kundmüller Camiti, F. (2011). Es urgente “arbitrabilizar” al Arbitraje Peruano. Arbitraje PUCP


(1), 58 - 67.

Quiroga León, A. (2017). La Naturaleza Procesal del Arbitraje. Biblioteca de Arbitraje del Estudio
Mario Castillo Freyre, Vol. 46.

Soto Coáguila, C. & Bullard Gonzáles, A. (Coordinadores). (2011). Comentarios a la Ley Peruana
de Arbitraje. Tomo I. Instituto Peruano de Arbitraje – IPA.

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