La Interpretacion Del Convenio Arbitral
La Interpretacion Del Convenio Arbitral
La Interpretacion Del Convenio Arbitral
SUMARIO: I. Introducción; II. Forma y contenido del convenio arbitral; III. Interpretación
desde el principio de literalidad y primacía de la voluntad de las partes; IV. El caso del
convenio arbitral tipo en arbitraje en materia de contrataciones del Estado; V. La
competencia territorial en el arbitraje. Perspectivas desde las contrataciones del Estado; VI.
Conclusiones.
I. INTRODUCCIÓN.
En la práctica el convenio arbitral es la célula que permite todo el desarrollo del arbitraje, de
hecho, su inexistencia impide de plano, que las partes puedan seguir válidamente un arbitraje.
La importancia en la verificación de la existencia del convenio arbitral radica en una razón
constitucional. En principio, según lo ha expresado el mismo Tribunal Constitucional, mediante
el precedente María Julia (STC Nº00142-2011-AA/TC), la teoría de la naturaleza jurídica del
arbitraje adoptada por nuestro país es la jurisdiccional, ello en razón a que el numeral 1, del
artículo 139º de la Constitución le otorga la calidad de jurisdicción de “excepción”.
Por ello, la mayoría de instituciones arbitrales a nivel nacional incorporan en sus reglamentos el
requisito que obliga a las partes a acreditar la existencia del convenio arbitral, así pues, ejemplos
de ello se encuentra:
“El contrato o cualquier acuerdo relevante y, en particular, el convenio arbitral bajo el cual
se formulan las reclamaciones”.
b. Literal d), del artículo 14º del Reglamento de Arbitraje del CARC-PUCP.
1Expreso un especial agradecimiento a mi maestro Carlos Alvarez Solis, porque con su incondicional apoyo y sus
valiosas críticas a la revisión de este trabajo, he podido perfeccionar la información vertida en el mismo para su
publicación.
“Copia del documento en el que conste el convenio arbitral o evidencia del compromiso
escrito por las partes para someter sus controversias al Centro o, en su caso, la intención
del solicitante de someter a arbitraje una controversia determinada, de no existir convenio
arbitral”.
d. Literal d), del artículo 14º del Reglamento de Arbitraje de Lidera Centro de
Arbitraje, Conciliación y Dispute Boards.
“Copia del documento en el que conste el convenio arbitral o evidencia del compromiso
escrito por las partes para someter sus controversias al Centro o, en su caso, la intención
del solicitante de someter a arbitraje una controversia determinada, de no existir convenio
arbitral. Asimismo, de corresponder la sindicación de la Ley y/o Reglamento que permita
la administración del procedimiento arbitral por parte del Centro”.
Así pues, el presente trabajo tiene la finalidad de brindar algunos alcances para la interpretación
del convenio arbitral en la etapa de la calificación de la Solicitud de Arbitraje, a través de la
experiencia práctica en materia arbitral, esperando contribuir con la comunidad jurídica y la
importante labor de las instituciones arbitrales.
Para Mario Castillo, Laura Castro, Jhoel Chipana y Rita Sabroso (2018) el convenio arbitral es
conceptualizado como el contrato por el que:
“las partes se obligan inequívocamente a sustraerse de la jurisdicción del Estado para someterse a
una jurisdicción privada determinada por ellas, con el fin de resolver un hipotético conflicto de
intereses que pudiera suscitarse de una relación jurídica existente entre ambas, esto es, casi para
todos los efectos de la vida diaria, otro contrato del que el arbitral forma parte” (p.194).
Respecto del convenio arbitral existen dos temas prácticos que es necesario desarrollar de
forma breve y concisa:
Por lo tanto, para el derecho arbitral peruano, un convenio arbitral puede ser válido
mientras esté contenido en un documento de fecha cierta, un vídeo, fotografía,
conversación de Whatsapp, entre otros. Es claro que, por estrategia legal una de las
partes pretenderá la nulidad y/o ineficacia de dicho acuerdo arbitral, sin embargo, ese
es un aspecto que corresponde al Tribunal Arbitral en virtud al principio kompetenz –
kompetenz. Por lo que, la labor de las instituciones arbitrales al verificar la existencia del
convenio arbitral se limita a una verificación prima facie sobre su validez, atendiendo a
otro conocido principio, el principio pro arbitraje.
2 Ver el literal a), del artículo 226.2º del Reglamento de la Ley de Contrataciones del Estado (Decreto Supremo
Nº344-2018-EF). También se puede revisar el artículo 45.1º de la Ley de Contrataciones del Estado (Decreto
Supremo Nº082-2019-EF) y artículo 223º de su Reglamento.
3 Ver artículo 32.2º de la Ley de Contrataciones del Estado y artículo 138.2º de su Reglamento.
4 Terminología prestada de la teoría de los derechos fundamentales.
El “núcleo duro” del convenio arbitral es la parte más importante del mismo, este se
constituye por la voluntad de las partes para someterse a arbitraje, es decir, el acuerdo
principal del convenio arbitral. En otras palabras, si escalonamos el contenido del
convenio arbitral, en este primer escalón solo importa que ambas partes quieran
someterse a arbitraje sustrayendo sus controversias al conocimiento de la jurisdicción
ordinaria. Si estamos ante un caso de nulidad de convenio arbitral la práctica probatoria
de los litigantes deberán destinarse a la existencia o no de un acuerdo de voluntades
sobre el arbitraje, independientemente si se ha acordado un tipo de arbitraje tribunal
arbitral u otras cuestiones que corresponden a la “corteza del convenio arbitral”.
El primer paso para la verificación de este primer contenido del convenio arbitral es
identificar a los sujetos que lo suscriben, toda vez que, en palabras de Alfredo Bullard
son ellos los llamados a la fiesta. Aquí incide un aspecto de forma desarrollado con
anterioridad, ya que se deberá acreditar que los suscribientes del convenio, en la forma
que sea, es quien manifestó la voluntad de someter la controversia a arbitraje.
Por otro lado, un buen ejemplo en materia de contrataciones del Estado es cuando la
solicitud de arbitraje pretende el reconocimiento de pagos derivados de
enriquecimiento sin causa, situación excluida del ámbito arbitral por el artículo 45.4º de
la Ley de Contrataciones del Estado.
Sobre la “corteza del convenio arbitral” se indica que esta se encuentra constituida
por una serie de acuerdos secundarios que ajustan, cual labor de sastre, el convenio
arbitral a las partes, establecido una serie de acuerdos particulares que sobre la
conformación del Tribunal Arbitral, procedimiento, actuación probatoria, entre otros
aspectos.
Para conocer algunas de estas normas supletorias aplicables ante la falta de acuerdo de
las partes sobre estos aspectos, se elaboró el siguiente material comparativo:
Sobre el tipo de arbitraje, estas dos normas tienen posiciones contrarias respecto de la
designación de la institución arbitral competente para la administración del arbitraje,
toda vez que, la Ley de Arbitraje indica que cuando se ha indicado que el arbitraje es de
tipo ad hoc sin indicarse la institución arbitral competente el arbitraje deberá ser de tipo
ad hoc, de conformidad con lo dispuesto en su artículo 7.3º de la misma. Por su lado, en
materia de contrataciones del Estado de no indicarse el tipo de arbitraje o pese a
indicarse el arbitraje institucional sin determinar la institución arbitral competente, el
arbitraje será institucional, en el primer caso, o indicado ante cualquier institución
arbitral del país, en el segundo caso, según lo dispuesto en el artículo 226.2º del
Reglamento de la Ley de Contrataciones (D.S. Nº344-2018-EF).
Estas dos herramientas para interpretar el convenio arbitral al momento de calificar la solicitud
de arbitraje permiten entender el convenio arbitral solo en aquello sobre lo que las partes se
han puesto de acuerdo, limitando acudir a interpretar de su voluntad solo a aspectos muy
concretos.
De este caso, se advierte que no se entiende cual es el acuerdo de las partes sobre el número de
árbitros que conformará el Tribunal Arbitral. ¿Cómo tramitar esta solicitud de arbitraje?
Lamentablemente, este acuerdo no puede entenderse ni a través del principio de literalidad, ni
recurriendo a la primacía de la voluntad de las partes, por lo que deberá aplicarse el artículo 19º
de la Ley de Arbitraje, la cual indica que el Tribunal Arbitral estará conformado por tres (03)
árbitros a falta de acuerdo o en caso de dudas. Siempre y cuando, no exista disposición
diferente en el reglamento de la institución arbitral. Por ejemplo, si es un arbitraje institucional
administrado por Lidera Centro de Arbitraje, Conciliación y Dispute of Boards; la controversia
deberá resolverse por árbitro único, según el artículo 19.2º de su Reglamento de Arbitraje5.
Sin embargo, de ese caso no se puede interpretar que las partes no han querido acordar el inicio
de un arbitraje, dado cuenta que se entiende que su voluntad es esa pese a no dejar en claro el
número de árbitros que conformará su tribunal arbitral.
Sobre la primacía de la voluntad de las partes, es un criterio que debe tenerse en cuenta durante
todo el desarrollo del arbitraje, esta permite que las partes obtengan reconocimiento jurídico
de los acuerdos a los que aborden, desarrollando o individualizando derechos preexistentes de
las partes al insertarse en el ordenamiento jurídico (Osterling Parodi; en: Soto Coaguila &
Bullard Gonzales (Coordinadores), 2011, p.71). Así pues, las partes pueden acordar cualquier
modificación al convenio arbitral mientras no exista regla fijadas. Por ejemplo, pueden acordar
acudir a otra institución arbitral, la remoción del árbitro designado, el número de árbitros a
designar; todo ello siempre que se manifieste de forma válida y oportuna.
Es función el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) elaborar las Bases
Administrativas Estandarizadas para los procedimientos de selección que vayan a convocar las
Entidades, mismas que son publicadas a través de directivas.
Las controversias que surjan entre las partes durante la ejecución del contrato se resuelven
mediante conciliación o arbitraje, según el acuerdo de las partes. Cualquiera de las partes tiene
derecho a iniciar el arbitraje a fin de resolver dichas controversias dentro del plazo de caducidad
previsto en la Ley de Contrataciones del Estado y su Reglamento. Facultativamente, cualquiera
Ahora bien, ¿cómo interpretar esta cláusula arbitral? Antes de indicar el desarrollo sobre su
interpretación es necesario precisar que esta dependerá totalmente de la normatividad
aplicable al contrato que contenga el convenio arbitral, ello porque las normas aplicables a cada
contrato es la vigente a la fecha de convocatoria del procedimiento de selección, por lo que
dependerá bastante de ello. Para determinar la legislación aplicable recomiendo identificar la
nomenclatura del procedimiento de selección ubicada en las primeras cláusulas del contrato y
buscar el mismo en el Buscador de Procedimientos de Selección del Sistema Electrónico de
Contrataciones del Estado (SEACE)6.
Una vez identificada la normatividad aplicable se puede proceder a determinar, por lo menos,
dos aspectos que deben ser revisados desde la etapa de calificación de la solicitud de arbitraje:
tipo de arbitraje y número de árbitros. Para mejor entender, la interpretación del convenio
arbitral tipo del OSCE, planteo la interpretación con la normativa vigente y no vigente:
a. Norma vigente: Si el convenio arbitral tipo es interpretado a la luz del Texto Único
Ordenado de la Ley Nº30225, Ley de Contrataciones del Estado (D.S. Nº082-2019-EF)
y su Reglamento (D.S. Nº344-2018-EF), el arbitraje será institucional (literal d), art.
226.2º del Reglamento) y resuelto por árbitro único (art. 230.1º del Reglamento). La
institución arbitral competente es cualquiera a nivel nacional (lit. d), art. 226.2º del
Reglamento).
Por otro lado, también es importante considerar que cualquier institución arbitral será
competente si el convenio arbitral no ha considerado una institución determinada, sin
embargo, si existen instituciones asignadas en el convenio arbitral deberá rechazarse el
encargo.
En casos como estos, cuando adicionamos la existencia de un convenio arbitral tipo, es común
que la defensa de la Entidad pueda ser una oposición por criterio territorial si el arbitraje es
iniciado en una institución arbitral distinta al lugar donde se ejecutó (o suscribió) el contrato; en
el ejemplo del distrito de Yuyapichis, ello podría ocurrir si el arbitraje fuera iniciado en una
institución arbitral en Piura.
Ahora bien, ¿cómo calificar una solicitud de arbitraje con un convenio arbitral tipo e iniciado en
lugar distinto a la ejecución contractual?
En principio, aclaramos que este no es impedimento para la tramitación del arbitraje, siempre
que las partes no hayan indicado la institución arbitral a la que someten sus controversias. En
ese sentido, cuando se trata de un convenio arbitral tipo, se entiende que este permite el inicio
del arbitraje en cualquier institución arbitral, entendiéndose, para estos efectos, como
cualquier institución arbitral en el territorio nacional.
El primer argumento que se debe tener en cuenta es el principio de separabilidad, este principio
indica que el convenio arbitral es un acuerdo totalmente independiente del contrato o relación
jurídica que lo contiene o del cual deriva, en este sentido ha sido regulado en el artículo 41.2º
de la Ley de Arbitraje. En ese sentido, pese a que el contrato ha sido suscrito en una localidad
B, en el cual las partes residen en B, siendo que la ejecución contractual se llevó a cabo en B y
en beneficio de la población de la localidad B; es perfectamente posible y legalmente permitido,
que el arbitraje sea iniciado en una institución arbitral ubicada en una localidad A. En otras
palabras los acuerdos sobre los alcances geográficos o territoriales de la ejecución contractual
no alcanzan al convenio arbitral, dado cuenta que, como hemos mencionados estos se
interpretan bajo el principio de literalidad y constituyen acuerdos independientes a la relación
contractual.
Por otro lado, la doctrina ha rechazado la aplicación del criterio de territorialidad dado cuenta
que es una práctica que intentaría “judicializar” el arbitraje7 aplicando la normativa procesal civil
al arbitraje. No obstante, esta posición no solo es de carácter doctrinal, sino que obedece al
mismo sentido esencial de la norma, si revisamos la Exposición de Motivos8 de nuestra Ley de
Arbitraje apreciaremos que el mismo legislador ha manifestado su voluntad de desterrar esta
idea:
“Artículo 34º
7 Véase: Kundmüller Camiti, F. (2011). Es urgente “arbitrabilizar” al Arbitraje Peruano. Arbitraje PUCP (1), p.66.
8 Disponible en el enlace web: https://spij.minjus.gob.pe/Textos-PDF/Exposicion_de_Motivos/DL-2008/DL-1071.pdf.
El artículo 34º garantiza el debido proceso al establecer que en todo proceso arbitral el tribunal
arbitral deberá tratar a las partes con igualdad y darle a cada una de ellas suficiente oportunidad
de hacer valer sus derechos. De esta manera se dan lineamientos claros sobre los límites de la
autonomía privada o la decisión de los árbitros en el diseño del proceso a seguirse y en la
conducción del proceso mismo. Se reconoce asimismo la discrecionalidad de los árbitros para
integrar vacíos de las reglas pactadas o de la propia ley arbitral, sobre la base de los principios
arbitrales y los usos y costumbres en materia arbitral. De esta manera se cierra cualquier ventana
a la aplicación supletoria de las normas procesal civil que puede propiciar una “judicialización del
arbitraje”, lo que al ir en contra de los estándares internacionales, desincentiva a extranjeros a
aceptar arbitrar en el Perú e incrementa el costo de los arbitrajes domésticos” [El subrayado es
agregado].
Así pues, la ratio legis de esta norma es expresa, la intención del legislador es evitar la aplicación
supletoria de las normas del Código Procesal Civil, entre ellas el criterio de territorialidad, esta
intención también se advierte de la lectura de la Décima Disposición Complementaria de la Ley
de Arbitraje la cual dispone que: “Las disposiciones procesales de esta norma respecto de
cualquier actuación judicial prevalecen sobre las normas del Código Procesal Civil”.
“3.2. En los arbitrajes bajo el ámbito de la normatividad de contrataciones del Estado no resultan
aplicables de manera supletoria las disposiciones del Código Procesal Civil, por cuanto no se
encuentran dentro del esquema normativo previsto en el artículo 52 de la Ley y porque prima el
principio de especialidad en la aplicación de la Ley y su Reglamento, seguido por la Ley de Arbitraje.
Así, las excepciones u objeciones que se formulen en el arbitraje, si bien podrán ser denominadas
de modo similar a las establecidas en el artículo 446 del Código Procesal Civil, no podrán
fundamentarse ni resolverse en aplicación de las disposiciones de dicha norma” [El subrayado es
agregado].
Finalmente, una consideración personal sobre el tema es que la virtualización de la práctica del
derecho y con ello la práctica del arbitraje, favorece que los arbitrajes se desarrollen a través de
medios electrónicos y plataformas digitales, lo cual hace física y jurídicamente posible que las
partes, los árbitros y la institución arbitral se encuentren en ciudades diferentes, permitiendo
un abanico de posibilidades para garantizar que el arbitraje sea resuelto por un experto en la
materia y con el mejor soporte logístico y administrativo que se acomode a las necesidades de
las partes.
Por todos estos argumentos, se puede afirmar que el criterio de competencia territorial no
existe en el arbitraje, por lo que las partes deberán ceñirse a lo que indique su convenio arbitral
y las decisiones del Tribunal Arbitral en virtud del principio kompetenz – kompetenz tutelando la
naturaleza jurídica del arbitraje y las ventajas que ofrece la virtualidad para el desarrollo del
mismo. Por lo tanto, el convenio arbitral no puede ser interpretado a la luz de un criterio
territorial, sino, a la luz de la voluntad de las partes.
VI. CONCLUSIONES
Para cerrar este breve trabajo, la labor de las instituciones arbitrales no se puede limitar a un
simple checklist de anexos presentados en la solicitud de arbitraje, sino, existen aspectos que
Finalmente, estimo pertinente indicar que la diligencia en esta etapa del arbitraje evitará
futuras nulidades o dilación el procedimiento arbitral, por lo que la recomendación siempre será
atender cada caso concreto en su individualidad y prestando la atención debida a sus
particularidades.
BIBLIOGRAFÍA
Castillo Freyre, M; Sabroso Minaya, R; Chipana Catalán, J; & Castro Zapata, L. (2018). La Ley de
Arbitraje. Análisis y comentarios a diez años de su vigencia. Gaceta Jurídica.
Quiroga León, A. (2017). La Naturaleza Procesal del Arbitraje. Biblioteca de Arbitraje del Estudio
Mario Castillo Freyre, Vol. 46.
Soto Coáguila, C. & Bullard Gonzáles, A. (Coordinadores). (2011). Comentarios a la Ley Peruana
de Arbitraje. Tomo I. Instituto Peruano de Arbitraje – IPA.