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Torre Shábolovka, 1988. Fotografias de Richard Pare

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Construyendo la URSS 1915-1935


Arquitectura para
la revolución
por Higinio Polo

E l fotógrafo británico Richard Pare documentó desde 1993 (el año del golpe de Estado de Yeltsin) el estado
actual y el proceso de degradación de la arquitectura soviética que se había construido desde los primeros
años de la revolución hasta 1935, cuyas fotografías se expusieron en Nueva York en 2007 y que podrán verse
durante todo el año 2011, primero en Barcelona y después en Madrid y Londres, acompañadas de fotografías de
la época cedidas por el Museo Estatal de Arquitectura Schúsev, de Moscú, en una muestra (Construir la revolu-
ción) acompañada de algunas obras de pintores de la vanguardia soviética.

La torre Shábolovka transmitía al mundo el mensaje de la que muchas otras construcciones se han perdido para siem-
revolución. Es una torre magnífica, construida con hiperboloi- pre.
des de celosía, que recuerda el diseño de la torre que hizo
Tatlin para el monumento a la Internacional Comunista. La ***
torre Shábolovka fue diseñada por Vladímir Shújov, en 1922, y
la falta de acero impidió que llegase a una altura de trescien- El triunfo de la revolución bolchevique y las expectativas
tos cincuenta metros como estaba previsto: alcanzó sólo los abiertas por ella suscitan el entusiasmo de jóvenes arquitectos
ciento cincuenta, pero se convirtió en un símbolo de la como Moiséi Guínzburg, los hermanos Leonid y Alexandr
Revolución de Octubre, del Estado revolucionario que acome- Vesnín, Konstantín Mélnikov e Iliá Gólosov, que tienen en ese
tía planes de industrialización y rompía con el pasado impe- momento poco más de treinta años, o ni siquiera los han cum-
rial y burgués de una Rusia zarista que había esclavizado a sus plido, como Mélnikov e Igor Fomín, que es un niño de catorce
hijos. Es una de las muchas obras que se construyeron desde años en 1917, y también exalta el ánimo de otros arquitectos
los primeros años de la revolución, utilizando un nuevo len- más maduros, como Alexéi Schúsev e Iván Zholtovski. Todo
guaje. Sin embargo, la mayoría esas construcciones ha sufrido está en revisión, aunque el fermento vanguardista anterior al
un deliberado olvido, que empezó ya en los años del realismo triunfo de la revolución es un semillero de ideas para la cons-
socialista y del triunfo del historicismo arquitectónico con trucción de la nueva Rusia, una tarea gigantesca que, sin em -
Stalin, y de la dejadez posterior a la contrarrevolución de bargo, no arredra a ningún bolchevique ni a los arquitectos y
Yeltsin. El trabajo sistemático de documentación y fotografía artistas que se incorporan a la definición del socialismo. Así, la
de Richard Pare ha permitido conocer su estado actual, aun- Unión de Arquitectos Contemporáneos, OSA, parte de plan-

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teamientos constructivistas que buscan, de la


mano de Alexandr Vesnín y Moiséi Guínzburg,
construir los nuevos edificios que doten de
sentido al colectivismo comunista, desde los
centros proletarios hasta las casas-comuna,
siguiendo la tradición asociativa que tan arrai-
gada estaba en el movimiento obrero europeo.
Miran a su país, pero también al resto de
Europa, en medio de la escasez y la penuria.
Por eso, como hizo la OSA, los arquitectos
están muy interesados en la búsqueda de nue-
vos materiales (pese a las dificultades que
padece un país que acaba de salir de la I
Guerra Mundial y de la guerra civil contra los
ejércitos blancos, zaristas, y contra la inter-
vención de veinte potencias capitalistas) y en
los proyectos que realizan otros arquitectos
modernos en la Europa capitalista, pero
saben que tendrán que trabajar en condicio-
nes difíciles. En la arquitectura europea, el
Movimiento Moderno postulaba formas geo-
métricas puras, cubiertas planas, ausencia de
ornamentación, edificios sustentados por
pilares o pilotis, ventanas horizontales. La re -
volución es el futuro y ese lenguaje gusta a
muchos.
Rusia se agita, se reinventa, incluso en
medio de la guerra civil contra los blancos. Ya
en 1918 se funda el IZO, o sección de artes Casa Mélnikov. Moscú, 1927-1931.
plásticas del Narkomprós, el comisariado del
pueblo para la educación, que organiza las actividades artísti- guardistas revolucionarios. También aparece la ASNOVA,
cas en toda Rusia y crea escuelas de arquitectura. Ese mismo Asociación de Nuevos Arquitectos, creada por Nikolái La-
año se crea el SVOMAS, los Talleres libres del Estado, con una dovski, Vladimir Krinski y Nikolái Dokucháyev en 1923, que
concepción revolucionaria de la enseñanza artística donde los defiende una arquitectura racionalista, y, al igual que la OSA,
alumnos podían elegir el conte- fundada por Akexandr y Víktor
nido de la instrucción y el profe- Vesnín y Moiséi Guínzburg en
sorado, y en 1920 se crea el VJU- A partir de 1929 empieza 1925, incorporan a muchos arqui-
TEMAS, Talleres superiores artís- el retorno hacia el realismo, y, tectos revolucionarios, con espe-
tico-técnicos del Estado, que de forma clara, en 1935, cial insistencia en el funcionalis-
agrupará a una parte de la van- mo de las nuevas construcciones,
las inclinaciones de Stalin
guardia artística hasta la clausura con el objetivo de la edificación
por la arquitectura historicista del socialismo soviético. Las duras
de los talleres en 1930. La vieja
MAO, el colegio de arquitectos
se dejan ver en discusiones entre tendencias di-
moscovita de la Rusia zarista, todos los terrenos. versas acompañan al sueño de
adquiere un nuevo papel sobre construir el socialismo: la VOPRA,
todo en los años veinte, y, en Sociedad de arquitectos proleta-
1920 se crea el INJUK, Instituto de cultura artística, de Kan - rios de Rusia, por ejemplo, creada en 1929 y que apenas existi-
dinski, que alberga las discusiones más relevantes de los van- rá durante tres años, combate las propuestas de la ASNOVA y

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como había propuesto, entre otros, Kandinski,


se une a la búsqueda de un nuevo lenguaje, a la
definición social de la arquitectura, a la captura
de un nuevo espacio que iba a estar al servicio
de los trabajadores y campesinos. No en vano,
los planteamientos constructivistas eran abier-
tamente militantes, bolcheviques, e iban de la
mano de las propuestas comunistas del gobier-
no de Lenin. Las ideas suprematistas y cons-
tructivistas de Tatlin, Kliun, Klucis, Popova, El
Lisitski, Ródchenko, Varvara Stepánova, los
arquitectones de Malévich, se agitan, pelean,
discuten en un magma social que estaba imagi-
nando el futuro, no sólo de la URSS, sino del
mundo, utilizando un nuevo vocabulario arqui-
tectónico, una nueva mirada hacia la estructu-
ra, el intercambio de ideas y propuestas con
otros países, que se expresan en la torre de Ta-
tlin, por ejemplo, o en el singular crematorio (un dibu-
jo sobre papel, de 1930) de Iván Kliun, o en el monu-
mento de Solomón Nikritin, que tiene un obrero en la
base y un violín coronando la obra, y en tantas otras
propuestas que ni siquiera se llegaron a construir,
aunque ese vigor artístico no se dispersa, ni se pierde:
pone el énfasis en la construcción de una sociedad
nueva. No por casualidad, El Lisitski publica en 1930
un informe de título contundente y revelador: Rusia:
una arquitectura para la revolución mundial. Nada
menos.
El programa bolchevique incluye una rápida indus-
trialización, con la edificación de miles de fábricas,
centrales eléctricas, casas-comuna, para sacar al país
del atraso económico y de la miseria; afronta la crea-
ción de infraestructuras modernas en el país más
extenso del mundo, y la cuestión de la vivienda obre-
ra, donde se impulsarán criterios de vida vecinal co-
munitaria, con el diseño de barrios obreros y la crea-
ción de nuevas ciudades socialistas. Arquitectos, pin-
tores, teóricos y pensadores, artistas de diversas disci-
plinas se unen a la causa. Arquitectos de otros países
se incorporan también a la gran epopeya de la cons-
trucción de ciudades socialistas, como Le Corbusier y
Erich Mendelsohn, y como el director de la Bauhaus,
Interior de la Casa Mélnikov.
el suizo Hannes Meyer, quien, a partir de 1930, diseña
de la OSA, creyendo ver en los planteamientos de la vanguar- nuevas ciudades en Siberia, entre ellas Birobidzhán, la
dia el eco de la vieja burguesía rusa. capital de la nueva región autónoma judía (de dimensiones
La abstracción, el empeño por conseguir una síntesis artís- algo mayores que Cataluña) que la revolución había creado
tica que englobe a pintura y escultura con la arquitectura, cerca de Jabarovsk y no lejos de Vladivostok.

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Los arquitectos, los artistas, trabajan con un nuevo objetivo: una estética moderna […] es incuestionablemente uno de los
saben que la revolución bolchevique ha iniciado una nueva aspectos característicos del nuevo estilo, que asume ávida-
era en la historia de la humanidad, en la que todavía nos mente la modernidad”. Moiséi Guínzburg fue el inspirador del
encontramos, pese a tantas catástrofes, errores y crímenes. Si movimiento constructivista en la arquitectura, y desarrolló
en los siglos anteriores las grandes construcciones eran el sus propuestas en Estilo y época, publicado en 1924, en diálo-
palacio nobiliario y la gran iglesia, la go con las ideas de Le Corbusier,
catedral que muestra el poder del clero, hecho que no es una excepción,
ahora el protagonismo será para las Rusia se agita, se reinventa, puesto que, pese al bloqueo capita-
fábricas donde la clase obrera trabaja y incluso en medio de lista impuesto y al cinturón sanitario
cambia el mundo, para los edificios la guerra civil contra con que las principales potencias
donde viven los trabajadores, para las los blancos. rodearon a la URSS, la relación de la
nuevas infraestructuras y el nuevo trans- arquitectura soviética con la europea
porte, que lleva a crear garajes modernos occidental y la norteamericana fue
como los de Mélnikov. La burguesía nunca se había preocupa- una constante durante todo el período de entreguerras, a tra-
do por las casas obreras: se habían formado en barrios de alu- vés del interés occidental por la experiencia revolucionaria y
vión, con materiales pobres, de desecho, y habían recorrido de la atención soviética hacia las corrientes innovadoras y
un largo camino hacia la dignidad, hacia una existencia modernas que se desarrollaban en los países capitalistas,
doméstica precaria, difícil, que la revolución, y sus arquitec- como la Bauhaus, o como las propuestas de Le Corbusier,
tos, quieren también cambiar. Para ello, tenían que ser efica- Perret (quien, pese a su academicismo, utilizaba el hormigón)
ces, y, utilizando un lenguaje nuevo, el de la arquitectura y Lurçat, defensor de las “viviendas sociales”, quien construirá
moderna, luchaban contra la escasez, porque en la Rusia pos- en el municipio comunista de Villejuif, junto a París, un inte-
revolucionaria faltaba de todo: tras la derrota del ejército resante centro escolar, además de trabajar con el gobierno
blanco y de los cuerpos de ejércitos de veinte países capitalis- soviético durante los años treinta.
tas, en la Unión Soviética apenas existían materiales, y en Los arquitectos soviéticos se interesan también por Men-
muchas regiones la destrucción alcanzaba cotas dramáticas, delsohn, por los proyectos presentados para el concurso del
pero el entusiasmo colectivo vence a las dificultades, el opti- Chicago Tribune, en 1922 (que ganaron Howells y Hood con
mismo histórico, la convicción de estar construyendo el futu- un edificio neogótico, y donde se presentaron desde la
ro, impulsa la recuperación económica y la construcción del “columna” de Loos hasta las propuestas de Gropius, Saarinen
socialismo, no sin titubeos, problemas, decepciones. y Taut), por los esquemas de reformas urbanas desarrollados
El I Plan Quinquenal llega en 1928, con objetivos concretos en Francia, Holanda y Alemania. Al mismo tiempo, las nuevas
en todas las áreas del país, y, dos años después, el alemán ideas soviéticas se difunden en Europa y Estados Unidos (y lle-
Ernst May desempeña un destacado papel en el nuevo urba- gan incluso a Japón), de la mano de la torre de Tatlin, de los
nismo soviético, como en Magnitogorsk (donde se construyó ejemplos de edificios soviéticos en construcción que se publi-
al mismo tiempo la ciudad y el combinado metalúrgico, que caban en revistas europeas y norteamericanas, y en citas
durante décadas sería la mayor siderurgia del mundo hasta el como la Exposition internationale des Arts décoratifs et indus-
punto de que fabricó buena parte de triels modernes de París, en 1925,
los tanques soviéticos durante la II Desde el primer donde las propuestas modernas de
Guerra Mundial), y en Moscú, aun- momento, Lenin plantea Mélnikov, con el pabellón soviético
que, finalmente, el proyecto aproba- (que trae a la memoria dibujos como
que la liberación de las
do por el gobierno para la capital el de Boris Korolév, Construcción, de
soviética fue el de Vladimir Semio -
mujeres debe ser un objetivo 1921), el club obrero de Ródchenko y
nov. También el arquitecto alemán- revolucionario. las ideas de Le Corbusier, se enfren-
norteamericano Albert Kahn planifi- tan con la tendencia mayoritaria
có, por encargo del gobierno revolu- entonces del art déco. Además, los
cionario en 1928, más de quinientas fábricas en apenas tres viajes a la URSS del propio Le Corbusier, que constata el entu-
años. Como recuerda Christina Lodder con palabras de siasmo por la construcción del socialismo, y de Mendelsohn,
Guínzburg, las ideas constructivistas componían buena parte que viaja con frecuencia a Leningrado para supervisar las
de la nueva arquitectura: “El constructivismo, como faceta de obras de la factoría Bandera Roja, contribuirán a la populari-

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zación de la arquitectura
soviética en los medios pro-
fesionales. Además, las citas
y congresos organizados por
el CIAM, Congrès Interna-
tional d'Architecture Moder-
ne, también se interesarán
por la arquitectura construc-
tivista y revolucionaria de
esos años. Junto a ello, revis-
tas como La URSS en cons-
trucción (dirigida por Mijail
Koltsov y en la que participa-
ban desde Ródchenko hasta
El Lisitski, y fotógrafos como
Iácop Jalip, probablemente
el mejor reportero gráfico
soviético) difundían en el
mundo la arquitectura sovié-
tica, incluyendo viviendas,
infraestructuras, combina-
dos industriales y nuevos
edificios públicos inspirados
Palacio de Cultura del distrito Surajani, 1929, Bakú.
en la vanguardia artística, in-
flujo que, sin embargo, se
abandonará a partir de me-
diados de los años treinta en
favor de las nuevas orienta-
ciones políticas y artísticas
que representa el realismo
socialista.
En esos primeros años
bolcheviques, no faltan tam-
poco las críticas a la arquitec-
tura de la revolución: Men -
delsohn constata la precarie-
dad de la tecnología soviética,
y Alfred H. Barr critica la po -
breza de los materiales, tal
vez sin reparar ambos en el
atraso tecnológico heredado
con que la revolución tiene
que construir el socialismo.
Pero su crítica es cierta: Le
Corbusier, por ejemplo, tiene
que renunciar al sistema de
calefacción que había pensa-
do para la sede de la Tsen - Central eléctrica Moges, Iván Zholtovski, 1926, Moscú.

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acero, y eso explica la morfología de muchas


obras, aunque otros arquitectos, como Nikolái
Ladovski (y, en general, todo el racionalismo de
la ASNOVA), creían que, para construir, mate-
riales y tecnología eran cuestiones relevantes,
pero menores. La limitada existencia de mate-
riales no impidió, de todas formas, la creación
de magníficas obras, como los quioscos y las tri-
bunas que diseñó Klucis, con ocasión del
Cuarto Congreso de la Internacional Comunista
en 1922, utilizando apenas madera, cables, teji-
dos industriales. Sin olvidar que la magnífica
casa de Konstantín Mélnikov en el centro de
Moscú, construida entre 1927 y 1931, está le-
vantada con ladrillos y madera, y se compone
de dos cilindros adosados, de once y ocho me-
tros de altura. También Trostki recuerda, en
“Arte revolucionario y arte socialista”, que los
edificios de la Exposición Agrícola de Moscú, de
1923, se construyeron en madera por la escasez
de materiales, y da la razón a Tatlin en su recha-
zo a la ornamentación caprichosa, a los “estilos
nacionales”, hijastros del historicismo más
caduco, pero critica también su proyecto para la
torre de la Internacional Comunista cuyas vigas
le parecen un “andamio olvidado”. No estuvo
muy afortunado en esa ocasión el dirigente bol-
chevique.
Factoría téxtil Bandera Roja, de Eric Mendelsohn, 1925-1937, con la central energética vista desde el
Tras el final de la guerra civil, uno de los obje-
exterior, Leningrado. tivos prioritarios del gobierno fue la construc-
tropsoyuz. Además, tenían escasez de materiales como el ción de viviendas para los obreros, inscritas en una pla-
nificación que incluía cocinas industriales, centros de
cultura, bibliotecas, escuelas e instalaciones deporti-
vas, para terminar con el hacinamiento de los trabaja-
dores que era habitual antes de la revolución. Se levan-
taron muchos edificios destinados a viviendas, desde
cooperativas de profesiones diversas, comunas de estu-
diantes, colonias obreras y complejos de viviendas para
la población, como el diseñado por Alexandr Nikolski,
Alexandr Gueguello y Grigori Simonov para la
Traktornaya ulitsa, destinada a los obreros del barrio
leningradense de Nárvskaya Zastava. De igual forma, se
construyó el complejo Chekistov, por ejemplo, levanta-
do por Iván Antónov, Veniamin Sokolov y Arseni
Tumbasov a partir de 1929 en Ekaterimburg, para los
funcionarios de los servicios de seguridad (después,
KGB), que recuerda el Dibujo para un contrarrelieve de
Factoría textil Bandera Roja, de Eric Mendelsohn, 1925-1937, Leningrado. esquina, hecho por Tatlin con carboncillo hacia 1915, y

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que tiene planta semicircular, con diez pisos de altura, esque- Guínzburg en Ekaterimburg, y otra más en Rostokino, en
ma que recuerda el perfil de una hoz, claro elemento simbóli- Moscú; la Casa-comuna Lensoviet, en Leningrado, pensada
co de la revolución bolchevique. Cuenta con apartamentos, por Evguéni Levinson e Igor Fomín en 1934, destinada a fun-
cantina, guardería, peluquerías, tiendas, y sigue utilizándose cionarios de la administración y del ejército; y el famoso com-
en nuestros días. Un magnífico ejemplo de la respuesta de los plejo residencial VTSIK, Comité Ejecutivo Panruso, que se
arquitectos de la revolución a las necesidades sociales es la levantó en la orilla del río Moscova y muy cerca del Kremlin,
casa-comuna Narkomfin, levantada por Moiséi Guínzburg e grupo habitacional que dispone de un original teatro, con
Ignati Milinis en Moscú, donde se contemplan las necesidades techumbre retráctil que permitía representaciones en un
de espacio para grupos familiares diversos, y donde se crearon escenario abierto al exterior. Sin olvidar la casa de Konstantín
servicios comunales como comedor, lavandería, guardería e Mélnikov, en Moscú, edificada a partir de 1927, gracias a la
incluso un jardín en el terrado, todo ello en un edificio de cesión de un solar para que viviese allí el arquitecto, y que está
amplios corredores que juega con la luz y deja que
penetre la vida del exterior en la planta baja y en
toda la fachada. La casa-comuna Narkomfin será
una referencia ineludible para Le Corbusier cuan-
do construya una de las obras de referencia de la
arquitectura del siglo XX, la unité d’habitation de
Marsella. El mismo Le Corbusier, junto con
Jeanneret y Nikolái Kolli, diseñará el edificio de la
Tsentrosoyuz, la Unión de Cooperativas de
Consumo, en Moscú, aunque finalmente el com-
plejo será ocupado por el Narkomlegprom, el
Comisariado para la Industria ligera. Cuenta con
tres bloques unidos que aprovechan la luz natural
con una planta baja abierta y unas rampas inter-
nas de comunicación que facilitaban el movi-
miento de los miles de trabajadores del complejo.
Desde el primer momento, Lenin plantea que la
liberación de las mujeres debe ser un objetivo
revolucionario. Así, la revolución otorga un nuevo
papel a las trabajadoras, a las ciudadanas, y el
esfuerzo bolchevique por liberar a la mujer de las
tareas domésticas y hacer posible que trabaje en
fábricas y empresas lleva a construir cocinas
industriales, fábricas de pan, y centros para la
atención de los niños. En Leningrado, por ejem-
plo, se construye la cocina industrial Nárvskaya,
también con rasgos vanguardistas y donde la fun-
cionalidad era el criterio principal, que servía ali-
mentos a los habitantes de la ciudad, y muchas Club de trabajadores Zúyev, Moscú.
casas-comuna serán dotadas también de cocinas
para devolver el tiempo vital a las mujeres. La fábrica de pan compuesta por dos cilindros unidos y unas originales venta-
de Moscú, diseñada por Gueorgui Marsakov en 1931, trabaja- nas hexagonales que inundaban de luz el interior, austero
ba las veinticuatro horas del día. Siguió funcionando hasta pero alegre, dividido en tres espacios, uno de los cuales tiene
2007. doble altura. Vesnín hizo también casas-comuna en
Otros proyectos relevantes fueron la Comuna de estudiantes Volgogrado y Kuznetsk, y el centro comercial Mostorg. El edifi-
del Instituto Textil, levantada en Moscú por Iván Nikoláiev, a cio del Gosprom, de Samuil Krávets, de 1929, construido en
partir de 1929; la Comuna de viviendas hecha por Moiséi Jarkov, que se había convertido en la nueva capital de Ucrania,

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y que se destinada a sede central del gobierno, y de más de cio destinado a la redacción y rotativas del diario Izvestia,
treinta organismos gubernamentales, incorporaba ideas de diseñado por Grigori y Mijail Barjin, que constituye una mues-
las ciudades-jardín y se conecta con pasadizos elevados, con- tra de las propuestas vanguardistas de la primera hora de la
siguiendo un gran dinamismo combinando el lenguaje cons- revolución, con un diseño inspirado en el proyecto que pre-
tructivista y suprematista, y rasgos de los arquitectones de sentaron Gropius y Hannes Meyer para el Chicago Tribune, en
Malévich. 1922; así como el edificio para Pravda, ambos constructivistas,
Junto a las viviendas, la revolución impulsó centros para y al igual que el complejo de la MOGES, la central eléctrica de
que los trabajadores pudieran desarrollar actividades cultura- Moscú, diseñada por Iván Zholtovoski en 1926, que cuenta
les, deportivas, teatrales, que fueron con una innovadora fachada interior,
pensados también como lugares de La relación de la levantada con vidrio aplicando crite-
formación política y social para con- rios constructivistas, aunque la parte
arquitectura soviética
solidar el proyecto comunista. Su cre- que mira al río utilizaba un lenguaje
con la europea occidental
ación supuso un cambio trascenden- clasicista de inspiración renacentista,
tal en la vida cotidiana de los obreros, y la norteamericana fue de mucho menor interés. También es
condenados antaño a la taberna debi- una constante durante todo reseñable el Palacio de la imprenta, de
do a la escasez de centros culturales y el período de entreguerras. Bakú, diseñado por Semen Pen en
de relación antes de 1917. Se constru- 1932, tiene una estructura vanguar-
yeron miles de esos centros y clubs en dista, deudora de Le Corbusier, con
toda la Unión Soviética, ligados a los combinados industriales, pilotis, terrazas en la cubierta, balcones ovalados que recuer-
a los bloques de viviendas, a los barrios, a los sindicatos y a dan la fábrica Bandera Roja, de Mendelsohn, en Leningrado.
muchas localidades. Uno de los más interesantes es el cons- Pen continuó construyendo edificios vanguardistas, aunque
truido por Mélnikov en la Stromynka ulitsa de Moscú, en 1927, lejos de las principales ciudades, cuando ya se había impues-
llamado club de trabajadores Rusakov, con un auditorio con to el historicismo stalinista. Como si fuera signo de tiempos
tres partes en voladizo sobre el exterior que configuran una difíciles, el Palacio de la imprenta se ha convertido hoy en un
peculiar y atractiva fachada, de claro contenido vanguardista. banco.
También es notable el club de trabajadores Zúyev, de Iliá Las instalaciones industriales tuvieron un protagonismo
Gólosov, levantado en la Lesnaya ulitsa de Moscú, compuesto central en un país que se declara regido por los obreros, y en
por un cilindro de cristal rodeado por un edificio funcional de toda la geografía soviética se levantaron grandes fábricas y
perfiles rectos; y el club Pishchevik, en Kiev, para obreros de la complejos, necesarios para impulsar la producción indus-
industria alimentaria, diseñado por Nikolái Shejonin en 1931. trial. La DnieproGES, la presa y central hidroeléctrica del
Por último, se impulsó la construcción de centros de veraneo Dniéper, fue diseñada por Alexandr Vesnín, Nikolái Kolli,
y de hoteles destinados a todos los trabajadores para que Serguéi Andrievski y Gueorgui Orlov entre 1927 y 1932. Cuan-
pudiesen descansar y disfrutar del tiempo de sus vacaciones, do se terminó, el país de los sóviets presentó con orgullo la
decisión que cambió por completo la situación anterior a la mayor presa hidroeléctrica del planeta. Fue construida con
revolución, donde sólo los ricos frecuentaban los “sanatorios” hormigón armado, vidrio y metal, y respondía a la visión
y lugares de veraneo. Son muestras de ello, el sanatorio Nar - constructivista, funcional, capaz de producir millones de
KomTyazhProm, para los obreros de la industria pesada, dise- kilovatios que movían la industria de la zona y suministraban
ñado por Moiséi Guínzburg a partir de 1934, y el sanatorio a una ciudad en expansión, al lado de la vieja Zaporizhia,
Voroshilov, en Sochi, en la costa del Mar Negro, levantado por levantada a unos setenta kilómetros de Dnipropetrovsk. La
Miron Merzhánov, a partir de 1930 y destinado a miembros del DnieproGES continúa siendo la mayor central hidroeléctrica
ejército. Merzhánov, que construyó para Stalin una dacha de Ucrania. De gran relevancia es también la factoría textil
cerca de Moscú (Blízhniaia, la “dacha cercana”) y una casa en Bandera Roja, diseñada por Mendelsohn, que se levantó en-
el Mar Negro (Jolódnaia Rechka, en Gagra, Abjasia, austera, tre 1925 y 1937, y aunque las diferencias entre los criterios
cuyos únicos lujos eran un billar y un proyector de películas), del arquitecto alemán y los ingenieros soviéticos llevaron a
tropezó con la arbitrariedad del poder stalinista: fue detenido introducir cambios significativos, dejaron intacta la pro-
en 1942, aunque siguió trabajando como arquitecto en el puesta de la nave de la central eléctrica que abastecía a la fá-
campo de trabajos forzados del Gulag donde estaba detenido. brica, nave que tiene una curiosa forma de ábside en uno de
Otras construcciones notables de ese periodo, son el edifi- sus extremos. Mendelsohn, que ya había levantado su famo-

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do del país de los sóviets. Iofan, que


estaba interesado en la obra de
Wright, sería el responsable del
pabellón soviético de la Exposición
de 1937, que coronaba la célebre
escultura de Vera Mujina, Obrero y
koljosiana, que sostienen una hoz y
un martillo, y que no por seguir los
nuevos rumbos clasicistas dejaba
de ser una magnífica muestra de la
pujanza de la URSS en el momento
de ascenso del fascismo: no en
vano, los trabajadores franceses,
que retrasaron con sus protestas y
huelgas la finalización de los edifi-
cios de la Exposición, hicieron una
excepción con el pabellón soviético,
por el simbolismo que le otorgaban
al país de la revolución de octubre.
Después, años de dejadez, de de-
Club de trabajadores Rusakov. Moscú 1927
sinterés por la arquitectura de los
primeros veinte años de la revolu-
sa Torre Einstein, un observatorio, en Postdam, acabó recha- ción, agravado por las dos últimas décadas de contrarrevolución
zando el resultado final. triunfante con Yeltsin y Putin, han hecho que muchas de esas
obras estén en peligro, y no sabemos cuántas habrán desapare-
*** cido en el furor especulativo de la Rusia capitalista. El pequeño
gouache de El Lisistski, Monumento a Rosa Luxemburgo, con un
A partir de 1929 empieza el retorno hacia el realismo, y, de cuadrado negro sobre un círculo rojo, hecho entre 1919 y 1921,
forma clara, en 1935, las inclinaciones de Stalin por la arqui- parecía advertir los cambios que experimentaría la revolución.
tectura historicista se dejan ver en todos los terrenos, y la La torre Shábolovka sigue existiendo, y funciona como repetidor
innovación y el riesgo de apostar por una arquitectura radical- de radio y televisión con otras voces, mientras Moscú padece la
mente moderna y vanguardista cede el paso al conformismo, furia de la destrucción capitalista: los veinte años transcurridos
a una visión academicista, aunque no por ello se olvide la desde el triunfo de la contrarrevolución han sido el escenario de
necesidad de construir bloques de viviendas para los trabaja- la especulación más vergonzosa y desenfrenada, que ha barrido
dores a lo largo de toda la Unión Soviética. Pero Stalin impone muchos de los edificios y parte de la trama urbana, hasta el
un lenguaje clásico en la arquitectura, como en la Universidad punto de que muchas construcciones protegidas por la ley han
Lomonósov de Moscú, diseñada por Lev V. Rúdnev. Los france- sido derribadas con la complicidad de la municipalidad y del
ses Perret, Lurçat y Roux-Spitz participan en el nuevo rumbo gobierno central. La piqueta abre el camino al latrocinio y a las
clasicista que toma la arquitectura soviética, aunque algunas operaciones millonarias, que no sólo persiguen grandes benefi-
construcciones, como el sanatorio Ordzhonikidze, de Guínz - cios con la destrucción de la antigua propiedad colectiva sino,
burg, levantado a mediados de los años treinta, denotan una además, quieren arrasar buena parte de la historia soviética, pre-
gran libertad formal. El proyecto de Boris Iofan para Palacio de sentándola como algo sin interés, superado por la vida. Todo
los Soviets, que, por fortuna, no llegó a realizarse, y que preve- vale en una Rusia tomada por los ladrones y los nuevos burgue-
ía una faraónica construcción de cuatrocientos quince metros ses sin escrúpulos. La torre Shábolovka, símbolo de la nueva in-
de altura (pese a las obvias diferencias, tiene un lejano aire de dustria y de la revolución, ya no transmite al mundo el mensaje
familia con algunos arquitectones de Malévich, como Zeta, de de la Internacional Comunista, como si la voz de la revolución
1926), con una gigantesca e innecesaria estatua de Lenin de hubiera enmudecido desde hace veinte años y estuviera espe-
cien metros, mostraba los nuevos aires que se habían adueña- rando otros tiempos nuevos■

El Viejo Topo 279 / abril 2011 / 73

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