Variaciones Mineralógicas de Enclaves
Variaciones Mineralógicas de Enclaves
Variaciones Mineralógicas de Enclaves
POR
3. L. BARRERA ~<, F. BELLIDO * y M. PEINADO *
RESUMEN
Se estudia una población de enclaves microgranulares en granitoi-
des, representativa de los tipos más frecuentes del Sistema Central
español.
Modalmente varían desde términos dioríticos a granodioríticos con
un máximo de tipos tonalíticos. Respecto a los minerales máficos, la
asociación más frecuente es la biotítica, seguida por la de biotita-anfí-
bol y biotita-anfíbol-piroxeno, muy subordinada. En general, esta aso-
ciación se corresponde con las que muestran los granitoides encajan-
tes respectivos.
El conjunto de texturas, tanto intergranulares como propias de las
fases individuales, y la secuencia mineral, acreditan su cristalización
a partir de un fundido, extremo corroborado por las correlaciones
interminerales.
Su composición química es, en conjunto, homogénea, con pequeñas
desviaciones que generalmente marcan una pauta de evolución, tanto
para los elementos mayores como para los menores. Estas tendencias
de variación se superponen a la de los términos básicos de las series
graníticas que las incluyen.
INTRODUCCION
El tipo de enclave microgranular que consideramos en este tra-
bajo es el definido por DIDIER (1973> como enclave oscuro de grano
* Departamento de Petrología. Universidad Complutense. Madrid.
235
fino sin orientación interna y de apariencia ígnea, que se encuentra
con formas redondeadas y bordes netos dentro de los granitos intru-
sivos calcoalcalinos de áreas orogénicas.
Del amplio sector de rocas graníticas del Sistema Central (SC)
hemos escogido preferentemente para su estudio las áreas de Carde-
ñosa y El Espinar, debido a la abundancia de enclaves microgranula-
res que hay en ellas. Para completar espacialmente el muestreo se han
tomado datos también de APARICIO a al. (1975) y BELLIDO (1979).
En la figura 1 se representan los sectores estudiados.
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LEYENDA
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Fíeun 1.
236
de la estructura y orientación de ellos, pero sin llegar a plantearse
cuestiones composicionales y genéticas.
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238
TABLA 1
239
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240
ción positiva débil> y disminuye plagioclasa y anfi’bol, hasta
alcanzar la paragénesis más típica de tonalita biotítica (o incluso
granodiorítica>.
— El feldespato potásico es microclina. Tiene correlación nega-
tiva alta con la plagioclasa y biotita y en segundo lugar con el
anfíbol. Sin embargo, la tiene positiva débil con el cuarzo. Esto
parece indicar una cristalización póstuma junto con el cuarzo,
corroborado también por el carácter intersticial y poiquilítico
con que se presenta.
Hay que destacar, como ya pusieron de manifiesto APARI-
CíO et al. (1975), la posible existencia de procesos de alcali-
nización sobre el enclave con la introducción de feldespato po-
tásico y cuarzo, durante el período de consolidación de ambas
rocas.
— La plagioclasa tiene correlación positiva con el anfíbol, luego
con la esfena y muy débilmente con el cuarzo. Altamente ne-
gativa con la microclina. Estos datos están en gran parte de
acuerdo con lo esperado dentro de un proceso de diferencia-
cion.
La plagioclasa siempre está zonada. Cuando aparece como
microfenocristales su zonado es oscilatorio, y cuando lo hace
como microlitos tiene zonado normal. El hecho de incluir al-
gunas veces biotitas y anfíboles, hace pensar que su cristali-
zación se realiza en un amplio rango temporal.
— La biotita tiene correlación negativa con todos los minerales
menos con el cuarzo, apatito, circón y allanita. Parece, pues,
evidente, que su cristalización se hace a partir de los estadios
intermedios, en asociación íntima con el apatito y circón, como
es habitual en las rocas de la suite granítica.
Algunas biotitas crecen sobre el anfíbol. Otras veces exhi-
be texturas dactílicas, intercreciendo biotita-anfíbol-cuarzo.
— El anfíbol (de tipo hornblenda) tiene correlación positiva con
el clinopiroxeno, plagioclasa y esfena, y altamente negativa con
el cuarzo. Todo esto concuerda con lo esperado en un pro-
ceso de diferenciación.
Gran parte de él presenta buen idiomorfismo, indicativo de
su origen primario, aunque algunas veces hay microagregados
anfibólicos que pudieran representar seudomorfos de otros
minerales máficos anteriores, tales como piroxenos.
— En cuanto a los minerales accesorios sólo se pueden hacer al-
gunas indicaciones, debido a su escasa abundancia.
241
La allanita y el circón están ligados positivamente, lo que
parece bastante normal en rocas de esta naturaleza. Tanto el
apatito como el circón son positivos con el cuarzo y la biotita,
y negativos con los minerales más básicos del enclave, indican-
do, por tanto, etapas intermedias-finales para su cristalización.
Es importante hacer observar que el apatito tiene unas
morfologías aciculares y esqueléticas, tanto con caras rectas co-
mo curvas, que localmente se pueden disponer en agregados pa-
ralelos de varios cristales aciculares. Está incluido en parte de la
plagioclasa pero, generalmente, en los cuarzos. Este tipo de
morfologías, como la textura microgranular, demuestran un
enfriamiento rápido a partir de un fundido, en el momento en
que habían cristalizado algunas fases, como piroxeno, plagio-
clasa, anfíbol, biotita, y es prueba evidente del origen ígneo
de estos enclaves.
El circón es más abundante en las tonalitas biotíticas, como
podía intuirse de sus correlaciones positivas con el cuarzo y
la biotita.
242
TABLA III
MEDIAS COMPOSICIONALES Y NORMAS C.I.P.W. DE ENCLAVES
Y ROCAS ASOCIADAS Y VAIJGNERITAS
25,63 14,57
O 11,37 14,90 8,21
22,75 16,49
Or 18,20 13,77 33,04 16,55 22,16
29,62 30,13
Ab 36,30 27,25 6,77 15,23 23,52
11,74 19,80
An 14,99 22,47 18,24 23,50 17,77
Di 0,03 4,83 10,03 8,74 1,20
01 4,13 10,12
6,35 12,07
Hy 14,43 11,45 13,85 18,45 18,39
1,00 1,77
Mt 1,29 1,74 4,19 2,75 4,13
0,89 1,80
II 1,73 1,63 3,11 1,90 2,01
Ap 0,46 0,88
0,53 0,44 2,20 1,16 1,20
C 0,39 0,91
243
TABLA IV
ANFíBOLES MICAS
1 2 3 4 1 2 3 4
SiO, 48,30 48,17 54,08 51,11 SiO, 35,51 34,14 38,76 36,75
AI,O, 6,09 4,86 3,66 2,84 ALO3 12,62 12,00 16,48 14,52
FeO(T) 17,96 20,87 8,20 7,77 FeO 21,67 22,74 11,73 13,33
MnO 0,63 0,93 0,41 0,50 MnO 0,30 0,26 0,42 0,43
MgO 11,94 12,45 17,33 20,09 MgO 11,37 11,32 15,90 19,12
CaO 12,20 10,72 12,08 13,10 CaO — — 0,38 —
Na2O 1,01 0,54 0,54 1,63 Na,O — — 0,28 0,50
LO 0,47 0,17 0,16 0,45 LO 9,32 8,83 9,65 8,95
11,0 2,02 2,00 0,41 0,53 TiO, 4,07 3,76 2,65 3,00
100,62 100,71 97,11 98,02 H,O 3,89 4,27
98,70 97,32 96,24 96,61
x + + x >< + +
~< BASE 24-0; + BASE 22-0) 0< BASE 24-0; + BASE 20-0)
1. Hornblenda. Enclave microgranu- 1. Biotita.
Enclave microgranular
lar (BELLIDO, 1979). (1) (BELLIDO, 1979).
2. Hornblenda. Granodiorita-biotítí. 2. Biotita. Granodiorita-biotítico-an-
co-anfibólica (BELLIDO, 1979). fibólica (2) (BELLIDO, 1979).
3-4. Tremolitas. Vaugneritas (GIL 3-4. Flogopitas. Vaugneritas (GIL
IBARGUCHI, 1980). IBARGUCHI, 1980).
244
OTTO (1974), GIL IBARGUCHI (1980), para las zonas alemana y ga-
llega, respectivamente. En otros casos hay ligeras diferencias que se
traducen en composiciones algo más básicas (PABST, 1928), o con
mayor contenido en A1203 y más elevada relación K/Na (ALBUR-
QUERQUE, 1973). Aún teniendo en cuenta estas pequeñas dispersio-
nes, el aspecto composicional de los enclaves del 5. C., es más re-
ducido que el que da DIDIER (1973>. La causa está en que dicho
autor incluye globalmente en sus histogramas tipos de enclaves gra-
nudos de distintas provincias y de diferentes naturalezas, obtenien-
do lógicamente un amplio espectro de variaciones.
La tendencia de variación de los 12 enclaves en el diagrama AFM
(Figura 3) se almea en el extremo básico de la curva de diferencia-
ciación del conjunto granítico que los incluye. Se aprecia igualmente
un quimismo similar entre los enclaves microgranulares y las tona-
litas de macizos estudiados en este sector del 5. C., por APARICIO
et al. (1975>, FUSTER y RUBIO (1980), con tránsitos a términos cuar-
zodioríticos-granodioríticos.
Normativamente, hay que destacar la cantidad de cuarzo libre
y la proporción de ortosa. Esta última se agotaría si se combinara
con la hiperstena para la formación teórica de biotita que es, real-
mente, el mineral modal presente.
La proporción media de diópsido es reducida y el corindón es in-
existente, lo que se encuentra plenamente de acuerdo con la mine-
ralogía observada, en la que el ferromagnesiano mayoritario es la
biotita con cantidades subordinadas de anfíbol.
En la tabla IV figura la composición de micas y anfíboles en
granitos, enclaves y, como términos comparativos, vaugneritas de Fi-
nisterre. La similitud que guardan la composición de estas fases en
el enclave y granito encajante es grande. Este hecho demuestra el
equilibrio existente entre una y otra roca, reforzando la idea de su
relación químico-mineralógica. Las vaugneritas tienen composiciones
distintas para sus micas y anfíboles.
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TABLA y
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FIGURA 4
247
TABLA VI
ENCLAVES
MICROGRANIJLARES GRANITOS
Y STD X STD
TABLA VII
248
se en los líquidos finales. Lógicamente, para este tipo de roca, los
líquidos finales son los ricos en cuarzo, como ya se vio en la pee
trografía.
El Rb y Ba están, preferentemeite controlados por el feldespato
potásico con el que guardan una estrecha correlación positiva. De la
misma manera, la biotita es la que controla el Ce, La, Th y, en menor
proporción el Zr. Es decir, los tres minerales que se acumulan en
los diferenciados finales (cuarzo, microclina, biotita> son los que con-
trolan al Ba, Ce, La, Rb, Pb, Th, aunque como ya se ha dicho, el
cuarzo lo hace de forma inducida. Por otra parte, salvo pequeños
cambios en algunos de los coeficientes, hay un ligero paralelismo
entre el cuarzo y el faldespato potásico, lo cual es debido al carácter
póstumo de ambos.
La plagioclasa es el mineral que determina de manera casi ex-
clusiva el comportamiento del Sr, como es habitual en los procesos
ígneos de diferenciación. La correlación entre los dos es altamente
positiva.
El comportamiento entre biotita y plagioclasa es bastante antagó-
nico, en parte parecido a lo que se observó en sus correlaciones mo-
dales. Esto puede explicarse por el hecho de que al ser la composi-
ción de los enclaves de naturaleza intermedia, el proceso de soli-
dificación hace cristalizar la biotita en las etapas medias y finales
de la evolución, mientras que la plagioclasa y el anfíbol lo hacen en
los primeros estadios.
El anfíbol es el mineral que ejerce un mayor control sobre el
Ni y, a grandes rasgos, tiene una conducta similar a la de la pía-
gioclasa.
Las correlaciones frente a los minerales accesorios no se conside-
ran, ya que su escasa proporción y pequeño tamaño hacen que su
determinación cuantitativa sea susceptible de errores.
249
También atendiendo a los contenidos en otros elementos mayores
(Tabla III> puede verse que las vaugneritas tienen menor propor-
ción de 5i02, mayores contenidos en CaO, MgO, P205 y unas relacio-
nes Na2O/K20 claramente invertidas. Igualmente, el contenido en
Ni de la vaugneritas de DIDIER (1973> es mucho más alto. Estas
diferencias quedan lógicamente puestas de manifiesto en sus valo-
res normativos, donde las vaugneritas tienen una menor proporción
de cuarzo, llegando a términos con olivino e incluso con nefelina en
algunos casos individuales.
Por último, los datos composicionales de micas y anfíboles (Ta-
bla IV) contribuyen a acentuar las diferencias puestas de manifiesto
por los demás criterios. Así, los enclaves tienen biotitas y hornblen-
das, mientras que en las vaugneritas se presentan flogopitas y tre-
molitas.
En resumen, por lo que respecta a los enclaves microgranulares
del sector granítico estudiado del 5. C., no existen datos que hagan
pensar en predecesores vaugneriticos para ellas, contrariamente a
lo que sospecha GIL IBARGUCHI (1980>.
DISCUSION
250
cosos de su serie 1 granítica. El residuo tendrá una paragénesis de
±plagioclasa ± clinopiroxeno ±ortopiroxeno que es, evidentemente,
granulítica. Esta paragénesis se reequilibraria con el líquido gra-
nítico para dar composiciones anfibólicas cercanas a las que pre-
sentan los enclaves microgranulares en su momento actual. Aun-
que parece atrayente esta explicación, cabe puntualizar las siguientes
objeciones. Los enclaves microgranulares del Sistema Central (y mu-
chos de otros lugares) tienen unas variaciones en su composición
mineralógica, en el contenido de elementos mayores y traza, un
orden de cristalización de sus fases minerales, unas morfologías es-
queléticas de sus apatitos, unas zonaciones progresivas de sus plagio-
clasas, y unas texturas diabásicas y poiquilíticas, que indican la in-
tervención de un mecanismo de cristalización ígnea para su forma-
cion. Entrando en detalles se puede añadir que los enclaves estudia-
dos no presentan anomalías negativas en Rb, Th, lo cual es caracte-
rístico de los procesos de granulitización, HEIER (1973), entre otros,
sino que muestran además apreciables contenidos de elementos gra-
nitófilos, que los hacen incompatibles con un proceso de restitiza-
cion. Igualmente, los enclaves tienen una relación K/Rb baja, lo cual
es otra objeción al origen restítico de ellos, ya que todo proceso de
fusión parcial tiende a empobrecer en Rb la roca original, a través
de los mecanismos de extracción del fundido granítico. Hay que re-
saltar, por último, que todas las características geoquimicas y mine-
ralógicas de los enclaves estudiados, apuntan a definir en ellos, unas
propiedades similares a las de los extremos más básicos de la serie
evolutiva granítica, en continuidad con los granitoides encajantes.
Esta hipótesis coincide con la segunda enunciada al comienzo de
este apartado.
Según todo lo expuesto, los enclaves microgranulares del 5. C.
proceden de un fundido de composición intermedia y con RO pre-
sente, que se va diferenciando progresivamente a líquidos cada vez
más tonalíticos. El fundido comienza cristalizando pequeños volúme-
nes de paragénesis dioríticas-cuarzodioríticas (Q — P — Hb — Clpx)
para ir evolucionando a los mejor representados de tonalitas con
O—P — B. En un momento intermedio de esta cristalización, en el
que el liquido residual es rico en 5i02, se produce la insolubilidad
del P205 (representado en el apatito esquelético), dada la incom-
patibilidad de estos dos compuestos (WATSON, 1980> y, junto con
un enfriamiento brusco del fundido, provoca la textura microgra-
nular diabásica característica, y la aparición esquelética del apatito.
Posteriormente, continuará otra vez la cristalización final del cuarzo,
que englobará a este mineral y, en las texturas poiquilíticas, a plagio-
clasa y máficos. Este enfriamiento brusco corresponderá con el mo-
251
mento en que el magma básico se pone en contacto con líquidos gra-
níticos de menor temperatura.
De los datos morfológicos de los enclaves deducidos en cam-
po, parece evidente que los enclaves exhiben formas y relaciones
con el granito semejantes a los que cabe esperar de dos rocas en
estado plástico. Así, el líquido básico se incluye en estado plástico
dentro del fundido granítico antes de que éste alcance su solidez.
Una vez dentro, los enclaves serán ascendidos siguiendo las lineas de
flujo internas de la masa granítica hasta su emplazamiento actual,
como han demostrado LINK (1970> y MARTIN ESCORZA (1978).
Durante esta etapa de contacto entre los dos fundidos, los enclaves
sufren ligeras modificaciones en sus características composicionales,
que explican las pequeñas variaciones que a veces pueden presentar
en relación con macizos de rocas semejantes (FUSTER y RUBIO,
1980>.
A la vista del estudio realizado, consideramos que los enclaves
microgranulares no parecen representar una restita, sino la consolida-
ción de un magma intermedio, más o menos evolucionado, dentro
de la serie plutónica calcoalcalina de los granitoides de la serie 1
continental. Futuros estudios tratarán de precisar el origen de este
magma y su relación genética con el granito encajante.
AGRADECIMIENTOS
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