Evaluación de Dificultades Emocionales y Comportamentales en Población Infanto-Juvenil: El Cuestionario de Capacidades y Dificultades (SDQ)

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Evaluación de dificultades emocionales y comportamentales en población


infanto-juvenil: El Cuestionario de Capacidades y Dificultades (SDQ)

Article in Papeles del Psicólogo - Psychologist Papers · January 2016

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Javier Ortuño Sierra Eduardo Fonseca-Pedrero


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Sección Monográfica Papeles del Psicólogo, 2016. Vol. 37(1), pp. 14-26
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EVALUACIÓN DE DIFICULTADES EMOCIONALES Y COMPORTAMENTALES


EN POBLACIÓN INFANTO-JUVENIL:
EL CUESTIONARIO DE CAPACIDADES Y DIFICULTADES (SDQ)
Javier Ortuño-Sierra1, Eduardo Fonseca-Pedrero2,3,4, Félix Inchausti5 y Sylvia Sastre i Riba2
1
Universidad Loyola. 2Universidad de La Rioja. 3Programa de Prevención en Psicosis (P3). 4Centro de Investigación
Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM). 5Fundación Proyecto Hombre de Navarra

El Cuestionario de Capacidades y Dificultades (SDQ) es una herramienta de screening que permite la evaluación de dificultades emocionales y com-
portamentales así como del comportamiento prosocial en la infancia y adolescencia, desde una perspectiva multi-informante. El objetivo de este traba-
jo es llevar a cabo una revisión selectiva de las características epidemiológicas así como de las principales evidencias a nivel psicométrico del SDQ.
Las propiedades psicométricas referidas a la fiabilidad de las puntuaciones son adecuadas y el modelo dimensional de cinco factores (Problemas
Emocionales, Problemas Conductuales, Problemas con los Compañeros, Hiperactividad y Prosocial) es el más ampliamente replicado. Asimismo, se
han obtenido evidencias de validez que apoyan la utilidad de este instrumento de medida para su uso en el contexto escolar y clínico. Los resultados
también indican que el género y la edad influyen en la expresión fenotípica de las dificultades emocionales y comportamentales. En conclusión, el
SDQ es un instrumento de medida breve, sencillo de administrar y útil para la valoración de este tipo de problemática en la infancia y adolescencia y
puede ser de sumo interés para su uso en población infanto-juvenil española.
Palabras clave: SDQ, Evaluación, Adolescencia, Problemas emocionales, Revisión, Propiedades psicométricas.

The Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ) is a screening tool that enables the evaluation of emotional and behavioural difficulties, and proso-
cial behaviour in children and adolescents from a multi-informant perspective. The main goal of this article is to carry out a selective review on the
main evidence concerning the psychometric and epidemiologic characteristics of the SDQ. The psychometric properties are adequate with regard to
the reliability of the scores and the five-factor structure is the most accepted (emotional symptoms, conduct problems, hyperactivity/inattention, peer re-
lationship problems, and prosocial behaviour). In addition, different studies support the appropriateness of the SDQ for use as an evaluation tool in
clinical and school contexts. The results show that gender and age have an influence on the phenotypic expression of emotional and behavioural diffi-
culties. In conclusion, the SDQ is a short, easy to use, and useful measurement tool for evaluating problems, difficulties, and capacities related to child-
hood and adolescence and it may be used with Spanish children and adolescents.
Key words: SDQ, Assessment, Adolescence, Emotional problems, Review, Psychometric properties.

ALUD MENTAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA tornos mentales en niños y adolescentes fue del 13,4% (Intervalo Confi-

S La Encuesta Nacional de Salud España 2006, llevada a cabo


con el Cuestionario de Capacidades y Dificultades (Strengths
and Difficulties Questionnaire, SDQ) (Goodman, 1997), indicó que entre
dencial del 95%: 11,3-15,9).
La literatura previa indica que un porcentaje considerable de niños y
adolescentes presentarán a lo largo de su vida dificultades en el ajuste
el 19,2 y el 26,6% de los niños y adolescentes españoles de 4 a 15 años psicológico, ocasionando un claro impacto no sólo en las esferas per-
presentaban riesgo de sufrir problemas de salud mental (Fajardo, León, sonal, académica, familiar y social, sino también a nivel sanitario y
Felipe, y Ribeiro, 2012). Estudios previos realizados en España muestran económico (Blanchard, Gurka, y Blackman, 2006; Domino et al.,
unas tasas de prevalencia de síntomas y trastornos del comportamiento y 2009; Simpson, Bloom, Cohen, Blumberg, y Bourdon, 2005). Dicha
emocionales similares, tanto en población general (Blanco et al., 2015; sintomatología se suele iniciar en aproximadamente un 50% de los ca-
Bones, Pérez, Rodríguez-Sanz, Borrell, y Obiols, 2010; Haro et al., sos antes de los 15 años y, habitualmente, se mantiene estable hasta la
2006) como en población infanto-juvenil (Cuesta et al., 2015; Diaz de edad adulta (Copeland, Shanahan, y Costello, 2011; Costello, Cope-
Neira et al., 2015; Fonseca-Pedrero, Paino, Lemos-Giraldez, y Muñiz, land, y Angold, 2011; Davies et al., 2015; Widiger, De Clercq, y De
2012; Ortuño, Fonseca-Pedrero, Paino, y Aritio-Solana, 2014). Conside- Fruyt, 2009). Además, la presencia de sintomatología afectiva y com-
rando las posibles diferencias metodológicas, estas tasas son convergen- portamental a nivel subclínico, en estas edades, incrementa el riesgo
tes con las encontradas en estudios epidemiológicos realizados a nivel posterior a desarrollar un trastorno mental de tipo severo (p.ej., depre-
internacional (Olfson, Blanco, Wang, Laje, y Correll, 2014; Polanczyk, sión, psicosis) así como de problemas de salud general de diversa ín-
Salum, Sugaya, Caye, y Rohde, 2015; Wichstrøm et al., 2012). Por dole (Cullins y Mian, 2015; Klein, Shankman, Lewinsohn, y Seeley,
ejemplo, en una excelente revisión llevada a cabo por Polanczyk et al. 2009; Najman et al., 2008; Welham et al., 2009).
(2015), donde se incluyeron 41 estudios realizados en 27 países de to- No cabe duda que los patrones de salud y enfermedad de la infancia
das las regiones del mundo, encontraron que la prevalencia de los tras- y adolescencia han cambiado durante las últimas décadas, en lo que
se conoce como la “nueva morbilidad” (Cullins y Mian, 2015; Palfrey,
Tonniges, Green, y Richmond, 2005). De esta forma, mientras que las
Correspondencia: Javier Ortuño Sierra. Departamento de Psico- epidemias han ido disminuyendo paulatinamente, los problemas de sa-
logía. Universidad Loyola. C/ Energía Solar, 1. 41014 Sevilla. lud mental, como los trastornos emocionales o los conductuales, han
España. E-mail: [email protected] ido adquiriendo mayor relevancia (Drabick y Kendall, 2010; Po-

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JAVIER ORTUÑO-SIERRA, EDUARDO FONSECA-PEDRERO,
Sección Monográfica
FÉLIX INCHAUSTI Y SYLVIA SASTRE I RIBA

lanczyk et al., 2015), generándose una progresiva toma de conciencia síntomas subclínicos que pueden pasar inadvertidos y ser causa poten-
social de las necesidades en materia de salud mental infanto-juvenil cial de otros problemas personales, sociales y económicos mayores,
(Mulloy, Evangelista, Betkowski, y Weist, 2011). A todo ello, se podría dada la posibilidad de agravamiento y peor pronóstico (Aebi, Giger,
añadir el aumento significativo de las tasas de prevalencia de ciertos Plattner, Winkler Metzke, y Steinhausen, 2014; Levitt, Saka, Romanelli,
trastornos mentales de inicio en la infancia y adolescencia claramente y Hoagwood, 2007).
vinculados con nuestro estilo de vida actual (Mulloy et al., 2015). En A pesar de los esfuerzos destinados a la identificación y detección
este sentido, se hace necesario disponer de herramientas de cribado y temprana, diferentes investigaciones sugieren que sólo una minoría de
de evaluación rigurosas, así como de intervenciones psicológicas efica- la población infanto-juvenil con necesidades de intervención en el área
ces para este sector de la población (Fonagy et al., 2015), que reduz- de salud mental acude a servicios especializados (Angold et al., 1998;
can o mitiguen la carga global así como la discapacidad asociada y Ford, Hamilton, Meltzer, y Goodman, 2008). Es decir, las estrategias
la morbilidad, y que, en último término, ayuden a mejorar la calidad para la prevención primaria, así como para la prevención secundaria,
de vida de las personas y la sociedad. no están aún bien asentadas en este sector de la población (Du, Kou, y
Dentro de este contexto, el principal objetivo del presente trabajo es Coghill, 2008). Esto provoca el incremento de la prevención terciaria
llevar a cabo una revisión selectiva del Cuestionario de Capacidades en el tratamiento de los problemas psicológicos, una vez manifestada
y Dificultades (Goodman, 1997), como herramienta de cribado y la condición clínica, lo cual revierte en una mayor dificultad de inter-
evaluación de las dificultades emocionales y comportamentales, así vención, con peores resultados y costes añadidos (Ford et al., 2008).
como de las capacidades de tipo prosocial durante la niñez y la ado- En la actualidad, dentro del ámbito educativo, los psicólogos escola-
lescencia. Concretamente, y una vez se ha analizado brevemente la res están orientando sus funciones y tareas más allá de la mera inter-
importancia de llevar cabo una identificación y detección temprana vención, prestando un mayor interés a la prevención, priorizando la
en este sector de la población a continuación: 1) se exponen algunos detección universal sobre la selectiva y la indicada (Cummings et al.,
de los instrumentos de medición destinados a la evaluación de la psi- 2004; Hoagwood y Johnson, 2003). Todo ello ha generado la necesi-
copatología así como de los problemas emocionales y comportamen- dad de contar con instrumentos de medida breves, sencillos y con un
tales, focalizando el discurso en el sistema multi-informante del SDQ; adecuadas características psicométricas que posibiliten la evaluación y
2) se analizan las propiedades psicométricas del SDQ referidas a la medición rigurosa del ajuste emocional, comportamental y prosocial de
fiabilidad de las puntuaciones y a la obtención de diferentes eviden- los niños y adolescentes (Hill y Hughes, 2007). El contexto escolar ad-
cias de validez tanto en estudios llevados a cabo a nivel internacio- quiere también una gran relevancia de cara al análisis de diferentes ti-
nal como nacional; 3) se analiza la influencia del género y la edad pos de dificultades y problemáticas de salud mental puesto que en el
en la expresión fenotípica de las dificultades y capacidades a través mismo se presentan buena parte de éstas, siendo por ello un marco
del SDQ; y 4) finalmente, a modo de recapitulación, se comentan las óptimo y clave para la detección de diferentes problemas de salud
principales conclusiones del trabajo y posibles líneas de investigación mental (Mulloy et al., 2011).
futuras.
EVALUACIÓN PSICOPATOLÓGICA EN LA INFANCIA Y
IMPORTANCIA DE LA DETECCIÓN PRECOZ EN SALUD MENTAL ADOLESCENCIA: INTRODUCCIÓN AL SDQ
Actualmente existe una mayor conciencia por parte de los profesio- A lo largo de los últimos años se han realizado grandes avances en
nales de la salud mental acerca de las consecuencias de una falta de la medición y evaluación del ajuste psicológico de los niños y adoles-
detección precoz de este tipo de dificultades y de los beneficios asocia- centes. Dos de los principales instrumentos de medición, ya clásicos,
dos a una intervención profiláctica temprana en la infancia y la adoles- destinados a la evaluación de psicopatología así como problemáticas
cencia (Moscoso, Jovanovic, y Rojnic, 2015; Mulloy et al., 2011; de tipo conductual y emocional en la infancia y la adolescencia, son
Steinberg y Morris, 2001). La demora en la identificación del cuadro los cuestionarios Rutter (Rutter y Graham, 1966) y los pertenecientes al
clínico o subclínico (p.ej., síntomas afectivos) se puede asociar, entre sistema ASEBA (Achenbach System of Empirically Basic Assesment)
otros aspectos, con una mayor sintomatología en etapa adulta, así co- (Achenbach, 1991a, 1991b, 1991c; Achenbach y Rescorla, 2001,
mo una peor evolución o pronóstico a medio o largo plazo (p.ej., 2007). Asimismo, y más recientemente, también ha cobrado especial
Drancourt et al., 2013). Ayudar a los profesionales de la salud mental relevancia el SDQ (Goodman, 1997), dado que, como se expondrá a
en la detección precoz de este conjunto de experiencias y síntomas, contnuación, presenta una serie de características, como su brevedad o
tanto a nivel clínico como subclínico, es una meta sumamente intere- la inclusión de una subescala de comportamiento prosocial, que lo pu-
sante con claras implicaciones prácticas. dieran hacer más recomendable en comparación con los dos anterio-
La evidencia científica sugiere la necesidad de incrementar y mejorar res, siempre claro está, considerando el objetivo de evaluación e
la detección precoz de aquellos indicadores de desajuste psicológico intervención.
en población infanto-juvenil (Moscoso et al, 2015). Todo ello con la fi- En los años sesenta se desarrollaron los cuestionarios Rutter (Rutter y
nalidad de prevenir sus posibles consecuencias y gestionar de forma Graham, 1966) para la detección de problemáticas de naturaleza
más eficaz los recursos existentes (p.ej., sanitarios, escolares). La detec- emocional y conductual, constatándose la adecuada fiabilidad de sus
ción, prevención y tratamiento de este tipo de problemas emocionales puntuaciones así como sus evidencias de validez (Goodman, 1994;
y comportamentales es una cuestión cardinal, no sólo para solucionar Rutter y Graham, 1966). No obstante, estos instrumentos de medición
problemas específicos, sino para mejorar, también, el funcionamiento no contemplan algunas áreas de interés para la psicología y psiquia-
adulto y prevenir la consolidación de dificultades y problemáticas en tría infanto-juvenil actual como pudieran ser las capacidades de tipo
futuras generaciones (Brimblecombe et al., 2015; Ford, Goodman, y prosocial o la hiperactividad (Koskelainen, Sourander, y Kaljonen,
Meltzer, 2003; Stockings et al., 2015). De igual forma, la detección 2000) (véase Tabla 1). El sistema ASEBA, construido originalmente por
temprana de las dificultades psicológicas existentes permite identificar Achenbach (Achenbach, 1991a, 1991b, 1991c), es uno de los siste-

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Sección Monográfica DIFICULTADES EMOCIONALES Y COMPORTAMENTALES

mas de evaluación multiaxial más conocidos que ha sido ampliamente 2006). Al mismo tiempo, es un instrumento de screening que podría te-
validado y que ha mostrado su utilidad en la detección de problemas ner un valor relevante para los psicólogos escolares de cara a las prác-
de salud mental en población infanto-juvenil. En su versión del año ticas orientadas a la prevención y la salud pública (Hoagwood y
2001 se enriqueció incluyendo versiones actualizadas destinadas tanto Johnson, 2003). Finalmente, el sistema multi-informante SDQ es una
a jóvenes (Youth Self Report, YSR/11-18 años), como a profesores (Te- herramienta de evaluación de uso libre disponible en internet
achers’ Report Form, TRF/6-18 años) y padres (Child Behaviour Check (http://www.sdqinfo.com/). De su página web se pueden descargar el
List, CBCL/6-18 años) (Achenbach y Rescorla, 2001), así como la po- SDQ en sus diferentes formatos e idiomas, así como los sistemas de
sibilidad de generar puntuaciones equivalentes a los criterios Diagnós- puntuación y corrección y diferentes materiales suplementarios (p.ej.,
ticos de los Trastornos Mentales (DSM-IV). sintaxis para el SPSS).
No obstante, las diferentes versiones del sistema ASEBA muestran al- El Cuestionario de Dificultades y Capacidades lo conforman un total
gunos inconvenientes. En concreto, y aunque es cierto que el CBCL y el de cinco dimensiones o subescalas (Goodman, 1997), a saber: 1) Pro-
YSR (Achenbach y Rescorla, 2001) presentan la ventaja de ser más blemas Emocionales, 2) Problemas Conductuales, 3) Problemas con los
actuales que los cuestionarios Rutter y de abarcar un mayor número de Compañeros, 4) Hiperactividad, y 5) Conducta Prosocial. Cada una de
facetas a valorar, si bien consumen más tiempo en su administración ellas es valorada a través de cinco ítems. Las cuatro primeras subesca-
dado que contienen más de 100 ítems (Bourdon, Goodman, Rae, las configuran una puntuación Total de Dificultades. La versión simple
Simpson, y Koretz, 2005; Koskelainen et al., 2000). De esta forma, los del SDQ, con sus 25 ítems, se complementa con una versión extendida
instrumentos de medida pertenecientes al sistema ASEBA, en cualquie- denominada suplemento de impacto, destinada tanto a padres, como
ra de sus formas, así como otros usados para propósito similares como a profesores y a los propios niños/adolescentes. En ambas versiones el
la Behavior Assesment System for Children (BASC) (Reynolds y Kamp- formato de respuesta es tipo Likert con tres opciones: No, nada; A ve-
haus, 1992), presentan el inconveniente de su lentitud en la adminis- ces; Sí, siempre (puntuable 0, 1 y 2, respectivamente); si bien es cierto,
tración, resultando, en algunos casos, arduos y repetitivos para los que en la literatura también se han utilizado otros formatos de respues-
niños y adolescentes (Ruchkin, Koposov, y Schwab-Stone, 2007). La ta (p.ej., Likert con cinco opciones, en función del grado de adheren-
brevedad del instrumento de medida es una característica que posibili- cia) (Ortuño-Sierra et al., 2015), con la finalidad de mejorar la
ta que las personas se involucren en el mismo y lo valoren de forma fiabilidad de las puntuaciones de las diferentes facetas que componen
más positiva, así como su uso en situaciones de evaluación donde hay el SDQ en su versión autoinforme.
pocos recursos temporales o económicos, o es necesario hacer una Goodman (1997) estableció una serie de criterios para la construc-
evaluación más holística, contemplando no sólo variables relacionadas ción del SDQ a los cuales responde su formato final: a) no ser más ex-
con la mera exploración psicopatológica de problemáticas emociona- tenso de una página; b) atender al menos un rango de edad
les y comportamentales. comprendido entre los 4-17 años; c) tener versiones de padres y profe-
En este sentido, como se observa en la Tabla 1, la utilización del sores idénticas y una versión autoinforme (11-16 años) muy similar; d)
SDQ permite la obtención de unas puntuaciones fiables siendo un atender tanto a las dificultades como a las fortalezas de la persona; y
cuestionario breve y de fácil administración, corrección e interpreta- e) tener el mismo número de ítems en cada dimensión del instrumento
ción (Ruchkin, Jones, Vermeiren, y Schwab-Stone, 2008; Vostanis, de medida (Goodman, 1997).
Como se ha comentado existen tres versiones del SDQ: una para pa-
TABLA 1 dres, una para profesores y otra tipo autoinforme. Las versiones para
COMPARATIVA DE LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LOS padres y profesores están destinadas para niños y adolescentes entre
CUESTIONARIOS RUTTER, ACHENBACH SYSTEM OF EMPIRICALLY 4-17 años, mientras que la versión de autoinforme se aconseja admi-
BASED ASSESSMENT (ASEBA) Y STRENGTHS AND DIFFICULTIES nistrar a partir de los 11 años, ya que a esta edad se presupone un ni-
QUESTIONNAIRE (SDQ) vel de introspección necesario para su cumplimentación. Existe,
igualmente, una versión extendida (SDQ Extended Version) (Good-
SDQ Rutter ASEBA man, 1997), así como versiones para padres y profesores que abarcan
únicamente las edades de 3-4 años en las que los ítems correspondien-
Número de ítems 25-34 Más de 100 Más de 100
tes a comportamiento antisocial han sido sustituidos por ítems que mi-
Ítems positivos + den oposición a la norma, dado su mayor ajuste a las características
Versiones: de este momento del desarrollo.
Padres + + +
Profesores + + + PROPIEDADES PSICOMÉTRICAS DEL SDQ
Autoinformada + - + Estudios psicométricos del SDQ a nivel internacional
Versión de seguimiento disponible + - - Las propiedades psicométricas del SDQ, en sus diferentes versiones,
Cobertura de:
se encuentran ampliamente analizadas (véase Brown, 2006; Kersten et
al., 2015; Niclasen et al., 2012). La estimación de la fiabilidad de las
Problemas de conducta + + +
puntuaciones ha constatado unos niveles adecuados de consistencia in-
Síntomas emocionales + + +
terna en la mayoría de los estudios. No obstante, la subescala de Pro-
Hiperactividad/déficit de atención + + +
blemas Conductuales así como, de forma especial, la subescala de
Relación con iguales + + + Problemas con los Compañeros muestran en algunos casos unos nive-
Conducta prosocial + - - les inferiores a 0,70 (Essau et al., 2012; Goodman, 2001; Mieloo et
Impacto de los síntomas + - - al., 2014; Niclasen, Skovgaard, Andersen, Somhovd, y Obel, 2013;
Ortuño-Sierra, Fonseca-Pedrero, Paino, Sastre i Riba, y Muñiz, 2015b;

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JAVIER ORTUÑO-SIERRA, EDUARDO FONSECA-PEDRERO,
Sección Monográfica
FÉLIX INCHAUSTI Y SYLVIA SASTRE I RIBA

Ortuño-Sierra et al., 2015c; Ruchkin et al., 2008; Ruchkin et al., 2007; Estudios psicométricos del SDQ nivel nacional
Stevanovic et al., 2014; Sveen, Berg-Nielsen, Lydersen, y Wichstrøm, Como se ha visto un importante número de trabajos han estudiado
2013; Theunissen, Vogels, De Wolff, y Reijneveld, 2013; Williamson et las propiedades psicométricas del SDQ tanto a nivel europeo como en
al., 2014; Yao et al., 2009). Por ejemplo, el estudio de Rothenberg et América y Asia, no obstante por el momento, se han realizado escasos
al. (2008) se encontró un alfa de Cronbach de 0,82 para la puntua- estudios en España así como en países de habla hispana (Ortuño-Sie-
ción Total de Dificultades, mientras que los valores para las subescalas rra et al., 2015b). Algunos estudios se centran en el análisis de las
de Problemas Conductuales y Problemas de Compañeros fueron los propiedades psicométricas de la versión española del SDQ (García et
más bajos con unos valores de 0,58 y 0,62, respectivamente. Otros es- al., 2000) en población infantil y en las versiones para padres y profe-
tudios han analizado la fiabilidad test-retest del SDQ (Borg, Pälvi, Rai- sores, revelando en ambos casos una estructura de cinco factores como
li, Matti, y Tuula, 2012; Downs, Strand, Heinrichs, y Cerna, 2012; las más apropiada (Ezpeleta, Granero, de la Osa, Penelo, y Domé-
Mellor, 2004; Svedin y Priebe, 2008), obteniendo unos valores ade- nech, 2012; Fajardo et al., 2012; Gómez-Beneyto et al., 2013; Rodrí-
cuados que oscilan entre 0,47 y 0,76. guez-Hernández et al., 2012). Por ejemplo, en el estudio de
En cuanto al análisis de la estructura interna del SDQ, mediante aná- Rodríguez-Hernández et al. (2012), realizado con 595 niños de entre
lisis factorial exploratorio (AFE) y confirmatorio (AFC), las diferentes in- 7-10 años y administrado a padres y profesores, se encontró una es-
vestigaciones realizadas en las tres versiones del SDQ revelan una tructura factorial de cinco factores como la más adecuada a través de
estructura de cinco factores como la más adecuada (Downs et al., análisis de componentes principales y AFC. En otra investigación lleva-
2012; Niclasen et al., 2012; Ortuño-Sierra et al., 2015b; Richter, Sa- da a cabo en España por Ezpeleta et al. (2012), con niños de tres
gatun, Heyerdahl, Oppedal, y Røysamb, 2011; Ruchkin et al., 2008; años, reveló una estructura factorial de cinco factores con dos de se-
Stevanovic et al., 2014; Van Roy, Veenstra, y Clench-Aas, 2008; Wi- gundo orden, que incluyen el factor Internalizante (Problemas Emocio-
lliamson et al., 2014; Yao et al., 2009). Este modelo de cinco factores nales y Problemas de Compañeros) y Externalizante (Problemas
se corresponde con las escalas del SDQ: Problemas Emocionales, Pro- Conductuales e Hiperactividad), como la más apropiada para explicar
blemas Conductuales, Problemas con los Compañeros, Hiperactividad la dimensionalidad subyacente a la puntuacioones, tanto en la versión
y Prosocial. No obstante, otros estudios han puesto de manifiesto que para padres como para profesores.
dicha estructura pentadimensional no ajusta bien a los datos, sugirien- Por otro lado, un reciente estudio ha puesto de relieve la validez del
do una solución de cuatro factores (Muris, Meesters, Eijkelenboom, y instrumento como instrumento de detección del TDAH en la versión pa-
Vincken, 2004) y, en algún caso, de tres factores (Goodman, Lamping, ra padres (Carballo, Rodriguez-Blanco, Garcia-Nieto, y Baca-Garcia,
y Ploubidis, 2010), como la más adecuada. Por otro lado, un estudio 2014). El SDQ ha mostrado evidencias de validez discriminante en la
reciente propone la inclusión de un modelo bifactor como el más perti- versión española, obteniéndose que el punto óptimo diagnóstico de
nente para explicar la estructura factorial subyacente a las puntuacio- 20, en la puntuación Total de Dificultades, es el que revela mejores
nes del SDQ (Caci, Morin, y Tran, 2015). El modelo bifactor postula valores de sensibilidad (0,96) y especificidad (0,95) (Fajardo et al.,
que además de los cinco factores antes mencionados (o factores espe- 2012).los valores normativos en la versión para padres del SDQ han
cíficos), se puede añadir un factor general que explique la variabilidad sido calculados y se encuentran disponibles para su uso en España
de las puntuaciones en los ítems del SDQ. La Tabla 2 recoge una revi- (Barriuso-Lapresa, Hernando-Arizaleta, y Rajmil, 2014).
sión selectiva de la literatura científica publicada sobre el análisis de la En lo que refiere a las propiedades psicométricas del SDQ en su ver-
estructura factorial del SDQ, tanto en versión para padres y profeso- sión autoinforme, diferentes investigaciones han constatado las eviden-
res, como en su versión autoinforme. cias de validez del mismo así como los adecuados niveles de
Asimismo, diferentes evidencias de validez han sido obtenidas en in- consistencia interna para su uso en población adolescente (Fajardo et
vestigaciones previas. Por ejemplo, el SDQ en su versión para padres y al., 2012; Ortuño-Sierra, Chocarro, Fonseca-Pedrero, Sastre i Riba, y
profesores ha mostrado evidencias de validez concurrente con diferen- Muñiz, 2015a; Ortuño-Sierra et al., 2015b). Al igual que sucede con
tes instrumentos de medida así como entrevistas diagnósticas (Downs et las versiones para padres y profesores, la versión autoinforme, revela
al., 2012; Mieloo et al., 2014; Theunissen et al., 2013). De igual for- una estructura pentafactorial como la más adecuada. Por ejemplo, en
ma, evidencias sobre la capacidad de discriminación del SDQ han si- el estudio de Ortuño-Sierra et al. (2015a) la estructura de cinco facto-
do constatada en diversos estudios (De Giacomo et al., 2012; res reveló unos índices de bondad de ajuste superiores al modelo de
Petermann, Petermann, y Schreyer, 2010). Por ejemplo, un estudio re- tres factores, no obstante, diferentes modificaciones al modelo original
ciente pone de manifiesto la utilidad del SDQ como herramienta de fueron necesarias para alcanzar unos índices de bondad de ajuste óp-
screening en población infanto-juvenil, destacando adecuados niveles timos. De igual forma, un modelo bifactor (Caci et al., 2015) ha sido
de sensibilidad diagnóstica para problemáticas conductuales y de tipo propuesto como alternativa, si bien es igualmente cierto que su ade-
internalizante (Silva, Osorio, y Loureiro, 2015). De igual forma, un es- cuación no está todavía confirmada (Ortuño-Sierra et al., 2015a).
tudio longitudinal llevado a cabo en el Reino Unido con niños de eda- En conclusión, el SDQ resulta una herramienta interesante y útil para
des comprendidas entre los 3 y los 7 años (Croft, Stride, Maughan, y la medición y detección de problemática emocional y comportamental
Rowe, 2015), mostró la validez predictiva del SDQ para detectar pro- en este sector de la población. La mayoría de las propiedades psico-
blemas como trastornos del espectro autista o el trastorno por déficit de métricas han sido constatadas, en sus diferentes versiones, dentro del
atención e hiperactividad (TDAH). No obstante, es igualmente cierto, territorio nacional de cara a su utilización por profesionales como ins-
que otras investigaciones revelan niveles inadecuados de sensibilidad y trumento de screening en centros educativos y/o asistenciales así como
especificidad (Bekker, Bruck, y Sciberras, 2013; Mathai, Anderson, y en investigación. Futuros estudios deben continuar analizando y reca-
Bourne, 2004). En términos generales, existe suficiente evidencia empí- bando nuevas evidencias de validez que permitan tomar decisiones y
rica que apoya la validez del SDQ como herramienta de detección y realizar inferencias fundamentadas a partir de las puntuaciones obte-
cribado en población infanto-juvenil. nidas con el SDQ.

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Sección Monográfica DIFICULTADES EMOCIONALES Y COMPORTAMENTALES

TABLA 2
PRINCIPALES INVESTIGACIONES QUE ANALIZAN LA ESTRUCTURA INTERNA DE LAS PUNTUACIONES
DEL STRENGTHS AND DIFFICULTIES QUESTIONNAIRE (SDQ)

Estudio Muestra

N/ Tipo de Número de
Nacionalidad Rango de Edad Versión SDQ análisis factorial factores
encontrados

Koskelainen, Sourander y Kaljonen (2000) Finlandia 735 / 7-15 SDQ (P,T,S) ACP 5
Thabet, Stretch y Vostanis (2000) Gaza 322 / 3-16 SDQ (P,T,S) AFC 5
Goodman (2001) Gran Bretaña 10438 / 5-15 SDQ (P,T,S) ACP 5
Koskelainen, Sourander y Vauras (2001) Finlandia 1458 / 13-17 SDQ (S) ACP 53
Muris, Meesters y van den Berg (2003) Holanda 562 / 9-15 SDQ (P,T,S) ACP 5
Becker et al., (2004) Alemania 214 / 11-17 SDQ (S) ACP 5
Dickey y Blumberg (2004) EEUU 9574 / 4-17 SDQ (P) AFE, ACPAFC 3
Muris, Meesters, EijKelenboom y Vincken (2004) Holanda 1111 / 8-13 SDQ (S) ACP 45
Rønning, Helge Handegaard, Sourander y Mørch (2004) Noruega 4167 / 11-16 SDQ (S) AFC 5 pero con desajustes
Kashala, Elgen, Sommerfelt y Tylleskar (2005) Congo 1187 / 7-9 SDQ (T) ACP 52 de Hiperactividad
Mojtabai (2006) EEUU 8034 SDQ (P) AFC 3
U.K 7970 / 5-16
Van Leeuwen, Meerschaert, Bosmans, De medts y Braet (2006) Alemania 3179 / 4-8 SDQ (P, T) AFCAFE 35
Mellor y Stokes (2007) Australia 914 / 7-17 SDQ (P,T,S) AFC 5 con desajustes
Palmieri y Smith (2007) EEUU 733 / M= 56,1 SDQ (P) ACP 34 mejor
Ruchkin, Koposov y Schwab-Stone (2007) Rusia 2892 / 13-18 SDQ (S) AFC 5
Mazur, Tabak y Kololo (2007) Polonia 774 / 14 SDQ (S) AFE 5
d’Acremont (2008) Suiza 557 / Adolescentes SDQ (T) AFC 5
Matsuishi et al. (2008) Japón 2899 / 4-12 SDQ (P) AFE 5
Percy, McCrystal y Higgins (2008) Irlanda 3753 / 12 SDQ (S) AFEAFC AFE: 3AFC: 5
cuestionable
Rothenberg et al. (2008) Alemania 2406 / 7-16 SDQ (P,S) AFEAFC 5
Ruchkin, Jones, Vermeiren y Schwab-Stone (2008) EEUU >5000 / 13-14 SDQ (S) AFE y ACPAFC 53 Mejor
Svedin y Priebe (2008) Suecia 1015 / 17-19 SDQ (S) AFC 75
Van Roy, Veenstra y Clench-Aas (2008) Noruega 26269 / 10-19 SDQ (S) AFC 5
Giannakopoulos et al. (2009) Grecia 1194 / 11-17 SDQ (P,S) AFC 5
Sanne, Torsheim, Heiervang y Stormark (2009) Noruega 6430 Padres / SDQ (P,T) AFCAFE 5 Mejor3
8999 Profesores
Yao et al., (2009) China 1135 / 11-18 SDQ (S) AFC 5
Di Riso (2010) Italia 1394 / M= 9,04 SDQ (P) AFC 3
Goodman, Lamping y Ploubidis (2010) Gran Bretaña 18222 / 5-16 SDQ (P,T,S) ACPAFC 35 y 2 de
segundo orden
Petermann, Petermann y Schreyer (2010) Alemania 1738 / 3-5 SDQ (P) AFC 5
Stone, Otten, Engels, Vermults y Janssens (2010) Revisión de 131223 / 4-12 SDQ AFC 8 estudios= 45
48 estudios estudios= 5
Richter, Sagatun, Heyerdahl, Oppedal y Røysamb (2011) Noruega >6000 / 15-16 SDQ (S) AFC 5
Van de Looij-Jansen, Goedhart, de Wilde y Treffers (2011) Holanda 11881 / 11-16 SDQ (S) AFC 5 Mejor4
Ezpeleta, Granero, de la Osa, Penelo y Domènech (2012) España 1341 / 3-4 SDQ (P, T) AFC 55 y 2 segundo orden
Gómez (2012) Australia 202 / 12-17 SDQ (P,T,S) AFC 5
Mieloo et al., (2012) Alemania 5514 / 5-6 SDQ (P,T) AFC 5
Niclasen, Teasdale, Andersen, Skovgaard, Elberling y Obel (2012) Dinamarca 71840 / 5-12 SDQ (P,T) AFC 55 y 2 segundo orden
Rodríguez-Hernández et al. (2012) España 595 / 7-10 SDQ (P, T) ACPAFC 5
Ruchkin, Koposov, Vermeiren y Schwab-Stone (2012) Rusia 528 / 13-18 SDQ AFC 5
Essau et al. (2012) 5 Países Europeos 2418 / 12-17 SDQ (S) AFC 35
Shevlin, Murphy y McElearney (2012) Irlanda 202 SDQ (P, S) AFC 5
Liu, Chien, Shang, Lin, Liu y Gau (2013) China 3534 / 6-15 SDQ (P,T,S) ACP 4 (P,T)5 (S)
He, Burstein, Schmitz y Merikangas (2013) EEUU 6483 / 13-18 SDQ (P) AFC 5
Theunissen et al. (2013) Holanda 839 / 3-4 SDQ (P) AFC 5

18
JAVIER ORTUÑO-SIERRA, EDUARDO FONSECA-PEDRERO,
Sección Monográfica
FÉLIX INCHAUSTI Y SYLVIA SASTRE I RIBA

TABLA 2
PRINCIPALES INVESTIGACIONES QUE ANALIZAN LA ESTRUCTURA INTERNA DE LAS PUNTUACIONES
DEL STRENGTHS AND DIFFICULTIES QUESTIONNAIRE (SDQ) (Continuación)

Estudio Muestra

N/ Tipo de Número de
Nacionalidad Rango de Edad Versión SDQ análisis factorial factores
encontrados

Sveen et al. (2013) Noruega 845 / 4 SDQ (P, T) AFC 5


Williamson et al. (2014) Australia 717 / 4-17 SDQ (P) AFC 5
Stevanovic et al. (2014) 7 países europeos, 2367 / 13-18 SDQ (S) AFC Bifactor y 5
africanos y asiáticos
Ortuño-Sierra et al. (2015a) España 1547 / 11-19 SDQ (S) AFC 5
Ortuño-Sierra et al. (2015b) 5 países europeos 3012 / 12-17 SDQ (S) AFC 5
Caci, Morin y Tran (2015) Francia 889 / 4-17 SDQ (P) AFC Bifactor

Nota. SDQ (P,T,S): Strengths and Difficulties Questionnaire (Parent, Teacher, Self-Report); ACP: Análisis de Componentes Principales; AFC: Análisis Factorial Confirmatorio; AFE: Análisis Factorial
Exploratorio; CBCL: Child Behaviour Check List; YSR: Youth Self Report.

INFLUENCIA DEL GÉNERO Y LA EDAD EN LAS PUNTUACIONES der, y Mørch, 2004; Yao et al., 2009), mientras que otros encuentran
DEL SDQ una tendencia inversa (Muris, Meesters, y van den Berg, 2003; Van
Las investigaciones analizadas en este apartado se refieren al impac- Roy et al., 2006), o no hallan ningún tipo de asociación (Prior, Vira-
to que el género y la edad tienen en la expresión fenotípica de las difi- singhe, y Smart, 2005). A nivel teórico, se especula que los adolescen-
cultades emocionales y comportamentales así como el comportamiento tes se encuentran más expuestos a la presentación de problemas de
prosocial, valoradas con el SDQ. tipo conductual o relacional durante los primeros años, dando paso
Como se puede ver en la Tabla 3, en cuanto al género, la mayoría con la entrada en la adolescencia media y tardía a una mayor capaci-
de los estudios revisados a nivel internacional encuentran que las dad de gestión de problemas, regulación y control conductual, manejo
mujeres obtienen mayores puntuaciones medias que los hombres en de conductas sociales y una mayor capacidad para conductas proso-
Problemas Emocionales y Conducta Prosocial; en cambio, los varones ciales (véase Tabla 3).
suelen obtener mayores puntuaciones medias que las mujeres en Pro- Por ejemplo, el estudio realizado por Van Widenfelt et al. (2003),
blemas de Conducta, Hiperactividad y/o Problemas de Relación (Di con 970 adolescentes alemanes de entre 11-16 años, mostró mayo-
Riso et al., 2010; Giannakopoulos et al., 2009; Koskelainen, Souran- res puntuaciones medias en Problemas Emocionales, Conductuales y
der, y Vauras, 2001; Ortuño et al., 2014; Svedin y Priebe, 2008; de Hiperactividad entre los participantes de menor edad. De forma
Van Roy, Grøholt, Heyerdahl, y Clench-Aas, 2006; van Widenfelt, similar, Armand et al. (2012), en su estudio con 2000 niños y ado-
Goedhart, Treffers, y Goodman, 2003; Yao et al., 2009). Por ejem- lescentes iraníes de 6-18 años, encontraron que los problemas de
plo, el estudio llevado a cabo por Giannakopoulos et al. (2009), con Hiperactividad y las Dificultades Totales resultan superiores entre
adolescentes griegos, se encontraron puntuaciones medias superiores aquellos de menor edad. En Noruega, Lien, Green, Welander-Vatn
de Conducta Prosocial y Problemas Emocionales en las mujeres, pero y Bjertness (2009), con una muestra de 3790 escolares de entre 15-
no en Problemas Conductuales, Hiperactividad o de Relación entre 19 años, hallaron mayores puntuaciones de problemas internalizan-
los hombres. tes en los participantes de mayor edad, mientras que los problemas
Otros trabajos revelan resultados que contradicen los anteriores, como externalizantes resultaron más frecuentes entre los de menor edad.
es el caso del llevado a cabo en Finlandia por Koskelainen et al. (2001) No obstante, y como se comentó, otras investigaciones contradicen,
con una muestra de 1458 adolescentes de entre 13-17 años, mostró en parte, lo expuesto anteriormente. Así por ejemplo los resultados
puntuaciones medias significativamente más altas en mujeres en las difi- alcanzados en Italia por di Riso et al. (2010) muestran mayor núme-
cultades totales y en problemas relacionados con la hiperactividad con ro de Problemas de Relación en los participantes de mayor edad.
respecto a los hombres. Más recientemente, Reinholdt-Dunne et al. Por otra parte, la literatura revisada contempla la interrelación
(2011), en una muestra de 834 adolescentes daneses de entre 12-14 existente entre el género y la edad, desvelando, por ejemplo, que
años, encontraron puntuaciones medias superiores en la subescala Pro- los niveles de dificultades totales aumentan con la edad en el caso
blemas Emocionales a favor de las mujeres, no habiendo diferencias es- de las mujeres, mientras que en los hombres siguen la tendencia
tadísticamente significativas en función del género en el resto de las contraria (Van Roy, Grøholt, Heyerdahl, y Clench-Aas, 2010) o ma-
subescalas. yores niveles de conducta prosocial en edades superiores en el caso
Respecto a la edad, los resultados son más inconsistentes que en el de los hombres (Rønning et al., 2004). Otros estudios muestran ma-
caso del género. Algunos trabajos ponen de manifiesto un aumento de yor número de problemas emocionales conforme aumenta la edad
los problemas conforme aumenta la edad (Giannakopoulos et al., en mujeres (Armand et al., 2012; d’Acremont y Van der Linden,
2009; Koskelainen et al., 2001; Rønning, Helge Handegaard, Souran- 2008).

19
Sección Monográfica DIFICULTADES EMOCIONALES Y COMPORTAMENTALES

TABLA 3
PRINCIPALES INVESTIGACIONES EN TORNO AL GÉNERO Y LA EDAD MEDIANTE
EL STRENGTHS AND DIFFICULTIES QUESTIONNAIRE

Estudio Muestra Versión del SDQ Género Edad

N Hombres Mujeres
Nacionalidad Rango de edad Mayor Puntuación Mayor Puntuación Mayor edad Menor edad

Koskelainen, Sourander y Vauras (2001) Finlandia 1458 SDQ (S) Conductual Prosocial Emocional
13-17 Compañeros Hiperactividad
Emocional Total

Knyazev et al. (2003) Rusia 146 SDQ (P,T, S) Hiperactividad Prosocial


7-17

Muris, Meesters y van den Berg (2003) Holanda 562 SDQ (P,T,S) Conductual Emocional Total
9-15 Prosocial Compañeros

Van Widenfelt, Goedhart, Treffers y Goodman (2003) Alemania 1476 SDQ (P,T,S) Conductual Emocional Emocional
11-16 Hiperactividad Prosocial Hiperactividad
Compañeros

Becker et al. (2004) Alemania 214 SDQ (S) Conductual Prosocial Emocional
11-17 Emocional Prosocial

Muris, Meesters, EijKelenboom y Vincken (2004) Holanda 1111 SDQ (S) Conductual Emocional
8-13 Prosocial

Rønning, Helge Handegaard, Sourander y Mørch (2004) Noruega 4167 SDQ (S) Conductual Hiperactividad Emocional
11-16 Prosocial

Bourdon, Goodman, Rae, Simpson y Koretz (2005) EEUU 10367 SDQ (P) Total
4-17

Kashala, Elgen, Sommerfelt y Tylleskar (2005) Congo 1187 SDQ (T) Total Conductual Prosocial
7-9

Prior, Virasinghe y Smart (2005) Sri Lanka 1809 SDQ (P,T,S) Total Conductual Prosocial No diferencias No diferencias
11-13

Simpson, Bloom, Cohen, Blumberg y Bourdon (2005) EEUU >25000 SDQ (P,S) Total Total
4-17

Becker et al. (2006) Países europeos 1573 tdah SDQ (P) Emocional Total
M=8,8 Prosocial Hiperactividad
Compañeros

Mojtabai (2006) EEUU 8034 SDQ (P) Conductual Emocional


UK 7970
5-16

Thabet, Karim y Vostanis (2006) Gaza 309 SDQ (P) Hiperactividad

Van Leeuwen, Meerschaert, Bosmans, De medts Alemania 3179 SDQ (P,T) Total Prosocial Hiperactividad
y Braet (2006) Alemania 4-8 Conductual Prosocial Emocional
Hiperactividad Total Conductual

Van Roy, Grøholt, Heyerdahl y Clench-Aas (2006) Noruega 29631 SDQ (S) Conductual Emocional Conductual
10-19 Compañeros Compañeros

Capron, Therond, y Duyme (2007) Francia 1400 SDQ (P, S) Conductual Prosocial
M=12,8 Hiperactividad Emocional
Compañeros

d’Acremont y Van der Linden (2008) Suiza 557 SDQ (T) Conductual Prosocial
13-18 Compañeros
Hiperactividad

Du, Kou, y Coghill (2008) China 2655 SDQ (P,T) Hiperactividad


3-17 Prosocial
Conductual

Matsuishi et al. (2008) Japón 2899 SDQ (P) Total Compañeros Emocional
4-12 Hiperactividad Prosocial
Conductual

Ravens-Sieberer et al. (2008) Alemania 2863 SDQ (P)


7-17

Rothenberg et al. (2008) Alemania 2406 SDQ (P,S) Total Conductual Emocional Prosocial Hiperactividad
7-16 Hiperactividad Total
Compañeros

Shojai, Wazana, Pitrou y Kovess (2008) Francia 1348 SDQ (P) Hiperactividad Prosocial
6-11 Conductual

20
JAVIER ORTUÑO-SIERRA, EDUARDO FONSECA-PEDRERO,
Sección Monográfica
FÉLIX INCHAUSTI Y SYLVIA SASTRE I RIBA

TABLA 3
PRINCIPALES INVESTIGACIONES EN TORNO AL GÉNERO Y LA EDAD MEDIANTE
EL STRENGTHS AND DIFFICULTIES QUESTIONNAIRE (Continuación)

Estudio Muestra Versión del SDQ Género Edad

N Hombres Mujeres
Nacionalidad Rango de edad Mayor Puntuación Mayor Puntuación Mayor edad Menor edad

Svedin y Priebe (2008) Suecia 1015 SDQ (S) Conductual Emocional


17-19 Compañeros Prosocial

Giannakopoulos et al. (2009) Grecia 1194 SDQ (P,S) Prosocial Hiperactividad


11-17 Emocional Conductual

Lien, Green, Welander-Vatn y Bjertness (2009) Noruega 3790 SDQ Internalizantes Externalizantes
15-19

Ullah-Syed, Abdul-Hussein y Haidry (2009) Pakistan 675 SDQ (P,T) Conductual Emocional
5-11 Hiperactividad
Total

Yao et al., (2009) China 1135 SDQ (S) Conductual Emocional Hiperactividad Compañeros
11-18 Compañeros Prosocial

Di Riso et al. (2010) Italia 1394 SDQ (P) Conductual Prosocial Compañeros
M= 9,04 Hiperactividad Emocional

Keskin y Çam (2010) Turquía 384 SDQ Compañeros Emocional Hiperactividad Prosocial
11-16 Prosocial

Lai et al. (2010) Hong Kong >4000 SDQ (P) Conductual Emocinal
6-12 Hiperactividad Prosocial
Compañeros

Van Roy, Groholt, Heyerdahl y Clench-Aas (2010) Noruega 8154 SDQ (P,S) Conductual Emocional
10-13 Hiperactividad Prosocial
Compañeros

Fonseca-Pedrero, Paíno, Lemos-Giráldez y Muñiz (2011) España 1319 SDQ (S) Conductual Emocional Hiperactividad
13-17 Hiperactividad Prosocial Total

Reinholdt-Dunne et. (2011) Dinamarca 834 SDQ (S) Compañeros Emocional


12-14

Wichstrøm et al. (2012) Noruega 2475 SDQ (P) Hiperactividad


4

Arman, Keypour, Maracy y Attari (2012) Iran 2000 SDQ (P) Conductual Emocional Hiperactividad
6-18 Hiperactividad Total

Mieloo et al. (2012) Alemania 5514 SDQ (P,T) Total


5-6 Conductual
Hiperactividad

Ruchkin, Koposov, Vermeiren y Schwab-Stone (2012) Rusia 528 SDQ (T) Conductual
13-18 Hiperactividad

Shoval et al. (2012) Israel 1402 SDQ (P) Externalizantes


14-17

Liu et al. (2013) China 3534 SDQ (P,T,S) Emocional (S) Prosocial Conductual
6-15 Conductual Compañeros
Compañeros
Hiperactividad
Armand, Amel y Maracy (2013) Irán 1934 SDQ (S,P) Conductual Emocional Emocional ProsocialT
11-18 Hiperactividad Conductual Total (P)
Total (S)
Sveen et al. (2013) Noruega 845 SDQ (P, T) Behavioural Emocional
4

Barriuso-Lapresa, Hernando-Arizaleta y Rajmil (2014) España 6266 SDQ (P) Hiperactividad Emocional Total
4-15 Prosocial Conductual
Ortuño-Sierra et al. (2014) España 508 SDQ (S) Conductual Emocional Emocional
11-18 Prosocial Conductua
Hiperactividad
Total

Nota. SDQ (P,T,S): Strengths and Difficulties Questionnaire (Parent, Teacher, Self-Report); Emocional: Problemas Emocionales; Conductual: Problemas Conductuales; Compañeros: Problemas con
los Compañeros.

21
Sección Monográfica DIFICULTADES EMOCIONALES Y COMPORTAMENTALES

RECAPITULACIÓN AGRADECIMIENTOS
Un porcentaje considerable de niños y adolescentes presentarán a lo Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e
largo de su vida dificultades en la salud mental, ocasionando posible- Innovación de España (MICINN) (referencia PSI2014-56114-P), por el
mente un claro impacto no sólo en las esferas personal sino también a Instituto Carlos III, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud
nivel sanitario y económico (Blanchard, Gurka, y Blackman, 2006; Do- Mental (CIBERSAM) y por la Convocatoria 2015 de Ayudas Fundación
mino et al., 2009; Drabick y Kendall, 2010; Polanczyk et al., 2015; BBVA a Investigadores y Creadores Culturales.
Simpson, Bloom, Cohen, Blumberg, y Bourdon, 2005). Entre los dife-
rentes instrumentos de medida disponibles para la evaluación y detec- REFERENCIAS
ción de dificultades psicológicas en población infanto-juvenil se Achenbach, T. M. (1991a). Manual for the Child Behavior Checlist 4-18
encuentra el Cuestionario de Capacidades y Dificultades (SDQ). El and 1991 profile. Burlington: University of Vermont Department of
SDQ presenta una serie de características que lo hacen interesante pa- Psychiatry.
ra su uso por parte de los profesionales de la salud mental. Entre las Achenbach, T. M. (1991b). Manual for the Teacher’s Report Form and
mismas, cabe destacar, por ejemplo, ser un instrumento de fácil acce- 1991 profile. Burlington: University of Vermont Department of Psy-
so, disponible de forma gratuita en internet, su brevedad, la facilidad chiatry.
en la administración y corrección, la disponibilidad en un sistema mul- Achenbach, T. M. (1991c). Manual for the Youth Self -Report and 1991
ti-informante, la inclusión de comportamientos de tipo prosocial y profile. Burlington: University of Vermont Department of Psychiatry.
unas adecuadas propiedades psicométricas. Achenbach, T. M., y Rescorla, L. A. (2001). Manual for the ASEBA
Los estudios de fiabilidad revisados, constatan unos adecuados niveles School-Age Forms y Profiles. University of Vermont, Research Cen-
de fiabilidad de las puntuaciones del SDQ, si bien las subescalas de Pro- ter for Children, Youth, y Families: Burlington, VT.
blemas Conductuales y Problemas con los Compañeros muestran, en al- Achenbach, T. M., y Rescorla, L. A. (2007). Multicultural supplement to
gunos casos, unos niveles discretos o moderados. Asimismo, se han the Manual for the ASEBA School-Age Forms y Profiles. Burlington,
obtenido datos sobre la estabilidad de las puntuaciones. Se han recogido VT: University of Vermont Research Center for Children, Youth, and
diferentes evidencias de validez del SDQ. La estructura dimensional de las Families.
puntuaciones del SDQ parece que se puede explicar a través de un mo- Aebi, M., Giger, J., Plattner, B., Winkler Metzke, C., y Steinhausen, H.-
delo de cinco factores, si bien es igualmente cierto que otros (p.ej., mode- C. (2014). Problem coping skills, psychosocial adversities and men-
lo de dos factores de segundo orden o un modelo bifactor) son también tal health problems in children and adolescents as predictors of
soluciones factoriales que han encontrado cierto respaldo empírico. De criminal outcomes in young adulthood. European Child y Adoles-
igual forma, otras investigaciones han analizado diferentes fuentes de va- cent Psychiatry, 23(5), 283-293.
lidez en relación con variables externas, se han obtenido niveles adecua- Angold, A., Messer, S. C., Stangl, D., Farmer, E. M. Z., Costello, E. J.,
dos de sensibilidad y especificidad así como la predicción de diversos y Burns, B. J. (1998). Perceived parental burden and service use for
problemas de salud mental en población infanto-juvenil. child and adolescent psychiatric disorders. American Journal of Pu-
Por otro lado, a la vista de los diferentes estudios llevados a cabo con blic Health, 88, 75-80.
el SDQ, y a pesar de existir investigaciones que muestran resultados Armand, S., Amel, A. K., y Maracy, M. R. (2013). Comparison of pa-
incongruentes, parece haber cierto consenso respecto a que los proble- rent adolescent scores on Strengths and Difficulties Questionnaire.
mas de naturaleza externalizante, tales como los problemas de con- Journal of Research in Medical Science, 18, 501-505.
ducta e hiperactividad son más comunes entre los hombres durante la Armand, S., Keypour, M., Maracy, M. R., y Attari, A. (2012). Epide-
adolescencia. En cambio, los problemas de tipo emocional son más co- miological study of youth mental health using Strengths and Difficul-
munes entre las mujeres, quienes muestran, igualmente, valores supe- ties Questionnaire (SDQ). Iranian Red Crescent Medical Journal,
riores de comportamiento prosocial. En cuanto a la edad, los 14, 371-375.
resultados son más inconsistentes, existiendo investigaciones que refle- Barriuso-Lapresa, L. M., Hernando-Arizaleta, L., y Rajmil, L. (2014).
jan un aumento de las dificultades a medida que aumenta la edad y Reference values of the Strengths and Difficulties Questionnaire
otras que revelan lo contrario; en consecuencia, la heterogeneidad de (SDQ) version for parents in the Spanish population, 2006. Actas
resultados impide concretar qué tipo de dificultades son más propias Españolas de Psiquiatría, 42, 43-48.
durante la adolescencia temprana o tardía. Tampoco existen resultados Becker, A., Hagenberg, N., Roessner, N., Woerner, W., y Rothenberg,
concluyentes acerca de la mayor o menor presentación de conductas A. (2004). Evaluation of the self-reported SDQ in a clinical setting:
de tipo prosocial en relación con la edad. Do self-reports tell us more than ratings by adult informants? Euro-
En conclusión, el estudio del ajuste y las dificultades psicológicas en es- pean Child y Adolescent Psychiatry, 13(2), 17-24.
tas etapas del desarrollo es una temática de gran trascendencia dado el Becker, A., Steinhausen, H.-C., Baldursson, G., Dalsgaard, S., Loren-
impacto y las repercusiones que ocasiona a múltiples niveles (p.ej., so- zo, M. J., Ralston, S. J., . . . Rothenberger, A. (2006). Psychopatho-
cial, familiar, sanitario, etc.). La evaluación y detección precisa de este ti- logical screening of children with ADHD: Strengths and Difficulties
po de dificultades resulta de gran relevancia con vías a una posible Questionnaire in a pan-European study. European Child and Ado-
prevención temprana y a evitar su posible consolidación en la etapa lescent Psychiatry, 15(suppl. 1), 56-62.
adulta. Es preciso identificar lo más tempranamente posible a grupos vul- Bekker, J., Bruck, D., y Sciberras, E. (2013). Congruent validity of the
nerables o de “ alto riesgo” durante la niñez y la adolescencia con la fi- Strength and Difficulties Questionnaire to screen for comorbidities in
nalidad de desarrollar intervenciones profilácticas eficaces que eviten, children with ADHD. Journal of Attention Disorders.
mitiguen o reduzcan la carga global y la morbilidad asociada, y que, en doi:10.1177/1087054713496462
último término, ayuden a mejorar una de las principales causas de disca- Blanco, C., Wall, M. M., He, J. P., Krueger, R. F., Olfson, M., Jin, C. J.,
pacidad de nuestra sociedad. . . . Merikangas, K. R. (2015). The space of common psychiatric di-

22
JAVIER ORTUÑO-SIERRA, EDUARDO FONSECA-PEDRERO,
Sección Monográfica
FÉLIX INCHAUSTI Y SYLVIA SASTRE I RIBA

sorders in adolescents: comorbidity structure and individual latent prevention services Journal of Educational and Psychological Con-
liabilities. Journal of the American Academy of Child and Adoles- sultation, 15, 239-256.
cent Psychiatry, 54, 45-52. d’Acremont, M., y Van der Linden, M. (2008). Questionnaire in a
Blanchard, L. T., Gurka, M. J., y Blackman, J. A. (2006). Emotional, Community Sample of French-Speaking Adolescents. European
developmental, and behavioral health of American children and Journal of Psychological Assessment, 24, 1-8.
their families: a report from the 2003 National Survey of Children’s Davies, S. J., Pearson, R. M., Stapinski, L., Bould, H., Christmas, D. M.,
Health. Pediatrics, 117, 1202-1212. Button, K. S., . . . Evans, J. (2015). Symptoms of generalized anxiety
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