Conciencia Animal
Conciencia Animal
Conciencia Animal
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la
inteligencia
animal
La conciencia animal
o el gato con botas
Creo que podría retornar y vivir con los animales, ellos son tan plácidos y autónomos
Me detengo y los observo largo rato.
Ellos no se impacientan, ni se lamentan de su situación.
No lloran sus pecados en la oscuridad de un cuarto.
No me fastidian con sus discusiones sobre sus deberes hacia Dios.
Ninguno está descontento. Ninguno padece la manía de poseer objetos.
Ninguno se arrodilla ante otro ni ante los antepasados que vivieron hace milenios.
Ninguno es respetable o desdichado en toda la faz de la tierra.
Así me muestran su relación conmigo y yo así lo acepto
Walt Whitman. Creo que una brizna de hierba…
«Es un hecho extraordinario que cada uno de nosotros se encuentra, durante toda la
vida, encerrado en una capa de color rosáceo, negro o marrón, que llamamos la piel.
Dentro de esta piel –aparentemente justo detrás de nuestros ojos– reside un «yo». El
«yo» es único. Nunca un «yo ajeno» puede compartir con el mío una experiencia des-
de el interior de la piel. Siempre estamos «dentro» y sólo podemos conocer a otros
«yo-s», observando el exterior de sus pieles.»1
Marian Stamp Dawkins: Through Our Eyes Only?
C
uando leí por primera vez estas lí-
neas, despertaron en mí una extrañ a te el significado que me quería transmitir.
sensació n, entre fascinació n y repul- Quizá s a ustedes ahora mismo les está
sió n. Me quedé perplejo ante esa misteriosa ocurriendo algo parecido. Aunque no pueden
imagen del «yo» encarcelado en un cuerpo revivir mi experiencia subjetiva directamente,
humano, protegido de las curiosas miradas desde dentro de mi piel, está n percibiendo y
de otros y a su vez destinado a permanecer compartiendo conmigo una amplia gama de
eternamente solo dentro de la piel. Pero en sensaciones y significados. Todos somos, en
el mismo instante de lectura, me di cuen- cierto sentido, prisioneros del propio cuer-
ta de la paradoja: Pese a poseer ese «yo» po, pero la mayoría no nos sentimos como
aislado en el interior de la cabeza, estaba tales. Compartimos con nuestros congéneres
sintonizando con las palabras de Marian pensamientos, ideas y emociones y, al mismo
Dawkins, creyendo comprender precisamen- tiempo, damos por supuesto que los otros
comprenden nuestras intenciones, sentimien-
LA INTELIGENCIA ANIMAL • S
4 • LA CONCIENCIA
tos, etc. Actuamos «como si» supiésemos lo la ciencia moderna dominaba la opinió n de
que ocurre en el interior de otras personas, que las diferencias entre el ser humano y las
rompiendo así la intimidad de sus pieles. otras especies eran tan grandes que hablar
¿De dó nde emerge esa intuició n de «saber» de conciencia animal sería un disparate to-
có mo se sienten otros en su pellejo? Como tal. La mente animal despertó considerable
yo tengo conocimiento de mis experiencias interés a finales del siglo XIX y a principios
subjetivas, bajo la suposició n implícita de que del XX1. No obstante, la visió n mecanicista
el resto de las personas son seres parecidos del comportamiento de otras especies se
a mí, les asigno la misma capacidad. En fortaleció con el auge del conductismo que,
otras palabras, soy consciente e infiero que ademá s, desterró de la investigació n lo (di-
ustedes también lo son. Atribuir la conciencia rectamente) inobservable. En consecuencia,
a otros seres humanos parece ser de pura el problema del pensamiento en animales
ló gica debido a la evidente semejanza entre era considerado casi como un tabú en las
mí y el resto de las personas. Pero en rea- comunidades científicas. Afortunadamente,
lidad nunca puedo estar totalmente seguro en las ú ltimas décadas el enfoque ha ido
de que las gentes que me rodean no son cambiando. La ciencia, quizá s acordá ndose
unos autó matas cuya conducta es el resul- de Darwin, otra vez hizo descender al hom-
tado de programas complicados, implantados bre de su trono para acercarle má s al reino
en sus cerebros. ¿Les parece una hipó tesis animal, revelando que muchos aspectos de
extravagante? Sí lo es, pero sigue siendo la conducta humana tienen su equivalente en
ló gicamente viable. Ahora bien, para explicar el mundo animal, incluida la capacidad de
todo el universo de conductas que exhiben pensamiento. La investigació n ha ido demos-
los seres humanos es mucho má s razonable, trando que el estudio científico de la mente
má s elegante y má s econó mico, aceptar que «invisible» es perfectamente posible tanto en
detrás de las frentes de mis congéneres pul- el hombre como en el resto de las especies.
sa una actividad mental consciente. ¿Por qué Gracias a los ú ltimos avances de la zoología,
alguien iba a buscar instintos innatos (progra- la etología, la filosofía y la psicología, se han
mados) de infinita complejidad para explicar empezado a plantear cuestiones totalmente
el comportamiento humano, si la existencia nuevas. ¿Podemos penetrar en la mente de
de una conciencia inteligente proporciona otras especies? ¿Poseen los animales una
una solució n clara y sencilla? conciencia parecida a la nuestra? ¿Qué es-
Por supuesto, no hemos realizado todo pecies son «conscientes» y cuá les no? Y si lo
este ejercicio mental só lo para concluir que son, ¿para qué les sirve?
los humanos son seres conscientes. Mi obje- Nos encontramos en el comienzo de un
tivo es extender la reflexió n má s allá de nues- excitante viaje científico hacia el interior de
tra especie y preguntar: ¿Existe la conciencia la psique animal. Las respuestas a estas
en los animales no humanos? Hay quienes preguntas no só lo tendrían implicaciones im-
consideran a los animales como organismos portantes en nuestra forma de ver (y tratar)
reactivos, guiados por impulsos impresos en a los otros seres del planeta, ademá s per-
su cerebro gracias a la herencia. ¿Es el mun- mitirían comprender mejor la naturaleza de
do animal tan sencillo como para que una nuestra propia mente. Debemos deshacernos
simple batería de instintos sea suficiente para de los prejuicios antropocéntricos y aceptar
enfrentarse con él? Como hemos visto, en el la posibilidad de que la conciencia no sea
caso de nuestros congéneres inferimos la in- una característica distintiva de la humanidad.
teligencia a partir de la conducta inteligente. Probablemente existen otras criaturas que
¿Por qué no usar la misma ló gica en el caso poseen la misma luz invisible, una radiació n
de los animales? Durante mucho tiempo, en que ilumina la oscuridad de las mentes, da
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
unidad a las vivencias internas y confiere la consciente sin pensamiento nos parece real-
sensació n de ser una individualidad. mente absurda. De ahí la importancia que
los humanos atribuimos a nuestra capacidad
mental (acuérdese del conocido Cogito ergo
La experiencia consciente en sum.) Evidentemente, nuestro intelecto se en-
animales cuentra muy por encima de las posibilidades
de cualquier especie conocida. Aú n así, a
En un grupo de monos, un crío observa diferencia de lo que en su época proclama-
a otro macho adulto comiendo una fruta ba el conductismo, los animales comparten
especialmente apetecible. Con los ojos cla- con nosotros numerosos rasgos psicoló gicos
vados en la comida, el monillo se acerca relativos al pensamiento. El entorno natural
lentamente al macho. É ste, sin prestarle da lugar a tantas situaciones impredecibles
atenció n alguna, sigue con su pequeñ o pic- que para muchas especies sería muy difícil,
nic. De pronto, el pequeñ o emite un chillido si no imposible, sobrevivir con una serie de
desgarrador. Al instante, la madre del mono instrucciones genéticas y respuestas automa-
se da la vuelta y llega corriendo para per- tizadas. Las ratas, por ejemplo, evitan fuentes
seguir al supuesto agresor que quería hacer de comida envenenadas si han visto que otra
dañ o a su hijo. El pobre macho suelta la rata ha muerto o ha sufrido malestar tras
comida y echa a correr. Mientras el pícaro ingerir esa comida. Ademá s, el conocimiento
recoge tranquilamente la fruta del suelo y, se propaga en el grupo. Las crías aprenden
con mucho gusto, se la come. de sus padres a evitar los mismos alimentos
¿Qué hay detrás de este curioso episodio aunque no han tenido ninguna oportunidad
de la vida de los simios? ¿Se parece má s de observar los efectos del veneno en otras
a una respuesta instintiva o a una acció n ratas. ¿Acaso no sugiere este tipo de apren-
premeditada? En teoría, un procesamiento dizaje por observació n la existencia de una
mental no consciente podría llevar a los mis- atenció n activa por parte de la rata?
mos resultados, pero, como afirma Donald R. Muchos filó sofos y científicos, contrarios a
Griffin, «parece probable que el pensamiento la posibilidad de conciencia animal, han utili-
y las emociones conscientes [...] proporcio- zado el argumento de disimilitud, afirmando
nan a los animales el mejor método para que los animales carecen de ciertas capacida-
enfrentarse a los desafíos críticos en su des intelectuales propiamente humanas. Sin
entorno natural.»2 La observació n de uno de embargo, a medida que vamos acumulando
los mayores expertos en la mente animal, evidencia, este tipo de razonamiento se ha
apunta en dos importantes aspectos que demostrado incorrecto. La observació n de la
está n íntimamente unidos con la conciencia: vida animal y los experimentos de laboratorio
El pensamiento y las emociones. confirman que muchas destrezas mentales,
que se creían ú nicas del hombre, se dan
Pensamiento animal también, en mayor o menor grado, en las
A menudo la conciencia suele identificarse especies animales. Pero ¿có mo podemos
con el pensamiento. Aunque la capacidad de detectar el pensamiento de un pá jaro, por
crear representaciones internas del mundo ejemplo? El mayor obstá culo en la investiga-
y manipularlas mentalmente só lo constituye ció n de la cognició n animal parece ser la au-
una parte de la experiencia consciente, es sencia del lenguaje (no podemos preguntarle
de una importancia vital. Posiblemente poda- a un tigre sobre qué piensa cuando persigue
mos imaginar una conciencia sin emociones su presa.) Aquí entra en juego la creatividad
(quizá s un sistema de inteligencia artificial del experimentador para poner el animal ante
á la Startrek), pero la idea de una criatura problemas que permitan discernir el com-
& • LA
portamiento «automá tico» de una «actuació n se encontraría con una situació n totalmente
pensante». Especialmente ú tiles son aquellas nueva. Por ejemplo, el tercer tú nel podía
situaciones que presentan algú n rasgo de situarse a cualquier distancia entre SS,5 cm
novedad, donde hay poca probabilidad de y 104,5 cm del punto de partida. Aú n así,
que el animal pueda dar con la respuesta todas las ratas aprendieron a ir directamente
correcta si só lo recurre a una conducta au- al tú nel correcto (cualquiera que sea su po-
tomatizada. Pongamos un ejemplo. sició n) en menos de cien ensayos. Ademá s,
su ejecució n no cambió ni cuando Davis
Las habilidades numéricas en animales y Bradford empezaron a poner algunos de
Hank Davis, de la Universidad de Guel- los tú neles en la pared de enfrente (así las
ph en Canadá , ha estudiado las habilidades ratas tenían que seguir la pared izquierda y
numéricas de los animales. En uno de sus después girar 90o a la derecha).
experimentos, que realizó junto con Sheree Parece que las ratas realmente localizaban
Ann Bradford, diseñ ó un espacio rectangular el tú nel no bloqueado contando. Todas las
en el que había & tú neles, con entradas en la posibles claves, excepto la posició n numérica,
misma pared. El conjunto entero de tú neles eran eliminadas. El hecho de que las ratas
podía ser cambiado de posició n a lo largo de se dirijan sistemá ticamente a la entrada co-
la pared. La entrada de cada corredor estaba rrecta sugiere que estos animales poseen un
equipada con una pequeñ a puerta. Quizá s conocimiento elemental de los nú meros (al
el tipo de dispositivo utilizado en el experi- menos en el intervalo de 1 a 5). Al mismo
mento ya les sugiere con qué animales tra- tiempo, este «protocó mputo» (protocounting),
bajaban Davis y Bradford. Sí, el propó sito de para utilizar la terminología de Davis, pone
este curioso laberinto era poner a prueba las de relieve la existencia de una representació n
habilidades numéricas de las ratas. En cada interna que va má s allá de las propiedades
ensayo la rata sujeto salía de un pequeñ o del mundo directamente perceptibles. Inclu-
«saló n» al laberinto y se encontraba con los so estos animales, que ya por su apariencia
tú neles a su izquierda. Para entrar en cual- difieren tanto de los humanos, pueden uti-
quiera de ellos tenía que empujar la puerta. lizar algo que no está tan lejos de nuestro
Al final de cada conducto se encontraba un concepto abstracto del nú mero.
poco de comida. No obstante, en cinco de
los seis tú neles el paso a la comida estaba Ojo con el antropocentrismo
bloqueado por una verja (así la rata podía Quizá s se hayan sorprendido que hasta
ver la comida pero no acceder a ella.) ahora só lo hemos hablado de animales «in-
Los doce animales que participaron en el feriores» como son las ratas. Las personas
experimento pronto aprendieron cuá l de los tienen un curioso prejuicio y suelen presu-
tú neles tenía el paso libre a la comidaS (para mir que cuá nto má s se parece un animal a
cuatro ratas era el tú nel S, para otras cua- nosotros mismos, má s listo es. Atribuiremos
tro el 4 y para las restantes el tú nel 5.) No con mayor facilidad el pensamiento abstrac-
obstante, este resultado no necesariamente to a «nuestros parientes má s cercanos» –los
implicaba que los animales supiesen contar. monos–, pero no a la rata; aceptaremos
Simplemente, podrían estar utilizando una una alta inteligencia en el delfín que tiene
regla «a ojo», habiendo aprendido un ciertos rasgos faciales «humanizantes» pero
automa- tismo: Recorrer la distancia no tanto en un pájaro. Los investigadores
adecuada y girar a la izquierda. Para eliminar se dan cuenta de este sesgo y suelen ser
esta posibilidad, una vez que la rata aprendió má s escépticos sobre los datos procedentes
qué tú nel era el de investigaciones con los animales antro-
«suyo», Davis empezó a mover los tú neles a pomorfos. Precisamente por estas razones y
lo largo de la pared. En cada ensayo, la rata
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
Yo sé que tú sabes que yo sé.
Teoría de la mente y mentira
8 • LA
también para debilitar un poco nuestros pre- cansarse? Para captar el significado sería
juicios, el protagonista del siguiente apartado necesario que el animal pudiese conectar
será Alex, un loro gris africano que posee un el sonido de la palabra con una situació n
amplio vocabulario del inglés. determinada o un contexto. Así pues, para
Uno de los argumentos clásicos, utiliza- enseñ arle a Alex, Irene Pepperberger ideó
dos en contra de la conciencia animal, es la un método curioso. Durante la «clase», dos
ausencia del lenguaje. Descartes, para quien entrenadores se sentaban delante de Alex y
los animales eran meros autó matas, defendía mantenían un extrañ o diá logo. Uno de ellos
su postura afirmando que las especies no enseñ aba un objeto y preguntaba: «¿Qué es?»
humanas eran absolutamente incapaces para Si el otro daba la respuesta correcta, el pri-
utilizar el lenguaje. La hipó tesis de la falta mero decía «Sí» y le entregaba el objeto. En
del lenguaje animal presenta dos facetas di- caso contrario respondía «No» y el objeto era
ferentes. Por un lado, los autores contrarios retirado ostentosamente. Todos los objetos
a la idea de conciencia animal afirman que utilizados eran cosas de interés para Alex,
los animales no pueden aprender de ninguna como nueces, trozos de corcho o madera,
forma el lenguaje humano (esta postura se etc. Al principio, el pá jaro era un observador
fortaleció con el fracaso de los intentos para pasivo que mostraba evidente interés en la
enseñ ar un vocabulario inglés básico a los conversació n. Pero pronto, Alex empezó a
chimpancés.) Y por otra parte, proponen una introducirse espontá neamente en el diá logo,
ausencia de la habilidad para utilizar sistemas pidiendo (con palabras) los objetos deseados.
de comunicació n simbó licos.4 A partir de este momento, los entrenadores
empezaron a dirigirse directamente a él.
El caso Alex (Pepperberger, 1987) Cuando acertaba, le premiaban entregá ndole
Como es bien sabido, muchas especies de el objeto en cuestió n. Al no dar la respuesta
papagayos tienen facilidad para imitar el so- correcta, lo retiraban.
nido del habla. Pero hasta hace poco se creía Aunque la habilidad de Alex para utilizar
que estos pájaros no podrían comprender las palabras en el contexto adecuado es ya
nunca el significado de las palabras, y menos, de por sí interesante, el aprendizaje no acabó
utilizarlas en un contexto (de hecho, para en este punto. Aplicando el mismo método,
Descartes la «chá chara» de los loros era una al papagayo le fueron enseñ ados los nombres
confirmació n de la incompetencia lingü ística de tres colores (rojo, verde, azul), de formas
animal). Por ello, cuando Irene Pepperberger5 (triá ngulo y cuadrado) y los nú meros (dos,
publicó los datos de su estudio con Alex, la tres, cuatro, cinco y seis). Así, cuando le
sorpresa fue inmensa. mostraron una hoja (rectangular) de papel y
Alex es un loro gris procedente de Á fri- se le preguntó «¿Qué forma?», la respuesta
ca que ha recibido un entrenamiento en de Alex fue «cuatro-esquinas» (‘four-corner’) &.
el lenguaje. El procedimiento utilizado para También podía aplicar correctamente los
enseñ arle el vocabulario inglés fue bastante nombres de colores, incluso cuando los ob-
peculiar. Irene Pepperberger bien sabía que jetos en cuestió n eran desconocidos para él.
los pájaros capaces de reproducir palabras Sin embargo, Pepperberger atribuye la mayor
no parecen captar el significado de las importancia a las habilidades numéricas de su
mismas. No obstante, sospechó que quizá s alumno. Durante la enseñ anza de nú meros,
no fuese la culpa de los pájaros. ¿Acaso Alex fue instruido utilizando só lo dos tipos
puede un papagayo aprender que «Hola» es de objetos –palitos de madera y trozos de
un saludo, si su ú nica experiencia con la corcho (el pájaro solía responder diciendo
palabra es ver a una persona que delante el nú mero y después el nombre del objeto.)
de su jaula repite «hola, hola, hola...» hasta A pesar de ello, cuando en una serie de
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
Inteligencias múltiples
en animales
¿Todas las habilidades cognitivas que cuidadores, que nos hacen pensar en los
pueden enumerarse en relació n a la con- problemas psicoló gicos de la sexualidad
ciencia: Conciencia del mundo, del dolor, humana que ya no depende de un circuito
de las emociones, autoconciencia, empatía especializado, sino de todo el cerebro, y
o capacidad de inferir estados mentales no só lo de la activació n del hipotá lamo
de los otros, conciencia de la muerte y por la visió n de una hembra en celo. Y
lenguaje… desde las má s básicas a las así los problemas sexuales dejan de ser
má s complejas pueden encontrarse en el problemas fisioló gicos y se convierten en
reino animal?. Al menos en chimpancés problemas psicoló gicos. Muchos animales
y orangutanes podría ser. La prueba del domésticos piensan que sus congéneres
espejo, donde el animal muestra reco- son los humanos, y desprecian a los de
nocimiento de sí mismo ante el espejo su especie. Tal vez los má s inteligentes
y la capacidad de seguir la mirada o de de los animales tengan una conciencia
entender tras tener una experiencia (llevar equivalente al desarrollo mental de un
los ojos vendados) que otro congénere niñ o de tres añ os, respecto a la conciencia
con los ojos vendados no ve, parecen de la muerte, las metas a largo plazo, la
indicar que sí, aunque las interpretaciones empatía o la autoconciencia, pero no por
no dejan de ser controvertidas, igual que ello pensamos que los niñ os de tres añ os
en los estudios sobre el lenguaje animal. no sienten ni piensan, tampoco damos
No obstante, aunque un chimpance tenga patadas a los autistas aunque carezcan
autoconciencia, incluso teoría de la mente de teoría de la mente (espero). Desde el
o lenguaje, en cierto grado, posiblemente punto de vista de las inteligencias mú l-
sea incapaz de relacionar su inteligencia tiples está claro que muchos animales
corporal con la inteligencia sobre el me- poseen inteligencia corporal o naturista,
dio o con su inteligencia emocional. La emocional... Aunque dudaríamos má s si
comunicació n entre las inteligencias mú lti- poseen inteligencia musical, lingü ística o
ples podría ser la marca de la conciencia existencial.
humana. Pero tal vez algunos animales La categoría animal es tan amplia que
también son capaces en cierto grado de engloba a los humanos, aunque la usamos
esta comunicació n entre mó dulos de inteli- para diferenciar a los seres humanos de
gencia. Cuando se enseñ ó a los chimpaces los no humanos. La parte no humana de
lenguaje de signos fueron capaces de for- la categoría es tan heterogénea, que se
mular metáforas y llamar al tigre por ejem- hace muy difícil comparar a un mosquito
plo cebra peligrosa. Las metáforas son un con una rata y con un gorila. De modo
modo de inteligencia que ilustra la comu- que no podemos aseverar sin má s que los
nicació n entre talentos (A que pertenece animales no tienen conciencia. Está a su
al dominio 1 es como B que pertenece vez es tan poco unitaria como la categoría
al dominio 2). Los animales en zooló gicos animal. ¿Que tipo de conciencia en qué
muestran desviaciones sexuales hacia sus especie animal?
10 • LA
ensayos le enseñ aron objetos desconocidos
(como llaves, coches de juguete, pastillas, les sí pueden dominar una pequeñ a parte
etc.), el pá jaro fue capaz de aplicar el ró tulo de nuestro lenguaje. Los experimentos con
numérico correcto. Ademá s, para eliminar la chimpancés y gorilas confirman que bajo la
posibilidad de que Alex só lo reconociese una guía humana ciertas especies son capaces de
configuració n determinada o se guiara por la adquirir un lenguaje simbó lico rudimentario
superficie ocupada por las cosas, en distintos e incluso aplicarlo con éxito en tareas que
ensayos los objetos utilizados variaban en requieren de pensamiento abstracto, como la
tamañ o y se presentaban de formas variadas. comprensió n de relaciones de igualdad-dife-
Para convencer a los escépticos, durante rencia o el uso de analogías. A vista de estos
los tests Pepperberger combinaba los cuatro datos, el enfoque conductista que trataba a
tipos de preguntas (objeto, color, forma y los animales como organismos meramente
nú mero) y utilizaba ‘entrevistadores’ no im- reactivos, parece menos probable. ¿Acaso es
plicados en el entrenamiento. Con todas las posible interpretar la conducta de Alex como
precauciones, la tasa de respuestas correctas un automatismo adquirido por medio de un
alcanzaba el 80 por ciento (algunas grabacio- aprendizaje de contingencias inconsciente?
nes de las sesiones llegan a ser realmente Hay quienes lo interpretan así, rechazando
seductoras, cuando el pájaro, negá ndose a cualquier explicació n «mentalista». Sin em-
colaborar, abandona la escena, refunfuñ ando: bargo, esta postura parece reflejar má s la
«¡Me voy! ¡Me voy!»). adhesió n a un dogma (negar a toda costa
El caso de Alex proporciona una evidencia la existencia de una mente animal) que una
clara de la capacidad de los animales para actitud científica. Si tiramos a la basura la
utilizar símbolos (Los nombres y los nú meros posibilidad de que Alex y otros animales
no son otra cosa que una representació n pueden pensar conscientemente, además
simbó lica de la realidad externa.) y también de mostrarnos prejuiciosos, no cumplimos
demuestra que al menos algunos anima- con el requisito de economía de la hipó te-
sis. Una explicació n conservadora requeriría
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
postular una cantidad exageradamente grande un cará cter semá ntico. Para confirmar la
de condicionamientos encadenados, hábitos hipó tesis, los investigadores ocultaron un al-
automá ticos y de instrucciones genéticas. tavoz en el territorio de un grupo de monos
Mientras tanto, la existencia de intenciones y realizaron pruebas de playback con sonidos
y pensamientos conscientes proporciona una grabados previamente. Al reproducir un grito
explicació n elegante para un amplio reperto- que avisaba de la presencia de un leopar-
rio de conductas animales. do, por ejemplo, los animales reaccionaban
Aunque los experimentos de laboratorio subiéndose a los á rboles. Con el mismo
han traído datos importantes, cabe la posibili- método, han descifrado otros significados de
dad de que las habilidades simbó licas y con- cará cter social. Un tipo de sonido era emiti-
ceptuales de estos animales estén limitadas do por un animal dominante que se acercaba
al contexto de interacció n con los humanos. a uno de rango inferior, otro grito era usado
En otras palabras, los animales tendrían un para avisar «Me muevo al espacio abierto» y
potencial que só lo florecería gracias a la otro distinto para señ alar la presencia de un
intervenció n del hombre (en esta direcció n, grupo de monos extrañ o. Ademá s, Cheney
algunos autores incluso han llegado a sugerir y Seyfarth descubrieron que los animales
que los animales de compañ ía pueden desa- parecían conocerse entre ellos como indivi-
rrollar la conciencia, mientras que sus colegas duos. Cuando el gruñ ido de un animal fue
salvajes carecerían de ella.) De ahí que inves- reproducido, los monos dirigían su mirada en
tigadores como Donald R. Griffin defienden direcció n del individuo en cuestió n. Si una
la necesidad de la observació n etoló gica, que cría se alejaba del grupo y emitía un grito de
tiene lugar en el ambiente natural.7 alarma, no só lo su madre avanzó inmediata-
mente hacia ella, las otras hembras del grupo
¿Có mo se comunican los animales también miraban a la madre, demostrando
en su propio entorno? que conocían la relació n de parentesco que
¿Hay algunas pistas sobre el uso de sím- unía a los dos individuos.
bolos por parte de los animales? Sin duda, La conducta de las distintas especies nos
las hay. Cuando Dorothy Cheney y Robert proporciona pistas importantes sobre los con-
Seyfarth por primera vez visitaron el Parque tenidos de las mentes animales. Si comple-
Nacional Amboselli (Kenia), donde iban a mentamos las observaciones con un aná lisis
observar la vida de los monos Vervet, no detallado y minucioso, podemos plantear
podían distinguir entre estos cercopitecos hipó tesis viables sobre el pensamiento de
ningú n patró n de comunicació n claro. Los un chimpancé, de un loro o incluso el de
monos emitían unos gruñ idos que, excepto una rata. En los seres humanos, las señ ales
las variaciones en amplitud e intensidad, pa- no verbales constituyen una fuente rica de
recían «siempre lo mismo.» Aú n así, có mo informació n sobre intenciones, sentimientos
ya habían observado otros etó logos, los monos y pensamientos de los individuos. Todos po-
utilizaban señ ales de alarma ante al menos seemos la capacidad de interpretar con una
tres tipos de depredadores distintos. Cheney precisió n sorprendente el comportamiento
y Seyfarth analizaron los sonidos por medio motor y los gestos de otras personas (de
de un espectró grafo y los resultados confir- hecho, en el caso de los bebés es la ú nica
maron sus sospechas. Los monos utilizaban vía para conocer sus necesidades y esta-
mensajes vocales diferentes para avisar a dos de á nimo.) Si nos servimos de estas
sus compañ eros que un á guila marcial, un pistas para hacer inferencias de contenidos
leopardo o una serpiente estaban cerca (la mentales humanos, ¿por qué no aplicar el
discrepancia era imperceptible para el oído mismo método al comportamiento animal?
humano.) Los gruñ idos, por lo tanto, tenían
12 • LA
Numerosas conductas animales presentan los a huir del leopardo por medio de un con-
mismos pará metros que en el ser humano, dicionamiento clásico, tendría que asimilar
apuntando a procesos psicoló gicos semejan- una multitud de relaciones aisladas: Subir al
tes o incluso equivalentes. Visto así, el uso á rbol cuando veo un leopardo entero, subir
de inferencias a partir del comportamiento al á rbol si veo un trozo con manchas, subir
es perfectamente justificable y plausible. Por al á rbol al ver la cabeza del leopardo, subir
supuesto, muchas especies presentan rasgos al á rbol al ver la cola del leopardo, etc.,
conductuales específicos, muy distintos de etc. (Suponiendo que el mono carece de la
los nuestros, pero este hecho no constituye capacidad de inferencia para «ver» un leo-
un impedimento al uso de la observació n pardo si só lo percibe «algo con manchas.»)
como un método excelente de penetrar en Todas estas relaciones quedarían reforzadas
la mente animal. por la evitació n del estímulo aversivo (el
Imagínense la siguiente situació n. Un grupo leopardo). ¿Cuá ntas oportunidades tendría un
pequeñ o de monos está n esparcidos debajo mono para aprender todo eso? Muy pocas o
de los á rboles, alimentá ndose tranquilamente. ninguna. Si el animal esperase a adquirirlas,
Uno de ellos eleva los ojos de la comida y seguramente habría muerto antes de conso-
observa el inmenso espacio de la sabana. lidar sus hábitos de evitació n del leopardo.
Allí, en la distancia, en medio de la hierba En la naturaleza, a menudo no hay una se-
capta una textura amarillenta con manchas gunda oportunidad. Cuánto má s sencillo y
negras. La mira fijamente unos segundos eficaz es utilizar la inteligencia para ver que
y, de golpe, emite un grito de alarma. Sus esa textura con machas puede ser un de-
compañ eros reaccionan inmediatamente y predador. Si aceptamos que el pensamiento
enseguida todos se encuentran en lo alto de consciente lo hace mejor y sabemos que los
los á rboles. ¿Qué ha pasado allí? No hace monos realmente actú an con agilidad, ¿qué
falta ser un etó logo experto para deducir razones quedan para recurrir a cadenas de
que el mono ha percibido la presencia de automatismos como explicació n de la con-
un depredador (un leopardo). ¿Pero qué hay ducta animal?
detrás de esta escena de la vida salvaje?
Primero, el mono ve un «algo con manchas» ¿Có mo se siente un murciélago?
desplazá ndose entre la hierba y debe inter- En el interior del hombre existe todo un
pretar que ese trozo que percibe, es parte mundo, un universo de percepciones, pen-
del cuerpo de un leopardo. Segundo, dicha samientos, de sensaciones y emociones. La
imagen le hace experimentar un miedo inten- psique humana es un verdadero hervidero
so. Quizá s se acuerda de lo mal que lo pasó de vivencias, que aparecen y desaparecen
cuando por primera vez vio al depredador, sin cesar. A pesar de ello, del caos aflora
atacando su grupo y destrozando a una de una experiencia aparentemente unitaria. Cada
las crías. Sabe que en aquella ocasió n se persona capaz de leer este texto segura-
pudo salvar en la cú pula del á rbol, gracias al mente experimenta su propia vida mental,
aviso temprano de uno de sus congéneres. percibiendo el mundo (tanto el exterior como
Teniendo esto en cuenta, el comportamiento su mundo interno) desde una perspectiva
del mono es comprensible - la historia queda en primera persona. No obstante, describir
completa. ¿Les parece una explicació n plau- y comprender nuestra experiencia subjetiva
sible? En teoría, cabe la posibilidad de que por medio de las palabras puede ser bas-
el animal no interprete nada y simplemente tante complicado. Una metá fora sugerente
haya aprendido, por medio de contingencias puede ser compararla con un río, en el que
y refuerzos, a gritar y a subirse al á rbol al ver circulan las ideas, íntimamente entrelazadas
algo con manchas. Ahora bien, para aprender con las sensaciones y los sentimientos. Todo
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
ser humano posee su propio flujo, priva- cedimiento para averiguar el afecto de otras
do y ú nico. Aunque podamos comprender personas, fijá ndonos en su conducta no ver-
moderadamente bien las vivencias de otra bal.) No obstante, las conjeturas son difíciles
gente por medio de la empatía y de la de verificar por métodos empíricos. La causa
intuició n, só lo somos testigos directos de principal de las dificultades implicadas en el
nuestro propio mundo interno. Este «acce- estudio de los sentimientos privados, es el
so privilegiado» constituye la conciencia. El problema para llegar a una definició n opera-
investigador Thomas Nagel reconoce que al tiva de los mismos. Antes de sacar cualquier
menos algunas criaturas no humanas también conclusió n a partir de la observació n o de
tienen experiencias conscientes. ¿Poseen los los experimentos de laboratorio, tenemos que
animales una vida interior? Desde la cons- emprender la difícil tarea de buscar cuál es
tatació n de esta posibilidad al conocimiento la esencia de las experiencias emotivas.
científico hay un largo camino a recorrer. Buena parte de la investigació n dedicada
De hecho, el mismo Nagel, y también otros a las emociones (tanto humanas como ani-
autores, opinan que la experiencia interna males) se ha centrado en el estudio de las
de los animales es una cuestió n empírica- reacciones corporales asociadas. Se han ido
mente intratable. Si es verdad que a veces aislando numerosos índices psicofisioló gicos
nos cuesta entender a otros seres humanos, – la respuesta galvá nica de la piel, la tasa
¿qué obstá culos implica el intento de pene- cardíaca, la tasa respiratoria, la presió n ar-
trar en la conciencia animal? «¿Có mo es ser terial, la dilatació n de la pupila, la rigidez o
un murciélago?»8 (Nagel, 1974; Davies and la relajació n muscular, los registros electro-
Humphreys, 199S) ¿Y un delfín o una rana? encefalográ ficos (EEG), la temperatura, etc.
En este punto, la intuició n y la empatía se No obstante, estas técnicas presentan serios
ven debilitadas por las diferencias existentes inconvenientes en relació n con el estudio de
entre el hombre y los animales no humanos. la emoció n animal. Primero, su aplicació n en
Con todo, la mayoría de los principios psico- algunas especies puede ser bastante com-
ló gicos bá sicos mantienen su validez, trá tese plicada y, al mismo tiempo, puede interfe-
de un ser humano, un murciélago, un loro rir considerablemente con la conducta del
o incluso de una serpiente. Basándose en animal (difícilmente podemos esperar que
este hecho, los científicos pueden aventurarse un mono inmovilizado y con cuerpo repleto
para plantear hipó tesis sobre las vivencias de electrodos, se comporte de un modo
de otras especies y utilizar el experimento natural.) Segundo, las respuestas fisioló gicas
o la observació n para confirmarlas. En el pueden presentar variaciones importantes
apartado anterior hemos estudiado uno de entre especies; un incremento de la tempe-
los compuestos disueltos en el flujo de la ratura corporal no tiene por qué tener los
conciencia –el pensamiento–. Ahora intenta- mismos correlatos psicoló gicos en un simio
remos analizar un segundo ingrediente, cuya que en un reptil. Y finalmente, aunque estos
importancia es al menos equivalente a la del índices son moderadamente eficaces para
primero –la emoció n–. diferenciar algunos estados psicoló gicos en
Mientras que el conocimiento sobre el
los seres humanos9, nos dicen muy poco
pensamiento animal es ya relativamente rico,
sobre los contenidos emocionales conscien-
en el campo de los sentimientos la ciencia
tes de otras especies. Si nos limitamos a las
parece tambalearse en la oscuridad. A partir
variables fisioló gicas como señ al ú nica del
de la observació n natural, los etó logos pue-
estado emocional, nunca podremos conocer
den hacer inferencias acerca de có mo se
realmente qué es lo que experimenta una
siente un animal en determinadas situaciones
cebra cuando un leó n se le está aproximan-
(de hecho, todos utilizamos el mismo pro-
do. ¿Es consciente del peligro o só lo echa
14 • LA
a correr por puro instinto? ¿Puede sentir ¿Qué importancia atribuyen a estas metas?
un miedo terrorífico ante la inminencia de
la muerte? Para resolver enigmas similares, Los cerdos aprecian el contacto social
muchos autores insisten en la importancia A diferencia de los seres humanos, los
de los aspectos cognitivos y conductuales animales no pueden decirnos có mo de im-
de los sentimientos. portante para ellos es estar acompañ ados
La característica esencial de las emociones o aparearse, por ejemplo. Sin embargo, en
es su inmediatez. Cuando surge un afecto, ciertas situaciones (experimentales y natura-
golpea con fuerza a las puertas de la con- les) la misma conducta del animal ofrece la
ciencia, captando rápidamente la atenció n del respuesta. Lasley Matthews y Jan Ladewig de
sujeto. En este sentido, un aspecto clave de la Universidad de Trenthors (Alemania) que-
la vida sentimental es que la emoció n «nos rían averiguar có mo los cerdos apreciaban el
importa.» (Dawkins, 199S) No somos contacto social. Los animales aprendieron a
testi- gos pasivos de los sentimientos; nos trabajar a cambio de obtener un refuerzo so-
resulta prá cticamente imposible apartar la cial. Siempre que presionaban un botó n con
atenció n de la emoció n presente. Esta nos la nariz, se abría una ventana por la que el
envuelve y empuja para actuar (huir ante cerdo podía ver y entrar en contacto «cara a
situaciones que nos producen miedo, buscar cara» con otro cerdo conocido. No obstante,
aquellas que nos dan placer o felicidad, la cantidad de trabajo necesaria para obtener
comportarse de un modo agresivo cuando el refuerzo iba aumentando gradualmente.
sentimos ira o ser pasivos y retraídos al Con tiempo, el cerdo tenía que presionar
estar tristes, etc.) A diferencia de las el botó n 2, 5, 10, 15, 20 o incluso S0 ve-
habilidades cognitivas que dependen de la ces para conseguir tan só lo 20 segundos
inteligencia (como, por ejemplo, la capacidad de «contacto social». En otras palabras,
de contar analizada en la parte anterior), en al final del experimento el coste era S0 veces
el mundo sentimental no existen respuestas superior que al principio. El mismo procedi-
correctas e incorrectas. Sí se pueden miento fue utilizado para determinar hasta
establecer ciertas tendencias conductuales qué punto los cerdos estaban dispuestos a
comunes, pero el resultado final dependerá trabajar para obtener comida. Los resultados
de có mo vive o interpreta el suje- to la del experimento eran los siguientes: Mientras
situació n. Por ejemplo, si un gorila en la que los cerdos só lo realizaban una cantidad
lucha con otro macho por la dominancia en limitada de trabajo a cambio del contacto
el grupo, recibe un golpe fuerte, eso puede social, su esfuerzo por conseguir comida fue
incrementar su agresividad o bien persuadirlo mucho mayor (empujaban el botó n hasta S0
para que huya, en funció n de su percepció n veces para obtener 27 gramos de alimento).
del balance de fuerzas existente. ¿Qué nos indica esta conducta? El que la
Las emociones estimulan y dirigen nues- sensació n de hambre sea má s poderosa no
tras acciones hacia la consecució n de obje- es nada sorprendente. Asimismo, un ser hu-
tivos (escapar de un peligro, comer, evitar el mano hambriento optará por comer só lo en
dolor, conseguir una pareja, salvar la vida de lugar de asistir a un banquete sin comida.
un congénere, etc.). Segú n Marian Dawkins, Pero como han podido comprobar Matthews
para explorar la experiencia emocional cons- y Ladewig, los cerdos también aprecian la
ciente de otras especies, en primer lugar de- vida social y está n dispuestos a «trabajar»
bemos estudiar cuá les son los objetivos, los para acceder a ella.
resultados deseados por los animales. ¿Se De la misma forma que en el campo de
preocupan por el cuidado de sus crías del la cognició n y la inteligencia, también en el
mismo modo que el ser humano? ¿Desean caso de los sentimientos los seres humanos
desesperadamente encontrar una pareja?
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
a menudo subestiman al resto de las espe- mismo comportamiento haya salvado la vida
cies animales. Se creía y se sigue creyendo de algunos nadadores en casos donde los
que los animales no tienen sentimientos tales delfines llevaron a una persona inconsciente
como un verdadero amor maternal, carecen hasta la costa.
de normas morales, que son incapaces de Hay quiénes prefieren considerar a las
experimentar el dolor psicoló gico, etc. Parece muestras de solidaridad animal como instin-
que a veces consideramos a los miembros tos innatos que persiguen la supervivencia de
de otras especies como si fueran criaturas la especie. Es imposible refutar definitivamen-
totalmente ingenuas, inconscientes de lo que te esta hipó tesis, pero entonces podemos
pasa a su alrededor y, por lo tanto, incapa- aplicar el mismo argumento a la propia es-
ces de comportarse de un modo solidario pecie humana. ¿Qué pasa si el impulso por
con sus congéneres o, en el otro extremo, ayudar al pró jimo só lo refleja un mecanismo
de ser auténticamente malévolos. Sin embar- evolutivo, necesario para salvaguardar la vida
go, si hacemos caso a la evidencia científica, de cuá ntos má s individuos mejor? No existe
resulta que la realidad no concuerda para un método que nos permita averiguar empí-
nada con nuestros prejuicios. ricamente la fuente original de las conductas
solidarias en los animales y tampoco en los
El pensamiento complejo de seres humanos. Lo importante es que con
las marsopas pelá gicas una probabilidad muy alta, estos compor-
Las marsopas pelá gicas, criaturas seme- tamientos requieren de una conciencia que
jantes al delfín, presentan una impresionan- capte las dificultades de un congénere, sienta
te variedad de conductas que apuntan en la necesidad de ayudarle y ademá s sepa
la existencia de pensamiento complejo. La có mo hacerlo.
observació n de la vida de estos cetá ceos
ofrece ejemplos llamativos del mundo de la La bondad de los murcielagos vampiros
emoció n animal. Las marsopas suelen pres- Otro ejemplo del reino animal, aú n má s
tar una ayuda incondicional al animal de su impactante, ilustra la complejidad de las
grupo que se encuentra en apuros. Cuando relaciones grupales en los llamados murcié-
una cría está a punto de nacer, las hembras lagos vampiros. Estos quiró pteros, pese a su
rodean a la futura madre para asistir al parto. infame reputació n, son animales muy socia-
Inmediatamente después de abandonar el bles. Su sensibilidad «interpersonal», como
cuerpo de su madre, los delfines empujan el veremos a continuació n, está estrechamente
recién nacido a la superficie del agua donde relacionada con sus extraordinarios hábitos
éste puede tomar su primer aliento de aire. alimenticios. A diferencia de otras especies
En varias ocasiones se ha observado como de murciélagos que se alimentan de insectos,
los animales llevaban a un compañ ero herido flores o frutas, la dieta de los murciélagos
para impedir que se ahogue. Ademá s, tales vampiros consiste ú nicamente en la sangre
esfuerzos siempre son coordinados; los cetá - fresca de otros mamíferos. Estos pequeñ os
ceos no empujan cualquier parte del cuerpo animalitos salen por la noche en busca de
del individuo lesionado. Se colocan por deba- vacas, cerdos o caballos para conseguir su
jo de la superficie ventral para que el orificio dosis habitual de alimento. El murciélago se
nasal de la marsopa ascienda sobre el agua. posa en la pierna trasera del animal y hace
A veces la conducta puede llegar a extremos con sus dientes una minú scula incisió n (de
sorprendentes. Una hembra en cautividad S milímetros aproximadamente) en la piel de
llevaba durante días a su cría que había la víctima. Su saliva contiene un agente anti-
nacido muerta, sin comer y resistiéndose a coagulante, lo que le permite lamer la sangre
los cuidadores humanos. Es probable que el hasta saciarse o hasta que el «anfitrió n» se dé
1& • LA
cuenta. Durante un almuerzo de quince mi- murciélagos vampiro se rige por unas reglas
nutos el murciélago puede incrementar hasta de conducta que favorecen la solidaridad y
un 40 por ciento su peso corporal. Aú n así, castigan el egoísmo. Establecen relaciones
esta cantidad de sangre es insignificante para sociales de reciprocidad que se basan en el
un caballo o una vaca, que no corren ningú n conocimiento individual mutuo. En realidad, si
peligro con estos festines sangrientos. un comportamiento similar se observa en los
Igual que todos los murciélagos, durante humanos, nadie duda en ponerle el nombre
el día los vampiros descansan juntos en una de norma moral.
cueva protegida o colgados de un á rbol. La Incluso con los pocos casos particulares
vida social de la especie tiene una faceta de la vida animal que hemos visto, queda
particular que no se ha observado en ningú n claro que existen especies en las que no
otro animal. Durante las cazas nocturnas, faltan sentimientos tan humanos como el
puede que no todos los miembros del gru- deseo de contacto social o la fraternidad.
po hayan conseguido alimentarse. El animal Por supuesto, no todos los animales poseen
que se haya quedado sin comer, pronto estas características. Existen numerosas espe-
estará en peligro de muerte por inanició n. cies que tienden a una vida má s solitaria. A
En este caso, algú n compañ ero del grupo propó sito hemos escogido ejemplos de espe-
que sí ha tenido éxito, concede parte del cies con fuertes lazos interpersonales, porque
alimento ingerido al compañ ero necesitado. apuntan má s claramente hacia la existencia
La sangre pasa de boca en boca y la vida de una mente consciente (de hecho, hay
del individuo hambriento está a salvo gra- quienes consideran que la conciencia es má s
cias a la generosidad de un congénere. La probable en los animales sociales y surge de
peculiaridad de la conducta ha llamado la la necesidad de compaginar los intereses y
atenció n de Gerald Wilkinson de la Universi- esfuerzos individuales.) La vida en grupo y
dad de Maryland. El investigador ha pasado la interacció n social requiere que el sujeto
incontables horas sentado silenciosamente capte las señ ales de otros individuos, que
debajo de á rboles donde reposan los mur- interprete sus intenciones y ajuste su conduc-
ciélagos vampiro. Como pudo observar de ta en funció n de esa interpretació n. En otras
cerca, los murciélagos no dan de comer a palabras, debe ser capaz de modelar en su
cualquier compañ ero hambriento sino que mente los pensamientos y sentimientos de
alimentan preferentemente a sus parientes otros agentes en el medio. A continuació n
cercanos (a sus madres o hijas) y a ciertos analizaremos la importancia de este aspecto
individuos concretos del grupo, normalmente del pensamiento consciente.
aquellos que se posan a su lado durante las
horas de descanso. Ademá s, los intercambios Teoría de la mente
son siempre recíprocos. El murciélago que En cierto gabinete psicoló gico, un niñ o de
en una ocasió n dona parte de su comida a & añ os está a punto de pasar un examen
otro, un par de noches después se benefi- conductual. Se le enseñ an tres cajas: verde,
cia recibiendo la sangre del individuo al que roja y amarilla. Una persona entra al despa-
había dado de comer antes. Si un individuo cho, coloca su cartera debajo de la caja roja
intenta saltarse las reglas y se aprovecha y se va. Enseguida entra otro y en presencia
cuando está hambriento, sin devolver nunca del niñ o cambia la cartera de sitio, escon-
el favor, va a ser penalizado. Puede que diéndola en la caja verde. A continuació n
se beneficie un par de veces, pero a largo vuelve el dueñ o de la cartera para buscarla.
plazo nadie le va a ofrecer un trago y corre En ese momento, el investigador pregun-
el peligro de morir cuando no encuentre ali- ta al niñ o dó nde mirará el hombre al que
mento. Parece, pues, que la sociedad de los pertenece la cartera. El niñ o señ ala la caja
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
Criterios para atribuir conciencia
a objetos y animales
18 • LA
limitado de señ ales. En este punto, las con- de sueñ o o el coma. A la hora de estu-
ductas que antes podían estar codificadas diar los nú cleos anató micos responsables
como simples circuitos automá ticos, deben del ciclo de sueñ o-vigilia, se encuentra
transformarse en alternativas comunicativas que son los mismos en el hombre que en
explícitas. “Las demandas de la comunicació n un chimpancé o una rata. Si hemos de
fuerzan al agente a declarar categorías” , es limitarnos a la evidencia neurobioló gica, la
decir, agrupar sucesos variados bajo ró tulos experiencia subjetiva es lo mismo de pro-
má s generales. En un contexto comunica- bable en todas las criaturas con maquinaria
tivo, las mú ltiples variantes conductuales cerebral parecida a la nuestra. Desde este
se agrupan en categorías mentales y, si el punto de vista, debemos de incluir a todos
objeto del mensaje es uno mismo, pasan a los mamíferos (y quizá s también a otros
representarse en términos de intenciones. Es vertebrados) como candidatos a la con-
posible que las exigencias de comunicació n ciencia perceptiva y reflexiva. En resumen,
estructuren y modifiquen irreversiblemente la si asumimos que el asiento anató mico de
organizació n de la mente. El animal deja de la conciencia refleja es el ló bulo frontal, las
ser un objeto con tendencias de acció n para moscas no tendrían conciencia refleja, al no
convertirse en un sujeto con intenciones. De tener ló bulo frontal.
este modo, la necesidad de comunicar sobre Conclusión
el propio comportamiento va dando lugar a La aplicació n de los tres niveles de
una sensació n del “yo”, a una conciencia que David Marr permite, en teoría, detectar
tiene intenciones. la presencia del pensamiento consciente.
Ademas de la autoconciencia o activa- Para cada candidato só lo debemos pre-
ció n de las representaciones del yo, existen guntarnos sobre la conciencia, ¿Para qué
otros modos de conciencia, que ya hemos le sirve?, ¿Có mo llega ser consciente?, ¿Y
enumerado, como la conciencia perceptiva, dó nde en sus circuitos, naturales o artifi-
la conciencia existencial etc. Esto nos lleva ciales, reside ésta? Razonando por analo-
de nuevo al problema de las inteligencias gía con la respuesta a estas preguntas en
mú ltiples:¿Có mo se relacionan entre sí? ¿Se los seres humanos, aunque adaptá ndolas
dan en los animales, todas, algunas, en qué a las características y circunstancias del
especies? ¿El patró n es específico de cada candidato. La pregunta computacional, que
especie? subordina la existencia de conciencia a la
3. Nivel de implementación: ¿Dónde? necesidad de movimiento, aunque esto
¿Dó nde surge la conciencia? ¿En que parte no implique que todo ser con movimiento
del cerebro, o partes, está la conciencia, o tenga conciencia, parece dejar fuera de los
está n las conciencias? Lo que nos interesa seres conscientes a los ordenadores, pero
con respecto a la conciencia animal, es ver no a muchos animales, que necesitan un
si existen diferencias sustanciales entre sus luchador por fines en un entorno natural y
mecanismos cerebrales en el ser humano y social cambiante. Ademá s deberían tener un
en otras especies. El fenó meno má s clara- cerebro complejo (una corteza desarrollada)
mente relacionado con la conciencia es el y mostrar indicios de inteligencias mú ltiples
estado de vigilia, en contraste con el estado relacionadas entre sí.
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
verde. No es consciente de que la persona
no puede saber que alguien ha cambiado la
posició n de su cartera. Quizá s el lector ya
intuye que se trata de un niñ o autista que,
a pesar de tener una inteligencia intacta,
no es capaz de ponerse en lugar del otro
individuo y de inferir lo que pensará en esa
situació n (ejemplo tomado de Byrne, 1995).
Sus extrañ as limitaciones le impiden com-
prender el punto de vista de otras personas
y desenvolverse en el mundo social. ¿Posee
el autista una conciencia limitada?
Numerosos autores (Griffin, Farthing, Lloyd)
hacen una distinció n entre la conciencia per-
ceptiva10 y la conciencia reflexiva. En primer
caso se trata de un mero «darse cuenta» de
la presencia de estímulos. El sujeto detecta
los cambios ambientales y experimenta las
respuestas internas (emoció n y cognició n)
asociadas a la situació n. Mientras tanto, la
conciencia reflexiva implica un «pensamiento
sobre pensamiento», la capacidad de
reflexio- nar acerca de los mismos contenidos
men- tales. Segú n Carruthers (1998, 2000),
esta facultad requiere de una Teoría de la
mente11 (TM) que proporciona al sujeto los
conceptos necesarios para representar
mentalmente los estado internos. Desde este
punto de vista, la conciencia reflexiva de los
autistas está fallando en algú n aspecto. ¿Son
por ello menos conscientes que aquellos que
poseen una teoría de la mente intacta? Veamos
otro ejemplo, esta vez del mundo animal.
20 • LA
observados por otros arrendajos. Si se dan de otros seres vivos como agentes implica
cuenta de que otro individuo les ha visto, que el animal se aprecia a sí mismo como
buscan un nuevo almacén «seguro» (ademá s, individuo independiente (el verse a sí mismo
como comprueban los experimentos con como un ser con existencia propia consiste,
arrendajos cautivos, no se trata de una con- de hecho, en diferenciarse del otro.) En caso
ducta innata. El comportamiento de cambiar contrario, sería incapaz de interpretar las
la comida de sitio no se ha observado en intenciones de otras criaturas como compa-
pájaros sin experiencia previa con los robos.) tibles u opuestas a sus propias metas, de
La explicació n má s ló gica es que el arrendajo ver el impacto de las acciones ajenas sobre
puede prever las intenciones de otros indivi- su vida y actuar en consonancia con este
duos y sabe que el ladró n potencial conoce conocimiento. Bajo estas consideraciones,
el escondrijo. A pesar del escepticismo de la teoría de la mente y la «auto-conciencia»
algunos autores, difícilmente podemos encon- (self-consciousness) parecen dos caras de
trar mejor muestra de conducta que apunte la misma moneda y constituyen fenó menos
a la existencia de teoría de la mente en un inseparables.
animal. La investigació n con arrendajos es Aunque todo lo que acabamos de decir
especialmente relevante también por el he- da impresió n de ser bastante ló gico, nos
cho de que, hasta hace poco, los científicos estamos moviendo en el terreno de la es-
só lo aceptaban la presencia de la teoría de peculació n científica y filosó fica. Las pruebas
la mente en los grandes simios, y quizá s definitivas está n por llegar. Hemos visto que
en algunos mamíferos como los delfines. La los animales perciben el comportamiento
observació n de los pájaros sugiere que para intencional de otros seres vivos, pero ¿son
estudiar los orígenes evolutivos de la TM verdaderamente conscientes de sí mismos?
tal vez debemos descender aú n má s en la ¿Pueden apreciar su propia existencia?
escala evolutiva.
Este y otros casos del reino animal le-
vantan una chocante controversia. En cuanto Test de conciencia: La prueba
a la percepció n del pensamiento ajeno, los del espejo
arrendajos han salido mejor parados que el
niñ o autista de nuestro ejemplo inicial. ¿Aca- En 1977, G.G. Gallup ideó el primero y
so poseen una conciencia má s amplia que quizá s el ú nico «tests de conciencia».
los afectados de autismo? La respuesta no Para poner a prueba su conciencia reflexiva,
existe. Hemos planteado una comparació n dio a los chimpancés la oportunidad de
paradó jica que no refleja otra cosa sino el familia- rizarse con un espejo. Después,
hecho de que la conciencia no es una cues- cuando se hallaban en anestesia profunda, se
tió n de todo o nada. La teoría de la mente les hizo una marca roja en la frente o en las
constituye un ingrediente importante, pero orejas. Los chimpancés que estaban
la conciencia tampoco puede reducirse a la acostumbrados a utilizar el utensilio,
misma. Los arrendajos se desenvuelven mejor enseguida se tocaron la nueva mancha al
en su entorno social que los autistas en el verse en el espejo. Era evidente que los
suyo. Por otro lado, con toda seguridad el animales podían recono- cer que la imagen
niñ o autista podría resolver problemas que en el espejo mostraba su propio cuerpo.1S
son totalmente inalcanzables para un pá ja- Experimentos parecidos se han realizado con
ro. Aú n así, el comportamiento observado otros monos y ma- míferos, pero la mayoría de
en arrendajos indica que al menos algunos ellos fallaban sistemá ticamente en la «prueba
animales son capaces de captar y analizar del espejo» (tal vez con la excepció n de los
correctamente las intenciones. La percepció n delfines). La primera conclusió n fue que só lo
el hombre
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
y los grandes simios tenían una verdadera limitada que a veces se tiene con respecto
conciencia de sí mismos. No obstante, las de las criaturas «inferiores». Muchos organis-
limitaciones del test hacen que tal afirmació n mos de este planeta no son autó matas que
resulte un tanto prematura. Por un lado, la deambulan por el mundo sin darse cuenta de
prueba depende mucho de la coordinació n nada. Su cerebro, en algunos casos no muy
entre la propiocepció n, la informació n visual distinto del nuestro, les permite tanto pensar
y la ejecució n motora. Esta habilidad puede sobre las circunstancias que les rodean como
no haber evolucionado al mismo nivel en sentir el impacto que tienen sobre sus vidas.
todas las especies. Por otro lado, la capa- Por supuesto, un mono difícilmente puede
cidad de reconocimiento visual en el espejo aprender a comprender á lgebra, pero no por
puede requerir cierta disposició n mental o ello su conciencia es inferior. Simplemente,
determinadas cualidades del sistema visual es distinta. Nosotros, los seres humanos,
que no todos los animales poseen. Esto tendemos a creer que somos conscientes del
parece má s evidente si nos damos cuenta todo que nos rodea. No es cierto. La biolo-
de que la mayoría de animales domésticos gía de nuestro cuerpo nos permite percibir
suelen hacer caso omiso a los espejos, sin una franja de la realidad – quizá s amplia,
prestarle atenció n alguna. De hecho, miem- pero limitada. Por ejemplo, el sistema visual
bros de algunas tribus indígenas que nunca humano es sensible a ondas de luz cuya
han tenido experiencia con el reflejo de su longitud está entre 10 y 10-S micras-. Si no
propia cara se comportan de manera similar contamos con artilugios científicos, nuestro
a los animales experimentales que han fallado cerebro es literalmente ciego a la radiació n
en el test. ¿Para qué, entonces, nos sirve la magnética que se encuentra fuera del espec-
prueba del espejo? tro de la luz visible. La arquitectura de la
Aunque el fracaso en la prueba no puede mente humana nos predispone para captar y
a priori implicar una falta de conciencia de sí procesar cierto tipo de informació n y, quizá s,
mismo, el pasarla sí apuntaría a su presencia. para albergar determinado tipo de ideas y
Con certeza casi absoluta podemos afirmar pensamientos. Desde hace millones de añ os,
que el animal que utiliza el espejo para ins- el ambiente y el estilo de vida del hombre
peccionar su cara tiene que entender que ha ido contribuyendo al desarrollo de sus
el reflejo representa su cuerpo o al menos habilidades motoras, perceptivas y mentales.
poseer una autoconciencia cinética (el ser En algunos aspectos, como el lenguaje o el
que se mueve al otro lado está coordinado pensamiento conceptual, superamos al resto
con los movimientos propios). Ello implica de los animales. Y ellos nos vencen en otras
que posee una noció n de sí mismo, por muy á reas. Usted es totalmente inconsciente de
básica o sencilla que sea. Aunque todavía un amplio abanico de realidades que puede
no sabemos cuá ntas especies son capaces percibir un murciélago que «ve» el mundo por
de pensar en té rminos del «yo», al medio de ultrasonidos. El murciélago emite
menos ya tenemos la seguridad que no somos ondas que rebotan de los objetos só lidos
los ú nicos en aplicar este concepto. y son recaptadas por un ó rgano sensorial
A lo largo de estas líneas hemos anali-
ú nico. Su maquinaria cerebral analiza el ul-
zado diversos tipos de evidencia. Hemos
trasonido y la mente del animal elabora una
visto ingeniosas pruebas de laboratorio y «imagen sonora» del mundo. Probablemente,
experimentos en contextos naturales, hemos el murciélago puede recordar y pensar en
entrado en la vida privada de varias especies, có mo «suena» una forma específica – una
observando su conducta social más íntima. pared, un á rbol o una presa en vuelo-. Esta
La finalidad de nuestro recorrido por el mun- experiencia es totalmente inalcanzable para
do animal ha sido romper con una visió n un ser humano. La conciencia de cualquier
22 • LA
especie alcanza aquella parte del espectro
que necesita para desenvolverse en su con-
Aplicació n Prá ctica
texto natural.
Respetar a los animales nos hace mejores,
En la actualidad, existe un consenso bas-
sin caer en extremos del tipo: No tienen
tante amplio acerca de las competencias ani-
sentimientos frente a poseen derechos y
males para atender activamente a las claves
deberes como un ciudadano má s. Relacio-
del entorno y representar mentalmente algu-
narnos con ellos nos ayuda a «aprender a
nos aspectos (pensar) de las circunstancias
cuidar» pero también a recibir afectos sen-
ambientales.14 La mayoría de los científicos
cillos que no son tan fá ciles de obtener de
no dudan de la existencia de conciencia per-
otros humanos. Respetar a los animales no
ceptiva en mamíferos. Probablemente, es una
es confundirlos con humanos, las jerarquías
característica comú n a todos los vertebrados.
son funcionales, si no que se lo pregunten
Las especies evolutivamente má s antiguas
a los padres que son amigos de sus hijos.
siguen siendo objeto de debate (Quizá s las
El animal debe tener claro su lugar en la
dificultades para encontrar rastros de con-
familia y no ser el dominante, para evitar
ciencia en estos animales no se deban a la
problemas. Es importante conocer sus reglas
falta de la misma, sino a nuestra incapacidad
de pensamiento, y las diferencias con la in-
de traspasar las fronteras mentales entre el
terpretació n humana.
mundo humano y el suyo.) El mayor punto
de choque entre filó sofos, zoó logos, psicó -
logos y otros miembros de la comunidad
científica surge con respecto de la teoría de
Experimento mental
la mente y la conciencia reflexiva. Pese a la
Mi vida como un perro: Trate el lector
rica evidencia que ha surgido en los ú ltimos
de ver el mundo como un murciélago o una
añ os, muchos autores (Carruthers) niegan
paloma. Para ello primero estudie la especie.
rotundamente la existencia de metacogni-
Las palomas, símbolo de la paz, son bastante
ció n15 y, aú n má s, de una conciencia de sí
crueles y poseen dos fó veas por ojo. ¿Nos
mismo en especies no-humanas. La etología
dejan los símbolos ver la verdad? ¿Có mo se
y la ciencia experimental ha dado pruebas
ve con dos fó veas por ojo? Reciba de alguien
suficientes de que ciertas especies pueden
el trato que usted da a su perro (só lo por
discernir las necesidades de sus crías o con-
una hora). Usted se sentirá bastante mal al
géneres, comprender la conducta de otros
ser tratado como un perro, si le dan una
animales (depredadores, presas, etc.), que
patada o las sobras de comida; o tal vez no,
pueden captar intenciones y predecir sucesos
si todo el mundo le acaricia la barriguita en
del mundo exterior. Por lo tanto, ¿hasta qué
una reunió n, aunque posiblemente el perro
punto es ló gico afirmar que son capaces de
no se sienta igual que usted en ningú n caso.
darse cuenta de todo esto menos de su
Lo cierto es que no lo sabemos, la completa
propia experiencia subjetiva? Si negamos la
empatía es imposible. La película El planeta
presencia de conciencia reflexiva en un perro
de los simios, nos puede ayudar a ponernos
o un loro, estamos, de hecho, «postulando la
en sus zapatos (como seres domésticos y
existencia de un agujero negro que envuelve
esclavos) y a pensar en la posible conduc-
la percepció n de sus experiencias má s ínti-
ta de los animales en los nuestros (como
mas» (Griffin, 2001).
amos), aunque al actor Charlton Heston
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
protagonizarla no pareció servirle de mucho. (1995), que permite entender mejor el amor
¿Ha pensado usted que pasaría si los perros y la agresió n humana. En la misma colecció n
fueran a una escuela de perros cada día de se encuentra A través de la ventana (treinta
su vida como los niñ os? Quizá s aprenderían añ os estudiando a los chimpancés) de Jane
mucho pero tal vez perderían el instinto que Goodall. Volviendo a los etó logos clásicos,
les permite intuir la llegada de un tsunami. destacar la obra tan sugerente para el ra-
zonamiento sobre el comportamiento y la
moral de Konrad Lorenz, en sus textos sobre
Pensamiento crítico biología del comportamiento, Fundamentos
de etología, o Hablaba con las bestias, los
Piensa en lo que significan los calificativos peces y los pájaros. Por ú ltimo citar el estu-
que hacen referencia a animales aplicados dio del instinto de Tinbergen y la compilació n
a los seres humanos: Animal, zorro, zorra, de José Luís Díaz (1994) en La mente y el
lobo, foca, perro, oso, elefante, tiburó n… comportamiento animal: Ensayos en etología
Piense que siempre que atribuimos un rasgo cognitiva. Mexico.
a un animal, por ejemplo la inteligencia, lo Desde un punto de vista histó rico des-
hacemos de un modo antropocéntrico: Al tacar el libro de Darwin (1872) sobre la
elefante por cabezó n, al delfín por su gran expresió n de las emociones en el hombre y
frente. La dulzura al oso panda por su cara en los animales –que se puede encontrar en
de bebé, etc. Sobre esta idea consulta el castellano-, y el surgimiento de la psicología
libro de Desmond Morris (1999), El mundo comparada en la obra de sus seguidores
de los animales en Siruela. Romanes (Animal Intelligence, 188S) y LLoyd
Hoy día sabemos que la composició n Morgá n (introducció n a la psicología compa-
genética del chimpacé es casi idéntica a la rada, 1894). En cualquier libro de historia de
humana. Sin embargo, nuestros ancestros la psicología se encuentra la descripció n de
son diferentes. Las diferencias cognitivas y estas obras, por ejemplo en el de Schultz y
comportamentales está n claras: el lengua- Schultz. «La Casa Amarilla» del Puerto de la
je, el pensamiento abstracto... En resumen, Cruz fue sede de 191S a 1918 del primer
tenemos genomas casi idénticos y mentes laboratorio Primatoló gico del mundo, estable-
distintas. cido por la Academia Prusiana de Ciencias de
Berlín. Su primer director fue Eugen Teuber.
Lecturas recomendadas Su segundo director, Wolfgang Kö hler. Me
gustaría destacar su obra The mentality of
La multitud posible de lecturas sobre el Apes (1925) y un clásico moderno sobre
mundo animal es infinita. Recomiendo los la inteligencia animal: La mente del simio
libros de Desmond Morris. De manuel Ló - de Premack y Premack (1988), en editorial
pez, Un gorila con paperas, Historia de un Debate.
veterinario entre monos en Temas de hoy o
El elefante estreñ ido en la misma colecció n.
Otra recomendació n es El lamento del loro Direcciones de Internet
y otros cuentos reales sobre el encanto, in-
teligencia e ingeniosidad de los animales, de Lo mejor es usar google con términos de
Eugene Linder (1999) en Dunton. bú squeda como los siguientes: Inteligencia
Deliciosos son los libros de los grandes animal, conciencia animal, animales cautivos,
etó logos, por ejemplo Amor y Odio, His- derechos de los animales, la conciencia de
toria natural del comportamiento humano animales domésticos, la mente del simio,
de Irenä us Eibl-Eibesfeldt, en inteligencia del delfín (poner la especie ani-
Salvat/ciencia
24 • LA
mal sobre la que está usted interesado). Los
términos de bú squeda en inglés producen
resultados mejores: Animal freedom, Animal
rights, animal consciousness (añ adir a estos
ú ltimos términos los siguientes: psyche, na-
tura o cogprints para restringir la bú squeda
a círculos científicos). La bú squeda «artículos
sobre evolució n de las especies» y «artículos
sobre animales» dan muy buenos resultados.
La bú squeda se restringe si uno añ ade el
calificativo de científico al término artículos.
Un término muy interesante de bú squeda es
Etología.
www.conciencia-animal.cl
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
2& • LA
Bibliografía
Davies, M. And Humphreys, G.W. ( 199S). American Psychology, S2, S29-SS8
Consciousness. Blackwell Griffin, Donald. R. (2001) Animal Minds: Be-
Dawkins, M. S. (199S). Through Our Eyes yond Cognition to Consciousness. Chicago:
Only? W.H. Freeman and Company Ltd. University of Chicago Press.
: Oxford Menzel, E.W (1974) «A group of young chim-
Dennett, C.D. (1995) Animal consciousness: panzees in a 1-acre field: Leadership and
what matters and why (In the Company communication.», Behavior of non-human
of Animals) Social Research, vol.&2, no S, primates, 1974; 5, 8S-15S
&91- 711 Pepperberger, I. (1987). Evidence for concep-
Dennett, C.D. (199&) Kinds of Minds. Lon- tual quantitative abilities in the African grey
don: Weidenfield & Nicolson. parrot: Labelling of cardinal sets. Ethology
Gallup G. G. (1977) . «Self-recognition in 75, S7-&1
primates. A comparative approach to the Premack, D. y Premack, A. J. (1988). La
bidirectional properties of mente del simio. Editorial Debate
consciousness.»,
LA INTELIGENCIA ANIMAL •
1
Dawkins, M. S. (199S). Through Our Eyes Only? W.H. Freeman and Company Ltd. : Oxford
2
Aparte de otros autores, podemos destacar a nombres como Darwin, Romanes, Lloyd Morgan y von Uexkull.
S
Griffin, Donald. R. (2001) Animal Minds: Beyond Cognition to Consciousness. Chicago: University of Chicago
Press.
4
Para eliminar la posibilidad de que las ratas se guiasen por huellas olfativas, Davis y Bradford regularmente inter-
cambiaban los tú neles. Así, por ejemplo, el tú nel que un día estaba en la posició n 1 ocuparía la posició n S al
día siguiente. Ademá s, la cubierta del suelo también era cambiada perió dicamente.
5
Los argumentos relativos a la incapacidad total de los animales para el lenguaje desde el principio contenían un
error ló gico. Tanto Descartes como sus seguidores consideraban el hecho de que no se observase un «habla»
animal como una prueba a favor de su postura. No obstante, como muchas veces ha sucedido en la ciencia, la
ausencia de evidencia no se puede tratar como una evidencia de ausencia.
&
Pepperberger, I. (1987). Evidence for conceptual quantitative abilities in the African grey parrot: labelling of cardinal
sets. Ethology 75, S7-&1.
7
Emplearon expresiones ‘three-corner’ y ‘four-corner’ para designar un triá ngulo y un cuadrado, respectivamente.
8
Donald R. Griffin, en su empeñ o por estudiar la mente animal, defiende la observació n natural como mé todo por
excelencia. É l mismo ha bautizado este enfoque con el nombre de «etología cognitiva».
9
Thomas Nagel puso este título a uno de sus trabajos para enfatizar la imposibilidad de abordar empíricamente la
cuestió n de la vida animal interna. Con todo, aunque puede ser difícil (quizá s imposible, segú n Nagel) acceder
a la experiencia subjetiva de los animales, esto no niega la posibilidad de investigar la presencia o ausencia de
la conducta consciente en otras especies.
10
A pesar de que la precisió n de las medidas fisioló gicas ha ido aumentando en las ú ltimas décadas, con frecuen-
cia es imposible discernir los estados emocionales, basá ndose só lo en las reacciones corporales. Por ejemplo,
los patrones fisioló gicos asociados a la ira y al miedo son casi idé nticos, aunque se trata de emociones bien
distintas. Diferenciar entre matices emocionales tan sutiles como la tristeza y la melancolía es prá cticamente im-
posible. El espectro emocional es muy amplio y las reacciones fisioló gicas constituyen só lo una faceta de la vida
sentimental.
11
La conciencia perceptiva también suele recibir el nombre de conciencia primaria o conciencia fenoménica. A me-
nudo suele dentificarse con los llamados qualia que hacen referencia al cará cter subjetivo, ú nico e indescriptible
de las experiencias perceptivas, como pueden ser la percepció n del color o del olor, por ejemplo.
12
La teoría de la mente nos proporciona la habilidad para representar los estados internos (emociones, pensamientos,
intenciones, etc.) propios y de otras personas. De manera simplificada, consiste en ver que «yo tengo mente» y
que «los otros tienen una mente semejante a la mía.»
1S
Emery, N.J. & Clayton, N.S. «Effects of experiencie and social context on prospective caching strategies by scrub
jays.» Nature, 414, 44S-44&, (2001).
14
Gallup G. G., Jr. «Self-recognition in primates. A comparative approach to the bidirectional properties of conscio-
usness.», American Psychology, 1977; S2, S29-SS8.
15
Por supuesto, la distribució n del potencial mental varía entre especies. Los distintos animales han desarrollado
diferentes habilidades perceptivas y cognitivas para adaptarse a su entorno. Aunque puede haber excepciones, se
cree que las facultades cognitivas (y quizá s la misma conciencia) incrementan a medida que vamos ascendiendo
en la escala evolutiva.
1&
El término metacognició n hace referencia al «pensamiento sobre pensamientos», es decir, a cuando los propios
contenidos mentales son objeto de la cognició n.
17
Usted mismo conoce la sensació n cuando quiere recordar algo y la idea se le escapa, pero es como si estuviese
cerca. No es del todo inconsciente, pero tampoco totalmente consciente. Otro ejemplo de esta transició n es el
fenó meno «en punta de la lengua».
18
Dennett, C.D. Animal consciousness: what matters and why. (In the Company of Animals) Social Research, 1995;
vol.&2, no S, &91-711.
19
Dennett, C.D. (199&) Kinds of Minds. London: Weidenfield&Nicolson.
28 • LA CONCIENCIA
LA INTELIGENCIA ANIMAL •