EDUCANDO Desde La Banca - 2023
EDUCANDO Desde La Banca - 2023
EDUCANDO Desde La Banca - 2023
niños venid a mí
y no se los
impidáis, porque
de los tales es el
reino de Dios”
(Marcos 10:14)
1
Me hubiera gustado prestar más atención a los momentos importantes
de mi vida. No recuerdo que traía puesto mi esposo el día que nos
conocimos. Recuerdo donde y como ocurrió, pero no recuerdo nada de lo
que dijo. ¿Cuáles fueron sus primeras palabras?
Por supuesto no sabía que aquella noche húmeda en Nueva Orleans iba
a cambiar el curso de mi vida. Estaba en aquella ciudad para escuchar al
Cuarteto Francés, no para enamorarme. Yo estaba distraída por la
emoción, el ruido, el resplandor y los aromas agradables de la ciudad
creciente. Debí haber prestado atención a aquel joven interesante, pero no
lo hice.
No recuerdo la primera vez que mi papá vio a su primer nieto, mi hijo
Roberto. Mi mamá lo conoció a las dos semanas de nacido, pero cinco
meses después papá abrazó por primera vez a su nieto. No recuerdo cómo
ocurrió porque estábamos en medio de una boda familiar. Los apuros por
tener listos los vestidos, las flores, la comida, el ensayo y la recepción
ocuparon toda mi atención. Hubo aspectos importantes de aquella visita
que me perdí.
Para todos nosotros es fácil perder los momentos importantes de la vida.
La distracción, el estar ocupados y el clamor de preocupación por las cosas
futuras nos roban el gozo de ver lo que Dios está haciendo en el tiempo
presente. Usualmente miramos desde la distancia los momentos
importantes, los puntos críticos de nuestras vidas. Entonces, hacemos una
pausa y pensamos: "Ah, cuán poco consciente era de lo importante de eso
en aquel tiempo".
Las vidas de nuestros hijos son afectadas por momentos que difícilmente
captan nuestra atención. Puesto que los adultos generalmente tenemos
confianza y familiaridad en el mundo, es fácil que pasemos por alto la
intensa perspectiva del mundo que tienen los niños.
Unos meses después de la explosión del transportador especial
Challenger, recuerdo que llevé a mis hijos y algunos de sus amigos a un
espectáculo aéreo. El hermano de uno de los amigos era un niño de cinco
años llamado Brandon. El estacionamiento estaba a una distancia
considerable del área del espectáculo por lo que habían camiones para
transportar a la gente. De una manera casual comenté, "Tomaremos el
transportador niños, así que permanezcan juntos".
Unos minutos después miré a Brandon, quien de repente detuvo su
parloteo incesante. Estaba pálido, sus ojos estaban llenos de lágrimas, y
su pecho se movía con ansiedad. "Brandon, ¿Qué pasa?" Pregunté con
preocupación. Movió los hombres y miró hacia el frente.
Le pregunté de nuevo al mismo tiempo que sus lágrimas comenzaron a
caer. De pronto, lo entendí: ¡Era el "transportador"! "Oh, Brandon," le dije,
"¿Entiendes que nuestro transportador es un camión como en el que vas a
la escuela? No vamos a volar. No vamos a ir en el transportador espacial."
Brandon suspiró aliviado, y el color regresó a sus mejillas. Sus ojos
brillaron con el gozo del alivio. Nunca un niño de cinco años estuvo más
contento al subirse a un camión. Yo había prestando atención al evento,
y estaba muy contenta por eso.
FALDAS Y NOTITAS…
Yo iba a la iglesia cuando niña usualmente con unos zapatos
relucientes y una falda que daba comezón. Yo era bastante buena y
razonablemente calmada - al menos mi cuerpo lo era. Mental y
emocionalmente yo jugaba afuera, contaba ladrillos e inventaba historias
acerca de la gente que estaba enfrente de mí. Por fin me aburrí de contar
ladrillos y garabatear el boletín, y pasé al mezanine de los adolescentes
para pasar notitas y criticar a la gente que estaba abajo. En mis últimos
años de adolescencia abandoné la escuela dominical contribuyendo así a
una tendencia documentada notoria en estudios sobre la asistencia a la
Iglesia. Una de las razones para abandonarla fue que nunca fui enseñada
a adorar. Sólo me enseñaron a estar callada en la iglesia. Durante mi
niñez, mis queridos padres no sabían la diferencia entre esas dos cosas.
Mamá y papá hicieron su mejor esfuerzo utilizando lo que sabían.
Mamá creció "yendo a la iglesia" pero no para adorar, mientras que papá
nunca fue a la Iglesia cuando era niño. Durante mis primeros años de
infancia mis padres lloraban la perdida de su primer hijo, un hermano a
quien nunca conocí que murió de "muerte de cuna" (un síndrome de
muerte infantil repentina). Después, cuando yo tenía cuatro años
estuvimos involucrados en un accidente automovilístico.
Unas personas que fueron amables en la escena del accidente se
convirtieron en nuestros amigos. Y fueron ellos quienes animaron a mis
padres para comenzar a asistir a la Iglesia y a la Escuela Dominical. Mi
madre recuerda esos tiempos y dice, "Sabíamos que necesitábamos algo
en nuestras vidas." Así que fuimos.
Al sentarme junto a ellos, la diferencia entre "ir a la iglesia" y "ir a adorar"
era algo que ellos apenas estaban descubriendo. Todo lo que se me enseñó
fue a estar callada y a portarme bien.
SIMPLEMENTE IR A LA IGLESIA
Podemos ir simplemente a la iglesia porque es bueno para nosotros, nos
beneficia, vuelve que nuestra semana se componga, mantiene a nuestros
hijos lejos de las drogas, o porque nos gusta la música. Podemos decidir ir
a la iglesia porque es "bueno para nosotros". La idea de prestar atención a
Dios en adoración puede influir rara vez nuestro pensamiento o tocar
nuestro corazón. Más de una ocasión he escuchado la misma conversación
(usualmente en un parque de juegos o un gimnasio). Va más o menos así:
Amy: Sabes, ahora que los niños están grandes, realmente necesitamos
regresar a la iglesia. Creo que nos ayudaría en algo.
Cris: Sí, no se qué hubiéramos hecho sin la iglesia. Mantiene a los niños
ocupados. Siempre hay algo que hacer.
Amy: Bueno, eso no es mucho a cambio de soportar un culto largo.
¿A qué iglesia asistes?
Cris: Oh, te encantaría mi iglesia. Tiene algo de vida. La música es
magnífica. A Wayne y a mí nos gustan los sermones. No son de
esos que siguen y siguen.
Amy: Tal vez les visite algún domingo. ¿Qué iglesia es?
Cris: Es la iglesia Presbiteriana de Riverside. Es la iglesia con el vitral
grande y con una pared de cristal. Está localizada en la esquina
de las calles Hyde y Central.
Amy: Oh, ya se cual. La hija de una compañera de la oficina se casó
allí. Es muy bonita.
Cris: A mí me gusta. Ahora que mis hijos ya están lo suficientemente
grandes para sentarse con sus amigos, yo puedo sentarme y
relajarme.
Estas son dos buenas preguntas. Los padres necesitan ayuda cuando
están tratando de enseñar a sus hijos acerca de la iglesia. Pero la ayuda que
provean debe enseñar a sus hijos a adorar, no solamente a reducir la
tensión por una hora en la banca de la iglesia.
Educando en la banca de la iglesia fue escrito para ayudar a los padres a
enseñar a sus hijos el único comportamiento adecuado en la iglesia: la
adoración. Este libro es una expresión de mi gozo al aprender con mis hijos
cómo recordar el día de reposo y guardarlo santo.
El educar en la banca de iglesia puede ser una batalla candente o un triunfo
de gracia. Puede consistir en susurrar ordenes: "silencio", "Shhhhh,"
"quédate quieto," o puede contener los momentos de la vida más íntimos
con la familia de Dios junta en su presencia. El domingo por la mañana con
los niños en la banca de iglesia puede ser la hora más larga de la semana, o
puede proveer la mejor preparación para el gozo eterno.
EL SIGNIFICADO DE LA ADORACIÓN
La adoración no es un “recargado de baterías” para aguantar otra
semana. La adoración no es un sistema de tradiciones construido al paso
de muchos años de vida congregacional hasta que todos se sienten
cómodos.
EL DESAFÍO DE LA ADORACIÓN
El desafío de la adoración es sentirte más lleno de la presencia de Dios,
sentarte a los pies de Jesús con el pueblo de Dios, ungir su cabeza con
"óleo de alegría" (Heb. 1:9), traerle un "sacrificio de alabanza" (Heb. 13:15).
La adoración significa dejar todo lo demás a un lado para estar con
Jesús, el esposo de la Iglesia, para estar juntos con él. Es estar vivos en su
presencia. Hacer esto y dar a nuestros hijos un sentido de esta pasión, es
adorar al Señor "en espíritu y en verdad." Una buena parte de la
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En la imaginación de los niños, los doctores viven en el hospital y los
maestros viven en la escuela. Más de unos cuantos niños en nuestros años
de ministerio se han sorprendido de ver a mi esposo en otros lugares que
no sean el edificio de la iglesia. Recuerdo que estaba en el supermercado
un día cuando nos encontramos a una mamá y su hijo de la congregación.
El niño de kinder le susurró a su mamá con una voz llena de asombro:
"¡Mamí, el Señor Breck compra su comida aquí también!" Los niños
identifican a las personas con lugares de maneras muy concretas. Algunas
ideas se mezclan resultando cosas asombrosas…
Mi esposo se "parece" a Jesús. Cada vez que hay una representación,
Breck hace el papel de Jesús porque es alto, delgado, barbudo, y tiene
abundante cabello rizado. Agreguen su naturaleza amable y bondadosa, y
uno puede entender porqué los niños se confunden. Una mañana Mateo de
tres años esperaba en la banca que Breck entrara al santuario. Pero nos
habíamos ido de vacaciones, y un pastor visitante entró en su lugar. El era
un hombre de Dios, estoy segura, pero era de baja estatura, de escaso pelo
y sin barba. Mateo estaba decepcionado. Me hubiera gustado haber estado
allí para ver a este niño pararse sobre la banca, aporrear su pie en ella y
preguntar con voz fuerte, "¿Bueno, y dónde está Jesús?" …Mateo
sencillamente esperaba que Jesús estuviera en la Iglesia, y las ilustraciones
de su Biblia y de la Escuela Dominical con toda seguridad se parecían al
señor que hablaba acerca de Dios cada semana. Fue un deleite escuchar
esta historia y ver a Breck la siguiente semana llevar a Mateo a su oficina
para tener una charla. La popularidad de Breck tal vez bajó después de esta
charla, pero el Señor estaba complacido. Dios se deleita en los niños, en su
expectación, en su vulnerabilidad y en su habilidad de creer.
Estos son los regalos de gracia que los niños traen para la familia de la
iglesia. El educar a los niños en la banca anima a los niños a participar en la
vida de la iglesia, compartir estos regalos de fe libre y expectación. Los
niños pueden enriquecer la adoración congregacional a Dios.
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Esto es un hecho: Se pierden más zapatos los domingos que los demás
días de la semana juntos. ¿Es "apúrense" el llamamiento a la adoración
los domingos por la mañana en su hogar? ¿Disminuye su sentido de día
de reposo el estar bajo la presión de encontrar zapatos, regañar a los
calmosos, o ser árbitro de peleas por las tiras cómicas del periódico?
¿Incrementa su porcentaje de hipocresía cuando la tensión de salir de la
casa se cambia por un "¡hola!" de la gente de la iglesia con la que no vive?
¿Se desanima por las riñas entre hermanos en el asiento trasero que
desmantelan en segundos su aspecto "limpio y ordenado"?
¿Habitualmente se le gasta el cambio para la ofrenda de la Escuela
Dominical? ¿Recuerda con frecuencia que se le olvido practicar el
versículo de memoria con su hijo de primaria? ¿Le gustaría que su
estudiante de preparatoria se vistiera adecuadamente por lo menos una
vez? ¿Se pregunta más a menudo de lo que admitiría por qué los
domingos por la mañana son parte de la vida cristiana? ¿Por qué los
domingos por la mañana parecen ser más cortos que la mañana de los
sábados? ¿Por qué la noche de los sábados tiende a terminar más tarde?
¿Alguna vez ha preparado mentalmente el almuerzo durante los últimos
versos del himno final?
En el diccionario la palabra Adoración está después de Abatir,
abofetear, abrumar, acribillar y acusar… Algunas veces la adoración del
domingo por la mañana sigue la misma secuencia. A menudo lo más que
podemos hacer para enseñar a adorar a nuestros hijos es llevarlos al
lugar de adoración. Dados los índices de deserción de los adolescentes
en su asistencia a la Iglesia, tenemos que encontrar una mejor manera de
hacer las cosas. El domingo en la mañana debe ser un tiempo de
expectación gozosa para una familia que ama al Señor. Pero muy
frecuentemente es una mañana de carreras llena de pleitos y
remordimientos.
VINIENDO A ADORAR
Los niños necesitan sentir nuestra emoción de adorar con el pueblo de
Dios. Muchas conversaciones rumbo y vuelta de la Iglesia están llenas de
quejas y descontento (críticas al pastor, el programa o de algún hermano).
En vez de eso, los niños deben escuchar cómo encontramos al Señor en
la adoración, cuánto aprendimos en la Escuela Dominical, qué es lo nos
gusta de nuestra comunidad de la iglesia. Nuestros hijos necesitan ver a
través de nosotros cómo el Espíritu está obrando en nuestra comunidad de
fe. Un corazón agradecido y unos ojos de fe se tienen con mayor facilidad
cuando el domingo en más santo y menos problemático.
Siempre trato que el domingo sea sencillo. El desayuno consiste en jugo
y rollos de canela o donas que no tenemos otros días de la semana. No
preparo ningún almuerzo especial o dejo algo cocinándose en el horno.
Habitualmente invitamos a comer con nosotros a estudiantes universitarios
o a hermanos solitarios. La mayoría de las veces comemos perros calientes
o sándwiches de atún que nuestros invitados ayudan a preparar. Ayudar en
la cocina y a poner la mesa hace que los invitados se sientan como en casa
en vez de un almuerzo lujoso que preocupó a la cocinera durante todo el
culto. La gente que se preocupa menos usualmente practica la hospitalidad
más.
LLAMADO A ADORAR
El llamamiento a la adoración se centra en Aquel quien nos llama. Este
llamamiento no es una sugerencia amigable, sino un mandamiento
amoroso. Dios es digno de nuestra adoración. Sólo él es el digno
receptor de nuestra adoración y alabanza. Cuando adoramos el está
atento. Dios nos ve. El ve nuestra postura, nuestras caras, nuestras
travesuras en la banca de iglesia. El conoce nuestros corazones y
nuestras mentes. Una de las primeras cosas que empecé a enfatizar en
mis hijos era este hecho: Dios está presente.
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Pregúntele a cualquier niño de nueve años que va a la iglesia
y le podrá decir:
• Cuántas vigas cruzan el techo.
• Cuántos bloques hay del suelo al techo del santuario.
• Cuántas piezas rojas hay en los vitrales.
• Cuántas personas del coro tienen cabello blanco o usan lentes, o no
oran con los ojos cerrados.
ESTANDO ATENTOS
Una vez que ya estás con tus hijos en el culto, ¿Cómo le haces para
mantenerlos allí? ¿Cómo los mantienes allí en mente y espíritu y no tan
sólo en cuerpo? A muchos niños se les permite salir varias veces durante
el culto. Es asombroso cuántos niños tienen que ir al baño durante el
culto. Estos son los mismos niños que pueden estar nueve entradas de
béisbol sin ir al baño.
Las emergencias relacionados con el baño usualmente ocurren
durante las "partes largas" del culto. Para mantener a mis hijos alejados
de ese jueguito hice unas cuantas cosas simples. Evitamos las visitas al
garrafón de agua entre la Escuela Dominical y el culto. (La atracción que
los niños tienen hacia el garrafón de agua de la iglesia es uno de los
misterios de la vida. ¡Lo último que un niño quiere tomar en casa es
agua!). También hacíamos visitas al baño entre la Escuela Dominical y el
culto. (La aversión que los niños tienen a ir al baño en horas lógicas es
otro de los misterios de la vida). Los niños sabían que no era permitido ir
al baño durante el culto. El saber esto desde el principio les ayudó a
cooperar con respecto las visitas al baño. Por supuesto había excepciones
cuando se les permitía salir del santuario. Un sangrado repentino de la
nariz o los síntomas del catarro son suficientes para que un padre
acompañe a sus hijos para remediar la situación. Tales síntomas son
obvios, y todo padre sabe diferenciar entre una actuación y un malestar
real. Tiene que ver con la palidez del rostro, manos frías y estado de
ánimo del niño. (Es sorprendente que estas emergencias reales ocurren
durante las partes más quietas del culto, un fenómeno también notable
con los bebés que tienen gas atrapado).
ESTANDO CALLADOS
La expectativa de prestar atención es fundamental para aprender a
adorar. Los padres se sientan con sus hijos para ayudarles a hacer esto,
pero el prestar atención involucra más que la simple proximidad física
puede proveer. Decir, sencillamente, a su hijo "Cállate" no es la manera de
llevar su atención hacia la adoración que está teniendo lugar.
SIENDO ÚTILES
Los adoradores jóvenes en especial necesitan ayuda para aprender cómo
prestar atención en la adoración. A continuación hay algunas ideas sobre
cómo escuchar a la escritura y participar en respuesta a las lecturas y las
partes cortas de algunas liturgias. Los capítulos que siguen tratarán más a
fondo de la música, los sermones, la oración y los sacramentos.
En la historia de Jeremías, el niño que tenía un perro llamado Precioso, he
ilustrado cuán emocionante puede ser el prestar atención cuando un niño
de cuatro años participa en la lectura alternada. Yo ayudé al pequeño
Jeremías de la misma manera como ayudé a mis hijos al permitirles que se
pararán sobre la banca cuando yo estaba parada. Esto los ponía a una
altura suficiente para que yo les rodeara con el brazo y les sostuviera el
himnario donde estaba la lectura. Para los niños pequeños, esta posición
también agrega una medida de lo que llamo: “control afectivo”. Estás
abrazando muy de cerca al niño, pero de una manera que es más un abrazo
que tirón. Luego, como todos los niños de esta edad conocen lo colores,
podía apuntar las palabras a medida de que las leíamos. En nuestra
tradición de lecturas responsivas, el pastor lee lo impreso en negro y la
congregación lee lo impreso en rojo.
Le pedí a Jeremías que siguiera mi dedo a medida que apuntaba las
“palabras negras que el Tío Breck leía” y que escuchara cuidadosamente.
Le pedí que mirara mi dedo apuntar las palabras en rojo y que escuchara de
nuevo. Este método ayuda a los niños a poner atención a través de su vista
al igual que a través del oído.
Un método similar puede ser usado cuando las lecturas responsivas no
están marcadas con diferentes colores. Algunas lecturas se diferencian por
medio del tipo de letra o por los títulos.
SIENDO FIRMES
La Educación desde la banca algunas semanas va mejor que otras. De
esto, hay tantas razones como hay padres e hijos. Nunca es fácil el ser
constante. Todos nos cansamos. Pero he sido más constante en el
entrenamiento de adoración que en otras tareas de la educación de los
hijos. Pienso que ha sido así porque la adoración significa más para mí que
otras cosas, inclusive más que la comida. No obstante, la determinación no
excluye la confusión.
Cuando comencé a compartir con otros padres lo que había aprendido
acerca de la educación desde la banca, le pregunté a mis hijos qué había
sido lo que les ayudó más: “¿Qué es la cosa que más les ayudó a apreciar la
importancia de aprender a adorar?” Para entonces, tenía 10 y 11 años de
edad. Se los pregunté por separado. Muy para mi sorpresa, tuvieron una
respuesta idéntica. Me maravilló su respuesta. “Oh mamá” dijo cada uno,
“fue aquella mañana cuando me sacaste del culto y me corregiste
físicamente”.
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El Coro Atómico de nuestra iglesia estaba yendo de maravilla. Los
muchachos de secundaria y preparatoria se mostraban entusiasmados en
usar playeras y pantalones de mezclilla (sin hoyos). Les gustaba cantar
himnos nuevos de la Iglesia, cantos de alabanza y canciones de artistas
cristianos de las que se escuchan en la radio cristiana.
El nombre del coro, que surgió de una lluvia de ideas, era “Alabanza
Atómica”. La idea era que este coro deseaba alabar a Dios con “todas las
moléculas” de su vida. El entusiasmo era elevado. Como directora del Coro
podía seguir una melodía, pero casi no podía leer música. Sólo deseaba que
los jóvenes de la iglesia, incluyendo a Rob y Scott, pudieran descubrir lo que
podía significar adorar al Señor con la música. Era un tipo masivo de
educación desde la banca de Iglesia. Los muchachos aceptaron el desafío
desde el principio. Puse las reglas sobre la mesa de antemano. Las chicas
no podían creer que hablaba en serio cuando dije: “nada de escribir o pasar
notas”. Todos parpadearon cuando les dije que tenían que prestar atención
durante el culto. Se sentaron derechos cuando les dije que habría un
examen semanal acerca del sermón antes de cada ensayo (Les diré más
acerca de esto en el capítulo 8). Lo que hizo que todo valiera la pena fue la
idea de que no íbamos a presentarnos para una audiencia congregacional,
sino que íbamos a alabar a Dios con nuestros corazones y voces. Las
moléculas adolescentes le importan a Dios. Y la música les importa a los
adolescentes. Al poner las dos cosas juntas se puede adorar a Dios con un
nuevo entendimiento y entusiasmo.
EL CORO DE NIÑOS
El coro infantil puede ser una gran ayuda para incluir los dones de los
niños en la adoración. Anima a tus hijos a participar como una ofrenda a
Dios, no para lucirse ante la congregación. Refuerza verbalmente esto
antes y después del culto. Los cumplidos deben enfocarse menos en
cómo lo hicieron los niños y más en cómo fue enriquecida la adoración o
cómo Dios fue bendecido en el culto. “Pensé mucho acerca de cuánto me
ama Dios mientras ustedes cantaban al Señor esta mañana. Gracias por
ayudarme a adorar”. Este comentario es muy diferente a “Estaba tan
orgulloso de ti esta mañana. Cantaste muy bien”.
Los niños escucharán la diferencia, y recordarán lo que es importante
en la adoración. Aprenderán la vasta diferencia entre los programas de la
escuela y el conducir a otros en la presencia del Dios vivo. Se debe
resistir la tentación de tomar fotos o video grabar al coro infantil en el
culto. Y las congregaciones que usan el aplauso como una expresión de
gratitud a Dios deben ser cuidadosas de enseñar a los niños la diferencia
entre un aplauso enfocado en la presentación y el batir de las manos
ofrecido como una alabanza a Dios.
¡NINGUNA ROCA!
Hay un canto que me gusta cantar al Señor que viene de la advertencia
de Jesús de que si la gente no lo alaba, las rocas lo harán. Este canto
también reflexiona en lo que el salmo declara; que toda la creación alaba
al Señor. Los pájaros cantan, los árboles mueven sus ramas.
Este canto, con su sentimiento muy antiguo, es puesto en un ritmo
contemporáneo, un tipo de sonido de “gospel” espiritual antiguo.
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Mi madre me cuenta que cuando yo era muy pequeña tenía un amigo
invisible llamado Werff. Ella recuerda que esta criatura era muy pequeña,
muy cercana y que yo era muy firme acerca de dónde estaba, lo que le
gustaba comer y las cosas que le escuchaba decir. Ocasionalmente
pisaban a Werff, se sentaban sobre él, o lo interrumpían
inadvertidamente, pero mi amigo siempre se recobraba. No obstante,
Werff parece haber desaparecido cuando nació mi hermana Kellie.
Los niños tienen la capacidad y escuchar con aquello que no se ve. La
fe que poseen es parte de lo que Jesús alabó como la fe que da evidencia
del reino de Dios. Los niños pueden conocer qué es orar en fe a un Dios
invisible que es un amigo real. Si nuestros niños aprenden a orar, a hablar
con Dios y a escucharle hablar, se establece un cimiento sólido de fe en
sus vidas. Y debido a que Dios es real y capaz de establecer
comunicación con nuestros hijos, no se extinguirá como los amigos
imaginarios de la niñez.
ORACIÓN Y NO PARLOTEO
Los padres, los pastores y los educadores cristianos a menudo dan a
los niños suficientes oportunidades para entrar en la vida de oración de
la iglesia y el hogar. Los niños pueden ser enseñados a “dar gracias” y a
decir “Dios te bendiga”, pero también algo más. Los niños necesitan ser
entrenados a orar y no tan sólo a parlotear frases cristianas. Dar gracias a
Dios por los alimentos y decir “Dios te bendiga” no son necesariamente
parloteos, pero pueden serlo si estas oraciones se enseñan de la misma
manera como enseñamos las líneas de una obra de kinder o cómo de
decir “por favor” y “gracias”. Los niños pueden ser enseñados a orar al
entrar a una edad temprana a las incertidumbres al igual que a los gozos
de la oración.
Recuerdo una noche en la que Roberto estaba en una crisis de asma.
Como niño de siete años el luchaba con la idea de que Jesús podía
sanarlo, pero no lo había hecho.
LA HONESTIDAD EN LA ORACIÓN
Scott oró una noche cuando tenía cuatro años, “Jesús gracias por todas
las cosas hermosas del mundo y por todos los alimentos enlatados”. De
esta manera me enteré que en la Escuela Dominical habían estado
recolectando alimentos enlatados para los necesitados. Scott también
era famoso por estar agradecido por el pollo cuando era muy pequeño.
Era su comida favorita, y aun lo es.
Los niños necesitan hablar con Dios acerca de las cosas que competen
a sus vidas. Como padres, necesitamos ser honestos acerca de las
situaciones en nuestro mundo y nuestras vidas que no entendemos. Los
niños tienen un sentido de lo que es real o no es real para nosotros.
La mayoría de los niños se muestran con sospechas desde temprana
edad acerca de la existencia real de Santa Claus y la leyenda del ratón
que se lleva los dientes. ¡Dios necesita estar en una categoría diferente!
De hecho, aunque una discusión completa acerca de este tópico está
fuera del alcance de este libro, admitiré que nunca practicamos las
tradiciones de fantasía en nuestro hogar. Santa Claus era tratado como el
Pato Donald, una persona en un disfraz proveniente de una historia
inventada. No practicábamos la mayor parte de las tradiciones de
nuestra cultura que se han asociado con los días festivos de la iglesia. Ya
sea que los demás padres lo hagan como nosotros o no, es importante
que nuestros hijos sientan una clara diferencia entre Jesús y el conejito de
pascua.
Dios es creíble porque es real. Su realidad suena verdadera con los
niños porque es soberano. Los propósitos y la voluntad de Dios no
siempre corresponden con nuestras expectativas. A menudo es en la
decepción o la dificultad en la vida de nuestros hijos que la existencia de
Dios se vuelve para ellos objetiva, real, distintiva y poderosa.
LA ORACIÓN EN LA IGLESIA
La oración que es específica, concreta y surge de las situaciones de la
vida real, forja una honestidad con Dios que puede conducirnos a toda una
vida experimentando la redención y la gracia. Este tipo de oración por los
niños puede provocar el mismo tipo de realismo y honestidad en la vida de
oración de nuestras iglesias.
La oración corporativa en la iglesia muy a menudo es superficial y llena
de parloteo de frases religiosas.
…“Querido Dios, no permitas que Tommy muera en la guerra” fue la
oración de todos nuestros corazones un domingo, pero de ninguno de
nuestros labios adultos – hasta que un niño la dijo en nuestro lugar. Los
maestros de Escuela Dominical y los amigos de confianza necesitan orar
con el niño que dice, “Mi papá tiene una novia y ya no nos quiere”… Las
oraciones honestas de los niños nos recuerdan que nuestro Padre conoce
todos los detalles, las luchas y todas las respuestas.
ORACIONES DE SILENCIO
En una sociedad tan ruidosa es difícil para nosotros aprender a escuchar
cuando oramos. No obstante, nuestro silencio le da una oportunidad a Dios
de darnos una palabra. El entrenamiento para estar en silencio puede ser
presentado a nuestros hijos en su adolescencia, pero aun cuando están
creciendo como niños necesitan saber que el silencio es una parte
importante de la vida de oración de sus padres. Y si el escuchar en la
oración no es un aspecto que está floreciendo en ti, quizá puedes crecer con
tu adolescente en este respecto. Cuando Rob y Scott tenían quince y
dieciséis, comencé a enseñarles acerca de permitir que la Escritura aumente
la práctica del silencio en la oración. Aproveché una oportunidad cuando
ellos habían visto a un grupo de estudiantes practicar esta forma de oración,
por lo que estaban muy receptivos. Los padres necesitan presentar a sus
adolescentes posibles mentores en la fe. Es bueno escuchar a los
adolescentes y ver que compañeros de fe se comunican bien con ellos.
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Sin lugar a dudas, Eutico es el santo patrono de todos los que se han
dormido durante algún sermón. Su historia se registra en el libro de
Hechos: “Un joven llamado Eutico estaba sentado en la ventana, y rendido de
un sueño profundo por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño
cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. Entonces descendió Pablo y
se echó sobre él, y abrazándolo dijo: No os alarméis, pues está vivo… Llevaron
vivo al joven, y fueron grandemente consolados (Hechos 20:9-12).
Hay más que una pequeña instrucción para los padres en esta historia.
La primera es que Eutico nunca debió haber estado sentado en la ventana.
El debía haber estado junto a sus padres. Pudo haberse dormido (el
sermón de Pablo comenzó al atardecer y no terminó sino hasta la
medianoche), pero hubiera causado menos conmoción. En realidad,
probablemente más de unas cuantas personas presentes secretamente
estaban aliviados por la distracción tan desafortunada. Pero Pablo sólo
puso sus brazos sobre el muchacho, dijo que estaba vivo y continuó donde
había interrumpido su sermón hasta el amanecer (v.11). Esta historia es
valiosa para recordar la próxima vez que tus hijos se quejen de lo largo que
estuvo el sermón. Hazles saber que pudo haber sido más largo, e inclusive
haber sido letal. Pero es de más ayuda para los padres el ánimo que Pablo
da, “No os alarméis, está vivo”. Esta frase, por supuesto, la dice con mayor
facilidad un hombre soltero que no tenía hijos. Sin embargo, los padres
debemos animarnos. No hay ningún santo vivo que haya logrado
permanecer despierto durante cada sermón que haya escuchado. Las
diferencias de personalidad y el período de atención de los niños hace que
existan una variedad amplia de posibles comportamiento cuando comienza
la “parte más larga” del culto. El sermón es una de las partes del culto que
causa más dificultad de concentración para los niños. El ayudar a los niños a
escuchar y aprender de los sermones conlleva persistencia, creatividad y
tiempo. También ayuda que el pastor piense en los niños al igual que en los
adultos al preparar el sermón.
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Las siglas “PG” y “PG-13”1 son abreviaturas del sistema norteamericano
de clasificación de películas para que los padres seleccionen las películas
que ven sus hijos. La discreción de los padres provee una supervisión
necesaria y la sabiduría en muchas decisiones que afectan directamente a
los niños. A medida que incrementan la importancia de la decisión,
correspondientemente la discreción de los padres llega a ser más
importante:
1 N. del T. PG significa “Bajo la discreción de los padres” y PG-13 mayores de 13 años, bajo la discreción de los padres.
BAUTISMO
El bautismo es un símbolo de limpieza e inclusión. La necesidad de
ser limpiado del pecado e iniciado en la familia de dios está basada en los
principios doctrinales de la herencia judeocristiana. El bautismo de
infantes, dependiendo de la denominación de que se trate, simboliza ya
sea la promesa o la realidad de esos principios. Como padres, debemos
hacer nuestros votos en el momento del bautismo infantil con toda
integridad. Estos votos pueden ser tomados por fe en nombre del
infante, o podemos prometer que educaremos al niño en la fe. Puede ser
muy útil para los padres que desean entender y honrar los compromisos
bautismales, tener una plática con el pastor acerca del significado del
bautismo infantil en la denominación o tradición de la congregación.
De cualquier manera, a medida que el niño crezca comenzará a ver el
bautismo de otras personas en la congregación. Los padres pueden usar
estas ocasiones para enseñar a sus hijos la importancia de sus propios
bautismos.
ANTICIPACIÓN
El hecho de que una muchacho pueda explicar de dónde vienen los
bebés no significa que está lista para ser padre. El poder explicar la
mecánica del “cómo” del sexo no califica a la persona para asumir las
responsabilidades de una relación íntima. El tiempo y la madurez se
requieren antes de que una persona esté preparada para la responsabilidad
sexual.
La responsabilidad sacramental de participar de la Cena del Señor, tal y
como se establece en la Escritura, es igual de seria. Puede ser que los niños
pequeños sean capaces de recitar Juan 3:16 y creerlo con todos su corazón,
pero esto no significa que están necesariamente listos para la
responsabilidad y el auto-examen que viene con esta expresión de fe
sacramental.
La expectación es la mejor preparación para la apreciación. Es bueno
que los niños esperen por aquello que es muy importante. Los calendarios
de adviento pueden ayudar a los niños a esperar y observar la llegada de la
navidad. Los padres cristianos le enseñan a sus hijos a esperar hasta el
matrimonio en cuanto al sexo les puede proveer la seguridad necesaria para
su goce y satisfacción. Algunas comunidades de fe le dan uvas o “pequeños
sorbos” a los niños durante la Comunión para que no se sientan relegados.
Yo pienso que esto no es sabio.
Todos los días, los padres le niegan a sus hijos algunas experiencias que
están más allá de su capacidad de apreciar o manejar bien. Un niño de seis
años no conduce el auto sólo porque su hermano de dieciocho ya puede.
Un niño de tres años no va al kinder con su hermano de cinco, no importa
cuánto reclame al quedarse en casa.
Lo sagrado debe ser tratado con, por lo menos, la misma cantidad de
cuidado y supervisión para el bienestar del niño. Es tradicional en algunas
iglesias el permitir que aun los niños pequeños participen de la comunión.
Aunque ciertamente es posible ayudar a los niños a crecer en su
apreciación de lo que ya es de hecho suyo, de todas maneras es difícil.
DANDO EL EJEMPLO
Los niños también han estado muy conscientes en ocasiones cuando no
participé de la Cena del Señor. Ellos saben cuándo he examinado mi
corazón y he encontrado cosas que no están bien con Dios. Ellos saben de
un tiempo de dolor después del asesinato de una amiga muy querida.
Estaba muy herida y molesta y necesitaba arreglar las cosas primero con
Dios.
Ellos saben acerca de un tiempo en el que tuve que luchar con el
resentimiento después de un tiempo difícil con mi esposo – su padre y
nuestro pastor. En estas ocasiones, les tenía que recordar a los niños acerca
de la amonestación de Pablo de tomar la comunión indignamente.
“Fija tus ojos en Cristo, tan lleno de gracia y amor, Y lo terrenal sin valor
será a la luz del glorioso Señor”
(Helen Lemmel, 1922)
Hay muchas cosas en la vida por las que vale la pena esperar.
Yo anhelo ese día cuando tome “del fruto de la vid” en el reino de mi
salvador. Estoy agradecida de que mis hijos anhelan estar en esa misma
fiesta, y que podemos comenzar la celebración desde ahora.
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La gente a menudo escoge iglesia de la misma manera como escoge una
lavandería: