7 - 2011 - Educación Infantil para Una Sociedad Sustentable
7 - 2011 - Educación Infantil para Una Sociedad Sustentable
7 - 2011 - Educación Infantil para Una Sociedad Sustentable
Vital Didonet
30 sept. 2011
Introducción
Este seminario internacional nos reúne para estudiar, reflexionar, debatir y proponer
sugerencias – y, ojalá, tomar decisiones – sobre un tema de gran importancia para el mundo
actual: la sustentabilidad social y, más que eso, la sustentabilidad del Planeta Tierra, de la cual
depende la continuidad y expansión de la vida y de la existencia humana en esa Casa Común.
Nos preguntan qué la educación infantil puede hacer en esa materia. ¿Tiene ella algún
poder para contribuir en la nueva dirección que la sociedad debe tomar en lo referente a su
forma de relacionarse con el medio ambiente, los recursos naturales, el uso de las
potencialidades de la Tierra y en la forma de conducir el desarrollo económico y las relaciones
interpersonales y sociales?
El hecho de interrogar a los educadores de la primera infancia revela que los dirigentes
mundiales, nacionales, los gestores locales, los expertos del medio científico, técnico, político,
económico, cultural y educacional están interesados en vuestra cooperación, estimadas
maestras, estimados profesores de educación infantil.
La educación de la infancia está inserta en los temas de la naturaleza desde sus
comienzos, desarrollando el amor y ternura de los niños y niñas a las plantas, las flores, los
animalitos, la belleza, el respeto al otro… Pero, en los últimos años ha ingresado de forma más
efectiva en la educación ambiental. En distintos países, ella trabaja con las cuestiones que
preocupan la humanidad en lo referente a la calidad de la vida sobre la tierra y la
sustentabilidad de la sociedad. Sin embargo, es hora de avanzar. Pasar de experiencias locales,
iniciativas en micro regiones, proyectos de escuelas y centros de desarrollo infantil para
políticas nacionales y movimientos internacionales. En otras palabras, es hora de la educación
infantil articularse al esfuerzo mundial para crear una nueva mentalidad frente a la Tierra, una
nueva ética en relación a la sociedad, a la vida y al Planeta que habitamos. Le cabe a la
educación infantil ejercer un papel activo en la creación de la nueva mentalidad y de una ética
ecológica integral.
La pregunta que nos ocupa en este momento es: “¿Qué rol la educación infantil puede
ejercer en el esfuerzo global para garantizar la sustentabilidad social, para crear un nuevo
modo de relacionarse el ser humano con la Tierra, según una ética ecológica?”
Hemos visto, históricamente, la educación infantil como experiencia formadora del
niño y la niña según en los aspectos físico, social, emocional y cognitivo. En los últimos años,
agregamos la dimensión de ciudadanía y participación. Es en esa dimensión que se encaja su
formación para actuar afirmativamente en la creación de una nueva conciencia y de una nueva
ética frente al ambiente y a la sociedad.
Para analizar este tema, vamos considerar tres puntos: (a) el contexto en que se
plantea la cuestión ambiental y de sustentabilidad social: las amenazas y riesgos, ya en curso,
1
de destrucción de las posibilidades de la Tierra continuar existiendo como lugar de vida
vegetal, animal y humana, (b) la solución que se está proponiendo y poniendo en marcha y, (c)
el papel que la educación infantil puede cumplir para formar una sociedad más justa y
solidaria, que cuida de la Tierra, respete sus procesos de desarrollo integral y universal,
promoviendo la convivencia y coexistencia harmoniosa en el Planeta.
I - Punto de partida
(fotos de la Tierra sola y en el conjunto de los planetas y la galaxia)
La tierra es azul, dijo Gagarin, desde la nave espacial. Vista de lejos y del alto, ella tiene
la belleza de un globo en colores de cumpleaños de niños, de una burbuja deslizando ligera en
colores cambiantes en el espacio. Allí hay seres humanos. Allí surgió la vida. Allí nació la
conciencia. Allí se formaron los sentimientos de amor y odio, de alegría y sufrimiento, de
esperanza y desespero, de confianza y miedo, de envidia y solidaridad, de cooperación y
competencia, de dominio y exclusión.
Nosotros estamos en esa pelota, agarrados en sus encuestas, tendidos en sus planicies.
Allí el hombre encuentra luz, calor, aire, agua, alimento. Allí hizo su casa y tejió sueños.
Sueños, deseos y ganas de ser, crecer, conquistar territorios telúricos y espacios siderales. Allí
las personas quieren ser felices.
El hombre es pequeñito en esa inmensa Tierra. Un surgimiento reciente en el proceso
evolutivo de mil millones de años, desde cuando un fragmento de estrella se deprendió de su
centro, corrió por el espacio como pelota ígnea, se enfrió, se rodeó de atmósfera, produjo
agua, vida y, finalmente, consciencia. El ser humano es la etapa más avanzada, en complejidad,
en esa marcha de creciente complejidad, a lo largo del tiempo. En él, la materia adquiere
conciencia y libertad, voluntad y capacidad de auto-determinarse.
El hombre es grande, en ese pequeño Planeta. Porque él es la consciencia de la
materia, la capacidad de interpretar y entender las fuerzas que hacen el mundo planetario y su
aventura cósmica. El ser humano es grande, en ese Planeta, porque su consciencia y libertad lo
eleva arriba del determinismo de las leyes de la naturaleza, y, por la inteligencia y
conocimiento, puede crear significados, abrir caminos, inventar instrumentos tecnológicos
para facilitar y acelerar los procesos de desarrollo, puede cambiar rumbos, definir puntos de
dirección y llegada. Él puede interferir en la vida y en las condiciones naturales en las que se
produce la vida.
Así como le brinda a la materia la capacidad de auto-conocimiento y determinación, el
hombre también introdujo, en el seno de la Tierra Madre formas egoístas y destructivas de
manipulación de los seres vivos, materiales y ambientes y de los mismos hombres. Tales
fuerzas están generando serios problemas en el presente y amenazas para el futuro de la
sociedad y del mismo Planeta.
El Programa Ambiental Global – GEO3, del Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente, señala cuatro grandes bloques de problemas que afectan la sustentabilidad
social y las condiciones del Planeta Tierra seguir siendo la casa de la vida:
2
(a) Concentración de gas carbónico en la atmósfera, que genera el efecto estufa y el
calentamiento global
(b) Creciente reducción de agua potable, por el aumento de la población, su uso
industrial, la agricultura irrigada y su distribución desigual
(c) Degradación de los suelos, la erosión, salinización, derrumbe de florestas, uso de
máquinas pesadas, la mono-cultura, todo eso generando la inseguridad
alimentaria
(d) Contaminación de los ríos, lagos y bahías, que absorben materiales tóxicos, de la
agricultura y de la industria, orgánicos e inorgánicos.
A estos, se añaden otros dos bloques:
(e) Extinción de especies animales, que empobrece la diversidad y quiebra la cadena
alimentaria
(f) Pobreza y la miseria, resultado de la distribución desigual de la riqueza entre
países, pueblos y personas y
(g) Reducción de la diversidad cultural, con la extinción de culturas.
El Informe del Secretario General de la ONU titulado Armonía con la Naturaleza hace
una síntesis clara de esa situación:
1
Ver sus obras: El Fenómeno Humano, 1955; La Aparición del Hombre, 1956; El Futuro del
Hombre, 1959; La Energía Humana, 1962; El Corazón de La Materia, 1976; (Sal Terrae, 2002); Lo que yo
creo, 1969 (Trotta 2005); El medio divino – ensayo de vida interior, Alianza Editorial, 2000; Himno al
Universo, Trotta, 1996; Ciencia y Cristo, 1965.
3
Unos y otros se comprometen y se movilizan para salvar la Tierra, mejorar las
condiciones actuales de vida y garantizar condiciones de habitabilidad para las generaciones
futuras…
Pero ese propósito es precario, si no mezquino, pues aún antropocéntrico y utilitarista.
Una visión más abierta, integral, ve la Tierra como un sistema vivo de interdependencia,
convivencia y coexistencia entre todos los seres. El ser humano es la conciencia del conjunto,
encargado de elevar la Tierra a niveles aún más altos de complejidad y espiritualidad, como
una consagración del insondable misterio de la Vida (2).
2
Culturas orientales (budismo, taoísmo…) tienen esa visión desde siglos. En “Consagración de la
Tierra”, Leonardo Boff dice: … Y ahora, Tierra querida, permite que realice el gesto de Jesús en la fuerza
del Espíritu. Con él, lleno de unción, a ti te tomo en mis manos impuras, para pronunciar la Palabra
sagrada que el Universo escondía y tu esperabas oír: Hoc est corpus meum. Hic es sanguinis meus.
Entonces, sentí: lo que era Tierra se transformó en paraíso y lo que era vida humana se transfiguró en
vida divina (En A Força da Ternura, pág 92).
4
Todos, en Dakar, en el 2000. La Cúpula de Johannesburgo, en el 2002, propuso la Década de la
Educación para el Desarrollo Sustentable. Y la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su
57ª Sesión, en diciembre del 2002, enmarcó la Década en el período 2005-2014.
Un paso más adelante se propone en estos años: entender la Tierra como Grande
Madre y Casa Común de todos los seres, en una cadena de inter-dependencia e influjos entre
todos, en la cual el hombre no es el rey, no está por encima, sino al lado de los otros seres, que
tiene deber de cuidar, responsabilizarse y ser solidario con todos, tanto humanos como no
humanos.
El filósofo y teólogo Leonardo Boff, a mi juicio, el más expresivo pensador, escritor y
conferencista que propone esa nueva visión (3), nos dice él:
“Sustentable es la sociedad que muestra un sentido de solidaridad y de cooperación
con toda la cadena de la vida. Que produce lo suficiente para sí y para los demás seres del
sistema de la vida y que lleva en consideración las generaciones futuras, que también tienen
derecho de vivir de forma sustentable. Que toma de la naturaleza solamente lo que esta puede
reponer. Para ser sustentable, la sociedad debe mostrarse capaz de asumir nuevos hábitos y de
proyectar un tipo de desarrollo que cultive el cuidado con los equilibrios ecológicos y que
funcione dentro de los límites puestos por la naturaleza” (A Força da Ternura, Sextante, 2006,
pág. 99).
1. La Carta de la Tierra….
(video: La Carta de la Tierra para niños – 1 minuto):
http://www.youtube.com/watch?v=_jjM3yyo0Qw&NR=1
La Carta de la Tierra es un marco ético de la sociedad civil, que ha recibido respaldo de
una gran cantidad de comunidades, organizaciones, empresas y gobiernos. La UNESCO y la
UICN la apoyan y promueven. Su redacción es producto de un amplio e inclusivo proceso
participativo que jamás una declaración internacional ha logrado hasta hoy. De ahí viene, en
grande parte, su legitimidad y fuerza para generar la toma de decisiones y emprender
acciones, en ámbito internacional, nacional y local.
Ella comienza diciendo que vivimos un momento importante en que la sociedad puede
elegir su futuro: que hay grandes riesgos pero también grandes esperanzas.
Propone cuatro áreas, que abarcan todo lo fundamental para cambiar el camino
errático en que estamos avanzando y construir un nuevo modo de relacionarse con el otro y la
naturaleza:
(a) Respeto y Cuidado de la Comunidad de Vida
(b) Integridad Ecológica
3
Ver sus libros: Ecología: grito de la Tierra, grito de los pobres, Totta, Madrid, 1996; Do iceberg
à arca de Noé, Garamond, Rio de Janeiro 2002; Nueva era: la civilización planetaria: desafíos a la
sociedad y al cristianismo, Verbo Divino, Estella, 1995; Principio Tierra – El regreso a la Tierra patria
común. Atica, Ética de la Vida, Trotta, Madrid; . El cuidado esencial: ética de lo humano-compasión por la
Tierra. Trotta, Madrid. La fuerza de la ternura. Sextante, 2006.
5
(c) Justicia Social y Económica
(d) Democracia, No-Violencia y Paz
En estas áreas señala algunos principios, que subrayamos ahora porque nos parecen
centrales y perfectamente aplicables en la educación infantil:
1. Respetar la Tierra y la vida en toda su diversidad.
2. Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor.
3. Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y
pacíficas (el Centro de Educación Infantil es una comunidad en la cual esas
características deben ser aprendidas y vividas).
4. Asegurar que la generosidad y la belleza de la Tierra se preserven para las
generaciones presentes y futuras.
Las ecologías:
Ecología Ambiental: enriquece la comprensión de la Tierra, como un súper organismo.
Tierra y humanidad constituyen una única realidad. Ella no simplemente tiene vida en el seno
de los mares y en su superficie, sino que ella mismo es un organismo vivo. Nosotros somos la
Tierra que en un momento de su evolución empezó a hablar, a abrazar, a pensar, a amar.
Hombre viene de humus, que significa tierra fértil, fecunda.
Ecología social: estudia las formas como la sociedad se relaciona con la naturaleza,
como distribuye los recursos de la tierra, como utiliza los recursos escasos. Tenemos que
adoptar un modo sustentable de vivir, de trabajar los recursos escasos y los renovable, como
mantener las personas con relativa felicidad y, más, la comunidad de vida (animales…) con sus
necesidades satisfechas. Eso implica una distribución justa de la riqueza. Esa ecología camina
para reinventar una sociedad en la cual todos puedan vivir en paz y justicia.
Ecología mental: se refiere a las visiones de mundo, valores, conceptos que las
personas tienen sobre la naturaleza, los otros y la sociedad humana. Ella busca poner en el
camino justo las mentes distorsionadas por hábitos culturales que no protegen los seres vivos,
que maltratan a la naturaleza, se utilizan, sin respeto de todo lo que las rodea y que les sirven
en el momento. Esta ecología busca colocar conceptos, valores, convicciones y disposiciones
de acción en la mente de las personas. Cambiar hábitos, cambiar actitudes de consumismo y
egoísmo, individualismo y competencia.
Ecología integral: expresa la visión del todo, del universo. Ubica la Tierra en el Cosmos:
un minúsculo planeta en el sistema solar, cuyo sol es una entre mil millones de estrellas que
forman la Vía Láctea, a 29 mil años-luz del centro de esa galaxia, que es una entre millones de
otras galaxias.. Pero, en su pequeñez tiene una grandiosidad que la hace más luminosa que mil
soles: en ese pequeño planeta surgió la conciencia, la comprensión de sí mismo, la capacidad
de amar. En ese contexto, el hombre es el cosmos en miniatura - un microcosmos. Nuestro
cuerpo es formado con los elementos de ese universo. Somos pequeñitos, pero singulares en
4
La UNESCO publicó, en noviembre del 2007, un libro sobre buenas prácticas en educación
ambiental utilizando la Carta de la Tierra. Disponible para download:
http://www.earthcharterinaction.org/invent/images/uploads/Good%20Practices.pdf
6
el Universo, porque dotados de conciencia. ¿Cómo nos integramos y nos movemos en esa
inmensa red de seres que se pertenecen, se tejen como una red de energía cósmica? Hay que
comprender el hombre y la mujer, los pueblos y la humanidad en ese contexto y cantar el
himno al universo, con admiración, respeto y éxtasis.
Leonardo Boff sugiere que adoptemos cuatro principios que orienten la acción
humana en su relación con la naturaleza, o sea, a cuatro éticas:
Cuidado: es una actitud positiva de mirar con atención, comprender y proteger,
defender y acariciar. En el cuidado establecemos una relación amorosa y envolvente con la
realidad que nos rodea y de la cual somos parte. El cuidado es la mano que se extiende para
acoger y recibir. Son los brazos que se abren para entrelazarse con otras personas y las cosas.
Existimos porque el cuidado nos protegió desde la concepción y nos brindó atenciones hasta
ahora, en este lugar. El cuidado exige una ética de atención al Planeta, a las personas, a las
sociedades y culturas.
La ética del cuidado es la más urgente porque el considerar las otras personas, los
animales y los entes de la naturaleza como medios para el beneficio propio de uno, como
objetos de uso, está en la base de la explotación humana y de los recursos naturales, la
destrucción de ambientes y ecosistemas, en síntesis, es la causa del desequilibrio ecológico. La
actitud ética de cuidado es capaz de rescatar malhechos con la Naturaleza y prevenir daños
futuros.
Respeto: respeto al otro y a todas las cosas, animales, plantas - a todo lo que existe.
Cada persona es única e insustituible, original e irrepetible. Tiene sus tradiciones, creencias,
valores, que no pueden ser aplastados por una cultura hegemónica, por conceptos de
superioridad ajena, por deseos autoritarios de imponer hábitos y costumbres de una
civilización o cultura que si juzga más desarrollada.
El respeto a las personas, pueblos y naciones se inserta en la visión más amplia de
respeto a todos los seres animados e inanimados, del entorno próximo y remoto. “La erosión
de las culturas es, quizás, más grave que la degradación del medio ambiente” (5).
La ética del respeto exige que mis acciones no disminuyan, no ofendan, no deprecien
el otro, antes, que lo mire y considere en su dignidad esencial de persona que, como yo,
proviene desde lo más hondo misterio del Existente, del Universo. Y que, igual, considere la
naturaleza en su equilibrio ecológico antes que en su valor económico.
Responsabilidad: es la actitud de convivencia con el otro y con la naturaleza, en que
todos nos consideramos responsables los unos por los otros, los hombres por la Tierra. Esta
tiene sus fenómenos que destruyen vidas y bienes, equilibrios actuales y ambientes
aparentemente estables, y por esos fenómenos no podemos nos responsabilizar. Pero ciertos
fenómenos que suceden hoy derivan de formas de vida, trabajo y uso de la Tierra que generan
y aceleran desequilibrios. Y por esos somos, sí, responsables.
La ética de la responsabilidad está en el deber y la capacidad de responder por
nuestras decisiones y actitudes, por nuestros pensamientos y formas de relacionar con el otro
y con la naturaleza.
Solidaridad: los seres humanos dependen de la solidaridad. Un niño es recibido en el
mundo por manos, mirada y voz que calientan, acogen y protege. Sin solidaridad, ¿qué niño,
qué niña podría sobrevivir y tornarse adulto? ¿Qué adulto sería feliz en un ambiente de
agresión, desprecio, exclusión, sin una amistad, una actitud solidaria? La competencia sin
5
Paulo Delgado, sociólogo brasileño, en Una mirada africana, Correio Braziliense, 2 de octubre
del 2011, comentando libro de Mia Couto (¿Y si Obama fuera africano?).
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medida y en todos sectores, el egoísmo e individualismo son fuerzas que generan la no-
sustentabilidad social. En la competición, solo uno gana. En la solidaridad, todos ganan.
La ética de la solidaridad genera actitudes de amistad, compromiso, compañerismo,
complicidad, camaradería, confianza, lealtad, fidelidad; extiende la mano para ayudar;
pronuncia palabras para consolar y fortalecer; aproxima para apoyar.
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1 - Amor a la Tierra, Encantamiento por la Naturaleza, Interacción, Coexistencia,
Convivencia (Carta de la Tierra: “… El espíritu de solidaridad humana y de afinidad con toda la
vida se fortalece cuando vivimos con reverencia ante el misterio del ser, con gratitud por el
regalo de la vida y con humildad con respecto al lugar que ocupa el ser humano en la
naturaleza”)
2 - Esperanza y confianza en la Humanidad: los hombres y mujeres tienen inteligencia y
capacidad técnica de encontrar solución para todos los problemas, que se presentan como
desafíos más que amenazas
3 - Coraje para anunciar que se abre un nuevo tiempo para la historia del Planeta
Tierra y la humanidad: “una humanidad que llegó a percibir a Dios en el universo, portadora de
consciencia y de responsabilidad, puede todavía rescatar la vitalidad de la Madre Tierra y
salvar nuestro ensayo civilizatorio” (Leonardo Boff, Con Nuestra América, 24 sept. 2011).
Observemos que la Organización de las Naciones Unidas, en la 27ª Sesión Especial de
la Asamblea, en 2002, sobre Un Mundo para los Niños, estableció como 10º objetivo de la
sociedad y de los gobiernos, Proteger la Tierra para los Niños. Y así argumenta: Debemos
defender nuestro ambiente natural con su diversidad biológica, su belleza y sus recursos, todo
lo que mejore la calidad de vida para las generaciones actuales y futuras.
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Hay un factor adicional que argumenta en pro de la relevancia del papel de la
educación infantil en la creación de la nueva mentalidad y la nueva ética que se requiere: los
niños y niñas son muy sensibles, atentos e interesados en los elementos de la naturaleza –
animales, plantas, flores, semillas, piedras, los fenómenos del fuego, agua, viento, tierra y
cielo. Es esa la razón por qué el contacto lúdico con esos elementos siempre estuvo presente
en las experiencias educativas en el jardín de infantes y en los centros de desarrollo infantil.
Esa experiencia, ahora, necesita adquirir un espacio más amplio en el currículo y una
consideración orientada hacia la comprensión del enfoque que se propone para la
sustentabilidad – la ecología ambiental, social, mental e integral y sus respectivas éticas.
El currículo de educación infantil incluye dos ámbitos de actividades en el área del
ambiente: (a) conocimiento, por medio de experiencias concretas, de la naturaleza y de los
problemas que la están afectando y (b) re-significación de materiales, por su transformación y
reutilización.
Desde sus comienzos la educación infantil trabaja con elementos de la naturaleza. Ellos
son transformados en juguetes, instrumentos musicales, materiales de arte y juegos. Semillas,
cáscaras, conchas, arena, piedras, vasos y botellas de plástico, papeles de distintos colores,
texturas y tamaños, cajas de papelón, pedazos de tubos de papelón y plástico, hilos de algodón
y metal, retazos de tela, ropas fuera de uso, sombreros y zapatos antiguos, gafas, espejos y…
una infinidad de residuos adquieren nuevas formas y entran en la creación de objetos,
instrumentos, juguetes, escenarios, verdaderas obras de arte. En el espacio del taller, la
creatividad de los niños, incrementada por la de la maestra, hace surgir caballos y coches,
barcos y carabelas, telescopios y observatorios, submarinos y camiones, trenes y helicópteros,
fábricas y hogares. Y… todo eso suscita historias, organiza enredos, crea sentidos. Puede ser,
también, que esos nuevos objetos son creados para entrar como personajes en historias
presentes en la mente de los niños.
Los centros de educación infantil utilizan distintas metodologías, situaciones y
circunstancias para trabajar los temas del medio ambiente. Como ejemplos, citamos:
Visitas a sitios para observar, explorar y conocer los espacios y ambientes
naturales – el campo, un bosque, el rio y lagos, barrios y casas de distintos niveles
socio-económicos, granjas. En ese contacto, los niños aprenden sobre manejo
sostenible, procesos erosivos, degeneración de ambientes, residuos y basura y sus
efectos sobre el medio ambiente, cuidado, solidaridad, responsabilidad, necesidad
y posibilidad de cambio de actitudes y formas de actuar etc.
Planificación y realización de Proyectos. Los temas o problemas de interés son
definidos por los mismos niños y niñas con sus profesores. Estos sugieren,
despiertan interés, informan sobre problemas, comentan una noticia publicada en
el periódico o narrada en la televisión… Son comunes y conocidos proyectos como
Nuestro Rio, El Lago, El cielo de nuestra ciudad, Las flores en nuestra ciudad. El
mar, Yerbas medicinales etc.
Experimentos: laboratorio con semillas de distintas especies y calidades;
construcción de una estufa solar; cuidado de pequeños animales
Paseos a sitios de la naturaleza, observando, investigando, recolectando hojas,
semillas, piedras, y, después, las clasificando en el aula, dibujándolas
Trabajos en arte. En el campo de las artes es posible hacer cantidad de trabajos
que expresen la visión de los niños sobre los distintos temas de la naturaleza
Proyección de fotos, por ejemplo, sobre el fondo del mar, pájaros, animales
grandes, animales pequeños, la vida de las hormigas y de las abejas, todo eso
seguido de charlas, cuentos, canciones, trabajos en arte (pinturas, dibujos,
modelaje)
Cuidado de un huerto y un jardín
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Promoción del multiculturalismo, conociendo las distintas culturas representadas
por los niños o presentes en su ciudad y país
Prácticas de separación de materiales desechables: orgánicos, papeles, plástico…
Práctica de las cuatro “R” del ambiente ecológicamente justo se utilizan bien en la
educación infantil:
Reducir: disminuir la utilización y consumo de productos no necesarios: servilletas,
vasos de plástico, bolsas de plástico. Sustituir por objetos reutilizables.
Reutilizar: antes de desechar cualquier producto, sacarle todo el partido posible.
Reciclar: devolver al ciclo productivo los productos que se utilizan el hogar y
pueden ser recuperados, transformados. En el centro de educación infantil, la
utilización de materiales de desecho, como envases, botellas de plástico,
recortes de papeles de gráficas,
Recuperar: en vez de botar algo simplemente porque se rompió, desarrollar
habilidad de concertarlo; utilizar el residuo generado en otro proceso distinto
del que lo ha producido. Los niños pueden visitar un taller de recuperación de
muebles, de aparatos domésticos, pero también pueden aprender a ellos
mismos recuperar objetos de su uso diario en el centro de educación infantil.
Cabe, ahora, una pregunta: ¿Qué eso tiene que ver con la educación de los niños y
niñas y, más, con la sustentabilidad?
La respuesta comienza en la afirmación de la Carta de la Tierra, de que la construcción
de una sociedad sustentable “requiere un cambio en la mente y en el corazón”. ¿Qué cambia
más la mente y el corazón que la educación? En la educación infantil ni siquiera es necesario
cambiarlos, pues se está iniciando su formación… por tanto, se trata de formarlos ya de
manera adecuada a los nuevos conceptos y actitudes.
La transformación, por reciclaje o atribución de otra finalidad a elementos de la
naturaleza, de objetos del pasado y productos de la industria, tiene significado filosófico,
psicológico y pedagógico y un profundo sentido ético en las relaciones entre las personas y de
estas con toda su existencia. ¿Qué significado es?
La industrialización ha promovido el surgimiento y la expansión de la sociedad de
consumo, atendiendo a necesidades reales y creando necesidades artificiales. La cantidad y
diversidad de objetos, asociadas a la relativa reducción de los precios y a la propaganda en los
medios de comunicación, con gran poder de convencimiento, hacen crecer el deseo y la
sensación de necesidad, sino mismo en algunas personas, la compulsión, por poseerlos. Una
definición que se introdujo para el ser humano es de “consumidor”… Y lo somos, no apenas de
lo necesario en vista de la calidad de la vida, sino consumidores de la última moda, del
producto más nuevo, de la invención más reciente. Estamos en una corrida sin freno para
sustituir aparatos que se van volviendo obsoletos en velocidad creciente. Estamos viviendo en
un círculo de producción-consumo-sustitución-descarte…
Dicho fenómeno está creando el hábito de sustituir todo y una corrida por las
novedades. Desciende de ese comportamiento una progresiva actitud de desprecio por lo
viejo, por lo antiguo, por el modelo anterior. ¡Cuántas personas se sienten incómodas por
poseer un electrodoméstico, un teléfono celular, una computadora, una televisión con
tecnología ultrapasada, un pen-drive ou I-pod con baja capacidad. Algunos niños tienen
vergüenza que sus padres los buscan en la escuela con un auto viejo o más sencillo!
El consumismo engendra, así, no apenas una fascinación por novedades tecnológicas,
sino, también, un mal disfrazado desdén por aquello que ya fue intensamente utilizado, por lo
que nos es nuevo, por lo que está tecnológicamente ultrapasado. Recurrir cada vez menos a
recomponer o arreglar cosas que se hayan roto está causando un aumento exponencial de la
basura electrónica, radioactiva, contaminante.
Más grave son las consecuencias de ese comportamiento sobre las relaciones
humanas: el amor pasa a ser visto, por mucha gente, como una emoción pasajera; la amistad,
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como un sentimiento superficial; las relaciones humanas, evaluadas según el criterio de
utilidad. De esa forma, las personas pueden ser fácilmente remplazadas, puestas en segundo
plano, abandonadas como objetos desechables. Un pequeño desacuerdo y un conflicto
ocasional es suficiente para romper lazos que unen un matrimonio, padres e hijos, novios,
amigos. Las personas mayores son vistas como un obstáculo, enviadas para un hogar de
tercera edad, pocas veces o nunca visitados por sus familiares.
Revalorizar, atribuyendo un nuevo significado a algunos objetos usados, puede
desarrollar en los niños un sentido de permanencia, de pertenencia. En la educación, desde la
infancia, esa acción pude crear el valor de la conservación, del respeto, de la gratitud a todo lo
que nos sirve, a las cosas con las cuales vivimos.
La lección que aprendimos es relevante: los objetos de la naturaleza y muchas cosas
hechas por la mano humana no mueren, permanecen acá, pertenecen al mundo y pueden
transformarse en otros seres. Re-significados, adquieren una nueva expresión y sentido, y, así,
se quedan con nosotros durante más tiempo, en vez de se volvieren basura y contaminantes.
Es obvio que ni todos los objetos descartados sirven para reciclaje. Lo que merece ser
registrado es la posibilidad y el significado de esas actividades con los niños.
Haciéndolo, los niños y niñas aprenden dos valores:
a) que hay algo más allá de la utilidad. La Tierra y todo lo que la hace ser un planeta
habitado por la vida no valen solo porque son útiles y atienden al interés inmediato de
bienestar, de acumulación de riqueza o disfrute del ser humano. Sino que tienen un
valor intrínseco, que es la existencia misma y una condición de permanencia y
desarrollo determinada por la Naturaleza y la Cultura;
b) que las cosas tienen una existencia multi-significante. La noción de trans-utilidad
profundiza la visión humana sobre el significado del mundo y, consecuentemente, de
la propia existencia y de las relaciones entre las personas. Somos creadores de
significados y portadores de muchos posibles….
Toda actividad en educación infantil tiene que tener sentido para los niños. Ellos
necesitan construir significados sobre lo que ven, observan, analizan, hacen. No se trata de un
simples hacer cosas, tener experiencias de…, sino formar su “yo” y el “nosotros” delante de la
realidad en la cual están inmersos y de la cual son parte. Eso se traduce por “ser sujetos de su
historia”.
Si hay un objetivo capaz de movilizar a los niños y niñas en el tema del ambiente es el
de despertar en ellos y hacerlos sentir Amor por la Tierra, encantamiento por la Naturaleza.
Así lo expresa la poeta y profesora brasileña Cecilia Meireles:
“La única lección que es posible transmitir con belleza
y recibir con provecho;
la única, eterna, digna y valiosa:
el respeto por la vida” (6).
=-=-=
Bibliografia
6
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12
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-------. Do iceberg à arca de Noé, Garamond, Rio de Janeiro 2002;
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Divino, Estella, 1995;
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-------. Ética de la Vida, Trotta, Madrid.
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