Diseño Curricular de Educación Inicial-2023 PDF
Diseño Curricular de Educación Inicial-2023 PDF
Diseño Curricular de Educación Inicial-2023 PDF
Autoridades
Gobernador de la Provincia de Santa Fe Director Provincial de Educación Física
Omar Perotti Alfredo Guillermo Giansily
Hacerlo propio es y será siempre, un proceso creativo. Y aunque devele un claro aspecto de permanencia,
nunca será inmutable. Cada docente imprimirá lo nuevo en él, cuando lo lea, cuando lo dude y cuando reescriba
las palabras que ayuden a recuperar las partes que falten. Este diseño curricular propone fundamentalmente,
pensar en las niñeces, sujetos de derechos, viviendo un tiempo sin apuro, y habitando un lugar donde circulen
la posibilidad de inventar experiencias y la metáfora en todas sus dimensiones.
Este nuevo Diseño Curricular constituye un marco que ofrece legalidad y legitimidad a las prácticas docentes.
Resulta de una construcción colaborativa porque la trama se ha tejido entre diversas voces y sentimientos.
Sus trazas marcan rumbos que inspirarán aperturas a nuevos horizontes.
El desafío es inscribir a los recién llegados en los legados científicos, éticos y socioculturales, considerando
que la educación es transmisión, proyecto y promesa, continuidad e inauguración y que muy tempranamente
se empieza a jugar la relación con el saber y se configura el sentido que la experiencia educativa va cobrando
para cada sujeto.
La docencia santafesina, en este andar colectivo, pintará su obra con poesías, colores y texturas diversas al
augurar escenas de enseñanza centradas en el juego y el jugar, propiciatorias de aprendizajes como vuelos
de mariposas.
La invitación se teje en finos lazos para que la ocasión suceda ante cada legado y los sueños convivan en
las instancias que orientan y acompañan el trabajo de tantas y tantos docentes a la hora de encender en
cada sala, en cada jardín, en cada hogar, en las comunidades, esos fuegos que no son posibles de mirar sin
parpadear, porque su incandescencia se enriquece con las experiencias, saberes y la imaginación de las
infancias santafesinas.
Por ello la formación docente, como un derecho definido en la Ley Nacional N° 26.206, es funda-
mental para acompañar los procesos educativos, la mejora de la enseñanza y de los resultados de
aprendizaje en todos los campos de conocimiento con énfasis en áreas críticas como la Alfabe-
tización Inicial, las Prácticas del Lenguaje/Lengua y Matemática, y la promoción del uso de libros
escolares que llegan a cada estudiante e instituciones.
Para garantizar las Trayectorias Únicas Completas y Obligatorias, su cuidado se convierte en eje
fundamental en el diseño de estrategias y acompañamientos dentro de cada nivel y entre niveles
(R.M. N° 216/20, Dcto N° 646/23 y R.M. N° 114/23).
Teniendo en cuenta estas perspectivas, para la elaboración del presente Diseño Curricular, se
realizaron producciones de escritura que recuperan lo trabajado en el territorio provincial. Las mis-
mas conforman un corpus que incluye:
2 Expresiones recuperadas del documento: «Voces de la docencia santafesina. Jornadas de consulta del diseño curricular de Educación
Inicial» (2023) Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe. En adelante, se referencia (Voces, 2023).
«Creemos que un Diseño Curricular para la Educación Inicial debe contener todos los
hilos, debe potenciar la trama, la intervención activa de las docentes, el uso de los espa-
cios públicos como forma de expresión y apropiación, la participación activa de las fami-
lias y su presencia, la interrelación de las ciencias, las artes y el deporte, el conocimiento
activo y vivencial, el ambiente cercano como forma de pertenencia y descolonización de
los saberes y las acciones; todo ello con miras a potenciar a las infancias que, inmersas
en un mundo digital y vertiginoso reclaman más presencia, más escucha y más con-
tención, que no es nada más y nada menos que la mirada de las personas adultas de
referencias a su disponibilidad ofreciendo con las manos y la mente abierta no solo sa-
beres, sino sabores, olores, colores y palabras que despierten y potencien esas Infancias
genuinas que pueblan los Jardines de Infantes» (Voces, 2023).
La Convención sobre los Derechos del Niño (ONU, 1989) fue aprobada en la legislación interna
de Argentina en el año 1990 como la Ley N° 23.849. Se incorporó a la Constitución Nacional en
la reforma de 1994. Sin embargo, no fue hasta 2005, que el país sancionó una ley de protección
integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes (Ley Nacional N° 26.061), acorde a los
lineamientos de protección integral de la Convención. La Convención sobre los Derechos del Niño
plasma un consenso entre los diferentes sistemas jurídicos y las diversas culturas en relación a los
principios y criterios esenciales que deben regir en la protección de las niñeces.
El pasaje del modelo tutelar al de protección integral responde a un complejo proceso de cambio
en las miradas sobre las niñeces, que no se salda únicamente con la actualización de la legislación
sobre el tema.
Finalizando el siglo XX y dando inicio al siglo XXI, esta agenda de derechos continúa su proceso
de ampliación, que se expresa en diversos documentos que sustentan este diseño. Se destacan
fundamentalmente:
- Foro Mundial sobre la Educación: «Educación para todos: cumplir nuestros com-
promisos comunes», Dakar - Senegal (UNESCO, 2000).
- El Comité de los Derechos del Niño (2013). Observación General N° 17, Artículo 31:
«Sobre el derecho del niño al descanso, el esparcimiento, el juego, las actividades
recreativas, la vida cultural y las artes».
Todos estos documentos representan un avance crucial en la mejora de los estándares de dere-
chos que los Estados deben asumir hacia las niñas, niños y adolescentes. Todos fueron aceptados
por Argentina e incorporados a la legislación interna, incluso cuando formalmente nuestro país
todavía se inscribía en el paradigma tutelar.
Encuadre nacional
Leyes
La Ley N° 26.206/06 de Educación Nacional (LEN) regula el ejercicio del derecho de enseñar y aprender
(Artículo 14 de la Constitución Nacional). Define a la educación y el conocimiento como un bien público y
un derecho personal y social, garantizado por el Estado. Considera al Nivel Inicial una Unidad Pedagógica
constituida por el Jardín Maternal y el Jardín de Infantes. Esta unidad pedagógica se define en su Artículo
18: «La Educación Inicial constituye una Unidad Pedagógica y comprende a los niños y niñas desde los
cuarenta y cinco (45) días hasta los cinco (5) años de edad inclusive, siendo obligatorio el último año».
d) Promover el juego como contenido de alto valor cultural para el desarrollo cogni-
tivo, afectivo, ético, estético, motor, y social.
La Ley N° 26.061/05 de Protección Integral de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes garantiza el ejer-
cicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico nacio-
nal y en los tratados internacionales, en los que la Nación sea parte. Esta ley inaugura una nueva percepción
sobre la Infancia, reconociendo el derecho del niño y la niña a la representación propia y a expresarse con
libertad, así como el deber (de los adultos) de dar oportunidades para que sean escuchados. Reconoce lo
que se denomina «el interés superior del niño» y concede a este último un status de sujeto (activo) de dere-
chos, opuesto a la visión previa que lo designa un mero objeto (pasivo) de tutela y asistencia.
La Ley N° 27.611/20 de Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera In-
fancia, conocida como Ley 1000 días, tiene como objetivos proteger, fortalecer y acompañar el cuidado
integral de la vida y la salud de las personas gestantes, y las niñas y los niños en sus primeros tres años.
A continuación, se abordan distintas leyes nacionales que regulan aspectos parciales de la di-
mensión curricular, como la Educación Sexual Integral, la Interculturalidad, la Educación Vial y la
Educación Ambiental.
La Ley N° 26.206 (LEN) en sus Artículos 52, 53 y 54 incorpora a la Educación Intercultural Bilin-
güe como modalidad del sistema educativo de los niveles de Educación Inicial, Primaria y Secun-
daria garantizando el derecho constitucional de los pueblos indígenas, conforme al Artículo 75 inc.
17 de la Constitución Nacional, a recibir una educación que contribuya a preservar y fortalecer sus
pautas culturales, su lengua, su cosmovisión e identidad étnica.
La Ley N° 26.378 (2008) aprueba la Convención sobre los Derechos de las Personas con Disca-
pacidad y su protocolo facultativo, aprobada mediante resolución de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, el 13 de diciembre de 2006.
La Ley N° 26.150/06 de Educación Sexual Integral (ESI) establece que las y los estudiantes tienen
derecho a una educación sexual integral que articule aspectos biológicos, psicológicos, sociales,
afectivos, y éticos. La aprobación de esta ley retoma compromisos asumidos en el plano nacional e
internacional. No constituye un hecho aislado, sino que expresa y condensa un conjunto de leyes,
normas y compromisos internacionales y nacionales que Argentina posee y promueve en el campo
de los derechos humanos.3
La Ley Nº 26.852/13 que instaura el Día Nacional de las y los Afroargentinos y la Cultura Afro en
su Artículo 3 reza lo siguiente: «Encomiéndese al Ministerio de Educación de la Nación, a través del
Consejo Federal de Educación y las autoridades educativas de las distintas jurisdicciones, acordar
la incorporación a los contenidos curriculares del sistema educativo, en sus distintos niveles y mo-
dalidades, la conmemoración de dicho día y la promoción de la cultura».
La Ley N° 27.214/15 de Promoción de la Educación Vial que establece la inscripción de esta pro-
blemática en el campo más amplio de la educación ciudadana promueve «el acceso igualitario y
democrático de todos los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos a conocimientos, hábitos y
prácticas centrales para la protección de la vida y su bienestar físico y psíquico».
La Resolución del C.F.E. N° 45/08 establece los Lineamientos curriculares de ESI. Dicha norma
despliega los contenidos a enseñar en todas las escuelas del país, desde el Nivel Inicial hasta la
Formación Docente.
3 Como marco legislativo internacional, la Constitución Nacional incorporó con la máxima jerarquía leyes y convenciones, como la Declaración
Universal de Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos del Niño, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, entre otras, que
otorgan la responsabilidad al Estado de proteger ciertos derechos intrínsecos a cada ser humano. A nivel nacional, la Ley N° 25.673 crea el Programa
Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. Asimismo, la nueva Ley de Educación Nacional plantea como objetivo de la educación y como
obligación de los docentes garantizar el respeto y la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes.
La Resolución del C.F.E. Nº 119/10 aprueba el documento «La modalidad EIB en el Sistema Edu-
cativo Nacional» y postula el reconocimiento de la diversidad para todos los habitantes del territo-
rio, siendo intercultural para todos e intercultural bilingüe para las regiones multiculturales,
en especial, aquellas en las que habitan pueblos originarios. Plantea en su Artículo 3 que se hace
necesaria la gradual y progresiva incorporación de la modalidad de Educación Intercultural Bilingüe
en la política curricular de los distintos niveles y modalidades del sistema educativo, sugiriendo
propuestas de trabajo específicas para el mejoramiento de los aprendizajes en contextos de diver-
sidad lingüística y cultural.
La Resolución del C.F.E. Nº 127/10 aprueba el documento «La educación en contextos de priva-
ción de libertad en el sistema educativo nacional».
La Resolución del C.F.E. N° 174/12 aprueba el documento «Pautas federales para el mejora-
miento de la enseñanza y el aprendizaje y las trayectorias escolares, en el Nivel Inicial, Nivel Prima-
rio y modalidades, y su regulación», destacando aquellas claves a tener en cuenta para el mejora-
miento de las trayectorias escolares «reales» de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en el Nivel
Inicial, Primario y modalidades.4
La Resolución del C.F.E. N° 188/12 aprueba el «Plan Nacional de Educación Obligatoria y For-
mación Docente».
La Resolución del C.F.E. Nº 202/13 aprueba el documento «La Educación Domiciliaria y Hospi-
talaria en el Sistema Educativo Nacional» y establece que las autoridades educativas nacionales y
jurisdiccionales implementarán en forma gradual y progresiva medidas conducentes para la am-
pliación de la cobertura de la modalidad en los niveles obligatorios.
Instituir a la Educación Domiciliaria y Hospitalaria como una modalidad del Sistema Educativo,
constituye un acto político de reconocimiento de una práctica educativa desarrollada en nuestro
país desde hace más de medio siglo, en su doble sentido: en el de otorgar valor a su existencia y en
el de reconocer, como un «volver a conocer» la especificidad de su realidad educativa, refutando
su esencia, sus sentidos e intencionalidad política (Artículo 35, Resolución C.F.E N° 202/13).
La Resolución del C.F.E. N° 311/16 establece las bases para una educación que propicie condi-
ciones para la inclusión escolar al interior del sistema educativo y para el acompañamiento de las
trayectorias escolares de las y los estudiantes con discapacidad. Asimismo, busca su promoción,
acreditación, certificación y titulación.
La Resolución del C.F.E. N° 340/18 define las acciones necesarias para el cumplimiento de la
Ley N° 26.150/06 de Educación Sexual Integral (ESI). Prescribe que se incluya en los planes institu-
cionales, el atravesamiento de la Educación Sexual Integral. Incluye un anexo con los lineamientos
curriculares, abordando los cinco ejes de la ESI y los núcleos de aprendizajes prioritarios para cada
nivel educativo. En correlato, la Resolución del C.F.E. N° 419/22 reafirma a la Educación Sexual
Integral (ESI) como política de Estado, constituyendo un aporte necesario y fundamental para la
construcción de una sociedad diversa, justa e igualitaria. Define la necesidad de establecer una
fecha específica dentro del calendario escolar en el marco de las acciones previas y posteriores en-
marcadas en la implementación de la ESI, para la realización de la Jornada «Educar en Igualdad».
La Resolución del C.F.E N° 425/22 aprueba las pautas para la regulación de ingreso de estu-
diantes en la modalidad de Educación Domiciliaria y Hospitalaria frente a situaciones complejas,
definición de incumbencias y campos de acción conjunta. Así lo expresa esta resolución de recien-
te aprobación: «Los derechos son indisociables, es decir, que no se debe introducir diferencias o
distinciones de trato entre los diferentes tipos de derechos. Todos los derechos tienen el mismo
estatus, todos son igualmente importantes. El derecho a la educación es, en este caso, tan impor-
tante como el derecho a la salud. Además, estos derechos son intransigibles, es decir, que no es
posible renunciar a ellos».
Documentos Curriculares
Los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios (NAP, 2004) del Ministerio de Educación de la Nación
refieren un conjunto de saberes centrales, relevantes y significativos. Estos se incorporan como
objetos de enseñanza, debido a que contribuyen a desarrollar, construir y ampliar las posibilidades
cognitivas, expresivas y sociales que las niñas y los niños ponen en juego y recrean cotidianamente
en su encuentro con la cultura. Enriquecen, de ese modo, las experiencias personales y sociales
en sentido amplio.
Los «Cuadernos para el Aula» (2009) del Ministerio de Educación de la Nación constituyen
materiales de desarrollo curricular que apoyan las prácticas de los docentes. Sus propuestas se
organizan a partir de los Núcleos de Aprendizaje Prioritarios y muestran recorridos posibles para
su enseñanza, al incluir problemas, casos, secuencias didácticas, y experiencias de docentes. Se
analizan también consignas de tareas y se exponen algunos recursos para su uso en el aula. Estos
materiales enriquecen las prácticas de docentes en las aulas con propuestas para la enseñanza
en los diferentes campos de conocimiento, y establecen relaciones con otros saberes escolares:
«Juegos y juguetes», «Números en juego», «Narración y biblioteca», «Zona Fantástica». En el año
2021 se suma el ejemplar «Cuentos y lecturas» a la colección.
El Plan Nacional de Lectura fue una de las primeras medidas de la democracia recuperada. En
2009 se estableció formalmente su existencia con la Resolución N° 1044/08. Dentro de las colec-
ciones se encuentran: «Leer abre Mundos», «Leer por leer», «Libros para aprender».
El Documento «Políticas de Enseñanza para el Nivel Inicial» (2012) del Ministerio de Educación
de la Nación orienta la construcción curricular colectiva de las jurisdicciones y acerca la gestión de
las políticas de enseñanza. Es producto de este diálogo federal, cuya intención es contribuir a la
actualización del debate en torno a la Educación Inicial.
Dentro de la Serie «Cuadernos de ESI», se encuentra «Educación Sexual Integral para la Educa-
ción Inicial» (2010), que establece contenidos y propuestas de abordaje específicos para el nivel.
La Colección «Las abuelas nos cuentan» (2006) está integrada por ocho libros de cuentos de
nueve autores, un cuadernillo para el docente para el Nivel Inicial y uno para el Nivel Primario.
En relación con los Derechos Humanos y la memoria colectiva, el libro álbum que rescata la his-
toria de Malvinas se titula «Como una guerra» (2022). Andrés Sobico y Paula Adamo, sus autores,
muestran que cada detalle del texto o de la imagen guarda sentidos que evocan la historia personal
y la historia del país en una de sus horas más tristes y complejas. Cada página es ocasión de pro-
funda conversación intergeneracional entre lectores y lectoras.
Entre los documentos propuestos también se puede acceder al material «Referentes Escolares
de ESI, Educación Inicial. Propuestas de NAP para abordar en el aula (2022)» presentado por la
Dirección de Educación para los Derechos Humanos, Género y ESI. Está destinado a docentes del
Nivel Inicial e incluye propuestas de abordaje para acompañar, reforzar y favorecer la implementa-
ción de la ESI en todas las escuelas del país.
Encuadre jurisdiccional
Normativas provinciales: Leyes, Decretos, Resoluciones
La Ley Provincial de Nivel Inicial Nº 10.411/89 regula las instituciones educativas que brindan
Educación Inicial dependientes del Estado provincial y las privadas autorizadas o incorporadas a la
enseñanza oficial: «Se denomina y define como Nivel Inicial al primer tramo del sistema educativo
provincial, etapa en la que se brinda Educación Inicial a los niños de cero hasta seis años de edad»
(Capítulo II, Artículo 3).
La Ley Provincial N° 11.078/93 regula las relaciones colectivas e individuales de las comunidades
aborígenes de la provincia. Reconoce en su Artículo 1, la propia organización y cultura, al propiciar
su efectiva inserción social. Se define como prioritaria la adecuación de los servicios educativos en
áreas de asentamiento de las comunidades aborígenes, de manera que posibiliten el acceso de dicha
población a una educación de carácter intercultural y bilingüe en los distintos niveles educativos.
Por su relevancia y articulación con la Educación Inicial se citan algunos de los Decretos y Reso-
luciones provinciales:
El Decreto N° 4.340/1990 reglamenta la Ley Provincial de Nivel Inicial N° 10.411/89, que estable-
ce el Digesto de Nivel Inicial. Este documento constituye una herramienta fundamental para las
instituciones educativas, ya que orienta y prescribe su organización.
El Decreto N° 2.059/00 del Poder Ejecutivo de Santa Fe decreta que para el ingreso al primer
grado de la Educación Primaria se exigirá la presentación del Informe Final de Nivel Inicial que de-
berá ser acompañado por la ficha de seguimiento de las y los niños, información que constituirá la
base de la evaluación inicial que realicen las instituciones del Nivel Primario.
El Decreto N° 2.703/10 establece las pautas de organización y articulación del Proyecto de In-
tegración Interinstitucional de niñas, niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad. Una reso-
lución anterior del Ministerio de Educación, la N° 1.716/07 aprueba el Proyecto de Régimen para la
Integración Escolar Interinstitucional de niñas, niños, adolescentes y jóvenes con discapacidad en
el sistema educativo santafesino.
El Decreto N° 646/23 establece las Trayectorias como Únicas, Completas y Obligatorias y a las ex-
periencias pedagógicas como estrategia y acción de intervención educativa para la sostenibilidad y
fortalecimiento de la ejecución y evaluación curricular en los Niveles Inicial, Primario y Secundario del
Sistema Educativo Provincial, como en aquellas Modalidades Educativas que las componen.
El Documento «La Educación Inicial en Santa Fe. Una identidad en movimiento» (2017), refiere a
la conformación histórica del Nivel Inicial en nuestro país y en la realidad provincial. Asume el pro-
pósito de revisar la identidad pedagógica del nivel desde una mirada retrospectiva.
Los «Cuadernos Pedagógicos» provinciales (2020-2021) constituyen una serie de tres pu-
blicaciones que se elaboraron en el contexto de la pandemia COVID-19, bajo la premisa de que la
Educación Inicial vaya al encuentro de niñas y niños en sus hogares. Los cuadernos pedagógicos;
Cuaderno 1, Cuaderno 2 y Cuaderno 3, son parte de un guion común, que junto a las mediaciones
de la docencia, acompañaron y fortalecieron las trayectorias de las primeras infancias durante la
pandemia COVID-19.
5 «Elementos Jurídicos Relacionados con la Educación Intercultural Bilingüe» (2021), documento elaborado por la Dirección Provincial de
Asuntos Jurídicos y su Despacho y la Dirección Provincial de Educación Intercultural Bilingüe, Ministerio de Educación de la Provincia de
Santa Fe. Campus Educativo.
El Diario Experiencia «Ventana como alas» (2021) recupera las vivencias indelebles de la Edu-
cación Inicial y abre espacios para anidar pensamientos, preguntas y curiosidades. Es un diario
experiencia porque propone entramar la lectura del mundo natural y la escritura del propio libro, al
desplegar alas de saberes alfabetizadores que conjugan arte, ciencias, literatura y música. Consti-
tuye un bien cultural que acompaña la transición interniveles (2021) y la intermitencia en la moda-
lidad de Educación Rural en el ciclo 2022.
Las revistas para docentes «Horizontes musicales» (2021), «Encontrarnos en el susurro del len-
guaje» (2021) y «Matemática en juego» (2022) conforman una colección de aportes teóricos y
prácticos, cuyos propósitos son fortalecer y orientar las propuestas de enseñanza en torno a los
sentidos de la Educación Inicial santafesina.
El Calendario ambiental 2023 para la Educación Inicial es una materialidad con impronta santafe-
sina que toma como eje a «El Ambiente Nuestra Casa Común», invita a coordinaciones y acciones
para abordar los contenidos actualizados de la EAI desde las efemérides y otras fechas significativas.
El proyecto educativo provincial propone las bases para una escuela pública que promueva más y
mejor educación, aloje las diferencias y profundice vínculos. Sostener como prioridad la búsqueda
de la igualdad, concebida como problema político, como decisión y como proyecto que implica
intervenir sobre la realidad. La igualdad solo es posible con inclusión. Ambas son atributos impres-
cindibles para la educación como un bien público y derecho humano fundamental, a la vez que
habilitan el acceso al ejercicio de otros derechos.
La construcción de Diseños Curriculares tiene como marco legal en Argentina la Ley Nacional de
Educación N° 20.206/06 que en su Artículo 2 instituye a la educación y el conocimiento como bien
público y como derecho personal y social, garantizados por el Estado. En tal sentido, es preciso un
currículum para garantizar la educación de las primeras infancias, como derecho primordial en el
acceso y disfrute de los bienes materiales y simbólicos.
va a formar a las nuevas generaciones, en qué memorias y legados se han de inscribir los procesos de
filiación que se generan en la transmisión intergeneracional. Como expresión de una política pública
asume la responsabilidad de garantizar un proyecto colectivo en la construcción de lo común para la
educación y de constituirse en una herramienta de acompañamiento al quehacer de las y los docentes.
En consonancia con los encuadres críticos, el currículum constituye una síntesis de diversos
componentes en pugna, al que se intenta llegar a través de procesos participativos. Como plantea
Alicia de Alba (2007), el currículum es una síntesis de elementos culturales (conocimientos, valo-
res, creencias, costumbres, hábitos) que conforman una propuesta político-educativa pensada e
impulsada por diversos grupos y sectores sociales, cuyos intereses son diversos y contradictorios,
aunque algunos tiendan a ser dominantes y hegemónicos y otros tiendan a oponerse y resistirse a
tal dominación o hegemonía.
Desde allí, el currículum es una conversación compleja (Pinar, 2014) entre diversos grupos y sec-
tores, donde se van entramando los sentidos y significados acerca de lo que es valioso enseñar a
las nuevas generaciones. Conversación que conlleva tensiones y acuerdos que posibiliten arribar a
un marco de referencia común para las prácticas educativas, que promuevan el compromiso ético
con la alteridad.
El currículum involucra una cuestión de conocimiento, de poder y también una cuestión de identida-
des constituidas, en parte, desde saberes que se incorporan y cuyos efectos gravitan en la constitución
identitaria de los sujetos que intervienen en el hecho educativo en general y en particular. Al alojar las
identidades múltiples y diversas, en esta construcción curricular, se adscribe a una perspectiva de
derechos desde principios de reconocimiento (diferencias) y de redistribución (equidad), categorías en-
marcadas en perspectivas filosóficas y epistemológicas del pensamiento pedagógico latinoamericano.
En ese marco y en relación a la agenda social del currículum (De Alba, A., 2012) se enfatizan
principios que sustentan y transversalizan al diseño curricular. Entre ellos, cabe mencionar la re-
levancia de los Derechos Humanos en la construcción y ejercicio de una ciudadanía plena para
una convivencia posible en comunidad; la Educación Sexual Integral (ESI) desde la perspectiva
de derechos; la cuestión ambiental (EAI) y su relación con el desarrollo sustentable y sostenible;
la diversidad sociocultural en clave de políticas de reconocimiento a las identidades múltiples y
diversas (Interculturalidad); y el Juego como un Derecho de las Infancias para un tiempo lúdico de
aprendizajes creativos, integradores y gozosos.
Interculturalidad
Edgar Morin nos lo remarca en sus célebres trabajos dedicados a los educadores:
«La educación del futuro deberá ser una enseñanza primera y universal, centra-
da en la condición humana. Estamos en la era planetaria; una aventura común se
apodera de los humanos donde quiera que estén. Estos deben reconocerse en su
humanidad en común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente
a todo cuanto es humano» (Morin, 2001, p.18).
Esto significa forjar una posición que sea premisa sustantiva de una pedagogía del cuidado, pro-
fundamente humanizante y humanizadora.
La política curricular considera al conocimiento como una cuestión pública, parte de un proceso co-
lectivo y a los contenidos como formas culturales elegidas y seleccionadas que implican conceptos,
principios, lenguajes, valores, destrezas, actitudes, y prácticas, sistemas de convivencia, entre otros.
Esta concepción mira desde una perspectiva ética, solidaria y corresponsable de un proyecto
más amplio, destinado a construir un mundo más humano, justo y democrático. Esta perspectiva
va de la mano con la educación inclusiva, a la que es preciso contemplar como un proyecto político
que identifica y supera los obstáculos que dificultan el acceso y permanencia en las instituciones
escolares. Es una manera de desmontar una arquitectura de la exclusión y de la desigualdad. En
definitiva, la justicia curricular se expresa como el derecho a los aprendizajes, en un marco de jus-
ticia, de igualdad y de inclusión (Connell, 2006, p.28).
Por lo expuesto, se define esta construcción curricular como una política pública con respon-
sabilidad en la construcción de lo común, en tanto condición necesaria para que sea posible una
convivencia plural, con justicia en la democratización de los saberes para el acceso y disfrute de
los bienes del patrimonio científico-cultural disponible.
Al entender la Educación como acto político que hace lugar a las nuevas generaciones y como pa-
saje de lo que como sociedad se tiene como común, cabe ampliar la comprensión sobre qué significa
lo común. Lo común no significa uniforme, sino posible, abierto, para todos: un mundo en el cual
avanzar es posible. El mundo se amplía a medida que se aloja lo desconocido y se hace lugar al que
llega (Cornu, 2008). Asimismo, lo común es aquello que se comparte y reparte (Frigerio, 2009). Sig-
nifica una operación política en la que se encuentra toda la pluralidad social, cultural, ética, política.
Lo común es ese principio que está orientado a pensar en cómo ofrecer al conjunto de la po-
blación experiencias escolares comunes sin que lo común mismo se traduzca en una norma que
reintroduzca procedimientos clasificatorios y de jerarquización de los sujetos que consoliden, una
vez más, las desigualdades (Diker, 2009).
Se reafirma, entonces, que en el diseño curricular lo común no debe significarse como lo mismo o lo
único posible. Definir lo común, desde distintas perspectivas, supone un debate enriquecedor y abierto,
que en el devenir de las prácticas curriculares será necesario para la construcción desde un compromiso
ético y político y a la luz de diferentes saberes donde sea suelo para la construcción del lazo social que
posibilite la vida con otros. Debe sostenerse, sin olvidar que la escuela: «se constituye ella misma en el
elemento común que toda la población por derecho o por obligación debe compartir» (Diker, 2008, p. 160).
Interesa, en este aspecto, enfatizar la función de amparo que cumple la escuela en respuesta al
desamparo en que viven tantas niñas, niños y adolescentes. Amparo que ejercen las y los adultos
y las instituciones educativas toda vez que ofrecen herramientas para significar las experiencias
de distinto orden que se viven y poder hacer algo -en ese trabajo con los contenidos de la cultura-
frente a ellas (Zelmanovich, 2003, p. 1).
En este marco curricular, se entiende la enseñanza como una acción intencional, que supone una
mediación social y pedagógica entre los saberes que se pretende transmitir y los sujetos que se
pretende que los aprendan (Davini, 2008; Camilloni, 2006).
La Educación Inicial jerarquiza al docente como figura decisiva no solo por el lugar de adulto,
sostén en los haceres del «oficio del lazo» (Frigerio, 2017 pp. 44), sino también en tanto mediador,
ya que al enseñar pone a disposición de las infancias lo bueno, lo justo y lo bello del patrimonio
cultural de la humanidad que por derecho merecen aprender.
Las niñas y los niños no solo aprenden, sino que aprenden «algo», unos determinados objetos
de conocimiento, los contenidos y eso que aprenden tiene un determinado propósito y sentido en
una cultura particular.
Los contenidos se vivifican a través de las experiencias. De allí, la importancia de que en la ense-
ñanza se generen experiencias potentes que se han de vivir juntos, entre educadores y niñeces.
Así, la enseñanza escenifica un encuentro intergeneracional y en ese acto, se traman saberes que
es necesario poner a disposición de todas y todos.
Las finalidades formativas de la Educación Inicial se articulan en los contextos educativos a tra-
vés del enriquecimiento de las experiencias y la transmisión de saberes que remiten a múltiples
campos del conocimiento para el logro de una educación integral. La participación activa de las
niñas y los niños en varios dominios culturales -en el contexto de interacción con otras niñas, ni-
ños y adultos- promueve la apropiación de los contenidos de la cultura, el proceso de constitución
de la propia identidad y la inserción social. De este modo, una formación integral significa ofrecer
oportunidades de aprendizajes para el desarrollo cognitivo, afectivo, ético, estético, lúdico, motor y
social (Políticas de Enseñanza, 2011, p. 15).
Durante el desarrollo curricular, se dan procesos de reformulación activa que implican relecturas y
reelaboraciones por parte del colectivo de educadores en las propias instituciones de enseñanza. En
esta instancia institucional cobran especial relevancia los procesos de reflexión inherentes a la lectura
situacional que realice el colectivo docente sobre el contexto y los sujetos que lo habitan. Es sustancial
producir los acuerdos que demanda llevar adelante y sostener un proyecto curricular, tanto a nivel ins-
titucional como en cada agrupamiento, y poner en diálogo la lectura situacional con el texto curricular.
La lectura del contexto conlleva la visibilización de los saberes de la comunidad y su puesta en valor.
A su vez, incluye de manera insoslayable la mirada atenta y la intervención correspondiente de aque-
llas prácticas, creencias o costumbres que pudieran estar vulnerando los derechos de las infancias
consagrados en todo el plexo normativo, tanto a nivel internacional, nacional como jurisdiccional.
La contextualización del diseño implica considerar los significados que aporta el contexto histórico-cul-
tural-socioproductivo para dar anclaje a las prescripciones curriculares a través de propuestas de ense-
ñanza que resulten de relevancia para las niñeces y se inscriban en la perspectiva de los derechos.
En tal sentido, se ponen en juego estrategias para contextualizar y descontextualizar procesos si-
tuados y universales que permitirán a la docencia comprender el universo infantil, favorecer la com-
prensión mutua y poner en diálogo significativo los contenidos curriculares y los saberes cotidianos.
En suma, se sostiene una concepción acerca de la enseñanza interpelada en sus supuestos ho-
mogeneizadores, para construir lo común en el marco de la diversidad y el derecho a la educación
de las infancias.
Si bien se reconoce que infancia y niñez son sinónimos, se suele hablar de infancia como cate-
goría social y de niñez para aludir a la población de determinada franja etaria, cuyos límites varían
según las posiciones que se adopten; sin embargo, en todo caso, la niñez y las niñeces también
deben ser pensadas como categorías teóricas. Se la nombra niñez porque se toma su propia pa-
labra, dado que no se trata de alguien que no sabe hablar y al que hay que enseñarle6, sino que
se trata de alguien que tiene un singular modo de hablar y al que hay que acompañar y andamiar
mientras aprende a hablar con las voces de su cultura sin perder la propia voz.
6 Según Joan Corominas, el vocablo infante proviene del latín «infans» -de donde deriva infancia- que significa el que no habla, incapaz de
hablar. Otras acepciones consideran la palabra niña y niño como una onomatopeya de los primeros balbuceos, por tanto, ese modo de hablar
lo define.
Si bien se puede suponer, tal como algunas investigaciones lo proponen, un primer momento
inicial en el que la niñez fue invisibilizada como categoría social, se advierte que el momento en
que comienza a ser «mirada» coincide con el momento en que se institucionaliza la escuela como
espacio específico para atender sus necesidades.
Desde esta perspectiva, la niñez es un momento definido de vida que requiere de cuidados específi-
cos. Se la concibe como una etapa de dependencia e indefensión, a la vez que se le adjudican caracte-
rísticas pensadas en el siglo XVII, tales como su condición innata de bondad e inocencia. La escuela se
funda sobre las bases de esta representación acerca de la niñez como objeto de protección.
Durante el siglo XX y este inicio del siglo XXI, se instalan una serie de debates sobre la niñez, que
culminan en el reconocimiento de sus derechos y en la necesidad de proponer políticas estatales
acordes. De ser meros objetos de cuidados, los niños y las niñas pasan a instituirse como sujetos
de derecho, al reconocerse su estatus de persona y de ciudadana o ciudadano.7
Pensar las niñeces a partir de la diversidad de las experiencias según sean sus tránsitos y el re-
conocimiento de la institución educativa como un espacio de convivencia en la pluralidad son dos
puntos claves a considerar. Hay una niñez y múltiples modos de transitarla.
Hoy, se habla de la niñez como sujeto de derechos y, a la vez, se reconoce que junto a esos derechos
adquiridos, hay múltiples derechos vulnerados. Al situar la libertad en la escena educativa en el sentido
en que Freire plantea la pedagogía de la autonomía, se requiere de experiencias estimuladoras para el
pensamiento crítico que se conciben como «un tráfico constante en ilusión, un reiterado acceso a la
interacción entre la creatividad y lo que el mundo tiene para ofrecernos» (Winnicott, 1990, p.100). Este
horizonte emancipador sitúa en el enseñar y en el aprender un lugar de vigencia de los derechos huma-
nos. Iguala a los sujetos en la posición de derechos y en la lucha por su conquista de manera colectiva.
¿Por qué se habla de niñeces? Las tramas de las niñeces se tejen a través del juego, el modo
singular de vivenciar las experiencias en un tiempo intenso («tercera zona» como dice Winnicott o
«frontera indómita» como conceptualiza Montes) y la alteridad.
La niñez se vive estando en un tiempo subjetivo, circular, que no se puede medir ni describir, sino
7 Como correlato de estas representaciones acerca de la niñez, se producen una serie de declaraciones y legislaciones nacionales e inter-
nacionales, como la Declaración de los Derechos del Niño, del año 1959 y la Convención sobre los derechos del Niño de UNICEF que entra en
vigor en 1990, entre otras, que impactan a nivel nacional. Se modifica la Ley del Patronato de Menores, que regía en Argentina desde el año
1919, por la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes sancionada en el año 2005. Esta nueva manera de
pensar la niñez, «niñeces», desde el paradigma de los derechos humanos, condice con la perspectiva de la Ley Nacional de Educación y de
todas las legislaciones vigentes que atienden a las niñeces.
La escuela es un lugar privilegiado para hacer posible ese derecho a vivir plenamente en un tiem-
po lúdico e intenso. Esto no significa encontrar un juego para cada contenido curricular, sino hacer
de la experiencia del conocimiento un tiempo de jugar, un estar jugando. Esta es la manera en que
la niñez se apropia del mundo, lo inventa, lo investiga, lo descubre y lo reconoce.
La alteridad, al igual que el juego, son constitutivos en la niñez. Alicia Fernández recupera a Win-
nicott y propone pensarse como seres entramados «ya que no hay sujeto posible sin trama social
ni sociedad humana sin subjetividad en juego» (2011, p.214). Es a través de la tensión productiva de
este tejido que se constituye el objeto de conocimiento que es simultáneamente externo al sujeto
y, a la vez, construido por él.
Somos seres entramados desde el inicio. Freire habla de una pedagogía de la emancipación par-
tiendo de la alteridad y las singularidades de cada persona, por lo que considera a los sujetos como
constituidos por la otra y el otro mutuamente en una acción dialógica donde la otra y el otro irrum-
pen y se transforman y nos transforman. En esta relación dialéctica se experimenta la autonomía
con otras y otros hacia lo común. Cullen utiliza la metáfora de la escuela como telar de la esperanza
y dice: «la escuela como telar de la esperanza alude, en primer lugar, a la necesaria dimensión po-
lítica de la educación, en este sentido, del arte del tejido. Lo que importa aquí es definir cuáles hilos
conforman la urdimbre y qué tramas se tejen con ellos» (2004, p.199).
Desde esta mirada, la docencia se posiciona en disponibilidad ante las niñeces, al decir de Volnovich
(2020), para ofrecer, acompañar, sostener, habilitar, intervenir, entablar lazos, abrir caminos intersub-
jetivos que posibiliten ese «bien-estar que convoca al descubrimiento, la enseñanza y el aprendizaje».
En sintonía con documentos nacionales, que sostienen que «la variedad de modelos organiza-
cionales resultará una herramienta válida para la concreción de la expansión y la cobertura de las
salas, con formatos flexibles, adecuados, necesarios y posibles de acuerdo a cada contexto social
y cultural de nuestro país» (MEN, 2011), se enumeran en el marco del sistema educativo formal
santafesino las distintas formas organizativas de las instituciones que brindan educación a las
primeras infancias.
Los Jardines Maternales reciben a bebés, niñas y niños, desde 45 días a 2 años de edad. Estas
unidades educativas presentan formas organizativas muy particulares para atender integralmente
a este grupo etario, con lo cual los agrupamientos docentes adquieren especial tratamiento. Du-
plas y tríos de docentes se encuentran en las salas de los Jardines Maternales y hacen sustentable
la flexibilidad de los tiempos, los espacios y los agrupamientos.
Los Jardines de Infantes santafesinos dan cobertura al tramo de Educación Inicial obligatorio al
recibir a niñas y niños de 4 y 5 años de edad, e incluyen progresivamente a la población de 3 años,
en términos de universalización de la educación para la población infantil de esta franja, garanti-
zando el derecho al acceso temprano.
Entre las distintas formas organizativas de los Jardines de Infantes de la Provincia de Santa Fe,
se encuentran:
- Jardín de Infantes de Jornada Completa, que ofrece a las niñeces una per-
manencia en la institución que extiende el horario habitual a jornada completa. La
organización escolar de estas unidades es realmente singular, ya que una dupla de
docentes -un o una docente en cada turno- se encuentra a diario con cada una de
las secciones a las que asisten las niñas y los niños, lo que requiere de una cuidada
articulación de propuestas de enseñanza que aseguren su integralidad.
Según la Resolución N° 114/2023, en el apartado «Recorrido educativo desde las formas orga-
nizativas», se establece que:
La Educación Inicial constituye una unidad pedagógica y comprende a las y los niños desde los
cuarenta y cinco (45) días hasta los cinco (5) años de edad inclusive, siendo obligatorias las seccio-
nes de 4 y 5 años (LEN N° 26.206/06 y su modificatoria, la Ley N° 27.045/14) y funcionan con dos
modalidades o denominaciones: Jardines Maternales y Jardines de Infantes.
En función de las características del contexto se reconocen otras formas organizativas del nivel
para la atención educativa de las y los niños entre los cuarenta y cinco (45) días y los cinco (5) años,
como las multiedades o plurisalas en contextos rurales o urbanos, salas de juego y otras modali-
dades que pudieran conformarse.
Sobre la base de los objetivos que establece la Ley Nacional de Educación N° 26.206 para la Edu-
cación Inicial (2006), los sentidos de los aprendizajes definidos en los NAP (2004) y los principios de
la política educativa jurisdiccional (2022)8, se definen los siguientes sentidos de la Educación Inicial
santafesina, primer eslabón de las trayectorias educativas obligatorias del sistema educativo argentino:
- Promover el aprendizaje de las niñas y los niños de cuarenta y cinco (45) días a
cinco (5) años de edad inclusive, como sujetos de derechos y partícipes activas y
activos de un proceso de formación integral.
- Abordar las experiencias de juego como un derecho para las infancias, una necesidad
vital y un modo de construir sentido, en clave de equidad e igualdad para niñas y niños.
8 Los principios de la política educativa jurisdiccional se desarrollan en el Apartado 2 de este documento: El vínculo pedagógico como
primera condición de la definición de la educación de calidad; Justicia educativa para disminuir brechas de desigualdad; La educación tec-
nológica, innovación y mejora de las condiciones del despliegue de la acción educativa; Una escuela de avance continuo comprendiendo a
la educación como política pública de cuidado;Una gestión que entrama con la Comunidad toda, con los Institutos superiores y Universida-
des, con el mundo del trabajo.
- Atender las desigualdades educativas de origen familiar, social, al igual que las
necesidades singulares de niñas y niños, para propiciar aprendizajes significativos.
Atento a la necesidad de revitalizar y actualizar los principios que permiten dotar de identidad
educativa a las propuestas pedagógicas para las primeras infancias, este Diseño Curricular resca-
ta, resignifica y amplía aportes de diferentes autoras y autores en consonancia con las normativas
vigentes, las tradiciones docentes del Nivel Inicial de nuestro país y las singularidades de nuestra
provincia. Estos principios son:
Las niñeces se hacen visibles y emergen múltiples, desconocidas y concertantes. Esto convoca a
pensar la educación de las primeras infancias como un concierto de melodías pensado y construido, en
cada uno de sus derechos. En la búsqueda permanente de sentidos, de manera cotidiana, los lugares
ofrecidos, donados y enseñados habilitan a las niñas y niños a crear sus propias firmas, huellas singula-
res para «aprender a aprender, a ser, a hacer y a convivir» en el mundo común (Delors, 1996).
Las niñas y los niños como protagonistas «traen consigo la novedad», al decir de Hannah Arendt
(1991), quien afirma que es imprescindible preservar lo que es nuevo y revolucionario en cada niña,
en cada niño, protegiendo la novedad que traen las y los recién llegados para introducirla como un
fermento nuevo en un mundo ya viejo.
Las voces de las niñas y los niños, en definitiva, sus participaciones, que tienen lugar en el ámbito
de lo común y colectivo, requieren de la escucha, la atención, el cuidado y la mediación pedagógica
de las y los adultos que acompañan.
Las y los estudiantes de la Educación Inicial tienen características singulares. Los modos y formas
de relacionarse con las y los otros y con el mundo, en íntima relación tanto con los procesos de
desarrollo y constitución subjetiva como de construcción cognitiva que las y los atraviesan duran-
te la primera infancia, imprimen a los espacios educativos que reciben, particulares formas de ser
escuela, que deben atenderse especialmente.
La Educación Inicial santafesina, en el marco de la pedagogía de la ternura que aloje, cuide y enseñe
con disponibilidad afectiva, privilegia ofrecer a las niñeces las mejores oportunidades de conocimiento
y desarrollo cognitivo, al tiempo que busca ampliar su universo cultural, en tanto se instituyen como
sujetos del vínculo además de sujetos de aprendizaje. Dice María Emilia López: «ese giro en la mirada
profesional de los educadores modifica radicalmente el foco de atención y las posibilidades de empa-
tía» (López, 2019). Se hacen extensivas sus consideraciones a la Educación Inicial en su conjunto.
Las dimensiones constitutivas de la educación integral desde los primeros años de vida son la
formación personal y social y la alfabetización cultural.9
9 Es importante aclarar que cuando se habla de alfabetización inicial se hace referencia a la enseñanza de las cuatro competencias lingüísti-
cas básicas: leer, escribir, escuchar y hablar. Cuando hablamos de alfabetización cultural se hace referencia a los procesos de apropiación de las
culturas, de todos los bienes valiosos del patrimonio cultural de los pueblos (arte, música, costumbres, modos sociales de vincularse) que vale la
pena ser legados a las infancias. Es así que la alfabetización inicial forma parte del proceso de alfabetización cultural (Soto y Violante, 2011).
y los propios jugadores. Cuando se sitúa en espacios formales como la escuela o el Jardín de In-
fantes, estos se hacen responsables de garantizar el derecho de las niñas y los niños a jugar en
igualdad de oportunidades, asumirlo como un aspecto central de su desarrollo integral y enseñarlo
como un contenido de valor cultural. Por esto, ocupa un lugar relevante en la propuesta de ense-
ñanza. Articula la manera particular en la que las niñas y niños construyen el conocimiento, a la vez
que facilita el diseño y la puesta en marcha de las diferentes prácticas. Asumir al juego desde esta
perspectiva requiere contemplar no solo su alto poder motivacional, que puede facilitar la ense-
ñanza de otros contenidos (como es el caso de los juegos de mesa para los contenidos vinculados
con las matemáticas, los juegos con palabras, trabalenguas y adivinanzas en las prácticas del
lenguaje, situaciones lúdicas que posibiliten la diversidad de preferencias y elecciones sin condi-
cionamientos de género, entre otros), sino también ofrecer tiempos, espacios y objetos, enseñar a
jugar, enseñar a ser jugador y ampliar el repertorio lúdico de las infancias. Respetar la diversión, la
incertidumbre, el desafío, la flexibilidad y la no productividad propios del juego en sí desafía el modo
en que se incluye como una propuesta genuina en las salas (Sarlé, 2017).
Las experiencias dejan huellas, hacer una experiencia significa que algo nos acontece, nos alcan-
za, que se apodera de nosotros, nos interpela y nos transforma. Al construir experiencia se logra
que las palabras del otro, sus gestos y sus acciones puedan formar o transformar las propias pala-
bras, gestos y acciones. Construir experiencia es significar el mundo y atribuir sentidos, involucrar
los lenguajes y los pensamientos, pero también la sensibilidad y la emoción.
Al decir de Jorge Larrosa, los movimientos que posibilitan la experiencia suponen una salida de
sí mismo hacia afuera, que va al encuentro con eso que pasa, al encuentro con el acontecimiento.
Pero al mismo tiempo es un repliegue porque la experiencia supone que el acontecimiento afecta
y tiene efectos en uno, en lo que se es, en lo que uno piensa, siente, sabe y quiere. El sujeto de la
experiencia se exterioriza en relación al acontecimiento, que se altera, que se enajena.
La experiencia subjetiva y subjetivante sucede cuando la palabra, las ideas, los sentimientos y las
representaciones posibilitan que algo acontezca mientras pasa como proceso de transformación.
Enseñar y aprender, entendidos como experiencias, generan renovadas posibilidades de encuen-
tros, de conversaciones pedagógicas y de lecturas del mundo, entre docencias e infancias.
Las propuestas pedagógicas para la Educación Inicial se pueden presentar a través de diferentes
formatos, contextualizados y planificados en función de la intencionalidad pedagógica y de las
experiencias de aprendizaje que se deseen promover. Estas propuestas permiten organizar y se-
leccionar los contenidos desde el criterio de globalización.
Entre las modalidades organizativas, se pueden mencionar las unidades didácticas, los proyectos
(que buscan responder a alguna problemática o pregunta de punto de partida) y las secuencias
o itinerarios didácticos (que privilegian el abordaje de algún recorte disciplinar o lúdico). A lo largo
10 Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe. Campus educativo. Nivel Superior (2022). La ex - periencia «eso que me pasa».
Kairós (Kaipós): el acontecimiento.
del año, pueden sucederse diferentes formatos de planificación y, en algunos casos, superponerse
unos y otros.
Ofrecer diversidad de propuestas de enseñanza es ofrecer a las niñas y los niños, diferentes mo-
dos y variados recorridos para aprehender el mundo.
Los espacios de Educación Inicial asumen formas organizativas flexibles que devienen de las ma-
neras de concebir el interjuego entre las variables de espacio, tiempo, agrupamientos, contenidos,
formas de interacción entre infancias y la docencia y sus intervenciones.
La Educación Inicial es la primera entrada de las niñeces junto a sus familias, o personas adultas
referentes, a la esfera de lo público y, por ello, resulta una experiencia transformadora en múlti-
ples aspectos. Esta experiencia se constituye en un espacio común, se expresa en un entramado
de interacciones y deviene en constantes encuentros con otros, con lo otro, con lo diferente: las
diferentes crianzas, los modos de cada familia, de las culturas, de las propias lógicas de lenguajes
afectivos, corporales, simbólicos, expresivos, entre otros (Rebagliati, 2010).
El encuentro de las infancias con otros adultos adquiere en esta trama vincular una relevancia vi-
tal. Al decir de Perla Zelmanovich (2007), asumir la función de la adultez «es una función simbólica,
y lo simbólico en el adulto, está hecho de palabras, de ficción, de juego, de pintura». Esto genera
la implicancia de educadoras y educadores en los procesos de filiar, atar, ligar, sujetar a las niñeces
al mundo de la cultura, de inscribirlas socialmente y de reconocerlas, para habilitarlas en los pro-
cesos del conocer. Es precisamente en estos espacios donde se construye la trama vincular que
teje la dimensión subjetiva emocional y afectiva entre la docencia, la complejidad de sus prácticas
cotidianas, las infancias, las familias y la comunidad.
Pensar a la docencia en torno a estas tramas vinculares con disponibilidad es pensarla con rela-
ción al lazo social. El ser humano se constituye siempre en relación con otro y es, con esa media-
ción, que el otro hace con la cultura lo que posibilita producir sentidos. Pensar prácticas escolares y
11 ¿Cuál es el Otro que necesita hoy cada sujeto? Todo el mundo vive apurado, y no hay ni tiempo como para conversar. Esa pausa para de-
tenerse en cada uno, en ese diálogo, en ese estar atento. Hoy el sujeto necesita de un Otro que construya una pausa y un estar atento. Estar
atento a qué necesita ese sujeto singular. Vemos así que la atención o la desatención queda de nuestro lado y nos convoca a estar advertidos
que, así como nosotros estamos atravesados por determinados discursos, también los niños, la infancia está atravesada por determinados
discursos de la época (Zelmanovich, 2006).
La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del territorio. Esta diversidad se mani-
fiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las socie-
dades, fuente de intercambios, de innovación y de creatividad. La diversidad cultural constituye
el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las
generaciones presentes y futuras.
Proponer un diálogo entre culturas, transmisión y niñeces, al decir de Claudia Loyola (2022), una
invitación a dos gestos escolares: «reconocer-recuperar» y «diversificar-expandir». «Reconocer»
los bagajes culturales que portan las infancias y que les permiten pensar, sentir y actuar en sus ám-
bitos de convivencia familiar, ya que son portadores de sentidos construidos en interacción con sus
territorios y grupos de referencia y «recuperar» las experiencias culturales que se pueden abordar
en los espacios de la Educación Inicial que se conjuga y complementa con «diversificar y expandir».
María Emilia López sostiene que «el derecho a la identidad puede convertirse en mera retórica cuan-
do la cultura dominante provoca un desgajamiento de la cultura de origen». Se pregunta: «¿Cómo
enriquecer la experiencia sin abolir sentidos? ¿Cómo producir encuentros que estimulen el intercam-
bio y, a la vez, facilitar una práctica de cuidados que haga pie en la cultura de origen?» (López, 2019).
Desde el equipo pedagógico de la Dirección Provincial de EIB, se retoma lo que plantea la Re-
solución N° 119/10 del Consejo Federal de Educación, para responder significativamente desde el
Nivel Inicial a las necesidades educativas de los ambientes y contextos diversos que conforman
los distintos Pueblos, en nuestros territorios y sus comunidades. Indica adecuarse y diferenciarse
en su diseño y ejecución, considerando las características sociolingüísticas y socioculturales de
las niñas y los niños que asisten a los Jardines de Infantes, partiendo de la premisa que la familia
y la comunidad de pertenencia constituyen el primer centro de relación y acción, desde donde se
propicia la conformación de la identidad personal y colectiva.
Cuando se cuida es posible reconocer en aquello que se cuida, un valor singular. Se acompaña y
se comparten nuevas formas de mirar lo que sitúa, rodea y de lo que es parte.
Cuidar en clave pedagógica es ante todo reconocer a las niñeces no solo en sus necesidades me-
diatas, sino en sus deseos, sus proyectos y sus esperanzas. Las prácticas de cuidado constituyen
parte de la tarea educativa. Cuidar, enseñar a cuidarse y a cuidar de las otras y los otros.
El cuidado, desde la ESI, abarca una multiplicidad de temas relacionados con el ejercicio de los
derechos de las primeras infancias. Contempla formas de enseñanza que brindan tempranamente
herramientas y prácticas para lograr autonomía, reconocer la importancia de la intimidad, tener la
información necesaria para decidir sobre sus propios cuerpos, sobre sus expresiones de género u
orientaciones del afecto y del deseo. La pedagogía del cuidado permite promover la construcción de
lazos sociales de confianza, lo que supone cuidar a las niñeces en todas las dimensiones posibles.
Desde el marco normativo, el sistema educativo se suma al conjunto de instituciones que traba-
jan para desnaturalizar cualquier signo de violencia e intervenir cuando estas situaciones aconte-
cen. En este contexto de corresponsabilidad, la escuela pasa a ser entendida de otro modo, ya no
como un templo de saber o como un segundo hogar, sino como un espacio que integra el cuidado,
la enseñanza y el aprendizaje, que sabe acompañar y reaccionar frente a distintos emergentes
(Cuidados, Colección Derechos Humanos, Género y ESI, 2021).
La organización de la enseñanza
«Estamos atravesados por luchas de sentido que viven también en las formas del
aula, y solo siendo arquitectos podemos verlas y entenderlas. Somos arquitectos
porque nos importa usar las herramientas adecuadas, y sabemos que no todo «da
lo mismo». Pero necesitamos a la vez ser anfitriones, porque enseñar es también
percibir la forma que todo esto adquiere en cada encuentro... Como arquitectos, se
nos demanda una mirada larga y atenta al contexto; como anfitriones, hacemos culto
de lo singular, del aquí y ahora»
La enseñanza implica una niña, un niño, infancias, que construyen su mundo activamente con la
mediación de una otra, un otro. Vínculo pedagógico que es condición indispensable para garantizar
trayectorias educativas únicas, completas y obligatorias12. Otra, otro que lega el alfabeto cultural,
que le da significados culturales a los objetos, que muestra sus usos, que le enseña las herramien-
tas de la cultura.
12 Para ampliar Vínculo Pedagógico, se sugiere retomar la lectura de los Principios de la política educativa jurisdiccional, Apartado 2 de este
Diseño Curricular.
vantes y significativos que, incorporados como objetos de enseñanza, contribuyan a desarrollar, cons-
truir y ampliar las posibilidades cognitivas, expresivas y sociales que los niños y niñas ponen en juego y
recrean cotidianamente en su encuentro con la cultura, enriqueciendo de ese modo la experiencia per-
sonal y social en sentido amplio (NAP, 2004). Una educación integral ofrece la oportunidad de ampliar
contextos vitales enriqueciéndose desde lo cognitivo, afectivo, ético, estético, lúdico, corporal y social.
Las propuestas educativas resultan, así, coherentes, significativas, flexibles y situadas y, culturalmen-
te, pertinentes a los diferentes territorios y comunidades en las que se llevan a cabo (Peralta, 2002).
Los contenidos representan el conjunto de saberes o formas culturales cuya adquisición por par-
te de las nuevas generaciones se considera relevante, tanto para su desarrollo personal y social
como para el enriquecimiento de los repertorios culturales.
Tradicionalmente la noción del contenido quedó acotada a los saberes científicos formalizados
que se organizan en las áreas del conocimiento del currículum escolar. Esta concepción dejó por
fuera los saberes populares, ancestrales, otros saberes de la vida cotidiana, saberes culturales.
Para la construcción de este diseño se han recuperado soportes y producciones teóricas que
permiten argumentar sobre la importancia de considerar los saberes que portan niñas, niños y
sus familias, para ponerlos en relación con los conocimientos escolares. La incorporación de estos
saberes es decisión de una política curricular cuyo anclaje se expresa en los fundamentos que la
sustentan: la interculturalidad y la descolonización del saber. Estos principios impregnan la pro-
ducción de escritura desde estas lógicas.
Segundo Moyano (2022) plantea la necesidad de resignificar los contenidos, para vivificarlos. Señala:
En relación al valor de los contenidos, se afirma que estos deben permitir el ir y venir y el preguntarse
sobre la posibilidad de situarlos en otro lugar, en vínculo con otras cosas, ponerlos en relación con los
juegos, con la música, con otros lenguajes. Su abordaje tiene que ver con la función de producción
cultural, tan importante en los procesos de inscripción y filiación de las nuevas generaciones.
Perla Zelmanovich (2015) propone pensar el trabajo con los contenidos desde la idea de triángulo
pedagógico, cuyo rasgo fundamental es estar abierto por la base, poniendo en relación al docen-
te como agente interpretante, con el sujeto como cuerpo hablante, a través de la mediación de
contenidos resonantes. Por otra parte, el trabajo que se hace con los contenidos produce efectos
en los afectos, ya que las formas en las que se aprende algo tienen que ver con la emoción. No se
puede pensar lo emocional por fuera del trabajo pedagógico con los contenidos y en esa relación
triangular (Abramowski, 2017).
13 FLACSO (2022). «Contenidos escolares desafectados y cuerpos desbordados en la transpandemia». Ciclo de conversaciones: el malestar
y sus emergentes en el transitar pandémico y post-pandémico. Tercer encuentro.
Siguiendo la línea teórica de autores como Jorge Larrosa, se sabe que el contenido por sí mismo
no produce aprendizaje. Son las «experiencias» las que provocan transformaciones en los modos
de sentir, percibir, comprender, aprehender la realidad y construir mundos imaginarios. Por tanto,
en este Diseño Curricular se plantea la importancia de generar experiencias potentes, ya que «vi-
vifican» los contenidos a enseñar a nuestras niñeces.
Los tiempos, espacios y agrupamientos para los ámbitos de la Educación Inicial constituyen en sí
mismos posibilidades para el movimiento, la exploración, el descubrimiento, el juego y el disfrute en
clave con las experiencias infantiles heterogéneas donde se privilegia el enriquecimiento simbólico.
Pensar su organización es pensar también en las formas en que son habilitados y resignificados
por los diferentes actores escolares. No es solo pensar en cómo organizar los espacios físicos y los
tiempos cronológicos, sino en cómo estos son habitados y apropiados por las niñeces que los viven
y les dan sentido.
Los tiempos flexibles y desestructurados, los múltiples espacios lúdicos y de experiencias, los
agrupamientos en todas sus variables, deben ser las posibilidades que se ofrezcan en la Educación
Inicial para superar la gramática escolar anclada en lo estático, lo inamovible y lo instalado.
Se propone situar y repensar las organizaciones institucionales desde las perspectivas de las pri-
meras infancias. El enfoque de la diversidad en Educación Inicial encuentra su correlato didáctico
en el diseño de espacios educativos heterogéneos, entendiendo que son la dimensión teórica y
práctica de una misma perspectiva pedagógica.
El tiempo
«El tiempo escolar es un tiempo intensificado, ritualizado, separado del tiempo común,
rodeado de gestos, de procedimientos, de estéticas, de formas de hablar y de pensar»
Daniel Brailovsky (2020)
La Educación Inicial ha configurado una manera particular de abordar la tarea educativa que se
imprime en la organización diaria de las jornadas. En estas jornadas se identifican momentos par-
ticulares, los que surgen de lo legado por las tradiciones del Nivel Inicial y que se van resignificando
y actualizando en diálogo con el derecho de las infancias, a la educación desde la cuna. Se aspira a
que estos momentos no constituyan una sucesión o un continuo que no repare en el sentido que
cada una de las propuestas porta. Al decir de Daniel Brailovsky (2020), «cada momento viene con
sus gestos, sus rituales, sus luces, sus sonidos, sus instrucciones acerca de cómo ponerse, cómo
moverse, cómo hablar (...) hablan desde los rituales que los definen como «momentos» separados
del tiempo común».
Es importante tener en cuenta que el ritmo cotidiano, que preserva una estructura diaria, les permite a
las niñas y los niños anticipar cómo se irá desarrollando el día escolar, brindando seguridad y confianza.
14 «El calendario escolar tiene su propio ritmo, ritmo que no solo comprende el período de inicio, el de cierre, el previo a las vacaciones, sino
que incluye además las fiestas: efemérides, festejos especiales de la comunidad o de la sala (...) Junto con eso la semana también tiene su
propone una mirada atenta acerca de cómo se propician experiencias escolares diversas. Expe-
riencias que promuevan de manera equilibrada las distintas formas de leer y aprender el mundo, de
simbolizar, de jugar, de actuar con independencia y autonomía, de disfrutar del movimiento y del
reposo, del hacer de modo personal y con otros, en un pequeño grupo o con todos los integrantes
del grupo escolar, de conversar, de escuchar, de contemplar.
Así como el tiempo puede ser analizado en clave de ritmos cotidiano y semanal, también se pre-
sentan diferentes temporalidades a lo largo del año escolar, que requieren ser miradas detenida-
mente: los períodos de inicio, de avance, de promoción o egreso.
Como se ha enunciado en este documento, el tiempo propio de las niñeces está ligado a un tiem-
po aión, tiempo del disfrute, que es el tiempo del sentir y de la vida, más que a un tiempo cronos,
que es homogéneo y rectilíneo15. En este sentido, se invita a pensar el tiempo kairos como el tiempo
de la docencia, como el tiempo de la oportunidad para intervenir. Educadoras y educadores tienen
el desafío de diseñar los tiempos escolares, al atender a las particularidades de las niñas y los niños
y de cada grupo, haciendo prevalecer los tiempos de enseñanza.
El espacio se propone como ambiente pedagógico que se ofrece con el fin de generar oportuni-
dades y claves para el descubrimiento del mundo, el acercamiento al acervo cultural que se pone
a disposición y los desplazamientos autónomos, independientes y cuidados de las infancias. Es un
ámbito alfabetizador por excelencia. Cuenta, habla, transmite la cultura institucional, las voces que
allí circulan, la huella de los recorridos pedagógicos, los espacios habilitados y por habilitar.
Es la construcción pedagógica, y con ella la semántica, las que van a transformar las salas, el patio,
las galerías y pasillos, los comedores y las bibliotecas, las paredes, en lugares para la enseñanza.
Ampliar la mirada hacia los espacios por habitar es buscar nuevos lugares posibles que pueden conver-
tirse en extensiones de los espacios interiores para las experiencias educativas. Los espacios escolares
como espacios sociales, culturales, cuidados e inclusivos, posibilitan la interacción entre las niñeces, las
prácticas docentes y las representaciones culturales y simbólicas. Para tal fin, se sugieren espacios flexi-
bles, variables, móviles, dinámicos, despojados, abiertos a diferentes usos o intervenciones.
Tornar el espacio escolar en ambientes alfabetizadores, implica interrogarse, definir pautas, tomar
decisiones, consensuar, posicionarse en torno a los lugares que se generan para las distintas ex-
periencias infantiles, ligadas al juego, a la lectura, al descubrimiento del ambiente, al movimiento,
al canto, a las posibilidades de hacer en comunidad, de tener autonomía, de ser libre, entre otras.
Implica también cuidar el lenguaje de las imágenes en los espacios institucionales, priorizando la
búsqueda de sentidos, decidiendo qué se muestra, qué lugares ocupan las voces, las escrituras,
en definitiva, las producciones, de las niñeces y la docencia.
Se propone analizar el universo visual y estético que rodea a las infancias, desde los portadores
escritos e intervenciones en los diferentes espacios institucionales: carteles, murales, afiches, fi-
chas, carteleras, producciones artísticas. También se considera imprescindible reflexionar cons-
tructivamente para mediar entre el universo estético y comunicativo cercano a las niñas y a los
niños en sus primeros años de vida, acompañando y facilitando el disfrute y la lectura crítica de los
objetos simbólicos que se ofrecen en los Jardines de Infantes.
ritmo propio (...). Esa estructura establecida se constituye en un peligro que Jackson (1991) señala, cuando el modo en que se despliega la
vida escolar nos lleva a pensar que las cosas suceden a menudo no porque los alumnos las deseen, sino porque ha llegado el momento de
que se produzcan» (Sarlé y Rodríguez Sáenz, 2022).
15 Se remite al apartado «Transitando el tiempo de la niñez» de este Diseño Curricular de Educación Inicial. Punto 6.
El juego, eje transversal por excelencia, adquiere sentidos e intencionalidades pedagógicas en todos y
cada uno de los espacios institucionales. Es a través del juego que las niñas y los niños se apropian del
mundo, se conectan con otros, con el ambiente y con los objetos. El juego es un derecho, es un conte-
nido de alto valor cultural, es patrimonio de las infancias y una forma particular de pensar la enseñanza.
Se plantean algunos interrogantes que pueden ayudar a analizar «qué se ofrece» al momento
de invitar a jugar a las niñas y los niños: ¿qué lenguajes expresivos se proponen?, ¿se favorecen
distintos modos de relacionarse con los otros y las otras? De este modo, se potencia también su
desarrollo, no solo del sentido estético, sino también emocional y cultural. La capacidad de sentir
placer a través de lo bello es inherente al ser humano y reconocer la belleza, las formas, la armonía,
la composición en las relaciones de las partes con el todo tiene que ver también con otras formas
de aprender. Un espacio armonioso puede ser un escenario de aprendizajes significativos y una
invitación a la creatividad y medio de expresión de un lenguaje diferente al de la palabra.
Cada institución educativa es única en relación al territorio que la contiene. La propuesta deberá
ser, entonces, parte del proyecto educativo de cada una, dándole la importancia en la planificación
a estos espacios para poder ser intervenidos y puestos en acción por los equipos institucionales,
garantizando experiencias enriquecedoras y seguras «en un escenario de encuentros que permita
ampliar el horizonte cultural de las infancias y desarrollar plenamente sus subjetividades» (Equipo
ESI Provincial, 2020).
Los agrupamientos
Se suele afirmar que el aprendizaje escolar siempre se da en grupos, pero pocas veces se analiza
esta afirmación. Al interrogarse y reflexionar al respecto se podría decir que el encuentro diario de
las y los docentes con las niñeces, compartiendo diferentes actividades e itinerarios en un espacio
y tiempo institucional definido, no necesariamente conforma un grupo.
Los grupos se presentan como un proyecto que necesita transcurrir por diferentes momentos y
reunir ciertas condiciones para consolidarse. Para ello es necesario ampliar la mirada e interrogarse
sobre: ¿Qué es un grupo? ¿Cómo se organiza? ¿Qué habilita la pertenencia grupal? ¿Cómo se alojan
nuevas y nuevos integrantes? ¿De qué manera se distribuyen las acciones y tareas?
Los grupos escolares en la Educación Inicial se pueden constituir adoptando variadas configura-
ciones. Independientemente de las edades que se agrupen, ya sean salas exclusivas de una edad o
multiedad, se puede afirmar que el grupo se va consolidando a través de las interacciones, los reco-
nocimientos y por los sucesos singulares que se dan en su interior. En los intercambios, en los modos
de comunicación y en la cooperación mutua, va apareciendo el sentido de pertenencia a un grupo.
Se reconoce que las salas multiedad favorecen que algunas niñas y niños sean portadores de his-
torias compartidas en años anteriores de escolaridad. Para las y los demás, estas experiencias las y
los iniciarán en su historia escolar. Posiblemente las y los primeros tendrán más autonomía desde
el principio al conocer y reconocer los espacios y lugares de la escuela o Jardín de Infantes. Reco-
nocerán y serán reconocidos, revivirán algunos rituales escolares aprendidos en años anteriores.
Por su parte, quienes se inician, se irán apropiando paulatinamente de estos saberes en un pro-
ceso que siempre será personal y nunca podrá ser uniforme. Enrique Pichón Riviere (1977) explica
que «la integración del grupo no quiere decir homogeneización, uniformación o desaparición de la
individualidad, pues consideramos que la mayor riqueza del grupo se da cuando existe una hetero-
geneidad en cuanto a los miembros y una mayor homogeneidad en los objetivos de aprendizaje».
«El trabajo en pequeño grupo permite que suceda una mayor interacción entre
los niños y las niñas, dado que los tiempos de espera desaparecen y pueden rea-
lizar acciones en forma conjunta de modo cooperativo entre tres, cuatro o cinco
integrantes, como así también en parejas. La participación se acrecienta realmente
porque cada uno puede poner en acción su interés e intencionalidad coordinando
con un par o un subgrupo pequeño; pueden escucharse y distribuirse tareas o roles
de modo sencillo y posible».
La experiencia de ser parte de un pequeño grupo recupera, para cada niña y cada niño, el prin-
cipio del protagonismo de las infancias. Este protagonismo está ligado no solo a la participación
directa y a la posibilidad de hacer y decidir cooperativamente con sus pares, sino que además
ofrece la oportunidad de conformación espontánea y electiva del grupo. De todos modos, vale la
pena aclarar que también resulta pertinente que, en determinadas situaciones, en atención a los
propósitos docentes que se procuren, los pequeños grupos sean armados por la docencia.
Cuando el agrupamiento de niñas y niños parte de esta premisa y se combina con una organiza-
ción del espacio que adquiere carácter zonificado para ofrecer variadas propuestas en simultáneo
a las que las niñeces acceden por libre elección, se promueve una multitarea. En este sentido, la
potencia que adquiere el espacio zonificado, se centra, al decir de Rosa Violante, en la disposición
de un espacio claramente sectorizado, con propuestas bien diferenciadas, que constituye una
forma de enseñar que orienta, provoca la participación.
Este tipo de formatos configurados desde la diversidad de tareas estimula la autonomía y enri-
quece las posibilidades de saber y conocer con otras y otros.
«todos los alumnos, ya sea que presenten dificultades o que se destaquen, pue-
den progresar y obtener resultados a la medida de su potencial real, tanto a nivel
cognitivo como personal y social (…). Por lo tanto, por ser la atención a la diversidad
un enfoque socio-humanista de la educación, no existe contradicción alguna entre
el respeto al individuo autónomo y la respuesta a las necesidades colectivas de la
sociedad» (Anijovich, 2004).
Pensar las diversidades en las instituciones escolares se ha ido complejizando en forma paralela
al cambio de paradigma, superando la idea de «tolerancia» a las diferencias. Respetar derechos
implica alojar diferentes modos de ser y de estar en el mundo que permitan habitar una vida co-
mún, sin ningún tipo de discriminación, anclada en la democracia y el derecho a la educación de
todas las personas.
El desafío que subyace es cómo construir una escuela sin excluidas ni excluidos, una escuela
habitable para todas las alumnas y los alumnos.
Las unidades didácticas presentan el conocimiento como un todo complejo desde lo local, lo cercano,
lo propio a reconocer y descubrir. En términos didácticos se define como la organización de un recorte
de la realidad natural y social, desde una concepción transdisciplinar de las propuestas pedagógicas.
Los proyectos pedagógicos se constituyen como escenarios en movimiento para construir, gene-
rar y llevar adelante justamente un proyecto que refiere a un grupo, a varios grupos, a la institución
toda en un objetivo común, un producto, como por ejemplo, armar la biblioteca áulica e institucio-
nal, la huerta, la ludoteca.
Algunas formas que pueden asumir las actividades en los distintos contextos de enseñanza
La multitarea
Las niñas y los niños construyen el conocimiento acerca del mundo actuando e interactuando con
pares y adultos. La necesidad de ofrecer escenarios simultáneos, con dos o tres propuestas de modo
tal que a las infancias les resulte posible elegir, ir y volver, facilita la exploración, la observación, la
La multitarea se concibe como una opción prevista, planificada y organizada que puede llevarse a
cabo en diversos espacios: sala, intersala e intersecciones. Se organiza desde la centralidad de la
enseñanza teniendo en cuenta los criterios de progresión, diversidad, continuidad y simultaneidad.
Ana Malajovich (2017) afirma que «las situaciones de multitarea se definen como aquellas en las
que se ofrecen dos o más actividades diferentes que se desarrollan en simultáneo». Las activida-
des en pequeños grupos que se desarrollan en forma simultánea en diversos sectores de la sala,
patio o cualquier otro espacio institucional, abordan la diversidad que portan las infancias en sus
tiempos personales, en sus intereses, en sus posibilidades de interactuar con otras y otros, de un
modo placentero en la construcción de sus aprendizajes. A su vez, permite a la docencia interac-
tuar con los pequeños grupos y con cada niña y cada niño individualmente, según observe las
necesidades y demandas.
Los talleres
La modalidad taller como formato organizativo de las situaciones de enseñanza surge como alter-
nativa didáctica a formatos tradicionales propios de determinadas épocas. En nuestra provincia, a
partir del advenimiento democrático, los talleres se constituyeron como los organizadores por exce-
lencia de las jornadas escolares en el Nivel inicial, con modalidades propias y singulares (Ministerio de
Educación de Santa Fe. La Educación Inicial en Santa Fe. Una identidad en movimiento, 2017).
La modalidad del taller se sustenta en principios pedagógicos que, aunque no son exclusivos
de esa propuesta didáctica, la conforman de manera esencial: partir de los intereses de quienes
aprenden, cooperar para alcanzar objetivos comunes, aprender juntas y juntos, respetando a las
y los demás, desarrollar iniciativas, aprender jugando, compartir el conocimiento y la emoción por
los descubrimientos:
«En los talleres se aprende a elegir entre distintas opciones, producir con otros, a
compartir los procesos y a llegar a resultados que se deciden de manera conjunta.
Para esto, es necesario plantear las propias ideas y escuchar las de los demás, bus-
car acuerdos que incluyan las diferentes opciones presentadas por todos, acercarse
a la posibilidad de compartir, cooperar, copensar, sentirse parte protagonista del
grupo y del subgrupo, resignificar el reconocimiento de que una producción co-
lectiva incluye los aportes de cada uno que se enriquecen en función del trabajo
conjunto» (Pitluk, 2006).
La interacción directa con el ambiente social, natural y cultural se plantea como forma privile-
giada de promover la construcción de los conocimientos sobre el entorno mediante el planteo de
situaciones problemáticas. Estas se constituyen como una oportunidad en tanto fuente de infor-
mación potente para su comprensión.
Cabe destacar que la concepción de ambiente que sustenta esta construcción curricular es
aquella que lo define como un entramado complejo que contempla la interacción entre aspectos
naturales, sociales, culturales, históricos, económicos, políticos, tecnológicos, éticos y estéticos.
Las experiencias directas pueden constituirse como salidas educativas que deben contemplar
Las experiencias directas constituyen una oportunidad para construir diversos aprendizajes. Para
ello, es importante definir y planificar sus momentos: el antes, el durante y el después de la expe-
riencia misma. Las anticipaciones permiten focalizar sobre aquello que van a observar, indagar,
investigar, preguntar y conocer. Para que la construcción de sentidos tenga lugar, el rol de la do-
cencia apunta a sintetizar junto a las y los estudiantes la información obtenida en la experiencia,
organizarla y compararla con aquello previamente definido o anticipado, ya sea para arribar a con-
clusiones o resolver problemas que pueden haberse planteado como estrategia para analizar el
ambiente social, natural, cultural y tecnológico durante las actividades previas. Esta recursividad
en el proceso favorece la comprensión, la interpretación y la posibilidad de intervenir, ejerciendo
ciudadanía, en la realidad cercana y también en aquella lejana en tiempo y espacio.
Cuando nos referimos a vivenciar la ronda como una asamblea, nos remitimos a Célestin Freinet,
quien concibe el aula como un organismo vivo, donde los niños tienen un rol activo. Para Freinet
(1972) la asamblea consiste en una reunión semanal donde se analiza lo sucedido en la escuela,
se debaten problemas y se plantean nuevas formas de proceder, donde las infancias desempeñan
roles que les permiten vivenciar una organización democrática. La asamblea es un espacio vivo, un
proceso que va evolucionando en la presentación y resolución colectiva de conflictos y que hace
crecer a los niños en su competencia cívica y moral.
«Aún con los más pequeños es posible generar un espacio rico de comunicación
compartida en la medida en que se crea un formato estable para ellos, predecible,
con marcas de inicio y fin, que permite ir explorando las posibilidades de la reunión
que, a medio y largo plazo, será utilizada para responsabilizarse de aspectos orga-
nizativos (...), abordar asuntos que afecten a la convivencia, organizar actividades,
poner en común experiencias ajenas al aula que contribuyan al conocimiento mu-
tuo, resolver conflictos, exponer información relacionada con los aprendizajes de
aula, expresar afectos en el grupo, entre otras. Iniciar a los niños en este formato
comunicativo, sin embargo, exige mantener la significatividad de la comunicación,
evitando caer en la monotonía, y por ello supone un desafío para el docente» (Sán-
chez Rodríguez y González Aragón, 2016).
16 Aportes realizados por Prof. de FcN y Filosofía de la Educación- Nivel Superior Rosario.
Desarrollada en 1968 por Matthew Lipman y Ann Sharp, la Filosofía para Niños es una propuesta
educativa que acerca a las niñas y los niños los instrumentos adecuados en el momento en que
comienzan a interrogarse acerca del mundo y de su inserción en él. Se trata de vivencias cuidadosa-
mente planificadas que buscan despertar la curiosidad y el asombro de las niñeces, estimulando el
pensamiento complejo en el seno de una comunidad de indagación. En esta comunidad, sus miem-
bros trabajan para ser capaces de entender el punto de vista de los demás y se esfuerzan solidaria-
mente por descubrir el sentido del mundo y de la sociedad en la que viven. La comunidad de inda-
gación representa el núcleo central y práctico de los programas de Filosofía para/con Niñas y Niños.
La Filosofía para/con Niñas y Niños puede aportar un trabajo profundo y transformador en las ron-
das, pues permite generar condiciones para un pensar sensible y problematizador tanto en las in-
fancias como en la docencia. El desplazamiento del docente del lugar del saber absoluto, del lugar
privilegiado de la palabra, habilita la voz de las infancias y la posibilidad de que sean protagonistas
de su propio proceso de aprendizaje. Estas potencias de la filosofía se vinculan a aspectos centrales:
Filosofía para/con Niñas y Niños, propone una praxis del pensamiento, en ningún sentido es un con-
junto de recetas a seguir, ni un método para aprender a pensar. Conlleva una verdadera transformación,
que implica una auténtica revisión del rol docente. El dirigir la indagación implica cuidar la comunidad.
«... apuesto a una sensibilidad para la infancia, para estar atentos y no hablar por la
infancia, porque existe el prejuicio que como la infancia supuestamente no tiene voz,
entonces nosotros tenemos que hablar por ella. Tampoco quiero hablar por otros. Lo
que quisiera es que los que nos relacionamos con la infancia seamos lo suficiente-
mente abiertos para dejarnos atravesar por las señales de la propia infancia».
De este modo, la ronda puede redimensionarse como posibilidad de un espacio filosófico para las
infancias. La Filosofía para/con Niñas y Niños puede realizar valiosos aportes en todos los ámbitos
de experiencias. En cualquier sala de Educación Inicial, una ronda puede volverse una comunidad
de indagación, puede ser el escenario experiencial donde se propicien disposiciones creativas y
habilidades de pensamiento. Como señalan Hecker y Rebagliati (2009) es un espacio donde «po-
demos hablar y pensar sobre la amistad, sobre la libertad, la identidad y el nombre propio, sobre lo
que es aprender, sobre el pensar y asombrarnos con nuestras propias expresiones. Eso buscamos:
el asombro, una interrupción, un acontecimiento, una experiencia, que algo nos pase».
Así, esta ronda devenida en comunidad de indagación puede impregnar todos los ámbitos de expe-
riencias, tanto como las transversalidades que propone este Diseño. Ofrece la posibilidad de trabajar
cualquier tema, problema o acontecimiento que irrumpa en la sala, utilizando textualidades diver-
sas (en sentido amplio: imágenes, música, obras de arte, literatura, entre otras) y que puedan ser
asequibles para las niñeces. Dedicar tiempo a indagar en cada punto de la agenda de las infancias
integrando los diversos ámbitos de experiencias contribuirá a que niñas y niños descubran que hay
saberes que ya tienen, que hay mucho para aprender y que todo está relacionado; que es muy valioso
reconocer lo que vamos aprendiendo, que se puede no saber, que las diferencias enriquecen, que
ellos pueden pensar y comunicar lo que piensan, pensarse, pensar su mundo y cambiarlo.
En la Educación Inicial adquiere especial énfasis la valoración de procesos que configuran la eva-
luación formativa: «La evaluación que aspira a ser formativa tiene que estar continuamente al ser-
vicio de la práctica para mejorarla y al servicio de quienes participan en la misma y se benefician de
ella (...) debe ser recurso de formación y oportunidad de aprendizaje» (Álvarez Méndez, J.M ,2001).
¿Qué se evalúa?
Si la evaluación ayuda a mirar en retrospectiva, reflexionar y tomar decisiones, se evalúan tanto las
propuestas que se piensan y despliegan con las niñas y los niños en las diferentes unidades, proyec-
tos, secuencias, como el modo en que fueron apropiándose de los saberes que se seleccionaron y
Por esto, aún cuando existen en el año momentos privilegiados en los que la evaluación cobra
cuerpo a través de diversos instrumentos, es fundamental contar con estrategias que permitan
atesorar y registrar las pistas que cada día permiten contar con datos para comprender los proce-
sos, tanto de enseñanza como de aprendizaje, que se despliegan en las propuestas pedagógicas.
La documentación resulta imprescindible para no hacer de las prácticas una sucesión de activi-
dades inconexas. Visualizar y objetivar los procesos que se desarrollan en la sala es un modo de
hacer tangible la importancia de la Educación Inicial en la vida de las niñas y los niños.
Escribir sobre las trayectorias de las infancias: las narrativas como relato de experiencias
La evaluación entendida como un proceso de carácter cualitativo, pretende obtener una visión
integral más allá de la simple medición, que implica cuantificar rasgos o conductas, atendiendo
fundamentalmente al cuidado de las Trayectorias Únicas, Completas y Obligatorias.
La evaluación que respeta las características aquí detalladas está en función de las infan-
cias y de la docencia
En función de las infancias, se evalúa para motivar y fortalecer en las niñas y niños el deseo de
aprender, explorar, descubrir, construir junto a otras y otros. En este sentido, la evaluación respeta
los principios de manera integral. Se evalúa para saber cómo se van construyendo los aprendizajes
y para crear las condiciones para alcanzar el desarrollo de todas sus potencialidades. Para ello, se
requiere la observación continua y cuidadosa de una manera planificada y sistematizada. Se hace
necesario, por lo tanto, recurrir a una evaluación flexible y formativa que considere los procesos
que día a día se suceden.
En función de la docencia: se evalúa para reflexionar, tomar decisiones pertinentes sobre las in-
tervenciones pedagógicas a partir de los procesos singulares y colectivos en torno a la enseñanza
y los aprendizajes. Reconocer a la evaluación desde su doble función permite a la docencia contar
con bases suficientes y necesarias para reflexionar sobre sus prácticas educativas.
- Abiertos, que valoren los procesos complejos, tanto individuales como colectivos.
- Globalizadores, que integren aprendizajes significativos y den cuenta de los mismos.
- Coherentes, respecto de la concepción de evaluación, los criterios adoptados,
los procesos de enseñanzas y de aprendizajes construidos.
- Dinámicos, que permitan el registro sistemático de las propuestas, de los procesos y
recorridos didácticos, resguardando la ritualización de la evaluación o los estereotipos.
- Confiables, que realmente evalúen lo que se ha decidido evaluar.
La recolección de datos de calidad exige habilidad y criterio. Se presentan algunos de los instrumentos
de evaluación de forma genérica considerados herramientas globalizadoras, confiables y dinámicas.
La observación se reconoce como uno de los instrumentos evaluativos con más relevancia en
la Educación Inicial. Ahora bien, para que se realice en forma sistemática debe apoyarse en otros
instrumentos que ayuden y colaboren en la tarea de los relevamientos de datos:
Observar y registrar son fundamentales a la hora de realizar el seguimiento individual de cada estudiante.
El registro se convierte en un instrumento clave para reflejar a cada niño y niña en particular, en sus avan-
ces, necesidades, fortalezas, construcciones subjetivas, mediaciones docentes requeridas, entre otros.
Lo observado se puede registrar de manera manual, con audios breves a modo de ayuda memoria
y de manera inmediata, al rescatar hechos con matices ricos y sugerentes. Las fotografías y filma-
ciones son un complemento muy importante del registro manual, ya que permiten captar detalles
de manera inmediata y fiel. También pueden constituir un documento audiovisual para resignificar
junto a las niñeces y las familias.
Las grillas con indicadores cualitativos constituyen un instrumento que colabora notablemente
para recabar información durante los procesos singulares de aprendizajes. Se sugiere prever los
indicadores a evaluar en cada proyecto, unidad o secuencia didáctica. Serán de gran importancia
al realizar las narrativas evaluativas individuales y servirán de guía para realizar las evaluaciones
sociopedagógicas grupales en los momentos requeridos.
Narrar para evaluar las experiencias pedagógicas constituye una práctica comprometida, en la que
las y los docentes se transforman en autores que relatan los episodios o sucesos pedagógicamente
significativos de las prácticas educativas: «deben pensar teóricamente y hacer explícito su saber so-
bre las experiencias recorridas, tornar su conciencia práctica en conciencia discursiva, pública y, por
eso mismo, pasible de críticas, evaluaciones e interpretaciones diversas» (INFoD, 2007).
Al narrar experiencias educativas se ponen en palabras y fijan en la escritura los rasgos del mundo
escolar de cada niño y de cada niña. Somos responsables como escritores y como lectores y, en
consecuencia, con lo que hacemos con la información que obtenemos. En este sentido, las narra-
tivas pasan a constituir un documento público en la trayectoria escolar individual y, por lo tanto,
histórica. En la Educación Inicial las narrativas evaluativas individuales constituyen el documento
por medio del cual se busca reflejar a las y los infantes, en particular, en su proceso «único» du-
rante las experiencias de enseñanza y de aprendizaje.
«Las escuelas están cargadas, saturadas de historias y los docentes son, a un mismo
tiempo, los actores de sus tramas y los autores de sus relatos. Y en ese narrar y ser
narrados los maestros y profesores recrean cotidianamente el sentido de la escola-
ridad y, en el mismo movimiento, reconstruyen inveteradamente su identidad como
colectivo profesional y laboral. Al contar historias, los docentes hablan de sí mismos,
de sus sueños, proyecciones y realizaciones»
Daniel Suárez (2006)
Escribir acerca de la propia práctica implica narrar las experiencias docentes abriendo caminos
para que nuevas propuestas sucedan, para que la conversación horizontal y el intercambio en
torno a la pedagogía de la experiencia sea posible. De lo que se trata, entonces, es de habilitar
otros modos de escuchar y de escucharse, de escribir y de escribirse, de tomar la palabra y ser
conscientes de que su poder no solo radica en quiénes la dan, sino también en quiénes la toman y
especialmente en quiénes la leen.
Se sostiene la posibilidad de tender puentes entre los procesos de escritura y las formas en que
se configuran las propias prácticas y sus reflexiones. Estas ofrecen la posibilidad de habilitar la eva-
luación en la planificación al narrar el conocimiento práctico para asumir decisiones que consti-
tuyan las bases para el planeamiento de los próximos recorridos pedagógicos y didácticos.
En el eje prioritario del Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe «Todas las chicas y
los chicos en la escuela aprendiendo», en relación al Régimen de Acompañamiento Integral de las
Trayectorias establecido en la Resolución N° 216/20, en el Decreto N° 646/23, en la Resolución N°
114/23 y en el marco del proyecto pedagógico provincial, se define a las Trayectorias como Únicas,
Completas y Obligatorias», que se inician en la secciones de 4 años del Nivel Inicial y finalizan en el
último año del Nivel Secundario. Es uno de los objetivos de la política educativa nacional y jurisdic-
cional asegurar trayectorias completas y continuas desde el primer tramo de la educación formal,
como también su transición y pasaje hacia la educación primaria.
Teniendo en cuenta que el Artículo 16 de la LEN N° 26.206 -modificado por la Ley Nacional N°
27.045- la Provincia de Santa Fe establece como normativa que las autoridades institucionales
son responsables de su estudiantado hasta que alcancen a efectivizarse las matriculaciones en
el nivel posterior, porque siguen siendo parte de aquel hasta que se logre dicha matriculación. En
este sentido, «el alumno que haya egresado de la sala de cinco años del Nivel Inicial, sigue siendo
responsabilidad del Director de este establecimiento hasta tanto se constate que se haya inscripto
en el primer grado del Nivel Primario» (Resolución N° 216/20).
Desde este marco normativo se construyen estrategias colectivas que convocan, sostienen y se
institucionalizan en términos de derechos y garantías para los itinerarios educativos, con el objetivo
de superar configuraciones fragmentadas y su impacto a largo plazo en las trayectorias escolares.
Tanto la norma legal nacional y provincial, como los principios de la política educativa jurisdiccional
buscan la no fragmentación dentro de las estructuras del sistema educativo. De esta manera, se
piensan las trayectorias sin limitarlas a un tiempo o egreso de un determinado nivel. El objetivo es
consensuar entre directivos y docentes de los niveles involucrados, para planificar y sostener las ac-
ciones de articulación y acompañamiento pedagógico, y dar cuenta de una continuidad en relación a
lo curricular, lo administrativo y lo socioeducativo, de modo que entre ellos no existan interrupciones,
espacios de desinformación o invisibilización de la población escolar más vulnerable al abandono por
las diversas causas que lo suscitan. Es pertinente citar la Resolución del C.F.E N° 174/1218, en la que
se plantea puntualmente el trabajo de acompañamiento a las trayectorias de las y los estudiantes.
El proceso de articulación entre los Niveles de Educación Inicial y Primaria constituye un desafío que re-
quiere de la construcción de estrategias didácticas y dispositivos específicos que promuevan una autén-
tica articulación entre ambos Niveles con el propósito de asegurar la continuidad y la inclusión educativa
efectivas. Es preciso subrayar, asimismo, que dicha articulación tiene como protagonistas no solo a los
niños y niñas, sino también a toda la comunidad educativa; en especial, a las y los docentes que deben
hacer dialogar e integrar sus prácticas de enseñanza, con el propósito de garantizar una auténtica conti-
nuidad en las trayectorias escolares al pasar de un nivel a otro. El concepto de articulación hace referencia
a establecer enlaces, puentes entre partes que se requieren y que necesitan ser vinculadas. También,
supone reconocer que son partes distintas entre sí y que a la vez forman parte de un todo.
La articulación puede hacer referencia a un tiempo y espacio definido por el pasaje de un Nivel a
otro. Esto supone prioritariamente construir un conjunto de continuidades pedagógicas y didácti-
cas que den forma a las experiencias escolares.
La propuesta consiste en construir estrategias entre ambos Niveles, conjuntamente con todos
los responsables que los integran y acompañan para facilitar y fortalecer el pasaje de las infancias
en esos recorridos.
Desde estas perspectivas, se propone abordar la articulación como continuidad, como transición,
desde la convicción de que este pasaje debe darse en el marco participativo y democrático de un
trabajo colectivo entre Niveles.
18 «La trayectoria escolar de niños y niñas en el Nivel Inicial no podrá ser alterada bajo la idea de permanencia o repitencia. Por lo tanto, el
pasaje de un año/sala/sección dentro del nivel no podrá exigir otro requisito que el de tener la edad cronológica para ello [...]. Las jurisdic-
ciones y el Ministerio de Educación Nacional diseñarán las políticas de articulación necesarias para facilitar el pasaje entre el Nivel Inicial y el
Nivel Primario. El mismo supone a nivel de gobierno la necesidad de que las direcciones de los niveles y modalidades respectivas generen
condiciones curriculares y pedagógicas que hagan visible las continuidades necesarias para garantizar el pasaje de todos los niños y niñas.
Los aprendizajes no serán interpretados como indicadores de acreditación ni de promoción de los niños y niñas en el Nivel Inicial al nivel
siguiente. Serán considerados como indicios a ser tenidos en cuenta por los docentes que reciban a los niños/as para garantizar la trayectoria
escolar [...]. En el marco del fortalecimiento de las políticas de enseñanza, en especial la alfabetización inicial, el cumplimiento de los conte-
nidos curriculares, la revisión de los modos de evaluación a lo largo del primer grado y ciclo y las decisiones políticas que el estado nacional y
los estados provinciales han tomado para promover la calidad, tanto de la enseñanza como de los aprendizajes, es necesario considerar como
unidad pedagógica a los dos primeros años de la escuela primaria. Por lo tanto, se reformularán los regímenes de promoción a los efectos que
rijan a partir del segundo año/grado. Estas modificaciones normativas se podrán implementar de manera gradual a partir del año 2013, hasta
alcanzar en el año 2016 a todas las escuelas de Nivel Primario del país» (Resolución C.F.E N° 174/12).
La Planificación del Proyecto Articulador expresa la necesidad de que las direcciones de los niveles y
modalidades respectivas generen condiciones curriculares y pedagógicas que hagan visible las conti-
nuidades diseñadas que garanticen el pasaje de todos los niños y niñas en un camino de superación de
las barreras propias que los cambios presenten. El diseño de pasajes, el establecimiento de acuerdos que
reflejen el pensamiento pedagógico y didáctico articulado que contemple los aportes que la Educación
Inicial hace a las experiencias escolares de niñas y niños. Aquí, son fundamentales el juego, el impulso a
la creatividad y la curiosidad infantil, la sorpresa, el valor del intercambio, las tareas colaborativas en sub-
grupos, la multitarea, los primeros acercamientos a la alfabetización cultural (MEN, 2021). Se está en pre-
sencia de un proyecto que sea visible en los fundamentos teóricos y en las prácticas diarias de enseñar.
Pensar la transición como proyecto común que genere condiciones de posibilidad entre los Niveles
Inicial y Primario implica pensar y poner en acción dispositivos consensuados colectivamente. En ellos
es necesario que se incluya a los diferentes actores de las comunidades educativas, que se traccione
lo propio de cada nivel, que se entrelacen identidades y que puedan sostenerse en el tiempo.
Algunos ejemplos de dispositivos para ser enriquecidos, potenciados y evaluados de acuerdo con
los contextos y las necesidades:
La transición como proyecto de «espacios puentes» con ejes estructurantes de ámbitos y ex-
periencias es el nexo fundante de la articulación entre niveles. El acompañamiento con objetos
«pasajes» o mediadores, por ejemplo, constituyen estrategias que sirven de sostén y seguridad
y ayudan a las niñeces en sus inicios en el nivel siguiente. Tal es el caso de las experiencias reali-
zadas en torno a las materialidades, en tanto bienes culturales: Rayuela al Cielo-Para imprimir.pdf
(2020) y Ventanas como Alas.pdf (2021).
Habilitar la palabra, intercambiar experiencias entre niveles, socializar las prácticas escolares, dan
19 Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe. Campus educativo. 28 de Mayo, «Día Nacional de los Jardines de Infantes. La Edu-
cación Inicial en la Trayectoria única obligatoria: los espacios puentes».
lugar al crecimiento personal y colectivo en pos de vínculos pedagógicos centrados en las in-
fancias, sus necesidades y sus recorridos singulares. Considerar la multiplicidad de lenguajes e
incorporar las nuevas tecnologías de la educación es un desafío ineludible de nuestro tiempo. La
escuela se potencia, así, en su capacidad de crear para mejorar su despliegue.
Las transversalidades del currículum de la Educación Inicial santafesina son: Educación Sexual Integral,
Interculturalidad, Educación Ambiental Integral y Ciudadanía y Tecnologías Digitales. Estas transversa-
lidades se constituyen como marcos conceptuales que atraviesan e interpelan cada uno de los ámbitos
curriculares en tanto pilares prioritarios de la política educativa nacional y provincial. Se presentan como
transversalidades con el fin de que se aborden en clave de diálogo y mutuo entrecruzamiento. Con rela-
ción a la Cultura Digital, los contenidos específicos sobre Alfabetización Digital se integran en el Ámbito
de Experiencias del Ambiente20 y en particular, en los aportes de la Educación Tecnológica.
En sintonía con los principios de la integralidad de las propuestas y la globalización de los con-
tenidos21, las transversalidades pueden definirse y contextualizarse en el proyecto curricular insti-
tucional e incorporarse en las planificaciones de los proyectos, secuencias y unidades didácticas.
Asimismo, cada docente de acuerdo con los emergentes, las características del grupo, las inten-
cionalidades pedagógicas, decide su abordaje a través de un proyecto didáctico específico.
«Las transversalidades se conjugan como partes del mismo estamento. Por ello,
proponemos que lo intercultural trascienda fronteras y atraviese la escuela y lo
social. Las bases de los proyectos educativos deben contemplar la identidad, los
aprendizajes y las enseñanzas compartidas, los conocimientos ancestrales y cultu-
rales propios de cada comunidad. Los encuentros con el otro y con los otros deben
ser espacios para construir, reflexionar sobre el cuidado de la vida, de la naturaleza,
de la madre tierra, del todo» (Voces, 2023).
La sanción de la Ley N° 26.150, en el año 2006 establece, ante todo, el derecho que tiene todo el
estudiantado del país a recibir Educación Sexual Integral (ESI) en los establecimientos educativos
a los que concurren, sean públicos de gestión estatal o privada, desde la Educación Inicial hasta la
Formación Docente Superior.
La ESI como política pública del gobierno provincial, comienza su implementación en el año 2008
basada en el diálogo permanente con las demandas y particularidades del contexto, con protago-
nistas del sistema educativo, con otras dependencias del estado y con asociaciones de la sociedad
civil. Como proceso de construcción colectiva, se presenta como un desafío constante la tarea de
garantizar los derechos asociados a la ciudadanía sexual de las niñeces.
La propuesta de la ESI está anclada en una concepción integral de la sexualidad, lo que implica que
esta no se reduce a la genitalidad, a la reproducción, a la heterosexualidad, a la adolescencia/adultez,
ni a la naturaleza, sino que la noción de la misma es compleja. Se define como un proceso no lineal
que se desarrolla desde el nacimiento hasta la muerte.
Para los marcos referenciales de la ESI, la sexualidad está atravesada por aspectos biológicos, psico-
lógicos, sociales, históricos, culturales, jurídicos y ético-políticos que obligan a pensar en la constitución
humana y en el devenir como sujetos. Pone el acento en considerar al cuerpo inmerso en una red de
relaciones sociales, formando parte de un momento histórico, político y económico determinado.
Como punto de partida, se toman los postulados de la Organización Mundial de la Salud que definen
a la sexualidad como «una dimensión fundamental» del hecho de ser humano, presente a lo largo de
su vida. Abarca el sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la
reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías,
deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La
sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o expre-
san siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, socia-
les, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales (OMS, 2006).
La sistematicidad se materializa en las instituciones cuando el abordaje de la ESI deja de ser una
actividad puntual y aislada. La ESI como espacio sistemático contempla el desarrollo de los conte-
nidos en diálogo constante con los marcos normativos existentes. Asimismo, entrama la dinámica
escolar desde una tarea sostenida en lo curricular permitiendo una institucionalización que con-
solida su implementación.
El Consejo Federal de Educación aprueba en el año 2008, la Resolución N° 45/08, que establece
los Lineamientos curriculares de ESI. Dicha norma despliega los contenidos a enseñar en todas las
escuelas del país, desde el Nivel Inicial hasta la Formación Docente. Los lineamientos curriculares
de la ESI para la Educación Inicial, transversales a todos los ámbitos y áreas del conocimiento, se
22 El marco normativo de políticas públicas vinculadas a la Educación Sexual Integral que el Estado Nacional asume, comienza a tomar for-
ma a partir de la firma de distintos tratados internacionales. A su vez, algunas leyes nacionales sirven de antecedente y posterior a la sanción
de la ley de 26.150/06, continúa el proceso de ampliación de derechos. ESI en el marco de los Derechos Humanos
En el año 2018 el Consejo Federal de Educación aprueba la Resolución N° 340/18 que organiza
los lineamientos curriculares en términos de Núcleos de Aprendizaje Prioritarios. Los NAP para la
Educación Inicial se encuentran transversalizados en los contenidos y orientaciones didácticas de
cada ámbito de experiencia del presente Diseño.
La Educación Sexual Integral en la Educación Inicial se integra al enfoque globalizador como uno
de los principios de la enseñanza característico del nivel, que potencia la interdisciplinariedad y
favorece la articulación de saberes y contenidos en los distintos formatos de propuestas de ense-
ñanza. La construcción de relaciones entre los NAP de la Educación Inicial, los Lineamientos curri-
culares y los NAP de la ESI, en el marco de cada diseño curricular jurisdiccional, habilita y respalda
la planificación de gran diversidad de propuestas y experiencias.
Para trabajar la Educación Sexual Integral en las instituciones, existen diferentes puertas de en-
trada23 que se ponen en juego, de un modo dinámico, en sus procesos de implementación. Se trata
de todas las formas posibles en que la sexualidad —entendida integralmente— se ve involucrada y
puede ser abordada en el Jardín de infantes. Las mismas pueden pensarse como una herramienta
de análisis y de reflexión para la transversalización que involucra a toda la comunidad educativa y
constituye dimensiones desde donde se van elaborando decisiones para que la ESI vaya sucedien-
do. Se trata de la reflexión sobre nosotras/os mismas/os, el desarrollo curricular, la organización de
la vida institucional, los episodios que irrumpen y la relación con las familias y la comunidad.
«Coincidimos en que ESI debe ser transversal en cada unidad y /o proyectos, te-
niendo en cuenta los distintos ejes conceptuales del Nivel Inicial. Un abordaje trans-
versal comienza y continúa con la reflexión, planificación e intercambio del equipo
directivo con docentes y de docentes entre sí, infancias y familias. El mismo implica
un hacer personal y colectivo para ir incorporando los lineamientos curriculares de
la ESI en el quehacer de la tarea docente» (Voces, 2023).
El enfoque integral de la sexualidad que expresa la Ley N° 26.150 nos enfrenta a ampliar la perspectiva
educativa y la propia mirada sobre la sexualidad. Asumir la educación sexual desde una perspectiva
integral demanda propiciar aprendizajes desde el punto de vista cognitivo, pero también en el plano
de lo afectivo y en las prácticas concretas vinculadas a la vida en sociedad. Implica tanto transmitir
información pertinente y actualizada sobre sexualidad, como promover una capacidad crítica sobre
esa información, para un ejercicio consciente, autónomo y responsable (Referentes ESI Inicial, 2022).
Desde el Programa Nacional de Educación Sexual Integral del Ministerio de Educación de la Na-
ción se definieron cinco ejes conceptuales24 que permiten cumplir con el objetivo de educar en
sexualidad de manera integral:
24 Estos ejes constituyen la estructura básica que propone el Programa Nacional de ESI para el abordaje de la educación sexual con un
enfoque integral. En este sentido, se pone a disposición el manual de Referentes ESI para Educación Inicial con el desarrollo de algunas
ideas vinculadas con cada eje y propuestas, recursos y actividades para su implementación. http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/
EL007798.pdf. Recursero de Educación Inicial: Recursero ESI 2022.pdf
- Respetar la diversidad.
- Valorar la afectividad.
- Cuidar el cuerpo y la salud.
Es preciso tener en cuenta que en las prácticas educativas estos ejes se encuentran permanen-
temente interrelacionados.
La ESI se sitúa en una comunidad escolar y en familias particulares portadoras de culturas, cos-
tumbres y creencias en permanente diálogo con nuevas informaciones y oportunidades de inter-
cambios sociales. Ese contexto configura en las niñeces, singulares experiencias entre pares y con
personas adultas que les permiten construir saberes, prácticas y valores.
Sostenemos que la construcción de una escuela democrática e inclusiva, capaz de alojar y educar
a niñas, niños, adolescentes y jóvenes para el complejo mundo contemporáneo, la vida en socie-
dad y su realización personal es una tarea que requiere del compromiso ético político del sosteni-
miento de la educación como derecho y el reconocimiento de la diversidad social, cultural, étnica,
lingüística, de género, en nuestro territorio provincial.
Se nos presenta entonces el desafío de elaborar una propuesta curricular desde un pensar/sentir si-
tuado que nos permita construir «una convivencia escolar fundamentada en el respeto a otras y otros,
a las diferencias, a la construcción de identidades y futuros que promuevan la solidaridad, el respeto,
la igualdad, la libertad, la posibilidad de acuerdos, y la cooperación» («Escuela, Democracia y Ciudada-
nía», en Interculturalidad, Colección Derechos Humanos, Género y ESI. MEN, Argentina, 2021).
Desde los inicios de la conformación del Estado nacional el intento por homogeneizar a su población
constituyó una característica central de su organización, incluyendo al sistema educativo, al no reco-
nocer las diversas identidades culturales preexistentes a su creación y, con ello, el silenciamiento de
sus cosmovisiones, sus lenguas, sus modos de concebir relaciones sociales y construir conocimientos.
Dado que la escuela es el lugar de encuentro de la heterogeneidad social y cultural por excelencia,
la perspectiva intercultural propone abordar problemas pedagógicos relevantes del mundo con-
temporáneo interpelando la concepción homogeneizante de niñas, niños, jóvenes, adolescentes y
sus grupos de pertenencia, a la vez que pensar lo común valorando la diferencia.
Con la aprobación de la Ley N° 27.621, se establece la responsabilidad del Estado de hacer válido el
derecho de niños, niñas y jóvenes a recibir Educación Ambiental Integral. Tal como lo recomienda el
Comité de los Derechos del Niño, se propone fortalecer las capacidades de los propios niños, niñas
para el propio cuidado, el cuidado del otro y del ambiente.
- El enfoque de género, que contempla los análisis y aportes de las corrientes eco-
feministas.
- Cuidar el ambiente:
Este eje recupera el modo de vincularnos con el ambiente del cual se forma parte, lo que implica el
desarrollo de una capacidad que se aprende, un vínculo que hay que construir y un sentido de res-
ponsabilidad, una ética del cuidado de uno, del otro y del ambiente para la sustentabilidad de la vida.
La organización curricular que sustenta este diseño, apela a un abordaje transversal de la Ciu-
La escuela y la comunidad educativa tienen el desafío de construir junto con las niñas y los niños
una ciudadanía digital que promueva la creatividad, la participación y la capacidad crítica, así como
la elaboración de proyectos pedagógicos que enseñen a procesar, evaluar e interpretar la informa-
ción en el marco de una convivencia digital respetuosa. Este desafío es constructivo, porque con-
templa un uso positivo de las tecnologías digitales en el cual las niñas y los niños son protagonistas
creativos, al poner en valor lo aprendido, y críticos, puesto que necesitan de una mirada que dude,
cuestione y se pregunte.
La Ciudadanía Digital consiste en conocer y ejercer los derechos y las responsabilidades en Inter-
net, considerado como un espacio público en el que existen oportunidades para el ejercicio pleno
de derechos, pero también con riesgos de posibles vulneraciones. Así, la ciudadanía digital:
Desde este Diseño Curricular se sostiene que para la construcción de una ciudadanía digital es
necesario promover que los usuarios de tecnologías digitales sean sujetos críticos, proactivos y
conscientes de las oportunidades y riesgos que existen en el uso de las tecnologías digitales: «La
destreza tecnológica ya no remite al uso diestro de los dispositivos, sino que demanda un desem-
peño óptimo en el entorno digital en términos de participación, respeto, intercambio, colaboración
y convivencia con otros» (Jones y Mitchell, 2015).
En consulta realizada a las y los docentes santafesinos, estos señalan la importancia de:
Para que las infancias tengan derecho a estar protegidas de cualquier riesgo asociado a los entor-
nos virtuales se requiere la corresponsabilidad de las personas adultas, las instituciones, el sector
privado y el Estado. Las prácticas cívicas en la red necesitan del fortalecimiento de habilidades
digitales que posibiliten la comprensión de los usos, la información y la participación, así como
también el reconocimiento de los riesgos y las formas de pedir ayuda.
25 Estas temáticas han sido recuperadas en las Jornadas de consulta del Diseño Curricular de Educación Inicial (2022).
- Ciberbullying o ciberintimidación.
- Exposición de datos personales.
- Uso excesivo de las tecnologías digitales.
La garantía y protección de los derechos de las niñeces a utilizar y disfrutar de recursos y medios
digitales; a que las personas adultas las y los cuiden en Internet; a recibir ESI para saber cómo actuar
frente a los abusos; a decirle que no a cualquiera que le exija una foto o video; a que se preserve su
intimidad y se respete su privacidad; y a un espacio privado de escucha; se concretan a través de un
acompañamiento en el mundo virtual por parte de la comunidad educativa y las familias. El conoci-
miento de los riesgos asociados al uso de Internet y la creación de espacios de encuentro, debate y
concientización vehiculizan la participación de forma segura y activa en los medios digitales.
La concepción de Internet como lugar que se habita, en el que se convive con otras y otros, re-
quiere de prácticas que fomenten el cuidado de los datos personales, el resguardo de la identidad
digital, la imagen y la huella digital en los entornos digitales públicos.
Las redes sociales son los espacios donde se genera y circula la mayor información personal. La
huella digital se construye a partir de las conversaciones en los chats, la participación en los foros
y salas de juegos, las fotos y videos que se suben, las páginas donde aparecen los nombres y las
cuentas de usuario. La identidad digital se manifiesta a partir de datos a los que puede acceder
cualquier persona, conocida o desconocida. Una vez que son publicados en el ciberespacio, resulta
casi imposible eliminarlos y su destino es incierto (Ballestrini, 2021).
Desde este enfoque, se debe destacar que lo virtual es también una dimensión de lo real, porque
lo que se dice o se hace en Internet tiene consecuencias concretas en la cotidianidad: «La virtuali-
dad en la que vivimos es una de las dimensiones fundamentales de nuestra realidad. O sea, vivimos
con internet, no salimos de ella. (...) Yo diría que la conexión entre lo virtual y lo presencial (no diría lo
real, porque la realidad es virtual y presencial a la vez) la establecemos nosotros» (Castells, 2009).
El Comité sobre los Derechos del Niño publicó en el mes de marzo del año 2021 la Observación Ge-
neral Nº 25 referida los derechos de las infancias en los entornos digitales. En la misma se reconoce
el derecho de los niños, niñas y adolescentes en un entorno digital, a través de cuatro principios:
- No discriminación.
- Interés superior de las niñas y los niños.
- Derecho a la vida, supervivencia y desarrollo.
- Respeto a las opiniones de las niñas y los niños.
- Ley de delitos informáticos N° 26.388 del 2008, que incorporó al Código Pe-
nal los delitos de distribución y tenencia de pornografía infantil por cualquier medio
- Ley N° 26.904 que incorpora el Artículo 131 al Código Penal y la figura de groo-
ming o ciberacoso sexual26 que pena a quien a través de las TIC contactare a una
persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la inte-
gridad física de la misma.
La Ley de Educación Nacional Nº 26.206 señala en su Artículo 67° inciso «e» la obligación de las y los
docentes de proteger y garantizar los derechos de las niñas, los niños y adolescentes que se encuen-
tren bajo su responsabilidad. Cuando los derechos son vulnerados, la escuela, junto a las familias y
otras instituciones del Estado deben trabajar para restituirlos. Esto implica asumir múltiples funciones,
tales como informar a las y los niños de sus derechos, desnaturalizar cualquier signo de violencia, de-
tectar señales, llevar a cabo diferentes acciones en los diferentes niveles de la institución y articular con
otros organismos que se encuentran dentro del sistema local de protección de derechos. Si se produce
una situación de acoso sexual a través de las redes, se vulneran derechos como el de la dignidad e in-
tegridad personal, el de la privacidad, entre otros. La escuela, a través de sus miembros, tiene el deber
de comunicar (Artículo 30, Ley N° 26.061) cualquier hecho de vulneración de derechos ante la autoridad
administrativa de protección en el ámbito local (Artículo 30, Ley Nº 26.061) (Ballestrini, 2021).
La docencia asume la necesidad de promover estrategias sobre la prevención, así como también
el empoderamiento de las niñeces para que puedan detectar situaciones de violencia que muchas
veces se encuentran invisibilizadas. Resulta fundamental una intervención en la que tenga lugar la
palabra, la escucha atenta, el respeto por otras personas, y el acompañamiento, en contraposición
al silencio pedagógico, frente a las distintas vulneraciones a las que se encuentran expuestas ni-
ñas y niños (Ballestrini, 2021).
Las instancias de diálogo y confianza resultan imprescindibles para generar una mirada crítica y
reflexiva sobre las acciones en los entornos digitales. No se trata de prohibir, sino de acercar he-
rramientas para que comprendan los riesgos que se pueden presentar. En las conversaciones que
se establezcan con niñas y niños deben abordarse, entre otras cuestiones, los siguientes temas:
- La noción de privacidad.
- Los vínculos y las formas de interacción online y offline, resaltando la importancia
de respetar la privacidad y la de los demás.
- Los riesgos de compartir información personal sin restricciones.
Contemplar esta realidad atravesada por las tecnologías digitales implica reconocer un aspecto
central de la cultura contemporánea en la que viven los niños y las niñas y, por lo tanto, resulta
necesario que la escuela forme parte de estas nuevas prácticas mediatizadas por tecnologías di-
gitales, para poder dotarlas de sentido pedagógico. La comunidad educativa necesita reflexionar
acerca de la potencialidad que estos nuevos recursos tecnológicos pueden brindar al proceso
educativo, para que su inclusión genere prácticas pedagógicas enriquecidas e innovadoras.
26 Grooming es el término que se utiliza para hacer referencia al acoso o abuso sexual de una persona adulta hacia una niña, niño o ado-
lescente a través de Internet. El agresor busca persuadir para crear un vínculo de amistad y, de esta manera, lograr un acercamiento que,
generalmente, le permita obtener imágenes o videos con contenido sexual o erótico e inclusive un posible contacto físico para abusar se-
xualmente de la víctima (Ballestrini, Florencia, 2021).
«La incidencia de los teléfonos móviles, los juegos virtuales y redes sociales en la
forma de relacionarse, (...) y falta de empatía hacia el otro» (Voces, 2023).
El quehacer en la sala enriquecido con tecnologías digitales es un desafío que necesita del ejercicio de
nuevos roles y la generación de alternativas escolares inéditas. En definitiva, conlleva la transformación
de la cultura institucional a través de la cultura digital. Asumir estas nuevas dinámicas requiere de una
visión innovadora que maximice el beneficio de la tecnología digital y considere su potencialidad desde
la Educación Inicial como una valiosa oportunidad para la vivencia escolar y una educación de calidad.
En consonancia con los principios de globalización e integración curricular, se proponen los Ám-
bitos de Experiencias como un modo de presentar los saberes a enseñar. Estos ámbitos procuran
conjugar situaciones y experiencias que entramen espacios curriculares, para evitar la atomización
disciplinar y propiciar una educación integral. Esto no implica desconocer los posicionamientos
epistémicos de los saberes curriculares que se entraman en estos ámbitos. Por el contrario, la bue-
na enseñanza recupera, tanto la perspectiva ética como la epistemológica, al decir de Fensterma-
cher (1989), ya que en la práctica misma de la enseñanza se habrá de cuidar el marco epistémico
y metodológico propio de cada campo de saber. Se considera relevante que las niñas y los niños
participen de situaciones y experiencias integradoras y articuladas, que superen la lógica discipli-
nar. Se busca que estas experiencias dialoguen con los contextos socioculturales.
Las experiencias constituyen propuestas potentes, integradoras, que ponen en diálogo diferen-
tes áreas curriculares, tienden puentes con la comunidad, recuperan voces, historias, saberes per-
sonales y colectivos, que se ponen en relación con los saberes escolares.
Las experiencias que se proponen en este diseño no pretenden ser exhaustivas. Cobran sentido y se
recrean en la planificación didáctica que realizan las y los docentes, ya sea en forma de Secuencias,
Proyectos, Unidades Didácticas y en la práctica misma de la enseñanza situada y contextualizada.
Como se viene señalando en el presente documento, el entramado de aportes del campo socio-
cultural y científico conforma los ámbitos de referencia de lo curricular. Acorde con estas conside-
raciones, la enseñanza en la Educación Inicial promueve la participación sistemática de las niñas y
los niños en múltiples experiencias formativas.
En este Diseño se organizan esas múltiples experiencias en ámbitos que las nuclean en relación
con los aportes de las áreas curriculares y con los denominados Saberes de la vida cotidiana.
«Cada niño/a arriba al mundo de la escuela con su propio bagaje, aportando sus
saberes previos y sus aprendizajes relacionados a su cultura personal»
Voces (2023)
Los Saberes de la Vida Cotidiana dan cuenta de los «aprendizajes» presentes en distintos ámbi-
tos socio-culturales, además del escolar. Están vinculados a prácticas, valores, modos de relacio-
nes subjetivas, costumbres. Esto implica, desde lo epistemológico y sociocultural, una valoración
de «esos otros saberes» que quedan por fuera de la concepción más tradicional del contenido,
restringido a los saberes científicos formalizados.
El desafío es pensar una enseñanza que los ponga en diálogo, que sea una ocasión para diseñar pro-
puestas que promuevan vinculaciones con saberes que son portados por niñas y niños, provenientes de
sus respectivos contextos cotidianos, que forman parte de los procesos que configuran a los sujetos y a
las comunidades, propiciando un vínculo de implicación colaborativa entre las familias, las nuevas gene-
raciones y la escuela. Incluye intervínculos con las áreas que integran los demás ámbitos de experiencia.
Entendida dentro del marco de las prácticas sociales, la educación puede pensarse desde una
concepción amplia que excede la educación formal o escolarizada. En este sentido, y en tanto pro-
ceso humano universal, las experiencias formativas son parte de la experiencia vital adquiriendo
gran diversidad de contenidos y formas, ya que en ellas se articulan procesos de transmisión, apro-
piación, negociación y transformación de saberes, objetos y prácticas culturales (Rockwell, 2007).
Los seres humanos transitan cotidianamente por distintos entornos, en los cuales llevan adelante
un proceso de apropiación de distintos elementos socioculturales -prácticas, sentidos, saberes,
valores, reglas-. Así, en múltiples actividades cotidianas se ponen en juego un conjunto de expe-
riencias de aprendizaje que remiten a la consideración de los procesos educativos en un sentido
amplio, como un «campo de conformación sociocultural de prácticas y significaciones humanas»,
de «enseñanzas» y «aprendizajes» presentes en distintos ámbitos, además del específicamente
escolar, por lo tanto, un «campo constitutivo de matrices socioculturales que incluyen prácticas,
conjuntos de valores, modos de relaciones subjetivas, ideologías» (Achilli, 1999).
Es preciso integrar los saberes de la vida cotidiana ya que la relación pedagógica no puede quedar
limitada a las relaciones específicamente escolares mediante las cuales las nuevas generaciones
entran en contacto con las anteriores, de las que extraen experiencias y valores históricos supe-
riores, sino que estas relaciones existen en todo el complejo social.
Ahora bien, se ha estudiado suficientemente que las reglas institucionales que rigen el funcio-
namiento del saber en la escuela no son las mismas que rigen su funcionamiento fuera de ella. El
acceso a las formas escritas del lenguaje, al sistema de numeración y al manejo de la aritmética y
álgebra escolares, el dominio de las formas científicas de conocimiento, parecen requerir, en mu-
chos casos, una ruptura con las formas cotidianas de cognición (Terigi, 2021). Reconocido esto, se
plantean algunos interrogantes, tales como: ¿Es posible –o deseable– fortalecer las prácticas de
enseñanza y de aprendizajes escolares, considerando los aprendizajes de la vida cotidiana? Y si así
fuera, ¿cómo se podrían establecer vínculos entre los conocimientos cotidianos y los escolares?
(Spindiak, 2021).
Reconociendo la problematicidad de estas cuestiones, si bien efectivamente hay rasgos que par-
ticularizan las formas que adopta la enseñanza y el aprendizaje en la escuela, esas diferencias po-
drían no ser obstáculo, sino más bien ocasión para pensar propuestas de enseñanza que propicien
vinculaciones con saberes que se portan provenientes de los respectivos contextos cotidianos. Si
se admite que ambos tipos de conocimientos, aunque producidos en contextos diferentes y con
lógicas distintas de apropiación, forman parte de los procesos que configuran a las y los sujetos y
a las comunidades, sería apropiado pensar de qué manera llevar adelante una enseñanza que los
ponga en diálogo. En lugar de considerar válido solo uno de ellos, de invisibilizar el otro, se vuelve
posible asumir una perspectiva diferente al considerar a ambos conocimientos como producciones
humanas y, por tanto históricas, en cuyo proceso de transformación las personas y las institucio-
nes están implicadas.
Ello desafía en primer lugar, y por razones que ligan a la escuela con procesos de colonización
y reproducción cultural, a volver visibles esos saberes comunitarios, habilitar sus expresiones en
el ámbito escolar, como condiciones para su puesta en relación con los contenidos escolares. Es
dable pensar que de este modo los saberes comunitarios tendrán una mayor significación y gene-
rarán mayor compromiso en los sujetos involucrados.
Cuando se hace referencia a los saberes de la vida cotidiana, se está pensando en aquellos «fon-
dos de conocimientos» relacionados con las actividades económicas, sociales y productivas de las
personas que viven en una región o comunidad (Spindiak, 2021) y que se transmiten y recrean de
generación en generación, así como también la prolífica multiplicación de otros modos de infor-
marse, conocer y comunicarse generados por la expansión de las nuevas tecnologías y los entor-
nos virtuales.
Desde una perspectiva pedagógica y didáctica, existen valiosos estudios y producciones que han
avanzado argumentando y proponiendo modos de llevar adelante estas relaciones, desde la pers-
pectiva que aquí se está enunciando.
Se propone así una Organización Curricular basada en Ámbitos de Experiencias Educativas que en-
traman los diferentes saberes:
27 El protagonismo de las infancias; la integralidad de las propuestas; la globalización de los contenidos; el lugar del juego y de la dimensión
lúdica; la importancia de las experiencias; la diversidad de las propuestas; las organizaciones flexibles; las tramas vinculares: cuidar, enseñar
y educar entre varios; la Interculturalidad en las propuestas de enseñanza; la Educación Sexual Integral como pedagogía del cuidado; la
Educación Ambiental Integral en el ejercicio de ciudadanía y derecho a un ambiente sano. En: Fundamentos pedagógico-didácticos de la
Educación Inicial. Apartado 8.
Las experiencias se constituyen, así, como punto de partida para el conocimiento y la transforma-
ción del mundo cercano. Incluyen saberes relevantes de la cultura, aportes de distintos campos de
conocimiento de manera específica e integrada. Responden a los principios de globalización e in-
tegralidad, organización que se asume en función de las propuestas de enseñanza de la docencia
teniendo como centrales, los intereses y posibilidades infantiles.
Los Ámbitos de Experiencias entran en diálogo, tienden puentes con los contextos socio-edu-
cativos y comunitarios, a través del enriquecimiento de experiencias y la transmisión de saberes.
Las zonas de intersección entre los ámbitos planteadas en este gráfico, representan posibles in-
terrelaciones entre ellos, aunque no las agotan. El presente diseño ofrece un ordenamiento de los
saberes seleccionados cuyas articulaciones, pertinentes y no forzadas, se concretan en el planea-
miento y en la práctica misma, con un mayor grado de concreción curricular.
Este ámbito aborda al juego como un derecho de las niñas y los niños, como una necesidad vital para
su desarrollo integral y como el modo en que se da sentido al mundo. Por esto, brinda elementos para
comprender los modos de mediación del docente en los diferentes tipos de juego que pueden ser des-
plegados en las salas, poniendo especial énfasis en los juegos con base simbólica (juegos dramáticos), los
juegos con reglas convencionales (juegos de mesa, juegos tradicionales, otros adecuados a la propuesta)
y los juegos que involucran objetos (ya sea para construir o jugar con sus propiedades). Asimismo, pre-
senta diferentes estructuras didácticas que facilitan la puesta en marcha de propuestas lúdicas.
El Ambiente social, natural y tecnológico como ámbito de experiencias conforma una trama relacional
que integra los aportes de las Ciencias Sociales, las Ciencias Naturales y la Educación Tecnológica. Ar-
ticuladamente promueven la alfabetización cultural entendida como las «formas de hacer y pensar»,
«estar siendo» de las niñas y los niños que se ponen en juego a través de diversos lenguajes, desde una
perspectiva globalizadora, decolonial e inter-transdisciplinar.
El arte, entendido como campo de experiencias y conocimiento, está planteado en tres direccio-
nes: apreciación, producción y contextualización. Estos tres ejes son comunes a todos los lengua-
jes estético-expresivos y ordenadores para pensar las propuestas de enseñanza, en secuencias,
unidades didácticas o proyectos.
Espacio pensado desde los caminos lectores de niñas y niños que han sido construidos con his-
torias que les han leído, con las coplas, rondas y romances, poemas, leyendas, cuentos que van
delineando sus subjetividades. La oralidad en primer lugar aparece como un punto de partida in-
eludible en la historia del lector. A través de estas experiencias las niñas y los niños toman la pala-
bra para entretejerla con las de otras y otros. Luego, la lectura de Literatura en voz alta ofrece una
instancia de trabajo cognitivo con el discurso literario. En este marco el desafío será construir la
ocasión: un tiempo y un lugar para que esta práctica suceda y, a partir de ella, la escritura en tanto
proceso, ingrese desde la producción como práctica social.
Este ámbito propone experiencias en torno a las prácticas corporales, motrices, ludomotrices y
expresivas. Es un aporte sustancial que posibilita un abordaje integral de las prácticas de enseñanza
creando las condiciones para la construcción de la corporeidad, la corporalidad y la motricidad de las
niñas y los niños. Se inscribe, fundamentalmente, en una pedagogía en clave de derechos, en la ESI
como pedagogía del cuidado, la interculturalidad del currículum y la Educación Ambiental Integral.
Fundamentación
«Somos quienes estamos en la «puerta de entrada» no solo del largo recorrido por
el sistema educativo, sino también de la vida comunitaria, del mundo»
Patricia Sarlé
Inés Sáenz (2022)
La Educación Inicial asume desde el inicio la tarea de alojar desde las diferencias legítimas y cons-
truir condiciones de igualdad, al garantizar que ninguna diferencia devenga en desigualdad (Siede,
2010). Aquí comenzarán a formarse como ciudadanas y ciudadanos, como sujetos sociales, plenos
de derechos y responsabilidades.
Tanto la legislación de Argentina como las políticas destinadas a las infancias en la Provincia de
Santa Fe, conciben a niñas, niños y jóvenes como sujetos de derecho, es decir, con ciudadanía
plena, como protagonistas activas y activos en su comunidad, con participación en diferentes ám-
bitos y con capacidad de incidencia. Esto significa que no son meros portadoras y portadores de
derechos futuros, sino ciudadanas y ciudadanos que nacen con derechos y a quienes el Estado a
través de sus instituciones debe garantizarles la posibilidad de su ejercicio efectivo en el presente.
Es en este primer espacio público de construcción de lo público donde las infancias nacen como
estudiantes, desde una dialéctica entre las experiencias subjetivantes y la conformación de lo
grupal. En este período se interiorizan normas, modos de relacionarse socialmente y prácticas.
Esas lógicas al ser apropiadas configuran modos de ser y de actuar, en el marco de cierto momento
histórico y social que confieren legitimación a determinados modos de subjetividad (Cullen, 1997)28.
Reconocer que las niñeces tienen ciudadanía plena, es asumir que pueden tomar decisiones,
dar sus opiniones, participar de proyectos, proponer alternativas de acción. Necesariamente, este
enfoque democratiza los espacios de infancias, en especial, los dedicados a la educación, tal como
lo prescribe el marco normativo.29
Deliberar sobre las normas de convivencia, construir colectivamente pautas para el uso de ele-
mentos y espacios comunes, elaborar proyectos compartidos asumiendo roles de progresiva au-
tonomía, constituyen prácticas democráticas diarias, donde lo normado se elabora desde lo propio
de cada realidad escolar y grupal. De igual manera, en estos espacios se promueven actitudes de
cuidado de sí misma/o, y de las otras y los otros, de diálogo para la resolución de conflictos, que
propicia solidaridad, cooperación, amistad, respeto.
Las niñas y los niños transitan múltiples experiencias y modos de concebir el mundo, por lo tanto,
es importante valorar esa diversidad como punto de partida para la construcción de vínculos de
confianza y respeto. En otras palabras, la convivencia y ciudadanía no incluye solo la dimensión
normativa, es decir, el reconocimiento legal de derechos, las leyes que se encuentran «escritas en
un papel», sino su ejercicio efectivo (Jelin, 1993; Kessler, 2004).
El Jardín de Infantes, en tanto espacio educativo cultural y social, transmite herencias y saberes
significativos para el ejercicio de la ciudadanía democrática que requiere de la adquisición de nor-
mas socialmente válidas. En los procesos de enseñanza y de aprendizaje se enriquecen los reper-
torios culturales con aquellos saberes de la vida cotidiana que las niñeces traen a la escena de lo
28 La subjetividad es dinámica, se va transformando. Y eso ocurre porque en ese proceso de interiorización cada sujeto puede reorientar
normas, lógicas y modificarlas lentamente.
29 Ley Nacional de Educación N° 26.206/06: Artículos 1 y 3. Ley N° 26.892/13 para la promoción de la convivencia y el abordaje de la con-
flictividad social en las instituciones educativas. Promoción de la convivencia. Resolución del C.F.E N° 239/14: «Pautas y criterios federales
para la elaboración de acuerdos de convivencia para Nivel inicial y Primaria». Resoluciones del C.F.E N° 93/09 y N° 188/12, entre otras.
Uno de los sentidos de la Educación Inicial Santafesina30 define en relación a la formación personal
y social: «Propiciar la construcción de identidad personal y colectiva, promoviendo el reconocimiento
de las identidades culturales, los lenguajes e historias personales, familiares, locales, provinciales,
regionales y nacionales».
Las voces de la docencia santafesina recuperadas en las jornadas de consultas acerca del Diseño
Curricular de Educación Inicial, coinciden en:
«Las nuevas generaciones tienen una mirada pluralista y respetuosa sobre nues-
tro ser, el otro y el medio que lo rodea (...). En la práctica buscamos desarrollar una
ciudadanía democrática y crítica donde se pongan en juego valores como la soli-
daridad, el respeto, la empatía, el cuidado personal y del ambiente» (Voces, 2023).
«El objetivo es que los niños y las niñas puedan expresar sus propias opiniones
(ideas, valoraciones) y que estas sean tenidas en cuenta; escuchar respetuosamen-
te las opiniones y puntos de vista de las y los demás, sin discriminaciones de ningu-
na índole; llegar a acuerdos o consensos, atendiendo al bien común» (Voces, 2023).
Objetivos
30 La Educación Inicial en Santa Fe. Los sentidos de la Educación Inicial Santafesina. Apartado 7.
31 Lo central en la construcción de legalidades pasa «por la posibilidad de construir respeto y reconocimiento hacia el otro por la forma en
cómo se define el universo del semejante». Funcional a la demanda de «puesta de límites» que se propone como equivalente para la infan-
cia de la «seguridad» que se reclama para controlar el malestar vigente, es la construcción de legalidades la que debe ser rescatada como
cuestión central de la infancia y la derrota de la impunidad lo que realmente brindará garantías de la construcción de un recontrato intersub-
jetivo en la sociedad actual. Es evidente que el problema principal en la escuela no está en la puesta de límites, sino en la construcción de
legalidades. Si la norma es arbitraria, está definida por la autoridad. En cambio, si la norma es necesaria, está definida por una legislación que
pone el centro en el derecho o en la obligación, colectivos: «te obliga a ti tanto como a mí» (Bleichmar, 2008).
Contenidos
- Los espacios educativos como espacios de concreción de derechos para las in-
fancias y el ejercicio de ciudadanía plena.
- Los lenguajes, los tiempos y los espacios que habilitan la expresión de sentimien-
tos, emociones, ideas y opiniones.
Resignificar las rondas y espacios de intercambio con los aportes de la Filosofía para/con Niñas
y Niños, generando comunidades de indagación que habiliten espacios para que piensen y digan
lo que piensan, para escuchar y escucharse, para hacer preguntas (cualquier pregunta), donde no
exista el «está bien» o «está mal», donde las niñas y niños puedan, con otros niñas y niños, pre-
guntar, plantear y resolver problemas, investigar, sacar conclusiones, volver a dudar, reconocerse
realmente libres. Ver más sobre esta propuesta en los Fundamentos pedagógicos y didácticos de
Educación Inicial (apartado 8).
Las propuestas educativas que se contemplan en este Diseño Curricular se propician desde la cons-
titución de espacios de subjetividad de encuentro con «lo otro». Es precisamente en estos espacios
de lo común en donde se van delineando las connotaciones personales, intereses, ideas, sentimientos.
Las niñeces van construyendo una trama de descubrimientos individuales y grupales durante los
recorridos por los ámbitos de experiencias, realizan nuevas asociaciones y significaciones a través
de diálogos, juegos, manifestaciones artísticas, lecturas mientras se van apropiando del mundo
intercultural que los rodea.
Establecer lazos de confianza, entre los espacios educativos para las primeras infancias y las
familias de las niñas y los niños, es una de las premisas que sostiene la construcción de respon-
sabilidad compartida.
En este Diseño se hace referencia a la necesidad de entender esta construcción como una cuestión
institucional que reconoce las formas particulares de cada Jardín y, desde ese lugar, su vinculación
con la comunidad como producto de una construcción a lo largo del tiempo. Este proceso define
una relación que se pone en juego día a día en las circunstancias concretas de cada encuentro. Pro-
fundizar este vínculo entre jardines y familias es asumir que existen tensiones y oportunidades en
torno a un grupo de cuestiones que, a su vez, se definen como categorías del mismo: la confianza, la
autoridad, la legitimidad, la comunicación y la cooperación. Todas ellas exigen ser repensadas como
herramientas para proyectar acciones posibles en términos genéricos sin perder de vista que cada
institución y cada contexto social tiene sus propios matices y rasgos (Siede, 2017).
Los contextos actuales requieren nuevas lecturas, que contemplen la diversidad de configuracio-
nes familiares32, las formas de su participación y cooperación en los espacios educativos y los mo-
dos de la comunicación que se priorizan institucionalmente, para entramar los lazos de confianza
entre familias y Jardines de Infantes que favorezca la tarea educativa.
Resulta necesario considerar, en palabras de Siede (2017), que la confianza, los acuerdos y la
comunicación se construyen. No están dadas ni aseguradas a priori y, en tanto se consolidan, con-
forman una cultura de lo colectivo en una comunidad democrática. Parafraseando al mismo autor,
se destaca que entre confianza y desconfianza hay un momento poco explorado de «no confian-
za», es decir, el proceso en el cual no se conoce todavía al otro/a. A medida que se va teniendo un
vínculo considerable del Jardín de Infantes con las familias o personas adultas referentes de cada
niña y niño se puede sentir que se experimenta un proceso de construcción de la confianza.
32 «Nuestra identidad suele estar vinculada al grupo social al que pertenecemos. Cuando hablamos de diversidad, reconocemos que el
mundo humano está constituido por personas y grupos que tienen características individuales, familiares, culturales y sociales singulares. La
ESI se sustenta en la enseñanza del respeto por todas las identidades y organizaciones familiares, su reconocimiento y valoración. A través
de ella, se proponen contenidos para trabajar las múltiples maneras en que se manifiesta la diversidad: modos de vida, configuraciones fa-
miliares, prácticas de crianza o socialización, orientaciones sexuales, modelos de ser varón y modelos de ser mujer aprendidos en la historia
personal y social». Se reconoce que la realidad en la que viven las infancias niñeces incluye diversas formas de organización de la vida fa-
miliar, con integrantes que desarrollan variados trabajos y tienen distintos modos de pensar, de actuar. Sus familias responden a diferentes
agrupamientos de convivencia; con tíos/ tías; con abuelos y abuelas; con una madre o un padre; con dos madres, dos padres, entre otros.
Hablamos de familias en plural y no de «la familia» en singular como un único modelo posible. En las formas de nombrar, recibir, escuchar,
visibilizar se ponen en juego las escuelas como espacios que nos alojan e incluyen» (Ministerio de la Provincia de Santa Fe. Campus Educa-
tivo. Blog de Educación Inicial 2021. «Familias en plural»)
Esta construcción se basa, muchas veces, en el ofrecimiento de espacios genuinos y reales para la par-
ticipación de las familias en distintos ámbitos escolares, proyectos de sala e institucionales que posibilitan
reconocer y recuperar los fondos de conocimiento que portan las infancias, las familias y las comunida-
des33, como actos y celebraciones, reuniones, talleres, en el fortalecimiento de comunicaciones claras,
haciendo explícito lo implícito y habilitando la circulación de la comunicación por los canales adecuados:
La Convivencia Social y el respeto por la vida convocan a que desde el Jardín de Infantes se abor-
de la Educación Vial, a partir de experiencias infantiles que tiendan a salvaguardar los derechos de
la vida propia y la de los demás. Es relevante que la Educación Vial se realice acorde a los principios
de la legislación vigente y en relación al contexto social, natural y tecnológico en el que la niña o el
niño vive, entendiendo que es un bien público. El concepto de tránsito refiere a un derecho y a una
construcción social.
El conocimiento y respeto por las normas desde la perspectiva de una convivencia armónica
entre las y los usuarios de la vía pública lleva a asumir la Educación Vial como un bien común para
el cuidado del ambiente y la salud, lo que nos permite respetar la convivencia en los distintos es-
pacios públicos en los que las personas se mueven (las y los peatones, pasajeros o conductores).
El abordaje de este contenido permite explorar los vínculos y relaciones que las niñas y los ni-
ños mantienen en su accionar cotidiano y con el mundo, saberes y prácticas que nos posibilitan
reflexionar sobre la libertad, la responsabilidad, las consecuencias de la autonomía y el reconoci-
miento de los límites. Cuestiones que favorecen el ejercicio y la construcción de una ciudadanía
que reconoce a otras y otros y su hospedaje, al destacar el rol formativo en la Educación Inicial.
Algunos interrogantes que orientan propuestas de acción: ¿Qué implica ser parte de una comuni-
dad? ¿Qué cosas les gustan y cuáles modificarían en su comunidad? ¿Cómo se experimenta lo públi-
co, lo comunitario y lo colectivo? ¿Cómo resignificar los espacios públicos como lugares de encuentro
y expresión? ¿Por qué son lugares de lo colectivo? ¿Cómo se produce la vinculación en estos espa-
cios? ¿Cómo se puede participar? ¿De qué modo pueden reconocerse? ¿Qué aporta la Educación Vial
para la convivencia social? ¿Cómo se visibiliza la inclusión para personas con discapacidad? ¿De qué
manera se habilita la accesibilidad en los espacios públicos? ¿Qué significa entender el tránsito como
un derecho? ¿Por qué las señales de tránsito constituyen ordenadores de la convivencia social? ¿Qué
funciones cumplen? ¿Por qué deben conocerlas y respetarlas? ¿Cómo se vinculan con el cuidado de
la salud y el ambiente? ¿Cómo se consideran las características propias de la ruralidad? ¿Cuáles son
las propuestas pedagógicas que llevan a construir entornos seguros?
La Ley Nº 26.892/13 determina en sus objetivos: «orientar la educación hacia criterios que eviten la
discriminación, fomenten la cultura de la paz y la ausencia de maltrato físico o psicológico en la escuela
e impulsar estrategias y acciones que fortalezcan a las instituciones educativas y sus equipos docen-
tes, para la prevención y abordaje de situaciones de violencia en las mismas» (Artículo 3, incisos b y e).
33 El concepto de fondo de conocimiento se aborda en este diseño en el punto de Saberes de la vida Cotidiana.
Resulta necesario habilitar espacios para la elaboración y, periódicamente, revisar los acuerdos
sobre convivencia en las instituciones educativas de Educación Inicial que propicien vínculos plu-
rales, basados en el reconocimiento y el respeto mutuo, el diálogo y la interrelación en lo diverso,
al garantizar la participación de la comunidad educativa, teniendo en cuenta aquello que irrumpe,
acontece y atraviesa la vida escolar.
Con el propósito de prevenir y actuar ante hechos de violencia producidas en el contexto escolar, las
escuelas asumen la coresponsabilidad de prever líneas de acción, criterios normativos y distribución
de roles y acciones para las y los diferentes actores del sistema y las instituciones educativas.
«La escuela en sus distintos niveles –más aún en los iniciales- resulta una opor-
tunidad para poner en juego el buen trato; cuando en esta comunidad prevalece
el buen trato –uno de los nombres de la ternura-, se consolida un contrapoder no
agresivo para sí, ni para los otros. De «trato» deriva contrato, núcleo ético de todo
lazo social entre individuos y naciones» (Ulloa, 2005).
Fundamentación
En la consulta realizada a las y los docentes santafesinos, estos señalan la importancia de:
La tergiversación de las ideas escuelanovistas (Frondizi, 1979) y la búsqueda por otorgar al juego
y el jugar un lugar privilegiado, llevó a considerarlo como una actividad espontánea de las niñas y
los niños que no se debía regular (Cañeque, 1986). El reconocimiento de la escuela infantil como un
espacio en el que se enseña y se aprende derivó en muchos casos en situar al juego como una es-
trategia para motivar a los niños y las niñas a la hora de enseñar (Sarlé, P y Rosemberg, C, 2015). A
partir de la LEN (Ley N° 26.206, 2006), se define al juego en la Educación Inicial como un contenido
de «alto valor cultural para el desarrollo cognitivo, afectivo, ético, estético, motor y social» (Artículo
20d). Por su parte, los Núcleos de Acción Prioritario (MECyT, 2004), señalan que el sentido de los
aprendizajes en la Educación Inicial supone «alentar el juego como contenido cultural de valor, in-
centivando su presencia en las actividades cotidianas» (pág. 15). Al mismo tiempo, señalan el lugar
que ocupa la Educación Inicial para promover y propiciar el juego infantil. La variación del juego
está fuertemente condicionada por la pertenencia social, por la experiencia y condiciones de vida
(a qué y cómo se juega). Si entendemos el juego como un producto de la cultura podemos afirmar
que a jugar se aprende y en este sentido se recupera el valor intrínseco que tiene para el desarrollo
de las posibilidades representativas, de la imaginación, de la comunicación y de la comprensión de
la realidad. Desde la perspectiva de la enseñanza, es importante su presencia en las actividades
del jardín a través de sus distintos formatos: juego simbólico o dramático, juegos tradicionales,
juegos de construcción, juegos matemáticos y otros, que se desarrollan en el espacio de la sala y
en espacios abiertos» (p. 12).
Estos cambios en el modo en que se considera al juego en los espacios de primera infancia hacen
que hoy se los puede situar desde tres perspectivas diferentes, pero íntimamente vinculadas entre
sí: como un derecho reconocido por la Convención de los Derechos de Niños y Niñas (Convención
sobre los Derechos del Niño, 1990); como una necesidad del niño para su desarrollo integral; y
como un modo de construir sentido y apropiarse del mundo (Sarlé, P. y Rodríguez Sáenz, I., 2022).
los jugadores le otorgan. De este modo, los niños y las niñas aprenden a pensar
sobre las cosas, las personas, sus cualidades, recordarlas y hablar sobre ellas sin
necesidad de tenerlas presentes (Sarlé, 2006).
- Pensar al juego como derecho implica, de alguna manera, definirlo como una ne-
cesidad vital; un elemento fundamental en la vida para alcanzar su pleno desarrollo.
En el año 2013, sobre la base del análisis de la aplicación de los derechos del niño
consagrados en la Convención, el Comité de los Derechos del Niño (ONU), aprueba la
Observación General N° 17 que especifica el Artículo 31. En ella se define al juego como
un «comportamiento, actividad o proceso iniciado, controlado y estructurado por los
propios niños que tiene lugar dondequiera y cuando quiera que se dé la oportunidad
(…) es voluntario, obedece a una motivación intrínseca y es un fin en sí mismo, no un
medio para alcanzar un fin. El juego entraña el ejercicio de autonomía y de actividad
física, mental o emocional y puede adoptar infinitas formas, pudiendo desarrollarse
en grupo o individualmente. Estas formas cambian y se adaptan en el transcurso de
la niñez. Las principales características del juego son la diversión, la incertidumbre,
el desafío, la flexibilidad y la no productividad». El Comité señala la importancia de
contribuir a crear entornos propicios al juego y habilitar tiempos para que esto suceda.
En este marco, el juego se convierte en una experiencia enriquecedora para la vida de las niñas
y los niños. Cuando juega, el niño o la niña reinterpreta lo que está viviendo, lo descontextualiza,
recontextualiza y le otorga un sentido diferente:
Se sabe que el formato escolar presenta restricciones al hecho de jugar (Sarlé P., 2006). Sería
necesario preguntarse, entonces, ¿qué es lo esencial para que una actividad sea considerada un
juego? Por su implicancia para pensar la enseñanza, tomaremos cinco notas, descritas por Brou-
gere (2003) y expandimos su significado para la Educación Inicial.
- En primer lugar, el juego implica la decisión de ingresar a él. Con esto se pone de
relieve que no se puede obligar a jugar. El juego les pertenece a los jugadores. Li-
bertad, voluntad por participar, son atributos que surgen de esta decisión (Huizinga,
1996). La direccionalidad externa que asume el juego al ingresar como propuesta de
la docencia sumada al hecho de presentarlo como una única oferta para todos los
niños en el mismo tiempo y espacio, muchas veces pone en riesgo el protagonismo
de los jugadores. Cuidar este aspecto, pareciera ser uno de los requerimientos más
serios a la hora de pensar la inclusión del juego en las propuestas de enseñanza.
- En tercer lugar, la vocación de todo juego es ser improductivo. Nadie juega para
aprender aun cuando se aprende mientras se juega. El juego está volcado sobre sí
mismo, por eso para las niñas y los niños, lo importante es jugar (Sarlé P., 2010). El
juego es una actividad frívola y sin consecuencias. Cuando se juega, la atención
está centrada en la actividad que realiza y no en el resultado de la misma. Por esta
razón tienden a ser más flexibles y los jugadores están dispuestos a ensayar dife-
rentes formas de resolverlos. Aún el error o el fracaso forman parte del juego. Co-
menzar una y otra vez, alargarlo, secuenciar los pasos, forman parte de las acciones
que acompañan el hecho de jugar. No considerar como «fracaso» los múltiples en-
sayos o las aparentes resoluciones del juego, ayuda a pensar en todas las múltiples
posibilidades de resolución que tiene una misma acción.
- Dado que el fracaso o el error tienen un valor relativo, las niñas y los niños pue-
den –en ocasiones– cambiar el curso de su acción a lo largo de un juego. Esta po-
sibilidad torna al jugar en una actividad incierta en su resultado. La persecución de
resultados se torna relativa al devenir del jugar. El jugador se siente en libertad de
resolver los obstáculos que se le presentan de manera diferente según la ocasión.
Atender esta característica del juego, permite centrar la mirada en el proceso del
juego y considerarlo como un escenario en el cual las niñas y los niños intercambian
ideas, negocian intenciones o elaboran diversos temas a fin de «sostener» una ac-
ción determinada. No saber jugar es una forma más de jugar y la comprensión que
manifiestan los jugadores que conocen el juego pone de manifiesto cómo pueden
interpretar la dificultad de su par y usar la situación para enseñar, sin tomar en cuen-
ta los primeros errores del compañero.
Cada una de estas notas, representa un problema para la enseñanza, por lo que se requiere pen-
sar cuidadosamente el modo y la forma en que se convoca al juego en las diferentes actividades.
En este sentido, se pueden señalar dos nudos problemáticos. El primero, la necesidad de encontrar
un equilibrio entre la espontaneidad y la regulación que puede transformar al jugar en un ejercicio. El
segundo, el modo en que el maestro o la maestra enseña, acompaña y garantiza el proceso de apren-
der a jugar, a fin de que un juego iniciado por el educador se convierta en propiedad de los jugadores.
«Pensamos que se debe sostener el juego como clave pedagógica, como valor
cultural, aprender haciendo. También, continuar los abordajes pedagógicos desde la
interdisciplinariedad, aprender holísticamente. El juego es un eje central y transver-
sal, una herramienta que nos facilita y permite el abordaje y desarrollo de contenidos
adecuados y adaptados atendiendo la diversidad para generar de este modo apren-
dizajes significativos en niñeces» (Voces, 2023).
Objetivos
- Dar indicaciones, describir pasos a seguir a fin de explicarle las reglas de un juego,
a un par o adulto.
- Elegir, sugerir y modificar juegos propuestos por el maestro o la maestra o por sus
pares manifestando sus gustos y preferencias entre diferentes opciones.
- Disfrutar, compartir e interactuar con pares en los momentos de juego grupal esta-
bleciendo lazos de confianza y construyendo acuerdos para la resolución de problemas.
- Sostener conversaciones con otros niños, niñas y con adultos conocidos sobre
sus juegos (preferencias, dificultades, transformaciones).
Contenidos
Tal como se viene señalando, la experiencia del jugar depende de las oportunidades que las niñas
y los niños tienen de ampliar sus conocimientos, nutrir su imaginación, contar con un amplio re-
pertorio de juegos para jugar solos/as, en parejas o en grupos de no más de 3 o 4 pares y disponer
de tiempo y espacio para jugar de forma reiterada los mismos juegos hasta que pueda elegir –sin
mediación del adulto– a qué, cómo y con quién jugar. Para esto, se ofrecen oportunidades para
jugar diversos tipos de juego:
- Juegos con objetos que les permitan experimentar con propiedades de los mis-
mos (hacer navegar barcos, volar aviones de papel o helicópteros, remontar barrile-
tes, hacer bailar un trompo, juegos de emboque, puntería, desplazamiento, manipu-
lar un yo-yo, entre otros).
quito cargado con…»), juegos de descarte («Pisa pizuela», «En la casa de Pinocho»,
entre otros).
- Juegos con su cuerpo en los que pueda poner en juego destrezas con aparatos
(tobogán, hamacas, calesita, trepadores), juegos grupales de diverso tipo (competencia,
cooperativos o de cooperación) con o sin objetos (carreras, juegos con pelotas, juegos
de equilibrio, juegos de refugio), juego con base deportiva (fútbol, básquet, entre otros).
- Compartir sus elecciones con otros contando sus preferencias de juego, sus des-
agrados y aceptando los límites propios de la situación de jugar (fracaso, poca habi-
lidad inicial, pérdida momentánea de turnos, entre otros).
- Compartir con el grupo de pares y con sus familias, los juegos aprendidos en el
jardín o en el hogar, sus experiencias y habilidades disfrutando de la experiencia de
jugar juntos y compartir tradiciones.
- Elegir el juego que quiere jugar, poder enunciar las reglas o modificarlas en coor-
dinación con otros/as jugadores/as y acompañar a jugadores menos expertos para
que puedan jugar juntos.
Jugar de «modo lúdico» (Pavía, 2010) requiere prestar atención a aquellos aspectos que sitúan
a la situación de juego en un «jugar de verdad». En palabras de los y las docentes consultados:
«La escuela es un lugar privilegiado para hacer posible ese derecho a vivir plenamente
en un tiempo lúdico e intenso y de APRENDIZAJE para la VIDA. Esto no significa en-
contrar un juego para cada contenido curricular, sino hacer de la experiencia del co-
nocimiento un tiempo de jugar, un estar jugando. Esta es la manera en que la niñez se
apropia del mundo, lo inventa, lo investiga, lo descubre y lo reconoce» (Voces, 2023).
Para esto, es importante que la y el docente tenga presente siempre que la intención es «enseñar
juegos» más que pensar en un contenido de otra índole. Esto no significa que se invalide el poten-
cial que algunos juegos tienen para la enseñanza de contenidos de otros ámbitos, ni mucho menos
que se desconozca la diversidad de aprendizajes que los niños realizan al jugar34. Solo se pone de
relevancia la necesidad de «blanquear» las «segundas agendas» que muchas veces se ocultan
detrás de la incorporación de un juego en las salas.
Pero enseñar a jugar no requiere solo acondicionar más y mejores tiempos y espacios. Las niñas
34 En los apartados referidos a los Ámbitos de Experiencias, se ofrecen diferentes formatos de juego que pueden facilitar la enseñanza
propia del área. Este apartado se refiere solamente a aquellos elementos que se requieren considerar a la hora de enseñar a jugar y sostener
el juego como derecho de las infancias.
y los niños necesitan tener cerca un «otro significativo» que sepa jugar del modo esperado. Estos
otros son mediadores del juego y enseñan jugando. Asumir esta actitud requiere anticipación y
diseño por parte del maestro/a. No alcanza solo la espontaneidad del momento. Se requiere plani-
ficar el juego del mismo modo en que se planifican otras actividades.
Pensando en la propuesta de enseñanza, se puede decir entonces que el juego se diferencia se-
gún la edad de las niñas y los niños y la experticia en su ser jugador. A nivel didáctico, a estos dos
aspectos se suman otros dos: el tipo de estructura lúdica que se va a proponer y el tipo de juego
que se está convocando.
Tal como se viene sosteniendo, la lógica del juego supone una construcción cultural. A la vez, el
juego posee una dimensión circular: los aprendizajes anteriores refuerzan la riqueza potencial del
juego. Esta complejidad del fenómeno lúdico es uno de los elementos que se debe tener en cuenta
a la hora de pensar cómo ingresa el juego y el jugar en la vida cotidiana de las escuelas infantiles
(Sarlé, P. y Rodríguez Sáenz, I., 2022).
Por un lado, se cuenta con la capacidad del niño y la niña de jugar diferentes tipos de juego de
acuerdo con su edad. Los primeros juegos de exploración darán lugar a juegos con base simbólica
y la posibilidad de aceptar convenciones sociales, le permitirá jugar juegos con reglas. Dado que la
variación del juego está fuertemente condicionada por la pertenencia social, por la experiencia y por
las condiciones de vida (MECyT, 2004), la escuela, al ampliar las experiencias de los niños, al abrirle
las puertas a otros mundos diferentes de los de su hogar, al ofrecerle compañeros y compañeras de
juego con diferentes modos de jugar, le permite enriquecer sus propias capacidades lúdicas.
Situar al juego en la escuela infantil requiere entonces atender a las características propias del
jugar para no convertir al juego en un ejercicio al servicio de otros fines, pero al mismo tiempo,
enriquecer la posibilidad de jugar enseñando juegos, enseñando a jugar con otros, ofreciendo nue-
vas imágenes e ideas para que la imaginación del niño pueda operar. Por esto, más que hablar de
«cómo el o la docente interviene en el juego» es necesario pensar al juego en términos de proceso
y mediación. Pensar en términos de proceso, requiere poner en consideración el tiempo que le
lleva al niño o niña pasar de la exploración inicial, el tanteo de cómo se juega o la asistencia de un
jugador experto (otro niño, niña o docente) a ser protagonista del juego, poder iniciarlo y sostenerlo
sin ayuda. Por esto, la repetición de los mismos juegos, su modificación, para facilitar o complejizar
su aprendizaje, la presencia del educador jugando está en la base del modo en que el juego ingresa
a la escuela (Sarlé, P. y Rodríguez Sáenz, I., 2022). Pensar en términos de mediación y no de inter-
vención, lleva a pensar cómo se produce el pasaje paulatino de control (Rogoff, 1997) de un juego
propuesto e iniciado por la y el educador a un juego que le pertenece al jugador.
- En los juegos con base simbólica (juegos ficcionales, de «como sí» o dramáticos),
los niños y las niñas construyen una situación imaginada o escenario en el que des-
pliegan acciones propias de los roles que asumen. Los objetos y juguetes traccio-
nan la aparición de estos juegos. Muñecos, objetos de cocina (ollas, tazas, cucharas,
platos, escobas, planchas) facilitan el despliegue de acciones vinculadas con las ta-
reas del hogar (cocinar, barrer, planchar, servir el té, acunar o dormir a un bebé, usar
collares, sombreros, hablar por teléfono, entre otros). Ahora bien, la presencia de los
objetos no habilita el despliegue de un rol y las acciones que lo acompañan. Para
esto, el niño o la niña debe conocer los rasgos que caracterizan el personaje o papel
social que asumirá. En la medida en que se amplían los contextos sociales y ámbitos
propios de las diversas ocupaciones y trabajos del hombre y la mujer, se conoce el
vocabulario específico de estas situaciones y se comprenden las acciones que des-
pliegan en cada contexto, los niños y las niñas podrán imaginar la escena, elegir un rol
y jugar. En este sentido, resulta más cercano a las experiencias infantiles situaciones
vinculadas con la compra y la venta (supermercado, almacén, panadería, farmacia,
fábrica de pasta) que ámbitos más lejanos a su cotidianeidad, ya sea correspondiente
a trabajos u oficios (empleado bancario, pescador, astronauta, piratas o navegantes,
piloto de avión, modista), servicios públicos (oficina de correos, comisaría y central de
bomberos, banco, teatro, plaza) o esferas más lejanas (estación de tren, aeropuerto,
centro espacial, puerto, entre otros). De igual modo, jugar ámbitos de fantasía (piratas,
príncipes y princesas, brujos o magos, superhéroes, por ejemplo) requerirá que antes
se haya conversado, escuchado cuentos, observado imágenes o videos, realizado ex-
periencias o salidas, aprendido palabras. Ampliar el mundo, abrir las puertas a otras
realidades, dialogar sobre ellas le permite al niño y niña dotar a su imaginación de
nuevos elementos a partir de los cuales jugar. Si la escuela no asume esta responsa-
bilidad, los niños y las niñas quedan limitados a jugar roles familiares o de personajes
propios de la televisión o el cine. Es el conocimiento de la situación lo que les permite
jugar, más que el disfraz o el objeto que lo acompaña35.
- En los juegos de construcción, la diversidad del juego depende, tanto del tipo de
material disponible como de la imagen mental que guía la construcción. En el Jardín
de Infantes, una de las características de este tipo de juego radica en la construc-
ción de escenarios que sostienen el juego simbólico. Los niños y las niñas constru-
yen pistas, caminos, casas, de acuerdo al juguete disponible (autos, animales de
plástico, muñecos, otros). Las características de los materiales (para yuxtaponer o
apilar, con piezas de encastre o de unión) les permiten explorar propiedades diver-
sas (estructura, equilibrio, dureza, peso, entre otros) e ir complejizando sus produc-
ciones en la medida en que las conocen y dominan. La mediación de la docencia
estará entonces en enriquecer la experiencia en torno a diversidad de modelos de
construcciones (casas a dos aguas, edificios, puentes, túneles, torres, otros), pro-
blematizar sus características (techos, puertas, ventanas, pilotes, escaleras, planos
inclinados, modos de sostén, entre otros), a fin de que puedan pensar acerca de sus
construcciones, modificarlas y encontrar nuevos motivos.
- En los casos de los juegos con reglas convencionales, ya sea juegos de mesa
(juegos con tableros, cartas, dados, por ejemplo), juegos tradicionales (manchas,
rondas, escondidas, entre otros.), juegos grupales o con base deportiva (tales como
carreras, fútbol, básquet) las niñas y los niños deben conocer no solo la regla que
suele dar el nombre al juego e identificarlo (por ejemplo, «El Chinchón», «La casita
robada», «La escoba», en el caso de juegos con cartas), sino también el sentido que
el juego «esconde» (por ejemplo, no dejarse encontrar en el caso de las escondidas,
saber qué carta descartarse en «La casita robada», entre otras). Este aprendizaje
acontece en la medida en que las niñas y los niños tienen oportunidad de jugar
muchas veces el mismo juego y van tornándose en jugadores expertos. Jugar con
ellos, mostrar las estrategias, hablar sobre las reglas mientras se juega, forma parte
de los diversos modos en que los y las docentes pueden mediar en este proceso36.
Cada tipo de juego requiere tiempo, conocimientos diversos, acompañamiento, presencia de otros
jugadores que aporten ideas, presenten alternativas, discutan sobre el modo en que se resuelve un
juego, argumenten sus propias decisiones. Por eso, su inclusión en una sala no puede pensarse en
términos de actividad aislada, sino como secuencia progresiva en la que se juega el mismo juego
muchas veces asegurando que la niña o el niño pueda elegir ese juego de entre otros, jugarlo sin
ayuda a fin de que forme parte de su repertorio lúdico disponible tanto en la escuela como en su
hogar. No es solo variar y enseñar diferentes juegos, sino detenerse en cada uno y brindar aquellos
elementos que necesita para comprenderlo y jugarlo mejor.
35 Los niños y las niñas aprenden muchos de estos saberes a partir de los contenidos propios de los Ámbitos de Experiencias Ambiente
natural, social y tecnológico; de las Artes escénicas y de la Literatura.
36 Los aprendizajes del Ámbito de experiencias matemáticas contribuyen a la posibilidad de jugar juegos con reglas convencionales.
Considerar el juego como un contenido de la cultura implica afirmar que se trata de una práctica
social que se enseña y se aprende en ambientes preparados y diseñados para tal fin. Los ambien-
tes institucionales se proponen como espacios flexibles que se diagraman según las necesidades
educativas y sanitarias. Estos son espacios motivadores, variables, móviles, acondicionados según
la unidad didáctica, el proyecto o itinerario pautado.
En las salas de Jardín de Infantes existen múltiples formas: la ludoteca ambulante, el teatro de
sombras y de títeres, el ambiente de reciclados, los juegos de mesa, los juegos grupales y corpora-
les, los juegos en el patio, entre otros. Ahora bien, mirando los modos de organización del espacio,
el tiempo y el grupo, se pueden identificar cuatro estructuras diferentes:
- Juego en sectores.
- Secuencias lúdicas.
- El tiempo de juego en el patio.
- Espacios o escenarios de juego grupal.
c. Juego en sectores
El juego en sectores es una de las formas que asume la multitarea. En este caso, las actividades
que se ofrecen de forma simultánea refieren a diferentes modos de jugar. Las niñas y los niños se
organizan en pequeños grupos: eligen a qué, con qué objetos y juguetes, con quiénes van a jugar.
En este tipo de propuesta es fundamental garantizar la posibilidad de elección del sector facilitan-
do previamente el conocimiento de los juegos propuestos en cada uno.
Generalmente los sectores de juego involucran diferentes tipos de juego: juegos de construcción,
juegos dramáticos, juegos de mesa, juegos de exploración de propiedades de materiales y objetos,
entre otros. Los sectores identifican cada tipo de juego. Ahora bien, también se puede tener un juego
en sectores centrado en un tipo de juego (por ejemplo, diversos juegos de mesa en pequeños grupos).
El juego en sectores puede desarrollarse en las salas, el patio o en otros espacios institucionales.
Resulta fundamental la organización de los sectores, el conocimiento por parte de las niñas y los
niños de los modos de jugar disponibles en cada uno y el aprendizaje de lo que significa elegir y sos-
tener una elección. Por parte de la docencia, es un momento privilegiado para interactuar con los pe-
queños grupos y con cada niña y niño individualmente, según observe las necesidades y demandas.
En las interacciones posibles entre los diferentes sectores, las propuestas, los objetos y las me-
diaciones docentes, las infancias, son protagonistas de escenas de intercambio social y de co-
municación entre sus pares y adultos, manifiestan lo que saben acerca de las personas en su vida
cotidiana (Origlio y Ullúa, 2005).
Los diversos tipos de juego (juego dramático, juego de construcción, juegos corporales, juegos
tradicionales, entre otros) pueden organizarse en forma de secuencia lúdica y proponerse tanto en
pequeño grupo (como es el caso del juego en sectores) o como grupo total (toda la sala juega un
tipo de juego en particular (por ejemplo, juegos tradicionales, a construir puentes y túneles, entre
otros). En estos casos, el modo en que se organiza el espacio, el tiempo, la participación de las ni-
ñas y los niños, la mediación del docente, dependerá del tipo de juego en cuestión.
La planificación de estos juegos se organiza como secuencia. Dado que el juego le pertenece al
jugador, para garantizar que las niñas y los niños sean dueños del juego, estos deben ser jugados
varias veces hasta que se domine el formato del mismo. Un indicador de que se alcanzó este ob-
jetivo es que las y los jugadores pueden desplegar, convocar y finalizar el juego por sí mismos, en
diferentes momentos y lugares.
Las secuencias lúdicas pueden responder a propósitos diversos. Por ejemplo, jugarse puede pro-
poner una secuencia de juegos de descarte, por ejemplo «Pisa pisuela», «Una doli tua», «En la
casa de Pinocho», de rondas y juegos tradicionales para jugar en el patio por ejemplo, «Gallito
ciego», «Martín Pescador», «La ronda de San Miguel», de juegos de construcción, entre otros.
En algunos casos, estos pueden formar parte de otras estructuras didácticas, como los juegos
dramáticos que acompañan el desarrollo de algunas unidades didácticas. En otros, se planifica
una secuencia por el valor que tiene el juego en sí para las niñas y los niños pequeños. Por ello, se
piensa en términos de ampliación de repertorio y del aprender a ser jugador.
«Salir a jugar al patio» es una de las actividades cotidianas que atraviesa la vida del Jardín. Mu-
chas veces, estos tiempos se consideran momentos en que las niñas y los niños tienen la posibili-
dad de jugar, conversar, caminar, sin la mediación del adulto. Los patios de los Jardines de Infantes
suelen ser intervenidos con aparatos (toboganes, trepadoras, areneros), diseños de recorridos en el
piso (rayuelas, laberintos, entre otros) o en las paredes (arcos, aros para embocar, entre otros). En
ocasiones, es el tiempo en que se puede jugar con los juguetes que trajeron de sus casas o –con
el permiso correspondiente – sacar alguno de los disponibles en la sala. En estas situaciones, la
aparición de juegos más reglados (rondas, Martín Pescador, manchas, juegos de palmas, juegos de
descarte, entre otros) solo aparecen si los niños y las niñas tuvieron oportunidad de aprenderlos.
Por esto, el patio es el momento privilegiado para enseñar juegos y enseñar a ser jugador. Estos se
ofrecen a aquellos que se acercan ante la propuesta de la maestra o el maestro. Los juegos invi-
tan a los participantes, quienes tienen la libertad de entrar y salir, escuchar o mirar desde lejos lo
que está pasando y sumarse a jugar o no. Se crean momentos privilegiados para, desde la risa, la
complicidad, la alegría de compartir un espacio común, enseñar a esperar turnos, recibir al que se
acerca, aceptar, perder, comenzar de nuevo, disfrutar de un momento juntos.
Por esto, también tienen que ser parte de la propuesta de enseñanza y ser pensados como parte
de la planificación a lo largo del año. Es decir, ¿qué juegos tradicionales se incorporarán en el juego
en el patio? ¿Qué juegos de descarte se enseñarán para que puedan organizarse y sortear turnos?
Llevar un fichero para decidir a qué se puede jugar cuando se sale al patio, es una de las respon-
sabilidades que conlleva propiciar el derecho de las niñas y los niños a jugar (Sarlé, P., Rodríguez
Sáenz, I., Rodríguez de Pastorino, E., 2010).
Los espacios o escenarios de juego grupal son un formato de actividad que en los últimos años se
observa en las salas de jardín. En su origen, surgieron como un modo de adaptar las «instalaciones
de juego» (Ruiz de Velasco Gálvez, A. y Abad, J., 2019), pero presentan características diferentes.
Abad y Ruiz de Velazco definen estas instalaciones como «un lugar de símbolo» dispuesto para el
goce de la experiencia estética de la infancia y, más importante aún, propone la vivencia relacional
y compartida de un relato lúdico donde cada niña y niño expresan quiénes son y quieren ser con
otros a través del juego acompañado y reconocido por adultos. Es decir, como una propuesta que
combina lo propio de la «instalación» desde su dimensión artística (la estética contemporánea, el
diseño y los aspectos formales o materiales) y el «juego» como espacio privilegiado de la construc-
ción simbólica y el imaginario.
Los espacios o escenarios de juego grupal son intervenciones que realizan las y los docentes en
las salas con intención propositiva e innovadora. Al diseñar esta propuesta se cuida especialmente
la estética del espacio y de los objetos a fin de que las niñas y los niños puedan experimentar sen-
sorial, afectiva y relacionalmente con ellos. En relación con los objetos, se utilizan materiales no
convencionales o de usos múltiples (cajas, pelotas de diversos tamaños, caracoles, papel trozado,
varillas, telas, papeles diversos, entre otros) que habilitan diferentes acciones combinatorias, de
transformación del espacio y de carácter simbólico.
La tarea de la y el docente es fundamental antes, durante y después del juego, dado que es quien
diseña el espacio, selecciona los materiales y los dispone de una manera específica. En la presen-
tación del escenario, facilita la observación y el recorrido inicial. Este primer momento de recorrer
el espacio, observar la disposición de los objetos genera un clima propicio para la exploración, la
invención, la combinación y anticipa en los niños y las niñas, la posibilidad de pensar en el juego,
en las posibilidades que ofrecen los objetos, ya sea en forma individual, en pareja o en pequeños
grupos. Finalmente, la maestra o el maestro es quien sostiene la reflexión de lo realizado a fin de
poner en común y dialogar sobre la vivencia y la progresión de la propuesta en otros escenarios.
En este tipo de propuestas, lo más importante es el proceso vivido por el grupo y la libertad de
experimentar y crear en el transcurrir del juego. El adulto es el principal referente afectivo que ofre-
ce la palabra, reconoce las acciones de las niñas y los niños, media en los significados que se van
construyendo, al tiempo que evita dirigir el proceso lúdico con consignas específicas.
Fundamentación
Se organiza como un cuerpo integrado de experiencias de la vida misma que guardan reciprocidad con
nuestros orígenes, con la Tierra. Se aborda la interpretación del mundo y de las interacciones humanas
que lo transforman, desde una mirada intercultural y una perspectiva de sustentabilidad de la vida.
Se instituye en torno a los ambientes, las historias y las culturas como una totalidad indivisible de
naturaleza y sociedades a través del espacio-tiempo, trama socio-natural dinámica e histórica, en
la que lo social, lo natural y lo tecnológico se imbrican mutuamente.
Desde esta perspectiva, «nuestra casa común» es la metáfora que atraviesa el ámbito de las
experiencias, un campo en construcción permanente de contenidos vivificados, de prácticas si-
tuadas, de puentes de la memoria colectiva, que promueven nuevos saberes e inscriben otra con-
cepción de relación con los tiempos, los espacios, las culturas y la vida misma. Una experiencia de
construcción histórica, de cotidianidades, subjetividades diversas y transformaciones individuales
y sociales, que se inscriben en la idea de una casa común.
Los contextos como recortes didácticos del ambiente se definen teniendo en cuenta diversos cri-
terios que atiendan a la singularidad institucional, a los grupos escolares y a las particularidades del
contexto, en cada barrio, pueblo, ciudad, zona o región de la provincia. Entre los criterios a valorar
para realizar los recortes didácticos del ambiente se recomienda que, aunque se realicen desde
una escala accesible y adecuada al contexto cotidiano y conocido de las niñas y los niños:
- contemplen la complejidad;
Para las infancias, el acceso a contextos menos habituales no implica la cercanía espacial o tem-
poral. Estos, se ponen en contacto con informaciones y representaciones que trascienden la ex-
periencia vivida en su entorno. Se trata del acercamiento desde distintas perspectivas a las reali-
dades que las niñas y los niños no pueden conocer como totalidad, sino en forma paulatina, desde
los distintos aspectos que la conforman.
Las categorías, ejes estructurantes y contenidos específicos de este apartado, se organizan des-
de una perspectiva compleja que integra los aportes de las áreas. Tienen como propósito enrique-
cer, complejizar, organizar y ampliar los conocimientos, así como también construir relaciones cada
vez más complejas sobre el ambiente en el que transcurre la vida de las niñas, los niños, las familias
y sus comunidades.
- Explorar y conocer el ambiente, «nuestra casa común», desde sus múltiples di-
mensiones: temporales, espaciales, sociales, culturales, naturales y tecnológicas.
La propuesta del presente Diseño Curricular se origina en el convencimiento de que las actua-
les desigualdades e injusticias estructurales de las sociedades contemporáneas son posibles de
transformar. Las Ciencias Sociales, desde una perspectiva crítica, decolonial e intercultural, gene-
ran las herramientas conceptuales y prácticas para asumir, planificar e intervenir la realidad.
Su aporte, desde esta perspectiva, posibilita que docentes y estudiantes se asuman como sujetos
históricos, desnaturalizando la colonialidad vigente, al abordar sus contradicciones, sus procesos
espaciales y culturales, sus múltiples actores sociales y conflictos, sus cambios y permanencias
como una totalidad compleja, multiescalonada y multicausa.
Los ejes propuestos se resignifican en la cotidianidad a través de proyectos, que inciden direc-
tamente en el contexto escolar, familiar y comunitario. El espacio-tiempo donde se producen los
eventos sociales, se considera plural, situado y amoroso, en el que la educación se constituye
como acto político y se despliega como un encuentro con las y los otros.
En este sentido, no se puede dejar de reconocer la condición política de la educación. Así, los con-
tenidos situados promueven la participación y el compromiso social porque toda acción personal y
colectiva involucra las significaciones de un vivir juntas y juntos, en un único mundo posible, como
un acto ético y político. Por ello, el vínculo entre la producción de conocimientos y su abordaje
educativo cultural tienen de por sí una connotación política.
A continuación, se explicitan algunas categorías que transversalizan los aportes de las Ciencias
Sociales al ámbito de las experiencias del ambiente.
Territorialidad: el territorio expresa las relaciones entre las sociedades y las naturalezas, sucesi-
vas y superpuestas, que a lo largo del tiempo se ponen en valor por un grupo social y han otorgado
identidad a un lugar particular. La territorialidad se interrelaciona con la idea del arraigo, entendido
esencialmente como el modo en que se establece el diálogo con el lugar, con las personas y las
vivencias. Así, el territorio es topografía viviente, donde la propia cultura se transforma en un propio
lugar, que es parte del diario vivir.
Multiescalaridad: se vive en un mundo cada vez más interconectado gracias a los artificios de la
tecnología y las comunicaciones. Se habla de espacios sin distancias. Cuando se trabaja la mul-
tiescalaridad, se comprende el desarrollo territorial desde una visión más amplia al reconocer la ne-
cesidad de considerar simultáneamente las múltiples relaciones y papeles de las escalas geográfi-
cas en la explicación del desarrollo territorial y de sus políticas. Lo local, lo regional, lo internacional
se piensa desde distintas perspectivas, de manera complementaria y no excluyente.
Cambio y Continuidad: los cambios se perciben en los objetos y elementos del paisaje, en el
crecimiento de los animales y las plantas, en el crecimiento y desarrollo de los sujetos, en los pro-
cesos de construcción de las estructuras sociales, en la elaboración y construcción de artefactos
culturales, entre otros. Es decir, el tiempo puede «observarse» a través de los cambios que ocurren
en todo aquello que existe. En consecuencia, es preciso atender a la representación socio-cultural
que se construye a medida que se adquieren las diferentes nociones temporales.
Ejes estructurantes
Para abordar el ambiente, en tanto entramado social, natural y tecnológico, se enuncian los tres ejes es-
tructurantes que organizan los aportes de las Ciencias Sociales, que se conciben interrelacionadamente:
La aproximación a distintos pasados tiene como propósito que niñas y niños comiencen a desnatu-
ralizar su mirada sobre contextos cotidianos y conocidos. Se trata de pensar que, así como es posible
identificar cambios, también hay continuidades, es decir, ciertos rasgos que permanecen en el tiempo.
Contenidos
- Las relaciones entre las diversas actividades humanas que constituyen comuni-
dades y sostienen formas de vivir.
- El reconocimiento del Jardín de Infantes como primer espacio público de las in-
fancias: roles, funciones, acuerdos y normas.
Eje: Espacio-espacialidades
Eje: Tiempo-temporalidades
- El reconocimiento de las historias de las niñas y los niños, de las familias y sus
comunidades. La socialización de la vida cotidiana de las familias y las comunidades.
- Los museos como puerta de entrada al conocimiento histórico social. Las fuentes
pictóricas, fotografías, fragmentos de películas y documentales. Los relatos e histo-
rias orales en la transmisión sociocultural.
En la Educación Inicial se ofrece a las infancias la posibilidad de explorar, organizar, ampliar y en-
riquecer sus miradas sobre el ambiente brindando oportunidades para su alfabetización cultural.
En este primer tramo de educación obligatoria se propone ampliar y enriquecer los conocimien-
tos y experiencias que las niñas y los niños construyen fuera del ámbito escolar, en el seno de
37 Mojones como huellas significativas, por su valoración colectiva, ambientales, históricas, culturales. Son “los territorios del tiempo”, por
ende, dejan de ser solo fechas en el calendario y se manifiestan como materialidades identitarias revalorizadas, recreadas que construyen
presente del pasado. Los mojones pueden ser objetos, rutas, paisajes, obras de arte, expresiones culturales, entre otras.
sus familias y de sus comunidades de pertenencia con sus costumbres, creencias y lenguajes. El
conocimiento cotidiano del ambiente natural está organizado sobre el conjunto de ideas que las
niñas y los niños fueron elaborando sobre el ambiente y los fenómenos naturales a partir de sus
experiencias y percepciones diarias, alentadas por su curiosidad y su imaginación.
La Educación Inicial se propone ofrecer a las niñeces la posibilidad de interactuar con objetos,
personas, situaciones o fenómenos con los cuales no necesariamente toman contacto en el con-
texto familiar o social más cercano. Se trata de «mirar» con otros ojos aquello que resulta habitual
y, a la vez, acercarse a otros contextos menos conocidos. De esta manera, se da comienzo a la
construcción del denominado conocimiento científico escolar en el contexto social del Jardín de
Infantes mediante las interacciones entre la docencia y niñeces, en torno a la cultura en general y
los saberes que propone este Diseño Curricular.
Las propuestas en torno al ambiente natural apuntan a «generar situaciones de enseñanza que
recuperen las experiencias de los chicos con los fenómenos naturales, para que ahora vuelvan a
preguntarse sobre estos y a elaborar explicaciones utilizando los modelos potentes y generaliza-
dores de las ciencias físicas y naturales» (MEN, 2004, p. 16).
Al considerar la complejidad del ambiente resulta indispensable propiciar una mirada crítica tanto a
sus componentes como a las múltiples relaciones que se establecen entre estos y el entorno. Se con-
templan en su estudio los conflictos, las contradicciones o los desajustes que son inherentes a todo
ambiente, para enunciarlos o describirlos, cuestionarlos, con el compromiso ético de transformarlos.
Se promueve que las niñas y los niños profundicen y organicen sus conocimientos desde una
perspectiva exploratoria-descriptiva, es decir, que aprendan a observar, explorar y caracterizar los
componentes del ambiente y reconocer sus relaciones. Como ámbito de experiencias de aprendi-
zaje, se atienden y se alientan las preguntas espontáneas, que posibilitan la producción de nuevas
ideas que emergen de sus experiencias con el ambiente a partir de la relación cuerpo-ambiente
(manipular y explorar los objetos -oler, oír, tocar, tratar de desmontarlos y volverlos a construir-, ob-
servar los fenómenos naturales, pensar e intuir el «por qué» de los mismos, es decir, sus causas y
efectos). Desde esta perspectiva es necesario superar el esquema dicotómico cultura/naturaleza;
mente/cuerpo; objetividad/subjetividad, entre otros.
Esto permite a la docencia conocer si las infancias están interesadas en las características de lo que
observan, en el funcionamiento de un dispositivo, en la búsqueda de semejanzas o de diferencias
como expresión de cosmovisiones diferentes de las comunidades de procedencia. Estas serán instan-
cias para enriquecer y precisar las preguntas proponiendo interrogantes acerca de ¿cómo es…?; ¿en
qué se parecen…?; ¿en qué se diferencian…?; ¿cómo funciona…?; ¿de dónde les parece que viene…?
Se pretende que se generen experiencias que dialoguen y pongan en valor múltiples formas de
representación, de conocer y sentir el mundo natural desde las perspectivas intercultural y de
aquellas que fundan la ESI: derechos, género y diversidades/disidencias.
Los enfoques que orientan el diseño de experiencias integradoras en el Ámbito social, natural y
tecnológico, favorecen que las niñas y los niños construyan una mirada más compleja al articular
pensamientos, lenguajes, experiencias y saberes que pertenecen, tanto a las Ciencias Naturales,
Ciencias Sociales y Educación Tecnológica como a otras formas de construir conocimientos como,
por ejemplo, los diversos saberes ancestrales.
En síntesis, para que las niñas y los niños del Nivel Inicial complejicen, enriquezcan, profundicen y
construyan nuevos conocimientos acerca del ambiente, es preciso que se involucren directamen-
te con los objetos y fenómenos a indagar a través de situaciones de enseñanza que incluyan la
observación, la exploración, el diálogo, la búsqueda de información, el registro, la comparación de
datos y la comunicación de la información y la experimentación a través del juego en su capacidad
de dar sentido al mundo (Sarlé y Rodriguez Sáenz, 2022). De esta manera, se podrá favorecer el
desarrollo de experiencias de aprendizaje potentes, inclusivas, equitativas, sensibles, subjetivas y,
a la vez, emotivas para conocer el ambiente a través de múltiples lenguajes.
A continuación se explicitan algunas categorías que transversalizan los aportes de las Ciencias
Naturales al ámbito de las experiencias del ambiente:
Cambio: los componentes del ambiente experimentan una serie de modificaciones a lo largo del tiem-
po: las plantas crecen; los vientos cambian de dirección; los metales se corroen; la temperatura sube; la
Luna ocupa una posición diferente en el cielo; la pelota describe una trayectoria en su camino hacia el
arco; las nubes se desplazan y modifican sus formas; la iluminación del Sol varía durante el día y tam-
bién las sombras de los árboles. Estas modificaciones que pueden ser reconocidas por las niñas y los
niños constituyen fenómenos de la vida cotidiana. Se dice que un componente sufre cambios cuando
alguna de sus características o propiedades se modifican a medida que transcurre el tiempo.
Interacción: el término interacción refiere a la influencia mutua que ejercen entre sí los elementos
que conforman el ambiente. Muchos de los fenómenos naturales constituyen una manifestación
de estas influencias. Por ejemplo, la sombra que proyecta un árbol sobre el suelo es resultante de
la interacción de la luz con un material opaco; la dirección de la luz cambia cuando pasa del aire al
agua; el sonido de una guitarra se produce cuando se pulsan sus cuerdas. El reconocimiento de las
interacciones entre los componentes del ambiente posibilita un acercamiento a su dinámica y a la
identificación y valoración de algunos efectos de las acciones humanas.
Los ejes organizadores y los contenidos propuestos para cada uno de ellos, están vinculados con
los conceptos estructurantes del área e incorporan saberes de las culturas populares y de los pue-
blos originarios de nuestra provincia.
Ejes estructurantes
Los contenidos a enseñar sobre los seres vivos, los objetos y materiales: usos, propiedades y
cambios, y los fenómenos físicos y el cielo se seleccionan y organizan en torno a categorías que
se denominan conceptos estructurantes del campo de las Ciencias Naturales: unidad y diversidad,
cambio e interacción, que a la vez constituyen un marco de referencia para la organización de
situaciones de enseñanza, la selección de actividades, los materiales educativos y su inclusión en
los proyectos, unidades didácticas, talleres y secuencias didácticas.
En la figura se representan las categorías, ejes organizadores desde los aportes de las Ciencias
Naturales al núcleo de integración: las infancias y nuestra casa común.
Contenidos
Este eje reúne contenidos de aquellos recortes del ambiente relacionados con la diversidad de los seres
vivos que resultan significativos. La propuesta está centrada en la unidad y la diversidad de animales y
plantas, sus interacciones y sus cambios. Esta aproximación al conocimiento de la biodiversidad se puede
enriquecer con el abordaje de otros grupos de organismos como los hongos y líquenes. La división de este
eje en tres apartados: las plantas, los animales y el cuerpo humano y el cuidado de la salud, responde a
Las plantas
- Su importancia para la vida «en la casa común». El ciclo de vida de las plantas.
Condiciones para el crecimiento de las plantas: luz, agua, temperatura y suelo. Cui-
dados que requieren las plantas.
- Las partes de las plantas: raíz, tallo y hojas. Semejanzas entre los órganos y funciones.
- Diferencias entre los distintos tipos de tallos, raíces, hojas, flores, frutos y semillas.
- Cambios que sufren las plantas a lo largo del año y de su vida, y los que provocan
en el ambiente.
Los animales
- El ciclo de la vida de los animales. Los cambios que sufren en las estaciones del
año y los que provocan en el ambiente.
En este eje se organizan aquellos contenidos que posibilitan una mirada del ambiente centrada en la
diversidad de características de los objetos y materiales, así como de sus usos, propiedades y cambios.
- Relaciones entre las propiedades de los materiales y su uso: materiales que sir-
ven para reflejar una imagen, producir y transmitir sonidos, o atraer otros materiales.
suelo y el aire. Los materiales usados ancestralmente por los pueblos originarios de
la provincia en la construcción de sus casas, vestimentas, herramientas, utensilios
y en producciones artísticas.
Este eje aborda la exploración y descripción de algunos fenómenos físicos que se desarrollan en el
ambiente cotidiano de las niñas y los niños cuando juegan con pelotas y globos; se hamacan; se des-
lizan por toboganes; sostienen un vaso con agua; sienten el viento en sus rostros y observan lo que
produce en el entorno; ven caer la lluvia o variar la iluminación del paisaje durante el día; registran cam-
bios en la forma de la Luna; escuchan ruidos y sonidos; se preguntan sobre las sombras y sus cambios.
Está orientado a la indagación de hechos que se producen en su entorno o en los que participan
con sus acciones -como la producción de sonidos con objetos variados- y también con aquello que
sucede en el cielo cuando lo observan desde la Tierra durante el día y la noche. Este eje constituye
un primer acercamiento a temas de Astronomía infantil, a los fenómenos meteorológicos con los
cuales las niñas y los niños están familiarizados y a las acciones que se realizan para actuar en un
planeta con gravedad. Interesa que acompañen su desarrollo con la mirada proveniente de la cos-
mogonía de los pueblos originarios sobre el cielo, los fenómenos meteorológicos y la producción de
sonidos con instrumentos musicales.
- Algunas acciones mecánicas entre objetos (empujar, levantar, arrojar, soplar, en-
tre otras); el efecto de las interacciones sobre los objetos: movimiento, equilibrio,
deformación, producción de sonidos y construcción de instrumentos musicales
(cotidiáfonos). Las interacciones de la luz con los materiales: iluminación, colores,
producción de sombras.
- El cielo visto desde la Tierra. El cielo nocturno y las estrellas. El día y la noche.
Como área de conocimiento en la Educación Inicial, recupera los saberes previos de las niñeces
y se compromete en la profundización del conocimiento del ambiente en la trayectoria escolar. Se
inscribe en marcos normativos y se posiciona desde enfoques críticos, socioculturales y humanís-
ticos. Se propone abordar contenidos relevantes del contexto natural y del entorno artificial, ini-
ciando a las infancias en la cultura digital y promoviendo el interés por la exploración del ambiente
para interactuar y aprender, intercambiar ideas, compartir actividades lúdicas, identificar situacio-
nes riesgosas y solucionar problemas de la vida cotidiana.
La Educación Tecnológica como parte del ambiente social y natural en el ámbito de experiencia,
considera que la técnica es una dimensión constitutiva del quehacer humano, interviniendo o ac-
cionando sobre el entorno (social y natural), para modificarlo o transformarlo. La acción técnica se
configura, se potencia y realimenta con la capacidad simbólica de representar, procesar y comunicar
resultados de los procesos tecnológicos, analógicos38 y digitales. Los medios técnicos son signos y
mensajes en sí mismos, cuyos significados se pueden desentrañar a través de la mediación técnica39.
Es importante iniciar una formación tecnológica sociocultural crítica desde edades tempranas, antes
que la percepción del ambiente artificial esté velada y sobredeterminada por otros factores psicoso-
ciales hegemónicos, como la utilidad, la moda, la propaganda, el consumo o el trabajo.
Dentro del Ámbito de las Experiencias, el quehacer tecnológico permite a las niñas y a los niños
desarrollar esquemas cada vez más complejos de inteligibilidad técnica, desde una percepción
intuitiva, temprana, de manera simultánea con la adquisición de otras formas culturales. En este
sentido, la evolución de la técnica demanda nuevas formas de aprender atendiendo a la necesidad
de disminuir la brecha digital que implica procesar e intercambiar información impulsando nuevos
aprendizajes, que requieren de alfabetizaciones tecnológicas acordes a los desafíos actuales im-
pulsados por la cultura digital.
Se valora al juego como contenido cultural, que brinda la oportunidad de abordar el avance de
los medios digitales y la hiperconectividad, desarrollar el interés por el aprendizaje por indagación,
hacerse preguntas y anticipar respuestas acerca de la artificialidad, dando lugar a nuevas formas
de relación que permiten un aprendizaje ubicuo40.
Se acuerda con Mariana Maggio (2020)41, que es fundamental desocultar las lógicas algorítmicas
y aprender a crear tecnología para la construcción de una ciudadanía digital más plena. Desde este
lugar del saber, la enseñanza se vuelve disruptiva al provocar interrogantes tales como: ¿qué es?,
¿para qué sirve?, ¿qué hace?, ¿tiene solución?, para poner al descubierto cómo funcionan las cosas.
38 El pensamiento analógico es una forma de pensamiento que se basa en la percepción de atributos semejantes en cosas, seres, situacio-
nes o eventos diferentes. Se lo considera como una forma de razonamiento inductivo. Consiste en asignar a un objeto poco conocido que se
está investigando, las propiedades de otro objeto análogo que ya es suficientemente conocido. En la didáctica de la Educación Tecnológica
es importante poner en juego el pensamiento analógico de los estudiantes, porque permite buscar semejanzas o analogías para representar
los atributos de un objeto o sistema técnico por medio de comparaciones de distintas cualidades estructurales o dinámicas. De este modo,
surgen similitudes entre sistemas que promueven la intuición, la comprensión y la apropiación de significados (Marpegan, 2021).
Estableciendo una analogía respecto a la diferencia entre analógico y digital, se puede considerar dispositivo analógico a un libro formato pa-
pel (se accede secuencialmente a la información buscada) y dispositivo digital a un libro electrónico, o un hipertexto (se accede rápidamente
a la información requerida -acceso directo a través de links-).
39 Entendida en Marpegan (2021), es un caso particular de la mediación que se manifiesta en los sistemas sociotécnicos, porque las accio-
nes técnicas son «actividades humanas mediadas», o sea, acciones intencionales realizadas por medio de un medio técnico (por ejemplo, un
objeto técnico).
40 El aprendizaje ubicuo en líneas generales sostiene que prácticamente cualquier sujeto puede producir y consumir información (prosumi-
dor), de modo que el aprendizaje puede tener lugar en cualquier momento y en cualquier lugar. Representa un nuevo paradigma educativo
que en buena parte es posible gracias a los nuevos medios digitales.
41 «Las prácticas de la enseñanza universitarias en la pandemia: de la conmoción a la mutación». Disponible en: http://uajournals.com/ojs/
index.php/campusvirtuales/article/view/743/417
Para el abordaje de esta propuesta se presentan las categorías y los ejes estructurantes, organi-
zando conceptos específicos que se entrelazan y que impregnan a otros ámbitos de experiencias
en su carácter de transversalidad.
El accionar de la tecnología como proceso sociocultural: los seres humanos han utilizado a lo
largo de la historia su capacidad inventiva para crear un mundo de objetos (artificial) y modos de
organizarse, a fin de procurarse bienestar y resolver sus problemas cotidianos. En ese proceso
adaptaron y modificaron su entorno para generar cambios en el mismo. Comprender la problemá-
tica tecnológica, analizar productos, aprender a plantear y a resolver los problemas de la vida real,
permitirán a los niños y las niñas comenzar a ver el mundo creado como sujetos críticos y mejorar
su calidad de vida sin perder de vista el entorno natural.
Procesos productivos y resolución de problemas: los productos tecnológicos son aquellos que
responden a las necesidades de los sujetos y se obtienen a partir de los diferentes procesos ar-
tesanales o industriales que implican la transformación de materiales. Se destacan las distintas
tareas que efectúan los diferentes sujetos sociales en las organizaciones y en los nuevos perfiles
laborales. Se inicia al niño y la niña en el conocimiento de las diferentes profesiones y oficios para
identificar algunos de los aspectos que cambian con el paso del tiempo (Modelo 1 a 1, home office,
trabajo compartido sincrónico y asincrónico, Programación y Robótica desenchufada, actividades
desconectadas, entre otras) y aquellos que se mantienen.
Materiales del entorno cotidiano: en las actividades cotidianas se emplean una gran variedad de
objetos que requiere de materiales adecuados para su elaboración. Algunos de estos materiales
son naturales y otros artificiales obtenidos por la transformación del hombre. Desde el punto de
vista de los procesos tecnológicos, se selecciona la materia prima teniendo en cuenta sus propie-
dades, su recuperación y reutilización de acuerdo al uso que se le dé.
Tecnologías digitales42
42 Los aportes de las tecnologías digitales quedan sujetos a posibles actualizaciones e innovaciones emergentes, en el marco del Programa
«Santa Fe más conectada» transformación educativa e inclusión digital - Gobierno de la Provincia de Santa Fe.
como buscar, organizar, utilizar, seleccionar, aplicar y evaluar la información. También supone la
colaboración, la cooperación y la comunicación efectiva. Estas habilidades son:
Las actividades basadas en entornos o en ambientes de alta disposición tecnológica (Maggio, 2016)
constituyen una oportunidad para la exploración del ciberespacio, la selección de contenidos y la
formulación de problemas, a partir de la observación de situaciones de la cotidianidad mediante la
búsqueda guiada que promuevan la curiosidad, la improvisación, el descubrimiento y la imaginación.
Esto genera una nueva forma de relación con el entorno, favorece la comunicación y el encuentro.
En referencia a las redes, estas no son solo un conjunto de máquinas conectadas por grupos
de cables, sino también conjuntos de personas conectadas con un fin común (amistad, trabajo,
petición de información, entre otros). En ellas se constituyen auténticas comunidades virtuales
43 En Informática, una aplicación es un programa diseñado que faculta a los usuarios realizar actividades diversas. Existe una gran variedad
de aplicaciones, por ejemplo, aquellas que permiten con una computadora manipular textos, números, gráficos o combinaciones diversas de
estos. Una aplicación móvil (app) está preparada para ser ejecutada en teléfonos inteligentes, tabletas (y otros dispositivos) que habilitan al
usuario a llevar a cabo diferentes tareas y operaciones. Una aplicación web es una herramienta (Marpegan, 2021).
mediadas por la tecnología para aprender y enseñar, intercambiar ideas y experiencias, coordinar
actividades y proporcionar la clase de identidad y los sentimientos de pertenencia al grupo.
Ejes Estructurantes
En la siguiente figura se representan, desde los aportes de la Educación Tecnológica, los ejes es-
tructurantes y las categorías para la integración del ambiente: Las infancias y nuestra casa común.
Contenidos
Los contenidos a enseñar se seleccionan en torno a categorías tales como: el accionar de la tec-
nología como proceso, comunicación e información, procesos productivos y resolución de proble-
mas, materiales del entorno cotidiano, alfabetización digital, internet segura y entorno de aprendi-
zaje responsable, y se organizan en tres ejes estructurantes de la Educación Tecnológica.
Este marco de referencia orienta los procesos de selección y organización de situaciones de en-
señanza para la construcción de unidades y de secuencias didácticas, a partir del abordaje meto-
dológico basado en la observación sistemática, la exploración del ambiente tecnológico, el planteo
La tecnología como proceso sociocultural implica una reflexión sobre la diversidad de los pro-
cesos, sus cambios y sus continuidades, y sobre los medios técnicos para entenderla como un
constructo. Se piensa a sí misma no como la aplicación de contenidos a otras áreas y de otras
áreas. Esta reflexión trasciende la lógica instrumental, puesto que considera el proceso tecnológi-
co y a los medios técnicos como construcciones sociales en cada contexto geográfico e histórico
cultural, de generación, uso y producción, como así también los efectos sobre el ambiente, y las
consecuencias sociales para los sujetos intervinientes y para la población en general.
- Relaciones entre los sujetos que participan en el proceso sociocultural y las for-
mas de organizarse.
Comunicación e información
Los medios técnicos se conciben en sentido amplio, teniendo en cuenta los tres aspectos que defi-
nen a una técnica o tecnología: los procedimientos o programas de acción (incluidos los textos téc-
nicos), los soportes técnicos a utilizar y los conocimientos requeridos (Orta Klein, 2018). La finalidad
de distinguir los medios técnicos de los procesos tecnológicos tiene también un objetivo didáctico:
las operaciones pueden realizarse con distintas tecnologías atendiendo a las particularidades regio-
nales, la disponibilidad de recursos y las políticas que impulsan o restringen su utilización.
Tecnologías digitales
44 Hardware: Es el conjunto de partes físicas, tangibles o materiales que componen un sistema informático, por ejemplo, una computadora.
45 Software es el conjunto de componentes no físicos: incluye programas o aplicaciones, instrucciones y reglas informáticas que hacen
posible el funcionamiento de dichos dispositivos.
46 En Informática, una aplicación es un programa diseñado que faculta a los usuarios realizar actividades diversas. Existe una gran variedad
de aplicaciones, por ejemplo, aquellas que permiten con una computadora manipular textos, números, gráficos o combinaciones diversas de
estos. Una aplicación móvil (app) está preparada para ser ejecutada en teléfonos inteligentes, tabletas (y otros dispositivos) que habilitan al
usuario a llevar a cabo diferentes tareas y operaciones. Una aplicación web es una herramienta (Marpegan, 2021).
Los contenidos propuestos para enseñar en este ámbito, se reconocen en una particular praxis
cotidiana. Se despliegan integral y vivencialmente a partir de sus protagonistas en un territorio
construido por las experiencias, lleno de sensaciones y vivencias, donde la propia cultura se trans-
forma en un propio lugar, que es parte del diario vivir. En esta praxis, es pertinente pensar en la
«historicidad del espacio y la geograficidad de la historia» como dimensiones inseparablemente
constitutivas de lo social. Aprender el significado de la tierra, del territorio, para los que los viven, lu-
chan y resisten en distintos tiempos, convirtiéndose en protagonistas de la historia, porque, como
dice Milton Santos (2010) «el espacio es acumulación desigual de tiempos».
En relación con el desarrollo temporal de los hechos, trabajarán a lo largo del tiempo las ideas
de sucesión (la relación de orden entre los acontecimientos, uno antes o después que otro) y de
simultaneidad (algunos acontecimientos tienen lugar al mismo tiempo en diferentes lugares). El
avance en su comprensión se acompaña de la apropiación gradual del vocabulario a la hora de
47 El Algoritmo es una secuencia finita de pasos lógicos o un conjunto de operaciones basadas en reglas o procesos definidos que deben
efectuarse en un orden determinado, paso a paso (por ejemplo, un programa o plan de acción, una receta o instructivo), que permiten resol-
ver una situación o dar solución a un problema (Marpegan, 2021).
poder relacionar «antes», «después», «durante», «cuándo» y «al mismo tiempo». Se trata de dar
lugar a las apreciaciones infantiles más subjetivas de las duraciones, para poner a disposición
instrumentos de uso social que permitan una proyección más objetiva, materializando de alguna
manera el transcurso del tiempo.
En cuanto al espacio-espacialidades, es relevante recordar que este eje atraviesa la vida cotidia-
na y la hace posible, en tanto se entrama con tiempo-temporalidades. En la espacialidad vivida se
anuda el tiempo pasado al presente, a la par que se yuxtaponen la escala global y local, como una
síntesis que involucra las maneras de pensar, de sentir y de actuar de los diferentes actores socia-
les, en una permanente redefinición.
Por esta razón, la enseñanza del espacio se convierte en una apuesta para construir futuros po-
sibles, que no se cierren en un destino escrito de antemano, sino que habiliten alternativas desde
la alteridad, que llevan a asumir responsabilidades colectivas sobre lo social y lo natural. El paisaje,
como categoría analítica, resulta significativo para desarrollar las nociones espaciales en el Nivel
Inicial, pues remite a la dimensión observable y fisonómica del espacio geográfico y, por ello, la del
ambiente social, natural y tecnológico.
Los paisajes presentan una relación singular con el tiempo, pues «están siendo» históricamen-
te (Gurevich, 2017). En ellos es posible identificar los diferentes procesos sociales que se fijan y
acumulan en cada lugar, junto a las decisiones sociales que se plasman en una especie de simul-
taneidad temporal. También, es posible reconstruir y observar los procesos de transformación del
espacio geográfico, atendiendo a su dimensión multiescalar y a las ideas, sentidos y acciones de
las comunidades que los habitan.
De esta manera, el paisaje constituye una totalidad articulada, donde las funcionalidades con-
cretas entraman sujetos, relaciones y objetos particulares, que otorgan referentes empíricos y es-
timulan el reconocimiento de la propia participación dentro de este proceso colectivo. Por ello,
no hay ningún lugar igual a otro. Sin embargo, estas condiciones específicas de cada paisaje se
desarrollan en condiciones y contextos históricamente situados, con determinadas condiciones
culturales, económicas, ideológicas, políticas y tecnológicas, que redefinen en el acontecer coti-
diano una permanente configuración-reconfiguración de esa trama.
La complejidad del ambiente requiere pensar en recortes en clave didáctica, que inviten a su in-
dagación y problematización, elaborando propuestas de enseñanza que integren los aportes de las
Ciencias Naturales, las Ciencias Sociales y la Educación Tecnológica.
La articulación de saberes, en manos de la docencia incluye aquellas mediaciones que tienen que
ver con habilitar:
- la organización de la información;
- la comunicación.
La pedagogía del paisaje se convierte en una construcción metodológica que pone en juego una
serie de habilidades y destrezas de lectura e interpretación visual para «leer», analizar y comparar
las significaciones que nos devuelve el entorno.
El paisaje resulta interesante para desarrollar las nociones espaciales en el Nivel Inicial, pues
remite a la dimensión observable y fisonómica del espacio geográfico y, por ello, la del Ambiente
Social, Natural y Tecnológico.
Enseñar a mirar se convierte, para niñas y niños, en una posibilidad de descubrimiento y sorpresa
que transforma lo cotidiano en objeto de estudio y re-significa lo conocido. Partir de la observación
directa hasta el complejo conjunto de operaciones simbólicas incluidas en el acto de mirar, consti-
tuyen un camino propicio para desanudar las complejidades del paisaje desde su exploración. Salir
a recorrer el paisaje es una alternativa para alentar la mirada microscópica (Reguillo, 2022)49, que
sostiene el extrañamiento como punto de acceso a nuevas formas de significar las experiencias
cotidianas. En cada recorte visual se hace paisaje. Aquí es posible encontrar distintos objetos agre-
gados a lo largo del tiempo que, relacionados entre sí, configuran su identidad. Estos elementos
naturales y artificiales otorgan la materialidad del paisaje, que permite su localización, pero también
involucran las connotaciones simbólicas que los atraviesan.
Como propone Silvia Alderoqui (2012), extranjerizar los paisajes conocidos lleva a encontrar in-
terrogantes que movilizan búsquedas, ayudan a explorar los detalles, las historias y los recuerdos,
permiten recuperar los personajes, revisitar los espacios y reconocer las acciones que nacieron
en la efervescencia de sus interrelaciones. Detenerse en los aspectos cotidianos, biográficos, que
otorgan sentido a contextos socio-históricos más amplios, permite desplegar temáticas enriqueci-
das y complejas que le dan vida a cada lugar y proponen viajes hacia lo desconocido.
Entre las orientaciones para la mirada social del ambiente, es posible pensar, partiendo de la
idea de experiencia, en «alquimiotecas filoartesóficas» (Goicoechea; Ríos, 2021), que resultan de
amalgamar la doble actitud experimental y constructiva que hacen posible que el alquimista y el
pedagogo tengan mucho en común. Las y los docentes como los alquimistas, con sus propuestas
de enseñanza, le otorgan forma distinta a la materia y los símbolos, los lenguajes, los objetos y
artefactos cotidianos se resignifican y aportan nuevos sentidos. No hay recetas para esta actitud
frente al mundo más que la curiosidad y el desafío de lo nuevo.
Para el abordaje de los contenidos se sugiere la problematización de los diversos contextos am-
bientales -urbanos, rurales- que se seleccionen para el diseño de proyectos, talleres, secuencias
didácticas; la indagación; la observación; la exploración; la conversación; la búsqueda; la selección;
el registro; la comunicación de la información a través de dibujos, listas, croquis, cuadros, fotos,
tablas; la iniciación en el uso de instrumentos simples: lupas, pinzas, cucharas, varillas de distintos
materiales, recipientes, redes de captura, coladores, goteros, entre otros.
49 «La mirada «microscópica» significa la posibilidad de producir «extrañamiento» frente aquello cercano con lo que convivíamos y que
éramos incapaces de ver claro, la imagen puede reducirse a los ámbitos médicos o epidemiológicos, pero me parece que es mucho más
potente y que, en la figura de la mirada «micro» y su tardío pero acelerado desarrollo en el siglo XX, encierra un conjunto de «enseñanzas»
posibles sobre la mirada que mira lo cercano» (Reguillo, 2022, p. 12).
La sala, el patio, una huerta, la plaza, las visitas, las excursiones son momentos ricos de intercam-
bio entre las niñas y los niños para conocer su riqueza léxica, las palabras propias de su comunidad
de origen -como los nombres de plantas, árboles, animales, materiales, fenómenos atmosféricos-
y la manera en que las articulan para expresar sus ideas y las relaciones que establecen entre ellas.
Las niñas y los niños aprenden, cuando en las exploraciones del ambiente, ponen «en acción» los
saberes provenientes de la vida cotidiana, formulando anticipaciones que dan sentido al hacer. Es
interesante que puedan comunicarlas, ya sea mediante el habla, el dibujo o desde la manipulación.
Las ideas iniciales involucran los conocimientos previos, las creencias y las experiencias con el
ambiente. Las exploraciones, las observaciones de lo que hacen entre pares y cómo lo hacen, los
diálogos y las propias argumentaciones para sostener los saberes, generan las condiciones para
que las representaciones se contrasten, se modifiquen, se amplíen o se reestructuren, promovien-
do nuevos aprendizajes.
Se intenta que las niñas y los niños descubran los fenómenos naturales que acontecen en el am-
biente; realicen acciones tales como mirar, tocar, probar, manejar, poner, sacar, dejar caer, arrojar,
reir, imitar, repetir y muchas otras (Homar, 2016); y, además, formulen sus propias preguntas sobre
ellos, los observen, describan y encuentren regularidades en la naturaleza.
Se propone que, para que las infancias profundicen su conocimiento del ambiente, se generen
situaciones de enseñanza y actividades en las que los saberes que portan las infancias se pongan
«a prueba» -explicitándolos, contrastándolos, contradiciéndolos, validándolos- de modo de uti-
lizarlos en los procesos de comprensión e interpretación del ambiente. Asimismo, se privilegia la
interacción entre pares y con las y los adultos significativos de su entorno (Weissman, 2016), siendo
estas personas de la comunidad, fuentes de información indispensables para la construcción de
nuevos conocimientos.
¿Cómo es el ambiente? ¿Qué elementos lo constituyen? ¿Qué cambios se producen en él? ¿Qué
relaciones se pueden identificar entre sus componentes? ¿Qué fenómenos naturales ocurren en
el ambiente? ¿Cómo se relacionan las niñas y los niños con la naturaleza como parte del ambien-
te? ¿Cómo participan en los cuidados del mismo? ¿Cómo generar igualdad de oportunidades en
relación al cuidado del ambiente? ¿Qué hábitos y saberes cotidianos se pueden propiciar para
la formación ciudadana? ¿Qué elementos del ambiente constituyen parte de la identidad y de la
historia de las infancias? ¿Cuáles son las prácticas, sobre el cuidado del ambiente, que sostiene la
comunidad de referencia en la cual se encuentra la institución educativa? ¿Cuáles se practican al
interior de la institución? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian los cuerpos? ¿Qué significa
tener derecho al acceso de espacios y lugares? ¿Cómo se gestan y nacen las y los bebés? ¿Cuáles
son las cosmovisiones de los pueblos originarios sobre el ambiente? ¿Cómo promover el diálogo e
intercambio equitativo entre las diversas cosmovisiones?
Por otro lado, se propone resignificar las rondas y espacios de intercambio con los aportes de la
Filosofía para/con Niñas y Niños, generando comunidades de indagación que habiliten espacios
para que piensen y digan lo que piensan, para escuchar y escucharse, para hacer preguntas (cual-
quier pregunta), donde no exista el «está bien» o «está mal», donde las niñas y niños puedan, con
otros niñas y niños, preguntar, plantear y resolver problemas, investigar, sacar conclusiones, volver
a dudar, reconocerse realmente libres. Ver más sobre esta propuesta en los Fundamentos pedagó-
gicos y didácticos de Educación Inicial (apartado 8).
«Alrededor del fuego es el lugar donde se prolongan los saberes y sentimientos de nuestra cultura, allí los
sabios abuelos nos dicen del valor y la importancia de la vida, del cuidado del monte y los ríos, del respeto a
la madre tierra. Desde el calor del fuego nos inculcan la confianza y seguridad de vivir en comunidad, cui-
dándonos entre sí para llevar con fortalezas la sabiduría de nuestra cultura. Las enseñanzas de los mayores
llevan una alta carga espiritual dejando impregnados los saberes en el alma para siempre. Esta cosmovisión
de nuestros pueblos originarios hace referencia a una relación espiritual con el universo, una convivencia
de armonía con la naturaleza y todo lo que allí habita. Nuestro pensamiento nativo lleva la visión de ser parte
de un todo y que ese todo constituye un tejido de vida espiritual donde estamos inmersos honrando y agra-
deciendo por lo que nos proporciona para la supervivencia de la comunidad. El monte nos alimenta con sus
frutos, sus mieles, las diferentes carnes de los animales silvestres. El monte nos cura con las cortezas de
los árboles y las hierbas medicinales, nos da leña y madera para la construcción de nuestros hogares. Ex-
traemos fibras vegetales para las artesanías. Pero siempre nos han manifestado respetar y tomar de estos
beneficios lo necesario sin destruir y abusar sabiendo que existen seres invisibles protectores a los cuales le
pedimos permiso para ingresar y hacer uso de lo que nos brinda la naturaleza, ya sea el monte, el río.
El pescado es nuestra gran fuente de alimentación. Los ríos cerca de las comunidades han sido esen-
ciales para dar vida, para beber, para la cocción de los alimentos, para el baño diario, para el juego de
los niños. Cerca de los ríos también se amasa la tierra y el agua donde se fabrican las vasijas, tinajas y
otros elementos útiles para los quehaceres domésticos. Los alfareros dejan a través de sus manos en
el barro una impronta de paciencia y perseverancia.
A la tierra la consideramos madre porque nos brinda todo para nuestra permanencia y continuidad, a ella
le rendimos ceremonias permanentes, celebramos y agradecemos con fogatas, música, cantos y danzas.
De esta relación con el universo y la naturaleza nos nutrimos física, emocional y espiritualmente. Las en-
fermedades antes de ser físicas son primero espirituales, por eso los chamanes tienen que interactuar,
para poder revertir aquello que ha alterado la salud. Ellos ven más allá de la realidad y hablan para sanar
el espíritu en primera instancia. El pueblo originario considera que, en este plano viviente, lo que uno
observa, lo que siente, lo que toca, pertenece a un contexto «donde estamos todos juntos». No existe
la individualidad, ya que estamos todos conectados, no solo las personas, sino la naturaleza en sí. Todos
de alguna manera tenemos una relación, pero quien transforma esta relación, son los cuatro elementos
sagrados: agua, aire, tierra y fuego. Son sagrados porque gracias a ellos se da el desarrollo de la vida. No se
da más importancia a uno que a otro, son complementarios y gracias a ellos la vida es posible. La tierra es
de donde venimos y hacia ella vamos. El fuego, materializado en la luz del sol, la luna, las estrellas y el fue-
go en sí, nos permite ver con claridad todo aquello que está a nuestro alrededor y así proyectar. Podemos
sentir su calidez y beneficios. El agua es fuente de vida, que se une a la tierra y, así, podemos producir con
arcilla. El aire también nos da la idea de que hay un plano sublime, invisible, pero es quien rige la materia.
El viento es canalizador de mensajes, es el que nos hace sentir que todo se mueve.
Es por esto que nuestra cultura en su matriz lleva lo mítico de los rituales. Alrededor del fuego también
nos enseñan a descifrar el cielo nocturno, a hablar con la luna, a contemplar el mapa de las estrellas
y las constelaciones, a las anticipaciones de las inundaciones o sequías, a escuchar los mensajes del
viento, a comunicarnos con los sonidos nocturnos: la escucha, la observación y la paciencia son los
pilares para la salud del alma y el fortalecimiento del espíritu.
Nuestra forma de ver y vivir en este mundo radica en el cuidado del territorio donde habitamos: «Nuestra
casa común».
- El diseño y organización de las salidas educativas, los paseos, las excursiones, las
visitas, los recorridos por el territorio conllevan tres etapas. La primera (antes de la
salida) posibilita a las niñas y los niños expresar -oral y gráficamente- sus anticipa-
ciones acerca de lo que piensan, acerca de qué y a quiénes van a encontrar, dictar a
su docente las preguntas que quisieran realizar, comunicar por medio de dibujos sus
representaciones, entre otras actividades, se desarrollan en esta primera instancia.
Durante la segunda etapa (el desarrollo de la salida), observan de manera directa
el ambiente natural, social y tecnológico; registran a través de diferentes lenguajes
cómo es el paisaje sonoro, las expresiones de arte efímero, callejero, los grafitis, los
afiches y tantas otras expresiones; observan los diferentes paisajes de cada contex-
to, sus habitantes, los artefactos-tecnologías que lo integran; y realizan entrevistas
a referentes e informantes del lugar, espacio, o institución donde se realiza la visita.
En la última etapa (después de la salida) sistematizan y analizan la experiencia en
secuencias cronológicas del recorrido en bitácoras y registros gráficos, entre otras
formas de plasmar la experiencia.
- Para la vinculación del Jardín de Infantes con espacios públicos del territorio,
se propone utilizar dispositivos digitales, tales como tablet, Robotita, proyector y
grabadora de voz. Permiten interactuar entre el contenido y la herramienta digital,
generando y potenciando nuevos conocimientos como la ubicación y descripción
de los lugares de la plaza
- Las experiencias que propicien la exploración de los fenómenos naturales que ocu-
rren en la vida cotidiana permiten confrontar las anticipaciones con las observaciones
y registros previos, como al calentar o enfriar materiales, al mezclarlos o separarlos, al
empujar un cuerpo redondo, al dejarlo deslizar por una rampa, al patear una pelota, al
amasar, entre otras. Al explorar qué sucede con ciertos materiales, las niñas y los niños
pueden reconocer cuáles son sus características y propiedades, qué cuidados se deben
tener al manipularlos, qué acciones se ejecutan con ellos y cómo cuidar el ambiente.
Desde este Diseño Curricular se propicia que las efemérides y los actos escolares se aborden
como instancias de «investigación» educativa, sostenidas en un genuino protagonismo de las
infancias; superen formatos estructurados en torno al escenario normativo, a los repertorios pre-
diseñados y repetidos, a los rituales y relatos descriptivos basados solo en biografías heroicas, que
no incluyen a los pueblos como hacedores de su historia.
Algunas preguntas que invitan a reflexionar pueden ser: ¿Quiénes son las y los santafesinos, las
y los argentinos? ¿Quiénes son las heroínas y los héroes? ¿Por qué? ¿Solo ellas y ellos forjaron
nuestra identidad provincial, nacional? ¿Qué significado del «ser-heroína-héroe-hoy» se puede
construir? ¿Qué pasaría si se entramara la perspectiva de género, de los pueblos originarios y afro-
descendientes, configurando construcciones colectivas y plurales para abordar las efemérides?
¿En relación a qué objetos culturales se simboliza, construye y vehiculiza la historia común? ¿Cuá-
les se privilegian para ser leídos como testimonios de otros tiempos?
Incorporar nuevas perspectivas que puedan interpelar las prácticas tradicionales en torno a las efe-
mérides y actos escolares tiene como propósito construir nuevos sentidos, más inclusivos, desde la
pluralidad y la diversidad de identidades que hoy nos constituyen. Se sugiere ampliar la perspectiva
desde los derechos humanos, el género, lo intercultural, para renovar un abordaje de las efemérides.
En las Jornadas de consulta del Diseño Curricular de Nivel Inicial la docencia santafesina manifestó:
«El diálogo con la ESI, por ejemplo, a través del proyecto institucional «Actos y
festejos Escolares. La historia que no nos contaron», posibilita el desarrollo, cono-
cimiento y debate de otras aristas de nuestra historia incorporando el rol femenino.
Las niñeces a través de la investigación pueden reconocer la importancia de dis-
tintas mujeres en los distintos hechos históricos. Junto a sus familias participan en
talleres en los cuales se replican saberes desde una mirada compartida: las muje-
res de plaza de Mayo, Mariquita Sánchez de Thompson, María Guadalupe Cuenca,
Martina Céspedes, María Catalina Echeverría, María Remedios del Valle, Magdalena
Macacha Güemes, Juana Azurduy, entre otras, que aportan otra mirada a los hechos
históricos. Durante los encuentros con las familias y por medio del juego se cons-
truyen colectivamente saberes sobre los roles y acciones que se van modificando y
aún perduran» (Voces 2023).
Los intercambios grupales, el juego dramático, las experiencias directas, las entrevistas, las acti-
vidades de apreciación, producción y contextualización de diferentes obras de arte, las propuestas
de indagación de espacios y objetos, el acceso a diversas y múltiples fuentes históricas, entre
otras, son algunas posibles puertas de entrada a las efemérides para la Educación Inicial, donde
juego, cuerpo y experiencia son vitales.
Las efemérides pueden ser organizadoras de proyectos, unidades didácticas o itinerarios institu-
cionales transversales en los ámbitos de las experiencias propuestos en este Diseño. El abordaje
con niñas y niños se despliega creativamente abriendo múltiples posibilidades, entre ellas:
El desafío decolonial es que el calendario de efemérides cobre vida, materialidad vivencial en suelos
y arraigos. Se propone territorializar las efemérides en mojones, rutas, huellas, lugares de la memoria.
¿Qué son los mojones? Son huellas significativas que, por su valoración colectiva, resultan ser
ambientales, históricas, culturales. Son los territorios del tiempo, que dejan de ser solo una fecha
en el calendario y se manifiestan en su concreta existencia. Materialidades identitarias, revaloriza-
das, recreadas, que resultan no solo de la identificación de un grupo social, pueblo, sino también
de la construcción consensuada y crítica, del presente, del pasado.
Los mojones pueden ser objetos, rutas, paisajes, territorios, símbolos, memorias orales, obras
de arte, manifestaciones culturales conmemorativas y festivas. Son producciones individuales y
colectivas de significación comunitaria. Merecen ser recuperadas, reconstruidas y creadas a los
efectos de darle vida presente. Son faros educativos situados que hacen justicia patrimonial al dar
cuenta de lo olvidado, de lo marginado, de lo silenciado.
Los mojones se presentan como arraigo del tiempo en su suelo local, regional y nacional. Señas,
logos, postas, estaciones del pensamiento compartido, visibilizando la arbitrariedad de lo que hoy
se repiensa y pone en revisión, para construir una forma de producción fidedigna de la cultura.
Fundamentación
«Las ideas y las imágenes son muy difíciles de mantener a menos que se inscriban
en un material que les dé, por lo menos, algún tipo de semipermanencia. Las artes
como vehículos mediante los cuales se producen estas inscripciones nos permiten
examinar con mucho más detalle nuestras propias ideas, independientemente de
que surjan en forma de lenguaje, de música o de imagen visual. Las obras que crea-
mos nos hablan y, en su presencia, nos convertimos en una parte de una conversa-
ción que nos permite ver lo que hemos dicho»
Es necesario concebir una escuela que incluya las diferencias, profundice los vínculos y garantice
mayor igualdad con propuestas educativas desafiantes que ofrezcan sentidos y significados a los
aprendizajes. Las instituciones educativas son un espacio propicio para abrir el juego y ofrecer
experiencias que amplíen horizontes de posibilidades. La intervención docente comienza al pro-
vocar el encuentro, al crear escenarios ricos, ambientes que estimulen y promuevan el interés y la
experimentación, en los que cada una y cada uno puedan descubrir y desplegar sus sensibilidades,
en definitiva, respetando sus derechos en la diversidad que alberga la multiplicidad y heterogenei-
dad de identidades. Al respecto, luego de compartir la lectura en la jornada de consulta, las y los
docentes reflexionan: «Nos proponemos profundizar los modos de observar, de percibir el acto de
aprender a pensar, otorgándole la posibilidad de vivir nuevas experiencias y de conocer y explorar
nuevos horizontes» (Voces, 2023).
Se piensa una Educación Artística que atraviese todas las áreas de la Educación Inicial: experien-
cias estéticas que enriquezcan las formas de mirar la realidad, para comprenderla y accionar sobre
ella; prácticas significativas que impacten en la subjetividad diversa de las infancias, que convo-
quen a permanecer, compartir y convivir: «Crear mundos de sentidos en los que habitar, decons-
truir y reconstruir subjetividades en un juego permanente en el que las artes ofrecen estrategias
para la transformación social» (Carabetta y Duarte Núñez, 2018).
Por esto es tan importante relacionar el arte con lo cotidiano, con el cuerpo, con el «estar sien-
do», como actividad experiencial, tanto en la percepción, en su creación y producción como en la
51 La Resolución del C.F.E. N° 111/10, en correlato con la L.E.N, aborda el ordenamiento de la Educación Artística en el sistema educativo ar-
gentino y redefine conceptos a fin de construir una visión compartida de la Educación Artística, que dé respuesta a los desafíos que plantea la
contemporaneidad, en el contexto nacional y latinoamericano, para así poder establecer las bases y fundamentos sobre los cuales desarrollar
estrategias y líneas de acción.
recepción. Concebir el arte como experiencia en la escuela es legitimar su papel formativo y pos-
tular a la institución educativa como ambiente para imaginar, crear y conectar con lo vital, con el
entorno, con la identidad y con el conocimiento.
«Las canciones, la música, las obras literarias diversas, pinturas, cortometrajes, el jue-
go con los títeres nos ayudan a construir los escenarios lúdicos para abordar cualquier
otro contenido pedagógico. Son herramientas valiosas para iniciar, desarrollar o cerrar
una clase, una actividad, un encuentro, un nuevo espacio de saberes» (Voces, 2023).
Esta es una invitación a reflexionar desde nuevos marcos conceptuales e incluir otras formas de
aprender a pensar el arte y su vinculación con las diversas áreas de enseñanza, como lo expresa
Michele Petit (2015, p. 139): «El arte en la escuela modifica las percepciones y los comportamientos
frente a los saberes, a los métodos de aprendizaje y contribuye de manera determinante al acto
de aprender a pensar». Se propone entrar en un diálogo que permita garantizar lo transdisciplinar
como práctica pedagógica. De esta manera, la trama de nuevos conocimientos y el corrimiento de
las fronteras de la especificidad artística permiten incorporar nuevas formas de trabajar, pensar y
facilitar la vinculación entre elementos, pensamientos y estrategias de otros abordajes. Se trata
entonces de conectar lo artístico con procesos culturales más amplios, dado que las manifesta-
ciones artísticas, si bien poseen particularidades técnicas, formales y materiales que no pueden
dejarse de lado, están estrechamente vinculadas con un proceso cultural y social.
Al referirse a la apreciación como eje, se considera la necesidad de ofrecer a niñas y niños varia-
das oportunidades de entrar en contacto con «objetos artísticos» que se constituyan en produc-
ciones culturales con valor estético. Apreciar una producción implica realizar una «lectura» sobre
lo percibido que involucra los diferentes modos de subjetivación de las infancias, visibilizando las
sensibilidades y opresión de cuerpos no hegemónicos, al promover la criticidad de estructuras de
género estereotipadas. Se la concibe como un proceso complejo que vincula percepción y cogni-
ción en el marco de la grupalidad. De esta manera, la construcción de sentido se realiza con ele-
mentos de cada una de estas instancias.
Respecto al eje de la producción, las propuestas apuntan a generar aprendizajes vinculados con
cada lenguaje, haciéndolo. Se espera que en el ámbito de la Educación Inicial niñas y niños puedan
apropiarse de los diferentes códigos y procedimientos específicos ampliando las posibilidades de
expresión y comunicación. Es esperable, entonces, que las propuestas puedan brindar variadas
oportunidades para la apropiación de los códigos. Animar un títere, ejecutar un instrumento, leer
y escuchar un texto literario de la cultura oral y escrita, realizar una producción plástica y visual o
generar movimientos danzados, son experiencias que evidencian de manera activa la necesidad
de seleccionar materiales, elegir formas de hacer para un accionar conjunto y crear. El horizonte
formativo es favorecer la creación de ideas y conceptos, la sensibilidad e innovación para resolver
problemas y, además, impulsar la toma de decisiones en el marco de situaciones lúdicas.
Por otro lado, la contextualización vincula los modos de representación artística con el momento y el
entorno de surgimiento. El arte como fenómeno social, político y filosófico constituye un emergente de
cada momento histórico y de cada comunidad. Conocer sus particularidades cargará de significación
las propuestas y, a la vez, permitirá la identificación de los cambios y fluctuaciones del devenir.
La mayor riqueza que tiene la provincia de Santa Fe está anclada en la diversidad cultural que la
habita. El arte es el humus propicio para educar en el respeto a esa heterogeneidad. La educadora
en arte de Brasil Ana Mae Barbosa (2003) postula que la Educación Artística abona el desarrollo de la
percepción y la imaginación, permite aprehender la realidad del ambiente y desarrollar la capacidad
crítica, como también asumir el compromiso con la diversidad desde una perspectiva intercultural.
- Vivenciar los lenguajes artísticos para encontrar aquello que vuelve social, singu-
lar y único a cada sujeto, en comunidad, a través de vínculos con sí mismo, con las
y los demás y con el contexto.
- Participar en experiencias educativas en las que se respeten por igual los dere-
chos de niñas y niños, sin estereotipos de género que promuevan desigualdades.
En diálogo con los Principios de la Educación Inicial santafesina, que rescatan el protagonismo de las
infancias, la globalización de los contenidos y la integralidad de las propuestas52, la transversalización
de la ESI, la EAI y la Interculturalidad y, sumando la transdisciplinariedad del arte, se propone una orga-
nización que abone el encuentro de saberes. Con el fin de estructurar las propuestas de enseñanza, se
nuclean los contenidos en torno a diversos ámbitos de experiencias estéticas. Es por esto que los ejes:
apreciación, producción y contextualización53 están presentes en experiencias en torno a las corporei-
dades y su vinculación con los lenguajes estético-expresivos y en relación con los objetos y materiales.
Entendiendo a las corporeidades54 como principal medio expresivo, las mismas ocupan un lugar pri-
En las experiencias con relación a las corporeidades y su vinculación con los lenguajes estéti-
co-expresivos se espera que las propuestas de enseñanza se nucleen en torno a las infancias
como protagonistas y su vinculación con las posibilidades estéticas y las formas de los lenguajes
expresivos. En tanto, respecto a las corporeidades y su vinculación con los objetos y materiales, se
vehiculizan experiencias en las que las infancias manipulan, accionan, modifican y se modifican al
interactuar con la materialidad del entorno cercano.
Cuando niñas y niños participan de experiencias estéticas, además de vincularse con los lengua-
jes intervinientes, desarrollan determinadas habilidades propias y en particular de cada lenguaje55.
Producir en el ámbito de la Música, requiere de habilidades diferentes de las que se necesitan para
producir en los ámbitos del Teatro, la Danza, la Literatura o en el de las Artes Visuales. Cada lengua-
je artístico tiene sus propios modos de enunciación, dice y expresa de una manera particular. Todos
son necesarios y se complementan unos a otros. Cada uno transmite lo que no puede ser expre-
sado de otro modo y abre el juego a la imaginación y la fantasía. Como dice Patricia Berdichevsky
(2009): «Arte, lenguajes artísticos, lenguaje plástico, disciplinas, conocimiento. Ni celda, ni cajones,
solo llaves, puertas y ventanas a la libertad».
Teatro
«Eran niños que no recibían educación artística, y yo los preferí así, ingenuos y límpi-
dos. (...) ¿Cuál fue mi punto de partida? El juego»
Olga Cossettini (1963)
Fundamentación
El Teatro, como práctica social, es una de las manifestaciones artísticas más antiguas de la huma-
nidad. A través de esta representación simbólica, el teatro se convierte en un medio para explorar
y comprender la realidad desde perspectivas alternativas.
Desde una perspectiva pedagógica y didáctica, el teatro adquiere una dimensión aún más enri-
quecedora. Cuando niñas y niños se sumergen en experiencias teatrales en el entorno educativo,
están participando de un proceso formativo que va más allá de lo artístico. A través del teatro, des-
pliegan procesos complejos de percepción, cognición, afecto, interacción social y puesta en acto
de valores, todos fusionados en sus experiencias y creaciones escénicas.
«Estas vivencias estéticas les permiten conocerse más a sí mismos y al entorno. Les
ofrecen claves de comprensión que provocan sus hipótesis de interpretación perso-
nal, a partir de otras vivencias y de los conocimientos previos, más allá de la lógica
comunicativa basada en el mero intercambio de información» (Trozzo, 2004, p. 20).
Como muchas de las experiencias estéticas56 que se dan en el campo del arte, es híbrida57, multi-len-
56 Se adopta la categoría de experiencia estética propuesta por Rosa Violante, al concebirlo como proceso individual a través del cual se
percibe, se aprecia, se contempla, se crea, se participa de actos que conmueven, en tanto resultan para el sujeto particularmente impactan-
tes. Son actos de percepción y de producción y generación en los que los sujetos participan según sus posibilidades individuales y sociales,
así como también según sus historias de vida (Violante, 2016, p. 36).
57 La hibridación es un concepto clave para comprender la producción artística actual, entendida como proceso de cruzamiento entre los
guaje58, polisémica59 y compleja, ya que conforma producciones artísticas que se formalizan a través de
la música, las artes visuales, la danza y las artes multimediales. Esto imprime la responsabilidad de crear
y garantizar espacios de participación, intercambio y aportes, respetando las diversidades que llegan a
la sala, en el marco de una educación permeada por las transversalidades del currículum: «La escuela
es un espacio que abre mundos y otorga herramientas para leer y pensar los universos propios. En este
territorio, diferentes historias y culturas se dan cita, así como una pluralidad de visiones del mundo que
interpelan al propio conocimiento escolar» (MEN, 2021, p. 17). Por lo tanto, el acento no está puesto en
«la producción» final de cada proyecto, dado que no se busca formar niñas actrices y niños actores, ni
tampoco exponerlas o exponerlos en muestras de manera innecesaria. El Teatro ingresa a la sala de la
Educación Inicial en los diversos formatos de estructuras lúdicas60 en las que la o el docente se suma
al juego desde un lugar clave para su progresión y complejización.
Juego simbólico, juego dramático o juego socio-protagonizado y juego teatral constituyen tres
categorías vinculadas, principalmente, por la función simbólica que tenemos como seres huma-
nos. La misma consiste en la capacidad de hacer presente aquello que no está, mediante diversos
soportes (vestuarios, utilería, maquillaje) o utilizando objetos que, en mayor o menor medida, se
parezcan al representado y, así, evocarlo.
En el marco de la Educación Inicial, se entiende que quienes expectan, también están repre-
sentando un rol. Niñas y niños espectadores no cumplen un rol de pasividad ante lo que ven y
escuchan. Expectar es un rol más del juego dramático. Por eso, también estos «roles» son inter-
cambiables. Al aplaudir, reírse y reaccionar ante lo que ven, están modificando permanentemente
lo que «se muestra». Se asume al juego teatral como parte integrante del juego dramático. Este
último es mucho más abarcativo e incluye todo tipo de actividad dramática, inclusive la teatral. En
este sentido Jorge Holovatuck nos dice:
Se espera, entonces, que la Educación Inicial, en su perspectiva artística y lúdica, permita que
niñas y niños puedan disfrutar también, de este tipo de juego.
Objetivos de Teatro
59 Una misma experiencia puede generar múltiples sentidos en los espectadores. El arte como fenómeno humano y sociocultural se concibe
desde un pensamiento complejo (Morin, 1995) en diálogo con paradigmas simplificadores o reduccionistas que buscan explicar, describir y
concebir de manera simple la realidad, en relación a la ciencia clásica.
60 Juego en sectores o multitarea, Secuencias lúdicas, El tiempo de juego en el patio y Espacios o escenarios de juego grupal.
- Jugar corporalmente con títeres, objetos y diversas formas animadas, donde se los
utilice como mediadores de la comunicación oral, gestual y corporal entre pares y con
personas adultas, en un marco respetuoso con las diversas culturas del entorno.
Contenidos
En relación a la Apreciación
El teatro reúne a quienes hacen teatro: actrices y actores, gente de la técnica y la dirección, jun-
to a las y los espectadores en un encuentro convivial, único, efímero e incapturable. Ver teatro,
disfrutar del teatro, expectar teatro, de manera recurrente y planificada, promueve competencias
sensibles y comprensibles en la búsqueda de ampliar y complejizar las experiencias culturales.
Los lenguajes artísticos comparten elementos generales de los lenguajes: tienen un contenido
que se desea comunicar, utilizan un medio expresivo para dar a conocer dicho contenido y tienen
un conjunto de reglas que organizan las partes en una estructura coherente (Eisner, 1983). Expec-
tar obras multilenguajes no solo es una experiencia estética potente, sino que además posibilita:
-- La percepción de los elementos convencionales del teatro: espacio escénico (escenario), telo-
nes, ámbitos diferenciados para quien mira y quien actúa y los diversos modos en que las culturas
utilizaron el espacio: lo circular en rituales de las culturas originarias, entre otros.
Luego de vivenciar una manifestación teatral del ámbito local o regional, en forma directa o a
través de soportes tecnológicos61, la docencia puede invitar a participar a las niñeces de una ronda
de intercambios en la que puedan construir nuevos saberes. El análisis de la producción escénica
permitirá diversas instancias de reflexión en torno a las corporeidades actuantes cumpliendo una
función poética. El tono muscular, las posiciones del cuerpo, el uso de la voz, los modos en que se
desplazan en escena y las trayectorias espaciales son algunos de los elementos a tener en cuenta.
A partir del mismo, se podrá reflexionar acerca de estereotipos relacionados con diversas corpo-
reidades que tradicionalmente se vinculan a modos asociados a los géneros.
En relación a la Producción
La expresión dramática surge de manera espontánea vinculada al juego. Luego de expectar obras
de teatro es muy común ver a niñas y niños imitar lo que vieron, resolver con los elementos que
tienen a su alcance, las necesidades de utilería, vestuario y escenografía. Si se enriquecen estos
procesos con aquellos que se tomen, como la literatura, obras pertenecientes a las artes visuales,
la música, canciones y la danza, entre otras, el laboratorio de experiencias teatrales estará en pleno
funcionamiento poético.
La producción teatral ante todo es juego, en donde se combinan los diversos elementos de la
estructura dramática en un marco lúdico y grupal. Las propuestas de expectación, análisis, apre-
ciación, disfrute y sensibilización sensorial, serán de suma importancia para el enriquecimiento y
complejización de las instancias de creación y producción dramática.
61 Es importante tener en cuenta que el teatro es un fenómeno que se da en el encuentro entre quienes actúan y quienes espectan. Ese
hecho único, es efímero e incapturable. Las grabaciones de obras no pueden dar cuenta de todo lo que ocurre en el encuentro de cuerpos
presentes que tiene como característica principal el lenguaje del teatro.
La recreación de situaciones cotidianas vividas es lo primero que las infancias abordan, de ma-
nera espontánea, al simbolizar lúdicamente, lo que acontece. Jugar al supermercado, los negocios
del barrio o escenas del ámbito familiar son formatos que permiten:
-- El reconocimiento de los roles sociales pertenecientes a las diferentes culturas del territorio
santafesino.
-- El reconocimiento de los elementos de la estructura dramática para luego ser puesto en juego
dramático (sujetos, entornos, conflictos, acciones, historia/texto).
En relación a la Contextualización
La reflexión acerca del entorno sociocultural e histórico que permite determinada producción
teatral puede habilitar la identificación de las y los artistas abordados, producciones institucionales
(teatros oficiales), teatralidades pertenecientes a otras culturas y a otras épocas. Será significativo
ofrecer varias oportunidades para que niñas y niños aborden:
-- La identificación y el registro de las características que presentan diversas poéticas dentro del
lenguaje teatral (circo, teatro musical, mimo, teatro de títeres entre otros).
El teatro y los contextos de producción: local, regional y universal, actual y de otras épocas
El teatro santafesino cuenta con características que le son propias. Grupos itinerantes, el teatro a
cielo abierto, la utilización del espacio por fuera del convencionalismo: escenario - platea, el circo,
obras de títeres itinerantes, fiestas patronales o en fechas relevantes de la localidad, entre otros,
son solo algunas manifestaciones posibles para pensar e identificar a la escena provincial.
La vivencia de variadas ofertas teatrales: local, regional, nacional y universal, complejiza la mirada sobre
este arte y amplía los repertorios culturales vinculados a las diferentes sociedades a través del tiempo.
Para conocer los contextos de producción desde la Educación Inicial, es necesario ofrecer varia-
das experiencias que posibiliten:
Dado que el Teatro ingresa a las salas santafesinas de la Educación Inicial de la mano de docentes
generalistas, se considera pertinente ofrecer algunos conceptos que intervienen en todo juego
dramático. Siguiendo la línea de Raúl Serrano (2004), se entiende que:
De manera muy resumida se pueden ver los elementos de la denominada «estructura dramáti-
ca» concebida para elaborar propuestas lúdicas y analizar escenas. En el marco del presente nivel
la intervención contingente docente hará evolucionar el juego. Así, a partir de una situación dada
(surgida de una producción literaria, como por ejemplo, una secuencia de acciones extraída de un
cuento), se puede complejizar la trama incorporando nuevos «sujetos» (personajes), o variando los
lugares donde ocurre la acción (entornos). Es decir, las variaciones de cualquiera de los elementos
de la estructura habilitan una creación nueva. Como sugerencia se pueden construir dados es-
cénicos que al lanzarse definan azarosamente los elementos intervinientes. Un dado podrá tener
opciones de sujetos (personajes); otro de entornos (lugares); y un tercero, de pequeñas situaciones
(historias) o conflictos. La misma utilidad tendría armar un fichero con separadores y construir una
fábrica de escenas con fichas de cada categoría, o proponer las escenas a partir de diversas cartas
escénicas seleccionadas aleatoriamente. Otras opciones son bolsilleros con tarjetas de cada tipo o
ruletas con posibles situaciones que, al azar, tengan que abordar.
- Generar acuerdos sobre los modos de abordar el juego dramático (el grupo total,
en pequeños grupos, con los elementos de la sala, con títeres, entre otros elementos).
Variadas son las formas en que aparece el Teatro de Títeres y Objetos62 en las salas de la Educa-
ción Inicial y esto habla de las potencialidades que presenta este recurso. Algunos ejemplos son:
un personaje-títere indica una actividad a realizar; acompaña en los «momentos de espera» (entre
una actividad y otra) o de traslado de un sector a otro de la institución con un efecto «hipnótico»;
da recomendaciones sobre la convivencia en la sala; o se instala en el marco de los festejos en
torno a fechas patrias. Aparece con voces estridentes unas veces, cantando otras, o acompañado
de música. En ocasiones es un objeto creado especialmente para la sala y en otras nada tiene que
ver con la historia del grupo. Pero, ¿qué otras posibilidades se pueden brindar a la animación de
objetos y títeres en el marco de la Educación Inicial? ¿Cómo se podrían viabilizar experiencias ar-
tísticas sin distorsionar el verdadero sentido escénico que brinda el Teatro de Formas Animadas63?
El Teatro de Títeres, Objetos y Formas Animadas, en tanto teatro, constituye un medio expresivo
en sí mismo. La invitación consiste en revisar las prácticas en torno a este lenguaje y a resignificar
aquellas que se constituyan como experiencias estéticas con sentido, basadas en el disfrute y en
el marco de diversas propuestas lúdicas-grupales que utilizan este lenguaje.
En tanto es juego dramático que asume diversos formatos: en pequeños grupos en sectores de
la sala o en el juego trabajo, en escenarios con juegos y juguetes y con el grupo total (Sarlé, 2006;
2008), el Teatro de Formas Animadas brinda la posibilidad de jugar y expresarse, de incorporar la
literatura, el juego con palabras, las rimas y dar ingreso al Teatro y a través de él, a otras manifesta-
ciones artísticas como la Música, las Artes Visuales, Audiovisuales y Multimediales.
El Teatro de Títeres, Objetos y Formas Animadas es juego simbólico, ya que hace presente aquello
que no está (y muchas veces ni siquiera existe). Es juego dramático porque incluye roles, acciones,
ficcionalidad, entre otros. Es una metáfora de nuestra existencia en tanto recreamos, reversiona-
mos, ensayamos y parodiamos nuestra propia vida y, finalmente, es un laboratorio de experiencias
estéticas animadas porque se apoya en un soporte plástico y evoluciona hacia una instancia escé-
nica que incorpora el trabajo vocal y corporal del actor-titiritero. Suma los aportes de la música, el
canto, las proyecciones y el video. Es un representante paradigmático de las Artes Integradas que
desarrolla el pensamiento, la creatividad, la sensibilidad estética, la expresión, las potencialidades
y la integración de dimensiones cognitivo-emocionales (Elichiry, Arrúe, Regatky, Abramoff, 2009).
Los muñecos, los objetos totémicos y las máscaras estuvieron presentes desde el origen de la
humanidad en ritos y celebraciones. Conocer los modos transformadores en que estas materiali-
dades han hecho historia, puede ser una vía de ingreso a la diversidad cultural.
62 De manera sencilla se puede definir a este tipo de teatro como aquel que utiliza objetos inertes para mediar entre actores y espectadores.
Estos objetos pueden ser creados específicamente para la escena, pueden ser tomados de la vida diaria y resignificados en escena, pueden
ser antropomorfos, abstractos, planos, corpóreos, con mecanismos o simples. Tradicionalmente se los conoce como títeres. Sin embargo, las
expresiones artísticas de vanguardia han dado un giro sobre su concepción y han complejizado los modos de producir sentido en escena,
mediado por una materialidad o «cosa».
63 El concepto de «Teatro de Formas Animadas» es el más aceptado actualmente respecto de este modo de producción. Siguiendo los
aportes de Ana María Amaral (1991), «Teatro de formas Animadas» engloba a todas las formas de expresión con y sin cuerpo en escena, con
muñecos, objetos (opacos o traslúcidos), de sombras o cualquier otro mecanismo de ejecución. Es decir, incluye al teatro de muñecos (títeres,
marionetas, entre otros), de objetos (tomados del entorno y puestos en escena), de sombras y transparencias (con objetos, figuras planas y
del propio cuerpo) y de máscaras.
Para el juego con títeres, objetos y formas animadas, se sugiere que la construcción sea realizada
por las mismas niñas y niños. En ocasiones, la presentación de una muñeca o un muñeco «ajeno»
al grupo o a las circunstancias que se atraviesan en la sala, les genera miedo o rechazo. Cuando el
personaje-títere es construido en la sala, difícilmente esto ocurra. Aquí las opciones se multiplican:
realizar un dibujo y pegarlo sobre un vasito plástico cuya base fue atravesada con un hilo de algodón
constituye una marioneta simple64. Si al mismo dibujo lo adherimos a un palito de helado, se tiene un
títere plano de varilla. Las clásicas medias que emulan al inmortal «Zoquete»65 con ojos, nariz u hoci-
co, aros, dibujados en papel y pegados, dan unos creativos títeres bocones. También es válido utilizar
semillas, botones, monedas en desuso y tapitas. Los muñecos pequeños que son tomados por niñas
y niños en el marco de diversas situaciones de juegos de construcción en escenarios realizados con
bloques y diversos objetos, constituyen otra forma de animar objetos. En teatro a este tipo de ani-
mación se la define como «títere de comando directo» porque no intervienen varillas ni hilos para su
manipulación. El juego dramático con escenarios y juguetes constituye un tipo de títere específico.
Las posibilidades se multiplican si se suman conos, esferas de telgopor y tubitos de papel higiéni-
co como posibles soportes constructivos de personajes y sus «nidos» (Rogozinski, 2020).
Por otro lado, es recomendable a esta edad, no utilizar biombos, ni teatrillos o pantallas (para som-
bras). Esto dificulta el intercambio entre pares. Los roles de expectación y de manipulación se dan
en alternancia, por lo tanto, pueden utilizarse los divisorios con los que comúnmente se sectoriza la
sala: tiras de papel de diario unido, cortinas con tiras, telas con círculos calados, pequeños biombos
en caño pvc con telas agujereadas y tela móvil, entre otros. Además, la construcción de «nidos»
con cajitas, rollitos de papel higiénico y material de desecho, en general, permiten la construcción
de pequeños micro-universos que habilitan la creación de historias a partir de la manipulación.
Danza
Expresión Corporal
Fundamentación
La Resolución del Consejo Federal de Educación N° 111/10 (6.1- 6.1.1 - 78- p.17) declara que la Edu-
cación Artística en el Nivel Inicial posibilita:
64 Es muy frecuente encontrarse con el prejuicio de pensar que las marionetas no son comandos adecuados para niñas y niños pequeños.
Sin embargo, se recuerda que una marioneta de un hilo es un juego de arrastre que simplemente está siendo animado.
65 Zoquete es un personaje creado por el titiritero cordobés Carlos Martínez, que hacia fines de la década del 80’ y principio de los 90’ reali-
zaba sus apariciones en un programa televisivo que conducían las Trillizas de Oro. Zoquete y su novia, Susana Calcetín, eran títeres bocones,
hechos con una medias de toalla.
La Danza como lenguaje artístico en las infancias posibilita el despliegue del cuerpo sensible a
través del movimiento poético. Desde esta mirada constituye en sí mismo un modo de conocer el
mundo y resignificarlo en una experiencia que es a la vez individual y colectiva. Ofrece otros mo-
delos de estar, de mirar, de reflexionar, de establecer vínculos alejándose así de la representación
y habilitando el acto creativo desde el cuerpo presente donde las emociones, las sensaciones y los
pensamientos se imbrican.
En la Danza no hay distancia entre el objeto que se percibe y quien percibe; las niñas y niños se
encuentran elaborando su propia imagen corporal en relación a su experiencia. El puro movimien-
to se convierte en danza cuando «como reacción de un impulso se vuelve acción, cargado de
intencionalidad, se organiza rítmicamente cobra sentido para quien baila o para quien contempla,
cuando se organiza poéticamente» (Kalmar, 2019 p.27).
En este sentido, se propiciarán experiencias que inviten al encuentro con la danza orientadas a la
sensibilización y exploración y al análisis gradual de lo que en ellas se pone en juego.
Objetivos
Expresión Corporal
La Expresión Corporal en la Educación Inicial cumple la función de brindar a niñas y niños otro
lenguaje con el cual comunicar estados de ánimo, sensaciones, ideas y emociones. La expresión
a través del movimiento enlaza a quien se mueve con sus imágenes y percepciones generando
una discursividad en particular cargada de múltiples significados, relevantes en la constitución de
diversas identidades sexo-genéricas.
Se concibe la Expresión Corporal en la Educación Inicial desde un lugar personal y creativo y des-
de el derecho universal de poder bailar y expresarse. Las características propias de este lenguaje
son: el campo imaginativo, la emoción, la sensibilización corporal, la percepción subjetiva, la explo-
ración creativa del movimiento corporal y la improvisación (como medio y como fin).
Objetivos
- Jugar corporalmente a partir de los medios expresivos del gesto y la voz vincula-
dos a los objetos y el espacio con sentidos múltiples al expresar y comunicar ideas,
sentimientos, valores y experiencias, tanto individuales como grupales.
Contenidos
En relación a la Apreciación:
Apreciar el movimiento tanto corporal como de la propia naturaleza, es una instancia de aprendi-
zaje y a la vez una invitación siempre vigente a jugar con la propia corporalidad.
- La apreciación del mundo y del propio cuerpo a través de los sentidos partici-
pando en experiencias que ofrezcan el contacto con variedad de aromas, colores,
texturas, gustos, temperaturas, entre otros.
En relación a la Producción:
El movimiento corporal es inherente a nuestra constitución subjetiva. Desde nuestra vida intrau-
terina, los movimientos corporales son significados por las personas adultas del entorno. Mediante
la producción de movimientos corporales niñas y niños manifiestan sus necesidades, sensaciones
y sentimientos vinculados con sus vivencias diarias y con el campo ficcional de la imaginación,
dando lugar a la amplia diversidad de formas corporales, subjetivas y sociales de construir y habitar
las categorías de género en la constructividad corporal.
En relación a la Contextualización:
La expresión y comunicación del cuerpo solo es posible si existe un entorno y un clima de afec-
to, seguridad y confianza, donde el otro contenga y, a la vez, se comunique. Las interacciones
entre pares y con objetos del entorno fortalecen la capacidad comunicativa del propio cuerpo.
Los movimientos funcionales de traslado (caminar, correr, saltar, rodar, arrastrarse) se investigan
a partir de la exploración del espacio total con velocidades, intensidades, direcciones, posturas, y
trayectorias e intencionalidades diversas. Estos movimientos, combinados con detenciones, giros,
caídas y recuperaciones permiten ampliar la expresividad motriz y configurar el propio cuerpo. Las
propuestas que promueven la interacción con las y los demás, como los juegos de socialización y
comunicación: el contacto visual, gestual y corporal, la imitación directa y diferida de movimientos,
las posturas, desplazamientos y acciones que provienen de niñas y niños, propician secuencias
de movimientos corporales sin acuerdos previos entre ellos y conforman otra posible puerta de
ingreso a la composición de esquemas y secuencias corporales desde la variabilidad del género.
El itinerario de experiencias puede partir de relatos, cuentos y textos en general, obras de artes
visuales, elementos de la naturaleza, objetos y personajes. Las mismas deberían propiciar la crea-
ción de movimientos propios alejados de los movimientos estereotipados y homogeneizantes que
propone el mercado empleando estrategias que vayan más allá de la copia y la repetición y habili-
ten el sinsentido, lo efímero, lo fugaz en el danzar.
Por último, se considera relevante recuperar y registrar estas experiencias corporales en la bitá-
cora personal. Los dibujos, las producciones plásticas, las fotografías, los programas de mano, los
recortes de publicidades, la fecha de la función en un calendario pequeño, la información obtenida
a partir de una investigación sobre la biografía de hacedoras y hacedores, son algunos registros
que posibilitan volver sobre ellos cada vez que se lo necesite. Constituyen el soporte de las instan-
cias de contextualización a la vez que colaboran con el ingreso a la alfabetización cultural.
Artes Visuales
Fundamentación
Las Artes Visuales estuvieron presentes en la Educación Inicial argentina desde sus comienzos.
Actualmente se considera al arte como un campo de conocimientos, con saberes propios y como
un derecho a ser enseñado y aprendido desde la primera infancia.
Las Artes Visuales posibilitan representar, cuestionar e imaginar mundos posibles en imágenes y
también conocer, apreciar y disfrutar de lo producido por otros seres humanos.
Con frecuencia las múltiples infancias que habitan nuestros Jardines de Infantes y escuelas,
interactúan con imágenes y medios audiovisuales desde diversas tecnologías que no siempre los
animan a aprender, comunicar y relacionarse con el mundo que los rodea. Es el mismo mundo
atravesado por las lógicas del consumo y del mercado. Resulta necesario que desde el Jardín de
Infantes se enseñe a mirar desde una mirada crítica, que traccione hacia la imaginación y la pro-
ducción genuina de las infancias.
En el mundo contemporáneo las Artes Visuales además de sus técnicas tradicionales: el dibujo, la
pintura, el grabado, la escultura, el collage y las técnicas mixtas; incluyen al cine, el video, medios
que emplean otras tecnologías que posibilitan incluir sonido, animación, movimiento, recursos que,
gracias a ellas, son cada vez más accesibles a las infancias. Dentro de la amplia categoría Artes
Visuales se encuentran prácticas del arte contemporáneo: instalaciones, objetos, arte efímero e
intervenciones urbanas, algunas más híbridas como la performance y el happening.
Las infancias interactúan cotidianamente con múltiples imágenes visuales y audiovisuales, algu-
nas emitidas con medios tecnológicos que acercan visiones y problemáticas diversas. Esta multi-
plicidad de imágenes y mensajes, gracias a la mediación de las y los educadores podrá ampliar los
horizontes culturales, la responsabilidad y conciencia ambiental, la mirada sensible con perspecti-
va de género, el reconocimiento e identificación de todas las culturas que integran nuestra cultura.
Desde los lenguajes artísticos se trabaja con producciones de imágenes a través de universos
ficcionales y metafóricos con intención estética. Esto invita a deconstruir la mirada de la docencia
para habilitar el descubrimiento de la polisemia y el sentido abierto de las obras de arte. Es necesa-
rio reparar en que cada espectador, cada espectadora, construye el sentido de una obra, que tiene
tantos sentidos como espectadores.
- Desarrollar una sensibilidad estética que se apropie del patrimonio cultural a par-
tir del acercamiento y el disfrute de las manifestaciones artísticas, locales, regiona-
les, nacionales y universales.
Contenidos
En relación a la Apreciación
La apreciación del lenguaje visual implica la contemplación y el disfrute de imágenes del entor-
no (natural y social), la obra de distintos creadores y creadoras (diferentes obras artísticas) y las
producciones propias y de sus pares. Este eje acompaña a las infancias en su formación como es-
pectadores y espectadoras, para la construcción de una mirada propia, sensible y crítica de forma
espiralada (mientras la docente enseña a hacer también enseña a mirar).
- Los elementos de las Artes Visuales que se nos presentan en el entorno natural y
social donde se aprecian las variedades de formas, colores y texturas.
En relación a la Producción
- Los elementos propios del lenguaje visual y su elección para producir imágenes
expresivas teniendo en cuenta: forma, color, textura y espacio.
En relación a la Contextualización
La contextualización refiere a la relación de las Artes Visuales y las circunstancias sociales, cultu-
rales y geográficas, que se dan en torno a la obra:
66 Para ampliar sobre las diferentes perspectivas de enseñanza, se sugiere remitirse a los conversatorios sobre el tema que ofreció la Sub-
secretaría de Educación Inicial durante el ciclo lectivo 2022: «Propuestas y reflexiones: las Artes Visuales desde el inicio»; «Enseñar Artes
Visuales en el Nivel Inicial: tradiciones, continuidades, propuestas y nuevos paradigmas»; «Cómo enseñamos a aprender de los artistas».
Disponibles en Youtube.
Para la enseñanza de las Artes Visuales es importante planificar sin fragmentaciones o superpo-
siciones en la selección de contenidos. Se propone continuidad y secuencia que generen verda-
deros procesos de enseñanza y aprendizaje en los que se adquieran nuevos saberes situados en
las necesidades e intereses grupales. De esta forma, se propician aprendizajes significativos res-
catando saberes previos de niñas y niños para complementarlos con los aprendidos, articulando
experiencias contrahegemónicas en relación a estereotipos de género.
Para esta tarea, es fundamental que las y los docentes brinden experiencias que conecten los
tres ejes estructurantes. En las situaciones en las que se destaque la apreciación, se deberían
ofrecer diversas experiencias para explorar el entorno y las imágenes del contexto.
Apreciar la naturaleza desde los distintos sentidos posibilita una conexión con los ambientes
desde otro lugar de los aprendizajes, compartiendo sensaciones y posibilidades. Realizar diferentes
salidas para contemplar los paisajes de la ciudad y el campo, el disfrute del espacio exterior, el río,
los árboles de la zona, el cielo, los matices, ofrecen la oportunidad para conocer el universo de las
formas, los colores, las texturas y las sensaciones que estas suscitan.
Asimismo, conocer las fabricaciones humanas, las máquinas, la arquitectura, permite entrar en el
mundo de la fantasía, y enriquecer la imaginación.
La observación de los logros personales y las diferentes formas de resolver una misma consigna,
es parte de la apreciación y el reconocimiento de las posibilidades imaginativas de las produccio-
nes propias y de los pares. Es necesario que las y los docentes intervengan para ayudar a recuperar
las nociones que las infancias construyeron en la experiencia de producción en igualdad de opor-
tunidades para niñas y niños.
Para la apreciación del contexto es importante la realización de paseos por el barrio y las plazas,
para descubrir el arte callejero, los murales, las esculturas, la naturaleza. Además de explorar espa-
cios abiertos, patios del Jardín y, así, diversificar los ambientes destinados a la enseñanza.
De igual modo, para favorecer el desarrollo de la capacidad de ver, es preciso organizar recorridos
por museos, galerías, talleres de artistas locales (escuchar a la o el artista hablar de sus procesos
creativos), exposiciones y otros centros culturales, que permiten conocer in situ diversas obras artís-
ticas y los modos en que se resolvieron los problemas plásticos y técnicos. Además, de las visitas a
museos virtuales y la apreciación de distintas experiencias estéticas audiovisuales y multimediales.
Para la apreciación de obras de distintos creadores en las salas, es esencial que las y los docentes
acompañen esta experiencia con preguntas disparadoras, diseñen espacios específicos donde la
contemplación ocurra, con una amplia selección de imágenes con clara intencionalidad pedagógi-
ca, ya que se pueden vincular con lo que se pretende enseñar.
La valoración del patrimonio cultural local es posible a través del acercamiento a las producciones
de artistas provinciales, nacionales, latinoamericanas, con proyección universal. Es necesario te-
ner en cuenta la relación que las diversas experiencias estéticas poseen con las representaciones
propias de las imágenes.
Descubrir las ideas, las sensaciones, los interrogantes y las lecturas que se desprenden de la obra,
requiere organizar momentos para que las infancias puedan explorar, conversar, pensar y acordar
sobre los significados que cada una y cada uno atribuyen a estas producciones, abriendo la posibi-
lidad de imaginar algo nuevo y adoptar un punto de vista diferente. Desde este lugar de los apren-
dizajes, se pueden realizar análisis críticos que pongan en estudio y discusión las representaciones
hegemónicas sobre cuerpos, modelos de belleza, estereotipos de género y roles.
creadas las obras, los datos de la o el artista, cuándo vivió, entre otras cuestiones. Esto ayudará a
las niñas y los niños a comprenderlas tal como lo expresa la docencia santafesina:
«Desde las Artes Visuales podemos realizar un aporte con la producción de artistas
históricos para generar caminos posibles. Se sugieren algunas intervenciones para
ampliar las posibilidades de comprensión del pasado y brindar a la comunidad otra
mirada» (Voces, 2023).
Los materiales poseen características concretas, por lo que se requiere que su selección se ajuste a
las necesidades de expresión de niñas y niños. Las pinturas: témperas, acuarelas y tintas, crayones,
lápices, fibras, marcadores, plastilinas, masas, arcilla, papeles, entre otros, son los más usados en el
Nivel Inicial por su versatilidad. Se pueden, además, incorporar otros materiales para realizar varia-
dos procedimientos artísticos. Algunos ejemplos que se pueden mencionar son: materiales naturales
(arena, semillas, tierra, plumas, hojas) y materiales manufacturados (madera, hilos, lanas, cera, telas).
En las Artes Visuales existen numerosas herramientas para poder intervenir los materiales uti-
lizados. Para la pintura, diversos pinceles y rodillos, esponjas y construcción de hisopos; para el
modelado, estecas; para el dibujo, lápices. También está la posibilidad de pensar en la construcción
de nuevas herramientas realizadas a partir de la necesidad y los modos de trabajo que llevan a la
invención de las mismas.
Los soportes son importantes medios visibles para llevar adelante un proceso de construcción de una
obra, tanto en lo individual como en lo grupal. Tener la posibilidad de variar los tamaños de los soportes,
su dureza, la posibilidad de absorción de la materia elegida y la durabilidad son algunas de las carac-
terísticas para tener en cuenta en el momento de planificar las acciones con las niñas y los niños. Es
oportuno mencionar que es importante pensar en este plano como proceso para llegar a realizaciones
a gran escala como son los murales colectivos.
La enseñanza de la educación visual implica una visión amplia que permite indagar en produccio-
nes de imágenes con el uso de la tecnología (redes sociales, filtros, mundos virtuales, creación de
animaciones con imágenes en movimiento, técnicas de Stop Motion, recursos educativos en línea,
entre otros). Poner a niñas y niños en situaciones de aprendizajes desde la cultura digital es otra
forma de llegar a posibilidades inimaginables dentro del campo de la comunicación y la expresión,
e introducirlos a una comunidad dentro de la industria cultural, innovando los medios del hacer.
Asimismo, promueve la reflexión acerca de patrones genéricos desde una mirada crítico-divergen-
te. La cultura digital es un elemento distintivo e integrado en la realidad de la vida cotidiana y puede
ser usada en el nivel desde la creatividad, a través de la imaginación y la fantasía.
El arte digital es una forma de expresión artística que utiliza tecnología y medios digitales como
herramientas creativas. Ofrece a las y los artistas nuevas oportunidades para experimentar con
medios interactivos y utilizar tecnologías emergentes para crear obras de arte únicas. En el ámbito
educativo, el arte digital puede desempeñar un papel relevante porque permite a las infancias ex-
plorar la creatividad, experimentar con diferentes herramientas y técnicas. Además, el arte digital
fomenta el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el trabajo colaborativo, habilidades
fundamentales en el mundo actual.
Es importante destacar que la tecnología debería utilizarse como una herramienta complemen-
taria y no como un reemplazo de las interacciones y experiencias prácticas en la Educación Inicial.
El equilibrio entre las actividades en línea y las actividades físicas es fundamental para garantizar
un aprendizaje integral y completo.
El espacio de taller para la enseñanza de las Artes Visuales convoca a las infancias a que se ex-
presen, se diviertan, ensayen, investiguen y descubran diferentes modos de hacer, sin temor al
error sin limitarse a la imitación o copia de imágenes de otras u otros. También, estimula a reflexio-
nar sobre lo trabajado, analizar su producción y la de las y los demás, favorece el trabajo grupal, al
estimular la construcción de hábitos, respeto y oportunidades.
Es importante que la docencia prepare actividades, unidades y proyectos donde el uso de la ima-
ginación y la fantasía sean elementos fundamentales. Las consignas serán puntos de partida para
las creaciones de imágenes y no han de prefijar resultados. Berdichevsky explica:
«Cuando los educadores imponen imágenes para que los niños imiten, cuando en-
tregan plantillas y fotocopias para pintar, rellenar o contornear. Los niños, habituados
a depender de moldes, pierden confianza en sus propias posibilidades y no aprenden
ni a observar ni a crear, solo a copiar. Los patrones y figuras prediseñadas persisten
aún en cuadernillos y en publicaciones para los más pequeños evidenciando el des-
conocimiento sobre las posibilidades de los niños» (Berdichevsky, 2017, p.2).
Por esto es necesario despojarse de los estereotipos y mediar permanentemente con las imáge-
nes desde las tres dimensiones mencionadas: apreciación, producción y contextualización. Esto
enriquece la exploración y apreciación del arte desde lo sistémico y lleva al docente a trabajar la
complejidad que la enseñanza requiere buscando la transdisciplinariedad sin perder la identidad
de la disciplina.
La educación visual propone recuperar las trayectorias previas de las niñeces, no debería limitarse
al recorrido por las técnicas gráfico-plásticas, cambiando permanentemente una propuesta por otra
sin continuidad, con el fin de atender la productividad, la recreación o la búsqueda de la novedad.
Para la enseñanza de las Artes Visuales es necesario crear un espacio en el ámbito escolar para
que las infancias puedan poner en juego su capacidad imaginativa. A través de la creación plástica,
la observación, la conversación y el juego es posible indagar lo que las niñas y los niños saben. Ju-
gar con aquello que pueden imaginar, para que participen con más libertad mediante sus palabras
y sus gestos, sus opiniones y sus actos.
Propiciar la singularidad en cada niña y cada niño se vuelve relevante para que poco a poco
construyan su subjetividad. Habilitar diversas formas y modos de exploración permite apreciar la
multiplicidad en la observación y producción. Es necesario que el trabajo con las familias se centre
en valorar las producciones de las niñas y los niños para que se comprenda el proceso de construc-
ción que marca la historia individual de cada uno y de cada una.
Por todo esto, incorporar las diferentes formas y registros que puedan dar cuenta de lo enseñado y
aprendido es central. Hay múltiples formatos para mostrar las diferentes experiencias estéticas, a saber:
«Es necesario recuperar lo valioso, haciendo partícipes a las familias en las expe-
riencias que se proponen, pensando colegiadamente en acciones de participación
colaborativa y significativa para los niños» (Voces, 2023).
Música
«La Educación Musical en el aula tiene sentido cuando es una acción placentera, esto es,
cuando se concibe la música como objeto de conocimiento que se escucha, que se toca,
que se comprende, que se inventa y que se disfruta»
Fundamentación
«Desde este actual paradigma, dejará huellas que permitan caminar con ritmos
propios, para que sus trayectorias escolares comiencen desde sus historias perso-
nales que se van entrelazando con otras historias, en otros espacios ciudadanos y
pensados para ellas y ellos» (Voces, 2023).
plir un rol funcional para acompañar momentos o determinar hábitos, puede promover encuentros
para la escucha y la producción musical, en actividades individuales y conjuntas que despierten
nuevas sensaciones, momentos emocionalmente conmovedores y el deseo de repetirlos.
La Educación Inicial puede ser proveedora de estímulos sonoros y visuales para desarrollar capa-
cidades y conocimientos diferentes, una heterogeneidad de vivencias que enriquecen el desafío
de enseñar, respetando la diversidad en la construcción de subjetividades.
Tal como afirma Vigotsky, los primeros puntos de apoyo que encuentran las niñas y los niños para
la futura creación se basan en lo que ven y en lo que oyen, materiales que acumulan para desa-
rrollar su fantasía. Estos recursos están presentes y forman parte de un entorno familiar, de una
crianza, de un espacio físico, de un paisaje sonoro y se evidencian en el habla, en los relatos, en
los colores y músicas elegidas. Resulta imprescindible realizar prácticas pedagógicas significativas
que integren los rasgos de esa identidad cultural donde cada una y cada uno puedan enunciar su
relato, escuchar lo que todas las voces tienen para decir y para sonar, teniendo en cuenta las ex-
periencias genéricas culturalmente instituidas desde una mirada anclada en la equidad de género.
Objetivos de Música
Contenidos
En relación a la Apreciación
cha intencionada de canciones y músicas de diferentes estilos y de la información adquirida por las
vivencias de las infancias en el entorno familiar.
El sonido: sonidos de la naturaleza y del entorno social. Direccionalidad y localización del sonido.
Cada lugar, cada rincón, en las ciudades, en el campo, en la costa, en parajes, es un paisaje úni-
co y rico por su cultura lugareña. Está conformado por geografías, climas, colores, sonidos, que
suman particularidades y configuran la diversidad cultural. Los sonidos naturales y sociales que
provienen de estos lugares, constituyen el paisaje sonoro de un territorio.
El mundo es sonoro. Todo lo que niñas y niños escuchan, sienten y tocan es un descubrimiento.
El contacto sensitivo con diferentes fuentes sonoras, promoverá el reconocimiento de las cualida-
des de esas sonoridades. Seleccionar o construir en forma colaborativa con niñas, niños y con las
familias, objetos sonoros e instrumentos musicales posibilita:
La audición intencionada de una obra musical permite atender a las sensaciones y emociones
que esta provoca y percibir paulatinamente los diversos aspectos que la estructuran. La obra mu-
sical se refiere a una composición creada por un autor, puede ser vocal o instrumental, e incluye
todos los elementos de este lenguaje.
En relación a la Producción
De manera similar, la voz es el instrumento natural que posibilita exteriorizar las propias sensacio-
nes mediante la creación, la ejecución vocal, el canto grupal e individual y la interacción con otros
lenguajes expresivos.
Las acciones diversas como percutir, raspar, entrechocar, frotar, sacudir, cantar, sonorizar imáge-
nes y relatos, acompañar instrumentalmente obras musicales y canciones, posibilita una actitud
interpretativa que contribuye al desarrollo del sentido crítico, estético y expresivo-comunicativo
de niñas y niños.
Somos entidades sonoras que vibran con el entorno que nos rodea. Corporizar la música permite
reconocer nuestro pulso, nuestro latido, nuestra voz, nuestras sensaciones. Mediante propuestas
que estimulen el movimiento corporal ligado a lo sonoro y musical, se ofrecen experiencias que posi-
bilitan momentos, espacios y materialidades, dando lugar a la espera y a la diversidad de respuestas.
Las situaciones significativas que propicien el reconocimiento del propio cuerpo y el de otras y
otros, posibilitan:
Juegos concertantes
En relación a la Contextualización
La contextualización del hecho artístico facilita la identificación y el vínculo con la obra y habilita
otras lecturas y otras escuchas. Prácticas pedagógicas que permitan interrelacionar lo familiar, lo
escolar, lo regional hacia lo universal, con una mirada de respeto a la diversidad en el arte, contri-
buyen a la formación de personas sensibles y con mayores posibilidades de elección.
La indagación por medio de la observación y la percepción sonora, pueden actuar como «venta-
na» a través de la cual las infancias se aproximen a diversos aspectos de la vida cotidiana e inferir
algunas ideas acerca de los modos de vida de otras épocas, estableciendo similitudes y diferencias
entre el pasado y el presente.
Para conocer y recrear la memoria colectiva desde la Educación Inicial, se ofrecen experiencias
que posibiliten:
- La reflexión acerca de los ambientes sonoros familiares, del barrio, del campo y la
ciudad, en el presente y en el pasado.
Abordar en el Jardín de Infantes la música local y del litoral (cumbia santafesina, chamamé, cha-
marrita, rasguido doble, valseado, ranchera) posibilita el acceso al conocimiento del patrimonio
santafesino y permite la aprehensión y el vínculo con lo creado, con sus autores, autoras e intér-
pretes, con bandas, grupos y orquestas.
El contacto con la música nacional, músicas de las comunidades, música latinoamericana y uni-
versal, amplía la mirada y posibilita que estas músicas puedan ser apreciadas y reconstruidas por
las infancias.
Mediante visitas y asistencia a eventos culturales (muestras, conciertos, festivales, entre otros),
se sugiere ofrecer experiencias que posibiliten:
La escucha, el juego sonoro, el canto, el hacer música con otras y otros, provocan un contacto
emocional comunicativo que abre alas a la actividad creadora y potencia la construcción colectiva
desde cada singularidad: «Planificar situaciones de enseñanza en la escuela, posibilita la experien-
cia de crear, inventar, interpretar, imaginar otros lugares, otras situaciones» (Voces, 2023).
Es necesario situar la tarea de la docencia mediante experiencias que permitan a las infancias
descubrir los sonidos del entorno, escucharlos y transformarlos; reproducirlos con la voz, el cuer-
po y diversos materiales; describir sus características y registrar todo lo que oyen en ese paisaje
sonoro. Murray Schafer define este concepto como el entorno sonoro de un lugar real dado. Es un
sonido o combinación de sonidos que conforman o provienen de un determinado ambiente, con-
sistente en la aparición de sonidos naturales, como por ejemplo, sonidos de animales y de sucesos
meteorológicos; sonidos procedentes de la comunicación, del ambiente urbano, de herramientas,
del trabajo; sonidos mecánicos provenientes del uso de la industria tecnológica, entre otros.
La escucha intencionada de sonidos del exterior desde la sala o la audición a partir de recorridos
en diferentes espacios públicos, posibilitará reconocer y señalar su procedencia, su localización
espacial y su direccionalidad (cerca, lejos, arriba, abajo) y favorecer la escucha consciente de estos
paisajes sonoros. Registrar esos sonidos mediante una grabación, medir la intensidad de los mis-
mos por medio de aplicaciones (sonómetro), visualizar cómo al caminar o al cambiar de lugares se
modifican los valores de la intensidad sonora (decibeles), permite diferenciar sonidos favorables o
perjudiciales para el ambiente (contaminacion sonora).
Otros atributos del sonido son el timbre, la altura y la duración. En el Nivel Inicial estos contenidos
se desarrollan desde la lectura y la escritura de grafías analógicas (puntos, líneas) y pueden repre-
sentarse con la voz, el cuerpo y los instrumentos musicales.
La obra musical, escuchada y cantada, permite desplegar el aprendizaje de todos los elementos
de este lenguaje. Al pensar un cancionero, es importante ofrecer un repertorio variado que permita
ampliar el horizonte cultural de niñas y niños, tendiendo en cuenta: sus gustos y preferencias de
acuerdo a su contexto de pertenencia; una selección de música local, regional, nacional y lati-
noamericana; las composiciones musicales de las obras elegidas en cuanto a su valor estético,
su riqueza poética y musical, como así también el propósito por el que esa obra fue elegida (habi-
lidades vocales, elementos del lenguaje musical, para jugar, como disparador de otras formas de
expresión, entre otros).
Mediante la escucha intencionada de una obra musical se podrá vivenciar: el género (folklórico,
vocal o instrumental, popular o académico, infantil, escolar) el estilo (procedencia, época, autor), el
carácter (alegre, melancólico, apacible, de suspenso, marcial), la dinámica (débil, fuerte y variacio-
nes) y la forma (frases, estrofas, repeticiones, cambio, interludio, estribillos).
Una de las experiencias más presentes en la cotidianeidad del Nivel Inicial es el canto. El canto
despierta emociones, se une a recuerdos y a acontecimientos trascendentes, desencadena imá-
genes provocadas por su texto, ritmo y melodía. Cantar juntas y juntos iguala posibilidades, contri-
buye al desarrollo de la audición interior y de la musicalidad.
Literatura
Fundamentación
La Literatura, entendida a partir del concepto estético de la recepción67, es decir, de las formas de
apropiación por parte de las y los lectores es una configuración leída y vivida de un contacto emo-
cional entre sujeto y objeto. Un camino que abre ventanas al mundo, inaugura puentes, descubre
atajos, pasajes sonoros y callados. Al hablar de literatura, de estética y de recepción en palabras de
Mary Luz Acero (2013) se reconoce «la importancia de la lectura de textos literarios y la necesidad
de brindar espacios de interpretación como prioridad de la docencia para mediar entre el proceso
de lectura y la construcción de la escritura. Y sobre todo, reconocer el derecho a que las niñeces
disfruten y se diviertan con la obra literaria». Y agrega:
«La literatura como experiencia estética es una reflexión sobre el encuentro del niño
y de la niña con el texto literario en un momento mágico, emocionante e individual. En
este encuentro las relaciones entre los textos favorecen la interpretación y la construc-
ción de la escritura. También es un llamado a reconocer una situación de aprendizaje
como un espacio para disfrutar de la lectura de textos literarios y a identificar al niño y a
la niña como interlocutor e interlocutora y ejes centrales del aprendizaje» (Acero, 2013).
Actualmente, la Literatura argentina para niñas y niños muestra formas de producción, circu-
lación y consumo que ponen en debate el estatuto del arte contemporáneo caracterizado por la
mezcla, la hibridez, el uso de nuevas materialidades, la relación con el entorno de imágenes, so-
nidos y silencios, la impronta de la cultura digital, los diálogos interartísticos: «Los avances de la
tecnología y sus relaciones con el arte y la ciencia plantean un nuevo régimen del decir y un nuevo
régimen del leer-hacer que nos lleva a ser intérpretes de una estética coetánea, una estética del
presente en el presente» (Blake, Cristina, 2021).
Desde ese marco, se diseñan ámbitos en los que las prácticas sociales de lectura y de escritura
y la enseñanza de la Literatura en las salas configuren tramas de sentidos posibles y se habilite
a lectoras y lectores para que se desplacen por otras travesías, eligiendo diversas trayectorias o
recorridos. Se genera así la ocasión para que suceda el acto de leer-hacer y de escribir. Siguiendo
a Gustavo Bombini (2021):
«Preocuparse por la lectura es estar atento a que esta práctica cultural tenga un
lugar entre las tareas escolares, es propiciar encuentros interesantes entre los chi-
cos y los libros, es innovar».
El enfoque interdisciplinario de la Literatura propicia la integración con otras áreas del currículo,
como la Música, la Danza, las Artes visuales, el Teatro o la Ciencia al ampliar sus dimensiones y pers-
pectivas. A la hora de su despliegue en la sala, enriquece cada experiencia de las niñas y los niños y
los inaugura en abordajes de diferentes temáticas y culturas, lo que permite desarrollar la empatía y la
67 Según Teresa Colomer (2005, p. 31), las teorías de la recepción tomaron al lector como objeto de estudio, analizaron el papel cooperativo
que le otorga el texto y ofrecieron nuevos conceptos que también fueron determinantes para reformular los objetivos educativos, ya que esta
es una perspectiva especialmente interesante en el análisis de los libros infantiles y la actividad escolar.
El desafío es propiciar el lugar o ámbito, el tiempo y la mediación necesaria para ampliar las ex-
periencias sociales y transformar el conocimiento del mundo a través de la lectura de muchos y
variados textos literarios que, además, invitan al juego con la palabra, a la exploración del lenguaje
poético, a la construcción de la metáfora, a sus lazos con la expresión artística que transforma,
porque algo pasa a quien lee mientras lee, dice Larrosa en su artículo Académico: Clase. «Expe-
riencia (y alteridad) en educación» (2005, p. 5.).
«Pero leer, ¿qué significa leer? Lo decimos como si fuera tan claro como subirse al
tobogán. Y leer puede ser una bellísima aventura o un soberano aburrimiento»
Gustavo Roldán (2011).
Contar o narrar textos literarios de la tradición oral o textos escritos implica dejar inaugurados
mundos imaginarios, abrir la puerta a mundos posibles, ingresar y salir a mundos de ficción, entrar
al mundo metafórico. ¿Desde qué metáforas se piensan, se repiensan, se recrean los vínculos con
la cultura literaria? ¿Qué se entiende por contar? ¿Es importante contar? ¿Quiénes cuentan? Contar
es una manera de ordenar la experiencia y una forma de pensar y de organizar el conocimiento.
¿Qué idea de Literatura hay detrás de estas consideraciones? ¿Una serie de textos didácticos con
mensaje y moraleja? ¿Una serie de personajes a los que nunca les pasa nada? ¿Textos fáciles y con
vocabulario simple? La lectura de Literatura es otra cosa porque huye de los caminos transitados,
de la protección. A la Literatura le gusta perderse por caminos sinuosos, tenebrosos y no teme
encontrarse con mundos maravillosos. Es un juego que invita a ingresar a un cosmos donde la
imaginación es la protagonista, donde la incertidumbre de la vida de los personajes va llevando a
París, un poquito caminando y otro poquitito a pie, al decir de María Elena Walsh.
La Educación Inicial forma parte del entramado social, que debe asumir la responsabilidad de in-
tervenir en los procesos de construcción de ciudadanía, que son individuales y a la vez sociales;
favorecer la construcción de sentidos; considerar las dos modalidades básicas de pensamiento: la
lógico-matemática y la narrativa. Según la hipótesis de Jerome Bruner, dice Felix Temporetti (1999):
«cada uno de estos modos de pensar brindan formas características diferentes de conocer, de or-
denar la experiencia y de construir la realidad» Y sigue: «ambas formas, aunque irreductibles la una
a la otra, se complementan, interrelacionan y se necesitan para construir un mundo que pueda ser
explicado y comprendido». Al poner en diálogo estos modos de pensar con otros modos, alimentados
por la metaforización natural, se reafirma la construcción del asombro desde otros horizontes, com-
prensiones inéditas del mundo que proveen algunos poetas «donde el milagro de vivir está ordenado
por la danza, el sueño, la pintura, el dibujo y el color, la palabra, la metamorfosis, el fogón, la ofrenda,
el trabajo colectivo, los linajes, la pasión roja y desgarrada y la familia extensa» (Vito Apshana, 1965).
El discurso literario es una construcción estética a partir del lenguaje en el que la palabra ador-
nada (sagrada), la metáfora y un decir abren ventanas al mundo que son capaces de construir
subjetividades inéditas, una impensada cosmovisión. Por ello se lo asume como una estructura
más elaborada, más compleja -si se quiere- que la lengua fáctica68. El lenguaje narrativo tiene una
68 «La lengua fáctica es la forma básica del lenguaje cotidiano, es fluida, poco estructurada, obedece a la necesidad de comunicación práctica («al-
cánzame esto», «toma», «no sé», «¡vamos!»), formas coloquiales del decir que en general están acompañadas de gestos y acciones que completan
su sentido. Está poblada de omisiones, sobreentendidos y eso, de ninguna manera, es un error, es su modo de acción efectiva para la vida práctica.
Con los niños, con los bebés, también utilizamos la lengua fáctica, siempre lo utilizamos porque es el modo en que el lenguaje se hace carne y cuerpo
de la vida relacional. La lengua del relato, en cambio, tiene un sentido total incluido en la enunciación; allí se encuentran los cuentos, y no solo los que
están escritos, también los que componemos con los niños en el intercambio oral cuando tratamos de reconstruir una visita a algún lugar interesante
y armamos un relato que tiene principio y fin, con una temporalidad, con digresiones que vamos ordenando para enriquecer el sentido de lo que se
narra, con posibilidades poéticas y lúdicas en los modos de decir de los niños y los adultos; o cuando reconstruimos hechos significativos de sus vidas
configuración más acabada si se lo compara con otras maneras de decir. La Literatura encuentra
la posibilidad de ocupar este lugar central en las prácticas de Educación Inicial. ¿Puede ser la lec-
tura de Literatura la puerta de acceso a la palabra, a lo simbólico? ¿Será quizás el punto de inicio
en la búsqueda de la propia voz, un posible camino a la construcción de la subjetividad? ¿Podrá
ser, incluso, el puente que posibilite habitar el propio cuerpo como primer territorio de soberanía
a partir de la experiencia que se abre al conocer otros mundos posibles y volver a mirar el propio?
Siguiendo a Michèle Petit (2001, p. 148): «Es importante que los niños y también los adultos, tengan
acceso a los libros pues la lectura me parece una vía por excelencia para tener acceso al saber,
pero también a la ensoñación, a lo lejano y, por lo tanto, al pensamiento».
Según Colomer y Durán (2000, p.213), «con la recepción de estos mensajes se forman las expec-
tativas infantiles sobre qué es la Literatura, se aprende a interrelacionar la experiencia de vida con
la experiencia cultural fijada por la palabra y se dominan progresivamente muchas de las conven-
ciones que rigen los textos literarios». Se va preparando el camino de la lectura y la estética que
configura la experiencia de su recepción y algunos interrogantes.
Objetivos de Literatura
Contenidos
La Literatura oral y escrita y el arte despiertan los sentidos privilegiados de la palabra, la imagen y
sus fantasías, la música, la expresión, el juego, la poesía, la curiosidad, el pensamiento.
(algunos relatos que los niños pequeños piden con fidelidad «de libro» son por ejemplo los que involucran sus nacimientos y sus primeros tiempos en
la familia, cómo los esperaban, quién decidió su nombre, cuán pequeñitos eran o a qué les gustaba jugar» (López, 2018, p.37).
cenarios inéditos propiciados por la fantasía y el deseo por descubrir nuevos mun-
dos. La invención como clave.
- Prácticas de lectura y escritura en las que las niñas y los niños se encuentren
con lo literario, el juego y otros lenguajes artísticos para habitar su derecho cultural
a la invención. Una invención para mirar el mundo que lo rodea de otro modo y para
resignificar literacidades de su contexto sociocultural: la familia, la escuela y más allá
de la escuela.
- El juego con la palabra como lugar de encuentro con interrogantes que propor-
ciona el arte cuando se pone en movimiento. Reconocimiento del juego sonoro y
sus combinaciones de ritmo, rima, repeticiones, y la analogía con poesías y cuentos.
Experiencias integradoras
En relación a la Apreciación
La apreciación del lenguaje literario implica valorar la obra desde una perspectiva estética y cul-
tural, comprender el contexto en el que dicha obra fue escrita y la posibilidad de identificar el estilo,
las técnicas, los diversos caminos allanados para conocer y apreciar las figuras retóricas o literarias.
Gracias a ellas, es posible dotar a los relatos de expresividad y transmitir con ellos sentimientos,
emociones o sugerencias. Para profundizar esta mirada apreciativa es importante que las niñas y
los niños desarrollen habilidades como la escucha, donde la palabra se presenta para conmover o
transformar; la interpretación siempre mediada en ese baño lingüístico y de amorosidad necesaria
por parte de la o el docente; la capacidad de pensar desde lógicas en diálogo, donde el mundo real
que se conoce permite intersticios de un mundo mágico.
Para incentivar estas habilidades se puede referir a la creación de un ambiente de lectura que
dé acceso a niñas y niños a una gran variedad de obras literarias y soportes. Se promueve que
la lectura en voz alta posibilite identificar otros componentes del estilo literario, como el ritmo, la
musicalidad, la entonación, la expresividad y el uso de recursos poéticos. Se facilitan las claves
para la interpretación de textos literarios que propician la conversación y discusión sobre la obra
leída en voz alta; la comprensión de la mirada de quien dice en el texto, qué piensa el que lee, qué
pensamientos suceden en la lectura del mediador y posibilitan valorar la diversidad, las diferencias
que la lectura provoca en el encuentro.
En relación a la Producción
- La Lectura en voz alta, experiencia que permite nombrar nuevas palabras, usarlas
y jugar con ellas.
- La confección de agendas literarias con los nombres de los libros que se leen. El
registro y anticipación de libros de cuentos con capítulos.
Estas actividades que se producen, mediadas en diversas realidades por la o el docente, familia-
res u otros invitados a la ocasión, para que sucedan cosas, contribuyen en la construcción de una
subjetividad en proceso que augura a las niñeces amplios horizontes.
En relación a la Contextualización
Ciertas tareas son fundamentales, como por ejemplo la selección de obras literarias que pondrán a
esas niñas y niños en estado de atención y comprensión de su contexto cercano y posiblemente ex-
traño. Un paisaje de historias familiares, urbanas, geográficas, acontecimientos tradicionales, festivos,
información del arte callejero, la arquitectura, todo será un paseo para el asombro y el conocimiento.
¿Qué es lo que se enseña cuando se enseña Literatura? Es posible imaginar los textos literarios,
dice Gustavo Bombini (2017, p. 22):
Al diseñar un itinerario lector, este se constituye en una de las claves de lo que presupone la
selección de diversos textos que tienen algo en común. Es lo común lo que despierta en las y los
niños el desear más de lo mismo. Leer un cuento de gatos, o de animales muy pequeñitos, desper-
tará en lectoras y lectores un afán de saber más sobre esos personajes porque esperan descubrir
lo que aún no se ha dicho de ellos.
Los itinerarios visibilizan lo común, crean suspenso, curiosidad, imaginación de mundos desco-
nocidos, de personajes aterradores o maravillosos, extraños o amigables, que propician en las ni-
ñeces la cosmovisión de estados emocionales de los protagonistas. A su vez, en ocasiones, sucede
que encuentran respuestas a sus inquietudes y desarrollan empatía, modos de conocer su entorno
y el de otros. Modos de compartir al habilitar su propia voz en conversaciones, en la recreación de
un nuevo relato, en la experiencia de inventar.
Un itinerario lector es un recorrido acompañado que arrulla y colabora con la formación de escu-
chas, lectores, incipientes escritores, artistas de la invención, capaces de amar la lectura de poesía,
cuentos, mitos, leyendas, que irá despertando la imaginación, la intuición, la relación de lo leído
con el mundo interno y el mundo externo. Sin duda, la lectura de textos de ficción, el arte y el juego
amplían el conocimiento de sí mismos y de otros seres humanos, en el particular entorno en el que
se desarrollan sus vidas.
Otros itinerarios se tejen con otras propiedades y enlazan canciones que junto al juego se vuel-
ven una inspiración de habilidades e ingenios. Habrá otras escenas en medio de manifestaciones
creativas y culturales, ya que las niñeces construyen subjetividades, identidades y pertenencias
comunitarias y disfrutan habilidades lingüísticas, comunicativas y creativas. Exploran emociones y
reflexiones ante distintas realidades y configuran mundos imaginarios.
Se podría asumir que leer Literatura se vuelve un acto artístico y lúdico, de iniciación al conoci-
miento, a la imaginación y a la creatividad. Es un acontecimiento que pone en acción profundos
procesos intelectuales, afectivos, simbólicos, de subjetivación.
Surgen ocasiones en las que el arte, el juego y la creatividad se conjugan y convocan proyec-
tos emergentes e innovadores en los que autores/as- ilustradores/as-diseñadores/as-editores/
as, equipos artísticos como el que presenta «Quiensabe» en soporte digital, o los casos de María
Wernicke (escritora, diseñadora gráfica, ilustradora) y de Jorge Luján (escritor-músico y cantante)
ponen una impronta distintiva a la Literatura en sala (Blake, C. et al. Edulp 2021).
En estos contextos ocupa un lugar central la obra del autor, ilustrador y editor santafesino Istvansch
(Istvan Scritter) quien creó la primera colección de libros-álbum que salió en el país y quien, a su vez,
se destaca en instalaciones transliterarias para abrir espacios interactivos con lectoras/es de toda las
edades reduplicando los nuevos modos de leer. Sus propuestas se acompañan con charlas destina-
das especialmente a docentes sobre las múltiples mediaciones ante el acto de leer.
Este ir «más allá de» la Literatura misma en su concepto tradicional, supone la posibilidad de diluir
límites y transgredirlos, transformar sus contenidos (Chiani, 2014, pp.7 - 15).
En este sentido, se plantean corpus posibles para pensar la lectura y producción del texto litera-
rio que recupera voces que han vivido a través del tiempo, voces actuales, voces mediadas por la
tecnología, que abren espacios para imaginar, inventar historias, develar la pluralidad de lecturas,
descubrir la polifonía de sentidos y vincularse a mundos de significación particulares como los que
propone la ficción, entretejer los diversos saberes en una visión plural del mundo.
Con el mismo propósito, se acerca un Corpus auditivo. Este material discográfico presenta los
lineamientos de lo planteado en este Diseño:
A modo de encuentro con las jornadas de consultas realizadas, se incorporan en esta propues-
ta curricular algunas expresiones de la docencia santafesina que se han manifestado acerca del
abordaje de la Literatura en la Educación Inicial:
Fundamentación
Desde la perspectiva de las prácticas sociales de lectura y escritura se sugiere priorizar el dis-
curso literario así como el desarrollo de estrategias y habilidades necesarias para la expresión y
la interacción socio-cultural tales como: el encuentro y conversación sobre textos literarios de la
cultura oral y escrita, la conversación en la sala y el intercambio de opiniones acerca de un tópico
seleccionado por el o la docente, la lectura en voz alta, la invención de historias, los juegos con la
palabra... Transformar la mirada que aparece como única, interrogar acerca de las representacio-
nes sociales, abrir otros espacios, otras formas de apropiarse de la lectura y la escritura, como un
derecho, como una oportunidad de «ingresar al territorio de la metáfora, del hacer como si, a la
capacidad de construir realidad a partir de la fantasía. Allí, el niño es capaz de percibir el exceso no
funcional de la lengua, origen de la experiencia artística» (López, 2019, p. 45).
¿De qué manera se construye ese espacio poético en el que se entrelazan las historias ficcionales
en la construcción cultural de las prácticas sociales de lectura y escritura? ¿Cómo se da un posible
proceso de apropiación a partir de las prácticas sociales de lectura? ¿Qué espacio ocupa la lectura
en las prácticas sociales? ¿Cuál es el papel que le corresponde a la institución escolar, en especial
a la Educación Inicial, para propiciar una posible mirada crítica a partir de la lectura de Literatura
con niñas y niños?
La oralidad es una experiencia que las niñeces pueden hacer con los objetos culturales que tie-
nen a su alcance. Si tienen un juguete tenderán a buscar el mecanismo que lo hace funcionar; si
tienen un libro intentarán explorarlo, leerlo… Esto les permitirá abrir un encuentro con lo simbólico.
Al decir de Johan Huizinga (1972, p. 12): «En esta misma dinámica lúdica, el niño se representa y
vive la realidad, sobre todo porque, al jugar a existir con el lenguaje, el juego traspasa los límites de
la ocupación puramente biológica o física. Es una función llena de sentido».
¿Cómo se pone en marcha un proceso de oralidad en la sala? ¿Tomar la palabra y decir algo supo-
ne dar cuenta de ese proceso? Considerar la oralidad en la sala implica una conversación en la que
se pone en juego la construcción de sentido que se da dentro de una comunidad en forma coope-
rativa y no individual donde se entrecruzan las tensiones y los múltiples significados. Sin embargo
surgen interrogantes: ¿Qué pasa cuando lo dialógico se construye a partir de la lectura de textos li-
terarios de tradición oral o escrita? A diferencia de las experiencias cotidianas que también pueden
69 Se toma el título del libro de Cecilia Bajour (2014). «Oír entre líneas. El valor de la escucha en las prácticas de lectura». Buenos Aires. El Hacedor.
ser motivo de una conversación, los textos literarios presentan otras posibilidades: provisoriedad y
dudas en las respuestas; variabilidad y extrañamiento ante la polisemia del lenguaje; experiencia y
transgresión en la creación y recreación de modos de nombrar el mundo. Al decir de María Emilia
López (2018, p. 9): «Llamo oralidad «lúdica-poética» a aquella que tiene como fin principal jugar
con el lenguaje, sacarlo de sus lugares conocidos, producir musicalidad, hacer metáforas, inventar.
Esta forma de la oralidad tiende a lo imaginario, no solo transmite información o reproduce lo que
sabemos. La oralidad lúdico-poética es literaria».
El lenguaje juega un papel esencial en la construcción de subjetividades del sujeto como ser so-
cial. Dice Daniel Brailovsky (2020, p. 129):
«Así como es difícil escribir sin leer otras escrituras en los alrededores de la propia, es
difícil pensar sin conversar. Incluso en la más íntima soledad, cuando pensamos, men-
tamos un interlocutor, una voz que nos objeta, nos interpela, nos pregunta: es la huella
de nuestras conversaciones previas, es la expresión de esa alteridad necesaria».
La multiplicidad de autores y autoras constituyen una textoteca interna70 como posibilidad poé-
tica y lúdica.
Se vincula, además, a la construcción identitaria del grupo sociocultural de pertenencia, dado que
la oralidad es, en las comunidades, un ejercicio permanente donde se mantiene viva y se recrea la
cultura como valor identitario.
El lenguaje es algo que excede a las palabras, los gestos, las miradas, los rostros de las figuras de
quienes cuidan, como dice Maria Emilia López (2017, p. 85, 213): «Son como un libro para el bebé,
(...) leen el mundo, y esta es una experiencia básica de acceso al lenguaje, relacionada profunda-
mente, también, con el apego y la construcción psíquica».
«La escuela es un lugar donde se puede aprender que el libro no sólo se lee,
sino que un libro se habla y que, quizás lo más importante cuando se ha leído
un libro es ser capaz de hablar de él para que otro lo lea»
Jean Herbrard
Volver a leer la propuesta sobre la conversación de Aidan Chambers (2007) interpela una vez más
y desafía a pensar: ¿Qué situaciones de lectura se presentan a lectores y lectoras de Educación
Inicial? ¿Qué papel pueden desempeñar mediadores y mediadoras de lectura en la construcción
del camino lector? ¿De qué manera acompañar para que puedan apropiarse de la trama cultural?
¿En qué escenas de lectura se piensa? ¿Cómo poner al lector, a la lectora, frente al desafío de la
palabra literaria para resignificar las experiencias de lectura y escritura, para pensar la conversa-
ción literaria como mediación y estrategia en la construcción de la biblioteca de las y los niños de
la Educación Inicial?
Conversar con niñas y niños significa que puedan manifestar sus propias miradas, sus pensa-
mientos, realizar preguntas, contar sus historias, sus vivencias y que esos diálogos sean bienveni-
dos y autorizados por la o el docente, por lo tanto, habrá que generar escenas en donde se habilite
la palabra. ¿Qué significa tomar la palabra? Al decir de Graciela Montes (2007, p. 3): «La lectura
empieza siendo oral. En el lenguaje y con el lenguaje construimos nuestros primeros pequeños
textos, dejamos nuestras primeras, deliberadas marcas». Y reafirma: «Pero no solo eso. El lenguaje
es en sí una suma de lecturas y escrituras».
70 Laura Devetach (2008, p. 38) afirma: «Una textoteca interna armada con palabras, canciones, historias, dichos, poemas, piezas de imagi-
nario individual, familiar y colectivo. Textotecas internas que se movilizan y afloran cuando se relacionan entre sí. A la manera de las retahílas
infantiles podemos decir que en cada persona hay muchos textos, que la unión de los textos de muchas personas arman los textos de una
familia, de una región, de un país. Las formas literarias no son arbitrarias, no nacen solo por una voluntad estética de las personas que escri-
ben, de los pueblos que escriben, nacen porque suelen ser una manera de construcción que circula y moviliza».
La mediación es fundante aquí. Escuchar un cuento es un arte que sigue siendo apasionante.
Seguir un relato atado solo al hilo de la voz posibilita la ocasión para leer el mundo, para construir
sentido, para ingresar a la ficción, pero necesita de la mediación docente que acompañe en ese
proceso desde otra mirada. Para entrar a la lectura y a la escritura se necesita una ocasión, un
tiempo, un espacio. Libros disponibles, libros accesibles y mediadores que los pongan en juego;
un escenario que invite a cruzar el umbral hacia un mundo intergaláctico de lecturas. Siguiendo a
Aidam Chambers (2014, p.9):
«la lectura no tiene que ver solo con pasar la vista sobre palabras impresas, sino
que es una acción dramática compuesta por muchas escenas interrelacionadas.
Ayudar a que los niños participen en el drama de la lectura, ayudarlos a convertirse
en dramaturgos (re-escritores del texto), directores (intérpretes del texto), actores
(representantes del texto), público (receptores activos y sensibles del texto), incluso
críticos (comentadores, explicadores y estudiosos del texto), es lo que considero
nuestro trabajo como maestros de lectura».
La oralidad con su poética llega a las salas del Jardín de Infantes al abrir las puertas a la palabra,
su sonoridad y su significado provocando la magia de la orilla del fogón, escena donde las y los
mayores hacen rondas con sus voces cargadas de rimas, cadencias sonoras, canciones, consejos
y decires que marcan el corazón de una niña, un niño que escucha conmovido junto a otros, para
luego encontrar su propia palabra.
Es fundamental que la o el docente proponga y sostenga un ambiente que invite al deleite esté-
tico que producen las palabras que se materializan en la escucha. Lograr que las niñas y los niños
se dispongan cómodamente y todo el ambiente de sala exprese la poética que se propone. Y crear
la hora del fogón, un tiempo de interrupción de lo ordinario para que suceda lo extraordinario.
El poeta Jorge Cocom Pech71 (2006) recupera la hora de lo extraordinario cuando dice:
«¡Cuánta razón tenían los abuelos cuando nos decían: -Tu corazón es el guardián
de las palabras, no su cueva, porque tus palabras no estarán ahí para alojarse eter-
namente…! Deja que en primavera los vientos de tu ánimo dispersen las palabras por
los caminos y se vistan con flores rojas, blancas, amarillas y azules, porque las flores
son alegres palabras de los árboles, de las hierbas y de las enredaderas».
Los pueblos originarios, las comunidades gitanas, las comunidades de descendencia afro, entre
otras, se caracterizan por la trasmisión oral de su cultura. Lo oral es aquello que permite tejer co-
munidad, aquello que ha corrido de voz en voz y que fluye como río en la lengua, los tejidos, los
cantos rituales, los pasos ceremoniales, hasta en la forma de compartir sonrisas, miradas y señales.
En lo oral también están los seres de la naturaleza, los animales del bosque, los espíritus de la no-
che y los muertos que acompañan desde otras dimensiones, el secreto de la memoria de los más
antiguos abuelos. Es por esto que para poder abarcar lo oral como parte de la Literatura, López
Espinosa (2021) trabaja el término de oralitura. La palabra oralitura hace referencia a aquellos sa-
beres que surgen desde el universo de los pueblos originarios a la orilla del fogón, en el camino,
en la montaña y que van pasando de generación en generación por miles de años. La oralitura es
«la escritura que transcurre» al lado de la gente. En la oralitura estaría la posibilidad del encuentro
profundo con el otro, el respeto por la diferencia.
71 Algunos autores latinoamericanos han redefinido la relación oralidad y Literatura como oralitura, esa conexión existente entre la palabra
de los abuelos y la Literatura contemporánea que se viene gestando en algunos creadores de las comunidades originarias. En este posicio-
namiento se reconoce al poeta Elicura Chihuailaf, Premio Nacional de Literatura de Chile y a otros, como al escritor maya, Jorge Cocom Pech,
y al escritor de la cultura indígena wayuu, Miguel Ángel López Hernández. En Argentina, a Liliana Ancalao, quien acerca su poesía a ciertos
ámbitos de participación académica y escolar.
En la lectura de Literatura en voz alta el mediador, la mediadora acercan otros mundos, otras realidades,
otros «imaginarios prestados»72 (Montes, 2017). ¿Cómo acercar imaginarios prestados para construir un
posible espacio poético? La escuela no se puede desentender de su rol, de su función de ser ampliadora
de horizontes, de facilitar el ingreso al gran tapiz cultural para entretejer la trama social de la lectura en una
comunidad de lectores. Pensar la lectura en voz alta como un encuentro entre los libros y las lectoras y los
lectores para tomar la palabra y conversar sobre lo leído.
Esa práctica se logra complementar con una biblioteca de sala, con textos potentes de la cultura
oral y escrita, al alcance de niñas y niños, no como una instancia de descanso, sino como un mo-
mento de conocimiento. La voz de quien lee en voz alta tiende puentes entre la oralidad y la escri-
tura, pero además abre la posibilidad de poder elegir, conversar, escuchar, seleccionar.
En una sala o en otro espacio donde un grupo puede compartir un texto, la escena es fundamen-
talmente colectiva y en ese colectivo hay un potencial, que es el de las interacciones. Las prácticas
de selección están pensadas como una gran ocasión para problematizar representaciones, con-
ceptos y teorías acerca de la lectura de Literatura, tanto en el rol de destinatarios/as de este objeto
como de lectores y lectoras. El acento estará puesto en la construcción de claves para que el y la
docente se apropien de «herramientas» teóricas y prácticas para leer, mirar, ver, seleccionar textos
literarios variados, de diferentes géneros, de diferentes culturas, que den cuenta de la incorpora-
ción de las transversalidades al currículum.
«El contacto temprano con los libros manipulables que se ponen a su alcance fa-
miliariza al niño con el objeto esencial de la cultura escrita, su aspecto, su manejo
(...). La lectura que oye cuando su madre le lee, lo familiariza con el lenguaje gra-
maticalmente mejor configurado, con más vocabulario y mejor pronunciado. Y con
el cuento, realiza una primera experiencia de la macroestructura coherente de un
texto, como esencia de la comprensión, con la intensidad de un aprendizaje que se
realiza en una catarsis profundamente emocional como es la que se establece en la
relación de la madre, el padre u otro adulto en el acto compartido de una lectura que
despierta la fantasía y la creatividad del pequeño».
Para que el proceso de apropiación pueda producirse es necesario revisar algunos conceptos acer-
ca de lo que significa leer y escuchar textos literarios. Ingresar a la experiencia de la lectura literaria
en un contexto de conversación, intercambio, debate con otros y otras, con los propios textos y, a
la vez, participar en la construcción de sus propios caminos lectores es un proceso de aprendizaje.
La sala, la biblioteca escolar, una feria del libro, el aula virtual, son los principales (no únicos) am-
bientes donde pueden ocurrir las diversas escenas de lectura. Construir bibliotecas de salas, en las
cuales haya libros para leer, recitar, jugar, cantar, constituye la base de la tarea de sostén. Estos son
materiales indispensables para establecer ese espacio de juego poético que da lugar a la experien-
cia de la Literatura, un corpus cuestionador de textos, un espacio donde la lectura suceda y los ni-
ños y las niñas se encuentren con otros lectores y elijan juntos qué leer, debatir, conversar sobre lo
leído para ir formando una comunidad de lectores y lectoras, e ingresar a la autonomía de la lectura.
«El enfoque que venimos llamando sociocultural73 tiene que ver con el tipo de
72 Graciela Montes se refiere a un juguete, láminas, figuritas, cuentos, las fiestas, el cine, las historietas, los lápices de colores.
73 «La concepción del lenguaje escrito como una función simbólica de origen social ha dado lugar a replanteos pedagógicos vinculados con
la enseñanza inicial de la lectura y la escritura. Durante mucho tiempo, se puso el acento en la concepción de la escritura como producción
grafomotriz y se ha postergado o tácitamente se ha desconocido la escritura como formulación simbólica del lenguaje(...). Cuando se interpreta
la escritura como una producción cultural que se origina históricamente en la creación y evolución del signo, debe ser considerada en el cu-
rrículum como un contenido de naturaleza cultural por excelencia, y esa condición debe estar presente desde el comienzo en la construcción
La alfabetización inicial es una práctica social histórica que se refiere a la adquisición de la lengua
escrita. La alfabetización es un continuum que se inicia en la primera infancia y se desarrolla durante
toda la vida. ¿La lectura de textos literarios permite inventar y recrear otros mundos e ingresar a la
imaginación? ¿Los niños y las niñas que ingresan tempranamente a estas prácticas adquieren cono-
cimiento sobre la escritura? Al decir de Jacques Rancière, citado por María Emilia López (2018, p. 24):
«Al nacer los niños comienzan a hacer inmediatamente el más difícil de los apren-
dizajes: comprender los signos intercambiados por los seres humanos a su alrededor
y apropiárselos para hacerse comprender por los demás. Lo hacen según su propio
método, que es el método de todo ser parlante: no comenzando por el comienzo,
sino insertándose siempre en un tejido de circulación que ya ha comenzado».
Es posible centrarse en las prácticas de alfabetización temprana, lo que María Emilia López (2021)
define como: «un concepto de lectura más amplio que la lectura alfabética convencional». Y agre-
ga: «esta nueva mirada nos permite ir dando cuerpo a la cuestión de leer desde el nacimiento o
leer desde la cuna». En esta instancia, se está en presencia de experiencias exploratorias, lúdicas,
sensoriales y corporales mediatizadas por la palabra oral para la progresiva construcción de senti-
do, acompañamiento y sostén en las primeras lecturas del mundo.
La alfabetización temprana adquiere relevancia, pues las prácticas de lectura asiduas, sistemáti-
cas y planificadas van construyendo una posible etapa de escritura. El deseo (y por qué no la ne-
cesidad) de escribir se complementan con la lectura en un movimiento dialéctico en el que ambas
son caras de una misma moneda74. El rol de la o el docente como mediador o mediadora de lectura
es nodal para que la gran ocasión suceda. Libros disponibles y accesibles complementan esas es-
cenas de lectura y escritura. En palabras de Berta Braslavsky (s/f)): «es necesario generar situacio-
nes y actividades que despierten en el niño la necesidad de escribir y que lo motiven externamente
para leer, de tal modo que la escritura sea algo que el niño necesite, que le permita experimentar
sobre sus múltiples propósitos».
Objetivos
de significados que tiene lugar en la interrelación «alumno-contenido-profesor». (...) Lo que interesa en la didáctica de la alfabetización inicial
es que el niño adquiera la «comprensión interna» de este nuevo lenguaje que incorpora después de haber adquirido el lenguaje oral y cuando
comienza a utilizar el lenguaje interior. A partir de esa comprensión y de su reflexión sobre los textos, incluído el producido por sí mismo, podrá
acceder progresivamente al dominio de la forma más elevada del lenguaje, que es el lenguaje escrito» (Braslavsky, 2008b., pp. 31-32).
74 «Leer y escribir… Esta consideración del lector como alguien activo, no pasivo, como un jugador que, frente a un texto, hace sus apuestas, dibuja
sus estrategias y construye sus sentidos, facilita la comprensión de la escritura y la lectura como dos caras de la misma moneda» (Montes, 2007, p. 13).
En el caso del eje Narración, la escritura, el libro, es decir, la palabra en todas sus formas, plantea
la formación de lectores y lectoras como una de las funciones del Nivel Inicial y, para esto, la pre-
sencia de la diversidad de material escrito (en la biblioteca) y la interacción es una de las maneras
de generar situaciones de lectura que exceden el marco escolar para convertirse en situaciones de
vida y comunidades de lectores y lectoras.
Eje: Narración
Eje: Biblioteca
Para que las Prácticas Sociales de Lectura y Escritura sucedan, las y los docentes tienen la respon-
sabilidad de generar escenas, acontecimientos donde se vaya construyendo, leyendo, escuchando,
conversando, compartiendo sentidos, generando la ocasión. Inicialmente se puede armar en la sala
un espacio, un tiempo, un ritual para que la experiencia76 de lectura suceda. En el camino hacia
la selección de las lecturas más asombrosas para conformar una biblioteca, se propone en estas
instancias la construcción del ritual de la lectura con libros de cuentos, de poesía, adivinanzas, tra-
balenguas, canciones, libros-álbumes, libros sin palabras escritas, literatura de tradición oral, textos
informativos, científicos, de juego, libros en cartas literarias para jugar, entre otros. Seleccionar textos
supondrá tomar decisiones en torno a cuáles de todos los posibles serán los que integrarán un cor-
pus. Al decir de Cecilia Bajour (2014, p. 51): «una mesa cubierta por libros que uno eligió para com-
partir con niños. Una selección que invita a su vez a elegir y reflexionar sobre ese acto de elección».
J.L.Borges
Textos e imágenes conformarán la trama de una experiencia inicial transformadora, que en dis-
tintas profundidades acompañarán la construcción de la experiencia lectora. ¿Cuándo comienza,
entonces, la experiencia del lector y de la lectora? ¿Qué espacios se habilitan para que eso suceda?
Uno de los espacios que no puede faltar en la sala de la Educación Inicial es el de la biblioteca.
Allí podrán convivir distintos libros de textos literarios, científicos, de la Literatura oral y escrita de
diferentes temáticas, tamaños, colores, texturas, olores, que se convertirán en puente entre la do-
cencia y el niño o la niña en la construcción del camino lector.
75 La escritura de invención está pensada desde un enfoque lúdico, experimental y de exploración con el lenguaje. Combina y presenta la
relación posible entre la libertad de la imaginación y la restricción de una consigna a través de la metáfora «valla y trampolín» (Frugoni, 2006).
76 Al decir de Jorge Larrosa, «La experiencia sería lo que nos pasa. No lo que pasa, sino lo que nos pasa» (Larrosa, 2004, p. 28).
se seleccionan? ¿Contemplan las transversalidades del currículum? ¿Todos los libros son iguales?
¿Las y los autores santafesinos serán invitados en esta gran ocasión?
La construcción de un corpus de textos implica una serie de decisiones que todo docente no
puede dejar de hacer a partir de una compleja trama de concepciones de planificación, de lector,
de lectura, de Literatura, de mediación. Este corpus no debería ser cerrado, excluyente, sino más
bien un listado de libros que no pueden dejar de estar: textos en donde el lector sea un segundo
autor. Una vez armado y organizado el espacio se podrán conformar listas de lectores, fichas de
préstamo, distribución de roles, diarios de experiencias, y otros textos que surjan de la práctica
de la sala. Definir un tiempo para explorar la biblioteca. Detenerse, deleitarse, entre preguntas que
inquietan, aclaran, proponen, construyen miradas de niñas y niños expectantes y donde habiten
interrogantes que buscan ventanas al mundo de las salas. Hacer uso de su magia al crear oficio-
samente puentes entre la oralidad y la Literatura y recuperar palabras que llegan de otros tiempos,
otros fogones, de cada casa, familia, palabras que a veces no se pueden escribir pero que suenan
y dicen. Propiciar mediante material grabado listados de palabras que devienen de otros universos
lingüísticos y que invitan a la convivencia de unos y otros impregnando la experiencia de sonoridad.
Es la hora de la ronda con la voz de los mayores que han dado a cada niña y niño la palabra que
canta canciones de cuna; que dice otras para llamar al sueño; que nombra y que viaja en la memo-
ria de otras niñeces; que implica recordar: la tierra, la casa, la comida, la familia. Descubrir que los
verdaderos poetas y cantores son los mayores en ese oficiar la esencia de la transmisión oral, en lo
más cercano a sus orígenes.
De esa biblioteca de la sala se pueden seleccionar textos de Literatura para compartir en una
lectura en voz alta. Según Berta Braslavsky (2004, p. 163):
En esa escena de lectura de Literatura en voz alta, planificada, asidua, sistemática, ritualizada, el y
la docente pueden inferir los ritmos de lectura, la voz, compartir gestos, miradas y, de vez en cuan-
do, detener la lectura ante las intervenciones de la comunidad de lectores. Estas interrupciones no
implican un obstáculo, sino la constatación de una escucha atenta y el interés en tomar la palabra,
la propia, la ajena, la extraña. Prestar oído atento a estas mediaciones y hacer lugar al abanico de
posibilidades que abren las preguntas, sugerencias, acotaciones y debates, es una ocasión para
complejizar el acto de lectura en una comunidad en la sala.
La conversación que surja a partir del acto de lectura lleva la práctica hacia otras travesías, otras
relaciones, otras intertextualidades en donde las historias literarias y las experiencias cotidianas
se espejan e imbrican, donde las palabras enseñan algo de otros y de lo propio. Siguiendo a Aidan
Chambers (2007, p. 108): «Se contarán anécdotas (del mundo al texto) y surgirán recuerdos de
otros libros. La conversación se embrolla, se extenderá sobre sí misma, vacilará por un rato (nadie
sabrá qué decir: hay que ser paciente, esperar, esto pasará), volverá sobre sí misma, de pronto
saltará de un tema a otro».
El o la docente podrá seleccionar de la biblioteca textos para leer en voz alta y compartir sentidos
colectivamente en una comunidad de lectura. Algunos criterios podrán ser los siguientes: lecturas
siguiendo a un personaje prototípico (brujas, lobos, magos, piratas, robots, seres mitológicos, bes-
tiarios, entre otros); lecturas siguiendo a un autor o una autora; lecturas siguiendo una colección;
lecturas siguiendo antologías (cuento, poesía, historieta, entre otras); lecturas siguiendo una te-
mática (viajes, el paso del tiempo, los recuerdos, la vida, la muerte, el amor, la amistad, entre otras).
¿La lectura de Literatura puede deconstruir el corral de la infancia? ¿Qué escenas se piensan para
que niñas y niños puedan ingresar al tapiz de la cultura y entretejerse en la trama?
Ingresar al mundo del libro álbum, este modo de transmitir historias, donde la importancia está
dada por la interrelación entre la palabra y la imagen. Esta característica del libro-álbum pone
en tensión el concepto de lectura, como un hecho puramente lingüístico. Al decir de Mirta Gloria
Fernández: «Los libros-álbum son textos en los que las imágenes ocupan un lugar fundamental
ya que no ilustran, ni adornan lo que se cuenta, sino que contienen significados decisivos para la
historia al proveer datos que no están en las palabras» (Fernández, 2010, p. 34).
Se puede proponer una mesa de libros-álbum en la sala. Invitar a quienes participan a leer, con-
versar, debatir y explorar los diversos libros propuestos. Además, se puede compartir la lectura de
un libro-álbum utilizando un proyector para que las y los niños construyan sentidos colectivamen-
te junto con el o la docente. Esta propuesta permite una conversación que puede derivar en inter-
venciones desordenadas pues los integrantes del grupo que participa de la lectura, al realizar sus
aportes, tal vez no coincidan en la construcción de sentido y se sientan desafiados. Aquí se pone
en juego lo polisémico de este género, la duda, el conflicto en tanto incita a una lectura atenta y
desconfiada. Puede pasar que la imagen amplíe el texto escrito, que la imagen lo contradiga, o que
los personajes se salgan de las páginas.
- ¿Cómo te llamas, hombrecito? -preguntó Polifemo, bastante bien dispuesto con este
sirviente inesperado.
- Me llamo Nadie, señor -dijo Ulises. El largo viaje de Ulises
Graciela Montes
Nombrar es un acto de la cultura, un hecho ancestral que funda la identidad del sujeto. El nom-
bre es la primera huella cultural y el misterio del destino que aún no se ha vivido. Todo nombre,
sobrenombre, encierra una historia, un pedazo de cultura de quienes lo eligieron, del porqué de
esa elección; de ahí la importancia de que el niño o la niña pueda narrar en la sala estos relatos y
apropiarse significativamente de la historia de su nombre y, desde ahí, construir sentido. Lo ree-
ligen y lo escriben, o incluso, no lo hacen y aparece otro nombre ligado a la identidad de género
autopercibida y diferente a la asignada al nacer y la oportunidad de elegir y escribir otra cosa. Por
tanto, esa escritura puede ser mera copia pero también puede constituir una práctica que exceda
la decodificación escrita.
A partir de la escritura del nombre, utilizando un equipo de letras, se puede explorar, descubrir,
resignificar, reinventar otros nombres u otras palabras. Se pueden construir anagramas, caligra-
mas, acrósticos, utilizando palabras que puedan integrar un campo semántico con nombres de
familiares, nombres de animales de compañía, nombres de objetos preferidos. También se puede
jugar a hacer rimas con el nombre propio y, tal vez, a construir versos para un posible poema. Aquí,
la escritura mediada por el y la docente puede ser una posibilidad, para escribir a partir del dictado
por parte de las niñas y los niños.
77 Se recupera este título del libro homónimo de la autora Cristina Martín, ediciones Abran cancha.
Desde el recurso Trengania78, el o la docente podrá utilizar la lámina central para realizar descrip-
ciones de personajes luego de las pistas que cada uno realiza en un audio que acompaña la pro-
puesta denominada «¿Quién soy?». Desde estas descripciones se podrá relacionar la imagen de
cada niña y niño de la sala con su correspondiente nombre personal, el cual podrá ser parte, luego,
de una propuesta más amplia, como es el caso de la escritura convencional del mismo.
Palabrerío79
Otras propuestas pueden ser: retorcer las palabras; juntar algunas que nunca han sido pronun-
ciadas para jugar con el lenguaje; crear Nicolodos, Gatopatos, Eulatos, Plaplas, Monigotes de arena,
Hombrecitos de papel, personajes que abren interrogantes menores que exigen palabras mayores
y encuentros con lo lúdico y lo sonoro, la música y el ritmo, una ventana a la invención de trabalen-
guas, adivinanzas y disparates.
Ambiente alfabetizador
Es necesario poner a disposición de las niñeces materiales escritos que sirvan como seguras
fuentes de información y que generen una creciente autonomía en su proceso lector y escritor.
Uno de los recursos que incluye el ambiente alfabetizador de manera fija y permanente, es la
biblioteca de la sala la cual ofrece libros literarios (cuentos, poemas, adivinanzas, colmos, entre
otros) y no literarios (enciclopedias, textos informativos, recetarios de cocina, diarios, entre otros).
Además las paredes pueden contar con otras fuentes de información segura tales como: abece-
dario, almanaque, nombres de los días de la semana, de los meses del año, cartelera con anuncios
y recomendaciones, dibujos realizados por las y los niños, entre otros.
Un ambiente alfabetizador puede contener elementos móviles cuya permanencia esté relaciona-
da con aquellos proyectos que se estén realizando en un determinado momento donde la lectura
y la escritura adquieren un rol protagónico en la alfabetización inicial, en las prácticas sociales de
lectura y escritura, con la permanente construcción de sentidos. El uso de las agendas, cuadernos
o bitácoras de experiencias pueden constituir soportes significativos de escrituras (no convencio-
nales y convencionales), que se rescatan y contrastan con los ambientes alfabetizadores.
Las niñas y los niños tienen oportunidades de leer y escribir con distintos propósitos. Habilitar a
las niñas y niños a tomar la palabra para que se vayan apropiando de la autoría: firman sus trabajos,
identifican pertenencias, registran los nombres de los responsables de una actividad acordada por
78 Trengania es un recurso didáctico que incluye diversos materiales nucleados alrededor de un tema central: una estación de trenes. Mi-
nisterio de Educación Ciencia y Tecnología de la Nación Argentina, año 2004.
el grupo, escriben el nombre para agendar datos personales, seleccionan libros que desean incluir
en la biblioteca, fichan y registran los materiales bibliográficos para organizar su préstamo y circu-
lación. Estas situaciones pueden desarrollarse en forma individual, en pequeños grupos o de ma-
nera colectiva cuando la o el docente o alguna niña o algún niño produce el escrito frente a todos.
En definitiva, la sala de Educación Inicial como ambiente alfabetizador debería ser un espacio que
plantea situaciones didácticas en contextos cotidianos como también en el marco de secuencias
y proyectos específicos. Estas acciones están diseñadas con especial referencia a aquellas en las
cuales las y los niños tienen oportunidad de comprender la lectura y la escritura en una ambiente
que promueve la interacción con diversos materiales escritos, atendiendo a criterios de diversidad,
continuidad, simultaneidad y progresión en el marco de la interacción con el ambiente alfabetizador.
«No se trata de jugar, escribir, leer, tener espacios decorados, como sí. Se trata de
hacerlo de verdad con los objetos que la sociedad utiliza para jugar, leer, escribir, gozar
plásticamente. Se trata justamente de convertir los objetos de uso social en didácticos;
es decir, de inundar la escuela con ellos y aprovecharlos didácticamente. Porque un
objeto no es en sí didáctico, surge del modo de usarlo: si en la escuela se utilizan los
objetos de uso social y se les otorga la función de contribuir al proceso de aprendizaje,
entonces se están transformando en objetos didácticos» (Nemirovsky, M. 1999, p.118).
¿Cómo evaluar estos procesos que son propios de las prácticas y de los cuales no hay más regis-
tros que la propia experiencia? ¿Qué instrumentos utilizar en estos casos? Berta Braslavsky (2008
b., p. 100) sostiene: «La evaluación objetiva de la lectura ofrece mayores dificultades que la eva-
luación de la escritura y presenta mayores riesgos de subjetivismo, entre otros motivos, porque a
diferencia de lo que ocurre con la escritura, es difícil obtener materiales adecuados».
¿Cómo hacer visibles estas prácticas y lograr que trasciendan los límites de las salas? Se consi-
dera que la docencia puede actuar como investigadora realizando observaciones que pueden ser
formales o informales, con registros escritos, entre otras modalidades. En el momento del cuento
leído en voz alta, por ejemplo, se pueden observar gestos, intervenciones, aclaraciones hechas en
voz alta, intertextualidades con otras lecturas o con otras experiencias lectoras, preguntas, predi-
lecciones por distintos discursos o contenidos, elementos que son indicios del interés de lectores
y lectoras y que pueden aportar pistas para el registro de las clases.
En la selección de textos de la biblioteca de la sala se puede observar qué textos eligen las niñas y
niños: si contienen texto escrito, pictórico o ambos; si al leerlos deletrean, silabean, usan la letra inicial
como clave; si siguen con el dedo el texto; si piden ayuda para leer, y otras acciones que pueden de-
rivarse de las propuestas de lectura propias del contacto con libros como la localización, por ejemplo.
Evaluar la escritura puede suponer el registro de los textos leídos por parte de las lectoras y los
lectores en el pizarrón, en afiches, en lugares visibles de la sala y pasillos de la institución. También,
se pueden realizar listas con los nombres de las y los lectores y los títulos de los textos que deseen
llevar a sus hogares para compartir lecturas en familia. Se puede concluir que leer y escribir no solo
implican el encuentro con un soporte material, sino que constituyen una inmensa caja que resue-
na en quienes ingresan a la aventura de explorar universos posibles.
Leer y releer lo escrito es la ocasión que cada docente del Nivel Inicial experimenta al crear una
voz, que se deja llevar hacia la construcción de sentido, indicios de lo polifónico de sus propias
narrativas. Estas voces se materializan en enunciados que construyen respuestas, miradas, des-
pliegan horizontes.
Para escribir la lectura en tiempos de consulta fue necesario levantar la cabeza, intentar captar la
síntesis de todas las posibles escrituras para que emerjan algunos tópicos recurrentes que atender.
Acerca de la Biblioteca
Pararse en la Biblioteca imaginaria o no, para mirar y observar. Detenerse en títulos posibles para
leer, para releer. Imaginar esa escena en la sala con las niñas y los niños cuando aparecen en primer
plano los poemas, las adivinanzas, los cuentos, las coplas. Y mirar, para que aparezcan las historias
más antiguas generadas por los pueblos. Escuchar palabras que resuenan de tanto migrar y de
tanto ir de boca en boca. Y detenerse en los clásicos, esos transgresores de siempre. Conversar
con ese patito feo que se va de la comarca, se va para convertirse en cisne. Y dejar que lleguen a
la sala preguntas como: «¿Y vos lector, ¿seguís ahí?»:
«La biblioteca es un lugar muy rico donde el docente y el niño y niña crean un
puente para llegar al camino lector. Se utilizan diferentes instrumentos de evalua-
ción donde son las y los protagonistas de sus acciones» (Voces, 2023).
«Siguiendo con los lineamientos del material, es necesario destacar el lugar que
ocupa la biblioteca dentro de las instituciones educativas y la función que se le otor-
ga. No solo se la debe definir como un lugar de relajación, lectura libre, encuentro,
descanso, sino revalorizar su rol, siendo un lugar de conocimiento como cualquier
otro momento en el que los contenidos se desarrollen dentro del currículo, ya que
leer implica un trabajo cognitivo» (Voces, 2023).
«La propuesta curricular nos parece viable, ya que la mayoría de los contenidos
pedagógicos se llevan a cabo en nuestra institución. Biblioteca comunitaria, esce-
narios lúdicos, ambientes alfabetizadores, bibliotecas áulicas, ludotecas, nidos de
lectura, registros en bitácoras, entre otras» (Voces, 2023).
«La Literatura es un momento de encuentro mágico entre los niños y niñas. Los
textos literarios abren caminos para lograr nuevas experiencias y travesías. Un es-
pacio de disfrute y expresión de diferentes sensaciones» (Voces, 2023).
«Este material brindado ha sido una valiosa herramienta para reflexionar sobre
nuestras prácticas docentes» (Voces, 2023).
«Nos parece valioso para las prácticas, que se considere que para alfabetizar se
deben contemplar las experiencias que traen los niños y niñas, tomando además,
como insumos, aportes de las diferentes áreas de conocimiento. La propuesta apun-
ta a organizar aprendizajes relacionados con cada lenguaje, haciendo posible que
puedan apropiarse de los diferentes códigos y procedimientos específicos y amplíen
las posibilidades de expresión y comunicación» (Voces, 2023).
Acerca de la Conversación
Contar, conversar o narrar textos literarios, implica dejar inaugurados mundos imaginarios, abrirse
a mundos posibles, ingresar y salir a mundos de ficción, al mundo metafórico. ¿Desde qué metáforas
se piensan y se recrean los vínculos con la cultura literaria? ¿Qué se entiende por contar? ¿Es impor-
tante contar? Contar es una manera de ordenar la experiencia y una forma de pensar y de organizar el
conocimiento. ¿Qué idea de Literatura existe detrás de estas consideraciones? ¿Una serie de textos
didácticos con mensaje y moraleja? ¿Una serie de personajes a los que nunca les pasa nada intere-
sante? ¿Textos fáciles y con vocabulario simple? Las voces de la docencia santafesina manifiestan:
«Consideramos muy variadas y ricas las propuestas sugeridas. La mayoría son fac-
tibles de poder trabajarlas en las salas, incluso al estar nuestra escuela inserta en una
comunidad integrada por varias culturas: aborígen, criolla y española. Vemos que sería
provechoso rescatar diferentes relatos, narraciones e historias de la tradición de cada
cultura acerca de un mismo tema o de temas relacionados» (Voces, 2023).
«Es por esto, y por todo lo analizado en esta jornada de trabajo, que consideramos
que este documento constituye el marco referencial y viable para dar curso al de-
sarrollo curricular. Desde el Jardín de Infantes ponemos en marcha el proceso de
oralidad. El lenguaje excede a las palabras, la vinculación a la construcción identita-
ria, todo a través de escenarios que invitan a participar, siendo el docente generador
de escenas y acontecimientos para construir escucha, conversaciones, lecturas en
voz alta, acciones, para garantizar que la palabra circule, que todas y todos puedan
hacer visibles sus sentimientos, opiniones, emociones, saberes» (Voces, 2023).
Transformar la mirada que aparece como única, abrir otros espacios, otras formas de apropiarse
de la lectura y la escritura, como una posibilidad para ingresar a mundos posibles, como una opor-
tunidad de ingresar al mundo de la cultura escrita:
«El diseño de los ejes estructurantes y los contenidos a enseñar nos resultaron
apropiados, ya que ayudan a construir significados y generan situaciones de comu-
nicación y aprendizajes positivos, favoreciendo la alfabetización inicial de los niños
y niñas del Nivel Inicial. Las propuestas citadas en los documentos nos parecieron
favorables, pero creemos que se deben adecuar a las diferentes realidades, tenien-
do en cuenta nuestro contexto escolar» (Voces, 2023).
Fundamentación
«Te presento el mundo que otros me pasaron y del que yo me apropié, te presento
el mundo que descubrí, que construí, que amé. Te presento lo que nos rodea y que
tú miras asombrado al mostrarme un pájaro, un avión, una estrella (..) Te presento la
ciudad e interpongo entre ella y tú, narraciones, recuerdos, poesías, o canciones para
que puedas habitarlas»
Michele Petit (2013)
La transmisión cultural a las primeras infancias consiste en presentar el mundo, el que nos pasa-
ron y del que nos apropiamos para que niñas y niños exploren, observen, descubran, y que junto a
las vivencias y experiencias compartidas construyan conocimientos, entre ellos, los matemáticos.
Esta forma de apropiarse del mundo constituye las bases para el desarrollo del pensamiento ma-
temático en la Educación Inicial, destacando que el mismo es un producto social y cultural.
«un trabajo del pensamiento, que construye conceptos para resolver problemas,
que plantea nuevos problemas a partir de los conceptos así construidos, que rec-
tifica los conceptos para resolver esos nuevos problemas, que generaliza y unifica
poco a poco esos conceptos en universos matemáticos que se articulan entre ellos,
se estructuran, se desestructuran y se reestructuran sin cesar».
Los lineamientos explicitados se enmarcan en lo que se concibe como Teoría de Situacion Didác-
ticas (TSD) y Matemática Realista80. Desde este marco teórico, se enuncian las siguientes orienta-
ciones generales:
Partir de un contexto
Es necesario posibilitar la vivencia grupal por parte de niñas y niños de una situación que asom-
bre, inquiete, despierte interés y que se resuelva de forma colaborativa. Esa situación ofrece un
contexto, que puede ser cualquier situación lúdica que conlleva a una problematización, la simu-
lación de roles y lugares, la historia planteada por un cuento, una poesía o una película, como así
también el análisis de una problemática socio-ambiental o económica, entre otras. La idea que se
ofrece aquí está en relación a lo que expresan Bressan y Zolkower (2015), quienes citan a Freuden-
thal (1991), al manifestar que los contextos son recortes de la realidad que la docencia presenta a
sus estudiantes para invitarlos a matematizar.
Todo lo que se realice en esta etapa es fundamental para que vaya aconteciendo otro proceso
tan valioso como el anterior. Allí es cuando las ideas comienzan a ganar terreno a la manipulación
de materiales, a la intuición o a los impulsos. Es la elaboración de conjeturas que aparece como
resultado de la exploración. En términos de la TSD, se la puede definir como la situación de formu-
lación en la que las niñas y los niños elaboran una idea o varias ideas sobre las acciones realizadas
al enfrentar el problema.
Es importante que el o la docente plantee una consigna que posibilite la comunicación de las
ideas para que las niñas y los niños puedan interpretarlas y utilizarlas para enfrentar ese mismo
problema o similares. Es necesario pensar, entonces, que todas y todos se encontrarán interac-
tuando grupalmente. Tiene aquí importancia la expresión de ideas en forma libre y autónoma, pero
además, la escucha y la interpretación en un proceso de comunicación que tiene como finalidad
establecer acuerdos sobre la veracidad o falsedad de las conjeturas compartidas. A esta instancia
se la denomina situación de validación.
80 Orientaciones didácticas. Una hoja de ruta para posibles recorridos a partir de los Cuadernos Pedagógicos - Serie 3.
Lo que se institucionaliza
Como resultado de lo transitado por las niñas y los niños, se producirán ciertos acercamientos
hacia los objetos de enseñanza que pueden distar de los esperados por el o la docente, sin em-
bargo, esto no anula su existencia. Sea cual fuese el acercamiento, la tarea de cada docente será
reconocerlo y valorarlo. Al realizar esto, aparecerá una nueva instancia en el proceso metodológico,
la institucionalización. En esta instancia el registro de lo institucionalizado es importante que se
lleve a cabo y que se tenga a disposición en el aula, en el hogar y en todos los lugares en los que
las niñas y los niños se encuentren con posibilidades de enfrentar nuevas problemáticas.
Saberes en situación
Finalmente, existe en este camino una etapa tan valiosa como las anteriores. Es necesario dar
cuenta de los saberes construidos, por lo que se sugiere proponer actividades similares a las en-
frentadas, con las variaciones adecuadas para que se afiancen las ideas y los procedimientos im-
plicados. Resulta necesario que este momento se encuentre en íntima relación con el contexto
propuesto inicialmente. De esta manera, se vuelve al mismo con la posibilidad de analizarlo e inter-
pretarlo con mayor profundidad.
Organización grupal
Las propuestas grupales permiten discutir y confrontar resoluciones aceptando esta situación
como un encuentro de ideas similares o diferentes. Se sugiere privilegiar la organización en gru-
pos reducidos, lo que favorece la autonomía, el nivel de participación, el compromiso y la toma de
decisiones compartidas. Así también, se recomienda alternar las propuestas en pequeños grupos
de dos, de tres o de cuatro integrantes. En relación con la mediación docente, la organización en
pequeños grupos permite observar, orientar y registrar. Es interesante planificar propuestas de
enseñanzas con momentos en pequeños grupos, que privilegien el hacer, el jugar y el resolver.
También, se sugiere posibilitar momentos de reflexión de lo realizado en el grupo y analizar qué
diferencias hay con la resolución de los demás.
- Utilizar los números en situaciones variadas para resolver problemas que impli-
quen determinar la cantidad y comparar colecciones pequeñas, a partir de la rela-
ción de igualdad y desigualdad.
«Juana comienza el día siempre hilando, con su sonrisa al viento, mano con
mano, hilo por hilo teje la Juana, siempre hilando, un mundo nuevo, mano con
mano. Cada mañana riega los días siempre sembrando un mundo nuevo, para su
guagua trabajando»
Verónica Parodi
Números
- Las funciones del Número y el desarrollo progresivo del conteo. El número como
memoria de la cantidad.
Espacio y geometría
Relaciones espaciales
Formas geométricas
- Armado de figuras, estableciendo relaciones entre las partes para formar un todo.
Medida
Medir y Estimar:
Longitud:
Capacidad:
Peso:
Tiempo:
- Inicio en la medición social del tiempo: días de la semana, meses del año.
«Traigo en viaje desde otras geografía palabras en las que cabe una experiencia, un
arte de la existencia, una técnica de vida: historias, apegos, razones y sinrazones por las
que cada uno se deja tomar, en este modo de dar, de abrazar la vida y donar el tiempo»
Carina Rattero
Números
¿Qué relación tienen los conocimientos numéricos con la vida cotidiana? ¿Desde dónde comenzar
con los números? ¿Qué relevancia tiene saber contar? ¿Es lo mismo saber contar que recitar? ¿Por
qué contar? ¿Para qué? ¿Con qué campo numérico trabajar? ¿Cuáles son los usos del número? ¿Es
adecuado usar portadores numéricos? ¿Qué contenidos se abordan a través de la banda numéri-
ca? ¿Con qué número debe comenzar y finalizar la banda numérica? Estos son algunos de los inte-
rrogantes iniciales que el o la docente puede abordar en relación al eje Número para la planificación
de las propuestas didácticas.
Al ingresar en las secciones de 3, 4 y 5 años del Nivel Inicial, las niñas y los niños poseen información
en torno a los conocimientos numéricos y al sistema de numeración que construyen desde las expe-
riencias y vivencias con su entorno cultural, social y sus intereses. Muchos de estos conocimientos
están vinculados con experiencias personales en las que van reconociendo números aislados, como
así también una porción de la sucesión numérica. Es función de las y los educadores tomarlos como
punto de partida. Al respecto, Adriana González y Edith Weinstein (2015) expresan que:
«El Nivel Inicial deberá partir de esos saberes matemáticos con los que los niños
llegan al jardín para resignificarlos, ampliarlos y sistematizarlos con la intención de
lograr avances en sus aprendizajes, alcanzando una alfabetización que les permita
resolver problemas matemáticos que el entorno les plantea».
En correlato con las concepciones de enseñanza y de aprendizaje de este Diseño Curricular, des-
de el Ámbito de Experiencias Matemáticas se propone avanzar progresivamente sobre el abordaje
de los contenidos, centrando la enseñanza en la dimensión lúdica y la resolución de problemas,
en las que el contexto juega un rol fundamental como portador de sentido. Desde el lugar de la
enseñanza se sugiere prestar atención al surgimiento de situaciones propias de la cotidianeidad
del Jardín de infantes, que resulten oportunas para la reflexión y la problematización inherente al
desarrollo del pensamiento matemático. Se trata de situaciones espontáneas, emergentes, que
ofrecen la posibilidad de ser abordadas matemáticamente.
Esta es la posibilidad que dan los números de evocar una cantidad, aunque no esté presente.
Está relacionado con el aspecto cardinal del número. Admite situaciones de comparación entre
colecciones, al establecer relaciones de igualdad y desigualdad (más que, menos que, igual que).
Se sugiere comenzar en las secciones de 3 años a través de propuestas de enseñanza que pro-
muevan la cuantificación de cantidades pequeñas, por percepción o por conteo involucradas en
la resolución de problemas y también la comparación de pequeñas cantidades de objetos esta-
bleciendo relaciones de igualdad (tantos como) y desigualdad (mayor y menor que). En función de
las aproximaciones numéricas que las niñas y los niños van construyendo, se recomienda avanzar
gradualmente, ampliando el campo numérico, en las secciones de 4 y 5 años, en situaciones de
enseñanza en las que estén involucradas la determinación del cardinal de una colección, el registro
de cantidades y la comparación de cantidades de objetos estableciendo relaciones de igualdad
(tantos como) y desigualdad (mayor y menor que).
Al resolver problemas, las niñas y los niños ponen en juego procedimientos de resolución como:
- Contar: es una de las prácticas más frecuentes en las secciones de Nivel Inicial. Supone asignar
una palabra-número a cada objeto de la colección, respetando el orden convencional de la serie,
identificando que el último número nombrado representa el total de la colección, lo que implica
cardinalizar. Por ejemplo, al preguntar cuántos hay. Si quien está contando recurre nuevamente a
la acción de contar desde el principio 1, 2, 3, 4, …, se evidencia que se verifica el término a término,
pero no se identifica la cardinalidad. Para ello debe decir: «hay cuatro».
Es la posibilidad que dan los números de recordar la posición de un objeto dentro de una serie or-
denada sin necesidad de memorizarla. Está relacionado con el aspecto ordinal del número. En una
situación de juego de recorridos se puede plantear la consigna que al finalizar registren el orden
de llegada, lo que luego podrá tomarse como punto de partida para plantear otras situaciones pro-
blematizadoras. Se propone abordar esta función del número en los que se involucren calendarios,
agendas para registrar eventos, cumpleaños, entre otros. En esta instancia, las niñas y los niños
ponen en juego los procedimientos de conteo y percepción global.
Está relacionado con las acciones de juntar, reunir, agregar, quitar, sacar, partir, repartir. Permite
anticipar y calcular resultados, aunque las cantidades no se encuentran presentes, esto es com-
prender que una cantidad es resultado de la composición de varias. En esta instancia se puede
observar que las niñas y los niños, al resolver los problemas, ponen en juego los procedimientos de
conteo, sobreconteo y resultado memorizado:
- Sobreconteo: involucra la acción de contar a partir de un determinado valor. Se parte del cardi-
nal de una colección y luego se continúa contando.
- Resultado memorizado: implica determinar el valor total a partir de la resolución del cálculo
mental sin recurrir al conteo.
Es relevante abordar las funciones del número mediante la puesta en evidencia de los proce-
dimientos que se realizan en las resoluciones, en función de las posibilidades y la ampliación del
tamaño de las colecciones, de modo tal de ir enriqueciendo y complejizando las propuestas de
enseñanza. Es interesante realizar el registro de los diálogos de las niñas y los niños, en las dife-
rentes propuestas de juego y resolución de problemas, en relación con las hipótesis numéricas,
los principios en la acción de contar y las aproximaciones en el registro de cantidades que se van
construyendo, para pensar nuevas propuestas de enseñanza.
El sistema de numeración decimal es un producto cultural que está organizado por signos y re-
glas que constituyen sus propiedades. Es frecuente que al llegar al Nivel Inicial la mayoría de las
niñas y los niños manifiesten un dominio de la sucesión oral de la serie que lo expresan recitando.
Se distingue que recitar no significa saber contar los elementos de una colección. Cuando se habla
de recitado se hace referencia a nombrar los números sin hacerlos corresponder con la cantidad
de una colección. Muchas veces enuncian una porción de la serie en forma ordenada y en otras,
desordenada. Conocer la sucesión oral es un buen punto de partida cuando las niñas y los niños
enfrentan problemas numéricos.
En contacto con el medio, las niñas y los niños comienzan a reconocer la escritura de algunos
números presentes en diferentes portadores de información numérica, que les permiten ver la se-
cuencia convencional, por ejemplo, en el control del televisor, en la calculadora, en los teclados de
computadora y teléfonos, monedas y billetes, folletos, carteles, tickets, entre otros. Estos contex-
tos promueven desde muy temprana edad que las niñas y los niños construyan ideas particulares
para escribir e interpretar la escritura de cantidades usando símbolos convencionales. Así, es co-
mún que escriban el 4 en espejo; también que registren el número 18 de la siguiente manera, 108,
es decir, 10 y 8. Se evidencia que muchas veces se reconocen y nombran los números de manera
convencional, sin embargo, al escribirlos presentan dificultades vinculadas con el valor posicional.
Las aproximaciones en torno a la serie numérica son graduales, constituyen un largo proceso,
con avances progresivos que vinculan los conocimiento orales de una porción significativa de la
serie numérica y las interpretaciones de escrituras numéricas, en diferentes situaciones de la vida
cotidiana, como así también en las propuestas educativas diseñadas y construidas por la docencia,
para enriquecer, ampliar y complejizar los conocimientos, atendiendo a las identidades, necesida-
des, intereses grupales tan diversos en las secciones de Nivel Inicial.
Es interesante el uso de la banda numérica, que presenta una sucesión de los números escritos,
lo que habilita la lectura de números de izquierda a derecha. Este es un recurso para consultar que
se puede tener a disposición en diferentes situaciones. Existen diversas posibilidades: pueden ser
móviles, o estar presentes en un juego de recorrido. Se sugiere que la serie numérica comience
desde el 1 y se extienda hasta una determinada cantidad. Se puede consensuar con el grupo, para
luego ir ampliando la serie.
Relaciones espaciales
Desde temprana edad, las niñas y los niños van organizando sus desplazamientos en un espa-
cio cada vez más amplio y se aproximan a los conocimientos en torno del espacio, es decir, van
estructurando sectores del espacio cada vez más amplios en la medida en que incrementan sus
movimientos. Es importante profundizar la mirada en relación con los tipos de espacios, según su
dimensión y el impacto en las prácticas de enseñanza. Grecia Galvez (1985) distingue tres catego-
rías: microespacio, mesoespacio y macroespacio.
El microespacio es el espacio más cercano, que contiene los objetos posibles de percibir con la
vista y accesible a la manipulación, del cual se puede obtener información a través de diferentes
acciones. Una de las características importantes en este tipo de espacio es que el sujeto manipula
los objetos y se sitúa por fuera de ellos. Son ejemplos de este espacio la organización de elementos
en situaciones lúdicas que requieren cierto orden en la distribución de materiales, los juegos de
construcción con pequeños bloques que se realizan sobre la mesa o el piso, entre otros.
El mesoespacio es el espacio accesible a la visión global de las niñas y los niños, desde las per-
cepciones sucesivas. En él están contenidos los objetos del ambiente que constituyen puntos de
referencias. Se toman para orientar sus desplazamientos en las sucesivas experiencias de recorri-
dos de este ambiente. En el Nivel Inicial están vinculados con los recorridos por la sala, el patio, la
cuadra del Jardín de Infantes, siempre y cuando generen problemas a resolver.
con él, no todo está al alcance de la observación. Es imposible para el sujeto tener una visión global
del macroespacio. En el Nivel Inicial, las construcciones en torno al macroespacio están vinculadas
con los recorridos de mayores distancias y la incorporación de planos urbanos o rurales y mapas,
entre otros. La conceptualización se hace necesaria y se puede recurrir a diferentes posibilidades:
analizar planos al anticipar el trayecto o recabar información al realizar un recorrido para luego
elaborar una representación gráfica a posteriori. Con frecuencia, el macroespacio se representa en
forma plana para facilitar la orientación y localización.
La mediación docente estará focalizada en orientar las miradas en el análisis espacial de los
objetos, de las posiciones y de los desplazamientos en el plano, en el espacio, para propiciar la
construcción de representaciones gráficas de situaciones espaciales a través de las consignas. En
el caso del planteo de una consigna que implica la representación gráfica del entorno, las niñas
y los niños pueden representar algunos elementos aislados, que se identifican como mojones,
que toman como puntos de referencia para orientarse. Los mismos tienen características visuales
que llaman la atención, que se perciben y se recuerdan: un cartel, la fachada de un comercio, un
puente, entre otros. También, pueden aparecer algunas conexiones entre algunos elementos. Las
mismas se identifican como rutas, trayectos que unen un mojón con otro. Su conocimiento es
secuencial: los caminos desde la casa al jardín, los recorridos de la sala al patio de juegos. Primero
reconocen las rutas y luego las reconstruyen. Esto permite, en primera instancia, recorrer un cami-
no para luego transmitir a otra persona esta ruta a partir de la memoria.
Se sugiere ofrecer un amplio abanico de propuestas de enseñanza desde una perspectiva crítica
y sensible, creando escenarios lúdicos, promoviendo recorridos exploratorios y creativos, en el
barrio, la plaza, entre otros, que posibiliten familiarizarse y aproximarse con el espacio del entorno,
y amplíen los saberes y habilidades. La selección de variadas estrategias promueve experiencias
y situaciones para que las niñas y los niños avancen en sus representaciones espaciales, en tanto
sistemas de referencias personales que les permitan adecuar sus desplazamientos y acciones.
Algunos contextos posibles para plantear situaciones problemáticas vinculadas con las relacio-
nes espaciales:
- Ubicar partes entre sí para formar un todo significativo, reproduciendo una com-
posición de objeto. Por ejemplo, a partir de rompecabezas, construcción o armado
de juegos y juguetes, entre otros. Se propone ampliar la mirada en relación con los
juegos de construcción en el presente Diseño, en el Ámbito de las Experiencias del
Juego y el jugar en la Educación Inicial.
- Analizar el plano del Jardín, el plano de la manzana donde está ubicado el Jardín,
el plano del barrio, del museo, entre otros espacios. Trazar, en los mismos, itinerarios
posibles, describir oralmente la ubicación de lugares, localizar elementos del entorno
como puntos de referencias, identificar e interpretar señales, reconocer elementos
observados en los planos al realizar recorridos, entre otros, para luego avanzar en la
representación de elementos observados, entre otras posibilidades como activida-
des previas. Otra situación posible al vivenciar el recorrido, es observar casas, nego-
cios, calles y avenidas, sus nombres, direcciones. Tomar fotografías desde distintos
puntos espaciales, elaborar un fotolibro, focalizar la mirada en lo que se puede ver
desde distintos puntos de vista sobre una misma situación. Describir en forma oral
o escrita los recorridos realizados. Utilizar planos, croquis y maquetas como sopor-
tes. Se sugiere ampliar la mirada en relación con los planteos y propuestas en este
Diseño, en los Ámbitos de las experiencias Estéticas, Ambiente, Formación personal
y social, Ludomotrices, de la Corporeidad y la Corporalidad.
Formas geométricas
Desde muy temprana edad las niñas y los niños distinguen intuitivamente las formas a partir de
la vista y el tacto, desde sus experiencias y acciones que realizan en el espacio. Es función de la
Educación Inicial, recuperar estos conocimientos, enriquecerlos y ampliarlos, focalizando la mirada
en las formas geométricas. En ellas se incluyen, tanto los cuerpos geométricos (formas tridimen-
sionales) como las figuras geométricas (formas bidimensionales), desde un conocimiento que se
inicia en la percepción para luego avanzar en relación con el análisis de las propiedades de las
formas geométricas, sus elementos y relaciones.
Tanto los cuerpos como las figuras, objetos ideales, son parte de los conocimientos geométricos,
por lo que se propone un abordaje simultáneo de figuras y cuerpos, que puede comenzar con un
trabajo inicial exploratorio con cuerpos y figuras, desde la resolución de problemas al focalizar la
mirada en el trabajo sobre la relación entre ambos: figuras geométricas como caras de los cuerpos
geométricos. Luego, avanzar con el armado de cuerpos a partir de ciertas figuras.
- Relacionar los cuerpos con las figuras a través de la acción de representar por
medio del sellado o contorneado, entre otras posibilidades.
- Armar laberintos o túneles por los que pueda rodar una pelota o circular un ju-
- Plantear situaciones que lleven a la niña o al niño a darse cuenta que un mismo
cuerpo puede tener huellas iguales o diferentes.
En relación con la acción de observar, se hace referencia a percibir, mediante el sentido de la vis-
ta, los diferentes elementos que componen una escena y las posiciones que tienen los objetos y las
personas, obteniendo una imagen visual que permite reproducir y reconocer lo visto. Este proceso
de captación y formación de una imagen mental es lo que se denomina proceso visual.
En relación con la acción de copiar, remite a la reproducción de la ubicación, las posiciones y for-
mas de objetos y personas, representando en presencia o ausencia del modelo.
En relación con la acción comunicar o dictar, se considera referir la ubicación de objetos, perso-
nas, formas geométricas. Es una actividad descriptiva en la que se pasa de un objeto físico a un
discurso sobre ese objeto. Es un mensaje verbal en el que el niño o niña se puede expresar a partir
de la utilización de un vocabulario de acuerdo a sus posibilidades. Se sugiere proponer situaciones
que impliquen emitir y decodificar mensajes verbales.
A partir de todas estas acciones se construye el espacio de forma amplia y significativa. Las dis-
tintas acciones mencionadas no son secuenciales, ni la apropiación de una de ellas es requisito
de la otra. Desde esta perspectiva, se hace referencia a las construcciones de los conocimientos
espaciales y geométricos.
Medida
¿Qué sentido tiene abordar la Medida en la Educación Inicial? ¿Qué experiencias con la Medida
son significativas en la construcción de conocimientos? ¿Los temas vinculados con la Medida es-
tán presentes en los intereses de las niñas y niños? ¿Qué problemas proponer para construir cono-
cimientos significativos? ¿Qué magnitudes abordar en la Educación Inicial? ¿Qué procedimientos
se pueden propiciar? Estos son algunos de los interrogantes iniciales que el o la docente puede
abordar en relación al eje para la planificación de las propuestas didácticas.
«Así como todos los pueblos de la Antigüedad necesitaron medir para comprender
su entorno y para ello tuvieron que crear procedimientos que les permitieran deter-
minar diferentes cantidades relacionadas principalmente con la longitud, el tiempo, el
peso y la capacidad; los niños también tendrán que iniciarse con estas prácticas so-
ciales donde la medida sea una herramienta de resolución para una gran variedad de
situaciones cotidianas y que, en consecuencia, tenga sentido para sus aprendizajes».
Desde los primeros años, las niñas y los niños se conectan con situaciones cotidianas en las
cuales la medida está involucrada, por ejemplo, cuando asisten con familiares al control pediátrico,
realizan compras en el supermercado, o elaboran alimentos, entre otras vivencias. En las prácticas
sociales se emplean términos vinculados con las mediciones y las medidas.
Medir y estimar
Medir y estimar son acciones que se realizan en función de las situaciones que se presentan y
pueden hacerse tanto con unidades convencionales como con unidades no convencionales. Medir
es comparar, ordenar y cuantificar cualidades de los objetos. Es el proceso por el cual se averigua
cuántas veces una cantidad elegida como unidad de medida está contenida en otra de la misma
magnitud. Hay situaciones que pueden resolver la medida de un objeto mediante estimaciones sin
necesidad del uso de un instrumento de medición, convencional o no. La Medida establece una
relación, a través de los números, entre la magnitud considerada y una referencia de esa magnitud
a la que se denomina unidad.
que otro. También, se puede realizar la comparación de los pesos de objetos, al utilizar las manos,
sopesar y establecer si tienen igual o diferente peso. La comparación indirecta, en cambio, requiere
de algún instrumento de medición, por ejemplo, para comparar longitudes al usar una tira de papel,
regla, centímetro de costura, metro de carpintero, entre otros.
El abordaje de las magnitudes se va desarrollando en los diferentes niveles del sistema educativo.
La Educación Inicial busca retomar, enriquecer y ampliar los saberes de la vida cotidiana vinculados
con las magnitudes de longitud, peso, capacidad y tiempo.
Longitud
Es una magnitud que forma parte del sistema de medición decimal. Su unidad de medida es el
metro y se relaciona con la dimensión y con la distancia. En relación con la dimensión, hace refe-
rencia al tamaño del objeto que involucra a objetos llenos, mientras que la distancia se relaciona
con el espacio vacío entre objetos. Se recomienda abordar intencionalmente la longitud en la sala
planteando situaciones problemáticas que posibiliten la comparación directa y a simple vista entre
las diferentes longitudes de objetos, para promover el ordenamiento de longitudes equivalentes
a una dada, a partir de objetos de menor longitud, avanzando según las posibilidades de las niñas
y los niños en comparaciones indirectas y el uso de instrumentos de medición con unidades no
convencionales, entre ellos, cintas, sogas, bloques, lápices, el metro.
En esta instancia, se puede observar que las niñas y los niños al resolver problemas, que plantea
el o la docente, ponen en juego distintos procedimientos, utilizando tanto su cuerpo como elemen-
tos del entorno. Al medir longitudes es posible evidenciar los siguientes procedimientos:
- Desplazamientos: se elige una unidad de medida, pueden ser tiras o ladrillos de encas-
tres, o partes del cuerpo, entre otros y se desplaza a lo largo del objeto a medir. Al realizar
los desplazamientos en forma continua se van aproximando a la acción de medir.
Se sugiere promover variadas situaciones de enseñanza donde las niñas y los niños interactúen,
anticipen, resuelvan problemas que requieran medir longitudes con instrumentos no convencio-
nales, entre otras posibilidades. Todas estas propuestas requieren de espacios de validación y
puesta en común, para llegar a momentos de institucionalización.
Peso
Es una magnitud vectorial. La fuerza de gravitación ejercida sobre una materia, para su designación,
requiere de un número, una dirección y un sentido. La unidad de medida del peso es el gramo. La
masa es una magnitud escalar, en la que se utilizan un número y unidad de medida. En lo cotidiano
no se realizan estas diferenciaciones, ya que habitualmente se denomina peso y lo adecuado es
decir masa. En relación con los dos conceptos que se describen, esta es una distinción de carácter
científico que se irá ampliando en los siguientes niveles educativos. En la Educación Inicial se deno-
mina peso, precisamente, por ser cotidiano para las niñas y los niños. El instrumento de medida más
adecuado para comparar pesos es la balanza de platillos, instrumento no convencional.
En esta instancia, se puede observar que las niñas y los niños, al resolver problemas que plantea
la docencia, ponen en juego distintos procedimientos, utilizando su cuerpo y elementos del entor-
no. Al medir pesos es posible evidenciar los siguientes procedimientos:
- Sopesar: utiliza sus manos como los platillos de la balanza para comparar el peso
de dos objetos.
Se sugiere promover variadas situaciones de enseñanza donde las niñas y los niños interactúen,
anticipen, resuelvan problemas que requieran utilizar diferentes materiales, que tengan el mismo
peso con formas iguales y diferentes o que tengan distinto peso con formas iguales y diferentes.
También, que puedan observar el uso de balanzas en diferentes contextos de la vida cotidiana,
entre otras posibilidades. Todas estas propuestas requieren de espacios de validación y puesta en
común, para llegar a momentos de institucionalización.
Capacidad
Es una magnitud que expresa la propiedad de poder contener o alojar líquidos o sólidos. La ca-
pacidad de un recipiente es el volumen del líquido o de sólido continuo que puede contener. La
unidad de medida de la capacidad es el litro y el vaso graduado es el instrumento de medida más
adecuado para trabajar en las secciones de Nivel Inicial. Es conveniente que el o la docente lo uti-
lice y que las niñas y los niños participen de situaciones cotidianas.
En esta instancia, es posible evidenciar los siguientes procedimientos que realizan las niñas y los
niños al resolver problemas:
- Llenar y trasvasar: acciones que las niñas y los niños realizan desde los primeros
años de vida. Para enriquecer y ampliar los saberes cotidianos requiere de la media-
ción docente para que el llenado logre un grado mayor de precisión.
Se sugiere promover variadas situaciones de enseñanza donde las niñas y los niños interactúen,
anticipen, resuelvan problemas, teniendo en cuenta las características de los materiales como
arena o agua, incorporando recipientes con capacidades y formas iguales o diferentes, para pau-
latinamente utilizar el vaso graduado de uso social.
Tiempo
Esta magnitud no forma parte del sistema métrico decimal y varía en diferentes intervalos, según
se trate de semanas, meses, días, horas, segundos. El tiempo es el período durante el cual tiene
lugar una acción o acontecimiento, o la dimensión que representa la sucesión de dichas acciones o
acontecimientos. Una de las características de esta magnitud es que no es posible la comparación
directa, como sí ocurre con la longitud, el peso y la capacidad. El tiempo no puede ser observado
directamente como propiedad de los objetos. El instrumento de medición que se utiliza es el reloj.
Es posible evidenciar los siguientes procedimientos que realizan las niñas y los niños al resolver
problemas que plantea la o el docente:
Se sugiere propiciar variadas situaciones de enseñanza donde las niñas y los niños interactúen,
anticipen, resuelvan problemas relacionados con la comparación de la duración de sucesos, de
actividades, o el tiempo que falta para un determinado acontecimiento especial, avanzando en el
uso de agendas y calendarios.
En muchas situaciones vinculadas con la medida se requiere el registro de cantidades para re-
cordar lo realizado. A diferencia del eje Número, en el eje Medida, en el registro de mediciones, es
necesario expresar la cantidad y la unidad de medida utilizada, es decir, escribir el resultado obteni-
do de una medición que consiste en registrar no solo la cantidad de veces que se repitió la unidad
de medida, convencional o no, sino también la denominación de la unidad de medida utilizada:
«Al medir estamos cuantificando una característica, es decir, le estamos poniendo un número a
una cualidad. Y esa cualidad pertenece al objeto que medimos, no a la idea matemática que este
representa» (Ponzetti, 2022).
Los contenidos del eje Medida en la Educación Inicial son abordados desde el uso social de las
magnitudes, a partir de la utilización de unidades no convencionales. Las niñas y los niños realizan
estimaciones y comparaciones de tipo visual, con elementos de su cuerpo y objetos del entorno.
Desde las diferentes propuestas de enseñanza, se sugiere acompañar los avances conceptuales
en las diferentes acciones de medición que refieren a comparaciones de las características de los
objetos (es más largo que, tiene el mismo peso que, entre otras), para avanzar en las posibilidades
de un ordenamiento de las cualidades de los objetos y en el uso de instrumentos de mediciones no
convencionales y gradualmente habilitar el uso de instrumentos sociales de medida.
En la consulta realizada a las y los docentes santafesinos, estos señalan la importancia de:
«En este nuevo Diseño, el Ámbito de las Experiencias Matemáticas nos da cuenta de
la importancia de una educación integral para todos los niños/as. Si bien este ámbito es
sobre las matemáticas, también le da importancia a la alfabetización inicial, a la situa-
ción de problemas que se pueden generar a partir de una simple pregunta y lo funda-
mental que es poder generar en los niños la capacidad de resolverlos. Algo notorio en
este nuevo Diseño son los objetivos. No son un mero listado sino que son orientaciones
generales que se espera que los niños en la Educación Inicial lleguen a lograr cómo
construir la confianza en uno mismo para lograr situaciones o problemáticas relaciona-
das a la matemática. En este Ámbito de Experiencias Matemáticas, reconocemos que
hay una similitud con el diseño anterior pero en este nuevo, observamos que en cada
contenido de cada eje hay una explicación. Esto último, nos parece correcto ya que
como futuras docentes nos da más información y saberes sobre algunos temas que nos
parece difícil a la hora de llevarlo al nivel. En el Nivel Inicial, el juego es una herramienta
fundamental para aprender y mediante este nuevo Diseño nos pone en evidencia los
diversos juegos que podemos realizar desde este ámbito matemático, un ámbito nuevo
que observamos y valoramos es la ludoteca. Esto generará que los niños se interesen
más por las matemáticas y en su posterior ciclo educativo no sea un ámbito que no
guste. Para finalizar, algo que se realiza en todos los niveles es la evaluación, en nues-
tro nivel en particular; muchas veces se piensa que no evaluamos y es una parte muy
importante del proceso educativo. En este nuevo Diseño encontramos indicadores de
evaluación para cada eje que se presente. En conclusión, creemos que la realización de
este nuevo Diseño trae cambios positivos en nuestro sistema educativo y en especial
en nuestro nivel» (Voces de los profesorados, 2023).
Matemática en Juego
«Quiero tiempo, pero tiempo no apurado tiempo de jugar que es el mejor. Por
favor, me lo da suelto y no enjaulado dentro de un despertador...»
Ma. Elena Walsh
En este marco, el juego conlleva la problematización que supone la mediación pertinente y opor-
tuna de la o el docente. «Poner en juego» es poner en marcha, en práctica, en funcionamiento, en
vigor, en conocimiento. «Matemática en juego» implica, entonces, poner a la matemática en foco,
pero a la vez, considerar al juego como la estrategia privilegiada para su enseñanza en la Educación
Inicial. La enseñanza de contenidos en el Ámbito de las Experiencias Matemáticas se puede incluir
en el contexto de distintos tipos de juegos. Como ser:
Para ampliar el Ámbito de las Experiencias Matemáticas, se sugiere bucear en los contenidos pro-
puestos en los siguientes documentos: «Cuaderno Pedagógico 1» (2020); «Cuaderno Pedagógico
2» y el «Cuaderno Pedagógico 3» (2021), «Orientaciones didácticas de Educación Inicial» (2021)
del Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe.
La Ludoteca
El «Recursero lúdico matemático» (Campus educativo, 2022) ofrece juegos en formato digital
como algunas de las opciones posibles para dar vida y enriquecer las ludotecas institucionales.
Son juegos reglados (para jugar sentados en el piso o alrededor de las mesas) que habilitan jugar
con otras y otros, atender a las mediaciones docentes, reconocer e interpretar las reglas, tomar
decisiones, buscar estrategias para la resolución de problemas, anticipar resultados y compararlos.
Entre los juegos encontramos, «Memoria dibujada», «Rayuela al cielo», «El árbol de los pájaros»,
«El juego de la memoria de cantidades», «Carrera disparada de autos», «El bingo geométrico»
(Campus educativo, 2022).
En diálogo con el Ámbito social, natural y tecnológico se pueden diseñar juegos matemáticos que
rescaten elementos de la naturaleza, por ejemplo, cartas, tableros, recorridos con peces de los ríos,
aves o animales terrestres característicos de los humedales santafesinos. Se considera oportuno
observar y presentar Rayuela al cielo, en torno a las múltiples relaciones que pueden gestionar-
se desde el descubrimiento de acertijos, animales y plantas regionales, en una trama lúdica que
ofrece una oportunidad más de resolución de problemas donde cobra protagonismo la mediación
docente que plantea interrogantes y problematiza. Esto puede habilitar nuevos espacios para la
creación e invención de otras propuestas como posibilidad del hacer distendido, creativo, reflexivo.
En la Ludoteca se pueden incluir espacios para aquellos materiales que posibiliten los Juegos de
construcción. Aquí adquiere importancia la previsión docente en la selección de los variados ma-
teriales, el uso del espacio y los tiempos flexibles. Este tipo de juegos pone en acto saberes acerca
del espacio y la relación entre los objetos, que requieren de las y los jugadores y el aprendizaje de
habilidades y destrezas motrices en el uso de cada material. En los procesos de juego pueden realizar
construcciones individuales, en parejas, o definir proyectos colectivos, que favorecen los aprendiza-
jes en el marco de la convivencia y la construcción de ciudadanía. Planificar qué construir amplía el
universo de posibilidades y de acuerdos grupales. Una estrategia potente es la elaboración de fiche-
ros con fotos de referencia (edificios, torres, puentes, laberintos, entre otros). En la Educación Inicial,
la ludoteca se constituye en espacio privilegiado para los juegos, las ocasiones y las posibilidades.
«Quien escribe, teje. Texto proviene del latín, «textum» que significa tejido. Con hilos
de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo. Los textos son
como nosotros: tejidos que andan»
Eduardo Galeano
¿Qué implica evaluar? ¿Para qué evaluar? ¿Cómo obtener información pertinente para la evalua-
ción? ¿Qué instrumentos utilizar para evaluar? ¿Con qué criterios evaluar? Estos son algunos inte-
rrogantes que abren el diálogo y la reflexión en relación con la evaluación en la Educación Inicial.
La observación y el registro son algunos de los instrumentos que las y los docentes realizan al eva-
luar, al observar los distintos momentos de resolución de problemas y juegos. Se obtiene información
con datos relevantes para registrar, analizar y tomar decisiones, detectando aspectos en los cuales
detenerse, volver con nuevas propuestas o avanzar, como así también datos relevantes para comu-
nicar en narrativas evaluativas. En este sentido, se propone observar y registrar avances de las niñas
y los niños en las aproximaciones que se dan en el proceso de construcción de conocimientos, des-
tacando que será tarea de las y los docentes, seleccionar, modificar o reformular, teniendo en cuenta
sus propuestas educativas. Los mismos están diferenciados por ejes estructurantes:
Eje Números
- Realiza comentarios que dan cuenta de las regularidades del sistema de numera-
ción, entre otros.
- Utiliza posiciones relativas con respecto a sí mismo: arriba, abajo, cerca, lejos,
derecha, izquierda.
- Utiliza posiciones relativas: arriba de, debajo de, entre, cerca de, lejos de, del lado de.
Eje medidas
- Realiza registros en los cuales indica la cantidad y la unidad utilizada, entre otros.
Fundamentación
F. Tonucci
La Educación Inicial es considerada como una Unidad Pedagógica (LEN N° 26.206. Título II. Cap. II.
Artículos 18 y 24). Esta primera instancia del sistema educativo de dimensiones políticas, pedagógi-
cas y sociales posee una finalidad e identidad con objetivos que promueven el aprendizaje de niñas y
niños, definidos como sujetos de derecho, partícipes de un proceso integral, permanente, inclusivo,
de calidad e igualdad de oportunidades desde una perspectiva de equidad y justicia social.
Este Diseño Curricular resignifica y amplía las propuestas pedagógicas para las primeras infan-
cias, al revitalizar y actualizar aquellos principios de la organización de la enseñanza en la Educa-
ción Inicial81 que permiten dotar de identidad educativa a dichas propuestas.
El apartado «Fines y Objetivos de la Política Educativa Nacional» (Capítulo II. Artículo 11, inciso r de
la LEN N° 26.206) menciona: «Brindar una formación corporal, motriz y deportiva que favorezca el
desarrollo armónico de las y los educandos y su inserción activa en la sociedad».
La Educación Física, en el marco de los NAP de Nivel Inicial y de la ESI, posibilita la construcción de las
diferentes propuestas. Estas dan cuenta de los rasgos particulares que han de asumir las acciones edu-
cativas cuando se planifican prácticas de enseñanza para niñas y niños de 45 días a 5 años, inclusive.
Frente a estas bases se intenta superar la mirada ideal y lineal del desarrollo infantil sostenida
desde una perspectiva evolutiva, al pretender erradicar el concepto de desarrollo infantil natural,
espontáneo y unívoco. Para ello, fue y es necesario el análisis de las prácticas sociales y los proce-
sos socio-históricos que impactan en formas específicas como la pluralidad de infancias y familias;
las diferentes formas de ser niña y niño y vivenciar las niñeces; las múltiples trayectorias de vida;
las diversas formas de crianza, las tradiciones culturales; la complementariedad familias-Jardín,
que abren la experiencia infantil a otros mundos posibles.
En este marco, se asume la enseñanza desde un compromiso ético-político que requiere esa
práctica compleja que abre un campo de toma de decisiones a partir de situaciones reales y diver-
sas y otras propias del devenir.
Teniendo en cuenta el contexto sociocultural, se reconocen la diversidad de las niñeces, como así
también las propuestas a enseñar. Algunas formas de andamiajes son: las expresiones mutuas de
afecto, la seguridad y la confianza, la disponibilidad corporal -acunar, sostener, abrazar, entre otras-,
el accionar junto a otras y otros, deconstruyendo desigualdades de género. Acompañar con la pala-
bra constructora de mundos y subjetividades permite la transmisión de sentidos y significados a las
acciones cotidianas, al reconocimiento mutuo y a la posibilidad de anticipación de los sucesos.
«es una disciplina pedagógica ocupada en considerar y crear las condiciones para
incidir en el desarrollo de la corporeidad y de la motricidad como dimensiones hu-
manas, capaz de dar respuesta a los sujetos en su situación y necesidad de aprendi-
zaje contextualizado en una sociedad cambiante, atravesado por conflictos de clase
y capitales culturales diferentes».
Los saberes comprendidos en las prácticas corporales y motrices contribuyen a la formación de las
niñas y los niños considerándolos en su complejidad humana y en sus posibilidades de comprender
y transformar su realidad individual y social. Para ello, es preciso desnaturalizar los supuestos ideo-
lógicos del paradigma cartesiano que atraviesan la enseñanza de prácticas corporales y motrices.
Es posible concluir, por lo tanto, que el cuerpo es una construcción social que se transforma a
través de la educación, por lo que se hace necesario volver la mirada sobre la relación cuerpo-suje-
to-cultura, es decir, el modo en que las niñas y los niños «están» en el mundo. El Diseño Curricular
para la Formación Docente del Profesorado de Educación Inicial (2009) sostiene que:
La corporeidad constituye una construcción compleja. Esto se evidencia cuando las niñas y los niños:
«Se mueven, actúan como seres totales, es decir, manifiestan su unidad corporal, con-
formada por conocimientos, afectos, motivaciones, actitudes, valores y por una heren-
cia familiar y cultural. La interrelación de estos aspectos confiere un estilo propio de mo-
tricidad a cada individuo, esa capacidad para moverse en el mundo, a la vez que lo dota
de una identidad corporal, es decir, de un conocimiento de sí mismo» (Brito Soto, 2009).
El lugar del juego y la dimensión lúdica como práctica que se enseña y se aprende, con alto valor
cultural para el desarrollo cognitivo, afectivo, ético, estético, motor y social es uno de los ejes ver-
tebradores de la Educación Física, ya que se visibiliza en prácticas corporales83 y ludomotrices en
interacción con otras y otros. Cada formato de juego implica atributos distintivos que potencian
combinaciones y aprendizajes que permiten la identificación y resolución de situaciones proble-
máticas específicas: juegos corporales, tradicionales, de diferentes culturas, convencionales, digi-
talizados, que impulsan la construcción, la comparación y la transferencia de saberes sostenidas
en la igualdad de oportunidades.
Desde la Educación Física se enseñan los diferentes contenidos específicos como transversales,
pensados y contextualizados en un Proyecto Educativo Institucional. Lo lúdico y los múltiples len-
guajes conviven en un entramado en las primeras infancias y ofrecen otras formas de imaginar y
construir significados desde una concepción integral y dinámica de los cuerpos.
Uno de los propósitos de este ámbito es acercar a las niñeces múltiples experiencias a través de
acciones corporales y motrices en interacción con otras y otros y con el ambiente, dando lugar a
las emociones, deseos y necesidades inherentes a la dimensión afectiva.
Objetivos
82 Alude a la conformación de identidades corporales y modos de corporizar los géneros, que repiten convenciones y prácticas corporales
muchas veces restrictivas para niñas y niños desde una mirada binaria (Lesbergueris, 2020).
83 «Las prácticas corporales hacen alusión a particulares configuraciones de movimiento, es decir, formas de movimiento que el cuerpo
despliega inserto en específicas condiciones culturales de realización» (Cachorro y Díaz, 2004, p. 61).
Ejes Estructurantes
En el gráfico se observa cómo los tres ejes se articulan con los contenidos para
promover aprendizajes significativos, la comprensión de situaciones vitales y recor-
tes de la realidad social, natural y tecnológica84.
Contenidos
Conocer, cuidar y dominar el propio cuerpo permite el desarrollo de las habilidades motoras: lo-
comotivas (traslación del propio cuerpo en diferentes formas: arrastre, gateo, cuadrupedia, bi-
pedestación), no locomotivas (manejo y dominio del cuerpo en el espacio, pero sin locomoción),
coordinativas (coordinación óculo manual y óculo podal: manipulación de objetos con manos y
pies), y sociales, que propician una mayor percepción del entorno que rodea a niñas y niños. A
continuación, se explicitan los siguientes contenidos para su abordaje:
Habilidades motoras
Estas habilidades contribuyen al respeto de pautas construidas colectivamente para utilizar los
espacios y elementos de uso cotidiano, con actitudes hacia el cuidado del propio cuerpo y el de
otras y otros, al asumir roles de progresiva autonomía:
El tiempo y el espacio están vinculados estrechamente. Para poder comprender estos conceptos,
en primer lugar, las niñas y los niños deben orientarse con su propio cuerpo. Esto se construye a
través de diferentes y variadas experiencias, con o sin manipulación de objetos (sogas, pelotas,
entre otros objetos). A continuación, se explicitan los siguientes contenidos para su abordaje:
El conocimiento y la orientación del propio cuerpo en otros espacios enriquecen las posibilidades
de construcción de la propia subjetividad:
- Las experiencias para favorecer la relación de las niñas y los niños con la natura-
leza (excursiones, jornadas pre campamentiles y campamentos).
- Escuchar las inquietudes, interesarse por los relatos, partir de los intereses y
necesidades de las niñas y niños.
Desde esta perspectiva, resulta significativo convocar a las y los integrantes de las familias y de la co-
munidad a participar de encuentros en el Jardín de Infantes compartiendo las experiencias educativas.
El Campamento
Las Jornadas campamentiles y pre-campamentiles como experiencias integradoras
«La enseñanza requiere que provoquemos a nuestros estudiantes para que reali-
cen diferentes actividades con el objeto de aprender, dada nuestra certeza de que
los alumnos aprenden más y mejor cuando participan activamente en la organiza-
ción y búsqueda de relaciones entre la información nueva y la ya conocida, y no solo
cuando reciben nueva información»
Edith Litwin
En el marco de las experiencias en este ámbito, las actividades campamentiles están relaciona-
das con anticipaciones que permiten observar, indagar, investigar, preguntar y conocer para que la
construcción de sentidos tenga lugar en todo momento. En esta instancia, la disponibilidad de la
docencia, ante las niñeces y sus actividades programadas, tienen que estar al servicio de acom-
pañar, sostener, habilitar, intervenir, entablar lazos, abrir caminos intersubjetivos que posibiliten
ese «bien-estar que convoca al descubrimiento, la enseñanza y el aprendizaje» (Volnovich, 2006).
Atender estas prácticas en el marco de la pedagogía del cuidado es un principio insoslayable para
una y un docente advertido, preparado, capaz de reconocerse a sí mismo en aquello que cuida,
al que se le da un valor singular. Su mirada lúcida permite nuevas formas de habitar los ámbitos
propios de su hacer pedagógico y el entorno en el que se sitúa.
Desde una mirada cooperativa, a partir de la resolución de problemas, se habilitan espacios para que
las niñas y los niños realicen exploraciones sociales y tecnológicas, en el medio natural. En ese con-
texto, niñas y niños serán protagonistas en todo momento y las experiencias de aprendizaje tendrán
el andamiaje de la disponibilidad adulta, ligada fuertemente a la pedagogía de la ternura y del cuidado.
Esta propuesta curricular invita a la docencia a dar un salto cualitativo en el valor que tiene la
enseñanza de la Educación Física en las primeras infancias, al enriquecerse a través de las ex-
periencias ludomotrices, de la corporeidad y la corporalidad mediante la construcción progresiva,
paulatina y significativa de saberes. Desde este abordaje, niñas y niños van construyendo la propia
disponibilidad corporal y motriz, que se traduce en una forma singular de ser en el mundo.
85 Para profundizar, se sugiere consultar «Una aventura nocturna como experiencia campamentil». Campus Educativo. Ministerio de Educación
de la Provincia de Santa Fe.
Las modalidades del sistema educativo: Educación Especial, Educación Rural, Educación Inter-
cultural Bilingüe, Educación Domiciliaria y Hospitalaria y Educación en Contextos de Privación de
la Libertad, sostienen un permanente diálogo con las propuestas educativas del Nivel Inicial con
la finalidad de garantizar trayectorias educativas únicas, continuas y completas, a las niñas y los
niños que lo transitan.
Educación Especial
En el año 2009 la modalidad fue definida desde una perspectiva de transversalidad al interior del
Sistema Educativo mismo (Orientaciones 1: Educación Especial, una modalidad del sistema edu-
cativo argentino del Ministerio de Educación de la Nación, año 2009). Esta idea de transversalidad
implica una necesaria articulación y presencia activa en todos los niveles obligatorios, desde una
mirada interdisciplinaria e intervenciones situadas.
Cuando la Educación Especial es definida solo en términos de aportes, como sucedió en otros
momentos históricos, supone un hablar desde el afuera, desde un lugar de extranjeridad, como
quien llega y deja algo. Ese «algo», conformado desde la exterioridad, puede ser considerado o no
por la institución a la que va dirigido, precisamente porque es extraño y no forma parte.
En la Provincia de Santa Fe, las primeras escuelas denominadas Escuelas Diferenciales fueron
creadas a partir del año 1950. Respondían a la finalidad de «corregir», «normalizar», «rehabilitar»
a la denominada «infancia irregular», categorizada en «irregulares físicos (motores y sensoriales),
mentales y sociales».
Estas iniciativas que hicieron visible una realidad social, estaban regidas por una concepción bio-
logista, psicomédica y psicométrica al momento de decidir intervenciones y localizaciones. Si se
revisan brevemente los nombres de las instituciones y las denominaciones de las intervenciones
propuestas, se puede llegar a vislumbrar connotaciones estigmatizantes. Por ejemplo, al referirse a
Escuelas Diferenciales y Escuelas de Recuperación o a términos en el discurso escolar, como «in-
fradotado psíquico», «Gabinete Psicopedagógico», «Asesor Médico», «Pedagogía Enmendativa»,
«Higiene escolar», «Laborterapia». Todo un andamiaje teórico y de prácticas áulicas para «tratar
de mejorar las condiciones de existencia del alumno/a diferente», con la promesa, no siempre con-
cretada de «volver» a la escolaridad común; de allí la conformación de los denominados «Grados
Radiales», identificados como grados de recuperación especial en el espacio de la escuela común.
Esta lógica binaria de pares contrapuestos instaura una identidad deseable e idealizada, de ver-
dadero carácter etnocentrista, al atribuir al otro término, el defecto, la enfermedad y lo no deseable
o lo que no se quería ver, especialmente el cuerpo. En este cuerpo, comprometido con ciertas par-
ticularidades, se buscaba la supuesta etiología de ese particular modo de ser; de allí, los términos
El punto cúlmine de este movimiento fue la «Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad» y su protocolo facultativo, aprobados por resolución de la Asamblea General de Nacio-
nes Unidas el 13 de diciembre del año 2006, posteriormente aprobada en nuestro país por Ley Nacional
N° 26.378 en 2008 y adquiriendo jerarquía constitucional en el año 2014 con Ley Nº 27.044. La misma
refiere a personas con discapacidad, y concluye así con el uso de ciertos eufemismos de circulación so-
cial y académica, como «capacidades diferentes», «otras capacidades» y «necesidades especiales».
La Convención aborda la discapacidad desde el modelo social: «reconociendo que la discapacidad es
un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las
barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en
igualdad de condiciones con los demás». (Ley N° 26.378/08, Preámbulo inc. e). Se enuncia que: «las
personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales
o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación
plena y efectiva en iguales condiciones con los demás» (Ley N° 26.378/08, Artículo 1).
Para que esta participación plena y en igualdad de condiciones se efectivice, entre los principios
generales se establece el de «accesibilidad» (Art. 3 inc. f). Entendiéndose que
«A fin de que las personas con discapacidad puedan vivir en forma independiente
y participar plenamente en todos los aspectos de la vida, los Estados Partes adopta-
rán medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad,
en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la infor-
mación y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de la infor-
mación y las comunicaciones, y a otros servicios e instalaciones abiertos al público
o de uso público, tanto en zonas urbanas como rurales» (Art. 9. 1 Ley N° 26.378/08).
Los Estados Partes brindarán a las personas con discapacidad la posibilidad de aprender habilida-
des para la vida y desarrollo social, a fin de propiciar su participación plena y en igualdad de condi-
ciones en la educación y como miembros de la comunidad. A este fin, los Estados Partes adoptarán
las medidas pertinentes, entre ellas, facilitar el aprendizaje del Braille, la escritura alternativa, otros
modos, medios y formatos de comunicación aumentativos o alternativos y habilidades de orienta-
ción y de movilidad, así como la tutoría y el apoyo entre pares (Art. 24 3.a Ley N° 26.378/08).
86 Decreto N° 4340/1999
ta; habilitando otros caminos posibles que conduzcan a sociedades más humanas, habitables, plurales
y democráticas; garantizando la Trayectoria Única, Continua y Completa en los niveles obligatorios.
Es imperioso el trabajo en forma corresponsable junto a las escuelas de nivel para el abordaje de
dispositivos de acompañamiento institucional desde el modelo social de discapacidad; que generen
las condiciones para el ingreso, la permanencia y egreso de todo el alumnado, habilitando conviven-
cias democráticas en el marco de la pedagogía del cuidado y la dimensión afectiva.
Educación Rural
El último avance en la normativa lo constituyen la Ley Nº 27.045 que amplía la obligatoriedad a niñas
y niños de cuatro (4) años y establece la obligación de universalizar los servicios educativos para tres
(3) años de edad, priorizando la atención educativa de los sectores menos favorecidos de la población.
A partir de este marco normativo y en concordancia con la Ley Nº 26.061, el Nivel Inicial en ám-
bitos rurales materializa la obligación estatal de hacer efectivo el derecho a la educación de las
primeras infancias, garantizar la igualdad de oportunidades y ampliar la cobertura mientras avanza
en sostener trayectorias escolares reales y continuas en tanto ingreso, permanencia y egreso del
primer tramo de la educación formal.
Hoy, los contextos rurales se encuentran atravesados por constantes transformaciones sociales,
históricas, culturales y geográficas, que les imprimen connotaciones particulares y determinan algu-
nas realidades comunes. A partir de esta mirada se piensa la ruralidad desde categorías disruptivas
como la de territorio, entendido como «espacio construido por los grupos sociales a través de sus
trayectorias (identidad) y de las interacciones que los vinculan entre sí. El territorio no es un escenario
estático, sino un campo de relaciones cambiantes, de manera tal que, cuando las relaciones cam-
bian, este se transforma y sus posibilidades de representación, también» (Plencovich, 2009).
Señas de identidad
La Educación Inicial en ámbitos rurales y de baja densidad poblacional fue construyendo marcas de
identidad propias: matrículas reducidas, modalidades itinerantes, plurisalas, multiniveles, calendarios
adaptados al contexto y el entrame con la comunidad y familias. Las escuelas rurales son espacios de
encuentro e intercambio intergeneracional, en los que las niñeces elaboran sus identidades y sentido
de pertenencia, desde una textura afectiva común. Esta arquitectura de la cual emergen fondos de
conocimiento87 y formas de producir pensamiento situado, a partir de lo conocido y de las voces y
experiencias presentes en el territorio.
La estructura organizativa de las secciones de Nivel Inicial en el ámbito rural asume diversos for-
matos teniendo mayor preeminencia las secciones multiedad que se conforman con niñas y niños
de diferentes edades y una docente que puede tener cargo fijo en la institución o bien itinerar entre
dos instituciones.
Las salas multiedad tensionan la tradicional segmentación por edades o criterio cronológico de
agrupamiento que algunos niveles educativos implementan, al considerar que cada edad tiene
formas de aprendizaje propias que podrían definirse como monocrónicas y simultáneas: se enseña
del mismo modo a todo el grupo; todos aprenden las mismas cosas al mismo tiempo (Terigi, 2010).
Por su parte, las secciones multiedad ofrecen un ámbito propicio en donde es posible desarro-
llar distintas cronologías de aprendizaje y estudiar algunas de las condiciones que esta variedad
requiere, como la selección y secuenciación de contenidos que posibiliten distintos niveles de
aprendizaje, la progresiva autonomía en los mismos, la intervención docente, entre otros aspec-
tos. Estas consideraciones plantean, a la vez, la necesidad de examinar los modos habituales de
organizar la enseñanza y, especialmente, las adecuaciones en tiempos, espacios y agrupamientos.
La potencialidad pedagógica que ofrecen los distintos formatos asumidos en espacios rurales tie-
nen como ejes la heterogeneidad y la alternancia, sostenidos en los fundamentos y transversalidades
curriculares, así como también en los principios para la enseñanza de la Educación Inicial santafesina
expresados en este documento curricular como: el lugar protagónico de las infancias, la importancia
de las experiencias, la integralidad y diversidad de las propuestas, la globalización de los contenidos,
el juego y la dimensión lúdica, las organizaciones flexibles, las tramas vinculares, entre otros.
Itinerancia
Las itinerancias constituyen una modalidad de trabajo docente frecuente en ámbitos rurales y
zonas de baja densidad poblacional. Proponen hacer efectivo el derecho a la educación, favorecer
el arraigo y fortalecer la identidad del Nivel Inicial en cada territorio. Implican el traslado rotativo de
quienes asumen la tarea de enseñar en estos contextos entre dos instituciones escolares de ma-
nera alternada, al llevar la oferta educativa al lugar de residencia y entramar en su intermitencia el
tiempo de vida familiar con el de la vida escolar.
Los circuitos de itinerancia requieren que la docencia realice trayectos pedagógicos para cada
87 El concepto de «fondos de conocimiento» tiene su origen en la antropología y surge de los estudios llevados a cabo en la década del
80’ por Carlos Vélez-Ibañez y James Greenberg (1992) con énfasis en los intercambios económicos y relacionales de los grupos inmigrantes
mexicanos de clase obrera. Se han definido como «cuerpos de conocimiento y habilidades culturalmente desarrollados e históricamente
acumulados esenciales para los hogares, el desarrollo individual y el bienestar» (Moll, Amanti, Neff y González, 1992, p.133).
agrupamiento, ya que las instituciones educativas son diferentes, aunque geográficamente se en-
cuentren próximas y las características del contexto en donde se encuentran sean similares. Cada
institución construye su propia identidad y cultura institucional que la diferencia.
Nacidas hace más de tres décadas como políticas focalizadas para dar respuesta a los reclamos
respecto de la discriminación y exclusión escolar que se observaba en estudiantes pertenecientes
a pueblos originarios, las escuelas de EIB transitaron experiencias pedagógicas singulares en el
tratamiento de la diversidad con gran protagonismo de sus comunidades educativas.
Los inicios de la experiencia de EIB en la Provincia de Santa Fe se inscriben en la década de los noventa,
a partir de los persistentes reclamos de las organizaciones indígenas por el reconocimiento de sus dere-
chos y la diversidad sociocultural y lingüística. Posteriormente, la EIB enmarca sus fundamentos jurídicos
políticos en la reforma de la Constitución Nacional de 1994, de cuya Convención Constituyente formaron
parte con sus demandas representantes de Pueblos Originarios que habitan el territorio provincial.
Sostenidas en el Artículo 75, inc. 17 de la nueva Constitución Argentina, que reconoce la «preexis-
tencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos», a la vez que garantiza, entre otros
derechos, «el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural» y «ase-
gura su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que
los afecten», dichas escuelas y sus respectivas comunidades iniciaron un proceso que culmina
con el reconocimiento de la modalidad y un reglamento para la organización y funcionamiento de
las Escuelas de Educación Intercultural Bilingüe, en el año 2005, concretado en el Decreto Nº 1.719.
Dicho decreto, reconoce a las primeras escuelas que dieron inicio a la experiencia –que funcio-
naron sin normativa específica- como antecedente de la Educación Intercultural Bilingüe en la
Provincia de Santa Fe, a la vez que se compromete a respetar las formas organizativas propuestas
por las comunidades garantizando
Por fuera de la modalidad EIB, a nuestras instituciones educativas concurren infancias que per-
tenecen a diversas corrientes migratorias, provenientes de diferentes regiones de la provincia, el
país, como de otras naciones, así como niñas y niños de pueblos originarios o hablantes de lenguas
indígenas que portan conocimientos culturales y lingüísticos propios. ¿En qué medida se conocen
o se ignoran sus identidades culturales? ¿Qué disposición se tiene a interactuar con estas perso-
nas para conocer más sobre las historias y las culturas específicas de sus lugares de origen? ¿Se
ofrecen espacios de diálogo respetuoso para que se expresen por sí mismas?
Es también en las aulas donde circulan y se disputan las construcciones de sentidos acerca de lo
común y lo diverso, sobre nosotras mismas, nosotros mismos y los demás. Espacio donde –a través
de los contenidos y propuestas pedagógicas- se legitiman o se excluyen saberes, experiencias de
vida, subjetividades, identidades.
Los Jardines de Infantes Interculturales Bilingües, ofrecen experiencias escolares a niñas y niños,
potenciando proyectos institucionales que entraman con las experiencias sociales y educativas de
las comunidades originarias, preservando identidades culturales y lingüísticas. El encuentro entre
culturas «se pone en evidencia en cada propuesta de juego, en cada narración de un cuento, en
la relación con la naturaleza, en los recursos y en los objetos propios del lugar, en la cosmovisión
del mundo» (MEN, 2011). Esta tarea resalta y demanda el abordaje conjunto con la modalidad de
Educación Intercultural Bilingüe. En esta modalidad se destaca el rol como mediadores de los
educadores interculturales bilingües, idóneas e idóneos, que se suman al hacer cotidiano junto a
docentes de Nivel Inicial.
La larga y rica experiencia de las escuelas de EIB en el territorio da cuenta de una tarea conjunta
con las comunidades en pos de reconocer y valorar la diversidad cultural y lingüística en el terri-
torio, posible de ser compartido y repensado en todas las escuelas provinciales, en relación a las
particulares identidades que las habitan.
A partir de la Ley de Educación Nacional del año 2006, La Educación Domiciliaria y Hospitalaria
es reconocida institucionalmente como una de las ocho modalidades que conforman el sistema
educativo nacional, junto a los tres niveles obligatorios (Inicial, Primario y Secundario).
Los documentos con los que cuenta la modalidad son fruto de un proceso de discusión y consenso
federal, elaborados conjuntamente por representantes de gobiernos educativos provinciales, res-
ponsables de la modalidad y de los niveles y finalmente aprobados por Resolución C.F.E. N° 202/13.
En todo este tiempo la modalidad Domiciliaria y Hospitalaria avanza dando los pasos fundamen-
tales en la construcción de acuerdos para fortalecerse y consolidar su identidad. Actualmente,
La Provincia de Santa Fe, en diálogo con los documentos nacionales y los Principios de la polí-
tica educativa jurisdiccional88, regula la atención educativa hospitalaria y domiciliaria mediante el
Decreto N° 2.633/11 y protocolo de actuación N° 356/23 recientemente actualizado en torno a la
organización institucional, las propuestas formativas y las estrategias pedagógicas para el soste-
nimiento de la trayectoria escolar de las alumnas y los alumnos en situación de enfermedad, a fin
de garantizar el acceso, la permanencia y el egreso universal del sistema educativo.
La enfermedad que irrumpe en la vida de una persona es una situación a la que hay que adaptar-
se y, dependiendo de las características de la misma, no es un proceso fácil de transitar para una
niña, niño o adolescente, su familia, sus compañeros de clase, sus docentes. La Resolución C.F.E
N° 174/12 plantea la necesidad de proponer y construir distintas formas de escolarización que per-
mitan superar prácticas y saberes que esperan lo mismo, de la misma manera y al mismo tiempo,
de todas y todos los estudiantes.
El avance de esta modalidad, al que este documento sin duda contribuirá, constituye una apuesta
a profundizar el rol del Estado como garante del ejercicio del derecho inalienable de toda persona
a la educación (Sileoni, A., 2014).
El Ministerio de Educación de la Nación prevé en forma conjunta con las provincias la obligatorie-
dad de la Educación Inicial a través de la cobertura de la sala de 4 y 5 años. Por lo tanto, es preciso
que las aulas hospitalarias y domiciliarias cuenten con recursos materiales propios para el nivel y la
docencia dedicada específicamente al desarrollo de esa tarea.
Al referirse al Nivel Inicial, las características de la modalidad se ven modificadas, ya que resulta
imprescindible que adopte aquellas cualidades o requerimientos propios. Al referirnos a los requi-
sitos de ingreso, estos se ven interpelados por sus particularidades de asistencia y regularidad.
El lugar del juego y de la dimensión lúdica es uno de los principios de la Educación Inicial san-
tafesina. Cuando las niñas y niños se encuentran en situación de enfermedad, el juego adquiere
nuevas cualidades por su potencial como actividad subjetivante, acompañando a las niñeces en la
tramitación del trauma que la enfermedad o sus consecuencias pueda conllevar. A su vez, a través
del juego, la docencia invita a un nuevo espacio y realidad propiciando nuevos aprendizajes y con-
tinuando así con sus trayectorias escolares.
88 Los principios son: el vínculo pedagógico como primera condición de la definición de la educación de calidad; la Justicia educativa para
disminuir brechas de desigualdad; la educación tecnológica, innovación y mejora de las condiciones del despliegue de la acción educativa;
una escuela de avance continuo comprendiendo a la educación como política pública de cuidado; una gestión que entrama: con la Comuni-
dad toda, con los Institutos superiores y universidades, con el mundo del trabajo.
En las infancias que transcurren con problemas de salud, se genera una ruptura en la vida co-
tidiana. La enfermedad irrumpe como situación compleja, traumática, en algunos casos, en las
familias y en los Jardines de Infantes. Vincular esta situación al proceso de enseñanza es la espe-
cificidad de la o el docente de Educación Domiciliaria y Hospitalaria, que se observa en el vínculo
que genera con el o la estudiante. Esto implica pensarla desde la posibilidad de la continuidad
pedagógica, mediante el diseño de propuestas didácticas que articulen saberes, desde un enfoque
integral y en las relaciones que se establecen, tanto con la familia de la niña o el niño como con los
y las docentes y equipos directivos de las escuelas de origen. La función de los y las docentes de la
modalidad se caracteriza por su flexibilidad, creatividad y acompañamiento personalizado. De este
modo, garantiza el derecho a la educación y al juego.
Actualmente, en la modalidad se propician espacios para atender y contener a las niñas y los niños,
al crear formatos de propuestas lúdicas atractivas y flexibles que posibilitan jugar, sanar y aprender.
Es necesario que los escenarios lúdicos estén diseñados en los diferentes espacios en los que
esta realidad se hace presente y atiendan a las instancias de internación de diferentes duraciones
y los grados de complejidad en las enfermedades y patologías. Es decir, la niña o niño que asiste a
una consulta externa y requiere una internación hospitalaria o una internación domiciliaria, debe
poder tener acceso a estos escenarios lúdicos, priorizando el juego, los procesos terapéuticos, los
tratamientos médicos y hospitalarios desde una pedagogía del cuidado y una didáctica específica
para estas situaciones.
El juego promueve espacios de aprendizaje en los que las niñas y los niños se sienten cómodos
y confiados. Es un territorio en el cual la docencia enseña jugando y también enseña a jugar. Esta-
blece y fortalece vínculos sociales, resuelve conflictos, busca resoluciones y abre espacios posibles
al juego, al jugar y a la imaginación.
El diseño de dispositivos lúdicos emerge de los intereses de las infancias, visibilizados durante la
instancia de observación, factibles de ser sistematizados para su reutilización. Las y los docentes
de la modalidad son diseñadores y mediadores de los espacios lúdicos dentro de los hospitales.
Son responsables de entablar un diálogo creativo, reflexivo con su contenido, de analizar y generar
modos alternativos para las situaciones y procesos que requieran su intervención teniendo pre-
sente que la centralidad debe estar en la enseñanza y no en la situación de enfermedad. Por ello,
es necesario pensar los escenarios lúdicos desde una trama colectiva, puesto que la socialización
y el trabajo colaborativo potencian el impacto pedagógico de los procesos individuales.
Llevar la escuela allí, donde las niñas y los niños en situación de enfermedad se encuentran, se
convierte en el gran desafío de la modalidad. El objetivo de la MEDyH no es recrear el aula de la
escuela de origen, sino construir un aula que sea funcional al contexto y a las posibilidades de la
o el estudiante, para que la enseñanza y el aprendizaje se desarrollen y para que ese aprendizaje
tenga sentido para el sujeto que aprende.
A partir del año 2020 desde el Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe se instituye la
Dirección Provincial de Educación en Contextos de Privación de la Libertad, que tiene como misión
asistir a la Secretaría de Educación y dirigir política, administrativa, jerárquica y funcionalmente las
acciones derivadas del desarrollo, seguimiento y evaluación del proyecto educativo en contextos
de privación de la libertad.
Suscriptos al paradigma de garantía de derechos, enmarcado tanto en leyes nacionales como pro-
vinciales, además de tratados y acuerdos internacionales, se sostiene que mientras la niña o el niño
permanezca hasta los 4 años, junto a sus madres en contextos de privación de la libertad, se deberán
satisfacer sus necesidades alimenticias, materiales, médicas, educativas, emocionales y de salud.
Marco Legal
La Ley Provincial N° 12.967 de Promoción y Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños
y Adolescentes, en su Artículo 12, garantiza el derecho a la convivencia familiar y comunitaria. Se
señala que: «Todas las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados y desarrollar-
se dentro de su grupo familiar de origen y con sus vínculos afectivos y comunitarios. Solo excep-
cionalmente, y para los casos en que ello sea imposible, tendrán derecho a vivir, ser criados y desa-
rrollarse en un grupo familiar alternativo, de conformidad con la ley». En su Artículo 17 manifiesta:
«Toda niña, niño o adolescente privado de libertad debe ser tratado con la hu-
manidad y el respeto que merece la dignidad inherente a la persona humana, y de
manera que se tengan en cuenta las necesidades de las personas de su edad. En
particular, toda niña, niño o adolescente privado de libertad estará separado de los
adultos, a menos que ello se considere contrario al interés superior del niño, y ten-
drá derecho a mantener contacto con su familia por medio de correspondencia y de
visitas, salvo circunstancias excepcionales».
Por su parte, la Resolución del Consejo Federal de Educación Nº 127/10 establece en su Artículo 41:
«El grupo de niños/as de 45 días a 4 años de edad que viven en cárceles porque
sus madres se encuentran detenidas tienen derecho a participar en las propuestas
educativas correspondientes al Nivel Inicial. Por ello se allanarán los obstáculos que
impidan su inclusión en instituciones escolares de nivel inicial externas a la insti-
tución de seguridad. Estos niños/as ven afectados sus procesos de socialización
y maduración por la condición de encierro que padecen cotidiana y permanente-
89 Para profundizar esta modalidad, se sugiere remitirse al Blog de la Dirección Provincial de Educación en Contextos de Privación de la
Libertad. Campus educativo. Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe.
mente. Esta es una fuerte razón por la cual es imprescindible que sean incluidos en
escuelas de nivel inicial externas, ya que además de preservar su salud psicofísica,
se reafirma la igualdad, la no discriminación y se generan condiciones favorables
para el desarrollo de sus potencialidades. Las autoridades educativas provinciales
y de CABA asegurarán la disponibilidad de vacantes y todos los servicios necesa-
rios para su efectivización, incluyendo el transporte. Será prevista la preparación de
las madres de estos niños/as, así como de los directivos, docentes y familias de la
escuela receptora, todo ello con la finalidad de prepararlos para que la experiencia
de su inclusión sea positiva y se eviten situaciones de segregación, aislamiento o
exclusión. Se promoverán también otras actividades educativas o recreativas com-
plementarias dentro y fuera de la institución de seguridad».
La permanencia de niñas y niños con sus madres, en contextos de privación de la libertad, supone
desde el principio, contradicciones teóricas, jurídicas y legales. Las madres tienen derecho de per-
manecer con sus hijos e hijas en la Unidad. Así también, es sabido que para favorecer el desarrollo
de la primera infancia es imprescindible preservar el vínculo madre-hija, madre-hijo, pero no se
debe soslayar que la misma se propicia en una institución totalmente sostenida sobre el paradigma
de la seguridad y alejada de los sentidos y principios de la educación para las primeras infancias.
Las líneas de acción diagramadas por el Ministerio de Educación para garantizar los derechos de
bebés y niñas y niños hasta 4 años de edad en estos contextos se orientan en función de:
- Generar un ambiente adecuado dentro de la institución para que esto sea posible.
- Participar en los procesos de externación de niñas y niños a los 4 años para fa-
vorecer su inclusión educativa.
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