U1 - La Promoci N de Lectura Como Campo Disciplinar
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INTRODUCCIÓN
A lo largo de la unidad, se hará claridad sobre cómo los enfoques teóricos nos ayudan a
concebir y planear acciones prácticas y programas de promoción de lectura, y nos permiten,
a la vez, sostener una coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos. De igual manera
abordaremos desde lo conceptual tres escenarios básicos donde sucede la promoción de
lectura: el hogar, la escuela y la biblioteca. Esto no excluye otros espacios ni otras maneras
de leer como la lectura en las redes y internet, los espacios llamados “no convencionales”
(parques, calles, estaciones de transporte, hospitales, centros de reclusión, plazas de
mercado, peluquerías, etc). También consideraremos los conceptos básicos para abordar la
promoción de lectura con los diferentes grupos poblacionales.
Los conceptos de lectura y escritura han variado a través del tiempo. Estas variaciones van
de la mano con los hallazgos y resultados de las investigaciones en diversas ciencias que
alimentan la teoría de la lectura: la psicología, la antropología, la lingüística, la teoría
literaria, la comunicación, entre otras. A medida que estas ciencias humanas se
transforman, así también va cambiando el concepto acerca de lo que es leer. Veamos: a
principios del siglo pasado, se consideraba la lectura como un conjunto de habilidades las
cuales debían ser atendidas y desarrolladas en el escenario escolar. Es decir, había que
esperar a que el niño llegara a la edad escolar (por lo general a los 6 o 7 años) para enseñarle
a leer. Pero esta enseñanza estaba centrada en conocer las letras y las palabras para que el
niño pudiera decodificar un texto. ¡Qué lejos estábamos de lo que hoy en día se considera
leer! No sólo se desperdiciaba todo ese tiempo desde el nacimiento hasta los siete años
para nutrir al niño de palabras simbólicas y llenas de sentido, sino que la lectura terminaba
por convertirse en un acto mecánico. Igual pasaba con la escritura: copiar era el verbo a
conjugar. Copiábamos del dictado del profesor, copiábamos del tablero, de los libros de
texto, etc. Esta copia por supuesto también era mecánica. Nos volvimos unos excelentes
copistas. Desde esta perspectiva, el lector era un ser pasivo que se limitaba a repetir y la
lectura un acto mecánico centrado en las modulaciones de la voz, las pausas, entre otros
elementos externos, aplazando la comprensión. De igual manera, el significado estaba todo
en el texto y lo que hacía el lector era “extraerlo”, memorizarlo y repetirlo.
Con los aportes de la psicología cognitiva se fue desplazando el foco de atención del texto
hacia el lector. De la lectura concebida como un conjunto de habilidades, el paradigma se
desplazó hacia un modelo interactivo en el cual el lector empezó a tener un papel activo en
la relación con el texto escrito. Se empezó a tener en cuenta la experiencia y el
conocimiento que traía el lector a la hora de leer un texto. Y a partir de estos esquemas
previos el lector interactuaba y construía un significado. Este cambio de paradigma resultó
ser una verdadera revolución conceptual en la medida en que se privilegió al lector por
sobre el texto, que conllevó a transformar las prácticas pedagógica en metodologías activas.
Esto cambió también la noción de comprensión lectora en la medida que los saberes y
estructuras previas del lector empezaron a jugar un papel importante a la hora de construir
significado. Ya no se consideraba que los niños y jóvenes llegaban a la escuela como “tabulas
rasas”, sino que desde la misma práctica pedagógica se valoraban sus conocimientos
previos y se confrontaban con las nuevas informaciones y experiencias.
“El lector estético saborea, presta atención a las cualidades de los sentimientos, de
las ideas, las situaciones, las escenas, personalidades y emociones que adquieren
presencia y participa de los conflictos, las tensiones y resoluciones de las imágenes,
ideas y escenas a medida que van presentándose.” 1
Sin dejar de ser una acción que contribuye al desarrollo individual, la lectura y la escritura
son consideradas hoy en día prácticas sociales y culturales y una condición para garantizar
el derecho a la educación y la cultura. Ya está claro que no hay una sola manera de leer ni
un solo tipo de texto. De allí que sea más adecuado hablar hoy de lecturas y escrituras y de
sus diferentes usos, modos y apropiaciones.
11
Rosenblatt, Louise. Textos en contextos. Buenos Aires: Aique, 1996. Pag. 31
Las investigaciones más recientes consideran la lectura y la escritura como un trabajo de
intervención socio cultural que busca impulsar la reflexión, la construcción de nuevos
sentidos y que busca desarrollar una mirada crítica frente a la realidad. Aspectos
fundamentales que se deben considerar en la promoción de la lectura son:
a. La valoración de la tradición oral como el legado cultural que los mayores entregan a las
nuevas generaciones. Esta tradición también se considera un aspecto fundamental para
la construcción de identidad cultural.
“Te presento a aquellos que te han precedido y el mundo del que vienes, pero te
presento también otros universos para que tengas libertad, para que no estés
demasiado sometidas a tus ancestros. Te doy canciones y relatos para que te los vuelvas
a decir al atravesar la noche, para que no tengas demasiado miedo de la oscuridad y de
las sombras. Para que puedas poco a poco prescindir de mi, pensarte como un pequeño
sujeto distinto y elaborar luego las múltiples separaciones que te será necesario
afrontar. Te entrego trocitos de saber y ficciones para que estés en condiciones de
simbolizar la ausencia y hacer frente, tanto como sea posible, a las grandes preguntas
humanas, los misterios de la vida y de la muerte, la diferencia de los sexos, el miedo al
abandono, a lo desconocido, el amor, la rivalidad. Para que escribas tu propia historia
entre las líneas leídas” 2
2
Petit,Michéle. Leer el mundo. Experiencias actuales de transmisión cultural. FCE: Buenos Aires, 2015. Pg. 25
La promoción de lectura, por su parte, involucra estrategias y acciones de tipo político,
económico, administrativo y pedagógico. Lo que significa que un promotor de lectura debe
estar en capacidad de diseñar y planear un programa integral de promoción de lectura con
diferentes acciones. El promotor debe estar en capacidad de realizar un diagnóstico
participativo con las poblaciones con las que va a trabajar, tener el suficiente conocimiento
de los materiales de lectura que le permita orientar la selección, tener capacidad de diseñar
indicadores e instrumentos de evaluación para medir los procesos y el impacto de su
intervención, entre otras capacidades.
La animación es dar vida a los textos. Quien anima infunde soplo vital a los textos y a la vez
anima al lector a entablar una relación más personal con los materiales de lectura. El
animador da pistas, ofrece claves para una mejor interpretación de los textos; orienta la
exploración de estos. Su intervención es fundamental para que los lectores encuentren
caminos personales para la apropiación y uso de la lectura:
c. Otro aspecto a considerar es la calidad y variedad de los textos con los cuales se
promueve la lectura. En la medida en que los textos son de calidad los lectores en
formación tienen mejores modelos textuales para ir incorporando a su bagaje
lingüístico, visual y estético. En la medida en que son variados, se garantiza que lleguen
a los diferentes intereses, necesidades y gustos lectores
3
Alvarez y Zapata. Citado por Robledo, Beatriz Helena en El arte de la mediación. Espacios y estrategias para
la promoción de la lectura. Editorial Norma: Bogotá, 2010
Evaluar y seleccionar: dos acciones diferentes
Por su parte, la selección implica una mirada más fina, más ajustada a los propósitos y a los
grupos. Frente a una colección que ya ha sido evaluada debemos seleccionar. ¿Para qué?
Veamos:
Cuando vamos a seleccionar libros para una acción de promoción de lectura, como puede
ser la dotación de una biblioteca, la conformación de un morral o bolsa de libros para un
servicio itinerante de lectura, lo primero que debemos preguntarnos es quién es esa
población a la que vamos a llegar.
Sin embargo, ser justos en esta relación no es fácil. Hay una complejidad en el hecho de
tener que seleccionar material de lectura para otros que no somos nosotros mismos, y
sobre todo cuando a esos otros los consideramos como no lectores, o lectores incipientes.
¿Cómo conciliar nuestros criterios con unas necesidades que aún no están conformadas
como necesidades, sino que son apenas vagos deseos, un me gustaría leer sobre esto o
aquello, o la mayoría de las veces, simples conjeturas hechas desde nuestros propios gustos
e intereses? En este sentido hacen falta más estudios de recepción que orienten la
selección, que develen los sentidos ocultos de los textos, y que den pistas sobre las
diferentes maneras que tienen las personas de apropiarse de lo que leen.
BIBLIOGRAFÍA
Rosenblatt, Louise. Textos en contextos. Buenos Aires: Aique, 1996.
Petit,Michéle. Leer el mundo. Experiencias actuales de transmisión cultural. FCE: Buenos
Aires, 2015.
Robledo, Beatriz Helena en El arte de la mediación. Espacios y estrategias para la promoción
de la lectura. Editorial Norma: Bogotá, 2010