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Beneficios Que Brinda La Biología A La Sociedad

La biología ha traído tres nociones clave: 1) la unidad del mundo vivo y el parentesco entre todas las especies, 2) la unidad e interdependencia de la biosfera, y 3) la importancia de la diversidad biológica. Es importante preservar los equilibrios ecológicos, salvaguardar especies en peligro de extinción, y conservar la diversidad genética dentro de las especies para asegurar su capacidad de adaptación al cambio. También debemos valorar y preservar la diversidad entre los seres humanos

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Beneficios Que Brinda La Biología A La Sociedad

La biología ha traído tres nociones clave: 1) la unidad del mundo vivo y el parentesco entre todas las especies, 2) la unidad e interdependencia de la biosfera, y 3) la importancia de la diversidad biológica. Es importante preservar los equilibrios ecológicos, salvaguardar especies en peligro de extinción, y conservar la diversidad genética dentro de las especies para asegurar su capacidad de adaptación al cambio. También debemos valorar y preservar la diversidad entre los seres humanos

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BENEFICIOS QUE BRINDA LA BIOLOGÍA A LA SOCIEDAD.

La biología no sólo ha empezado a agrandar la gama de nuestros poderes. También ha


modificado profundamente la re presentación que nos hacemos del mundo vivo en general y
del hombre en particular. La influencia que ejerce el saber biológico sobre los movimientos de
las ideas debería ser comparable a los efectos que los saber-hacer biológicos tienen sobre los
equilibrios naturales. Ahora bien, los logros de la biología moderna, en su mayor parte, siguen
la dirección contraria de las ideas más común mente admitidas en la actualidad, ideas éstas
que son resultado de una interpretación errónea de la teoría de la evolución. De esta manera,
han saltado a la evidencia tres nociones clave.

La primera noción es la de la unidad del mundo vivo y el parentesco de todas las especies.
Todos los seres vivos, del más humilde al más orgulloso, están formados de los mismos
materiales. Todos funcionan con arreglo a los mismos principios. El código genético es
universal.

La segunda noción es la de la unidad de la biosfera y la interdependencia de los elementos que


la constituyen. De ahí la importancia de los mecanismos, mal conocidos todavía, que
mantienen en equilibrio a este sistema inmenso. Los grandes equilibrios ecológicos constituyen
en realidad, en su sentido estricto, las condiciones mismas de posibilidad de nuestra vida sobre
esta tierra. Toda la historia de la tierra autorizá a pensar que son frágiles y que no hay que jugar
demasiado con ellos.

La tercera noción es la de la importancia de la diversidad

En el mundo vivo: diversidad de las especies sobre la tierra, diversidad de los individuos en el
seno de la especie. Las especies nuevas se forman gracias a la diversificación de los individuos,
a su divergencia progresiva. La vida ha ocupado poco a poco todo nuestro planeta, ha invadido
todos los rincones, todos los nichos posibles, diversificándose en extremo, formando millones
de especies diferentes. En esta diversificación concurre todo un juego sutil de dispositivos
genéticos. La sexualidad es el principal. Verdadera máquina de hacer diferencias, la sexualidad
vuelve único a cada organismo, exceptuando los auténticos gemelos. Vuelve a cada in dividuo,
animal o humano, diferente a todos sus semejantes que viven, han vivido e incluso que vivirán.

Parece poco probable que estas nociones dejen de tener consecuencias en 1la actitud que
sociedades como la nuestra adoptan ante ciertos problemas que se les plantean en la
actualidad. ¡En efecto, no podrían desinteresarse de aquello que concierne a las condiciones
mismas de la vida en general, y de la vida humana sobre la tierra, en particular. Uno de los
fenómenos que radicalmente distinguen a la especie humana de las otras especies y que han
conducido al extraordinario desarrollo de la primera en el transcurso histórico es el siguiente:
gracias a la cultura, la adaptación del ambiente al organismo desempeña en la especie humana
un papel más importante que la adaptación del organismo al medio ambiente. Pero para evitar
que las condiciones de vida no sean puestas en peligro por este trajín humano deben ser
considerados dos órdenes de precauciones.

1) Preservar los equilibrios biológicos del planeta.

A medida que se incrementan los medios de la acción humana, la biosfera, de la que con toda
evidencia dependemos, corre el riesgo de sufrir alteraciones cada vez más graves. La acción de
las transformaciones que el hombre ha trazado siempre sobre su medio ambiente asume de
ahora en adelante unas dimensiones nuevas. Cualquier imprudencia corre el riesgo de pagarse
con el caro precio de la alteración de la homeostasis terrestre. Bajo este rótulo hay dos órdenes
de fenómenos que merecen una atención

Especial.

En primer lugar, la evolución de los componentes quimicos de la biosfera. Por no dar más que
un ejemplo, la concentración de la atmósfera en gas carbónico se ha incrementado fuerte
mente desde el comienzo de este siglo. Esta concentración está en función de numerosos
parámetros: las superficies terrestres pobladas de árboles, las características de la atmósfera, la
evolución de los climas, la acción humana sobre el medio ambiente y, particularmente, la
polución industrial, la deforestación, etc.

Con toda evidencia, se trata de algo que concierne al con junto de la tierra y de sus habitantes.
En este dominio que sola mente puede pensarse en términos internacionales, Francia podría
tomar la iniciativa de desarrollar estudios concertadamente con los principales países. Podría
proponerse un ejercicio parecido al de la evaluación del ciclo del combustible nuclear. Su
urgencia y su importancia serían cuando menos comparables.

A continuación, la supervivencia de las especies animales y vegetales que pueblan la tierra.


Todas las especies mantienen entre sí relaciones, sean éstas de cooperación, de presa o de
depredación. En un ecosistema, la desaparición de una especie puede en trañar consecuencias
importantes según han subrayado con frecuencia los especialistas. También aquí, la
concertación internacional y la prudencia deberían ser la regla.

2) Salvaguardar la diversidad biológica.

No se trata solamente de preservar ciertas especies en vías de desaparición. Se trata también


de salvaguardar, en el seno de ciertas especies de particular interés para los seres humanos, la
diversidad genética que constituye la riqueza. En la agricultura y en la ganadería, una buena
parte del éxito reposa sobre la selección de las variedades adaptadas a ciertas significaciones
geográficas o exigencias económicas: rendimientos de un trigo o de un maíz en nuevas
condiciones, producción lechera, escantillón de los huevos, etc. Seleccionando
cuidadosamente estas variedades a partir de cepas “salvajes”, la agronomía no deja de mejorar
sus rendimientos. Pero al hacerlo, tiende a reducir singularmente la diversidad genética que se
encuentra en la naturaleza.

Si la selección voluntaria no va acompañada por una rigurosa conservación de las cepas


salvajes, corre el peligro de empobrecer peligrosamente nuestras posibilidades de obtener
otras variedades para hacer frente a situaciones nuevas. En efecto, no se puede dar marcha
atrás a partir de las cepas seleccionadas y reencontrar las cepas salvajes y rústicas de que
derivan. Sólo estas úl timas podrían permitir preparar tipos nuevos si por casualidad dieran en
cambiar las condiciones de la agricultura, de los climas, de los suelos. Nuestros medios de
acción genética nos convierten en contables de las especies que hemos domesticado y recibido
en herencia. Debemos conservar esta herencia que constituye el patrimonio genético portado
por la tierra.

Las desviaciones ideológicas.

Desde hace más de un siglo, y aún ahora también, lo único que se ha hecho con demasía ha
sido intentar utilizar argurnentos sacados de la biología para justificar determinados modelos
de sociedad. Darwinismo social o eufemismo, racismo colonial o superioridad aria,
insignificancia o todo poder de la genética en la formación de las aptitudes humanas, las
ideologías no han dudado en desviar los logros de la biología, torcerlos y amputarlos para
utilizarlos en el sentido por ellas deseado. Como la biología no tiene nada que decir sobre las
estructuras sociales, se le puede hacer de cir cualquier cosa. Así pues, nos limitaremos aquí a
una observa ción biológicamente bastante banal pero que se encuentra ligada a ciertos
aspectos de la educación: la diversidad genética que constituye la riqueza de las especies
animales o vegetales constituye también la de la especie humana.

Pues esta prodigiosa diversidad es al mismo tiempo el resultado y el motor de la evolución


biológica. Para la especie huma na en su totalidad como para cada conjunto nacional
constituye una baza considerable. Es esta inmensa variedad de aptitudes físicas y mentales lo
que confiere a las poblaciones humanas su plasticidad y su facultad de responder a los desafíos
cambiantes del medio

Ambiente, lo que les da su potencial de adaptación y de creación. Una población compuesta de


individuos genéticamente muy parecidos se encontraría a la merced de un accidente: epidemia
o cambio brusco en las condiciones de vida. Todo esfuerzo encaminado a homogeneizar las
propiedades biológicas de los individuos -ya sea por querer “mejorarlas” por lo eugenésico, ya
sea buscando la valorización de una propiedad como la aptitud para las matemáticas o para
correr- sería biológicamente suicida y socialmente aburrido.

Tanto en el grupo como en la especie, lo que da a un individuo su valor genético no es la


cualidad propia de sus genes. Lo que se lo da es que no tiene la misma colección de genes que
los otros. Que es único. El éxito de la especie humana se debe parte cularmente a su diversidad
biológica. Su potencial descansa sobre esta diversidad. Por lo tanto, debemos preservar
cuidadosamente esta diversidad de los seres humanos. O sea, preservar la importancia del
respeto al otro y de las diferencias en la vida social. Más aún teniendo en cuenta que la
diversidad cultural, que ha desempeñado un papel aún más importante que la diversidad
genética en el desarrollo de la humanidad, se encuentra hoy en día grave mente amenazada
por el modelo que a partir de ahora impone la civilización industrial.

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