28-09 Comisión Artrosis Corregida
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1. CONCEPTO
La artrosis es una enfermedad degenerativa del cartílago hialino ó articular, que
provoca desestructuración del mismo y del hueso subyacente (hueso subcondral). Puede
afectar a cualquier articulación, aunque es más frecuente en las pequeñas articulaciones de la
columna vertebral, rodillas, manos (articulaciones interfalángicas distales y base del pulgar) y
caderas.
Es una patología articular progresiva, y clínicamente se caracteriza por dolor articular,
rigidez y limitación del movimiento articular; finalmente provoca secuelas que son frecuente
causa de invalidez. Esas manifestaciones clínicas son variables, y es frecuente que no exista
una buena correlación clínico-radiológica (alrededor de un 90% de los mayores de 40 años
presentan alteraciones radiográficas sugestivas de artrosis, mientras que sólo un 30%
presentan síntomas).
La artrosis es una enfermedad de gran impacto socioeconómico por su prevalencia
(causa frecuente de consultas médicas), el gasto sanitario que conlleva (debido a la demanda
farmacológica y de material ortopédico), su repercusión en el ámbito laboral (es causa
frecuente de baja por invalidez) y la necesidad de hospitalización para cirugía de recambio o
protésica.
2. CLASIFICACIÓN
La artrosis puede ser idiopática (primaria) Primaria (idiopática)
Generalizada
o secundaria, según exista o no una causa local o Localizada
Secundaria
sistémica identificable. Son numerosas las causas
Enfermedades metabólicas
que favorecen la degeneración del cartílago y por Enfermedades endocrinas
Artropatías microcristalinas
tanto el desarrollo de una artrosis secundaria, Enfermedades articulares inflamatorias
Neuroartropatía
entre ellas: traumatismos, artrosis postinfecciosa Hiperostosis anquilosante
Hiperlaxitud articular
(tras una artritis séptica), condrodisplasias, Enfermedad ósea
Traumatismo articular (fractura osteocondral)
enfermedades endocrinas o metabólicas, y Disfunción articular interna
artropatías inflamatorias evolucionadas (como la Sobreuso articular
Osteocondrosis
artritis reumatoide en fase avanzada). Condrolisis
3. EPIDEMIOLOGÍA
Es la afección articular de mayor prevalencia en la edad adulta, lo que supone que sea
la causa más frecuente de consulta reumatológica y la segunda causa de invalidez después del
infarto de miocardio.
La prevalencia de la artrosis
depende de la localización, del número de
articulaciones que se estudien, y de que se
utilicen criterios clínicos o radiológicos.
Hasta los 35 años de edad la artrosis es
poco frecuente, aumentando su prevalencia
con la edad. En los países occidentales más
de la mitad de las personas mayores de 65
años presentan alteraciones radiográficas
características de la artrosis, y supera al
85% en los pacientes mayores de 75 años.
La incidencia de la artrosis es mayor en el
sexo femenino, en el que es más frecuente
Predomina en Predomina en la afectación de rodillas y articulaciones
mujeres hombres
interfalángicas; sin embargo, en hombre
predomina la afectación de la cadera y las metacarpofalángicas. En ambos sexos la
localización más frecuente de artrosis es en la columna vertebral.
El 85% de los pacientes con artrosis presentan limitación de movimientos, y un 25% no
pueden realizar sus actividades diarias más esenciales.
4. FACTORES DE RIESGO
Es importante conocer los factores de riesgo de artrosis, puesto que algunos de ellos
pueden ser modificados y así prevenir la aparición de esta patología. Podemos clasificar los
factores de riesgo en modificables (de los cuales el más importante es la obesidad) y los no
modificables (el principal en este grupo es la edad); o bien diferenciar entre factores de riesgo
de dolor e incapacidad funcional y los factores de riesgo causantes de las lesiones patológicas
visualizadas en las radiografías. Los factores de riesgo más importantes son:
Traumatismo y estrés reiterativo: Las fracturas y lesiones óseas que provocan una
pérdida del alineamiento articular o de las estructuras de amortiguación (Ej.: meniscectomía)
incrementan el riesgo de artrosis. Por otra parte la degeneración articular también se asocia al
uso reiterativo de una o más articulaciones en algunas profesiones o deportes (artrosis de codo
en operarios con martillos neumáticos, gonartrosis (artrosis de rodilla) en futbolistas, artrosis de
hombro en jugadores de balonmano, etc). Estos factores de riesgo favorecen por tanto la
aparición de artrosis en localizaciones poco frecuentes para una artrosis primaria.
5. ETIOPATOGENIA
5.1. Estructura del cartílago hialino
El cartílago es un magma formado por:
• Matriz extracelular, constituida por colágeno (tipos II, IX y XI) y
proteoglicanos. El colágeno más importante en la composición del cartílago hialino es
el colágeno tipo II.
• Células, los condrocitos. Éstos se encargan de regenerar y mantener el
cartílago hialino, pues sintetizan el colágeno, los proteoglicanos y las proteinasas.
AGUA
Fase lesional
(irreversible): Si el estrés
mecánico sobre la
articulación continúa,
termina por superar los
cambios reparativos y
comienza la destrucción de
zonas amplias del cartílago.
Los condrocitos “claudican” y se necrosan, la concentración de proteoglicanos disminuye y se
produce un reblandecimiento y adelgazamiento del cartílago. Al perderse la integridad del
cartílago aparecen hendiduras verticales (fibrilación del cartílago), que van aumentando en
tamaño y profundidad, y permiten observar zonas desprovistas de cartílago con el hueso
subyacente al descubierto. En un último intento reparador se produce un engrosamiento del
hueso subcondral, y aparecen brotes conjuntivos acompañados de yemas vasculares que
intentarán fabricar un fibrocartílago (sin las propiedades amortiguadoras del cartílago inicial).
Finalmente, estos brotes procedentes de médula ósea se transforman en hueso y dan lugar a
los osteofitos.
Es importante tener en cuenta que las alteraciones fisiopatológicas de la artrosis
aparecen en edades tempranas.
6. MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Los signos y síntomas de la artrosis están localizados en las articulaciones afectas,
siendo característica la ausencia de manifestaciones sistémicas (fiebre, cuadro constitucional).
En ocasiones, existe una gran discrepancia entre la sintomatología y las alteraciones
radiográficas observadas.
El síntoma más frecuente de la artrosis es el dolor, que tiene un ritmo mecánico (se
produce después de utilizar la articulación y se alivia con el reposo). En fases avanzadas el
dolor también aparece por un movimiento mínimo o incluso en reposo, y en fases muy
evolucionadas (en las que se suma a la artrosis un componente inflamatorio) es frecuente el
dolor nocturno. El cartílago no tiene inervación y es insensible al dolor, por lo que éste proviene
de otras estructuras intra y periarticulares.
La rigidez articular se produce tras un período de inmovilización prolongado y no
suele sobrepasar los 15 minutos. Es por ello que suele ser una rigidez matutina de corta
duración (a diferencia de en la artritis reumatoide, donde es de larga duración).
La impotencia funcional es consecuencia del dolor, la inestabilidad y la limitación de
la movilidad articular. Es un síntoma importante, que depende de la gravedad y la localización
de la articulación lesionada.
A la exploración se objetiva dolor a la movilización pasiva y activa, crepitación y
crujidos al mover la articulación, limitación del arco de movimiento y deformidad articular. La
atrofia muscular periarticular por desuso es un síntoma habitual y la debilidad muscular
resultante puede contribuir a la incapacidad. En ocasiones existen brotes inflamatorios (bien
por la propia artrosis o tras traumatismos u otras enfermedades asociadas) causantes de
hipertrofia sinovial y a veces de derrame articular.
Las localizaciones más frecuentes de la artrosis son las articulaciones de la rodilla, la
cadera, de las manos (las más características son las interfalángicas proximales y distales, y la
trapecio-metacarpiana (rizartrosis o artrosis de la raíz del pulgar)); y la columna, donde se
afectan principalmente las zonas de más movilidad (C5-C7 y L4-S1), aunque puede verse
afectada en toda su extensión.
En la artrosis la afectación articular suele ser asimétrica; en cambio, en la artritis
reumatoide la afectación es simétrica. Otra diferencia es que en la artritis reumatoide se
afectan las articulaciones interfalángicas proximales (y no las distales), las metacarpofalángicas
y del carpo (estas dos últimas no suelen verse afectadas en la artrosis). Además, mientras que
a la exploración los nódulos de la artrosis son duros (pues están formados por osteofitos), en la
artritis reumatoide son más elásticos (porque están formados por hiperproliferación de la
sinovial).
A continuación vamos a describir cómo es la afectación en cada articulación.
NÓDULOS DE HEBERDEN
NÓDULOS DE BOUCHARD
RIZARTROSIS
GENU VARO GENU VALGO GENU subir o sobre todo al bajar escaleras. En la
REC.
artrosis el pinzamiento suele ser asimétrico;
es decir, un compartimento suele estar más pinzado que el otro; el que se pinza con más
frecuencia es el compartimento interno. Puede afectarse también el externo o el fémoropatelar,
aunque es menos frecuente. Si se afectan los tres compartimentos simultáneamente
deberemos pensar en otras patologías, como la artritis microcristalina por pirofosfato cálcico.
La artritis reumatoide puede acabar en artrosis en fases avanzadas; en este caso la afectación
de los compartimentos articulares es simétrica.
La condromalacia rotuliana es más frecuente en
ARTROSIS
mujeres jóvenes, y ocasiona un dolor localizado alrededor de
la rótula que aumenta en actividades como subir cuestas o
bajar escaleras. Se caracteriza por reblandecimiento y
degeneración del cartílago rotuliano a consecuencia de
microtraumatismos repetidos o alteraciones del movimiento
rotuliano.
7. VARIANTES DE ARTROSIS
Clásicamente se han definido algunas variantes de la artrosis, aunque en la actualidad
algunas de ellas tienden a desaparecer o a incluirse como enfermedades distintas:
a) Artrosis primaria generalizada: se asocia con una clara predisposición genética,
especialmente para las mujeres. Presentan afectación de 3 o más grupos articulares entre los
que suelen encontrarse: las IF distales y proximales de las manos, la articulación trapecio-
metacarpiana, rodillas, caderas y articulaciones metatarsofalángicas. Las alteraciones
radiológicas superan con frecuencia a los hallazgos clínicos, que son similares a los de la
artrosis no hereditaria, aunque se diferencian en la precocidad y el mayor número y gravedad
de las articulaciones implicadas.
b) Artrosis inflamatoria erosiva: al igual que la anterior, incluida clásicamente como
un subgrupo de artrosis, en la actualidad se piensa que no es más que una artrosis más
agresiva y con mayor actividad inflamatoria. Afecta principalmente a las IF distales y a veces a
las proximales de las manos. Las radiografías muestran erosiones óseas importantes. Cursa
con dolor y evoluciona en brotes inflamatorios intermitentes.
c) Hiperostosis esquelética difusa (enfermedad de Forestier-Rotes Querol): no es
una verdadera artrosis, aunque puede confundirse con una por presentar algunas alteraciones
radiológicas similares. Se caracteriza por una osificación de ciertos ligamentos, en especial el
ligamento vertebral anterior y en menor grado en otras localizaciones: tendón rotuliano, crestas
ilíacas, calcáneo, olécranon, caderas…Es característica la formación de grandes osteofitos “en
llama de bujía”, y la formación de sindesmofitos entre cuatro o más vértebras contiguas. Se
diferencia de la artrosis por no observarse pinzamiento discal ni afectación de las articulaciones
interapofisarias.
GEODA
OSTEOFITOS
INCIPIENTES
(FLECHAS)
PINZAMIENTO Y
ESCLEROSIS
SUBCONDRAL
PREVENCIÓN DE LA ARTROSIS
Es fundamental la pérdida de peso, la práctica deportiva regular con deportes de bajo
impacto articular, para así fortalecer la musculatura y la función articular (ejercicios de
resistencia, aeróbicos, e incluso realizados en el agua), y los consejos laborales y deportivos
(mala postura, bipedestación inadecuada) sobre todo de la articulación predispuesta (por
ejemplo, en rodillas con alteraciones en los ejes). Si es necesario, se usarán dispositivos
ortopédicos.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la artrosis debe ser lo más precoz posible, antes de que se produzca
el deterioro irreversible del cartílago. Esta enfermedad precisa de la combinación de medidas
farmacológicas, quirúrgicas, y físicas (ejercicio, educación y prevención de riesgos). El
tratamiento debe individualizarse en función de una serie de factores:
- Existencia de factores de riesgo: obesidad, factores mecánicos predisponentes,
actividad física
- Factores de riesgo generales: edad, comorbilidad, polifarmacia
- Grado de intensidad del dolor
- Existencia de algún tipo de discapacidad
- Presencia de signos inflamatorios
- Localización y extensión de daño estructural
a) Terapia física: evitar el uso excesivo de las articulaciones lesionadas es una medida
importante, sobre todo en el caso de articulaciones que soportan peso. La presión que
soportan las extremidades inferiores cuando andamos se triplica o cuadriplica al trasladar el
peso de una pierna a otra. El uso de bastón, en casos indicados, ayuda a proteger la
articulación.
La pérdida de peso es aconsejable, especialmente en los pacientes con obesidad
importante, ya que reduce el dolor y mejora la movilidad articular. La aplicación de calor o de
baños templados puede aliviar el dolor. La rehabilitación (fisioterapia, termoterapia) alivia el
dolor y la contractura muscular, y mantiene y recupera el rango de movimiento articular.
I. Tratamiento sintomático:
Los más importantes son los fármacos analgésicos y antiinflamatorios; ambos
administrados por vía oral, constituyen la terapia rápida de los síntomas (actualmente la terapia
lenta no se usa).
El primer fármaco que debe utilizarse en el tratamiento del dolor artrósico es un
analgésico: el paracetamol; es un fármaco muy beneficioso, sobre todo en personas mayores,
porque apenas presenta interacciones farmacológicas. Su administración será regular (<4 g.
cuatro veces al día) y se mantendrá si es eficaz. El inconveniente del paracetamol es que no
consigue un control adecuado del dolor intenso.
En caso de mal control del dolor con paracetamol o si existen brotes inflamatorios
(sinovitis asociadas), se añadirá al tratamiento AINEs (antiinflamatorios no esteroideos). El
inconveniente de los AINEs es que tienen efecto lesivo renal y gástrico; es por ello que en
pacientes con un riesgo aumentado de efectos secundarios gastrointestinales se deben asociar
al AINE gastroprotectores (IBP, misoprostol) o elegir AINEs inhibidores selectivos de la enzima
COX-2. Los AINEs mejoran el dolor y la capacidad funcional, y el inicio de la acción es muy
rápido (estos efectos son similares en todos los AINEs); sin embargo, la respuesta a estos
fármacos es variable y no tienen efecto sobre la progresión de la artrosis. En la artrosis suelen
utilizarse AINEs de vida media larga (una o dos tomas al día) para mayor comodidad del
paciente, aunque si el componente inflamatorio es importante se subirá a tres tomas al día.
Los analgésicos opiáceos (tramadol, codeína) con o sin paracetamol, están indicados
cuando los AINEs (incluidos los COX-2) son ineficaces, están contraindicados o son mal
tolerados. Tienen más efectos secundarios que los AINEs, sobre todo el estreñimiento.
Los corticoides en terapia oral o parenteral no están indicados en el tratamiento
habitual de la artrosis, puesto que sus efectos secundarios a largo plazo superan el beneficio
que producirían. No obstante, las infiltraciones intraarticulares de corticoesteroides pueden ser
beneficiosas en el tratamiento de brotes articulares agudos con derrame y componente
inflamatorio (sobre todo en artrosis de rodilla) si se utilizan con precaución; también en
pacientes que no pueden tomar AINEs. Las inyecciones han de ser poco frecuentes,
especialmente en las articulaciones que soportan peso, puesto que existe riesgo de artropatía,
osteoporosis y rotura tendinosa. Otro inconveniente es que el efecto de los corticoides es
transitorio, y no hay que administrarlos si se sospecha de infección.
d) Cirugía: la cirugía tiene su principal indicación en los casos con dolor refractario y
discapacidad y en los que existen alteraciones radiológicas de artrosis. Los procedimientos de
cirugía ortopédica empleados en el tratamiento de la artrosis son artroplastia, osteotomía,
artrodesis y sustitución protésica total o parcial.
Esta es mi primera comisión…siento que sea tan larga. Pero en fin, espero
que no sea muy churro. La comisión está hecha completando los apuntes
del prof con la clase y las diapos. Si algo no os gusta o tenéis alguna duda,
decídmelo.
Sí, mis bichicos, os la dedico a vosotros…aunque os merecíais algo más entretenío!! (Algo de
neuro) jjjj
Rosa