Historia de La Psicología Evolutiva

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Aspectos históricos de la Psicología Evolutiva

La Psicología Evolutiva (P.E) es una disciplina que se caracteriza por lo diacrónico y procesual
desde la perspectiva genético constructivista. Esto quiere decir que los fenómenos se
caracterizan por tener nuevos dinamismos, según lo explicita (Amorín, 2010, p. 9).

Comienza siendo la Psicología del niño, que posteriormente va a cobrar interés por la
adolescencia, la adultez y la vejez.

La noción de infancia hasta la Edad Media:

En la Antigua Grecia (Etapa Antigua o Antigüedad) la Medicina utilizaba criterios de barbarie


respecto a los recién nacidos, al respecto Hipócrates consideraba natural distinguir que bebés
convenía conservar en contraposición a aquellos que se consideraban débiles, con
malformaciones y debían ser privados de la posibilidad de vivir. Se trata de un criterio utilizado
a lo largo de la historia. Esto se debe a la exaltación de la fuerza, la estética y la integridad del
cuerpo, requisito para la guerra.

En lo que respecta a los derechos y la dignidad devienen del padre, a quien el niño le pertenece
como propiedad. En un texto de la época Aristóteles en la Obra “Ética a Nicómaco” citado por
(Amorín, 2010, p. 10) en Bideaud , J. y otros 1992, expresa de la siguiente manera: “aquel que
proviene de un ser pertenece en propiedad particular a este ser”.

El niño aparece como candidato a ser ciudadano y la legislación establece la educación como
mecanismo para tal fin.

La sociedad Romana al igual que en la Antigua Grecia establece la asfixia por inmersión de los
débiles y las niñas; los niños que se conservan se deben a un orden bélico; el poder sobre el niño
lo tiene el “pater familias” con poder absoluto sobre los hijos. Esta situación cambia a finales del
año 390 d.C. donde el padre pierde el derecho sobre la vida y la muerte de los hijos como efecto
de la difusión de las enseñanzas del evangelio pregonado por los cristianos. Esto abre la
posibilidad del intercambio de afecto en la interacción entre padre e hijos.

Con el advenimiento de la Edad Media (S.IV-XV) se produce un acortamiento de la infancia como


etapa evolutiva, desde el destete el niño se precipita hacia la etapa adulta, quedando la niñez
invisibilizada. En el ámbito educativo los niños se mezclan de 6 a 20 años; las escuelas eran poco
frecuentes, reservadas a los sectores privilegiados de la población. La mezcla de edades se
mantiene en diferentes áreas de la vida cotidiana. Este período se caracteriza por la intensa
mortalidad infantil por efecto de las condiciones de precariedad de la vida, las enfermedades y
la escasa expectativa de vida. El niño era concebido desde una lógica adultocéntrica y
adultomorfista, considerándolo imperfecto o como un -adulto en miniatura-. Esto se puede
corroborar en el estudio de pinturas de la época como ser cuadros y grabados costumbristas
donde el niño es representado con las dimensiones de un adulto en dimensiones más pequeñas.

En lo que respecta a la educación, la misma queda relegada a la familia y la iglesia; esta época
se caracteriza por el temor a la ira divina y al castigo y el modelo de amor a dios como paradigma
del amor en general.

A fines de la Edad Media se dan una serie de modificaciones, a comienzos del S. XV el gobernante
J.Gerson (1362-1428) resalta la necesidad del trato afectuoso y considerado hacia los niños
pequeños. En lo que respecta al arte, Leonardo Da Vinci que representa al Recentismo, dibuja y
pinta a los niños como tales, dándole un nuevo estatuto al cuerpo del niño, discriminándolo del
cuerpo adulto; no se le reconoce el valor propio del ser infantil.

En el plano científico el Racionalismo, consideraba la razón como elemento central para


considerar el sujeto, por lo cual el niño no era considerado como sujeto; la razón se adquiría
pasados los 20 años.

Hacia fines del S.XV y en el correr de los S. XVI y XVII la infancia reaparece en los discursos de
moralistas y humanistas donde se destaca el afianzamiento de la escolaridad. En las escuelas
parroquiales se enseña a leer para incorporar los preceptos religiosos con el fin de formar
buenos cristianos; no son todos los niños quienes acceden a los dispositivos escolares.

El Humanista inglés Erasmo (1469-1536) en diversos tratados expone los principios modernos
de la educación de los niños, de 3 a 6 años; un programa de estudios de 10 a 14 años; reclama
instrucción para las niñas; insiste en el interés del juego y el interés de las competiciones
intelectuales e indica que la estimulación de la curiosidad y la imaginación colaboran en la
adquisición de preceptos. También indica que la competencia y el entusiasmo del maestro es
necesaria para la comunicación cálida necesaria para una verdadera educación.

Montaigne (1533-1592) enfrenta la práctica de castigos corporales y plantea la necesidad de una


relación afectuosa entre padres e hijos, reclamando una enseñanza que combine tareas
escolares con juegos y ejercicios físicos.

En el S.XVI se da un cambio de paradigma, los postulados de Copérnico sobre astronomía van a


derribar postulados considerados verdades inmutables y sagradas, se da un pasaje del
teocentrismo al modelo heliocéntrico. Estos cambios constituyen los antecedentes de la Época
Moderna.

En el S. XVII se destaca la preocupación pedagógica de tratar de explicar diferentes etapas en la


infancia, según la edad, generando divisiones dentro de la infancia. Al respecto, en la obra de
Comenius (S.XVII) propone la división de etapas de la infancia a tener en cuenta en la educación;
divide la infancia por lapsos (en períodos) de 6 años (criterio cronológico que no responde a la
observación rigurosa). Hacia 1690 el filósofo anglosajón Locke, compara el espíritu del niño con
una tábula rasa, donde la experiencia de la realidad ingresa a través de los sentidos.

En este siglo, el niño continúa siendo considerado pecaminoso, necesita ser purificado y
corregido.

El S. XVIII y el comienzo de una nueva noción de la infancia:

El filósofo J.J. Rousseau (1712-1778) sienta las bases para la noción moderna de la infancia. En
1762 en la novela “El Emilio” (tratado sobre educación) plantea que el hombre no es malo por
naturaleza o por el pecado original sino por el efecto desviante de una sociedad que lo
corrompe, esto se subsana con la educación temprana, preservando la pureza original. Resalta
la importancia de la lactancia natural a contraposición de la crianza con nodrizas. Así como
también señala que el niño debería ser entregado a un preceptor que ejerza la crianza en un
ambiente campestre, evitando los malos hábitos, los preceptos morales aleccionadores así
como las obligaciones y prescripciones cívicas, poco o nada de lectura y se indican las
conversaciones en un entorno familiar y lecciones de cosas. Es así que Emilio, el personaje de la
novela según señala (Amorín, 2010, pp. 14) “aprenderá el concepto y la idea de propiedad
directamente de un diálogo con el jardinero. Se debe dejar que la naturaleza actúe, siendo la
función del preceptor la de proveer las condiciones para las interacciones con el mundo físico”
la enseñanza se obtiene a través de la contemplación de las leyes de la naturaleza.

Este autor plantea la niñez y la juventud como etapas con características merecedoras de
valoración y respeto, así como también privilegia la observación. Sus preceptos generaron
cambios en la crianza infantil.

Se pone de moda la importancia del vínculo madre-hijo, en las clases desfavorecidas el


abandono y la crianza con nodrizas continúa vigente. En las ciudades el abandono de niños
aumenta. En Francia, en 1769 Luis XV crea una dependencia general de nodrizas, brindando
atención institucional con consecuencias positivas para la primera infancia. Esto cambia a finales
de del S. XVIII y comienzos del S. XX cuando las nodrizas se desplazan a la casa de los niños,
dejando sus hijos para atender a los hijos de la burguesía.

Después de los planteos de Rousseau, en el S. XVIII el médico Tiedemann en el texto


“Observaciones del desarrollo de las funciones anímicas en los niños” muestra lo que puede
hacer un niño en cuanto al desarrollo de sus facultades anímicas.

La Revolución Industrial generó cambios en los medios de producción, con consecuencias en la


producción de subjetividadi . Hay un cambio de la producción artesanal a la producción en serie
con la consecuente transformación social. Aparece una nueva clase social, el proletariado, el
fenómeno de la explotación y la categorización de la mano de obra barata y la exclusión. Los
niños participan en la cadena de producción, constituyen una mano de obra más plástica y
adaptable, adquieren nuevos aprendizajes prácticos y se les considera aptos para el trabajo
industrial. Se vuelve necesario atenderlos y entenderlos para instruirlos y dominarlos para la
mejor inserción en los nuevos medios de producción. Es así como la Psicología infantil cobra un
nuevo desarrollo con la explotación infantil.

En cuanto a las regulaciones de los derechos de la infancia, prácticamente no existían. En el


S.XVIII en Europa en el caso de robo de niños, según Ennew y Milner citados en Buran, E. 1998
se consideraba que el cuerpo no estaba habitado por una persona legal.

El siglo XIX

En este siglo, la ciencia, la pedagogía y la infancia -maduran- juntas. Cobra un papel relevante la
teoría evolucionista de Charles Darwin, quien evoluciona el pensamiento de la época y es
considerado pionero en el estudio científico de la infancia.

Desde el paradigma darwiniano se concibe al bebé próximo a la naturaleza, comparándolo con


el primitivo, el salvaje, el animal, conforme al recapitulacionismo, que plantea que la
ontogénesis1 sintetiza la filogénesis2. En este sentido el desarrollo es unidireccional con un
sentido escalonado hacia jerarquías superiores con mayor orden y organización, presentes en
los planteos teóricos de Freud y Piaget.

El interés científico va a estar puesto en la observación, el estudio y la comprensión de los


comportamientos infantiles, con énfasis en las relaciones cotidianas y la modificación de los
hábitos domésticos, y la convivencia intergenérica. Sin perder vigencia el interés en dirigir y

1
La ontogénesis analiza el desarrollo del individuo.

2
La filogénesis estudia la historia evolutiva de una especie.
domesticar las habilidades infantiles donde la crianza estaba impregnada de una moral de base
religiosa.

Durante el S. XIX se han de desarrollar macrosistemas educativos. Durante 1881 y 1882 en


Francia, las leyes de Jules Ferry establecen la obligatoriedad de la escolaridad. El sentido de la
institucionalización de la educación tenía por objetivo controlar y disciplinar las energías
disponibles para evitar futuras rebeliones juveniles. Al respecto (Resnick, 1989 citado en Amorín,
2010, p. 18) plantea respecto a la educación masiva:

“Las escuelas masivas surgieron de diferentes raíces y son un fenómeno muy


reciente en la historia de la educación. La educación masiva deriva de una
tradición de alfabetización baja (Resnick, D. y Resnick, L., 1977) destinada a
producir niveles de competencia mínimos en la población general y surgió en
Europa, durante los esfuerzos de la Reforma y Contrarreforma para formar una
población que pudiera leer el catecismo y la Biblia. Durante el siglo XIX la
escolarización masiva fue adoptada como parte de una nueva agenda nacional
en los países que estaban empezando a formar sus ejércitos nacionales y a
imponer un lenguaje y una cultura común a sus habitantes”

En el caso de Inglaterra la escolarización básica obligatoria se da junto con la urbanización y el


crecimiento de la población de los suburbios.

En este siglo la ciencia toma al niño con un interés más académico, más objetivo, el Dr. Breier
(1882) en el texto “El alma del niño” consolida el método privilegiado de la Psicología Evolutiva,
la observación. El estudio de la infancia y la Psicología Infantil entran en el ámbito científico,
afianzándose, en EE. UU; Stanley Hall funda la “Unión nacional para el estudio del niño”.

A finales del S XIX y principios del S. XX la psicología goza de estatuto científico, alejándose de la
filosofía y la metafísica. Este período se caracteriza por la búsqueda de métodos confiables
acorde a los estándares de la ciencia. Hasta ese entonces el método privilegiado era la
introspección, saturada de subjetividad.

En el año 1888, Ribot crea la primer Cátedra de Psicología en el Colegio de Francia, donde Pierre
Janet fue su alumno e instaura un método clínico para investigar en profundidad la personalidad.
El método consistía en la observación de sujetos en situación y los datos se obtenían a través de
conversaciones reiteradas.

Es de destacar que el término -experimental- va a certificar por primera vez a la disciplina en el


“Segundo Congreso Internacional de Psicología Experimental” (Londres, 1892).

Los trabajos de Lamarck y Darwin inscriben el concepto de -evolución y desarrollo- (Bideaud y


otros citado en Amorín, 2010, pp. 18-19).

En este contexto Burman citado en Amorín, 2010, menciona que a finales del S.XX el estudio
infantil implicaba cinco líneas para la investigación evolutiva: en primer lugar, el estudio de la
mente; en segundo lugar se ejemplificaba en el desarrollo mental infantil; en tercer lugar el
abordaje del conocimiento en el marco de un contexto biológico; en cuarto lugar, la
participación en la praxis educativa, médica y asistencial y en quinto lugar la institucionalización
de la antigua escisión entre emoción y racionalidad, representada en la división sexual por parte
de la investigación científica.
En Inglaterra, Galton (1875) define el binomio herencia-ambiente, años más tarde se instala en
este país la escolaridad básica obligatoria. En este contexto nace la psicología individual
precursora de la psicología de la personalidad y la psicología evolutiva.

Al respecto (Bideaud citado en Amorín, 2010) menciona las observaciones realizadas por Taine,
quien registraba la adquisición del lenguaje en su hija; el fisiólogo alemán Preyer describe de
forma cuidadosa los tres primeros años del desarrollo de su hijo; S. Hall (1846-1924) primer
estudiante extranjero de Leipzig en el laboratorio de Wundt al regreso a EEUU se dedica a la
exploración del contenido del espíritu del niño.

El S.XX

S. Hall dirigió el doctorado de A. Gessel (1880-1961) quien va a fundar la Clínica del Desarrollo
del niño en la Universidad de Yale donde investigar y crea inventarios de la aparición de
comportamientos según la edad de los sujetos. Realizó registros fílmicos para la observación de
los niños.

Baldwin (1861-1934) psicólogo norteamericano quien estuvo en el laboratorio de Wundt y fue


discípulo de Charcot, realizó observaciones de carácter metódico de recién nacidos; realizó los
primeros estudios sistemáticos de las diferencias individuales para comprender la adaptación
del niño a su madre. Trasladó los postulados evolucionistas a la psicología, nutriéndose de los
planteos de Darwin y Hegel e influye a Wallon, Piaget y Freud.

Binet (1857-1911) introduce cuestionarios sistematizados y rigurosos para la época que se


transformaron en la escala de medición de la inteligencia infantil. Mas tarde Terman elabora El
Binet-Stanford en EEUU; la psicología de la época tiende a medir y cuantificar de forma
exhaustiva, legitimándose como ciencia con los criterios positivistas de la época.

En la primera posguerra la iglesia es sustituida como autoridad moral por la medicina,


sustituyendo el discurso autoritario por otro, definiendo los cuidados y la educación infantil. En
este proceso participa la psicología infantil de la época.

Henry Wallon (1879-1962) funda el Laboratorio de Psicobiología de la infancia en 1925.

En 1905 aparece la obra de Freud, Tres ensayos para una teoría sexual, generando malestar en
los círculos victorianos de Viena. En 1900 había publicado el texto Interpretación de los sueños
donde presenta el primer modelo sobre los mecanismos intrapsíquicos de la personalidad.

El interés por el desarrollo de la niñez abre paso al estudio de la adolescencia; el tercer ensayo
de Freud se denomina La metamorfosis de la pubertad.

La Psicología como ciencia recibe un empuje con la implementación de los test mentales,
Terman expresaba que por fin la psicología llegaba a constituirse en ciencia. Esto responde a los
criterios del positivismo para convertirse en ciencia, en términos de Terman en (Amorin 2010,
p.20) plantea: “por fin llegaríamos a constituirnos en una ciencia, ahora sí, tomada en serio”.
Según Burman, mencionado en Amorín (2010) La lógica del momento se caracterizaba por la
descripción, medición, regulación, prescripción, clasificación y comparación lógica, con bases en
el control demográfico, la antropología comparada y la observación animal. Estos criterios
posicionan al hombre en una jerarquía que donde el hombre se encuentra por encima de los
animales, el hombre europeo por encima de los no europeos, el hombre por encima de la mujer
y el adulto por encima de otras etapas de la vida.
Este momento se va a caracterizar por la búsqueda de leyes del desarrollo rigurosas,
impregnadas de una visión cuantitativa, con el objetivo de lograr la precisión diagnóstica,
predictibilidad para hacer pronósticos exhaustivos.

El niño es considerado una tábula rasa, en que se irá imprimiendo el conocimiento aportado por
la experiencia. En este sentido, la Psicología Evolutiva va a dar cuenta del desarrollo a través de
un conocimiento descriptivo. La visión de la infancia en este momento histórico se resume en la
expresión: “el niño es el padre del adulto”.

A mitad del S. XX los paradigmas heredados por la Psicología evolutiva, de carácter dilemático,
son los siguientes: normal-anormal; social-no social. El criterio científico va a estar basado en la
impronta del modelo médico (higiene mental) que influenció la moral de crianza de los niños.
En esta época Arnold Gesell observa el desarrollo infantil, a través del método clínico, realizando
catálogos de conductas esperables según las edades. Este autor, observó y filmó cientos de niños
en condiciones controladas, así como un archivo fílmico y de libros vinculados al desarrollo de
la infancia y la adolescencia, donde realizó caracterizaciones clasificadas con un criterio
cronológico.

En la segunda década del S.XX a investigación en Psicología evolutiva va a estar relacionada a lo


escolar y lo social. En este sentido, la atención de los conductistas en los años 20 a los 60 estuvo
centrada en lo ambiental para luego ser desplazadas por las psicologías cognitivas.

Análisis por década, el estado de situación de la Psicología evolutiva en el S. XX

En a década de 1950, hay un cambio en la perspectiva en la mirada de la Psicología evolutiva


respecto al desarrollo. Con el psicoanálisis, la figura de la madre y la función emocional va a ser
fundamental en el ciclo evolutivo. Esto se esquematiza en la expresión “la madre es el destino
del infante”, esto dio lugar a mandatos estereotipados de género que definen la maternidad con
destino de la mujer. En lo que respecta al conductismo, se centró en el estudio de la influencia
del ambiente (familiar y escolar), desviándose hacia la difusión y el asesoramiento, generando
una moral de crianza basada en los conocimientos psicológicos.

En la década de 1960, hay un cambio significativo con relación a la condición psicológica del
bebé, pasando de la percepción de que el bebé estaba apeas dotado de un repertorio básico de
reflejos cognitivos a la visión del bebé como competente en la adaptación a la nueva realidad,
disponiendo de herramientas y predisposiciones más complejas de lo que se creía. Se modifica
la concepción de la infancia con los aportes del psicoanálisis, la tecnología y la psicología
evolutiva experimental, viéndose desplazado el paradigma conductista por los aportes de la
psicología cognitiva, la tábula rasa da lugar a circuitos preprogramados. Empieza a surgir un
paradigma del desarrollo basado en una progresión que va desde los biológico a lo social. Es en
esta década donde tiene lugar la eclosión de la adolescencia.

En la década de 1970, de la mano de la investigación del desarrollo temprano, donde cobra


importancia lo biológico se asume que el bebé comienza siendo un organismo biológico que
tiene que ser incorporado dentro de un sistema familiar preexistente, donde tiene un rol activo
hacia el ambiente. En este momento la comunicación va a cobrar importancia, esto se refleja en
el paradigma interpretativo que va a dar sentido a las conductas evidenciadas en la infancia
donde interactúan el niño y el ambiente.

En este momento, va a estar en auge la psicología individual (en Uruguay, psicología diferencial),
va a dar paso hacia la consolidación de la psicología de la personalidad y la psicología evolutiva.
En la década de 1980, las investigaciones van a mostrar un bebé más activo de lo que se creía
anteriormente, lo mismo sucede con otras etapas del desarrollo infantil. Lo más destacable va a
ser la adopción del paradigma constructivista, que asume que la conducta es una situación social
generada en un contexto e interpretada desde allí, se caracteriza por ser construida. Las
investigaciones, toman como unidad de análisis la díada madre-bebé, donde constituyen una
estructura, como un sistema social.

En la década de 1990, las investigaciones comienzan a percatarse de otros personajes del


entorno que son relevantes en el desarrollo del niño. Se resignifica la función y el rol paterno,
donde el padre cobra una dimensión trascendente en la crianza de los hijos. Producto de la
divulgación masiva, la población comienza a consumir información acerca del desarrollo de los
niños.

Los desafíos de la Psicología evolutiva en el S. XXI, desde el año 2000 a la actualidad

Los desafíos actuales responden a la concepción relacional de las definiciones de infancia; la


incidencia de la perspectiva de género; la disminución del etnocentrismo y la creciente
especialización de modelos evolutivos; los cambios dramáticos en la subjetividad infantil,
adolescente, adulta y anciana; la crisis y el desfallecimiento de la adultez. El lazo entre la
psicología evolutiva y las políticas públicas, en sus características negativas, que refieran a el
análisis insuficiente de la complejidad del pasaje del conocimiento académico al ámbito público;
el aumento de la preferencia política para estrategias únicas y de bajo costo; la
descontextualización y el impacto que genera en la intervención; los planes traídos de otros
lugares y aplicados de forma contextualizada.

BIBLIOGRAFÍA:

Amorín, D. (Ed.). (2010). Apuntes para una posible psicología evolutiva (2. ed). Ed. Psicolibros

[u.a.].

i
Subjetividad, modos de ser y estar en el mundo (sentir, hacer, pensar)

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