Material Complement A Rio III
Material Complement A Rio III
Material Complement A Rio III
Géneros periodísticos.
- De opinión: en estos textos el periodista toma partido por una postura u otra a partir
de la información que tiene. Tratará de convencer al lector dé que su posición sobre el
tema es la correcta. Su función es persuadir al destinatario. El editorial, la columna o el
artículo serían géneros de opinión.
Los géneros periodísticos no son una clasificación absoluta o universal como la mayoría
de aspectos del periodismo. La teoría periodística surge como consecuencia del trabajo
diario de los periodistas. Por ello, los textos periodísticos no se distinguirán claramente
unos de otros, sino que compartirán sus características en la práctica.
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6. El artículo (de opinión): el articulista expone su opinión acerca de una información
de actualidad periodística.
8. El editorial: en él se expresa la postura del diario sobre hechos que han ocurrido
durante la jornada informativa. Suele ser escrito por el director o el subdirector.
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Géneros de Información
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Introducción.
“... en primer lugar, plantea que debe existir una separación rigurosa entre la
información y la opinión. La presentación de los hechos –porque se exige exactamente
eso, presentación– no debe estar contaminada con elementos subjetivos. En el
periódico debe haber espacios definidos con toda precisión para el relato de
acontecimientos y otros para la valoración de los mismos. C.P. Scott, director del
Manchester Guardián por muchos años, sintetizó el asunto con una fórmula categórica:
«Los hechos son sagrados, la opinión es libre»” (Álvarez, 1978: 33).
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texto narrativo. Además, la tipología (como secuencia o género subsidiario) que se
intentará reconocer en las noticias que conformarán el corpus será la evaluación (Van
Dijk, 1990 y Bolívar, 1994), pues ésta es una forma de organización o género en el que
la visión personal del productor textual queda en evidencia al asumir éste una posición
ante el hecho noticioso.
Como paso preliminar de una investigación más amplia, este trabajo presenta una
disertación teórica en torno a la noticia como texto narrativo; la evaluación como un
componente cada vez más evidente en los textos periodísticos informativos; cómo se
conformaría un corpus para el análisis de esta propuesta teórica; y, por último, qué
modelo podría aplicarse para su comprobación.
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Dado que la noticia periodística es un texto que narra un hecho de interés general,
posee características propias del género narrativo por lo que podría considerarse la
existencia de una “narrativa periodística”.
Sin embargo, no se puede pensar a rajatabla que la noticia sólo es narrativa. En ella
convergen otros tipos de géneros (descripción, diálogo, explicación, argumentación),
pero en el que domina uno en especial, en la perspectiva de este trabajo, el narrativo.
Aquí reconocemos la llamada heterogeneidad textual de la que habla Adam (1991, en
Ciapuscio, 1994).
Aun cuando para Adam, “el texto es un objeto abstracto”, la identificación de éste
como una estructura compuesta por secuencias es totalmente aplicable a la noticia
periodística. Según su visión, el texto es un conjunto de módulos o sistemas que
interactúan y cuya jerarquía va desde el texto hasta las proposiciones, pasando por las
secuencias, las cuales están compuestas por macroproposiciones y éstas por
proposiciones (Fuentes Rodríguez, 2000).
Para Adam existe una serie de tipos o secuencias prototípicas que se caracterizan
por la presencia de determinadas marcas lingüísticas de superficie, entre las que
incluye la secuencia narrativa, la descriptiva, la argumentativa, la explicativa y la
dialogal.
En Adam y Lorda (1999) se considera la secuencia como una unidad textual que, en
el caso de la narración, está formada por cinco proposiciones narrativas que pueden
corresponder a oraciones simples o grupos de varias oraciones (párrafos tipográficos o
semánticos). Estos son: situación inicial (Pn1), nudo (Pn2), acción (Pn3), desenlace
(Pn4) y evaluación (Pn5).
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desencadenante del relato y, como señal lingüística, es introducido por un organizador
temporal (Años después, Más tarde, Pasadas las horas, etc.). En el caso del texto
noticioso, el segundo párrafo es importante, pues se inicia el llamado cuerpo
informativo. Este debe intentar explicar el lead o responder las preguntas que, por
extensión o falta de espacio, no pudieron contestarse en el primer párrafo. Por su
característica explicativa, en cierta forma expone el porqué de la situación inicial, con
lo cual podría considerarse como factor desencadenante del relato. Asimismo, muchas
noticias poseen, no un organizador temporal al inicio del párrafo, pero sí dejan para
este apartado las respuestas a la ubicación espacio–temporal del suceso reseñado (El
hecho ocurrió la tarde de ayer, cuando el Primer Mandatario...). Aquí se cumple una de
las exigencias características del discurso narrativo: la unión de proposiciones,
cláusulas o secuencias por una relación temporal.
Por último, la situación final está compuesta por una evaluación (Pn5) sobre la
transformación que se ha suscitado a partir de la situación inicial. Como anunciamos en
la introducción del trabajo, la evaluación es un componente que cada vez más aparece
en la noticia periodística. Los productores textuales, dado que es un relato o
representación del mundo, se ven en la necesidad de evaluar, es decir, de exponer de
alguna forma sus puntos de vista para explicar y justificar su percepción de ese mundo
que han representado.
Así ocurre en la noticia periodística, ya que la hemos considerado como una clase
de texto narrativo. Al periodista, como narrador de un hecho de interés general para
una sociedad a la cual él mismo pertenece, se le hace imperativo evaluar los hechos
que componen su relato. A pesar de que se ha determinado que el reportero no debe
exponer su punto de vista de manera evidente, en muchas ocasiones se sirve de
estrategias retóricas (estilo, por ejemplo) o de la inclusión de otras voces en el texto
(discurso referido) para exteriorizar sus pareceres sobre lo narrado.
Van Dijk (1990) reconoce la evaluación como parte estructural del discurso
periodístico, lo cual contrasta con la tradición de objetividad que rodea la noticia como
género informativo.
“Por último, un discurso periodístico posee una categoría que caracteriza los
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comentarios, las opiniones y las evaluaciones del periodista o el propio periódico. Aun
cuando muchos productores de noticias comparten la visión ideológica de que el hecho
y la opinión no deben mezclarse, esta última categoría de los comentarios aparece
frecuentemente en la noticia, si bien a veces de una forma indirecta. La categoría de
los comentarios consiste en dos subcategorías principales: evaluación y expectativas.
La evaluación caracteriza las opiniones evaluativas sobre los acontecimientos
informativos actuales; la categoría de las expectativas formulan consecuencias
políticas o de otro tipo sobre sucesos actuales y la situación. Puede, por ejemplo,
predecir acontecimientos futuros”. (Van Dijk, 1990: 87)
Queda demostrada así no sólo la recurrencia cada vez mayor del componente
evaluativo en la noticia periodística, sino también la importancia de su análisis para
poner en evidencia la actitud u orientación ideológica del reportero o del medio de
comunicación donde se presenta el texto.
Sin embargo, el lenguaje en uso, el discurso, lo que se publica día a día en los
periódicos, está demostrando que otra es la realidad, pues cada día se nota más como
las noticias, consideradas como un tipo de texto narrativo, poseen un componente
fundamental que es la evaluación de los acontecimientos que se presentan.
Se recomienda que las noticias sean escogidas de dos diferentes periódicos de igual
magnitud y estilo, para establecer algún patrón de comparación, y que los textos
escogidos sean de un mismo tipo de información (por ejemplo, política, deportes o
sucesos), en el que la sucesión de hechos sea imprescindible. Para mostrar el tipo de
análisis que se propone para verificar el carácter narrativo de las noticias y la
existencia de la evaluación como componente secuencial, se presenta a continuación
la aplicación del modelo de Adam y Lorda (1999) a una noticia publicada en el diario
venezolano El Nacional, el pasado domingo 22 de julio, en la sección de Sucesos.
Diario: El Nacional
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Fecha: Domingo, 22 de julio de 2001
Nudo (Pn2)
De acuerdo con fuentes del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, los delincuentes se
presentaron en la casa alrededor de las 4:00 de la tarde de ayer, tocaron el timbre y se
identificaron como empleados de la compañía Telcel.
Acción (Pn3)
Al parecer, Blohm les abrió la puerta, pero al darse cuenta de que se trataba de un
asalto trató de cerrarla. Fue inútil, pues la banda forzó la entrada y, como respuesta a
su resistencia, le disparó.
Desenlace (Pn4)
Evaluación (Pn5)
Una de las hipótesis que maneja la policía judicial es la de complicidad por parte de los
vigilantes, pues la urbanización únicamente tiene acceso a través de un portón
eléctrico, cuyo mecanismo de apertura y cierre está controlado por los empleados de
seguridad.
La situación inicial (Pn1) responde a las características del texto narrativo, pues
presenta el acontecimiento (“Víctima de un asalto a su casa... fue asesinado de un
balazo en la región abdominal que le dispararon cuatro antisociales, quienes lo dejaron
morir desangrado mientras robaban...”); las circunstancias espacio–temporales del
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hecho (“... en la tarde de ayer...”; “...la quinta La Llanada... ubicada en la calle Los
Eucaliptos del Alto Hatillo”) y sus protagonistas (Federico Blohm Knohr, su esposa
Margarita Zingg).
IV. Referencias.
ADAM, J.M. y C. Lorda (1999). Lingüística de los textos narrativos. Barcelona: Ariel.
ALVAREZ, F. (1978). La información contemporánea. Caracas: Contexto Editores.
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VVAA (1996). Libro de Estilo El País. Madrid: Ediciones El País.
VVAA (2000). El Tiempo. Manual de Redacción. Bogotá: Editorial El Tiempo.
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Material complementario III.2
Estructura.
La entradilla es la parte más importante; se pueden utilizar recursos como una
anécdota o una frase escrita con brillantez (metáfora); un arranque humano (fijando la
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atención en alguien); mezclando números y personajes; o utilizando un elemento que
cause sorpresa.
El reportaje debe desarrollarse siguiendo una intención, no puede ser una mera
yuxtaposición de hechos. El hilo conductor debe aparecer en la entradilla y servirá
como colofón final.
a) Relato cronológico
Se hila el reportaje siguiendo el orden cronológico de los hechos. Los primeros párrafos
quedan exentos de esta norma.
b) Reportaje informe
Es poco recomendable. Especie de tesina académica con toda suerte de datos y
detalles. Es común de publicaciones especializadas.
c) Reportaje de preguntas
El periodista hace preguntas expresas (que se haría el lector) e incorpora las
respuestas adecuadas incluyendo datos y documentación suficiente. Muy didáctico
d) Reportaje - perfil
Sucedáneo de la entrevista - perfil o de la entrevista objetiva. No es preciso conversar
con el protagonista ni centra la información en sus declaraciones. Se emplea la técnica
cronológica y se repasan los acontecimientos más importantes de su vida.
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Material complementario III.3
Ambas tienen como sello de identidad su función informativa, aunque entre las
entrevistas debe contemplarse una modalidad que se aproxima al artículo, ya que, sin
abandonar su fin informativo, incorpora un componente estético: la entrevista creativa.
Definición.
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las palabras textuales de ambos-, o como un artículo basado en las declaraciones de
un determinado personaje, es decir, una entrevista creativa.
Antonio López Hidalgo considera que la entrevista es un género auxiliar de otros, como
la crónica o el reportaje (117), y Gabriel García Márquez opina que la entrevista es el
“género maestro”, porque en ella está la fuente de la cual se nutren todos los géneros
periodísticos (118). Montserrat Quesada la define como un método mediante el cual un
periodista entra en contacto con un personaje que despierta interés público por su
personalidad o el cargo que ocupa (119), aunque diez años más tarde, esta autora, en
una obra conjunta con Eric Frattini, le añade un condicionante a esta definición que le
otorga mayor exactitud, al concretar que se trata de un “texto especializado” (120).
Aunque, como dice Waldrop(123) las definiciones “suelen ser aburridas además de
incompletas”, vamos a analizar lo que de este género han dicho varios estudiosos.
Manuel del Arco (124) nos ofrece la definición más breve, y que puede servirnos para
iniciar su estudio: es una conversación llevada a letra impresa. La entrevista es un
género periodístico eminentemente informativo, aunque puede incluir alguna
apreciación del periodista en forma de comentario de forma explícita sobre el contexto,
pero nunca sobre sus respuestas, ya que su fin es informar objetivamente de las
opiniones expresadas por el entrevistado. Sin embargo, Antonio López Hidalgo, de
acuerdo con Fernando Martínez Vallvey, considera que la entrevista tiene una función
persuasiva, porque las opiniones del entrevistado son ya una subjetividad, por lo que
estima que puede ser catalogado como un género periodístico de opinión (125),
aunque el mismo autor aclara a continuación que la subjetividad de estas opiniones
está ligada a la persona, y no al periodista ni al texto que finalmente se publica. Ana
Francisca Aldunate y María José Lecaros afirman que una entrevista es, sencillamente,
un intercambio oral o escrito sobre un tema con una persona de relevancia que
despierta interés en la opinión pública (126). La mayoría de las definiciones insisten en
dos elementos ineludibles: el diálogo y el antagonismo de los que hablan (127).
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pues si bien es verdad que en el periodismo no riguroso abundan las entrevistas,
también es cierto que el sensacionalismo es un invento anglosajón. Además, afirma
que la entrevista que más gusta en el periodismo latino es la creativa (133).
José R. Vilamor ofrece una definición extensa en la que incluye los distintos tipos de
este género periodístico (134). En su opinión, la entrevista es la consecuencia del
diálogo entre un periodista y un personaje, el resultado de una conversación formal con
una persona a la que se acude para que dé su opinión autorizada sobre un hecho
noticioso o para conocer distintos aspectos de su personalidad, e incluso para que
comunique alguna novedad que puede originar una noticia. Héctor Borrat contempla la
entrevista también como una conversación, aunque considera que realmente es el
relato resultante de ella. Se trata de un texto que se publica en un periódico en el que
se da cuenta del diálogo sostenido entre un periodista y otra persona de la que
interesa su opinión sobre algún asunto (135). José Julio Perlado también destaca en la
entrevista el diálogo entendido como una apertura del entrevistado hacia el lector. De
esta forma, el periodista sería el puente de relación entre las opiniones del personaje y
las inquietudes culturales del receptor (136).
Leonor Arfuch opina que la entrevista es, ante todo, una narración, porque nos acerca a
los personajes entrevistados a través de sus opiniones personales (139), y en la misma
línea se manifiesta David Vidal, quien basado en los estudios del teórico ruso Mijail
Batjin, prefiere definir la entrevista no como un género específicamente periodístico,
sino como un texto discursivo debido a que es una comunicación oral, es decir,
enunciativa (140).
José Javier Muñoz plantea cuatro condiciones que debe cumplir toda entrevista: interés
real por su protagonista o por la calidad de sus respuestas, primera condición sin la
cual no merece ser publicada; justeza en la transcripción, pues, aunque no se publique
lo contestado literalmente, tiene que reflejar la intención de cada respuesta;
naturalidad en lo escrito, que debe transmitir al lector el tono en el que se desarrolló la
conversación; y amenidad, que son las aportaciones del periodista en la descripción del
ambiente para lograr un texto agradable(141). Y Martínez Vallvey señala otras cuatro
características fundamentales que considera definitorias de este género periodístico
(142). En primer lugar es un tipo de texto difundido en cualquier medio de
comunicación en el que se refleja la verdad del contenido de una conversación. La
segunda condición es que este diálogo ha tenido que ser necesariamente planificado y
programado. También, debe reflejarse el texto con la máxima claridad para que sea
entendido por el receptor. Por último, la entrevista tiene el doble objetivo de informar y
de formar culturalmente a la población.
Podemos concluir que la entrevista es un género del periodismo informativo que refleja
las respuestas de un personaje, cuyas opiniones, debido a su relevancia social, al cargo
que ocupa, o a su implicación en hechos de la actualidad informativa, son de interés
general. Por todo ello, las características esenciales podrían resumirse en cuatro puntos
(143):
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2. Su texto refleja una conversación basada en preguntas y respuestas para conocer
las opiniones de un personaje.
3. Puede reproducir las palabras del periodista y del entrevistado en primera persona, o
integrar las respuestas obtenidas entre comillas dentro de un texto creativo.
4. Su objetivo es obtener información de hechos y de opiniones que interesan al lector.
José Francisco Sánchez afirma que en una entrevista coinciden cuatro integrantes: el
entrevistador, el entrevistado, el asunto y el contexto. De ellos, sólo uno permanece en
el tiempo, mientras los otros cambian. Sólo el periodista continúa a través de las
entrevistas de su vida (144). Es necesario señalar que también existen otros
elementos, como el medio de comunicación para el que se hace, con sus
especificidades, y el público al que está dirigido, especializado o no. En el presente
apartado trataremos de la entrevista en prensa no especializada.
En general, las preguntas que se hacen en una entrevista pueden ser clasificadas en
abiertas y cerradas. Antonio López Hidalgo distingue, además, las extensas y las
monosilábicas; y las generales y concretas (146). Las abiertas son aquéllas en las que
el entrevistado tiene la posibilidad de responder como considere oportuno, mientras
que las preguntas cerradas sólo admiten un monosílabo, aunque puede estar
acompañado por una explicación. Guillermina Baena Paz distingue también las
abiertas, con la definición anterior; las cerradas, que son aquéllas que ofrecen varias
posibilidades de respuesta entre las que debe elegir el entrevistado, y las literales, que
son las que requieren una respuesta concreta (147). Pero una clasificación de
preguntas en cuanto al objetivo que persiguen dentro de la entrevista nos la aporta
José Francisco Sánchez, quien considera que el éxito en ocasiones depende de cosas
tan sencillas como el orden de las preguntas que se plantean, y recomienda una
secuenciación bien planificada para lograr un buen trabajo (148):
En primer lugar, y para ganar la confianza del entrevistado, se hacen las preguntas
cómodas, fáciles de contestar, que aportan un ambiente distendido, apropiado para
una conversación amistosa. Son cuestiones gratas de recordar para el personaje cuyas
respuestas no van a aparecer en el texto que se publica, pero son el comienzo
adecuado para una charla íntima en la que se establece un clima apropiado que
posibilita obtener algunas confidencias. Es una fase de aproximación entre las dos
partes, con el único objetivo de establecer un clima cordial que facilite la conversación
posterior.
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Las preguntas ordinarias en orden creciente de dificultad van a continuación. Es la fase
más importante de la entrevista. Por medio de preguntas auxiliares, se pretende llevar
al entrevistado a las cuestiones más comprometedoras. Se trata de preguntar cosas
que incluso pueden ya conocerse parcialmente, pero se hacen con el objetivo de
obligar al personaje a manifestarse sobre algo que, si no es de esta forma, evadiría con
facilidad. Es un procedimiento denominado por algunos periodistas como “la técnica
del embudo”, aunque no es una regla aceptada por todos.
Una vez terminada la entrevista formal, vienen las preguntas finales sin grabadora ni
bloc de notas. En estos momentos, el entrevistado se relaja y puede hacer alguna
manifestación importante que en el transcurso de la entrevista no había hecho por
estar a la defensiva. Es una fase que en ocasiones se convierte en la más importante
de la conversación, pues en ella pueden aparecer respuestas sorprendentes, aunque
las limitaciones éticas deben estar presentes. Siempre debe respetarse el “off the
record” previamente pactado. Nos referimos a respuestas que se producen en los
instantes finales, pero dentro de la conversación, cuando el entrevistado puede
hacernos una confesión que hasta ese momento no había hecho.
Julio del Río también señala un modelo de entrevista redactada en tercera persona,
dentro de la que se introducen algunas palabras entrecomilladas de las respuestas del
entrevistado, sin la pregunta directa que las motivó. Es la entrevista que denomina
narrativo-descriptiva, también llamada de semblanza o de personalidad (151), y que se
parece a un artículo, ya que la frontera entre ambos géneros periodísticos en este caso
es difusa. Se centra en los aspectos biográficos y de personalidad del entrevistado a
través de sus respuestas, y permite de forma más abierta el uso de recursos literarios,
aunque siempre debe prevalecer la función informativa.
Estructura.
Aunque Antonio López Hidalgo opina que la estructura formal propia de este género es
libre, especialmente en la entrevista creativa (153), la mayoría de los autores que lo
han estudiado coinciden en proponer un esquema muy similar. Susana González Reyna
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considera que la entrevista consta de tres partes: la entrada, que sirve para la
presentación del personaje; el cuerpo, que contiene las preguntas y las respuestas; y la
conclusión, que puede ser la última respuesta, un comentario del periodista o el final
del relato (154). Una estructura similar propone Guillermina Baena Paz (155): la
entrada, que tiene como objetivo la atracción del lector; el cuerpo, con las preguntas y
respuestas; y el final, con una frase significativa o la reflexión personal del periodista.
También en la misma línea se encuentra la propuesta de Montserrat Quesada (156): la
entradilla, donde se presenta al personaje con una tipografía diferente al resto del
texto; la introducción, en la que se describe al entrevistado y el ambiente que reina en
la conversación; y la coletilla, que es donde el entrevistador puede añadir un gesto
creativo al texto a modo de conclusión sin incorporar juicio de valor. Esta autora, diez
años más tarde, en una obra conjunta con Eric Frattini, sustituye la coletilla por el
cuerpo, que es la entrevista propiamente dicha (157).
Son muchos los autores que proponen una estructura dividida en tres partes: la
presentación, donde se esboza el perfil del personaje con un pequeño currículo
personal, aunque cuando se trata de una persona muy conocida se puede sustituir por
una descripción sobre el ambiente que existe en el diálogo; las preguntas y respuestas,
que aparecen de forma directa y en primera persona, tal y como se produjo en la
conversación; y por último, el final, que puede ser un comentario personal como
conclusión del periodista. El modelo de José Francisco Sánchez, va en esta línea:
entrada, cierre y comentarios marginales (158); y lo mismo sucede con el que ofrece
Martínez Vallvey: entradilla, introducción, cuerpo y cierre (159). Para este autor, la
entradilla es todo el encabezamiento de la entrevista, y su función también es atraer al
lector, por lo que destacan sus mismos dos objetivos: el informativo y el estético. La
introducción va a continuación, y es donde se presenta al entrevistado con un estilo
muy creativo, y redactado en tercera persona. El cuerpo está formado por las
preguntas y las respuestas, que se reflejarán en primera persona. Por último, la
entrevista termina con el cierre, que nunca debe ser una frase del periodista, aunque
en ocasiones es admisible un toque literario personal al final del texto.
Para Antonio López Hidalgo, el estilo de este género es libre, por lo que su función
informativa no debe impedir un lenguaje creativo(163), y José Julio Perlado afirma que
el estilo en toda entrevista debe respetar un escrupuloso equilibrio entre la profundidad
y la amenidad, es decir, debe tener calidad informativa sin olvidar la belleza
expresiva(164). Es un género del periodismo informativo, pero no tiene que contestar
las cinco W, como en el caso de la noticia. Montserrat Quesada opina que en la
entrevista se debe responder sólo a cuatro de ellas: quién es el entrevistado, qué es,
cómo opina y dónde se realiza la entrevista (165).
En la estructura de la entrevista informativa se pueden distinguir claramente tres
partes, que los distintos autores denominan de forma diferente:
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titular se refleja una frase importante de las contestaciones que recoge el
texto, mientras que en la entradilla se ofrece un perfil del entrevistado,
aunque cuando se trata de un personaje muy conocido se sustituye por un
comienzo atractivo para el lector que explica el ambiente de la
conversación.
2. Cuerpo, en el que se plasman las preguntas y respuestas en primera
persona, con la mayor fidelidad posible a las palabras pronunciadas por el
entrevistado -entrevista directa-, o está integrado por un texto más literario
con algunas respuestas entrecomilladas del personaje -entrevista creativa-.
3. Final, o cierre, en el que se admite una frase final del periodista o una
respuesta significativa del entrevistado.
Tipología.
Sigfried Mendel(166) afirma que “las entrevistas son tan variadas como las personas
que las conceden, los reporteros que las hacen y las noticias que las suscitan”, y
Montserrat Quesada asegura que hay casi tantos tipos de entrevistas como
periodistas entrevistadores(167). Dejando al margen la posible exageración de
ambas aseveraciones, son varios los autores que clasifican las entrevistas en dos
grupos. Antonio López Hidalgo distingue las de declaraciones, que son de contenido
fundamentalmente informativo; y las de creación, con aportaciones más literarias
(168), y David Vidal comparte esta idea con una propuesta casi coincidente: a
informativa/temática objetiva/de declaraciones, que es la relacionada con la
actualidad; y la de personaje/literaria/creativa, que tiene un tinte más subjetivo
(169). Ésta segunda, que Montserrat Quesada denomina creativa o literaria, se
centra en la personalidad del entrevistado y todo aquello que lo identifica, por lo que
responde principalmente a “quién es”(170).
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José Acosta Montoro considera que siempre una entrevista está provocada por la
actualidad, por lo que éste no puede ser el factor que las diferencie. En su propuesta
señala cinco tipos, según la naturaleza de la información que la origina. No acepta el
cuestionario Marcel Proust, y aporta una novedad al considerar la encuesta y la
conferencia de prensa como modelos diferenciados de entrevista (174). Su
clasificación es: la informativa, la de opinión, la de personalidad, las encuestas, y la
conferencia de prensa. De ellas, la de personalidad es motivada por la relevancia
social del entrevistado, y es la que Núñez Ladevéze considera con más valor literario
y psicológico que informativo (175). La informativa es, según Montserrat Quesada, la
que está centrada en el interés que despierta la opinión de un determinado
personaje, por lo que debe someterse a las mismas normas de actualidad que en los
demás géneros informativos, mientras la entrevista de creación tiene otros
componentes aportados por el periodista y se acercan a la estructura de un
artículo(176).
José Javier Muñoz hace una clasificación de las entrevistas según su contenido y su
realización (177):
1. Por su contenido, las entrevistas pueden ser: de personaje, que son las que tienen
como primer factor la figura del entrevistado; las entrevistas de actualidad, cuyo
tema central es el desarrollo de una información concreta; y las entrevistas de
opinión, que son aquéllas donde lo importante son los puntos de vista de
determinados personajes sobre asuntos de actualidad.
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Sin embargo, la clasificación más importante es por la forma en que están
redactadas. En relación con el modelo de texto, pueden ser entrevistas directas, en
las que figuran las preguntas y las respuestas redactadas en primera persona; y las
entrevistas creativas, que incorporan en su texto algunas respuestas obtenidas, pero
se intercalan dentro de un texto que se aproxima al artículo. Un modelo en el que
Montserrat Quesada considera que debe cumplir los dos objetivos principales que la
caracterizan: la información, y la estética (181).
Bibliografía.
21
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22
Géneros de Interpretación
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Material complementario III.4
La palabra crónica deriva del griego “cronos” que significa “tiempo”. De allí que la
“crónica” es un relato detallado de los acontecimientos. Se diferencia de la noticia
porque lo que cuenta al principio es el final, es decir, empieza por el desenlace y luego
sigue con los acontecimientos de acuerdo a como fueron desarrollándose
temporalmente.
Algunos autores creen que la crónica era el género periodístico privilegiado hasta que
el formato pirámide invertida (la noticia breve) invadió las redacciones de los EEUU por
considerar que es un estilo mucho mas ágil. Actualmente, en el periodismo
latinoamericano, la pirámide invertida se ha convertido en el género periodístico por
excelencia, aunque sigue usándose la crónica cuando la pirámide invertida resulta
insuficiente.
Segmentos narrativos:
24
(“Martín Friedelmeier fue nombrado interventor del Museo del Libro”) y el presente
histórico (“Encuentran valiosos ejemplares del siglo pasado que no habían sido
catalogados en los inventarios del Museo del Libro”).
Segmentos descriptivos:
En este caso, el texto se detiene sobre objetos y seres dejando de lado el aspecto
temporal. El proceso es descrito como un espectáculo y el objetivo es justificar el
porqué de los acontecimientos así como también la psicología de los personajes
implicados. Por otra parte, los segmentos descriptivos colaboran en la creación de la
idea de que el periodista estuvo presente físicamente en el momento en que el
acontecimiento tendrá lugar (“Sentado en el escritorio de madera, maltratado por las
inoperantes administraciones que se han sucedido durante los últimos 40 años, el
joven funcionario con un gesto soberbio, trata de encontrar los papeles que habrían
dejado sus predecesores. En rigor, el museo no es antiguo pero todo parece viejo, las
paredes muestran visibles manchas de humedad, las telarañas se esparcen por todas
las esquinas posibles y los inventarios, escritos a pluma en registros amarillentos, se
encuentran incompletos y desorganizados.”)
Segmentos comentativos:
Son conectores que aseguran un relato coherente. Algunos de los más comunes son:
“por otra parte”, “sin embargo”, “además”, etc. Este tipo de recursos permiten crear la
ilusión de que el cronista participa de los hechos desde el mismo lugar en que estos
ocurren.
Escenas dialogadas:
Estos segmentos refieren a lo que otros dijeron y pueden incluirse en una crónica a
través de:
Discurso directo:
En este caso se utilizan comillas para colocar el texto de manera tan exacta como se
cree que fue dicho originalmente. Este estilo se utiliza cuando es necesario incluir una
cita textual para dar un efecto de veracidad y mayor proximidad con el personaje.
Discurso indirecto:
El periodista relata los dichos por el protagonista de la noticia en los casos que se
considera irrelevante citar textualmente. Este procedimiento facilita el resumen de la
información.
Directo
25
Mi
Mañana
Nosotros
Ahora
Hago
Hice
Yo
Acá
Indirecto
Su
Al día siguiente
Ellos
Entonces
Haría
Hizo
Había hecho
Él
Allá
Discurso narrativo:
El equipo a cargo del joven funcionario iniciará un plan para remodelar el museo.
En este caso el periodista asume los dichos pronunciados como un hecho. Desaparece
el verbo que refiere (dijo, explicó, mencionó, afirmó, etc.) lo que da más fuerza al
narrador que incluye como propios los dichos del personaje.
26
Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
1. El periodismo literario.
Gonzalo Martín Vivaldi (1998: 249) cree que la diferencia entre periodismo y literatura
no es que el primero represente la objetividad y la segunda la subjetividad. En su
opinión, el buen periodismo es también literatura. Son dos disciplinas que hoy se
solapan, pues la literatura es, o debería ser, un mensaje comprometido, un reflejo fiel
del mundo en que se vive, y el periodismo supone, además de comunicación,
revelación, descubrimiento de esa realidad. Es decir, la literatura tiene mucho de
comunicación, y el periodismo también es subjetivismo sobre la propia realidad. Este
autor concluye con la afirmación de que el periodismo no es un arte literario menor,
sino un arte literario diferente.
27
informativos sobre la realidad del momento. Es el periodismo literario. Escritos que son
Periodismo porque en ellos prevalece la actualidad, el interés y la comunicabilidad, y
porque están escritos con el triple propósito de informar, orientar o distraer, pero
también son Literatura porque contienen algo más que comunicación, interés y
actualidad, y están escritos con un estilo muy personal (Abril, 1999: 137).
En cierta forma, la crónica es un género que existe antes que el propio periodismo. El
relato interpretativo contado desde el lugar donde sucede un hecho noticioso aparece
pronto en la historia de la humanidad. Su nombre tiene el antecedente etimológico
“cronos”, que significa “tiempo”, por lo que hace referencia a una narración ligada a la
secuencia temporal. Sin embargo, mucho más que la información, lo importante de
este género es su función interpretativa, ya que la crónica es un texto que narra los
hechos en un medio informativo con una valoración de su autor (Martín, 1998: 123). Se
puede definir como una noticia interpretada, valorada, comentada y enjuiciada
(Vilamor, 2000: 341), es decir, un género híbrido entre los interpretativos y los
informativos (Hernando, 2000: 21) o que se encuentra en el límite entre los
informativos y los de opinión (Gutiérrez, 1984: 114).
Para el profesor Martínez Albertos (1983: 361), la crónica tiene esta doble finalidad,
pues además de ser el texto narrativo de unos hechos, contiene también la valoración
interpretativa de los mismos, ya que se trata de un género que, particularmente en
España, está redactado con un estilo ambiguo entre el propio de un periodismo
informativo y el de solicitación de opinión. En su opinión, la crónica es la narración de
una noticia con ciertos elementos valorativos, que siempre deben ser secundarios
respecto al relato del hecho que la origina. Se trata de un texto que intenta reflejar lo
acaecido entre dos fechas, de ahí le viene su origen etimológico, y además forma parte
de un grupo de géneros que él denomina para la interpretación periodística por
encuadrarse dentro del marco referencial del “mundo del relato”.
Gabriel García Márquez (2001: 2) tampoco cree que las fronteras de este género estén
bien definidas, y estima que nunca se aprenderá a distinguir a primera vista entre
géneros tan diferentes como el reportaje y la crónica, e incluso entre estos géneros
periodísticos y el cuento o la novela. La crónica está a caballo entre la información
pura, en cuanto aporta datos de actualidad, y el periodismo de interpretación, ya que
incluye valoraciones personales (Muñoz, 1994: 133).
28
el Parlamento, en el frente de batalla o en el estadio. Sin embargo, puede hacerse un
reportaje sobre la Luna sin que el periodista la visite. Pero además, hay un elemento
esencial que marca la estructura de la crónica: la secuencia temporal, que aunque en
el reportaje se puede contemplar como elemento anexo, no conforma el centro del
texto (Elías, 2003: 220).
Pero posiblemente, la principal confusión con este género está producida desde el
propio periodismo. Algunos periódicos anuncian una “crónica de nuestro corresponsal”,
cuando se trata realmente de una noticia sin ningún componente interpretativo. El
cronista tiene la misión de informar sobre lo sucedido, de contarlo, pero, a diferencia de
la noticia, lo comenta desde su punto de vista. Es un relato sobre un hecho noticiable,
pero en el que se incluye la valoración parcial de su autor. Se trata de una
interpretación subjetiva de los hechos ocurridos, contados desde el lugar en el que se
producen y con una implicación clara de su cronología.
Por esta condición, son varios estudiosos los que apuestan por considerar que la
crónica es un texto estrictamente informativo. Ana Francisca Aldunate y María José
Lecaros (1989: 13) afirman que lo importante de este género es la función narrativa, y
lo definen como un relato directo e inmediato de una noticia, una narración de los
sucesos de actualidad con un esquema poco rígido. En su opinión, la crónica es un
género esencialmente informativo, y lo definen como un relato desapasionado que
muestra uno o varios hechos ordenados, con lead y en una estructura de pirámide
invertida, es decir, se relata lo sucedido jerarquizando en forma decreciente las
distintas partes teniendo en cuenta el interés informativo, como en la noticia.
29
un testigo presencial que da fe de lo que ocurre, y lo hace con su particular forma de
expresarse.
Pero además, la crónica tiene los límites éticos del periodismo en general, que impiden
la deformación de lo que realmente ha sucedido. Se plasma la visión personal del
cronista, aunque sin desvirtuar los hechos noticiables objetivos. La interpretación
subjetiva del periodista nunca puede significar una distorsión de lo ocurrido, ya que por
encima de las preferencias ideológicas del cronista está la objetividad de lo acontecido.
Después, el periodista ofrece su particular visión sobre las causas que lo han motivado
o las consecuencias que en el futuro pueden haberse originado. En resumen, el hecho
de firmar la crónica otorga a su autor toda la libertad expresiva en su estilo personal,
pero este principio siempre debe contemplar las limitaciones deontológicas de la
veracidad de los hechos narrados.
La crónica tiene, además, el propósito de orientar, por lo que esta libertad de estilo
también deberá combinarse con el conocimiento previo del acontecimiento del que se
habla, de forma que el lector adquiera un conocimiento global desde un determinado
punto de vista, pero siempre con la belleza expresiva propia de un género del
periodismo literario. Teniendo en cuenta todo ello, puede definirse la crónica como “un
texto del periodismo literario redactado desde el lugar en el que han ocurrido unos
hechos noticiables, y donde es imprescindible la interpretación de su autor”.
30
trabajo periodístico, la titulación es el principal medio para atraer al lector. En el título
debe quedar claro que no es una noticia. Para ello es necesario que la titulación tenga
elementos interpretativos. Un titular frío e imparcial hace que el lector se acerque a su
texto sin percibir que se trata de una valoración de lo que ha sucedido. Nunca debe
comenzarse con una titulación eminentemente informativa. Álex Grijelmo (2001: 482)
considera que los titulares de las crónicas pueden ser de tres tipos: como cualquier
otra noticia, es decir, con importancia en el contenido informativo; con cierta carga de
interpretación, que es el titular más específico de este género; y con una opinión,
bastante utilizado en las crónicas taurinas y deportivas. El primer tipo no parece
adecuado para este género, ya que una crónica no es “como cualquier otra noticia”.
El primer párrafo, además, tiene la función de captar un mayor interés por parte del
lector. Para ello, se debe comenzar con un juicio acertado y original, o con una
apelación a lo sucedido por medio de una frase impactante. El objetivo es que el
receptor se sienta atraído por su lectura hasta el final del texto. Es corriente una
técnica que consiste en dejar algún interrogante de cierta importancia en la entradilla
para obligar a buscar la respuesta en el cuerpo, pero es necesario hacerlo con
precaución, ya que el interés suscitado debe verse finalmente compensado.
En opinión de Susana González Reyna (1991: 37), la crónica es un género que recurre a
la forma narrativa para el relato de lo sucedido, por lo que le corresponde la estructura
de un texto unitario. En su opinión, este género tiene unas características en su
redacción basadas en cuatro condiciones: Evocar el suceso que se quiere destacar,
ordenar los datos importantes, dar el tono adecuado para atraer al lector y agregar un
comentario personal del periodista de forma discreta y elegante. Esta autora propone
una estructura sencilla de tres partes que considera igualmente importantes: La
entrada, que debe tener fuerza y resultar atractiva, el relato, que incluye los detalles
importantes de lo sucedido y la conclusión, que es el final del relato, aunque no un
juicio.
El cuerpo de la crónica tiene un estilo libre, por lo que es difícil prever si el cronista va a
dar más o menos importancia al hecho noticiable, o, por el contrario, es la valoración lo
más destacado de su trabajo. Además, no parece adecuado especificar una
composición con una presentación, argumentación y conclusión, pues el orden de las
partes que lo componen es diferente en cada una dependiendo de su autor. La
conclusión no está siempre al final del relato, pues muchos cronistas prefieren hacer la
valoración al principio, e incluso en los titulares, mientras que la argumentación
normalmente va a lo largo de todo el texto. Es un género con una estructura formal
absolutamente libre.
Las crónicas son tan variadas como los estilos de sus autores. Cada cronista imprime
su sello personal, por lo que intentar hacer una clasificación válida para todos los casos
es una misión algo complicada. Por ello, algunos autores prefieren distinguirlas
teniendo en cuenta el asunto del que tratan -crónica de sucesos, crónica deportiva,
crónica taurina…- o el lugar desde el que se realizan -crónica de corresponsal en el
31
extranjero, crónica de corresponsal en provincias, crónica de enviado especial…-
(García Núñez, 1985: 63). Lorenzo Gomis prefiere diferenciarlas en sólo dos tipos: la
crónica que cubre un lugar, y la crónica que cubre un suceso. Para este autor, mientras
que en el primer grupo el periodista relata y valora cualquier asunto que se presente
en el sitio desde donde la realiza, en el segundo caso lo normal es que se trate de un
especialista en crónicas judiciales, deportivas o parlamentarias.
Pero además de estos criterios, lo que define a una crónica es su estilo. Se trata de un
texto que siempre debe estar elaborado con recursos creativos, ya que es el rasgo
característico de su esencia como género periodístico diferenciado. En palabras de
Martín Vivaldi (1998: 139), todo buen cronista debe “informar literariamente”. Pero
también es un texto informativo, por lo que debe estar redactado con claridad,
sencillez y precisión. Son textos que informan sobre acontecimientos políticos, sociales,
deportivos o taurinos desde el lugar en el que se han producido, pero el cronista
imprime su propio estilo en un género que podemos considerar “de autor”. Y esta
dualidad es la que permite diferenciarlas en dos grupos. Cuando su estilo le da un
contenido preferentemente centrado en la función informativa sin llegar a ser una
noticia, tenemos la crónica informativa; y cuando principalmente está inclinado hacia
una valoración de lo sucedido sin olvidar la información, se trata de una crónica
valorativa.
6. Referencias bibliográficas.
Borrat, Héctor: El periódico, actor político. Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1989.
Elías Pérez, Carlos: La ciencia a través del periodismo. Nivola Ediciones, Madrid, 2003.
García Núñez, Fernando: Cómo escribir para la prensa. Ibérico Europea de Ediciones,
Madrid, 1985.
Grijelmo, Álex: El estilo del periodista. Grupo Santillana de Ediciones, Madrid, 2001.
32
Martín Vivaldi, Gonzalo: Géneros periodísticos. Reportaje, crónica, artículo. Análisis
diferencial, Paraninfo, Madrid, 1998.
Martínez Albertos, José Luis: Curso General de Redacción Periodística. Editorial Mitre,
Barcelona, 1983.
Vilamor, José R.: Redacción periodística para la generación digital. Editorial Universitas,
Madrid, 2000.
33
Material complementario III.5
En el oficio de reportero se puede decir lo que se quiera con dos condiciones: que se
haga de forma creíble y que el periodista sepa en su conciencia que lo que escribe es
verdad.
Quien cede a la tentación y miente, aunque sea sobre el color de los ojos, pierde.
Gabriel García Márquez
Definiciones previas.
El reportaje objetivo cumple en gran parte las mismas funciones que la noticia.
Presenta bastantes elementos comunes, sobre todo que el periodista mantiene una
perspectiva de distancia en la presentación de los hechos. Es un relato descriptivo que
no debe incluir opiniones personales o valoraciones del redactor. Quizá el rasgo
característico más evidente en comparación con la noticia es que su extensión
generalmente es mayor. El reportaje, por tanto, permite al periodista ofrecer un mayor
número de datos complementarios que cuando redacta una noticia en la que debe
ceñirse a los elementos esenciales, dada la limitación de espacio con la que trabaja.
34
esencia de la noticia. No es necesario que la entradilla del reportaje reúna los datos
esenciales de los acontecimientos o hechos que se describen. Pretende atrapar el
interés del lector para que continúe la lectura del reportaje. Para ello puede aplicar
distintas fórmulas de lead utilizando: la ironía, el contraste o la sorpresa. Cuando lo
consideremos oportuno podremos utilizar también el lead informativo característico de
la noticia.
Los reportajes interpretativos suelen tener una gran creatividad: la libertad lingüística
es total, la estructura del relato es libre. El autor puede llegar a recrearse con su propio
estilo literario buscando la originalidad. Todo, o casi todo, le está permitido siempre y
cuando interese al lector. En España tenemos grandes autores de este tipo de
reportajes; por citar alguno, destacan los de Juan José Millás o Manuel Rivas en las
páginas del suplemento dominical de El País.
El reportaje interpretativo.
35
posterior. El reportero de un diario también podría utilizar esa ventaja, pero después de
haberse pronunciado ya el día en cuestión.
Para el reportaje interpretativo pueden valer las técnicas de las que hemos hablado en
las respectivas entregas sobre el reportaje informativo y sobre la crónica. En resumen,
harán falta un hilo conductor y mucho cuidado a la hora de calificar los hechos y las
personas.
?¿Qué ha sido del temible Ejército Rojo, orgullo de la URSS y punta de lanza de una
política imperial que sometió bajo su yugo a gran parte de Europa? Las Fuerzas
Armadas rusas, nacidas el 7 de mayo de 1992, han recogido su legado, pero antes de
tener siquiera tiempo de reorganizarse ya se ven inmersas en la crisis. Una crisis de
identidad, moral, política y económica. El desencanto reina en todos los cuarteles de
Rusia. Nada más recuperarse de su enfermedad, Yeltsin, veterano de Chechenia, ha
vuelto a ahogarse en vodka. De vez en cuando, arenga a los reclutas para olvidar que
tiene los bolsillos vacíos. La paga de estos soldados, que ya se venía retrasando desde
1994, sufrió un parón absoluto tras la segunda vuelta de las elecciones presidenciales,
en julio del año pasado. Como resultado, unos 30.000 oficiales, entre los que se
encuentran los mejores especialistas, han presentado la dimisión en pocos meses. Para
poder seguir manteniendo a sus familias, gran parte de los suboficiales se dedica a
descargar vagones en las estaciones, acarrear piedras en las canteras o se convierten
en improvisados guardaespaldas. Sin embargo, cuando te destinan a la otra punta del
país, auna zona desolada y lúgubre, te encuentras en un callejón sin salida. ¿No me ha
quedado más remedio que vivir a costa de mis padres, que al menos reciben una
pensión?, confiesa avergonzado un teniente coronel de aviación. Algunos de sus
colegas no han dudado en recurrir a las reservas de armamento. Los desertores se
lanzan al robo y al atraco a mano armada. Además, una ola de suicidios, señal del
desamparo reinante, inunda las filas del Ejército: más de mil suboficiales se quitaron la
vida en 1996, es decir, un 26 por ciento más que el año anterior, sin olvidar el número
de soldados desconocidos que corrieron la misma suerte. Este fenómeno afecta incluso
a los sectores de mayor relieve. A principios de noviembre, Vladímir Nerchai, director
del Instituto de Investigaciones sobre Armas Nucleares de Snekinsk, se pegaba un tiro
al no poder soportar por más tiempo la angustia de los 3.000 investigadores y técnicos
que no disponían de fondos desde el verano. Para completar esta imagen de
desolación, varios reclutas han muerto de hambre desde 1993 en Extremo Oriente. En
otros lugares, algunos reclutan se mantienen con vida a base de devorar sus raciones
de supervivencia. Esta situación acabó con la vida de una tercera parte de los soldados
en 1995. Atractivo y de complexión atlética, el capitán Andrei N., que ronda los 30
años, manda desde hace seis un regimiento cuya misión es proteger uno de los
almacenes de municiones más grandes de Rusia occidental. Tiene que alimentar a 300
hombres, pero hace meses que no ve un rublo de Moscú. ?Si los militares se rebelan, el
gobierno lo lamentará, pero ya será demasiado tarde?. Mientras tanto, la guarnición
hace lo que puede para sobrevivir. ?Ayudamos a los campesinos en la recogida de la
cosecha y ellos nos venden las coles a mitad de precio?. La mayoría de los oficiales y
soldados no poseen más que el uniforme que llevan puesto, un atuendo demasiado
ligero para la crudeza invernal. Los cuarteles, por otra parte, son de los años 60, pero
ya tienen las huellas de la degradación: paredes renegridas, juntas que se tambalean,
iluminación insuficiente, sanitarios desfasados? ?Y ni siquiera tengo con qué pagar el
combustible necesario para la calefacción?, continúa diciendo Andrei. ?¿Pero qué
pretenden en Moscú? ¿Es que quieren que hagamos saltar el arsenal por los aires? Si
es necesario, haremos temblar los cimientos del Kremlin?. El desastre de la campaña
chechena ha empañado el prestigio del uniforme, además de dejar una profunda huella
en la identidad del ejército. ?La gente nos acusa de haber matado a miles de civiles,
36
pero ¿por qué no acusan en cambio a los que han desatado esta absurda guerra
civil??, afirma indignado Guennadi, comandante de una división de tanques?. (?).
¿Qué diferencias se dan entre este reportaje interpretativo y una crónica? Sobre todo,
el campo temporal. No se trata de algo ocurrido en el día, sino de una serie de hechos
acaecidos en distintos momentos, y con un nexo entre ellos, que sirven al autor para
establecer una interpretación que los abarca. Igualmente, se añaden opiniones de
algunos de los actores principales implicados en lo que se narra, mientras que una
crónica puede prescindir de ellos.
Entre las fases que algunos autores ?como Ulibarri, Rojas Avendaño, Vivaldi y Riva
Palacio? advierten en la realización del reportaje, están:
De manera sintética esas seis etapas pueden resumirse en tres pasos: definición
temática, investigación y procesamiento, y escritura y publicación.
Elección temática.
En este contexto, de acuerdo con William Blundell, para responder al porqué y cómo de
un suceso, resulta pertinente planear el reportaje en función de seis puntos:
37
5. Contracorrientes: qué dicen y hacen fuerzas contrarias.
6. Futuro: qué podría suceder en ciertos casos y si no se resuelve el problema en
cuestión.
Investigación y procesamiento.
Posteriormente, vale la pena rastrear, revisar, leer y marcar libros, revistas y toda clase
de documentos referentes al tema. Y para redondear el trabajo investigativo, resulta
imprescindible entablar contacto directo con protagonistas de la información y
concertar entrevistas, sondeos, indagaciones, y rescatar puntos de vista e
interpretaciones tanto de ellos como de testigos, contrapartes, expertos,
representantes, y con toda persona que pueda facilitar más informes, opiniones o
testimonios de interés. Raymundo Riva Palacio asegura que las pesquisas han de
concluir cuando el periodista sepa más sobre el tema que sus interlocutores.
Una vez reunido todo ese caudal informativo, el reportero debe establecer criterios
para su jerarquización y procesamiento de acuerdo con el enfoque y los objetivos
previamente marcados.
Redacción y estructuras.
Al respecto, Gabriel García Márquez resalta con acierto: ?El reportaje es como una
salchicha: debes saber dónde empieza y dónde acaba. Porque si no, lo vas llenando de
datos y nunca terminas?
a) Entrada,
b) introducción o contexto del asunto,
c) desarrollo y
d) conclusión o remate.
Entradas. Las mejores entradas son como los umbrales de las galerías comerciales:
misteriosas. Dejan al transeúnte ?en este caso al lector? en suspenso y con la
curiosidad de conocer qué hay dentro; en suma, lo dejan con una pregunta sin
respuesta en la mente. El propósito es llevar al lector a leer el siguiente párrafo y
muchas veces, si se tiene éxito, a todos los demás párrafos.
38
a) Noticiosa, sintética o de panorama: resumen del asunto o visión panorámica de lo
que se va a tratar.
b) Descriptiva: pinta escenarios donde se desarrollará el reportaje.
c) Histórica o narrativa: empieza relatando un suceso en plan secuencial.
d) Contrastada: ofrece elementos de comparación o contraste en torno al tema.
e) Analógica: presenta comparación o contraste, pero a manera de metáforas.
f) De definición: define los principales elementos del trabajo periodístico.
g) De juicio: plantea juicios o críticas u opiniones del reportero sobre el asunto por
abordar.
i) Coloquial: con una pregunta u otro tipo de expresión que busca involucrar al lector,
sugiere un diálogo con el mismo.
j) De cita: refiere una declaración central como hilo conductor del reportaje.
39
Subtítulos. Éstos son altos en el camino del texto que sirven para:
Puede ocurrir que al terminar el texto, una vez que lo revisemos, descubramos que uno
o más subtítulos deben ser suprimidos o, también, que notemos que falta un subtítulo
en una zona del cuerpo de texto. Las divisiones que otorgan los subtítulos sólo serán
funcionales y correctas en la medida en que las partes que lo constituyen se
mantengan ligadas, aun cuando se opongan o contrasten. Además, hay que cuidar que
el texto que secunda al subtítulo no responda a un tema distinto del principal del
reportaje.
Remates. El remate viene a ser como el tiro de gracia para un condenado o la única y
gran cereza del pastel: puede subrayar, sintetizar, sugerir, redondear, proyectar... Lo
importante del cierre consiste en que significa la despedida del lector y por ello
necesita ser breve, significativo y memorable.
Rompiendo la estructura.
Un texto debe tener vida. La vida es movimiento, se constituye por altos y bajos, por
tensiones y distensiones. Un texto también. Un reportaje debe tener este desarrollo
móvil; debe mostrar que en él hay vida, nervios, jugos, fluidos, amores, odios y
pasiones. Un reportaje debe tener un inicio, un desarrollo, un clímax y un cierre, no
importa cuál sea su orden. Se puede comenzar por el cierre, seguir por el inicio,
continuar con el desarrollo y acabar con el clímax. Se puede jugar, la curva dramática
la dibuja y la define el periodista. Este es el momento para jugar con el ¿flash-back? y
el ¿racco?
40
Como autores debemos saber lo que irá ocurriendo en el texto, pero jamás debemos
anticipárselo al lector... ya saben, no queremos que nuestro trabajo termine como
envoltura de pescado. Cualquier anticipación que hagamos evitará que el lector se
asombre o emocione con lo que viene; se romperá la magia y el juego de seducción.
Cuando hablamos de más aburrimos. Nos arriesgamos a que el lector nos abandone.
¿Cuál es el límite? Sólo debemos explicarle al lector aquello que realmente amerite
explicación. Hay que saber diferenciar lo accesorio de lo principal; escribir más de algo
no siempre agrega información.
La imagen es otro recurso literario que podemos usar para crear efectos de alto interés
para nuestros lectores. La imagen es más potente que la metáfora y la comparación,
pues recrea un hecho verdaderamente ocurrido en el pasado, reinyectándole fuerza
viva. Cómo se accede a la imagen: mediante la reconstrucción de escenas y diálogos.
Así de simple. Eso sí, es reconstrucción, recreación, no creación ni construcción; es
verdad, no creación imaginaria. Aquí generalmente se utiliza el presente como tiempo
verbal, pues es más directo y provoca más choque y emoción.
Y ya que hemos tocado, aunque tangencialmente, el tema de los tiempos verbales, hay
que recordar que cada vez que escribimos, debemos mantener la continuidad verbal
en nuestro texto. Ojo, esto no es nada fácil. Por lo mismo, no basta con intentar
lograrlo mientras vamos escribiendo, debemos poner especial atención en esto en el
momento de la corrección y edición.
Cada vez que escribimos debemos tener en cuenta las expectativas y aspiraciones del
lector. Es bueno detenerse cada cierto punto para pensar en las dudas que le podrían
surgir al lector a través de la lectura. Si descubrimos que no hemos dado respuesta a
alguna de estas dudas, volvamos atrás y busquemos la forma de hacerlo. Recordemos
que escribimos para otros y esos otros no saben todo lo que nosotros sabemos
respecto del tema que hemos investigado.
Finalmente, una vez concluida la redacción total del reportaje debemos revisarlo,
corregir las faltas de ortografía, redacción y contenido. Eliminar todos los ripios, todo lo
que sobra y redunda. Cerciorarnos de que todos los párrafos están perfectamente
encadenados, que las oraciones y párrafos tienen sentido, que se entienden por sí
solas y en el contexto. Debemos EDITAR. Tras la primera edición es aconsejable que
sometamos el texto a la revisión de alguien que sabe más que nosotros (para que nos
corrija críticamente) o que no conoce nada sobre el tema (para ver si entendió lo que
expusimos y si entendió exactamente lo que nosotros le queríamos comunicar).
41
Propuesta de la quincena.
¿Los árboles no nos dejan ver el bosque?, dice el adagio alemán. Vamos a intentar
hacer un pequeño experimento con la propuesta de esta quincena:
Podemos por ejemplo, contar nuestra visión sobre el teatro en nuestros países
partiendo de lo que les acontece a un grupo de aficionados al teatro de nuestro barrio.
O la crisis de Internet comenzándola a narrar con la bancarrota de un diseñador
gráfico. Cada problema tiene una dimensión mayor, que suele coincidir con un tema
que nos importe a todos.
Para el reportaje interpretativo necesitaréis cuantos más datos mejor. Ya llegará la hora
de desecharlos, pero siempre es bueno hacer una buena colecta. Aquí estoy para
ayudaros a encontrarlos rápidamente. Biografías, estadísticas, datos oficiales? En
cuanto tengáis el tema ya podéis ir compartiéndolo para que entre todos nos
ayudemos.
Sobra decir, que siendo éste el género de la libertad, no os voy a poner ningún tipo de
límites.
Daniel Saavedra
42
Géneros de Investigación
43
Material complementario III.6
Reportaje demostrativo
Reportaje descriptivo
Reportaje narrativo
Reportaje instructivo
1. Introducción.
44
Como afirma Albert Chillón, la importancia que merece el reportaje es tal que debería
ocupar un lugar dentro de la cultura periodística análogo al que tiene la novela en la
cultura literaria. Y añade: "Gracias a su diversidad de manifestaciones, a las múltiples
funciones comunicativas que ejerce y a la versatilidad temática, compositiva y
estilística que le es inherente, el reportaje es con diferencia el más flexible, el más
complejo y también -como la novela- el más camaleónico de los géneros periodísticos"
(2). En definitiva, se trata de un género que puede satisfacer todas las exigencias del
lector contemporáneo y, a la vez, permitir al reportero captar con profundidad la
realidad, llegar a la esencia de los hechos y de los acontecimientos.
2. Definición y clasificación.
Se han hecho muchas definiciones del género reportaje, la mayoría de autores como
Emil Dovifat, Martín Vivaldi, Martínez Albertos, etc. La que Xosé López y Miguel Túñez
hacen, si bien no es necesariamente la más acertada, sirve para una aproximación
definitiva a una definición correcta: es un género informativo en el que se refieren
hechos que no tienen por qué ser estrictamente actuales, con un estilo informativo que
permite más libertad que la noticia, y sin continuidad en el temario de los medios (3).
Establecer una tipología correcta es una cuestión difícil debido a las múltiples
posibilidades de clasificación que existen. Al igual que ocurre con la definición, los
expertos ofrecen diferentes visiones que no voy a desarrollar aquí. A modo de síntesis,
se puede afirmar que existe una tendencia bastante generalizada a hacer una
distinción entre el reportaje objetivo como género informativo, y el interpretativo,
donde si bien el periodista no opina directamente, sí puede incorporar elementos
analíticos.
Como dijo Martín Vivaldi, "el reportaje es tan antiguo como la Humanidad" (6), y es de
suponer que siempre hubo hombres dispuestos a contar aquellos sucesos o hechos de
que habían sido testigos y que se consideraban dignos de ser conocidos y, por tanto,
divulgados.
45
(...) la función de reportar novedades, noticias o testimonios es probablemente tan
antigua como la misma existencia de la escritura, el género reportaje como tal se ha
ido configurando a medida que la cultura periodística ha diversificado sus funciones y
refinado sus técnicas (7).
Alrededor de la mitad del siglo XX, los responsables de periódicos se dieron cuenta de
que el mundo se había convertido en algo tan complicado en sus políticas, sus
economías y sus ideologías, que era necesario apoyar los textos con comentarios para
presentar las noticias de una forma clara; de esta manera, los directores se inclinaron
hacia lo que llamaban "reportaje interpretativo" (9). Así es cómo surge una modalidad
de reportaje diferente y superadora del concepto clásico representado por el reportaje
objetivo.
La periodista Maruja Torres da una definición muy simplificada, aunque no por ello
menos correcta, del nuevo periodismo, haciendo alusión a la tan estudiada relación del
periodismo con la literatura (11). Para ella no es sino "una cosa que ha estado de moda
en los Estados Unidos, pero que no consiste en el fondo más que en enfocar el
periodismo como si fuese literatura" (12).
Lo que sí parece claro es que uno de los rasgos más destacados de esos años es la
crisis del denominado "estado de bienestar". Este fenómeno se manifestó de forma
46
particular en las generaciones más jóvenes de la época, que pusieron en entredicho los
fundamentos del orden social vigente.
Sobre el tipo de reportaje que hoy se publica en la prensa, tanto dentro como fuera de
nuestras fronteras, existen opiniones muy dispares. Hay autores que encuentran
motivos para opinar que el reportaje es un género abocado al fracaso y que su fin está
próximo, pero las razones que me llevan a pensar lo contrario están suficientemente
fundamentadas como para defender con solidez la visión que expongo a continuación.
Valga como ejemplo el diario El País, donde casi todos los reportajes se ven relegados a
las secciones de Cultura, Espectáculos, Contraportada, Sociedad y suplemento
dominical. Este hecho se repite en muchos otros diarios, sea cual sea su procedencia, y
viene a confirmar, defendiendo la opinión de Bernal y Chillón, la consideración que los
periódicos prestan a los géneros más creativos valorándolos como textos secundarios.
La realidad que nos rodea es cada vez más compleja y el lector contemporáneo es
diferente y se ha creado nuevas necesidades y exigencias, no sólo de estar informado
conociendo lo que ocurre sino también por qué, para qué y cómo ocurre. Esto
determina la necesidad de nuevos métodos y técnicas a la hora de escribir, que se
47
encuentran sintetizados en el que debería ser el género predominante por excelencia
en las próximas décadas, el reportaje.
Obviamente, no se puede ignorar la postura que toman los estudiosos que auguran el
fin del nuevo periodismo, y en cierto modo del género reportaje. Defienden su postura,
argumentando que es evidente el incremento del número de fotografías y la reducción
de texto en las páginas de los periódicos, y que aunque el lector desearía más géneros
interpretativos, se impone la necesidad de reducir el número de páginas, debido a los
elevados costes del papel en el mercado (J. Lluís Gómez-Mompart, Santiago de
Compostela, 1995).
En contrapartida, los beneficios que aporta este tipo de géneros no son pocos. Esto lo
constata Martín Vivaldi en sus comentarios sobre el gran reportaje, extensibles a
cualquier reportaje elaborado con verdadera profesionalidad, independientemente de
su extensión:
Cumple una misión, no sólo informativa sino cultural de primer orden. Informa a los
lectores, comunica cuanto de comunicable haya en el mundo y, al propio tiempo,
conforma sus gustos, afina el paladar literario del público lector, porque la información
realizada y trabajada con altura, con nivel literario y precisión periodística -incluso con
preocupación filosófica- puede ser (...) una poderosa fuerza educativa (16).
5. Conclusiones.
48
importancia en las páginas de los periódicos la reflexión, la crítica y la interpretación
sobre las informaciones ofrecidas masiva e instantáneamente por los nuevos medios
emergentes -como Internet- de la nueva era multimedia que estamos viviendo.
Bibliografía.
Notas.
Aunque las alusiones al reportaje en las más importantes obras sobre teoría, historia y
técnica del periodismo son constantes, no se han escrito monografías que se puedan
49
considerar satisfactorias. La explicación de esta falta hay que buscarla, primero, sin
duda, en la adolescencia de los estudios periodísticos, marcados en general -con
contadas excepciones- por el espíritu normativo y por la falta de rigor teórico e
historiográfico, entre otras cosas. La abundancia bibliográfica sobre periodismo es
pródiga en alusiones a la técnica del reportaje, pero sorprendentemente faltan obras
específicas de carácter teórico e histórico que puedan fomentar una reflexión
sistemática y rigurosa sobre el género. Las principales contribuciones al estudio del
reportaje proceden de Estados Unidos y, en menor medida, de Alemania y Francia. Son,
en su mayor parte, anuales de contenido general, dedicados a la didáctica del
reportaje, y suelen tener un carácter prescriptivo, poco proclive al análisis y la
descripción del género. (Albert Chillón, La literatura de fets, Barcelona, Libergraf,
1994).
(2) Ibídem.
(4) Puede verse en las páginas dedicadas a "Análisis del sistema teórico de los géneros
periodísticos", en Estilo y géneros periodísticos, de J. Mª Cassasús y Luis Núñez
Ladeveze.
(8) Ibídem.
(11) Para una información más detallada sobre esta cuestión Albert Chillón, Literatura y
periodisme. Literatura periodística y periodisme literari en el temps de la post-ficció,
Valencia, Univ. de Valencia, U. de Alicante, Jaume I de Castelló, 1993.
50
(15) McKinsey & Company, Circulation winners-presentation to the World Association of
Newspapers, Amsterdam, 1997.
(18) Ibídem.
Aunque las raíces del vocablo reportaje no son exclusivas de una lengua, las
interpretaciones de su origen etimológico han permitido que este término amplíe aún
más su variabilidad temática, de estructura y estilo, ya que si bien el término francés
reportage significa "trasladar, dar algo a alguien", en inglés report es un informe
administrativo o judicial que da cuenta de los delitos o faltas administrativas y
judiciales; y en latín reportar es sinónimo de informar. Indudablemente, el reportaje se
construyó en la práctica-técnica sin haberse primero constituido la palabra.
El reportaje como la vida misma nos vivifica el presente como historia y gracias "a su
diversidad de manifestaciones, a las múltiples funciones comunicativas que ejerce y a
la versatilidad temática, compositiva y estilística que le es inherente, el reportaje es
con diferencia el más flexible: el más complejo y también -como la novela- el más
camaleónico de los géneros periodísticos".
51
Características del reportaje.
La idea del reportaje objetivo, copia fiel de la realidad tal y como se concebía antes, fue
superado durante la segunda mitad del siglo XX por la necesidad que tiene el
periodista de usar la imaginación y creatividad en el momento de exponer
comentarios, razonamientos, cavilaciones, suposiciones y pretensiones. El único límite
es no tergiversar la verdad. De esa manera se origina el reportaje interpretativo como
una información narrada con toque literario, como una de las aportaciones del nuevo
periodismo, cuyo máximo exponente es Tom Wolfe.
De allí que de las preguntas básicas del reporteo (qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y
para qué) el qué es la principal razón del reportaje sin descuidar, claro está, el cómo y
el porqué. ¿La razón?: es la indagación de una situación o hecho con un propósito
social que amalgama perfectamente la descripción, la narración y la exposición de las
razones, circunstancias y consecuencias que acompañan al suceso, comparándolo con
otros en el tiempo a través de la interpretación y el análisis de la realidad informativa a
cargo del periodista.
Tipos de reportaje.
52
hispanoamericanos, entre las cuales están: criterios temáticos, soportes y canales de
difusión, formato, rapidez, profundidad, el espacio, tratamiento informativo, estilo y
composición periodística.
Luis Velásquez, quien está seguro que el reportajista está en la cima del periodismo por
la complejidad del género que descubre su sensibilidad humana y social, refiere que
cada reportaje exige un tratamiento distinto pues el documentar la realidad paso a
paso requiere de una alta responsabilidad social por parte del reportero:
Escrupulosidad a prueba de bomba, para que cada párrafo, frase, dato sean
incuestionablemente ciertos, fundamentados, hasta con pruebas jurídicas, testimonios
inapelables. (…) En el reportaje, la demostración de los hechos se hace con
fundamento jurídico.
Los pasos para la realización del reportaje recaen en la propuesta de Marín y Leñero, a
quienes la práctica de este género los llevó a advertir que en su realización están
presentes: a) la preparación, que incluye la motivación y la planeación con base en
objetivos y enfoque de la indagación; b) la realización, que considera el acercamiento
de todas las fuentes de información; c) el examen de datos, que posibilita la valoración
de la información que derivará en la selección y jerarquización de los datos; d) la
redacción, que abraza la estructura y escritura del reportaje, y e) la publicación.
Sobre la estructura del reportaje, Marín y Leñero son quienes han presentado la
tipología más abundante, precisa y completa de entradas, desarrollos y remates
periodísticos. En cuanto a las entradas -que describen como el gancho del reportaje- se
incluyen las siguientes: noticiosa, descriptiva, histórica, contrastada, analógica, de
definición, de juicio, de detalle, coloquial y de cita. Relativo al desarrollo o cuerpo de la
información, en donde se sustentan las hipótesis de trabajo, se despliegan los datos
acuciosos y la vivacidad de las narraciones, se consideran que pueden ser clasificados
por: temas, fuentes y elementos de investigación, cronológico, el orden de la
investigación y enigmático; todos ellos persiguen, al igual que la novela, despertar los
sentidos de quien lee a partir del sexto sentido de quien escribe. Referente al remate,
al final final, al broche de oro, en donde el periodista alcanza el culmen de la
profundidad, propiedad y responsabilidad con la que trató a la información, se dice que
la conclusión del reportaje desmenuza, aclara y finaliza de forma sintética la trama
social revelada; de esa manera encontramos remates de retorno, de conclusión, de
sugerencia, rotundo y de detalle.
Todos estos elementos estructurales del reportaje -la entrada, el cuerpo y el remate-
tienen como objetivo volver simple lo complejo. Sin embargo, los periodistas necesitan
tomar en cuenta no sólo el conocimiento de la realidad, su preparación en técnicas
periodísticas y el desarrollo de un pensamiento fino, coherente y responsable, sino
también el espacio y el tiempo para desarrollarlo, e incluso el desinterés de los
periódicos por el gran reportaje: un texto de relleno o secundarios, o peor aún: que
pasa inadvertido en la lupa de la agenda periodística.
53
Bibliografía.
Gonzalo Martín Vivaldi. Géneros periodísticos. Edit. Paraninfo 6ª. Edición. Madrid
España. 1998.
54
Géneros de Opinión
55
Material complementario III.11
Funciones.
El editorial puede cumplir diversas funciones a la vez. Las funciones del editorial son
explicar los hechos y su importancia, dar antecedentes (contextualización histórica),
predecir el futuro, formular juicios morales o de valor y llamar a la acción.
También tiene una función indagadora de lo que puede llegar a significar lo que está
ocurriendo, captando el síntoma de futuros acontecimientos. El editorialista debe
distinguir entre lo que hay de pasajero y accidental en un hecho de lo que es decisivo.
Los editoriales de acción buscan una respuesta del público por la trascendencia del
tema. Se suelen publicar después de otros con un tono explicativo y persuasivo. El
editorial que llama a la acción sería en este caso un broche final. Son muy frecuentes
en los periodos electorales.
Tipos.
56
• Para convencer: se dispone en forma retórica, con argumentaciones y contra
argumentaciones, para tratar de llegar al ánimo del lector.
• De acción: en el se tratan de poner en acción todos los resortes por los cuales
se pueda mover la voluntad del lector.
Para Martínez Alberto el artículo editorial es la opinión del periódico respecto a las
noticias que publica
Los editorialistas.
Temática y estilo.
Los editoriales reflejan los temas principales que se están discutiendo en país, que
viene de la mano de la actualidad. La política ocupa la mayor atención, las cuestiones
políticas en sentido amplio son los temas preferentes. La economía es cada vez más
frecuente, pero continúa primando la política en todas sus vertientes: local,
autonómica, nacional e internacional. En escasas ocasiones el tema gira en torno al
ámbito social o cultural.
57
hechos más destacables. Ofrece el punto de vista institucional y, como consecuencia
de ello, la redacción se ve afectada por un cierto protocolo, empleando un lenguaje
menos personal. Suele tratar temas de eminente actualidad aunque no se limita a
ellos. La finalidad de este género es la de intentar influir en la opinión pública.
Su estructura se divide en tres partes, una informativa, en la que avanza el tema y que
sirve para abrir el texto, una segunda interpretativa, en la que el autor del editorial
expone los argumentos y las interpretaciones, y una última fase denominada
deliberativa o conclusiva. En ella se conceden las últimas apreciaciones sobre el tema y
se cierra el texto.
58
Secretaría de la Redacción/VI Sem. ECS/Facilitadora: Jimena Alexandra Rueda
Por último, es importante agregar que éstas pueden versar sobre cualquier tema,
aunque por lo general tratan temas políticos, económicos y sociales. Están en las
primeras páginas de los periódicos.
Columna de autor:
Generalmente identificadas con el nombre del periodista (a veces incluso hasta con su
foto), están basadas en la idea de crear cierta complicidad entre el autor y el lector
dadas por la familiaridad y la frecuencia con que aparecen sus comentarios.
Columna de tema:
En este caso no están a cargo de un solo columnista sino de varios que vierten su
opinión sobre un mismo tema. El tema puede ser el deporte, las noticias
internacionales o un suplemento de salud o cocina.
59
Este tipo de género ha de reunir ciertos rasgos: ha de ser original, nueva, tiene que
captar el interés del público, no debe estar escrita en un tono propagandístico y ha de
estar dirigida hacia un beneficio social.
- Columna de opinión. Por su forma y tono serio, parece un editorial. Sin embargo,
todos los juicios que en ella se expresan son responsabilidades del columnista, quien
así lo acepta mediante su firma. Puede incluso no presentarse esta diferencia en el uso
del lenguaje y sólo caracterizarse como columna por sus cualidades formales: título,
periodicidad y espacios fijos.
60
El artículo, es el género periodístico que de manera personal interpreta, informa,
analiza los acontecimientos y establece una tesis que luego constata. De los géneros
de opinión, el artículo es quizá el menos confidencial de todos, del mismo modo que el
menos actual. Se caracteriza visualmente por su extensión, que supera con creces a la
de una columna.
Su estructura está compuesta por una proposición general que explica el tema e
introduce el texto, continúa con detalles menores, más tarde analiza (es la fase
formativa), a continuación comprueba y por último valora y concluye, además de
apuntar las diversas consecuencias y de hacer una llamada a tomar postura respecto
de lo que se está tratando en el texto.
Definición.
(…) Escrito, de muy vario y amplio contenido, de varia y muy diversa forma, en el
que se interpreta, valora o explica un hecho o una idea actuales, de especial
trascendencia, según la convicción del articulista.
(…) El artículo periodístico es tan vario, tan múltiple, tan personal, que la definición-
delimitación siempre resultará incompleta, sólo aproximada.
(…) Género ambivalente que unos estiman como "periodismo mayor" y otros como
"literatura menor". Y que no es ni lo uno ni lo otro. Es periodismo literario o
literatura periodística. O, como dijo González Ruano, es "el auténtico género literario
característico de nuestra generación". Como contrapunto de esta tesis, también se ha
dicho que el "periodista-escritor es más genuinamente periodista que el periodista
informador".
61
modestia "nosotros creemos", el columnista puede decir "creo", "pienso", "estimo" en
primera persona del singular. Aunque también, claro está, puede utilizar la primera del
plural o el indeterminado "uno", "uno cree o piensa que…"
Clases de artículos.
Prácticamente infinitas. Tantas como temas o asuntos. (…) Se pede escribir de todo y
en todos los tonos. Un mismo tema puede ser tratado filosóficamente, científicamente
o en tono humorístico. (…) El ideal del artículo periodístico -el artículo periodístico
ideal- es el literario-poético-filosófico-humorístico, que nos dará una amena lección de
cualquier cosa, congrato estilo, profundidad de pensamiento, aliento poético y unas
gotas de humor, de buen humor. Es el artículo que se lee, relee y comenta. (…)
62
Pastora Moreno Espinosa. Docente de la Universidad de Sevilla, en España, considera
que la misión de la crítica es la de orientar a la opinión pública, razón por la que ha de
ser informativa. Es un género que está inserto en el mundo de la cultura, del arte, y
suele circunscribirse a un lector interesado por este ámbito y quizá por ello es un
género aparte. En concreto, se ocupa de la labor de un artista y no de sus
interioridades.
La crítica se identifica, al margen de por la ficha técnica que ha de llevar y que recoge
los datos fundamentales del objeto de análisis, por el lenguaje que emplea, ya que de
todos los géneros de opinión, suele ser el más intelectual.
La estructura que el crítico utiliza para este género es totalmente libre. A menudo, en
las publicaciones que dejan espacio entre sus páginas para las críticas se encuentran
artistas o literatos de reconocido prestigio que ofrecen su opinión sobre tal o cual obra.
La clasificación de la crítica puede ser muy variada: literaria, de cine, teatral, de ópera,
de ballet, musical, deportiva, taurina (se pisa con la crónica), entre otras muchas. Su
función, por otra parte, ha de ser la de informar, orientar y educar, aunque sí es
necesario tener muy presente a la hora de escribir una crítica, que es importante no
contar al lector lo que éste tiene que descubrir en la obra.
63
información sobre la actualidad del mundo del arte, por lo que tiene también
componentes propios del periodismo informativo, pues la actuación de un grupo de
teatro o la publicación de un libro son hechos noticiosos en si mismos. Pero su
característica principal es el criterio subjetivo que refleja su texto. Se trata de un
género de opinión.
Abril Vargas considera que en este género lo único que importa es la valoración que le
merece al crítico un trabajo artístico o creativo, por lo que debe firmarlo un experto en
el arte del que se trate (1999, p. 183). El crítico tiene como misión valorar la obra, pero
no exclusivamente basado en el gusto personal, porque la buena crítica no puede estar
sustentada únicamente en las preferencias individuales. Lo que identifica a este género
es que se trata de un texto donde el crítico argumenta los aspectos positivos o
negativos de forma consistente, y con criterios de más altura que los estrictamente
personales. Criticar no es censurar, pero sí valorar algo a la luz de la razón (Martín,
1986, p. 337).
Harris y Jonson también inciden en la necesidad de hacer una valoración sobre la obra
artística, y creen que la crítica en periodismo tiene un sentido positivo de orientación
cultural, lo que convierte al periódico en un actor importante de la educación popular
(Santamaría, 1990, p. 142). La crítica debe ser entendida como el arte de informar,
interpretar, y, sobre todo, valorar una obra artística (Vallejo, 1993, p. 22). Martínez
Vallvey la define como aquel texto que enjuicia espectáculos u otros bienes y servicios
destinados, fundamentalmente, al ocio de las personas (1999, p. 81)
Además, deben ser textos redactados con belleza expresiva. Se trata de escritos que,
al juzgar obras de arte, resultan ya creativos porque se apoyan en el propio trabajo que
evalúan, y profundizan hasta el punto de que pueden orientar hasta al propio autor
sobre determinados valores de su obra. Es un género de opinión que explica, analiza,
argumenta y enjuicia las cualidades y los valores de una obra de arte (Armañanzas,
1996, p. 144)
64
es un género periodístico, sino un tipo breve de noticia (2001, p. 53). La reseña sólo es
información sin opinión, por lo que se diferencia claramente de una crítica.
Además, las opiniones deberán estar basadas en el análisis riguroso de la obra sin que
se perciban puntos de vista extremos. Para emitir un veredicto fiable es necesario
evitar los prejuicios, por lo que el crítico no puede valorar con criterios de compromiso
en un determinado estilo o tendencia. El crítico no debe dar motivos para ser
considerado como un “escritor frustrado, burdo censor o caza gazapos” (Vallejo, 1993,
p. 32).
Además, es un género de autor, por lo que siempre la crítica debe ir firmada, ya que la
personalidad del crítico es un factor determinante de cara a su credibilidad por parte
del público. Estamos ante un género en el que la identidad del firmante es parte
65
fundamental del texto, algo que sucede en la mayor parte de los géneros de opinión,
aunque en éste, si cabe, con más importancia. Por ello, para que se identifique de
forma directa al autor con su crítica es recomendable que esté redactada en primera
persona.
Para Auden (Vallejo, 1993, p. 23), la crítica de arte contiene, fundamentalmente, cuatro
funciones. En primer lugar, debe introducirnos en obras de autores que ignoramos, por
lo que la divulgación es un efecto inmediato. También, la crítica hace un análisis
comparativo entre diferentes épocas para mostrarnos las relaciones entre ellas, es
decir, una labor cultural de primer orden. Una tercera función es la de enseñarnos algo
sobre el proceso de construcción de la obra, lo que hará reflexionar al lector desde un
punto de vista diferente. Y, por último, tiene la función de persuadirnos de que su
opinión es la correcta en todo lo que nos cuenta.
Los textos periodísticos deben cumplir unas condiciones básicas para ser considerados
críticas de arte (Vallejo, 1993, p. 24). El primer requisito es que debe ser un texto
creativo con una redacción que enriquezca la obra, potencie sus valores y la califique
con rigor, justicia y honradez. Pero además, la crítica es un texto con belleza expresiva,
por lo que debe estar bien construida gramaticalmente, -en el caso de tratarse de una
obra literaria, como mínimo con el buen estilo de la obra que se
juzga-, y tendrá que ser profunda y amena. Y no puede olvidar su función formativa,
para lo que es necesario que se convierta en el nexo entre el autor y el lector con el fin
de elevar el nivel cultural de éste. La crítica de arte no debe contener elementos de
destrucción, sino, por el contrario, afán de comprensión hacia la obra analizada. Y, por
encima de todo lo anterior, el crítico debe observar escrupulosamente el principio ético
de la insobornabilidad, sin presiones ni servidumbres de ningún tipo.
Es un género que debe estar basado en el conocimiento profundo de la pieza, del autor
y del contexto histórico en el que se desenvuelve. Exige una reflexión seria con un
análisis de las circunstancias que la han acompañado. Es decir, la crítica exige un
profundo rigor intelectual, que es el único camino que conduce a la objetividad. Por
encima de cualquier gusto personal, se impone una actitud ética ante la valoración de
una obra de arte. Y debe ser sincera. El crítico expresa su parecer de forma honesta,
con absoluta independencia. El análisis responsable es necesario ante un texto que va
dirigido al público en general para orientarle, por lo que debe contener pautas
adecuadas para que el público forme su opinión personal. Aunque no debe olvidarse de
66
que, además, es un género con función informativa. Debe ser un texto que explique
fielmente el contenido de la obra enjuiciada.
La crítica debe ser un texto analítico y sintético con una argumentación ponderada y
justa, por lo que tiene que existir un criterio valorativo bien razonado. El crítico ha de
evitar la tendencia al elogio gratuito y la inclinación a la dureza en sus juicios (Martín,
1986, pp. 337 y 338). Su texto debe ser fielmente informativo, pues el objetivo es que
el lector conozca las virtudes y los defectos de la obra, aunque debe estar redactada
con tono respetuoso y ecuánime. El crítico debe ser un especialista en la materia con
espíritu reflexivo y serenidad de juicio.
Al ser un género de autor, el crítico de arte debe reunir unas cualidades para poder ser
considerado un profesional especializado en este género periodístico. Un crítico debe
tener facilidad de comunicación para dirigirse a audiencias masivas, ser experto en el
arte que valora, amar la actividad que es objeto de crítica, escribir siempre con un tono
constructivo, tener sentido crítico con claridad de pensamiento y ser objetivo (Torres,
1988, pp. 22 y 23).
El crítico debe fundamentar lo que afirma sin dogmatismo, y su opinión debe ser
considerada como una aportación personal a la propia obra. Luisa Santamaría (1990, p.
145) afirma que las características de la crítica de arte son tres: la brevedad, la
urgencia y la inteligibilidad. Es un texto breve, pero no ligero, por lo que debe estar
bien argumentado; es urgente, pero no por ello irreflexivo, y por tanto, sus valoraciones
serán suficientemente razonadas; y por último, al ser un texto periodístico, debe estar
redactado con un lenguaje no especializado aunque se hable de arte.
Algunos autores han propuesto modelos de estructura para este género periodístico a
pesar de que la crítica de arte no se adapta a un esquema rígido por ser un género
creativo. Algunos autores proponen dividirlo en tres partes: el titular, normalmente
argumentativo; la ficha técnica, donde se recogen los datos objetivos de la obra que se
enjuicia; y el cuerpo, que es la crítica propiamente dicha (Martínez Vallvey, 1999, p.
83). Pero en esta última parte se pueden distinguir tres componentes: En el primero, el
crítico hace mención de los antecedentes de la obra objeto de su valoración con datos
sobre el autor y su producción anterior; en el segundo se resume el argumento, si lo
tiene, de forma breve, con el fin de ilustrar al lector; y por último, como consecuencia
de lo anteriormente expuesto, se refleja el veredicto del crítico, de forma que el lector
quede convencido de que la valoración está suficientemente argumentada y que está
realizada por un experto (Morán, 1988, p. 19).
Varios autores consideran que la mejor forma de clasificar las críticas de arte es tener
en cuenta el asunto del que tratan. Así, podríamos hablar de críticas literarias,
cinematográficas, teatrales, musicales… Sin embargo, es un texto que puede ser muy
creativo, por lo que es posible distinguirlas teniendo en cuenta otros criterios. Luisa
Santamaría (1990, p. 148) hace una propuesta de cuatro tipos de críticas de arte
basándose en el objetivo principal que persigue su autor, lo que da lugar a una
clasificación que puede ser eficaz para explicar las posibilidades de este género
periodístico: El modelo estético, que es el texto donde el crítico tiene una gran libertad
para analizar la obra desde el punto de vista de la belleza de la misma, sin preocuparse
por el estudio analítico de su estructura o las relaciones históricas; el modelo
formalista, cuya principal preocupación es la actitud científica frente a la estética y
donde el crítico no tiene valor creador y se limita a explorar la obra en su estructura
67
formal; el modelo culturalista, que estudia la obra en relación con los
condicionamientos históricos y el medio en el que la desarrolló su autor; y el modelo
sociológico, que es el texto donde el crítico hace un análisis muy comprometido del
momento político y social en el que se desenvuelve la obra en cuestión.
68
Referencias.
69
Va firmado casi siempre, y enjuicia temas candentes de cada sección informativa. Se
suele encargar a especialistas, cuando no los firman los propios jefes de sección. El
hecho de que los comentarios sean responsabilidad de personal de plantilla del
periódico es un punto a favor de éstos, ya que demuestra que el diario dispone de un
grupo de profesionales capaces de enjuiciar un acontecimiento aportando soluciones.
Son textos ligados al editorial, en la medida que se aleja en su redacción del lucimiento
estilístico para profundizar en la información. El comentarista tiene un margen mayor
que el editorialista a la hora de escribir, ya que se despoja de la seriedad y rigidez
propias del editorial para comentar una noticia. Finalmente, en cuanto al esquema del
comentario, lo importante de cara a su efectividad es cuidar el comienzo y fin del
mismo. Pastora Moreno Espinosa. Docente de la Universidad de Sevilla, en España.
70
Existen caricaturistas de muy distintas índoles, temas y estilos, ya que la caricatura,
con muy pocas palabras (en algunos casos, sin palabra alguna) permite también hacer
comentarios políticos en clave de humor, y por ello casi todos los diarios del mundo
suelen incluir una o más caricaturas en su sección de opinión.
Pero también las puedes encontrar en los diarios/periódicos (en las historietas).
El concepto.
A pesar de que entendemos que el todo es más que la suma de las partes, por razones
académicas vamos a desmenuzar el concepto para aprehender sus componentes, a
riesgo de que se presenten algunas redundancias, por lo demás inevitables:
Hasta en una línea simple o "pura" un dibujante puede expresarse y transmitir diversas
sensaciones. En la caricatura, el autor "valoriza" más la línea al hacerla gruesa o fina.
71
De hecho, algunas de las definiciones reseñadas en nuestra última entrega así lo
reconocen. Artistas como Leoncio Martínez "Leo" han sido considerados auténticos
intérpretes gráficos de su tiempo. (Nazoa, 1972: 217)
Entonces, no debe extrañar que Evora Tamayo afirme que la caricatura política es muy
"sensible" porque "se basa en intenciones e interpretaciones" sobre y hacia los hechos
y que este tipo de caricatura "parte de un punto de vista interpretativo de los
fenómenos que se producen en la realidad". (Tamayo, 1988: 34)
También es bueno aclarar que el hecho de que admitamos que el caricaturista plasma
su interpretación iconográfica no significa que esté haciendo periodismo interpretativo.
En los géneros de opinión -ora escritos, ora iconográficos- hay dosis de interpretación,
pero el móvil que persiguen es emitir juicios o pareceres sobre algo. En tal sentido, los
puntos de vista de Eduardo Robles Piquer (RAS) resultan esclarecedores:
...el caricaturista no reproduce "lo que ve", sino que opina sobre los modelos y de ahí lo
fascinador de su oficio: interpretar humorísticamente la historia escrita en cada cara.
(En Esteva-Grillet, 1992: 82)
No sólo personas.
Para algunos, ese "algo" de lo que nos habla la definición de caricatura propuesta por
nosotros está conformado únicamente por personas. Verbigracia, Guy Gauthier
sostiene que las caricaturas "sólo tratan a un personaje y, en ese sentido, limitan su
comentario". (Gauthier, 1986: 137).
Aun cuando en sus comienzos las caricaturas sólo incluían a personas, no pasó mucho
tiempo sin que fueran empleadas para hacer referencia a otro tipo de "actor".
De por sí, la imagen atribuida a Benjamín Franklin, considerada por algunos la primera
caricatura publicada en Norteamérica, mostraba a un animal -la serpiente-, aunque su
uso no fuese analógico sino simbólico. Hacia 1870, Thomas Nast, inventor del elefante
como símbolo del Partido Republicano, y quien popularizó el asno como emblema de
los demócratas dibujó rostros de políticos en cuerpos de animales como buitres y
puerco espines, a objeto de ridiculizarlos (Feaver, 1981: 93-94).
De manera que si bien el ser humano estaba presente en sus caricaturas, aparecía
fusionado con un animal. Años antes de las ocurrencias de Nast en Estados Unidos, en
el Viejo Continente ya se hacía algo similar. Verbigracia, en 1815 una caricatura
anónima mostraba a Napoleón exiliado en Santa Elena, dando órdenes a sus
habitantes: unas repulsivas ratas. Aunque se incluía a una persona -Bonaparte- la
mayor parte de la imagen la conformaban los asquerosos animales.
72
En Venezuela, la primera caricatura política, según el criterio de los especialistas,
aparecida en 1844 en El Relámpago de Marzo, era precisamente de un animal -un
caimán-, que simbolizaba al Banco Nacional (Pérez Vila, 1979: 16).
Desde entonces, han sido muchos los políticos, corruptos y oportunistas que han sido
simbolizados por medio de animales como el camaleón, el tigre, el búfalo, el cerdo, la
rata, el ratón, los reptiles y muchos otros.
De manera, pues, que desde hace mucho tiempo los contenidos de las caricaturas
dejaron de ser de dominio exclusivo de personas -por lo general prominentes- para dar
cabida en sus trazos a otros protagonistas, aunque estos en muchos casos sean
utilizados como símbolos de las conductas de seres humanos.
Más aún, estos últimos han sido en ocasiones personajes imaginarios. Algunos de ellos
actúan como símbolos; otros representan "tipos" del pueblo. Por ejemplo, la figura del
Tío Sam, y de John Bull ha sido empleada, entre otros usos, para simbolizar la
voracidad imperialista de los Estados Unidos e Inglaterra, respectivamente.
El personaje "Liborio" llegó a ser un arquetipo del pueblo cubano -lustros antes de la
revolución- aunque se considera que en realidad era una burla de una república
mediatizada (Tamayo, 1988: 10)
Entre los personajes imaginarios creados por caricaturistas venezolanos han destacado
además de los "tipos" de "Leo", Tirabeque y Pelegrín, dibujados por Ramón Muñoz
Tébar para las crónicas de Max Lores en La Linterna Mágica; el popular Juan Bimba, y,
menos alejado en el tiempo, Coromotico, de Pedro León Zapata, en El Nacional. (Torres,
1982: 313).
El reino vegetal también puede ser empleado como objeto o sujeto de la caricatura. Es
célebre la imagen del rostro del rey Luis Felipe transformándose en una pera, lo cual
envió a juicio a su autor, Charles Philipon.
Algunas frutas como el cambur [plátano o banana] y la guanábana han sido utilizados
como símbolos. El primero representa el cargo apetecido, la oportunidad de empleo, o
el acceso al poder político para repartirlo. Mientras, la guanábana ha hecho alusión a
los acuerdos Copei-AD ¿Y qué decir de las cosas? En ocasiones son las "protagonistas"
de las caricaturas. La silla presidencial ha sido un icono utilizado con frecuencia.
Igualmente, se han elaborado caricaturas tomando como base ranchos, calaveras,
dólares, mapas de Venezuela, barriles y torres de petróleo, por ejemplo.
73
antes asevera que "no parece se preste a discusión que la caricatura es una forma del
humorismo". (En Esteva Grillet, 1992: 76-77)
No obstante, podemos aceptar que el humor es "un modo de enjuiciar y comentar las
situaciones, que se caracteriza por el enfoque burlón, cómico, mordaz, e irónico", tal y
como lo señala José Martínez de Sousa quien incluye a la caricatura entre una de las
manifestaciones de lo humorístico. (Martínez de Sousa, 1992: 233)
Más aún, hay quienes como Miguel Otero Silva han dicho que el humorismo "difiere de
la ironía y de la sátira, de la caricatura y de la mueca, de lo festivo y de lo superficial".
(Otero Silva, 1985: 2)
Más adecuado nos luce el planteamiento de Earle Herrera quien si bien concuerda en
que el humorismo no es chispa, ni chiste "puede valerse de ambos" y dentro de sus
formas expresivas incluye la caricatura.
Tan es así que aun cuando Ildemaro Torres incluye dentro del humorismo gráfico a los
dibujos, collages y fotomontajes, dedica la mayor parte de su contenido a la caricatura
y advierte que prefiere emplear el término "humorismo gráfico, por ser éste un término
de mayor amplitud conceptual". (Torres, 1982: 20, 28)
En esa misma línea de pensamiento, Pancho Graells (En Torres, 1982: 413), asevera
que, para él, caricatura es humor gráfico, aunque no todo humor gráfico es caricatura".
Olga Dragnic (1994:128) nos ayuda a fundamentar esta afirmación cuando señala que
el humor es una cualidad que tienen algunas personas en saber descubrir mediante
palabras, gestos o dibujos -no olvidemos que la caricatura es una modalidad de dibujo-
el lado cómico, ridículo o contradictorio de ciertas personas, cosas o situaciones.
"El humorismo, como manifestación del humor -puntualiza-, recurre al enfoque burlón,
satírico, irónico o mordaz para provocar determinadas situaciones".
De manera, pues, que estos recursos -o algunos de ellos- aparecen con frecuencia
amalgamados en la caricatura, en su componente icónico y/o verbal. En tal sentido,
74
vale puntualizar que el amalgamiento consiste en la reunión de distintos grupos de
ramas bajo una determinada marca. (Lewandowski, 1986: 16)
La retórica en acción.
Estos artificios o figuras retóricas proceden en buena medida de la literatura y han sido
objeto de agudas polémicas y de las más diversas definiciones. Pueden estar en el
componente icónico de la imagen y/o en su parte verbal. Acá mencionaremos quizás
los más conocidos.
La metonimia supone aludir a un objeto o concepto por medio de otro que lo sustituye.
Por ejemplo, el tulipán en lugar de la primavera. Metáforas y metonimias tienden a
confundirse.
75
Jakobson (En Vilches, 1987: 148) procura aclarar los conceptos al señalar que un
discurso puede llevar a otro por semejanza o por contigüidad -proximidad o cercanía-.
En el primer caso, tendremos una tendencia metafórica mientras que en el segundo
una tendencia metonímica.
Lo cierto es que al emplear estos recursos, el caricaturista suele valerse de una serie
de técnicas. La alusión es una de ellas y consiste en referirse a una persona o cosa, sin
nombrarla o sin expresar que se habla de ella. (Toro y García-Pelayo, 1967: 56) Puede
hacerse a través de símbolos.
Los juegos de palabras son otra y por medio de ellos se pretende encontrar un sólo
término para expresar dos significaciones. Por ejemplo, en una caricatura las palabras
"UNID-AD" y "PAR-TIDOS" -en articulación con el aspecto icónico- logran plasmar la idea
plena de la ruptura política. (Acevedo y Balza, 1990: 112).
La lista de figuras para conseguir un mayor realce expresivo y una mejor persuasión es
extensa. Sin ánimo de incluirlas todas, podemos mencionar a la paradoja, la antítesis,
la redundancia y la antítesis.
76
También debe quedar claro que las mismas se consideran por separado para su estudio
ya que en la práctica dos o más de ellas se entraman como un tejido para funcionar
como un todo significativo. En nuestra próxima entrega analizaremos el resto de
componentes de nuestro concepto sobre caricatura.
Referencias.
FREUD, Sigmund (1973). Obras completas. Tomo I. 3ra edición. Biblioteca Nueva.
Madrid
MEDINA, Luis (1992). Comunicación, humor e imagen. Funciones didácticas del dibujo
humorístico. Editorial Trillas. México
NAZOA, Aquiles (1972). Los humoristas de Caracas. Monte Avila editores. Tomo I.
CaracasOTERO SILVA, Miguel (1985). El humor en el Quijote. Suplemento Especial de El
Nacional. P. 2. Caracas
PÉREZ VILA, Manuel (1979). La caricatura política en el siglo XIX. Lagoven. Venezuela.
77
TAMAYO, Evora (1988). La caricatura editorial. Editorial Pablo de la Torriente. Temas de
Periodismo. Cuba
Nota.
(1) En un trabajo más reciente (El Nacional, 1998: C/10), Alexis Márquez señala que
algunos teóricos de la literatura llaman "símil" a la metáfora que compara dos o más
términos u objetos que se parecen en algo. Pero, según él, es posible que la
comparación se haga sin enlaces gramaticales comparativos, e incluso sin mencionar
los términos
Sumario.
1- Introducción
2- Estado actual de la investigación sobre el arte en la caricatura
3- El concepto de caricatura
4- Características y cualidades de la caricatura
La caricatura es una reducción
La caricatura como recurso agresivo
La caricatura como exageración
La idea como caricatura
La caricatura como retrato
La caricatura como fantasía
La caricatura como línea
La caricatura como estenografía expresiva
La caricatura como moralidad
La caricatura como degradación
La caricatura como juego
La caricatura como síntesis visual
La caricatura como ingenuidad
La caricatura como código o lenguaje fisionómico
La caricatura como posesión
La caricatura como contenido
La caricatura como grabado simbólico
La caricatura como medio de masas
La caricatura como encuentro
La caricatura como opinión
La caricatura como versión humorística de un personaje
5- Tipologías de caricaturas
78
1) Introducción.
Pese a la importancia del tema, somos conscientes que treinta años atrás no se
hubiese aceptado ni el título ni tema como objetivo de un artículo científico por el mundo
académico, y que incluso hoy, superado ya el escándalo, no faltarán quienes se
pregunten ¿Es Arte el humor gráfico?. Hace años se negaba porque sólo se admitían las
llamadas Artes mayores, Arquitectura, Escultura y Pintura, así, por orden de tamaño y
peso, y las relegadas a segundo plano como artes menores, industriales aplicadas o
decorativas (nunca se pusieron de acuerdo en los adjetivos todos impropios), como
cerámica, esmalte, orfebrería, etc. Por fortuna esto ya está superado y el Arte es hoy
mucho más y acoge aspectos que antaño se excluyeron como pobres y hasta
vergonzantes. Como dice el profesor Carlos Cid, si se toma la palabra Arte en su
etimología de algo bien hecho, con esmero y gracia, qué duda cabe que el humor tiene su
lugar en él. Y no es válida la objeción de que es imposible poner el chiste de un periódico
a la altura del Partenón o de La Primavera de Botticelli, nadie lo pretende, porque los
objetos heterogéneos son incomparables y no son lícitas las escalas de valor entre ellos.
Todo es Arte, pero pretender tales vecindades y evaluaciones sería tan absurdo como
cotejar una ballena azul y un pino mediterráneo y averiguar cual es el más valioso, lo que
no niega que ambos sean seres vivos e importantes de maneras diferentes en sus clases.
79
considerarlo como Arte al centrarse únicamente en las llamadas “Artes mayores”,
olvidando muchas veces como señala Gombrich que como clase de imágenes, las
caricaturas no están ni más ni menos encajadas en un contexto histórico definido que
los retratos oficiales o los cuadros de altar.4[4]
80
imagen humorística. Interés que también aparecerá en Valencia de la mano de
González Martí.10[10]
Tras este auge del tema a finales de siglo se vuelve a caer en un olvido casi
absoluto de la caricatura, olvido que se intenta romper en la década de los veinte en el
caso español con algunas obras como las de José Francés y José Ferrán11[11] que si bien
son de mucha menos envergadura que las que aparecieron anteriormente, reclaman el
papel de la caricatura dentro del contexto artístico.
Pero no será hasta la década de los setenta y ochenta del siglo XX (tal vez a
consecuencia de eclecticismo que rodeará el concepto Arte) cuando empiecen a surgir
verdaderos trabajos científicos que investiguen el tema. Estos estudios como primeros
de su género están acotados (por lo que al caso español se refiere) tanto geográfica
como temáticamente, geográficamente porque sólo y salvo contadas excepciones se
circunscriben a las áreas de Madrid, La Coruña, Barcelona y Granada y temáticamente
porque se han centrado sólo en algunos aspectos o figuras determinadas de la
ilustración gráfica en general.12[12] En 1979 se intentará salir de esta situación cuando el
profesor Bozal13[13] realice una visión general y de conjunto para toda la ilustración
gráfica del siglo XIX en España, intento loable pero que no va más allá ya que el hecho
de que se limitase al análisis de la prensa que se conserva en la Hemeroteca Municipal
de Madrid hace que el trabajo tenga serias limitaciones.
3) El concepto de la caricatura.
81
Síntesis problemática la que realiza la academia ya que esta definición no se
ajusta al alcance y delimitación del concepto al considerar a la caricatura tan sólo
como “una deformación ridícula” solamente aplicable a las personas. De esta manera
el diccionario sólo considera caricatura a la representación gráfica deforme de una
persona dejando de lado por ejemplo la caricatura político social tan importante en un
siglo XIX que utilizará este recurso como propaganda de ideas propias y críticas de las
ajenas; e incluyendo, por el contrario, cualquier tipo de deformación que se introduzca
en una figura humana aunque ésta responda únicamente a un estudio o boceto
realizado por un pintor con el fin exclusivo de analizar las posibilidades de una línea o
mancha de color como lo han venido realizando pintores de todos los tiempos.
Esta definición que no ha variado mucho desde la primera vez que se incluyó en
este diccionario:
14[14]
DRALE, 20ª ed., Madrid, Academia, 1984, voz Caricatura, p. 276
15[15]
DRALE, 13ª ed., Madrid, Academia, 1899, voz Caricatura, p. 198.
16[16]
Enciclopedia ESPASA, Madrid, Espasa, 1911, t. 11, p. 933:
“Representación plástica o gráfica de una
persona o de una idea, interpretándola
voluntariamente bajo un aspecto ridículo
o grotesco.”
Enciclopedia DURVAN, Madrid, Durvan, 1961 (1ªed., t.4, p.626:
“Representación generalmente gráfica, en que se
acentúa humorísticamente las características
sobresalientes de una persona o cosa”
Enciclopedia Larousse, Larousse, t.3. p. 270:
“ Deformación grotesca de una persona por la
exageración voluntaria, con intención
satírica, de los rasgos característicos
del rostro o de las proporciones del cuerpo.”
17[17]
Diccionario de la Lengua Anaya, Madrid, Anaya, p. 141:
“Representación gráfica o literaria
de algo, en la que se exageran
determinados rasgos con intención
cómica o satírica.”
Diccionario Casares, citado por Pasteca, Dibujando caricaturas, Barcelona, CEAC,
1985, p. 11:
“Figura dibujo o descripción en la que
se ridiculiza a alguna persona exagerando
sus facciones o su aspecto.”
82
E incluso las definiciones que daban los contemporáneos no diferían mucho de
éstas, aunque si bien introducen el concepto de “cosa” como objeto de caricatura que
enriquece en gran medida la definición ampliando las posibilidades del concepto al
liberarlo de su adscripción humana.
Sin embargo todas estas definiciones que aparecían en los diccionarios del siglo
XIX, se circunscriben a una serie de características en común que siguen restringiendo
sobre manera el término:
18[18]
Rodríguez, Ramón Joaquín, Diccionario nacional de la lengua española,
Madrid, 1848, p. 343.
19[19]
Gaspar y Roig, Diccionario enciclopédico de la lengua española, Madrid,
1853, t.1, p.490.
20[20]
Gamonal. op. cit. p. 11.
83
evitarían dos problemas de clasificación21[21]: El dibujo humorístico por un lado sin
deformación caricaturesca con ejemplos bien patentes en la obra de Hogarth, Tiépolo o
Gavarni, y la deformación sin intención cómica como los estudios sobre la maldad y la
fealdad de Leonardo.22[22]
Puestas así las cosas habremos de definir la caricatura, y para ello hemos de
recurrir al método fenomenológico de tal forma que analizaremos por separado las
cualidades diferentes que se dan en el concepto distinguiéndolo así y descubriendo su
identidad, no obstante siguiendo este método nos encontramos con que algunas de
sus cualidades o características pueden llegar a ser contradictorias, aceptamos esa
contradicción a priori, ya que nos es necesaria para poder conformar una definición del
término de tal forma que utilizaremos esos argumentos diferentes con el fin de producir
un “choque” de ideas y una contraposición de argumentos, procurando así que las
sucesivas opiniones se vayan recogiendo y enriqueciendo unas a las otras hasta hacer
aparecer lo verdadero, proponemos así una metodología dialéctica anatríptica24[24] en la
que no nos planteamos como sería el caso de la doctrina de Hegel una síntesis final
que de lugar a la superación o eliminación de la contradicción sino que esa
contradicción queda latente ya que los dos principios quedarán en pugna presionando
y amenazando el equilibrio final pero mediante una posición antinómica tratando de
conjugarlos y conciliarlos.
Una vez aclarados estos puntos podemos definir la caricatura a través de sus
características tal y como proponemos a continuación examinando 21 de sus posibles
cualidades25[25] como método por el cual podamos llegar a averiguar la “esencia” y
definitorio de lo caricaturesco.
21[21]
Cfr. Revel, Jean Francois, “L´invention de la caricature” en L´Oeil, París,
1964,nº 109, Enero de 1964, p. 12.
22[22]
No considerados como caricaturas por Hofmann Werner, “Comico e caricatura”
en Enciclopedia Universale dell´Arte, Venecia-Roma, Istituto per la colaboracione
culturales, 1858, p. 756.
23[23]
Revel, J.F., op. cit. p. 13.
24[24]
Idea como método propuesta por José María Quintana Cabanas, La pedagogía
estética, Madrid, Dykinson, 1993, p. 37 y ss.
25[25]
Entendemos el término cualidad en su sentido clásico como las propiedades de
los objetos por las cuales podemos llegar al conocimiento de la esencia de los
mismos, (Aristóteles la definió como “aquello por lo cual las cosas se llaman
cuales”).
84
A) La caricatura es una reducción:26[26]
Desde el momento en la que a través de muy pocos trazos se logra captar la
esencia del representado. La reducción es también un juego por el que se ridiculiza el
comportamiento de un hombre. Esta reducción puede no llegar a darse, este es el caso
de lo que hemos venido llamando lenguaje caricaturesco, ya que por ejemplo en la
caricatura política se puede llegar a caricaturizar una situación determinada a través
de un texto que acompaña a la imagen de tal forma que el dibujo se contextualiza de
una forma determinada que lo convierte en crítico sin tener que para ello deformar su
apariencia.
Nos encontramos aquí con otra antinomia de la que podemos llegar a concluir
que la caricatura usa de la agresividad para conseguir sus fines, si bien este elemento
no se puede llegar a considerar imprescindible o determinante.
26[26]
Cfr. Roy, Claude, “Espirit de la caricature” en La caricature art et manifieste,
Ginebra, Skira, 1974, pp. 9-24.
27[27]
Cabanas Quintana, op. cit. p. 38.
28[28]
Gamonal, op. cit. p. 5.
29[29]
Roy, Claude, op. cit. p.21
85
Esta característica se da desde el momento en el que el caricaturista toma uno
de los rasgos del caricaturizado, normalmente el más significativo y determinador y lo
exagera convirtiéndolo en un elemento diferenciador del personaje. Sin embargo esta
cualidad es difícil de aplicar en el lenguaje caricaturesco ya que un elemento
cualquiera, por ejemplo la representación de un animal aludiendo a un personaje
político no es una exageración sino más bien un símil de lo que se quiere representar. 30
[30]
Tal es el caso del famoso grabado de una “pera” para hacer referencia a Luis Felipe
de Francia realizado por Philipon.
Por encima de una representación más o menos real la caricatura lleva consigo
la representación de una idea por encima de la mímesis gráfica, la caricatura es ante
todo algo que se quiere comunicar, desde una crítica a un elogio, pero desde una
perspectiva abstracta ya que por encima de todo se comunica un concepto.
Desde este punto de vista parece que estamos ante una contradicción imposible
de superar, por un lado la caricatura ha de ser retrato e imitar a su manera y por el
otro ha de ser fantástica. La solución a este dilema nos la aporta Gombrich32[32] al
referirse al retrato caricaturesco como el descubrimiento teórico de la diferencia entre
verosimilitud y equivalencia de tal forma que lo que se nos plantea no es una
verosimilitud entre el objeto y la caricatura de éste sino una equivalencia que nos
permite ver la realidad en términos de una imagen y una imagen en términos de una
realidad. Todo esto está haciendo referencia directamente a la formación de un
lenguaje propio que tiene que ver con la realidad sólo en cuanto se refriere a ella, pero
que no la imita.
30[30]
Kris, Ernst, Psicoanálisis de lo cómico, Buenos Aires, Paidos, 1964, p. 24 y ss.
31[31]
Barros, Bernardo, La caricatura contemporánea, Madrid, América, s.d. p. 34.
32[32]
Gombrich “L´esperimento della caricatura”, en Arte e ilusione, Turín, Einaudi,
1965 p. 416-418.
Hay traducción española : Barcelona, Gustavo Gili, 1979. pp. 286-310.
86
G) La caricatura como línea:
Esto es, como una reducción expresiva en la que cada línea cuanto más
esteneográfica sea, más expresiva convierte a esta reducción.36[36] Así la caricatura se
convierte con el adjetivo esteneográfico que se le añade en una escritura (un
contenido), pero una escritura reducida únicamente a los trazos estrictamente
necesarios.
Hecho que se produce cuando la caricatura critica, circunstancia que motiva que
el caricaturista se sitúe en otro plano que el caricaturizado, convirtiéndose así en el
acusador de una actitud moral en el más amplio sentido de la palabra.37[37]
33[33]
Barros, op. cit. p. 53
34[34]
Revel, op. cit. p. 14.
35[35]
Pasteca, op. cit. p. 93.
36[36]
Ravel, op. cit. p. 14.
37[37]
Circunstancia puesta de manifiesto por Gamonal, op. cit. p. 5.
38[38]
Freud, Sigmund, El chiste y su relación con lo inconsciente, Madrid, Alianza,
1986, p. 187.
87
bisociación en la que se consigue la percepción por medio de dos estructuras de
referencia habitualmente incompatibles.39[39]
No podemos olvidar por otro lado, como señala Geipel 40[40], que la simplificación
y sintetización de los complicados mecanismos de la vida político social son el
exponente de una depurada sofisticación intelectual.
39[39]
Hodgart, Matthew, La sátira, Madrid, Guadarrama, 1969, p. 112.
40[40]
Geipel, John, The cartoon. A short history of graphic comedy and satire,
Londres, David and Charles, 1972 p. 33.
41[41]
Recogido por Revel, op. cit. p. 12.
88
La caricatura toma los rasgos de la “víctima”, en palabras del antropólogo Levi
Strauss42[42] es una revisión puesta al día del “Hombre de paja”, el muñeco usado por el
pueblo para exteriorizar sus ataques contra la persona odiada, la caricatura entonces
se llena de elementos satíricos de tal forma que maneja a su antojo al caricaturizado,
lo lleva por donde quiere ir, lo somete a una reducción43[43] como si de un sortilegio se
tratase.44[44]
Toda caricatura del tipo que sea representa algo, un algo reproducido mediante
una serie de signos reconocibles que hacen que su comunicado sea entendido por
amplias capas de la sociedad de su momento. Pese a ello hay veces que se hace
necesaria la inclusión de un texto que proporcione un mensaje, esto se deberá a tres
motivos:
La caricatura está ligada a los medios de masas, tanto es así que autores como
Edward Fuch46[46] señala que no se puede hablar de caricatura en la historia hasta que
no aparecen los nuevos sistemas de reproducción en la Época contemporánea, y que
incluso la excepción confirma la regla ya que en la antigüedad no conocían las
caricaturas salvo por las estatuillas de terracota que exigían un procedimiento
mecánico. Con ello queremos decir que la caricatura por definición necesita de un
contemplador que es una sociedad o amplios sectores de esa sociedad, con lo que para
ello se hace necesario un sistema de reproducción adecuado; por otra parte la
caricatura por definición es en gran medida política, esto es, se usa como instrumento
42[42]
Recogido por Geipel, op. cit. p. 93.
43[43]
Gamonal, op. cit. p. 29.
44[44]
Gombrich, Meditaciones sobre un caballo de juguete, Barcelona, Seix Barral,
1968, p. 416 y ss.
45[45]
Gombrich, Meditaciones, op. cit. p. 163 y ss.
46[46]
Benjamin, Walter, “Historia y coleccionismo: Edward Fuch” en Discursos
interrumpidos, Madrid, Taurus, 1973, p. 133.
89
de cambio político, con lo que para ello se han de contar con unos medios de difusión
que puedan facilitar esta labor.47[47]
Desde el momento en el que sólo cada persona tiene una caricatura personal,
pero también en la forma en la que ésta se realiza es también personal de tal manera
que al contemplar una caricatura no sólo reconocemos al personaje representado, sino
también a la persona que la realizó, pues en cada representación existe un estilo
personal del caricaturista y así la caricatura pasa no sólo a ser una representación
psicológica del caricaturizado sino también una representación psicológica de cómo el
caricaturista ve al caricaturizado.48[48]
Definición que sobre el término daba el caricaturista José Luis Dávila haciendo
hincapié en el humor como elemento esencial y definitorio de la caricatura.50[50]
5. Tipologías de caricaturas.
47[47]
Bornemam, La caricature. Art et manifieste (Du XVI siecle a nours jours),
Ginebra, Skira, 1974, p. 45.
48[48]
Pasteca, op. cit. p. 12.
49[49]
Ibid, p. 27.
50[50]
Entrevista a José Luis Dávila recogida por Pasteca, op. cit. p. 67.
90
Por un lado tenemos la clasificación de Barros51[51] para el que dentro de lo que
denomina el Arte Humorístico se encuentra la caricatura propiamente dicha, la parodia,
la fantasía y la sátira.
Quien también intenta clarificar una serie de tipos será Carracci 52[52] quien marca
tres estadios para llegar a la caricatura propiamente dicha, cada uno de estos estadios
conforman un determinado tipo de caricatura, y así tenemos:
c) Simbolista, en la que se va más allá del personaje para representar una idea.
51[51]
Barros, La caricatura contemporánea, op. cit. p. 25 y ss.
52[52]
Citado y comentado por Vittorino Rubiu, La caricatura, Florencia, Sansoni,
1973, p. 50
53[53]
Ras, Caricaturigenia, Alameda, México, 1955, p. 80.
54[54]
Baudelaire, CH; Lo cómico y la caricatura, Madrid, Visor, 1988, p. 35.
55[55]
Ibid..., p. 35.
56[56]
Ibid..., p. 39.
91
d) Cómico significativo: Es el humor más fácilmente comprensible por el público
y más sencillo de analizar57[57]
Puestas así las cosas podríamos dividir la caricatura de una forma pragmática
que se adecue más a la realidad, para ello hemos de hacer referencia a los diferentes
subgéneros que sobre caricatura existen, es decir abocarnos más por las diferentes
características que tienen las caricaturas que por su fin (el cual puede o no
conseguirse), por su desarrollo o por su relación con conceptos abstractos como lo
cómico.
a) La caricatura política:
b) La caricatura social:
c) La caricatura político-social:
d) La caricatura costumbrista:
Sería una escena de costumbres en la que aparece una excesiva carga de crítica
o sátira que la convierte en una caricatura dando así lugar a una observación
irónica de la realidad.
e) La caricatura simbólica:
57[57]
Ibid..., p. 39.
92
Este tipo de caricatura representa a un objeto determinado que dentro de un
contexto especial adquiere una fuerte carga política o social.
f) La caricatura festiva:
g) La caricatura fantástica:
Es aquella que recurre a lo fantástico con el fin de poder reflejar así una idea, el
ejemplo más significativo lo encontramos en los grabados de Goya tal y como
señala Baudelaire58[58]
h) La caricatura personal:
______________________________________________________________________________________
58
93