Sabores de Polonia

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Sabores DE
SABORES Polonia
de POLONIA
Platos tradicionales
de la cocina polaca
Lo que podemos degustar hoy en día en los restaurantes y hogares polacos es el resultado de muchos siglos
de convivencia de la cocina regional y la tradición gastronómica de las minorías que han habitado este país.
Por ello, la influencia oriental en la gastronomía es muy fuerte (tártaro-turca, mongola, rusa, alemana, fran-
cesa, italiana y judía). A pesar de la diversidad regional, hay platos de la cocina polaca que pertenecen a la
tradición general. A los polacos les encantan las sopas y las hacen de muchos tipos. El elemento principal de
una comida festiva es el caldo, que se suele preparar a base de gallinas de corral o de un modo más elegante:
con faisán o pintada. El caldo se suele acompañar de pasta fina de elaboración casera. También es muy cono-
cida la sopa de tomate con un toque de nata y la sopa de pepinillos encurtidos. Merece la pena probar la sopa
de harina de centeno (żurek), que a veces se sirve en una hogaza de pan previamente vaciada que hace las
veces de plato. Algunas de las sopas son de temporada en función de la estación del año. En verano, es típico
el «gazpacho» de remolacha tierna (chłodnik); en otoño, la sopa de setas de bosque.
Durante siglos, la cocina polaca se ha basado en carne de caza, ave y cerdo. También se emplea mucho el
pescado, en especial el de agua dulce. En la época comunista, la gastronomía polaca sufrió un gran empo-
brecimiento. El plato más típico era la chuleta de cerdo rebozada con puré de patatas y una ensalada mizeria
(pepinos con cebolla y nata) o repollo sofrito. Ahora, podemos deleitarnos más a menudo con numerosas
especialidades antes olvidadas, como la oca asada servida con trigo sarraceno.
Son muy típicos los pierogi (parecidos a los ravioli) con diversos rellenos: rusos (con patatas y queso fresco),
de carne y de repollo con setas. En invierno, se elabora el bigos, un plato de repollo fermentado con carne,
salchichas y setas secas. También hay que destacar los entrantes fríos: arenques de distintos sabores, pescado
al estilo griego (con verduras), gelatinas de pescado y carne con una exquisita decoración servidas con apeti-
tosas salsas, etc.
Los polacos también son famosos por sus estupendos postres. Un postre muy típico polaco son los faworki
(cintas fritas), aunque hay otros, como babka (bizcocho), makowiec (tarta de sémola de amapola), sernik (tarta
de queso), pierniki (bollos de jengibre) o pączki (buñuelos rellenos con mermelada de pétalos de rosa).
En los postres, se suelen aprovechar las sabrosas frutas de temporada (manzanas, peras o ciruelas), así como
bayas y fresas silvestres.
ASADO DE JABALÍ
1 kg de lomo de jabalí
150 ml de vino tinto
Una ramita de romero
Aceite para freír
Adobo:
0,7 l de vino tinto
1 cebolla grande
2 zanahorias
3-4 dientes de ajo
2-3 hojas de laurel
25 semillas de enebro machacadas
Varios granos de pimienta negra
Media cucharadita de sal
20 ml de aceite

Pelar las verduras. Cortar las zanahorias en semirro-


dajas y la cebolla en juliana. Mezclar con el resto de
los ingredientes. Cubrir la carne limpia con el adobo.
Dejar en un sitio fresco durante 2-3 días.
Sacar el lomo del adobo. Secar. Sellar toda la super-
ficie en aceite muy caliente. Asar en el horno preca-
lentado a 180 °C durante unos 45 minutos. Durante
la cocción, se puede rociar la carne con el líquido del
adobo. La carne debe quedar de color rosado en el
interior. Tras sacar la carne del horno, verter el líqui-
do de la bandeja de horneado en un cazo y añadir el
vino tinto y el romero. Reducir la salsa hasta que ten-
ga una consistencia más densa y añadir a cada ración
de asado. Este plato resulta delicioso con remolacha
asada.

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Especialidades polacas

En la cocina polaca, los productos silvestres juegan un papel muy importante:


carne de caza, setas y bayas. En este país, la preparación de la carne de caza posee
una larga tradición. Antiguamente, era el plato principal en las mesas de la no-
bleza. Hoy en día, se puede degustar en múltiples restaurantes. Algunos de los
platos más exitosos son el jabalí asado (entero), la silla de caza asada y la carne de
caza con nata. La miel también es un producto silvestre que está presente desde
siemprela cocina polaca. En muchos lugares turísticos se pueden comprar mieles
locales de pequeños centros de producción apícola cuyo delicioso sabor resulta
difícil de olvidar. Otro producto silvestre son las setas, sin las que no existiría la
cocina tradicional polaca. Las setas se pueden emplear todo el año tras secarlas y
se para hacer sopas, salsas y rellenos para pierogi. La cocina polaca también es co-
nocida por la gran variedad de sémolas que se emplean como acompañamiento
para las carnes. Estas sémolas combinan muy bien con la carne de ave, como en
el caso de la sabrosa oca asada rellena de sémola. Merece la pena probar el trigo
sarraceno, que es una sémola muy rica aunque poco conocida fuera de Polonia.
Las verduras que con más frecuencia se emplean en la cocina polaca son las pata-
tas y el repollo. Las patatas, precisamente, son la base de riquísimos platos como
las tortitas de patata, las bolas de patata al estilo de Silesia o los kopytka (pasta
parecida a los gnocchi). El repollo fermentado se emplea como acompañamiento
para los platos de carne o como base para una sopa tradicional: kapuśniak. Polo-
nia también es una potencia en cuanto a la producción de manzanas. Muchas de
sus variedades poseen certificados europeos de denominación de origen. Mere-
ce la pena probar las manzanas polacas, y no solo en crudo, sino también como
ingrediente de una tarta muy popular, szarlotka, así como en forma de manzanas
asadas con miel y frutos secos.

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repollo
fermentado con
costillas
ahumadas
1 kg de repollo fermentado
300 g de costillas ahumadas
1 cebolla
2 zanahorias
3- 4 patatas
Varias cucharadas de mantequilla
Una pizca de comino
1,5 litro de caldo
Sal, pimienta negra
un trozo de panceta ahumada (opcional)

En un cazo, derretir la mantequilla y pochar la cebo-


lla cortada en dados. Añadir una pizca de comino y
freír removiendo de vez en cuando. Añadir la zana-
horia pelada y cortada en rodajas; freír unos minutos
a fuego medio. Añadir el caldo. Agregar las costillas
ahumadas y las patatas peladas y cortadas en dados.
Tapar el cazo y cocer hasta que las verduras estén
blandas y la carne aromatice el guiso. Escurrir con
cuidado el líquido sobrante del repollo y cortar si los
trozos son demasiado grandes. Añadir a la sopa. Co-
cer durante unos 15 minutos. Añadir sal y pimienta
al gusto. A la hora de servir, se pueden freír trozos de
panceta ahumada y añadir a cada ración de sopa de
repollo.

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Historia de la cocina polaca
Polonia se ha encontrado en la encrucijada de las rutas comerciales entre Europa y Asia. Aquí venían a comprar
ámbar comerciantes de todas partes que dejaban a cambio especias exóticas e ideas culinarias. La riqueza de
la cocina polaca también se debe a sus vecinos y a las minorías que han habitado el país durante siglos. Estas
múltiples influencias han hecho que la cocina polaca sea muy diversa. Gracias al contacto con Asia, la cocina
polaca posee un toque ligeramente oriental, dulce y picante gracias a las especias traídas de aquellos lugares
remotos: cardamomo, canela o nuez moscada. Muchos platos se deben a la influencia judía, ya que los judíos
poblaron masivamente Polonia durante siglos. Los lituanos enseñaron a los polacos a elaborar originales
embutidos, como el kindziuk (embutido de cerdo muy madurado). A los polacos, al igual que a los ucranianos,
les encantan los pierogi. La influencia francesa ha dado lugar a espectaculares y elaborados postres. La cocina
tradicional polaca es una exquisita combinación de la tradición de la nobleza y el pueblo llano. También se
caracteriza por contar con productos de alta calidad, como la sal polaca, procedente de las famosas minas de
Wieliczka y Bochnia. Los bosques polacos siempre han proporcionado abundancia de caza y miel. Por lo tanto,
no es de extrañar que la cocina polaca posea un amplio apartado en lo que a carne de caza se refiere y que la
miel polaca sea famosa en toda Europa. Hoy en día, la producción de miel polaca disfruta de un renacimiento
y hay centros de producción apícola grandes y pequeños que venden miel de alta calidad y diversos sabores.
La forma de consumo más habitual es con queso fresco. En la cocina polaca abundan los productos silvestres.
En cuanto a los cereales, los más populares son el trigo y el centeno, empleados desde hace siglos en la
elaboración de exquisitos panes. La cocina polaca también ofrece platos de pescado, en especial de pescado
de agua dulce. Las verduras, traídas a Polonia por la reina italiana Bona, se emplean crudas, en ensaladas,
o cocidas y cubiertas de pan rallado tostado con mantequilla y diversas salsas. Lo que sí es una tradición
puramente polaca es la gran variedad de sabrosas sopas (más de 200 tipos) y los encurtidos. Los pepinillos
encurtidos son uno de los símbolos de la gastronomía polaca. Hoy en día, los jóvenes chefs unen la variada y
antigua tradición de la cocina polaca con las tendencias culinarias actuales para obtener platos sin parangón.
Para ello, escogen los mejores productos polacos procedentes de zonas de producción ecológica y elaborados
según métodos tradicionales.
Oca rellena de trigo
sarraceno y manzana
1 oca entera
2 cucharaditas de mejorana seca
Sal, pimienta negra
Relleno:
2-3 vasos de trigo sarraceno sin terminar
de cocer
6 manzanas medianas
1-2 cucharadas de azúcar
2 cucharadas de mantequilla
1/2 vaso de uvas pasas
Varias ramitas de mejorana fresca
Sal, pimienta negra

Extraer por completo las entrañas del interior de la


oca, lavarla y secarla. Frotar la oca con la mejorana,
la sal y la pimienta negra. Introducir en el frigorífico
durante 2-3 horas. Pelar las manzanas, cortarlas en
cuartos y mezclar con el azúcar. Sofreír brevemente
con la mantequilla, las uvas pasas y la mejorana fres-
ca. Añadir sal y pimienta al gusto. Mezclar con el trigo
sarraceno. Rellenar la oca con ese preparado y cerrar-
la bien para que el relleno no se «escape». Introducir
en el horno precalentado a 170 °C y asar durante 3-4
horas. Durante la cocción, rociar la oca con la grasa
que se va derritiendo para que la piel quede más cru-
jiente. Tras asar la oca, conviene reservar la grasa, que
se puede emplear posteriormente, por ejemplo, para
realizar frituras.

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Cocina regional polaca
Al viajar por Polonia, no puedes perderte las especialidades de la cocina regional, muy variada gracias a las
diversas condiciones geográficas y las distintas tradiciones. Al norte están el mar, los bosques y los lagos.
Deléitate con el pescado de Casubia y Warmia-Masuria, tanto frito como ahumado o marinado. Polonia posee
una vasta extensión de bosques centenarios, por lo que muchas regiones se caracterizan por exquisitos platos
de setas; merece la pena prestar atención a los marinados. Las setas marinadas son un manjar típico polaco.
Tras muchos años, ha vuelto la tradición de criar ocas, por lo que se puede disfrutar de carne de oca de gran
calidad, que es especialmente popular en las regiones de Polonia Mayor, Kujawia y Lublin. La región de Polo-
nia Mayor, aparte de contar con aromáticos aceites prensados en frío de lino, camelina y colza, se caracteriza
por el bollo de San Martín (pastel de levadura con un dulce relleno de sémola de amapola blanca). Este dulce
está relacionado con una hermosa leyenda que transmite un mensaje universal: hay que ayudar a aquellas
personas a las que la vida ha tratado peor que a uno mismo. En Mazovia se encuentra la capital, una ciudad
cosmopolita desde el punto de vista gastronómico, y que ofrece no solo platos de la cocina internacional,
sino tambié platos de ave regionales, incluido el exquisito y original caldo de capón. Podlasie es la región de
Polonia más limpia desde el punto de vista ecológico y ofrece increíbles platos de la gastronomía fronteriza.
La especialidad de esta zona son los kartacze (pasta de patata con relleno de carne), tatarski pierekaczewnik
(rollo tártaro de varias capas salado o dulce) y el riquísimo sękacz (un pastel increíble hecho al fuego y con
forma de tocón de madera). En Silesia, se pueden degustar los karminadle, unos pequeños filetes de carne
picada aderezados con arenque, así como un rollo de ternera acompañado de lombarda. Polonia Menor, con
su capital, Cracovia, posee una extraordinaria riqueza culinaria. El símbolo gastronómico de la ciudad son
obwarzanki, unos roscos tipo bagel que se venden en los puestos callejeros; seguramente tienen su origen
en las tradiciones judías de esta ciudad. También es muy conocida la tarta de queso de Cracovia. Al desplazar-
nos al sur, la gastronomía adquiere más características de montaña. Las tabernas sirven kwaśnica, una sopa
consistente y buena para los días fríos que consta de repollo fermentado y carne ahumada. Aquí también se
venden los tradicionales quesos de la montaña, elaborados a partir de la leche de oveja o de vaca. El más
conocido es el oscypek, el primer producto polaco local incluido en la lista de productos con denominación de
origen de la Unión Europea. En cada región, conviene preguntar por las queserías y los centros de producción
apícola locales, donde podrás adquirir deliciosos y exclusivos productos caseros. También resulta interesante
la cocina de Wrocław, que tras la II Gerra Mundial, se convirtió en el hogar de los antiguos habitantes de las
tierras mas orientales.

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Bolas de patata
al estilo de Silesia
1 kg de patatas cocidas
Harina de patata
2-3 huevos
1-2 cucharadas de mantequilla
Sal
Para servir:
mantequilla clarificada, cuadraditos de panceta
ahumada o cebolla frita

Este plato, procedente de la región de Silesia, se ha


hecho muy popular en toda Polonia. Pasar las patatas
cocidas por el pasapurés. Mezclar con la mantequilla.
Aplastar la masa y alisarla en un recipiente. A conti-
nuación, dividir en cuatro partes iguales. Sacar una
de ellas y rellenar el hueco con harina de patata. De
este modo, se obtiene la proporción perfecta. Añadir
el resto de la masa y agregar los huevos de uno en
uno mientras se amasa enérgicamente. Añadir sal al
gusto. Hacer pequeñas bolitas y, en el centro de cada
una, usar el pulgar para crear en hueco, característico
de este plato. Cocer las bolitas en agua hirviendo con
sal hasta que suban a la superficie. Servir con man-
tequilla, trozos de panceta ahumada o cebolla frita.

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La Navidad en Polonia Kutia
(pastel de especias)
1 vaso de cebada cocida
El día de Nochebuena es de ayuno, así que la cena también lo es. El día de Navi-
Medio vaso de semillas de amapola
dad es cuando se come carne. La cena de Nochebuena comienza con una tradi-
0,5 l de leche
ción: compartir una oblea (a menudo bañada en miel) con todos los comensales.
Varias cucharadas de miel
La cena debe constar de 12 platos en recuerdo de los 12 apóstoles. Se trata de
50 g de uvas pasas
platos muy tradicionales, a menudo regionales, que a veces solo se preparan una
50 g de nueces peladas
vez al año. Es obligatorio preparar platos con carpa, sobre todo frita o en gelatina.
50 g de avellanas peladas
También se preparan muchos tipos de arenques: arenques con nata, los exqui-
50 g de almendras laminadas
sitos arenques al estilo lituano (con setas) y arenques al estilo de la región de
1 cucharada de piel de naranja caramelizada
Kaszuby. Algunos platos calientes son pierogi rellenos de repollo y setas, patatas
y queso, o los típicos uszka; unos ravioli pequeños rellenos de setas que acompa-
Cocer las semillas de amapola en la leche, colar y
ñan los platos de sopa de remolacha. Las sopas que se sirven en Nochebuena son
pasar dos veces por la máquina de picar carne. Mez-
la de remolacha o la de setas. Esta época del año cuenta con dulces tradicionales:
clar con la cebada. Añadir las uvas pasas escaldadas,
makiełki (dulce a base de sémola de amapola y frutos secos), moczki (sopa dulce
las nueces y las avellanas troceadas y las almendras
de jengibre y frutos secos), łamańce (galletas de masa quebrada en las que se
laminadas. Añadir miel y piel de naranja carameliza-
unta una crema de sémola de amapola) y kutia (pastel de especias). Todos estos
da al gusto. También se pueden añadir otros frutos
postres cuentan entre sus ingredientes con sémola de amapola, que simboliza
secos: orejones, ciruelas e higos. Antiguamente, para
la abundancia. A menudo se enriquecen con miel, frutos secos y frutas. Se sirve
preparar la kutia se empleaban granos de trigo co-
en tazas una compota de frutos secos con un rico aroma gracias al empleo de
cidos.
ciruelas ahumadas.

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Semana Santa en
Polonia

Tras la Cuaresma, el desayuno de Pascua es rico en carnes. Los embutidos son


los más importantes: deliciosas salchichas polacas, jamones, lomo asado y patés
caseros. A estas carnes se les añaden productos marinados preparados de for-
ma casera durante el otoño: setas, ciruelas, calabaza o pepinillos. La carnes se
acompañan de distintas salsas, como la de rábano picante o la salsa tártara. Tam-
bién se sirven mermeladas especialmente preparadas para acompañar platos de
carne, como las de distintos tipos de arándanos. En el menú no puede faltar la
tradicional sopa polaca: żurek con salchicha blanca. La salchicha blanca se hace
con carne cruda y también se sirve aparte como plato caliente. Los huevos son,
desde la época precristiana, el símbolo de la primavera y de la vida. La mesa de
Pascua se decora con huevos coloreados y adornados; además, se sirven huevos
preparados de distintas maneras. Cabe destacar los deliciosos huevos rellenos.
En Semana Santa, hay que saborear los dulces tradicionales. El más importan-
te es el bizcocho de levadura (babka wielkanocna); se trata de un bizcocho alto,
glaseado, con un interior dorado y esponjoso, con frutos secos... es uno de los
símbolos de la Semana Santa. Otro dulce son los mazurki, que constan de una
base de masa quebrada con diversas coberturas. Las coberturas más populares
son las de dulce de leche, chocolate y frutos secos. Debido a la influencia de la
cultura judía, o quizá ortodoxa, en esta época también se come pascha (dulce de
queso y frutos secos).

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Żurek
1 l de harina de centeno fermentada (żur)
1 l de caldo de verduras
500 g de salchicha blanca cruda
1 zanahoria
Un trozo de raíz de apio
Un trozo de raíz de rábano picante
50 –100 ml de nata 30 %
Un trozo de panceta ahumada
Mejorana
2-3 hojas de laurel
Varios granos de pimienta de Jamaica
Sal, pimienta negra
Para servir:
huevos duros

Hervir el caldo de verduras y añadir las hojas de lau-


rel, la pimienta de Jamaica, así como la zanahoria y la
raíz de apio ralladas (tamaño grueso). Añadir la sal-
chicha blanca y cocer a fuego lento durante unos 30
minutos. Agregar la harina de centeno fermentada y
una gran cantidad de mejorana seca y cocer durante
media hora más. Sacar la salchicha. Cortar en dados
la panceta ahumada y freír en una sartén sin añadir
aceite. Añadir a la sopa junto con la grasa que haya
soltado durante la fritura. Rallar la raíz de rábano pi-
cante y añadir a la sopa. Añadir la nata y agregar sal
y pimienta al gusto. Cocer unos minutos más. Servir
con la salchicha blanca cortada en trozos y huevo
duro.

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Embutidos
polacos
A los polacos les encantan las salchichas. La tradición en la elaboración de estos
productos es muy antigua. Las salchichas pueden ser de diferentes tipos; algunas
de ellas son elaboraciones espectaculares incluidas en el registro europeo de pro-
ductos locales. Un ejemplo de este tipo de producto es la salchicha lisiecka, que
se elabora en una pequeña localidad cerca de Cracovia a través de un método
tradicional a partir de trozos de carne. Otra especialidad polaca es la popular
salchicha blanca, que se añade a la tradicional sopa de harina de centeno, żu-
rek. Polonia es también una potencia en la elaboración de kabanos; se trata de
salchichas finas, muy aromáticas y sometidas a un intenso proceso de secado
que presentan diversas variedades. A los polacos les encanta llevarlas cuando
salen de casa para tomarlas como tentempié entre horas. El jamón es considera-
do como el embutido más sofisticado. Antiguamente, se preparaba en las casas,
sobre todo para Semana Santa y Navidad. La carne se ponía en salmuera con
especias, se ahumaba y se cocía. Aún hoy se pueden encontrar en las tiendas
jamones con sabores tradicionales. Otras deliciosas elaboraciones de carne son
la salchicha palcówka (salchicha muy fina, ligeramente seca) y la kaszanka (pare-
cida a la morcilla). La salchicha palcówka debe su nombre (algo así como «hecha
con los dedos») a que antiguamente se introducía el relleno en la tripa de forma
manual, con los dedos (era lo único que cabía en una tripa tan estrecha). En el
mercado se puede encontrar una gran variedad de kaszanka. Las mejores son,
probablemente, las de trigo sarraceno. Se consumen recién hechas con un poco
de pan. Últimamente, el kindziuk está volviendo a verse en el mercado; se trata
de una salchicha muy especial procedente de la gastronomía lituana tradicional.
El exquisito sabor de los embutidos polacos se debe a la calidad de la carne y a
los métodos de producción tradicionales.

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Pan polaco

Los polacos que viajan al extranjero echan de menos sobre todo una cosa: el sa-
bor del pan polaco. Los panes polacos son exquisitos. Hay muchos tipos, desde
el sabroso pan integral, firme y compacto, hasta panes más ligeros, de harina
refinada, con un interior blando y una corteza crujiente. Entre los panes «oscuros»,
cabe destacar el pan integral con miel y el pan denominado «lituano» o de «Vil-
nius», que es bastante compacto y ligeramente dulce. Este pan recuerda un poco
al pumpernikiel. A los polacos les encantan los panes de centeno elaborados
con masa madre natural. Merece la pena comprar pan en pequeñas panaderías,
mercados o tiendas especializadas. En muchos hogares se está recuperando la
tradición de hornear su propio pan; un símbolo de amistad consiste en compar-
tir la masa madre necesaria para su elaboración. Los panes polacos pueden ser
blancos u oscuros. La tradición judía ha dejado un pan llamado chałka; se trata de
un pan de levadura de tipo brioche, ligeramente dulce y con forma de trenza. Se
puede tomar con mantequilla y miel, pero también resulta delicioso con jamón
ahumado polaco. Este pan se puede adquirir en cualquier tienda de alimenta-
ción. A los polacos les encantan los pasteles de levadura, tanto los que se hacen
en días festivos (como las tartas de sémola de amapola o los bizcochos), como los
más comunes: bollos de levadura con una capa superior crujiente y con frutas,
arándanos o queso. Se pueden comprar en cualquier sitio y resultan deliciosos
para acompañar el café matutino.

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Dulces polacos

Las elaboraciones pasteleras tradicionales polacas son dulces y saciantes. La me-


jor forma de comprobarlo es probando la tarta de queso típica (sernik). Es una tar-
ta con una base de masa quebrada sobre la que reposa una masa de queso dulce
con muchos frutos secos. Otra especialidad de la repostería polaca desde hace
siglos son los pierniki (bollos de jengibre). Los más famosos son de la ciudad de
Toruń. El secreto de la receta de este dulce con gran cantidad de especias aromá-
ticas y miel se guardó celosamente durante siglos. A las novias se les entregaba
como dote un poco de la masa madre necesaria para elaborar estos pasteles. Hoy
en día, en Toruń (aunque no solo allí) podemos comprar los típicos pierniki con
diversas y –a menudo– fantasiosas formas. No se puede visitar Polonia y no entrar
en una pastelería para probar un pączek: un bollo de levadura relleno de merme-
lada de pétalos de rosa que se elabora todo el año. No obstante, cuando más se
consume es el «Jueves gordo» (Tłusty Czwartek) con el que finaliza el Carnaval,
que es cuando los polacos se comen millones de estos bollos. Un dulce original
polaco son los faworki (cintas fritas), que se sirven durante la época del Carnaval.
Otro dulce muy típico es la tarta de manzana (szarlotka), que resulta especialmen-
te sabrosa gracias a la calidad de las manzanas polacas. Si visitas la zona nordeste
de Polonia, no dejes de probar el sękacz. Se trata de una delicia regional formada
por múltiples capas de masa horneada a fuego vivo. Por otro lado, el kołacz es un
dulce del sur de Polonia cuyo origen es una tarta elaborada para las celebraciones
nupciales; los más conocidos son los de queso y sémola de amapola. Los pasteles
más populares son los de levadura, entre los que se encuentran makowiec, babka
y bollos para el desayuno con diversos rellenos.
Tarta de queso
1 kg de queso fresco (parecido al requesón)
200 g de mantequilla
250 g de azúcar
5 huevos
2 – 3 cucharadas de harina de patata
Una vaina de vainilla
Galletas
Uvas pasas o piel de naranja caramelizada (opcio-
nal)

Pasar el queso tres veces por la máquina de picar


carne. En un recipiente grande, batir la mantequilla
reblandecida, el azúcar y las yemas hasta obtener
una masa esponjosa. Cortar la vainilla por la mitad
(a lo largo) y, con el lado romo del cuchillo, sacar las
semillas y añadirlas a la masa. Agregar el queso y las
claras montadas a punto de nieve. Mezclar con cuida-
do. Se pueden añadir uvas pasas o trocitos de piel de
naranja caramelizada. Extender en el fondo del mol-
de las galletas y verter la masa de queso sobre ellas.
Hornear a 170 °C durante unos 60 minutos.

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Bebidas polacas
Polonia es famosa por numerosos tipos de riquísimas bebidas alcohólicas. Existe
una amplia tradición en cuanto a la producción de cerveza, hidromiel y licores
caseros. Hoy en día, hay fábricas de cerveza pequeñas a escala local que ofrecen
exquisitas cervezas no pasteurizadas con sabores muy originales, como las cer-
vezas con flores de saúco. Al viajar por Polonia, resulta fácil encontrar una gran
variedad de cervezas locales: rubias, negras, más o menos intensas, con miel o
con un intenso sabor a lúpulo. Si te apetece algo más fuerte, prueba la hidromiel.
Su producción en Polonia posee una tradición de muchos siglos. Como en Polo-
nia nunca ha habido escasez de miel, la gente aprendió rápidamente a convertir
este regalo de la naturaleza en una fuerte bebida alcohólica. El tipo de hidromiel
más elegante es el półtorak, seguido por el dwójniak y el trójniak, en función
de la proporción de miel y agua empleada. Esta bebida, muy popular en todo
el país, cada vez la elaboran con más frecuencia pequeñas empresas familiares.
Los vodkas polacos se elaboran con cereales (trigo y centeno) y patatas. La larga
tradición en cuanto a su fabricación garantiza una alta calidad. Se pueden elegir
varios sabores, entre los que es muy popular el vodka żubrówka, que se caracte-
riza por que en cada botella de esta bebida de cebada se introduce una brizna
de una hierba muy aromática (del género de las Hierochloë). Gracias a ello, este
vodka adquiere un aroma único. Los licores también son una especialidad pola-
ca. Tradicionalmente, se elaboran en casa a partir de fruta y hierbas aromáticas
de temporada, aunque también se pueden adquirir en tiendas, en cuyo caso la
fabricación la realizan tanto grandes fábricas como pequeñas empresas locales.
Los licores más conocidos son los de membrillo, nueces y guindas. Al recorrer
Polonia, es fácil toparse con alguno de los numerosos festivales de licores que
se celebran, donde pequeños fabricantes y aficionados presentan sus productos.

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Renacimiento Tartar
gastronómico 200 g de solomillo vacuno
1 cebolleta
2 pepinillos encurtidos

del socialismO 1 cucharadita de mostaza


1 yema
Aceite
Sal, pimienta negra,
Esta tendencia surge con cierta nostalgia (y un poco de sorna), pero también setas marinadas, alcaparras (opcional)
tiene un gran auge. Los bary mleczne (bares-restaurantes típicos de la época
socialista) y los pequeños locales abiertos las 24 horas, donde se puede tomar Lavar y secar el solomillo. Cortar en pequeños trozos
una copa de vodka y un aperitivo tradicional, vuelven a poblar las calles de las con un cuchillo afilado. Aliñar con mostaza, sal y pi-
ciudades polacas más de 10 años después de su desaparición. Los bary mleczne mienta recién molida. Mezclar con el aceite. Enfriar.
fueron durante décadas los más comunes en la Polonia socialista; sus precios Darle forma y colocar sobre un plato. Colocar encima
eran asequibles y la decoración estaba poco cuidada. Los restaurantes eran otra una yema. Picar los pepinillos y la cebolleta y acom-
cosa; abrían por la tarde y se requería el uso de corbata por parte de los comensa- pañar con ellos el tartar junto con una rebanada de
les. Los bary mleczne eran frecuentados por estudiantes, artistas y viajeros. Como pan integral. También se pueden añadir alcaparras y
indica su nombre (literalmente, «bares lácteos»), en estos bares no se servía car- setas marinadas.
ne. Durante el cambio de régimen, la mayoría de estos bares desapareció. Ahora,
están viviendo una nueva época de florecimiento. Lo cierto es que se ha mante-
nido la decoración original, pero el menú ha sufrido cambios. Ahora, se pueden
degustar platos caseros típicos polacos, tanto con carne como vegetarianos. Los
precios son asequibles y el ambiente es como el de antaño. También hay bares
de tapeo, donde se puede beber una copa de vodka junto a la barra mientras
se degusta un aperitivo tradicional. Los aperitivos pueden ser gelatinas saladas,
tartar, arenques… Estos bares surgen en las grandes ciudades y resultan muy
atractivos para los lugareños y los turistas. El ambiente de estos bares es muy
especial, muy tradicional. Merece la pena entrar en ellos para saber cómo es la
vida nocturna de la ciudad. Tanto en bary mleczne como en los bares de tapeo,
los precios son muy asequibles.

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ES

ISBN: 978-83-7336-392-2

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