De Entrada Diga No Jim Camp
De Entrada Diga No Jim Camp
De Entrada Diga No Jim Camp
Dediga
entrada,
no
Las herramientas que los negociadores
no quieren que usted conozca
E M PRESA ACTIVA
Argentina - Chile - Colombia - España
Estados Unidos - México - Uruguay - Venezuela
Título original: Start With No
Editor original: Crown Business, New York, EE UU
Traducción: Marcelo Covián
ISBN: 84-95787-52-0
Depósito legal: B - 34.976 - 2004
Introducción
La estrategia «ganar-ganar»
«ganar-gana r» o de «todos ganan» ganan »
aniquilará sus objetivos...................................... 13
Capítulo 1
Su mayor debilidad en la negociación
...... ............................ 33
Los peligros de la necesidad ..................................
Capítulo 2
El efecto Colómbo
El secreto de «ser raro» ...................................... .. 47
.......... ..............................
Capítulo 3
De entrada, diga no
Cómo las decisiones hacen avanzar
la negociación..................................................... 55
Capítulo 4
El éxito proviene de esta fuente
..... .................. 81
Determine su misión y su propósito .......................
Capítulo 5
Deje de tratar de controlar el resultado
Concéntrese, en cambio, en su comportamiento
y sus acciones......................................... .......... 101
acciones............. ......................................
Capítulo 6
¿Qué dice usted?
El combustible del sistema Camp:
las preguntas ........................................................ 113
Capítulo 7
¿Cómo lo dice?
Más combustible para el sistema Camp................
Camp... ............. 127
Capítulo 8
Cálmese y ponga la mente en blanco
Nada de expectativas, nada de d e suposiciones,
nada de charlas ...................... 147
Capítulo 9
Conozca el «padecimiento» de la otra parte;
dibuje ese «padecimiento»
Trabaje con el auténtico problema
de su adversario ............................................... 171
Capítulo 10
El verdadero presupuesto y cómo elaborarlo
La importancia del tiempo, la energía,
el dinero y la emoción...................................... 191
Capítulo 11
El juego de la estructura de toma de decisiones
Asegúrese de que sabe quiénes son los verdaderos
responsables de la toma de decisiones............. 215
Capítulo 12
Tenga un orden del día y trabájelo
Domine el caos inherente en la negociación . . . 227
Capítulo 13
Presente su caso, si insiste en ello
Ojo con las seducciones del Power Point ...
.......
........
...... 249
10
Capítulo 14
La mayor lección de la vida
La única seguridad de éxito a largo plazo .... 261
Conclusión
¡Hay que bailar con el tigre!
Treinta y tres reglas para recordar ....................... 267
Agradecimientos............................................................. 277
11
Introducción
La estrategia «ganar-ganar» o de «todos
«todos ganan»
aniquilará sus objetivos
19
DE ENTRADA, DIGA NO
20
Introducción
22
Introducción
23
DE ENTRADA, DIGA NO
24
Introducción
ción deldominar
posible domioponente, y con emocione
nar las propias mucho trabajo
emociones. y disciplina
s. Mi sistema es
le ense-
ña a controlar lo controlable en una negociación. Cuando
usted lo hace, puede lograr el éxito (entendiendo que el éxi-
to también puede hacerse humo en cualquier momento y
tras una amable despedida).
El principio y el título del libro, De entrada, diga no, se
basa en el hecho de que «no» representa
representa una decisión.
decisión. Pro-
bablemente,
bablemen te, un «sí» temprano sea una triquiñuela,
triquiñuela, y «qui-
zá» no es más que eso, quizá, y no lleva a ninguna parte.
Pero
do y «no»
«n
le o» es una
ayuda de cisión que
a mantener da que
que hablar
el control, a todo
tal como tod
leo explicaré
el mun
mun--
en detalle en el capítulo 3.
Otra regla es «no cerrar». Usted puede pensar que es
absurdo. Después de todo, «cómo cerrar un trato» es un
capítulo de lectura'casi obligada de cualquier libro de texto
sobre negociación, por ende, debe ser importante. Pero no
estoy jugando con l as palabras.
pala bras. Los grandes tratos, e inclu-
so los más modestos, no «se cierran» en el sentido usual del
término. Se consiguen median
mediantete visiones
visiones y decisiones
decisiones y des-
pués de semanas, meses o años. Además, si su objetivo, su
preocupación o el sueño de su vida es cerrar un trato, en-
preocupación
tonces usted se está concentrando en lo que no puede
pue de con
c on
trolar y se olvida de lo que puede controlar. Cuando nego-
cia con verdaderos profesionales, al final usted pagará el
precio de estos errores. En mi sistema, usted se olvida de
ganar y se concentra en los fundamentos de una sensata
toma de decisión.
A primera vista, alguna gente —muchos, para ser fran-
co— se muestran escépticos ante éstas y otras reglas que
25
DE ENTRADA, DIGA NO
EL SISTEMA CAMP
26
Introducción
en realidad
cuestión de latratan de prepararle
necesidad, para bien),
de no sentirse la negociación (la
hasta princi-
pios que también son preparatorios,
preparatorios, pero que le llevan al
terreno de la negociación de verdad. Estos capítulos tam-
bién le resultarán novedosos incluso cuando lidie con ideas
preconcebidas
preconce bidas como la misión y el propósito que, en mi sis-
tema, son totalmente distintos de cualquier informe sobre
el tema que usted haya visto o preparado. Los últimos ca-
pítulos nos llevarán a las prácticas reales que usaremos
para negociar acuerdos de verdad. Aprenderá a estructurar
meticulosamente
con el proceso
órdenes del día, de negociación,
presupuestos de laque
y otras cosillas A apor
la Z,
lo
general no forman parte de las prácticas usuales en el mun-
do de los negocios.
28
Introducción
dianas
firmas, empresas. Trabajo oconstantemente
dirijo seminarios entreno a unoscon
130unas treinta
individuos
por empresa.
empresa. Participo en unas 750 negociaciones
negociaciones cada año.
También entreno personalmente a propietarios. Y luego está
la web interactiva, camptraining.com
No voy a afirmar que este libro le proporcionará
proporcionará al lec
tor lo que logro en los talleres de trabajo, con el mano a
mano y el entrenamiento a través de l a R ed porque yo t ra
bajo con los clientes horas, días, semanas, meses y hasta
años en ciertos casos. Tiendo a dar crédito a las teorías de
29
DE ENTRADA, DIGA NO
30
Introducción
33
DE ENTRADA, DIGA NO
tema«ganar-ganar»
res son iguales.
en talleres y seminarios, hayCuando mecree
gente que ocupo
que de este
exage
ro en este asunto de la necesidad. Y no lo hago. De hecho, si
encuestara a los clientes de los últimos años para que citaran
una idea de mi sistema que tuviera un efecto beneficioso in
mediato en sus negociaciones, estoy seguro de que muchos,
incluso una significativa mayoría identificarían esta simple
advertencia sobre la necesidad. Por experiencia, he aprendi
do que la necesidad puede tener —y tendrá— siempre un
efecto dramático y negativo en el comportamiento del que
negocia.
ciaciones.Hay que superar la necesidad en la mesa de nego
34
paisajes de ventures,
pras, joint ensueño alianzas
con órdenes extraordinarias
extraordina
globales, rias crear
todo para de com-
una
creciente necesidad para ese acuerdo que marcará un hito
en la vida del adversario. Luego, cuando la necesidad está
establecida, bajan el listón con excepciones, cambios y
mucho más: exigen concesiones. A lo largo y ancho de
este libro, veremos cómo funciona este desagradable pro-
cedimiento.
Sin embargo, se presentan ocasiones en que el com-
prador, no el vendedor, se encuentra en peligrosa situación
de necesidad.
expedición de Un ejemplo
Lewis clásico
y Clark. sacadoestos
Cuando de laintrépidos
historia esex-
la
35
DE ENTRADA, DIGA NO
primera mañana
de pilotos de entrenamiento
entrenam
de combate. La salaiento
está de vuelo
llena para mialfére-
de jóvenes grupo
36
grandes y pequeñas.
tado, a menudo Resulta
sin ser sumamente
siquiera fácil
consciente caer en ese es-
de ello.
37
DE ENTRADA, DIGA NO
«Bill, me de
inversión llamo Bob riesgo
capital Jones. sea
No lo
estoy
másseguro de quepara
conveniente una
su empresa. Simplemente no lo sé. Lo que me gustaría es
reunirme con usted para ver qué rumbo llevan y para
que pueda conocer nuestro rumbo en First Advantage,
porque tal vez haya alguna
algun a posibilidad de convergencia.
¿Cuándo será el mejor momento para usted?»
NO DECIR PALABRA
Hablar
Por esa puede
razón, ser
«nouna demostración
decir palabra» es palpable de reglas;
una de mis necesidad.
una
38
39
DE ENTRADA, DÍGA NO
ytedlossabrá manejar
mismos unacon
hábitos venta
queen frío según
maneja las mismas reglas
una negociación.
Lo mismo vale para una «venta en caliente» o con cita
previa:
«Hey, Tom, soy Bill. Tengo una gran noticia para ti.
Les he hablado de ti, de lo que haces. Están interesa
dos. Están listos. Lo único que tienes que hacer es lla
mar y luego cobrar. Me debes una, compañero.»
¿Oh, sí?
convendría A tener
más Tom que
le hierve la sangre;
hacer una para
venta en trío.suSisalud, le
no tie-
ne cuidado, perderá disciplina, empezará a pensar en lo que
de «venta
Cuandoen las
caliente» comoestán
emociones si fuera la más
a flor fría en
de piel posible.
las nego-
ciaciones, la voz aguda es señal inequívoca de necesidad.
Hablar rápido es otra. Mientras los negociadores levantan
la voz, los controlados bajan la suya. Por tanto, baje la voz
en momentos de agitación interior. Hable más despacio.
Los bazares del Tercer Mundo dan lecciones prácticas
de necesidad, como comprobé en 1967 mientras hacía mis
compras navideñas en Saigón. Contaba con 100 dólares
para comprarle regalos a toda la familia. Yo quería mucho
ados
mishermosas
abuelos ypiezas
abuelos pensélaqueadas
en
en ellos cuando
y una en
epequeña
n la misma tienda
tienda
barca vi
talla-
da en asta de búfalo de agua. La anciana a cargo dijo que
quería 1.000 piastras por cada pieza, unos diez dólares,
treinta en total. Yo quería comprarle las tres, pero era de-
masiado dinero y se lo dije. Yo era demasiado joven e ino-
cente para emplear una estrategia de negociación y, ade-
más, no quería hacer el papel de americano antipático y no
las pude comprar. Cuando ya me iba, la vieja fue detrás de
mí y dijo que me las vendía por 800 cada una. Dije no, aún
era
pré demasiado.
algunas cosasHice mis compras
bonitas y otras en otras tiendas
chucherías,
chuchería s, pero yaún
com-
no
tenía nada para los abuelos cuando volví a pasar por de-
lante de la tienda de las piezas de laca y la barca tallada.
Cuando la vieja me vio, se me acercó al grito de: «Tú, sol-
dado número uno. Beacoup de compras aquí». Me pidió
que volviera
volviera a entrar y me ofreció las tres cosas a 500 pias-
tras la pieza, pero todavía era demasiado. «No —le contes-
té—, pero le doy 400 piastras. Es lo único que tengo.» Y
ella dijo: «OK, vendidas por 400 piastras».
Yo no estaba necesitado y ella sí. De haber sido una ne-
gociadora entrenada en el sistema Camp, me habría pre-
guntado (olvidándonos del problema lingüístico): «¿Para
41
DE ENTRADA, DIGA NO
creerEl
que lo tiene. serio comprende que no puede gastar su
negociador
energía emocional en un esfuerzo por ser apreciado o por
parecer inteligente o importante. El negociador
negociador sólo quiere
que se le reconozca su eficacia y su seriedad profesional,
eso es todo. Pone su energía en la tarea que tiene entre ma-
nos. No necesita el resto. Pero, de cualquier modo, ¡cuán-
tas veces caemos en esta trampa de la necesidad! En las re-
laciones laborales, una táctica clave de la patronal es
encontrar sindicalistas ansiosos por dar rienda suelta a su
ego y que,
Pueden ser por tanto, se les
manipulados pueda
hasta quehacer sentir
actúan necesitados.
de hecho como
agentes dobles para la patronal y les dicen a sus compañe-
42
Hablolaborales
disputas por mi ypropia experiencia
por mi de como
experiencia muchos años He
coach. en
visto a miembros de un equipo socavar los esfuerzos de su
propio equipo de innumerables
innumerables modos. Filtran información
valiosa al adversario, dan información falsa a su propia
gente, insisten en compromisos innecesarios, todo debido
a que la necesidad de ser apreciados, de ser importantes y
destacar los ha convertido en títeres en manos de un adver-
sario inteligente. Sin ningún esfuerzo de memoria, podría
nombrar a una docena de altos ejecutivos de compañías
que forman parte de Fortune 500 que, de hecho, trabajaron
para sus adversarios en negociaciones
negociaciones de primera magni-
tud. Lo sé porque sus adversarios eran clientes míos. Puedo
nombrar a un directivo del máximo nivel cuya necesidad de
ser nombrado presidente de la empresa le hizo aceptar un
compromiso absolutamente innecesario. El acuerdo camu-
fló el compromiso, pero ahí estaba. Lo sé porque el benefi-
ciario de ese ridículo compromiso era mi cliente.
Hace unos años acepté un cliente corporativo que aca-
baba de perder una gran oportunidad de negocio con una
multinacional después de que mi cliente aceptara todas las
conciones imaginables. Para empezar, contaban con la tec-
nología más avanzada y, además, ofrecían el mejor precio,
las mejores fechas de entrega, el mejor servicio, lo mejor en
todo. Si podían comprometerse en cualquier punto de la
negociación, lo hacían. Hasta cedieron una pieza gratuita
de un equipo muy caro, pero la multinacional finalmente
dejó esta negociación tan favorable. ¿Por qué? Al final, des-
cubrimos que el máximo responsable de la multinacional
estaba intranquilo porque mi ahora cliente se había com-
prometido demasiado. Algo debía andar mal, pensó, para
que una empresa diera semejantes muestras de necesidad.
No puede ser una compañía competente
competente en la que se pueda
DE ENTRADA, DIGA NO
los fuerza
nos peligrosa concentrarnos
del «ganar-ganar», sobre
en lo que no cómo estacontrolar
podemos postura
—los fines— y cómo perdemos de vista lo que sí controla
mos: los medios. Ahora añadiré que la prisa por cerrar el
trato deja al descubierto nuestras necesidades. Damos la
impresión de que necesitamos cerrarlo como sea.
Pero no es así, aunque siempre es posible que su adver
sario sí tenga esa necesidad.
Por experiencia personal, cualquier lector de este libro
conoce los riesgos de un cierre apresurado. Cuando alguien
ha tratado
quiera lo hadehecho
cerrareneluntrato demasiado
contexto u otro pronto —y
a menos quecual
sea
un niño de pecho—, instintivamente
instintivamente su re acción ha sido
sido ne
44
hace que
mente. todo el
Además, esomundo se sienta
sirve como incómodo
advertencia paraemocional-
estudiar el
posible acuerdo
acuerdo con mayor
mayor profundidad.
El factor necesidad hace firmar muchos más acuerdos
pésimos y perder más ventas que ningún otro elemento de
una negociación. Si hay alguna necesidad en una negocia-
ción, debe
debe de ser por parte del adversario,
adversario, no de la de usted.
Jamás alcanzará el nivel de éxito para el que está capacita-
do, a menos que comprenda y viva este concepto. Los nego-
ciadores —que también somos seres humanos— expresa-
mos nuestra
nuestras necesidad
propias de muchas
variedades maneras.loPara
de necesidad, identificar
único que se
debe hacer es pensar en lo que se está haciendo y en la mo-
tivación subyacente. Nadie sabe mejor que usted cuándo su
necesidad muestra sus verdaderos colores. Si uno se pone a
considerarlo, es asombroso ver cuántas
cuántas supuestas e imperio-
sas necesidades en nuestras vidas en realidad carecen de la
menor importancia.
Como negociador que aspira a la excelencia, usted debe
evitar a toda costa demostrar necesidad. A fin de lograrlo,
nunca debe sentirla. Usted no necesita este acuerdo. ¿Qué
pasa si simplemente
simplemente substituye «necesidad
«necesidad» » por la palabra (y
la implícita emoción) de «querer»? La dinámica cambia.
¿Qué imagen aparece cuando usted lee las palabras «yo quie-
ro»? Yo veo un Porsche descapotable de color rojo con la ca-
pota y el interior
interior negros. ¿Cuál eess su imagen? Para
Para los buenos
negociadores, la palabra «querer» significa algo por lo que
nos esforzamos, pugnamos y batallamos, y nunca se confun-
de con «necesitar».
«necesitar». Sin duda yo quiero la alianza global con
Humongous, Inc., pero no la necesito. Quiero el coche, pero
no lo necesito. Quiero la casa,
casa, pero no la necesito. Si fracasa
cualquiera de estos tratos, ellos perderán; yo, no. De una ma-
nera u otra, esta noche dormiré bien y mañana comeré mejor.
45
DE ENTRADA, DIGA NO
será percibida al
la tranquilidad instantealpor
impactan otrola bando.
otra parte. La confianza
El control y
y la dis-
ciplina están de su parte.
Espero no haber sonado como un disco rayado (¿o
debo ponerme al día y decir CD?) en este capítulo, pero no
me cansaré nunca de repetirlo: supere toda necesidad.
46
El efecto Colombo
El secreto de «ser raro»
47
DE ENTRADA, DIGA NO
saberDel
en mismo modo, nos¿Estamos
qué destacamos. comparamos a lospor
un poco demás para
delante o
por detrás? Si estamos
estamos con gente y nos sentimos
sentimos un poco por
delante o al menos a la par, nos sentimos cómodos. La con-
versación es fácil y las preguntas no dan la impresión de aca-
rrear riesgos. Nos sentimos bien. Pero en presencia de gente
que suponemos superior, ya sea cultural, social o intelec-
tualmente, no nos sentimos bien; recurrimos a una actitud
defensiva o ofensiva, o nos sentimos resentidos o muchas
más cosas. Cuando alguien se muestra con una apariencia
física perfecta y nosotros necesitamos un corte de pelo,
¿cómo nos sentimos? Exactamente. Un poco acongojados,
un poco mal. La conversación puede ser difícil, todas las
preguntas parecen peligrosas, tememos dar la impresión de
ser tontos o incluso estúpidos.
Si revertimos la situación, ¿se ha dado usted cuenta de
que los humanos tendemos a sentirnos bien cuando vemos a
alguien sentirse mal? Nos sentimos cómodos cuando com-
probamos que alguien no está a la altura. Los espectadores
espectadores
de las telenovelas ven esos programas porque las vidas de
los personajes están aún más embrolladas que las propias.
Nos deleitan los problemas y las tribulaciones
tribulaciones de los ricos y
famosos porque se han cambiado los papeles. ¡Tanto dinero
El efecto Colombo
49
DE ENTRADA, DIGA NO
se sintiera
sentir bien.
bien es una La necesidadpública.)
presentación es un estado interior; hacer
Seguramente usted habrá visto que cualquier orador,
después de la cena de rigor, empieza con una historia en la
que se critica a sí mismo. Su primer mensaje implícito a
la audiencia es: puede que me estéis pagando diez mil dóla-
res por aparecer aquí esta
esta noche
noche y que mi traj
trajee sea más caro
caro
que el vuestro,
vuestro, pero no soy mejor. Soy como
como todos vosotros.
Y esto no es un ardid. Esto es honestidad por mi parte por-
que a fin de cuentas todos los habitantes de este planeta no
somos más quebanda,
de la misma colegas,
unacada
granindividuo es un
banda, sin miembro
duda, más
pero sólo
una banda. Estamos todos en el mismo barco. Todos somos
humanos. Todos cometemos errores o cometeremos uno
mañana, muy posiblemente uno tremendo. La gente que no
lo reconoce sólo se engaña a sí misma (porque no engaña a
nadie).
Como negociadores, debemos usar el mismo enfoque.
Si usted puede emular el comportamiento de Colombo de
algún modo y a su manera, aumentará inmensamente su
capacidad de éxito en la mesa de negociaciones.
En su profundo ensayo La compensación,
compensación, Ralph Waldo
Emerson escribió: «Nuestra mayor fortaleza es nuestra ma-
yor debilidad». Qué gran verdad. Tendemos a regodearnos
con nuestros puntos fuertes, pero como negociadores debe-
mos controlar este instinto al tiempo que dejamos que apa-
rezca en el adversario. Si quiere hacer gala de su labia, que lo
haga. Si no puede resistirse a demostrar sus encantos, que
lo haga. Si quiere lucirse con su extraordinario conocimien-
to de sutilezas del derecho marítimo federal, que lo haga. El
negociador profesional se siente más que contento al dejar
que su adversario alardee de todo lo que le plazca, porque a
la larga'su punto fuerte se convertirá en su punto débil.
50
El efecto Colombo
ted
tros ha hecho
fuimos tanunincompetentes
gran trabajo y
endébiles
las negociaciones. Noso-
como negociadores
que nos hemos convertido en un mal proveedor. Pero aho-
ra debemos afrontar todos la situación y lo lamento. Nos
responsabilizamos de nuestra ineptitud en la negociación».
Era la verdad y era preciso decirla y fue eficaz en el estilo de
Colombo. Contribuyó a desarmar al adversario. Tampoco
resultó poco profesional confesar la verdad. Ese adversario
hoy sigue siendo el principal comprador de mi cliente.
Otro de mis clientes corporativos hace negocios en una
actividad donde abundan los negociadores entrenados con
PICOS o cualquier otra de las metodologías de dirección de
compras. Se trata de profesionales realmente duros y famo-
sos en la industria. Han insultado a mis negociadores y les
han acusado de conducta antiprofesional y de usar tácticas
mezquinas. (A veces esta gente se comporta como si fueran
íntimos amigos y beben y cenan con usted, hasta que cam-
bian de humor
humor y empiezan
empiezan a intimidarle.)
intimidarle.) ¿Acaso mis clien-
tes entran en estado de necesidad? ¿Se ponen a la defensiva
y luego agresivos repeliendo el ataque? No. Escuchan con
toda tranquilidad, toman notas, hacen un esfuerzo conjunto
para no sentirse bien y entonces preguntan con
con toda la cal-
ma del mundo: «¿Qué quiere que hagamos?»
51
DE ENTRADA, DIGA NO
52
El efecto Colombo
do
mássurápidamente
adversario no se que
de lo siente bien,
usted laslas barreras
puede se levantan
derrumbar. Pero
si usted no se siente bien rompe barreras. A veces, actúa
como si fuera magia.
Sé que este comportamiento es más fácil de decir que de
llevar a la práctica porque desde el momento que nacemos
luchamos por sentirnos bien y, por tanto, estamos casi en-
trenados para hacerlo. Y por supuesto vemos las imágenes
de los titanes de la industria —tal vez el número uno de la
compañía para la que trabajamos— vestidos como dandis
mientras
poder, sussaborean
sabore anvos
aperiti susde
aperitivos desayunos
desayun
poder os de cigarros
y sus poder, sus
dealmuerzos
almuerzos
poder. de
Estos
tipos (son casi
casi todos hombres, no nos engañemos)
engañemos) se sienten
más que bien. Sus vidas son lo que supuestamente debería-
mos querer y necesitar. ¡Y aquí estoy yo sugiriendo que us-
ted alcance la cima presentándose como alguien que no está
del todo bien!
En el contexto de una negociación, sí, lo hago. No digo
que se presente cori una mancha en la camisa o la blusa.
No, pero sí con algo que no sea perfecto para
para inyectar en el
proceso un poco de humanidad,
humanidad, un poquitín de vulnerabi-
lidad, una mínima indisposición. El negociador verdadera-
mente hábil y exitoso se lo prepara en casa. (Si tiene suerte,
entonces es como el ex presidente Jerry Ford o las ex pri-
meras damas Barbara Bush y Jacqueline Onassis, que eran
famosos por su habilidad innata para hacer que se sintiera
bien la gente
gente a su alrededo
alrededorr o quienes les miraban
miraban por la te-
levisión. Pero si usted es como... Bueno, no importa, tendrá
que trabajarlo un poco más. Algunos parecen tener el ne-
fasto don de hacer sentir mal a la gente que los rodea.)
Si usted tiene alguna duda sobre lo acertado de los con-
sejos de este capítulo, es muy fácil verificarlos. La próxima
vez que se encuentre en una situación en la que su «adver-
DE ENTRADA, DIGA NO
De entrada, diga no
Cómo las decisiones hacen avanzar la negociación
55
DE ENTRADA, DIGA NO
las negociaciones.
significan nada paraLos
el hechos vienen
estómago. después,
Veamos porque del
el ejemplo no
hábito de fumar. Es probable que usted conozca a un fu-
mador que se jacta de poder dejarlo cuando «decida» ha-
cerlo. ¿Cuándo se decidirá? Por desgracia, en demasiados
casos, sólo después de haber sobrellevado cuatro opera-
ciones de bypass cardíaco y, a veces, y aunque resulte in-
creíble, ni siquiera entonces. Si los hechos no son capaces
de convencer a la mayoría de fumadores de dejar el hábi-
to que literalmente les está matando, no es de sorprender
que
está tampoco
demasiadopuedan ganar
confusa o esuna negociación.
demasiado La cabeza
intransigente o
simplemente no capta los hechos. Las decisiones de ver-
dad se toman en otro sitio. Nuestra llamada mente racio-
nal interviene sólo una vez tomada la decisión, a fin de
justificarla.
Cuando nos observamos a nosotros mismos y a los de-
más con suma atención, podemos ver realmente la transi-
ción entre un estado emocional —el hara— y el intelectual,
la cabeza. Cada día, a cada hora, incluso a cada minuto, y
dependiendo de las circunstancias, vamos y venimos entre
lo emocional
emociona l y lo racional.
raci onal. Nuestras emociones se disparan
antes de tomar una decisión y luego nos disponemos a ra-
cionalizarla. Las negociaciones exitosas requieren la com-
pleta comprensión y aplicación
aplicación de esta dinámica de toma
de decisiones.
Un momento. ¿No contradicen estos párrafos la afir-
mación que se hacía en la introducción de que mi sistema se
basa en la decisión, no en la emoción? ¿Cómo puede ser así
si todas las negociaciones son emocionales? Las negociacio-
nes y hasta la toma de decisiones empiezan con emociones.
Las emociones se desenfrenan, están en la raíz de nuestra de-
cisión inicial, no son de fiar, pueden ser incluso destructivas.
56
De entrada, diga no
cualquier negociación,
oír. Todo lo ésta más
anterior no son es la
quepalabra clave
s. que quiero
apariencias.
apariencia
¿Cómo puede ser? El «no» es una decisión de verdad
que induce a la otra parte a pensar seriamente en por qué us-
ted ha dicho que no. El adversario tiene que asumir la res-
ponsabilidad
ponsabilida d del «no» y, a partir de ese momento, todo el
mundo tiene algo real que decir. De hecho, como pronto ve-
remos, la simple invitación a que la otra parte diga «no»
cambia de manera muy beneficiosa la dinámica de cualquier
negociación. Las respuestas alternativas —«sí» o «quizá»—
no constituyen
detener el flujo ningún tipo de decisión.
de las emociones. Son unaNofrustrante
hacen nada por
pérdi-
da de tiempo. Veamos por qué.
57
DE ENTRADA, DIGA NO
58
De entrada, diga no
enfrentamientos
precios bajaban yentre ellas, Finalmente,
bajaban. exigía concesiones
Finalmente, una de aellas,
todaslayque
los
había sido la primera opción de la multinacional —llamé-
mosla Bonanza—, se hartó de este tira y afloja y decidió
que se cambiaba la dinámica o abandonaba la negociación.
Sus negociadores comunicaron a la multinacional que Bo-
nanza no participaría en ningún otro descuento, de modo
que probablemente no era la compañía indicada para ese
proyecto. En suma, Bonanza dijo que «no», lo cual repre-
sentaba una invitación a que la multinacional también dije-
ra que no.la gran compañía ahora afrontaba un par de pro-
Pero
blemas espinosos.
espinosos. Podía suceder
suceder que no consiguiera la me-
59
DE ENTRADA, DIGA NO
60
De entrada, diga no
61
DE ENTRADA, DIGA NO
creemos
para en nada
nuestro de eso.
negocio.
negocio. Creemos
Deci
Decid en un beneficio
d no si queréis, apropiado
pero no os cedere-
mos parte del negocio a cambio de nada. No es una buena
práctica para
para nosotros ni para nuestros inversores».
inversores».
Los vendedores de mi cliente en Corea, entrenados en
mi sistema, comprendían que no debían comprometerse
por el mero hecho de hacerlo y que no darían nada porque
alguien se lo pidiera, pero aseguraron a sus jefes en la sede
central que mi sistema no funcionaría porque allí las cosas
eran distintas. Tenemos que olvidar lo aprendido, insistían,
pero el presidente
Dio orden de lapor
de negociar compañía
el precionototal.
fue de
Eraesa
unaopinión.
misión
ciertamente envenenada, pero el equipo volvió a Corea e
hizo la presentación invitando a los coreanos a decir «no»
a la menor oportunidad. Pero los coreanos no dieron el
brazo a torcer. «¡Ustedes
«¡Ustedes aquí no pueden hacer
hacer negocios de
esa manera!» Las protestas se prolongaron durante tres
días. Finalmente, los representantes de mi cliente dijeron
que tenían que irse al día siguiente y, con suma amabilidad,
dieron una última oportunidad a los coreanos a decir «no»
y acabar con las negociaciones. Pero los coreanos no lo hi-
cieron y el equipo voló de regreso sin un «no» rotundo,
pero tampoco
tampoco con un pedido
pedido en firme.
62
De entrada, diga no
DE ENTRADA, DIGA NO
64
De entrada, diga no
DE ENTRADA, DIGA NO
de tiempo.
Hace ocho o nueve años, mi hijo mayor, Jimmy, tuvo
algo de tiempo libre después de graduarse en la universidad
y antes de empezar su preparación como piloto de las Fuer-
zas Aéreas. Casi como diversión fue a trabajar con cincuen-
ta hombres y mujeres haciendo ventas en frío para Pruden-
tial Brokerages en Nueva York. El primer día, Jimmy dijo
que no usaría el guión contraproducente que le habían
dado, sino uno que
que él (y yo) habíamos
habíamos diseñado, uno que in-
cluía una petición a decir «no». Su jefe le dijo que de acuer-
do, pero que le convenía ser productivo. Pues bien, Jimmy
produjo tres veces
veces más ventas de lo que cualquier
cualquier otro había
logrado jamás en esa empresa.
66
De entrada, diga no
DE ENTRADA, DIGA NO
68
De entrada, diga no
69
DE ENTRADA, DIGA NO
70
De entrada, diga no
71
DE ENTRADA, DIGA NO
reputación y su integridad.
falta de confianza. Vio no
Simplemente enloelpodía
«no»aceptar.
del agente una
Esta reacción es bastante normal. De hecho, en las pri
meras fases de una negoc iación probablemente
proba blemente s ea la reac
ción más común. La gente toma el «no» como un rechazo
personal. Se sienten
sienten incómodos y se ponen sumamente
sumamente «ne
gativos». Por esa razón, «salvar la relación» se convierte en
un típico comportamiento «ganar-ganar». La creencia táci
ta —y a veces verbalizada— detrás del «ganar-ganar» es que
la gente comienza unas negociaciones tratando de crear
amistades y quiere dejar las negociaciones con esas relacio
nes intactas.
El dilema clásico del «ganar-ganar» es el siguiente:
¿Cuánto dinero debo dejar sobre la mesa a fin de conservar
esta relación? Los negociadores de las grandes empresas
empresas del
mundo del espectáculo, junto con muchos otros, siguen este
juego hasta el final. Juzgan mal la importancia de los con
tactos, la lealtad, el largo plazo, es decig de los elementos
basados en emociones.
emociones. ¿Cómo se pueden hacer peligrar esos
beneficios manteniéndose firmes? Lo único que les preocu
pa es el precio
precio que han de pagar.
pagar.
Tuve un cliente que me confesó:
—Oh, su jefe de compras es un buen amigo mío.
—¿De verdad?
verdad? Qué interesante.
interesante.
—Sí, mi mujer y la suya también son buenas amigas.
Juegan al tenis.
—No me diga. ¿Cuánto hace que tiene
tiene usted esta ami
ami s
tad?
—Un par de años,
años, creo.
—¿Cuánto hace
hace que es jefe de compras?
Pausa.
—Un par de años,
años, creo.
De entrada, diga no
73
DE ENTRADA, DIGA NO
gocios conser
que suele el consecuencia
peso de las emociones, incluyendo
de la «amistad»? la culpa
No funciona.
No proporciona ningún beneficio. Si el acuerdo es resulta-
do de una buena toma de decisión, hay muchas probabili-
dades de que la relación de negocios sea perdurable, juegue
o no al golf usted con el oponente. Si el acuerdo es resulta-
do de una mala toma de decisión, no habrá —ni debería ha-
berla— una relación perdurable por más partidos de golf
que usted juegue.
LA SIGUIENTE DECISIÓN
El miedo a herir los sentimientos de la gente, a no ser apre-
ciado o a perjudicar una vieja relación también es razón su-
ficiente para temer decir «no». Otra sería el miedo a tomar
una decisión
«No» es una respuesta bastante fuerte —una decisión
bastante rotunda—, pero ¿qué ocurre si no es la correcta?
A la gente le aterroriza esa posibilidad, y este miedo a to-
mar la decisión errónea es una de las emociones que más
debilita y que más influye en todos los aspectos de la toma
de decisión. Los negociadores inexpertos o mediocres creen
74
De entrada, diga no
que el «no» los ata a una mala decisión y que el «quizá» les
protege. Nos
Nos paralizan las
las dudas en todas p
partes.
artes.
DE ENTRADA, DIGA NO
mucha confianza
portante en nosotros.
para todos sí mismo, Es
porque dar en el clavo
una necesidad es im-
poderosa y,
como todas las necesidades, debe ser superada.
En una negociación con un cliente, el adversario
—una compañía bastante grande con famosas iniciales—
insistía en un descuento del 28 por ciento para un pro-
ducto concreto de alta tecnología y objeto de la negocia-
ción. Aunque este precio con el descuento apenas daba
algún margen a mi cliente, el negociador aceptó las con-
diciones. (Cuando su jefe se enteró, me llamó con la cla-
ra intención de despedirme, lo que tendría que haber he-
cho de haber sido yo consultado sobre ese regalo.) Esa
cesión del 28 por ciento representaba una pésima deci-
sión, una decisión escalofriante y suicida. Pero no era el
fin del mundo. A la semana siguiente, mi cliente volvió a
reunirse con el oponente, empezó de nuevo las negocia-
ciones y le dijo que no podía cumplir con esas condicio-
nes. «Lo siento, pero ese acuerdo fue un error muy gran-
de.» AI final, el adversario aceptó reducir el descuento
considerablemente.
Pero, un momento, ¿acaso el adversario no fue culpa-
ble de salvar a mi cliente al renegociar el descuento acorda-
do? No lo sé; desconozco los pormenores de su decisión.
Puede habernos salvado o puede haber tomado una deci-
sión prudente. Sospecho que se trató de lo primero, pero
como estoy hablando de una empresa prudente, no tengo
elementoss para saber si te ngo razón. De acuerdo, pero ¿qué
elemento
habría pasado de haber contestado: «Lo siento, ustedes ne-
gociaron un descuento del 28 por ciento y nosotros lo que-
remos»? Mi cliente hubiera despedido al equipo de nego-
ciadores, hubiera contratado uno nuevo y el nuevo equipo
hubiera dicho: «Lo lamentamos. Mea máxima culpa, meti-
De entrada, diga no
DE ENTRADA, DIGA NO
De entrada, diga no
81
DE ENTRADA, DIGA NO
ponsable
ocupará sideellas
las decisiones
contrato de la otra parte.
e s «ganar-gan parte
ar» o. A
«ganar-ganar» deusted noyleganar
perder pre
o de perderlo todo. De repente verá lo que de verdad es ese
marcador casi deportivo: arbitrario, vacío y absurdo. No
tiene que preocuparle más; la liberación que sentirá le dará
alas en la negociación, créame.
Enseño y predico que la misión y el propósito son la
misma esencia del éxito. Esto debe convertirse en algo tan
natural y automático como respirar. Debe adoptarlo como
hábito para las cosas grandes y pequeñas, porque supone
en todosde
eficacia loslacasos una
misión clara
y el guía. El
propósito último
como ejemplo
guías de la
de decisio
nes en las circunstancias más difíciles y críticas imagina
bles —tan difíciles y críticas que son inimaginables
inimaginables para
mí— fue la decisión del presidente Lincoln de salvar la
Unión. Esos eran su misión y su propósito en la negocia
ción con sus electores y en la otra negociación con la Con
federación: salvar la Unión. A cualquier precio. Lincoln
había decidido que el sueño de un continente norteameri
cano que evitara los precedentes de los estados europeos
—con sus guerras interminables—
interminables— correría tan grave peli
gro si se desgajaba la Unión que estaba dispuesto a cual
quier sacrificio personal —como al final ocurrió, y no le
debió de sorprender— y asimismo a pedir cualquier sacri-
82
¿Cuántas
que fueron decisiones
ayer, harán hoy
pero supondrán unlas cosas más beneficio
espectacular duras de lo
a
largo plazo? A menudo uso el ejemplo de un inventor hipo
tético que invierte los ahorros de toda su vida en una cam-
83
todaaspiraciones;
sus clase de negocios,
otros, algunos
bastanterelacionados
alejados de con
todosuello.
oficio
Ha-y
bía adquirido una imprenta y una copistería y un proveedor
de servicios en Internet, por citar sólo algunas
algunas de sus empre-
sas. Claramente, se trataba de una persona brillante, con
mucha iniciativa. Si una oportunidad le parecía viable, se
lanzaba de cabeza. Al cabo de unos pocos años, sus nego-
cios abarcaban demasiado. No había sabido limitarse a lo
que conocía. Esto sucede con gran frecuencia, por supuesto.
Alguien empieza a vender helados, luego fabrica la crema,
luego comprapodría
que ¡también sus propias vacas
abrir una y finalmente se le ocurre
carnicería!
Vamos por orden, le dije a mi cliente, y le pedí que
estableciera su misión y su propósito. Esto es lo que de-
terminó:
Mi misi ón y mi propósi to son contribuir a que la gente
vea, descubra y decida experimentar este mundo como
un mundo de la imaginación y de las posibilidades, y
entre ellas, la de mejorar. Lo hacemos compartiendo
nuestras historias y el modelo de nuestra compañía de
tal manera que ahora sea sostenible y que en el futuro
la hereden nuestros hijos.
84
Una vez
vez establec
establecidos
idos como
como válidos
válidos su misión y su pro-
pósito, mi cliente
cliente pudo ver claramente
claramente cuáles de sus empre-
empre-
sas subsidiarias tenían sentido. Una vez establecida esta vi-
sión, las decisiones sobre qué conservar y qué abandonar
fueron obviamente sencillas. Ahora hace años que le va
muy bien por el mero hecho de seguir siendo fiel al espíritu
de sus objetivos en todos sus negocios.
A través de estas páginas, usted verá cómo los negocia-
dores y las empresas que han establecido una misión y un
propósito válidos, que expresen claramente
claramente una finalidad a
largo plazo y una responsabilidad constante, son capaces de
manejar cualquier contingencia que surja en el devenir de la
realidad cotidiana. Su capacidad de tomar decisiones es diez
veces más poderosa que la de aquellos negociadores que
operan a merced de la corriente. Los responsables de la di-
rección de compras les dispararán andanadas de promesas,
amenazas, exigencias, plazos perentorios de entrega, quejas,
informes y demás. La misión y el propósito serán su único
escudo defensivo ante esas tácticas.
Un ejemplo: uno de los mayores fabricantes de chips
del mundo pidió a un cliente mío que hiciera una pro-
puesta completa y en profundidad para el suministro, por
un valor de 50 millones de dólares, de las cajas que reco-
gen y transportan los chips de silicio en la cadena de mon-
taje de la fábrica. (Debo explicar que no se trata de cajas
normales. No son de cartón corrugado, sino de extrema
alta tecnología. Cuestan casi 3.000 dólares cada una.)
Hay otras cuatro compañías que fabrican este tipo de ca-
jas en el mundo. Todas habían presentado propuestas al
fabricante de chips. Se había necesitado mucho tiempo
para que mi cliente comprendiera
comprendiera exactamente
exactamente lo que pre-
tendía el fabricante, pero después de recibir la propuesta
completa y minuciosamente pactada, el equipo directivo
del departamento de compras trató de parcelarla y nego-
ciar parte por parte. ¿Por qué? Sin duda, para inducir al
compromiso.
85
DE ENTRADA, DIGA NO
La como
gocios
gocios misiónenylel propósito
a vida privadson
a. Ptan
privada. importantes
ienso
iens ennte,
los pa-
o e n otro cliente,
clie ne-
pa -
dre feliz y contento de una hija prematura que nació con un
defecto en una válvula del corazón, algo bastante frecuente
en muchos bebés prematuros. A veces, se puede cerrar la
válvula por medio de medicamentos; si eso no da resulta-
dos, se puede recurrir a la cirugía. En el caso de esta niña,
los medicamentos no funcionaron. Los médicos quisieron
llevarla a otro hospital para la operación porque allí esta-
ban los mejores especialistas.
especialistas. Los padres no vieron ninguna
razón para
disponía de este
una traslado. El hospital
de las mejores donde
unidades de estaba
atenciónsuneo-
hija
natal. Creían que trasladar a su hija representaba un riesgo
demasiado grande. Pero mi cliente, un hombre de negocios
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87
DE ENTRADA, DIGA NO
88
DE ENTRADA, DIGA NO
90
91
DE ENTRADA, DIGA NO
porque juegue
juegue con las palabras. No lo hace. Hace poco este
cliente me dijo: «Misión y propósito representan lo que soy
en este mundo; al fin y al cabo, se trata de lo que quiero lo-
grar y de cómo quiero hacerlo. Si llegara la hora de mi
muerte, podría decir de todo corazón que eso es por lo que
he vivido».
¿Recuerda al cliente que estaba a punto de verse con
los médicos en relación a su hija? Su misión y su propósito
eran que el jefe del servicio de neonatología analizara y de-
cidiera si su hija corría peligro en caso de ser enviada a otro
hospital. Todo se centraba en el mundo de los médicos. En
un plan válido, nuestro propio mundo debe ser secundario.
Comprensiblemente usted me puede preguntar, ¿por qué si
se trata de wzz misión y mi propósito, debo centrarme en los
de otros? Porque a menos que viva en una isla desierta, su
misión y su propósito están centrados en algún otro. Ese
«algún otro» es vital para usted si es un político, un médi-
co, un paciente, un hombre de negocios o un negociador.
No lo olvide nunca.
nunca. Por definición, como negociador,
negociador, usted
no va a ninguna parte sin su oponente.
Todos conocemos la frase que es de rigor en las ventas al
por menor: «Lo primero es el cliente». Me gustaría conocer
conocer
una sola compañía minorista que haya funcionado largo
tiempo con otro modus operandi. Por esa razón, me pregun-
pregun-
to sobre las posibilidades futuras de empresas que se apro-
vechan de los éxitos de ventas y dejan caer la calidad del ser-
vicio al cliente. Me acuerdo de inmediato de las compañías
aéreas debido a la cantidad de quejas que se conocen cada
día. Esas otras empresas que han modernizado teóricamente
sus servicios al cliente mediante programas telefónicos auto-
máticos que sirven sobre todo para enfurecernos tendrán
sorpresas muy desagradables cuando llegue el tiempo de las
vacas flacas. Habrá perdedores y ganadores y yo sé por quié-
nes apostaré.
A la larga, usted obtendrá beneficios después de que
los haya obtenido su cliente, y aquí se puede establecer una
93
DE ENTRADA, DIGA NO
beneficio no sólo de su
beneficio s u compañía,
compañía, sino
s ino también
también de
de toda
la industria al convertirse en un proveedor eficaz y com
petente.
95
DE ENTRADA, DIGA NO
96
do explicar
explicar técnicame
técnicamente,
nte, pero sé que al escribir las ideas
ideas se
fortalecen y los compromisos se refuerzan. Nuestro cerebro
es algo asombroso, pe ro puede descentrarse.
descentrarse. Las cosas im-
portantes se escriben por una razón: para que queden gra-
badas. Por tanto, lo mejor es un bolígrafo o sentarse delan-
te de un teclado y ponerse a escribir.
Esta es la época del trabajo en equipo y el equipo debe
tener una misión y un propósito propios que estén en con-
sonancia
sona ncia con l os de la instituci
institución
ón para
pa ra la que t rabaja.
rabaja. Todo
el mundo debe sintonizar, y ser feliz con ello. Pero en un
equipo, la misión
misión y el propósito deben negociarse. Y en una
negociación, cualquiera de las partes tiene, sin duda, dere-
cho a decir «no».
Puede que usted ya se haya dado cuenta de que un in-
dividuo o una empresa pueden tener más de una misión y
un propósito. La compañía que renegoció el contrato con el
que perdía 100.000 dólares por entrega elaboró una misión
y un propósito concretos para esa renegociación específica.
Usted o su compañía pueden tener numerosas misiones
y propósitos porque tienen uno para cada tarea importante y
no tan importante. Tienen una misión y un propósito de con-
junto para su empresa
empres a o actividad. También loslos tienen para
la negociación con un oponente determinado. Dentro de la
negociación,
negociac
tos y cadaión,
unahabrá varias
de ellas capaslamás
orienta má s de de
toma misiones y propósi-
decisión pdel
ropósi-
mo-
mento. En negociaci
negociaci ones complicadas
complicadas y en las que hay mu-
cho en juego, mis clientes pueden disponer de una misión y
un propósito escritos para cada llamada telefónica con la
otra parte. No es broma. Y’ todo ello se proyecta en el mun-
do del adversario.
Y algo más sobre la misión y el propósito que de en-
trada puede sonar contradictorio con lo dicho hasta ahora
en este capítulo. Su misión y su propósito pueden y tal vez
deben cambiar.
bien los Si ntos
ustedyesla fontanero,
conocimientos
conocimie puede
calidad que ustedque no cam-
aporta a su
trabajo, por tanto tampoco deberían cambiar su misión y
97
DE ENTRADA, DIGA NO
98
y sus acciones
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DE ENTRADA, DIGA NO
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DE ENTRADA, DIGA NO
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DE ENTRADA, DIGA NO
te se confunde porque
superficialmente carece de
de objetivos un plan paso
y resultados, a paso.
pero Habla
en realidad
no sabe distinguir entre unos y otros. De entrada, no tienen
misión ni propósito que los guíe. Por lo tanto, se lanzan por
una montaña rusa emocional, y eso es un error fatal, tal
como veremos una y otra vez en estas páginas. Experimen-
tan toda la gama de emociones —desilusión, excitación, de-
sesperación, esperanza— y todo debido a eventos que no
controlan o por ignorar ^aquellos que podrían controlar.
Al perseguir metas válidas, usted alcanza su objetivo.
Al hacerlo, avanza hacia su misión y su propósito. En todo
momento, usted formula metas y objetivos tan válidos
como la misión y el propósito a los que sirven. Suena sim-
ple y es simple de decir y de comprender,
comprender, pero se necesita
disciplina y práctica para vivir y negociar seriamente de
este modo. Puede considerar mi sistema —y mi libro— ni
más ni menos que como un medio para identificar activida-
des y comportamientos que usted puede controlar durante
una negociación.
106
fácilmente, que eso forma parte del juego, y que sus orga-
nizacioness tienen mejores
nizacione mejores servicios jurídicos
jurídicos que sus adver-
sarios menos poderosos.
Tómese un minuto para recordar algunas de las nego-
ciaciones más importantes de su vida privada o profesional.
¿Terminaron de verdad o prosiguieron de algún modo? Al-
gunas prosiguieron. Lo sé. ¿Cómo reaccionó usted? Si su
objetivo había sido «firmar el acuerdo», se debe de haber in-
dignado, y eso significó un problema porque usted no sabía
qué hacer a continuación. Pero si su objetivo había sido, en
todo momento, comportamiento y acciones controlables,
usted no tuvo problemas. A la primera negociación le sigue
ahora una segunda. ¡Otra vez al trabajo! ¡Buen trato!
107
DE ENTRADA, DIGA NO
quiere mantenerlas
dores alegres
alegre al mínimo.
s es beber La ruina
y cenar con de potenciales,
clientes
clientes muchos
poten negocia-
ciales, pasar
por sus despachos para charlar un rato, jugar al golf con
ellos, hacer
ha cer regalos y todo lo demás —todas
—t odas actividades
activi dades no
rentables— y no encontrar nunca el momento de empezar
las negociacione
negociacioness en serio. En realidad, esto es bastante fre-
cuente en el mundo de la empresa, así como en otras profe-
siones como las ventas. Esa gente o no conoce las diferencias
entre actividades rentables y no rentables o, lo más proba-
ble, conoce muy bien la diferencia y se engaña a sí misma
usando lo no rentable para evitar lo que sabe que será una
difícil negociación. Con la actividad no rentable, no hay ga-
nancias inmediatas, pero tampoco hay riesgo inmediato y
eso resulta tentador.
La actividad rentable presenta recompensas potencia-
les, pero
pero también riesgo y trabajo duro. Eso nos puede
puede frus-
trar, pero debemos impedir que así sea. Hoy, cuando escri-
bo estas palabras, tendré una reunión que podría conducir
en el futuro a una seria negociación de 20 millones de dó-
lares. Asistiré encantado, pero no me engaño; por el mo-
mento es una actividad no rentable de una negociación más
modesta. Una de las características de los negociadores ver-
daderamente exitosos es lo rápida y eficazmente que pue
den pasar de una actividad no rentable a otra rentable.
Se corre un grave riesgo cuando se cree, siguiendo la
sabiduría convencional, que ciertas actividades son renta-
bles cuando en realidad no lo son. Pienso específicamente
específicamente
en mendigar una cita, un error extremadamente común en
todo tipo de negocios, como ya he mencionado. He visto
arruinarse a varios vendedores por esta clase de ensoñación
no rentable. Una cita válida con un cliente o proveedor po-
tencial es claramente una actividad rentable. Una cita saca-
da al buen tuntún del listín telefónico para cumplir con al-
gún tipo de cuota es claramente no rentable y una peligrosa
108
109
DE ENTRADA, DIGA NO
hay
menteunaclaro
decisión equivocada,
que los de modo
jóvenes pilotos que está
afrontan un perfecta-
reto tre-
mendo. Entonces, ¿cómo convierten los militares en el cor-
to espacio de doce meses a un graduado universitario en un
excelente piloto? ¿Cómo elabora este piloto los hábitos y
actividades imprescindibles para hacer su tarea?
Cuando este joven empieza el entrenamiento de piloto,
uno de los primeros materiales que recibe es la carpeta de
actividades diarias. La debe llevar consigo en rodo momen-
to y es supervisada por el instructor (el coach) y el coman-
dante de vuelo. La revisan dos o tres veces cada día, ponien-
do énfasis en premiar los logros y ordenando duros trabajos
para reparar los errores. En esas circunstancias,
circunstancias, no es de
extrañar que se formen hábitos rápidamente. La carpeta
de entrenamiento es un documento perdurable que crece a
medida que avanza la carrera del piloto. Cuando acaba la
carrera, la carpeta de entrenamiento se convierte en un do-
cumento oficial y parte del historial militar permanente del
piloto en cuestión.
cuestión.
Ahora voy a asustarle un poco con mis respuestas a las
siguientes preguntas: ¿cómo convierte usted, en su calidad
de estudiante de negociación, el nuevo comportamiento y
las nuevas actividades que acaba de aprender en un hábito?
Usted también debe mantener por escrito un control diario
y usarlo para identificar sus puntos fuertes y débiles. Aun-
que éste no es un libro de psicología, mi sistema le pide al
negociador que estudie la naturaleza humana y requiere
que el negociador serio lo haga. Debe comprender y afron-
tar al adversario como ser psicológico —un enfoque implí-
cito en toda la anterior discusión— y debe afrontarse a sí
mismo del mismo modo. Este hábito cotidiano de analizar
el rendimiento y corregirlo es básico para el éxito. Es algo
que muchos hacemos al menos gran parte del tiempo —a
veces explícitamente— y en mi trabajo como coach y maes-
110
miento
so y sus emociones
de negociación. a medida
Recuerde que
lo que avanzan
decía enLombardi:
Vince el proce-
«Ganar no lo es todo, pero lo es la voluntad de prepararse
para ganar».
ganar».
Para mucha gente, este «control diario», como yo lo
llamo, representa una tarea difícil. Pero yo sé que realizar
ese control diario puede ser lo más valioso que usted haga
durante la negociación. La evaluación crítica de la activi-
dad y de las decisiones diarias pone de manifiesto las debi-
lidades, vigoriza los puntos fuertes y desarrolla la siempre
necesaria autoestima. Esa disciplina le obliga a pensar en
cómo usa el tiempo, en cómo absorbe el material y cómo lo
está haciendo como negociador. Como mencioné en la in-
troducción, algunas teorías pedagógicas sugieren que nece-
sitamos ochocientas horas de práctica para aprender algo
nuevo y complejo. Tal vez eso sea demasiado para ciertos
asuntos, no lo sé, pero sí sé que necesitamos mucha prácti-
ca. El control diario nos ayuda. Le pido que se comprome-
ta a ello, y al final del libro le explicaré cómo formular el
control diario para establecer objetivos que pueda contro-
lar y comprobar entonces cómo lo ha logrado.
111
¿Qué dice usted?
El combustible del sistema
sistema Camp: las preguntas
113
DE ENTRADA, DIGA NO
114
115
DE ENTRADA, DIGA NO
116
DE ENTRADA, DIGA NO
118
pregunto: «¿Cuál
«¿Cuál es el mayor problema
problema que afronta su em
presa?»
¿Se ha percatado de las principales diferencias entre
estas buenas preguntas y cualquiera de las anteriores ma
las preguntas? Las buenas están encabezadas por una lo
cución interrogativa (con un adverbio o un pronombre
interrogativo), no por un verbo: «quién», «qué», «cuán
do», «dónde», «por qué», «cómo» y «cuál». Con ellas se
construyen las preguntas seguras y efectivas en una nego
ciación. Harán avanzar los procedimientos sin los riesgos
implícitosy en
cuidado las encabezadas
prestar por verbos.
atención a todas Tiene que
las preguntas que tener
hace
—con cada palabra que pronuncia—,
pronuncia—, pero las preguntas
con verbo son casi todas de efecto negativo, mientras que
las locuciones interrogativos son medios claves para rea
lizar descubrimientos. Sonsacan detalles. Aseguran rigor.
Ayudan tanto al adversario como a nosotros a ver lo que
antes no se ha visto o entendido.
Estoy seguro de que usted no registró —no había nin
guna razón pa ra que lo hiciera— que la primera oración
oraci ón de
este
mos libro dice: «¿Cuántas
oído hablar veces en ?las
de “ganar-ganar” últimas
» Mi décadas
estrategia era he
sim
ple. A fin de abrirle a mi actitud contraria, pensé
pensé que nece
sitaba de inmediato y en el primer párrafo formular el reto
al paradigma dominante en la negociación que es «ganar-
ganar». Pero para hacerlo debía crear en su cerebro una vi
sión de la omnipresencia de «ganar-ganar» en nuestra cul
tura. ¿Qué mejor manera de hacerlo que con una pregunta
encabezada por una locución interrogativa ?
119
DE ENTRADA, DIGA NO
bastante usados
realmente útiles,enpor
el mundo de los negocios
tanto, intentémoslo con yuno.
pueden ser
Cierre
los ojos. Relájese. Destense los músculos. Imagínese en al-
gún lugar en el que le guste estar, acompañado por alguien
de su elección y haciendo lo que le guste hacer. De acuer-
do, juguemos. ¿Dónde está usted? ¿Con quién está? ¿Qué
está haciendo? Tal vez esté en los trópicos, en una playa, o
esquiando en una montaña con una bebida caliente espe-
rándole en un chalet. En cualquier caso, su capacidad de
imaginarse la escena tendrá un efecto directo en su capaci-
dad para ayudar
que viesen. a lossuotros
Ésta era a versulomundo;
imagen, que a usted
o sea,lelogustaría
que yo
buscaba por medio de los pronombres y las locuciones in-
terrogativas. Del mismo modo, este tipo de preguntas en
una negociación le ayudarán a ver lo que se imagina el ad-
versario. Estas preguntas le permitirán ayudar al oponente
a imaginar su propia visión y a tener imágenes nítidas para
que ambas partes compartan la misma imagen. Le propor-
ciona el poder de ver lo que él ve, algo que usted necesita.
De otra manera, no se produce ningún progreso en la ne-
gociación.
He aquí una lista de preguntas encabezadas por un ver-
bo comparadas con otras encabezadas por expresiones in-
terrogativas sobre el mismo tema. En cada caso, ¿cuál es la
mejor pregunta?
120
Esta norma
rrogativas sobre losexacta.
no es ciencia pronombres y las locuciones
A los negociadores inte-
se les ha
enseñado a hacer preguntas abiertas y las encabezadas por
expresiones interrogativas sólo son un tipo de esas pregun-
tas. Subrayo esta idea de preguntas simplemente abiertas
porque he descubierto que son más fáciles de comprender y
digerir en el calor de la negociación. A las preguntas de esta
clase también se las puede cerrar; por supuesto —«¿Qué
hora es?» constituye un ejemplo—, pero por lo general el
negociador que formula preguntas con expresiones interro-
gativas
Talvavez
porpiense:
buen camino.
«Muy bien, pero esta discusión es de-
masiado simple y efectista; no me parece real, ¿se puede
aplicar de verdad en el mundo de las negociaciones impor-
tantes?» La suya es una pregunta justa. Algunos de mis
ejemplos han sido un poco efectistas en aras de la simplici-
dad y la claridad. Pero ahora haré un listado ordenado de
la secuencia de preguntas hechas por teléfono por un clien-
te que trabaja para una gran empresa. Su adversario tra-
baja para una empresa aún más poderosa. Ésta fue una de
las cientos
por teléfonodey conversaciones semejantesen—personalmente,
por correo electrónico— el curso de una
larga negociación. El tema no queda claro a propósito,
pero esto para nuestros fines carece de importancia. He
aquí las preguntas:
121
DE ENTRADA, DIGA NO
¿Cómo debo
¿Por qué proceder?
me lo pide?
¿Quiénes son ellos?
122
el adverbio de modo
Volvamos interrogativo.
a la historia de NetWork del capítulo 2, la
compañía que necesitaba renegociar el contrato de su ma
quinaria porque vendía cada unidad con pérdidas. Diga
mos que la misión y el propósito de esta negociación eran
«ayudar a la dirección al más alto nivel (de la otra empre
123
DE ENTRADA, DIGA NO
para lasería:
gunta mayoría». Para tiempo
«¿Cuánto los prolegómenos,
prolegóme
lleva lanos, una buenadepre-
preparación un
buen árbitro?» Otra podría ser: «¿Cuántos errores de juicio
se necesitan para perjudicar seriamente un partido de béis-
bol?»
Le ruego que practique estos juegos hipotéticos porque
es asombroso el poder de la pregunta simple que empieza
con una locución interrogativa. He tenido clientes para quie-
nes comprender esto marcó un punto de inflexión en sus ca-
rreras como negociadores. Apreciar la diferencia entre estas
preguntas
carar apaciguadoras
apaciguadora
la negociación s y todas
mucho más las demás les
relajados. permitió en-
Controlaron sus
propias necesidades.
necesidades. Comprendieron
Comprendieron que una negociaci
negociación
ón
exitosa tiene
tiene lugar
lugar en el mundo del
del adversario, no en el pro-
pio. De repente
repente comprendieron
comprendieron la nece
necesidad
sidad de crear esta vi-
sión en el oponente.
¿No hay decisión sin visión? Por supuesto que no. Y
ahora añado que sin preguntas con locuciones interrogati-
vas y sin visión no hay decisión.
SIMPLIFIQUE
Haga que sus preguntas sean breves. Cada vez que formule
una pregunta con más de nueve o diez palabras, usted corre
el riesgo de complicarse. Puede creer que una larga pregun-
ta con oraciones subordinadas impresiona, pero no está en
124
el negocio
negoci o de impresionar a nadie. Una pregunta semejante
semejant e
sólo sirve para matar la visión y confundir al adversario.
¿Recuerda cuando dije que si la misión y el propósito son
demasiado complejos dificultamos que el oponente tome
una decisión? Lo mismo sucede con las preguntas.
Otra clave es hacer una pregunta por vez. Pregunta
simple tras pregunta simple, respuesta tras respuesta: ése es
el modo de ayudar a que el adversario tenga una idea clara
de las cosas. Pero con frecuencia no lo hacemos. Una nego-
ciación es algo sumamente emocional, por supuesto, y nos
impacientamos y lanzamos una andanada de preguntas,
hacemos cinco o seis seguidas, apenas nos detenemos para
recuperar el aliento y mucho menos para permitir que el
adversario nos conteste. En cambio, usted debe hacer cada
pregunta lenta y pausadamente
pausadamente porque la respuesta es cla-
ve para poder formular la siguiente.
¿Cuál es la fecha ideal de entrega?
¿Qué importancia tiene esta fecha de noviembre para
usted?
Creo que no lo entiendo. ¿Por qué noviembre es tan
importante?
Oh, ¿cuándo surgió ese problema en la cadena de
montaje?
125
DE ENTRADA, DIGA NO
otros, el arte
perenne. Se de hacer preguntas
esfuerzan se ha
de verdad. convertido en
Comprenden queunhacer
reto
preguntas excelent
excelentes
es es un arte, una ciencia
ciencia y una habilidad
necesaria para conseguir el éxito al máximo nivel.
126
¿Cómo lo dice?
Más combustible para el sistema Camp
LA NUTRICIÓN
Todos sabemos lo que significa esta palabra. Quiere decir
alimentar emocionalmente, facilitar la preparación moral
y fomentar los pensamientos bondadosos, comprensivos y
apreciativos. ¿Quiénes crearon estos buenos pensamientos
en usted? Tal vez fuera su abuela, que siempre tenía algo
bueno que decir, o sus padres cuando lo abrigaban de no
che u otros que le hacían sentir bien cuando le hablaban.
127
DE ENTRADA, DIGA NO
128
¿Cómo lo dice?
129
DE ENTRADA, DIGA NO
voz Para
agresiva y desafiante
la nutrición o con un
es menester voztoque
tranquila y amable?
delicado. Puede
tratarse de la palabra justa, de una expresión o de un gesto.
La forma de hacerlo requiere mucha práctica, perspectiva y
reflexión. Cuando las cosas se ponen difíciles en una nego-
ciación, su mayor reto será su capacidad para nutrir al
adversario pese a todo lo que esté sucediendo. Tendría que
escribir esto en mayúsculas,
mayúsculas , pero no lo hago porque no re-
sultaría muy nutritivo, ¿verdad?
EL INTERCAMBIO
—¿Cómo está?
—Muy bien. ¿Yusted?
130
¿Cómo lo dice?
Nutrir, intercambiar.
intercambiar.
131
DE ENTRADA, DÍGA NO
por
torialay oficina
no les del jefe de en
interesaba estudios
lo máshacían
mínimounalovisita obliga-
que pensara
esa persona. Pero este estudiante entrenado en el sistema
Camp —mi hijo— le había hecho saber al jefe de estudios
que él no era un chico presumido y agresivo que se las sa-
bía todas. (Hay muchos chicos así, y también adultos.) El
recién llegado también hizo que el jefe de estudios se sintie-
ra a sus anchas y en el mejor de los mundos. Estaba encan-
tado de estar delante de un chico que respetaba realmente
su opinión. Y nos informó cumplidamente sobre la forma
en que tan
portivo funcionaban
exigente. los estudiantes
Cuando con launvisita,
acabamos programa
Brian de-
me
dijo: «No quiero ir a una universidad que parezca un mu-
seo».
En otra universidad, Brian fue entrevistado por el en-
trenador de fútbol, que era un hombre muy respetado. (Pido
disculpas por usar dos ejemplos sobre el mismo tema, pero
ambos son ejemplos de intercambio y el hecho de que fueran
protagonizados por un estudiante de dieciocho años prueba
que el objetivo de intercambio de comportamiento puede
ser utilizado
su físico, quepor cualquiera.)
en el Aquel
caso de Brian entrenador ley habló
es voluminoso, luego de
le
preguntó cuán flexible era. Brian intercambió rápidamen-
te la pregunta con otra y dijo: «En mi escuela, entrenador,
me hacían trabajar mucho las pesas. ¿Aquí también hacen
hincapié en las pesas?». El entrenador le contestó que real-
mente no creía en un duro entrenamiento con pesas para un
tres cuartos, que era la posición de Brian en ese entonces. Al
entrenador le preocupaba que el físico y la fortaleza de los
tres cuartos actuales limitasen su flexibilidad. Mi hijo no ha-
bía estudiado fisiología de los ejercicios, pero sabía que esa
preocupación del entre
entrenador
nador se basaba en teorías de ejerci-
cios de hacía veinte años y que hoy rozan la categoría de le-
yendas del pasado. En los últimos tres o cuatro años, ¿no ha
aniquilado Tiger Woods por completo los viejos mitos de
que los ejercicios de fuerza son malos para los «deportes
132
¿Cómo lo dice?
de flexibilidad»? Y consideremos
consideremos a los jugadores de béisbol,
incluso a los lanzadores. En consecuencia, no hay sitio en
los deportes modernos para un entrenador con ideas tan an-
ticuadas y equivocadas. Aquel simple intercambio realizado
por mi hijo le dio una clara idea de cuál era el
el programa de-
portivo de aquella institución. La respuesta del entrenador
fue una de las razones por las que mi hijo no ingresó en
aquella universidad.
En cualquier negociación, el intercambio le garantiza
que está lidiando con una pregunta importante para us ted-,
por tanto, le permite reunir información y ver oportunida-
des. Su tarea es sacarle información al adversario por me-
dio de preguntas y no dar información contestando las pre-
guntas. El intercambio no es más que la técnica normal de
aclaración usada por los abogados. El intercambio de pre-
guntas nos ayuda a entrar en el mundo del adversario. Son
el modo en que creamos una visión del conjunto. Sin inter-
cambio y sin hacer preguntas, no vamos a ninguna parte.
A veces, usted puede sentir que imperiosamente debe
dar algún tipo de respuesta. En ese caso, dé una respuesta
sin riesgos. Si el oponente le pide la opinión sobre un tema
determinado, en realidad lo que él busca es un compromi-
so. No se lo dé.
133
DE ENTRADA, DIGA NO
—¿Cuántoque
—Parece hace quesiempre.
desde trabajas en esto?
LOS CONECTORES
134
¿Cómo lo dice?
—Doctor, usted
—Pienso que sí. no me está ayudando.
ayuda ndo.
—No, no me está ayudando en nada.
—Por supuesto que lo estoy ayudando.
ayud ando.
—Si me está ayudando tanto, ¿por
¿ por qué me siento tan
mal?
—Usted se siente mal porque no se compromete.
co mpromete.
—Me comprometo, pero usted no es muy huen psi
quiatra.
El paciente
paciente tiene
tie ne razón.
razón. No es un buen psiquiatra. Vea-
mos cómo el conector nutritivo podría haber mejorado este
intercambio:
135
DE ENTRADA, DIGA NO
que
do de usted reaccionara
dirección y es de alguna
usted manera
quien ahora información
le sonsaca ha cambia-
útil.
136
¿Cómo lo dice?
3+
E1 combustible «3+»
«3+» (tres plus) es simple e importante
importante.. ¿De
qué se trata? Nada menos que de la habilidad de reformu-
lar una pregunta hasta que la contesten al menos tres veces
o de repetir el comentario al menos tres veces. No es una
idea nada original. Cualquiera que haya tomado clases de
oratoria conoce esta vieja regla: diles lo que les vas a decir,
díselo y finalmente diles lo que ya Ies has dicho. Una, dos,
tres veces. Oí por primera vez hace muchísimos años el
equivalente en boca de un vendedor amigo y rápidamente
me di cuenta de que era un buen consejo. He añadido el sig-
no «+» porque he descubierto que a menudo tres no es su-
ficiente. Por tanto, enseño que sea «3+». Cuanto más difí-
cil sea la negociación, más veces tendrá usted que reiterar lo
que se va acordando. En la práctica, resulta difícil exagerar
el 3+. Casi imposible.
En la reunión que marcó el comienzo de la renegocia-
ción de NetWork del contrato por el que perdía 100.000 dó-
lares por cada unidad entregada, el presidente informó a la
parte contraria
contraria que repetiría
repetiría hasta tres veces
veces lo que tenía que
que
decir del problema,' ya que era algo tan serio que quería ase-
gurarse de que todos comprendían sus palabras sin una som-
bra de duda. Yo
Yo no digo que uste
usted
d deba anunciar
anunciar literalmen-
literalmen-
te que usará el 3+, pero en aquel caso era lo indicado.
Por supuesto, usted debe nutrir o intercambiar con 3+.
Tiene que cerciorarse de que es fidedigno el acuerdo que le
anuncia su oponente, por ejemplo. Como siempre, sospeche
mucho del «sí». Y fundamentalmente, no se muestre necesi-
tado si acepta la proposición. La técnica 3+ tampoco puede
sonar al adversario como un medio de presión; no puede ser
presión en ningún
ningún caso. Cuando usted
usted usa el 3+, siempre
siempre tie-
ne que dejarle al adversario la opción de cambiar de opi-
nión. Usted no debe apresurarse a cerrar el trato tres veces.
Todo lo contrario. Está pidiendo un «no» tres veces. Esa es
la manera de encarar las cosas.
137
DE ENTRADA, DIGA NO
¿Cuántas
han pasado porveces ha intentado
la cabeza ideas comotomar una decisión y le
estas?;
—Voy a hacerlo.
—No, de ninguna manera.
—Sí, creo que sí.
—Lo siento. No voy a hacerlo.
138
¿Cómo lo dice?
bién Consideremos
funciona parauna situación
cualquier detipo
otro venta
dedirecta queón.
tam-
negociación.
negociaci Si
usted, el vendedor, permite que el cliente potencial oscile
demasiado hacia el polo positivo, ¿qué sucederá cuando
empiezan las dudas inevitables? El péndulo que estaba en lo
alto del polo positivo caerá con tal fuerza que pasará al ne
gativo. ¿Y usted qué hace? Puede tratarse de una posición
de la que no se recupere. Sin duda, el eterno optimista dice
que el próximo cambio emocional lo llevará del máximo
del polo negativo a lo más alto del positivo. Muy bien. ¿Y
entonces qué? ¿Se da cuenta? Estos abruptos vaivenes con-
forman un círculo vicioso casi imposible de controlar, pero
usted debe mantener el control. Por tanto, ¿cuál es la solu-
ción? Es simple (en teoría): evite lo muy positivo y lo muy
negativo, permaneciendo en el arco neutro que es donde se
sella el acuerdo. Es negociar totalmente a la contra. ¿Quie
re decir que se debe mantener todo el tiempo excitado al
adversario? No, de ninguna manera porque la excitación
no dura mucho tiempo; esas dudas inevitables harán acto
de presencia tarde o temprano.
¿Cómo mantenerse en el arco neutro y al mismo tiem-
po tener las emociones
emociones bajo control durante una negocia-
ción? Soltando carrete, una referencia a una técnica de pes-
ca en la que se suelta hilo de pescar en el momento en que
el pez muerde el anzuelo en vez de tirar de la caña. Es la
única manera de capturar ciertos peces que salen dispara-
dos y escupen el anzuelo en el momento de picar. Al soltar
carrete, usted quita presión.
Lo mismo sucede en una negociación: al soltar carrete,
usted quita presión al adversario. Se trata de una triquiñue-
la sumamente eficaz. Yo me divierto bastante cuando veo
esas dudas iniciales que disipan mis clientes utilizando esta
técnica de la que luego son entusiastas partidarios. A veces
se entusiasman tanto que yo debo soltarles carrete para que
no exageren. No se trata de una panacea; no es más que una
herramienta útil.
139
DE ENTRADA, DIGA NO
ustedAhora
puedeque he introducido
constatar la idea
que el 3+ de aliviar
también es unalaforma
presión,
de
quitar presión. Lo mismo pasa con dejar que el oponente
pueda decir
de cir que no, dejar que el adversario se sienta bien y
con «no cerrar el trato». Soltar carrete, cuando se hace del
modo adecuado, al igual que los demás objetivos de com
portamiento,, dan al adversario la oportunidad de convali
portamiento
dar la información recibida y tomar las decisiones perti
nentes.
140
¿Cómo lo dice?
enfrentadas
más mínimaarelación
un examen
con más
este serio
caso».evidenciarán
Muy bien, unnocomien
tener la
zo decente, pero la cámara nos revela que estas palabras
han caído en saco roto. Él también lo sabe, por supuesto. Y
aquí suelta carrete de forma dura y negativa. De repente, se
calla, mira a los ojos del jurado, mueve la cabeza con gesto
triunfador y dice: «No se lo creen, ¿verdad? No prestan
atención a una sola palabra de lo que digo. ¿No es así?»
Hace una pausa. «¿Saben qué? No les echo la culpa. Des
pués de escuchar la evidencia de la acusación, hasta yo mis
mo he Taft.
quedado convencido
Víctor Después de todo, de que mientrado
de haber defendida
yo enmató
la haa
bitación y encontrado a Víctor Taft muerto en el suelo y las
huellas de Chelsea Deardon por toda el arma que lo mató,
no habría mucho en el mundo capaz de convencerme de
que ella no era la culpable. Miren, ¿por qué no nos ahorra
mos mucho tiempo? ¿Quién cree que Chelsea Deardon es
culpable?» Cuando Redford pide que levanten la mano, la
acusación objeta. El juez refunfuña.
Prosigue Redford. «Vamos. Yo he levantado la mano.
Creo queacuerdo
está de mi dienta mató a ¡Vamos!»
conmigo? Víctor TaftHay
a sangre fría. ¿Quiény
más objeciones
más refunfuños. «¿Por qué no le ahorramos al Estado de
Nueva York mucho tiempo y dinero y la declaramos culpa
ble ya mismo?» Redford se ha puesto tan negativo que has
ta la otra defensora, que no tenía ni idea de lo que diría su
colega, está teniendo sus dudas. La acusada está fuera de sí.
Con el caos instalado ahora en la sala, el juez pidiendo or
den y los periodistas abalanzándose a los teléfonos, Redford
permanece cerca de los bancos del jurado, donde una mujer
de mediana edad y aspecto respetable (la actriz Liz Sheri-
dan, quien, dicho sea de paso, años después fue la madre de
Jerry Seinfeld en la serie televisiva del mismo Redford) pre
gunta en voz baja: «¿No se supone que este tiene que ser un
juicio justo?». A lo que Redford contesta en el acto: «Bien,
entonces démosle un juicio justo y luego la condenamos».
141
DE ENTRADA, DIGA NO
Pero
jurado al juez sealeRedford
y amenaza ha acabado
ac abado
con la paciencia,
paciencia
desacato al ,tribunal.
descalifica
descalifica al
Red-
ford pide perdón y manifiesta estar completamente satisfe
cho con el jurado, en el que deposita toda su confianza a
pesar de que sus miembros crean
crean que su defendida seasea cul
pable. La acusación da su visto bueno al jurado y el juez
cambia de opinión.
Redford ha consumado una brillante negociación.
Con el péndulo emocional fijamente puesto en el polo ne
gativo al comienzo, usó la técnica de soltar carrete de una
manera dura ypara
¿verdad?»—, en apariencia perjudicial
introducirse él mismo —«No
en elsemeollo
lo creen,
de
esa emoción negativa. ¿Qué intentaba conseguir? Equili
brio, eso es todo. Quería que el jurado tomara conciencia
conciencia
de sus prejuicios y se lo repensara todo. Al sumarse él mis
mo a la decisión de «no» del jurado, les hizo cambiar de
perspectiva.. Recuerde que el valor de la palabra «no» es
perspectiva
que a diferencia de «quizá» representa una decisión real, y
como tal decisión debe ser convalidada por el adversario,
es decir, en este caso, por los miembros del jurado. Red
ford había capturado su atención por completo. Aún se
mostraban negativos, pero al menos les había dado en qué
pensar. Luego añadió: «No prestan atención a lo que les
estoy diciendo». Volvió a soltar carrete y el péndulo emo
cional avanzó un poco más a punto neutro. Y a continua
ción: «¿Saben qué? No les echo la culpa». Y soltó mucho
más carrete.
Cuántas veces hay que soltar carrete en una negocia
ción es siempre una cuestión de criterio, pero en general se
debe continuar hasta que se compruebe, se sienta o se cons
tate que ese péndulo se ha movido lo suficiente. Cuando
por último Redford siente que eso ha sucedido con el jura
do, sutilmente introduce la presunción de inocencia: «En
tonces, todos creemos que es culpable. ¿Y ahora qué hace
mos? Es un dilema, ¿verdad? Se trata de un problema
especialmente espinoso porque en este país hemos creado
142
¿Cómo lo dice?
un concepto
nuestros legal Se
derechos. para protegernos
denomina a nosotros
presunción mismos y a
de inocencia».
Finalmente Daryl Hannah es declarada inocente o, más
bien, se desestima el caso cuando descubren al verdadero
asesino. No es una película excepcional, pero Redford lleva
a cabo una soberbia suelta negativa de carrete. Chapean.
Ahora, una historia de la vida real. Hace poco cambié
de compañía de teléfono móvil porque la poca cobertura
que me daban era intolerable. Viajo mucho y necesito la
máxima cobertura nacional posible, pero la gota colmó el
vaso
ducíacuando no pude
a la salida de unallamar a San
ciudad Francisco
próxima. Y nomientras con-
se trataba de
mi teléfono, porque había comprado un aparato de larga
distancia. Cuando llegué a casa, llamé a la empresa para
anular el servicio y les expliqué la razón para pasarme a la
competencia. ¿Qué cree que me dijo mi interlocutor? Éstas
son sus palabras literales:
¿Qué quiere decir? Acabo de estar en San Francisco,
donde no hay ningún problema. Allí tenemos una magnífi-
ca cobertura.
Yo noeste
guiente: sé cuál sería sumereacción,
individuo estaba pero la mía mentiroso.
llamando fue la si-
Piense en los otros errores que cometió. Me quitó el dere-
cho a decir «no», no me dejó sentirme bien, no preguntó
nada para obtener más información y no soltó carrete. (Uti-
lizó una pregunta encabezada por un pronombre interroga-
tivo, lo que prueba que aun siguiendo la regla de hacer ese
tipo de preguntas, se debe usar la cabeza y el sentido co-
mún. La de ese tipo no fue ninguna pregunta positiva, por
decir algo.) Yo me sentía tan negativo con respecto a la or-
ganización
habría dichoque
no,aunque
gracias,me hubiera
pero ofrecidosoltado
si él hubiera el mundo, le
carrete
y hubiera dicho: «Probablemente yo también lo haría de
haberme sucedido eso. Pero, ¿por qué no me deja darle diez
días de llamadas gratuitas para ver qué pasó con su cober-
tura?»
143
DE ENTRADA, DIGA NO
do miEsa sueltaemocional
estado negativa intensamente
de carrete podría haberQuién
negativo. neutraliza-
sabe,
tal vez me habría atrapado por otros diez días y salvado la
situación. No hay nada más útil que una suelta negativa de
carrete para neutralizar un péndulo negativo y lograr que la
situación vuelva a la calma. Inténtelo alguna vez.
Encuentre una buena ocasión para decir: «Dios santo,
esto está mal. No sé si nos recuperaremos». Lo más proba-
ble es que su adversario le ayude a recuperarse.
recuperarse. Resulta
muy agradable cuando sucede.
144
¿Cómo lo dice?
ción.
sario. Recuerde que todo
Usted quiere hacerrepercute
todo loenhumanamente
la visión del posible
adver-
para construirle
construirle esa visión. Con la suelta positiva
positiva de carre-
te lo conseguirá, y se dará cuenta de ello apenas la ponga
en práctica.
O:
—Está muy bien, Jane, pero aún tenemos que trabajar
bastantes detalles.
NIRVANA
En este preciso instante, usted puede que piense: «Espere
un momento,
moment o, Camp. En este capítulo y en el anterior sobre
los combustibles del sistema Camp, ha presentado maneras
de obtener el máximo posible de información del adversa-
rio. ¿Qué sucede cuando uno se topa con un oponente que
también conoce el sistema Camp?»
¡Ojalá fuera así! Ambos lados negociarían con objeti-
vos y propósitos válidos. Ambas partes pondrían sus car-
tas sobre la mesa en las primeras fases de la negociación.
Ambas partes dirían «no» rápidamente y luego explicarían
por qué. No tendríamos que ocuparnos de intercambiar
intercambiar ni
conectar a fin de sonsacar información y respuestas. No
necesitaríamos soltar carrete a fin de mantener el equili-
brio emocional
emocional de todos los participantes.
participantes. Los combusti-
bles del sistema son medios para sonsacar información y
hacer que el procedimiento vaya como una seda. Con ne-
gociadores de la escuela Camp como adversarios, este in-
tercambio sin complicaciones es algo que puede darse por
sentado.
145
Cálmese y ponga
la mente en blanco
Nada de expectativas, nada de suposiciones,
suposiciones,
nada de charlas
En mi sistema, «poner
«poner la mente en blanco» es una frase muy
muy
activa. Como negociadores, lo hacemos a fin de crear un es
pacio mental vacío, pero listo para captar cualquier nueva
información, nuevas emociones, nuevas actitudes o cual-
quier elemento novedoso que el adversario premeditada-
mente o no dirija en nuestra dirección. Por su intermedio,
averiguamos lo que realmente está pasando en la negocia-
ción: qué obstaculiza el proceso y qué necesita realmente el
adversario. ’
La mente en blanco es un objetivo clave de comporta-
miento que usted tendrá que practicar una y otra vez. Para
tener negociaciones exitosas, debe convertirse en un hábito.
Y a fin de lograrlo, lo más probable es que deba abandonar
algunos hábitos que usted considera beneficiosos, pero que
en realidad le perjudican más de lo que se imagina. Ya he
puesto de manifiesto los peligros de la necesidad. Otro pe-
ligro de cualquier tipo de necesidad es que impide dejar la
mente en blanco. Y lo mismo sucede con el miedo a oír
«no» y al fracaso. Obviamente, la tendencia que algunos
147
DE ENTRADA, DIGA NO
148
149
DE ENTRADA, DIGA NO
150
suenan
sutil de muy
decirbien, pero parapositivas».
«expectativas mí sólo son unael manera
Para más
negociador,
hasta una actitud positiva puede resultar peligrosa. Sí, es
verdad. Puede hacer caer rápidamente en la necesidad y en
las expectativas positivas. Cuando enseño ponerse en blan-
co, quiero decir en blanco. Y no resulta nada fácil.
151
DE ENTRADA, DIGA NO
máquina nueva
se la podríais en su Puede
comprar. próximo pedido
llevar grande pero
su tiempo, y entonces
os po-
dría venir bien».
El negociador deja la mente en blanco y ahora espera la
repuesta.
Tal vez el ejemplo más directo y convincente de expecta-
tiva negativa se produce
produce cuando usted lidia con
con un particular
o una empresa con quien siempre le ha sido difícil trabajar,
que siempre presiona a fondo y que siempre proporciona
más problemas que satisfacciones.
satisfacciones. Usted se siente exaspera-
do tras cada negociación con esta clase de adversario. Bueno,
quizá dé más problemas que satisfacciones y más pérdidas
que ganancias; si es así, usted toma la decisión y corta esas
152
por las
dría mañanas.
haber ahorradoDebastante
haber puesto
tiempo.la mente en blanco, po-
En mi sistema, no hay lugar para las expectativas posi-
tivas o negativas. Usted pone la mente en blanco y negocia,
eso es todo. Cuando tiene una misión y un propósito, cuan-
do establece un plan para resolver el problema real, cuando
está concentrado como un láser, cuando tiene todo esto a su
favor, ¿por qué va a querer dejarse arrastrar por la ola emo-
cional de las expectativas? Cuando empiece a usar de ver-
dad mi sistema, se dedicará con tal fuerza a los objetivos
que puede controlar e ignorará tan por completo lo incon-
trolable y las necesidades que las expectativas ni siquiera
entran en su ecuación.
Pero, por supuesto, harán acto de presencia. Las ex-
pectativas están en todas partes. En este sentido, son como
las emociones. De hecho, son emociones. No se las puede
eliminar para siempre, pero usted las puede ver por lo que
son y tomar las medidas adecuadas. Cuando las cosas pa-
recen ir bien para usted en una negociación, resulta fácil en-
tusiasmarse y sentirse tentado a exteriorizar las emociones.
Cuando se dé cuenta de que esto le está pasando, solicite un
descanso, váyase al lavabo o sugiera tomar un café o al-
morzar o invéntese cualquier otra excusa.
153
DE ENTRADA, DIGA NO
NO SUPONGA NADA
Hay emboscadas
aguardan millones de a suposiciones
cada paso. Yosemejantes
aprendí mique nos
primera
lección al respecto cuando crecía en el oeste de Pennsylva-
nia, donde la caza es casi una forma de vida para cualquier
muchacho. Cuando me dieron la primera escopeta, un ca
libre .410 comprada por mi primo Earl del catálogo de
Sears, le di vueltas cuidadosamente con las manos. Re
cuerdo muy vivamente aquel momento. Es probable que
muchos lectores tengan recuerdos semejantes. Y recuerdo
las palabras que entonces me dijo mi padre: «Comprueba
si está cargada. Nunca supongas que no lo está. Debes ha
cerlo siempre».
154
155
DE ENTRADA, DIGA NO
sabían lo queyno
te en blanco sabían. Fueron
desconectar. incapaces
Fue un trágico de poner
error quelaacarreó
men
la muerte de algunos de los mejores pilotos estadouniden
ses.
Volvamos a los negocios. ¿Cuántas veces ha cometido
un error como el del motor a vapor y no ha dado marcha
atrás? ¿Cuántas veces se ha presentado a una reunión por
alguna razón, y al llegar, se ha dado cuenta de que se trata
ba de una razón enteramente distinta? ¿Cuántas veces ha
mirado la forma de vestir de alguien y ha hecho una supo
sición, buena o mala, que luego resultó ser totalmente in
correcta? ¿Cuándo fue la última vez que supuso algo sobre
alguien basándose en el coche que conducía? Aquí estamos
hablando como Colombo, por supuesto: usted no quiere
cometer el error que cometían sus sospechosos cuando le
juzgaban por su apariencia y lo infravaloraban. Cualquiera
con experiencia en los negocios puede recordar ocasiones
en que no se molestó en llamar a un cliente o proveedor
proveedor po
tencial porque supuso que no llegaría a ningún acuerdo,
para luego descubrir que sí podría haber funcionado. To
dos lo hemos hecho algunas veces, todos menos Stanley
Marcus, que predicaba a sus vendedores que todo cliente
debe ser tratado como un millonario, porque siempre exis
tía la posibilidad de que lo fuera. Y ciertamente era así en
la Texas petrolera.
En realidad, por sutiles e insidiosas, las suposiciones
son tal vez más peligrosas que las expectativas. Si yo digo la
palabra «jubilación», ¿qué quiero decir? Si digo: «Le paga
ré dos dólares», ¿qué pensaría usted? Si digo: «Estoy dema
siado ocupado para hacerlo», ¿qué hace usted? Cada día se
pronuncian palabras
pal abras semej
semejantes
antes y cada día suponemos algo
cuando las oímos. «Jubilación.» Esa palabra puede signifi-
157
DE ENTRADA, DIGA NO
158
Cálmese y ponga la mente en blanco
159
DE ENTRADA, DIGA NO
160
Cálmese y ponga la mente en blanco
161
DE ENTRADA, DIGA NO
co, el truco no les funcionó. Los miembros del equipo sa
bían que el pedido no sería de treinta y tres mil unidades y,
en consecuencia, no se entusiasmaron. Mis negociadores
sólo les dijeron: «Lo lamentamos, pero no podemos ven
derles esas tres mil unidades con semejante descuento».
la mente
cita en blanco
que todos efectivamente,
llevamos se debe silenciar esa voce-
en la cabeza.
Si tomamos notas, no tenemos otra posibilidad que
prestar atención, a lo que se está diciendo. Todos nos consi
deramos buenos oyentes, pero ¿cuándo fue la última vez
que usted se concentró en escuchar como una forma de
práctica? Debe escuchar cada palabra que se dice con la
misma atención que pone un abogado en las declaraciones
de los testigos: no dejar que nada le distraiga, no pensar en
162
163
DE ENTRADA, DIGA NO
todasResulta difícil no
las respuestas hablar. Nos
y expresarlas a lahan educado
menor para saber
oportunidad. Se
nos ha premiado una y otra vez por saber la respuesta co-
rrecta. Nuestra vida ha girado en torno a la inteligencia. Nos
esforzamos para que la gente se entere de cuánto sabemos.
Pero el peligro implícito en esto es fácil de ilustrar. Hemos
asistido a reuniones sociales donde alguien parece saberlo
todo y lo hemos visto hacer el ridículo por porque
que supuso que la
gente disfrutaría oyéndole descargar sus vastos conocimien-
tos. Pero ¿qué pasa de verdad cuando usted se ve atrapado
por ese individuo? En primer lugar, puede sentirse mal, po-
nerse a la defensiva e ignorar todo cuanto dice. ¿Lo toma en
serio? ¿Cuánto recuerda de lo que le dijo? Hablamos de una
suposición errónea: él supuso que usted quedaría impresio-
nado con su charla y eso mismo le dejó fuera de juego. He
aquí otra suposición
suposición (mía, en este cas
caso):
o): este pesado sabelo-
todo debe ser un varón. Curioso, ¿no?
SER INDISCRETO
164
165
DE ENTRADA, DIGA NO
organización
trato. no era lalaúnica
Qué situación: que no
directora habíainformación
pasaba firmado un sobre
con-
otros que también habían pasado información. (Y encima
la información original no era cierta.)
Debo confesar que me sorprendería mucho —en reali-
dad, me quedaría estupefacto— si alguno de mis clientes
cometiera semejante error. Es algo inmensamente cretino,
166
167
DE ENTRADA, DIGA NO
chosTodo el mundo
ejercicios puede
que nos ver mejor
ayudan que ahora.Miremos
a conseguirlo. Hay mu-la
palabra cielo. Dígala para usted mismo, cierre los ojos y
vea el cielo que quiere contemplar. Todos tenemos un cielo
favorito. Elija otra palabra para un fenómeno del mundo
natural. Vea ese fenómeno. Elabórelo desde su interior.
168
DE ENTRADA, DIGA NO
te tomao decisiones
actual futuro: estea padecimiento.
fin de aliviar yPuesto
anulareneste problema
estos térmi
nos, ¿de qué otra cosa trata una negociación?
Quiero empezar a profundizar en el tema con una bre
ve lección de historia. En mi trabajo con los clientes, me he
dado cuent
cuentaa de que ccie
iertos
rtos testi
testimonio
monioss his
históric
tóricos
os repre
represen
sen
tan un medio sumamente idóneo para aclarar algunas cosas.
En primer lugar, muchos momentos críticos de la historia, si
los analizamos con cuidado, son auténticas negociaciones
de las que podemos aprender varias lecciones para nuestros
empeños más mundanos. En segundo lugar; el hecho de en
cuadrar un nuevorealza
dencia histórica principio en un contexto
la importancia de gran trascen
del principio. La gen
te le presta atención.
Una historia de esa naturaleza concierne al éxito tre
mendo para atraer la atención mundial obtenido por Wins-
ton Churchill en los primeros días de la Segunda Guerra
Mundial. El 13 de mayo de 1940, después de ser nombra
do primer ministro tras la dimisión de Neville Chamber-
lain, cuyo nombre desde entonces se ha convertido en sinó
nimo de contemporizar, el nuevo líder de Gran Bretaña
hizo acto de presencia en la Cámara de los Comunes y leyó
una sucinta declaración sobre su futura política. Dicha pro
clama fue: «Será hacer la guerra por mar, tierra y aire con
todas nuestras fuerzas y con la fortaleza que Dios pueda
darnos: haremos la guerra contra una monstruosa tiranía
jamás superada en el oscuro y lamentable catálogo de la
criminalidad humana. Ésa será nuestra política».
¿A quién dirigía Churchill sus palabras? ¿Con quién ne
gociaba? Con Hitler, no. Al demonio con Hitler. No, el pri
mer ministro negociaba con la opinión pública de sus alia
dos potenciales en el Occidente democrático. En aquellos
tiempos,
tarse el mundo
al masivo libre militar
poderío no estaba preparado
e industrial de para enfren
la Alemania
que arrolló a Europa. Chamberlain estaba convencido
de que no había esperanza contra la maquinaria bélica de
172
173
DE ENTRADA, DIGA NO
174
potables. Los hacen cupés con capota. ¿De dónde sale este
descapotable? Apuesto a que alguien se lo hizo fabricar por
encargo. No debe haber otro igual en Ohio, mucho menos
en Dublín.»
Acabé comprándome ese coche. ¿Por qué? La imagen
que tuve de mí mismo como el único tipo en Ohio condu-
ciendo aquel magnífico Porsche, paseando en esa máquina
un día de sol con la capota baja y todos mirándome a mi
paso. El padecimiento era mi ego, mi vanidad. Ansiaba te-
ner ese coche. De acuerdo, pero no hace daño a nadie que-
rer un coche. Era una tontería, quizá, pero sin consecuen-
cias para nadie. Pero en una negociación, el padecimiento
es
ne,algo muy
quiero serio. Por
destacar esa razón
la seriedad delutilizo esta palabra
concepto. En todasolem-
nego-
ciación, el padecimiento es lo que lleva a las partes a la
mesa. Es, en efecto, el punto débil y la zona más vulnerable
del negociador.
El padecimiento puede ser la necesidad de disponer de
máquina especial en su fábrica y no cualquiera de los demás
productos de la competencia. Pero acaso usted no sabe
que necesita esta máquina en particular-, tal vez lo único que
sabe es que necesita una máquina de la mejor calidad. Mi
principal tarea en esta negociación es crear una visión de su
verdadero padecimiento, hacerle entender que ésta es la úni-
ca máquina idónea
idónea para sus necesidades, que esta tecnología
representa el futuro de la industria y que, sin ella, sufrirán su
eficacia y su programa productivo. Mientras tanto, mi pa-
decimiento es que mi empresa ha invertido el 60 por ciento
de sus recursos en el desarrollo de esta máquina y que la
queremos establecer como el estándar de de la industria. Nues-
tros adversarios, si son avispados, se asegurarán de que nos
enteremos de que ellos saben que nos jugamos la vida con
esta máquina. Habrán hecho sus investigaciones. De eso no
hay duda.
Otro escenario: su padecimiento puede ser el deseo de fi-
char a una persona
persona determinada que está muym uy por encima de
175
DE ENTRADA, DIGA NO
176
deluna
en adversario. En ninguna
negociación circunstancia,
sin ver antes usted debe
ese padecimiento entrar
de la otra
parte. ]amás. De hecho, si su misión y su propósito están en
el terreno del oponente
oponente —y lo están, porpor supuesto—, enton-
ces las características y los beneficios de su oferta en la ne-
gociación estarán necesariamente dirigidos al padecimiento
existente en el mundo de! adversario. Dicho esto, usted no
debe olvidarse de desconectar y poner la mente en blanco y
de asegurarse de que no hay padecimientos ocultos que us-
ted no haya descubierto y que puedan cambiar el rumbo del
acuerdo.
En muchos casos, el padecimiento será bastante palma-
rio y bastante claro todo lo que está en juego. Pero a veces
hay que cavar hondo. La contratación de una póliza de se-
guro de vida puede ser un buen ejemplo. Se me ocurre una
razón simple para convenir una cita con un agente («Bueno,
supongo que mi esposa e hijos necesitan un seguro de
vida»), pero se puede ver que detrás de esta declaración ge-
neral puede haber una serie de circunstancias especiales.
Esas circunstancias especiales, y no la declaración general,
serán las que inspiren de verdad el acuerdo.
se en cuánta
puede gente diferente
estar camuflado y en cuántos
el verdadero órdenes del
padecimiento. día
Dentro
177
DE ENTRADA, DIGA NO
178
179
DE ENTRADA, DIGA NO
Y NO SE OLVIDE DE NUTRIR
DE ENTRADA, DIGA NO
que hanclaramente
probar, ayudado un nopoco, y pienso
han sido de unaque eso sería
eficacia real. difícil
¿Por quéde
no? No han sabido describir con claridad una visión de los
peligros del tabaco: la tos persistente, los olores, el coste, la
desaprobación de la gente (en algunos círculos) y la posibili
dad de cáncer. No han tenido la claridad suficiente para con
trarrestar el placer y, sin duda, la adicción.
DIBUJAR EL PADECIMIENTO
NO ES LO MISMO QUE CREARLO
182
Conozca el «padecimiento» de la otra parte...
usted
duranteleeunas
estenegociaciones?
libro porque ha
Si tenido algúnque
usted cree contratiempo
le acosan
problemas insolubles en las negociaciones, eso no se debe
a que no ha podido crear padecimiento en el adversario.
Como dije anteriormente, usted no tiene una visión clara
del padecimiento de su rival, no ha sabido describirle clara-
mente el padecimiento o ¡quizá su oponente ni siquiera
sabe cuál es su propio padecimiento!
«Oh, vamos», dirá. Pero es verdad. A veces los rivales
no lo saben. «¿Y eso no estaría bien?», me han preguntado
183
DE ENTRADA, DIGA NO
tivo
prendede que
la negociación? Si en
esta residencia el medio
agentedel
inmobiliario
lago es tanno com
estrafa
laria que muy poca gente tendrá interés en adquirirla, ¿de
dónde sale el incentivo para pagar un precio tan ridículo?
Por favor. La ignorancia del padecimiento sólo deprime a la
gente. Si no conoc
conoc en s u pr opio padeci
padeci miento,
miento, nunca llega
rán a un acuerdo.
Dos competidores intentaban vender un equipo aparen
temente similar a una tercera empresa. U no tenía un precio
de 2,9 millones; el otro, 2,1 millones. Sólo había una dife
rencia en la maquinaria y al inicio de la negociación nadie
sabía a ciencia cierta de qué se trataba: la más cara se podía
configurar de tal modo que prestaba servicio durante más
tiempo. Este rendimiento superior de la máquina más cara
valía mucho más que los 800.000 dólares de diferencia,
pero —de forma increíble— el comprador no comprendía
este punto básico. Cuando logramos que viera su futuro pa
decimiento si compraba la máquina más barata y que lo ba
rato luego le saldría excepcionalmente caro, compró sin du
darlo la maquinaria más cara.
Otra historia más detallada que demuestra a las cla
ras el poder de pintar el verdadero padecimiento es la se
gunda parte de la saga de NetWork, Inc. Seguramente, us
ted recuerda lo contado en el capítulo 2. Esta empresa se
había metido en un problema terrible gracias a una pési-
ma negociación por la que perdía 100.000 dólares poi
cada unidad entregada a su principal cliente. Pero habían
proseguido con los envíos por temor a perder la cuenta y
quedar fuera del negocio. Sin duda, perder dinero en cada
máquina entregada también les pondría fuera del negocio,
pero de una forma más lenta. El problema salió a la luz
184
Conozca el «padecimiento» de la otra parte...
dieron sistema
nuevo sus empleos cuando se
de negociación quenegaron a participar
yo implanté.
implanté. en el
El presiden
te se mostró dispuesto a usar lo que fuera. Aquella situa
ción era insostenible.
El tiempo apremiaba, de modo que colaboré intensa
mente con el presidente, quien controló a su equipo a la
perfección. Sólo hubo tiempo para introducirlos en mis mé
todos, pero eso fue todo. Realmente no estaban prepara
dos, pero nos lanzamos porque no había otra opción. Siete
días antes de que NetWork tuviera que enviar la primera
máquina de un gran pedido hecho hacía ocho meses, con
vocamos a una conferencia telefónica a trece negociadores
de seis países. Mi cliente, el presidente de NetWork, abrió la
conversación con parcas palabras porque se trataba de una
llamada más que seria. No podía dejar que nada le distra
jera. Sus palabras fueron breves,
breves, concisas y directas;
185
DE ENTRADA, DIGA NO
sólo
riciónhabía dosde
de uno proveedores de esteque
ellos significaría equipo vital, lala desapa-
no tendría ventaja
de jugar con dos bazas. Quedarían a merced del otro pro-
veedor que, de hecho, fabricaba una máquina técnicamen-
te inferior. Entonces, ¿en qué quedaban sus estrategias de
optimización de costes? Estoy seguro de que el oponente
debió de pensar en todo esto cuando escuchó la declaración
del presidente de NetWork.
186
algo o
cho, laque vea lasdecosas
mayoría de la misma forma
los negociadores piensaque
queellos.
uno De
de he-
sus
mayores dones es la labia. ¿Cuál es el problema de tratar de
convencer a alguien para que comparta su visión? Usted ya
conoce la respuesta a esta pregunta, pero contestémosla de
cualquier manera. Para empezar, invita al oponente a que en-
tre en su mundo y vea su mundo. ¿Y dónde queremos pasar
el tiempo durante una negociación? En el mundo del adver-
sario. En segundo lugar, si usted se afana en dar razones a¡
oponente, entonces hablará demasiado,
demasiado, estará totalmente in-
merso en su mundo y no tendrá posibilidades de desconectar.
Finalmente, y lo más importante, las negociaciones son cien
por cien emocionales hasta que se toma una decisión.
decirle nada a nadie. Piénselo y asegúrese de
No puede decirle
estar de acuerdo conmigo. Sólo puede ayudar a que la gente
vea por sí misma. Para probar esta tesis, un cliente un día se
inventó un experimento inteligente. Estaba haciendo una
presentación a un analista financiero y la hizo dos veces: la
primera, de una forma didáctica, y una segunda, mientras le
hacía preguntas al analista. Durante la primera presenta-
ción, el analista permaneció tranquilo y tomó unas pocas
notas,, pero e n la segunda
notas segunda l lenó página tras pá
página
gina de notas
mientras profundizaba en las preguntas de mi cliente. Aquel
día, ese cliente comprendió plenamente el poder de pregun-
tar como modo
modo de describir la visión y el padecimiento a fin
de que el adversario los viese.
Si intentamos convencer a alguien para que nos com-
pre un producto o un servicio o nos firme un acuerdo, si
tratamos de razonar, nos encaminamos al fracaso. En
cambio, tenemos que utilizar los combustibles del sistema
187
DE ENTRADA, DIGA NO
188
que
pital,sey corría un riesgo
sí, había condeeloperaciones
una sala traslado de la
enniña
este ahospital,
otro hos-y
sí, podía pedir que los cirujanos especializados vinieran
aquí. Pero, continuó, el verdadero riesgo para la hija de mi
cliente no era lo que sucediera durante la operación, sino
las complicaciones postoperatorias. Si el bebé era llevado al
otro hospital, tendría los mejores servicios disponibles de
manera inmediata en caso de que se produjese una emer-
gencia. Si se quedaba en este hospital, el mejor cuidado ten-
dría forma de llamadas telefónicas, buscas, correos electró-
nicos y urgentes traslados en ambulancia.
Ahora el padecimiento de ambas partes quedaba bien
claro. Mi cliente cambió de opinión en el acto y el bebé es
hoy día una niña perfectamente saludable.
189
DE ENTRADA, DIGA NO
190
10
El verdadero presupuesto
y cómo elaborarlo
La importancia del tiempo,
la energía, el dinero y la emoción
191
DE ENTRADA, DIGA NO
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193
DE ENTRADA, DIGA NO
194
to médico.
de ojos. No tardará mucho. Será un abrir y cerrar
—Pues la semana que viene estaré bastante ocupado.
Llámeme y trataré de encontrar
encontrar un hueco.
195
DE ENTRADA, DIGA NO
196
El verdadero presupuesto
presupuesto y cómo elaborarlo
cione
ciones
vechos ade su producto.
estos producto. Piensa:
Pie nsa: «¡Le sacaré el máximo
diez minutos!» máxim o pro-
pro-
No, no es así. El que está ganando a manos llenas en
estos diez minutos es el adversario, porque averigua todo lo
que quiere saber. Mientras tanto, el inexperto no averigua
nada. Está violando todas las reglas de mi sistema. No hace
buenas preguntas, no desconecta. No vive en el mundo del
oponente. E intenta cerrar el trato hoy mismo. Está a la
caza del tiempo, como me gusta decir.
ande
dor depor la ciudad
lo que con llamadas
sea nunca en frío.sin
toca a la puerta Un buen aviso,
previo negocia-
ja-
más se sube a un coche o a un avión sin una imagen clara
de la negociación que le espera, sin una clara visión del pa-
197
DE ENTRADA, DIGA NO
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199
DE ENTRADA, DIGA NO
200
201
DE ENTRADA, DIGA NO
202
El verdadero presupuesto
presupuesto y cómo elaborarlo
los objetivos
¿Citas de comportamiento
o reuniones que nos hayamos
sin sentido c invalidadas? fijado.
Una pérdida
de energía. ¿Aceptar un «quizá» como respuesta? Una pér-
dida de energía. ¿Aceptar un «sí» como respuesta? Una
pérdida de energía. ¿Hacer preguntas que no le hacen nin-
gún bien? Una pérdida de energía. ¿No desconectar o hacer
suposiciones en lugar de una válida
válida investigación? Una pér-
dida de energía. ¿Necesitar algo? Una terrible pérdida de
energía.
Por otra parte, no es cuestión de ahorrar energía todo
el tiempo. Queremos invertir energía en prepararnos e in-
vestigar, pero la escandalosa realidad es que mucha gente
no lo hace. No invierte el tiempo ni la energía requeridos.
Esto no es conservar energía; esto
esto es pereza. Inevitablemen-
te lleva a una pérdida de energía en una fase posterior de la
negociación. Como he dicho, a menudo mis clientes se que-
dan perplejos ante la poca preparación de algunas de las
cien más poderosas empresas citadas en la revista Fortune.
A mi sistema se lo puede describir como un modo de
comportarse en una negociación, pero también como una
forma de ahorrar energía. Si perdemos energía, es proble-
ma nuestro. No podemos echarle la culpa al adversario,
porque se supone que controlamos nuestro comportamien-
203
DE ENTRADA, DIGA NO
204
EL PRESUPUESTO MONETARIO
dianoche hasta
tudios, o el que las cuatro dedelauna
se beneficia mañana
una para pagartiene
beca deportiva, sus es-
tu-
tu-
tores gratuitos y cinco años enteros para acabar la carrera
sin pagar un céntimo? ¿Quién tiene más probabilidades de
trabajar con un nuevo sistema de negociación, el estudian-
te que se paga los estudios porque
porque tiene genuino interés y es
ambicioso, o el empleado enviado por su jefe? Yo sé cuál
es la respuesta correcta y usted también.
En el contexto de las negociaciones, el dinero es un
bien sorprendentemente equívoco. Cualquier suma concre-
ta de dinero significa cosas diferentes a diferentes personas.
En el aspecto más obvio, un gasto inesperado de 1.000 dó-
lares afecta mucho más al empleado que gana 12.000 que a
un e jecutivo con ingresos de 120.000; cada uno de ellos lo
registra de forma diferente. Tal vez resu
resulte
lte menos obvio que
un consumidor no pueda percibir el valor de un producto
determinado porque tiene un precio demasiado bajo para
su marco de referencias. Por otro lado, la misma persona
analizará el valor de otro producto si lo considera excesi-
vamente caro. Un ejemplo típico son los palos de golf Big
Bertha de Callaway. Ely Calla way fijó a propósito un pre
cio altísimo para sus palos de golf cuando los lanzó al mer-
205
DE ENTRADA, DIGA NO
procedimientos judiciales
están regulados por nolegales
factores son una
quenegociación, yaver-
no afectan las que
daderas negociaciones, pero de cualquier modo mi argu-
mento se sostiene: la empresa tiene la capacidad de elevar
la factura del abogado independiente hasta límites inso-
portables, mientras que el abogado carece de esta capaci-
dad. En este sentido, no es una lucha equilibrada. (Digo
esto sin tomar postura en el polémico tema de la responsa-
bilidad civil.) Por tanto, algunas empresas de productos
para el público general adoptan la política de negarse a re-
solver las disputas legales. Prefieren pagar 100.000 dólares
206
DE ENTRADA, DIGA NO
208
El verdadero presupuesto y cómo elaborarlo
Tenía un no
Primero, problema.
entendíaEn realidad,
el precio teníanegociación
de esta dos problemas.
para
la parte vendedora, y segundo, no creía que me fuera a
dar otros 50.000 dólares. En consecuencia, y con el co
razón en la boca, me entrevisté con el vendedor y le
confesé de forma negativa que dos problemas graves
habían colapsado el acuerdo. Primero, era necesario in
vertir otros 50.000 dólares. Segundo, yo no podía pe
dirle que invirtiera más dinero. Su inversión de 200.000
200.000
había posibilitado la negociación hasta ahora, pero yo
no podía pedirle que pusiera otros 50.000. Lo que su
cedió a continuación me asombró. Sucedió muy rápida
mente. Simplemente me preguntó si esos 50.000 dólares
adicionales cerrarían de verdad el trato. Yo me sentía
tan emocionado que ni me di cuenta de que me hacía la
pregunta. Sólo le dije que sí. Él ni se
se inmutó, abrió el ca
jón del escritorio, sacó un gran talonario, me pasó el
cheque y me dijo que se sentía muy contento. ¡Había
previsto esa inversión extra! Me explicó que de no ha
cerlo, sus pérdidas serían más elevadas. Había invertido
mucho en la negociación y no quería que el acuerdo se
le fuera de entre las manos. Yo estaba perplejo. La noti
cia me abrió los ojos. El dinero ya invertido había he
cho tan valiosa la negociación que él no la podía dejar
escapar.
209
DE ENTRADA, DIGA NO
210
El verdadero presupuesto y cómo elaborarlo
EL PRESUPUESTO EMOCIONAL
211
DE ENTRADA, DIGA NO
do estaba a punto de aterrizar tras un salto formidable o la
celebración del equipo estadounidense de hockey de su in-
creíble victoria contra la escuadra soviética en los años 80
cuando Estados Unidos y la Unión Soviética eran enemigos
irreconciliables. Y cuando se trata de los partidos de fútbol
americano de mi hijo, vivo las emociones y el sufrimiento.
A los aficionados al deporte les gustan estas emociones ex-
tremas. Forman parte de la diversión. Para los negociado-
res, resultan peligrosas.
Persisto en mi hoja de cálculo original: el tiempo es lx,
la energía es 2x, el dinero es 3x y la emoción, 4x. Las emo-
ciones tienen un valor extremadamente alto en cualquier
negociación. El valor se dispara cuando interviene la pasión
o el sufrimiento emocional. La razón de que el dinero re-
presente la decisión más dura es que el dinero implica emo-
ción para la mayoría de nosotros. Supongo que existe gen-
te no interesada en el dinero, pero ¿los encontrará usted en
el mundo de los negocios?
El entusiasmo de ganar y el dolor de perder son las
dos emociones claves para usted y su contendiente. Los
equipos de negociación sumamente eficaces de las gran-
des empresas están entrenados para elevar el presupuesto
emocional —así como los otros dos presupuestos, natu-
ralmente— por medio de promesas, amenazas, peticiones
y fechas de entrega absurdas, imprevistos comentarios de
que el acuerdo es imposible y demás triquiñuelas. Pero us-
ted debe controlar sus necesidades, sus expectativas posi-
tivas y negativas, sus miedos, su ego, sus respuestas y sus
decisiones.y No
pérdidas puede esperar
ganancias porque ser capaz de controlar
es imposible. las
Sólo puede
controlar los medios para alcanzar el objetivo: siga dentro
de su sistema, controle su actividad, controle su compor-
tamiento. Ésa es la armadura que necesita. Al mismo
tiempo, cree necesidades, expectativas, miedos y proble-
mas del ego en el adversario a fin de aumentarle el valor
de la negociación.
212
215
DE ENTRADA, DIGA NO
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217
DE ENTRADA, DIGA NO
218
más hablará
—¿Quién al respecto?
le podría servir para tomar la de decisión?
—¿A quién debemos invitar para que apoye su deci
sión?
—¿ Quién se disgustaría
disgustaría o enfadaría si le hacemos sen
sen
tir excluido?
—¿Cómo se alcanzará esta decisión?
—¿ Cuándo será?
—iQué criterios y qué documentos son necesarios
para hacerlo?
219
DE ENTRADA, DIGA NO
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221
DE ENTRADA, DIGA NO
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DE ENTRADA, DIGA NO
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225
12
227
DE ENTRADA, DIGA NO
ciaciones
mendamente por su
medio de un orden
rendimiento. del díaesos
Asimismo, hará listados
crecer tre-
nos
ayudan a mantener el control emocional. En este sentido,
representan nuestra primera línea de defensa y nuestra
manera más segura de no desviarnos del rumbo propues-
to. No se puede dejar de subrayar la importancia que tie-
nen.
La preparación del orden del día es un espléndido
ejercicio en sí mismo, así como para probar su capacidad
de ver claramente la negociación y de asignar las priorida-
des. En una empresa con varios equipos de negociadores,
es fundamental que todos los miembros dé un equipo es-
tén al día y dispongan de un orden del día común para po-
der hablar como una sola voz en las distintas reuniones
con los adversarios. Si cinco miembros que usan el mismo
orden del día vuelven con cinco respuestas drásticamente
distintas de sus oponentes, lo mejor será que estudien en
el acto dónde están las discrepancias. ¿Están los miembros
del otro equipo en la misma página o tratan de confundir?
Es necesario saberlo. Por su parte, si su equipo tiene difi-
cultades para elaborar órdenes del día explícitos, entonces
también está teniendo problemas con la misión y el pro-
pósito o con desconectar o con dibujar el padecimiento o
con los presupuestos o con una combinación de todos es-
tos factores.
En lo referido a la misión y el propósito, los órdenes
del día del sistema Camp son distintos a los usados por la
mayoría de los negociadores y de la gente de negocios. El
típico orden del día presenta listas de temas a ser discuti-
dos, a menudo sin seguir un orden especial. Incluso si hay
un orden, sabemos lo que normalmente sucede: se lo des-
carta de algún modo y se discute por libre. Como sucede
en tantasacaba
reunión reuniones
siendo de
un negocios, cuando no
frustrante ejercicio de hay orden,
pérdida de la
228
—Bill,
Nunca dije que
dije queleactuaría.
echaría un vistazo y lo he hecho.
229
DE ENTRADA, DIGA NO
230
1. Problemas.
2. Nuestro bagaje.
3. El bagaje de la otra parte.
4. Los deseos: lo que queremos.
Problemas
¿Qué son los «problemas»? Todos conocemos la respuesta
en un sentido general. Y aquí hablo en ese sentido. Un pro-
blema es todo lo que usted considere un problema. ¡Cual-
quier cosa! Incluso los imaginarios, no reales. ¿Cómo pue-
de ser válido un problema que es fruto de la imaginación?
Si se lo cree la otra parte, está en el aire y allí hay que lidiar
con él. Por tanto, si el adversario siente que tiene un pro-
blema, usted debe verlo como tal aunque no crea que se tra-
te de un problema.
¿Puedo ser más específico? Sin duda. Su empresa solía
tener la reputación de que sus servicios dejaban que de-
sear. Se han corregido los inconvenientes, tai como hoy sa-
ben todos los actuales clientes. Pero esta negociación es
231
DE ENTRADA, DIGA NO
tupendo. ¿De
prestaría qué banco?...
el dinero antes deOh, ya veo.
firmar El bancoAh,
el cheque... le
¿Lo pediría a cualquier banco con el que tuviese
crédito? Interesante.
jor tecnología
nuestra y les impida a ellos el acceso a
mejor tecnología.
• Nos están
están llegando
llegando instrucciones
instrucciones contradictorias
contradictorias de
diferentes departamentos de su empresa.
DE ENTRADA, DIGA NO
• Su producto
producto es sensacional, pero siempre ha sido
muy caro para nosotros. Tenemos esta actitud ne-
gativa.
234
Tenga un orden del día y trabájelo
Algunos
mejantes nuevos clientes
entren de se el
lleno en sorprenden
orden del de
día.que temas
Creen quese-
el
orden del día sólo se ocupa de los grandes puntos finales:
precio por unidad, fechas de entrega y lo demás. Pueden
ver los «problemas» después de pensárselo, pero ¿ba-
gajes?
Mi respuesta es que los órdenes del día, grandes y
pequeños, deben abarcar todo lo que afectará de forma
significativa el logro de un acuerdo. El bagaje entra indu-
dablemente en esa categoría.
Al sacar el bagaje a colación, ¿acaso no estamos ha-
ciendo suposiciones y no se desprende de lo anteriormen-
te dicho que debemos evitarlas? Una astuta pregunta. El
bagaje es la única zona en la que se pueden ha cer suposi-
suposi -
ciones sobre el adversario basándose en su propia expe-
riencia con otros rivales y en cómo ellos lo perciben a us-
ted. Tiene que interponer la historia personal; el bagaje es
una suposición hecha con cierta base. Y si usted no puede
hacer ninguna suposición, debe esforzarse por hacerla.
Tal vez puede resultarle difícil hacerlo, pero más debe te-
235
DE ENTRADA, DIGA NO
236
Tenga un orden del día y trabájelo
237
DE ENTRADA, DIGA NO
Si Betty ya ha pasado por otras experiencias de
prejuicio de género como es el caso, lo que debe hacer
sin pensárselo dos veces es poner el asunto sobre el ta
pete.
238
• Nuestras entregas
entregas de sistemas se han retrasado sis-
temáticamente.
Deseos
239
DE ENTRADA, DIGA NO
dos. Llámeme
—Seguro, para entonces.
John, hablamos en unas semanas.
240
—Nadie más.es
—John, esto Ese
lo sería
ser
queíame
el grupo.
gustaría hacer. He escrito la
idea y me gustaría mostrársela. Si a usted le parece
bien, luego se la podríamos mostrar juntos al abo
gado y al asesor. Por supuesto,
supuesto, si a ellos no les gus
ta, lo dejamos y aquí no ha pasado nada. ¿De
acuerdo?
241
DE ENTRADA, DIGA NO
242
• Queremos que
que su empresa entienda que la nuestra
está comprometida con su éxito.
• Queremos conocer su reacción a nuestra sugerencia
de cambiar la escala de tarifas.
• Queremos todo
todo su apoyo a nuestros programas.
243
DE ENTRADA, DIGA NO
244
• Queremos saber
saber si usted entiende
entiende o no que nues-
tra empresa se compromete a que ustedes logren el
éxito.
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DE ENTRADA, DIGA NO
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SUFICIENTE
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DE ENTRADA, DIGA NO
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251
DE ENTRADA, DIGA NO
usted la hace,
hace, le muestra todas
todas sus cartas y ¿qué ha logrado
logrado
realmente? No acepte mis palabras como una cuestión de
fe. Piense honestamente en su propia experiencia y estoy se
guro de que estará de acuerdo conmigo en que las negocia
cioness e fectivas
cione fectivas t al vez hayan sobrevivido a una presenta
ción, pero nunca la necesitaron de verdad.
invitó a esta
nosotros. Y a reunión. Debe saber
mí me gustaría tener de
algún
qué interés
se trata.en
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SI USTED INSISTE
siones.ySi
cartas la hace
siendo ante subalternos,
indiscreto de forma está mostrando
absurda. todas sus
En segundo lu-
gar, debe tener un orden del día negociado previamente. El
adversario debe tener conocimiento de lo que contendrá y
no contendrá la presentación. Debe ser consciente de que
será la hora del «sí» o el «no» definitivo.
definitivo. Después de la ne-
gociación, no se permitirá un «quizá». Asegúrese de que este
acuerdo está negociado en el orden del día. De no ser así,
¿qué hará usted cuando escuche el aterrador «quizá»? Por
último —y espero que a esta altura del libro no haya necesi-
dad de insistir en este punto—, esté siempre presente en el
mundo del adversario. De acuerdo, usted les está diciendo
cosas y no permite que las vean debido a la misma naturale-
za de la presentación, pero al menos dígales cosas acerca de
lo que lleva adelante la negociación. Presente únicamente la
información referida al padecimiento de su adversario, o
a lo que sepa del mismo, que probablemente
probablemente no será mucho
porque de otra manera y en primer lugar no estaría hacien-
do la presentación.
Resista la tentación de explayarse demasiado. Aténga-
se a lo que puede interesarle a la otra parte . Si intenta
intenta ven-
der una casa con un hermoso jardín y el comprador no ha
demostrado el menor interés en el mismo, evite la tentación
253
DE ENTRADA, DIGA NO
solución es hacer«¿Cómo
cada entrenador: la pregunta
evalúaque estea un
usted estudiante hizo
jugador?» ¿Noa
se trat a acaso de una muestra de mero sentido común? Sí.
Pero ¿se hace normalmente? No. Nuestro
N uestro protagonista des-
cubrió que la respuesta variaba de entrenador en entrena-
dor y que a menudo era sumamente limitada. Uno estaba
interesado principalmente en la capacidad de realizar saltos
verticales; otro, en la velocidad; otro, en la fortaleza física.
Un entrenador no aceptaba a ningún defensa que midiera
menos de metro setenta y cinco; otro, ningún jugador de
ninguna posición por debajo de esa altura. En cualquier
caso, ningún entrenador dijo: «Envíeme una película de sus
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nador, noque
decidido en su propio
ellos mundo.
querían Leslomostró
ver, no él había
lo queque
que pensaba ellos
querían ver o lo que él quería ver de sí mismo. Esa postura
requirió mucha disciplina y mucho trabajo.
En suma, si usted insiste en hacer una presentación for-
mal o si un adversario conservador y receloso le obliga a
hacerla, entonces hágala bien. No se salga del sistema. Es
perfectamente correcto lucirse con gráficos, elementos de
multimedia y todo lo que ofrece Power Point y otros pro-
gramas de software, pero nada de esto funcionará si usted
espera que le hagan todo el trabajo. Si su presentación de
alta tecnología no está dirigida a la visión y al padecimien-
to del adversario, usted estará tirando los gigabytes al cubo
de la basura. (Y si ha negociado bien hasta este punto, tam-
bién los estará dilapidando, porque no los necesitará de
verdad.)
LA SIGUIENTE NEGOCIACIÓN
¿Qué es el paso preparatorio de fin de tarea? Es un recor-
datorio de que su trabajo en esta sesión de negociación no
ha terminado hasta que establece un puente para la si-
guiente sesión por medio de un «qué es lo siguiente» en el
orden del día o hasta que diseña una forma de salir de la ne-
gociación para siempre. El paso preparatorio va de la mano
con «qué pasa a continuación» para certificar que la nego-
ciación está organizada y ajustada. En la de NetWork que
hemos analizado en varias oportunidades, el presidente ex-
puso el problema y le comunicó al adversario lo que quería
—para que la otra empresa propusiera una solución— y
luego dijo: «En cuanto nos ofrezcan una solución, estare-
mos encantados de discutirla cara a cara. Con veinticuatro
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DE ENTRADA, DIGA NO
bramos
tipo unas
u otro, quinientasmininegociaciones
incluyendo reuniones de negociación
por correo de un
elec-
trónico. Se trató de una situación sumamente complicada.
Puestas sobre papel, las negociaciones dentro de la nego-
ciación parecerían una inmensa tela de araña. Sin embargo,
de hecho todas estas distintas piezas cuadraban perfecta-
mente gracias a los órdenes del día y a los diligentes pasos
preparatorios. No se dio por acabado ningún mensaje elec-
trónico ni llamada telefónica sin dejar atado el próximo
mensaje o la próxima llamada telefónica. El resultado final
es que Bonanza ahora goza de una relación especial con la
multinacional. (Con muchas multinacionales, las alianzas
de esta naturaleza carecen de sentido o son incluso peligro-
sas. En este caso, no fue así.)
No sólo su trabajo no ha terminado después de las se-
siones negociadoras ni después de que el acuerdo
acuerdo haya sido
firmado, sellado y puesto en marcha. El contrato firmado
es una decisión más, ¿verdad? Los contratos se rompen
constantemente. Pero lo más importante es que los contra-
tos casi por definición entrañan futuras responsabilidades
para ambas partes. Los acuerdos
acuerdos se firman para hacer algo.
Algún producto o servicio ha sido entregado o intercam-
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biado o vendido por una u otra parte, o por las dos. Algo
tiene que funcionar correctamente. Algo está garantizado.
Por tanto, levante la copa, faltaba más, pero no baje la
guardia. Esté listo para seguir negociando. Tal como ha de
mostrado lalahistoria
conservar demasiadas
paz es mucho más veces en el último
importante milenio,
y normalmente
mucho más difícil que firmar un acuerdo de paz. Ése es el
contenido real del paso preparatorio.
También lo es cuando se trata de cerrar la negociación
sin acuerdo. Sucede en venta directa y sucede en propuestas
multimillonarias de fusión. Usted dispone de un presupues
to, de una misión y de un propósito,
propósito, pero la negociación no
va a ninguna parte. Finalmente, usted lo ve claro. Decide
que ha llegado la hora de retirarse. Cuando esto pasa, re
comiendo unas palabras tranquilas y templadas como
«Gracias, pero no. Quizá la próxima vez». En mi opinión,
esta despedida es mucho más efectiva que quemar las na
ves. Detesto que mis clientes quemen las naves por más in
dignados que se sientan. Por un lado, revela un estado de
necesidad. No tendrían la tentación de quemar las naves si
no hubieran hecho una cuantiosa inversión emocional. Por
otro, ¿quién sabe lo que puede pasar en el futuro? Después
de todo, los cambios
cambios de opinión o de criterios son imprevi
sibles. Simplemente no veo ninguna ventaja en quemar las
naves en una especie de autojustificación a corto plazo. Y
esa clase de necesidad no es válida en mi sistema.
Una última historia sobre el valor del paso preparato
rio, un poco larga
larga pero instructiva. Eric, uno de mis prime
ros estudiantes y un fracaso en la universidad, trabajaba
como su padre en el ámbito de los seguros de vida, un au
téntico semillero de
de negociadores. Uno de los primeros in
tentos de Eric de colocar una póliza fue con una señora ma
yor que vivía en una residencia de la tercera edad. Averiguó
su padecimiento —tenía trescientos mil dólares deposita
dos en un banco—; la ayudó a ver ese padecimiento —po
día mejorar mucho su situación— y contaba con un presu-
DE ENTRADA, DIGA NO
pico
el de unde
cierre jefe
la de ventas, insistió
operación. en ir con Eric
De inmediato, Eric anegoció
asistirloun
en
acuerdo especial con su jefe. Podía asistir, pero sólo si man-
tenía la boca cerrada . No sabía na da del sistema de nego-
ciación de Eric y podía echar por tierra el acuerdo.
La negociación dio comienzo tal como estaba previsto
y fue extraordinariamente bien entre nuestro protagonista
de diecinueve años y su adversaria de sesenta y siete. Ella
decidió dar a Eric tres cheques de 100.000 dólares cada
uno. En ese instante, Eric puso en marcha lo que exigía ha-
cer el paso preparatorio, el «Nunca cierre» y la técnica de
nutrir y de 3+: volvió a pasar los tres cheques por la super-
ficie de la mesa en dirección de la señora y le preguntó,
«¿Está usted segura de que es lo que quiere hacer? No quie-
ro que lo haga a menos que esté segura que lo quiere ha-
cer». Le dio a la cliente todas las oportunidades del mundo
para decir «no». Como era de prever; el jefe de ventas trató
de intervenir, pero Eric le propinó un puntapié por deba-
jo de la mesa.
Ahora escuchemos a Eric tal como él me contó la his-
toria.
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14
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DE ENTRADA, DIGA NO
262
State
ted y a «compensar»
debe cuantos había atratado en su ya
los demás, vida:
queen
noeste
lesmundo, us
puede de
volver lo suficiente. Hayes, con las rosas distribuidas en los
hospitales el mismo día de la gran victoria, estaba compen
sando. {Cadena de favores fue el título de una película del
2000 que combinaba esta idea con la de la cadena de cartas.)
¿Recuerda lo que sentía cuando de niño recibía rega
los? Se sentía encantado. Pero por más encantado que se
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DE ENTRADA, DIGA NO
Católica
sarios de España
a Colón para compensó cuando
que explorara dio los fondos
lo desconocido hacenece-
más
de quinientos años. Un anciano de Iowa, el propietario de
un gran almacén de granos, compensó cuando le dijo a un
joven que trabajaba en una gasolinera que le pagaría los es-
tudios universitarios si prometía trabajar duro. Eso sucedió
durante la Gran Depresión. Sin esa asistencia, lo más pro-
bable es que el joven hubiera seguido en la gasolinera. Con
esa ayuda, Roy M. Kottman estudió en la universidad de
Iowa, con el tiempo se convirtió en el decano de Agricultu-
ra de Ohio State y tuvo un papel destacado en el desarrollo
de los híbridos de maíz que multiplicaron las cosechas y
contribuyeron a alimentar el mundo.
No hay nada nuevo en estas palabras. El E l contexto pue-
de resultar inusitado, pero estoy hablando de sabiduría mi-
lenaria. El éxito requiere autoestima. A fin de construir la
autoestima, sólo se necesita empezar por la compensación,
la compensación efectiva, a cada oportunidad con su fami-
lia y los amigos, en el lugar de trabajo, en la comunidad, en
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región
la reina,delesas
lagotierras
Muskoka,
nuncaenhabían
Ontario,
sidoCanadá. Antes
propiedad de
de un
hombre blanco. Los primeros canadienses se las habían
apropiado me diante un tratado. Mi padre hizo una oferta a
ciegas por un lote en el lago Go Home; para alegría de la fa-
milia, la oferta fue aceptada. En la primera visita a nuestra
nueva propiedad, mi padre conoció a un viejo trampero y
cazador llamado Joe Bolier. Joe empezaba a construir caba-
ñas de madera para que los recién llegados pasaran los ve-
ranos cerca del lago. Tenía una pequeña cuadrilla de traba-
jadores locales. Asimismo, abrió un centro comercial para
la región. Papá y Joe negociaron la nueva cabaña y el acuer-
do se selló
selló con un apretón de manos. No hubo nada
nada por es-
crito. La cabaña estaría lista para nuestra llegada el verano
siguiente.
A la fecha prevista, llegamos con muebles viejos y otros
enseres para vestir nuestro hogar de verano. Joe vino a sa-
ludarnos y quiso saber si papá estaba satisfecho con el tra-
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DE ENTRADA, DIGA NO
hastaMi
el padre
últimono aspiraba
dólar a lanegociación.
en cada autosatisfacción de arrancar
Pretendía que el
valor fuera justo. Si sabía que obtendría ese valor, se ale-
graba de pagar ese precio. Yo soy igual. Pagar el precio jus-
to y justificado me otorga el derecho a pedir el precio justo
y justificado. En este mundo, normalmente conseguimos lo
que pagamos, recuerde. Lo mismo sucede con la autoesti-
ma y el amor propio.
266
Conclusión
¡Hay que bailar con el tigre!
Treinta y tres reglas para recordar
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DE ENTRADA, DIGA NO
268
Conclusión
Practique
muéstrese e l efecto
un poco Colombo
inquieto: no leen una situación
funciona inocuano
el bolígrafo, y
tiene papel, lo que sea.
Cuando
Cuand o vea que está hablando
ha blando demasiado
dema siado,, trate de re-
vertir la situación con una pregunta con locución interro-
gativa: «Bueno, suficiente por mi parte. ¿Y cómo ve usted
las cosas?»
Al día siguiente o a la semana siguiente, marque una
serie diferente de reglas y así sucesivamente. Combínelas,
porque todas se interrelacionan. En este periodo de «prue-
ba», no deberá poner necesariamente estas actividades en
un amplio contexto. Lo único que debe hacer es tratar de
convencerse de que funcionan. Conseguirá dos objetivos:
sentirse cómodo con ellas y constatar que funcionan. Ob-
tendrá más puntos a favor que en contra.
¿Por qué? Estará implementando objetivos válidos de
comportamiento y de actividad que usted puede controlar.
Estar pendiente de las necesidades, hacer buenas preguntas,
no sentirse bien del todo, decir «no» y pedir que le contes-
ten con un «no», desconectarse o poner su mente en blan-
co. Son todos objetivos vá lidos. En el capí tulo 5 mencioné
la comprobación diaria que hacían mis clientes para com-
probar hasta qué punto sus propios comportamientos y
emociones afectaban el proceso negociador. Esa evaluación
crítica de esos objetivos nos ayudan a identificar nuestras
debilidades, a trabajar con nuestros puntos fuertes y a de-
sarrollar la autoestima. También nos ayudan a ser cons-
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DE ENTRADA, DIGA NO
270
Conclusión
271
DE ENTRADA, DIGA NO
272
Conclusión
depende
ral. de cuánto
Lo único que séesfuerzo le pongacada
es lo siguiente: y dedía
suque
talento
pase,natu-
us-
ted integrará más mi sistema y tendrá más confianza en
que funciona y conocerá mejor cómo y por qué funciona.
Cada día será un mejor negociador que el día anterior, y
un día, por primera vez en su vida en el mundo de los ne
gocios, empezará a rendir a un nivel que se acerca a su po-
tencial.
Se lo garantizo.