Migraciones

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GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS

Acerca de la temática
El término migración refiere al acto de salir de un Estado con el propósito
de asentarse en otro, independientemente de los motivos que conlleven a hacerlo.
Asimismo, se denomina migración forzada cuando una persona puede verse o
sentirse obligada a salir de su país por poseer temor, porque su seguridad o su
libertad se vieron en peligro, por ser víctima de la violencia generalizada o de
un conflicto armado, etcétera.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece, en su artículo
13, que toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia
en el territorio de un Estado, así como a salir de cualquier país, incluso del
propio, y a regresar a su país.
En la actualidad, según el último relevamiento de Naciones Unidas, el número
de migrantes ascendió a 272 millones en todo el mundo –48% de mujeres–
frente a los 258 millones de 2017. Del total, se estima que 164 millones son traba-
jadoras y trabajadores migrantes y 38 millones son niños, niñas y adolescentes.
Argentina es uno de los países de la región que, junto a Uruguay y Ecuador,
posee un marco legal que garantiza el derecho a la migración y que promueve
una mirada positiva de las migraciones.
En este sentido, el artículo 14 de la Constitución Nacional garantiza a todas
y todos los habitantes de la Nación los derechos a trabajar y ejercer toda industria
lícita; navegar y comerciar; peticionar a las autoridades; entrar, permanecer, transitar
y salir del territorio argentino; publicar sus ideas por la prensa sin censura previa;
usar y disponer de su propiedad; asociarse con fines útiles; profesar libremente
su culto; y enseñar y aprender. De igual manera, el artículo 20 establece que
“los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles
del ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes
raíces, comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente
su culto; testar y casarse conforme a las leyes. No están obligados a admitir
la ciudadanía, ni a pagar contribuciones forzosas extraordinarias. Obtienen
nacionalización residiendo dos años continuos en la Nación; pero la autoridad
puede acortar este término a favor del que lo solicite, alegando y probando servicios
a la República”.
Por su parte, la Ley de Migraciones Nº 25.871 reconoce y garantiza el
derecho a migrar y señala que constituye un derecho esencial e inalienable al
que se le aplican los principios de los derechos humanos (universalidad, interde-
pendencia, indivisibilidad, no discriminación, pro homine, razonabilidad, no
regresividad). Asimismo, la ley reconoce a las personas migrantes –en igualdad
de condiciones con quienes nacieron en Argentina– el acceso a los derechos fun-
damentales como salud, educación, vivienda, trabajo, empleo, seguridad social,
servicios sociales, bienes públicos y acceso a la justicia.
En la actualidad, se estima que en Argentina residen 2,2 millones de personas
migrantes internacionales. No obstante, a pesar del marco legal vigente que
reconoce sus derechos y garantías específicas, estas personas suelen encontrar
serias dificultades en el acceso a sus derechos y, en muchos casos, conforman
un grupo social vulnerado y estigmatizado social, política y mediáticamente.

Hacia un tratamiento responsable sobre las Migraciones


Los medios de comunicación audiovisual desempeñan un papel significativo
en la sociedad actual y ejercen una fuerte influencia sobre las actitudes, creencias
y comportamientos de la comunidad, ya que juegan un rol importante en la
dinámica de los procesos sociales y en las representaciones culturales. Debido
a esa influencia, los medios también pueden ser protagonistas activos en la
difusión responsable de problemáticas y cuestiones que interpelan a la sensibilidad
de la opinión pública.
Desde el Observatorio de la Discriminación en Radio y TV, entendemos que
la comunicación constituye una herramienta para el cambio y la integración
social. La capacitación y la disponibilidad de herramientas y recursos para
comunicadoras y comunicadores pueden producir un impacto en la cantidad y
calidad de las informaciones que se generan.
Por esa razón, y con el objetivo de consensar buenas prácticas periodísticas,
ponemos a consideración de los emisores las siguientes recomendaciones para
el tratamiento mediático de casos relacionados con las migraciones y los derechos
de las personas migrantes.
• Asumir el papel de los medios como instituciones socializadoras. Se
recomienda abordar la inmigración como una realidad presente en nuestra
sociedad y así buscar su normalización.
• Enfocar la inmigración como tema, no como problema.
• Enfatizar el derecho a la igualdad de todas las personas. Comprender que
las personas migrantes son sujetos de derechos que forman parte de la vida
política, cultural, económica y social de Argentina, con la finalidad de contrar-
restar los estereotipos que suelen orientarse sobre las personas nacidas en
otros países.
• Evitar aludir a la nacionalidad de las personas si no constituye un dato relevante
para la temática que se desarrolla.
• Situarnos desde la historia como integrantes de un continente con identidad
propia (América Latina) y una rica afluencia de corrientes migratorias (espe-
cialmente, pero no solamente, europeas) que son parte de nuestro acervo
histórico y cultural, y al cual pertenecemos.
• Valorizar la diversidad cultural de nuestra sociedad y, en particular, el
aporte que realiza la población migrante.
• Promover y difundir la Ley de Migraciones Nº 25.871, herramienta funda-
mental para la integración de los colectivos migrantes y su reconocimiento
igualitario por parte del Estado.
• Propiciar coberturas periodísticas inclusivas, que desnaturalicen el
supuesto que niega la existencia y legitimidad histórica y contemporánea
de las y los migrantes como parte de la sociedad.
• Contribuir de manera crítica y reflexiva a desarticular los prejuicios y
estereotipos que recaen sobre las personas migrantes.
• Referirse a “personas en situación migratoria irregular” cuando estas no
cuenten con la regularización del trámite de radicación y evitar el uso del
vocablo “ilegales”, ya que reproduce un sentido criminalizante sobre las y
los migrantes que no concretaron su trámite de radicación.
• Entender que el concepto de “raza” se encuentra íntimamente relacionado
con las divisiones sociales segregacionistas, que tienden a avalar la desigual-
dad, la discriminación y la xenofobia.
• Evitar la asociación de rasgos fenotípicos con categorías nacionales, así
como la generalización de esas categorías con prácticas cultural y jurídica-
mente negativas.
• Desnaturalizar de manera reflexiva y crítica la criminalización y victimización
de las personas migrantes, para desterrar todo sentido discriminatorio
y promover una ciudadanía más inclusiva.
• Recurrir a fuentes de información diversas y rigurosas de las propias comuni-
dades migrantes, de organismos oficiales, de organizaciones sociales y de
derechos humanos, y del ámbito académico.
• Fomentar el uso de imágenes y discursos inclusivos de las personas
migrantes. Se recomienda el tratamiento crítico respecto de aquellos discursos
estigmatizantes por el solo hecho de ser migrantes, y utilizar para ello normati-
vas, fuentes y datos rigurosos sobre las migraciones en nuestro país.

Fuentes de consulta
Harresiak Apurtuz, ONG de Euskadi de Apoyo a Inmigrantes. “Inmigración y
Medios de Comunicación. Manual recopilatorio de buenas prácticas periodísticas”.
Texto completo.
Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
“Manual de comunicación inclusiva. Buenas prácticas para comunicadores y
comunicadoras. Personas migrantes”. Texto completo.
Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia. “Guía práctica para los
profesionales de los medios de comunicación: tratamiento mediático de la
inmigración”. Texto completo.

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