SEMANA 1 Aspectos Generales de La Evaluación Del Niño
SEMANA 1 Aspectos Generales de La Evaluación Del Niño
SEMANA 1 Aspectos Generales de La Evaluación Del Niño
Motivo de Consulta:
Los motivos por los que se lleva a un niño a consulta con un especialista de la salud mental son
múltiples y muy variados; por lo general, son los padres quienes solicitan una evaluación para su
hijo porque identifican en él algo que consideran un “síntoma anormal”, o porque alguna otra
persona, por ejemplo, una maestra o autoridad en la escuela, les señala que el pequeño tiene
problemas.
En la actualidad, se ha puesto muy de moda en las escuelas que cuando un niño no aprende o
tiene problemas de conducta, se le canaliza de inmediato al psicólogo, lo que es adecuado en
ocasiones, pero en otras es posible que la maestra o los métodos de enseñanza sean los que estén
fallando, o bien algún otro factor que no sea de origen psicológico.
Los padres que son enviados al psicólogo por este tipo de problemas en sus hijos, pueden
presentar una diversidad de reacciones que el profesional debe considerar.
1. Es probable que, en muchas ocasiones, los padres vayan angustiados o reticentes pues
temen descubrir que la falla no es del niño sino de ellos mismos.
2. a veces incluso prefieren descubrir que existe alguna causa de naturaleza orgánica, como
un daño neurológico, porque esto les permite aliviar la culpa que les genera su
participación en la “falla” de su hijos o bien desligarse del problema.
3. En otras ocasiones, los progenitores buscan que alguien se haga cargo del problema del
niño, que lo vea dos o tres veces por semana, pero sin que ellos tengan que participar
Existen otras razones por las que los padres llevan a sus hijos a evaluación psicológica, por
ejemplo, porque se trata de un niño sumamente berrinchudo o inquieto al que la madre no puede
controlar. En esos casos, hay que evaluar si el problema es del pequeño o de la madre.
Muchas veces, los padres utilizan a sus hijos como un pretexto para pedir ayuda para sí mismos y
el psicólogo debe identificar esto. No hay que perder de vista que cada caso es diferente, el
manejo de cada situación requiere de mucho cuidado y preparación por parte del profesional. Lo
que funciona con algunas personas, con otras no y esto hace que el trabajo clínico sea muy
complicado.
Hay padres que muestran otro tipo de expectativas al solicitar una evaluación psicológica, como,
por ejemplo, cuando han acudido ya con otros especialistas, quienes han hecho un diagnóstico y
han indicado un tratamiento que a ellos no les parece, entonces buscan que el psicólogo les diga
algo que les agrade más.
Al trabajar con niños siempre debe tenerse en cuenta que los síntomas del niño casi siempre sean
un reflejo del conflicto de y entre los padres. Esto plantea que no es posible hacer una evaluación
del niño sin valorar la situación y la dinámica familia. Es por esto que la primera labor del psicólogo
que trabaja con niños podría consistir en hacerles ver a los padres que tienen que involucrarse y
participar en el tratamiento de sus hijos, pues implica que no se puede trabajar con los niños sin
trabajar con los padres, quienes pueden estar dispuestos a llevar al especialista a su hijo, pero no a
involucrarse en el tratamiento.
La obligación del psicólogo es lograr una comprensión “objetiva” de la situación; concuerde ésta o
no con las expectativas de los padres y proponer el tratamiento adecuado. Es claro que hay
ocasiones en que no se requiere tratamiento alguno, en ese caso es necesario orientar a los
padres en relación con el problema que plantean.
Para llevar a cabo una evaluación psicológica tiene que recurrirse a diferentes técnicas, una de las
principales es la entrevista, además de emplearse pruebas tanto psicométricas como proyectivas,
así como algunas pruebas neuropsicológicas.
Para hacer una interpretación adecuada, el psicólogo necesita conocer, además del manejo e
interpretación de los instrumentos que utiliza, las teorías y principios en los que éstos se basan, así
como para qué sirve cada una de esas técnicas. Las pruebas psicométricas, por ejemplo, se basan
en teorías de tipo factorial y sólo permiten ubicar a un sujeto en determinado lugar en relación
con un grupo. Se estructuran de tal manera que permiten poca variación en las respuestas. En
cambio, las pruebas proyectivas están poco estructuradas porque se trata de que el sujeto
proyecte sus características individuales. Suponen que mientras más vagos sean los estímulos más
pone el sujeto de sí mismo, pues tiene que estructurar más la respuesta con base en su
individualidad.
Una vez que el psicólogo ha utilizado en la clínica las diversas técnicas de las que dispone, podrá
evaluar la situación del niño llevado a consulta.
Después de que ha obtenido una serie de datos a través de las diferentes técnicas utilizadas,
tendrá entonces que integrarlos para lograr una “comprensión” objetiva.
TRANSFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA
Por muy diversas razones en la entrevista con el niño se presenta un juego de transferencias
mucho más complicado que el que se da con el adulto.
Esto sucede, en primer lugar, como ya se mencionó, porque el pequeño está inmerso dentro de
una situación triangular, de la que depende totalmente y, por tanto, en la entrevista con él no sólo
se expresa su transferencia hacia el entrevistador, sino también aquella de los padres hacia él
mismo.
El padre que va al psicólogo o terapeuta tiene muchas fantasías en relación con este profesional,
las cuales se manifestarán en la transferencia. La transferencia es un fenómeno regular en
cualquier tratamiento. El mecanismo de la transferencia es, por tanto, una “falsa conexión”, una
“asociación desacertada”.
En el trabajo con niños, el psicólogo necesariamente revive su propia infancia, la cual está
reprimida, esto hace que el trabajo sea más complicado que con los adultos, pues es posible que,
sin darse cuenta, el profesional trate de darle al niño lo que no le dieron sus padres a él, o lo que
hubiera querido que le dieran.
Podría ser también que por diversas razones el psicólogo se convierta en cómplice de los padres y
comprometa al niño en un tratamiento que no es necesario, ya sea, por razones
contratransferenciales o por necesidades económicas o de prestigio.
La entrevista es uno de los instrumentos indispensables para el psicólogo, como también quizá lo
sea para otros profesionales. La entrevista psicológica puede ser, atendiendo a su estructura, de
dos tipos fundamentales: abierta o cerrada.
Por otro lado, es necesario hacer una historia del padecimiento o del problema de la persona para
delimitar de qué se trata: ¿Desde cuándo tiene el problema? ¿A qué lo atribuye? Estas preguntas
relativamente sencillas, a veces la persona misma no se las ha formulado y hacerlo en la situación
de entrevista le puede permitir relacionar una serie de datos que ahí estaban, pero a los que no les
había atribuido un significado y ahora podrá dárselo.
Desde la primera entrevista deben establecerse algunas normas de las sesiones o del tratamiento.
Si se hace un estudio psicológico, por ejemplo, debe explicarse al paciente:
en qué consiste
si se cree necesario tener otras entrevistas con él, debe mencionarse el propósito de las
mismas, su duración y qué días se llevarán a cabo
Tanto en la primera entrevista como en las demás deben observarse y tomarse en cuenta los
aspectos no verbales de la misma, como son:
Cuando se trata de niños, la situación es diferente por completo, pues el niño no es autosuficiente
ni económica ni física ni emocionalmente. En este caso, por tanto, no solamente se le entrevista a
él, sino que es necesario entrevistar a los padres también, porque son ellos los que se
responsabilizarán de la situación, de hecho, el pequeño ni siquiera puede llegar solo al lugar de la
entrevista.
con quién duerme el niño, porque en muchas ocasiones los niños llevados a consulta
están participando de los conflictos sexuales de los padres; cuando duermen en la misma
cama que ellos, es posible que la madre lo utilice como un pretexto para evitar las
relaciones con su esposo. Otras veces, se propicia en el niño una actividad sexual precoz y,
en ocasiones, hasta perverso.
Otro aspecto que hay que observar en la entrevista con niños es si su comportamiento es
diferente cuando están los padres que cuando no están
Es conveniente observar en la entrevista cómo el niño se relaciona con la madre o el
padre y cómo se relacionan éstos entre sí, cuál de ellos es el que habla o a quién se da el
mayor crédito.
Es relevante también, cuando se trata a la familia completa, observar cómo se sientan sus
diferentes miembros.
Proceso de la entrevista
El niño no se expresa de la misma manera que el adulto. Es por ello que dentro de la misma
entrevista debe recurrirse a otras técnicas como el dibujo, la plastilina o los títeres.
En la entrevista con el niño, es importante observar cómo se relaciona el pequeño con nosotros y
cómo nos relacionamos con él, pues la respuesta que provoca en nosotros es la misma que en sus
padres o maestros.
No obstante, debe evitarse una actuación en función de la respuesta que provoca en nosotros y,
sobretodo, con base en los sentimientos que nos producen sus acciones.
Si se quiere trabajar con niños es necesario expresarse de tal manera que nos entiendan, esto es
ponerse a su altura; una de las virtudes de la técnica de Melanie Klein es hablarle al pequeño en
sus mismas palabras y jugar con él como si estuviera a su altura, volverse semejante en edad
durante el juego.
La observación es un recurso fundamental del que uno debe valerse durante todo el proceso de
evaluación psicológica, ésta se inicia desde que el niño, sus papás o persona(s) que lo acompañan
están en la sala de espera, en donde quizá, al no sentirse observados, se comporten de manera
más espontánea.
La ansiedad que el niño puede mostrar ante la entrevista, por lo común se debe a que se da
cuenta que se le lleva a consulta porque no está cumpliendo con las expectativas que sus padres
tienen de él, esto le causa angustia.
Cuando se aplican pruebas psicológicas, se requiere registrar las conductas que presenta
el niño durante su realización, observar la estabilidad de las mismas y, en caso de que
exista algún cambio, debe considerarse qué nueva conducta se presentó y en qué
momento.
Otro aspecto a tomar en cuenta durante la entrevista es el tipo de comunicación que el
niño establece. Ésta se da tanto de manera verbal como no verbal.
Para estimular la comunicación y lograr una mejor relación con el niño pueden emplearse
algunos recursos como son el juego y el dibujo. Erikson (citado por Hartley et al., 1965)
considera que el juego es la medida terapéutica más natural que proporciona la infancia.
El niño lo utiliza para compensar derrotas, sufrimientos y frustraciones, el niño puede
convertir un suceso desagradable en juego, porque así tiene dominio sobre él, de igual
manera, un suceso aterrador puede convertirse en el contenido del juego
No sólo hay que conocer la historia del niño y la dinámica familiar, sino también es
necesario saber acerca de la infancia de los padres y su familia de origen, ya que estas
primeras experiencias pueden repercutir actualmente dentro de la dinámica familiar.
Desde la perspectiva del desarrollo, la información que se busca obtener es sobre los
factores genéticos y la interacción del ambiente sobre los factores biológicos que
pudieran afectar el desarrollo del niño.
La perspectiva del desarrollo normativa se enfoca en evaluar si la conducta de menor es
similar a la de otros niños de la misma edad y del mismo género sexual. Evalúa el nivel del
desarrollo del niño en áreas como lenguaje, habilidad motora, social y de autoayuda.
Por su parte la perspectiva conductual enfatiza en la entrevista el que los padres ofrezcan
ejemplos concretos de la conducta problema y se les pide que en lo posible que sean muy
específicos en señalar los pensamientos, sentimientos y acciones que suceden cuando se
presenta dicha conducta.
Sattler (1998), propone usar una batería multimodal en la evaluación infantil, que puede ayudar a:
• Determinar fortalezas y debilidades de los niños y los padres
• Entender la naturaleza del síntoma y qué tanto éste impide la funcionalidad del niño
• Evaluar qué tanto el menor se encuentra en riesgo de presentar psicopatología u
otro tipo de trastorno conductual
• Determinar las condiciones que inhiben al niño para desarrollar habilidades apropiadas,
o bien que mantienen la conducta problema
• Proveer la información base en el establecimiento de un programa de intervención
Proporcionar una guía útil que ayude al terapeuta a seleccionar la intervención clínico o
educacional adecuada para ese niño en particular
Evaluar los cambios que se den durante el tratamiento tanto en los niños como con sus
padres o cuidadores
Medir el impacto de la intervención en programas instruccionales
Algunas de las reacciones emocionales más frecuentes de los niños frente a una pérdida o
cualquier otra situación traumática son: ansiedad, dificultades en el sueño, tristeza, enojo y
tendencia al acting out, culpa, autorreproches, problemas escolares y quejas somáticas. En estos
casos es esencial entrevistar a los padres y, en ocasiones, informarles sobre la naturaleza de estas
reacciones y cómo ellos, por querer evitar un dolor al niño, le impiden que elabore la
situación.
Una técnica útil en la evaluación de situaciones especiales es contar cuentos, ya que se le puede
pedir al niño que cuente una historia sobre algo que directa o indirectamente tenga que ver con la
situación traumática. En estas situaciones donde a veces el pequeño desea hablar sobre algo pero
le es sumamente doloroso, los dibujos son especialmente útiles.
En los casos de maltrato físico o de abuso sexual por parte de los padres, la contratransferencia
juega un papel muy importante, ya que estas situaciones pueden despertar en el psicólogo deseos
inconscientes de agresión, odio o rechazo hacia los padres, lo cual no hace sino complicar la
situación, pues un niño, aunque lo maltrate, quiere a su padre y es el único que tiene. El psicólogo
debe evitar el deseo de separar al padre del menor sólo porque a él le desagrade el progenitor.
En este tipo de situaciones es recomendable que el psicólogo no trabaje solo, puede hacerlo con
otra persona o al menos tener un grupo de apoyo para discutir estos casos.