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B1BLI0TECA NACIONAL DE CHILE
Seccion OoueM
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Registro Seaco
O
Registro Notis.
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O B /? A S SELECTAS — VOLUME N VI
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y o7
GABRIELA MISTRAL
PREMIO NOBEL DE LITERATURA
LAGAR
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EDITORIAL DEL PACIFICO S. A. SANTIAGO DE CHILE
LAGAR
por Gabriela Mistral
Durante alios, Gabriela Mistral se ha-
bia negado a publicarlibro un nuevo
con sus poemas mas recientes, de los
cuales algunos aparecian de tarde en
tarde en revistas de America. La gran
tragedia de vida, la que diera origen
su
a los "Sonetos de la Muerte
y al aire
dcsgarrado que sacude las pAginas de
Desolacion, se distanciaba en el recuer-
do y, en tanto, el gran drama colectivo
seguia desarrollAndose en torno. El estA
en el origen de no pocos de estos nue-
vos
poemas: Caida de Europn, Campedn
finlandes, Mujer de prisionero... En ellos
se vuclca la sensibilidad de la poetisa
(jQu6 inapropiado resulta este sustanti-
vo para Gabriela
Mistral!), conturbada
por el dolor ajeno como antes lo estu-
viera por el propio. Ha pasado el tiem-
po, el mundo ha cambiado. En el poe-
ma
que sirve de prdlogo a este nuevo
libro, en La Otra, la autora alude a un •
cambio: Una en mi matA; —yo no la
amaba.— Era la flor llameando —del
cactus dela montaua; —era aridez y fue-
go;— nunca se refrescaba.
En los poemas incluidos en este nue-
vo libro —cl primero
que Gabriela au-
toriza en mucho tiempo— los lectores de
Desolacion advertirAn, pues, un nuevo to-
no v una forma
poetica distinta, mAs des-
nuda y severa, que alcanza en veces una
clAsica y solemne pureza de lineas.
Prosiguiendo la publicacidn de las
Obras Selectas de Gabriela Mistral, la
Editorial Del Pacifico S. A. ha nume-
rado el presente volumen como el VI
de la colecci6n, dada su situacidn den-
tro de la cronologia de la obra total
de la autora. En el curso del ano se pu-
blicarAn los voltimenes intermedios en-
tre Desolacion y dste, de los cuales dos
seran dedicados a los escritos en prosa
de Gabriela Mistral, hasta hoy no reco-
pilados en libro. Asi ellos serAn una pri-
micia relativa. La que Lagar ofrece a sus
lectores es absoluta.
EDITORIAL DEL PACIFICO S. A.
Ahumada 57 — Casilla 3126 — Santiago
de Chile.
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GABRIELA MISTRAL
OBRAS SELECTAS
1
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Es propiedad. Derechos reservados.
Inscripcidn N<? 16800. Copyright by
Editorial Del Pacifico S. A. Ahumada 57,
Casilla 3126, Santiago de Chile.
IMPRESO Y HECHO EN CHILE
PRINTED AND MADE IN CHILE
EDITORIAL DEL PACIFICO S. A.
IMPRESORES
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O B R A S SELECTAS — V OLU MEN VI
GABRIELA MISTRAL
PREMIO NOBEL DE LITERATURA
LAGAR
EDITORIAL DEL PACIFICO S. A. SANTIAGO DE CHILE
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LA O T R A
Una en mi mate:
yo no la amaba.
Era la flor llameando
del cactus de montana;
era aridez y fuego;
nunca se refrescaba.
Piedra y cielo tenia
a
pies y a espaldas
y no bajaba nunca
a buscar "ojos de agua".
Donde hacia su siesta,
las hierbas se enroscaban
de aliento de su boca
y brasa de su cara.
En rapidas resinas
se endurecia su habla,
por no caer en linda
presa soltada.
Doblarse no sabia
la planta de montana,
y al costado de ella,
yo me doblaba...
9
La deje que muriese,
robandole mi entrana.
Se acabo como el aguila
que no es alimentada.
Sosego el aletazo,
se doblo, lacia,
y me cayo a la mano
su
pavesa acabada...
Por ella todavia
me
gimen sus hermanas,
y las gredas de fuego
al pasar me desgarran.
Cruzando yo les digo:
—Buscad por las quebradas
y haced con las arcillas
otra aguila abrasada.
Si podeis, entonces
no
;ay! olvidadla.
Yo la mate. Vosotras
tambien matadla!
1SIWU0T1GA N&CIOMAS
D E S V A R I O
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EL REP ART O
Si
me ponen al costado
la ciega de nacimiento,
le dire, bajo, bajit.o,
con la voz llena de
polvo:
—Hermann, toma mis ojos.
iOjos? ipara que preciso
arriba y llena de lumbres?
En mi Patria he de llevar
todo el cuerpo hecho pupila,
espejo devolvedor
ancha pupila sin parpados.
Ire yo a campo traviesa
con los
ojos en las manos
y las dos manos dichosas
deletreando lo no visto
nombrando lo adivinado.
Tome otra mis rodillas
si las suyas sequedaron
trabadas y empedernidas
por las nieves o la escarcha.
Otra tomeme los brazos
si es
que se los rebanaron.
Y otras tomen mis sentidos.
Con su sed y con su hambre.
Acabe asi, consumada
repartida como hogaza
y lanzada a sur o a norte
no sere nunca mas una.
Sera mi aligeramiento
como un apear de ramas
que me abajan y descargan
de mi misma, como de arbol.
I Ah, respiro, ay dulce pago,
vertical descendimiento!
ENCARGO A BLANCA
A Blanca Subercaseaux.
Yo no se sipodre venir.
A ver si te cumplo, hermana.
Llego, si vengo, en aire dulce
por no helarte la llanada
o en el filo de tu sueno
con amor, y sin palabra.
Empinate por si me cuesta
hallimosnos a media marcha,
y me llevas un poco de tierra
por que recuerde mi Posada.
No temas si bulto no Uevo
tampoco si llego mudada.
Y no llores si respondo
no te
porque mi culpa fue la palabra.
Pero dame la tuya, la tuya
que era como paloma posada.
guerra
CA1DA DE EUROPA
A Roger Caillois.
Ven, hermano, ven esta noche
a rezar con tu hermana que no tiene
hijo ni madre ni casta presente.
Es amargo rezar oyendo el eco
que un aire vano y un muro devuelven.
Ven, hermano o hermana, por los claros
del maizal antes que caiga el dia
demente y ciego, sin saber que pena
la que nunca pend y acribillada
de fuegos y ahogada de humareda
arde la Vieja Madre que nos tuvo
dentro de su olivar y de su viha.
Solamente la Gea americana
vive su noche con olor de trebol,
tomillo y mejorana y escuchando
el rumor de castores y
de martas
y la carrera azul de la chinchilla.
Tengo vergilenza de mi "Ave rendida
que apenas si revuela por mis hombros
o sube
y cae en gaviota alcanzada,
mientras la Madre en afliccion espera,
mirando fija un cielo de azabache
que juega a rebanarle la esperanza
y grita "No eres a la Vieja Noche.
Somos los hijos que a su Madre nombran,
sin saber a estas horas si es la misma
y con el mismo nombre nos responde,
o si mechados de metal
y fuego
arden sus miembros llamados Sicilia,
Flandes, la Normandia y la Campania.
Para la compuncion y la plegaria
bastan dos palmos de hierbas y de aire.
Hogaza, vino y fruta no acarreen
hasta en el dia de leticia y danza
y locos brazos que columpien ramos.
En esta noche, ni mesa punteada
de falerno feliz ni de amapolas;
tampoco el sollozar; tampoco el sueno.
CAMPEON FINLANDES
Campeon finlandes, estas tendido
en la relumbre de tu ultimoStadium,
rojo comoel faisan en su vida y su muerte,
de heridas pespunteado y apurado
gargola viva de tu propia sangre.
Has caido en las nieves de tu
infancia,
en filos azulados y en espejos acerrimos
diciendo ;no! hacia el Norte y el Este,
un ;no!
que aprieta los gajos de nieve,
endurece como diamantes los skies
y para el tanque como un jabali...
Nadador, pelotaris, corredor,
que te quemen el nornbre y te llamen "Finlandia
Benditos sean tu ultima pista,
el meridiano que tomo tu cuerpo
y el sol de medianoche, que te cedio el milagro.
Negaste al invasor el sorbo de tus lagos,
tus caminos y la hebra de tus renos,
el umbral de tu casa, el cubo de tu arena,
el arco-iris de las Virgenes de Cristo,
la bautizada frente de tus ninos.
Te miran tus quinientos lagos
que probaron tu cuerpo uno por uno.
Se empina, atarantada, por saberte, la morsa,
como cuando gritabas la Maraton ganada,
y dos renos te echan el humo del aliento
en dos pitones blancos que se hacen y deshacen...
Para que no te aullen, te bailen ni te befen
esta noche los tartaros dementes,
cuyas botas humean de nieve y tropelia,
las mujeres te conducimos como a un hijo,
alzamos la nonada de tu cuerpo
y vamos a quemarte en tus pinos del Norte.
No lloran ni las madres ni los
nihos,
ni aun el
hielo, en la Finlandia enjuta
como la Macabea,
que da sudor de sangre
y da de mamar sangre, pero no llora llanto;
y nosotras tampoco lloramos, atizando
el ruedo y los cogollos de tu hoguera.
La hoguera es alta como el trance, y arde
sin humo y sin ceniza, toda en fucsias y en dalias,
mientras suena el infierno de los tanques,
la frontera de metal, castahetea
su
y caen los aviones en sesgo de vergiienza...
Campeon finlandes, saltas ahora
mas hermoso que en todos tus Stadiums.
Subes y vas oreando tu sangre
con el rollo del viento
que te enjuga.
;Partes el cielo, ries y lloras
al abrazar a Judas Macabeo!
LA H UELL A
Del hombre fugitivo
solo tengo la huella,
el peso de su cuerpo
y el viento que lo lleva.
Ni senates ni nombre,
ni el pais ni la aldea;
solamente la concha
humeda de su huella;
solamente esta silaba
que recogio la arena
;y la Tierra —Veronica
que me lo balbucea!
Solamente la angustia
que apura su carrera;
los pulsos que lo rompen,
el soplo que jadea,
el sudor que lo luce
la encia con dentera
I y el viento seco y duro
que el lomo le golpea!
Y el espinal que salta,
la marisma que vuela,
la mata que lo esconde,
y el sol que lo confiesa,
la duna que lo ayuda,
la otra que lo entrega,
iy el pino que lo tumba,
y Dios que lo endereza!
Y su hija, la sangre,
que tras el lo vocea:
la huella, Dios mio,
la pintada huella:
el grito sin boca,
la huella la huella!
Su sehal la coman
las santas arenas.
Su huella tapenla
los perros de niebla.
Le tome de un salto
la noche que llega
su marca de hombre
dulce y tremenda.
Yo veo, yo cuento
las dos mil huellas.
;Voy corriendo, corriendo
la vieja Tierra,
rompiendo con la mia
su
pobre huella!
;0 me paro y la borran
mis locas trenzas,
o de bruces mi boca
lame la huella!
Pero la Tierra blanca
se vuelve eterna;
se
alarga inacabable
igual que la cadena;
se estira en una cobra
que el Dios Santo no quiebra
;y sigue hasta el termino
del mundo la huella!
HOSPITAL
Detras del muro encalado
que no deja pasar el soplo
y me ciega de su blancura,
arden fiebres que nunca toco,
brazos perdidos caen manando,
ojos marinos miran, ansiosos.
En sus lechos penan los hombres,
metales blancos bajo su forro,
y cada uno dice lo mismo
que yo, en la vaina de su sollozo.
Uno se muere con su mensaje
en el desuello del fruto mondo,
y mi oido iba a escucharlo
toda la noche, rostro con rostro.
Hacia el cristal de mi desvelo,
adonde baja lo
que ignoro,
caen dorsos
que no sujeto,
rollos de partos que no recojo,
y vienen carnes estrujadas
de lagares que no conozco.
Juntos estamos, segun las cartas,
oyendonos los chopos,
como
y mas distantes que Ghea y Sirio,
y el pobre coipo del faisan rojo.
Porque yo tengo y ellos tienen
muro yerto que vuelve el torso,
y no deja acudir los brazos,
ni se abre al amor deseoso.
El Celador costado bianco
nunca separte en grietas de olmo,
y aunque me cele como un hijo
no me consiente ir a los otros:
espalda lisa que me guarda
sin volteadura y sin escorzo.
El Sordo
quiere que vivamos
todos perdidos, juntos y solos,
sabiendonos y en nuestra busqueda,
en laberinto bianco
y redondo,
hoy al igual de ayer, lo mismo
que en un cuento de hombre beodo,
aunque suban, del otro canto
de la noche, cuellos ansiosos,
y me nombren la Desvariada,
el que hace sehas y el Nino loco.
BIBLIOTEjp NACIONAt,
SECCION CHIL1NA
JUGARRETAS
AYUDADORES
A Maria Fernanda de Melida
Mientras el nino se me duerme,
sin que lo sepa ni la tierra,
por ayudarme en acabarlo
sus cabellos hace la hierba,
sus deditos la palma-datil
y las unas la buena cera.
Los caracoles dan su oido
y la fresa roja su lengua,
y el arroyo le trae risas
y el monte le manda paciencias.
(Cosas deje sin acabar
y estoyconfusa y con vergiienza:
apenas sienes, apenas habla,
apenas bulto que le vean).
Los que acarrean van yvienen,
entran y salen por la puerta
trayendo orejitas de "cuye
y unos dientes de concha-perla.
Tres navidades y sera otro,
de los tobillos a la cabeza:
sera talludo, sera recto
como los pinos de la cuesta.
Y yoire entonces voceandolo
como una loca por los pueblos,
con un
pregon que van a oirme
las praderias y los cerros.
CA JITA DE PASAS
A Don Pedro Moral
El negro dejo a la puerta
la capita claveteada
que me coge y me retiene
en sus clavillos las faldas.
Llena de marcas, aturdida,
como oveja que desembarcan,
trae nombre y trae cifra
su costilla ensalmuerada.
Mas recta vino que el barco
por las olas insensatas,
entre dormida y despierta,
enjuta el agua amarga,
en
y paso por diez caletas
de ancla y gruas asustada...
Me ladestapo con tientos,
y con miedo de azorarla;
volteo el forro de mentas
que las ciega y embalsama
y con un grito levanto
a las treinta sofocadas...
Van saliendo los sartales
de abejas y de cigarras
con sollamo de diez soles
y enjutas, pero enmieladas.
Cepa mia vendimiaron
Ana y Rosa al sol dobladas.
En sarmientos lagarteando,
donde yo corte, cortaban,
y toparon con mis dedos
de nina entre la marana...
Los que llegan palpan todo
y se quedan sin la gracia:
ladera y vina no ven;
no cae el Valle a sus caras.
Ellos festejan racimos,
yo festejo resolanas,
gajos vivos de mi cuerpo
y la sangre mia arribada...
DORA VENEN OS
Dona Venenos habita
a unospasos de mi casa.
Ella quiere disfrutar
rutas, jardines, y playas,
y todo ya se lo dimos,
pero no esta apaciguada.
lA que vino de tan lejos
si viaja llevando su alma?
a los que nacen o mueren,
a los que arriban o zarpan,
y aunque son muchos sus dias
;no se cansa, no se cansai
A quevino de tan lejos
siviaja llevando su alma.
Pudo dejarla, si, pudo,
en cactus abandonada,
y hacerse, cruzando mares,
otra de hieles "lavada".
gA que vino a ser la misma
bajo el pais de las palmas?
Me la dicen, me la traen
todos los dias contada,
pero yo aun no la he visto
y me la tengo sin cara.
Cada dia me conozco
arbol nuevo, bestia rara
y criaturas que llegan
a la puerta de mi casa.
iPero si la vi nunca
no
como echo 'la
forastera?
a
Y si me ladejo entrar
ique hace de mi paz ganada,
que de mi bien que es un arbol?
Todos me preguntan si
ya vino la malhadada
y luego me dicen que...
es peor si se retarda.
NAC1MIENTO DE UNA CASA
Para Concha Romero James
Una casa va naciendo
en duna californiana
y va saltando del medano
en
gaviota atolondrada.
El nacimiento lo agitan
carreras
y bufonadas,
chorros silbados de arena,
risas que suelta la grava,
y ya van las vigas-madres
subiendo apelicanadas.
Puerta y puertas van llegando
renidas con las ventanas,
unas a guardarlo todo,
otras a darlo, fiadas.
Los umbrales y dinteles
se casan en cuerpos y almas,
y unas piernas de pilares
bajan a paso de danza...
Yo no se si es que la hacen
o de si misma se alza;
mas se
que su alumbramiento
la costa trae agitada
y van llegando mensajes
en flechas enarboladas...
El amor acudiria
si ya sefunde la helada,
y por dar fe,luz y aire,
hasta tocarlase abajan,
aunque se vea tan solo
a medio alzar las espaldas...
Llegando estan los trabajos
menudos, pardos en banda,
cargando en gibados gnomos
teatinos, mimbres y lanas
que ojean buscando manos
todavia no arribadas...
Y baja en un sesgo el Angel
Custodio de las moradas
volea la mano diestra,
jurandole su alianza
y se la entrega a la costa
en alta
virgen dorada.
En torno al bendecidor
hierven cien cosas trocadas;
fiestas, bo das, nacimientos,
risas, bienaventuranzas,
y se echa una Muerte grande,
al umbral, atravesada...
NACIQNAJ.
! CHIL8MA
OCHO PERRITOS
A Esteban Tomic
Los perrillos abrieron sus ojos
del treceavo al quinceavo dia.
De golpe vieron el mundo,
con ansia, sus to
y alegria.
Vieron el vientre de la madre,
la puerta suya que es la mia,
el diluvio de la luz,
las azaleas floridas.
Vieron mas: se vieron todos,
el rojo, el negro, el ceniza,
gateando y aupandose,
mas vivos
que las ardillas;
vieron los ojos de la madre
y mi grito rasgado, y mi risa.
Y yo querria nacer con ellos.
gPor que otra vez no serial
Saltar de unos bananales
una .manana de maravilla,
en can, encoyota, en venada;
mirar con grandes pupilas,
correr, parar, correr, tumbarme
y gemir y saltar de alegria,
acribillada de sol y ladridos
hija de Dios, sierva oscura y divina.
36
LU T O
ANIVERSARIO
Todavia, Miguel, me valen,
como al que fue saqueado,
el voleo de tus voces,
las saetas de tus pasos
y unos cabellos quedados,
por lo que reste de tiempo
y albee de eternidades.
Todavia siento extraneza
de no apartar tus naranjas
ni comer tu pan sobrado
y de abrir y de cerrar
por mano mia tu casa.
Me asombra el que, contra el logro
de Muerte y de matadores,
sigas quedado y erguido,
cana o junco no cascado
y que, llamado con voz
o con silencio, me acudas.
Todavia no me vuelven
marcha mia, cuerpo mio.
Todavia estoy contigo
parada y fija en tu trance,
detenidos como en puente,
sin decidirte tu a seguir,
y yo negada a devolverme.
39
Todavia somos el Tiempo,
pero probamos ya el sorbo
primero, y damos el paso
adelantado y medroso.
Y una luz llega anticipada
de La Mayor que da la mano,
y convida, y toma, y lleva.
Todavia como en esa
manana de techo herido
y de muros humeantes,
seguimos, mano a la mano,
escarnecidos, robados,
y los dos rectos e integros,
Sin saber tu que vas yendote,
sin saber yo que te sigo,
duenos ya de claridades
y de abras inefables
o resbalamos un campo
que no ataja con linderos
ni con el termino aflige.
Y seguimos, y seguimos,
ni dormidos ni despiertos,
hacia la cita e ignorando
que ya somos arribados.
Y del silencio perfecto,
y de que la came falta,
la llamada aim no se oye
ni el Llamador da su rostro.
;Pero tal vez esto sea
jay! amor mio, la dadiva
del Rostro eterno y sin gestos
y del reino sin contorno!
EL COSTADO DESNUDO
A Ines Maria Munoz Marin
Otra vez sobre la Tierra
llevo desnudo el costado,
el pobre palmo de came
donde el morir es mas
rapido
y la
sangre esta asomada
como a los bordes del vaso.
Va el costado como un vidrio
de sien a
pies alargado
o en el despojo sin voz
del racimo vendimiado,
y mas desnudo que nunca,
igual que lo desollado.
Va expuesto al viento sin tino
que lo befa sobre el flanco,
y, si duermo, queda expuesto
a las malicias del lazo,
sin el aspa de ese pecho
y la torre de ese amparo.
Marchabamos sin palabra,
la mano dada a la mano,
y hablaban las sangres nuestras
enlos pulsos acordados.
Ahora llevo sin habla
esa diestra, ese costado.
Y ahora es el tantear
con pobres ojos de ocaso,
preguntando por mi senda
a las bestias
y a los pajaros,
y el oir que la respuesta
la dan el pinar o el traro.
Otra vez la escarcha helada
mas dura que el aletazo,
el rayo que va siguiendome
de fuego envalentonado
y la noche que se cierra
en puho oscuro de tartaro.
Ya no mas su vertical
como un paso adelantado
abriendome con su mastil
los duros cielos de estaho
y conjugando en la marcha
el alamo con el alamo.
Voy solo llevando el vaho
o el halito apareado,
sin perfil ni coyunturas
en que
llega mi trocado,
niebla de mar o de sierra,
rasando dunas y pastos.
Aunque el naranjal me de,
cuando cruzo, brazo y brazo,
y se allegue el Cireneo
o de el nino un grito bianco,
iquien consigue que no vea
con volverme, mi costado?
Cargo la memoria viva
en el tuetano envainado
y a cada noche yo empino
y vierto el profundo vaso,
siendo yo misma la Hebe
y siendo el vino que escancio.
Me acuerdo al amanecer
y cuando el mundo es soslayo,
y subiendo y descendiendo
los azules meridianos.
Y a cada dia camino
lenta, lenta, por el dialogo
en
que la memoria mana
a turnos con mi costado.
Cuando me volvi memoria
y baje a tiniebla y vaho,
aranando entre madreporas
y pulpos envenenados,
volvi sinel, pero traje,
desde el Hades, como dadiva,
la anemona que es de fuego
de la verdad al costado.
Ahora que supe puedo
con lo que falta de transito:
apenas tres curvas, tres
blancas lejias de llanto
y se me va apresurando
el correr como al regato.
Han de ponernos en valle
limpio de celada y garfio,
claros, integros, fundidos
como en la estrella los radios,
en la blanca geometria
del dado junto del dado,
como fuimos en la luz,
el costado en el costado.
Van a descubrirse, juntos,
el sol y el Cristo velados,
y a fundirsenos enteros
en rio de
desagravio,
rasgando mi densa noche,
hebra a hebra y gajo a gajo,
y aplacando con respuestas
el grito de mi costado.
Hacia ese mediodia
y esa eternidad sin gasto,
, camino con cada aliento,
sin la deuda del tardado,
en este segundo cuerpo
de yodo y sal devorado,
que va de Gea hasta Dios
rectamente como el dardo,
\asi ligero de ser
solo el filo de un costado!
LUTO
En solo una noche broto de mi pecho
subid, crecid el arbol de luto,
empujo los huesos, abrio las carnes,
su
cogollo llego a mi cabeza.
Sobre hombros, sobre espaldas,
echo hojazones y ramas,
y en tres dias estuve cubierta,
rica de el como de mi sangre.
^Ddnde me tocan ahora?
iQue brazo dare que no sea luto?
Igual las humaredas
que
ya no soy llama ni brasas.
Soy esta espiral y esta liana
y este ruedo de humo denso.
Todavia los que llegan
me dicen mi nombre, me ven
la cara;
pero yo que me ahogo me veo
arbol devorado y humoso,
cerrazon de noche, carbon consumado,
enebro denso, cipres engahoso,
cierto a los ojos, huido en la mano.
En pura noche se hizo mi luto
una
en el dedalo de mi
cuerpo
y me cubrid este resuello
noche y humo que llaman luto
que me envuelve y que me ciega.
Mi ultimo arbol no esta en la tierra
no es de semilla ni de leho,
no se planto, no tiene riegos.
Soy yo misma mi cipres
mi sombreadura y mi ruedo,
mi sudario sin costuras,
y mi sueho que camina
arbol de humo y con ojos abiertos.
En lo quedura una noche
cayo mi sol, se fue mi dia,
y mi came se hizo humareda
que corta un niho con la mano.
El color escapo de mis ropas,
se
elbianco, el azul, se huyeron
y me encontre en la mahana
vuelta un pino de pavesas.
Ven andar un pino de humo,
me oyen hablar detras de mi humo
y se cansaran de amarme,
de comer
y de vivir,
bajo de triangulo oscuro
falaz y crucificado
que no cria mas resinas
y raices no tiene ni brotes.
Un solo color en las estaciones,
un solo costado de humo
y nunca un racimo de pihas
para hacer el fuego, la cena y la dicha.
MESA OFENDIDA
A Margaret Bates
A la mesa se han sentado,
sin serial, los forasteros,
validos de casa huerfana
y patrona de ojos ciegos;
y al que es dueho de esta noche
y esta mesa no le tengo,
no le
oigo, no le sirvo,
no le
doy su mango ardiendo.
lA que pasaron, a que
el umbral de roto espejo
que del animal nocturno
recogio el hedor y el peso,
cuando belfos y pelambres
los dice sus compaheros?
Mi sole dad tengo a diestra
en un escarchado helecho,
y delante un pan ladeado
de dos bandas de silencio,
y mi balbuceo rueda,
como las algas, sin eco.
Nunca me he sentado a mesa
de mayor despojamiento:
la fruta es sin luz, los vasos
llegan a las manos hueros.
47
Tiene el pan de oro vergiienza
y el mamey un agrio ceno;
en torpe desmano cumplen
loza, mantel, vino muerto,
y los muros dan la espalda
por no tocar lo protervo.
Y ellos del ama reciben
la respuesta de heno seco
y su mirada perdida
de pura ausencia y destierro.
Por el caido y
por mi,
por habernos pecho a pecho,
era esta cita nocturna
en suelo y aire extranjeros,
nuestra y de ninguno mas,
largo y sollozado encuentro.
Para que el me lo dijese
todo en rio de silencio,
en un rodar y rodar
de cordillera en deshielo,
y todo lo recibiese
yo de su alma y de su cuerpo.
Mirandoles y sin verles,
espero el liberamiento:
oir el ultimo paso,
el tropel de los lobeznos
y ver que a purificar
la mansion llega su dueno.
LOS DOS
Cuando va acabando el dia
Maria Madre sin marcha ni senda,
llega trayendolo consigo.
No hace ruta y siempre llega.
Vanllegando, blanqui-azulados
de crepusculo o de ausencia,
con los visos del eucalipto,
y sin paso como la niebla.
Madre Maria, hilos azules,
salvia en rama, cosa ligera,
nada dice, nada responde,
me lo adelanta y me lo entrega.
Se derriten las palabras,
se me deshacen como la arena
y en yendose acuden otras
que saltaran ;Dios mio! de ella.
Miguel y yo nos miramos
como era antes, cuando la tierra,
cuando la carne, cuando el Tiempo,
y la noche sin sus estrellas.
Ella azulada como los vidrios
parecida al agua quieta,
dandole a mi, dandome a el,
calla, alienta y reverbera.
Ni se mueve ni se cansa,
brecha divina, rama entreabierta.
Con el corazon los llamo,
sin gesto, silbo, ni grito
y el venir es el doblarse
y ser los dos siendo que es ella.
Es mi dia hora por hora
esperarles tras una puerta
segura de ellos como de mi,
ojos, oidos y alma ciertas.
El crepusculo se me tarda
o se me apura sobre la tierra.
Maduro en fruta nunca vista
fija, alba, calenturienta.
NOCHE DE SAN JUAN
Esta abridndose la noche
como pina de sabino.
Saltan las treinta fogatas
en liebres
y cabritillos.
Has llegado de la mano
de Juan-Jordan, de Juan-rio,
y el alcanza hasta mi puerta
por dejar caer lo mio.
Aqui habia una casa vana
de vano leno y raso lino,
un vino sin bebedor
y una mujer sin destino.
jPero Juan me vio de lejos
y cruzo el Jordan contigo!
Mesa y mantel no tocados,
de intactos se hacen divinos.
Comida parece la fruta;
apurado parece el vino.
;Nunca vimos alimentos
sin comensal consumidos!
51
El silencio, de no usado,
deja oir nuestros latidos,
y de huerfano el espacio,
nos deja asi, cristalinos.
y de boca ninguna llamados
seguimos rectos y embebecidos.
Nunca se entibid mi noche
de guayacan y de espino,
como de mirarte asi,
yo libre y tu no cautivo.
Ya no hablas dandome el soplo,
mi abedul ensordecido,
y yo no digo ni pienso,
de bastarme lo que miro.
Asi seria, mi amor,
cuando no eramos nacidos
y llameaba nuestra noche
de Casiopea y Sirio.
Cae en pavesas la memoria;
y comienza un futuro divino.
UNA PALABRA
Yotengo una palabra en la garganta
y no la suelto, y no me libro de ella
aunque me empuja su empellon de sangre.
Si la soltase, quema el pasto vivo,
sangra al cordero, hace caer al pajaro.
Tengo desprenderla de mi lengua,
que
hallar un
agujero de castores
o
sepultarla con cal y mortero
porque no guarde como el alma el vuelo.
No quiero dar senales de que vivo
mientras que por mi sangre vaya y venga
y suba y baje por mi loco aliento.
Aunque mi padre Job la dijo, ardiendo,
no
quiero darle, no, mi pobre boca
porque no ruede y la hallen las mujeres
que van al rio, y se enrede a sus trenzas
o al
pobre matorral tuerza y abrase.
Yo quiero echarle violentas semillas
que en una noche la cubran y ahoguen,
sin dejar deella el cisco de una silaba.
O rompermela asi, como la vibora
que por mitad se parte entre los dientes.
Y volver a mi casa, entrar, dormirme,
cortada de ella, rebanada de ella,
y despertar despues de dos mil dias
recien nacida de sueno y olvido.
;Sin saber jay! que tuve una palabra
de yodo y piedra-alumbre entre los labios
ni poder acordarme de una noche,
de la morada en pais extranjero,
de la celada y el rayo a la puerta
y de mi came marchando sin su alma!
LO C AS MUJERES
LA ABANDONADA
A Emma Godoy
Ahora voy a aprenderme
el pais de la acedia,
y a desaprender tu amor
que era la sola lengua mia,
como rto
que olvidase
lecho, corriente y orillas.
gPor que trajiste tesoros
si el olvido no acarrearias?
Todo me sobra y yo me sobro
como traje de fiesta para fiesta no habida;
itanto, Dios mio, que me sobra
mi vida desde el primer dial
Denme ahora las palabras
que no me did la nodriza.
Las balbuceare demente
de la silaba a la silaba:
palabra "expolio", palabra "nada",
y palabra "postrimeria",
[aunque se tuerzan en mi boca
como las viboras mordidas!
Me he sentado a mitad de la Tierra,
amor mio, a mitad de la vida,
a abrir mis venas y mi pecho,
a mondarme en
granada viva,
y a romper la caoba roja
de mis huesos que te querian.
Estoy quemando lo que tuvimos:
los anchos muros, las altas vigas,
descuajando una por una
las doce puertas que abrias
y cegando a golpes de hacha
el algibe de la alegria.
Voy a esparcir, voleada,
la cosecha ayer cogida,
a vaciar odres de vino
y a soltar aves cautivas;
a romper como mi cuerpo
los miembros de la "masia
y a medir con brazos altos
la parva de las cenizas.
;Como duele, como cuesta,
como eran las cosas divinas,
y no quieren morir, y se quejan muriendo,
y abren sus entranas vividas!
Los lenos entienden y hablan,
el vino empinandose mira,
y la banda de pajaros sube
torpe y rota como neblina.
Venga el viento, arda mi casa
mejor que bos que de resinas;
caigan rojos y sesgados
el molino y la torre madrina.
;Mi noche, apurada del fuego,
mi pobre noche no llegue al dial
58
LA ANSIOSA
Antes que el eche a andar, esta quedado
el viento Norte, hay una luz enferma,
el camino blanquea en brazo muerto
y, sin gracia de amor, pesa la tierra.
Y cuandoviene, lo se por el aire
que me lo dice, alacrito y agudo;
y abre mi grito en la venteada un tubo
que le mima y le cela los cabellos,
y le guarda los ojos del pedrisco
Vilano o junco ebrio parecia;
apenas era y ya no voltijea;
viene mas puro que el disco lanzado,
mas recto, mas que el albatrds sediento,
y ahora ya la punta de mis brazos
afirman su cintura en la carrera...
Pero yasaben mi cuerpo y mi alma
que viene caminando por la raya
amoratada de mi largo grito,
sin enredarse en el fresno glorioso
ni relajarse en los bancos de arena.
iComo no ha de Uegar si me lo traen
los elementos a los que fui dada?
El agua me lo alumbra en los hondones,
el fuego me lo urge en el poniente
y el viento Norte aguija sus costados.
Mi
grito vivo no se le relaja;
ciegoy exacto lo alcanza en los riscos.
Avanza abriendo el matorra'l espeso
y al acercarse ya suelta su espalda,
libre lo deja y se apaga en mi puerta.
Y ya no hay voz cuando cae a mis brazos
porque toda ella quedo consumida,
y este silencio es mas fuerte que el grito
si asi nos deja con los rostros blancos.
LA BAILARINA
La bailarina ahora esta danzando
la danza del perder cuanto tenia.
Deja caer todo lo que ella habia,
padres y hermanos, huertos y campinas,
el rumor de su rio, los caminos,
el cuento de hogar, su propio rostro
su
y su nombre, y los juegos de su infancia
como quien deja todo lo que tuvo
caer de cuello
y de seno y de alma.
En el filo del dia
el solsticio
y
baila riendo su cabal
despojo.
Lo que avientan sus brazos es el mundo
que ama y detesta, que sonrie y mata,
la tierra puesta a vendimia de sangre
la noche de los hartos que ni duermen
y la dentera del que no ha posada.
Sin nombre, raza ni credo, desnuda
de todo y de si misma, da su entrega,
hermosa y pura, de pies voladores.
Sacudida como arbol y en el centro
de la tornada, vuelta testimonio.
No esta danzando el vuelo de albatroses
salpicados de sal y juegos de olas;
tampoco el alzamiento y la derrota
de los canaverales fustigados.
Tampoco el viento agitador de velas.
ni la sonrisa de las altas hierbas.
El nombre no le den de su bautismo.
Se soltd de su casta y de su came
sumio la canturia de su sangre
y la balada de su adolescencia.
Sin saberlo le echamos nuestras vidas
como una roja veste envenenada
y baila asi mordida de serpientes
que alacritas y libres le repechan
y la dejan caer en estandarte
vencido o en guirnalda hecha pedazos.
Sonambula, mudada en lo que odia,
sigue danzando sin saberse ajena
sus muecas aventando
y recogiendo
jadeadora de nuestro jadeo,
cortando el aire que no la refresca
unica y torbellino, vil y pura.
Somos nosotros jadeado pecho,
su
su palidez exangiie, el loco grito
tirado hacia el poniente y el levante
la roja calentura de sus venas,
el olvido del Dios de sus infancias.
LA DESASIDA
En el sueho yo no tenia
padre ni madre, gozos ni duelos,
no era mio ni el tesoro
que he de velar hasta el alba,
edad ni nombre llevaba,
ni mi triunfo ni mi derrota.
Mienemigo podia injuriarme
o
Pedro, mi amigo,
negarme
que de haber ido tan lejos
no me alcanzaban las flechas:
para la mujer dormida
lo mismo daba este mundo
que los otros no nacidos...
Donde estuve nada dolia:
estaciones, sol ni lunas,
no
punzaban ni la sangre
ni el cardenillo del Tiempo;
ni los altos silos subian
ni rondaba el hambre los silos.
Y yo decia como ebria:
\Patria mia, Patria, la Patria!
Pero un hilo tibio retuve,
—pobre mujer —en la boca,
vilano que iba y venia
por la nonada del soplo,
no mas
que un hilo de araha
o
que un repunte de arenas.
Pude volver y he vuelto.
no
De nuevo hay muro a mi espalda,
y he de oh y responder
y, voceando pregones,
ser otra vez buhonera.
Tengo mi cubo de piedra
y el puhado de herramientas.
Mi voluntad la recojo
como
ropa abandonada,
desperezo mi costumbre
y otra vez retomo el mundo.
Pero me ire
cualquier dia
sin llantos y sin abrazos,
barca que parte de noche
sin que la sigan las otras,
la ojeen los faros rojos
ni se la oigan sus costas...
LA DESVELADA
En cnanto engruesa la noche
y lo erguido se recuesta,
y se endereza lo rendido,
le oigo subir las escaleras.
Nada importa que no le oigan
y solamente yo lo sienta.
;A que habia de escucharlo
el desvelo de otra sierva!
En un aliento mio sube
y yo padezco hasta que llega
—cascada loca que su destino
una vez baja y otras repecha
y loco espino calenturiento
castaneteando contra mi puerta—.
No me alzo, no abro los ojos,
y sigo forma entera.
su
Un instante, como precitos,
bajo la noche tenemos tregua;
pero le oigo bajar de nuevo
como en una marea eterna.
Elva
y viene toda la noche
dadiva absurcla, dada y devuelta,
medusa en olas levantada
que ya se ve, que ya se acerca.
Desde mi leclio yo lo ayudo
con el alienlo
que me queda,
por que no busque tanteando
y se haga da.no en las tinieblas.
Los peldanos de sordo leno
como cristales me resuenan.
Yo se en cuales se descansa,
y se interroga, y se contesta.
Oigo donde los lenos fieles,
igual que mi alma, se le quejan,
y se el paso maduro y ultimo
que iba a llegar y nunca llega...
Mi padece su cuerpo
casa
como llama que la retuesta.
Siento el color que da su cara
—
ladrillo ardiendo — contra mi
puerta.
Pruebo una dicha que no
sabia:
sufro de viva, muero de alerta,
;y en este trance de agonia
se van mis fuerzas con sus fuerzas!
Al otro dia repaso en vano
con mis
mejillas y mi lengua,
rastreando la empanadura
en el
espejo de la escalera.
Y unas horas sosiega mi alma
hasta que cae la noche ciega.
El
vagabundo que lo cruza
como fabula me lo cuenta.
Apenas el lleva su came,
apenas es de tanto que era,
y la mirada de sus ojos
una vez hiela y otras quema.
No le interrogue quien lo cruce;
solo ledigan que no vuelva,
que no repeche su memoria,
para que el duerma y que yo duerma.
Mate el nombre que como vienlo
en sus rutas turbillonea
iy no vea la puerta mia,
recta y roja como una hoguera!
LA D I C H O S A
A Paulita Brook
Nos tenemos por la gracia
de haberlo dejado todo;
ahora vivimos libres
del tiempo de ojos celosos;
y a la luz le parecemos
algodon del mismo copo.
El Universo trocamos
por un muro y un coloquio.
Pais tuvimos y genies
y unos pesados tesoros,
y todo lo did el amor
loco y ebrio de despojo.
Quiso el amor soledades
como el lobo silencioso.
Se vino a cavar su casa
en el valle mas
angosto
y la huella le seguimos
sin dernandarle retorno...
Para ser cabal y justa
como es en la copa el sorbo,
y no robarle el instante,
y no malgastarle el soplo,
me perdi en la casa tuya
como la espada en el forro.
Nos sobran todas las cosas
que teniamos por gozos:
los labrantios, las costas,
las anchas dunas de hinojos.
El asombro del amo*•
acabo con los asombros.
Nuestra dicha se parece
al panalcela su oro;
que
pesa en el pecho la miel
de su peso capitoso,
y ligera voy, o grave,
y me se y me desconozco.
Ya ni recuerdo como era
cuando vivi con los otros.
Queme toda mi memoria
como
hogar menesteroso.
Los tejados de mi aldea
si vuelvo, no los conozco,
y el hermano de mis leches
no me conoce lampoco.
Y no
que me hallen
quiero
donde escondi de todos;
me
antes hallen en el hielo
el rastro huido del oso.
El muro es negro de tiempo
elliquen del umbral, sordo,
y se cansaquien nos llame
por el nombre de nosotros.
Atravesare de muerta
el patio de hongos morosos.
El me
cargara en sus brazos
en
chopo talado
y mondo.
Yo mirare todavia
el remate de sus hombros.
La aldea que no me vio
me vera cruzar sin rostro,
y solo me tendra el polvo
volador, que no es esposo.
FERVOROSA
En todos los lugares he encendido
con mi hrazo y mi aliento el viejo fnego;
en toda tierra me vieron velando
el faisan que cayo desde los cielos,
y tengo ciencia de hacer la nidada
de las brasas juntando sus polluelos.
Dulce es callando en tendido rescoldo,
tierno cuando en pajuelas lo comienzo.
Malicias se para soplar sus chispas
hasta que el sube en alocados miembros.
Costo, sin viento, prenderlo, atizarlo:
era o el humo o el chisporroteo;
pero ya sube en cerrada columna
recta, viva, leal y en gran silencio.
No hay gacela que salte los torrentes
y el carrascal como mi loco ciervo;
en redes,
peces de oro no brincaron
con rojez de cardumen tan violento.
He cantado y bailado en torno suyo
con reyes, versolaris
y cabreros,
y cuando en sus pavesas el moria
yo le supe arrojar mi propio cuerpo.
Cruzarian los hombres con antorchas
mi aldea, cuando fue mi nacimiento
o mi madre se iria por las cuestas
encendiendo las matas por el cuello.
Espino, algarrobillo y zarza negra,
sobre mi unico Valle estan ardiendo,
soltando sus torcidas salamandras,
aventando fragancias cerro a cerro.
Mi vieja antorcha, mi jadeada antorcha
va despertando majadas y oteros;
a nadie ciega y va dejando atras
la noche abierta a
rasgones bermejos.
La gracia pido de matarla antes
de que ella mate el Arcangel que llevo.
(Yo no sd si lo llevo o si el me lleva;
pero se que me llamo su alime?ito,
y me se que le sirvo y no le falto
y no lo doy a los titiriteros).
Corro, echando a la hoguera cuanto es mio.
Porque todo lo di, ya nada llevo,
y caigo yo, pero el no me agoniza
y se que hasta sin brazos lo sostengo.
O me lo salva alguno de los mios,
hostigando a la noche y su esperpento,
hasta el ultimo hondon, para quemarla
en su
cogollo mas alto y sehero.
Traje la llama desde la olra orilla,
de donde vine y adonde me vuelvo.
Alia nadie la atiza y ella crece
y va volando en albatrds bermejo.
He de volver a mi hornaza dejando
caer en su regazo el santo prestamo.
jPadre, madre y hermana adelantados,
y mi Dios vivo que guarda a mis muertos:
corriendo voy por la canal abierta
de vuestra santa Mar at on de fuego!
L A F U G I T I V A
—Arbol de fiesta, brazos anchos,
cascada suelta, frescor vivo
a mi espalda despenados:
iquien os dijo de pararme
y silabear mi nombre?
Bajo un arbol yo tan solo
lavaba mis pies de marchas
con mi sombra como ruta
y con el polvo por saya.
;Que hermoso que echas tus ramas
y que abajas tu cabeza,
sin entender que no tengo
diez anos para aprenderme
tu verde cruz que es sin sangre
y el disco de tu peana!
Atisbame, pino-cedro,
con
ojos verticales,
tus
y no muevas ni descuajes
los pies de tuterrdn vivo:
que no pueden tus pies nuevos
con
rasgones de los cactus
y encias de las risqueras.
Y hay
como un desasosiego,
como un siseo que corre
desde el hervor del zodiaco
a las hierbas erizadas.
Viva estd toda la noche
de negaciones y afirmaciones,
las del Angel que te manda
y el mio que con el lucha;
Y un azoro de mujer
llora a su cedro de Libano
caido y cubierto de noche,
que va a marchar desde el alba
sin saber ruta ni polvo
y sin volver a ver mas
su ronda de dos mill
pinos.
;Ay, arbol mio, insensato
entregado a la ventisca
a canicula y a bestia
al azar de la borrasca.
Pino errante sobre la Tierra!
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8ECG16N GHIUSMA
LA G R A N J E R A
Para nadieplanta la lila
o
poda las azaleas
y carga el agua para nadie
en baldes
que la espejean.
Vuelta a uno
que no da sombra
y sob rep asa su cabeza,
estira un helecho mojado
y a darlo y a hurtarselo juega.
Abre las rejas sin que llamen,
sin que entre nadie, las cierra
y se cansa para el sueno
que la toma, la suelta y la deja.
Desvien el aguade la vertiente
que la halla gateando ciega,
espolvoreen sal donde siembre,
entierren sus herramientas.
Haganla dormir, ponganla a dormir
como al armino o la civeta.
Cuando duerma bajen su brazo
y avienten el sueno que suena.
La muerte anda desvariada,
borracha ca?nina la Tierra,
traeca rutas, tuerce dichas,
en la esfera lamborilea.
Viento y Arcangel de su nombre
trajeron hasta su puerta
la muerte de todos sus vivos
sin truer la muerte de ella.
Las fichas vivas de los liombres
en la carrera le tintinean.
;Trocaria, perderia
la pobre muerte de la granjera!
MARTA Y MARIA
A1 Dr. Cruz Coke
Nacieronjuntas, vivian juntas,
comian juntas Marta y Maria.
Cerraban las mismas puertas,
al m.ismo algibe bebian,
el mismo soto las miraba,
y la misma luz las vestia.
Sonaban las lozas de Maria,
borbolleaban sus marmitas.
El gallinero hervia en tortolas,
en
gallos rojos y ave-frias,
y, saliendo y entrando, Marta
en
plumazones se perdia.
Rasgaba el aire, gobernaba
alimentos y lencerias,
el lagar y las colmenas
y el minuto, la hora y el dia .. .
Y a ella todo le voceaba
a
grito herido por donde iba:
vajillas, puertas, cerrojos,
como a la
oveja con esquila;
y a la otra se le callaban,
hilado llanto y Ave-Marias.
Mientras que en dngulo encalado,
sin alzar mano, aunque tejia,
77
Maria, en azul mayolica,
algo en el aire quieto hacia:
iQue era aqnello que no se acababa,
ni era mudado ni le cundia?
Y tin mediodia ojidorado,
cuando que Marta rehacia
es
a diez manos la
vieja Judea,
sin voz ni gesto paso Maria.
Solo se hizo mas dejada,
solo embebio sus mejillas,
y se quedo en santo y sena
de su espalda, en la cal fria,
un helecho tembloroso
una lenta estalactita,
y no mas que un gran silencio
que rayo ni grito rompian.
Cuando Marta envejecio,
sosegaron homo y cocina;
la casa gano su sueho,
quedo la escalera supina,
y en adormeciendo Marta,
y pasando de roja a salina,
file a sentarse acurrucada
en el
angulo de Maria,
donde con pasmo y silencio
apenas su boca movia . . .
Hacia Maria pedia ir
y hacia ella se iba, se iba,
diciendo: iMaria!, solo eso,
y volviendo a clecir: [Maria!
Y con tanto fervor llamaba
que, sin saberlo ella partia,
soltanclo la hebra del halito
que su pecho no defendia.
Ya iba los aires subiendo,
ya "no era y no lo sabia...
MUJER DE PRISIONERO
A Victoria Kent
Yo
tengo en esa hoguera de ladrillos,
yo tengo al hombre mio prisionero.
For corredores de filos amargos
y en esta luz sesgada de murcielago,
tanteando como el buzo por la gruta,
voy caminando hasta que me lo encuentro,
y hallo a mi cebra pintada de burla
en los anillos de su befa envuelto.
Me lo handejado, como a barco roto,
con anclas de metal en los pies tiernos;
le han esquilado como a la vicuna
su
gloria azafranada de cabellos.
Pero su Angel-Custodio ancla la celda
y si nunca lo ven es que est an ciegos.
Entro con el al hoyo de cisterna;
tomo los grillos como obedeciendo;
se alzo a coger el vestido de cobra,
y se quedo sin el aire del cielo.
El A?igel gira moliendo y moliendo
la harina densa del mas denso sueho;
le borra el mar de zarcos oleajes,
le sumerge una casa y un vihedo,
y le esconde mi ardor de came en llamas,
y su esencia, y el nombre que dieron.
En la celda, las olas de bochorno
y frio, de los dos, yo me las siento,
y trueque y turno que hacen y deshacen
de queja y queja los dos prisioneros
iy su guardian nocturno ni ve ni oye
que dos espaldas son y dos lamentos!
Al rematar el pobre dia nuestro,
hace el Angel dormir al prisionero,
dando y lloviendo olvido imponderable
a punados de noche y de silencio.
Y yo desde mi casa que lo gime
hasta la suya, que es dedal ardiendo,
como
quien no conoce otro camino,
en lanzadera viva voy y vengo,
y al fin se abren los muros y me dejan
pasar el hierro, la brea, el cemento...
En lo oscuro, mi amor que come moho
y telarahas, cuando es que yo llego,
entero rie a lo blanquidorado;
a mi
piel, a mi fruta y a mi cesto.
El canasto de frutas a hurtadillas
destapo, y uva a uva se lo entrego;
la sidra se la doy pausadamente,
por que el sorbo no mate a mi sediento,
y al moverse le siguen —pajarillos
de perdicion— sus grillos cenicientos.
Vuestro hermano vivia con vosotros
hasta el dia de cielo y umbral negro;
pero es hermano vuestro, mientras sea
la sal aguda y el agraz acedo,
hermano con su cifra y sin su cifra,
y libre o tanteando en su agnjero,
y es bueno, si, que hablemos de el, sentados
o caminando, y en vela o durmiendo,
si lo hemos de contar como una fabula
cuando nos haga responder su Dueho.
Y cuando rueda la nieve los tejados
o a sus
espaldas cae el aguacero,
mi calor con su hielo se pelea
en el
pecho de mi hombre friolento:
el rie entero a mi nombre
y mi rostro
y al cesto ardiendo con que lo festejo,
;Y puedo, calentando sus rodillas,
contar como David todos sus huesos!
Pero
por mas que le allegue mi halito
y le funda su sangre pecho a pecho,
jcdmo con brazo arqueado de cuna
yo rompo cedro y pizarra de techos,
si en dos mil dias los hombres sellaron
este panal de infierno
cuya cera
mas arde mas, queaceites y resinas,
y que la pez, y arde mudo y sin tiempo!
6.—Mistral. 81
LA QUE C A M I N A
Aquel mismo arenal, ella camina
siempre hasta cuando ya duermen los otros;
y aunque para dormir caiga por tierra
ese mismo arenal sueha y camina.
La misma ruta, la que lleva al Este
es la
que toma aunque la llama el Norte,
y aunque la luz del sol le da diez rutas
y se las sabe, camina la Unica.
Al pie del mismo espino se detiene
y con el ademdn mismo lo toma
y lo sujeta porque es su destino.
La misma arruga de la tierra ardiente
la conduce, la abrasa y la obedece
y cuando cae de soles rendida
la vuelve a alzar para seguir con ella.
Sea que ella la viva o que la muera
en el
ciego arenal que todo pierde,
de cuanto tuvo dado por_ la suerte
esa sola palabra ha
recogido
y de ella vive y de la misma muere.
Igual palabra, igual, es la que dice
y es todo lo que tuvo y lo que lleva
y por su sola silaba de fuego
ella puede vivir hasta que quiera.
Otras palabras aprender no quiso
y la lleva es su propio sustento
que
a mas sola que va mas la repite
pero no se la entienden sus caminos.
iComo, si es tan pequeha la alimenta?
gY como si es tan breve la sostiene
y como si es la misma no la rinde
y a donde va con ella hasta la muerte?
No le den soledad por que la mude,
vi palabra le den, que no responde.
Ninguna mas le dieron, en naciendo,
y como es su gemela no la deja.
IPor que la madre no le did sino esla?
iY por que cuando queda silenciosa
muda no estd,
que sigue balbuceandola?
Se va
quedando sola como un drbol
o como arroyo de nadie sabido
asi marchando entre un fin y un comienzo
y como sin edad o como en sueno.
Aquellos que la amaron no la encuentran,
el que la vio la cuenta por fabuda
y su lengua olvido todos los nombres
y solo en su oracion dice el del Unico.
Yo quela cuento ignoro su camino
y su semblante de soles quemado,
no se si la sombrean
pino o cedro
ni en que lengua ella mienta a los extranos.
Tantoquiso olvidar que ya ha olvidado.
Tanto quiso mudar que ya no es ella,
tantos bosques y rios se ha cruzado
que al mar la llevan ya para perderla,
y cuando me la pienso, yo la tengo,
y le voy sin descanso recitando
la tetania de todos los nombres
que me aprendi, como ella vagabunda;
pero el Angel oscuro nunca, nunca,
quiso que yo la cruce en los senderos.
Y tanto se la ignoran los caminos
que suelo comprender, con largo llanto,
que ya duerme del sueno fabuloso,
mar sin traicion y monte sin repecho,
ni dicha ni dolor, nomas olvido.
UNA PI A D O S A
Quiero ver al hombre del faro,
quiero ir a la pena del risco,
probar en su boca la ola,
ver en sus
ojos el abisrno.
Yo quiero alcanzar, si vive,
al viejo salobre y salino.
Dicen que solo mira al Este,
—emparedado que esta vivo—
y quiero, cortando sus olas
que me mire en vez del abismo.
Todo se sabe de la noche
que ahora es mi lecho y camino:
sabe resacas, pulpos, esponjas,
sabe un grito que mala el sentido.
Estaescupido de marea
su pecho fiel y con castigo,
esta silbaclo de gaviotas
y tan albo como el herido
iy de inmovil, y mudo y ausente,
ya no parece ni nacido!
Pero voy a la tone del faro,
subiendome ruta de filos
por el hombre que va a contarme
lo terrestre y lo divino,
y en brazo y brazo le llevo
jarro de leche, sorbo de vino...
Y el sigue escuchando mares
que no aman sino a si mismos.
Pero tal vez ya nada escuche,
de haber parado en sal y olvido.
8®sbcc.6«
UNA M U J E R
Donde estaba su casa sigue
como si no hubiera ardido.
Habla solo Ha lengua de su alma
con los que cruzan, ninguna.
Cuando dice "pino de Alepo
no dice arbol que dice un nino
y cuando dice "regato
y "espejo de oro", dice lo mismo.
Cuando llega la noche cuenta
los tizones de su casa
o enderezada su frente
ve
erguido su pino de Alepo.
(El dia vive por su noche
y la noche por su milagro) .
En cada arbol endereza
al que acostaron en tierra
y en el fuego de su pecho
lo calienta, lo enrolla, lo estrecha.
LA HUM1LLADA
Un pobrc amor liumillado
arde en la casa
que miro.
En el espacio del mundo,
lleno de duros prodigios,
existe y pena este amor,
como
ninguno ofendido.
Se cansa cuanto camina,
cuanto alienta, cuanto es vivo,
y no se rinde ese fuego,
de clavos altos y fijos.
Junto con los otros suenos,
el sueno Dios hizo
suyo
y ella no quiere dormir
de aquel sueno recibido.
La pobre llama demente
violento arde y no cansino,
sin tener el viento Oeste
sin alcanzar el marino,
y arde quieta, arde parada
aunque sea torbellino.
Mejor que caiga su casa
para que ella haga camino
y que marche hasta rodar
en el pastal o en los trigos.
Ella su casa la da
como se enlrega un carrizo;
da su cancion dolorida,
da su mesa y sus vestidos.
Pero ella no da su
pecho
ni el brazo al fuego extendido,
ni la oracion que le nace
un hi jo, con
como
vagido,
ni el arbol de azufre y sangre
cada noche mas crecido,
que ya la alcanza y la lame
tomdndola para el mismo!
NATURALEZA
A M A P O L A D E CALIFORNIA
A Eda Ramelli
Llama de la California
que un palmo levantas
solo
y en reguero de oro lames
las avenidas de hayas:
contra-amapola que llevas
color de miel derramada.
La nonada por prodigio,
unas por dadiva,
semanas
y con lo poco que llevas,
igual que el alma, sobrada,
para rendir testimonio
y aupar accion de gracias.
En la palma apenas duras
y recoges, de tomada,
como unos labios sorbidos
tus cuatropalabras rdpidas,
cuando te rompen lo erguido
y denso de la alabanza.
Californiana ardent/a,
aguda como llamada,
con cuatro soplos de
fuego
que das a la ruta pavida
a
quien no sabes parar,
vi irte corriendo a su
zaga.
93
Cone la ruta jrenetica
como la Curia lanzada,
y til que quieres salvar
te qiiedas a sus espaldas,
dmbar nutriendo su arena,
substancia californiana.
Entre altos
naranjales
y pomares que se exlialan,
tu no le guinas al hambre
tii a la sed: no mas alabas
con las cuat.ro
lenguas vivas
y la abrasada garganta.
Alabas rasgando el dia,
mas a la siesta mediada,
y al soslayo de la tarde,
ya con las vistas cegadas,
tus hijos, como los cinco
sentidos, dicen y alaban.
iQiie eres alii donde eres
y estds alia y arrobada
y de donde te abajaste
acortando gozo y llama?
;(Eue integra estabas arriba
sin ruta y sin invernada!
/Pobre gloria tuya y mia
(pobre tu alma, pobre mi alma)
arder sin atizadura
e
igual que acicateadas,
en una orilla del mundo,
caidas de nuestra Llama!
HALLAZGO DEL PALMAR *
Me halle la mancha de palmeras.
Reina tan dnlce no me sabia.
A la Minerva del pagano
o a la Virgen
parecian.
se
Les dieron el mayor cielo
—de verlas tan dignas seria—
Les regalaron los veranos
y ramos de Epifania;
y les dijeron que alimentasen
al Oriente y la raza mia.
Yo les gozaba, les gozaba
los cogollos de su alegria.
—Denme el agua fina, les dije
y la miel de mi regalia
y la cuerda que dicen recia
y la cera que llaman pia,
(el agua de otro bautismo,
la miel para amargo dia,
la cuerda de atar las fieras,
las ceras de mi agonia,
que me puedo morir de noche
y el alto cirio llega al dia...)
Se refiere a la palma de Chile, que produce una miel exquisita.
Yo les hablaba como a madres
y el corazon se me fundia.
Yo me abrazaba a las cuelludas
y las cuelludas me cubrian.
Las palmeras en el calor
eran geiseres de agua viva;
se mecian sobre mi cuerpo
y con mi alma se mecian■
LA PIEDRA DE PARAHIBUNA
Entre hallazgos me encontre
la Piedra de Parahibuna.
Lamoja el primer rocio
y el sol primero la enjuga.
Ella retuesta los quiscos
y retuerce cacto y yuca.
Parece mi Cordillera
abajada, sierva y junta.
Parece Madre-Elefanta,
y el regazo que mas dura
y la voz que mas aiipa.
Parece el haz de una Gloria,
y el perdon de nuestras culpas,
y de lo ancha que es, la noche,
a ella no mas arrebuja.
Buena para hacer la ofrenda
y alzar de lo alto su aleluya,
para encender una hoguera
u ofrecer desnudo un
hijo
o morir dando el espiritu
de muerte aceptada y pura.
Ninos blanqiiean sus faldas;
Rey que pasa la saluda;
la hebra de los indios muertos
hasta el alba se la rondan,
y mi desvelo la busca
y la halla, marchando ciego.
! vOTSCA NACIONAI
gECC.6N CHILSNA
MUERTE DEL MAR
A Doris Dana
Se murio el Mar una noche,
de una orilla a la otra orilla;
se
arrugo, se recogio,
como manto que retiran.
Igual que albatros beodo
y que la alimana huida,
hasta 61 ultimo horizonte
con diez oleajes corria.
Y cuando el mundo robado
volvid a ver la luz del dia,
el era un cuerno cascado
que al grito no respondia.
Los Pescadores bajamos
a la costa envilecida,
arrugada y vuelta como
la vulpeja consumida.
El silencio grande
era tan
que los pechos oprimia,
y la costa se sobraba
como la campana herida.
99
Donde el bramaba, hostigado
del Dios que lo combatia,
y replicaba a su Dios
con saltos de ciervo en ira,
Y donde mozos y mozas
se daban bocas salinas
y en trenza de oro danzaban
solo el ruedo de la vida,
Quedaron las madreperlas
y las caracolas lividas
y las medusas vaciadas
de su amor y de si mismas.
Quedaban dunas-fantasmas
mas viudas que la ceniza,
mirando fijas la cuenca
de su cuerpo de alegrias.
Y la niebla, manoseando
plumazones consumidas,
y tanteando albatros muerto,
rondaba como la Aniigona.
Mirada huerfana echaban
acantilados y rias
al cancelado horizonte
que su amor no devolvia.
Y aunque el mar nunca fue nuestro
como cordera tundida,
las mujeres cada noche
por hijo se lo mecian.
Y aunqueal sueno el volease
el pulpo y la pesadilla,
y al umbral de nuestras casas
los ahogados escupia,
Be no oirle y de no verle
lentamente se moria,
y en nuestras mejillas aridas
sangre y ardor se sumian.
Con tal de verlo saltar
con su alzada de novilla,
jadeando y levantando
medusas y praderias,
Con tal de que nos batiese
con
pechugas salinas,
sus
y nos subiesen las olas
aspadas de maravillas,
Pagariamos rescate
como las tribus vencidas
y dariamos las casas,
y los hijos y las hijas.
Nos jadean los alientos
como al
ahogado en mina
y el himno y el pean mueren
sobre nuestras bocas mismas.
Pescadores de ojos fijos
le llamamos todavia,
y lloramos abrazados
a las barcas ofendidas.
Y meciendolas meciendolas,
tal como el se les mecia,
mascamos algas quemadas
vueltos a la lejania,
o mordemos nuestras manos
igual que esclavos escitas.
Y cogidos de las manos,
cuando la noche es venida,
aullamos viejos y ninos
como unas almas perdidas:
"jTalassa, vie jo Talassa,
verdes espaldas huidas,
si fuimos abandonados
llamanos a donde existas,
Y si estas muerto, que sople
el viento color de Erinna
y nos tome y nos arroje
sobre otra costa bendita,
para contarle los golfos
y morir sobre sus islas".
OCOTILLO
Ocotillo de Arizona
sustentado en el desierto,
huesecillos requemados
crepitando y resistiendo,
tantos gestos aventados
y, uno, y solo, y terco anhelo.
Tor sns filos empolvados
sube un caldo de tormento.
En el viento va su lengua
como va el lebrel sediento,
y al remate estd el descanso
del ansiar y del jadeo:
;ocotillo refrescado
de su sangre, no del viento!
Rasa
patria, raso polvo,
raso
plexo del desierto;
duna y dunas enhebradas,
y hasta Dios, rasos los cielos,
todo arena voladora
y solo el permaneciendo;
toda hierba consumada
y no mas su grito entero.
Dice
";no! la vieja arena
y elblanquear del castor muerto,
y el anillo de horizonte
dice ";no! a su prisionero,
y Dios dice ";si! tan solo
por el ocotillo ardiendo.
lA quien manda su palabra
que parece juramento?
lA quien clama lo que pide
que sera su refrigerio?
lA quien llama todavia,
insistente como el eco?
AI nacer, ia quien Uamo?
pY a quien mira y ve en muriendo?
Cuando para y cae rota
la borrasca, y no hay senderos,
voy andando, voy llegando
a
magullado cuerpo
su
y lo oscuro y lo ofendido
yo le enjugo y enderezo
—como a
aquel que me troncharon—
con la
esponja de mi cuerpo,
y mi palma lo repasa
en sus miembros
que son fuego.
P A L M A S D E CUBA
Isla Caribe y Siboney,
tallo de aire, peana de arena,
como
tortuga palmoteada,
de conjunciones de palmeras,
clara en los turnos de la cana,
sombria en discos de la ceiba.
Palmas reales doncelleando
a medio cielo y a media tierra,
por el ciclon arrebatadas
y suspendidas y devueltas.
Corren del Este hacia el Oeste.
Por piadosas siempre regresan.
El cielo habla a
Siboney
por el cuello de las palmeras
y contesta la Siboney
con avalancha de palmeras.
Si no las hallo quedo huerfana,
Si las gozo estoy aceda
no
Duermo mi siesta azuleada
de un
largo vuelo de cigiienas,
y despierto si me despiertan
con su silbo de tantas flechas.
Los palmares de Siboney
me buscan, me toman, me llevan.
La palma columpia mi aliento;
de palmas llevo marcha lenta,
Transito y vuelo de palmeras
extasis lento de la Tierra.
Y en el sol acre, pasan, pasan,
y yo tambien pase con ellas.
Y me llevan sus escuadrones
como es lleva la marea
que
y me llevan ebria de viento
con las potencias como ebrias...
CANC10N DEL MAIZAL
El maizal canta en el viento
verde, verde de esperanza.
Ha crecido en treinta dias:
su rumor es alabanza.
Llega, llega al horizonte,
sobre la meseta afable,
y en el viento rie entero
con su risa innumerable.
II
El maizal gime en el viento
para trojes ya maduro;
se quemaron sus cabellos
y se abrio su estuche duro.
Y pobre manto seco
su
se le llena degemidos:
el maizal gime en el viento
con su manto descenido.
Ill
Las mazorcas del maiz
a ninitas se parecen:
diez semanas en los tallos
bien prendidas que se mecen.
Tienen un vellito de oro
como de recien nacido
y unas hojas maternales
que les celan el rocio.
Y debajo de la vaina,
como ninos escondidos,
con sus dos mil dientes de oro
rien, rien sin sentido...
Las mazorcas del maiz
a ninitas se parecen:
en las canas maternales
bien prendidas que se mecen.
El descansa en cada troje
con silencio de dormido;
va sonando, va sonando
un maizal recien nacido.
C E I B A S EC A
En la llanura del Guayas
la ceiba se quedo muerta.
iComo es que ella se moria
y si murio, como reina?
Mas noble esta que de viva,
y mas alta en su despojo,
y aim veridica sigue
librada de toda mengua.
El viento que
pasa no sabe.
La mira y no entiende la Tierra,
y no acaba de morir
para que su cuerpo extiendan.
La larva y la sabandija
tardan en subir por ella
y la esperan en dos rios
hormigas rubias y negras.
Murio sin hacha ni rayo
sin resuello de sequia,
murio de haber horizonte
raso de sus companeras.
Llano y cielo no me ayudan
a acostarla en rojas gredas
con el rocio en su espalda
y el Zodiaco en sus guedejas.
Parada junto a mi Madre
antes que las hachas lleguen,
mascullando un santo sdlmo,
tengo que entregarla al fuego,
Al
fuego rojo, al azul,
al amorllamado hoguera
que sube al Padre y la pone
sobre su Segunda Tierra.
ESPIGA URUGUAYA
Al filo del sol de enero
esta granando la espiga;
ojos cerrados, dedos juntos
y la pestana en neblina.
Tan violenta va
granando
que bien la escucharia
se
con
que yo abaje mi mano
o le
allegue mi mejilla.
Dura se hace en diez semanas
como el cobre de la mina,
la que volaba en un vaho
y en la luz no se veia.
Al granar impetuoso
no le teme, de ser nina;
pero a mi toda me azora
esta explosidn de la espiga.
La muerte puede quebrarla
ahora, con seca encia
que desgranada ya vuela
libre de muerte, la espiga.
SONETOS DE LA PODA
I '
PODA DE ROSAL
En el rosal, zarpado y poderoso
como Holofernes vegetal, entraron
mis pulsos del acero iluminados
a herir con seco golpe numeroso.
Yacenbajo el rosal sus dolorosos
miembros como algas de la marejada
y entra la luz en madre alborotada
por las ramas abiertas y dichosas.
Tiene, como Rolddn, setenta heridas
el rosal mio y se las seca el viento,
pero quedan mis manos, del violento,
como por lengua de leon lamidas...
Caen y restan en la maravilla
de un descanso perfecto abandonadas
y grito al ver las dos ensangrentadas
salamandras que tengo en las rodillas...
II
PODA DE ALMENDRO
Podo el menudo almendro contra el cielo
con una mano pura y acendrada,
como se
palpa la mejilla amada
con el semblante alzado del anlielo.
Como creo la estrofa verdadera
en
dejo correr mi sangre viva,
que
pongo mi corazon a que reciba
la sangre inmensa de la primavera.
Mi pecho da al almendro su latido
y el tronco oye, en su medula escondido,
mi corazon como un cincel profundo.
Todos los que me amaban me han per dido,
y es mi pecho, en almendro sostenido,
la sola entrega que yo doy al mundo...
Ill
HIJO ARBOL
El arbol invernal se estampa sobre
el cielo azul, como el perfil de Erasmo
de Rotterdam, absorto por el pasmo
de su dureza y su enjutez de cobre.
Mas noble asi que si estuviera vivo
de frondazon sensual, con su severa
forma que aguarda a la ancha primavera
en su perfil de Erasmo
pensativo.
Mas yolo podo con amargo brio
por darle gesto como a un hijo mio
hasta que se me vuelva criatura.
Y al cielo quebosteza de su hastio
y al paisaje sin escalofrio
lo entrego como norma de amargura.
nlsUOTECA NADONAl
$ecc#N chilrna
VERTIENTE
En el fondo de la huerta
mana una vertiente viva
ciega de largos cabellos
y sin espumas herida.
que de abajada no llama
y no se crece, de fina.
De la concha de mis manos
resbala, oscura y huida.
For lo bajo que rebrota
se la bebe de rodillas,
y yo le llevo tan solo
las sedes que mas se inclinan:
la sed de las pobres bestias,
la de los nihos, la mia.
En la luz ella no estaba
y en la noche no se oia,
pero desde que la hallamos
la oimos hasta dormidas,
porque desde ella se viene
como punzada divina,
o como
segunda sangre
que el pecho no se sabia.
Era ella quien mojaba
los ojos de las novillas.
En la oleada de alhucemas
ella iba y venia
y hablaba igual que mi habla
que los pastos calofria.
No vino a saltos de liebre
bajando la serrania.
Subio cortando carbunclos,
mordiendo las cales frias.
La vieja tierra nocturna
le rebanaba la huida;
pero liego a su querencia
con mas viaje que Tobias...
(Al que mand solo una
noche en el Huerto de Olivas
no lo miraron los troncos
ni la noche enceguecida,
y no le oyeron la sangre,
de abajada que corria.
Pero nosotras que vimos
estaagua de la acedia
que nos amd sin sabernos
y camino dos mil dias;
icomo ahora la dejamos
en la noche desvalida?
gY como dormir lo mismo
que cuando ella no se oia?)
NOCTURNOS
MADRE MIA
Mi madre era pequehita
como la menta o la hierba;
apenas echaba sombra
sobre las cosas, apenas,
y la Tierra la queria
por sentirsela ligera
y porque le sonreia
en la dicha y en la pena.
Los nihos se la
querian,
y los viejos y la hierba,
y la luz que ama la gracia,
y la busca y la corteja.
A de ella sera
causa
este amar lo que no se alza,
lo que sin rumor camina
y silenciosamente habla:
las hierbas aparragadas
y el espiritu del agua.
lA quien se la estoy contando
desde la Tierra extranjera?
A las mahanas la digo
para que se le parezcan:
y en mi ruta interminable
voy contandola a la Tierra.
Y cuando que viene
es
y llega
una voz
lejos canta,
que
perdidamente la sigo,
y camino sin hallarla.
iPor que la llevaron tan
lejos que no se la alcanza?
lY si me acudia siempre
por que no responde y baja?
iQuien lleva su forma ahora
para salir a encontrarla?
Tan lejos camina ella que
su
aguda voz no alcanza.
Mis dias los apresuro
como
quien oye llamada.
II
Esta noche que esta llena
de ti, solo a ti entregada,
aunque estes sin tierapo t6mala,
sientela, oyela, alcanzala.
Del dia que acaba queda
nada mas que espera y ansia.
Algo viene de muy lejos,
algo acude, algo adelanta;
sin forma ni rumor viene
pero de llegar no acaba.
&Y aunque viene asi de recta
por que camina y no alcanza?
III
Eres tu la que camina,
en lo leve y enlo cauta.
Llega, llega, llega al fin,
la mas fiel y mas amada.
iQue te falta donde moras?
lEs tu rio, es tu montana?
lP soy yo misma la que
sin entender se re tarda?
No me retiene la Tierra
ni el Mar que como tu canta;
no me sujetan auroras
ni crepusculos que fallan.
Estoy sola con la Noche,
la Osa Mayor, la Balanza,
por creer que en esta paz
puede viajar tu palabra
y romperla mi respiro
y mi grito ahuyentarla.
Vienes, madre, vienes, llegas,
tambien asi, no llamada.
Acepta el volver a ver
y oir la noche olvidada
en la cual
quedamos huerfanos
y sin rumbo y sin mirada.
Padece
pedrusco, escarcha,
y espumas alborotadas.
Por amor a tu hija acepta
oir buho y marejada,
pero no hagas el retorno
sin llevarme a tu morada.
IV
Asi, allega, dame el rostro,
y una palabra siseada.
Y si no me llevas, dura
en noche. No partas,
esta
que aunque tu no me respondas
todo esta noche es palabra:
rostro, siseo, silencio
y el heruir la Via Lactea.
Asi... asi... mas todavia.
Dura, que no ha amanecido.
Tampoco es noche cerrada.
Es adelgazarse el tiempo
y ser las dos igualadas
y volverse la quielud
transito lento a la Patria.
Sera esto, madre, di,
la Eternidad arrihada,
el acabarse los dias
y ser el siglo nonada,
y entre un vivir y un morir
no desear, de lo asombradas.
lA que mas si nos tenemos
ni tardias ni mudadas?
iComo esto fue, como vino,
como es
que dura y no pasa?
No lo quiero demandar;
voy entendiendo, azorada,
con lloro y con balbuceo
y se funden las palabras
que me diste y que me dieron
en una sola y ferviente:
—"Gracias, gracias, gracias, gracias
CANTO QUE AMABAS
Yo canto lo que tu amabas, vida mia,
por si te acercas y escuchas, vida mia,
por si te acuerdas del mundo que viviste
al atardecer yo canto, sombra mia.
Yo no quiero enmudecer, vida mia,
fiomo sin mi grito fiel me hallarias?
IGual serial, cual me declara, vida mia?
Soy la misma que fue tuya, vida mia.
Ni lenta ni trascordada ni perdida.
Acude al anochecer, vida mia;
ven recordando un canto, vida mia,
si la cancion reconoces de aprendida
y si mi nombre recuerdas todavia.
Te espero sin plazo y sin tiempo.
No temas noche, neblina ni aguacero.
Ven igual con sendero o sin sendero.
Llamame adonde eres, alma mia
y marcha recto hacia mi, companero.
BIBLIOTECA NACIONAl
SSCCldM CH1LSNA
i
O F I C I O S
HERRAMIENTAS
A Ciro Alegria
En el valle de mis infancias
en los Anahuac y en las Provenzas,
con
gestos duros y brillos dulces,
me miraron las herramientas
porque sus muecas entendiese
y el cuchicheo les oyera.
En montones como los hombres
encuclillados que conversan,
sordas de lodo, sonando arenas,
amodorradas pero despiertas,
resbalan, caen y se enderezan
unas mirando y otras ciegas.
Revueltas con los aperos,
trabados los pies de hierbas
trascienden a naranjo herido
o al respi.ro de la menta.
Cuando mozas brillan de ardores
y rotas son madres muertas.
Pasando ranchos de noche
tope con la parva de ellas
y las azord mi risa
como un eco de aguas sueltas.
127
Echadas de bruces, suehan
sus frias espaldas negras
o echadas como mujeres
lucen a la luna llena.
Topandome en la mejilla
afilada, las horquetas,
y un rastrillo masticando
toda la pradera muerta
las unas bailan de mozas,
las otras suehan de viejas,
torcidas, rectas, bruhidas,
enmudecido coro: herramientas.
Persigno mis pies errantes
ajetreados como ellas
y con la azada mas pura,
por que descansen y duerman
voy persignando mi pecho
y el alma que lo gobierna.
Toque a toque la azada viva
me mira y recorre entera,
y le digo que me de,
al caer, la ultima tierra;
y con ternura de hermana
yo la suelto, ella me deja:
azul tendal, adormecido,
hermosura callada: herramientas.
MANOS DE OBREROS
Duras manos parecidas
a moluscos o alimahas;
color de humus o sollamadas
con un sollamo de salamandra,
y tremendamente hermosas
se alcen frescas o caigan cansadas.
Amasa que amasa los barros,
tumba y tumba la piedra acida
revueltas con nudos de cahamo
o en
algodones avergonzadas,
miradas ni vistas de nadie
sdlo de la Tierra m&gica.
Parecidas a sus combos
o a sus
picos, nunca a su alma;
a veces en ruedas locas,
como el
lagarto rebanadas,
y despues, Arbol-Adamico
viudo de sus ramas altas.
Lasoigo correr telares;
en homos las miro abrasadas.
El yunque las deja entreabiertas
y el chorro de trigo apuhadas.
Las he visto en bocaminas
y en canteras azuladas.
Remaron por mi en los barcos,
mordiendo las olas malas,
y mi huesa la haran justa
aunque no vieron mi espalda...
A cada verano tejen
linos frescos el agua.
como
Despues encardan y peinan
el algodon y la lana,
y en las ropas de los nihos
y de los heroes, cantan.
Todas duermen de materias
y sehales garabateadas.
Padre Zodiaco las toca
con el Toro
y la Balanza.
;Y como, dormidas, siguen
cavando o moliendo caha,
Jesucristo las toma y retiene
entre las suyas hasta el Alba!
RELIGIOSAS
ALMUERZO A L SOL
Bendicenos, el Padre,
el tendal del almuerzo.
Bendice el mediodia
bianco como el cordero
que a los dispersos trae
y va sentando en ruedo.
La
gracia de la hora
dibuja el cerco
en mandando su rayo
preciso y recto
;y se dora la tierra
de hombres y de alimentos!
Bendicenos la mesa
hija de siete huertos,
y de un trigal dorado
y un herbazal al viento;
Bendicenos la jarra
que abaja el cuello fresco,
la fruta embelesada,
la mazorca riendo,
y el cafe de ojo oscuro
que esta empinado, viendonos.
Las grecas
de los cuerpos
bendigalas Duefio;
su
ahora el brazo en alto,
ahora el pecho,
y la mano de siembras,
y la mano de riegos.
Si acaso somos
dignos
de sentir, Padre Nuestro,
que pasas y repasas
la parva de alimentos.
Y si yantan en torno
boyadas y boyeros,
y ya bebid el cabrito
y el pajaro sediento.
AI mediodia, Padre,
en el azul acerrimo,
jque integro tu pecho
que redondo tu reino!
EL REGRESO
Desnudos volveremos a nuestro Dueno,
manchados como el cordero
de matorrales, gredas, caminos,
y desnudos volveremos al abra
cuya luz nos muestra desnudos:
y la Patria del arribo
nos mira fija y asombrada.
Pero nunca fuimos soltados
del coro de las Potencias
y de las Dominaciones,
y nombre nunca tuvimos
pues los nombres son del Unico.
Sohamos madres y hermanos,
rueda de noches y dias
y jamas abandonamos
aquel dia sin soslayo.
Ceimos cantar, rendirnos
y despues seguir el canto;
pero tan solo ha existido
este himno sin relajo.
Y fuimos soldados,
nunca
ni maestros niaprendices,
pues vagamente supimos
que jugabamos al tiempo
135
siendo hijos de lo Eterno.
Y nunca esta Patria dejamos,
y lo demas, suehos han sido,
juegos de nihos en patio inmenso:
fiestas, luchas, amores, lutos.
Y la muerte fue mentira
que la boca silabeaba;
muertes en lechos o caminos,
en los mares o en las costas;
pequehas muertes en que cerrabamos
ojos que nunca se cerraron.
Dormidos hicimos rutas
y a ninguna parte arribabamos,
y al Angel Guardian rendimos
con partidas y regresos.
Y los Angeles reian
nuestros dolores y nuestras dichas
y nuestras busquedas y hallazgos
y nuestros pobres duelos y triunfos.
Caiamos y levantabamos,
cocida la cara de llanto,
y lo reido y lo llorado,
y las rutas y los senderos,
y las partidas y los regresos,
las hacian con nosotros,
el costado en el costado.
Mandaban y obedeciamos
con rostro iracundo o dichoso
y el arribo no llegaba
y unas dichas casquivanas
si asomaban, no descendian.
Y los oficios jadeados
nunca, nunca los aprendiamos:
el cantar, cuando era el canto,
en la garganta roto nacia.
Y solo el sueno profundo
en
como piedra santa dormiamos
en
y algo sonabamos que entendiamos
para olvidarlo al otro dia...
Y recitabamos Padrenuestros
a los Angeles que sonreian.
De la jornada a la jornada
jugando a huerta, a ronda, o canto,
al oficio sin Maestro,
a la marcha sin
camino,
y a los nombres sin las cosas
y a la partida sin el arribo
fuimos ninos, fuimos ninos,
inconstantes y desvariados.
Y baldios regresamos,
;tan rendidos y sin logro!
balbuceando nombres de "patrias
a las que nunca arribamos
Y nos llamaban forasteros
iy nunca hijos, y nunca hijas!
wgUOTEC* NAClONAi
SECC!6M CHSLRN&
LAMPARA DE CATEDRAL
A Jacques y Rai'ssa Maritain
La alta lampara, la amante l&mpara,
tantea el pozo de la nave
en unos buceos de ansia.
Quiere coger la tiniebla
y la tiniebla se adensa,
retrocede y se le hurta.
Parece el ave cazada
a la mitad de su vuelo
y a la que atrapo una llama
que no la quema ni suelta,
ni le consiente que vaya
sorteando las columnas,
rasando los capiteles.
Corazon de Catedral,
ni enclavado ni soltado,
grave o ligero de aceite,
brazo ganoso o vencido,
solo valido si alcanza
el flanco hendido de Cristo,
el angulo de su boca.
La sustenta pardo aceite
un
que cuando acabarse,
ya va a
para que ella al fin descanse,
alguien sube, alguien provee
y le devuelve todos sus ojos.
Vengo a ver cuando es de dia
a la que no tiene dia,
y de noche otra vez vengo
a la que no
tiene noche.
;Y cuando caigo a sus pies,
citas son, llantos, siseos,
su llamada de lo alto
mi fracaso en unas losas!
Caigo a sus pies y la pierdo,
y corriendo al otro angulo
de la nave, por fin logro
sus sangrientos lagrimales.
Entonces, loca, la rondo,
y me da al pecho y me inunda
su lampo de aceite y sangre.
Vendria de hogar saqueado
y con las ropas ardiendo,
como yo,
y ha rebanado
pies, y memoria, y regresos.
Tambaleando en humareda,
ebria de dolor y amor,
desollada danzaria
hasta que ya fue aupada.
Desde el hondon de la nave
oigo al Cristo prisionero,
que le dice: "Resta, dura".
"Ni te duelas ni te rin das,
y ningun relevo esperes".
Ni ella ni El tienen sueho,
tampoco muerte ni Paraiso.
NOEL I N D I O
A Gilda Pendola
—Madre sin aguinaldo
ni grande ni menudo,
sohando a media noche,
doy mi nino desnudo.
En aire de los Andes
y en el rastrojo crudo,
mi unico don voy dando
a mi nino desnudo.
No hay viento de la Puna
que silbe tan agudo,
como silba llamandote
el tu nino desnudo.
Mi Dios ve toda came,
y a mi Sehor ayudo
dandole en noche santa
a mi nino desnudo.
140
P I N O S D E N A V I D A D
A la media nochejusta
en
llegando el Bienvenido
los que se durmieron hombres
se van despertando pinos.
Los gigantes son nonada,
los fuertes son temblorcillo,
y la Tierra sube y sube
por los brazos de los pinos...
Los bultos de gladiadores,
de almirantes y caudillos
serian escamoteados
que esta noche manda un Nino...
Pesaban los animales,
las montahas y los rios;
pero ahora pesa el mundo
lo que la aguja del pino.
El aire no huele a fruto
a flor, ni a viento marino.
Huele a renuevo de un dia,
al Dios-Chiquito, al Dios-Niho.
De ramos verdea el mundo
porque esta bajando un Pino,
jrompe el aire, da en la Tierra
y posa el pie a lo divino!
141
ESTRELLA DE NAVIDAD
La nina que va corriendo
atrapo y lleva una estrella.
Va que vuela y va doblando
matas y bestias que encuentra.
Ya se le queman las manos
se cansa, trastabillea,
tropieza, cae de bruces,
y con ella se endereza...
No se le queman las manos,
ni se le rompe la estrella
aunque ardan desde la cara
brazos, pecho, cabellera.
Llamea hasta la cintura
la gritan y no la suelta,
manotea sancochada,
pero no suelta la estrella.
—Como que la va sembrando
que la zumba y la volea.
142
Como que se le deshace
y se queda sin estrella.
No fue que
cayo, no fue.
Era que quedo sin ella
y es que ya corre sin cuerpo,
trocada y vuelta centella.
Como que el camino enciende
y que nos arden las trenzas
y todos la recibimos
porque arde toda la Tierra.
MEMOR1A DE LA GRACIA
A1 Rev. Gabriel Mendez Plancarte
Cincuenta ahos caminando
detras de la Gracia,
gracia de las dos Marias,
y de las dos Anas.
Cosa
mejor que las albas,
y el golpe de rafaga,
cayendo al pecho lo mismo
que nina azorada
y el instante diciendo ;gracias!
y el asombro diciendo igracias!
Me paso por el costado
en niebla fugada;
en la piedra aguamarina
me echo la mirada.
La sospecho en rama sin
aire columpiada,
y su iris hecho y deshecho
de las cataratas.
Conozco a la fugitiva
por aire y espaldas,
el volar de sus cabellos
y la seha rdpida;
y el juego que va jugando
de nina trocada;
y con diez nombres la llamo
por si uno la alcanza.
Dura lo que el parpadeo
o el habla siseada.
Me la gano de camino,
la pierdo, arribada,
o me suelto de ella cuando
ya iba a ser salva,
y sigo por soledades
de Ismael sin patria.
En otra parte yo fui
de ella amamantada.
Rondas trenzaron conmigo
sus manos de agua.
O la seguia lo mismo
que oveja cebada,
o me caia en el sueho
como ave cazada . ..
La miraba de hito en hito
y ella
me miraba.
No habia hora futura
ni hora pasada
y a nudo de madre e hija
eso se igualaba.
Talvez rompid en el mundo
se
primero la Gracia
y ahora cuesta jadeo
y sangre ganarla.
Mas sin ella me reseco
de rostro y entrahas,
y me vuelvo la cal muerta,
la fruta pisada.
II
Pero a veces tres cruzamos
los campos llamandola,
desde que cae la noche
al rasgon del alba.
Nuestra carrera conturba
a las desveladas
y se llenan de memoria
las desmemoriadas.
Como quien suelta a una Isla
de noche, las barcas,
por que de ella no se olviden
en mesa ni almohada,
yo le nombro a las dormidas
la Madre olvidada.
Una noche hablan la lengua
que con ella hablaban;
pero en despertando vuelven
a ser trascordadas.
MBIHTECA1 NACIOHA*
~secc|6n ghileha
146
PROCESION INDIA
Rosa de Lima, hija de Cristo
y Domingo el Misionero,
que sazonas a la America
con Sazon
que da tu cuerpo:
vamos en tu procesion
con gran ruta y grandes sedes,
y con el nombre de "Siempre",
y con el signo de "Lejos".
Y caminamos cargando
con
fatiga y sin lamento
unas
bayas que son veras
y unas frutas que son cuento
el mamey, la granadilla,
la pitahaya, el higo denso.
Va la
vieja procesion,
en
anguila que es de fuego,
por los filos de los Andes
vivos, santos y trem^endos,
llevando alpaca y vicuna
y callados llamas lentos,
para que tu nos bendigas
hijos, bestias y alimentos.
Polvo da la procesidn
y ninguno marcha ciego,
pues el polvo se parece
a la niebla de tu aliento
y tu luz sobre los belfos
da zodiacos ardiendo.
De la sierra embalsamada
cosas puras te traemos:
y pasamos voleando
arbol-quina y arbol-cedro,
y las gomas con virtudes
y las hierbas con misterios.
Santa Rosa de la Puna
y del alto ventisquero:
te llevamos nuestras marchas
en collares que hace el tiempo;
las escarchas que da Junio,
los rescoldos que da Enero.
De las puertas arrancamos
a los mozos
y a los viejos
y en la cobra de la sombra
te llevamos a los muertos.
Abre, Rosa, abre los brazos,
alza tus ojos y venos.
Llama aldeas y provincias;
haz en ellas el recuento
iy se vean las regiones
extendidas en tu pecho!
El anillo de la marcha
nunca, Madre, romperemos
en el aire de la America
ni en el abra de lo Eterno.
Al dormir tu procesion
continue en nuestro sueno
y al morirnos la sigamos
por los Andes de los Cielos.
PATRON DE TELARES
Patron de tejedores,
telar redondo:
a los talleres llegas
como un "Dios loco".
Tocas tu brazo,
alzas los torsos,
ly el Tejedor no quiere
ningun reposo!
Peddles, lanzaderas,
corren ansiosos,
Los pulsos arden
como jarros en homo.
Algodones y lanas
lamen tu rostro,
y las devanadoras
apuran copos . . .
Dueho de los Telares,
brazo operoso:
149
no nos cansemos
como ruedas de tornos
jNo te faltemos
hasta el ultimo soplo,
la sien desmoronada
y el telar roto!
R O N D A S
RONDA ARGENTINA
La ronda de la Argentina
en el Trdpico aparece
y bajando por los rios
con sus mismos rios crece.
Pasa, pasa los plantios
y en helechos se atardece.
Caminamos con el dia
seguimos cuando anochece.
Dejando Mesopotamia
como
que desaparece,
porque el anillo se rompe
con la fuerza de las mieses.
Siete veces se nos rompe
y se junta siete veces.
En la
Pampa va crazando
la grosurade las reses
y la ronda blanca parte
negruras y bermejeces.
Y con el viento pampero
a mds canta mas se crece.
Llegando a la Patagonia,
de avestruces emblanquece,
y pescamos en las Islas
los que son ultimos peces.
La ronda de la Argentina
que en el Tropico aparece.
Y la ronda da la vuelta
donde el mundo desfallece ...
En el bianco mar Antartico
prueba el mar hasta las heces,
y en un giro da la vuelta
donde el mundo desfallece,
la ronda de la Argentina
que en el Tropico aparece.
DUERME, DUERME, NWO CRIST1AN0
Duerme, duerme,
nino cristiano.
Paso el dia
como el vilano
ebrio de luz
y canto llano
y el adamita
no vivid en vano.
Duerme, duerme,
nino gitano
que cruzaste
montana y llano.
La dulce noche
no toma en vano
la "Conca d'oro
entre sus manos.
Duerme oprimiendo
en mano
y mano
tu Isla dorada
nino italiano.
Duerme escuchando
rumor lejano
de angel y arcan gel
nino cristiano.
Duerme celado
de los humanos
y recobrado
de lo arcano.
Suena lo alto
y lo lejano.
Duerme lo mismo
que trigo en grano
ciego y mecido
por lenta mano.
Duerme tu mar
nino cristiano.
R O N D A D E LOS AROMAS
Albahaca del cielo
malva de olor,
salvia dedos azules,
anis desvariador.
Bailan atarantados
a la luna o al sol,
volando cabezuelas,
talles y color.
Las zamarrea el viento,
las abre el calor,
las palmotea el rio,
las aviva el tambor.
Cuando es que las mandaron
a ser matas de olor,
todas dirian ";si!
y gritarian ";yo!
La menta va al casorio
del brazo del cedron
157
y atrapa la vainilla
al clavito de olor.
Bailemos a los locos
y locas del olor.
Cinco semanas, cinco,
les dura el
esplendor.
;y no mueren de muerte
que se mueren de amor!
,'JOTECA H AGONAL
xEOCiOH 'CHILSNA
R O N D A C U B A N A
Caminando de Este a Oeste
con su arrastre de metales,
hacen la ronda de espadas
doce mil palmeras reales.
Se desparraman en grupos
como estrellas o animates;
y de nuevo se rehace
la ronda de palmas reales...
Entre cafes y algodones,
y entre los canaverales,
avanza abriendose paso
la ronda de palmas reales...
Saltan pernada
con una
maniguas y platanales
y de noche van sonambulas
andando, las palmas reales...
Cuando, de loca frenetica,
suelta lascofias y chales,
se da bailar con nosotros
a
la ronda de palmas reales...
Pero ahora, de ligeras,
no llevan cuerpos mortales,
y se pierde rumbo al cielo,
la ronda de palmas reales.
R O N D A DEL F U E G O
A Gabriel Tomic
Flor eterna de cien hojas
fucsia llena de denuedo
flor en tierra no sembrada
que mentamos "flor del fuego".
Esta roja flor la dan
en la noche de San Juan.
Flor que corre como el gamo,
con la lengua sin jadeo,
flor que se abre con la noche,
repentina flor del fuego.
Esta flores la
que dan
en la noche de San Juan.
Flor en tierra no sembrada,
flor sin arbol, flor sin riego,
el tu amor esta en la tierra
y el tu tallo esta en los cielos.
Esta flor cortan y dan
en la noche de San Juan.
160
Flor que sueltan lenadores
contra bestia y contra miedo;
flor que mata los fantasmas,
Ivoladora flor del fuego!
]Esta roja flor la dan
en la noche de San JuanI
Yo te enciendo, tu me llevas;
yo te celo y te mantengo.
Cu&nto amor que nos tuviste
iflor caida, flor del fuego!
Esta flor cortan y dan
en la noche de San Juan.
VAGABUNDAJE
P U E R T A S
Entre los gestos del mundo
recibi el que dan las puertas.
En la luz yo las he visto
o selladas o entreabiertas
y volviendo sus espaldas
del color de la vulpeja.
IFor que fue que las hicimos
para ser sus prisioneras?
Del gran fruto de la casa
son la cascara avarienta.
El fuego amigo que gozan
a no lo prestan.
la ruta
Canto que adentro cantamos
lo sofocan sus maderas
y a su dicha no convidan
como la
granada abierta:
jSibilas llenas de polvo,
nunca mozas, nacidas viejas!
Parecen tristes moluscos
sin marea y sin arenas.
Parecen, en lo cehudo,
la nube de la tormenta.
A las sayas verlicales
de la Muerte se asemejan
y yo las abro y las paso
como la cana que tiembla.
";No!", dicen a las mananas
aunque las banen, las tiernas.
Dicen ";No! al viento marino
que en su frente palmotea
y al olor de pinos nuevos
que se viene por la Sierra.
Y lo mismo que Casandra,
no salvan aunque bien
sepan:
porque mi duro destino
el tambien paso mi puerta.
Cuando golpeo me turban
igual que la vez primera.
El seco dintel da luces
como la
espada despierta
y los batientes se avivan
en escapadas gacelas.
Entro como quien levanta
pano de cara encubierta,
sin saber lo que me tiene
mi casa de angosta almendra
y pregunto si me aguarda
mi salvacion o mi perdida.
Ya quiero irme y dejar
el sobrehaz de la Tierra,
el horizonte que acaba
como un ciervo, de tristeza,
y las puertas de los hombres
selladas como cisternas.
Por no voltear en la mano
sus Haves de anguilas muertas
y no oirles mas el crotalo
que me sigue la carrera.
Voy a cruzar sin gemido
la ultima vez por ellas
y a alejar me tan gloriosa
como la esclava liberta,
siguiendo el cardumen vivo
de mis muertos que me llevan.
No estaran alia rayados
por cubo y cubo de puertas
ni ofendidos por sus muros
como el herido en susvendas.
Vendran a mi sin embozo,
oreados de luz eterna.
Cantaremos a mitad
de los cielos y la tierra.
Con el canto apasionado
heriremos puerta y puerta
y saldran de ellas los hombres
como ninos
que despiertan
al oir que se descuajan
y que van cayendo muertas.
A D I O S
Adios la tierra de dos anos,
dorada como Epifania
dulce de andar, dulce de ver,
y de tomar la vida mia.
De ti me voy, tambien me voy
aunque restar bien me creia.
Adios la tierra de cinco anos,
Provenza sin melancolia,
alegre del claro aceite,
de felibres y romerias,
aunque te quiero sol y viento
y como joya me brunias
tu padre-rio ya lo dejo
aunque su silbo ya fuese mio.
Liguria matrona y doncella
donde tan dulce se dormia,
donde tan dulce se marchaba,
y sin accidia se vivia:
tambien me voy, tambien de ti
aunque fui tuya y eras mia.
DESPEDIDA
Ahora son los adioses
que por un golpe de viento
se allegan o parten;
asi son todas las dichas.
Si Dios quiere vuelvo un dia
de nuevo la cara
y no regreso si los rostros
que busco me Saltan.
Asi somos como son
cimbreando las palmas
apenas las junta el gozo
y ya se separan.
Gracias del pan, de la sal
y de la pitahaya,
del lecho que olia a mentas
y la noche "hablada".
La garganta mas no dice
por acuchillada;
no ven la puerta los ojos
cegados de Idgrimas.
E M I G R A D A J U D 1 A
Voy mas lejos que el viento oeste
y el petrel de tempeslad.
Paro, interrogo, camino
iy no duermo por caminar!
Me rebanaron la Tierra
solo me han dejado el mar.
Se quedaron en la aldea
casa, costumbre, j) dios lar.
Pasan tilos, carrizales
y el Rhin que me enseho a hablar.
No llevo al pecho las mentas
cuyo olor me haga llorar.
Tan solo llevo mi aliento
y mi sangre y mi ansiedad.
Una soy a mis espaldas
otra volteada al mar:
mi nuca hierve de adioses,
y mi pecho de ansiedad.
Ya el torrente de mi aldea
no da mi nombre al rodar
y en tierra y aire me borro
como huella en arenal.
A cada trecho de ruta
voy perdiendo mi caudal:
una oleada de resinas,
una torre, un robledal.
Suelta mi mano sus gestos
de hacer la sidra y el pan
;y aventada mi memoria
llegare desnuda al mar!
bibl --ja nacional
sf.cci<5n chiusha
PA TRIAS
A Emma y a Daniel Cosio Villegas
Hay dos puntosen la Tierra
son
Montegrande y el Mayab. *
Como sus brocales arden
se Ies tiene
que encontrar.
Hay dos estrellas caidas
a
espinales y arenal;
nos las contaron por muertas
en cada
piedra de umbral.
El canto que les ardia
nunca
dejo de llamar,
y a mas andamos, mas crecen
como el padre Aldebaran.
Hay dos puntos cardinales:
Son Montegrande y el Mayab.
Aunque los ciegue la noche
iquien los puede aniquilar?
y los dos alciones vuelan
vuelo de flecha real.
Hay dos espaldas en duelo
que un calor secreto dan,
grandes cervices nocturnas
tercas de fidelidad.
*
Montegrande, aldea del valle de Elqui, (Chile).
Mayab, nombre indigena de la peninsula de Yucatan, (Mexico).
172
Las dos volvieron el rostro
para no mirar a Cam,
pero en oyendo sns nombres
las dos vuelven por salvar.
No son mirajes de arenas;
son madres en soledad.
Dieron el flanco y la leche
y se oyeron renegar.
Pero por si regresasemos
nos dejaron en senal,
los pies blancos de la ceiba
y el rescoldo del faisan.
Vamos, al fin, caminando
\Montegrande y el Mayabl
Cuesta repechar el valle
oyendo burlas del mar.
Pero a mas andamos, menos,
se vuelve la vista atras.
La memoria es un
despefio
y es un grito el recobrar.
Piedras del
viejo regazo,
jades que ya van a hablar,
lenos al soltar la llama
en mi aldea y el Mayab:
solo estamos a dos marchas
y alientos de donde estais.
Ya podeis secar el llanto
y salirnos a encontrar,
quemar las canas del Tiempo
y seguir la Eternidad.
/
T I E M P O
I
A MANECER ■
Hincho mi corazon para que entre
como cascada ardiente el Vniverso.
El nuevo diallega y su llegada
me deja sin aliento.
Canto como la gruta que es colmada
canto mi dia nuevo.
Por la gracia perdida y recobrada
humilde soy sin dar y recibiendo
hasta que la Gorgona de la noche
va, derrotada, huyendo.
12.—Mistral. 177
M A ft A N A
Es ella devuelta, es ella devuelta.
Cada manana la misma y otra.
Que lo esperado ayer y siempre
ha de llegar esta manana:
Mahanas de manos vacias,
que prometieron y defraudaron.
Mirar ahrirse otra manana
saltar como el ciervo del Este
despierta, feliz y nueva,
vivida, alacrita y rica de obras.
Alee el herma.no la cabeza
caida al pecho y recibala.
Sea digno de la que salta
y como alcion se lanza y sube
alcion dorado que baja cantando
jAleluya, aleluya, aleluya!
ATARDECER
Siento mi corazon en la dulzura
fundirse como ceras:
son un oleo tardo
y no un vino mis venas,
y siento que mi vida se va huyendo
callada y dulce como la gacela.
N O C H E
Las montahas se deshacen
el ganado se ha perdido;
el sol regresa a su fragua:
todo el mundo se va huido.
Se va borrando la huerta,
la granja se ha sumergido
y mi cordillera sume
su cumbre
y su grito vivo.
Las criaturas resbalan
de soslayo hacia el olvido,
y tambien los dos rodamos
hacia la noche, mi niho.
•'"3U0.TECA NACIONAL
afcCClON CHILKMA
RECADO TERRESTRE
RECADO TERRESTRE
Padre Goethe queestas sobre los cielos
entre los Tronos y Dominaciones
y duermes y vigilas con los ojos
por la cascada de tu luz rasgados:
si te liberta el abrazo del
Padre,
rompe la Ley y el cerco del Arcan gel,
y aunque te den como piedra de escandalo,
abandona los coros de tu gozo,
bajando en ventisquero derretido
o albatros libre que llega devuelto.
Parece que te cruza, el Memorioso,
la vieja red de todas nuestras rutas
y que te acuden nombres sumergidos
para envolverte en su malla de fuego:
Tierra, Demeter, y Gea y Prakriti.
Tal vez tu nos recuerdes como a fdbula
y, con el llanto de los trascordados,
llores recuperando al niho tierno
que mamo leches, chupd miel silvestre,
y quebro conchas y aprendio metales.
Tu nos has visto en hora de sol lacio
y el Orion la Andromeda disueltos
y
acurrucarnos bajo de tu cedro,
parecidos a renos atrapados
o a bisontes
cogidos del espanto.
Somos, como en tu burla visionaria,
la gente de la boca retorcida
por lengua bifida, la casta ebria
del "si y el "no", la unidad y el divorcio,
aun con el Fraudulento mascullando
miembros tiznados de palabras tuyas.
Todavia vivimos en la gruta
la luz verdesesgada de dolo,
donde la Larva procrea sin sangre
y funden en Madrepora los pdlipos.
Y hay todavia en grasas de murcidlago
y en plumones morosos de lechuzas,
una noche
que quiere eternizarse
para mascar su betun de tiniebla.
Procura distinguir tu prole livida
medio Cordelia loca y medio Eumenide.
Todo hallaras igual en esta gruta
nunca lavada de salmuera acerrima.
Y hallar, Demiurgo, cuando marches,
vas a
bajo cubo de piedra, la bujeta
donde unos prueban mostaza de infierno
en bizca operacion de medianoche.
Pero por gracia de este dia
sera
que en el percal de los aires se hace
paro de viento, quiebro de marea.
Como que quieres permear la Tierra,
sajada en res, con tu rio de yida,
y desalteras al calenturiento
y echas sehales al apercibido.
Y vuela el aire un guiho de respuesta
un si-es no-es de albricias, un vilano,
y no hay
en lo que llega a nuestra came
tacto ni sacudida que conturben
sino un siseo de labio amoroso
mas
delgado que silbo: apenas habla.
EPI LO G O
ULTIMO ARBOL
A Oscar Castro
Esta solitaria greca
que me dieron en naciendo:
lo que va de mi costado
a mi costado de fuego;
Lo que corre de mi frente
a mis pies calenturientos;
esta Isla de mi sangre,
esta parvedad de reino,
Yo lo devuelvo cumplido
y en brazada se lo entrego
al ultimo de mis arboles,
a tamarindo o a cedro.
Por si en la
segunda vida
no me dan lo que ya
dieron
y me hace falta este cuajo
de frescor y de silencio,
Y yo paso por el mundo
en sueno, carrera o vuelo,
en vez de umbrales de casas,
quiero arbol de paradero!
187
Le dejare lo que tuve
de ceniza y firmamento,
mi flanco lleno de hablas
y mi flanco de silencio;
Soledades que me di,
soledades que me dieron,
y el diezmo que pague al rayo
de mi Dios dulce y tremendo;
Mijuego de toma y daca
con las nubes y los vientos,
y lo que supe, temblando,
de manantiales secretos.
;Ay, arrimo tembloroso
de mi Arcangel verdadero,
adelantado en las rutas
con el ramo
y el ungiiento!
Talvez yanacio y me falta
gracia de reconocerlo,
o sea el arbol sin nombre
que cargue como a hijo ciego.
A veces cae a mis hombros
una humedad o un oreo
y veo en contorno mio
el cingulo de su ruedo.
Pero talvez
su follaje
ya va arropando mi sueno
y estoy, de muerta, cantando
debajo de el, sin saberlo.
SISLlOTECA NACIO. '
SKCCI6N GHIIENA
INDICE
PROLOGO
^La otra 9
DESVARIO
El reparto 13
Encargo a Blanca 15
GUERRA
Caida deEuropa 19
Campeon finlandes 21
La huella 23 —
Hospital 25
JUGARRETAS
Ayudadores 29
Cajita de pasas 30
Dona Venenos 32
Nacimiento de una casa 34
Ocho perritos 36
LUTO
Aniversario 39
El costado desnudo 41
Luto 45
Mesa ofendida 47
Los dos 49
Noche de San Juan 51
Una palabra 53
LOCAS MUJERES
La abandonada 57
La ansiosa 59
La bailarina 61
La desasida 63
La desvelada 65
La dichosa 68
La fervorosa 71
//La fugitiva « 73
La granjera 75
Marta y Maria 77
Mujer de prisionero 79
La que camina 82
Una piadosa 85
Una mujer 87
La humillada 88
NATURALEZA
Amapola de California 93
Hallazgo del palmar 95
La piedra de Parahibuna 97
Muerte del mar 99
Ocotillo 103
Palmas de Cuba 105
Cancidn del maizal 107
Ceiba seca 109
Espiga uruguaya 111
Sonetos de la poda 112
Vertiente 115
NOCTURNOS
Madre mia 119
Canto que amabas 123
OFICIOS
Herramientas 127
Manos de obreros 129
RELIGIOSAS
Almuerzo al sol 133
El regreso 135
Lampara de catedral 138
Noel indio 140
Pinos de Navidad 141
Estrella de Navidad 142
Memoria de la Gracia 144
Procesidn india 147
Patrdn de telares 149
RONDAS
Ronda argentina 153
Duerme, duerme, nino cristiano 155
Ronda de los aromas 157
Ronda cubana 159
Ronda del fuego 160
VA GABUNDAJE
Puertas 165
Adids 168
Despedida 169
Emigrada judia 170
Patrias 172
T1EMPO
Amanecer 177
Manana 178
Atardecer 179
Noche 180
RECADO TERRESTRE
Recado terrestre 183
EPILOGO
Ultimo cirbol ____ 187
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B'mWCi, BTACIOHM.
18ENE 1955
Secc. Control y Cat.1
Obras Selectas — Volumen VI
L A G A R
por Gabriela Mistral
se termin6 de imprimir bajo el sello de
la Editorial Del Pacifico S. A., el 24 de
Diciembre de 1954, en las prensas de la
misma Editorial; San Francisco 116,
Santiago de Chile.
EDICIONES
EDITORIAL DEL PACIFICO S. A.
Obras Selectas de Gabriela Mistral, Vol.
II, Desolacidn.
Las 48 Americas, por Raymond Cartier.
Ideas y Confesiones de Portales, por
Raul Silva Castro.
Entre la libertad y el miedo, por Ger-
man Arciniegas.
Memorias, de Lord Thomas Cochrane.
Pdginas de un Diario, por Lily Ihiguez
Matte.
Stalin, por Alejandro Vicuna.
I'apelucho, por Marcela Paz.
Caramelos de Luz, por Marcela Paz.
Nuestros vecinos justicialistas, por Ale-
jandro Magnet.
El Padre Hurtado, por Alejandro
Magnet.
De Lenin a Malenkov, por Julidn Gor-
kin.
La gran estafa, por Eudocio Ravines.
America Latina entra en escena, por
Tibor Mende.
Los santos van al infierno, por Gilbert
Cesbron.
COLECCION DE AUTORES
CHILENOS
I. Ensayos, por JosS Toribio Medina.
II. Bajo la tienda, por Daniel Riquel-
meo
III. Romdn Calvo, el Sherlock Holmes
chileno, por Alberto Edwards.
IV. Tradiciones serenenses, por Manuel
Concha.
V. Comarca del Jazmfn y sus mejores
cuentos, por Oscar Castro.
VI. Sewell, por Baltazar Castro.
VII. Esas ninas Ugarte..., por Waldo
Vrzxia.
VIII. El Socio, por Jenaro Prieto.
IX. Llampo de Sangre, por Oscar Castro.
COLECCION SINTESIS
I. Breve Estudio sobre el Teatro Fran-
cds Con tern pordneo, por Francisco
Walker Linares.
II. La rebelidn del Asia, por Tibor
Mende.
III. Culturas Precolombinas de Chile,
por Greta Mostny.
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