Amores Tóxicos
Amores Tóxicos
Amores Tóxicos
Esas tías quizá olviden que el dolor de un amor pasado hasta puede
resultar más doloroso que la muerte misma de otro ser (Di-s no
permita): el deceso de un ser humano no es algo que podamos
evitar, a fin de cuentas la muerte es parte de la vida también, no
resulta ser una decisión propia. En cambio, el distanciamiento de
una pareja forma parte de una decisión de alguna (o ambas) de las
partes.
El amor pasado se transforma en un “muerto vivo”, pues, existe
una parte que ya no está con nosotros, que “murió”, pero a la vez
está “viva”, pudiéndonos cruzarlo en cualquier momento.
Más allá del posible dolor post corte, este factor no debería ser
tomado en cuenta si se percibe que la relación no da para más.
Es preferible sacrificar el pasado, a fin de proyectar un presente y
un futuro más feliz.
No es pecado cortar una relación a tiempo. No existen ni “malos”
ni “pobrecitos”… concluir que aquella persona no era la indiciada,
no significa que seamos malas personas.
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telefónicos, chateando hasta largas horas de la noche. Sin límites
de horario. Avasallando a su par.
Si bien esta dependencia puede sentirse agradable para el
demandado, este vínculo –con el tiempo- puede provocar serios
inconvenientes en la pareja como ser: celos desmedidos, libertad
limitada, desgaste de la relación, etc.
c) Amor sin rumbo. Para formar algo serio se deben tener claros
los objetivos de vida: la manera de alcanzarlos, los sueños, los
proyectos en común. Antes que nada tú debes tenerlos caros. La
atracción física no es amor sino pasión y, como todo lo pasional,
en algún momento termina.
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A fin de evitar personas inmaduras que aun no saben qué quieren
de sus vidas, chequeamos lo antes posible qué tipo de metas tiene
(y obviamente si se adecuan a las nuestras). Un filtro para
evitarnos dolores de cabeza es intentar esclarecer este punto en
las primeras citas. El tiempo es valioso para ambas partes.
Hagámonos (y hagamos) un favor.
e) Amor con poco condimento. “Ya le dije que la amo, ¡no sé que
más quiere!”. Sucede cuando la relación ya está afianzada y como
nadie se tiene que ganar el cariño de nadie, pues todo marcha
viento en popa, se deja de regar el amor. No olvidemos que el
amor no es algo que se produce automáticamente, sino que hay
que trabajar en ello, se debe construir. Por eso existe un precepto
de “amar al prójimo como a uno mismo” (Levítico 19:18), si sería
algo que vendría “solo”, pues, no habría precepto. El hecho de
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exigirnos aquello, significa que está en nuestras manos –y es
nuestra obligación- promocionarlo.