TFG Hernando Ricote, Maria ...
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SOCIALES
Madrid
2020/2021
Resumen
Abstract
The present bibliographic review aims to investigate insomnia disorder, its characteristics
and the factors that intervene not only in its appearance, but also in its maintenance, in
order to later explore the different approaches that exist when approaching a treatment.
Insomnia is a very prevalent sleep disorder. In most cases, it arises as a symptom of an
underlying pathology, and once it´s treated, the patient no longer experiences insomnia.
In cases where insomnia becomes chronic, the disorder is no longer dependent on the
pathology that caused it. In chronic insomnia, treatment is focused on the causes that
maintain it. The public entity in charge of diagnosing and treating insomnia is Primary
Care. There are three treatment options for insomnia: the pharmacological route, the non-
pharmacological route, and a mixed approach.
Key words: Insomnia, diagnosis, treatment, Cognitive- Behavioural Therapy.
pág. 3
Índice
Introducción 6
Definición de insomnio. 7
Características demográficas del trastorno de
8
insomnio.
12
Evaluación
16
Evolución y mantenimiento del insomnio.
Terapia conductual. 19
Terapia de relajación. 20
Control estimular. 20
Restricción de sueño. 21
Terapia cognitiva. 22
Educación en higiene del sueño. 23
El enfoque mixto. 24
Discusión y conclusiones. 28
pág. 5
Introducción
La palabra sueño, proveniente del latín somnum, está definida en la Real Academia de la
Lengua Española como el “acto de dormir” o “gana de dormir” (R.A.E, 2001).
El sueño y el significado de los sueños han sido un tema de interés para el hombre a lo
largo de la historia y de las diferentes culturas. En algunas sociedades, este tema se ha
tratado como algo misterioso o que tiene relación con lo sobrenatural. A nivel social y
literario, la relación con el sueño también ha suscitado interés a lo largo de la historia. Y
si bien esto no puede generalizarse, los seres humanos pasamos casi un tercio de nuestro
tiempo en el mundo durmiendo.
Sin embargo, desde un punto de vista médico, este tema no ha empezado a ser objeto de
estudio hasta hace aproximadamente un siglo.
Los primeros casos de trastornos del sueño estudiados fueron casos de hipersomnia, y
fueron estudiados a finales del siglo XIX. Estos estudios dieron lugar a la enfermedad
que actualmente conocemos como narcolepsia.
Gracias a los avances tecnológicos, durante la segunda década del siglo XX se descubrió
el encefalograma, que abrió la puerta al estudio de los trastornos del sueño y sus causas.
Lograr una adecuada cantidad y calidad de sueño es una necesidad fisiológica tan
importante como alimentarse o hidratarse. Durante el sueño, se dan algunos procesos
fundamentales para reparar el organismo y para que este se desarrolle (Sociedad Española
del Sueño, 2016).
A nivel psicológico, el sueño es también de tal importancia que, en caso de ser privado
de dormir durante un periodo determinado de tiempo, un ser humano puede llegar a morir.
De hecho, durante el siglo XVI en la región de Escocia, se utilizaba la privación de sueño
como una forma de torturar a las mujeres que eran acusadas de ser brujas, y más adelante,
durante la Segunda Guerra Mundial, fue utilizada la misma forma de tortura para castigar
algunas conductas de los presos de los Campos de Concentración Nazis.
Definición De Insomnio
Actualmente las quejas por una falta de sueño o mala calidad de este son muy comunes
en las consultas médicas o de salud mental (Oviedo et al. 2016).
Aunque todos los seres humanos experimentan episodios puntuales de insomnio o
momentos vitales en los que la calidad del sueño se ve modificada, existe un porcentaje
de la población que convive con esta sensación de insuficiencia de manera crónica: esto
es lo que denominamos insomnio.
pág. 7
Dentro de la bibliografía existente a cerca del trastorno, se puede destacar a Charles Morin
como uno de los autores que más ha publicado a cerca de este trastorno, contemplándolo
desde un punto de vista psicológico y no tanto médico. El autor describe el insomnio
como la existencia de la dificultad para el inicio, o el mantenimiento del sueño. También
menciona que el insomnio se puede manifestar en forma de despertares tempranos con
incapacidad para volverse a dormir, sin embargo, aclara que estos despertares no se
consideran patológicos si el sujeto ha dormido al menos 6.5 horas (Morin, 1994).
Para enfocar un problema de sueño, debemos conocer qué características de éste están
consideradas normales.
La cantidad de sueño que necesita un ser humano es variable, y se ve modificada por
factores ambientales, conductuales y orgánicos. En función del momento evolutivo en el
que se encuentre el sujeto, se considerará normal un patrón de sueño o no: por ejemplo,
un niño que duerme entre 9 y 11 horas está dentro de lo normal, dado que su crecimiento
físico requiere de mayor tiempo de descanso. A partir de 60 años, sin embargo, la
expectativa media de sueño se reduce a 6,5 horas. La duración del sueño nocturno en
adultos sin trastornos está entre 7 y 8 horas, aunque existen diferencias individuales (Díaz
y Pareja, 2008).
Estas diferencias dan pie a que se puedan distinguir tres patrones de sueño: patrón de
sueño largo, patrón de sueño intermedio y patrón de sueño breve (Miró et al, 2005).
La mayoría de la población adulta está situada en el patrón de sueño intermedio, en el que
se necesitan entre 7 y 8 horas de sueño. El patrón de sueño corto es aquel en el que los
sujetos duermen 5 horas o menos, y puede confundirse con el insomnio. Sin embargo, los
sujetos cuyos hábitos de sueño atienden a este patrón, no tienen la sensación de su
descanso sea insuficiente o cualitativamente inferior, y no se ven afectados en el
desempeño de sus actividades diarias por ello.
Podemos hacer también una distinción entre sujetos matutinos, aquellos que tienen
tendencia a levantarse y acostarse pronto, y vespertinos, aquellos que tienen tendencia a
levantarse y acostarse tarde.
En condiciones normales, el tiempo que se tarda en conciliar el sueño no debe ser mayor
a 30 minutos, y una vez conciliado, se espera que el sueño sea continuo. Cabe también
mencionar que, en individuos entre 5 y 60 años, la necesidad de dormir durante el día
desaparece, y que la siesta no suele superar los 30 minutos. En caso de la siesta sea de
más de 60 minutos de forma reiterada, podemos inferir que está sucediendo algo que bien
puede ser la presencia de un trastorno comórbido, o simplemente el efecto de algún
psicofármaco u otra sustancia (Ferré-Masó et al. 2020).
Sabiendo esto, es importante tener en cuenta que existen una gran cantidad de trastornos
del sueño con diversas características, por lo que para hablar de insomnio se utiliza
comúnmente como criterio diferencial si existe una causa emocional, médica, o
psiquiátrica detrás de su aparición y mantenimiento, o si, por el contrario, el trastorno de
sueño no puede explicarse por la existencia de causas de estas dimensiones (American
Psychiatric Association, 2013).
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nacimiento de un hijo, la pérdida de un ser querido o de una relación, o durante periodos
de estrés. Sin embargo, estos episodios no son considerados como significativos a la hora
de diagnosticar un trastorno del sueño dado que, una vez la causa externa desaparece, el
ciclo de sueño vuelve a la normalidad.
Si este desajuste perdura, sí que podemos decir que estamos ante un trastorno del sueño.
Se estima que un tercio de la población adulta padece alguna forma de trastorno del sueño
y que, de esta cifra, al menos un 10% considera este problema grave y crónico (Oviedo
et al. 2016).
Laboralmente, existe mayor riesgo entre los empleados que tienen que rotar de turno,
incluso aunque esto sea siempre durante el día. También es un factor de riesgo
desempeñar una actividad laboral que exija desplazamientos largos. En estos casos, es
frecuente que se produzca el síndrome de cambio rápido de horario o “jet lag”, que unido
al hecho de que se cambia de cama, dormitorio y espacio reiteradamente puede
desencadenar un trastorno del sueño crónico (Valle Coronado, 2008).
Desde un punto de vista económico, el insomnio tiene relación con el absentismo laboral,
se asocia a un mayor riesgo de accidentes laborales y de tráfico, y tiene cierto peso en la
demanda de servicios de salud. Los costes derivados de su tratamiento, que suele ser la
prescripción de medicamentos hipnóticos, incrementan progresivamente dado que estos
medicamentos generan tolerancia. Por otro lado, aunque el insomnio un trastorno de
etiología múltiple, se sabe que un alto porcentaje de los pacientes que presentan un
trastorno del sueño presenta a su vez una enfermedad médica o psiquiátrica asociada.
Al uso de hipnóticos y fármacos benzodiacepínicos, por tanto, se añade el hecho de que,
en muchos de los casos, se han de tratar también patologías médicas subyacentes al
trastorno. Las más comunes son los trastornos respiratorios durante el sueño, o los
trastornos motores, entre ellos el síndrome de piernas inquietas.
El tratamiento de estas patologías comórbidas tiene también un impacto económico en
los servicios de sanidad (Coronado, 2008).
Alrededor de un 20% de los pacientes psiquiátricos presentan también trastornos del
sueño como consecuencia de los primeros.
pág. 11
Evaluación y Diagnóstico del Insomnio
Para realizar un buen diagnóstico es necesario conocer los síntomas y la historia de sueño
del paciente en cuestión.
El instrumento por excelencia para la recogida de información en este caso es la entrevista
clínica; concretamente una entrevista semiestructurada que permite realizar una
exploración bio-psico-social del trastorno. Los profesionales encargados de llevar a cabo
esta entrevista son los profesionales de Atención Primaria (Grupo de trabajo de la guía de
Práctica Clínica para el Manejo de pacientes con Insomnio en Atención Primaria, 2009).
A la hora de delimitar las características del insomnio, el profesional realiza una historia
clínica en la que se recogen: antecedentes psiquiátricos y médicos que puedan haber
estado relacionados con la aparición del trastorno de sueño, existencia de fármacos en la
vida diaria del paciente, los hábitos de estilo de vida que mantiene el paciente que puedan
estar afectando a su calidad de sueño (frecuencia de consumo de alcohol, tabaco, drogas
o sustancias estimulantes, hábitos alimenticios, o la frecuencia con la que realiza ejercicio
físico).
En la historia clínica se recogen, además, datos a cerca de antecedentes familiares de
insomnio y algunas características del entorno familiar, social y laboral del paciente.
Por otro lado, el profesional recoge en una historia de sueño los detalles de los horarios
de sueño del paciente tanto en días laborables como no laborables, las costumbres del
paciente en torno a la hora de acostarse y levantarse y otros datos relacionados con la
higiene del sueño del paciente, y los posibles síntomas diurnos de falta de descanso.
A su vez se explora la existencia de otros síntomas que puedan estar afectando a la calidad
de sueño como el bruxismo, la apnea o la existencia de problemas respiratorios.
Queda reflejado también en la historia de sueño si el paciente ha estado en tratamiento
previo.
Algunos de los instrumentos que se utilizan con este propósito son el Inventario de
depresión de Beck (BDI: Beck Depression Inventary), la Escala de Hamilton para la
depresión (HDRS: Hammilton Depression Rating Scale), el Inventario de Ansiedad
Estado- Rasgo (STAI: State- Trait Anxiety Inventory) o el Inventario de Síntomas SCL-
90-R.
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Aunque las clasificaciones son distintas, las tres coinciden en la división etiológica entre
los trastornos primarios, es decir, los que no son debidos a un problema psicológico,
médico o de consumo de sustancias, y los secundarios o comórbidos, que lo son.
Tabla 1.
Criterios diagnósticos de insomnio primario
A. El síntoma predominante es la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o no tener un sueño
reparador durante al menos 1 mes.
B. La alteración de sueño (o la fatiga diurna asociada) provoca malestar clínicamente significativo o
deterioro en lo social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
De acuerdo con los criterios del DSM-IV, el insomnio primario constituye un trastorno
en el que existe una dificultad para iniciar o mantener el sueño que no es debida a un
problema mental, médico, abuso de sustancias o a otro trastorno de sueño. El insomnio
secundario, por el contrario, es aquel que surge como consecuencia de la presencia de
enfermedades físicas o psíquicas, o como consecuencia al uso de fármacos.
Existen tres subtipos de insomnio primario que han sido reconocidos empíricamente:
- Insomnio psicofisiológico: el desajuste en el ciclo de vigilia sueño es aprendido.
Se da una asociación entre estímulos situacionales (por ejemplo, la habitación, la
cama, el pijama, etc.) y un estado de activación fisiológica.
pág. 15
- Insomnio idiopático: hace referencia a una dificultad para conciliar el sueño que
existe desde una edad temprana, o con la que el paciente ha convivido la mayor
parte de su historia.
- Error de percepción en el estado de sueño o insomnio subjetivo: el paciente
manifiesta una insuficiencia en su calidad de sueño que no es respaldada por
pruebas médicas o datos objetivos.
Por su parte, CISD considera el insomnio una disosmia, junto a los trastornos de ritmo
sueño vigilia y los trastornos por hipersomnia.
De esta forma, se puede entender cómo la combinación de todos estos factores es capaz
de mantener un trastorno de insomnio que surge a partir de un acontecimiento estresante
incluso cuando ese acontecimiento ya no supone un problema para el sujeto. Los
pacientes se descubren cada vez más inmersos en este ciclo que es afianzado por sus
propias consecuencias.
Morin (1994) esquematiza esto tal y como se observa en la Figura 1.
Figura 1.
A partir de este esquema es más comprensible por qué las terapias cognitivas y del
comportamiento tendrán un peso importante dentro del tratamiento del insomnio ya que
actúan y modifican los factores que mantienen el trastorno.
pág. 17
Tratamiento Del Insomnio
Tratamiento conductual
Por esta razón, ante estos desajustes es útil establecer una rutina conductual pautada y
rígida, que dote al organismo de cierto orden de manera que aflore de nuevo el
automatismo que controla los ciclos de vigilia y sueño. Algunas de las siguientes técnicas
pretenden favorecer que se establezcan estos nuevos hábitos conductuales (Díaz y Pareja,
2008).
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Terapia de restricción de sueño
El tratamiento del insomnio mediante la restricción de sueño implica una disminución
significativa del tiempo de sueño. El paciente emplea en cama un tiempo muy inferior al
que emplearía en condiciones normales, y esto hace que ese tiempo sea exclusivamente
de descanso.
El número de horas de descanso que se le permiten paciente depende de los propios datos
que éste proporciona en la entrevista: si de 8 horas que pasa acostado, afirma dormir sólo
durante 5, se reduce su tiempo en cama a 5 horas (Díaz y Pareja, 2008).
En caso de que la calidad de sueño durante el tiempo establecido mejore, se permiten
incrementos de 15 minutos en cama. De lo contrario, se continúa restringiendo el tiempo
restando 15 minutos al tiempo inicial, nunca llegando a restringir el tiempo permitido a
menos de 5 horas.
Esta técnica implica una monitorización semanal. Es especialmente efectiva para reducir
la ansiedad anticipatoria dado que aumenta la somnolencia y consigue que el tiempo en
cama sea exclusivamente de descanso.
Terapia de relajación
Dentro de la disciplina puramente conductual, el entrenamiento en relajación proporciona
a los pacientes, mediante una serie de técnicas la posibilidad de controlar el estado de
activación fisiológico y modificarlo.
Algunas de las técnicas en relajación, como la técnica de relajación progresiva o la técnica
del escáner corporal, están orientadas a reducir la tensión muscular y somática. Otras de
estas técnicas, como las de relajación por imaginación propuestas por Jacobson, están
orientadas a reducir la tensión que generan los pensamientos intrusivos o las rumiaciones
relacionadas con la dinámica del insomnio (Oviedo et al. 2016).
Las técnicas precisan de una capacidad mínima de concentración e imaginación por parte
del paciente, y gran parte de su eficacia está en torno al manejo de la respiración
abdominal.
Control estimular
El insomnio psicofisiológico se genera cuando se asocia el malestar proveniente de no
conciliar el sueño, con estos mismos estímulos ambientales. Esta asociación es también
la que genera que la incapacidad de dormir sea persistente, y es por tanto la que convierte
el insomnio en una condición crónica.
Bootzin, Epstein y Wood (Bootzin et al, 1972) desarrollan la terapia de control estimular,
que trabaja para generar un condicionamiento entre los estímulos ambientales y la
sensación de sueño y descanso.
Los pacientes que se someten a este tratamiento son invitados a seguir las siguientes
consignas:
1. Vaya a dormir sólo cuando tenga sueño.
2. Utilice la cama sólo para dormir y para mantener relaciones sexuales. No debe
comer, leer, ver la TV. Escuchar la radio o trabajar estando en la cama.
3. Si no consigue conciliar el sueño en 15 minutos, salga de la cama, vaya a otra
habitación, y haga alguna actividad relajante, intrascendente y después retorne al
lecho si se encuentra de nuevo somnoliento.
4. Repita el paso 3 cuantas veces sea necesario.
5. Coloque la alarma del despertador a la misma hora cada día y levántese siempre
a esa hora.
6. No realice siestas.
Las indicaciones están orientadas a eliminar la aversión que suscita en los sujetos pensar
en la hora de dormir.
Es necesario tener en cuenta que algunos pacientes pueden responder a estas pautas
aumentando sus niveles de ansiedad y fortaleciendo la asociación entre los estímulos y la
sensación de malestar.
De igual forma, es una técnica que intervención que puede aumentar la sensación de
somnolencia en el paciente, sin embargo, esto no es del todo perjudicial porque favorece
que se llegue a la hora de acostarse con más sensación de sueño, y dormirse puede resultar
más inmediato.
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Terapia cognitiva
La terapia cognitiva tiene como objetivo modificar las creencias irracionales a cerca del
sueño, y las falsas creencias a cerca del insomnio y sus consecuencias. Está especialmente
centrada en aquellos pensamientos que puedan resultar intrusivos o que generen una
excesiva preocupación en el paciente.
Este enfoque está diseñado para identificar cogniciones disfuncionales y sustituirlas por
otras más ajustadas a la realidad. En lo relativo al insomnio, se busca sobre todo trabajar
en aspectos tales como la capacidad del sujeto de mantener expectativas realistas respecto
a la calidad del sueño, evitar que el paciente culpabilice al insomnio de su malestar o
sobrevalore el hecho de dormir, evitar las ideas catastrofistas tras un sueño deficiente y
aumentar la tolerancia al insomnio.
Esta terapia es útil y favorece resultados a largo plazo dentro de un tratamiento que
incluya cambio comportamental, pero no se ha demostrado su eficacia como herramienta
aislada en le tratamiento del insomnio (Oviedo et al. 2016).
La terapia se basa en la premisa de que para conciliar el sueño es necesaria un nivel bajo
de activación fisiológica y psicológica (Díaz y Pareja, 2008).
Durante la terapia, se identifican junto con el paciente creencias distorsionadas y
sentimientos o actitudes negativas ante el insomnio y sus consecuencias. Estas creencias
son trabajadas y refutadas.
Por otro lado, se pretende facilitar al paciente herramientas que le permitan controlar
rumiaciones y pensamientos intrusivos a cerca de las consecuencias de su falta de sueño,
puesto que este tipo de cogniciones son las que generan una respuesta de alerta
fisiológica, contraria a la necesaria para conciliar el sueño.
El tratamiento consta de entre 4 y 10 sesiones que rondan 1 h de duración. Las sesiones
se citan quincenalmente de manera que los pacientes tengan un espacio temporal
suficiente para poner en práctica los aspectos trabajados y comprobar su efectividad.
Puesto que el insomnio puede tener orígenes diversos, la psico-educación en higiene del
sueño es una herramienta que se utiliza a la hora de tratar insomnio primario, y también
a la hora de tratar el insomnio como un síntoma de una patología médica o psiquiátrica
subyacente.
Dotar a los pacientes de unas nociones básicas a cerca del funcionamiento del sueño,
diferencias individuales en las necesidades de sueño, y expectativas en función del
momento vital en el que se encuentran, así como informarles de los comportamientos que
dificultan su conciliación, ha demostrado ser de utilidad. En un estudio realizado en 2009
en Lima, se estimó que la totalidad de la muestra, independientemente de si padecían o
no insomnio, no tenía información a cerca de hábitos de higiene de sueño, ni practicaba
hábitos saludables al respecto en su día a día (Chávez et al. 2009).
Existen folletos divulgativos con consignas básicas para que los pacientes puedan tener
acceso a dicha información de manera constante y visual (Ver anexo 1).
pág. 23
Cabe mencionar que existen otros métodos utilizados para atenuar el insomnio, como la
fitoterapia, que utiliza extractos de la naturaleza que facilitan la conciliación de sueño
naturalmente, o los tratamientos de terapia luminosa y cronoterapia.
El Enfoque Mixto
Desde este enfoque los fármacos son administrados como medicación de rescate.
Mediante la TCC se trabajan conductas y cogniciones disfuncionales con respecto al
sueño, y se instruye al paciente en diferentes técnicas para conciliar el sueño de manera
autónoma. Sin embargo, para evitar sentimientos de frustración, desesperanza y malestar
que continúen manteniendo el insomnio, se ofrece a los pacientes la posibilidad de hacer
uso de hipnóticos en caso de no conseguir dormirse tras una hora.
pág. 25
consiguieron una mejora de la calidad del sueño den entre el 8 y el 16% a largo plazo, y
estas mejoras fueron sostenidas en el tiempo, mientras que, en la terapia farmacológica,
los beneficios no se sostenían.
Algunas de las técnicas cognitivo-conductuales que mayor efectividad han demostrado
en el tratamiento del insomnio son la técnica de intención paradójica, la técnica de control
estimular, la técnica de relajación progresiva y la terapia de restricción de sueño (Mitchell
et al., 2012).
Discusión Y Conclusiones
Existen diversos tipos de insomnio según el criterio de clasificación al que atienden, así
como diferencias individuales dentro del mismo diagnóstico. Es necesario, por tanto, que
el profesional de atención primaria realice una exploración adecuada de las características
de cada paciente, de forma que el tratamiento pueda ajustarse lo más posible a sus
necesidades.
Algunos ejemplos de las técnicas y terapias utilizadas en el tratamiento del insomnio son
la terapia de restricción de sueño, terapia de control estimular, terapia cognitiva, técnicas
de relajación y técnica de reestructuración cognitiva.
El enfoque mixto tiene como objetivo tratar el insomnio mediante TCC, pero permite el
uso ocasional, pautado y controlado de fármacos para que este proceso sea más ágil y
para evitar que los pacientes tengan que afrontar situaciones de privación de sueño
excesivas.
pág. 27
Un conocimiento básico por parte de la población de las conductas que favorecen y
empeoran la conciliación del sueño puede resultar de gran ayuda en tratamientos
sintomáticos y puede prevenir que un insomnio transitorio o debido a estresores
temporales se convierta en un insomnio crónico.
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ANEXO 1: Consignas divulgativas de educación en higiene del sueño.(Grupo
de trabajo de la guía de Práctica Clínica para el Manejo de pacientes con Insomnio
en Atención Primaria, 2009).
pág. 31