Tema 1. El Antiguo Regimen y Su Crisis
Tema 1. El Antiguo Regimen y Su Crisis
Tema 1. El Antiguo Regimen y Su Crisis
Índice
1. Los Borbones en España: la monarquía absoluta y la Ilustración
1.1. La llegada de los borbones: el absolutismo
1.2. El desarrollo de las ideas ilustradas en España
2. La monarquía de Carlos IV (1788-1808)
3. La monarquía de José Bonaparte (1808-1813)
4. La Revolución española: la Guerra de la Independencia (1808-1813)
5. La monarquía de Fernando VII (1813-1833)
5.1. La Restauración del absolutismo (1814-1819)
5.2. El Trienio liberal (1820-1823)
5.3. La Década ominosa (1823-1833)
5.4. El conflicto dinástico (1830-1833)
6. La independencia de la América española
1. Los Borbones en España: la
monarquía absoluta y la Ilustración
La muerte sin descendencia de
Carlos II derivó en la Guerra de
Sucesión (1700-1713), un
conflicto diplomático que enfrentó
a:
1. Felipe de Anjou (Borbón):
candidato francés, apoyado por
Castilla
2. Archiduque Carlos de Austria
candidato de:
a) El resto de Europa.
b) los campesinos y la
burguesía catalano-
aragoneses (maulets).
Rubricado por la Real Mano. En el Pardo a veintisiete de febrero de 1767. Al Conde de Aranda, Presidente
del Consejo".
1.2. El desarrollo de las ideas
ilustradas en España
FRACASO
DE LA REFORMA AGRARIA
IMPOSIBILIDAD DE EXPLOTAR
MÁS DE LA MITAD DE LA TIERRA
(POR ENCONTRARSE
AMORTIZADA)
DESARROLLO
DEL MERCADO NACIONAL
INCAPACIDAD DE LA INDUSTRIA
Y LA AGRICULTURA CASTELLANAS
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
A pesar de que Carlos IV comenzó su reinado
intentando desarrollar algunas de las medidas
modernizadoras iniciadas por su padre, sus
pretensiones iniciales se vieron coartadas por los
acontecimientos internacionales, especialmente:
1. La Revolución francesa, en concreto:
a) La ejecución de Luis XVI en 1792, que
obligó a España a declarar la guerra a la
Convención.
b) El Tratado de Basilea (1795), que sometió
a España a los intereses de Francia.
2. El ascenso al poder de Napoleón y su
enfrentamiento con Inglaterra.
3. La derrota de Trafalgar en 1805, que acentuó
la crisis de la Hacienda española (pues al poner
en manos británicas el control absoluto de los
mares se redujeron los ingresos procedentes del
comercio colonial).
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
"El Estado de la Francia es el de haber reducido al Rey al de un simple ciudadano (...) A aquel rey le han
dado el nombre de primer funcionario, que es decir, el primer empleado en el servicio de la Nación, y le
han quitado o suprimido el título de Rey de Francia, llamándole Rey de los franceses, como para dar a
entender... que no es más que el primero de los mismos franceses, para emplear y trabajar en lo que
ellos le manden, confiriéndole para esto únicamente el poder ejecutivo, y aun así sujeto a dar cuenta y
ser responsable de su uso a toda la nación.
Con la destrucción de la jerarquía eclesiástica han combinado los franceses la jerarquía secular,
extinguiendo la nobleza, los blasones y armas, los títulos y todas las distinciones de honor.
Como todos estos desórdenes se han fundado sobre principios lisonjeros para la multitud de los pueblos,
han ganado los sediciosos el ánimo de ellos y son capaces de ganar el de todas las naciones.
Aquellos principios se reducen a que todos los hombres son iguales, y que así el más infeliz artesano o
jornalero es igual al propio Rey. Que puede aspirar a los primeros empleos y a ser elegido miembro de la
que llaman Asamblea legislativa, en la que podrá dictar leyes y decretos a su mismo soberano y a toda la
nación y finalmente, que tendrá una absoluta libertad de hablar, escribir y obrar como le parezca.
De estos mismos principios ha dimanado gravar con todas las cargas y contribuciones a los propietarios.
Exposición que el señor Floridablanca hizo y leyó a S, M, en el Consejo, dando una idea sucinta del
Estado de la Francia, de la Europa y de la España [19 de febrero de 1792]" .
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
“Su Majestad Católica y la República Francesa, animados igualmente del deseo de que cesen las
calamidades de la guerra que nos divide, convencidos íntimamente de que existen entre las dos naciones
intereses respectivos que piden se restablezcan la amistad y buena inteligencia; y queriendo por medio de
una paz sólida y durable se renueve la buena armonía que tanto tiempo ha sido basa de la
correspondencia de ambos países, han encargado esta importante negociación, á saber:
Su Majestad Católica, á su ministro plenipotenciario y enviado extraordinario cerca del rey y la república
de Polonia, don Diego de Iriarte, caballero de la real orden de Carlos III; y la república francesa, al
ciudadano Francisco Barthélemy, su embajador en Suiza, los cuales después de haber cambiado sus
plenos poderes has estipulado los artículos siguientes:
I. Habrá paz, amistad y buena inteligencia entre el rey de España y la república francesa.
II. En consecuencia cesarán todas las hostilidades entre las dos potencias contratantes, contando desde
el cambio de las ratificaciones del presente tratado, y desde la misma época no podrá suministrar una
contra otra, socorro ni auxilio alguno de hombres, caballos, víveres, dinero, municiones de guerra, navíos
ni otra cosa.
III. Ninguna de las partes contratantes podrá conceder paso por su territorio á tropas enemigas de la otra.
(…)
Hecho en Basilea en 22 de julio de 1795, 4 de termidor año III de la república francesa.—(L. S.) Domingo
de Iriarte.—(L. S.) Francisco Barthélemy.”
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
Una de las figuras esenciales del reinado de Carlos IV fue Manuel Godoy, un joven
militar de origen plebeyo al que el monarca entregó el poder desde 1792, mostrando
su desconfianza hacia la nobleza.
La confianza del monarca en su valido terminó generando disgusto entre los
diferentes sectores de la opinión pública española hacia el titular de la Corona:
1. Fernando, el hijo del monarca, porque temía
que Godoy le desplazase ante su padre.
2. El conjunto de los estamentos de la sociedad,
porque responsabilizaban a Godoy de la crisis
nacional cuando este planteó una serie de
reformas para solucionarla, como:
a) El incremento de los impuestos.
b) La desamortización de los bienes
eclesiásticos.
c) El aumento de las contribuciones
territoriales.
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
"La voz de la naturaleza desarma el brazo de la venganza, y cuando la
inadvertencia reclama la piedad no puede negarse a ella un padre amoroso. Mi
hijo ha declarado ya los autores del plan horrible que le habían hecho concebir
unos malvados…; su arrepentimiento y su asombro le han dictado las
representaciones que me ha dirigido y siguen: “Señor: Papá mío: He delinquido,
he faltado a V.M. como Rey y como padre, pero me arrepiento y ofrezco a V.M.
la obediencia más humilde; nada debí hacer sin noticia de V.M., pero fui
sorprendido; he delatado los culpables, y pido a V.M. me perdone permitiendo
besar sus R.P. a su reconocido hijo― Fernando. San Lorenzo, 5 de noviembre
de 1807.― Señora: Mamá mía: Estoy arrepentido del grandísimo delito que he
cometido contra mis padres y Reyes, y así con la mayor humildad, le pido a V.M.
perdón de él, como también de la terquedad mía en negar la verdad la otra
noche, y así de lo íntimo de mi corazón suplico a V.M. se digne de interceder
con papá para que permita besar sus R.P. a su reconocido hijo. Fernando― San
Lorenzo, 5 de noviembre de 1807”. En vista de ello y a ruego de la Reina mi
amada esposa, perdono a mi hijo y lo volveré a mi gracia cuando su conducta
me dé pruebas de una verdadera reforma en su fácil manejo (…)"
Decreto publicado en la Gaceta de Madrid el 5 de noviembre de 1807
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
Fue en dicho contexto en el que se produjo la
Conspiración del Escorial, una conjura fallida
encabezada por el Príncipe de Asturias para
provocar la caída de Godoy y poner bajo control a
la reina, María Luisa de Parma, su principal
apoyo.
Aunque fue descubierta y neutralizada el 27 de
octubre de 1807, el gran beneficiado del complot
fue su promotor, Fernando de Borbón, pues:
1. Fue capaz de conseguir el perdón de su padre
al delatar a todos aquellos que habían participado
junto a él en la trama (entre ellos su mentor, Juan
Escoiquiz).
2. Salió fortalecido, ya que, al no darse una
explicación convincente de los motivos de su
perdón, terminó convirtiéndose en la víctima de:
a) La ambición de su madre y de su favorito.
b) La estulticia de su padre.
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
"La voz de la naturaleza desarma el brazo de la venganza, y cuando la inadvertencia
reclama la piedad no puede negarse a ella un padre amoroso. Mi hijo ha declarado
ya los autores del plan horrible que le habían hecho concebir unos malvados…; su
arrepentimiento y su asombro le han dictado las representaciones que me ha dirigido
y siguen: “Señor: Papá mío: He delinquido, he faltado a V.M. como Rey y como
padre, pero me arrepiento y ofrezco a V.M. la obediencia más humilde; nada debí
hacer sin noticia de V.M., pero fui sorprendido; he delatado los culpables, y pido a
V.M. me perdone permitiendo besar sus R.P. a su reconocido hijo― Fernando. San
Lorenzo, 5 de noviembre de 1807.― Señora: Mamá mía: Estoy arrepentido del
grandísimo delito que he cometido contra mis padres y Reyes, y así con la mayor
humildad, le pido a V.M. perdón de él, como también de la terquedad mía en negar
la verdad la otra noche, y así de lo íntimo de mi corazón suplico a V.M. se digne de
interceder con papá para que permita besar sus R.P. a su reconocido hijo.
Fernando― San Lorenzo, 5 de noviembre de 1807”. En vista de ello y a ruego de la
Reina mi amada esposa, perdono a mi hijo y lo volveré a mi gracia cuando su
conducta me dé pruebas de una verdadera reforma en su fácil manejo…"
Decreto de Carlos IV perdonando a Fernando VII (5 de noviembre de 1807).
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
El mismo 27 de octubre de 1807, mientras se descubría la conspiración de El
Escorial, Godoy firmaba el Tratado de Fontainebleau, que permitía al ejército
francés instalarse en España para iniciar la ocupación de Portugal, a cambio de
una serie de concesiones territoriales.
Pero Napoleón aprovechó la conquista del reino luso para someter a toda la
Península Ibérica y estableció a sus tropas en las principales plazas del país,
provocando:
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
“Art. 1º. La provincia de Entre-Duero y Miño con la ciudad de Oporto se dará en toda propiedad y soberanía de
S.M. el rey de Etruria con el título de Rey de la Lusitania Septentrional.
Art.2º. La provincia de Alentejo y el reino de los Algarbes, se darán en toda propiedad y soberanía al Príncipe de
la Paz, para que las disfrute con el título de Príncipe de los Algarbes. (…)
Art. 11º. S.M. el emperador de los franceses sale garante a S.M. el rey de España de la posesión de sus estados
del continente de Europa situados a mediodía de los Pirineos.
Art. I. Un cuerpo de tropas imperiales francesas de veinte y cinco mil hombres de infantería, y de tres mil hombres
de caballería entrará en España y marchará en derechura a Lisboa: se reunirá a este cuerpo otro de ocho mil
hombres de infantería y de tres mil de caballería de tropas españolas con treinta piezas de artillería.
Art. II. Al mismo tiempo una división de tropas españolas de diez mil hombres tomará posesión de la provincia de
Entre Miño y Duero y de la ciudad de Oporto; y otra división de seis mil hombres, compuesta igualmente de tropas
españolas tomará posesión de la provincia de Alentejo y del reino de los Algarbes.
Art.III. Las tropas francesas serán alimentadas y mantenidas por la España, y sus sueldos pagados por la Francia
durante todo el tiempo de su tránsito por España.
Art. VI. Un nuevo cuerpo de cuarenta mil hombres de tropas francesas se reunirán en Bayona, a más tardar el 20
de noviembre próximo …]. Este nuevo cuerpo no entrará sin embargo en España, hasta que las dos Altas
Potencias contratantes se hayan puesto de acuerdo a este efecto. (…)
Así pues, por un tratado firmado y ratificado, he cedido a mi aliado y caro amigo el Emperador de los
franceses todos mis derechos sobre España e Indias; habiendo pactado que la corona de las Españas e
Indias ha de ser siempre independiente e íntegra, cual ha sido y estado bajo mi soberanía, y también que
nuestra sagrada religión ha de ser no solamente la dominante en España, sino también la única que ha de
observarse en todos los dominios de esta monarquía. Tendréislo entendido y así lo comunicaréis a los demás
consejos, a los tribunales del reino, jefes de las provincias tanto militares como civiles y eclesiásticas, y a
todas las justicias de mis pueblos, a fin de que este último acto de mi soberanía sea notorio a todos en mis
dominios de España e Indias, y de que conmováis y concurran a que se lleven a debido efecto las
disposiciones de mi caro amigo el emperador Napoleón, dirigidas a conservar la paz, amistad y unión entre
Francia y España, evitando desórdenes y movimientos populares, cuyos efectos son siempre el estrago, la
desolación de las familias, y la ruina de todos.
Dado en Bayona en el palacio imperial llamado del Gobierno a 8 de mayo de 1808. Yo el Rey. Al Gobernador
interino de mi consejo de Castilla.
Toma de posesión de los miembros de la Junta Suprema Central (Real Palacio de Aranjuez, 25 de septiembre de
1808)
4. La Revolución española: la Guerra
de la Independencia (1808-1813)
Pero a finales de 1808, la llegada de Napoleón, acompañado de 250.000
soldados, permitió que los franceses recuperasen el control peninsular.
José I pudo regresar a Madrid en enero de 1809 mientras el territorio
controlado por la Junta Suprema Central empezó a menguar hasta quedar
limitado a Cádiz, provocando:
1. Que la resistencia frente a las tropas francesas pasase a depender de:
a) El desempeño del ejército británico, comandado por el Duque de
Wellington.
b) Una fórmula de lucha popular y espontánea, la guerrilla.
2. La autodisolución de la Junta Suprema Central, ante su incapacidad para
dirigir la guerra, el 21 de enero de 1810 y:
a) El nombramiento de una regencia.
b) La convocatoria de elecciones a Cortes.
Art. 2. La nación española es libre e independiente, no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
Art. 3. La soberanía reside esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el
derecho de establecer leyes fundamentales.
Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única
verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquier otra (...).
Art. 15. La potestad de hacer las leyes reside en la Cortes con el rey.
Art.34. Para la elección de los diputados de Cortes se celebrarán juntas electorales de parroquia, de partido y de
provincia (...)
Art.168. La persona del Rey es sagrada e inviolable y no está sujeta a responsabilidad (...)
Art.366. En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras, en las que se
enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una
breve exposición de las obligaciones civiles (...)
Art. 4º. S.M. el Emperador y rey reconoce la integridad del territorio de España, tal cual existía antes de la
guerra actual.
Art. 5º. Las provincias y plazas actualmente ocupadas por las tropas francesas serán entregadas en el
estado en que se encuentran a los gobernadores y a las tropas españolas que sean enviadas por el rey.
Art. 9º. Todos los españoles adictos al rey José, que le han servido en los empleos civiles y militares, y que
le han seguido, volverán a los honores, derechos y prerrogativas de que gozaban; todos los bienes de que
hayan sido privados les serán restituidos. Los que quieran permanecer fuera de España tendrán un término
de diez años para vender sus bienes y tomar todas las medidas necesarias a su nuevo domicilio. Les serán
conservados sus derechos a las sucesiones que puedan pertenecerles, y podrán disfrutar sus bienes y
disponer de ellos sin estar sujetos al derechos del fisco o cualquier otro derecho.
Art. 13º. S.M. Fernando VII se obliga igualmente a hacer pagar al rey Carlos IV y a la reina su esposa la
cantidad de 30 millones de reales , que será satisfecha puntualmente por cuartas partes, de tres en tres
meses. A la muerte del rey, dos millones de francos formarán la viudedad de la reina. Todos los españoles
que estén a su servicio tendrán libertad de residir fuera del territorio español, todo el tiempo que SS.MM. lo
juzguen conveniente.
Art. 14º. Se concluirá un tratado de comercio entre ambas potencias, y hasta tanto sus relaciones
comerciales quedarán bajo el mismo pie que antes de la guerra de 1792.
134. La monarquía absoluta... es una obra de la razón y de la inteligencia; está subordinada a la ley
divina, a la justicia y las reglas fundamentales del Estado; fue establecida por derecho de conquista
o por la sumisión voluntaria de los primeros hombres que eligieron a sus Reyes. (...) Por esto ha
sido necesario que el poder soberano fuese absoluto para prescribir a los súbditos todo lo que mira
al interés común y obligar a la obediencia a los que se niegan a ella. El deseo medio que debemos
pedir, trasladando al papel nuestros votos, y el de nuestras provincias es, con arreglo a las leyes,
fueros, usos y costumbres de España. (...) Que a este fin se proceda a celebrar Cortes con la
solemnidad y en la forma en que se celebraron las antiguas (...) que se suspendan los efectos de la
Constitución y decretos dictados en Cádiz y que las nuevas Cortes tomen en consideración su
nulidad, su injusticia. (...)
Este primer atentado contra las prerrogativas del trono (...) fue como la base de los muchos que a éste
siguieron (...); se sancionaron, no leyes fundamentales de una Monarquía moderada, sino las de un
Gobierno popular (...). De todo esto, luego que entré dichosamente en mi reinado, fui adquiriendo fiel noticia
y conocimiento (...). Yo os juro y prometo a vosotros, verdaderos y leales españoles que habéis sufrido, no
quedaréis defraudados en vuestros nobles empeños (...). Por tanto, habiendo oído lo que (...) me han
informado personas respetables por su celo y conocimientos, y los que acerca de cuanto aquí se contiene
me ha expuesto en representaciones que de varias partes del Reino se me han dirigido, (...) declaro que mi
Real ánimo es, no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución, ni a decreto alguno de las Cortes
generales y extraordinarias ni de las ordinarias actualmente abiertas (...), sino el de declarar aquella
Constitución y aquellos decretos nulos y de ningún valor ni efecto, (...) como si no hubiesen pasado jamás
tales actos y se quitasen de en medio del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquier
clase y condición a cumplirlos y guardarlos.
Este alineamiento con el hermano del rey por parte de los sectores más ortodoxos del
absolutismo se manifestó a través de:
1. El Manifiesto de los realistas puros, aparecido a finales de 1826, con el que se manifestaba
por primera vez el carlismo:
a) Protagonizado por las clases populares catalanas en defensa del rey (desde su
perspectiva, preso de las conspiraciones liberales).
b) Orquestado por los absolutistas puros (temerosos de que el acercamiento real a los
liberales repercutiera en perjuicio de su status quo).
Fue un proceso que lideraron las élites criollas con el objetivo de preservar su posición social en el
territorio americano cuando Napoleón impuso su hegemonía militar en la Península Ibérica, que se
dividió en dos etapas:
1. Entre 1808 y 1814 los americanos constituyeron sus propias Juntas de Armamento y Defensa para
gobernarse a sí mismos independientemente del poder peninsular, en manos de los franceses.
2. Tras su retorno, Fernando VII no fue capaz de contrarrestar el impulso que habían alcanzado el
desapego hacia España y el proceso de emancipación a la altura de 1814 debido a la combinación de
una serie de factores, fundamentalmente:
6. La independencia de la América
española
"¿Conque éste es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de
Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna. (...)
Este pueblo ha dado para todo; severidad para los viejos tiempos; austeridad para la República; depravación para los
Emperadores; catacumbas para los cristianos; valor para conquistar el mundo entero; ambición para convertir todos
los Estados de la tierra en arrabales tributarios; mujeres para hacer pasar las ruedas sacrílegas de su carruaje sobre el
tronco destrozado de sus padres; oradores para conmover, como Cicerón; poetas para seducir con su canto, como
Virgilio; satíricos, como Juvenal y Lucrecio; filósofos débiles, como Séneca; y ciudadanos enteros, como Catón.
Este pueblo ha dado para todo, menos para la causa de la humanidad: Mesalinas corrompidas, Agripinas sin
entrañas, grandes historiadores, naturalistas insignes, guerreros ilustres, procónsules rapaces, sibaritas
desenfrenados, aquilatadas virtudes y crímenes groseros; pero para la emancipación del espíritu, para la extirpación
de las preocupaciones, para el enaltecimiento del hombre y para la perfectabilidad definitiva de su razón, bien poco,
por no decir nada.
La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus faces, han hecho ver todos sus elementos;
mas en cuanto a resolver el gran problema del hombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el
despejo de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo.
¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no
daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del
poder español!
Simón Bolívar."
Los casi doce años de guerra con Inglaterra provocarán la dislocación y casi paralización del sistema comercial tradicional (...).
Esto trajo consigo crisis económica y la ruina de muchos que ostentaban una posición dominante (...)
Un tercer elemento, clave para entender las reacciones americanas en esta fase es lo que se ha llamado el miedo a la revolución
(M. Izard), el temor a la subversión del orden establecido, ya fuera por la ruptura del frágil equilibrio social existente en territorios
como México o el Perú, ya por el miedo a la rebelión negra, que el ejemplo de los sucedido en Haití mantiene en alerta a las élites
de los territorios con una economía esclavista (...).
Obviamente, a los ojos de las elites (peninsulares y americanas) el culpable de todo esto no era otro que Godoy, a quien se odiaba
no solo por su despotismo sino sobre todo por haber entregado el destino de la monarquía a la Francia revolucionaria e impía, algo
que gravita sobre todo el proceso no menos que las influencias ideológicas ilustradas o los supuestos deseos de independencia (...).
De esta forma, cuando adviene la crisis dinástica de 1808, la imagen de la monarquía y sus representantes en América había
sufrido un grave deterioro. De todas formas, allí como en la península predominaba la convicción de que con la sucesión de
Fernando se arreglarían todos los males. Sin embargo, la gran crisis peninsular de 1808-1810 incrementó la desconfianza de las
élites americanas hacia la capacidad de la metrópoli de garantizar el orden. Las Cortes y los liberales gaditanos tampoco supieron
ganarse a los criollos. La reacción absolutista y agresiva de Fernando VII en 1814 alejó definitivamente cualquier intento de
conciliación. Por último, el nuevo periodo constitucional abierto en 1820 terminó de convencer a las élite americanas de que la
única solución pasaba por la independencia.
En definitiva, la causa profunda del proceso independentista radicó en la crisis de la hasta entonces inconmovible confianza de las
élites en la fuerza cohesiva de la corona para sostener la estructura de poder interna."
AMORES CARREDANO, J. B. (coord.): Historia de América. Barcelona. Ariel, 2006, pp. 594 y 595.
6. La independencia de la América
española
"En plena Guerra de la Independencia en España contra los ejércitos napoleónicos, tras la derrota
española de Ocaña contra los contingentes del mariscal francés Nicolás Soult del 19 de noviembre de
1809, la Junta Central asentada en Sevilla inicia un periplo de decadencia que le llevará a su definitiva
disolución a principios de 1810. Tras el referido combate de Ocaña, terminaría cayendo además a lo largo
de los siguientes meses toda Andalucía, no teniendo otra opción los representantes de dicha Junta que
refugiarse finalmente en las inexpugnables defensas de Isla de León y de la ciudad de Cádiz. Visto su
fracaso con respecto al principal objetivo de frenar a las tropas imperiales, la Junta terminará trasfiriendo
su poder a una Regencia y a unas Cortes sin estamentos.
A partir de entonces, la historia del mundo hispano cambiará radicalmente. El impacto de la quiebra de la
Junta Central en América fue de enorme trascendencia, pues significó el acabamiento del último hilo
conductor considerado legítimo por muchos miembros de las elites hispano-americanas entre la Península
y el Nuevo Mundo. La Junta Central creada en septiembre de 1808 y aglutinante de múltiples poderes
metropolitanos, representaba el paradigma institucional de la “nación española en guerra” frente al
invasor, como heredera a su vez de los valores estatales e institucionales del Estado y de la Corona. Es
decir, se trataba del organismo sustentador del esquema hispano a ambos lados del Océano. Pero a partir
de su fracaso, la mayoría de las juntas de gobierno en América comenzaron una andadura propia en pos de
sus libertades públicas y de su emancipación como posteriores naciones."
CAYUELA, J. G.: "Las juntas americanas ante la caída de la Junta Central en España (1809-1810)", en
Las Juntas De Gobierno: Primeros Ensayos De Vida Autónoma En América Española (1808-1814), XVI
Congreso Internacional de AHILA. Simposio nº 33, 2011, San Fernando, p. 1.
6. La independencia de la América
española
A partir de 1816, las colonias iniciaron
diversos conflictos bélicos con la
metrópoli que culminaron con la
independencia de los diferentes
territorios entre 1818 y 1825.
Fue un proceso comandado por militares
de la talla de:
1. Francisco Miranda, como precursor.
2. Simón Bolivar, responsable de la
independencia de territorios como
Venezuela, Colombia o Ecuador.
3. José de San Martín, que liberó a
países como Argentina o Chile.
4. Agustín de Itúrbide, quien proclamó la
independencia mejicana.
6. La independencia de la América
española