Tema 1. El Antiguo Regimen y Su Crisis

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Tema 1.

La crisis del Antiguo


régimen (1808-1833)

Índice
1. Los Borbones en España: la monarquía absoluta y la Ilustración
1.1. La llegada de los borbones: el absolutismo
1.2. El desarrollo de las ideas ilustradas en España
2. La monarquía de Carlos IV (1788-1808)
3. La monarquía de José Bonaparte (1808-1813)
4. La Revolución española: la Guerra de la Independencia (1808-1813)
5. La monarquía de Fernando VII (1813-1833)
5.1. La Restauración del absolutismo (1814-1819)
5.2. El Trienio liberal (1820-1823)
5.3. La Década ominosa (1823-1833)
5.4. El conflicto dinástico (1830-1833)
6. La independencia de la América española
1. Los Borbones en España: la
monarquía absoluta y la Ilustración
La muerte sin descendencia de
Carlos II derivó en la Guerra de
Sucesión (1700-1713), un
conflicto diplomático que enfrentó
a:
1. Felipe de Anjou (Borbón):
candidato francés, apoyado por
Castilla
2. Archiduque Carlos de Austria
candidato de:
a) El resto de Europa.
b) los campesinos y la
burguesía catalano-
aragoneses (maulets).

1. Los Borbones en España: la


monarquía absoluta y la Ilustración
"(...) Y reconociendo conforme a diversas consultas de Ministros de Estado, Justicia, que la razon, en que se
funfa la renuncia de las Señoras Doña Ana, y Doña María Teresa, Reynas de Francia, mi Tia, y Hermana, a
la sucesión de estos Reynos, fue evitar el perjuyzio de unirse a la Corona de Francia: y reconociendo, que
viniendo a cessar este motivo fundamental, subsiste el derecho de la sucesión en el Pariente más inmediato,
conforme a las leyes de estos Reynos, y que oy se verifica este caso en el Hijo segundo del Delfín de
Francia. Por tanto, arreglándome a dichas leyes, declaro ser mi Sucessor (en caso que Dios me lleve sin
dexar hijos) el Duque de Anjou, Hijo segundo del Delfín, y como à tal le llamo à la sucesion de todos mis
Reynos, y Dominios, sin excepcion de ninguna parte de ellos: Y mando, y ordeno à todos mis Subditos, y
Vasallos de todos mis Reynos, y Señorios, que en el caso referido, de que Dios me lleve sin sucesion
legitima, le tengan y reconozcan por su Rey, y Señor natural, y se le de luego, y sin la menor dilacion la
posesion actual, precediendo el juramento, que debe hazer de observar las leyes, Fueros, y costumbres de
dichos mis Reynos, y Señorios.

Y porque es mi intencion, y conviene assi à la Paz de la Christiandad, y de la Europa toda, y à la tranquildad


de estos mis Reynos, que se mantenga siempre desunida esta Monarquia de la Corona de Francia, declaro
consiguientemente a lo referido, que en caso de morir dicho Duque de Anjou, ò en caso de heredar la
Corona de Francia, y preferir el goze de ella al de esta Monarquia, en tal caso, deba passar dicha sucesion
al Duque de Berri su hermano, Hijo tercero del dicho Delfin, en la misma forma: Y en caso de que muera
tambien el dicho Duque de Berri, ò que venga à suceder tambien en la Corona de Francia, en tal caso
declaro, y llamo à la dicha sucesion al Archiduque, Hijo segundo del Emperador mi Tio; y viniendo a faltar
dicho Archiduque, en tal caso declaro, y llamo à la dicha sucesion al Duque de Saboya, y sus Hijos; y en tal
modo es mi voluntad, que se execute por todos mis Vassallos, como se lo mando, y conviene a su mesma
salud, sin que permitan la menor desmembracion, y menoscabo de la Monarquia, fundada con tanta gloria
de mis Progenitores".

Testamento de Carlos II (2 de octubre de 1700)


1.1. La llegada de los borbones: el
absolutismo
Sin embargo, en el año 1713 los aliados
internacionales del Archiduque Carlos le
retiraron su apoyo después de su coronación
como emperador, de modo que tuvo que
capitular ante Felipe, cuya victoria supuso:
1. Su entronización como Felipe V.
2. La llegada de los Borbones al trono
español.
3. La instauración del absolutismo francés, de
carácter centralista y el nacimiento de España
como estado unitario tras la aprobación de los
Decretos de Nueva Planta, que supusieron:
a) La abolición de los fueros de la Corona
de Aragón.
b) La imposición de las leyes e
instituciones castellanas en todo el
territorio.

1.1. La llegada de los borbones: el


absolutismo
“Considerando haber perdido los reinos de Aragón y Valencia y todos
sus habitantes por la rebelión que cometieron, faltando enteramente así
al juramento de fidelidad que me hicieron como a su legítimo Rey y
Señor, todos los fueros, privilegios, exenciones y libertades que
gozaban y que con tan liberal mano se les habían concedido, sí por mi
como por los señores reyes mis predecesores, en esta monarquía se
añade ahora la del derecho de conquista (…) y considerando también
que uno de los principales tributos de la soberanía es la imposición y
derogación de las leyes (…) He juzgado por conveniente, sí por esto
como por mi deseo de reducir todos mis reinos a la uniformidad de unas
mismas leyes, usos, costumbres y tribunales, gobernándose igualmente
por las leyes de Castilla, tan loables y plausibles en todo el universo,
abolir y derogar enteramente (…) todos los referidos fueros y privilegios,
prácticas y costumbres hasta aquí observadas en los referidos reinos de
Aragón y Valencia, siendo mi voluntad que éstos se reduzcan a las leyes
de Castilla (…)
Buen Retiro, a 29 de junio de 1707”
1.2. El desarrollo de las ideas
ilustradas en España
Pero con los borbones no solo llegó el absolutismo, la nueva casa real
también acercó a España a la filosofía de los ilustrados.
Con todo, el enorme poder de la Iglesia española fue un factor
determinante que dificultó y condicionó el desarrollo de las ideas
ilustradas en el país durante el siglo XVIII, ya que el clero se opuso a su
difusión debido a la pretensión de los ilustrados de:

1. Dejar atrás su aislamiento al


arrancar la educación de manos
eclesiásticas y poner fin a la
ignorancia de las clases
populares.
2. Acabar con el monopolio de
la tierra para favorecer el
desarrollo de la agricultura y
abandonar el atraso económico
español.

1.2. El desarrollo de las ideas


ilustradas en España
“Dios estableció a los reyes como sus ministros y reina a través de ellos sobre
los pueblos (...)
Los príncipes actúan como los ministros de Dios y sus lugartenientes en la
tierra. Por medio de ellos Dios ejercita su imperio. Por ello el trono real no es el
trono de un hombre sino el de Dios mismo.
Se desprende de todo ello que la persona del rey es sagrada y que atentar
contra ella es un sacrilegio.”
Bossuet. La política según las Sagradas Escrituras. Libro III
“En fin una religión cuyas máximas tienden a convertir a los hombres en
intolerantes, a los soberanos en perseguidores, a las personas en esclavos o
rebeldes; una religión cuyos dogmas oscuros son motivo eterno de disputa; una
religión cuyos principios desalientan a los hombres y les impiden pensar en sus
verdaderos intereses; tal religión, digo, es destructiva para toda la sociedad.”
Holbach. El cristianismo desvelado.
1.2. El desarrollo de las ideas
ilustradas en España
Fue Carlos III (1759-1788) quien intentó
llevar a la práctica las propuestas ilustradas,
por primera vez, a través de una serie de
ministros extranjeros (como Grimaldi o
Esquilache).
Pero, a pesar de su voluntad de modernizar
el país, el monarca se vio obligado a
paralizar las reformas como consecuencia
del conocido como “Motín de Esquilache”
(marzo de 1766) una revuelta popular
resultante de:
1. El excesivo poder que habían acaparado
altos cargos extranjeros en España.
2. La oposición de las élites tradicionales al
programa de reformas de los anteriores.
3. El malestar de la población española ante
la escasez de alimentos.

1.2. El desarrollo de las ideas


ilustradas en España
“(…) quiero y mando que toda la gente civil (...) y sus domésticos y
criados que no traigan librea de las que se usan, usen precisamente
de capa corta (que a lo menos les falta una cuarta para llegar al
suelo) o de redingot o capingot y de peluquín o de pelo propio y
sombrero de tres picos , de forma que de ningún modo vayan
embozados ni oculten el rostro; y por lo que toca a los menestrales y
todos los demás del pueblo (que no puedan vestirse de militar),
aunque usen de la capa, sea precisamente con sombrero de tres
picos o montera de las permitidas al pueblo ínfimo y más pobre y
mendigo, bajo de la pena por la primera vez de seis ducados o doce
días de cárcel, por la segunda doce ducados o veinticuatro días de
cárcel... aplicadas las penas pecuniarias por mitad a los pobres de la
cárcel y ministros que hicieren la aprehensión.”
Bando de 10 de marzo de 1766.
1.2. El desarrollo de las ideas
ilustradas en España
Con todo, Carlos III perseveró en su idea de incorporar a España a la modernidad y,
terminado el motín contra sus ministros italianos, los sustituyó por ilustrados de origen
español, como Ensenada, Aranda, Campomanes…, para perseverar con su idea.
Y, de este modo, los nuevos gobiernos de Carlos III continuaron desarrollando una
política tendente a:
1. Disminuir la influencia de la Iglesia sobre la sociedad española, mediante:
a) El regalismo (atribución al rey de la facultad de designar a los obispos españoles.
b) La expulsión de los jesuitas.
3. Incorporar las transformaciones experimentadas por Europa noroccidental durante el
siglo XVIII a través de:
a) La adopción de políticas poblacionistas.
b) La implementación de una reforma agraria que fue un rotundo fracaso.
c) La liberalización de la producción industrial y el comercio (que tan solo se
consiguió en Cataluña).
2. Acabar con la rigidez propia de las sociedades estamentales.

1.2. El desarrollo de las ideas


ilustradas en España
"Habiéndome conformado con el parecer de los de mi Consejo Real en el Extraordinario que se celebra con
motivo de las ocurrencias pasadas, en consulta de 29 de enero próximo, y de lo que sobre ella me han
expuesto personas del más elevado carácter; estimulado de gravísimas causas, relativas a la obligación en
que me hallo constituido de mantener en subordinación, tranquilidad y justicia mis pueblos, y otras urgentes,
justas y necesarias que reservo en mi Real ánimo; usando de la suprema autoridad económica que el
Todopoderoso ha depositado en mis manos para la protección de mis vasallos y respeto de mi Corona: he
venido en mandar que se extrañen de todos mis dominios de España e Indias, Islas Filipinas y demás
adyacentes, a los Religiosos de la Compañía, así Sacerdotes, como Coadjutores o Legos que hayan hecho
la primera profesión, y a los Novicios que quisieran seguirles; y que se ocupen todas las Temporalidades de
la Compañía en mis Dominios; y para su ejecución uniforme en todos ellos, os doy plena y privativa
autoridad; y para que forméis las instrucciones y órdenes necesarias, según lo tenéis entendido y estimaréis
para el más efectivo, pronto y tranquilo cumplimiento. Y quiero que no sólo las Justicias y Tribunales
Superiores de esos Reinos ejecuten puntualmente vuestros mandatos, sino que los mismos se entiendan
con los que dirigiereis a los Virreyes, Presidentes, Audiencias, Gobernadores, Corregidores, Alcaldes
Mayores y otras cualesquiera Justicias de aquellos Reinos y Provincias; y que en virtud de sus
requerimientos cualesquiera tropa, milicia o paisanaje den el auxilio necesario sin retardo ni tergiversación
alguna, so pena de caer el que fuere omiso en mi Real indignación; y en cargo a los Padres Provinciales,
Propósitos, Rectores y demás Superiores de la "Compañía de Jesús" se conformen de su parte a lo que se
les prevenga, puntualmente, y se les tratará en la ejecución con la mayor decencia, atención, humanidad y
asistencia de modo que en todo se proceda a mis soberanas intenciones.Tendréis lo entendido para su
exacto cumplimiento, como lo fío de vuestro celo, actividad y amor a mi Real servicio, y daréis para ello las
órdenes e instrucciones necesarias, acompañando ejemplares de este mi Real Decreto, a los cuales
estando firma de vos, se les dará la misma fe y crédito que al original.

Rubricado por la Real Mano. En el Pardo a veintisiete de febrero de 1767. Al Conde de Aranda, Presidente
del Consejo".
1.2. El desarrollo de las ideas
ilustradas en España

FRACASO
DE LA REFORMA AGRARIA

INCOMPATIBILIDAD DE LAS FALTA DE INCENTIVOS PARA


INVERTIR EN LA AGRICULTURA
INNOVACIONES TÉCNICAS DE LA
(NECESIDAD DE DESTINAR
ÉPOCA CON LAS CONDICIONES GRAN PARTE DE LAS RENTAS
CLIMÁTICAS ESPAÑOLAS AL PAGO DE CARGAS SEÑORIALES)

IMPOSIBILIDAD DE EXPLOTAR
MÁS DE LA MITAD DE LA TIERRA
(POR ENCONTRARSE
AMORTIZADA)

1.2. El desarrollo de las ideas


ilustradas en España

CREACIÓN DE REDUCCIÓN DE LOS


NUEVOS PRIVILEGIOS
TALLERES PRIVADOS GREMIALES

DESARROLLO
DEL MERCADO NACIONAL

LIBERTAD PARA TODOS


LOS PUERTOS ESPAÑOLES
DE COMERCIAR CON
AMÉRICA
GUERRA DE SUCESIÓN:
DESAPARICIÓN
DE LAS FRONTERAS
TAN SÓLO
SE CONSIGUIÓ
EN CATALUÑA

INCAPACIDAD DE LA INDUSTRIA
Y LA AGRICULTURA CASTELLANAS
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
A pesar de que Carlos IV comenzó su reinado
intentando desarrollar algunas de las medidas
modernizadoras iniciadas por su padre, sus
pretensiones iniciales se vieron coartadas por los
acontecimientos internacionales, especialmente:
1. La Revolución francesa, en concreto:
a) La ejecución de Luis XVI en 1792, que
obligó a España a declarar la guerra a la
Convención.
b) El Tratado de Basilea (1795), que sometió
a España a los intereses de Francia.
2. El ascenso al poder de Napoleón y su
enfrentamiento con Inglaterra.
3. La derrota de Trafalgar en 1805, que acentuó
la crisis de la Hacienda española (pues al poner
en manos británicas el control absoluto de los
mares se redujeron los ingresos procedentes del
comercio colonial).

2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
"El Estado de la Francia es el de haber reducido al Rey al de un simple ciudadano (...) A aquel rey le han
dado el nombre de primer funcionario, que es decir, el primer empleado en el servicio de la Nación, y le
han quitado o suprimido el título de Rey de Francia, llamándole Rey de los franceses, como para dar a
entender... que no es más que el primero de los mismos franceses, para emplear y trabajar en lo que
ellos le manden, confiriéndole para esto únicamente el poder ejecutivo, y aun así sujeto a dar cuenta y
ser responsable de su uso a toda la nación.

Con la destrucción de la jerarquía eclesiástica han combinado los franceses la jerarquía secular,
extinguiendo la nobleza, los blasones y armas, los títulos y todas las distinciones de honor.

Como todos estos desórdenes se han fundado sobre principios lisonjeros para la multitud de los pueblos,
han ganado los sediciosos el ánimo de ellos y son capaces de ganar el de todas las naciones.

Aquellos principios se reducen a que todos los hombres son iguales, y que así el más infeliz artesano o
jornalero es igual al propio Rey. Que puede aspirar a los primeros empleos y a ser elegido miembro de la
que llaman Asamblea legislativa, en la que podrá dictar leyes y decretos a su mismo soberano y a toda la
nación y finalmente, que tendrá una absoluta libertad de hablar, escribir y obrar como le parezca.

De estos mismos principios ha dimanado gravar con todas las cargas y contribuciones a los propietarios.

En Francia se acabó todo.

Exposición que el señor Floridablanca hizo y leyó a S, M, en el Consejo, dando una idea sucinta del
Estado de la Francia, de la Europa y de la España [19 de febrero de 1792]" .
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)

2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
“Su Majestad Católica y la República Francesa, animados igualmente del deseo de que cesen las
calamidades de la guerra que nos divide, convencidos íntimamente de que existen entre las dos naciones
intereses respectivos que piden se restablezcan la amistad y buena inteligencia; y queriendo por medio de
una paz sólida y durable se renueve la buena armonía que tanto tiempo ha sido basa de la
correspondencia de ambos países, han encargado esta importante negociación, á saber:

Su Majestad Católica, á su ministro plenipotenciario y enviado extraordinario cerca del rey y la república
de Polonia, don Diego de Iriarte, caballero de la real orden de Carlos III; y la república francesa, al
ciudadano Francisco Barthélemy, su embajador en Suiza, los cuales después de haber cambiado sus
plenos poderes has estipulado los artículos siguientes:

I. Habrá paz, amistad y buena inteligencia entre el rey de España y la república francesa.

II. En consecuencia cesarán todas las hostilidades entre las dos potencias contratantes, contando desde
el cambio de las ratificaciones del presente tratado, y desde la misma época no podrá suministrar una
contra otra, socorro ni auxilio alguno de hombres, caballos, víveres, dinero, municiones de guerra, navíos
ni otra cosa.

III. Ninguna de las partes contratantes podrá conceder paso por su territorio á tropas enemigas de la otra.
(…)

Hecho en Basilea en 22 de julio de 1795, 4 de termidor año III de la república francesa.—(L. S.) Domingo
de Iriarte.—(L. S.) Francisco Barthélemy.”
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
Una de las figuras esenciales del reinado de Carlos IV fue Manuel Godoy, un joven
militar de origen plebeyo al que el monarca entregó el poder desde 1792, mostrando
su desconfianza hacia la nobleza.
La confianza del monarca en su valido terminó generando disgusto entre los
diferentes sectores de la opinión pública española hacia el titular de la Corona:
1. Fernando, el hijo del monarca, porque temía
que Godoy le desplazase ante su padre.
2. El conjunto de los estamentos de la sociedad,
porque responsabilizaban a Godoy de la crisis
nacional cuando este planteó una serie de
reformas para solucionarla, como:
a) El incremento de los impuestos.
b) La desamortización de los bienes
eclesiásticos.
c) El aumento de las contribuciones
territoriales.

2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
"La voz de la naturaleza desarma el brazo de la venganza, y cuando la
inadvertencia reclama la piedad no puede negarse a ella un padre amoroso. Mi
hijo ha declarado ya los autores del plan horrible que le habían hecho concebir
unos malvados…; su arrepentimiento y su asombro le han dictado las
representaciones que me ha dirigido y siguen: “Señor: Papá mío: He delinquido,
he faltado a V.M. como Rey y como padre, pero me arrepiento y ofrezco a V.M.
la obediencia más humilde; nada debí hacer sin noticia de V.M., pero fui
sorprendido; he delatado los culpables, y pido a V.M. me perdone permitiendo
besar sus R.P. a su reconocido hijo― Fernando. San Lorenzo, 5 de noviembre
de 1807.― Señora: Mamá mía: Estoy arrepentido del grandísimo delito que he
cometido contra mis padres y Reyes, y así con la mayor humildad, le pido a V.M.
perdón de él, como también de la terquedad mía en negar la verdad la otra
noche, y así de lo íntimo de mi corazón suplico a V.M. se digne de interceder
con papá para que permita besar sus R.P. a su reconocido hijo. Fernando― San
Lorenzo, 5 de noviembre de 1807”. En vista de ello y a ruego de la Reina mi
amada esposa, perdono a mi hijo y lo volveré a mi gracia cuando su conducta
me dé pruebas de una verdadera reforma en su fácil manejo (…)"
Decreto publicado en la Gaceta de Madrid el 5 de noviembre de 1807
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
Fue en dicho contexto en el que se produjo la
Conspiración del Escorial, una conjura fallida
encabezada por el Príncipe de Asturias para
provocar la caída de Godoy y poner bajo control a
la reina, María Luisa de Parma, su principal
apoyo.
Aunque fue descubierta y neutralizada el 27 de
octubre de 1807, el gran beneficiado del complot
fue su promotor, Fernando de Borbón, pues:
1. Fue capaz de conseguir el perdón de su padre
al delatar a todos aquellos que habían participado
junto a él en la trama (entre ellos su mentor, Juan
Escoiquiz).
2. Salió fortalecido, ya que, al no darse una
explicación convincente de los motivos de su
perdón, terminó convirtiéndose en la víctima de:
a) La ambición de su madre y de su favorito.
b) La estulticia de su padre.

2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
"La voz de la naturaleza desarma el brazo de la venganza, y cuando la inadvertencia
reclama la piedad no puede negarse a ella un padre amoroso. Mi hijo ha declarado
ya los autores del plan horrible que le habían hecho concebir unos malvados…; su
arrepentimiento y su asombro le han dictado las representaciones que me ha dirigido
y siguen: “Señor: Papá mío: He delinquido, he faltado a V.M. como Rey y como
padre, pero me arrepiento y ofrezco a V.M. la obediencia más humilde; nada debí
hacer sin noticia de V.M., pero fui sorprendido; he delatado los culpables, y pido a
V.M. me perdone permitiendo besar sus R.P. a su reconocido hijo― Fernando. San
Lorenzo, 5 de noviembre de 1807.― Señora: Mamá mía: Estoy arrepentido del
grandísimo delito que he cometido contra mis padres y Reyes, y así con la mayor
humildad, le pido a V.M. perdón de él, como también de la terquedad mía en negar
la verdad la otra noche, y así de lo íntimo de mi corazón suplico a V.M. se digne de
interceder con papá para que permita besar sus R.P. a su reconocido hijo.
Fernando― San Lorenzo, 5 de noviembre de 1807”. En vista de ello y a ruego de la
Reina mi amada esposa, perdono a mi hijo y lo volveré a mi gracia cuando su
conducta me dé pruebas de una verdadera reforma en su fácil manejo…"
Decreto de Carlos IV perdonando a Fernando VII (5 de noviembre de 1807).
2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
El mismo 27 de octubre de 1807, mientras se descubría la conspiración de El
Escorial, Godoy firmaba el Tratado de Fontainebleau, que permitía al ejército
francés instalarse en España para iniciar la ocupación de Portugal, a cambio de
una serie de concesiones territoriales.
Pero Napoleón aprovechó la conquista del reino luso para someter a toda la
Península Ibérica y estableció a sus tropas en las principales plazas del país,
provocando:

1. Que la familia real, aconsejada por


Godoy, abandonase la capital y se
trasladase a Aranjuez.
2. El estallido de un nuevo motín
encabezado por Fernando el 18 de
marzo de 1808 con el que el príncipe
pretendía lograr:
a) La destitución de Godoy.
b) La abdicación de Carlos IV.

2. La monarquía de Carlos IV
(1788-1808)
“Art. 1º. La provincia de Entre-Duero y Miño con la ciudad de Oporto se dará en toda propiedad y soberanía de
S.M. el rey de Etruria con el título de Rey de la Lusitania Septentrional.

Art.2º. La provincia de Alentejo y el reino de los Algarbes, se darán en toda propiedad y soberanía al Príncipe de
la Paz, para que las disfrute con el título de Príncipe de los Algarbes. (…)

Art. 11º. S.M. el emperador de los franceses sale garante a S.M. el rey de España de la posesión de sus estados
del continente de Europa situados a mediodía de los Pirineos.

Convención secreta anexa:

Art. I. Un cuerpo de tropas imperiales francesas de veinte y cinco mil hombres de infantería, y de tres mil hombres
de caballería entrará en España y marchará en derechura a Lisboa: se reunirá a este cuerpo otro de ocho mil
hombres de infantería y de tres mil de caballería de tropas españolas con treinta piezas de artillería.

Art. II. Al mismo tiempo una división de tropas españolas de diez mil hombres tomará posesión de la provincia de
Entre Miño y Duero y de la ciudad de Oporto; y otra división de seis mil hombres, compuesta igualmente de tropas
españolas tomará posesión de la provincia de Alentejo y del reino de los Algarbes.

Art.III. Las tropas francesas serán alimentadas y mantenidas por la España, y sus sueldos pagados por la Francia
durante todo el tiempo de su tránsito por España.

Art. VI. Un nuevo cuerpo de cuarenta mil hombres de tropas francesas se reunirán en Bayona, a más tardar el 20
de noviembre próximo …]. Este nuevo cuerpo no entrará sin embargo en España, hasta que las dos Altas
Potencias contratantes se hayan puesto de acuerdo a este efecto. (…)

Hecho de Fontainebleau, a 27de octubre de 1807. Duroc-Izquierdo.”


3. La monarquía de José Bonaparte
(1808-1813)
Precisamente, la abdicación de Carlos IV confirmó la idea de Napoleón de que la
monarquía española estaba sumida en una profunda crisis, por lo que aquel era el
momento adecuado para anexionar España al Imperio francés.
Napoleón citó a Carlos IV y Fernando VII (coronado el 19 de marzo) en Bayona,
donde consiguió que ambos abdicasen en él entre el 5 y el 6 de mayo para:
1. Entregarle el trono a su hermano José.
2. Tratar de acabar con el Antiguo Régimen
mediante la convocatoria de unas Cortes que
iniciaron un proceso reformista fundamentado
en la implementación de:
a) El Código de Bayona (una carta
otorgada que instauraba en España una
monarquía de inspiración autoritaria).
b) Un conjunto de reformas (como la
desamortización de los bienes del clero Bayona (Francia)

o la desvinculación de los señoríos).

3. La monarquía de José Bonaparte


(1808-1813)
“He tenido a bien dar a mis amados vasallos la última prueba de mi paternal amor. Su felicidad, la tranquilidad,
prosperidad, conservación e integridad de los dominios que la divina providencia tenía puestos bajo mi
Gobierno, han sido durante mi reinado los únicos objetos de mis constantes desvelos. Cuantas providencias y
medidas se han tomado desde mi exaltación al trono de mis augustos mayores, todas se han dirigido a tan
justo fin, y no han podido dirigirse a otro. Hoy, en las extraordinarias circunstancias en que se me ha puesto y
me veo, mi conciencia, mi honor y el buen nombre que debo dejar a la posteridad, exigen imperiosamente de
mí que el último acto de mi Soberanía únicamente se encamine al expresado fin, a saber, a la tranquilidad,
prosperidad, seguridad e integridad de la monarquía de cuyo trono me separo, a la mayor felicidad de mis
vasallos de ambos hemisferios.

Así pues, por un tratado firmado y ratificado, he cedido a mi aliado y caro amigo el Emperador de los
franceses todos mis derechos sobre España e Indias; habiendo pactado que la corona de las Españas e
Indias ha de ser siempre independiente e íntegra, cual ha sido y estado bajo mi soberanía, y también que
nuestra sagrada religión ha de ser no solamente la dominante en España, sino también la única que ha de
observarse en todos los dominios de esta monarquía. Tendréislo entendido y así lo comunicaréis a los demás
consejos, a los tribunales del reino, jefes de las provincias tanto militares como civiles y eclesiásticas, y a
todas las justicias de mis pueblos, a fin de que este último acto de mi soberanía sea notorio a todos en mis
dominios de España e Indias, y de que conmováis y concurran a que se lleven a debido efecto las
disposiciones de mi caro amigo el emperador Napoleón, dirigidas a conservar la paz, amistad y unión entre
Francia y España, evitando desórdenes y movimientos populares, cuyos efectos son siempre el estrago, la
desolación de las familias, y la ruina de todos.

Dado en Bayona en el palacio imperial llamado del Gobierno a 8 de mayo de 1808. Yo el Rey. Al Gobernador
interino de mi consejo de Castilla.

Gazeta de Madrid, viernes 20 de mayo de 1808.”


3. La monarquía de José Bonaparte
(1808-1813)
Sin embargo, la nueva situación no fue aceptada por todos los españoles, que
terminaron posicionándose con respecto a la presencia francesa en dos
fracciones enfrentadas.
1. Los afrancesados, una minoría de intelectuales que sintió afinidad por el
programa de reformas de José I y colaboró con él.
2. El frente patriótico, que aglutinaba al
grueso de la población española
(contraria a la presencia francesa por
considerar que José I era un rey
extranjero e ilegítimo, por basar su
monarquía en las armas) y estaba
constituido por:
a) La nobleza tradicional y el clero.
b) Algunos ilustrados.
c) Los liberales.
d) Las clases populares.

3. La monarquía de José Bonaparte


(1808-1813)
"Señor General: yo no sigo un partido; sigo la santa y justa causa
que sostiene mi patria. No lidiamos por la Inquisición ni por el interés
de los grandes de España. Lidiamos por los preciosos derechos de
nuestro rey, nuestra religión, nuestra constitución y nuestra
independencia, por el deseo y el propósito de regenerar la España
(...).
En fin, Señor General, yo estaré muy dispuesto a respetar los
humanos y filosóficos principios de vuestro rey Josef, cuando vea
que se ausenta de nuestro territorio (...) sólo en este caso me
permitirían mi honor y mis sentimientos entrar con vos en la
comunicación que me proponéis, si la Suprema Junta Central lo
aprobase (...)
Madrid, 12 de mayo de 1809."
Carta de Gaspar Melchor de Jovellanos a Napoleón.
4. La Revolución española: la Guerra
de la Independencia (1808-1813)
Finalmente, el rumor de que la familia real iba a ser expulsada del país desencadenó,
el dos de mayo de 1808, un levantamiento contra las tropas francesas que, desde
Madrid, se extendió rápidamente por todo el territorio peninsular derivando en una
guerra civil.
Inicialmente, el carácter desorganizado de la resistencia española llevó a Napoleón a
pensar que la conquista de España sería fácil, pero la firmeza española:
1. Neutralizó el poder del ejército francés y obligó a José I a abandonar Madrid para
refugiarse en el norte peninsular.
2. Permitió el surgimiento de las Juntas de Armamento y Defensa, que asumieron la
coordinación de la guerra y el gobierno del país en ausencia del Rey mediante la
creación de:
a) Las juntas locales, dirigidas por personalidades de la nobleza y el clero afines a
Fernando VII, en mayo de 1808.
b) Las juntas provinciales, que asumieron la soberanía de forma efectiva
(planteando una fórmula de gobierno distinta a la monarquía absoluta), en junio de
1808.
c) La Junta Suprema Central, en Madrid, el 25 de septiembre de 1808.

4. La Revolución española: la Guerra


de la Independencia (1808-1813)
4. La Revolución española: la Guerra
de la Independencia (1808-1813)
"Soldados: mal aconsejado el populacho de Madrid, se ha
levantado y ha cometido asesinatos. [...] La sangre
francesa vertida clama venganza. Por lo tanto, mando lo
siguiente: [...]
Art. 2. Serán arcabuceados todos cuantos durante la
rebelión han sido presos con armas.
Art. 3. Todos los moradores de la corte, que anden con
armas, o las conserven en su casa sin licencia especial,
serán arcabuceados. [...]
Dado en nuestro cuartel general de Madrid, a 2 mayo de
1808.
Gaceta de Madrid, 6 de mayo de 1808"

4. La Revolución española: la Guerra


de la Independencia (1808-1813)
"(...) En la multitud de gentes de todas clases y condiciones que llenaban la carrera se descubría el mayor interés
y entusiasmo en favor de su Rey y Señor Fernando VII, cuyo nombre resonaba por todas partes, y el de la Junta
Suprema que acababa de jurar ante Dios y los hombres, y a costa de su vida, la restauración en el Trono de un
Rey tan deseado, la conservación de nuestra Santa Religión, la de nuestras Leyes, usos y costumbres. La
abertura de las puertas del Real Palacio, cerradas tanto tiempo había; la triste soledad de la augusta habitación
de nuestros Reyes, y el recuerdo de la época y motivos por que se cerraron, arrancaron lágrimas a todos los
concurrentes, aun los más firmes, que hicieron el acto más tierno e interesante, y al mismo tiempo más útil para
excitar a la venganza contra los causadores de tantos males, y la justa confianza en los sujetos que después de
tantos peligros sufridos por tan justa causa todavía se presentan a arrostrar cuantos sean necesarios para llevarla
hasta un fin dichoso. Tal es sin duda el que debemos esperar de la unión y fraternidad tan íntima como la que
ofrecen todos los Reinos reunidos. Creció el entusiasmo y el interés a la salida de los Señores Diputados a la
gran galería de la fachada principal de Palacio, desde la cual su actual interino Presidente el exelentísimo señor
Conde de Floridablanca proclamó de nuevo a nuestro deseado Rey Fernando, y siguió el Pueblo por muchas
veces aumentando sus aclamaciones, vivas y enternecimiento que le causaba un Cuerpo que debía llenar tan
grandes esperanzas, tanto más bien concebidas, cuanto era mayor la majestuosa sencillez con que se ha
celebrado el acto más augusto que hasta ahora ha visto la Nación. Colocados los Señores Diputados en sus
respectivos lugares, y pronunciado por el Señor Presidente un breve discurso, muy propio de las circunstancias,
se declaró la Junta legítimamente constituida, sin perjuicio de los ausentes que según su acuerdo de ayer deben
componer la Junta de Gobierno en ausencia de nuestro Rey y Señor Fernando VII; y mandó que se saque
certificación literal de esta acta, y se dirija al Presidente del Consejo para su inteligencia, la del Tribunal y demás
efectos correspondientes, ínterin se le comunican las ulteriores órdenes que convengan. Real Palacio de
Aranjuez, a veinticinco de septiembre de mil ochocientos ocho.

Martín de Garay, Vocal Secretario general interino".

Toma de posesión de los miembros de la Junta Suprema Central (Real Palacio de Aranjuez, 25 de septiembre de
1808)
4. La Revolución española: la Guerra
de la Independencia (1808-1813)
Pero a finales de 1808, la llegada de Napoleón, acompañado de 250.000
soldados, permitió que los franceses recuperasen el control peninsular.
José I pudo regresar a Madrid en enero de 1809 mientras el territorio
controlado por la Junta Suprema Central empezó a menguar hasta quedar
limitado a Cádiz, provocando:
1. Que la resistencia frente a las tropas francesas pasase a depender de:
a) El desempeño del ejército británico, comandado por el Duque de
Wellington.
b) Una fórmula de lucha popular y espontánea, la guerrilla.
2. La autodisolución de la Junta Suprema Central, ante su incapacidad para
dirigir la guerra, el 21 de enero de 1810 y:
a) El nombramiento de una regencia.
b) La convocatoria de elecciones a Cortes.

4. La Revolución española: la Guerra


de la Independencia (1808-1813)
"Los diputados que componen este Congreso, y que representan la Nación
española, se declaran legítimos en Cortes generales y extraordinarias y que
reside en ellas la soberanía nacional.
Las Cortes generales y extraordinarias de la Nación española, congregadas
en la Real Isla de León con la voluntad general, pronunciada del modo más
enérgico y patente, reconocen, proclaman y juran fidelidad al legitimo Rey al
Señor D. Fernando VII de Borbón; y declaran nula de ningún valor ni efecto
la cesión hecha en favor de Napoleón, no sólo por la violencia que intervino
en aquellos actos injustos e ilegales, sino por faltarle el consentimiento de la
Nación.
No conviniendo queden unidos el Poder legislativo, el ejecutivo y el
judiciario, declaran las Cortes soberanas, que se reservan el ejercicio del
Poder legislativo en toda su extensión (...).
Real Isla de León, 24 septiembre de 1810”.
Decreto declarando la soberanía de las Cortes de Cádiz
4. La Revolución española: la Guerra
de la Independencia (1808-1813)
El proceso de elección de los diputados y su posterior reunión en Cádiz fue difícil, por lo
que se optó por elegir a sus sustitutos entre los habitantes de esta ciudad, donde el
predominio de la burguesía favoreció la formación de unas Cortes con simpatías hacia el
liberalismo.
El predominio liberal de las Cortes les empujo a iniciar un proceso revolucionario destinado
a sustituir el absolutismo por una monarquía constitucional, cuyos principales hitos fueron:
1. La proclamación del principio de soberanía nacional (atribuyendo el poder a la nación,
representada por las Cortes, y no al monarca) en su primera sesión.
2. La designación de una Comisión encargada de elaborar la primera Constitución en la
historia de España, que sería aprobada el 19 de marzo de 1812.
3. El desarrollo de una legislación tendente a la eliminación del Antiguo Régimen, basada
en:
a) La supresión de los señoríos (que pasaban a ser propiedad privada de los
señores).
b) La desamortización de las tierras comunales.
c) La abolición de la Inquisición.
d) El establecimiento de la libertad de imprenta (salvo en materia religiosa)...

4. La Revolución española: la Guerra


de la Independencia (1808-1813)
“Las Cortes Generales y extraordinarias de la Nación española, decretan la siguiente Constitución:

Art. 2. La nación española es libre e independiente, no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.

Art. 3. La soberanía reside esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el
derecho de establecer leyes fundamentales.

Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única
verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquier otra (...).

Art. 14. El Gobierno de la Nación española es una Monarquía moderada hereditaria.

Art. 15. La potestad de hacer las leyes reside en la Cortes con el rey.

Art. 16. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el rey.

Art.34. Para la elección de los diputados de Cortes se celebrarán juntas electorales de parroquia, de partido y de
provincia (...)

Art.168. La persona del Rey es sagrada e inviolable y no está sujeta a responsabilidad (...)

Art.366. En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras, en las que se
enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una
breve exposición de las obligaciones civiles (...)

Cádiz, 19 de Marzo de 1812”


4. La Revolución española: la Guerra
de la Independencia (1808-1813)
Sin embargo, el inicio de la campaña militar
en Rusia obligó a Napoleón a retirar a miles
de efectivos de la península desde 1812,
ocasionando que la dominación francesa de
España empezase a debilitarse.
A partir de la batalla de los Arapiles
(Salamanca), los franceses fueron
incapaces de hacer frente al poder militar
británico, por lo que Napoleón decidió:
1. Pactar el fin de la guerra en España
después de que el Duque de Wellington
tomase Madrid el 12 de agosto de 1812.
2. Firmar el Tratado de Valençay, el 11 de
diciembre de 1813, acordando:
a) La retirada del ejército francés.
b) El retorno a España de Fernando VII.

4. La Revolución española: la Guerra


de la Independencia (1808-1813)
" Art. 3. S.M. el Emperador de los franceses, rey de Italia, reconoce a D. Fernando y sus sucesores, según el
orden de sucesión establecido por las leyes fundamentales de España, como rey de España y de las Indias.

Art. 4º. S.M. el Emperador y rey reconoce la integridad del territorio de España, tal cual existía antes de la
guerra actual.

Art. 5º. Las provincias y plazas actualmente ocupadas por las tropas francesas serán entregadas en el
estado en que se encuentran a los gobernadores y a las tropas españolas que sean enviadas por el rey.

Art. 9º. Todos los españoles adictos al rey José, que le han servido en los empleos civiles y militares, y que
le han seguido, volverán a los honores, derechos y prerrogativas de que gozaban; todos los bienes de que
hayan sido privados les serán restituidos. Los que quieran permanecer fuera de España tendrán un término
de diez años para vender sus bienes y tomar todas las medidas necesarias a su nuevo domicilio. Les serán
conservados sus derechos a las sucesiones que puedan pertenecerles, y podrán disfrutar sus bienes y
disponer de ellos sin estar sujetos al derechos del fisco o cualquier otro derecho.

Art. 13º. S.M. Fernando VII se obliga igualmente a hacer pagar al rey Carlos IV y a la reina su esposa la
cantidad de 30 millones de reales , que será satisfecha puntualmente por cuartas partes, de tres en tres
meses. A la muerte del rey, dos millones de francos formarán la viudedad de la reina. Todos los españoles
que estén a su servicio tendrán libertad de residir fuera del territorio español, todo el tiempo que SS.MM. lo
juzguen conveniente.

Art. 14º. Se concluirá un tratado de comercio entre ambas potencias, y hasta tanto sus relaciones
comerciales quedarán bajo el mismo pie que antes de la guerra de 1792.

Tratado de Valençay entre Francia y España (11 de diciembre de 1813).


5. La monarquía de Fernando VII
(1813-1833)
A su retorno, el miedo a perder el trono
llevó a Fernando VII a declarar que
aceptaría la Constitución gaditana.
Sin embargo, el monarca pudo
comprobar enseguida que contaba con
la adhesión:
1. De las clases populares, que se
oponían al proceso reformista iniciado
por los liberales y habían mostrado
gran devoción hacia Fernando VII
desde su llegada.
2. De la nobleza, que le remitió el
Manifiesto de los Persas, un
documento político en el que
demandaban la restauración del
absolutismo.

5. La monarquía de Fernando VII


(1813-1833)
“1. Era costumbre en los antiguos Persas pasar cinco días en anarquía después del fallecimiento de
su Rey, a fin de que la experiencia de los asesinatos, robos y otras desgracias les obligase a ser
más fieles a su sucesor. Para serlo España a V. M. no necesitaba igual ensayo en los seis años de
su cautividad, del número de los Españoles que se complacen al ver restituido a V. M. al trono de
sus mayores, son los que firman esta reverente exposición con el carácter de representantes de
España; mas como en ausencia de V. M. se ha mudado el sistema que regía al momento de
verificarse aquélla, y nos hallamos al frente de la Nación en un Congreso que decreta lo contrario de
lo que sentimos, y de lo que nuestras Provincias desean, creemos un deber manifestar nuestros
votos y circunstancias que los hacen estériles, con la concisión que permita la complicada historia
de seis años de revolución. (…)

134. La monarquía absoluta... es una obra de la razón y de la inteligencia; está subordinada a la ley
divina, a la justicia y las reglas fundamentales del Estado; fue establecida por derecho de conquista
o por la sumisión voluntaria de los primeros hombres que eligieron a sus Reyes. (...) Por esto ha
sido necesario que el poder soberano fuese absoluto para prescribir a los súbditos todo lo que mira
al interés común y obligar a la obediencia a los que se niegan a ella. El deseo medio que debemos
pedir, trasladando al papel nuestros votos, y el de nuestras provincias es, con arreglo a las leyes,
fueros, usos y costumbres de España. (...) Que a este fin se proceda a celebrar Cortes con la
solemnidad y en la forma en que se celebraron las antiguas (...) que se suspendan los efectos de la
Constitución y decretos dictados en Cádiz y que las nuevas Cortes tomen en consideración su
nulidad, su injusticia. (...)

Madrid, 12 de abril de 1814”


5.1. La Restauración del
absolutismo (1814-1820)
Las numerosas muestras de lealtad convencían a Fernando
VII de la posibilidad de restaurar el Antiguo Régimen.
Por lo que el 4 de mayo de 1814 rompía su juramento inicial
y:
1. Anulaba la Constitución de 1812 y los decretos aprobados
por las Cortes de Cádiz.
2. Restablecía las antiguas instituciones y el régimen
señorial.
3. Renunciaba a la implementación de reformas que
permitiesen sanear la Hacienda española.
4. Iniciaba la represión, tanto de los afrancesados, como de
los liberales.

5.1. La Restauración del


absolutismo (1814-1820)
"Desde que la Divina Providencia, por medio de la renuncia espontánea y solemne de mi Augusto Padre, me
puso en el Trono de mis mayores, del cual ya me tenía jurado sucesor el Reino por medio de sus
Procuradores juntos en Cortes (...) [mis] primeras manifestaciones se dirigieron a la restitución de varios
Magistrados y otras personas que arbitrariamente se había separado de sus destinos, pues la dura situación
de las cosas y la perfidia de Bonaparte, de cuyos crueles efectos quise, pasando a Bayona, preservar a mis
pueblos, apenas dieron lugar a más. Reunida allí la Real Familia, se cometió en toda ella, y señaladamente
en mi persona, un atroz atentado (...), violentando en lo más alto el sagrado derecho de gentes, fui privado
de mi libertad, y lo fui, de hecho, del Gobierno, de mis Reinos, y trasladado a un palacio con mis muy
amados hermanos y tío, sirviéndonos de decorosa prisión, casi por espacio de seis años, aquélla estancia
(...). Con esto quedó todo a la disposición de las Cortes, las cuales en el mismo día de su instalación (...) me
despojaron de la soberanía (...) atribuyéndola a la Nación, para apropiársela así ellos mismos, y dar a ésta
(...) una Constitución que (...) ellos mismos sancionaron y publicaron en 1812.

Este primer atentado contra las prerrogativas del trono (...) fue como la base de los muchos que a éste
siguieron (...); se sancionaron, no leyes fundamentales de una Monarquía moderada, sino las de un
Gobierno popular (...). De todo esto, luego que entré dichosamente en mi reinado, fui adquiriendo fiel noticia
y conocimiento (...). Yo os juro y prometo a vosotros, verdaderos y leales españoles que habéis sufrido, no
quedaréis defraudados en vuestros nobles empeños (...). Por tanto, habiendo oído lo que (...) me han
informado personas respetables por su celo y conocimientos, y los que acerca de cuanto aquí se contiene
me ha expuesto en representaciones que de varias partes del Reino se me han dirigido, (...) declaro que mi
Real ánimo es, no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución, ni a decreto alguno de las Cortes
generales y extraordinarias ni de las ordinarias actualmente abiertas (...), sino el de declarar aquella
Constitución y aquellos decretos nulos y de ningún valor ni efecto, (...) como si no hubiesen pasado jamás
tales actos y se quitasen de en medio del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquier
clase y condición a cumplirlos y guardarlos.

Dado en Valencia a 4 de Mayo 1814. - Yo el Rey."


5.1. La Restauración del
absolutismo (1814-1820)
Pero, a pesar de la popularidad de la que disfrutaba, la estabilidad del reinado de
Fernando VII dependía de que el país recuperase el equilibrio económico.
Y el problema radicaba en que dicha circunstancia constituía un objetivo inalcanzable
debido a la concurrencia de diferentes factores, como.
1. El inicio del proceso de emancipación americano (que supuso un aumento
significativo de los gastos y la reducción de los ingresos relacionados con el comercio
colonial).
2. La adopción de decisiones políticas como:
a) El restablecimiento de los privilegios fiscales de la nobleza.
b) La devolución de los bienes desamortizados.
3. Las consecuencias de la Guerra de la Independencia en el país, entre las que se
encontraban:
a) La ruina de la población.
b) La desarticulación de la economía.
c) El cambio en la mentalidad de muchas personas...

5.1. La Restauración del


absolutismo (1814-1820)
5.1. La Restauración del
absolutismo (1814-1820)
Ante su incapacidad para sacar a España de la crisis económica y del desorden
administrativo, Fernando VII terminó cayendo en el descrédito político y moral. Y ello
le granjeó el odio de los españoles.
Todas las opciones le acusaban de ignorar al pueblo y desconocer sus aspiraciones
después de que se hubiese levantado en su defensa en 1808 y empezaban a
distanciarse políticamente del monarca:
1. Los absolutistas comenzaron a recelar de Fernando VII, al considerar que había
cedido excesivamente frente a los liberales al restablecer las Antiguas Cortes
permitiendo que se convirtiesen en su plataforma política.
2. Los liberales, que ansiaban dar continuidad al régimen constitucional que el rey
había abolido, intentaron aprovechar el malestar social para derrocar al absolutismo
a través de gran cantidad de pronunciamientos militares frustrados, entre los que
destacarían los liderados por los oficiales:
a) Espoz y Mina (1814).
b) Díaz Porlier (1815).
c) Lacy y Milans del Bosch (1819).

5.1. La Restauración del


absolutismo (1814-1820)
"Soldados, mi amor hacia vosotros es grande. Por lo mismo yo no podía
consentir, como jefe vuestro, que se os alejase de vuestra patria, en
unos buques podridos, para llevaros a hacer una guerra injusta al nuevo
mundo; ni que se os compeliese a abandonar a vuestros padres y
hermanos, dejándolos sumidos en la miseria y la opresión. (…).España
está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el
menor respeto a las leyes fundamentales de la nación. El rey, que debe
su trono a cuantos lucharon en la guerra de la Independencia, no ha
jurado, sin embargo, la Constitución; la Constitución, pacto entre el
monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda nación moderna.
La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz
entre sangre y sufrimiento. Mas el rey no la ha jurado y es necesario,
para que España se salve, que el rey jure y respete esa Constitución de
1812".
Manifiesto de Riego (Cabezas de San Juan, 1 de enero de 1820).
5.2. El Trienio liberal (1820-1823)
Ante los constantes pronunciamientos militares, revueltas urbanas
y amotinamientos campesinos, el monarca no fue capaz de ofrecer
una solución eficaz y solo supo responder con la represión.
Finalmente, el 1 de enero de 1820, el coronel Rafael de Riego se
sublevaba en las Cabezas de San Juan (Sevilla) y recorría toda
Andalucía al grito de “¡Viva la Constitución de 1812!”, provocando:
1. Un enfrentamiento entre las tropas de Riego y el ejército real
que se fue extendiendo por el sur peninsular durante un par de
meses.
2. La aceptación de la Constitución de Cádiz por parte de
Fernando VII el 9 de marzo de 1820, como consecuencia de:
a) La traición de Enrique O´Donnell.
b) La insurrección del pueblo de Madrid.

5.2. El Trienio liberal (1820-1823)


“Mientras Yo meditaba maduramente con la solicitud propia de mi
paternal corazón las variaciones de nuestro régimen fundamental,
que parecían mas adaptables al carácter nacional y al estado
presente de las diversas porciones de la Monarquía española, así
como mas análogas á la organización de los pueblos ilustrados,
me habéis hecho entender vuestro anhelo de que se
restableciese aquella Constitución que entre el estruendo de
armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812, al propio
tiempo que con asombro del mundo combatíais por la libertad de
la patria. He oído vuestros votos, y cual tierno Padre he
condescendido á lo que mis hijos reputan conducente á su
felicidad. He jurado esa Constitución, por la cual suspirabais, y
seré siempre su mas firme apoyo.

Madrid, 10 de Marzo de 1820".


5.2. El Trienio liberal (1820-1823)
Tras la asunción del régimen constitucional, Fernando VII se vio obligado a
proclamar una amnistía y a convocar elecciones.
Las nuevas Cortes, de mayoría liberal, iniciaron una obra reformista con la que se
pretendía consolidar la abolición del Antiguo Régimen iniciada en 1810 a través de:
1. La supresión del régimen de propiedad de la tierra de carácter feudal.
2. Una reforma eclesiástica que contemplaba cuestiones como la supresión de los
conventos, la secularización de las órdenes religiosas o la desamortización de los
bienes del clero.
3. La reforma del sistema fiscal y la disminución del diezmo.
4. La eliminación de los gremios.
5. El restablecimiento de la Milicia Nacional y los ayuntamientos.
6. El desarrollo de las libertades de imprenta, asociación y reunión (que favorecieron
la proliferación de las sociedades patrióticas, clubes que organizaban reuniones
lugares públicos, como cafés o teatros, con el objetivo de favorecer la difusión de las
ideas liberales entre las clases populares).

5.2. El Trienio liberal (1820-1823)


"El fin de las sociedades civiles es el de procurarse
mutuamente la felicidad, asegurar los derechos que
la naturaleza concedió al hombre. Es preciso buscar
todos los medios posibles para conseguir este fin: el
gobierno que no protege los derechos que la
naturaleza concedió al hombre es ilegítimo y está
autorizada la nación a levantar el grito contra él. He
dicho repetidas veces, y he intentado probarlo, que
todos los hombres nacemos con un derecho a la
soberanía, a la libertad y a la igualdad"
Tertulia patriótica (15 de diciembre de 1822).
5.2. El Trienio liberal (1820-1823)
Entre 1820 y 1823, la monarquía constitucional hubo de hacer frente a dos problemas
fundamentales, como fueron:

1. El enfrentamiento interno de los propios liberales entre:

a) Los veinteañistas (moderados), que defendían la necesidad de reformar la monarquía


de Cádiz en un sentido parlamentario.
b) Los doceañistas (exaltados), que apostaban por mantener intacta la Constitución de
1812.
2. La oposición que las reformas liberales suscitaron entre gran parte de la población española,
especialmente en:

a) El monarca y las élites tradicionales, que en 1822 constituyeron una regencia


absolutista en la Seo de Urgel.
b) Los campesinos, que terminaron perdiendo sus tradicionales derechos sobre la tierra a
través de:
b.1) La abolición de los señoríos jurisdiccionales (la cual convertía a los antiguos
señores en nuevos propietarios y a los campesinos en arrendatarios).
b.2) La monetarización de las rentas.
b.3) Las grandes potencias europeas, temerosas del contagio revolucionario.

5.2. El Trienio liberal (1820-1823)


"A pesar de todo no nos avergonzarémos de confesar que lo impios constitucionales aventajan
en algo á los fieles realistas. Si, aventajan á estos en la audacia en los atropellamientos, en el
robo y en la seduccion. Hemos dicho y lo repetirémos, sin temor de que se nos pruebe lo
contrario, que el puñal y la mentira han sido y son las armas de estos tiranos fratricidas. El
puñal y la mentira hicieron jurar al Rey una constitucion, que por fin le conduciria al cadalso
(...) ¿Quereislo ver con mas evidencia, fieles españoles? observad la conducta de los gefes
politicos de esos despotas bajáes; seguid los pasos de los comandantes y oficiales del ejército
destructor, de esos barbaros arraces: ya no hay Dios, no hay Rey, no hay ley (...) Catalanes,
Españoles, pueblos de Europa y de todo el mundo civilizado: abrid los ojos, y conoced de una
vez los resortes de la perfidia y iniquidad que han apurado los verdugos de la humanidad. A
los que trabajamos por la justa causa nos sobra el honor y la fidelidad para combatirlos con
firmeza; pero á ellos no les faltan puñales, y engaños para sostener algun tiempo su causa
descaeciente. Vuestro silencio seria vergonzoso, vuestra indolencia culpable, vuestra apatía
criminal. Únanse de una vez los hombres de bien que pisan el globo de la tierra, para purgarlo
en un momento de todos los infames monstruos de la doliente humanidad.

Urgel: En la imprenta del gobierno."

Manifiesto de la Regencia de Urgel de 23 de octubre de 1822


5.3. La Década ominosa (1823-
1833)
En última instancia, la ausencia de reformas políticas que
moderasen el régimen constitucional de 1812 terminó por exasperar
a las grandes potencias europeas y la Cuádruple Alianza, a través
de los Cien Mil Hijos de San Luis, reponía a Fernando VII como
monarca absoluto en abril de 1823.
Sin embargo, a estas alturas ya era imposible la supervivencia del
absolutismo y Fernando VII se aproximó a los sectores absolutistas
más moderados, partidarios de suavizar el sistema político, con el
objetivo de garantizar su supervivencia. Para lo que adoptó
medidas como:
1. El no restablecimiento de la inquisición.
2. El retorno de los exiliados (a partir de 1825).
3. La eliminación de los privilegios fiscales de las élites
tradicionales.

5.3. La Década ominosa (1823-


1833)
"He empleado todos mis medios para afianzar la
seguridad de mis pueblos y preservar a España de la
úlitma desgracia, pero las representaciones que he
mandado a Madrid han sido rechazadas con tal ceguera
que quedan pocas esperanzas de paz.
He dado orden para que se retire mi ministro en aquella
corte y 100.000 franceses (...) están dispuestos a marchar,
invocando al dios de San Luis, para conservar el trono de
España para un nieto de Enrique IV, y para preservar
aquel hermoso reino de su ruina y reonciliarlo con
Europa."
Discurso de Luis XVIII (1823).
5.3. La Década ominosa (1823-
1833)
La moderación política de Fernando VII le granjeó el disgusto de la nobleza
más recalcitrante que empezó a acentuar su rechazo hacia el monarca.
De este modo, los absolutistas puros también empezaron a acusar al rey de
felonía por considerarlo culpable de:
1. Alentar, al mismo tiempo, a liberales y absolutistas para anular a unos y a
otros.
2. Carecer de un proyecto político concreto y sumir a España en una
situación de crisis que condujo al levantamiento de Riego.
3. Comprometer la supervivencia del trono en el país al ceder ante los
liberales mediante:
a) El restablecimiento de las Cortes antiguas en 1814.
b) La aceptación de la monarquía constitucional en 1823.
c) La apertura de las fronteras a los exiliados desde 1825.

5.3. La Década ominosa (1823-


1833)
"La sangre que vertieran en la última lucha nuestros más decididos campeones, o es ya olvidada, o es considerada
por nuestros enemigos con el más escandaloso vilipendio. Lo peor de todo es que el mismo Monarca, el mismo
príncipe a quien hemos arrancado dos veces de la esclavitud comprando su libertad con nuestra propia sangre,
Fernando, en fin, es un activo instrumento de la más maquiavélica conspiración que jamás vieron los siglos.
¡Horrorizaos! [...] No os aturdáis, españoles, de lo que acabáis de oír. Todo es verdad, todo es demostrable, pero,
¿qué pudierais esperar de un Rey que mientras lavabais con vuestra noble sangre las manchas que él dejara sobre
el trono, mientras agotabais vuestros recursos en sostén de la santa causa que él mismo no osara defender, al
mismo tiempo que oponíais el escudo diamantino de vuestros leales pechos contra el torrente impetuoso de la
revolución y del jacobinismo y, por último, cuando la emulación de la más acrisolada fidelidad produjera entre
nosotros rasgos sublimes de virtud, entonces, ese desagradecido Monarca, apático e insensible a vuestros
sacrificios y sin dolerse de ellos, pasaba sus horas alegremente jugando a la cometa, desde las azoteas de Cádiz?
[...] la santa empresa a la cual os convidamos en el nombre de nuestro salvador Jesucristo y de Pedro y Pablo sus
Apóstoles, nuestro plan, en fin, no es ni será otro que el de salvar de un solo golpe LA RELIGIÓN, LA IGLESIA,
EL TRONO y EL ESTADO. Para todo esto se necesita que, ante todas las cosas, derroquemos del trono al
estúpido y criminal Fernando de Borbón, instrumento y origen de todas nuestras adversidades, y esta medida, por
violenta que parezca, es absolutamente necesaria, pues está escrito que salus populi suprema lex est. [...] Hagamos
resonar por el aire himnos de alabanza para impetrar la ayuda del Todopoderoso y pedirle que proteja nuestra
obra. Pongamos en sus divinas manos los destinos futuros de nuestra amada patria con la zozobrante nave de la
Iglesia y juremos como cristianos triunfar o morir en esta santa causa. [...] Finalmente, españoles, proclamemos
como jefe de ella a la AUGUSTA MAJESTAD DEL SEÑOR DON CARLOS V. Porque las virtudes de este
príncipe excelso, su conocido carácter y magnanimidad y su firme adicción al clero y a la Iglesia, son otras tantas
garantías que ofrecen a la España bajo el suave yugo de su paternal dominación, un reinado de piedad, de
prosperidad y de ventura."

Manifiesto de los realistas puros (Madrid, 1 de noviembre de 1826)


5.3. La Década ominosa (1823-
1833)
La desconfianza de las élites tradicionales hacia Fernando VII convirtió a Carlos María Isidro,
previsible heredero de la Corona española, en el campeón de los sectores más ultramontanos.

Este alineamiento con el hermano del rey por parte de los sectores más ortodoxos del
absolutismo se manifestó a través de:

1. El Manifiesto de los realistas puros, aparecido a finales de 1826, con el que se manifestaba
por primera vez el carlismo:

a) Postulando al religioso don Carlos como rey de España.


b) Renegando de Fernando VII, al que se acusaba de:
a.1) Estar plenamente involucrado en la conspiración liberal desde 1823 (para
instaurar un régimen constitucional en España).
a.2) Ser el responsable de sus desgracias por haberse mezclado con los liberales.
2. La Guerra dels Malcontents, un levantamiento frustrado que se produjo a mediados de 1827
y estuvo:

a) Protagonizado por las clases populares catalanas en defensa del rey (desde su
perspectiva, preso de las conspiraciones liberales).
b) Orquestado por los absolutistas puros (temerosos de que el acercamiento real a los
liberales repercutiera en perjuicio de su status quo).

5.3. La Década ominosa (1823-


1833)
"Catalanes: La Junta superior provisional de Gobierno de este principado de Cataluña, instalada en esta
ciudad a los 29 de agosto del presente año, con decreto del ilustre señor comandante general de la
vanguardia realista del ejército de operaciones, para restablecer las administraciones civiles y judiciales de
la provincia, se dirige a vosotros por primera vez, al efecto de manifestaros los sentimientos que la
animan. Ollados y combatidos de un modo aun más vil y cobarde por los agentes de la rebelión del año
1820 los soberanos derechos de nuestro carísimo objeto, don Fernando VII (Q. D. G.), quedaba este
infeliz reino sujeto otra vez al duro yugo constitucional. Desde este momento ¡qué tropel de males,
desgracias y descaradas persecuciones iban experimentando los decididos amantes del trono y altar! ¡Con
qué agigantados pasos caminaba nuestra existencia hacia los duros grillos, cadenas, destierros y cadalsos,
si la animosidad de algunos impávidos y siempre celosos españoles, arrostrando todo género de peligros,
no hubieren sabido recordar la imperiosa necesidad de sacudir, mientras el tiempo lo ha permitido, la fiera
esclavitud que la más negra traición nos acababa de preparar! Convencido de esto el Pueblo Catalán,
tiempo hace que hubiera levantado el grito, si desgraciadamente, a causa de fines cobardes y de propio
interés, no se hubiera contenido el santo ardor de un pueblo, que está resuelto a dar mil veces la vida antes
de permitir que queden menoscabadas en lo más mínimo sus preciosas margaritas de Rey Absoluto y
Religión. Mas por fin la divina Providencia ha hecho que desprendiéndose de todas las dificultades que el
genio del mal y la cobardía presentaba a la vista, se decidiese desembarazadamente. La mayor parte de
este Principado ha empezado la gloriosa empresa que visiblemente protege el todo Poderoso, de aterrar
para siempre los trastornadores de la Corona y leyes fundamentales de España, contando que las demás
provincias en unión con nosotros cooperarán, como cooperan ya, al feliz resultado."

Alocución de la Junta Superior del Principado (Manresa, 31 de agosto de 1827)


5.4. El conflicto dinástico (1830-
1833)
Sin embargo, el nacimiento de Isabel, la primera hija de Fernando VII, en 1830
terminaría sumiendo a la corte española en una lucha intestina por el poder que
terminaría degenerando en una guerra civil entre carlistas e isabelinos tras la
muerte del monarca.

El 29 de septiembre de 1833 fallecía Fernando VII


después de publicar la Pragmática Sanción de
1789 (un documento que anulaba la Ley de
Sucesión Fundamental de 1713) por influencia de
su mujer, María Cristina, polarizando al país entre
partidarios de:
1. Isabel, que se convertía en la reina de España,
mientras María Cristina era designada regente
hasta la mayoría de edad de su hija.
2. Carlos María Isidro, que se proclamaba rey de
España y desencadenaba una ofensiva absolutista
en el norte peninsular que supuso el inicio de la
Primera Guerra Carlista.

1. El desmantelamiento jurídico del Antiguo Régimen: la


regencia de María Cristina y la Primera Guerra Carlista
(1833-1840)
6. La independencia de la América
española
Una de las principales consecuencias de la Guerra de la Independencia fue la emancipación de la mayor
parte de Hispanoamérica.

Fue un proceso que lideraron las élites criollas con el objetivo de preservar su posición social en el
territorio americano cuando Napoleón impuso su hegemonía militar en la Península Ibérica, que se
dividió en dos etapas:

1. Entre 1808 y 1814 los americanos constituyeron sus propias Juntas de Armamento y Defensa para
gobernarse a sí mismos independientemente del poder peninsular, en manos de los franceses.

2. Tras su retorno, Fernando VII no fue capaz de contrarrestar el impulso que habían alcanzado el
desapego hacia España y el proceso de emancipación a la altura de 1814 debido a la combinación de
una serie de factores, fundamentalmente:

a) La experiencia de autogobierno de la que habían disfrutado durante la ausencia del monarca.


b) El descontento de la élite criolla ante los impuestos y el monopolio que ejercían los puertos
españoles sobre el comercio americano.
c) La influencia ideológica de la Ilustración, el liberalismo y la francmasonería.
d) Un incipiente nacionalismo americano, articulado a partir de la toma de conciencia criolla frente a
la realidad española.
e) El ejemplo de las revoluciones americana, francesa y española.
f) La ayuda del Imperio Británico (que pretendía comerciar con América sin el monopolio español).

6. La independencia de la América
española
"¿Conque éste es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de
Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna. (...)

Este pueblo ha dado para todo; severidad para los viejos tiempos; austeridad para la República; depravación para los
Emperadores; catacumbas para los cristianos; valor para conquistar el mundo entero; ambición para convertir todos
los Estados de la tierra en arrabales tributarios; mujeres para hacer pasar las ruedas sacrílegas de su carruaje sobre el
tronco destrozado de sus padres; oradores para conmover, como Cicerón; poetas para seducir con su canto, como
Virgilio; satíricos, como Juvenal y Lucrecio; filósofos débiles, como Séneca; y ciudadanos enteros, como Catón.

Este pueblo ha dado para todo, menos para la causa de la humanidad: Mesalinas corrompidas, Agripinas sin
entrañas, grandes historiadores, naturalistas insignes, guerreros ilustres, procónsules rapaces, sibaritas
desenfrenados, aquilatadas virtudes y crímenes groseros; pero para la emancipación del espíritu, para la extirpación
de las preocupaciones, para el enaltecimiento del hombre y para la perfectabilidad definitiva de su razón, bien poco,
por no decir nada.

La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus faces, han hecho ver todos sus elementos;
mas en cuanto a resolver el gran problema del hombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el
despejo de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo.

¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no
daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del
poder español!

Simón Bolívar."

Juramento del Monte Sacro (Roma, 15 de agosto de 1805)


6. La independencia de la América
española
"El movimiento independentista es básicamente un movimiento de élites. En el momento en el que se da la crisis de la monarquía,
causa absoluta del inicio del proceso, en el seno de esa élite están muy presentes una serie de temores e incertidumbres como
consecuencia de la errática politica del todopoderoso ministro de Carlos IV, Manuel Godoy. (...)

Los casi doce años de guerra con Inglaterra provocarán la dislocación y casi paralización del sistema comercial tradicional (...).
Esto trajo consigo crisis económica y la ruina de muchos que ostentaban una posición dominante (...)

Un tercer elemento, clave para entender las reacciones americanas en esta fase es lo que se ha llamado el miedo a la revolución
(M. Izard), el temor a la subversión del orden establecido, ya fuera por la ruptura del frágil equilibrio social existente en territorios
como México o el Perú, ya por el miedo a la rebelión negra, que el ejemplo de los sucedido en Haití mantiene en alerta a las élites
de los territorios con una economía esclavista (...).

Obviamente, a los ojos de las elites (peninsulares y americanas) el culpable de todo esto no era otro que Godoy, a quien se odiaba
no solo por su despotismo sino sobre todo por haber entregado el destino de la monarquía a la Francia revolucionaria e impía, algo
que gravita sobre todo el proceso no menos que las influencias ideológicas ilustradas o los supuestos deseos de independencia (...).

De esta forma, cuando adviene la crisis dinástica de 1808, la imagen de la monarquía y sus representantes en América había
sufrido un grave deterioro. De todas formas, allí como en la península predominaba la convicción de que con la sucesión de
Fernando se arreglarían todos los males. Sin embargo, la gran crisis peninsular de 1808-1810 incrementó la desconfianza de las
élites americanas hacia la capacidad de la metrópoli de garantizar el orden. Las Cortes y los liberales gaditanos tampoco supieron
ganarse a los criollos. La reacción absolutista y agresiva de Fernando VII en 1814 alejó definitivamente cualquier intento de
conciliación. Por último, el nuevo periodo constitucional abierto en 1820 terminó de convencer a las élite americanas de que la
única solución pasaba por la independencia.

En definitiva, la causa profunda del proceso independentista radicó en la crisis de la hasta entonces inconmovible confianza de las
élites en la fuerza cohesiva de la corona para sostener la estructura de poder interna."

AMORES CARREDANO, J. B. (coord.): Historia de América. Barcelona. Ariel, 2006, pp. 594 y 595.

6. La independencia de la América
española
"En plena Guerra de la Independencia en España contra los ejércitos napoleónicos, tras la derrota
española de Ocaña contra los contingentes del mariscal francés Nicolás Soult del 19 de noviembre de
1809, la Junta Central asentada en Sevilla inicia un periplo de decadencia que le llevará a su definitiva
disolución a principios de 1810. Tras el referido combate de Ocaña, terminaría cayendo además a lo largo
de los siguientes meses toda Andalucía, no teniendo otra opción los representantes de dicha Junta que
refugiarse finalmente en las inexpugnables defensas de Isla de León y de la ciudad de Cádiz. Visto su
fracaso con respecto al principal objetivo de frenar a las tropas imperiales, la Junta terminará trasfiriendo
su poder a una Regencia y a unas Cortes sin estamentos.

A partir de entonces, la historia del mundo hispano cambiará radicalmente. El impacto de la quiebra de la
Junta Central en América fue de enorme trascendencia, pues significó el acabamiento del último hilo
conductor considerado legítimo por muchos miembros de las elites hispano-americanas entre la Península
y el Nuevo Mundo. La Junta Central creada en septiembre de 1808 y aglutinante de múltiples poderes
metropolitanos, representaba el paradigma institucional de la “nación española en guerra” frente al
invasor, como heredera a su vez de los valores estatales e institucionales del Estado y de la Corona. Es
decir, se trataba del organismo sustentador del esquema hispano a ambos lados del Océano. Pero a partir
de su fracaso, la mayoría de las juntas de gobierno en América comenzaron una andadura propia en pos de
sus libertades públicas y de su emancipación como posteriores naciones."

CAYUELA, J. G.: "Las juntas americanas ante la caída de la Junta Central en España (1809-1810)", en
Las Juntas De Gobierno: Primeros Ensayos De Vida Autónoma En América Española (1808-1814), XVI
Congreso Internacional de AHILA. Simposio nº 33, 2011, San Fernando, p. 1.
6. La independencia de la América
española
A partir de 1816, las colonias iniciaron
diversos conflictos bélicos con la
metrópoli que culminaron con la
independencia de los diferentes
territorios entre 1818 y 1825.
Fue un proceso comandado por militares
de la talla de:
1. Francisco Miranda, como precursor.
2. Simón Bolivar, responsable de la
independencia de territorios como
Venezuela, Colombia o Ecuador.
3. José de San Martín, que liberó a
países como Argentina o Chile.
4. Agustín de Itúrbide, quien proclamó la
independencia mejicana.

6. La independencia de la América
española

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