Joseph Betty Perversion
Joseph Betty Perversion
Joseph Betty Perversion
Betty Joseph **
"qué interesante" y parecía que tanto yo. como las interpretaciones ca-
recíamos totalmente de importancia para él. Hablaba acerca de las in-
terpretaciones en forma académica o se volvía extremadamente verbo-
rrágico, hasta que se perdía todo el sentido y la significación de lo que
yo había dicho. Casi no prestaba atención consciente a los fines de se-
mana y las vacaciones, pero sí solía quedarse dormido y faltar 'a alguna
sesión en 'Ias cercanías del fin de semana, y también inició una relación
superficial con una joven en una de las primeras vacaciones, de modo
que era obvio que, inconscientemente, trataba de negar el significado
positivo del análisis. Aunque me trataba en forma muy cortés, se mos-
traba, de hecho, arrogante, indiferente y superior en su actitud hacia
mí, .en una forma tolerante .y serena, y era muy pasivo en el aná-
lisis. Esta conducta ofrecía un claro contraste con las ansiedades y los
estados de pánico, por ejemplo, los ahogos durante la noche, que des-
cribía a veces.
Se hizo evidente que B era un hombre muy narcisista, que man-
tenía un equilibrio no demasiado estable mediante el uso de mecanis-
mos proyectivos e introyectivos.
Disociaba su amor, sus necesidades y deseos infantiles y su de-
pendencia y los proyectaba en su objeto, yo misma en la transferencia,
o en sus amigas, y parecía introyectar la capacidad y la superioridad de
sus objetos, por ejemplo, cuando recibía las interpretaciones diciendo
"qué interesante", como si estuviéramos compartiendo nuestros cono-
cimientos acerca. de una tercera persona; asimismo, contribuyó a orga-
nizar y a administrar una muy importante tienda. Se hizo obvio que no
estaba dispuesto a depender de una mujer o una analista, y que, en
cambio, introyectaba su alimento bueno y sus cualidades interpretati-
vas, al tiempo que se libraba de sus necesidades proyectándolas en ellas,
y lo cierto es que, en su medio, las mujeres parecían perseguirlo. Así,
se presentó desde el comienzo como una persona muy cortés, arrogante,
omnipotente, que no necesitaba a nadie, no amaba a nadle.: no tenia
44 motivos para- envidiar a, nadle o, en términos generales, ni slqulerapara
Contribución clínica al análisis de una perversión
sentir. fastidio hacia nadie. Tuve la impresión de que -la. evitación de la de-
pendencia, laenvldla y el odio era esencial en su patoloqía. Pero, al mismo
tiempo, debía tener gente cerca, personas que se encargaran de. esas par-
tes infantiles disociadas y, en esa etapa, rara vez podía pasar siquiera una
sola noche solo en su departamento, pues experimentaba pánico.
En todo esto no hay nada demasiado específico. Se trata de un
cuadro bastante común de una organización narcisista de la persona-
lidad (Rosenfeld, 1964). Lo que considero más específico es la forma
en qu~ este paciente manejaba la excitación sexual, y esto es lo que
se encuentra tan particularmente asociado con su perversión y su pa-
sividad. Trataré de mostrar que B ,.utilizaba la identificación próyectiva
para librarse' de la excitación sexual; primero, como ya señalé, para li-
brarse de' sus deseos sexuales en la medida en que éstos se vinculaban
con sentimientos de dependencia y amor con respecto a una mujer,
que podrían llevar a envidiar su rol osu capacidad para inspirar amor.
Una vez que había proyectado esos deseos, ya no se sentía atraído por
las mujeres, y, en cambio, éstas lo perseguían. Segundo, era necesario
dlsociar y proyectar su excitación, que experimentaba como intolerable
porque estaba' profundamente asociada no sólo con, la agresión" sino
con el sadismo, que era necesario negar. Pero, como indicaré más ade-
lante, la proyección de la excitación no era sólo defensiva, sino tam-
bién utilizada como un ataque contra sus objetos y, en un nivel profundo,
un ataque contra la calma y la estabilidad del pecho, para destruir sus
cualidades alimentarias fuertes y serenas. Desde luego, tal proyección
de la excitación sexual lo convertía en una persona apática e impotente
y también llevaba a una erotización de la transferencia de tipo silen-
cioso e, invisible *.
En este trapajo soro puedo sugerir brevemente algunas de las conexiones entre esta forma particular
de ldentiílcaelón proyectiva de la excitación y ciertos aspectos del fetiche; por ejemplo. el uso
d~fensivo del fetiche como objeto inanimado y ,no obstante, vinculado con la vida, en el' cual el pa-
orante pued,e 'proyectarse en forma total para evitar la relación con un ser humano real y valorado; o el
uso del fetiche como un objeto en el que B, puede proyectar su excitación sexual y tener luego una
experiencia sexual pasiva, vivida y controlada, con lo cual evita el terror de tener que relacionarse con
una mujer sexual activa; o bien el papel del fetiche como algo con lo cual su objeto o el paciente 45
mismo se protege de ataques sádicos,
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• Este sueño casi seguramente se refiere también a sus experiencias de las operaciones en el oído
48 en el perIodo de latencia. Creo Que tales· experiencias sirvieron para confirmer sus fantaslas del
sadismo oral previo Que revivía en ese momento en la transferencia.
Contribución clínica al análisis de una perversión
mano que le seguía se portaban muy mal con ella, aunque el paciente
pensaba que le había tenido afecto. Francia se relacionaba, evidente-
mente, con las vacaciones.
Le mostré a B que las ansiedades relativas a volver al análisis
se parecían a las ansiedades concernientes a casarse. El papel que
firma aprobando la muerte del hombre es el certificado de muerte del
padre y su propio certificado de casamiento, y los temores expresados
son los temores a la relación sexual y a la relación analítica vinculada
con la muerte. La tía abuela Bárbara, que hizo algo sexualmente malo
con un hombre, soy yo misma, apasionada por la horticultura: mi jardín
es muy visible. Se trata de una mujer bastante mascullna, lo cual se
relaciona aquí, como señalaré .más tarde, con la idea de fuerza o de
vigor en la mujer. La ansiedad relativa a regresar tiene que ver con la
posibilidad de quedar atrapado en mi interior, como sucede con Pat
en el matrimonio. Esto surge en gran medida de los intentos de B por
proyectarse en Pat, el matrimonio, como sustituto de mí misma, para no
relacionarse con la separación con respecto al análisis durante las va-
caciones ni experimentarla, como ya señalé antes al decir que el ma-
trimonio se utilizaba como fetiche, como algo donde podía introducirse
para evitar alguna otra relación humana. También proyecta las partes
dependientes infantiles en la mujer para librarse de ella, y así siente
que es Pat quien desea casarse. Es este uso masivo de la identificación
proyectiva, exacerbado por las vacaciones, lo que lleva al temor a que-
dar atrapado y estrangulado a su regreso. Ahora podemos comprender
por qué B había hablado de las 'dificultades -y nosotros podríamos
agregar, peligros- de la penetración y la erección, experimentadas como
hinchazón de la cabeza, el pene, y podemos ver qué trampa es para él
el matrimonio, la relación sexual y el regreso al análisis. Así, mientras
que la identificación con el padre muerto por culpa edípica parece
desempeñar un papel en sus ansiedades sexuales, el uso de su matri-
monio como fetiche parece más dinámico.
Vinculé la avenida bordeada de árboles y la brecha con el vello
50 pubiano de la esposa. B agregó que esto le recordaba otra dificultad
Contribución clínica al análisis de una perversión
sexual: sentía que el vello pubiano .de Pat era como un felpudo por
el que debía pasar y que era duro y lastimaba. Y luego pensó que era
demasiado tarde, que Pat ya estaba cerca de la menopausia, que su
vida sexual se agotaba y a él le daba rabia haber esperado tanto y ha-
ber perdido tanto. Le mostré a B la confusión entre. el vello pubiano,
la vagina y la sexualidad que se seca y se endurece, y una analista
que se toma vacaciones y lo deja con la sensación de que el pecho
se ha secado internamente y lo ha abandonado, y de que ya es dema-
siado tarde. Aquí podemos, ver la interconexión de ansiedades orales
y genitales y la realidad externa e interna (Gillespie, 1964).
B pasó a referirse a que no podía decirle a la gente que se
habia casado y temía decírmelo a mí, como si yo pudiera enojarme y
sentirme excluida, como si él no debiera haber dado al matrimonio más
importancia que al análisis, casi como si tuviera que haberse casado
con la analista. Se hace evidente hasta qué punto ha proyectado en
mí sus propias sensaciones infantiles de quedar excluido, y piensa que
yo lo vigilo, soy exigente y me siento excluida.
He presentado este material para mostrar, primero, el surgimiento
en forma disociada y proyectada de los impulsos sádicos infantiles de
B, en particular los impulsos orales despertados por las vacaciones, y
de qué manera, en la medida en que son proyectados en sus objetos,
éstos se viven como duros, como una trampa y una horca, y que la
proyección lleva a una confusión entre la sexualidad oral y la genital,
una suerte de vagina con dientes; segundo, que el cuerpo de la mujer
y el matrimonio como tal se utilizan como algo en lo que puede pro-
yectarse para evitar la separación y la dependencia, lo cual también
aumenta el temor de quedar atrapado y se relaciona con el uso del
fetiche. Tercero, he señalado de qué modo sus objetos internos, en
particular aquí el pecho seco y destruido, se proyectan en la mujer, a
la cual se vive entonces como fuera de funcionamiento y ya en la me-
nopausia. (En realidad, Pat tenía 38 años.) Esta sesión trajo alivio pero,
como sucedía entonces siempre con B, el alivio y la sensación de ser
cornprendldo estimulaban inconscientemente sentimientos de envidia, y 51
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puesto que se perdían las concepciones y las conexiones entre las se-
siones, como ocurría con su esposa" quien anhelaba tener hijos, pero
no había posibilidad de concebir en tanto no hubiera sexualidad; y
cuando la sesión, mi labor ysu contacto con las partes infantiles del
paciente, quedaban borradas, mi bebé, el pecho alimentario analítico y
la creatividad se borraban también. Ello se debía evidentemente a su
envidia hacia las' cualidades que momentáneamente me atribuía; éstas
quedaban borradas y así podía evitar la envidia (Klein"1957). Mientras
particlpaba en esas sesiones silenciosas o verborrágicas, podía sentir
también que tenía lugar otro proceso más activo. Era como si B se intro-
dujera en la sesión y en el diván, 'que me representaba, como' un objeto
mortal que paralizaba y destruía toda vida y todo, movimiento. A medida
que fuimos esclareclendo este punto,' hubo momentos en que mi pa-
ciente pudo experimentar ciertas vagas sensaciones de cruel satisfac-
ción a medida que sé prolongaba el' silencio mortal.
Esto me permitió establecer mayor contacto con la destructivi-
dad enmascarada como paslvldad.' Quisiera mostrar ahora de qué ma-
nera comenzó a surgir también un sadornasoqulsrno más activo, oculto
también y, slh embargo, expresado mediante la pasividad. Presentaré
un fragmento de material, aunque' no resulta necesariamente convin-
cente, a menos que logre transmitir en forma adecuada el tono de la
transferencia.
Un día lunes, B relató un sueño importante, en el que parecía
preocupado por sus dificultades sexuales o, más bien, por su pasividad
y apatía sexuales. Al día siguiente, el martes, empezó con una serie de
intelectualizaciones sobre el día previo, hablando con rodeos, y yo
sentí que no habíamos establecido contacto. Pasó a referirse a sus pro-
blemas con' Pat y señaló que había estado pensando en sus dificultades
sexuales, que pensaba que se debían al temor, etcétera, etcétera. La
noche anterior, acostado [unto a Pat y' acariciándola, ella le dijo: "Si
sigues así, querré hacer el amor", pero eso fue todo 10 que ocurrió, pues
él dejó de acariciarla. Le mostré que esa aparente pasividad existía
tarrbién en la sesión. Parecía suponer que yo deseaba que avanzara en 53
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una mesa contra la puerta para que 'ella no pudiera entrar. Tenía, ade-
más, la sensación de que si su madre entraba podía' participar en la
excitación o en la sexualidad. '
Aquí podemos esclarecer la' sitUación. Lo que B intenta hacer es
colocar su sexualidad y su excitación entre él mismo y una relación
alimentaria con la cocina-madre, y conmigo misma en la transferencia.
Al tratar de excitarme y perturbarme', debido a la forma en que presenta
su material, hace un mal usó de la cocina, del pecho, y trata de im-
pedir que yo sea una madre serena, firme y alimentaria; y sabe que,
si la madre entra 'en el sueño, puede participar en 'la excitación. 'Sugerí
a B que quizás ayer, cuando se sentía tan excitado y tuvo una erección
, durante la sesión, tuvo la impresión de que yo también participaba, como
si yo' disfrutara interpretando lo que él experimentaba como un cas-
tigo. Durante todo este período, tuve particular cuidado de interpretar en
forma lenta y serena y de evitar todo lo que el paciente pudlera expe-
rimentar como un deseo de obligarlo, 'apresurarme o tratar de obtener
material. B respondió que lo que había obtenido de toda la semana era
la sensación de mi congruencia. Cualquiera sea el significado de esto
en un nivel consciente, tal como lo' reveló el análisis durante el pe-
ríodo que siguió, las ansiedades relativas a que Pat o yo participábamos
en actividades fetichistas, se volvieron a veces muy intensas.
El temor a que la madre o yo pudlérarnos llegar a participar real-
mente en su excitación, o Pat, en sus actividades fetichistas, puede
vincularse con cierta cualidad en la madre, Podría ocurrir que ésta se
sintiera en realidad sexual mente atraída por el hijo, quien sin duda ha
conservado durante largo tiempo lo que para él era un recuerdo aislado
correspondiente aproximadamente al período de la prepubertad y según
el cual la madre le había tocado o sostenido el pene. Si del hecho la
madre se sentía sexualmente atraída por él, ello se viviría como un re':'
fuerzo de las fantasías, del paciente. Cierto día, muy á comienzos del
análisis, cuando acepté hacer un cámbio de 'horario, pues debía ,ale-
jarse de Londres por cuestiones de negocios, y tuvimos la sesión en las
últimas horas de la tarde, el paciente llegó en un estado de gran exci- 57
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la semana anterior había "visto una obra de teatro que lo perturbó pro-
fundamente. Señaló que en ella un policía interrogaba al prisionero; el
primero comenzaba a patear al prisionero y éste se aferraba a sus ro-
dillas, pero el policía lo apartaba a puntapiés. El prisionero levantó los
ojos hacia el policía y durante un segundo hubo en su rostro una mi- "
rada de espantosa complicidad. No cabe duda de que el paciente co-
rnienzaa tomar consciencia de que eso es lo que trata de hacer con-
migo. No hay dudas acerca de su complicidad, de la intensa gratifica-
ción masoquista que trata de obtener cuando llega a sentir que lo mal-
trato, y su conducta durante la" sesión, el contacto y el retraimiento,
tiende a despertaren él esa reacción. Pero la idea de un policía y un
prisionero nos lleva' un paso más adelante, a saber, a su mundo interno
y la relación entre un prcqenftor-anausta Jnterno estricto y un niño-
paciente culpable, enfre un aspecto de su Superyó y su Yo, y esa re-
lación interna es idéntica a la que sigue actuando externamente. Nos
lleva aun tipo' de masoquismo' moral, en el que una culpa persecutoria
muy poderosa se evita erctizando la relación con su Superyó y los ob-
jetos" en los: que la proyecta y convirtiéndola en una relación sadoma-
soqulsta, en castlqos y excitación que ocupan así "el lugar de la culpa
interna (Freud, 1924). "
Pero, además," este mate~ial ilustra otro aspecto que se vincula
con la disociación y la perversión; ésa es la forma en que B disocia
una parte de sí mismo y observa lo que sucede en la sesión entre una
parte de sí "mismo y yo. Pero laobservación a través del vidrio es una
especie de voyeurismo que tiene como fin pervertir, caricaturizar y bur-
larse. ESo es io que mi paciente empieza "a comprender. En ese período
a menudo podía darse cuenta, en medio del silencio, de que comenzaba
a rldlculfzar las cosas que yo decía,' y yO"empecé a comprender que una
de las razones por las' que no podía soportar observar cosas que tenían
que ver conmigo o con mi casa era su temor a su intensa crítica sádica,
el parque de diversiones.
De hecho, una de las"formas en que, desde" cierto punto de vista,
60 me protege d-e su burla destructiva "voyeurista consiste en evitar mis
Contribución clínica al análisis de "una .perversión
Bibliografía
Resumen
Summary
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