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Joseph Betty Perversion

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Contribución clínica al análisis de una perversión *

Betty Joseph **

La bibliografía sobre las perversiones, por lo que sé,· abunda en


referencias al significado de las diversas perversiones, los mecanismos
que intervienen y aspectos similares, pero incluye pocos informes clí-
nicos detallados. Esta carencia es desafortunada, pues entiendo que,
si bien se puede deducir mucho a partir de los síntomas, las actividades
• y la historia de estos pacientes, todo ello resulta comparativamente
inútil desde el punto de vista terapéutico, a menos que se puedan ana-
lizar las manifestaciones de la perversión en la transferencia. Cabe es-
perar que los principales aspectos de la sintomatología perversa apa-
rezcan en la transferencia, si es posible localizarlos. Esto puede no
parecer particularmente difícil con las perversiones sádicas más mani-
fiestas, pero sí es muy arduo con ciertos perversos y fetichistas apa-
rentemente no agresivos, en particular quizás aquellos cuyo material
es de índole muy repetitiva y cuya conducta parece algo pasiva.
En este trabajo quiero presentar material clínico correspondiente a
las primeras etapas en el análisis de un fetichista de la goma, para consi-
derar: primero, de qué modo se manifestaron en la transferencia aspectos
de la perversión y, segundo, en qué forma la manera en que surgieron me
permitió comprender la psicopatología de este paciente..Creo que algunos
elementos en su psicopatología, que parecen de particular importancia, pue-
den encerrar cierta significación general en el campo de las perversiones.
Mi plan es el siguiente: primero describiré al paciente y sus
problemas y luego bosquejaré en forma breve ciertas ideas sobre su
estructura caracterológica y su psicopatología, destacando aquellos ele-
mentos que, según creo, son específicos de sus dificultades. Luego pre-
sentaré material correspondiente a períodos tempranos de su análisis,
para ilustrar de qué modo llegué a esas ideas, en particular, como ya
señalé, examinando la aparición de la perversión en la transferencia.
No me propongo considerar el significado del fetiche en forma deta-
llada, ya que me interesa más la estructura caracterológica subyacente.
El paciente, al que llamaré B, es un hombre de poco más de
cuarenta años, que se analiza desde hace unos cuatro años y medio.
• Este trabajo nos fue enviado por la autora para su publlcaclón simultánea con el Ins. J. Psycho-Anal. 41.
Dirección: 36 Clilton Hil!, Londres, N W 8, Gran Bretaña, .
Betty Joseph

Inició el tratamiento 'porque se sentía deprimido y no podía establecer


relaciones adecuadas con mujeres, aunque pensaba que deseaba ca-
sarse y tener una familia. Su sexualidad era anormal y consistía sobre
todo en masturbación, con' la fantasía de introducirse por completo en
un traje de goma. A 'comienzos del análisis nos enteramos de otros sín-
tomas, en particular la sensación' ocasional' de ahogarse durante la no-
che, como si algo sé le átravesara en la garganta o se deslizara por
ella, de modo que 'sé despertaba tratando desesperadamente de expul-
sarlo tosiendo. Asimismo, tenía a veces una aguda irritación cutánea
en brazos y piernas. Los detalles acerca del fetiche de goma se fueron
conociendo a medida que "el' análisis avanzaba, Antes de iniciar el tra-
tamiento, el paciente Había hecho el acting out correspondiente con
prostitutas cestando soló,' pero lo utilizaba sobre :todo como contenido
de muy 'vívidas fantasías masturbatorlas, que eran, en' general, de tres
tipos. Primero, él y una mujer, ambos con trajes de goma, preferente-
menté de 'color negro, tentarirelaclones sexuales o bien la mujer lo
masturbaba; segundo, aparecían' figuras con trajes de' goma y lo ame-
nazaban,fo 'golpeaban y ló atacaban y casi lo mataban, estando elpa-
clente tarnbiénvestldó de goma; tercero, el' paciente estaba cubierto
de goma de lacabezaa los pies, lo cual a menudo excitaba toda su piel
y terminaba por eyacular. Lograba mantener las actividades fetichistas
ai margen de cualquler mujer que le importara; y sólo hacía el acting
out con prostitutas pero, al cabo de cierto tiempo de análisis, tuvo miédo
de querer que Slr mujer participara ta~bién - (ya sé habla casado por ese
entonces)' y de que lo mismo sucediera conmigo. Uno de. mis objetivos
es mostrar" que, inconsclenternente, en. su fantasía vivía su perversión
en el ariáli~i~, yésa era la única forma ~I), la que resultaba, posible corn-
prenderla .. Durante largo. tiempo en su análisis estuvo convencido, y a
menudo con preocupación, de. que el interés y la excitación de las fan-
tasías con la goma eran mucho .más intensos que cualquier placer que
la. relación normal 'pudiera ofrecerle-o Su' interés por objetos de goma,
- • - _. " ~ _.' - • . ¡.

impermeables, etcétera, se remonta hasta sus más tempranos recuerdos


42 conscientes. . .
Contribución clínica al análisis de una perversión

La historia de B es la siguiente: es el cuarto -hijo, el menor, de


padres de clase media, que provienen del norte de Inglaterra. Su padre,
un arquitecto, fue un hombre de temperamento muy violento, hecho que
posiblemente se vlncure con una herida recibida en la cabeza durante
la Primera Guerra Mundial. La madre surge como una figura bondadosa,
pero probablemente no muy cálida. Vive aún y mantiene contacto con
los hijos, mientras que el padre murió hace algunos años. Hay una -her-
mana mayor, a - la que siguen dos varones. B parece haber estado
muy apegado a la hermana en su temprana infancia, casi como enamo-
rado de ella, y tengo la impresión de que ella debe de haberlo querido
mucho e idealizado. Hay indicaciones de una relación confusa y mala
con el hermano que le sigue, vagamente sexualizada, y B tiene la idea
de que, en cierto sentido, su hermano también tenía que ver con el fe-
tiche. B sufrió una serie de operaciones en la temprana infancia en el
oído medio y había sueños de ansiedad vinculados con la anestesia
que -parecen datar -de ese período, en particular relacionados con la
sensación de estar dentro de un globo ya punto de caer por un orificio
que hay en él. Sabemos muy poco acerca de su historia tempra-nay el
paciente aún no puede preguntarle a su madre al respecto.
Primero trataré de describir la personalidad de este paciente tal
como surgió durante el tratamiento en ese temprano período. Es un
hombre delgado, cuidadosamente .vestldo, inteligente, que ocupa un alto
cargo administrativo y gana un excelente sueldo en una gran organiza-
ción industrial. Cuando inició su análisis era soltero, y tenía una rela-
ción casi asexual con la joven con la que se casó después de tres años
y, según creo, en gran medida por iniciativa de ésta. Sentía afecto por
la muchacha, pero muy poca pasión o amor verdadero. Tuvo alguna re-
lación casual con una o dos jóvenes, que no significaban casi nada
para él desde el punto de vista emocional.
En su relación conmigo había la misma falta de participación
emocional. Acudía a sus sesiones, planteaba sus problemas y relataba
sus .sueños, escuchaba las interpretaciones; respondía diciendo "sí" y 43
Betty Joseph

"qué interesante" y parecía que tanto yo. como las interpretaciones ca-
recíamos totalmente de importancia para él. Hablaba acerca de las in-
terpretaciones en forma académica o se volvía extremadamente verbo-
rrágico, hasta que se perdía todo el sentido y la significación de lo que
yo había dicho. Casi no prestaba atención consciente a los fines de se-
mana y las vacaciones, pero sí solía quedarse dormido y faltar 'a alguna
sesión en 'Ias cercanías del fin de semana, y también inició una relación
superficial con una joven en una de las primeras vacaciones, de modo
que era obvio que, inconscientemente, trataba de negar el significado
positivo del análisis. Aunque me trataba en forma muy cortés, se mos-
traba, de hecho, arrogante, indiferente y superior en su actitud hacia
mí, .en una forma tolerante .y serena, y era muy pasivo en el aná-
lisis. Esta conducta ofrecía un claro contraste con las ansiedades y los
estados de pánico, por ejemplo, los ahogos durante la noche, que des-
cribía a veces.
Se hizo evidente que B era un hombre muy narcisista, que man-
tenía un equilibrio no demasiado estable mediante el uso de mecanis-
mos proyectivos e introyectivos.
Disociaba su amor, sus necesidades y deseos infantiles y su de-
pendencia y los proyectaba en su objeto, yo misma en la transferencia,
o en sus amigas, y parecía introyectar la capacidad y la superioridad de
sus objetos, por ejemplo, cuando recibía las interpretaciones diciendo
"qué interesante", como si estuviéramos compartiendo nuestros cono-
cimientos acerca. de una tercera persona; asimismo, contribuyó a orga-
nizar y a administrar una muy importante tienda. Se hizo obvio que no
estaba dispuesto a depender de una mujer o una analista, y que, en
cambio, introyectaba su alimento bueno y sus cualidades interpretati-
vas, al tiempo que se libraba de sus necesidades proyectándolas en ellas,
y lo cierto es que, en su medio, las mujeres parecían perseguirlo. Así,
se presentó desde el comienzo como una persona muy cortés, arrogante,
omnipotente, que no necesitaba a nadie, no amaba a nadle.: no tenia
44 motivos para- envidiar a, nadle o, en términos generales, ni slqulerapara
Contribución clínica al análisis de una perversión

sentir. fastidio hacia nadie. Tuve la impresión de que -la. evitación de la de-
pendencia, laenvldla y el odio era esencial en su patoloqía. Pero, al mismo
tiempo, debía tener gente cerca, personas que se encargaran de. esas par-
tes infantiles disociadas y, en esa etapa, rara vez podía pasar siquiera una
sola noche solo en su departamento, pues experimentaba pánico.
En todo esto no hay nada demasiado específico. Se trata de un
cuadro bastante común de una organización narcisista de la persona-
lidad (Rosenfeld, 1964). Lo que considero más específico es la forma
en qu~ este paciente manejaba la excitación sexual, y esto es lo que
se encuentra tan particularmente asociado con su perversión y su pa-
sividad. Trataré de mostrar que B ,.utilizaba la identificación próyectiva
para librarse' de la excitación sexual; primero, como ya señalé, para li-
brarse de' sus deseos sexuales en la medida en que éstos se vinculaban
con sentimientos de dependencia y amor con respecto a una mujer,
que podrían llevar a envidiar su rol osu capacidad para inspirar amor.
Una vez que había proyectado esos deseos, ya no se sentía atraído por
las mujeres, y, en cambio, éstas lo perseguían. Segundo, era necesario
dlsociar y proyectar su excitación, que experimentaba como intolerable
porque estaba' profundamente asociada no sólo con, la agresión" sino
con el sadismo, que era necesario negar. Pero, como indicaré más ade-
lante, la proyección de la excitación no era sólo defensiva, sino tam-
bién utilizada como un ataque contra sus objetos y, en un nivel profundo,
un ataque contra la calma y la estabilidad del pecho, para destruir sus
cualidades alimentarias fuertes y serenas. Desde luego, tal proyección
de la excitación sexual lo convertía en una persona apática e impotente
y también llevaba a una erotización de la transferencia de tipo silen-
cioso e, invisible *.

En este trapajo soro puedo sugerir brevemente algunas de las conexiones entre esta forma particular
de ldentiílcaelón proyectiva de la excitación y ciertos aspectos del fetiche; por ejemplo. el uso
d~fensivo del fetiche como objeto inanimado y ,no obstante, vinculado con la vida, en el' cual el pa-
orante pued,e 'proyectarse en forma total para evitar la relación con un ser humano real y valorado; o el
uso del fetiche como un objeto en el que B, puede proyectar su excitación sexual y tener luego una
experiencia sexual pasiva, vivida y controlada, con lo cual evita el terror de tener que relacionarse con
una mujer sexual activa; o bien el papel del fetiche como algo con lo cual su objeto o el paciente 45
mismo se protege de ataques sádicos,
Betty Joseph

Consideraré e ilustraré ahora algunos de estos puntos acerca


de la estructura de la personalidad de este paciente, tal como surgieron
durante aproximadamente los primeros tres años y medio de tratamiento.
La mejor manera de ilustrar la naturaleza de la adaptaciónde S, tal como
se presentó en la primera parte del tratamiento, consiste en describir un
sueño que relató después de haber estado en análisis durante algo me-
nos de dos años. Había pasado casi toda la -noche previa con una de
sus poco comunes amigas. El sueño consta de tres partes:

1) S se encuentra en un hotel sobre la playa, se acerca una


mujer con un pato que había modelado en la arena -sobre una bandeja
y mete las manos p~r detrás del cuello dentro de la garganta para hacer
una lengua más realista. Lo pintó -con colores brillantes y lo colocó sobre
un pedestal.
2) Pat (la novia del paciente, con la que luego se casó) le dice
a la gente algo acerca de lo que nosotros "hacemos cuando vamos -a
cazar". El paciente" sabía que lo que ella decía era artificial, falso y snob.
3) S se encuentra en ~I hotel mira~do con ansiedad cómo el
viento empuja las olas hacia el hotel. Ha dejado cerca sus maletas y sale
corriendo para rescatarlas.

No presentaré las asociaciones del paciente; sino que me limi-


taré a utilizar este sueño como trasfondo. Creo que indica de qué ma-
nera B utiliza el. análisis y a mí misma para erigirse en su propia mente
como este pato de colores brillantes colocado sobre su pedestal.
Greo que aquí la lenqua equivale a un pezón, que él tiene per-
petuamente en su propia boca y su garganta y, por ende, en lugar de
tener un pico abierto y hambriento, contiene su propio pezón alimen-
tario interno. Este es uno de toe- significados de sus constantes comen-
tarios acerca de las interpretaciones, como si estuviera hablando solo
o explicándome algo, que ya mencioné: es su lengua, y no la mía, la
que lo alimenta. La lengua se ha introducido en las interpretaciones, el
46 pezón, -y se ha hecho cargo de su función.
Contribución clínica al análisis de una. perverslén

(Más tarde me referiré a otros aspectos de estos comentarios.)


Sabíamos por el material previo algo acerca del uso omnipotente de las
heces. Creo que aquí se vincula con. la referencia a la arena, pero no
examinaré este punto. La idea del pato sobre el pedestal se ve corro-
borada por la admiración unilateral de. las mujeres, en. particular la joven
con la que había pasado la noche y, en su infancia, la devoción de su
'. - . .'
hermana mayor, cuyo "patito" creo que B en realidad. fue. .
Pero, según el sueño número dos, aparece. el insight acerca de
algo artificial e irreal que no tiene que 'ver con el paciente, sino con Pato
El paciente no tiene por qué sentirse, orgulloso en retáclon con su se-
xualidad, su "cacería" en ese momento.
Según el sueño número tres podemos ver qué peligros amenazan
si la omnipotencia fracasa y aparece el insight; creo que toda su perso-
nalidad corre el peligro de. verse invadida por la realidad, externa y
psíquica, y por las. aneledadeaque la acompañan.
He presentado. este sueño para ilustrar la organización narcisista
ya descripta; de qué manera B vive sobre un pedestal y afirma que es
amado, omnipotente y. admirado, puede suministrarse tooo lo que ne-
cesita: pezón, alimento, palabras, de modo que disocia y proyecta sus
necesidades infantiles,' orales (el pico) y amorosas, y la sensación de
ser pequeño y dependiente. En tantoeste equilibrio se mantenga, es po-
sible evitar los sentimientos da resentímlento, pérdida, envidia y agre-
sión y domina el cuadro una cortesía superficial. pero incluso durante
este período, y antes de él, hubo' indicaciones de 'cierta crueldad y sa-
dismo extremos, que por el momento sólo aparecían en forma proyec-
tada y altamente persecutoria. Pbr ejemplo, recordarán que describí un
tipo de fantasía fetichista en la que figuras cubiertas de goma amena-
zaban y casi destruían at paciente; o bien el sadismo aparecía en sue-
ños ,ocasionales. Por ejemplo, poco después de las primeras vacaciones
de Navidad, hubo un sueño en el que B contemplaba una película sobre
Hitler; luego él mismo se encontraba en la película, en una habitación
similar a la de una clínica, en la que se introducían cuerpos para ser
exterminados. Un asistente con saco blanco empujaba a una mujer 47
Betty Joseph

en una silla de ruedas. El asistente clavaba los dientes, que sobresalían


dando la impresión de una proboscis, en el paladar de la mujer, hasta
llegar al cerebro, para lo cual contaba con la ayuda de otras personas.
El paciente sintió tal terror que huyó. Estuvo a punto de desmayarse,
pero sabía que debía escuchar para no desaparecer en la nada.
Creo que en este sueño es posible ver con claridad ataques con-
tra mi propio cerebro que se llevan a "cabo con los dientes, lo cual su-
giere que identifica mi cerebro y la labor analítica con un pecho. La
violencia se proyecta en una figura masculina, probablemente en rela-
ción con los violentos estallidos del padre. Reconstruí un vínculo con
una posible conducta de succión del pulgar en la infancia, en la que
el pulgar se apretaba contra el paladar, que se convierte internamente
en el pecho materno. Relacioné la proboscis con las sensaciones y las
fantasías concomitantes durante la dentición; hacía ya algunos meses
que se encontraba en análisis y le recordé que tenía el hábito de co-
merse las uñas. Considerablemente conmovido por estas interpreta-
ciones, B recordó que se había despertado después de esos sueños
con ansiedades relativas a ahogarse y con una fantasía de dos discos
con orificios *.
Sentí que, desde el. punto de vista del pronóstico, ese sueño era
importante. Estuvo a punto de desmayarse, pero sabía que debía es-
cuchar.
Con todo, sólo cuando pudimos empezar a ubicar esa crueldad
disociada en la transferencia se hizo posible establecer su vinculación
con la sexualidad ausente de B y obtener ciertos indicios acerca de
la relación entre la crueldad y la perversión. Quisiera ahora seguir parte
del material de B para ilustrar las etapas en el desarrollo de nuestra
comprensión. En primer lugar, presentaré material correspondiente al
final del tercer año del análisis, centrado en su reacción frente a las
vacaciones de verano.

• Este sueño casi seguramente se refiere también a sus experiencias de las operaciones en el oído
48 en el perIodo de latencia. Creo Que tales· experiencias sirvieron para confirmer sus fantaslas del
sadismo oral previo Que revivía en ese momento en la transferencia.
Contribución clínica al análisis de una perversión

Era la primera sesion después, de las vacaciones. B manifestó


que su novia, Pat, y él se habían casado. El no se sentía demasiado e/')-
tusiasmado al respecto; fueron al Registro Civil, lo cual, en lugar de
constituir un anticllmax, le recordaba los trámites relativos a la muerte
del padre. Dijo que habían tenido intensas relaciones sexuales y luego
habló sobre los problemas sexuales concretos, sus dificultades para la
penetración, como si tuviera que ser muy suave y no contara con sufi-
ciente, lubricante en el pene. De cualquier manera, Pat había tenido una
pequeña hemorragia y debía ir al hospital para someterse a un examen
interno. Y agregó: ¿por qué esperó tanto para casarse? Dijo que el
fetiche seguía estando presente, un poco en segundo plano, y le, pa-
recía aún más ridículo ahora que, se había casado.
Por ende, tuve la impresión de que en ese momento el matri-
monio constituía en cierta medida una huida de la separación con res-
pecto al análisis y, en tal sentido, una suerte de huida hacia el fetiche,
preferible a la percepción real de una relación con una persona au-
sente. B relató entonces un sueño que acababa de tener el último fin
de semana de las vacaciones y del que no podía librarse.
El sueño tenía lugar en Francia, como la Revolución Francesa.
Había una avenida bordeada de árboles que bajaba por la ladera de
una colina, un brecha, como si una parte estuviera rota. Había un viejo
que debía ser ejecutado, colgado o más bien estrangulado. B debía
firmar un papel manifestando su conformidad y no podía hacer nada
al respecto. El hombre estaba de pie sobre un ladrillo, con un cable
anudado alrededor del cuello . que se iba ajustando lentamente y su
cabeza comenzaba a hincharse de manera horrible. Era inevitable, nada
podía hacerse al respecto. B sentía como si supiera exactamente qué
sentía el hombre, lo cual era una pesadilla. El papel que había firmado
tenía que ver con la idea de que el hombre había hecho algo sexual-
mente malo con una tía. Las asociaciones con la tía señalaron que no
tenía, ninguna tía importante. Sólo podía recordar a una tía abuela, Bár-
bara; una mujer bastante masculina y apasionada por la horticultura;
solía' ocuparse del jardín, en su hogar. La madre decía que él y el her-
I
49
I
Betty Joseph

mano que le seguía se portaban muy mal con ella, aunque el paciente
pensaba que le había tenido afecto. Francia se relacionaba, evidente-
mente, con las vacaciones.
Le mostré a B que las ansiedades relativas a volver al análisis
se parecían a las ansiedades concernientes a casarse. El papel que
firma aprobando la muerte del hombre es el certificado de muerte del
padre y su propio certificado de casamiento, y los temores expresados
son los temores a la relación sexual y a la relación analítica vinculada
con la muerte. La tía abuela Bárbara, que hizo algo sexualmente malo
con un hombre, soy yo misma, apasionada por la horticultura: mi jardín
es muy visible. Se trata de una mujer bastante mascullna, lo cual se
relaciona aquí, como señalaré .más tarde, con la idea de fuerza o de
vigor en la mujer. La ansiedad relativa a regresar tiene que ver con la
posibilidad de quedar atrapado en mi interior, como sucede con Pat
en el matrimonio. Esto surge en gran medida de los intentos de B por
proyectarse en Pat, el matrimonio, como sustituto de mí misma, para no
relacionarse con la separación con respecto al análisis durante las va-
caciones ni experimentarla, como ya señalé antes al decir que el ma-
trimonio se utilizaba como fetiche, como algo donde podía introducirse
para evitar alguna otra relación humana. También proyecta las partes
dependientes infantiles en la mujer para librarse de ella, y así siente
que es Pat quien desea casarse. Es este uso masivo de la identificación
proyectiva, exacerbado por las vacaciones, lo que lleva al temor a que-
dar atrapado y estrangulado a su regreso. Ahora podemos comprender
por qué B había hablado de las 'dificultades -y nosotros podríamos
agregar, peligros- de la penetración y la erección, experimentadas como
hinchazón de la cabeza, el pene, y podemos ver qué trampa es para él
el matrimonio, la relación sexual y el regreso al análisis. Así, mientras
que la identificación con el padre muerto por culpa edípica parece
desempeñar un papel en sus ansiedades sexuales, el uso de su matri-
monio como fetiche parece más dinámico.
Vinculé la avenida bordeada de árboles y la brecha con el vello
50 pubiano de la esposa. B agregó que esto le recordaba otra dificultad
Contribución clínica al análisis de una perversión

sexual: sentía que el vello pubiano .de Pat era como un felpudo por
el que debía pasar y que era duro y lastimaba. Y luego pensó que era
demasiado tarde, que Pat ya estaba cerca de la menopausia, que su
vida sexual se agotaba y a él le daba rabia haber esperado tanto y ha-
ber perdido tanto. Le mostré a B la confusión entre. el vello pubiano,
la vagina y la sexualidad que se seca y se endurece, y una analista
que se toma vacaciones y lo deja con la sensación de que el pecho
se ha secado internamente y lo ha abandonado, y de que ya es dema-
siado tarde. Aquí podemos, ver la interconexión de ansiedades orales
y genitales y la realidad externa e interna (Gillespie, 1964).
B pasó a referirse a que no podía decirle a la gente que se
habia casado y temía decírmelo a mí, como si yo pudiera enojarme y
sentirme excluida, como si él no debiera haber dado al matrimonio más
importancia que al análisis, casi como si tuviera que haberse casado
con la analista. Se hace evidente hasta qué punto ha proyectado en
mí sus propias sensaciones infantiles de quedar excluido, y piensa que
yo lo vigilo, soy exigente y me siento excluida.
He presentado este material para mostrar, primero, el surgimiento
en forma disociada y proyectada de los impulsos sádicos infantiles de
B, en particular los impulsos orales despertados por las vacaciones, y
de qué manera, en la medida en que son proyectados en sus objetos,
éstos se viven como duros, como una trampa y una horca, y que la
proyección lleva a una confusión entre la sexualidad oral y la genital,
una suerte de vagina con dientes; segundo, que el cuerpo de la mujer
y el matrimonio como tal se utilizan como algo en lo que puede pro-
yectarse para evitar la separación y la dependencia, lo cual también
aumenta el temor de quedar atrapado y se relaciona con el uso del
fetiche. Tercero, he señalado de qué modo sus objetos internos, en
particular aquí el pecho seco y destruido, se proyectan en la mujer, a
la cual se vive entonces como fuera de funcionamiento y ya en la me-
nopausia. (En realidad, Pat tenía 38 años.) Esta sesión trajo alivio pero,
como sucedía entonces siempre con B, el alivio y la sensación de ser
cornprendldo estimulaban inconscientemente sentimientos de envidia, y 51
Betty Joseph

él no podía permitir que la bondad persistiera y respondía con antago-


nismo y retraimiento al día siguiente, junto con la reaparición de un
viejo síntoma oral, esto es, comerse las uñas.
En esta etapa del análisis hubo un elemento central en el sueño
que no pudimos esclarecer. En el sueño, toda la ejecución estaba cen-
trada en la idea de que el hombre había hecho algo sexual mente malo
con la tía, asociada con una mujer masculina amante de la jardinería
y, por ende, conmigo misma. Era algo así como una figura primitiva
combinada que tenía cualidades masculinas de fuerza y podía sembrar
semillas y, no obstante, era una mujer, peró no sabíamos qué le había
hecho sexual mente. Luego comencé a creer que se refería a la cues-
tión de dañar mediante' la proyección de la sexualidad, pero éste es un
punto que deseo seguir investigando porque creo que es básico para
el problema de B.
Comenzaré examinando la conducta de B en el análisis en forma
más detallada, y la forma' en que, en términos generales, presentaba
sus comunicaciones en este período particular. Pero antes hay algo
que quíslera señalar. Luego del matrimonio y las vacaciones de verano,
esto es, al cabo de tres años de análisis, B y su mujer dejaron casi por
completo de tener relaciones sexuales. Me he referido a la extrema
pasividad de B durante las sesiones y quiero describirla eri forma más
completa. Por lo común, después de lo que yo consideraba una inter-
pretación útil, el paciente caía en un pesado silencio, a menudo con
respiración profunda, y luego salía lentamente de él, haciendo largas
observaciones triviales, de modo que la sensación resultante era chata
y verborrágica; o bien el silencio se prolongaba como si yo tuviera
que hacer el primer movimiento. Esto estaba asociado con una acen-
tuada reacción terapéutica negativa. Una buena sesión solía estar se-
guida por otra más bien vacía y silenciosa o por una serie de sesiones
de ese tipo, lo cual daba la sensación de que no se había realizado
progreso alguno o de que nada quedaba de las buenas sesiones. El
paciente no tenía consciencia de haber hecho daño alguno a la se-
52 sión. Éra obvio que 'en esa forma hacía que' mi labor se volviera estéril,
Contribución clínica al análisis de una perversión

puesto que se perdían las concepciones y las conexiones entre las se-
siones, como ocurría con su esposa" quien anhelaba tener hijos, pero
no había posibilidad de concebir en tanto no hubiera sexualidad; y
cuando la sesión, mi labor ysu contacto con las partes infantiles del
paciente, quedaban borradas, mi bebé, el pecho alimentario analítico y
la creatividad se borraban también. Ello se debía evidentemente a su
envidia hacia las' cualidades que momentáneamente me atribuía; éstas
quedaban borradas y así podía evitar la envidia (Klein"1957). Mientras
particlpaba en esas sesiones silenciosas o verborrágicas, podía sentir
también que tenía lugar otro proceso más activo. Era como si B se intro-
dujera en la sesión y en el diván, 'que me representaba, como' un objeto
mortal que paralizaba y destruía toda vida y todo, movimiento. A medida
que fuimos esclareclendo este punto,' hubo momentos en que mi pa-
ciente pudo experimentar ciertas vagas sensaciones de cruel satisfac-
ción a medida que sé prolongaba el' silencio mortal.
Esto me permitió establecer mayor contacto con la destructivi-
dad enmascarada como paslvldad.' Quisiera mostrar ahora de qué ma-
nera comenzó a surgir también un sadornasoqulsrno más activo, oculto
también y, slh embargo, expresado mediante la pasividad. Presentaré
un fragmento de material, aunque' no resulta necesariamente convin-
cente, a menos que logre transmitir en forma adecuada el tono de la
transferencia.
Un día lunes, B relató un sueño importante, en el que parecía
preocupado por sus dificultades sexuales o, más bien, por su pasividad
y apatía sexuales. Al día siguiente, el martes, empezó con una serie de
intelectualizaciones sobre el día previo, hablando con rodeos, y yo
sentí que no habíamos establecido contacto. Pasó a referirse a sus pro-
blemas con' Pat y señaló que había estado pensando en sus dificultades
sexuales, que pensaba que se debían al temor, etcétera, etcétera. La
noche anterior, acostado [unto a Pat y' acariciándola, ella le dijo: "Si
sigues así, querré hacer el amor", pero eso fue todo 10 que ocurrió, pues
él dejó de acariciarla. Le mostré que esa aparente pasividad existía
tarrbién en la sesión. Parecía suponer que yo deseaba que avanzara en 53
Betty Joseph

el análisis, que utilizara esa sesion para hacer progresos en cuanto a


su comprensión y su sexualidad, como si me acariciara verbalmente
tal como acariciaba a Pat, tratando así de estimularme y frustrarme,
de hacerme desear algo y luego impedir que yo lo obtuviera, y que
todo eso formaba parte de su excitación sexual y que se producía allí
en el diván. Durante un instante pareció comprenderlo, pero luego quedó
en silencio y después empezó a intelectualizar. Asimismo, vinculó sus
sensaciones sexuales con sus intentos por despedazar un ciempiés, que,
en mi opinión, constituía una excelente descripción de las dificultades
que yo experimentaba para introducir algo en él, aunque tenía mucho
cuidado de' no hacerlo en forma activa. Pude mostrarle entonces que
nosotros, de la manera más silenciosa posible, participábamos en una
relación sadomasoquista, en la cual se me excitaba y atormentaba, y
que a él le resultaba mucho más difícil renunciar a esa gratificación y
tener una relación verdadera con su material analítico y conmigo como
mujer y como .analista, que refugiarse en su pesado silencio, sus pa-
labras y sus teorías, que, en mi opinión, utilizaba como el fetiche de
goma que le permitía evitar todo contacto.
Este tipo de conducta se volvió sumamente repetitiva y la anali-
zamos una y otra vez; pudimos ver de qué modo el intento de excitarme
y frustrarme, realizado en forma muy silenciosa, esa sexualización per-
versa de la relación conmigo, tendía a destruir la comprensión, la sere-
nidad y la fuerza. Comencé a desentrañar su historia; sabía que B pen-
saba que su padre estaba perturbado y tenía violentos estallidos de mal
humor, que, en mi opinión, eran al mismo tiempo gratificadores y alar-
mantes, tal como él los vivía en el nivel consciente. Pero no tardé en
sentir que lo que se socavaba era no sólo la fuerza del padre, el padre
como pareja de la madre, sino también, en un nivel de objeto parcial,
la fuerza en la mujer, que en cierto sentido quedaba destruida al ser
sexual izada, en lugar de permitírsele funcionar de manera tranquila y
firme.
Quisiera ahora demostrar este punto presentando material co-
54 rrespondiente al período en el que elaboramos el problema del sado-
Contribución clínica al análisis de una perversión .

masoquismo oculto de B y sus intentos de pervertir la transferencia me-


diante su sexualización.
B parecía' lograr insight, pero había una regresión constante a
una conducta sadomasoquista o a una pasividad de tipo silenciosamente
provocativo. Así, cierto día, poco antes de Navidad, después de unos
tres años y medio de análisis, pudo, tal como él lo describió, "abandonar
un poco el pedestal", en lo que se refiere a reconocer la comprensión,
y a la sesión siguiente señaló que se había sentido muy mal pero que
había podido trabajar mejor y había experimentado menos tensión. Pude
mostrarle entonces en forma bastante detallada su pasividad como un
intento de estimularme, de modo de proyectar en mí sensaciones de
excitación, y a la vez de llevarme a pensar que yo deseaba despertar
en él la actividad, golpearlo o mostrarme cruel con él (como él lo había
hecho con el ciempiés). Ahora sé que éste era el tipo de conducta que
en las fantasías fetichistas y, hasta cierto punto, en el acting out de
ellas antes de iniciar el análisis, esperaba encontrar en las prostitutas,
por ejemplo, vestirse con trajes de goma, atarse, golpearse, atacarse,
excitarse de diversas maneras. B volvió a sus intelectualizaciones, apro-
piadas en líneas generales pero, en cierto sentido, al margen del tema
central, y entonces le mostré que parecía estar tratando de hundirme en
la desesperación, la impotencia y la locura, como, según creo, trató de
hacer con el padre, con sus violentos estallidos. Le recordé que la ima-
gen habitual de su infancia era la de su hermano, que se mostraba
abiertamente rebelde, se metía en dificultades y se sentía luego abru-
mado por la culpa, mientras B observaba. Luego B describió, con una
claridad insólita en él, que su hermano y él solían burlarse del padre
hasta hacerle perder el control y lo provocaban hasta que el padre
salía de la habitación, enfurecido. Describió luego una situación par-
ticular, "algo muy infantil", según sus propias palabras: tocaba en el
piano la misma melodía una y otra vez, hasta que el padre enloquecía
de rabia. Pude mostrarle que eso era precisamente lo que sucedía en
la transferencia. Toca siempre la misma melodía, repitiendo frases vie-
jas; o intelectualizadas o poniéndose verborrágico, con la esperanza de 55
\

Be'tty Joseph '

que yo terminaré por sentirme enfurecida y perturbada, perderé toda mi


fuerza paterna y me derrumbaré. "iAlgo muy infantil!"
El paciente manifestó entonces que, después de esa escena, él y
su hermano subieron a la bohardilla y el padre sufrió un ahogo y tenía
un aspecto terrible, mientras sus hijos reían hasta ponerse casi histé-
ricos. Vinculé todo esto, destacando la gratificación y 'la intensa exci-
tación sexual implícita en el hecho de llevar al padre al borde de la
locura, y señalé que trataba de crear la misma situación en 'el análisis.
B experimentó considerable malestar y dijo: "No me gusta que diga
esas cosas.iy ahora tengo una erección". Creo que esto es importante,
porque indica en qué forma este paciente obtiene no sólo una serena
alegría, sino también intensa satisfacción sádica y masoquista y logra
un' verdadero triunfo que ahora se muestra manifiestamente erótico,
mediante esta manera particular de detener el análisis. Hay, por así
decirlo, uria reacción terapéutica negativa perversa.
, Pero, como ya señalé, creo que detrás de esta destrucción de la
fuerza del padre mediante la erotización, 'hay un ataque contra los pa-
dres cómo 'figu'ra combinada primitiva: contra la fuerza de la mujer, ba-
sada en el pezón como' un Objeto firme en el' pecho. Quiero recordar-
les, en' primé lugar, el temprano sueño sobre Hitler, con el ataque oral
contra el cerebro de una mujer, como un pecho analítico,' efectuado' por
el asistente con un objeto de tipo proboscis; y, segundo, quisiera volver
al' sueño del hombre estrangulado por haber hecho algo sexualrnente
malo con la tía, una mujer de tipo masculino. Retrospectlvamente, creo
qué, esta conducta sexual mala con la tía es precisamente la destruc-
ción de 'la fuerza en la mujer, de sus 'cualidades masculinas, mediante
la' proyección de la excitación sexual en ella y, en profundidad, eh la
cualidad alimentaria de la 'mujer, el pecho.:
Al aclarar' esto, consideraré ahora la sesión que siguió a los re-
latos sobre las burlas del padre. Bcontó un breve, sueño, que es el
siguiente:
B se encontraba en la cocina de su vieja casa, besando excita-
56 damente a Pat y sabiendo que su madre estaba afuera, por lo que puso
Contribución clínica al análisis de una perversión

una mesa contra la puerta para que 'ella no pudiera entrar. Tenía, ade-
más, la sensación de que si su madre entraba podía' participar en la
excitación o en la sexualidad. '
Aquí podemos esclarecer la' sitUación. Lo que B intenta hacer es
colocar su sexualidad y su excitación entre él mismo y una relación
alimentaria con la cocina-madre, y conmigo misma en la transferencia.
Al tratar de excitarme y perturbarme', debido a la forma en que presenta
su material, hace un mal usó de la cocina, del pecho, y trata de im-
pedir que yo sea una madre serena, firme y alimentaria; y sabe que,
si la madre entra 'en el sueño, puede participar en 'la excitación. 'Sugerí
a B que quizás ayer, cuando se sentía tan excitado y tuvo una erección
, durante la sesión, tuvo la impresión de que yo también participaba, como
si yo' disfrutara interpretando lo que él experimentaba como un cas-
tigo. Durante todo este período, tuve particular cuidado de interpretar en
forma lenta y serena y de evitar todo lo que el paciente pudlera expe-
rimentar como un deseo de obligarlo, 'apresurarme o tratar de obtener
material. B respondió que lo que había obtenido de toda la semana era
la sensación de mi congruencia. Cualquiera sea el significado de esto
en un nivel consciente, tal como lo' reveló el análisis durante el pe-
ríodo que siguió, las ansiedades relativas a que Pat o yo participábamos
en actividades fetichistas, se volvieron a veces muy intensas.
El temor a que la madre o yo pudlérarnos llegar a participar real-
mente en su excitación, o Pat, en sus actividades fetichistas, puede
vincularse con cierta cualidad en la madre, Podría ocurrir que ésta se
sintiera en realidad sexual mente atraída por el hijo, quien sin duda ha
conservado durante largo tiempo lo que para él era un recuerdo aislado
correspondiente aproximadamente al período de la prepubertad y según
el cual la madre le había tocado o sostenido el pene. Si del hecho la
madre se sentía sexualmente atraída por él, ello se viviría como un re':'
fuerzo de las fantasías, del paciente. Cierto día, muy á comienzos del
análisis, cuando acepté hacer un cámbio de 'horario, pues debía ,ale-
jarse de Londres por cuestiones de negocios, y tuvimos la sesión en las
últimas horas de la tarde, el paciente llegó en un estado de gran exci- 57
Betty Joseph

tación. Pude comprender lentamente que, en forma más o menos cons-


ciente, había creído que le daba esa hora porque sentía interés sexual
por él, y quería establecer algún tipo de contacto no analítico. Cuando
comprobó que la sesión no difería de las demás, esto constituyó para
él un terrible anticlímax; por lo tanto, en ese momento la proyección
de la excitación sexual en mí había llevado al paciente a un estado
de convicción casi delirante.
Volviendo al sueño en el que B excita a una mujer, Pat, con lo
cual mantiene a la madre real fuera de la cocina y supone que ésta
entrará y estará excitada, surge la siguiente pregunta: ¿de qué manera
fantaseada logra esto en la transferencia? Creo que lo logra mediante
el uso o el mal uso de la comunicación verbal, de palabras o de silencio,
como fuente de excitación. He contado con abundante material para
mostrarle que las palabras constituyen para él una extensión de la len-
gua, que para él se frota contra el análisis como un pecho, con la es-
peranza de excitarlo, o sea a mí, en lugar de utilizar las interpreta-
ciones, el pezón, e incorporar sus contenidos. Recordarán que el primer
sueño que presenté se refería a un pato con una espléndida lengua de
colores brillantes. Puedo imaginar un niño que frota excitadamente .Ia
lengua contra la boca, creando así la ilusión omnipotente de que la
lengua es en realidad el pezón, de que sus palabras son en realidad
interpretaciones, y de que su excitación masturbatoria se proyecta tam-
bién en sus objetos. Por ende, en esa situación escinde el pezón, una
parte del cual identifica con la lengua y la otra queda afuera, en mí, y
frustrada. Un pezón queda para mí, pero un pezón que trata de excitar
y frustrar y que se expresa en la imagen de la madre fuera de la cocina,
o la mujer fálica, excitada y cruel, de las fantasías fetichistas de castigo.
He considerado aquí el uso de las palabras y el silencio para
excitar, sexualizar y así destruir la fuerza de la experiencia analítica,
sin una agresión activa abierta, sino como parte de su pasividad, y
oculta por ésta. A medida que esto se esclareció en el análisis y dis-
minuyeron la disociación y la identificación proyectiva y se integraron
58 ia agresión y el sadismo, comenzaron a aparecer la culpa y la preocu-
Contribución clínica al análisis de una perversión

pacron, La culpa se relacionaba ahora en particular con los ataques ac-


tuales del paciente contra la labor analítica y contra el insight. Esto
significaba atacar no sólo mis buenas cualidades, sino también su propia
mente y su sinceridad, y el proceso de sexuallzaclón podía entenderse
como una manera de pervertir su mundo interno, su Superyó y, por ende,
su capacidad para experimentar culpa. Trataré de ilustrar el proceso
y la forma en que B intentaba hacerme participar en él, presentando un
fragmento del material correspondiente aproximadamente a ese mismo
período.
En esta sesión mucho parece girar también alrededor de la for-
ma en que B presenta el material. Esta sesión tuvo lugar un lunes, y el
paciente empezó describiendo el fin de semana y señalando que, debido
a que Pat no había trabajado, pudieron quedarse en cama hasta tarde,
pero como llamó por teléfono el pintor, no pudieron tener relaciones
sexuales, tal como él lo había planeado, etcétera, etcétera.
Este tipo de comentario encierra una suerte de seudo insight, pues
B sabe a medias que en realidad no había organizado. nada, sino que.
intentaba organizarme amí para hacer algún tipo repetitivo de inter-
pretación o señalamiento acerca de la falta de relaciones sexuales. No
respondí nada y el paciente relató un sueño:
B miraba a su madre, quien se encontraba con un hombre y un
mono o un gorila, en una especie de cámara en el aire, que se encon-
traba en el extremo de un brazo, como el tipo de cosa que se ve en un
parque de dlversiones. B debió de haber estado en el mismo nivel, pues
parecía mirarlos a través del vidrio.
Creo que este seudo insight por el cual pretende llevarme a
hacer una interpretación artificial es, de hecho, un mono que me trae
material, y él es ese mono, que imita el papel de traerse a sí mismo,
mientras que yo soy la madre y el hombre juntos, pero el paciente lo
hace por diversión y se divierte en este parque de diversiones; es un
análisis para entretenerse y en el que no parece que llegáramos a ninguna
I

parte. lEn varias ocasiones durante esta sesión el paciente lo compren-


dió, estableció contacto y se retrajo una vez más, y luego me dijo que 59
Betty Joseph

la semana anterior había "visto una obra de teatro que lo perturbó pro-
fundamente. Señaló que en ella un policía interrogaba al prisionero; el
primero comenzaba a patear al prisionero y éste se aferraba a sus ro-
dillas, pero el policía lo apartaba a puntapiés. El prisionero levantó los
ojos hacia el policía y durante un segundo hubo en su rostro una mi- "
rada de espantosa complicidad. No cabe duda de que el paciente co-
rnienzaa tomar consciencia de que eso es lo que trata de hacer con-
migo. No hay dudas acerca de su complicidad, de la intensa gratifica-
ción masoquista que trata de obtener cuando llega a sentir que lo mal-
trato, y su conducta durante la" sesión, el contacto y el retraimiento,
tiende a despertaren él esa reacción. Pero la idea de un policía y un
prisionero nos lleva' un paso más adelante, a saber, a su mundo interno
y la relación entre un prcqenftor-anausta Jnterno estricto y un niño-
paciente culpable, enfre un aspecto de su Superyó y su Yo, y esa re-
lación interna es idéntica a la que sigue actuando externamente. Nos
lleva aun tipo' de masoquismo' moral, en el que una culpa persecutoria
muy poderosa se evita erctizando la relación con su Superyó y los ob-
jetos" en los: que la proyecta y convirtiéndola en una relación sadoma-
soqulsta, en castlqos y excitación que ocupan así "el lugar de la culpa
interna (Freud, 1924). "
Pero, además," este mate~ial ilustra otro aspecto que se vincula
con la disociación y la perversión; ésa es la forma en que B disocia
una parte de sí mismo y observa lo que sucede en la sesión entre una
parte de sí "mismo y yo. Pero laobservación a través del vidrio es una
especie de voyeurismo que tiene como fin pervertir, caricaturizar y bur-
larse. ESo es io que mi paciente empieza "a comprender. En ese período
a menudo podía darse cuenta, en medio del silencio, de que comenzaba
a rldlculfzar las cosas que yo decía,' y yO"empecé a comprender que una
de las razones por las' que no podía soportar observar cosas que tenían
que ver conmigo o con mi casa era su temor a su intensa crítica sádica,
el parque de diversiones.
De hecho, una de las"formas en que, desde" cierto punto de vista,
60 me protege d-e su burla destructiva "voyeurista consiste en evitar mis
Contribución clínica al análisis de "una .perversión

interpretaciones y, por ende, sus críticas, mediante su verborragia, de


modo que las palabras se interponen entre él y yo, en forma "defensiva,
como si fueran de goma. Peorotambién impiden todo contacto y calor
reales y toda comprensión mutua.
Hay otro aspecto defensivo del fetiche que. a veces aparece en
la transferencia y que quisiera ilustrar brevemente antes de presentar
una síntesis. A comienzos de una sesión posterior B se había mantenido
en silencio. Volvía tener la impresión de que ejercía sobre mí cierta
presión inconsciente silenciosa para hacerme hablar en forma más ac-
tiva y obligarlo a hablar. Se lo señalé, y el paciente estuvo de acuerdo
y agregó que tenía sensaciones de excitación y de cosquilleo en toda
la piel, en particular en las piernas y alrededor del pene. Manifestó
luego que tenía una intensa fantasía en "la que se cubría las piernas y
el cuerpo con un traje de goma. Pude mostrarle qué es lo que estaba
actuando, que las seudopalabras o los silencios se usaban en forma
provocativa para llevarme a darle lo que él viviría como interpretaciones
sádicas excitantes, y entonces aparece el fetiche de goma en la sesión
para impedir que mis palabras penetren concretamente a B.

Bibliografía

Freud, S. (1924), The Economic Problem of Masochism, S.E., XIX.


Gillespie, W. H. (1964), "The Psyehoanalytie Theory of Sexual Devialion wilh Speelal Re-
ferenee lo Felishism" (Cap. V), en The Pathology and Trealment of Sexual De-
viation, compilado por Rosen, Oxford Medical Publicalions.
Klein, M. (1957), Envy and Gratitude, Tavlstock Publications.
Rosenfeld, H. (1964), "On the Psychopathology of Narcísslsrn: a' Clinical Approach"
Cap. X), en Psychotie States: a Psychoanalytical Approaeh, 1965, Hogarth Press
and Institute of Psycho-Analysis.

Resumen

He intentado ofrecer una contribución al tratamiento de las perversiones presen-


tando material correspondiente al análisis de un paciente con un fetiche de goma. In-
tenté mostrar que, detrás de una conducta aparentemente pasiva, fue posible descubrir 61
Betty Joseph

el acting out de una conducta sadomasoquista y una erotización oculta de la transfe-


rencia, y a partir de allí establecer algunos aspectos importantes de la psicopatología
del paciente. He destacado en particular la disociación y la identificación proyectiva de
la excitación sexual, tendiente no sólo a librar al paciente de la excitación que estaba
demasiado confundida con el sadismo, sino en particular a destruir la calma y la fuerza
en su objeto, como un pecho alimentario analítico. Esto estaba asociado con una pa-
sividad extrema en su personalidad y una relativa impotencia en su vida sexual. Su
perversión afectaba sus relaciones con sus objetos externos e internos, así como su
sentido de la verdad y la culpa, y sólo se hizo posible ayudarlo en forma satisfactoria
cuando se pudieron ubicar sus principales aspectos en la transferencia.

Summary

I have attempted to make some contribution to the treatment of perversions by


bringing material from the analysis of a patient with a rubber fetish. I have tried to show
how, behind apparently passive behaviour, it was possible to discover the acting out
of sado-rnasochistlc behaviour and a hidden erotization of the transference, and from
this to establish some important aspects of the patient's psychopathology. I have stressed
especially the splitting and projective identification of sexual excitement, aimed not only
to rid the patient of excitement which was too much fused with sadism, but particularly
aimed at the destruction of calma and strength in his object, as an analytic feeding breast.
This was associated with extreme passivity in his personality and relative impotence
in his sexual Iife. His perversion affected his relationships with his external and lnternal
objects, as well as his sense of truth and guilt, and could only begin to be satisfactorily
helped when its main aspects could be located in the transference.

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