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BIOQUIMICA 1 El Agua

El documento describe las propiedades y funciones biológicas del agua. El agua constituye alrededor del 60% del peso corporal humano y se distribuye en los tejidos y órganos. El agua es esencial para la vida debido a sus propiedades únicas como su capacidad para formar enlaces de hidrógeno, alto punto de ebullición y calor específico, los cuales permiten que funcione como transportador de calor, disolvente y regulador del pH corporal.

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BIOQUIMICA 1 El Agua

El documento describe las propiedades y funciones biológicas del agua. El agua constituye alrededor del 60% del peso corporal humano y se distribuye en los tejidos y órganos. El agua es esencial para la vida debido a sus propiedades únicas como su capacidad para formar enlaces de hidrógeno, alto punto de ebullición y calor específico, los cuales permiten que funcione como transportador de calor, disolvente y regulador del pH corporal.

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BIOQUIMICA 1

Nombre: Charylis Liset Difo rosario


Matricula: 100309792
Sección: 28
Maestra: Candy Almanzar Nuñez
Trabajo: SOBRE EL AGUA

RESUMENES…..
Propiedades y funciones biológicas del agua.
1. El agua y sus propiedades.

El agua, un compuesto extraordinariamente simple, es sin embargo una sustancia de


características tan excepcionales y únicas que sin ella sería imposible la vida. El agua es
indispensable para la vida humana. Es fundamental para prácticamente todas las funciones
del organismo y es también su componente más abundante. Sin embargo, aunque
dependemos de ella, nuestro organismo no es capaz de sintetizarla en cantidades suficientes
ni de almacenarla, por lo que debe ingerirse regularmente. Por ello, el agua es un verdadero
nutriente que debe formar parte de la dieta en cantidades mucho mayores que las de
cualquier otro nutriente. Tal y como escribió Hildreth Brian (2) «Un hombre puede vivir días sin
comer, pero sólo unos 2-5 días sin agua».

Conocida la dependencia que los seres vivos tienen del agua y la impronta que ha tenido en la
Historia de la Humanidad, cabe preguntarse qué es lo que hace de ella una sustancia tan
especial y tan diferente de otras. El «secreto de sus excepcionales características está
precisamente en su composición y estructura, que le confieren el mayor número de
propiedades físicas y químicas «anómalas» entre las sustancias comunes, y esta
«personalidad» es la responsable de su esencialidad en la homeostasis, estructura y función de
las células y tejidos del organismo. El agua tiene propiedades físicas únicas, consecuencia de su
naturaleza polar y de su capacidad para formar enlaces por puente de hidrógeno con otras
moléculas.

Fueron Lavoisier (1743-1794) y Cavendish (1731-1810) quienes demostraron que el agua


estaba formada por hidrógeno y oxígeno. Años más tarde (1913) el bioquímico y fisiólogo
Henderson (1878-1942), en su libro «The Fitness of the Environment», explicó por primera vez
cómo sus peculiares propiedades hacían del agua un constituyente esencial de todas las
formas de vida conocidas. El agua es una molécula sencilla formada por átomos pequeños, dos
de hidrógeno y uno de oxígeno, unidos por enlaces covalentes muy fuertes que hacen que la
molécula sea muy estable.

Cada molécula de agua puede potencialmente formar 4 puentes de hidrógeno con otras tantas
moléculas de agua dando lugar a una estructura tetraédrica reticular relativamente ordenada,
responsable de sus peculiares propiedades físico-químicas. La energía de un puente de
hidrógeno agua-agua es de unas 5,5 kcal/mol; además, hay que tener en cuenta las
interacciones de Van Der Waals entre moléculas próximas. Por consiguiente es difícil que se
separen y así se evita que escapen como vapor. Esto hace que el agua posea una gran
cohesividad intermolecular, condicionando su alto punto ebullición, de fusión y elevado calor
específico. Romper estos puentes, que en una masa de agua son muchos, requiere mucha
energía y por ello el agua tiene un punto de ebullición tan alto. Esta es la razón por la que el
agua es líquida en el amplio rango de temperaturas en las que se producen las reacciones de la
vida y no un gas como le correspondería por su bajo peso molecular.

Recordemos que las funciones de los sistemas biológicos pueden explicarse siempre en
términos de procesos físicos y químicos. El comportamiento térmico del agua es único y
gracias a ello el agua es el principal responsable del sistema termorregulador del organismo,
manteniendo la temperatura corporal constante, independientemente del entorno y de la
actividad metabólica. Esta es una de sus funciones más importantes. Su alto calor específico [1
kcal/kg ºC = 4180 J/kg·K], consecuencia de la gran capacidad para almacenar energía en los
puentes de hidrógeno, la convierte en un excepcional amortiguador y regulador de los cambios
térmicos. a. Por ejemplo, el efecto termo génico de la digestión de los alimentos es de 10-15%
del contenido calórico de una dieta mixta. La contracción muscular es incluso un mayor
contribuyente a la carga de calor del organismo, pues la transformación de energía química en
energía mecánica es muy poco eficaz, liberando el 70-75% de la energía como calor.

Su función termorreguladora está también relacionada con otra de sus características físicas
que le confiere su efecto refrigerante: su alto calor de vaporización [a 25ºC es de 540 kcal/L],
consecuencia de la atracción entre moléculas de agua adyacentes («fortaleza de los puentes
de hidrógeno») que dan al agua líquida una gran cohesión interna.

Es importante tener en cuenta que, aunque el sudor es una forma muy eficaz para eliminar
calor, puede dar lugar, cuando es prolongado, a una excesiva pérdida de agua que, si no se
reemplaza, puede causar graves problemas. De hecho, el organismo necesita equilibrar
mediante la ingestión de líquidos las pérdidas para poder seguir manteniendo la capacidad de
regular la temperatura corporal.

El cuerpo es esencialmente una solución acuosa en la que gran cantidad de solutos (proteínas,
vitaminas, glucosa, urea, sodio, cloro, potasio, O2 , CO2 , etc.) están distribuidos en los
diferentes compartimentos. Gracias a su capacidad disolvente, a su elevada constante
dieléctrica y a su bajo grado de ionización (Kw=10–14). El agua es el medio en el que se
producen todas las reacciones del metabolismo, participando en muchas de ellas como
sustrato o como producto. Un ejemplo son las reacciones de hidrólisis que se producen en la
digestión o en la oxidación de los macronutrientes. El agua también contribuye a la
organización macromolecular («bounded wáter»). El efecto hidrofóbico de muchos de los 20
aminoácidos que forman las proteínas contribuye al plegamiento rápido de las cadenas poli
peptídicas y también a la agregación de las subunidades proteicas para formar la estructura
cuaternaria tridimensional que es la forma activa.

El agua no sólo mantiene la estructura macromolecular, también media en el reconocimiento


de moléculas, proporciona canales de comunicación a través de las membranas y entre el
interior y el exterior de las proteínas y aumenta la movilidad o flexibilidad de los enzimas
facilitando el ataque enzimático. Por su elevada cohesión molecular, el agua es imprescindible
para mantener el volumen celular, un requisito importante para la vida. Tal y como señala
Sancho (13): «lo más singular es que [el agua] otorga forma a cada proteína, a los ácidos
nucleicos y a cada una de nuestras células. Y la forma es la función». Las células han
desarrollado poderoso mecanismos para estabilizar su volumen que puede cambiar por
alteraciones en la osmolaridad, por estrés oxidativo, por entrada de nutrientes, hormonas.

El agua (aceptando o donando protones) también contribuye en el mantenimiento del pH,


esencial para la vida, ya que la actividad de muchos procesos, como por ejemplo la actividad
enzimática, es pH dependiente. La importancia del agua extracelular la puso de manifiesto el
reconocido fisiólogo francés Claude Bernard (1813-1878) quien en 1865,en su obra
Introducción à l’étude de la médicine expérimentale, acuñó el concepto de «milieu interior»
[el líquido que baña todas las células, de composición muy constante –«constancia del medio
interno, homeostasis»- y que asegura las condiciones. físicas y químicas estables para el
funcionamiento de las células] para referirse a la internalización del «milieu exterieur», es
decir, a la internalización del mar de la vida, aquél en el que probablemente empezó el
proceso de la vida. El agua es una sustancia de capital importancia para la vida con
excepcionales propiedades consecuencia de su composición y estructura. polares que
permiten establecer puentes de hidrógeno entre moléculas adyacentes.

El agua en el organismo.

El agua es el principal componente del cuerpo humano; se distribuye por todo el cuerpo, en
todos los órganos, dentro de las células y entre ellas. El agua representa de media el 60% del
peso corporal en los hombres adultos, y el 50-55% en las mujeres (EFSA 2010; IOM 2004). Esto
significa que, en un hombre de peso medio (70 kg), el contenido de agua corporal es de unos
42 litros.

El agua se distribuye por el cuerpo y los órganos. El contenido en agua de los distintos órganos
depende de su composición y varía desde un 83% en la sangre hasta sólo un 10% en los tejidos
adiposos. El cerebro se compone en un 70 por ciento de agua, la sangre en un 80 por
ciento y los pulmones se componen en un 90 por ciento de agua. El agua se distribuye
por el cuerpo entre dos compartimientos principales: intracelular y extracelular.

El compartimiento intracelular es el mayor, y representa aproximadamente dos tercios del


agua corporal. El compartimento extracelular, que representa aproximadamente un tercio del
agua corporal, incluye el líquido plasmático y el líquido intersticial (Armstrong 2005; Marieb y
Hoehn 2007). El líquido plasmático y el líquido intersticial tienen una composición electrolítica
similar, donde los iones más abundantes son el sodio y el cloruro (IOM 2004; Marieb y Hoehn
2007; Robertson y Berl 1996). También contienen agua otros compartimentos, tales como la
linfa, el líquido ocular y el líquido cefalorraquídeo, por ejemplo. Estos compartimentos
componen un volumen relativamente pequeño de agua, y suele considerarse que forman
parte del líquido intersticial (Marieb y Hoehn 2007).

Tras ser ingerida, el agua es absorbida por el tracto gastrointestinal. Entra en el sistema
vascular, va a los espacios intersticiales, y es transportada a cada célula (Figura 3). El agua
intracelular supone el 65% del contenido total de agua en el cuerpo. Después de pasar por el
estómago, el agua es absorbida principalmente en los primeros segmentos del intestino
delgado, el duodeno y el yeyuno. Una pequeña parte de toda la absorción de agua se produce
en el estómago y el colon (Shaffer y Thomson 1994): el intestino delgado absorbe 6,5L/día,
mientras que el colon absorbe 1,3L/día. Estas cantidades corresponden al agua ingerida a
diario, además del agua producida por las secreciones de las glándulas salivales, el estómago,
el páncreas, el hígado y el propio intestino delgado (Zhang et al. 1996). El proceso de absorción
es muy rápido: un estudio publicado recientemente demostraba que el agua ingerida aparece
en el plasma y las células de la sangre tan sólo cinco minutos después de ser ingerida
(Peronnet et al. 2012).

El agua representa de media el 60% del peso corporal en hombres adultos. Sin embargo, este
porcentaje se reduce según la masa corporal magra. - La mayoría de los órganos y tejidos
contiene más de un 70% de agua: la sangre y los riñones se componen en un 83% de agua, y
los músculos, en un 76%. Sin embargo, el tejido adiposo contiene sólo un 10% de agua. - Dos
tercios del agua corporal corresponden a líquido intracelular. El líquido extracelular consta de
plasma y líquidos intersticiales. - El agua ingerida es absorbida principalmente por el intestino
delgado. Aparece en la sangre sólo cinco minutos después de su ingestión. - La reserva de agua
corporal se renueva a una velocidad que depende de la cantidad de agua ingerida. Para un
hombre que beba 2 L de agua al día, una molécula de agua permanece en el cuerpo 10 días de
media, y el 99% de las reservas de agua corporal se renueva en 50 días.

Perdidas de líquidos corporales.

Las principales fuentes de pérdida de agua del cuerpo son la orina y el sudor. Estas pérdidas
varían considerablemente en función del consumo de líquidos, la dieta, la actividad física y la
temperatura. El cuerpo también pierde agua insensiblemente a través de la piel, los pulmones
(respiración), y las heces.

Las pérdidas de agua insensibles, así denominadas porque el individuo no suele percibirlas,
incluyen el agua que se pierde por la evaporación en la piel y por la respiración. Asimismo, se
pierde agua por evaporación a través de los pulmones, al respirar. En las personas sedentarias,
esta pérdida supone aproximadamente 250 - 300 mL/día. Aumenta con el nivel de actividad
física, con el aumento del volumen de ventilación: las personas activas al nivel del mar
presentan unas pérdidas por la respiración de unos 500 - 600 mL/día. Esta pérdida de agua
también aumenta con la altitud, especialmente cuando la temperatura y la humedad son
bajas. Las pérdidas de agua por las heces son relativamente bajas en adultos sanos,
aproximadamente 200 mL/d en condiciones normales (EFSA 2010). Esta cantidad puede
aumentar radicalmente en caso de diarrea, entre 5 y 8 veces más de lo normal en lactantes.

Perdida de agua y Producción de sudor.

La producción de sudor es muy variable: es baja en las personas sedentarias expuestas a una
temperatura moderada, pero puede llegar a ser de varios litros al día durante una actividad
física intensa, a temperatura ambiente alta y/o con un alto grado de humedad ambiental (EFSA
2010). El cuerpo adapta la producción de sudor para mantener la temperatura corporal. El
sudor es producido en la dermis por las glándulas sudoríparas. Viene del agua intersticial y es
filtrado en profundidad por el túbulo de la glándula sudorípara tubular antes de ser
reabsorbido distalmente. El sudor suele estar compuesto en un 99% de agua, con un pH entre
5 y 7. Contiene aproximadamente un 0,5% de minerales (potasio y cloruro de sodio) y un 0,5%
de sustancias orgánicas (urea, ácido láctico).

El sudor es el principal mecanismo termorregulador en las personas activas. Durante la


actividad física, por ejemplo, la eficiencia metabólica de los músculos es de aproximadamente
un 20%, y liberan un 80% de energía en forma de calor (Powers y Howley 1997). La
evaporación del sudor es, en este proceso, especialmente eficiente: la evaporación de 1 litro
de sudor a 30 °C genera una pérdida de 580 kcal en forma de calor.
Perida de agua por el orina..

Cuantitativamente, las pérdidas de agua por la orina suelen representar la mayor pérdida de
agua en adultos sanos que no practican ejercicio. No obstante, el volumen de orina puede
variar considerablemente, de unos 500 mL a varios litros al día (EFSA 2010). La mayoría de las
demás pérdidas de agua no están reguladas y se producen con independencia del estado de
los líquidos del cuerpo; las ingestas también están parcialmente reguladas. En cambio, el
volumen de orina está muy controlado y sirve para regular estrictamente el equilibrio de los
líquidos en el cuerpo (véase el capítulo II.3), además de desempeñar su otra función de
excreción de residuos solutos. De hecho, la orina es el resultado de las dos principales
funciones de los riñones; la excreción de los residuos solutos y la regulación de los volúmenes
de líquidos corporales.

PROCESO DE PRODUCCIÓN Y CONCENTRACIÓN/DILUCIÓN DE LA ORINA : El sistema del tracto


urinario incluye los riñones, que producen orina. A continuación, la orina fluye por los uréteres
a la vejiga, donde es almacenada hasta su eliminación por la uretra. En los riñones, la orina es
producida por las unidades funcionales de los riñones: las nefronas. Cada riñón humano
contiene alrededor de un millón de nefronas.

Filtración: La sangre es filtrada en el glomérulo, a lo largo de un gradiente de presión en la


cápsula de Bowman. El glomérulo, compuesto de vasos sanguíneos fenestrados, da lugar a la
retención de moléculas grandes tales como proteínas y células sanguíneas; en esta fase sólo
entran en la nefrona las moléculas más pequeñas. El filtrado se denomina orina primaria.

Reabsorción: La mayoría de las sustancias filtradas son reabsorbidas para preservar la


homeostasis del cuerpo. Por ejemplo, más del 99% del agua y sodio son reabsorbidos. La
glucosa es una molécula pequeña, por lo que la encontramos en la orina primaria.
Normalmente es reabsorbida por completo. La capacidad de reabsorción máxima de la glucosa
es de aproximadamente 200 mg de glucosa por 100 ml de plasma.

Secreción: En los túbulos renales, algunas sustancias adicionales son secretadas desde la
sangre a los líquidos tubulares para después ser eliminadas con la orina. La secreción tubular
selectiva de iones de amonio hidrogenados ayuda a regular el pH del plasma y el equilibrio
ácido-base de los líquidos corporales.

Aporte de agua al cuerpo Para compensar la pérdida diaria de agua, es necesario un aporte de
agua. El cuerpo produce una pequeña cantidad de agua a partir de su actividad metabólica,
pero la mayoría de los aportes de agua vienen de la dieta (alimentos y líquidos).

Ingesta dietética: Esta distribución varía según la dieta: cuanto mayor sea el consumo de
alimentos ricos en agua (por ejemplo, frutas, verduras o sopas), mayor será la ingesta de agua
a través de los alimentos. Las frutas y verduras son el grupo de alimentos que más agua
contiene: desde un 96% en el pepino hasta un 72% en el aguacate, la mayoría contienen más
de un 85% de agua. La ingesta de agua a través del agua potable y las bebidas varía
enormemente entre distintas personas, tal como muestran las encuestas sobre la dieta. En el
estudio NHANES 2005-2006, la ingesta total de agua se triplicaba con creces en el percentil 80
(5,4L/día) en comparación con la ingesta en el percentil 20 (1,6L/día) (Sontrop et al. 2013). Un
estudio reciente realizado en China demostró que la ingesta total diaria de líquidos en las
personas iba de menos de 100mL a más de 7L (Ma et al. 2012). Los hábitos de bebida también
parecen diferir según los países: los estudios nacionales en Europa mostraban una ingesta
diaria media de líquidos de entre 635 y 2490 mL/día (EFSA 2008). Sin embargo, estos estudios
son difíciles de comparar, y estas grandes variaciones son difíciles de interpretar, ya que no se
sabe si se debe a las diferencias reales de consumo, a las diferencias metodológicas de estudio
(es decir, registro de la dieta durante 2 días, registro de la dieta durante 7 días, encuesta
alimenticia 2 veces en 24 horas) y de categorización de los líquidos.

-La regulación y el mantenimiento del equilibrio hídrico corporal A pesar de las continuas
pérdidas de agua y de las grandes variaciones en la ingesta de agua y sal, el cuerpo humano
tiene generalmente la capacidad para mantener una constancia precisa del contenido de agua:
se calcula que el agua corporal total varía menos de un 1% en 24 horas (Cheuvront et al. 2004).
Esto es de vital importancia para el mantenimiento de una composición constante del líquido
extracelular, necesario para que las células funcionen correctamente.
- Regulación de la ingesta de líquidos: sed fisiológica, factores sociales y medioambientales
Fisiológicamente, la ingesta de líquidos está regulada por la sed, definida como el deseo
consciente de beber (Guyton y Hall 2006). Pero la ingesta de líquidos también puede
producirse, por ejemplo, por hábitos, influencia social, boca seca, o para acompañar a los
alimentos durante las comida. El principal estímulo de la sed es un aumento de la osmolaridad
del plasma. Este aumento es detectado por los osmorreceptores que ponen en marcha los
mecanismos neurales que generan la sensación de sed (McKinley y Johnson.

Existen otros factores que pueden inducir la sed: un descenso del volumen de sangre (>10%) o
presión sanguínea, un aumento de la angiotensina en circulación o la sequedad bucal. Por el
contrario, la distensión gástrica reduce la sed. La ingesta de líquidos también se produce a
menudo sin sensación de sed y sin un aumento de osmolaridad del plasma. La ingesta de
líquidos también estar influenciada por su disponibilidad directa (Engell et al. 1996), y puede
ser socialmente facilitada o inhibida por la presencia de otros individuos (de Castro y de Castro
1989; Engell et al. 1996; Peneau et al. 2009).

Equilibrio hidroelectrolítico: bases fisiológicas y fisiopatológicas.


El agua constituye el componente mayoritario del organismo, pudiendo suponer
hasta un 60% de la masa corporal en los animales adultos y hasta un 80% en los
jóvenes.
El agua se encuentra distribuida en dos compartimentos principales: el intracelular,
que contiene el líquido que se encuentra en el interior de las células y el
extracelular, que comprende el líquido situado en el exterior de las células. El
compartimento intracelular contiene dos tercios del agua corporal total y el
extracelular el tercio res- tante. Estos dos grandes compartimentos están
constituidos a su vez por diversos subcompartimentos; así el extracelular incluye el
líquido intravascular (plasma sanguíneo y linfa) y el líquido intersticial que
represen- tan aproximadamente ¼ y ¾ del espacio extracelular, respectivamente.
Existe otra fracción importante de líquido, habitualmente incluida en el
compartimento extracelular, que se denomina líquido transcelular e incluye el
líquido cefalorraquídeo, líquido intraocular, y líquidos de los espacios serosos, así
como los líquidos pleural, sinovial, peritoneal y pericárdico. En conjunto, este
compartimento representa alrededor del 1 al 3% del peso corporal.
La composición de los principales compartimentos extracelulares, plasma y líquido
intersticial, es muy parecida. La diferencia más importante entre ambos
compartimentos es la presencia de una alta concentración de pro- teínas en el
plasma. Las proteínas son los únicos solutos plasmáticos que no pueden atravesar
la pared capilar; su restricción al plasma es la responsable de los gradientes
osmóticos existentes a través de las paredes capilares que contrarresta la presión
hidrostática en el capilar sanguíneo. La composición del líquido intracelular varía
en función de los diferentes tejidos, aunque mantiene en todos ellos sus
características principales. En general, el principal catión del líquido intracelular es
el K+, mientras que las concentraciones de Na+, Cl– y HCO – son relativamente
bajas. . En este caso, el cloruro no es el principal anión intracelular y la electro
neutralidad (esto es, el número total de cargas positivas debe igualar,
virtualmente, el número total de cargas negativas) es mantenida por las cargas
negativas de las moléculas proteicas.

Ósmosis y Presión osmótica. El proceso por el que el agua difunde a través de las
membranas biológicas se denomina ósmosis. La presión osmótica de una solución
está determinada por el número total de partículas en cualquier lado de la
membrana, independientemente del tamaño o naturaleza química de éstas. Se ha
de destacar que cada molécula disuelta -ya sea una molécula de glucosa, una
molécula proteica de gran tamaño o un ion sodio contribuyen casi por igual a la
presión osmótica de una solución. La presión oncótica plasmática tiende a causar
ósmosis de líquido hacia dentro de la membrana capilar. Como ya se ha
comentado, esta fuerza es la presión osmótica causada por las sustancias no
difusibles a través de las paredes capilares, como es el caso de las proteínas,
principalmente las albúminas.

Equilibrio osmótico entre los compartimentos líquidos: Las soluciones que tienen
la misma concentración de partículas de soluto se dice que son isosmóticas; una
solución que tiene una mayor concentración de partículas de soluto que otra,
hiperosmótica con respecto a la más diluida; y final- mente, aquélla con una menor
presión osmótica se denomina hiposmótica. Es decir, el sistema de osmoticidad se
refiere a las presiones osmóticas relativas. Las soluciones isosmóticas tienen
presiones osmóticas idénticas.

Función renal
El mantenimiento de la concentración electrolítica dentro de unos límites y la
constancia de la osmolaridad y del volumen de los líquidos del organismo es una
condición esencial para la vida. Las ganancias corporales de agua se deben a la
proporcionada por la bebida, los alimentos y la liberada como producto de diversas
reacciones químicas. Las pérdidas de agua del organismo animal son muy variadas;
la respiración pulmonar conlleva una pérdida de vapor de agua con el aire espirado
que, junto a la evaporada a través de la piel y las mucosas, origina las denominadas
pérdidas insensibles de agua, equivalentes a unos 16 a 30 ml/kg PV y día (además
de producen debido a las excreciones urinaria y fecal.
Mecanismos de regulación
El mecanismo más importante de regulación del volumen del líquido extracelular es la
denominada diuresis de presión. Con esta diuresis, aumenta la eliminación de sodio,
recibiendo el nombre de natriuresis de presión. Este mecanismo físico consiste en que
cuando se produce un aumento del volumen plasmático, el gasto cardíaco aumenta y,
en consecuencia, también lo hace la presión arterial.
Efecto de la hormona antidiurética (ADH). Además del mecanismo comentado con
anterioridad, ciertos facto- res hormonales pueden modificar de forma rápida la
eliminación de sodio y agua por el riñón e intervenir, por tanto, en el control de la
volemia (volumen sanguíneo).
Efecto de la aldosterona. Una segunda hormona, la aldosterona, se produce y secreta
por la corteza adrenal. Sus efectos sobre el volumen de líquidos se debe a que provoca
la reabsorción de sodio. El incremento en la reabsorción de sodio causa hipertonicidad
del plasma lo que provoca el estímulo de la secreción de ADH. La ADH estimula
entonces la reabsorción de agua con lo que el plasma se hace de nuevo isotónico.
Efecto de la angiotensina. La secreción de aldosterona y de ADH es estimulada, en gran
parte, por la angioten- sina II, formada principalmente en las células endoteliales de los
capilares pulmonares como resultado de la acción de la renina (enzima liberada por las
células granulares del aparato yuxtaglomerular del riñón) sobre una proteína
circulante, el angiotensinógeno. La liberación de renina, a su vez, es estimulada por
diversos me- canismos:
•Una disminución del flujo sanguíneo renal (consecuencia de la disminución del
volumen plasmático o la presión arterial).
•Una estimulación simpática renal.
•Una disminución en la concentración de NaCl en el líquido tubular que es captada por
las células de la mácula densa del túbulo distal.
Importancia del ion sodio. La osmolalidad del líquido extracelular está condicionada
prácticamente por la con- centración del ion sodio. Hay que recordar que para
mantener la electroneutralidad, todo ion sodio va acompañado de un anión (cloro o
bicarbonato), por lo que la mayor parte de la osmolalidad extra- celular depende del
sodio y el anión que le acompañe.
Importancia del ion potasio. El mantenimiento del equilibrio de potasio es vital por
múltiples aspectos. El mantenimiento de la excitabilidad celular y de la contracción
muscular, incluyendo al corazón, dependen del potencial de membrana de reposo,
atribuible, en gran medida, a las diferencias de concentración de potasio existentes a
ambos lados de la membrana. Por todo ello, la disminución de la concentración
plasmática de iones potasio (hipocaliemia) provoca una intensa debilidad muscular con
parálisis, como consecuencia de la hiperpolarización (potencial de membrana en
reposo aún más negativo) de las membranas de las fibras musculares y nerviosas, que
impide la transmisión de los potenciales de acción.
Importancia de los iones fosfato y calcio. El cambio en la concentración de fosfato en el
líquido extracelular, a no ser que sea muy marcado, no produce efectos inmediatos
importantes sobre el organismo. Sin embargo, el aumento o la disminución de las
concentraciones de calcio en el líquido extracelular producen efectos inmediatos.

EL AGUA Y EQUILIBRIO ACIDO BASE

Agua corporal

El balance hídrico permite mantener constante el contenido de agua, mediante el


ajuste entre los ingresos (agua de bebida, líquidos, agua contenida en los alimentos) y
las pérdidas (vía pulmonar, sudoracion , orina y la heces).
-Composición de los líquidos del organismo

• El Na+ es el catión más importante del L.E.C.


• El agua difunde libremente a través de las
Membranas.
• El organismo trata de mantener constante la
Concentración de cada uno de sus compartimentos.
Mecanismos utilizados para regular el agua y el sodio:
• Mecanismo de la sed.
• Secreción de aldosterona (variaciones de volumen).
• Secreción de H.A.D. (variaciones de concentración).
Clasificación de las deshidrataciones:
• Según la intensidad
•Leve
•Moderada
•Severa
• Según el tipo
•Isotónicas (sales = agua)
•Hipotónicas (sales > agua)
•Hipertónicas (sales < agua)
Hiponatremia Concepto: Es la disminución de la concentración normal de sodio en el
espacio intravascular. Etiologías: Patologías renales Pérdidas aumentadas por tubo
digestivo Hiperhidratación Deshidratación hipotónica Fisiopatología: Disminución de la
presión osmótica del plasma. Consecuencias: Hipovolemia Disminución de la precarga
Hipotensión Aumento de la viscosidad de la sangre Pudiendo llegar al cuadro de shock.
Hipernatremia Concepto: Es el aumento de la concentración normal de sodio en el
espacio intravascular. Etiologías: Generalmente son raros de observar y se presentan
en pacientes con patologías sistémicas graves asociadas. Fisiopatología: Aumento de la
presión osmótica del plasma.
Hipokalemia o hipopotasemia Concepto: Es la disminución de la concentración normal
de potasio en el espacio intravascular. Etiologías: Disminución de la ingesta (raro).
Redistribución por pasaje del LEC al LIC (insulina, alcalosis, etc.). Aumento de las
pérdidas (sistema digestivo, patología renal, diuréticos) Fisiopatología: Alteración de
las propiedades electrofisiológicas de las células Alteraciones de la síntesis de ARN y
proteínas Alteraciones en el mantenimiento del volumen intracelular.

Hipercalcemia Aumento en la concentración de calcio: Causas: Exceso de PTH Exceso


de vitamina D Tumores Efectos: Náuseas, vómitos y estreñimiento Hipotonía
Acortamiento del QT y arritmias cardíacas.
Hipocalcemia Disminución en la concentración de calcio: Causas: IRA o IRC Déficit o
resistencia a la PTH Déficit de vitamina D Hiperfosfatemia grave Malabsorción Efectos:
Espasmo laríngeo Convulsiones Prolongación del QT Cataratas.
Equilibrio ácido – básico
Variaciones significativas del Ph ocasionan trastornos en la fisiología cardiaca, ósea, en
la disponibilidad de O2 a los tejidos, etc. Y se ha demostrado que Ph 7.80 implican una
alta mortalidad.
Tono vascular (- liberación y respuesta a las catecolaminas). • De la contractilidad
miocárdica. • Trastornos en la conducción A-V, (arritmias). • Ca intramiocárdico, en
reposo. • Liberación del Ca (alteraciones en la relajación ventricular). • Depresor del
SNC.

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