South America - Agustin Alvarez

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AGUSTIN AL VAREZ

SOUTH AMERICA
--oO_o--

HISTORIA NATURAL DE LA RAZON

(FOLLETINES DE LA TRIBUNA)

i I

i f ,
BUE1\OS AmES
IMPHENTA DE V. TRIBUNA, 284. I30LiYAR 288

19S4
ADVER TENCIA

(De Tribuna del 29 de Marzo)

Empezamos á publicar en folletln un estudio pollJico


social de artualidad en ti qUl se tncontrarán desmenti-
zadas y desmtrafíadas muchas de las cuestiones que agi-
tan los es/lritus mtn nosotros, y aún, de paso, algtmas
de las que empiezan á c,mmover con dinamita á la ma-
dre Buropa.
El autor es un periodista que se habla salido de la
procesion para poder VERLA; legislador de ocasion,
que, tomando en sirio su oficio de circunstOllCias, se ha
creMo en ti deber de estudiar los males dtl pats y los es-
pecificos en vota, cen mas proligidad que sus mandan-
tes,)' d esefin, (!Jn el auxilio de los grandes maestros
y de la kirCCNfI aeRmtjnq de.! Dr. Loea lz'f lucho la
-autopsia d los mas importantes desatinos que andan
en C;rC1llar.ion en ti c()mercio intelectual.
Trabajo hecho con recortes, extractos y trascripcio-
ne~, al solo objeto de formar una oPimon propia, no lle-
va ningull próposito literario. ni se propone fundar
6 SOUTH AMERICA

nuevos sectas, ni hundir ni Je-lIan/ar palalJras ni pers()-


nas, y "tn ese C()tICept(), el C()-autor, direm()s as(, declara
que la jlllJlicacion la concede exc!usivamente-«para
hombres solos y qtU no PERTENEZCAN á ningun par/i-
do», -)1.. qu.¡: fuera de eso no atenderá reClamos de Io.s
que se rlavtn por Ctlriosidad ó impnulencia.
Los primeros párrafos serán naturalmente pesados,
pues para metodizar ti astmto y hacerlo prdctico,..!.~
de estudiar los" macanazos, como los botánicos, po; las
ko~as ~!a.!.I!~':.~~ pre!u¡;¡Olii,erio"éomo-los"airJñO:
mos: por la tierra que los_o produce y por ti fruto f!!!.
-_._.. _-"-l..0!,j!,_ ~!.J.ª--« deja ver que el lifulo será:
sueltaD,
EL ARTE DE HACER BARBARIDÁDES. HISTORIA NATU"
RAL DE LA RAZON.
SOUTH AMERICA

Muy á menudo. en verdad,80 pre-


texto de considerar las cosas en toda
BU altura, n08 arriesgamos á perma-
necer perdidos en las nubes, cuando
haríamoB muoho mejor en cavar tie-
rra para. coger la raiz dll las cosad.
Yl,erinu.
Las ideal reinan en el espiritu no
por su verdad, sinó por su presencia.
TaiR •.

Para el sér humano, como.para toda clase


de seres, no ha existido más medio origina-
rio de asúciacion y de gobierno que la fuer-
za. Por ella se constituyeron las sociedades
antiguas de que proceden las nuestras y por
ella se mantienen aún las que todavía viven
en estado de barbarie.
Las religiones mismas fueron ante todo
un medio de gobierno, en evinente progreso,
sin duda, y Polibio, que escribía doscientos
años antes de J. C., no trepida en afirmar,
segun Boissier, que la religion romana ha
sido inventada por 'políticos hábiles y los
8 SOUTH AMBRleA
,

felicita sinceramente por haber encontrado


un medio ton excelente de dominar á' los
hombres. «Si fuera posible, dice, que un
estado solo se compusiera de sabios, seme-
jante institucion. seria inútil; pero como la
multitud es naturalmente inconsciente, llena
de arranques desenfrenados y de cóleras
locas, ha sido necesario apelar á los terrores
de lo desconocido y ú todo ese aparato de
ficciones aterradoras para dominarla.»
Un pueblo de sabios ero, pues, lo imposi-
ble en el sentir de Polibio; pero, poco menos
de dos mil años mas tarde Rousseau desc'U,-
bria que «el hombre es naturalmente razo-
nable y bueno;» la fuerza y la religion, los
factore!:; fundamentales de la sociedad lo han
vuelto malo; devolverle la libertad origina-
ria y entregar'le la completa capacidad polí-
tica por ley. es devolverle la perfecciono La
igualdad es de derecho natural.
Desde entonces los cimientos del órden
antiguo quedaron conmovidos; la tradicion
fué herida de muerte y los gobiernos nue-
vos, las nuevas instituciones se organizaron
sobre aquellos principios simples como la
geometria sobre sus axioma5. La religion,
la superioridad, la fuerzo, lu tradicion, el
valor del hecho. de todo esto se hizo tabla
SOUTH AME1UC:A 9

rasa en órden al gobierno de los sociedades


humanas. Iguales todos por el pretendido
derecho natural, iguales los hombres,-que
los mujere, son harina de otro costal,-des-
aparecía ipso tacto la soberanía del derecho
divino para dar su lugar á la soberanío de
lo razon, bien entendido, de· aquella clase
de razon que poseen naturalmente todos los
hombres, de la 1'a;on natural.
La razon natural es la fuente de la auto-
ridad, y siendo la de cada uno igual, de todo
punto igual á la de cada otro, era imposible
que ninguna pudiese valer más que otra, y
suprimida la calidad, era forzoso computnl'-
las por el número. Así, en el sufragio uni-
versal los ciudadanos se computan por el
número de cabezas, como los cnrneros en
las majadas que se venden al corte; la ma-
jada mas grande es la que contiene mayor
cantidad de razon natural, vale. decir, de
autoridad, y como naturalmente los que po-
seen el mínimum de rozo n son los mas, si
el sufragio universal se practicara de impro-
viso y de plena conformidad á la teoría, sin
partidos, sin fraudes, sin «ilustrar» preyia-
mente á las ma~as sobre el punto á diluci-
dar, sin esas juntas ó comités de per'sonas
dirigentes que vienen á constituir los anda-
10 SOUTH AMERICA

ri"eles de la "razon del pueblo, el resultado


nelosería la expresion exacta del mínimum
de razon, sea de la raza n natural.
Lo que sea, lo que valga esta clase de 1'0.-
zon de que emaria por intermedio de las ur-
nos toda uutoridad en América, su manera
de opepa;, su modo de constituirse, las con-
tingencias á que esté propensa y sus resul-
tados prácticos, son asuntos que merecen
talvez estudiar5c y -lue nosotros, faltos de
inteligencifl, de tiempo y de recursos, insi-
nUflmos, nada mós.
Una evolucion que probablemente tendrá
inmensas consecuencias sor-iales en este pla-
neta se está verificando actualmente. Antes,
cuando los hombres eran naturabnente bár-
baros en la madre Europa, el robo, la ma':'
tanza, la esclavitud, el despotismo, etc. etc.,
eran el derecho; hoy que los homb,'es se
han descubierto ser naturalmente razona-
bles, el derecho es la razon natural compu-
tada por el número de cabezas, la cual va
en camino de suplantar el feudalismo por el
comunismo,ó sea el robo de los menos por el
robo de los más, la horca por la dinamita
yel despotismo por el anarquismo.
Antes, la ignorancia, el despotismo políti-
co y el" despotismo religioso mantenían á la
SOllTH AMERICA 11

masa general de la población en el estado


de animal de labranza, encarrilado en una
rutina tan estrecha. que no le permitía S08-
pechár que el órden de cosas pudiera ser
diferente á como era. La ra2;on gobernaba
al mundo, sin duda, pero)a rnzon . de las
clases dirigentes: la nobleza y el clero; la
de éste era una razon ilustrada en su ramo;
en la nobleza, por el contrario, la ilustra-
cion y el saber eran cosas villanes: á honor
tenían la brutalidad y la intemperancia y
muestra de nobleza era manejar á los vi-
llanos á puntapiés. En este punto los se-
ñores feudales de la oscura Edad Media es-
taban tan al natural como las últimas capas
de la época presente, como los comunistas
y anarquistas. El progreso ha empujado
todo hácia adelante en !-'u órden re~pectivo:
los esclavos han sido libertados, los ~ier,'os
han sido emancipados, los nobles se han
ilustrado, la igualdad civil y la igualdad po-
lítica han dado partici pacion en el gobierno
á todas las clases sociales, por manera que
las últimas han salido del embrutecimiento
antiguo y enh'ado en el uso dela razon na-
tural, en el órden político.
12 SOUTH AMERICA

II

En Asio y ,Afdca continuará el sér ra.zp-


nable por siglos, vegetando en la miseria,
bajo el más brutal despotismo, diezmado
por las pestes, limitado por las subsisten-
cias, en plena ignorancia, más ó menos co-
mo la Europa bajo el imperio romano yaun
en la época de las Cruzadas. De entonces
acá .y como la brutalidad imperaba en las
regiones superiores, lo más inmediato y ur-
gente em l:iu::;Ll'oer 105 oprimidos de la opre-
sion; pero la libertad, dejando á oprimidos
y opresores tan bárbaros como antes, no
suprime las crueldades de la hQz de la tie'-
rra y el. objetivo del hombre no es la liber-
tad en si y por sí, sinó la felicidad. Tan
es esto lo que persiguen por la vía de in li-
bertad, -que al salir ,de la esclavitud lloran
de contento y al decir ¡ya somos libres! en-
tienden decir ¡ya somos felices! Eso es lo
que respirab~ la dh·isa de la república fran-
cesa, Uberté-egalité-{raternité..
La realidad con sus miserias no mató el
entusiasmo, sinó que los empujó brutalmen-
te al robo, al saqueo, al despotismo del po-
SOUTII AMERICA 13

pulacho, tÍ lo matanza, Se tomo posesion


de la libertad realizando los tipos de felicidad
que se conocen, los cuales aumentan con el
grado de civilizacion. En una tribu salvaje
nodie aspirará á ser publicista, in ventor,
rentista, indust¡'ial, filósofo, economista, etc,
ele., ni les servirín eso de nada; pero toqos
querrán ser reyes y caciques. En la Amé-
rica latina, por ejemplo, no se conocían casi
en lo época de la emancipacion más tipos
generales de felicidad que el honol' de man-
dar, la gloria de pelear, la fama de ser li-
bertador Ó. protector de pueblos; y enlónces
surgieron por centenares á raiz de la liber-
tad los libertadores, los protectores, los gran-
des mariscales, los jefes de teorías políticos,
los restouradores, 'Vashingtons, Lafoyettes,
ComBos, Cincinatos y Catones sud-omericl}Co
nos, de tal monero que las pobres patrias
nue\'as casi fracasan en pañales, víctimas
de tanto patriota que ,tí todo trance quería
ejercer de partero ó de padrino de la libertad,
,'¡climas de una espantosa exhuberoncia de
protectores y libertadores que se obstruyen,
se chocan y se guerrean entre sí para liber-
tarse recíprocamente los pueblos,
Los que no lograban libertar cinco nocio-
nes, como Bolívar, libertaban cualquier pe-
SOUTH AMERICA

dazo de suelo omericano, chico ó gronde, co


mo Francia, Artigas, Ramirez, Lope?, etc.,
etc., á tal punto que el ostuto y sagaz Fa-
cundo, que ondaba pateando euros y monjas
por la Rioja y eat.omarca, se vió obiigado
á tomar el extJ'año título de «protector de
la religion» para evitarse la enemistad.de los
demás~ pues si adopta el de «protector de los
pueblos libres» se le vienen encimo, por aque-
llo de: «el peor enemigo, el de tu oficio.»
El tipo de felicidad á que aspiraban los
hacía recíprocamente incompatibles y lo ex-
huberanciá de jefes del pueblo soberano de-
bía producir en el sistema democrático un
federalismo sui gene¡'is, como hubier'a pro-
ducido en el sistema monárquico, los r~ye­
zuelos y principiIlos. de la Italia y la Ale-
mania del siglo pasado. Artigas, Ramire¿,
Carrera, Facundo, Aldao, etc, representan
en América, en di versos gr'ados, el condo-
tieri y el soñor feudal, jefe de vasallos y
protector de pueblos.
La América latina ha quedudo lisiada de
esto. Lo que. es en la Central todavía se
están libertando, salvando y regenerando
furiosamente. En todas portes domino, por
arriba, en los gobernantes una tendenda
bárbara ó hacerse protectores, grandes, ilus-
SOU'I'H AMERICA .15

tres sabios, potriotas, progresistas, etc., to-


do lo cual nunca tarda en proYocar, por
abajo, generaciones espontúneas de coudi~
Hos populares, de salvadores, .de libertado-
res, etc., que es, sin dudn) lo que los pr1k-
licos y posif,ivist~s ingleses designan con el
Hilor entendido: Soufh Amel'ica.
Donde la libertad y lo civilizacion han mor-
ch&do paralelamente, allí donde 10 razon po-
lítica ha progr'esado en mayor escala que In
libertad, como en Inglaterra, no ha habido
lugar para los excesos. Cierto es, como dice
Macoulay, que para aprender á usar lo li-
bertad, hay que echor5e al agua antes de sa-
ber nadar, pero sin duda no es cuerdo echar-
se á lo mús hondo del mar, antes de haberse
ensayado préviamente en aguas bajas. Entre
nosetros, ú flor de la independencia la po-
lítica rué uno preocupacion generaL lo ún:ca
gloria, el mejor placer, la principnl nece-
sidad. y ó medida que el progreso ha ido
desem'olviendo nuevos tipos de grandeza,
nuevos móviles, nuevos objetivos, ha ido
aumentando el número de patriotas que lle-
vaban á otros rumbos su actividad y que
disminuían por ende el de. los libel't.ad9res,
protectores y restauradores, se achicaba )0
competencia y aminoraba en otr'o tanto el
16 " SOUTH AMF.RICA

encarnizamiento de los luchadores: mien-


tras menos comedidos mós luz; véase sinó
el acrecentamiento y lo recrudescencia de
bochinches q.ue han sobrevenido desde el
día en que asaron lo. manteca en aquel cé-
lebre banquete de la juventud, haciendo in-
tervenir tí toda lo muchachada de doce añns
para arriba en el progreso, la salyacion y
la regeneracion del país. Hoy mismo se vé
que el apasionamiento es mayor en las pro-
vincias más atrasadas, donde los cargos pú-
blicos tienen mayor importancia relativa y'
los que predican cóntra la abstencion ypi-,
den que todo el mundo, extranjeros inclü-~~
sive, intervenga en ]0. política. no saben lo
que se pescan.
Es como tocar á rebato y poner al pueblo."
en asamblea para apaciguar un tum~o.
Actualmente, segun los registros electorales.
solo la quinta parte de las personas hábiles
interviene en la salvacion del país. y así mis-
mo son tantos los jefes, que en las provincias
de cien mil habitantes, con solo ocho mil poií-
ticos, bagres y tiburones inclusive, hay hasta
siete partidos distintos, cada uno de los c~a­
les es, por supuesto, mayoría inmensa.
Aquí, donde hay tantos extranjeros, cuan-
do media poblacion es~ ocupada en sahar
SOUTR AMtRICA 17

al país por partida doble, con una revolu-


cion y una contra idem, otro medin po-
blacion se ocupa en salvar el progreso, tra-
bajando y produciéndo, en tonto que en
Centro-Américu, donde el europeo no puede
nclimatorse y donde los naturales tienen que
salvar las instituciones cada tres meses, no
hay quien se ocupe de achicor la barbarie;
por monera que allá están todavía, segun
nuestro calendorio, en pleno año 20.
Muy grandes cosas son, por cierto, el pa-
triotismo, el volar y el talento; pero al inau-
gurar la estátua de un prócer sud-americano
el oficiante debería dirijirse al público, más
ó menos en estos términos: - « Caballeros:
se les ruega encarecidamente que no vayan
d tomarse la molestia de eclipsar á este gran-
fe hombre, porque, en confianza, ustedes
. son probablemente unos grandes bellacos y
no deben confundir:5e la gratitud póstuma
con las adoraciones de cuerpo presente, la
grandeza expontánea con la grandeza de ar-
tificio y engañifa, á macho martillo, porque
son dos cosas tan distintas como una ben-
dicion y una calamidad.
Imitaríamos asi )a prevision de aquella
buena señora que, rezando )a novena de San
Antonio con su familia y servidumbre, al
18 SOUTH AMERICA

llegar al pasaje que dice, entre paréntesis:


«aquí se le pide al santo lo que se desea
consegu¡rJ)-s~ volvía hácia una chinita re-
tozona que tenía al alcance de la mano. y
adm.inistróndole tres coscorrones, le decía:
.Y vos, perra china pícara, no le vayais á
pedir mal'ido. porque sois muy alborotada.»
Tal es, por cierto. el defecto principal de
los latino-americanos,-~I de ser muy albo-
rotados en política. sobre todo en las regio-
nes donde hace mucho calor.
Pero en fin, y cortsmdo el chorro de la di-
gresion, lo esencial es que la libertad no
resuelve los problemas fundamentales de
la sociedad: los plantea solamente. La ver-
dad del sufragio no puede hacer ricos á los
pobres. ni siquiera consolarlos. como la re-
ligion. Es un remedio transitorio; detrás
vienen los magnos problemas sociales que
el siglo XX verá desenvolverse y agitar al
mundo civHizado. La razon natural es un
fermento subversivo y á medida que entren
á ejercerla las masas que vegetan en los
sótanos de las sociedades modernas, irá
dísminuy"endo el número de los que se 01:0-
.
nen á "iviI' miserables, v aumentando en
la misma proporción el de los exasperados,
de los desesperados, mejor dicho, y acaso
SOUTIt AMBRICA 19

la razon natural y la dinumita logren repro-


ducir una edad media inyertida: la brutali-
dad abajo; las víctimas nrf'iba. Nosotros
estamos lejos de eso toda,·ia, pues aun lu-
chamos por la libertad á razan de cinco re-
yoluciones por año, en término medio, entre
chicos y grandes.

III

El hombre es un ser racional, esto es, un


ser dotado de razono Hay, pues, una clase
derazon que es comun ú todos Ips hombres.
El salvaje, el niño, el indio, el hombre 01
natural, no modificado aún por la civiliza-
clan, tienen originariamente una facultad
que les permite discernir y juzgar lo COll-
veniencio. ó inconveniencia de las cosas, lo
malo y lo bueno, lo útil y lo inútil.
. Veamos ahora en qué consiste y cuál es la
copacidad de esto. 1'azon natw'al que el hom-
bl'e r~ibe, ú lo menos en gérmen, .iun~ocon
el gérmen de la existencia.
El hombre nace con I'azon y necesidades, y
para satisfacer á las necesidades que ha he-
redado á lo par de la rozan tiene que apro-
piarse las cosas extel'Íores. Esta opropiacion
20, SOUTH AMERICA '

es, pues, la primera cosa automáticamente


razonable ante In razon natural. A priori,
verbigracia, es 11bsurdo para un niño que
él no deba comer la fruta de un árbol solo
pbrque éste no radica en su casa, cuando
él no tiene la culpa de que el árbol haya na-
cido en otra porte, nI de que su estómago le
pida con urgencia aquella fruta. Mas aún,
ante la razon espontánea es mejor y mas
sabrosa 'la fruta ajena. Es la razon experi-
mental, la razon a posteriori, la razon artifi-
cial, perfeccionada por el arte de la edu~a­
cioD, la que enseña lo contrario. esto es. que
ni en la propia casa ni en la ajena se plan-
tarían árboles frutales si la fruta la hubie-
se de aprO\'echar otro que el dueño ó plan-
tador.
Hay. pues, una razon presentativa que
~urge espontáneamente del organismo}' que
muestra la conveniencia ó inconveniencia
inmediata. prim,a lacie: es la 1'azon natural.
Pero vienen ú veces en seguida., en el espí-
ritu, las consecuencias del acto, la convenien-
cia ó inconveniencia mediata ó remota: es la
razon 'rep1"e.~ento.tit~a que alIado del impulso
directo sugiere las consecuencias indirectas.
El hom bre nace. pues, diremos asi. con
el uso de la razon natural y este es por
S"UTH AMERICA 21

consiguiente su estado originario, funda-


mental: el estado del salvaje adulto y del ni-
ño civilizado. Lo otro I'BZOn, lo que es pro-
ducto del arte está superpuesta sobre la
anterior á la manera del traje sobre la piel,
y es cloro que donde la segunda no alcance
oparecerá lo primero, en los propios térmi-
nos en que se muestra el cuero vivo en las
partes del cuerpo. que la legendario hoja de
higuera con todas sus variaciones deja al
descubiert.o.
La renuncio á las cosas ajenase~ eminente-
mente antinatural y por ende es radicalmente
Imposible implantarla una ve~ por todas" Uue
los otros renuncien ó lo mio, pase por na-
tural, desde luego, per"o que yo renuncie á
lo que es de ellos, hablando en plato, no
es ton naturalmente razonahle como aque-
llO, dfgase h~. que se quiera en contrario
Lo primero se puede admitir sin vacilar;
lo segundo hay que pensarlo. Para este
problema es necesaria lo razón deliber"ante;
para aquel es suficiente la razon espontá-
nea.
Para impedir que otro se apodere de lo
nuestro basta y sobra con lo razon de pri-
mera mano, que del fondo del organismo
gr'ita incontinenti: haz lo que te convenga.
22 SOUTH AMERICA

Para impedir que nos apoderemos nosotros


de lo que es de otros, hay que esperar ú
que la razón de segundo mano triunfe de
su lucha con )0 anterior, y logre decirnos:
haz lo que convenga á los otros. De aquí
que en los actos más brus~os de los seres
racionales, lo que en el lenguaje vulgar se
llama -' de primera intención- predomine
siempre la razón natural, y que en los actos
meditados pl'e\"alezca, siquiera algunas ve-
ces, la razón educada.

IV

Por otra parte, como la conciencia es un


juez doméstico al servicio interno del indivi-
duo que la carga, y falla según los datos que
él mismo le suministre-«la cOllciencia es un
tribunal en que las pasiones son juez y par-
te», ha dicho Michon, tenemos que cada uno
tendrá de par la nature, tres medidas di-
ferentes para juzgar el mismo hecho, segun
la situación relativa en que se encuentre,-
lesionante, 'lesionado ó tercero extraño,-y
desde entonces es absurdo apelar á la con-
ciencii:l de un hombre para buscar en ella la
condenación de los actos que lo beneficien,
SOUTII AMER \eA 23

pues el hecho de ha berlos comet.ido demues-


tra que no actuaron· en su espiritu las razo-
nes que debieron impedir su ejecución. La
ley no castiga los delitos del bruto, los del
niño, ni los del loeo de remate, porque se
sabe que los primeros carecen de rozan, que
los segundos solo poseen la razon natul'al
en su vigor original, sin el contrapeso de la
experiencia, y que los terceros han perdido
por lo menos el contrapeso, por cuya razon
se les llama desequilibrados, cuando la pér-
dida no es completa, y todo esto significa que
aun en los países cuItas el hombre nace
natural y tiene que corregir, amansar ó en-
mendar des pues su propia naturaleza. Por
ende, en cuanto no sea corregida, subsisti-
rá al natural, digamos. en cueros ó en
bruto.
Es absurdo, pues, llamar« gobernantes
sin conciencia» á los malos gobernantes.
Ya veremos que justumente gobiernan «en
conciencia. :t
La razon natural es, por consiguiente, el
órgano de juzgar, con funcionamiento' auto-
mático, como los ór ganas de la vista, del
tacto, del oído. Dada una relacion, un acto,
un suceso, etc" lo rozan natural muestra
incontinenti al espiritu la conveniéncia ó
SOUTII AMERICA

inconveniencia de tal relacion, suceso, etc.,


con lu conservacion del sujeto. De aqui
que la expresion mas exacta de la razon
experimental esté contenida en la máxima
cristiana; haz á los otros lo que quieras que
te hagan.· En esto consiste toda la civili-
zacion, en considerar no solo el bien propio,
sino además el bien ageno, no en hacer lo
mejor proteste quien proteste, sino en hacer
lo posible, tomando en cuenta las rrécesidades
ajenas; no en gobernarse exclusivamente
por su propia constit.ucion interna, vulgo
razon, sino en considerar tambien las razones
de los demás, no en salvar la patria con el
destierro vitalicio de la mitad de los com-
patriotas sino en hacer llevadera la vida á
unos y á otro~.
Para mayor comodidad del análisis con-
sideramos los dos principales estados de la
razon humana como formando dos rElzones
distintas-el estado natural y el estado de
cultura,-la razon salvaje y la razón culta,
del mismo modo que se consideran como
diversos el hombre sahaje y el civilizado,
bien que ambos sean no mas que dos. estados
diferentes de una misma criatura, como In
patata silvestre y ]a cultivada que, aun sien-
do una misma planta, pl'oducen tubérculos
SOUTH AMERICA 25

complet.8mente diferentes en el sabor, el


tamaño, la cantidad, la utilidad, etc., etc.
Pero de aquí no se desprende que se gobierne
siempre con la razón mas adelantada el que
posee las dos, ni que, los que ademós del
sentido común ó razón natural para todas
las cosas, en general, posean una razon es-
pecialmente perfeccionada para ciertos ra-
mos, se gobiernen siempre con ella, ni aun
en esos ramos. El que tiene un burro y un
caballo puede hacer el viaje de la "ida indis-
tintamente, en cualquiera de ambos vehícu-
los. Puede usar el burro para en tre casa
y reservar el caballo para cuando repiquen
fuerte, del mismo modo que endominga el
cuerpo cuando le saca a paseo, ó el alma
cuando la muestra al público. Un individuo,
verbigracia, consuma una barbaridad porque
leconviene, y luego tiene que justificarla ex
po.~t tacto, no ya con la razon nolul'Ul con
que la hizo, sino con razones legales, de arte,
ingenio y muñeca.
Esta es, pues, la oportunidad de apearse
del asno, y ensillar el parejero. e ¡Somos
tan ingeniosos, dice G. Boissier, en probar-
nosque tenemos mil razones para hacer lo
que hemos hecho sin rozon, por interes ó
por copridlO!» En Jos causas criminales,
26 SOUTII AMERICA

un tercero, que se llama defensor, tiene que


poner su pingo, diganlos, su razon científica
al servicio de la razon natural del que hizo
el zambardo. Hablando de una obra de
Swift, dice Taine: «es la rawn perfecta
puesta al servicio de la sinrazonJ); pero tal
vez fuera mas correcto dec~r que es la razon
artificial puesta al servicio de la rllzon natu-
ral. Tomemos por ejemplo el abogado mo-
derno. Este perfecciona su razon en.el ramo
de leyes y despues que ha aprendido á «dar
á cada uno lo suyo» alquila su aptitud á las
partes que quieran utilizarla en la defensa de
sus pretensiones y como el objeto de estás es
ganar el pleito, la defensa consiste en demos-
trar científicamente en los autos que el clien-
te tiene razon, aunque no la tenga en la rea-
lidad extrajudicial. «Por necesarios quesean
los honora.rios, son el genio malo del ju-
rista, sir,'en de obstáculo ú toda influencia
fu,'orable y constituyen la maldirion de"nues-
tra vida jurídica. Si una necesidad nueva
llama al jurista á resolver sobre cualquiera
de los puntos de la vida, el dineru le cerrará
el camino. Si se trata de la conclusión de
actos j uridieos en los que sea necesaria la
paz, )a necesidad del dinero extravía en fal-
sos caminos, donde el arte sirve solo para
SOUTH AMERICA. 27

inflamar y mant.ener la discordia, para dar


medios de resistencia á la mentira y á la
sutileza y para preparar el triunfo de la in-
justicia. .
«Los honorarios son el manantial de pro-
cesos frívolos é interminables; crean juristas
insipidos y sin amor al arte, sin talento y sin
inteligencia por sus estudios; justifican la
desconfianza con que el pueblo, unas veces
con yotras sin razon, les mira. Alli donde
la asistencia y el consejo jurídico, son asun-
I tos de comercio se economiza su empleo, y
el abogado como el médico, no son llamados
á menudo sino ~uando es demasiado tarde. J)

{Yhering. E. del D. R.) Los honorarios,


pues, desempeñan en los pleitos el mismo
papel que el apasionamiento en la política:
poner la razon ilustrada al servicio de las
iniquidades de la razon natural, que se ras-
ca para sí, olvidando que los demás tambien
son hijos de Dios.
y todo esto y lo restante es porque la razon
no es una misma para todos, sino una distin-
ta para el servicio de cada persona diferente,
como en aquella explicación del rey Jocobo,
que daba un lord á otro: «¿conoceis el gato?
Si lo tengo yo puedo hacer que os muerda.
28 SOUTH AMERICA

Si lo teneis vos, podeis hacer que me muerda


iÍ mí.»
En un reportaje á dos anarquislas auten-
ticos que apareció en La Nación del 14 de
Dicieml>re del 93, uno de aquellos caballeros
dice que: «un ser explotado por los ricos,
con la rabio reconcentrada (léase razon natu-
ral), busca una oportunidad y suelta una
bomba de d:.namita». O lo que es igual: so-
mos anarquistas porque no queremos traba-
jar para otros. ¿Y cuál es, le preguntan, el
programa que tienen para cuando hayan des- '
truido todo?
-«Trabajaremos, contesta, los unos para
los otros». Y vuelta la burra al trigo: no que-
remos trabajar para los otros; lo que quere-
mos es que los otros trabajen para nosotros.
Es como esos periódicos políticos que en
el editorial piden «la abolicion del caudilla-
je para siempre» y en la primera 'noticia
anunci~n con bombo y platillos que «el
prestigioso caudillo Dn. Fulano de Tal ha
venido á recibir instrucciones del ilustre
jefe de nuestro partido», pues en definitha
lo que se Yi'eone á pedir no es mas que la
abolición de los caudillos contrarios.
SOUTH AMERICA 29

VI

y continuando con la maquinita, órgano


ó instrumento de follar que llamamos razon,
diremos que ella se expide sobre los datos,
elementos ó ideas, buenos ó malos. ciertos
ó errados, que existan en el espír'itu en el
momento del juicio; pero es de estricta jus-
ticia consignar que hay un elemento á lo
menos que jamás falta en el espíritu d~
ningun hombre «ni despierto ni dormido»,
y que puede por ende gra vitar solo en au-
sencia ó flaqueza de los demás. Claro estú
que nO:l:i-referimos al instinto de conservacion
ó interes personal. .
Este, pues, que es el dueño de casa, y
único cOlilensnl, cuando no ha.y visitas, será
_tanto mas influyente é imper&.tivo ante lo
razon cuanto menos vinculadó esté el espí-
ritu con los· restantes int~reses, con el inte-
rés de los demás personas, con los· motivos
religiosos, humanitarios, experimentales,.
cienUficos, etc., que podrian contr'Opesar á
aquella fiera doméstica, si fuesen conoeidoR
y estimados.
Por consiguiente, cuanto mas al natural
30 SOUTH AMERICA.

esté el espíritu de un sujeto en órden al


asunto que deba resolver la razon, tanto
mas aproximada á su interés exclusivo resul-
turá la solu'.!ion ó sentencia. Y tan es así
en la práctica, qu~ entre los hombres ma~
al natural, velay los antropófagos, en cuan-
to uno se descuida, se lo comen vivo ó
asado.
-¿Qué hnbeis hecho durante el Terror?
le pregunlaban á Sieyés.
-He vivido, contestaba.
y en efecto, era mucho hacer en una
época en que la razon natural andaba suel-
ta y sin bozal.
Podemos decir que la rozon es la carla
fundamental de todo ser racional, porque es
el cimiento sobre que edifica todos los ade-
lantos, ó la ratonera en que se estaciona de
por vida y porque, en efecto presenta grandes
analogias con la constitucion política. Si
se pudiese traducir en palabras lo que está
implícito en" el organismo, encontrariamos
en cada espíritu un preámbulo del tenor
siguiente: Yo, Fulano de Tal, con el objeto
de formar un ser fuerte, asegurarme "la justi-
cia y la pOI'. de mi casa, proveer á mi defensa,
promover mi bienestar y asegurar los bene-
SOUTH AMERICA 31

ficios de ]0 libertad para mí y pUl'a mis hi-


jos, resuelvo gobernarme con 'mi ¡'a.:on_
«Nosotros, el pueblo de los Estados Uni-
dos, con el objeto de formar una union
mas perfecta, establecel' la justicia, asegurar
lo paz interior~ proveer á la defensa comun,
promover el bienestar general, y asegurar
los beneficios de la libertad para nosotros
y para nuestra posteridad, ordenamos y
establecemos est.a constitución para~os Hsta-
dos Unidos de América». .
Ni la constitucion de los Estados Unidos
se pr{)pone cosa alguna ú beneficio de lus
'demás naciones, ni la razon natural del indi-
viduo contiene clóusula alguna á beneficio
de los extraños.
Aparte las virtudes cristianas, que son
harina de otro costal, las relaciones entre
partes distintlis, indiüduos ó naciones, caen
dentro de la clasificación ('omana; do ut ([('S,
lacio ut lacias, p,'esto ttt p,'estes, Pero ca-
balmente esto es la razon á posten',}]'i, )a
que toma en cuenta las ulterlOridades. La
razón espontánea es directa: tú tienes una
Mascota, yo te la tomo. Panem et ci,'ccnses
.pan y juegos, exigia de ¡as autoridades el
populacho de la antigua Roma, en safarran-
cho de motin; los indios, los ratel'os, los
32 SOUUH A~ERICA

empleados al natural, no dejan ~ada en cam-


bio.de la prestación que se llevan, y como la
primera exper'iencia ha enseñado ó los niños
que el que no llora no mama, se echan á
llorar ó toda orquesta para ponerse en fon-
dos, ó sea en aptitud de comprar con el silen-
cio un caballito de madera, verbigracia. Con
Iwrtarazon natural decia pues, el rey de Pru-
sia en el discurso del trono en 1847: «Nunca
permitiré que entre Dios y este país se ponga
un papel escrito (se entiende uno constitu-
ci{m), á manera de segunda providencia, que
pretenda gobernarnos con sus parráfos y
reemplazar con ellos la antigua y veneranda
fidelidad ...
Por supuesto que no le asistia menos al
almirante inglés que en 1840 bombardeó los
puertus de la China, por negarse los chinos
ú permitir la entrada del opio, en virtud de
haber descubierto que los estaba envenenan-
do al menudeo.
En los pueblos salvajes, donde impera
casi sin contrapeso la rozon natural, el ro-
bo, el pillaje y lo esclavitud son instituciones
sociales. Por razan natural se apropiaron
el territorio los conquistadores de América,
y los indios de nuestras pampas han vivido
asolando nuestras fronteras por la misma
SOUTH AMERICA 33

l'azon. «En tqdos los pueblos jóvenes y gue-


rreros, el robo al enemigo ha ~irlo siemp,'e
considerado como honroso medio de adqui-
sición; aun hoy mismo, en el seno de' los
tribus nómades del Africa la palabra ladrOI~
es un nombre de honor (Roscher), y segun lo
apreciación de los antiguos griegos y de los
pueblos septentrionales antiguos. la pirateria
era oficio considerado, mientras se despre-
ciaba el comercio, porque puede conCI-
liarse con la cobardia yel engaño.» (Yhe-
ring).
Tal como se considera .en política y en
los pueblos atrasados, lo moderación y la
sensatez. como falta de patriotismo y de
energia, como cobardia hoy, como traicion
en la época de la «Santo Federacion:a

VII

El ser racional no puede desprenderse de


sus necesidades y para satisfacerlas tiene
que trabajar, que luchar, que sufrir; pero
está en la naturaleza de las cosas que las
necesidades de un hombre puednn ser sa-
tisfechas por otro. y 'desde entonces )a· ra-
zon natural aconseja á cada uno tomar los
SOUTH AMERICA

beneficios y echar el trabajo sobre las es-


paldas de otro. Así lo esclavitud y el dere-
cho de conquista de los pueblos antiguos
han sido instituciones sancionadas por la
razono Su utilidad, su conveniencia, su bon-
dad inmediatas estaban al alcance de todos
los que poseyeran siquiera el mínimum de
razon. Su inutiliaad, su inconveniencia, su
maldad mediatas requerian para ser .com-
prendidas el concurso de una razon distin-
ta, trabajosamente elabQl"ada por la ciencia
y la experiencia de muchos siglos. Se nece-
sitaba una razón muy instruida. muy re-
finada, para comprender que es mejor ne-
gocio amar al prójimo, que no el odiarlo,
yel autor de la máxima murió en una cruz
por haberse adelantado en miles de años á
la época y al pueblo en que vivió. Para com-
prender hasta qué punto ero razonable la
esclavitud ante la razon natural de sus be-
neficiarios, hay que leer siquiera ]0 historia
de la guerra colosal de mediados del siglo en
Jos Estados Unidos de Norte-América, y con-
siderorcuantos hombres de e]evadisima rozo n
en otros ra"mos, aun en polftica. se hicieron
motar defendiendo la colosal iniquidad.
Sin embargo, héaqui lo que al respecto dice
TolstoI. el grande escritor ruso: .Se ha abo-
80UTH AMERICA 35

lido lo fOl'ma exterior de la exclavitud, se


han suprimido los actos de vento. y con eso
se imagina uno y asegura á los demás que
la esclavitud está abolida. No se quiere
ver que sigue existiendo, toda vez que la
gente no ha perdido la aficion á aprovecharse
de los demás, ni ha dejado de considerar el
hecho bueno y justo com() antes; y mientras
esto ocurra, nunca faltarán seres mas fuer-
tes ó mas hábiles que otros para explotar-
los.»

VIII

En caso análogo al de los esclavócralas an-


taño se encuentran los comunistas y anarquis-
tas ogaño. Entrar á disfrutar de los bienes
ajenos es lo mas naturalmente razonable
ante el mínimun de razono Para comprender
la conveniencia inmediata y por ende la jus-
ticia de esto, no solo bosta cualquier cantidad
de rozon, sino que cuanto menos rozan se
tenga tanto mas conveniente y justó se ]e
encuentra. Vice-versa, para conocer su
inconveniencia ulterior ysu injusticia se
necesita una razon considerablemente ilus-
trada que t.ome en cuenta las enseñanzas de
36 SOUTH AMERICA

la historio y los datos de lo sicologia, por 10


menos. « Es mas fácil, ciertamente culti var
la tierra ó ejercer un oficio, que resolver
los árduos problemas del derecho; y sin em-
bargo, aquel que para hacer 10 uno Ó 10
otro no reclamase mas que la ayuda de la
recta razon, seria inferior al mas corto de
los artesanos, y si además de ello tratase de
alterar las reglas de la experiencia con su
razon indzvidual, censurando á los conocedo-
res del oficio y pretendiendo darles leccio-
nes, el campesino mus ignorante y el ar-
tes·ano menos hábil se burlarian de él con
justicia. El que concede ó. un zapl1tero Ó Ó.
un sastre la capacidad de decidir en cuestio·
nes de derecho, es como si pretendiera en-
cargar á un filósofo la confeccion de ropa y
colzndo. En cuanto á los abogados que par-
ticipan y ayudan ó. propagar la idea ilusoria
de un dCl'echo popula¡' accesible á cualquiel'
1:ndi'Diduo de la ciudad ó del campo, y que
dicen que In sociedad puede pasarse sin los
conocimiep.tos de los jurisconsultos, no pue-
do aconsejarles otra cosa sino que se metan
ú zapateros ó á sastres, y asi aprenderán
que la sociedad no puede pasarse sin los
conocimientos de los zapateros y de los sas-
tres, y que el arte mas humílde tiene su par-
SOUTrt AMtRICA 37

te técnica, lo cual no es otra coso que el


depósito acumulado de los progresos de la
razon humana, y que, sin embar'go, no
puede ~r aplicada sino por el que se toma
la molestia de estudiarla.» (Yhering. E. del
D. R.)
Cuando alguno de nuestros primeros an-
tepasados lograba una pieza suculenta, esta-
baobligado á esconderse paro devorarla en
san la paz y calma, pues la razon natural que
se estilAba por entonces ero como la que
manejan ahora los perros civilizados, que
arrebatan ~in mHS tramite. En el ultimo ter-
cio del siglo pasado, la aparatosa ostentacion
y derroches de rique,~as y placeres con que
la nobleza ejercia en Francia su rozon natu-
ral esquilmando á los plebeyos, acabó de pro-
vocar el terrible estallido, y en las postrime-
rias del que corre, los refinamientos de la
civilización que han mejorado las condicio-
nes de la vida en mayor proporcion para
la antigua clase inedía, complicados con los
Panamáes y los gatuperios bancurios y ad-
ministrativos que han desprestigiado á las
clases dirigentes, al mostrar que no valen
mas que sus dirigidos, han provocado un
grande progreso de la razon natural de los
desheredados que tienen por delante el pro-
38 SOUTH AMERICA

blema por ahora insoluble del copital y el trl1-


boi.o, puesto que el comunismo es impracti-
cable por las condieiones mismas del ser ra-
cional y el anarquismo no es mas _que el
sablazo de Alejandro que destruye el nudo
sin desntarlo.
Por otro porte, ó por lo. misma, el comu-
nismo es perfectamente ajustado á la razon
natural en su primera etapa solamente: en el
jubileo de-las cosas ajenas. De ahí para en
adelante le es de todo punto adverso. ¡Traba-
jar para otros! Gran frase para pescar
cándidos, pero inverosímil en este mundo
en que hasta las plantas se disputan la tierra
con los mices, y el aire con las ramos: en
este mundo, en que hasta el reino yegetal co-
noce las especies trepadoras y los parásitas.
Bien entendido, estos son argumentos)' nada
mas. El hecho es que la libertad y la civi-
lización son cosas su pérfl uas po ra el último
mono, que se encuentra reventado por la
miseria y que no puede apaciguor sus ne-
cesidades de árden material, con derechos
y garantías constitucionales, ni menos con
carcelazos, .ó deportaciones y fusilamien-
tos.
Lh rozon pura, que de ordinario anda es-
coltada por la ignoranciu, al encarar las
SOUTJI AMeRICA 39

cuestiones en su fórmula mas simple con


exclusión de antecedentes y relaciones de
todos grados, llega natUl'ulmente á un jui-
.
cio inmedinto; neto, concluyente v . absoluto.
Para lo rilzon natural, una gota de agua
es eso y noda mas; paro la razon científica
es un misterio en cuanto ó su constitución y
un mundo de séres en cuanto á su cont.eni-
do. Para un filósofo, una sociedad humana
es un p,'oducto de mil causas que han actua-
do durante miles de años; pal'3 un ignoran-
te es la obra de unos cuantos centenares de
pícaros, colgados los cuales, todos, es decir,
los que queden vivos, ser¡)n dichosos. cLa
igualdad para todos», verbigracia, es pora la
razon pura lo que la gota de agua: yo no ten-
go, t.ú tienes, pflI'tamos; yo no soy nuda, tú
eres algo, cambiemos; ó toma tú el mochuelo
y yo la perdiz, ó bien, yo lomaré la perdiz y
tu el mochuelo.
Naturalmente, una cuestión es tanto mas
soluble cuanto mayor número de circunstan-
cias conexos se ignoro n ó se desatienden.
Por eso cuando alguien formula afirmacio-
nes ó negaciones absolutas sobre ploblemas
políticos, de suyo tan complejos, es ello in-
dicio casi inequivoco de que 110_ ha tomado
en cuenta todos los tél'minos del ploblema y
SOUUH AMERICA

se ha largado á cortar por lo sano con la sa-


na razon sobl'e la sana ignoruncia ó cosa
peor, como ser el interés ó )a ofuscacion.
Todo pleito es sencillo si se falla por la razon
de un solo litigante, y á mayor abundamien-
to si él mismo hace de juez; pero todo plei-
to es difícil si se estudian, miden y pesan las
'1'azones de todas las partes. Asi, nada hay
mas complicado que los gobiernos actuales
de Inglaterra ó de Francia, y nada mas liso,
llano y expedito que el d~ las tribus salvajes:
el jefe monda. sin mas ley que su razon na-
tural y los súbditos obedecen, pena de la vi-
da ó algo por el estilo. Por la misma razon,
porque es de raion natural, el gobierno del
populacho es de una sencillez aterradora.
Apoderado del gobierno de Paris, en 1793, li-
quida por la guillotina todo 10 que sobresole,
para igualar álas gentes. Decreta que los
panaderos vendan el pan á precio razonable
y naturalmente las panaderias quiebran ó
se cierran, .el populacho las invade y saquea
los graneros en las comarcas circunveci-
nas; cesa el comercio de granos y cesa la
siembra. H.abian decretado con la razon
.
natural la baratura, v re::mItó la ocu!tacion
del trigo, la paralización de la agl'iculturo
y el hambre.
SOUTH AMERIf:A 41

Decretan la soberania de la razon, y los


foragidos se levantan en bandadas paro
arrasar el país y suprimir las clases aco-
modadas. De algunos departamentos en-
"ion á la conyencion, como representantes
del pueblo, á lo~ mas fam050s salteadores,
elegidos por la gente decente paro «librar-
se de ellos; In rozon era, como se ve, sobe-
l)

rana.
La revolucion de 1789 destruyó el antiguo
régimen procedente de lo razon natural de
la Edad Media, considerablemente atenua-
do por el cristianismo y educado pOI' la prác-
"tica del gobierno. Proscritos los antiguos
hombres de negocios públicos, el régimen
revolucionario solo pudo contar con esta-
distas improvisados, que ignoraban el arte
práctico del gobierno, y que por ende,
en este punto solo podian manejarse con
lo razon casi del todo al natural.
La sociedod patriótica del Gorro Colorado
compuesta de un notario despedido por
bancarrota y 17 pillos mas, de igual y de
peor estofa, radicado en el barrio de San Ger-
man, se dedicó, dice Taine, á ordeñar el
rebaño de nobles y ricos de su distrito. Al
efecto, los alojaron en uno casa arrendada
para cclrcel en 2.400 fr'oncos al año, y como
42 SOUTH AMERICA

les cobraban ó ellos por alojamiento 150.000


libras, hacian en este solo ramo una ga-
nancia de 1-4:7.600 libras al año, por manera
que se abstuvieron de llevarlos á la guillotina
y deploro ron qu~ una resolución general de
yaciar las prisiones para nivelar al pueblo, los
privase de su lote de nobles y ricos que ha·
bian empezado á considerar dignos de sal-
varse, desde que habian empezado á saquear-
los al menudeo.
«Sin embargo, agrega Toine, no eran es-
tos los peores; la avaricia habia embotado
en ellos la ferocidad; otros menos hábiles pa-
ra robar se muslraban mas crueles paro ma-
tar, y en todas partes, en provinéias como
en Paris, en los comités revolucionarios pa-
gados á tres y á cinco francos por cabeza y
por dia, la calidad del personal era sobre po-
co mas ó menos, lo . misma. Segun los es-
tados de pago que Barére ha tenido en sus
manos (Barére,memoÍl'es, 1I,324), ha habido
21.500 de tules comités en Francia, y si Jos le-
yes respectiyas se hubiesen cumplido del todo,
habda habido 45.000 con un total de 540,000
patriotas, Gostando al público 591.000,000
de francos por año. Sobre la administra-
ci6n ordinaria, ya dos veces mas numerosa
y dos veces mas costosa que lo del antiguo
SOUTII AMERICA 43

régimen, esto importaba una administración


adicional, gastando «en simple vigilancio
pnll'i6ticaJ) cien millones mas que el totol
de lüs impuestos antiguos, cuya enormidad
habia sublevado al pueblo contra el anti-
guo régimen. (Taine, La Revolulión, HI,
320.)

IX

De esa laya eran, á fines del siglo pasado,


los frutos de In rozon natural del pueblo
IInno en Francia, anaturalmente razonable
y bueno», segun Juan Jacobo Rousseau.
Mas ó menos en el mismo estado nos hallá-
bamos los sud-americanos, á principios del
siglo presente, ya f)ue los gobiernos espa-
ñoles habian puesto igual ó mayor empeño
en mantenernos dentro de]o que los gobier-
nos de la Santa Alianza llamaban lo asanta
ignorancia de los pueblos,» máxime cuando
las teorias económicas de entonces obstacu-
lizaban enormemente el desenvohimienlo
de la riqueza.
Ya desde 1820, por cualquier causa, cual-
quier coronel Pagola movido por la ,'azon
pura, se largaba á la plaza con 200 ó 300
SOUTH AMERICA

locos, vulgo pueblo, y obligaba al cabildo ü


destituir al gobernador y á nombrar otro de
su agrado.
En ese solo año, 14 motines, tumultos, su-
blevaciones y poblados, nueve gobernadores
y cuatro acefalias en la primera de las provin-
cias, tres elecciones de representantes, un go-
bernadorcon facultades extraordinarias, dos-
cientos cadáveres de «seres racionales» en
un solo encuentro en plena plaza prinei-
poI, y la Yilla de Salto incendiada y saqueada
y tl'escientas mujeres y niños cautivos por
un héroe mártir de la libertad americana
(lue, asociado tÍ los indios, buscaba por ese
estilo recursos para derribar á San Mar-
tín y O'Higgins en Chile, mostraron acaba-
damente que detras de la administracíon
española solo les quedaba á los latinos
americanos la razon natural lisa y pelada,
para manejarse.
y en efecto, á proporcion que era el atra-
so de estas desventuradas comarcas, tanto
mas al natural resultaba ser la razon que
alumbraba ti sus estadbtas. Artigas, Rami-
rez, Lopez; -Bustos, Aldao, Ibarra, Quiroga,
Peña loza, ele., ¿qué sabían del arte de go-
bernar pueblos, fuera de las luces de su natu-
ral entendimiento? D. Juan Manuel, admi·
SOUTH AMERICA 45

nistrador de estancias «ú campo abierto,),


resultó ser natw'olmente el más hábil gober-
nante, ó segun lo que diremos más adelante
(§ 23), este y aquellos eran naturalmente
los mas razonables, para su época-los mas
parecidos nI mayor número de sus compa-
triotas, los que estaban en mejor aptitud
para moverles sus resortes humanos, para
conmover sus sentimientos, ó como dicen
nuestros paisanos, en una metafora justisi-
ma: «para relincharse entre sí,» del propio
modo que Mahoma fué profeta de los árabes,
gracias á su inmensa ignorancia y á su co-
losal entusiasmo correspondiente. «Durante
presidí el gobierno de Buenos Aires, con la
suma del poder por la ley,ll-dice el mismo
D. Juan Manuel, en carta á D. F. Terrero,
sobre el asesinato de Camilo O'Gorman,-
«goberné segun mi conciencia.» No gobernó,
pues, con la razon artificialmente perfeccio-
nada por la ciencia y la experiencia de la
humanidad, vulgo, historia,. sino solo con
su razon natural. Ni necesitaba decirlo, por-
que era bien sabido, y de ahí que su gobierno
que él considera con su rozon, tan razona-
ble. resultase prácticamente tan inaguanta-
ble, ante la conciencia de 103 demás, ósea,
46 SOUTH AMERIGA

ante la misma razon domiciliada en indivi-


duos diferentes.

x
Cuarenta años mas tarde la razon natural
aplicada á la economia politica, debia pro-
ducir análogos resultados.-Ya desde 1887
surgieron dos teorías destinadas á trastor-
nar el páís. Sabido es que los sud america-
nos, por regla general, no podemos aguantar
que las cosas vayan de suyo;-nó, es nece-
sario que vayan de nosotros, para que el
hono'/-' de las cosas tambien refluya sobre
nosotros.
No en balde nos entusiasma el patriotismo
y nos deslumbran y sacan de quicio los
grandes títulos; benemérito de la patria, liber-
tadordel pueblo, salvador del país, padre del
progreso, ele. etc. La geografia indijena va
desapareciendo anle la invasión de nombres
propios; y desde Rivadavia, que queria el
poder para dm'se lustre, como dice el Dr'.
Lopez, casi no hay hombre público, magis-
trado ó «tribuno del pueblo», que no quiera
dejar ti la historia, aunque sea á puñetazos,
méritos bastantes para un par de esLátuo.s de
infanteria.
SOUTH AMERíCA 47

El hecho es que vivimos conspirnndo con


la fantasin contra la naturalez~ de las cosas
para enmendarle In plana á la naturaleza, y
perfeccionarla, obligándola á acomodarse lÍ
nuestra razon, que por lo mismo que es niña
se crée perfecta y no quiere sino lo mejor.
No hemos detenido el ~ol, como Josué, ni
decretado en verano lluvias de inyierno; p~I'o
hemos decretado el progreso, el órden y la
civilizacion, hemos decretado la regeneracion
del país, hemos decretado la salvucion de la
patria y el exterminio de los traidores in-
mundos y sah'ajes, hemos decretado In opi-
nion pública para uniformar las opiniones,
suprimir disidencias y perfeccionar el siste-
ma .... federal, y ot.ras cosas que luego se
'verán. Es necesario, pues, pero de todo
necesidad, queel órden, el progreso;]a civili-
zacion, ]a libertad, la moral, las institucio-
nes, parezcan la obra personal, graciosa y
patriótica de los «jefes del pueblo,» de los
gobernantes ó de los que pretenden gober-
nar, á CU)'O fin obligan á las cosas ú cambiar
de rumbos, las meten por las teC'I'ias fanttis-
ticas, las abultan, . las empujan, las aguijo-
nean y las engordan como á perro soplado,
hasta q~e la naturaleza, volviendo poI' sus
fueros, larga el cataclismo. TodaYia estamos
48 SOUTlI AMERICA

atacados del furorpatriótico; del prurito sud-


americano de perfeccionarlo todo; un poco.
mas, y un mucho peor que el trop de zéle. En
los·occesos de ener~{a patriótica, el perso-
nnjismo galopante, la enfermedad sud ame-
ricana por excelencia, invade hasta Ja juven-
tud escolar, y á las veces, la epidemia gana
Jos cU81'teles y en un militarote de tres en
libra engendra un dictador ó un «gran ciu-
dadano».
Pero, no nos adelantemos. La primera teo-
ría era la de Spencer, tan famosa; y la otra
era la esencialmente criolla y democrática
de que el gobierno, para mejorarse, debe
renovarse con hombres nuevos; pero nue-
vos por los cuatro costados: por ]a edad,
por ]0 i]ustracion y sobre todo nuevos por
no habel' actuado antes, ó sea por la inex-
periencia. Se ve venir lA consecuencia im-
plícita: una razon natural ma~ flamante.
Faltando la edad, la experiencia, la ilustra-
cion y lo práctica, no queda mas recurso
gubernativo que la conciencia, que eslo fun-
damental.De aquí que eljóven gobernador
de Buenos Aires fuese calificado con justi-
ciade «fundamentalmente honestoD. Honesto
en conciencia, en lo suya, se entiende; nadie
está obligado ti juzgarse con conciencia ajena.
SOUTH AM~RICA 49

Los regalos no eran mas que la vanguardia


en aquella formidable invasion de lo mej01'
(~38 Y 40), ó digamos, de la razon natural.
Dar uno de lo suyo y recibir lo que le dan,
es cosa que no tiene contradiccion posible
en la razon natural. Y en efecto, los regalos
en el gremio de funcionarios públicos no son
malos porrazon natural, sino por las con-
secuencias prácticas que la experiencia ha
enseñado. Un S9r racional compra, supon-
gamos, un terreno en 10.000 pesos y, en
conciencia, pide sobre él 500.000 cédulas, ó
garantiza una deuda de 200.000 pesos á un
Banco. Busca enseguida un inmigrant~ y
le transfiere el terreno y ]a deuda, quedan-
do en conciencia y ]ega]mente_ tambien, libre
de todil responsabilidad. Un ser natural-
mente razonable, no puede rascarse natural-
mente al revés, puesto que es ]0 misma ma'
dre naturaleza quien encorva constante-
mente hácia adentro las uñas humanas y
porque e] pagar es rascarse pura otro, y
entónces hay que hacerlo artificialmente
tambien~ que es decir, con la razon perfeccio-
nada por el, arte.
Hé aquí, pues, la razon natural en el traje
de Friné, en el que la usan los pasajeros del
tramway cuando se olvidan de pagar y los
50 SOUTII AMERICA

mayorales, cuando despues de haber cobrado


el boleto, se al vidun de darle. Claro está que
si los caballeros del unieato, que con ó sin
fundamento, pero con derecho, se suponían
«patriotas, sabios y progresistas., hubiesen
tenido una rozan suficientemente ilustrado
por el arte para medir de antemano las con-
secuencias de sus actos, hubiesen hilado de
otro modo.
En Inglaterra, . por ejemplo, ya que de
alH proceden nuestras instituciones, yia Fi-
ladelfia, en Inglaterra, donde los estadistas
no se improvisan, sino que llegan sucesiva-
mente á los cargos públicos sometiéndose
muchas veces al esperinunturn crucis, allá,
pues, no ocurren sino rora vez estos barqui-
nazos tan naturales en Sud América, donde
los hombres se extrenan en el gobierno sin
ensayos prévios, sin correra, sin el arte y sin
la especialidad, donde ellos mismos, que na-
turalmente se creian capaces, son los que me-
nos se explican y los que mas se asombran
de los desastres que naturalmente resultan..

XI
Cuando se estudia la historio de América,
y especialmente la historia al'gentina, salta
SOUTII AMERICA 51

á la vista, como r'asgo característico, el predo-


minio de]a razon pura sob~e la razon practica,
de la razon natural ~obre la razon experi-
mental. Citar, aun cuando fuera los casos
mas salientes, es cosa de no acabar. Men-
cionaremos unos cuantos nada mas, por VIa
de ejemplos, principiando por uno de razon
cafre.
Al general Aldao, gobernador de Mendoza
quía nominor Leo, segun la moda federal, le
habia sobrevenido un tumor maligno en la
quijada, diremos así, porque tratándose de tal
bestia humana no pareceria propio decir en
lo mandíbula. Desesperado el ex-fraile, qu~ no
encontraba alivio en su dolencia, le pidió á
.su compadr'e D. Juan Manuel un médico de
nota, el cual médico lo operó, felizmente sin
éxito, pero le pasó cuenta por 2000 pesos.
Claro está que con 120 de sueldo y, amen de
la oficial, dos esposas supernumerarias,
mulatas y peleadoras por añadidura, el go:'
bernador no podia ~ubl'ir con sus propios
recursos tan abultada suma, y apeló pura
resoh'er el caso á lo constitucion política de
D. Juan Manúel, que por entonces impe-
raha en todo el país: la conciencio, por su
puesto. En consecuencia, dió una ley deéla-
randolocos á los <dnrr.undos salvajes unito-
52 SOUTII AMERIC'A

riosD, nombrándoles por curadores ,á los


, , .
federales mas al natural, v autorizando á
los que quisiesen recuperar el manejo de sus
bienes, á hacerse l'econocer por su médico
de policia, prévio pago de lo que éste consi-
derase justo en conciencia, ó sea, en pro por-
cion á la fortuna de los infelices, locos por
mandato, de la ley, y á causa de un tubér-
culo maligno en la quijada del gobernador.
La creencia de razon natural imperante en
los espíritus al entrar en la época constitu-
cionalpost federal, era que el país -mejor
gobernado, el mas civilizado, el mas culto,
el mas adelantado, para decirlo de una vez,
es el que tiene una constitucion mas per-
fecta en el papel, pues, ante la razon pura.
Ignoraban que existe el derecho como
representacion, como fórmula vacia, y el
derecho .como sustancia, diremos así, como
voluntad, y toda la cuestión se reducía en
tal caso, ú mandar fabricar las constitucio-
nes por el mejor constitucionalista teórico,
como se manda confeccionar el traje con el
sastre mas' hábil; en uno y en otro caso todo
dependía, no del inquilino, sino de la clase
del paño y de las costuras. Los mendocinos,
por ejemplo, decion orgullosamente: -la
constitucion que nos rige es de Alberdi, con
SOUTH AMERICA 53

un énfasis de la misma clase del que se


usa para decir:-esta levita es de Lombardi
ó Pool. ¡Qué los habia de regir, ni qué ni-
ño muerto!
Los flamantes estados constitucionales es-
taban con sus flamantes cartas magnas como
los boticarios nuevos que tienen pronta la
estantería y los regimientos enfilados de fras-
cos vacÍos, cada uno con su rótulo corres-
pondiente en grandes letras doradas: garan-
tías r'ol1stitucionales. Yamos. belladona, jala-
pa, etc. A éste le faltan todavía las ::ustancias
eon que debe lIe~ar la frilsquería y á aquellos
les foltaba lo que es necesario poner dentro
de la palabrería hueca y ordenada porcapítu-
los. artículos é incisos .
.Lo primero de todo en los sistemas cons-
titucionales. ó de poderes contrapesados
(~ 20 Y 3~). es saber mandar con moderu-
ción y saber obedecer con dignidad, y lo que
es entonces, lo que mns sabían ero llevarse
por delante á todo el mundo. ó sublevnr~e
á cada rato y por cualquier co~a, y adorar
de rodillas á los hombres, así del gobierno
como de la oposición. mareándoles la de
suyo flaca razón con idolatrías y fetiquismos
infantiles, de pueblo en la infancia. El mis-
mo Alberdi había reconocido que los únicas
54,. SOUTH AMERICA

garantías constitucionflles que existían real-


mente eriln las fI'onterns internaeionoles. y
claro está que los criollos no podían ponel'
dentro de las imporlodas frasquerías cons-
titucionales sino la sustancia que tenian en
su suelo. Las argentinas, yerbigracia. im-
portadas de Norte-América, eran la obro de
In razón científica de Madison, Hamilton y
Jay, y el 'producto del espíritu anglo-sajón, y
como aquí no habia ni la una ni la otra
cosa, solo pudo ponerse dentro de esas fo}'-
'lJWS ajenas la razón pura, natural, y el es-
píritu criollo. Y lo gracioso es que hasta hoy
se acude siempre en todos los casos. yex post
{acto por decontado, á los precedentes norte-
americanos pafa justificar ó reprobar un
zambardo á la criolla, y sacar, en conclu-
sión, que las cosas nuestras no suceden en
ninguna otra parte dE'l mundo, sino aquí,
donde las hacemos, para cuyo descubrimien·
to, en rigor, no era necesario molestar á
Story, Paschall, Kent. etc. Hemos adoptado
en el vestir las modas francesas yen el go-
bernarse, ·las modas norte-americanas; y
desde que, vestidos á la francesa parecernos
parisienses, es muy justo asombrarse de
que. constitucionados á la nm'le-americana,
no parezcamos compatriotas de Washington,
SOUTH AMERICA 55

Pel'o, sigamos con los casos constitucio-


nales criollos. Apenas instalada la de Men-
doza, un periodista. corrido á latigazos por
el jefe de la frontera, se refugia en casa del
gobernador constitucional y le reclama las
garantías de ese pelo. S. E. se apresura ú
saca.rlo por una puerta f1'aset'a hácia una
callejuela estrecha, tortuosa y llena de monte
que desde entonces se llamó «Callejón de
las gar::mtias», y le dice:-«dispare por aquí,
amIgo».
Por supuesto que las flamantes constitu-
ciones. como el traje cortado sobre el Apolo
del Belvedere, de que nos habla l\lacaulay.
eran perfectas en el papel, pero el aparato
mental de resolver los casos prácticos era
del tenor que va dicho y del que sigue: La
constitución de Mendoza exige en el gober-
nador treinta nños y una propiedad de 10.000
pesos, y .... al primer tapón, zurrapas: á
un candidato que no tenia la plata se la
enteraron cúmputúndole los sueldos que iba
á ganar; á otro que no tenia la edad; se la
habilitaron implícitamente con un&. vista
(101da.
Allá cerca del terremoto, habiendo queda-
do la legislatura en minoría, y como los de-
partamentos no eligiesen nuevos legisladores
56 SOUTH AMERICA

ella misma se integró, nombrando á los que


faltaban. La ley fundamental, la de Alberdi,
manda que los diputados solo duren dos
años, pero ellos mismos, por ley del 66, se
prorogaron el mandato popular, por término
indefinido, al solo efecto de juzgar de la va-
lidez ó nulidad de sus sucesores, gua.rdando
así íntegra la levadura de cado. amasijo para
el siguiente, ley esta que estuvo en vigor
hasto el año 92, en que fué dejada de lado
por el interventor Uriburu.
En ambos casos, sin embargo, la legisla-
tura de Entre Rios habia sentado ya juris-
prudencia constitucional. Como la constitu-
ción local prohibia la reelección del gober-
nador, la ley de 26 de diciembre de 1835,
«para transigir' entre las disposiciones de la
ley, el imperio de las circunstancias y el voto
unánime y bien pronunciado de la provinciaB
.... «dejando ileso el código que nos rige.,
textual, resuelve que quede «por ahora,
suspendido. el articula 32 de la sección 14
del Estatuto, sobre elección de gobernador,
y el 66 y 67 de la sección 7' y que continúe
administrando el «ídolo de Entre Rios, (así
estó en la ley) D. Pascual Echagüe.
y para que no quedara duda en cuanto al
pelo, y como los unitarios habian dudo en
SOUTH AMERICA 57

afeitarse la barba en forma de U. el decreto


del P. E. de 17 de febrero del año siguiente
manda que los jefes, oficiales y tropa en ser-
vicio, usen bigote. La circular de junio J8
de 1.849 dice, á la letra: ClEl Excm(). señor
gobernador propietario, teniendo en vista que
no corresponde á la lealtad y heroismo con
que la provincia ha. sostenido la santa causa
federal, la tolerancia del uso de los colores
verde y celeste que como enseña del bando
anarquista salvaje unitario han sido pros-
critos por el voto general de la naci6n; por tan-
to S. E. ha dispuesto se prohiba la introduc-
ción y venta en la provincia de géneros te-
ñidos pintados con los citados colores yerde
y celestea.
Pero aun era más expresiva la circular de
18 de abril de 1847, que dice: ClHabiendo ob-
servado el Excmo. gobierno de Buenos Aires
encargado de los negocios generales de la
confederación argentina que en las comuni-
caciones oficiales y particulares se comete el
abuso, al hablar de los salvajes unitarios, de
aplicarles solo el primer epiteto omitiendo el
adjetivo Clunitariosa, que es la ve'rdadera (§
23, 24 Y 42) clasificación con que los ha se-
ñalado el voto público de la nación, se ha di-
rigido á este gobierno por su circula l' de
58 SOUTH AMERICA

22 de marzo, manifestando los inconvenien-


tes (idem idem) de este abuso. y la necesidad
de uni{01"fJWr en toda la república el sistema
de denominación con que deben ser seña-
lado::; los enemigos de ella (§ 38), que debe
ser el de Clsalvajes unitarios»; y deseando el
gobierno. que esta disposición tenga su cum-
plimiento, lo comunico á V. para su inteli-
gencia y observancia.»
«y sin embargo,. el Excmo. señor gober-
nador provisorio, en nota que ha dirigido al
infrascrito, ha dispuesto se reitere la ante-
dicha superior resolución, aunque ella esté
en vigencia y se observe escrupulosamente,
á fin de que.en ningun documento oficial ó
pal'ticula'l' se omita por descuido ó inadver-
tencia (¡ni por esas!); denominar á los ene-
migos de la república con la clasificación
de Clsalvajes unitarios», que es como los
señala la opinión general del país (§ 23) por
su rebelión, c~'imenes y traición á la patria •.
La ley de. 5 de julio de 1844, en utención
á las circunstancias y «considerando asimis-
mo que por favor del cielo, In representación
aun diminuta y reducida á menos úrea que
le permite la ley orgánica de la provincia,
siempre conservó su influjo é inspiró con-
fianza, siendo atendida y obedecida .... en
SOUTH AMERICA 59

uso de los facultades ordinarias y extl'aordi-


nal'ias que inviste, con valor y fuerza de ley,
decreta:
Art. 10 Los diputados existentes en lo
capital formarán sala en un caso rl1ro y de
extraordinario peligro público inminente de
la provincia.
Art. 20 Providencia rán todo lo necesario
á]a salt1ación del país con el mismo valor
y fuerza que en salf! p1ettaD.
La ley de 26 de octubre del mismo año
establece:
«Art. 20 Los diputados existentes hoy en
la representación de la provincia continuarán
en e] uso de sus poderes durante Jas mismas))
(ci rcunstancias).
Jujuy Octubre 31 de 18S1
¡Viva la Gonfederacion Argentinal
¡Mueran los salvajeos unitariosl
LMuera el loco traidor salvaje unitario Urquiza!
El gobernador y capitan general de la Provincia
Considerando
10 Que las contumacia feroz con que los
salvajes unitarios no desisten jamas de sus
sangrientos designios para envolver la Pa-
tria en desastrosa guerra, hace imprescindi-
ble el ('recuente y continuo uso de la aspiracion
nacional de la Confederacion Argentina, y
el anatema que Jos pueblo'3 fulminan con-
60 SOUTH AMERICA

tra aquellos traidores imbéciles; 2° que


igualmente que el "lema ~spresado, corres-
ponde tener en uso la divisa de la causa
federal, que distingue á los leales hijos de
la Patria, especialmente hoy, que los salva-
jes asquerosos unit.arios, encabezados por
el loco traidor Urquiza levantan de nuevo el
estandarte de la 1'ebelion.
DECRETA;

Art. 1° Todo instrument.o público, solici-


tud 6 repre~entacion por escrito ante las
autoridades 6 documentos oficiales, llevaran
indispen~aolemente el lema de:
i Viva la Confeder'acion Argentina!
¡Mueran los salvajes unitarios!
¡Muera el loco traidor salvaje unitario Ur-
quiza!
Sin el cual no tendrá "alimento, y será
rechazado sin despacho ni contestacion al-
guna, lo mismo que cuando se esprese di-
cho lema en iniciales solamente,
Art. 2° Todo individuo y aún el de estru-
ña República avecindado en la Provincia,
llevará la divisa federal en el sombrero y
al costado izquierdo del pecho,
Art. 3° Los infractores de 10 prevenido
en el artículo anterior sufrirán la pena de
SOUTH AMBRICA 61

dos pesos de multa, ó cuatro dias de cncar-


celflmiento y trabajo de obras públicas por
la primer, vez. y por la segunda, peno dis-
crecionaL
ITURBE
Gttmersindo Ulloa .

Jujuy Noviembre 10

de 1851

¡Viva la Confederacion Argentinal


IMumn los salvajes asquerosos unitariosl
LMuera el loco traidor salvaje unitario Urquiza!
El gobernador y capitan general de la Provincia

Considerando:
10 Que los pertinaces y aleves salvajes
unitarios se obstinan en trabajar dentro y
fuera, de la República. esr.itando á la rebe-
lion con· fementidas y fal'soicas promesas de
organizacion y progreso; 20 que el Gobiel'no
se halla en el deber de 1'epriJnú' d los malvados
y sostener á toda costa el órden legal, la
causa de Federacion é Independencia Na-
cional, bajo la sdbia direccion del Ilustre
jete Supremo. que undnimernente han pro-
clamado los pueblos de la República; 3° que
ú la Provincia, como porte integrante de la
Confederacion, corresponde tomar lo actitud
que demonda la salvacion de la Patn:a, ini-
cuamente amagada por el mas vil de los es-
62 SOUTH AVERle.

trangeros, el pérfido gabinete del Brasil,'y


el infame ciervo de este, el loco traidor sal-
vaje unitario Urquiza. •
DECRETA:

Art. 10 Todo acto de escitacion en fayor


del vánaalo, truidor, salvaje unitario Urqui-
za, bien sea tratando de justificar sus cri-
minales procedimientos, divulgando noti-
cias subyersivas y alarmantes, esparciendo
papeles y proclamas de los virulentas pro-
ducciones del bando de sal "ajes unitarios,
contra la sag1'ada causa Nacional de la
Confederacion ó de sus Excmos Gobiernos,
y muy principalmente del Jefe Supremo del
Estado, será considerado como acto de
coauyu\'acion y cooperacion al loco traidor
Urquizo y Gabinete Brm~ile['o, y por ]0 ton-
to sus perpetradores será n castigados seve-
rAmente como á reos de lesa Pátria.
Art. 2° Todo el que supiese de alguna
falto contra lo pre\'enido en el artículo an-
terior y no diere cuenta inmediatamente á
la autoridad se hará cómplice en el mencio-
nado delito, y aC'I'eedOl' Ú lo peno que como
á tal le corresponda.
Art. 30 Las armas de chispa ó blancas
pertenecientes al Estndo serán entregadas ú
SOUTII AMERICA 63

la Policia de e~ta Capital dentro del término


de 15 dios y en lo campaña á los Jefes Mili-
tares, quijnes darán cuenLa al Gobierno.
Art. 40 Los infractores del artículo ante-
rior y los que sabiendo alguna ocultocion
de armas no la denunciasen, serón penndos
con la multa de cuatro pesos, y segljll la gra-
vedad del delito con otra mayor que se
Juzgue conuniente.
Art. 50 Quedon encargadas los out.orida-
des civiles y militores de la ciudod ycampo-
ña del cumplimiento de este decreto.
Art. 60 Publiquese por bundo, circúlese,
comuníquese, fijense cópias en los lu~nres
respectivos y dése al R. Oficial.
ITURBE
Gumersindo Ulloa.
CompÓl'ense ahora estos documentos yel
último sobretodo, con los B, G, H Y K de]
apéndice. y se notará enseguida en el pensa-
mientL', en el espíritu que traducen, el mas
significativo aire de familia, al traves del
medio siglo que los separa. La civilizacion
no ha cambiado la esencia de las cosas; ha
atenuado sus manifestaciones solamente.
En todas las provincias ocurrieron las
mismas cosas y aún peores, que es como
64 SOUTH AMERICA

der.ir más al natural. De seguir amontonan-


do casos, llenaríamos un libro y por otra par-
te nuestro propósito no es mostrO¡ las obras
de los hombres, sino el espíritu con que las
haclan, ,su psicología; desde que aquello es
consecuencia de esto, basta conocer esto, y
como ~ce el refran: «paro mu~stra basto
un botón». Dos botones más, Slll embargo,
y sea el primero un interesante decreto del
gobernador de Salta, excelente persona por
otra parte, y donde se vé que no basta la ra-
zón pura para practicar las instituciones
norte americanas en tierra extraña, como
son impotentes é i,ncapaces el patriotismo,
la bueno voluntad y el buen sentido para su-
plir otras cosas, que si no son mejores, son
en cambio mús necesarias y cuanto camino
habia hecho en el espíritu público la bene-
mérita ilusión del Dr. Moreno, que creía que
una constitución política es una máquina
de gobernar, con funcionamiento automático,
fabricada la cual, el país quedaba trasfor-
mado en Arcadia y libres los ciudadanos de
la más difícil de sus cargas: la de vigilar y
controlar á sus magistrados.
«(El gobierno de la pro\'incia, considerando:
10 Que dada la constitución nacional, ce-
'5aron y debieron desaparecer para siempre
SOUTH AMERICA 65

los partidos ó bandos políticos que sembra-
ron la discordia y causnron la desunión,
el atraso y]os mayores desastres de que el
país ha sido víctima.
2° Que es un absurdo y un atentado rea-
parezcan partidos y bandos políticos ante la
constitución jurada, y despues de ~ algunos
años de observada, habiendo marchado él
país por el sendero que ello tiene trazado
de un .modo pacífico y progresivo.
3° Que con ultraje de esa ley y en per-
juicio del órden y la paz pública se invocan
y levantan partidos que ella no autoriza, y
que, además, ó se pretenden licenciosamente
más libertades de ]os ámplias que ]a cons-
titución acuerda, ó bajo una denominación
extra-Ua y desconocida exige una fracción
su cumplimiento indeterminado por medio~
que condena y no prescribe, ó se hace de
ella una absoluta prescindencia, por el hom-
hre de partido en los asuntos políticos que de-
hen sujetarse estrictamente a esa misma ley.
40 Que si el hando ó partido que aparece
en la provincia con la denominación de
«Liberal» que no puede explicarse, ni se
comprende: que no presenta programa algu-
no, ni puede ofrecerlo de conformidad con
los principios constitucionales que nos rigen;
66 SOUTH AMERJCA

pues que siendo en armonia con ellos, es-


tará uniforme con lo gran mayo'ría que sos-
tiene y se adhiere a la constitución bajo la
legitima denominación de «constitucionales»
y no habia, por lo tanto, motivo de dividirse
la sociedad con un partido extraño; no debe
pasar inapercibido de las autoridades con
ágravio de las instituciones constitucionales
y de la paz y órden público.
5° Que es un deber del gobierno velar por
~J cumplimiento estricto de la constitución
del estado sin permitir por un momento
extravíos de aquella trascendencia; •
DECRETA:.

Art. 1° Se prohibe en la provincia la exis-


tencia de partidos políticos. •
Art. 2° Debiendo ser los ciudadanos todos
constitucionales, sumisos á la constitución
que nos rige y hemos jurado, el que de hoy
en adelante proclame algun bando ó se titule
del «partido liberal» será reputado sedicioso
y estará b~jo la yigilancia de la policia en
esta capital y de los jefes políticos y milita-
res en la compaña,
Art. 3° Publíquese, circúlese y'dése al R, O.
Salta, diciembre 9 de 1861-ToDD-G't·mlel'-
sindo Ulloa».
SOUTH AMtRICA 67

Este mismo señor Todd, segun se nos' ha


referido, teniendo necesidad de salir á cam-
paña para apagar' una revuelta, y no encon-
trando persona de fiar <'1 quien confiarle el
bastón del mando, se lo consignó á nuestro
Señor del Milagro, nombrándolo goberna-
dor interino durante su ausencia. A la vuelta
recogió el ba~tón y los partes sin novedad
de las autoridades subalternas, . pues nadie
había moyido cabeza, y es de suponer que
le doria oficialmente las gracias al gober-
nador cesante, «por los importantes servicios
prestados al país, etc.»
El otro caso es de ayer y de otro género.
Durante la ültima revolución de Tucuman,
un reporter del Rosario int.erroga á un ilus-
t.re político tucumano:
-Si triunfan los federales, ¿compartirán
el gobierno con alguna fracción del partido
liberal?
-No señor, con ninguno. Esta revolución
es contra los liberales que han estado en el
poder, por las picardias que han hecho, y
contra los que no han gobernado,..por haber
í:oido liberales.
En este caso, que es de lo más ordinario,
el apasionamiento ha cerrado las puertas del
espíritu n la parte contraria, y cuando la
68 SOUTH AMERICA

razón natural va á fallar, no encuentra en


el augusto tribunal de la conciencia más que
un solo litigante: el dueño de casa. El código
de procedimientos, arto 50, manda condenar
en costas al litigante rebelde, y bien que esto
sea paro cuando él no ha querido venir. á
mayor razón natural debe aplicarse cuando
uno mismo lo ha obligado á emigrar.

XII

Ahora. en cuanto al abuso de la gratitud,


virtud en que los perros son insuperables.
forma paradógica. y no la menos peligrosa
del egoismo, á sus infantiles cuando no men-
guadas exageraciones, mejor dicho, á los
títulos, condecoraciones, laudatorias y de-
más, que en tan grande escala contribuye-
ron á marear y desvanecer la de suyo débil
razon politica de nuestros antepasados, se-
'rÍa supérfluo insistir sobre lo que está di-
cho en otros lugares y exhumar tanta por·
quería, bajeza y servilismo como guardan
nuestros anales. «He aquí por ,que, dice
Taine. instituyó Napoleon 1 la Legion de
Honor. «Se llama á esto chupaderas de be-
SOUTH AMERICA 69

bé», decía; «pero es con e~as chucherías que


se lleva y se trae á los homhres.»
«Los franceses no tienen mas qu.e un sen-
timient.o: el honor,' es necesario, pues, dar-
les el alimento correspondiente: los distin-
dones. A pocos les basta su mérito; los
hombres ordinarios no se contentan con la
aprobacion tácita, porque es demasiado in-
termitente, reservada y muda, y ellos nece-
sitan la fama brillante y estrepitosa, fama
con CAscabeles, pues quieren oir sonar la
fanfarra conUnun de la admiracion y del res-
peto en su presencia y alrededor de su per-
sona; en su ausencia y alr'ededor de su nom-
bre. Pero ni aún esto les basta; no quieren
que su mérito quede en el espíritu de los
homLres en el estado vago de grandeza in-
determinada, sinó que se avalúe, se cotice y
se consigne en el escalafon.»
Tal es por lo menos uno de los orígenes
de nuestra epidemia de protectores, liberta-
dores, salvadores, restauradores y 'demás,
que principió en Artigas y acabó en .... en
Rosas íbamos á decir, pero felizmente pu-
dimos caer en cuenta y á tiempo, de que
todavía no ha concluido.
Lo curioso es que aún entonces se conoció
el mal, pues la regla general en los países
70 SOUUH AMERICA

como en las personas que todavía andan en


cuatro patas, vamos, en pañales. es que los
males se conozcan cuando ya no tengan cu-
ra ó poco les falte. En la Gaceta J.lfercantil
de 2 de setiembre de 1830 ~e registra una
carta del general Bermudez, datada en Cu-
maná á 4 de marzo y dirijida al general Paez,
demostrando esta carta' «lo hostiles que son
(á la fecha de ella) á Bo11var los jefes yofi-
ciales que antes eran sus mayores amigos,
debido al excesivo poder ó mérito que los
pueblos dan á los hombreS á quienes ele-
van, poder de que abusan á mérito superior
al que tienen.» En la del 31 de diciembre
de 1828, el aüo del fusilo miento de Dorrego,
una nota del general Rosas á la legislatura
dice: «Basta, seüores, la aprohacion unáni-
me de los representantes, para que las as-
piraciones del infrascrito queden satisfechas:
basta que la sala reconozca que le ha cabido
h gloria. de contribuir á la restauracion de
las leyes, para que el infrascrito pueda legar
ú. sus hijos una leccion cívica mas influyen-
te que todas las deco'raciones. La conversion
de este suceso en un titulo de honor pe'nna-
nente, si bien muestra la liberalidad de los
representantes, es un paso pel(qroso á la li-
bertad del pueblo, y un motivo quizá de justa
SOUTH AMERICA 71

zozobra, á los que no descienden á la concien-


cia del infl'aScl'ito (ni él tampoco sabía des-
cender á su conciencia); porque -.o es la
1wimet'a 're= en la historia, que la prodiga-
lidad de los honores ha empujado á los h01n-
bre." públicos hasta el asiento de los tiranos.'II
(Zinny, G. M.).

XIII

El Dr. !\.Jariono Moreno fué el alma de la


revolucion de Mayo y su espíritu ejerció con-
siderable influencia aún en los sucesos, pos-
teriores. El Dr. 'Moreno no había pracUcado
el gobierno libre y en ese punto solo poseía
las .doctrinas que había recogido en los li-
bros y en la' vida de las naciones extrañas,
con la razón pura. La Inglaterra y los Es-
tados Unidos lo habian seducido.' Hab~a
allí buenos gobiernos y buenas institucio-
nes, y dedujo, con los escritores franceses
precursores y contemporáneos de la revolu-
cion francesa que el buen gobierno era un
efecto de las buenas instituciones, y siendo
así, toda la cuestion se reducía á trasplan-
tarlas.
Recien. más tarde se ha descubierto que
72 SOUTH AMERICA '1'

la constitucion inglesa es ante todo un pro- ',;


dueto de la raza anglo-sajona, en el suelo !
de la Gran Bretaña, que cuenta seiscientos \
años de elaboraez'on, trescientos más que las
encinas de Hyde Park, que tampoco son tras-
planta bies, como no sea de gajo ó semilla y
á clima adecuado,
Dec~arada la independencia, surjió la eues-
tion de gobierno, en la que solo podia ilus-
trarnos la razon pura, ya que ot1'a eosa no
teniarnos.-¿Cómo nos gobernaremos? ¿Có-
mo pueblo salvuje?-No, por cierto.-¿Cómo
pueblo semi-salvaje?-Tampoeo-¿Cómo pue-
blo civil izado?-J usto; pero como el pueblo
más civilizado, es decir, como el que tenga
la constiluc:on mós adelantada, y claro que
si eIJa estú en oLro idioma nos traduciremos,
es decir, no, la traduciremos á ella.
Se cuenta que allá por el año 1851, los co-
roneles Mitre y el publicista Sarmiento fue-
ron juntos ú mandarse confeccionar trajes
militares en una sastrería de Montevideo.
Despachados los dos primeros, le pregunta
al último:-y á Vd. señor, ¿de qué le hace-
mos el truje?-De coronel tambien. En efec-
to, en ese traje, con uno imprenta en una
carreta, y ejerciendo de boletinero del «Ejér-
cito Grande de Sud-América, llegó- á Case-
SOUTH AMERICA 73

ros, donde fué vencido el que ejercía de


Neron con traje de «Restaurador de las
leyes.»
. «En 1849, teniendo 21 años, dice Taine,
era elector y estaba muy embarazado, pues
tenía que nombrar 15 Ó 20 diputados, yade-
más, segun la moda francesa, no solo debía
elejir hombres, sino tambien teorías. Debía
ser realista ó republicano, demócrata ó con-
servador, socialista ó bonapartista, y no era
nada de -eso, ni siquiera cosa alguna en ese
género, y á menudo envidiaba á tantas gen-
tes, convencidas de que tenían la dicha ~o
ser alguna de esas cosas. Despues de leer
todos los manifiestos, reconocí que había sin
duda en mi espíritu una laguna. Rozones
válidas para otros, no lo eran para mí, y
no comprendía que en político pudiera uno
decidirse y acertar con sus gustos persona-
les. Mis gentes afirmativas construían una
constitucion como una casa, segun el plan
más bello, el más nuevo ó el más simple y
cada uno decía de su modelo: «esta es la
mejor constitucion, la único que nos puede
hacer felices.» Yo entendía, por el contra-
rio, que con gustos personales no se podía
construir una casa universal y que, de so-
meterse la cuestion al sufragio popular, el
74 .,UTR AMERICA.

pueblo no estaba en mejor aptitud para re-


solverla que yo, que no sabía nada: diez
millones de ignorancias no hacen un saber.
Un pueblo consultado puede decir cual es
la casa que le parece mejor, pero nopuede
decir cuál es la casa que necesita, pues que
solo lo sabrá por el uso; necesita tiempo
para saber si su casa política es cómoda,
sólida, capaz de resistir á las intemperies,
apropiada á sus costumbres, á sus ocupacio-
nes, á su carácter, á sus singularidades, á
sus arranques. Las únicas constituciones
(¡pe "(ven y que no aplastan han sido fabri-
cadas poco á poco, alargarlo.s por grados,
apropiadas por tanteos y suplementos á las
necesidades de los habitantes. Ninguna de
esas ha sido hecha de golpe, sobre un mol·
de nuevo, y segun las solas medidas de la
razono Quizá sea necesaI'io admitir, aunque
la razon pura se subleve, que no hay me-
dio de construir á perpetuidad, y que la
inyencion súbita de una constitucion nueva,
apropiada y estable, es una empresa que
sobrepasa las fuerzas del espíritu.
« En todo caso, yo concluía que, si alguna
vez descubrimos la que nos hace falta, no
será por los procedimientos en voga. En
efecto, setratu de desc'ubl'ú~la, si existe, y
SOUTH AMERIC. 75

no de ponerla á votacion. A este respecto,


nuestras preferencias serían inútiles, tí me-
nos que pudiésemos cambiar la historia y
la naturaleza de las cosas que, de antema-
no, han elegido por nosotros, sin que nos
quede más alternativa que acomodarnos á
ellas ó reventar. La forma social y políti-
ca en que un pueblo puede entrar y quedm',
no depende de su capricho: está determi-
nada por su caracter y por su pasado. Es
necesario que, hasta en los menores deta-
lles, se modele sobre el organismo vivo á

que se la aplica: sinó, mntarfí al organismo
social, como el Jecho de Procusto, 'ó caerá
.en pedazos. Es por ello que solo estudián-
donos llegaremos á encontrarla, pues mien-
tras más exactamente sepo.mos lo que so-
mos, tanto más seguramente discerniremos
Jo que nos conviene. Deben, pues, inver-
tirse Jos métodos ordino.rios y figurarse la
nacion, antes de redactar Ja constitución.
Es el único medio de no constituir en- falso
despues de haber. ra+onado en el aire.»
(Taine, Origines de la F1'ance coutemporai-
ne, preface.)
76 SOUTH AMERICA

XIV

Nosotro~. tambien seguimos en el particu-


lar la moda francesa, y nos endosamos 10
mejor de lo mejor, lo que Macaulay llamn
cel traje cortado sobre el Apolo del Belve-
dere,». y aun le agregamos nuevas perfec-
ciones, como la célebre macana de que es-
tamos tan orgullosos: ey para todos los hom-
bres del mundo que quieran habitar el suelo
argentino,» con excepcion, por supuesto, de
los verdaderos -dueños del suelo, á quie-
nes casualmente los estábamos liquidando
á tiros.
Las constituciones inglesa y norte ameri-
cana son productos del espíritu anglo-sajon
y de la rozon práctica, y los ingleses y norte
americanos "iven en ellas con el espíritu
anglo-sajon y con la razon práctica, como
el caracol en su concha, agrandándola ri
medida que crecen, mientras los sud-ame-
ricanos yivimos en conchas prestadas con
el espíritu latino y )a razon ·pura, la cual,
segun estamos viendo, es como las ciruelas
que, cuando están verdes, son duras, áspe-
ras y ágrias; y cuando maduras, son blan-
das, suaves y dulces.
SOUTH AMERICA 77

Por mejor decir, no lo estamos viendo,


puesto que desde California á Patagonia no
se oye hablar más que de abusos, abusos
y tropelías, y nadie pide ni espera que se
madure la razón politico, no; lo que piden
es que se reforme la caso para que se en-
miende-- el inquilino, que se reformen las le-
yes para corregir con eso las torpezas de las
pe1'sonas, y luego que se anuncia en algun
manifiesto, proclama ó mensaje, que las le-
yes van á ser perfeccionadas todo el mundo
espera que las gentes cambiarán el paso y
se conducirán con mas perfecciono ¿ Por
donde le podría entrar, pues, á un sud-ame-
ricano, que un exceso de perfeccion en las
leyes puede ser, no ya malo pero ni siquie-
ra inútil?
Por supuesto, nndie pretende regenerar ti
los criminales comunes, que no dejan vacan-
te rentada y pretendible, ni pide que les
cambien el traje y les den «una bandera de
principios,» para que se corrijan. Lo' últi-
mo á lo menos se comprende, desde que la
«bandera de principios,» como el garrote,
no sirve para enmendarse uno mismo sinó
para enmendar ti los demás; y por eso mis-
mo la mitad del mundo, por lo menos, con-
viene en que ti las barbaridades políticas
78 SOUTH AMERICA

hay que aplicarles la regeneracion«unavez


por t.odas,» esto es, á los actuales única-
mente y no á los que esperan sucederles,
que tal es el significado histórico de esa fra-
se, y así, mientras en la patria de nuestras
instituciones piden en casos análogos la re-
forma del abuso y la separacion y castigo
del abusador, por no considerar á la socie-
dad con derecho y capacidad de reengen-
drarlo ó regenerarlo, en las patrias sud-
americanas, donde por regla general no se
l,ace lo necesario sinó lo mejor, procla-
man principios mas sanos y piden la cura-
cion, radical, «una vez para siempre.» Es
que allá tienen el buen sentido práctico y
la energía uniforme, y nosotros tenemos la
razon pura y el entusiasmo, ó sea la ener-
gía por entregas, por accesos, por crisis,
mejor dicho; y en consecuencia queremos
hacer las cosos lo mejor q'!e seo posible en
la imaginacion, para entregarnos en segui-
do. á lo. siesta poltlica, como los especulo.-
dores que echan los bofes en uno tempora-
da para·quedar des pues totalmente baldíos
en el gremio de rentistas. A esto responde un
género completo de la po.labrería antigua y
contemporánea: .poz perpétua ll , «órden pero
manenteD, ifederocion eterna», «una vez para
SOVTH AMERIGA 79

siempre», «una vez por todas». En carta


al·· general Paz, de enero 10 de 1830, le di-
ce Facundo Quiroga: «Estamos conyenidos
en pelear una sola vez para no pelear toda
la vida. Es indispensable ya que tdunf'en
unos ú otros, de manero que el partido fe-
liz obligue al desgl'ilciodo á enlerl'8r sus ar-
mas «para~siemp}·e.) «En el organismo po-
lítico, como en el humano, dice Macaulay,
sucede siempre languidez enfermizo ú las
perturbaciones violentas.» Es decir, pu~s,
que lo razon pura nos lleva más allá de lo
necesario: tl lo mejor, y que el entusi,osmo
nos gl1,sta más de lo necesario y nos deja
anémicos, ó seo que para enmendar á los
'que se pasan de punto en un sentido nos
volvemos á pasar de punto en 'el sentido
opuesto, .organizándose así espontáneamen-
te el círculo vicioso de macan,azos por turno.

xv
Pero como no hocemos historio ni filoso-
fio, sino una simple version en criollo de los
conclusiones de Tairft!, con reducidísimos
materiales, y para que no se diga que tra-
tamos con infame irreverencia. las cosas sa-
o 80 SOUTH AMERICA

gradas, tendremos el honor de ceder la


palabra en este punto de las leyes sacrosanftl.s
al eminente profesor Yhering:
«El derecho existe para realizarse. . La
realización es la vida, y la verdad· del dere-
cho es el derecho en sí mismo. «Lo que
no sucede nunca en la realidad, lo que
no eXlstemós que en las leyes y sobre el
papel, es solo un fantasma de derecho,
o

meras palabras y nada más. Por el con-


trario, ]0 que se realiza como del'echo, es
derecho, aun cuando no se encuentre escri-
to en las leyes (verbigracia la j urispru-
dencia constitucional criolla). No es, pues,
el contenido abstracto de las leyes, ni la
justicia escrita sobre el papel, ni la mora-
lidad de las palabras (principios sanos) los
que deciden del valor de un derecho; la
realización objetiva del derecho en la vida, la
energia por medio de la cual lo que es co-
o o

nocido y reclamado como necesario (el autor


es aleman, por eso no ha dicho como mejor
se persig~e y ejecuta, hé aquí lo que consa-
gra al derecho su verdadero valor, .. La
ciencia no olvida que para poder encontrar
su aplicación viva ddbe ser tambien un ar-
te y que todas sus reglas deben ademas
responde1' ti olas exigencias de la vida ....
SOUTH AMERIGA 81

Esas opiniones y teorias (esos principIOs


~os),--muy ingeniosas y muy sabios, pero
tambien muy falsas-que viven en la abs-
traccion en que han nacido, pero que mue-
ren desde•que se ensaya trilsplantarlas á la
vida real, que las mala con su hálito pode-
roso,»

XVI

Hipólito Toine ha dicho que el hombre


es loco por noturaleza y cuerdo por acci-
dente.
A su vez, el mas bondadoso de los histo-
. riadores, el ilustrQMacouloy, ha dicho: «Fe-
liz mil veces el pueblo, si el día de la crisis
sus destinos se ho llan regidos por hombres
para quienes no haya escrito en vono lo·. his-
toria el largo y trisle ca tú logo de los críme-
nes y de las locuras humanas.»
¿Poro qUIénes escribe en vano lo historia
su triste catálogú? Indudablemente para los
que la estudian con convicciones hechas,
con opiniones preconcebidas, pues como no
caben en el espíritu \erdades contradicto-
rias, las ya alojados cierran la puerta á toda
verdad que las contl'arie y facilitan el ingre-
82 SOUTH AMERICA.

so de las que sean corroborantes. Por eso


dice Schopenhauer (§ 23) que el espiritu no
puede asimilarse sino lo homogéneo, y por
eso los sectarios y los hombres de partido no
pueden sacar de la historia las razones de lo
historia, sinó las razones de su secta, de su
partido. El daltonismo. enfermedltd de la
vista, que consiste en la imposibilidad de ver
un color donde existe y en ver siempre un'
color donde no existe, es el estado norma)
del espíritu que tiene lo que se llama «opi-
niones hechas».
1M aquí, pues, que un mismo hecho histó-
rico, una misma verdad experimental, una
misma razon, sean invocados por los unos
en favor de una opinión y'por lo~ otros en fa-
vor de la opinión contraria.
Pora un hombre de convicciones, y más to-
davia pura un fanático, la historia, la expe-
riencia y la razón, lo mismo que los espejos,
le muestron siempre su propia imágen, sus
. ..
propIas convICcIOnes.
Forzosamente, pues, al hombre de opinio-
nes hechas, nrraigados, entusiastas y pro-
fundas, que se pongq, á estudiar la historia
ó lo que fuere, le sueederá 10 que al caballo
tuerto, que no puede comer pasto sinó de un
lado de la senda.
SOUTII AMERICA 83

o en tér'minos más concretos: un radical


ó un «acuerdist.aD no podrán ver en la histo-
rio, ni en ninguna parte, las razones que
condenen respectivamente la intransigencia
ó la moderación. De aquí, pues, flue ape-
nas haya necedad mns gronde que lo de
pretender encajarle la felicidad libre pensa-
dora, diremos así, á una persona religiosa,
pues ya la posee, y aun en mayor grado, sa-
cada de las verdades controrios.
La parte del temperámento en la elección
de las verdades suele ser mucho más consi-
derable que la del entendimiento, y Macaulay
viene á decir, pues, que la historia debe es-
tudiarse con desapasionamiento, sin la fé
c't"ega del iluminado, que le impide ver el
mundo exterior y 10':5 hechos reales, para
que puedan considerarse los elementos esen-
ciales de cada problema social, y Tainl:l in-
dica, sin duda, que los que no procedan así
solo podrán ocertar por casuolidad.
Más exacto seria, sin embargo, decir que
los hombres hacen locuros porque son seres
racionales. Si juzgan mal, es precisamente
porque tienen el órgano de juzgar bien. Lo
contrario seria como decir que carece de
vista el que recibe como buena una moneda
falso. El eaballo de Calígula era in(:apoz
Si SOUTH AMERlCA

de hacer las harbaridades de su amo, cabal-


mente porque le faltaba la razón. Para poder
cometer excesos y locuras e~ necesario, an-
te todo, tener el órgano de la cordura, del
mismo modo que para extra-viars-e se nec~­
sita sine qua non estar en la via. Lo. locura
es privilegio exclusivo de los seres raciona-
les, que pueden abandonar el mundo de la
realidad en que viven los demós seres, y
marcharse al mundo de la fantasia con ra-
zon y todo, por temporadas ó á perpetuidad.
Por lo menos nosotros no tenemos noticia
de que los seres irracionales puedan fabricar
castillos en el aire. .
Todos tenemos la facultad de opinar y la
tendencia espontónea tí ejercitarla. La tenia
el cacique Catriel como el filósofo Taine, solo
que, de los 500 datos, elementos ú moti\'os
que actuaban en el espíritu de Taine. para
determinar una opinión política, 499 esta-
ban ausentes en el espiritu de Catrie]; y es
este minimum de la facultad de opinar]o que
podemos llamar]a razón natural, porque
]0 poseen todos, niños, hombres, mujeres,
etc.
El juicio es ordinariamente automático y
es claro que, cuanto menOl' sea el número
de motivos que entren en batalla, tanlo más
SOUTH AMERICA 85

rápida y neta será la determinación, por ma-


nera que la rozon es expedith'a, fúcíl y
brusca en razón directa de la ignorancia.
«Las disposiciones de espíritu que engendra
la aIt.a cultura son la multiplicidad de los
puntos de vista, el gusto del matiz, la des-
confianza de las fórmulas absolutos, la in-
vestigación de las soluciones complicadas-
refinamientos todo~ que repugnan al amor
de las soluciones simples y radicales, que
son la forma natural de Ja opinión pública
(Bourget, Essais de P.)
Además, la sicologia patológica ha venido
á demostrar que la razón se perfecciona por
ramos, segun el ejercicio, quedando, sin em-
bargo, al natural en lo restante. Un mono-
maniaco puede ser loco de remate en una
sección del espíritu y cuerdo en otras, del
propio modo que un médico ó un albañil ad-
quíeren razón más ó menos completa en Jos
ramos de medicina ó albañilería y se quedan
con la razón al naturai para Jas demás artes.
El célebre canciller Bacon, -la inteligencia
filosófica más poderosa del siglo X VI,-fué
condenatJo á cárcel perpétua porque recibía
regajos de los litigantes para fallarles favora-
blemente sus pleitos, es decir que en este
punto se manejaba con la razón á priori
86 SOUTH AMERICA

puesto que el enriquecerse á expensas de


otros es cosa excelente por sus efectos inme-
diatos, y solo es mala por sus consecuencias
ulteriores, ó sea por la razón á posteriori,
«La plata, .aunque proceda de las cloacl:Js,
huele siempre bien», dicen que decia el em-
perador Vespasiano; y por cierto que hay una
respetabl~ dósis de rAzón natural en el
proverbio yankee; make money honestly ir you
can, but lIwke nwney.
A primera vista parece c,ontradictorio que
un grande hombre pueda ser en algun res-
pecto un menguado hombre, que un hombre
pueda tener su razón completamente ?er-
fecdonada en unas malerias y completa-
mente atrasada en otras, pero lo que es
contradictorio en el espíritu á causa de in-
ducciones falsas, no lo es en la realidad ex-
terior. Es dificil que un hombre bien ves-
tido y con traje nuevo tenga rotos los
calzoncillos ó el alma atravesada, que un
narigon ó un orejudo carezcan de olfato ó
de oido: pero no es imposible, sino muy na-
tural, pues el excesivo desarrollo en un sen-
tido implica escasez en otros rumbos. Nadie
confiará un pleito á un gran médico, ní un
cataI'l'O á un gran jurisconsulto. La única
cosa que hace excepción y que se confia á
SOUTH AMERICA 87

cualquier hombre que no sirva pora ella,


con tal que sirvo para otros cosos, son los
destinos de cualquier país sud-omericano,
porque se ha convenido en que las unicos
cosas que sirven para gobernar bien son el
pat.riotismo y los principios, aunque los pue-
dan t.ener, y con exceso, hasta los que no
sir\'an pora nada.

XVII

Se oye exponer un osunt.o, é involunta-


riamente se formo en el espíritu un juicio,
perfectamente razonable. con relacion á alas
{~onstancias de autos», á los datos suministra-
dos por la parte informante. La razón na-
tUl'nl se ha pronunciado. y se ha pronunciado
bien. El juicio es malo, no por culpa de la
razón pura, sino porque faltaron en el espíri-
tu los datos de la contraparte. Sicológica~
mente, el juicio es perfecto en el hecho inter-
no; en el hecho real, exterior, es un des"atino,
una infamia. Hé ahí, pues, el procedimien-
to para hacer crímenes y locuras con la fa-
oCultad naturol que llamamos razón.'
Me cuentan que Pedro ha muerto á Diego
eon todas las circunstancios que consti-
88 SOUTH AMERlCA

luyen la alevosía, y mi raz6n natural, com(}


pistola al pelo, falla, incontinenti, que Pe-
dro es un miserable asesino, y la indigna.
ción me hace repetir esto por todas partes.
El fallo es la expresión de la justicia. tal
como la concibe todo el mundó, y la indigna-
ción es la consecuencia de mis senlimientos
humanitarios, muy recomendables. Pero,
con todo eso, resulta despues que el muert(}
ha sido Pedro y que yo he sido un calum-
niador de la Yíclimn.
Apenas llegado á S. R. el coronel X, COffi(}
jefe de la frontera y con el firme propósito
de ser hueno y justiciero, le ponen la cabe-
za así, con la relación de las tropelias que
cometia en In campaña el foragido José
Manuel Lopez. Al día siguiente le traen la
lista de presos, y en ellA lee: José M. Lopez
por ebriedad. -A este péguenmele cuatro ti·
ros en el acto, dice. pues es de advertir que
imperaba por aHí la constitución de D. Juan
Manuel, de que ya hemos hablado. Cuando
despues supo que el fusilado era José l\Jaria
Lopez, honrado albañil de la villa, no se
acusó ni de su tl'OP de zéle.-Si era inocente,
no tengo la culpa, pues en conciencia lo
mondé fusilar pOI' picaro. no por ino~ent('.
E'5a constitución, con que gobernó D. Juan
SOUTH AMBRICA 89

Manuel, viene siendo pues la misma del co-


ronel X, y del Lopez que quedó vivo y ha-
ciendo fechorías, despues que habian fusi-
lado á otro porél, y la misma con que Lavalle
fusiló á Dorrego, sin que pueda acusáI'sele
de otra cosa que de haberse metido á rege-
nerador político, asunto que no era del fir-
ma de caballeria.
Porque si á un artista en zapatos que tie-
ne su razón perfeccionada en el ramo de
zapateria lo ponemos á fallar pleitos ó tÍ
dar cargas de caballería, ó á resolver proble-
mas politicos, no podrfi expedirse en estos
ramos sino con su razón natural ineducada.
Si le damos la opción entre una reacción á
medias y una radical, entre lo necesario y lo
mejor, optará prirna lacie por lo mejor.
Entre transar con los malos ó ahorcarlos,
estará por la horca, entre las reformas par-
ciales y las completas, entre el progreso al
galope, entre In evolución y la revolución, es-
tará siempre por lo completo, lo inmediato
lo perfecto, la revolución, porque no tiene
razón experimental y ante la natural lo más
es mejor que lo menos.
De aquí, pues, que el éxito de un progra-
ma político, que sea en resúmen, la exage-
racion de )0 mejor, estará en razón directa
9U SOUTH AMERICA

de la ignorancia del público. sobre todo en


los países nuevos, y especialmente en Sud
Amér'ica. Cuanto mayores trastornos hava
de producir, cuanto ~ás impracticable s~a
en la vida reoi tanto mas perfecto será ante la
rozon natural de las muchedumbres y cuan-
to más disparatado y fantástico. tanto más
halagará. lo fantasía del populacho. Las
huries del Coran han causodo más estl'agos
en el mundo que todos los locos de remate.
posados y presentes.

XVIII

Las diez y ocho naci'lnes latino americanos


disfrutaI). de constituciones políticas que son
la quinta esencia de la razon cientifica aje-
na y dentro de las c~ales se desenvuelven
pueblos á medio civilizar que en el órden
político apenas disfrutan de razón natural.
Los ál'duos y delicados problemas que la de-
mocl'acia presenta constantemente á la opi-
nión de todos los hombres mayores de 17
años tienen en la razón pura una solución
completamente opuesta á la que les corres-
ponde en la razón experimentada, y poco se
adelanta con leyes sabias, si el órgano dere
SOUTH AMERICA 91

mismo que "hombre, parecido". Carlyle, que ha te-


nido la paciencia de leer el Corán, asegura que es
el libro más eatúpido y absurdo que jamás se haya
escrito. ,
Pues por eso mismo, como fruto de la razón na-
tural de un ignorante, se acomoda mejor a la razón na-
tural de doscientos millones de mahometanos, que lo
veneran como la expresión perfecta de la verdad ver-
dadera para ellos. ,. E,n último análisis, dice Scho-
penhaeur, nadie puede comprender y apreciar real-
mente sino lo que es homogéneo. Ahora bien; lo ho-
lllogéneo para el hombre limitado, es lo; limitado;
para el hombre trivial, es lo trivial; para el espíritu
difuso, es lo difuso, y para el insensato, lp. absurdo;
caua uno prefiere sus propias obras como siendo de
su misma naturaleza. Ya el viejo Epicarmo, el poeta
fabuloso, cantaba así: "no hay que asombrarse de que
yo hable en mi sentido, y los que se eomplacen en sí
mismos creen estar llenos de méritos encomiables;
del mismo modo nada le parece más bello al perro
que el perro, al buey que el buey, al asno que el asno,
y al cerdo que el cerdo".
De aquí que no basta servirle al público laS opinio-
·nes mascadas, como dice Emilio Zola. Para que las
encuentre razonables es ,necesario que sean también
de su mismo pelo: federales para los federales, unita-
rias para los unitarios, whigs para los whigs y torys
para los torys. Así como el canto de las ranas es inin-
teligible para los canarios, y viceversa, las razones
moderadas, como las razones radicales, no tienen valor
alguno en el campo contrario, donde se las considera
como simples herejías. Y del mismo modo que hay
paladares que son insensibles a todo aguardiente de
menos de 40· centesimales, así también hay espíritus
que sólo pueden gustar del brulote puro y desbor-
dante de injurias y calumnias.
Pero, a diferencia del aguardiente, que· por existir
92 SOUTH AMBRICA

ilusion da, momentáneamente á lo menos,


la. sensAcion de la realidad, en el estado de
salud moral, y en el de locura no solo la do.
sino que lA reemplazo.
Ni el gusto ni la razon sirven para eso,
hemos dicho, pero poro eso se usan, y, á
Dios gracias, en lo que á aquel concierne
no estamos ton desamparados; hay leyes que
prohiben manejar las sústancias químicas
y preparar remedios poro un individuo, con
los solos medios del gusto, del olfato, de la
visto y del tacto; y las leyes contienen pe-
nas severos para el que acomete la empre-
sa sin ~studios y prácticas especiales cons-
tatadas en un titulo universitario defarma-
céutico. En cambio, para preparar remedios
para el cuerpo social para miles ó millones
de individuos en conjunto, nuestras leyes
solo exigen la capacidad de llevar un fusil
en la guerra: todo mayor de 17 años es
elector· Ni siquiera se toma en cuenta el uso
de rozo n , que el catecismo fija en la edad
de 7 años; el que puede acertar un ga rro-
tozo puede acertar una verdad, una teoría,
un candidato. El que puede 10 más ante la
razon pura, puede lo menos: el que puede
salvar al país en lo guerra puede gobernar-
lo en la puz.
aOUTH AMBRICA 93

Un albañil, un coronel ó un abogado, que


estón legalmente autorizados para curar los
males del país con nada más que su razon
pura, incurririan en gr3ves responsabilida-
des si pretendieran regenerar una sífilis ó
amput.ar una oreja sobre un individuo en
par-ticulur. Y claro está que, cuanto más pu-
ra sea la razon de que disfruten para la
clinica social, cuanto más libre de experien-
cia y de estudio, tanto mós radicales serán
las curaciones, como ha podido verse en la
cHnica de los jacobinos, de los comunistas,
como en nuestros antiguos federales y uni-
tarios, como en los nihilistas y anarquistas
actuales. Lo que la cirugía moderna llamo
el método conservado'!', porque en efecto con-
serva los miembros, aunque no queden per
fectos, no pueden encontrar partidarios en
los pueblos atrasados, ni en el populacho
de los pueblos adelantados, porque éstos con
la razon pura quieren curaciones radicales,
y aquel método es uno curacion relativa,
porque procede de la ,'azon mezclada con la
experiencia.
y después que el salvador de la patria ha
curado radicalmente los males del país con
una amputacion feroz, como i..avalle. con
las ejecuciones á lanza y cuchillo, como don
SOUTR AlIIERICA

Juan Manuel y sus satélites, con una ni-


velacion por la guillotina, como los jacobi-
nos, ó á dinamita puro, como los anarquis-
tas, se vuelve ó los espectadore~ espantados
de la cosa, y los recuso. «Apelo al fallo de
Dios y de la historia, mi conciencia está
tranquila 11. "

IBueno fuera que no estuviese tranquila,


si proc"edió en conciencia! Y lucidos esta-
rian la posteridad y San Pedro, si para abrir
ó cerrar las puert.as del cielo tuviesen que
juzgar las barbaridades con la misma con-
ciencia con que fueron hechas.

XIX

Estábamos en que la razon y el paladar


no sir'ven para todas las cosas, para las cua-
les se usan, y en que se usan, sin embar-
go, para lo que no sirven, porque nadie
puede proceder sino con lo que tenga, aun-
que sea malo. El que no tiene más que un
saco roto' para guardar la experiencia, Yer-
bigracia, en él la guardará, aunque se le
vaya por los agujeros. A un individuo le
dan una bebida y la prueba; si es a~'Tada­
ble al paladar, se la bebe. Podrá ~er un vene-
SOUTH AMERICA 95

no infnme allá por el intestino grueso; pe-


ro eso no quita que á lo oltura ftel paladar.
en la porterío de las entraüas, fuese coso
exquisita; y recomendoble. l':ntre gonarse
la vida con el sudor de la frente propia ()
con el de lo ajena, mediante un noipe, ó
cosa del género, lo rozon natUl'al no trepi-
da, y de ahí que el ser T'acionol se enVICIe
en el ajenjo ó en el tabaco con el órgono
del gusto. y en el juego con el órgano de
la razono En la naturalezo, los únicos séres
que se emborl'achon, se fuman y se desplu-
man con naipes, ruletos, caballos, loterías
y la mor, son los séres racionales.
Nuestra rozon natural, verbigrocia, estu-
YO de baile allá por 1887 y 88; la de nadie.
que sepamos, se negó ó admitir el aumen-
to del valor de sus cosas, por las locuras de
la especu]acion ajena, y por el contrario,
casi todos nos mezclamos en el cotillon de
los valores, pues ¿qué cosa mejor, ante la
razon pura, que la inflacion de los valores,
el abultamiento de los negocios, la· multi-
plicacion del dinero, ]a prosperidad ga]o-
pante? Esas cosas, donde son peores es en
la Razon experimental,.y esta bendita se-
ñora no había venido aún; estaba en viaje.
Entre tanto, por nuevas emisiones, por
96 aOUTH AMERICA.

empréstitos y por siete mil concesiones, obras


públicas y~ mar, l.~OO.OOO.OOO $ se mezcla-
ron á empujones en ·Ia circulacion de la feli-
cidad humano.
Pero al fin llegó doña Catástrofe, por más
señas en 1889, porque eso sí, aunque lle--
gue tarde, por regla general, jamás deja
de llegar. El país, fundido y desacr'editado,
literalmente arruinados los ex-afortunados
tenedores de papeles; todo el mundo veni-
do á menos y por ende furiosamente exas-
perado, pues como dijo el Dante:
_.... nessun rnaggior dolo;re,
Cite ricordarsi del tem.po felice
Nella miseria.
6 Qué coso mejor entonces ante lo razon
puro, que la regeneracion del país, la tabla
('osa contra los corrompidos, la hOl'ca para
los pillos, la omputacion radical, en una
palabro, y de yapu el turno de los puri-
tanos'!
Entre la reforma á media asta y la reac-
cion al tope, entre la evolucion y la revo-
lucion, entre la convalescenci!i paulatina y
la curacion de golpe y porrazo. entre lo
~imple compostul'a de la casa por el siste-
ma inglés y la reedificacÍon lot.al por el
50um AMERICA 97

sistema francés, no cabe opci~ ante lo


razon pura: lo más, es lo mejor.
Porque es justo advertir que la experien-
cia que nos habia llegado y que se habill
mezclado é incorporado á nuestra· razon na-
tural, que no podio ser la experiencia en
generol, no podio ser tampoco la experien-
cia en todos 'Ios órdenes de cosas posibles,
sino la experiencia en concreto: la experien-
cia de que lo mejor ante la razon pura, en
materia de progreso material, conduce prác-
ticamente en el mundo vivo y real á un
cataclismo de padre y muy señor mio.
La experiencia en concreto de que lo me-
jor ante la razon pura, en materia de pro-
greso moral y político, conduce práctica-
mente en el mundo vivo y real ó una ca-
tástrofe de no te muevaE, esa recien se ponia
en camino y apenas hemos visto algunas
escaramuzas de su vanguardia, el año pa.-
sado, pero ha de seguir llegando, y, como
la anterior, no ]n recibiremos sino tarde,
pues como ha dicho un gran pensador:
«La experiencia es un médico que llega in
lwticulo nW1't'is».
«Así como no hay hombre perfecto, así
tampoco es posihle hallar partido, ni asam-
hlea, ni colectivi-iad ninguna que lo sea, pues
98 SOUTII AMERICA

las, corpOJ;aciones numerosas aún son ma-


teria más dispuesta que no los individuos
aislados á incur'rir en error, en razon á que
la simpatía' inflama 1m; pasione~, y que el
temor de la pena y el instinto de la ver-
güenza disminuye y se araga, Asi vemos
diariamente que hacen los hombres por sus
partidos cosas tales que preferirían morir
úntes de hacerlas en su provecho personal.
«Raro es que en negocios particulares la
r'azon y la sinrazon, el mal y el bien, se
hallen tan perfectamente divididos y sepa-
rados que todo el mal esté de una parte y
de otra todo el bien; pero en el caso que
nos ocupa nos encontr'amos con un cisma
que sep'lraba en dos bandos la nacion en-
tera, bandos que se componian cada uno de
fracciones diversas en cuyos
, . senos milita-
han individuos ménos distantes á las veces
por sus opiniones de sus adversarios mode-
rados que de sus aliados violentos; bandos
que contaban en sus filas ú muchos hom-
bres á quienes determinó á seguir aquel
rumbo su nacimiento, bUS relnciones de
par'entezco ó cualquiera otra circunstancia
hija de la localidad en que habitaban, y
que á su vez arrastraban en pos de sí mu-
chedumbres inquietas, apasionadas y violen-
ROUTII~AMEIUCA 99

tas, pal'a las cuales )as nubes y los torbe-


llinos de las tempestades políticas constitu-
yen la atmósfera vital yel único aire respi-
rable. Lo propio que los ejércitos tienen
los partidos, demás de soldados,· dispersos
y cantineras, y en sú marcha se les agre-
gan grupos de gentes que viven á su costa
y se divierten con sus manifestaciones; gen-
tes con las cuales puede contarse ú veces
para pasar revista, pero que no dan fuerza
en las operaciones, que se pr.eocupan poco
del éxito, que relejan la disciplina en toda
ocasion y deshonran sus banderas, y que
después de un desastre siempre se hallan
dispuestas á rematar á sus compañeros y á
robar sus bagajes.
(( Esto ha sucedido y esto sucede cada vez
que los· hombres se dividen para formor
grandes partidos, yasí aconteció dUl'ante la
guerra civil de Inglaterra, cometiéndose de
una parte y de otra err'ores y crímenes bas-
tantes para poner espanto y hnstío en "ei co-
razon de aquellos que no comprenden que
la historia de la humanidad no es otra cosa
sinó "un tejido de crímenes y horr'ores. Por
eso no sirven los misántropos ni para rea-
lizar' grandes empresas, ni paro juzgarlas
debidamente _. (Macaulny-E. políticos.)
100 SOUTH AMERICA

xx·
u La opinion es la reina del mundo, dice
Voltaire, y la razon es condenada ti muer-
te cuando pretende combatida.»
Pero ·la opinion es precisamente un pare-
cer, una verdad, emannda de la razono Hay,
pues, aquí, en último anólisis una ra~on que
condena, y ot~'a l'azon que es condenada, lo
que "iene ó justificar la utilidad práctica de
la division ú que nos hemos referido en el
púrrafo quinto.
y podemos entonces traducir el pensa
miento de Voltaire así: In rélzon natural por
la euol adopta sus pareceres el mayor nú-
mero, es la reina del mundo, por eso mismo,
porque impera sobre el mayor número de
cabezas, y cuando la razon refinada de «los
pocos ~abios que en el mundo han .5ido» la
combate, es ésta ahogada por la masa y con-
denada por la naturaleza de los magines de
la época á quedar huérfana de creyentes,
hasta que no cambie y llegue á su nltura
la r8zon vulgar. Tal es lo que sucedió con
las grandes y eternas verdades de Jesucristo,
y con las que han venido después.
SOUTH AMERICA 101

«Si quereis suber lo que es bueno y ver-


dadero, dice Carlyle, consultud á dos millo-
nes de inbéciles.» O seu: si quereis suber lo
que es bueno en economíu politica, en mo-
ral, en estética, en politica, consultad á dos
millones de sabios en gunudería, ogricultura,
medicina, albañilería, etc.
y sin embargo, Car1yle procede de la ~ec­
ta de los puritanos, que, entendiendo que la
inspiraeion puede sobrevenirle indistintA-
mente á cualquiera, abolieron las jel'arquias
y se reunian ü orar hincados en cualquier
parte, hasta tIue alguno, sintiéndose posei-
do momentóneamente del Espíritu Santo, se
incorporaba y largaba un sermono
Como la política viene atrás de la religion,
siguiendo sus huellus, y reeditando por otra
Yia sus torpezas y errores, las sectas demo-
crát.icas puritunas hun heredudo los ritos
correspondientes: los principios políticos, jo
mismo que los religiosos, no requieren upren-
dizujes, estudios ni experiencia; el programa,
forma electoral de la gracia divina, los hac'3
innecesarios, santificando igualmente á to-
dos los afiliados, buen05 y malos, cándidos
y pillos, ilustrados é ignorantes, y la inspi-
racíon patriótica, como antaño la inspiracion
divino, puede surgir en el último soldudo
102 SOUTII AMERICA

de Crómwel1, en el corazon de la ignoran-


cia. Todo el mundo está, pues, igualmente
autorizado poro ejercer de apóstol, y como
la elocuencia, según Legouvé, es el arte de
conmover al pueblo por medio de la pala-
bra, el éxito de cada regenerador depende de
la manera en que se acomoden sus predica-
ciones á la razon natural del auditorio (~ 23).
Así es como se constituye la opinion pú
blica dando y recibiendo verdades homogé-
neas con el estado de los espíritus, expre-
sion del sentido comun~ término medio de
la ignorancia y de la ilustracion en cada
país, con el obligudo lote de erroreB y bru-
talidadeg que correspondan al ambiente in-
telectual de la época, llevando en sí en -es-
tado latente la dotacion de fracasos corres-
pondiente para el gobierno y para los par·
tidos, en los pueblos nuevos, como el niüo
que, por más esfuerzos que haga para· ca-
minar como lo Inglaterra, no puede aho-
rral'se los tambaleos, tropezones y caidas
que corresponden de par la nature 01 estado
funcional de sus piernas.
_ Era de sospechar, en efecto, que en nin-
guno parte, ni aún en Sud-América, lo opi-
nion pública pudiera se l' mas adelantado
que el publico.
SOUTH AMERICA 103

XXI

y conste que, hablamos por experiencia


propia, pues en esa forma hemos extrenado
nuestra ignorancia en el arte de gobernar.
Nos estaban imponiendo el progreso d palr.s
y como un exceso trae el opuesto, por la
fuerza de las cosas tuvimos que poner cá-
tedra de salvacion del país sin haber 'upren-
dido aún como se salvan los países, y lo que
€!"; más grave, ~in saber siquiera técnicamente
como se pierden, puesto que el perderlos
sin ~iencia ni arte lo sabemos todos invo-
luntariamente, y de nacimiento, por más
seI1as.
En la primera tregua endilgamos á Story,
Paschall, Tiffany, etc., pero nada: como si
hubiésemos ido á Marruecos á estudia}' el
japonés. Un ensayo de r.egeneracion, que "i-
rnos hacer, nos hizo ver la analogía"entre
los regeneradores y los barrenderos: unos
y otros limpian de lodo la vía p1Í.blica, pero
se ensucian. Y son como los trapos de co-
cina, que aún estando sucios sirt'en para
limpiar. -
El Dr. Lopez, Taine, Macaulay, Buckle,
SOUTH AMERICA

Yhering y otros, de quienes procede este


estudio sobre el arte de perder el país, aca-
baron de ponernos en la situacion más en-
barazosa: conformarnos
. con las enmiendas
,
alcanzadas ó perseverar conscientemente en
el segundo exceso, después de haber cesado
el primero, y no por ignorancia Ú ofusca-
cion, sino por guardar consecuencia á una
verdad que se volvió error por la pérdida
de aquella parte de la magna ignorancia
que la habia habilitado como verdad; á un
mal que fué remedio de otI"O mal mientras
subsistió el mal mayor que lo hacía nece-
sario, pues estos segundos males son como
ciertos contravenenos, que se vuelven vene-
nos sin contra cuando ha desaparecido por
otra mano el olro veneno que debían neu
tralizar. (La explicacion técnica de esto la
daremos en el § 38).
En efecto, la mismísima tradicional in-
t.t'ansigencia juarizta, rosista, y rivadaviana
de: lo mejor á palos, habia cambiado de do-
micilio,pasándose al enemigo con armas
y bagajes, y en nuestra. pobre tierra natal
c.on la fl.or y nata de su antigua tripulacion:
con los veteranos del abuso, de la violencia,
de la matufia y del enred.o, empeñad.os aho-
ra en v.olver ti salvar 01 país P.oI" la .otra
SOUTH AMERICA 105

alforja, .Y con los sobrevivientes petrificodos


de la «santa causa de la federacionD que
reconocen en seguida en lo «salvacion del
país, y en la santa 'causa de la regenera-
cion» el viejo molde clásico de su patriotis-
mo, el antiguo é inveterado traje de sus
ideales políticos.
Forzosamente, pues, para ser consecuen-
tes en combatir «lo mejor á palosD con que
nos echaron á la calle el 6 de enero de 1889.
para mejorar el gobier'no de Benegas con
el famoso gobierno de D. Oseas, de incom-
parable chifladura progresista, teníamos que
ser de nuevo inconsecuentes con los nue-
vos empresarios de «lo mejor á balozosD y
traicionar la regeneracion patriótica, des-
pués de haber traicionado el. progreso pa-
triótico. Duro trance, por cierto; pero, no
pudiendo uno emigrar de la época en que
involuntariamente vive, no le queda más'
alternativa que aguantárs~la ó reventar, bien
entendido que claudicar de un error· es
delito de lesa patria á lo~ ojos del que sigue
considerándolo como verdad infalible, como
única salvacion del pals.
Guardando las distancias y las épocas,
puede decirse que estábamos en el caso de
un federal de buena fé, que en 1839 hubiera
106 I:iOUTH AMERICA

comprendido que la mazorca no era un sis-


tema constitucional de gubierno, y quedado
por ende, en la alternativa de que lo decla-
rasen Cltraidor salvaje unitario», ó de seguir
quand meme, como miembro honorario de
la «Sociedad popular restauradora.,
En los pueblos sin educacion experimen-
tal, en 'los de razon pura, donde el espíri-
tu suprime los términos medio~ por la exa
geracion de lo major, no queda más alter-
nativa que la de ser energúmeno ó traidor,
en política, puesto que la moderacion y la
ubstencion tambien son traiciones á la pa-
tria, desde que el exceso del bien se con-
sidere como «deber patriótico». Lógicamente,
por la lógica del espíritu. la intransigencia
es una yirtud:, point de salut hors l' eglisc
y lógicamente la intransigencia llega á nues-
tras fórmulas históricas del patriotismo:-
(( unidad ó muerte» - C I federacion ó muerte»,
que excluyen la neutralidad y no dejan es-
pacio para los indiferentes. Es forzoso an-
dar en In procesion y con «la divi5a del
patriotismo» (~ 28), escarapela, cinta, moño,
g0rro, bigote ó lo que fuete. E pUl' si 1:tHtove.
y puesto que de ello se trata, vamos (1
incorporar á nuestro repertorio un bellísi-
mo desatino, un desatino mortal en este
SOUTH AMERICA 10i

continente, donde los partidos polfticos ro-


ban, sAquean y asesinan, como los simples
particulares, donde los partidos no se orga-
nizan para gobel't"tar el pafs, sino para sal-
val-lo, para regenerarlo, para enmendarlo,
para perfeccional'lo, donde hay partidos opro-
biosos y partidos regeneradores, donde hay
partidos inmundos y salvajes. y partidos res-
tauradores de las leyes, partidos perturba-
dores del órden y partidos restauradores de)
órden, partidos de traidores enemigos de la
patria y partidos de patriotas salvadores de
)as instituciones. La brillante frase retórica
que en semejantes países tiene que caer co-
mo un rayo en un ulmacen de pólvora, hela
aquí: transar con el cl'imeu, es crimen.
El desatino ton gentilmente cabalgado en
la hermosa frase, es por supuesto para los
crímenes de opinion, sea, para aquellos co-
sas que la opinion pública considere como·
crímenes. La frase y el espíritu que la in-
forma están destilando sangre, infamias y
barbaridades, no solo en la historia argen-
tina, sino en la historia de la humanidad~
¿ Qué es crimen ante la opinion púolica '!
Crimen era la doctrina del Redentor de
la humanidad y las autoridades romanas de
la Judea, para no transar con el crimen, lo
108 SOUTH AMERleA

mandaron crucificar. Crimen era el cristia-


nismo ante las leyes y la opinion publica de
la ~oma pagana, y los emperadores, inclu-
sive los Antoninos y el magnánimo y justo
Marco Aurelio. para no transar con el cri-
men, entregaban los cristianos á la justicia
de las fieras del circo; crimen era la here-
jía, y el piadoso santo Domingo, y los pia-
dosos obispos, reyes y papas, para no tran-
sar con el crimen y tranquilizar su concien-
cia, purificaban por el fuego á los herejes,
y olro tanto, si no peor, hacian los protes-
tantes; crimen era la revolucion de 1810, y
los patriotas eran fusilados de conformidad
á las leyes españolas, para no transar con
el crimen; crimen era para los unitarios el
derrocamiento de Rivadavia y para no tran-
zar con el crimen hicieron la revolucion de
1. 0 de Diciembre de 1828, y Lavalle fusiló
á Dorrego, «haciendo al pueblo de Buenos
Aires el mayor sacrificio patriótico que po-
dia hacerle»; crimen fué en el espíritu de
los federales la revolucion de Diciembl'e y
el asesinato de Dorrego, y para no tran-
sar con el crimen y para no ~odearse con
traidores enemigos de )a patria, bajo la di-
visa patl'iótica y moralizadora: «mueran los
unitarios decembristas. Hsesinos de Dorre-
SOUTH AMERICA 109

go», inundaron de lágrimas y sangre al pais,


durante 20 años.
Cuando tales olrocidodes informan el es-
píri tu de los hombr~s, cuando lo opinion
es un crimen, cuando el partidorio se tor-
na delincuente solo por ser partidario, cuan-
do los port.idos fomentap y apadrinan crí-
menes comunes como soluciones salvadoras
de la patria y cuando el horror del crimen
individual se extiende á todo el partido en
que militen los delincllentes, y cuando los
partidos no transan con los partidos ni con
los gobiernos poro no transar con el crimen,
entónces, ¿ para qué diablos sirve la cons-
titucion de poderes conciliadores de Alejan-
dro Hamilton?
Ahí está, por ejemplo, «el crimen del Bra-
gado», humeante aún. Según lo que expli-
caremos mós adelante, ~ 23 Y2::>, este crimen
consiste para los unos en que ha sido ate-
vosamente asesinodo Carlos Costa y para los
otros consiste en que han sido ale\'o~amente
asesinados los Islas. Tengamos, pues, el co-
raje verbal de redondear la móxima sublime
de moral pura, con su natural, t,radicionnl
é histórico complemento, y lancemos ent're
los partidos enconados la bellísimo frase:
- j No tI'ansen con el crimen, degüellen se I
110 sourH AMERICA
--------~------

XXII

Se discute si hay, entre los constituciona-


les y libres, por supuesto, alguna for'fiuJ, de
gobierno, dentro de la cual pu~da cualquier
pueblo atrasado conducirse como pueblo
adelantado. Es como si preguntásemos si
hay algun traje d-entro del cual pueda un
hombre conducirse con mós cordura de la
qu.e tiene. Pues, eso ni más ni menos, sue-
len encontrarlo los partidos políticos cuando
se les antoja: ciertas fórmulas maravillosas,
ciertos «principios» que tienen la virtud de
convertir en sabios politicos, en estadistas
insuperables C. G. D. P. -(~ 26) á todos sus
adherentes, cunlesquiera que hayan sido sus
precedentes, especie de lámparas de Aladino
pa ra exonera rlos de todas «las debilidades
y flaquezas de la criatura humanaD, de tal
manera que puedan encerrarse en un cuarto
oscuro y fabricar en plena fantasía un pro-
grama de gobierno perfecto, no susceptible
de ser alterado en la práctica, por las eyen-
tualidades de la misma práctica, ni mucho
menos por las tentaciones y contrariedades
no presttpltestadas, y de todo punto ausentes
SOUTH AMBRICA 111

en el momento de la fabricacion del mani-


fiesto.
La inmensa ventaja de esto consiste,-y
entiéndase desde luego flue no nos referi-
mos á la 'realizacion del progrnma, sino á
su propagacion,-consiste. decimos, en que
la multitud está acostumbr'ada de antemano
t1 la explicacion de todos los "icíos y desa-
ciertos 'comunes por la falta de principios
religiosos, siendo valor entendido que, cual-
quiera que sea la procedencia y mañas de
un sujeto, le basta la posesion de los prin-
cipios religiosos para dirigir su conducta con
tanta seguridad como si fuera sabio.
y como en estos casos, «la moneda co-
rriente es más útil que un lingote de oro
puro», la teoría de la perfeccion política del
individuo por los principios verbales que
lleve inscriptos en su bandera, tiene la ven-
taja de dar á la multitud una razon que le
es familiar y que por ende seró compren-
dida á proporcion que encuentre preparado
el terreno: el clero, las mujeres, el pueblo
bajo, la juventud. Así, es claro, como la
luz del sol, que si los hombres del «régimen
oprobioso» hubiesen inscripto en sus ban-
deras estos .. sanos principios))' aún siendo
los mismos hombres que fueron, hubiesen
112 SOUUH AMERICA

procedido al re"és de como procedieron. Tan


cierto es esto, que cuanto individuo del ré-
gimen oprobioso, cualquiera que haya sido
su lote de oprobio, adopta los principios
sanos, quedé regenerado ipso tacto, y no
con el mismo grado que tenia en el anti-
guo régimen, sino hasta con ascenso, si es
hombre de ·pelea.
Creada la cosa en el espíritu, no. debia
tardar en enrolarse en el vocabulario cilrJ'ien-
te, y en efecto, lo que en el principio se
llamó «Union cívica de 13 juvent.ud), llegó
á llamarse, andando el tiempo, andando la
explicacion por mejor decir, «U nion cívica
de la juventud principista)), «Union cívica de
la juventud radical principista)). Ha nacido,
pues, á ojos vistas, una nueva humanidad,
una nuevo clase de jóvenes: la clase de los
jóvenes principistas susced(meos sudameri-
canos de la fraeazada juventnd progresista
de ahora cinco años, (3péndice B, H, l.)
La diferencia entre losjóvenes principistas
y los jóvenes comunes, como la antigua dife-
rencia entre los comunes y los progresistas,
consiste en que á los pl'imeros los princi-
pios les hon h3bilitado la edad, la razon, la
experiencia y el saber, tí fin de que pueden
ejercer, sin tardanzo y sin los peligros na-
. snUTH AMERICA H3

turales, de sHlvadores de la potria y l'ege-


neradores del país. Se l'eeordal'<l que, tl poco
de hecho este portentoso descubrimiento,
pasó la muchachada por lo caso del general
Mitre y lo ohsequiaron con uno silvatina,
al- solo objeto de dejar conslnncia de haber
asumido lo mayoría de edad en asuntos de
gobierno y demostrar además cuanto más
competentes eran ellos que no él en cues-
tiones de estado, y que hubo por añadidu-
l'a ilustres pat.I'iotns que reconocieron en el
hecho un inmenso adelanto de la razon plÍ-
Mica.
«Es entendi-do, dice Taine, á propósito de
los jacobinos, que de sí misma y por su
propia fuerza ]a teoría engendra lo prácti-
ca, y que basto á los hombres decretar ó
.aceptar el principio, para adquirir de golpe
y porrazo ]0 capacidad de comprenderlo y
la voluntad de cump]irlo». Es lo que va im-
plícito en lo que en el vocabulario poJítico
Homan [} horo <da hondeea de principios. »

XXIII

Lo que In moneda cOl'T'iente es al comercio


son los polnb,'os á lo razon: un instrumen-
114 SOUTH AMERICA.

to de cambio; de ~ambio de cosas materia-


les en un caso, de cambio de cosas espiri-
tuales en el otro. La principal diferencia
consiste en la enorme dificultad de reco-
nocer las piezos falsas en la moneda ver-
bal, porque mientras en la moneda fí~ica
todo es suceptible de ser controlado cún los.
cinco sentidos y con el entendimiento de
yapa, en las palabras no hay cosa que pueda
ser conocida pOI' el olfato, por el tactó, por
el gusto, pOl' la vista, etc., pues no son
más que un ruido destinado ti producir, 6
provocar ó despertar en el espfritu del oyen-
te una sensacion, una idea, un sentimien-
to, un recuerdo, una esperanzo, un deseo,
una ilusion, etc., v desde entónces, el éxito
de las palabras no depende de lo que exista
en el espíritu del oranor, sino de lo que des-
pierte en el espíritu del oyente; no de lo que
las haya engendrado, sino de lo que ellas.
engendren; esto e~, de la manera en que
las palabras, cualquiera que sea su ori-
gen ó su causa, se acomoden al espíritu del
oyente.
En las tabios, un ortista no necesita
sentir cosa alguna poro hacer llorar al pú-
blico sentimental de lo plotea, Mos aún:
si no 8abe represental' lo impresior.. de
SOUTH AMtRICA 115

modo que impresione al auditorio, es inú-


til que siento hasta mOI'irse. En Mis . .l1on-
taiias, de Joaquin Y. Gonzalez, no hoy mon-
talios, ni siquiera pint.adas; hay palobras
solamente, palabras en qlle él ha traducido
las sensaciones que á él le produjeron sus
montañas, con tanto ingenio y arte, que lo-
gran reproducir en el espíritu del lector una
sensocion más ó menos parecida á la que
le producirían directamente los montones
de piedra y tierra que estón mudos é in-
móviles allá en la Rioja, sino mejor aün,
pues en el precioso libro no cansa la insu-
frible mula, ni fatiga el bárbaro trabajo de
los cuesta arriba. Otros han visto esas
montañas; otros hemos visto otras monta-
ñas más bellas aún, y las hemos visto con
el alma más dolorida, y más sensible por
ende á las impresiones externas; pero, aun-
que nos mat.aran á palos no lograríamos
jamás producir en el espíritu de los le'ctores
las impresiones que produce Joaquín V. Gon-
znlez.
Nuestro chiquiJin quiere saber en la Dár-
sena si un vapor va á silvar, y formula sub-
jetivamente su pregunta:
-Dime, papá, ¿ me asustará ese vapor?
La palabra no es, pues, el vehículo de Ja
116 SOUTH AMERICA

idea, como suele decirse en una metáfora


bonitil, pero estafadora como todos los dia-
II10s, porque no la lleva, ni la t1'ae. El que
hace una declaracion de amor, verbigracia,
no trasmite ninguna parte de sí á la per-
sono que le escucha. sino solo, dice Yhe-
I'ing, un movimiento, una conmocion que
despierta ó exita en el oyente los mismos
sentimientos, ideas, sem~aciones ú otras dis-
tintas, pues estas mal llamadas" «trasmisio-
nes de sentimientos amorosos» unas veces
producen dicha inmensa y otras veces un
fastidio bárbal'o. Una falsa declorocion de
amor eterno ¿ qué trasmite ?-Nada, y sin
embargo puede producir efectos inmensos,
y si mucho nos apuran, hasta un envene-
namiento por el fósforo. El rebuzno de un
burro, que no tiene significacion alguno
para los demás seres, puede, sin embargo,
en estacion adecuadA, enternecer el corazon
de unA burro, hasta lo distancio de tres cua-
dras. Uno pógina brillante, ó un discursu
magistral en griego, no harían impresion al-
guna sobre un f\Uditorio en español, y en una
pulperia de compaña donde una sonata de
Beethoven no sería entendida, una milonga
sacaria de quicio ,1 hombres y mujeres. Y
dudamos mucho que los mas elocuentes
SOUTH AMERIC:A 117

discursos de Demóstenes puedon comparar-


se, en importancia hist0rico, con el grazni-
do de los gonsos del CApitolio, en aquella
noche memorable en que los galos se iban
colando en Roma, como Pedr'o por su cl1Sa.
Pero de las polabros que hon produéido el
efecto que se proponian, no se dice nunc;:o
que han sido eticuce~, como suele deeirse
de una libe'a esterlina que contiene la ley
de fino ó de un billete ql:e las firmas son
auténticos, no; se dice que son verdaderas.
Un individuo hablo verdod cuando dice 10
que sus oyentes piensan, ó 10 que estnn in·
clinados á pensor, y vice-versa. «El aplnuso
es un certificado de semejonza», dice Stend-
hal. Lo frasa «hombre rozonab]e» significa en
realidad 10 mismo que-hombre parecido.-
Corlyle. que ho tenido ]n pociencio de leer
el Coron, aseguro que es el libro m-ós estú-
pido y absurdo que jamás se haya escrito.
Pues por eso mismo, como frut.o de la
rozon natural de un ignorante, se acomoda
mejor á la razon notUl'al de doscientos mi-
llones de mahometanos, que lo veneran eomo
la expresion perfecta de la verdad ver'dode-
ra para ellos. «En ultimo anáJi~is, dice
Schopenhauer, nadie puede comprender y
apreciar realmente sino lo que es homogé-
118 SOUTH AMERICA

neo. Ahora bien, le homogéneo pora el hom-


bre limitado, es lo limitado; para el hombre
triviol, es lo trivial; para el espíritu difuso,
es lo difuso; y para el insensato, lo absur-
do; cada uno prefiere sus propias obras
como siendo de su misma naturaleza. Ya
el viejo Epicarmo, el poeta fabuloso, can-
taba ~sí: «no hay que asombrarse de que yo
hable en mi sentido, y los que s~ complacen
en sí mismos créen estar llenos de méritos
encomiables; del mismo modo nada le pa-
rece más bello al perro que el perro, al buey
que el buey, al asno que el asno, y al cerdo
que el cerdo».
De aquí que no basta servirle al público
las opiniones mascadas, como dice Emilio
Zola. Para que las encuentre razona bIes eR
necesario que sean lambien de su mismo
pelo: federales para los federales, unitarias
para los unitarios, wigs para los wigs y
torys para los torys. Así como el canto de
las ranas es ininteligible para los canarios,
y vice-versa, las razones moderadas, como
las razones l'adicales, no tienen valor alguno
en el campo contrario, donde se los con~i­
dera como simples herejías. Y del mismo
modo que hay palndares que son insensibles
ti todo aguardiente de menos de 40° cen-
SOUTH AMr:RICA H9

tesimales. así tambien hay espíritus que solo


pueden gustar del brulote puro y desbor-
dante de injurias y calumnias.
Pero. á diferencia del aguardiente. que por
.existir fuera del espíritu puede Rer aguar-
diente en todas partes y para todos los pa-
ladares. la verdad no existe sino en el espí-
ritu, y no como v~rdad en general, sino
eomo verdad en concreto, personal. No pue-
de existir sin una persona que la crea, y
desde que haya quien la crea. ya existe como
verdad, aunque sea error', diremos así. Siem-
pre será, pues, útil traducir la. frase enga-
ñosa «la verdad» por su equivalente real-
«mi verdad». nuestra verdad, elc. Decirle ú
un mahomet.ano, ú un anarquista. á un co-
munista. á un radical ó á un «8cuerdista»
verbigracia,-usted está en error-equivale
.ú decirle: la verdad que Vd. crée y la que
yo creo. son dos verdades distintas y con-
tradictorias, por lo cual uno de los dos
está en error, y en consecuencia. fallaré yo
que el que está en error es Vd.-Y yo ti
mi vez. dirá el otro, fallo que de los dOR
-el único que está en la verdad soy yo.
Entre ambos queda excluido, por supues-
to, el caso más probable: que las dos ver-
dades sean hueras.
120 SOUTH AMERICA

Con razon, pues, es dl':lcir, con razon ex-


pel'imental, ha dieho Toine: «Los ideas no
pesan en el espíritu por su verdad, sino por
su presencia», Todos 10s errores actuales
han sido verdades en su época respectiva y
han determinado la conducta de los hombres,
en el propio modo en que lo determinan las
verdades de hoy, que serón tal vez los erro-
res de mañuna.
Cuando se sabio que lo tierra era redon-
da, Josué hizo parar el sol; cuando se sflbia
que el mundo iba ú concluir por un segun-
do diluvio universal en el año mil, se em-
prendieron las CI'uzadas, yel clérigo Auriol
construyó en el sur de Francia una gran
arca por suscricion pública y embarcó bi-
chos y pl'o\"isiones para salv.arse con sus
asociados; cuando se sabia que las enfel'-
medades eran producidas por un desequili-
hrio de los humores, los médicos mataban
iÍ granel, sangrando á los enfermes en los
dos brazos, por parles iguales, para que no
quedaro más sangre de un lado que del otro;
teoría esta de los sangrías que aún hace
estragos en el c'ue¡'po social; los curanderos-
indios, que saben que los enfermedades son
producidas por espíritus malignos, conti-
núan desgualichamlo Ó SU5 clientes con pa-
SOUTH AMERICA 121

lobros sacramentales, de vir·tudes curativos


eonstatadas; cuando se sllbia que los locos
eron espíritus poseidos por el diablo, se les
curaba con exorcismos. Lo intransigencia
fué virt.ud religiosa ántes de seto virtud po-
Iítico-point de saltet hors l'eglise-no hay
salvacionfuera de los principios. Así, la leño
fué el específico por excelencia poro curar
la herejia religiosa primero y la herejia po-
lítica después.

XXIV

y desde que lo mismo gravitan en el espí-


ritu los ideas buenas que las malos, las
erradas lo mismo que las acertadas, los ver-
daderas lo mismo que las falsas, apenas cabe
un circulo vicioso mlÍs completo que invocar
como prueba de la verdad ó de la santidad
de una causo ó de un principio, el· entu-
siasmo y lo fé con que lo su~tenten SUE
creyentes.
Nadie tiene fé en el error, ni hay más clase
de fé que la fé en lo verdad. Cuando se tiene
fé en un error, es porque se le considero
verdad, y entónces, esta fé puede 8er tan
grande, tan ent.usiasta, tan sincera y tan
profunda como la que se pueda poner en
122 SOUTH AMERICA

la más grande de las verdades verdaderas.


Como el gobierno de Rivadavia tenia fé pro-
funda de que el sistema unitario era la única
salvacion del país, su ministro de gobierno,
el Dr. Agüero, decia en el congreso del
año 26~ «Haremos unidad á palos». Como
los federales á su vez tenían fé profunda
en que el sistema federal era la única sal-
vacion del país, dijeron á su turno: «Fede-
racion ó muerte». Desde que el presidente
.J uarez tenia fé profunda y notoria de que
su gobi~rno era el único «sabio, patriota y
progresista», ¿cómo podria transigir, ni ce-
der, ni cambiar de rumbos, ni cosa pare-
cida?
Natural era, pues, que llevara la intran-
sigencia hasta destruir los gobiernos mode-
rados en el entusiasmo progresista, aunque
fueran de sus propias filas, en Córdoba y
Mendoza, y, pür fin, hasta hacerse repudiar
por su propio partido.
Pero n"o acabaron allí nuestras desgra-
cias, pues como la reaccion es igual y con-
traria á la acdon, el juarizta ha engendrado
por polarizacion al anti-juarizta, víctima
inocente de la virtud de las palabras que
parecen indi~al' de süyo algo así como anti-
malo, como virluoso, como infalible, vamos,
SOUTH AMERICA 123

como regeneraq.or. El hacedor chingado de


progresos y perfecciones materiales debio
lógicamente dejarnos como sucesor suyo y
hel'edero directo de su espíritu, otra astilla
del mismo palo comun: el hacedor de pro-
gresos y perfecciones morales y políticas,
tí chingarse sin remedio, tal así como la
Clunidad á palos» nos trajo la Clfederacion
á cuchillo». Puesto que la intransigencia
juarizta era mala, rematadamente mala, la
consecuencia lógica sud-americana no podia
ser sinó que la intransigencia contrario ero
.buena, rematadamente buena, y vuelto al
mismo trote por otro camino.
Aquella fé, entusiasta y profunda, nos
dió ya todos sus males, ó mós propiamente.
sus excelencias chingadas. y ohora nos folto
recibir de la otra fé, entusiasta y profunda.
los males con que nos obsequie. 6 para
decirlo en forma menos irreverente 'i más
patriótica,-los bienes que n<?s equivoque,
las salvaciones que nos yerre, la regenera-
don que nos trastrueque, lo mejor con que
nos empeore en el órden moral, con las
mismas perfecciones fantásticas y de razon
pura con que ya nos pringaron en el órden
moterial. .,
El entusiasmo y la fé ponen al error el
124 SOUTH AMERICA

sello de lo verdad y cien'an herméticamen-


te la puerta á toda investigacíon. El entu-
siasta y el creyente no son seres que pien-
san, sino seres que obran, por manera que
la fé política ciega sirve para hacer los de-
satinos· y el entusiasmo sirve pam . agran-
darlos.
Jamás se hace el mal tan sincera y ale-
gremente corno cuando se le hace por un
falso principio de conciencia, dice Pascal.
Después de adquirida la conviccion del bien,
de la «santa causaD, «del deber sac"rosantoD,
ya no falta mns que el garrote para hacer-
la triunfar. Formada la conviccion, está
hecho el creyente ciego y entusiasta, y éste
no persigue, ni puede perseguir, el tri Illfo
de una verdad en general, exterior y abs-
tract.a, que pudiera triunfar sin él, porque
esto no existe; lo que existe es una verdad
en concreto, que él posee y que él quiere
hacer tr:unfar, de tal medo que no concibe,
ni puede concebir con su rozan pura que
su verdad triunfe y que no triunfe él. Por
el contrario, seria absurdo suponer que
triunfando él no· hubiera triunfado á la vez
su verdad. Si la verdad llegase á triunfar
sin el, él na podria conocer ese triunfo, del
propio modo que le es imposible reconoeer
SOUTH AMERICA ]25

un hijo anónimo ó ignorado que ande pOI'


el mundo con apellido extraño, aunque lo
tropiece todos los días en la cllle. Vice-
versn, su propio triunf(), ese sí que lo puede
reconocer, paipai' y disfrutnr como triunfo
de su yerdad, aunque no lo sea, del propio
modo que puede amar á los hijos que naz-
can legalmente con su apellido en su casa,
aunque no sean suyos en renlidud.
Así es como en religion los que predicaban
la máxima: ama al prójimo como á tí mis-
mo, quemaban "iyos á los herejes; así es
como los protestantes que luchaban por la
libertad de pensar, quemaban vivos no solo
á sus contrarios, sino aún á sus tiLios; así
es como los jacobinos hadan funcionar fe-
rozmente la guillotina bajo la divisa: libe1'-
té-egalité-trale1'11-ité: así es como nuestros
federales implantnron con el nom.bl'e de fe':'
deracion el más feroz despotismo unitorio,
y no es al cuete que los partidos «de prin-
cipios» se empeñan en llamarse impersona-
les allí donde el vulgo es baslante ignorante
para creer que meras entidades verbales
puedan gobernar el país sin que los hom-
bres de carne y tripas les presten el impa-
gable concurso de sus pasiones y de sus
errores.
126 SOUTH AME RICA

xxv
Pero, donde la idea que venimos exami·
nando está «vivitay coleando)), es en la
famosE\ divisa «1 viva la federacion, mueran
los inmundos salvajes unitarios!» En efecto,
no existiendo en el país más que federales
y unitarios, si morian los unitarios, ¿ qué
prueba más evidente ypolpable de que im-
peraban en el país los principios federales?
Si no habiendo mós que hombres civiJiza--
dos y «salvajes inmundos» morian los «in-
mundos salvajes» no era evidente que au-
mentaba por eso mismo la civilizacion? Es-
por eso, sin duda, que para hacer triunfar
los principios impersonales se ~rita ¡viva
Fulano, _muera Mengano I
De la propia palabra regenet>acion resulta
por ejemplo, que los regeneradores se ocu-
pan de ... eso mismo contra los degenera-
dos. Ahora bien: si los candidatos á ser
regenerados, en masa ó en tropillas, ganan-
do de mano, se declaran regeneradores ellos
tambien ¿qué hacer?
Puesto que no hay regeneradores de re-
generadores, como los bancos de redescuen-
tos, resultaría que los degenerados en cues-
SOUTH AMERICA 127

tion se habrian vuelto r~gener8dores de los


demás, sin que nadie los hubiese regenera-
do á ellos. y lo que es mós lamentable,
sin que nadie los puedo regenerar. Podrian
osi llegar á predominar Ó ocaudillar en todas
las secciones ó en algunas, y logrado el
triunfo, como nadie es regenel'ador contra
si mismo sino contra los otros. resuItaria
que los sanos principios habrian restourado
á los antiguos enfermos bajo otra denomi-
nacion, pero con todas sus pestes, tal cual
restauraron los federales la «unidad á palos»
de Rivadavia.

XXVI

Pero. y volviendo al asunto, además de


la conformidad ó de la disconformidad del
oyente, los r,uidos que se Baman palabras
pueden aún despertarle otras cosas.· como
ser el entusiasmo. la ira, el sentimiento, la
caridad, el patriotismo. la vanidad, etc., etc.,
y segun la cosa que ocasionen las palabras
se dice que son entusiastas. infomes. sen·
timentales, carita ti \'as, patrióticas, serviles.
etcétera, etc. De aquí para la infeliz rozon
pura. inocente, sin mundo, como suele de-
cirse, ó con mundo no digerido. como sería
128 SOUTH AMERICA

mús propio decir, una trampa, natural tam-


bien, y de la que no podia escapar, n saber:
tomar la palabra por el efecto que produce
en el que la escucha y suponer que eso
mismo existe en el que habla; tomar el signo
por la cosa y no solo en el mundo externo,
sino tambien en el de, la imaginacion.
Por supuesto, el que comulga con npa-
riencias es como el almacenero que recibe
moneda falsa en cambio de mercnderías de
buena ley: el boliche se le llena de parro-
quianos. Comulgar con las apariencias. es
tomar las personas, las cosos y las pelabras
ó fardo cerrado, ~in desnudarlas de sus
prendas postizas para ver lo que les queda
en propio, después de apartados el ruido y
la bambolla, lo que no les pertenece. lo pres-
t.ado, porque tambien el honor, el decoro,
la dignidad, el patriotismu, la sinceridad,
etcetera, son simples formas vncías, como
un f,'acó una levita que puede endosilrse-
los cualquiera, puesto que, aunque no le
euadren ni le peguen ó él, le serdrún, y no
es poco serdr, para pegársela á olros. Si
uno dice, por ejemplo, «tengo la condencin
t~onquila)), la frase no signitico nada en el
sentido que ella indico, puesto, que nadie
red he ¡'¡ las visitas en cueros ni saca de
SOUTU AMERICA 129

paseo á su mujer en el troje natural de


Eva. El efecto de esa frose, sin embargo,
ante )0 razon puro, sobre todo si, como los
orUculos franceses, tiene el barni~ de lo si n-
ceridod, único paso porte que aquella exige,
es el gue indico, pues, ¿cómo podrian ser
sinceras las po la bras sin que fueran cier-
tos los toros? AnLe la razon analítica yo
es otra cosa, pues el hecho solo de que el
interesado haya creido necesario avisar que
su conciencia eslá tranquila, es como pora
ponerse en guardia, desde que nadie des-
.pliega su poraguas en dia sereno y despe-
jado. Anolizada lo frase y traduciendo .la
conciencia» por su equivolente real «mi con-
ciencia» y puesto que él no ha examinado
J

su conciencia con la conciencia de sus


o~'entes, resulto asi: «he exominado mi con.."
ciencia con mi conciencia, y ha resultado
que mi conciencia estaba limpia, segun el
criterio de la limpieza que existe en mi
conciencia.
La frase usuol con que los polfticos .. sud-
americanos suelen descartar la reprobacion
de los extraños: -«Me basta la aprobacion de
mi c.oncienciall-no v9.le, pues, ni un real
cobre, no obstonte su importancia aparente
y su constl'ucci(,n engaño.:loI'O, de lo que
130 SOUTH AMERICA

po rece resultar que uno hu hecho el acto y


0(1'0 se lo aprueba.
-« Yo he hecho el acto y el juez impar-
c:ol que se llamo mi conciencia, me lo ha
nprobodoJ. Lo que, traducido á la realidad
de las' cosas significa: mi conciencia avisa
01 público que ello misma aprueba lo que
ella misma ha hecho.
y este aviso es naturalmente para pre-
venir al público, á fin de que no se deje
engañar por los juicios apasionados que
formulen otros, pretendiendo hacer creer
que la conciencia reprueba el acto en cues-
tion, cuando precisamente la conciencia lo
oprueba.
y en resúmen, 10 que resulta cloro .le
torIo esto, es que coda uno considera que
su propia conciencia es mejor juez que la
de lus d{más, y se las presenta como mo-
delo.
A un muchacho ingénuo le pregunta-
ron:-¿ todavia eres loco? y él contestó:-
-dicen que ya me voy componiendo». Pero
un pillo, en igualdad de circunstancias, diria
J'e~ueltamente:-tlles juro á ustedes por mi
honor que jamás he sido pillo». Y en efecto,
en conciencia, esto es, en su conciencia, no
lu ha sido, y puede jurarlo sinceramente.

SOUTH AMERICA 131

«Os juro por mi espada, dice Facundo Qui-


roga, en untl pl'oclama, que ninguna ot/'a
a~piracion me unima que la de la lihertad . ..
Libre pOI' principios y por propension, mi
estado -natural es la )ib~rtad; por ella vel'-
tiré mi sangre y mil vidas y no existiJYi
esrlavo donde las lanzas de la Rioja se
presenten. Los que deseeis la libertad ó una
muerteltonrosa, venid ... D
Para el electo de estas palabras importa
un pito el estado· de espíritu de Facundo,
ni lo que en él sean, pues todo dependerá
del estado, clase y demás del espír'itu de
los oyente8.
«El apego á la palabra, dice Yhering, es
uno de esos fenómenos que en el derecho,
como en otras ramos. caracteriza lo falta
de maduréz y de desol'rollo int~Jectua1. La
palabra, lo mismo escrita que 'expresada
solemnemente (fórmula), aparece en los
pueblos nacientes como algo misterioso á
que la fé nativa atribuye una fuel'za sobre-
n(1tural, pero en ninguna parte fué tan
profundamente sentida como en la antigua
Roma. El culto de la palobra domina en
todas las relaciones de la 1..,ida pública, y de
In vida privada, de la religion, de las cos-
tumbres y del derecho. Para el antiguo ro-
132 SOUTH AMERICA

mono la palabl>a es una fue,>;a que liga y


desliga, y que si no traslada montañas,
tiene cuando menos el p0der de trasladar
semillas (la ley de las XII tablas contiene
disposiciones penales contra los que usa-
sen de magia para dañar las cosechas),
siendo por sí bastante poderosa para evo-
car ú los dioses y para que se abandonen
las ciudades sitiadas. El culto de las pala-
bras caracteriza las civilizaciones poco avan-
zadas, porque en las primeras edades do-
mina la fé en las apariencias externas, .l:
después es cuando las generaciones ulterio-
res se ponen á investigar y tratan de des-
cubrir lo que la apáriencia les ocultaba. La
palabra es lo aprensible y lo inmediato, y
el pensamiento lo invisible y mediato. La
emancipacion de la palabra comienza cuando
el espfrit.u ha ad1luirido bastante vigor para
poder obrar con seguridad sin el conCU1·SO
de aquella».

XXVII

Pues bien: cuando hoy estamos en pleno


culto de las apariencias, en plen~ religion
de las palabras, puede suponerse cuánto más
SOUTH AMERICA 133

lo estarían nuestros antep8sado~. Las opi-


niones se usaban entonces exteriormente.
En la primera de nue::;tras ciudades, en
la Atenas del Plat.a, la censura del patrio-
tismo . externo estaba ó. cargo de la famosa
«30ciedad popular restauradora», que pega-
ba con alquitran moños colorados ó. las se-
ñoras, y cuyo celo patriótico solía llegar
hasta pasar á degüello á los que no lleva-
ban la opinion pública cosido. al traje, por
habeI'la dejado olvidada por descuido en su
casa. El libertador Urquiza, que entró ú
Buenos Aires en Febrero del 52 con galera
y cinta colorada. pretendía hacer obligato-
l'io ese adminículo, «para uniformar las
opiniones». En efecto, la práctica estableci-
da para hacerlas prevalecer consistía en
decretar algo así como el curso _forzoso de
las exterioridades correspondientes, como
por ejemplo, y además de lo que queda
trflnscrito en el párrafo 11, el Riguiente
decreto, del gobernador de Entre-Ríos, con
fecha 23 de Junio del 42:
«Art. 10 En todas las comunicaciones ofi-
ciales se sustituirá el lema antes aquí ob-
servado de «Viva la Federacion» con el de
a¡ Viva la Confederocion Argent.ina I j Mue-
134 150UTH AMKRICA

ral1 los salvajes unitario~ I y enseguida las


épocas», ete.
Pero lo que demuestra hasta qué punto
llevaban las palabras vida independiente y
por cuerda separada de las cosas, es la si-
guiente proclama del gobernador de Entre-
Rios:
«Considerando: Que la espléndida vido-
ria obtenida el 3 del corriente por las huestes
aliadas á las órdenes del ínclito Excmo se-
ñor Gobernador propietario de la provincia
general D. Justo J. de Urquiza, sobre las
hordas del sait'aJe unitario J unn Manuel
Rosas, etc.»)
Le tiraba, pues, la frase por la cabeza al
propio autor.
En una novelita de G. Droz, una mucha-
cha romántica, enamorada de los poetas
melenudos y fastidiada con un primo suyo
que los trata con irreverencia, acaba por de-
cirle con el más 50berano desprecio: Jorge,
no sois más que un... ingeniero t
Una criada se hacia escribir una carta
por uno de esos secretarios epistolares al
servicio público del servicio doméstico, '!
como el dómine terminara un párrafo con
una etcétera, (;qué es eso de etcétera? pregun-
ta la criada.-Etcétera, contesta el dómine,
SOUTH.AMERICA 135

significa todo lo que uno qUIere decir' y no


dice,
-Ah f bueno, póngamele catorce etcéte-
ras, pOl'que tengo muchísimo que decirle.-
Si, pero es que cada etcétera vale un real.-
Entónces, dice la cl'iada, despues de h3 ber
balanceado su plata, póngamele cinco I'eo-
les de etcéteras.

XXVIII

El realismo que atribuye á las palabras


existencia propio ha introducido en la po-
lítico lo fiduciario con todos los daños con-
siguientes.
Por ejemplo, un indivíduo hace una fro-
se invitando á «sah"or las instituciones paro
siempre, y una vez por todas.", y la sola
fuerza maravillosa de los palabras basta para
dar vida al enorme desatino y ponerfo en
circulacion. La frase «,'iva la fedel'acion»
es de sobra para hacer creer á las gentes
sencillas que hoy federacion, aunque no ha-
ya ni vestigios, máxime cuando ignoran en
qué consiste la cosa y tienen la costumbre
de recibir las palabras como la _moneda
corriente: por su' valor «á la visto»,
Cuando en 1830 una ley de la legislatura
136 SOUTH AMERICA

de Buenog Aires le aCOl'dó ú Rosas el tilulo


de Restaurador de las leyes é instituciones.
y después que él puso fuertl de la ley ú los
unitarios, ¿cómo podio la razon natural de
I~ paisanos caer en cuenta de que no hu-
biese leyes, habiendo, sin embargo, un res-
taurador de esas cosas y miles de personas
que estaban fuera de ellas? Todo lo que era
posible ó existia en las palabras se consi-
deraba factible y existente en la realidad:
paz; perpélua, federacion eterna, regenera-
cion del país, la patrio salvada una vez
por todas, aunque se tratara de la centésima
salvacion. el órden restablecido para siem-
pre. etc. En 1829 Bolivar habia hecho cir-
cular un folleto recomendando la union de
Colombia, Peru y Bolivia en un solo estado
con el título de Repitblica Imperial de Amé-
rica y con Bolivar de presz'dente perpétuo con
el nomb,'e de Emperador. En laGacefa Me1'-
canUl del 27 de Setiembre de 1830, apareció.
un comunicado suscrito por los federales,
manifestando sorpresa de que ningún em-
pleado cargara la divisa del patriotismo, lo
que en su opinion no podio tolerm' el go-
bierno, para que no se con fundiesen los fede-
rales con los unitarios del io. de Diciembre.
(Zinny).
SOUTH AMERlCA 137

Bien dice Yhering, que los pueblos atra-


sados toman las palabras como entidades
reales de por sr: las primeras legislaturas
y gobiernos de la epoca semi-salvaje, dire-
mos asi, eran constitucionales en el nombre,
y nada más que en el nombre, pero por eso
mismo las leyes y decretos están encabe-
zados:
«El congreso constitucional de ... el ~o­
bierno constitucional de ... » Después, ti me-
dida que ha ido apareciendo la cosa, ha ido
desaporeciendo In palabra, del mismo modo
que caen en desuso las oraciones maravillo-
sas y se apagan los velas á los snntos, á
medidu que adelanta el arte de curnr, por
manera que en este punto podemos ade-
lantar la siguiente regla práctico: las g¡'andes
pulabras se usán generalmente en razon z·nver,..
su de lus cosas á que deberían corresponder,
la cual puede en lodo caso verificarse desde
la Santa Inquisicion, «la santa causa de la
federacion sacrosanta», etc., etc .. hasta el
ilustre americano Guzman Blanco, el gran
ciudadano Máximo Santos y el ilustre ma-
gistrado, sabio patriota y progresista que
dirigia nuestros destinos, elc., en la monera
efectiva que se conoce, porque en todos par-
tes los individuos de rozan chiflada se pro-
138 SOUTII AMERICA

ponen hacer siempre lo me}m'; se lo propo-


nen, pero no les resulta.

XXIX

Lo esencial en el gobierno federado, como


en el unitario, no son las garantías verbo les
de la ley sino el control recíproco y efecti-
vo de los poderes, medionte su division y
separacion en tres ramos; pero de esto no
existió nada cuando la lucha entre unitarios
y federales, porque en aquella época no se
podia ver más que la forma y no la esencia
de las cosas. Tales sistemas no son viables
allí donde impere la razon pura que supri-
miendo matices divide á los hombres en
buenos y malos, y solo distingue en las co
sas lo mejor y lo peor, y que por ende lle-
ga en todo ó. conclusiones simples, netas,
definidas, extremas, intr'ansigentes.
Desde que para los unos el sistema uní-
tar'io fuese lo mejor y pam los otros el sis-
tema federal fuese lo mejor, debian llegar
lógicamente á las fórmulas absolutas: unidad
ó muerte, federacion ó muerte, es decir, al
sistema de las antiguas repúblicas griegas
y romana, en que el partido vencido· era
80UTH AMERICA 139

condenado al ostracismo, excluido o.e ]a vida


pública y puesto fuera de la ley.
Cont.rapesar, controlar, no son sinónimos
de s-Uprim.ir y proscl'ibir totalmente, á lo
menos en Jos pueblos civilizados de donde
toles términos proceden. Cloro es -lue en
los pueblos atrasados donde ]0 cosa no ha
podido ser, tampoco puede ser comprendida
]0 palabra (~24), ]0 cual está indicando pOI'
su propio sentido que solo se truta de su-
primir Ó atajar un exceso, en un acto ó en
una cosa que se consideran en parte bueno y
et1 parle malo. Ya de suyo que es de ine]u-
dible necesidad considerarlos de esa manera,
para poder tolerarlos en parte y rechazar-
los en parte, pues si se les considera ina-
ceptables en el todo no cabe aceptarlos en
ninguna porte, y tí mayor abundamiento
si se los conceptúa peores, execrables •. in-
fames, humillantes, indignos, op1·ooiosos.
Por ejemplo, desde que se adquiere la con-
\'ict.!ion de que un sistema cualquiera es lo
mejor, el patriotismo aconsejará hucerlo
, triunfar á todo trance, cueste lo que cues-
i te, proteste quien proteste, y de allí mismo
resultará que el sistema contr8ri~ es ]0 peo.r
\
. y que debe dársele'duro. Despues de adqUl-
I nr la conviccion de que los unitarios son
140 SOUTH AMERICA

"inmundos, salvajes y traidores., razona-


blemente no se les puede tolerar ni queda
mils que hacer que matarlos á palos como
ú perros sarnosos, siendo, por supuesto,
imposjbles, cobardes, vergonzosas é inmo-
rabs las "componendas». Los garrotazos
son la consecuencia lógica directa del modo
de pensar, de la 'm,anera de considerar á las
personas.
Aquí la fórmula vel'bal no es más que el
resultado de ]a sustancia mental. Cámbiense
las palabras, y no cambiarán en un ápice
las cosas. Supongamos que los federales se
.
hubiesen llamado «unitarios», v la historia
argentino. seria exadamente lo misma, sin
más que un cambio en la colococion de los
adjetivos: las barbaridades quedarian tal
cual.
Ta]es eran, en efecto,. las convicciones
que imperaban en el espíritu de unitarios
y federaies, las cuales debian de sí mismos
l1evar]os á excluirse y perseguirse sin tre-
gua ni reposo, husto. que las más crueles
expetiencius y el adelanto natura] de 13s
poblaciones produjeran un espír·itu tnenos
ruJicu], más prl:Íctico y que permitiera al
ilustre federal Urquiza marchar con los uni-
t.edos contra Rosas. Sin esa «componenda»,
SOUTII AMERICA

sin el auxilio de federales notorios, como


Urquizn, Yirasoro, Garzon, L. Torres, Ga-
lan, Crespo y lantos otros, Caseros y la 01'-
gnnizacion nacional no hubieran sido posi-
bles en la época y forma en que lo fueron.
y como las desgracias suelen venir de ú
pares, sucede que allí donde el pueblo tiene
la razon política más al natural, vale decir
más exigente, menos tolerante, allí tambien
los gobernantes, astillas del mismo palo,
son más atolondrados, por manera que e;
~ontrapeso constitucional legislativo ó no
existe, ó se desempeña· del ~iguiente modo:
si la oposicion está en mayoria, enjuicia al
gobernador, y si en minoría, lo obstruye.
y esto solo por lo que respecta á la ra-
zon, nada más y aparte los demós ingredien.
tes que entran en esas madejas, como ser
la ambicion, el egoísmo, la vanidad .y los
grandes rencores de los pueblos chicos.
La verdad de nuestras instituciones se rea-
lizará espontáneamente y de por si, á medido
que el progreso natural, no el progreso 01'-
tificial á empujones, nos \'oya aproximando
al estado de cultura que ellas implican, y
entretanto, las tentativas de ant.icipar Jo
verdad de las leyes á cuchillo limpio, segun
la moda sud-omericana¡ serón ta n incon
t402 SOUTH AMERICA

ducentes ahora como en In época de Lavalle.


Dorrego y Ro~as y justificarán la amarga
frase de Merimée; ¿a quoi cliable sert fhistoire,
puisque pel'sonne n' en p1'Ofite?
Lo esencif,JI en el gobierno «de lodos y
pnra todos», en el gobierno contrapesado,
no es la division material de los poderes,
sino la divisiviJidad moral de los males. En
ese detalle, aparentemente tan insignifican-
te~ está contenida toda la cuestiono Si los
males son indivisibles, la division de los
poderes es una mera frase sin alcance ni
utilidad real. Es como sIlo enfermedad re-
sidiese en el corazon ó en el espíritu y fuera
forzoso extirpar in totum el órgano dañado:
la s~resion del órgano importaría la des-
truccion de todo el organismo.
Aún suponiendo que el mal esté en las
cosas, la clasiticacion mental, que es la que
determina el tratamiento, está en el espiritu,
es cosa· de la fantasía, convencionalismo
puro. El médico no puede combatir el mal
que exista en el paciente, real é indepen-
dientemente de su opinion profe5iional, f'ino
el mal que existe en el cliente, segun su CI'i-
ter'io. El espíritu puede hacer lo indivisible y
lo divisible, lo remediable y 10 irremediable.
El espíritu puede encarar las cosas exterio-
SOUTH AMERICA 143

res del punto de vista de la utilidad prác-


tica ó del punto de vista de la vanidad puro;
lo primero es"lo. base del bU'm sentido, que
puede poner aún á los ignorAntes en los
carriles de la sensatez; lo segundo es lo base
fundamental de lo quijotería, capoz de llevar
de la mano aún á los sabios por el espacio
sin limites de la macana.
Hoy. en efecto, un medio sencillísimo de
hacer que un mal chico se trasforme en mal
grande, muy grande, y tal que exijo. reme-
dios heróicos: convertirlo en ofensa al }wn01·.
En todas las cosas hay dos aspectos prin-
ci pales: )0. forma y el fondo, el cuerpo y el
alma, la sustancia y el ruido, la materIa y
el color, el bienestar y la fama, y calia cual
puede preferir )0 uno ó)o otro, ó ambos á
)0 vez, ó más )0 uno que Jo otro, y en ese
sentido se llama espíritu práctico al que
prefiere la sustancia, el alma, el fondo, ]0
materia. el bienestar, etc., y se llama espí-
r7itu hidalgo al que prefiere Jos formas, ]a
her'mosuro. del cuerpo, el ruido, el honor,
"lo. fama~ la altivez, etc., porque 10'3 hidalgos
de la Edad media se destripaban por una
palabra ó lo sacrificaban todo para disfru-
tAr buen concepto ante los damas hermo-
sus, aunque fueran ajenos.
SOUTH AMERICA

El hombre práctico subordina su criterio


interno al mundo exterior; el orgulloso sa-
crifica el mundo exterior á su concepcion
interna.
y lo curioso es, sin embargo, que no hay
gentes más manejables de afuera, que las
gentes vanidosas; son como los muñecos de
resorte: en cuanto les tocan el botan, sal-
tan. Pero tienen una particularidad muy
digna de ser constatada, y es que solo ~on
monejables en un solo sentido: en el de la
vanidad.
Parecidos Ó. Jos cablillos mal educados,
que obedecen con preferen~ia ó. una riendo,
y que_andan siempre torciendo inconscien-
temente hacia ]a pesebrera, ]0 menor in~i­
nuacion los hace doblar por la:calle del orgu-
llo, y aunque les repiquen cordura con la
campana del Kremlin, no lo oyen. 01& fombe
touJours -du coté ou l'on penche. De ahí que
sea tan facil «sembrar la conveniencia pro-
piti en ]0 susceptibilidad ajena,. No se tiñen
de negro los dientes, como los siameses,
paro no parecerse ó. los perros, porque no
está de moda., pero hacen mós: para no ser
humillados, humillan; para no ser vejados,
vejan; para no ser deshonrados, deshonran;
para no dejarse imponer', imponen; para no
SOUTH AMERICA 146

dejarse insultar, atropellan; para no dejar-


se mondar, mandan; para no estar abajo,
asaltan el poder con altivez; para no quedar
en los últimas filas, arrebatan los primeros
puestos; ·para no ser acaudillados, acaudi-
llan; y para no ser ignorantes y torpes, se
decretan la sabiduría y la perfecciono
Los intereses positivos son de suyo divi-
sibles y por el solo hecho· de admitir partes
y grados ya son compatibles con el buen
sentido, ya son conciliables. A la inversa,
el honor, el decoro, la alti"ez, ]a dignidad,
son como la virginidad, esencialmente in-
divisibles por conslruccion mental, y no se
pueden perder ni recuperar por parles; la
menor lesion es igual ó la mús grande pues-
to que los destruye por entero.
La trascendencia práctica de esto es in-
mensa. Así, por ejemplo, los derechos polí-
ticos de una persona son un bien suyo al
mismo título que su salud, su fortuna, etc.
Ei que pierde el todo ó pal'te de estas cosas
sufre una desgrdcia, una disminucion de
sus poderes; pel'o podemos atr'ibuir arbitra-
riamente ti cualquiera de esas pérdidas un
'Valor moral. Podemos decir que el· sano es
honorahle y que el enfermo se ha enviiecido,
así como decimos que el :que pierde la mitad
146 SOUTH AMERICA

de su fortuna, se .queda con la otra mitad


y el que pierde la centésima porte de su
honro, se quedo sin ninguna:-villano in
tolU'm. Un comerciante arruinado puede vol-
ver á trabajar: un comerciante deshonrado
ya no puede trabajar, y debe pegarse un tiro,
si es hombre de honor. Un pueblo arruinado
debe restaurar sus finanzas; un pueblo des-
honrado, debe restaurar su honra, lavándo-
la con sangre humana, que es el único re-
medio.
El mol es uno mismo para el paciente en
ambos casos, pero los remedios dependen
del diagnóstico. Coda mol tiene tratamien-
to diferente. La enfer~edad, la desgracia.
la pobreza~ son cosas que se pueden reme-
diar por portes; se puede ser medio enfer-
mo, medio desgraciado ó medio pobre y
posar de allí poco á poco á sano, feliz, rico
etcétera;. pero como no se puede ser medio
noble y medio vil, medio honrado y medio
ladron, medio patriota y medio traidor, no
queda más sino ser noble, villano, honrado,
ladron, patriota ó traidor por entero y de
una pIeza.
En consecuencia, si aplicamos á las na-
ciones los conceptos usuales de lo conduc-
ta personal, si decimos que un gobierno es
SOUTH AMERICA 147

ignominioso, que una tropelia es denigran-


te, que un abuso ó una torpeza son viola-
ciones del honor nacional, que la dignidad
de la patria estó por el suelo en la persona
de un magistrado borracho, que nuestra
altivez ha sido manci11ada en las espaldas
de cualquier hijo de vecino, que una elec-
cion, como las que se hacen en todas las
Américas del Sur y del Centro, ha enloda-
do el glorioso nombre argentino, esto, pues,
no admite partes ni grados, ni evoluciones
ni transacciones, porque no se transa sobre
'el honor y la altivez; por consiguiente, no
se puede buscar el mejoramiento paulatino,
sino la curacion de golpe y porrazo, á ]a
moda sud-americana. En conseeuéncia, por
er:de, si el triunfo de nuestros I;ldversarios
hubiera de ser un oprobio, una deshonra'
para el país, el saru~ y puro patriotismo nos
mandaría imperiosamente echar los bofes
para impedirlo y no perdonar medio. Re-
córranse los documentos políticos del año 20
adelante, y se encontraró en casi t.odos ese
deplorable espíritu que encara todas las
cuestiones por el lado de la vanidad, y que
va á parar fatalmente en la intransigencia.
El desideratum del hombre, en efecto, de-
termina el género de su conducta. Cuando
148 SOUTH AMERICA

es, por ejemplo, el bienestar personal, nin-


guno. o muy pocas dificultades existen para _
adquirirlo entre muchos, pero la gloria y
el honor ni se pueden adquit'il' por entre-
gas ni' disfrutar en comun. O"Higgins y
Carrera no podian entenderse, porque la
gloria no alcanza nunca á los comandita-
rios.
Según lo que llevamos dicho en el párrf. 23
y siguientes, no hay gobierno que sea malo,
bueno, honorable, oprobioso, etc., sino para
los espíritus que así lo consideren; y en
efecto, en todos los casos las opiniones es-
tán di vididas, y los unos consideran bue-
no, honorable, etc., aquello mismo que los
otros consideran malo, deshonroso, etc., es-
timando cada uno que la suya es lo. opi-
nion verdadera, legítima y genuina, por lo
CUal la contraria tiene que ser opinion falsa,
de un pueblo falsificado, de un pueblo ene-
migo del \'erdadero pueblo, por manera que,
cualquiera que sea el gobierno, depende
enteramente de nuestro entendimiento la
clasificacion que le apliquemos; pero nues-
tra conducta ú su respecto queda lógica y
fatnlmente subordinada al género en que lo
hayamos clasificado, porque, en efecto, si
lo hemos clasificado en el género de males
SOUTH AMERICA 149

que de suyo no admiten compostura par-


cial y que de suyo reclaman curacion ab-
soluta, no podremos aplicarle remedios cu-
rativos, sino amputacion radical.
Por ejemplo, si creemos que el gobierno
es malo, cabe que celebremos con él un
contI'8tn, con beneficios recíprocos, median-
te el cual el gobierno renuncie á todo ó á
parte del mol, en cambio de nuestro opoyo
para el resto de su conducto; pero este pro-
cedimiento es de todo punto impósible si
creemos que el gobierno es op¡'ubioso, des-
honl'oso, ele., pues el solo hecho de trator
con él extiende hasta nosotros el oprobio,
.
la deshonra, etc., v aumenta la deshonra
unhersal del país.
El gobierno, á su turno, puede cree1' des-
honroso, humillante y vejotorio el ceder á
las reclamaciones populal'es, puede creá que
los opositores son «inmundos, salvajes uni-
tarios», que son (traidores á la patria», que
da deshonran con su propaganda antipa-
triótica»; puede creer, cambiando los tiem-
pos, que «la oposicion á mi gobierno está
compuesta por ambiciosos vulgares, y por
extranj~ros sin voz ni voto en nuestras cues-
tiones»; y es claro que, así entendidas las
cosas, sería altamente oprobioso y humillan-
150 SOUTH AMERICA

te, para hombres de honor y altivez, el des-


cender á tratar con tan despreciable gen-
tuza.
Porq~e es claro que, viviendo unos y
otros en la misma época, en el mismo me-
dio umbiente, con el mismo espíritu sud-
americano. manejándose con la misma ra-
zon pura, con la misma religion del honor,
dominados por la misma chifladura intelec-
tual de lo mejor, aunque sus fanatismos,
que eso -tenían que ser en pueblo atrasado,
fuesen de diferente nombre y especie._ for-
zosamente debían ser tambien de la misma
clase, esencia y sustancia.
Podemos c1'~er que este gobierno de don
Luis Saenz Peña, es un gobierno oprobioso:
podemos creer que es peor que el de Neron
y Caligulo, con tanta mayor razon natural
cuanto que estos últimos no nos han hecho
ni esto, ); ahí nos las den todas, donde ellos
las hicieron. Poco importa que lo sea ó que
no lo sea; desde que nosotros C1'earnos que
lo es, lógicamente hemos de prJceder como
si lo fuera.
Los sud-americanos han copiado los ins-
tituciones norte-americanas y luego han con-
siderado á los malos gohiernos y á los bue-
nos tambien, como degradantes, deshonro-
SOUTH AMBRICA 151

sos, humillantes, enYilecedores, etc., con lo


que han hecho imposibles todas sus consti-
tuciones de préstamo, al hacer imposibles
el contrapeso y equilibrio de los poderes y
de los partidos, y fatalmente necesaria la
supresion t.otal del adyersario y la recons-
truccion total de todo el edificio institucional.
Hoy mismo, los manifiestos, discurso~ y
proclamas políticas son una incomparable
DIla podrida en que «los gobiernos oprobio-
sos», da mision redentora», «el honor na·
cional vilipendiado», «los déspotas envilece·
dores». «los magistrados villanos», «los con-
culcadores de las leyes», (da regeneracion y
la salvaCion del país», se dan de patadas
con el BIENESTAR GENERAL, V todo lo demás
01

"del preámbulo de la constitucion nacional,


sin que los benditos autores del estupendo
entrevero parezcan sospechar siquier"a que
entre el bienestar general y el honor, la
gloria, el vilipendio, el oprobio, las prince-
sas encantadas y los follones y malandrines,
hay tanta diferencia como entre John Bull
y Don Quijote; porque lo uno es el ideal
del espíritu positivo anglo-sajon, el ideal del
egoísmo humano, y lo otro es el ideal del
espíritu fantástico sud-americano, el ideal
de la vanidad humana; porque el preámbulo
152 SOUTH AMERICA

de la constitucion argentina es prenda pos-


tizo, no ideada, sino traducida y que ape-
nas l!evo por cuenta de la vanidod el enjert() .
criollo final, en clase de palabrería pura,
por supuesto, porque el derecho de ciertos
extranjeros (los descendientes de Sem) á
radicarse en el suelo y hasta el deber del
gobierno de fomentar su yenida, estaban
establecidos en el cuerpo del documento, y
no había nec~sidad de inscribirlos en la
portada, móxime cuando en esa misma épo-
ca la frase era frase no más: les estábamos'
disputando cel suelo argentino» á los indí
genas, que tambien eran hombres, art. 14, 20
Y 67 inc. 15 y 16. El art. 25 sobre todo,
establece limitaciones implícitas, que desde
luego se· hacen efectivas, contra los inmi-
grantes desvalidos, vagosó de malos ante-
cedentes, y que de seguro se aplicarán contra
los chinos, cafres, hotentotes, malayos y
demás sabandijas humanas que ignoren que
la célebre frase es solo ad ostentatione'J'n.
Lo que no era traducido del extranjero
sino eminentemente criollo, expresion ge-
nuina del medio ambiente y flel imágen del
carácter nacional en los albores de ·la liber-
tad, lo que es profundamente argentino es
el preamb'tClo de la cancion nacional, y allí
SOUTHAMERICA 153

el desideratum no es el hiencstm' general,


SInO otra cosa muy distinta, á saber:

Sean eternos los laureles


Que supimos conseguir.
Coronados de glO1'ia "ivamos,
O juremos con gloria morir.

«El derecho, dice Yhering es la religion


del egoísmo. Desde los tiempos más anti-
guos, los romanos supieron trasport3r el
derecho del dominio del sentimiento al de
ia inteligencia l'a~onada, consiguiendo hacer
un mecanismo exterior independiente de In
influep.cia de la idea moral últe1'na del mo-
mento; mecanismo que todo el mundo roma-
no ó extranjero supo pone'/' en movimiento
desde el instante en que hubo aprendido á
conocer su construc~ion. . .• La ley no al-
canza el apogeo de su fuerza sino cuando
ha atravesado los siglos. Cuando se suce-
den y se reemplazan rápidamente, pierden,
á la par que el respeto que se les debe,
su fuerza y su autoridad.
e Un pueblo que, como el romano y el
pueblo inglés, deja -difícilmente, el pasado y
no cede á las innovaciones sino cuando la
resistencia ha llegado á ser imposible, pone
.154 SOUTH AMERICA

en conservarlas la misma energía que em-


pleó en resistirlas.»
Las instituciones inglesas, como las ro-
manas,dice el mismo, passim, viven y sir-
Yen, porque se fundan sobre el interés in-
dividual, que es la base fundamental de la
humanidad.
«Al inte¡'és pa?'ticular, dice Tocqueville,
es á lo que recurre especialmente la legis-
lacion norte-americana. Este es el gran prin-
cipio que domina en sus leyes. Sus legisla-
dores manifiestan tener muy poca confianza
en la honradez humana, pero suponen in-
teligente al hombre». (Democracia en Amé-
rica ).
Es decir, pues, el resorte sobre que están
fabricadas en Norte-América las constitucio-
nes sud-americanas es el interés particular,
esencialmente divisible, transable y compa-
tible con el buen sentido práctico, y_el resorte
que mueve lJl'ácticamente á los sud-america-
nos es la vanidad, su gran principio es el
honor; su principal preocupacion, la gI01'ia;
su traje de gala, la hidalguía; su industria
predilecta, la altive~; móviles lodos de una
pieza, indivisibles, inconciliables, incompa-
tibles con el buen sentido y totalmente oca-
sionados á quijotismo.
SOUTH AMERICA 155

El honor es la religion de la vanidad, reli-


gion que tiene su repertorio especial de
virtudes: el orgullo, la altivez, la gloria, el
amor propio, y su dogma: noZi 'me tangere.
Apenas conseguida la emancipacion, los
sud-americanos se cabalgaron en las insti-
tuciones norte-americanas y emprendieron
el galope del progreso, pero en cada encru-
cijada sucedía lo que forzosamente tenia que
suceder: el jinete torcía bruscamente por la
via de la vanidad apuntando á la gloria, al
orgullo, ú la altivez que sacrifican el bien-
estar por la ostentacion, el lustre, la fama
y los abalorios, y Jas constituciones seguían
por la senda de la oportunidad, del sentido
práctico que sacrifica los cascabeles, el ruído
y las exterioridades por el confort: el porra-
zo constitucional, diremos así, era i~evita­
ble.
Lae. mismas instituciones producían en el
norte la prosperidad material más extraor-
dinaria que el mundo haya visto, y en el
sur producían el suplicio de Tántalo; ins-
tituciones adelantadísimns y brutales salva-
JIsmos.
Naturalmente, 'ningun acto sud-americano
se amoldaba á la constitucion norte-ameri-
cana. El desacue1'do saltaba á la vista de
156 SOUTH AMERICA

todos, aún á la vista de los niños de escuela.


Todos se creían obligados á sostener la carta
fundamental; todos debían creerse obligados
á combatir el acto. Pero no podían comb.a-
tirio á la moda anglo-sajona, porque en su
calidad de sud-americanos no solo se sentían
perjudicados por el acto, sino que además se
creian deshonrados, pue~to que sus insti-
tuciones !:'acrosantas habían sido violadas,
y la violacion es ofensa al honor.
Para vertir el asunto á nuestra literatura
de obra blanca, diremos que la constitucion
traducida de Norte América venia á man-
dar que los presidentes, gobernadores, mi-
nistros, etc., sud-americanos obrasen como
presidentes, gobernadores, ministros etc.,
norte-americanos. Obraban ellos de otro
modo, del único modo .que podían, del modo
sud-americano, y es claro, el acto resultQb,a
tan notoriamente inconstitucional. que na-
die le costaba ni un pito l'ardua .~entenza:
el acto es nulo, no ,'ale nada, porque no
es norte-omericanamente constitucional; el
que lo respete se deshonra, porque no aca-
ta la ley, sino el abuso; no obedece á la ley,
sino al capricho de un mandon arbitrario
y humillante y respet.a el despotismo, el con-
SOUTH AMERICA 157

culcamiento de las leyes, I el oprobioso con-


culcamiento de las leyes t
Un sud-amel'icano que violando el jura-
mento de cumplir las leyes anglo-sajonas,
que prestó solerhnemente sobre los santos
evangelios, y despreciando las instituciones
sacrosantas, copiadas de la gran república
del norte, no ha obrado como funcionario
norte-americano, I qué infamia! i qué ver-
güenza t I qué oprobio! I qué deshonra ante
el mundo entero t ¿qué pensarán de nosotros
el sultan de Turquía y el shah de Persia?
Es indispensable, pues, destriparnos cuan-
to antes, para que sepa el mundo que no
ha degenerado la altivez hereditaria de la
raza hidalga, que juro VIVIr coronada de
gloria, o con gloria morir, y que no juró·
nada más,
j Pobres estados autónomos argentinos
flue disfrutan en el papel de las constitu:
ciones más adelantadas de la tierm y las
archip'arfeccionan de contínuo, y todavia no
logran que sus vecinos vivan· en paz cris-
tiana; que sus elecciones no sean sanbar-
tolomés; que su~ caudillos ofi~iales y sus
caudillos populares no sean calamidades en
ejercicio y calamidades tí plazo: que sus dis-
tritos chicos no sean infiernos grandes; que
158 SOUTH AMERICA

el triunfo de los principios no entrañe la


persecucion de las personas, y donde hasta
las mujeres suelen negarse el saludo porque
las instituciones han sido violadas y el ho-
nor nacional está por los suelos, y los que
mancillan la dignidad de la patria, no son
comp~triotas, ni siquiera prójimos, SInO
seres viles y despreciables!

xxx
Las dos tendencias naturales y esponta-
neas de los' hombres, relativamente á la
accion, por las cuales, segun la edad y el
temperamento, los unos se inclinan á man-
tener lo existente y los otros á cambiarlo,
conducen aisladamente á resultados perju-
diciales porque es malo mantener un órden
de cosas cuando las cosas han cambiado y
no se avienen ya con aquel órden y es malo
cambiar el órden de cosas en mayor esten-
sion que aquella en que las cosas hayan
cambiado.
Las dos tendencias aisladamente malas
pueden, sin embargo, armonizat'se para el
bien, si se logra que la una sirva de correctivo
á la otra, y que, mediante una transaccion,
, ni
SOUTH AMERICA 159

el órden de cosas quede estacionario c~mo


lo desean los viejos, ni cambie en los me-
didas fantásticas en que preiendan hacerlo
adelantar los jóvenes, es decir que las ins-
tituciones en que se desenvuehen los presen-
tes no sean ni las formas óviviendas del pa-
sado ni las del porvenir. Ningun país se
compone de puros viejos, ni de puros jóvenes;
ninguna edad está totalmente emancipada
del pasado, ni totalmente divorciada del por-
venir, y desde entónces tan incómodas, tan
inadecuadas, tan inaplicables serán para el
presente l~s formas del pasl:ldo~ como las
del porvenir.
Los romanos antiguos con su espíritu prác-
tico y su gran sagacidad política habían com-
prendido ya en los tiempos de la república,
la necesidad de contraponer las tendencias
innovadora y conseryadora, y bien que no
pudieran lograrlo en el mecanismo de los
partidos, lo establecieron por lo ménos en el
mecanismo de las autoridades. «Si nos fija-
mos, dice Yhering, en el mecanisno de la
constitucion romana, ¡que de antítesis toda-
vial En lugar de un solo magistra-do para
cada alta funcion existen dos, de los cuales
el uno puede paralizar la accion del otro,
como si la consecuencia útil no pudiese ser
160 SOUTH AMERICA

obteni4a sinó despues de haber triunfado


de una resistencb; alIado de ésta, yen opo-
sicion con la magistratura patdcia, la insti-
tucion plebeya de los tribunos, encarnacion
organizada de la negacion polít:ca. Entre· el
pueblo, el mismo dualismo.
«Dos especies de asambleas populares: los
comicios por centurias y por tribus. Sobre
ellas el Senado, con la elasticidad de su poder
y con el notable derecho de anular las leyes
y las elecciones; derecho que, si no en su
espíritu, á 10 ménos en la práct.ica implica-
ba la posibilidad de una negacion.á la volun-
tad del pueblo. Pero á pesar de todos estos
poderes, que parecian negarse recíprocamen-
te; á pesar de los conflictos violentos que se
desencadenaban á menudo entre ellos, el
resultúdo general es satisfactorio: ¡fuerla,
órden, únidad! ¿Cuál es la causa? La res-
puesta ya nos ha sido dada: la fuerza ro-
mana estaba hecha para resistir á todas e~s
antítesis. Lo que para muchos pueblos hu.-
biese sido causa de ruina, para Roma fué
causa de grandeza; para ella, el contraste,
la contradiccion, la lucha, eran en sus buenos
tiempos el ejercicio de su fuerza».
Pero el gobierno contrapesado como 10 en-
tendían los antiguos romanos y como io prác-
SOUTH AMERICA 161

lican los anglo-sojones en la época pre-


se~te, era de todo punto imposible en Sud-
América en la época de la emoncipacion, épo-
ca de tolal inesperiencia y de inmenso atra-
so; era mcompatible con el hombre casi al
natural, sin gradaciones entre lo mejor y lo
peor, regenerador pU1'e sango
Después de la primera publicacion de es'te
ensayo ha llegado á Buenos Aires el Dere-
cho politico filosófico de L. Gumplowicz,
traduccion de P. Dorado, en cuya obra se
'considera la division de los poderes como
un mero result.ado de la division del tra-
bajo y no' como un sistema de gobierno sus-
ceptible de ser aplicado con todas sus virtudes
á cualquier Rituacion:
«Ahora, esta teoría, cuyo apóstol rué Mon-
tesquieu, creyó haber encontrado en la Horna-
da cseparacion de los poderes» el mágico ta-
lisman á que Inglaterra debfa su excelente
régimen, su régimen constitucional, y reco-
mendó. por lo mismo, la separacion de pode-
res á todo Estado que quisiera regirse «cons-
titucionalmente» como la panacea contra
J

todo abuso absolutista. .8eparacion entre


la legislacion y la justicia y entre la justicia
y la administracion»; esta fué la divisa, la
162 SOUTH AMERICA

única fór.mula ~antificadora, aplicoble á todos


tiempos y lugares. •
«En el fondo de este entusiasmo por la
separacion de los poderes se anida un error
y una confusion. La separacion de los pode-
res por si sola no produce ningun buen ré-
gimen, aunque si es la indefectible conse-
cuencia del ulterior desarrollo progresivo
del Estado. ~n efecto, una tal separacion
se produce ante todo gracias á la necesidad
real de la division del trabajo en un grande y
complicado todo -político; pero luego esta se-
paracion de las diversas funciones del poder
del Estado, originada de la manera referida,
exterioriza tambien sus beneficiosas conse-
cuencias, las cuales están siempre enlazadas
con una divislon del trabajo allí donde la
. misma ha sido producida respondiendo á la
necesidad'.
IEI buen régimen constitucional inglés no
necesita ~er, por tonto, una consecuencio
de la separocion de poderes; es sencillamen-
te un resultado de la muy adelantada civi-
lizarion de Inglaterra. Por olra parte, es
muy cuestionable si estas tan alabados con-
secuencias de )0' «separacion de poderes se-
rían exoctamehle las mismas si dicha sepa-
SOUTH AMERICA 163

racion se estableciese, ¡:or ejemplo, entre los


pgderes públicos de Turquía.»
y en efecto, en estados de cien ó de cin-
cuentn mil habitantes, con municipalidades
que se encargan de Jos puentes y caminos y
de recojer los perros muertos, sin crédito,
con rentas insuficientes, ¿qué hacen el Se-
nado y la cámara de diputados? Con una
sesion ó dos tienen de sobra para mandar
poner en vigencia para el año entrante el pre-
supuesto del año anterior; una sesion más
cada nueve ó cada seis años para elegir se-
nador ¿y después?
Todavía en aquellos deplorables tiempos
de unitarios y federales los «Congresos cons-
titucionales .. se ocupaban desgraciadamente
de la salt'acion del pais, segun puede yerse
en las leyes que hemos trascrito en el párrafo
XI, y como por entonces tampoco exisUan
municipalidades, estendían su jurisdiccion
hasta dictar leyes autorizando al P. E. «para
mandar construir un reñidero cómodo y
decente., (Ley de la legislatura de Entre-Rios
de Octubre 30 de 1833). ó outorizando á D.
Justo Urquizo como apoderado de Dn. Má-
ximo Elfa para que pudiera cambiar seis
~'eguas entrerianos por ochenta burras orien-
tales, (Ley de id. id., de Marzo 1.0 de 1834),
1M SOUTH AMERICA

miéntras por otro lado, en la prematura di-


ferenciacion de funciones el P. E. podia pqr
si solo «separar pal·a siempre de la sociedad
Entre-Riána, y considerar como traidor á la
República de la Confederacion Argentina y
perturbador del órden publico y castigar
hasta con la última pena, ú los que presta-
sen «cualquier cooperacion á los rebeldes
contra el actual gobierno legal del Estado
Oriental del Uruguay»· (Decreto de 12 de
Agosto de 1836), ó bien declarar fuera de la
ley á determinados traidores y confiscarles
sus bienes, (Decreto de Diciembre 31 de 1838);
Ó «condenando á pena de muerte, (por de-
creto sin juicio), al traidor Mariano Juarez,
por haberse dejado alucinar por el feroz
unitario LavaIle (2 de Setiembre de 1839);
ó decretando tres días de luto obligatorio á
los empleadus públicos por la muerte de
Guillermo IV de Inglaterra (2 de Noviembre
de 1837), por la de Estanislao Lopez (Julio
14 de 1838), por la de Diia. Enca rnacion
Ezcurra de Rosas, (Noviembre 17 de 1838)
etc, ect., ó bien, reglamentando la procesion
del Corpus (apéndice L.).
Desde que la legislacion sustantiva corre
por cuenta del gobierno general, y desde
que los códigos de procedimientos ItO se
SOUTH AMERICA 165

sancionan todos los años ¿qué hacen las le-


gislaturas bicamaristas que no tienen nado
qué hacer?
Porque es de advertir que In ociosidad es
la madre de todas las peloteras y que el
padre de los mismas es el espíritu democrá-
tico que vive reclamando cambios en el per-
sonal gubernativo, y pasando circulares á
los hombres bien intencionados para formar
partidos ó ~ituaciones nuevas, para depurar
los partido:; viejos ó para sah"ar, regenerar
y libertar al país, y es justo observar tam-
bien que todo hijo de madr'e desea figurar y
que donde no hay nodo que hacer nodi9 pue-
de hacer figura.
Entónces, pues, en esta division del trabajo
en que á los legisladores les cae en lote una
esterilidad forzosa, es natural que no se
conformen con su papel puramente decora-
tivo y como para redondear lo frase; es na-
tural que se busquen ocupacion ellos mismos,
que pidan plata p1'estada para hacer el pro-
greso; que despues del desacierto empren-
dan la regeneracion" y que, como los gutos
desocupados se entretengan en morderse la
cola, á falto de otra. coso, porque ¿qué se
diria de un representante del pueblo que no'
166 SOUTH AMERICA

hubiese hecho nada en tierra de libertadores,


regeneradores, sah-adores, etc, etc?
En 1887 el ministro del interior declaraba
clausurado para siempre el- periodo de las
intervenciones, y asegurada la estabilidad
de la situacionpor un partido poderoso y
por la ausencia de partidos contrarios (apén-
dice A); en 1888 El Interior de Córdoba,
por las necesidades de aquella «época de 'i'e-
genel'acion y de prog1'esv», reclamaba la de-
puracion de aquel mismo partido único, la
asimilacion de nuevos elementos y el desalojo
de los elementOS hete1'ogéneos, (apéndice B.).
En consecuencia, sucedió el derrocamiento
del gobernador de Tucuman, y el gato ocioso
se mordiÓ la cola en Olmos y Benegas, Ó
digamos en CÓl'doba -y ~fendoza. A esta
altura de la unanimidad, y como en Sud-
América riadie se conforma con hacer poco
sinó que por 61 contrario todos braman por
hacer mucho, por hacer lo mejor, no te-
niendo contra quien discutir, ni contra quien
salvor el país,_ cerrada para siempre la em
de _las intervenciones que dan tela para tanta
y tan magna gritería, los legisladores se en-
tregaron furiosa y obligadamente á lo mejor
por otro lado: á la regeneracion del partido
único y al pl'ogreso del país ú empujones.
SOUTH AMERlCA 167

Despues de tres revoluciones oficiales, pre-


sidenciales por mejor decir, hechas á nom-
bre de los pueblos correspondient.es. y no
siendo justo que «todos tomen naranjada y
el pobre na.'anjo nada», estalló la de Julio
del 90, contra los mismos que habían rea-
Dierto «el período clausurado para siempre»,
que decia la referida memoria de 1887. Ense
guida vinieron las reyoluciones de Santiago
Córdoba, MendoZil, y las incontables de Ca-
tamarcn.
Como entre nosotros la historia contem-
porünea se vuelve historia antigua y olvida-
da por mas seña~, apenas sucedida, la presi-
dencia corriente se estrenó el año 92 con la
revolucion cuasi oficial de Santiago, talvez
sin cuasi, y con la intervencion correspon-
diente que dejó cuasi triunfantes á los revo-
lucionarios, y como ell nuestras provincias,
basta que los partidos, sean los que fueren,
crean posible el triunfo mediante revolucion
para que se pongan descontentos y la reali-
cen sin mas trásmite, al año siguiente, que
es decir el año pasado, ya hubo siete revolu-
ciones, comunes de dos, como si dijéramos
de las que triunfan, ó si se quiere semi-ofi-
ciales. Por manera que á los seis años de
haber «clausurado pw'a siempre el período
168 SOUTH AMERICA

de las intervonciones», se decretaban siete


en un solo año y se alcanzaba con eltas, en
la segunda serie, llamémosla así, la cifra de.
dz'ez y seis intervenciones, con las revolu-
ciones correspondientes y algunas más de
yapa.
Ahora 10 han vuelto á cerrar á este famoso
«período de las intervenciones D , que se reabre
de por sí, sin mensajes yen lo mejor del
cuento, Quosque tandem?
Esto en 10 que concierne al órden nacional,
que lo que es la mayor parte de las legislatu-
ras de provincia, ¡santa Bárbara bendita!
Como antaño no tenían ni con que mandar
construir un puente estando á cargo de los
jefes de policía el abrir calles á la que te
criaste, en la division del trabajo les corres-
pondió á los legisladores la salvacion del
país, consistente en otorgarle las estraordi-
narias al gobernador y decretarle títulos y
medallas des pues de la matanza, y además,
en aprobar los nombramientos de escribien-
tes y alcaldes.
En las épocas posteriores las legislaturas
solían adoptar la relativamente buena cos-
tumbre de no reunirse, quesolo interrumpían
para sesionar por acceso y al galope. En los
tiempos tranquilos sancionaban mansamente
SOUTH AMi!:RICA 169

el órden de cosas existente, pero en cuonto


cambiaban los vientos, como si les hubieron
dado contravapor estallaban en una ruido-
sa pirotécnia de patriotismo, sinceridad, re-
generacion, progreso y ]0 demás (apéndice
E.). Cambiaban bruscamente lo embllcndu-
ra de la pasion política, y sabido es que las
pa~iones poBticas son como los anteojos de
teatro, que por un lado achican y por el otro
agrandan los objetos. ~8S consecuencias
-son las mismas en cuanto á la cantidad de
injusticia que encierran, pero diametralmen-
te distintas en cuanto á la direcciono Así
las virtudes como los vicios no son ni como
los ven los amigos ni como los ven los ene-
migos. Pero, dada la naturaleza humana,
sin que ninguna fuerza de reflexÍon puedo
impedirlo, cuando nos sentimos perseguidos
hostilizados, depurados, cambia automática-
mente nuestro punto de vista, antipatizamos
con los unos, simpotizamos con los otros, ce-
samos de ver los defectos de éstos y los
méritos de aquéllos, nos asustan los defectos
de los primeros y vemos en los segundos
virtudes que no tienen.
. .
y á esta altura ya suele haber mayoría
.

contraria en las legisloturas (Apéndice H.)


y surge de suyo lo circular á los hombres
170 SOUTH AMERICA

bien z"ntenciono,dos para salvar ó regenerar


ó libertar el país. Y aquí nos encontramos
de nuevo con la fuerza maravillosa de las
frases huecas. ¿Para que sirve un hombre
bien intencionado?
Si necesitáramos hacer una cosa en concre-
to. velay, cur-ar un enfermo, rehabilitar un
Banco, enderezar una administracion, cita-
riamos á los hombres necesarios, es decir, á
los competentes, á los entendidos. pero no
tratándose de hacer lo necesario, -sinó lo me-
jor, se busca naturalmente á los hombres
competentes en lo mejm', sea á los bien in-
tencionados, porque la intencion de un hom-
bre se conoce en lo que desea y el hecho de
deseflr lo mejor es la prueba completa de ser
bien intencionado. Un hombre, por ejemplo,
de quién no se sabe si ha servido para nada,
porque ha vivido «alejado de las luchas po-
líticas, «asegura á todos un gobierno inde-
pendiente y sin ódios». y nada mejor, por·
supuesto, que «un partido nuevo y vigoroso
en el cual se reunan todos los hombres bien
intencionados de la Provincia, elc.» (Apén-
dice H.)
Dividir ti los hombres en bienintencionados
y mal intencionados es un progreso, sin duda,
con relacion á la antigua divisioD en 'patl'io-
SOUTH AMERICA 171

las y traidores que por mal de nuestros pe-


cados todavia sobreyive en algunos espíritus
demasiado al nafw'al. Desgraciadamente,
para que el patriotismo ó la buena inten-
cion sirvan de algo, es necesario que los
consecuencias de un acto no dependan del
acto mismo, sinó de la infencz"on del agente,
y no es esto lo que sucede en la realidad de
las cosas, sinó todo lo contrario. Una vez
producido el acto, es un hecho con existen-
cia y atributos propios, no reglados por lo
voluntad del agente sin/) por la naturaleza
de las cosas; ni el patriotismo ni la inten-
cion pueden suprimir, pero ni aún suspender
la menor consecuencia del hecho mismo.
Para el caso, tan indiferentes son los mó-
viles malos de un acto bueno, como los .mó-
viles buenos de un acto malo. Lavalle fu-
siló á Dorrego con patriotismo y buena in-
tencion, y lo mismo hubiera sucedido, lo
que sucedió después, si lo hubiese fusilado
por los móviles opuestos, pero hubiera suce-
dido mas ó menos lo contrario si con mala
intencion lo hubiera dejado vivo. El querer
hacer las cosas demasiado bien suele ser el
medio mas seguro de hacerlas demasiado
mal, pues, sin duda, el patriotismo y la
buena intencion determinan el acto, pero
172 SOUTH AMERICA

como no son infalibles, cuanto mayor es el


bien que se proponen hacer, tanto mas gran-
de resulta el zambardo, en caso de error,
que es lo normal en Sud América, porque
en los pueblos atrasados lo natural es que
los partidos no puedan sufrirse, pues lo
propio de la barbarie es la intolerancia en
virtud de Que «la tolerancia es la caridad
de la inteligencia».
Del mismo modo que la justicia no consis-
te en el saber que es lo que á cada uno le
corresponde, sinó en dárselo efectit'arnente,
el buen gobierno no consiste en la sabidu-
ría verbal de los discursos, programas y ma-
nifiestos sinó en el resultado de los hechos.
Lo que importa en la realidad para el bien
ó para el mal no es la intencion de los actos,
si nó sus .consecuencias.
El patriotismo que mata, la buena inten-
cion que arruina. son calamidades peores
que la peste .. bien que sirvan, y acaso por
eso mismo, para tranquilizar la conciencia
de un egoísta, que, con tal de evitarse hasta
el remordimiento de los males que causa,
llega hasta echarles la culpa á sus propias
vídimas. Sacar del gobierno todos los be-
neficios posjbles, cargar á los gob((rnados
con todos los perjuicios consiguiente3, y
SOUTH AMtRICA 173

hasta con el remordimiento de los actos pro-


pios, es de lo mas sud-americano que pue-
da darse, y bien que pueda parecer excesivo
ante el folsü concepto de la humanidad que
han fabricado los filósofos de gabinete, se
ajusta por completo á la móxima funda-
mental de lu sicología positiva: el hombre
busca el placer y huy'e el dolor, con el me-
nor trabajo posible.
Pero volvemos á repetirlo, esto es un gran
adelanto y queremos saborear el placer de
cacarearlo. Antes, cuando ~e pasaba cir-
culares á los patriotas y las legislaturas se
ocupaban de la salvacion del país, era ne-
cesario blindarse el pes':!uezo Ó emigrar;
ahora, cuando se pasa circulares ó los hom-
bres bien- intencionados y las legislaturas se
ocupan de regenerar el pats, las ejecuciones
son á pluma y demás chismes del género y
puede uno quedarse tranquilo en su casa,
absteniéndose de la prensa brava. A no-
sotros, verbigracia, en los seis años de vida
pública que llevamos no nos han ligado
mas que dos ép:.cas de regeneracion: en ]a
primera nos depw'aron del juarismo, al
corte, por heteJ'ogeneos en el famoso aparte
verificado con el Batallon 12 de linea el 6 de
Enero de 1889, en Mendoza; en la segunda,
174 SOUTH AMERICA

los j uaristas del pago se habían vueltu cívi-


cos y volvimos á ser heterogéneos y nos vol-
vieron' á escomulgar por traidores á la ban-
dera, al programa, á los principios y á la
pátria, como reza el apéndice R.
Bien entendido, en esto no hoy inconse-
cuencia, ni de su parte ni de la nuestra;
inconsecuencia con el propio temperamento
político. queremos decir, pues no compren-
demos que pueda haber, si no es transitoria-
mente, et pOW' caUSe, consecuencia aguas
arriba, contra el pelo, contra el propio mo-
do de ser. En aquella oca~ion nos depura-
ron por negarnos á forzar el progreso, por re-
sistirnos á lo mejor en adelantos materiales.
yen la segunda nos escomulgaron por ne-
garnos á forzar la reaccion, por resistirnos
á lo mejO'J.' en adelantos políticos. Han cam-
biado los nombres' respectivos, pero no han
cambiado las cosas: ellos al galope sud ame-
ricano y nosotros á poso de mula cuyana. y
no porque galopen ahora en direccion con-
traria á como galopaban antes, dejan de ser
galopadores; ni porque hayamos puesto la
mulu al galope. forzados por las circunstan-
cias. puede decirse que somos inconsecuen-
tes, si pasadas. en nuestro concepto, ,las cir-
cunstancias, volvemos al paso ordinario.
SflUTH AMERICA 175

Ni serfa prudente usar la consecuencia


polític3 á la europea en estos paísei, sud-ame·
ricanos donde las barbaridades sobre den en
de suyo en el momento menos pensado; y
donde estaría uno por ende obligado, á veces,
á ser consecuente con desatinos de podre y
muy señor mío, dado que, la manera mas
usual de corregir abusos consiste en vol ver á
excederse en sentido opuesto. Por otro Í)orte,
!lqui los partidos son, y han sido siempl'e
fulanistas, sin una solo excepcion verdadera,
á tal punto que no solo las virtudes y los
vicios sinó hasta la chifladura de) Fulano
suele trascender á todo el partido, cuyo ca-
ractel' cambia radicalmente con cada distin-
to jefe y cualesquiera que sean las situa-
ciones y las épocas. SI es revolucionario el
jefe, es revolucionario el partido; si es con-
servadol' el jefe, es conservador el partido; si
es progresista, sabio y lo demás el jefe, eso
mismo es el partido; si es regenerador ó res-
taurador ó unitario ó federal el jefe, etc.
etc.
Las leyes naturales ayudan naturalmente,
esto es, las leyes que formuló Stendhal: «la
semejanza produce el elogio, la dife1'encia
engendra6dioD, 6 corno dice el rerran: ·18s
aves de la misma pluma vuelan junt~. Así
..
176 SOUTH AMERICA

pues, á medida que el flato patriótico ó la


idiosincracia política del jefe se trasmite á la
colectividád, Jos exaltados van re~ultando
puros, sanos, bien intencionados, ilustres y
patl·iotas. y á la par, y por el lado opuesto, los
moderados van resultando heterogéneos,
despreciables, mal intencionauos, insignifi-
cantes ó traidores, y en consecuencia las
perfe~iones sud-americanas alcanzan su apo-
geo cuando el partido se compone solo de
unitarios furiosos, de mazhorqueros, de
puros . ... chiflados, en una palabra.
Se cuenta que entre los negros del Brasil
corre, á propósito de su origen, una fábula
cUya moraleja es aplicable tombien á los re-
generadores, restauradores y hacedores de
progreso. Cuando Dios estaba regenerando
á los hombres, no, ántes, cuando los estaba
haciendo, el diablo, vanidoso como estadista
sud-americano y amigode darse importancia,
quiso tambien ser hacedor de hombres y le
robó al padre eterno un poco de la masa plás-
tica de que procedemos los seres racionales,
segun se dice, é hizo con ella una pareja, de
negros, porsupuesto, ya que, con sus manos
de fuego, era natural que los quemase en la
puerta del horno, como suele decirse. \ Con-
dolido~e sus p~opias criaturas, las llevó á
SOUTII AMERICA 177

un arroyo para enmendarse la plana con agua


y jabon, y viendo al fin que con S\l pretendi-
da purificacion la tiznadura no ~edia un
ápice y que en cambio aumentaba el achata-
miento de las facciones, el mismo diablo
hubo de convencer~e de que todas sus ten-
tativas de regeneracion ex post {acto, serial'
para peor, y resolvió echarlos así no mas al
mundo.-Vayan, pobrecitos, les dijo, ~asán­
doles cariñosamente la mano por el pelo,
con lo cual se los acabó de chamuscar, y de
ahí que, desde entónces lo tengan lanoso.
NinguIÍa legislatura de Estado en Norte-
América cuenta entre sus atribuciones usua-
les la salvacion del país, la regeneracion, etc.
etc., ni obstruyen ó enjuician á los .gober-
nadores á cada triqui-traque, ni meten lo cen-
tésimo parte de la bulla constitucional que
hacen las nuestras. En cambio. aquí, á los
pocos meses de estar regenerada una provin-
cia, pongamos por caso Santiago del Estero,
ya.están todos, hasta los mismos empresarios
pidiendo á gritos la regeneracion número dos
. y ·esto á renglon seguido de haber declo.-
rada en monumentales manifiestos y pl'ocla-
mas, clausurada para siempre la era de los
cacicazgos y demás yerbas.
y entretanto, de la dhision de lo' pode-
178 SOUTH AMERICA

res, lo único que hemos sacado en claro es


el poder jlJ.di~ial, y asi mismo, con el em-
peño de c9lgarle atribuciones politicas se ha
logrado enturbiarlo bastante, y el día que,.
en esa deplorable tendencia, lleguemos á
convertirlo en juez electoral, lo perderemos
del todo, y si ahora tenemos malas eleccio-
nes y buenos jueces, ent.onces tendremos
malas elecciones y malos jueces.

XXXI

Los romanos que han sido los maestros


universales del derecho definían la justicia:
constans et perpetua voruntas J~tS Sltum cui-
que tribue'rc. Es decir, la voluntad es lo esen-
cial, y uriavoluntad constante y perpétuo.
Sin ella; sjn la fuerza que le dé valor, ac-
cion, movimiento, el derecho es un rosario
de palabras yacías. Es inútil entonces co·
piar leyes; desde que no las anime el espíri-
tu, la fuerza, serón cosas sin sustancia, en-
tidades verbales: lo que han sido en Sud
América las constituciones copiadas.
y que sigue faltando la. sustancia de las
leyes, la médula de las instituciones, la cons-
tante f perpétua voluntad de obrar, de lu-
SOUTH AMÉRICA 179

rhar y conseguir In realizscion del derecho


escrito, es cosa que salta <Í la vista en la inep-
titud par'a usar' el sufragio. en su abandono,
en su ejercicio intermitente, y mas que todo
en la desconfianza para conceder poderes y
en fa tendencia á I'imitarlos, que denuncia
de antemano la pereza, la falta de energía
permanente para contener el abuso,-y con
la pel'egrina esperanza de hacer imposible el
obuso de los malos, reducen los buenos á
la impotencia, ya que son ellos los únicos
que respetan la telaraña con que se pretende
enjaular á los tigres,
Es tambien por demás' significativa en el
mismo sentido la tendencia manifiesta de
descargar 1:1 la opinion pública de sus (leberes
censorios, incluyendo la moral en el dere-
cho, y extendiendo la competencia de los
jueces de derecho civil á la tramoya electo-
ral, con evidente riesgo de desnaturalizar su
carácter, Otro indicio ele lo mismo es, en lo
(Iue respecta á los funcionarios públicos, la
preferencia del sistema preventivo y el com-
pleto desuso de la represion normal ex post
(acto,
y tonto mas distantes estamos de la reali-
dad de las cosas, cuanto mas nos pugamos
de sus apariencias. Las palabras de nues-
180 SOUTH AMERICA

tro vocabulario constitucional desempeñan


en las leyes, en los discursos, en las procla-
mas y en los manifiestos sud-americanos el
mismo rol importantísimo que desempeña-
ban los dioses del Olimpo en la vida practi-
ca de los antiguos griegos, y del mismo mod9
que estos descolgaban á Marte de su templo
y se lo llevaban al campo de batalla para
combatir contra los pel'sas, así nosotros S8-
camo~ en procesion una declaracion de de-
rechos en el papel y una lista de principios
abstractos, parl? acabar una ve.; pm' todas
con los abusos en concreto. Y asi como los
indolentes griegos poblaban de dioses, semi-
dioses y héroes su país y se abandonaban ó
su proteccion, asi nosotros trasplantamos
instituciones, dictamos leyes y proclamamos
teorías y principios abstractos, esperando
que de su propia virtud nos venga el bien, la
salud y la perfeccion: dictar leyes y echorse
á dormir es el ideal de los climas templa-
dos y de los ciudadanos que duermen sies.ta.
Pero la teoría ó e! principio abstracto no
tienen ninguna influencia, ó muy poco me-
nos, sobre el carácter constitucional orgú-
nico de cada sujeto. Bien al contrari,o, lo
suerte del principio depende toda entera del
carácter del indi\iiduo. Los dioses griegos
SOUTH AMERICA 181

trasplantados ú Roma sir'der'on para enca-


denar su patria originaria, porque lbS roma-
nos le pusieron ojos al Destino introducien-
do el fraude en la interpretacion de los
oráculos; hartar de comida á los pollos so-
grados antes de consultarlos, cuando querían
combatir; esperar un augurio favorable en el
valido de los pójaros, y entender que esta
manifestacion de la voluntad divina deroga-
ba los malos augurios anteriores, era cierta-
mente suplantar la ciega casualidad con la
voluntad activa y conciente,
Fué pues este pueblo eminentemente prác-
tico y .posi ti \'0 el creodor y el perfeccionador
de la «l'eligion del egoísmo» que se llama
derecho ci\"il, como' ha sido el pueblo mas
práctico y positl\'o de los tiempos moder-
nos, el pueblo anglo-sajan, el creador y el
realizador dél derecho político, y como no se
puede tl'asplantar el cal'3cter de un pueblo,
los que copien la letra de sus inst.ituciones
no pueden esperar el mismo fruto, sino el
que corresponda á su propio modo de ser.
Asegurar la libertad «una vez por todas» es
la misma utopía que perseguían los alqui-.
mistas: comer una sola vez para siempre.
Si no se defienden la libertad v el órden todos
"
los días un poco, por la naturaleza de las co-
182 SOUTH AMERICA

sos se yiviró de ayunos y atracones, de des-


potismos y revueltas.
La historia enseña cumplidamente que
estos desventurados pueblos sud-americanos
no disfrutaron nunca los beneficios de la
libertad teórica escrito en sus cartas, y que
sufrieron en cambio todas las tonsecuencias
prácticas de su carácter y de su atraso real.
La libertad no se realizó en In medida de la
ley, sinu en la medida de los hombres de
carne y hueso. La felicidad del hogar, en
efecto, no depende de la fachada de la casa
sino de la educacion y del carácter del pate1'
familias.
Pero tampoco depende la felicidad de un
pueblo, solamente del' cumplimiento de sus
ritos consti,tucionales, y es pagarse de las
palabras el atribuir á las formalidades lega-
les mayor importancia de la que tienen y
conyerlirlas en panaceas.
En las últimas elecciones de la proyincia
de Buenos Aires, verbigracia, cuatro parti-
dos fueron á la lucha con la flor y nata de
sus hombres electoralmente posibles. Estos
candidatos hobíon sido designados en un co-
mité de ochenta ú cien })e1'50nns y. recibieron
,
en las m'nos 45.000 y'oLos, y la prenso. puso
el grito en el cielo eontra los 45.000 YoLnn-
SOUTH AMERICA 11i3

tes mas que se habían abstenido. Per.), ra-


cionalmente estos abstemios estaban obliga-
dos á votar por Jos candidatos de los comités
ü ti tirar sus votos al tun tun, y entonces si
en vez de 4o, hubier'an cosechado 90.000
votos los candidatos de los comités, únicos
viables, ¿se les habría mejorado por eso el
ealetra? Bueno pues, esto es lo mas importan-
te para la felicidad del pueblo.
Aquí se confunde el medio con el fin, so-
bre el falso adagio, vo:r populi, vox Dei, ca-
balmente, cuando se le falsea, puesto que
no se deja la eleccíon á lo muchedumbre sino
-que la t10X Dei, en el hecho real, está obli-
gada á pronunciarse por los candidatos de-
signados por la mitad mas uno de los Qchen-
ta miembros de sus comités ó de los del con-
tl'ario. El partido se compone, pongamos
por caso, de 200.000 carreros, zapateros, al-
bañiles, carpinteros y gañanes, y de dos ó
tres docenas de doctores que f01'man el comi-
té directivo y quede~ig.nan de entre sí mismos
los candidatos, los cuaJes no yariar/ln en
cnlidad, nombre; apellido y capacidad, aun-
que se aumenten al . partido otros cien ó
200.000 carreros, albañiles, etc.
La analogía de la política con su hermana
mayor la I'eligion, es nquí manifiesta, si se
184 SOUTH AMERICA
,

observa que la primera viene reeditando los


errores' ya en desuso de la segunda, y como
en ambos lo que es el medio paro el comun.
es el fin para el empresario. En lareligion
los ritos tienen por fin la salvacion del
alma, como el sufragio y ,lo demás en la
política, tienen por fin la felicidad del pue-
blo. Pero el sacerdote y el político de profe-
sion en su calidad irrevocable de entidades
de carne y hueso tie'nen necesidad de vivir
y de mejorar su condicion, y de aquí deriva
para ellos un interés directo en el cumpli-
miento de los ritos políticos y religiosos,
porque estos, haciendo en un viaje dos man-
dados, salvan el alma del creyente y asegu-
ran la subsistencia y el adelanto del pastor,
del mismo modo que el sufragio asegura el
honor y la eonsideracion pública al políti-
co, sin perjuicio de labrar, si acaso, la felici-
dad del país tambien. Un alma puede salvarse
sin practicar ritos ni dar diezmos, y se
puede ser mal gobernante apesar de una
buena eleccion, ó buen gobernante apesar
de una mala eleccion, pero el buen hombre
sin ritos ni diezmos y el buen gobernante sin
las formalidades legales~ serón irremisible-
mente escomulgados pOI' el postor defrnu-
dado y por el pólítico frustrado.
SOUTH AMBRICA 185

«Por des,qracia, dice Lubbock, muchos in-


tentan compensar lo impuro de su t"ida con
la pureza de su (é, ¡Vano é impotente esfuer·
zo! U~a buena conducta es el camino (fue
nos conduce con mas seguridad al cielo,
aun cuandQ la verdadera fé contribuye tam-
bien á conducirnos á él Y á subir sus gra-
das, D Bien pues, esto que en religion no es
ya mas que una desgracia sim pie, es toda-
via en la política sudamericana, una archi-
de~gracia, una calamidad en gefe,
No solo se pretende en Sud-América cu-
brir las irregularidades de la vida práctica
con la pUre7.8 de los principios te6ricos,
sino que ordinariamente se consigue, No
hay como gritar contra los fraudes agenos
para purificar las pasadas tropelías propias,
allí donde las muchedumbres ignorantes se
dejan despabilar con palabras y no alcanzan
á pispar que. en política como en amor, no
hay enemistad mQs terrible que la ocasiona-
da por la inClinacion de dos personas dis-
tintas contra una misma prenda.
y realmente, si todo "es cuestion de pureza
de principios verbales, no puede haber nada
mas" socorrido que el papel de Magdalena,
nI CIencia ni arte políticos que valgan la
chifladuI'o doctrinaria del jacobino," Entre
186 SOUTH AMERICA

tanto, ya hemos visto que en la incomparable


prosperidad de los romanos tuvo su huena
porte el fraude aplicado ó la voluntad de los
dioses griegos, y es sabido que la mas gran-
de conqui~ta de las libert¡ldes políticas, el
habeas corpus, que Blackstone llama «segun-
da Magna Chw,ta, fué sancionada por un
fraude, contando por diez á un lord muy
gordo (Lord Bradford), gracias á los vapores
del Relator de los noes, en la Alta Cámara
Inglesa.
Distinguir á los hombres en buenos y ma-
los, no segun su conducta real, sino segun
los principios religiosos ó políticos verbales
que confiesen, es el método mas cómodo,
fócil y expedito, condiciones que lo reco-
miendan al espíritu confuso, perezoso, inex-
per·to y a.trasado de las muchedumbres. Este
método que en el órde!l religioso alcanzo su
apogeo en las luchas religiosas de los siglos
XYI y XVII Y que ha caído felizmente en
abandono, conser'va toda \Tía sus prestigios
en el órden político, en la Améeica latina.
Por cierto que los pueblos tienen positivo
interés en libral'se de los gobernantes ~espó­
tieos ó dilaliidadol'es que los arruinan) pero
tambien los dilapidadores caídos y los aspi-
I'nntes al despotismo tienen int.erés posit.ivo
SOUTH AMERICA 187

en derribar á los gobernantes buenos y ma-


los para suplantarlos, y poro atr3erse á tal
efecto el concurso del pueblo le demostroron
fácilmente que los gobiernos Ó los demós
partidos, aun siendo tan hijos del país como
ellos mismos, son malos porque no pl'.ofesan
sus doctrinas, porque no son unitarios, ó
porque no son .federales, ó porque no son
p1'Og1"esistas, ó porque no son prz'ncipistas,
segun fueren las cojeras de la epocn, del
mismo modo que los cUI'as de almas demues-
tran que los millos son malos porque no
van á misa. de dance resulta implícitamente
que los pillos que se cOijfiesen y comulguen
serán buenos quand m,eme,
Es tan sútil el egoísmo que las convenien-
cias y las virtudes propias resultan ~iempre
involuntaria y espontáneamente implícitas
en la esplicacion de los vicios y defectos age-
nos, por poco que podamos elegir las cau-
sas, Es curioso observar á este propósito
.en los discursos, .proclamas y manifiestos
políticos, la. manera en que los partidos se
apalean con la justicia, el derecho y la his-
toria, como si fue~en de la misma naturale-
za de las armas comunes, que cualquiera
puede esgrimil' contra cualquierll, sin. mas
requisito preYio que la' fuerza física,
188 SOUTH AMERICA.

La política, ha venido recorriendo el mis-


mo camino por donde la había precedido la
religion, y puede esperarse con fundamento
que en dos ó trescientos años llegará al es-
tado en que se encuentra hoy la segunda.
Antes de ser ideal políti'co, la regeneracion
á sangre y fuego fué ideal religioso; la liber·
tad de pensar debía madurar antes que lu
libertad de votar. En la profunda oscuri-
dad de la edad media, el infierno no era un
peligro remotisimo, como ahora, sino inme-
diato, de presente; que torturaba lo"s espíri-
tus, espantaba el sueño, sembraba visiones
en la noche, helaba de terror el corazón y
conmovía fuertement.e el egoísmo, arrastran-
do al iúdividuo á las mas feroces crueldades,
en una espe~ie de permanente delirio de las
persecuslOnes. Tenía también sucursales
terrestres y sabía descontar en vida, á hie-
no y a fuego, las presuntas torturas de
ultratumba. Los empleos religiosos tenían
entonces una importancia infinitamente su-
perior' á la que tienen hoy los mas altos ear-
gos políticos; los honores y las consider¡1-
cione~ anexas rayaban en lo mas grotmde que
se haya conocido, y no solo la fortuna, el
honor y la vida de todos estaban en sus ma-
nos, sino la salvaeion y la perdicion otero
SOUTR AMERICA 189

nas. Amansado y alejado el infierno por la


civilizacion, apaciguados los tel rores y tran-
quilizado á ese respecto el egoísmo, las lu-
chas, las atrocidades' y la importancia de las
gerarquía~ han decaído en la misma pr0p'9r-
don.
En la época de' las luchas religiosas,
cuondo se trataba de asolar comarcas yano-
nadar herejes ó infieles, porque.los hombres
se habían constituido en agentes de la justi-
cia divina, en salvadúres, depuradores y re-
generadores de almas, los desalmados lle-
gaban fácilmente á gefes ilustres y venerados
y es el motivo que arranca á E. Renan ,su
protesta contra tantos «miserables, repudia-
dos por las gentes de bien, que han alcanza-
do, sin embargo, á sentar plaza de santos
en el calendario.» Ahora las iglesias cr'is·
tianas han progresado tanto que los bellacos
difícilmen'te encuentran acogida en su seno,
y que,para dar vuelo á sus perversos instin-
tos, como- el fraile Aldao, verbigracia, tienen
que trasbordarse á la política, donde todavía
pueden ser, alternativamente, pilares del
despotismo ó mártires de la libertad. En el
sufragio universal, cada cualquiera vole poi'
los votos que capitanee, independientemente
de sus coridiciones morales. La urna no mi-
190 SOUTH AMEIUCA

de la razon humana por la calidad sino por


el número, y, simple aparato de medir fuer-
zas, se limita todavía en Sud-América, ;'\
proclamar, en el hecho, la umnipotenciu de
los, codazos, fraudes, patadas y atrope-
llos,
Todo concurre á demostrar que la religion
política en Sud América, se amansa yduld-
fica en la misma forma que la religion cris-
tiana y que, á medida que la civilizacion
general la vaya desvinculando del egoísmo
individual seguirá perdiendo, á la par, la im-
portancia y la ferocidad, y que los políticos,
poco ú poco, dejar'nn de considerarse agen-
tes de. la justicia popular, salvadores del
pais, regeneradores y depurl:ldores de sus
conciudadonos, Iiberlodores y restaurado-
res sudamericonos, especies indígenas incon-
gruentes dentro de las instituciones impor-
todos. Puede notarse, desde luego, cuonto
han disminuido en Europa las guerras de
sucesion monárquica, y esperar análogo pro-
greso en las guer.'as de sucesion presiden-
;~ial de Sud-América, Puede tambien compa-
rarse, en general, la templanza, la I ecuani-
midad y la rDzon desapasionada dt~ los no
embanderados en la política, con la intempe-
rancia de los que la usan Cf)mO otieio Ú
SOUTH AMERIC:A 191

como medio predilecto de medl'ur; la mode-


racion de los viejos con la exaItadon de los
jóvenes, ó bien puede compararse la nadon
que ha adelantado mas en el sentido á que
nos venimos retiri~ndo: la Suizo, cuyos pre-
sidentes no suenan ni truenan, con los ilus-
tres americanos que encontrando chico el
escenario para su empacho de campanillas
suelen largarse ó Paris con cascabeles y
todo; ó hien, nuestra época de (cprotectol'es
de los pueolos libres» y «restauradores de las
leyes)), velay Artigas, Ramirez Rosas, Quir'o-
J

ga, Aldao, etc., con la de los unicfltos mayo--


l'es y menores, y se vera que siendo menor,
en el último casó, la importancia relativa de
los caudillos ahora simplemente progresis-
tas, por existir ya un pueblo mas numeroso
é ilustrado, y mayor contrapeso en la im-
portancia de los demás intereses, rangos,
posiciones, etc., fueron tambien menos im-
portantes y menos calamitosos los caudillos
de In segunda especie y época, c¡ue solo ope-
raron sobre los intereses materiales, sin lle-
gar por cierto á la despobIacion por el des-
tierro y el racon.
Lo que ha pasado y sigue posando en
Sud-América con la pU}'e:;a del sufrngio y la
1~e1'dad de los principios políticos, es la recdi-
192 SOUTH AMERICA

cion, en otra esfera, de lo que paso en la


Europa occidental en el siglo XVI con la
pureza de )a féy la verdad de 10s princ't'pios
I'e) igiosos.
Ya no se saquea, ni se asesina por la p~­
reza de la fé y nadie pretenderá j uiciosa-
mente sin embargo, que haya dism:n\).ido el
número de las almas buenas que se van al
cielo; bien al contrario, lo menos se habrán
centuplicado, pues por mucho que se haya
apocado la fé, ha bastado que la civilizacion
apague las hoguera-;, ahorre las ~ambartolo­
més, suprima la discordia y celebre la paz
entre las pasiones religiosas para que la
toleranci ll y la caridad cristianas realicen
con creces lo que intentó tan inútil y de~as­
trosamente la brutalidad de los fanáticos.
¿Ni quién se atrevería á sostener hoy que ha
disminuído la felicidad del pueblo, porque
ya no se degüella pOI' la pureza de los prin-
cipios políticos, como en los tiempos de la
santa federacion?
Y es fuera de duda, sin embargo, que se
ha apocado el entusiasmo por la «salYticion
\
del país»; que ha disminuído la pureza de los
principios puesto que ya no es obligatoria e la
divisa del patriotismo), ya no se confiscan
los bienes de los «mal"ados» políticos, ya 110
8flUTH AMBRICA 193

se persigue á los «enemigos de) país», ya no


se les destierra á perpetuidad «poro que no
contaminen á los buenos patriotas», ni se les
juzga por comisiones especiales, "nombre
criollo de los comités jacobino~ de ..,alud
1n'tblica, ni se les mando fusilar por decreto
de) ej~cuti\'o con extraordinarios. Es fuera
de duda que)a civilizacion ha separado á
muchos patriota~ del servicio activo poro
consagrarlos exclu~ivamente á las industrias
y al comercio; es fuera de dudo que)a edu-
cacíon general ha enervado la salvage ener-
gía polftica de los años 29 Ú 53, y que~ hasta
los depuradores y regeneradores de hoy,
siguiendo el ejemplo de los cristianos que
tratan con herejes y no se confiesan y co-
mulgan en seguida, se codean con «los trai-
dores á )0 patria», sin jabonarse ni fumi-
garse. y todo esto. por mas qúe lo deploren
con fogosa indignacion y lágrimas de .... de
agua pues, los antropomorfistaspolfticos
sud-americanos, es un grande y positivo ade-
lanto práctico.
En esa vía estamos, á Dios gracias; en esa
vía seguiremos, Dios mediante, '! los maes-
tros de escuela. Los que echen de menos la
energía patriótica de nuestros abuelos, y su
inquebr~ntab]e tenacidad en las teorías, los
194 SOUTH AMERICA

sistemas y las dcctrinaspolíticas, pueden con-


solarse tambien. Con solo que se larguen al
Brasil, al Perú, al Ecuador, á Venezuela,
Honduras, Nicaragua, Salvador, Costa Rica,
Santo Domingo, Haití, Guatemala y Méjico,
alias Guatepeor, podrán disfrutar de presen-
te las epocas argentinas que los seducen en
la lontananza histórica.

XXXII

Lo que urge mejorar es la razon y la con-


ciencia pública, no las inocentes leyes, que
no lienen la mínima culpa de nuestros zam-
bardos, y que podrían perfeccionarse al
infinito, sin que por eso dejáramos noso-
tros de ser lo que somos.
¿Cuál ha sido en el pasado la yerdadern
constitución, la que ha regido en los hechos,
aunque no estuviese escrita en el pfipel, sino
es la ley que estaba escrita en la carne: la
conciencia y la ruzon?
La histor'iu constitucional de la República
Argentina no es, pues, ia historia de esos
pnpeles que cosi nadie ha entendido y que
:ó;e los ha lle,'ado el ,-iento, sin que JlJ'vduje-
AOUTH AMERICA 195

j'an otra cosa que frases de aparato, discur-


sos de puro ruido, falsas proclamas y mani-
fiestos sin consistencia, puramente verba-
les, sino la historia de la rozon y de la
conciencia positivas y prácticas, que p"odu-
jeronhechos, hechos "sui generis, hechos sud
americanos, tan parecidos ó los hechos
constitucionales norte-americanos como un
huevo á una castaño, hechos que no han
sacado su ser del espíritu de las constitu-
ciones copiadas, que no actuaban, sino del
espíritu de los hombres de carne y hueso
que los actuaron.
No son las leyes escritas en el papel, que
admite lo que le pongan, la medida del
estado de civilizacion de un pueblo, sino su
conciencia y su razon, porque todo depende,
ó lo menos en las leyes polfticas, de ese juez
doméstico de las acciones y de su asesor,
que disciernen lo que es bueno y lo que es
malo, que son los legisladores soberanos de
las costumbres, llamadas-segunda natura-
leza,-sin duda para indicar que son mas
fuertes que la ley, en el modo en que las
cosas predominan sobre las palabras, sin
preocupar:se siquiera de si los acompañan Ó
andan por otro lado.
En efe~to, cuando la leyes producto de la
196 SOUTH AMERICA

costumbre, las dos mnrehan juntas yacor-


des; pero cuando la costumbre es propia y
]0 leyes prestada y fruto de una razon y de
una conciencia mas adelantadas, es como
cuando un chico se pone el traje de una
persona mayor: á simple vista se nota que el
difunto era mas juicioso.
Una constitucion es la resolucion antici-
pada de todos los casos que puedan ocurrir
dentro de ella, y siendo copiada de un pueblo
extrniio, forzosamente habrá en cada caso lo
siguiente: en la ley, el criterio del que la
escribió, Hamilton, Madison y Jay, por ejem-
plo; en el que la V8 á aplicar, un criterio
totalmente distinto. El criterio de la ley de-
clara malo un acto y la conciencia del que
la V8 á aplicar lo encuentra bueno. Aquella
ha fallado en teoría, éste falla en concreto:
la conciencia del legislador prevalece en el
pa pel, la conciencia del juez del hecho preva-
lece en el hecho, sea lo que en el tecnicismo
se llama costumbre contra la ley.
L8 constitucion dice, por ejemplo, art. 65,
que los gobernadores de provincia !lO pue-
den ser eleclos _senadores. Llega, sin em-
bargo, al senado un gobernador electo se-
nador, diez meses antes del término de su
período por mns señas y con lo que se llama
SOUTH AMERICA 197

un diploma sucio. El senado estel. casual-


ment.e dividido en dos grupos y el pl'etendien-
te opto por afiliarse al grupo mas grande.
Los dos bandos con vienen, con razon, en
que no son .i ueces de derecho, sino juece.'\
de conciencia, es decir, que no estún obli-
gados á fallar en ley, sino en conciencia, que
si hay conflicto entr'e su conciencia y la ley, es
la conciencia quien debe resolverlo. que es
lo que la constitucion misma autoriza al
constituirlos «jueces únicos» del caso.
La ley politico, en efecto, es una vi denda
nada mas, construida como las casas, no
para que estrangulen al inquilino, sino por
él y para él, ú diferencia de In ley ci vil, que
es un lecho de Procusto, en que el juez téc-
nico, el juez de derecho, tiene que acostar
á los litigantes, diga lo que dijera su concien-
cia: dura lea.', sed lex.
En consecuencia, pues, el diploma en cues-
lion fué malo para lo conciencia de lo frac-
cion desairada, pero fué bueno para la
conciencio de la fraccion fo \'OI~ecida por el
prosélito. Como ésta estaba en mayoría, fué
bueno para todo el país, de confOl'rnidad al
sistema democrático, que obliga á tener pOI'
verdad el fallo de los mas, aunque sea de-
plorable..
19~ AGUSTíN ALVAJIIEZ

que la bancarrota ·de las !anteriores 1818 degeMraba


en vicioo" Los doctores emigraron del templ() de
Mercurio . Enancas de la miseria nos llegó la dQ-
tación' de lVIirtudeSi1correspond'i:ente iY los empre-
sarios de moral pública con los naturales y obliga.-
dos contrlllProiJ'ectos de economías, a,yunos 'Y apre-
tura1; "
y lo gracioso es que así estos proN'P.Ctistas de mo-
l"al, como loS! pasados y /por añadidura fundMos
proyectistas de banc()S, atribuyen todo el éxito de sus
empre~as ·a su talento, ,a su 'patriotismo y ta 9tl pu-
reza de intenciones, acaparando en beneficio pro-
pio toda la prurte enorme que co.rrespOillde IV las
circunst.ancia% ie'Xtel'liores. OportUIÚStas inc'Oll8cien:-
tes, con oportunismo del número 2, Se- ima·ginan que
hubieran hecho prosperar las virtudes del día· en
la mL<;Jma escala, si las hubieran predicado a con.-
t¡'atiempo en la época de las prosperidades a granel,
aJ par que rulgunos rezagados de la otTa épo.ca, o¡-
V'idan, muy iR desafi,empo también, la sentenciosa
frase de Carlyae: fo day is not yesterday.
En efecto, ayer era. la oportunidad del hartazgo,
hoy ,es la oportunid'ald del H&1illO;' Hubiera sido -asa,,;
inútil el predi.carlo en las bodas de Camaoho, y por
eso mismo atribu1r a competencia del ora.dor el éxi-
to de un sermón de ayuno, aHí donde las circuns-
tancias imponen el ayuno forzoso, es lo mismO' que
achac'ar :a habilidad del impoTtador 'de trigo el valor
de este artículo en el lugar en que se ha perdido la.
,(1 Oisecma .
Porque no han hecho las virtudes y 108 vicioa d8l1
día los qne los andan replicando a voz en cuello,
como no han hedho el progreso los que vez pas&d~
Re imaginaron que lo ll/acian, yes conveniente des-
lindar estas .cosas paI"a da:r a cada uno lo suyo, re"
duciendo en el ramo de vicios y virtudes la 811-
Pl] ::,stll a'Cci6n creadora de 10lS \hombres s las mo-
SOUTH .'MERIO 199

dest&s proporciones 'pasiÍvas que le correaponden.


N o, nadie .pll'eldoe macer el eB1píritu de economía en
la .época de la abundancia, ni el espíritu de a abun-
dancia en la época ,de la miseria; na:die 'puede cam-
biar cl. vicio en virtud, ni la virtud en vicio, si no
cambian las circunstanciag.
Hacer la virtud que las circunstancias imponen a
la época, 'eso sí, es tJam. senciHo camo hacer dalI'
''lIeIta a la tierra para el lado que ella misma gira.,
Se ll.a:ma causa de un fenómeno a un fenómeno an-
terior, y tal que, producido, su·cede el otro; no pro·
ducido, -el otro no sucede. En té.rmin-os generales,
h~ virtudes se oacomodande tal modo a las necesi-
dades Ique, sucediendo la necesidad, sobreviene de
S'Uyo la virtud; no sucediendo la necesidad, la virtud
no parece. Es decir, 'que si no hubiera sucedido el
delirio de lo mejor, no estarÍaunos en banc.arrota;
no estando en bancarrota, no tendríamos necesidad
de 8er económicos, eserupulosos y morales ft lo po-
bre; no teniendo necesidad de Ber todo eso, no lo
Eteriamos ,porque el taparse al oohete es una mera
excepción.
Entonces, ¡pues, si 8Jlgtrien !ha heooo las virtudes
de hoy. no pueden ser otros que los que nos arrui-
D!aron ayer; día de mu Clh o, víspera de nada,
A vooes las economías del 'Padre hacen la ocio-
sidad vioeiOtsa. del yerno y la mi~eria ,del nieto.
Ayer estábamos orgullosos ·de ser ricos, de la in'
mensa facilidad eon ,que se ganaba la plata, y de'l
éxito ,estupendo de la exposición del 89.
Fulano acaba de rundar una sociedad anóniJll4 y
ya hay 30 010 de premio, se decía, oon em'Pacho de
vánidad. Ahora ya no nosaloordamos de eso y es.-
ta;m()Sorgn.lloso~de Ot:ralS ICOS3IS: de la lviiriÚrla,d,
del patriotismo, de la altivez, y decimos con empa-
cho análo~o: FulaDlO ,ha prollunc.iado un disenrso
·200 SOUTH AMERICA

ca experimental desde hace siete años, In


vida pública prematura no nos da tiempo
para aprender el arte de gobernar y tenemos
que improvisarlo sobre ]a marcha!

XXXIII

La constitucion argentina. es copia de la


norte-americana, la cual á su turno es heren-
cia y trusunto de las instituciones inglesas,
por manero que los ingleses vienen á ser los
abuelos de nuestra carta fundamental, y
entre tonto si hoy algo absurdo, inverosímil
é imposible de hacer en Sud-América, es
una ley inglesa. ~egun el siguiente modelo
que nos suministra Macaulay:
.De cuantas leyes han sido aprobadas
por el parlamento, la ley de Tolel'ancia es
tal vez la que de una manera mus notable
ilustra los vicios peculiares y la peculiar ex-
celencia de ·10 legislocion inglesa .... el le-
gislador perfecto es el que guarda el justo
medio entre el mel'o teórico, que no ve mas
que principios generale~, y el mero hombre
pl'áctico, que no ve mus que circunstancias
porticulares. En legi~ladores en quienes el
elemento esperuloÜ,·o pre,·ulerío eon exclu-
SOUTH AMERICA 201·

sion del práctico, el mundo ha sido fecundo


de ochenta años á esta parte. A su sabidur·ío
han debido Europa y América multitud de
constituciones que han vivido lo suficiente
nada mas para alcanzar triste nombradía y
desaparecel' luego en medio de grandes agi-
taciones. Pero en el parlamento inglés ha
predominado siempre el elemento práctico,
y muchas veces con exceso, sobre el espe-
culativo. No acordarse para nada de la
simetría y acordarse mucho de la convenien-
cia; no suprimir nunca una a.nom,aUa, sola~
m,ente por ser anomalía; no innova1' nunca
sinb cuando se sienta algun perjuicio, é- inno-
var tan solo en la m,edida necesaria pura que
el perJuicio desaparezca; no sentm'nunca nin-
guna. P'l'oposicion de mayor alcance que el caso
particular á que es necesario atende'l'; estos
son las reglas que desde el tiempo del rey
Juan hasta el tiempo de la ['eina Victoria,
han guiado gener81ment~ las deliberaciones
de nuestros doscientos cincuenta parlamen-
tos. El disgusto de nuestra nacion por todo
lo que sea abstracto, en la ciencia política,
constituye indudablemente una falta.
Sin embnrgo, es lal yez uno falta que pro-
duce benéficos resultados. Hay que admitir
que heRIos tar·dado demasiado en· mejorar
SOUTH AMERICA

nuestras leyes. Pero aunque en otros paises


pueda hu ber sido á veces mós rápido el
progreso, no seria fácil nombrar ninguna
otra nocion en lo cual haya habido ton poco
retroceso como en la nuestra. La ley de
Toleronciu se acerca mucho á la ideo de una
gran ley inglesa. Para un jur'isconsulto
versado en 10 teoría de la legislacion, pero
que no conociera muy á fondo el carácter
de las sectas y partidos en que estaba divi-
dido el país en tiempo de la revolución,
aquello ley parecería sin dudo un coos de
absurdos y contradicciones. No puede re-
sistir á la aplicacion de sanos p¡'incip'ios,
generales: Es mas: no está mformada en
nl~ngun principio, bueno ó malo. El princi-
pio sano es indudablemente que el mero
error teológico no debe ser castigado por el
magistrado civil. En 10 ley de Tolerancia,
no solo no se reconoce este principio, sino
que positivamente se le rechoza. Ni una sola
de las crueles leyes publicadas contra los di-
sidentes por los Tudores ó los Estuardüs
queda abrogada. Lu per'secucion continua
siendo reglo general. La tolerando es una
excepciono Y todavía hay mus. La libertad
otorgada á la conciencia se concede de 10
manera mus capl·ichosa. Un c"uükero, con
SOUTH AMERICA 203

hacer una declaracion de fé en términos ge-


nerales, obtiene los beneficios de la nueva ley
sin firmar uno sok> de los treinta y nueve
artículos. Un ministro inqependiente que
sin el menor escrúpulo haría la declaracion
exigida al cookero, pero que tiene algu nas
dudas ncerca de seis ó siete artículos, con-
tinúa todnYía sugeto á. ·Ias leyes penales.
Howe· está sugeto ú castigo si predica antes
de haber declarado solemnemente su confor-
midad con la doctrina anglicana tocante á la
Eucaristía. Peun que rechaza en absoluto la
Eucaristia queda en perfecta libertad de pre-
dicar sin hacer declaracion alguna en 'este
punto.
Estas son algunas de las faltas de más
bult.o que notará todo el que examine la ley
de Tolerancia, ajustándolo á aquel modelo de
exacta. razon que es el mism.o en todos los
países y en todas las edades. Pero, tal vez,
estas mismas faltos podrán parecer otros
tantos méritos si tomamos en consideracion
las pasiones y preocupaciones, de aquellos
para quienes se hizo el acta de Toler·ancia.
Esta ley. tan lleno de contradicciones que el
mas superficial conocedor' de la filosofía po-
lítica podría señalar, dió por resultado lo
que la máyor pericia de los m¡)s grondes
204 SOUTH AMERICA

mae!3tros de filosofía polític'1 tal vez no hu-


biera conseguido. Que las disposiciones
que hemos recapitulado son confusas, pue-
riles, contradictorias entre sí, cont1'arias á
la verdadera feol'ia de la libertad religiosa,
no puede ponerse en duda. Lo único que
puede decirse en su defensa es que contri-
buyeron Ú la desapari~ion de un gran mal,
sin ponerse en pugna con UI!O gran preo-
cupacion; que pusieron término, de una
vez y para siempre, sin una votacion en las
cúmaras del parlamento, sin' un motin en
las calles, sin murmnracion casi aun de las
clases mas pr'orundamente tachadas de fa-
natismo; ú una persecución que habia dura-
do cuatro generaciones, que habia lastimado
innumerables corazones, que habia llevado la
desolacion ú innumerables hogares, que ha-
bia llenado las prisiones de hombres de qUIe-
nes el mundo no era digno, que habia lle-
vado millares de aque~los ortesonos y labra-
dores honrados, diligentes y temerosos de
Dios, que son la verdadera fuerza de uno
nncion, ú buscar un refugio allende el (kéa-
no entre los ehozas de los pieles rojos y
los cubiles de las panteros. Semejante de-
fensa, aun cuando pueda parecer muy débil
rl algunos especuladores superficiales, pro-
SOUTH AMERICA 205

bablemente parecerá completa á los ojos de


todo hombre de estado.
Los ingleses de 1689, en modo alguno es-
taban dispuestos á admitir la doctrino de
que el error religioso debe quedar sin cas-
tigo. Aquella doctrina er-a, precisamente en-
tonces, mas impopular que nunca. Porque
solo algunos meses antes se habia presen-
tado hipócritamente para perseguir la igle-
sb establecida, para atropellar las leyes fun-
damentales del reino, para confiscar hacien-
das, paro tratar como un crímen el modes-
to ejercicio del derechode peticiono
Si entonces se hubiera redactado un bill
concediendo entera libertad de conciencia á
todos los protest'lntes, puede afirmarse .. con
entera confianza, que Nottingham nunca lo
hubiera presentado; que todos los obispos,
incluso Burnet, hubieran votado en conlra;
que hubiera sido denunciado uno y otro do-
mingo, desde diez mil púlpito~, como un in-
sulto á Dios y á todos los cristianos, y como
licenci& concedida á los peores herejes y blas-
femos; que hubiera sido condenada casi con
igual yehemencia por Bates y Baxter, que
por Ken y Sherlock; que hubiera sido que-
mada por la multitud en la mitad de las pla-
zas de Inglaterra; que no hubiera nunca
I
206 SOUTH AMERICA

sido ley del país, y que hubiera hecho odioso,


durante muchos años~ tl la mayoría del pue·
blo el mismo nombre de tolerancia. Con
todo eso, si semejante bill fuera aprobado,
¿qué mas hubiera. hecho que lo que hizo lo
ley de tolerancia?
Es cierto que la ley de tolerancia reconocía
la persecucion como regla, y concedla la li-
bertad de conciencia solo como excepciono
Pero es igualmente cierto que la regla qué-
daba en vigor solo contra algunos centena-
res de protestantes disidentes, y que el bene-
ficio de la excepcion alcanzaba á cientos de
millares.
Es cierto que en teorio seria absurdo ha-
cer firmar á Howe treinta y cuatro ó treinta
'f cinco artículos anglicanos puro poder pre-
dicar, mientras Penn podio hacerlo sin fir·
mar uno solo de aquellos articulas. Pero es
igualmente cierto que, uno vez cumplidos
estos condiciones, Howe y Penn quedobnn
en ton entera libertad de hacer sus predica-
ciones, como la que hubieran tenido con el
código mas filosófico que Beccoria ó Jenerson
pudieran redac\or .•
A nosotros nos I'echazal'on Ú furdo cerra-
do en lo cámara de diputad<..'s del l"Ongl'eso
argentino un informe sobl'e el eódigo milittlr,
SOUTH AMERICA 207

porque habíamos riolado un principio, un


gran principio, que saben hasta los mucha-
chos de las escuelas elementales, porque no
era un principio del arte militar, sinó un
principio del arte jurídico, descubierto tal
vez por Beccaria.
~i siquiera se qui~o oir nuestros razones,
porque habíamos tenido la candidez de sacar
la 'violacion de Alejandro Hamílton y de las
leyes 'extranjeros, sin apercibirnos de que
el pobre Hamilton, autor prin~ipal de la
constitucion- norte-americana, está en un
ve1'gonzoso atraso, con relacion á los loritos
sábios en dcrccho politico verbal que producen
nuestras universidades.
Verdud es tambien que en este asunto
nuestros constituyentes estuvieron en un tris
de ultrapel'feccionar la constitucion norte-
americana, inventando un ejército de línea
con disciplina de guardia nacional, con dis-
ciplina democrático, con disciplina civil,
mantenida por jueces de derecho civil. Tal
vez esperuron dar una leccion al mundo
civilizado, como la que le han dado en la
cola del pi'cámbulo, sometiendo los crímenes
militares á la competencia de los jueces de
derecho civil. Con esto, con el derecho de
insurreccion yel derecho tIe desobedecer los
208 SOUTH A'-IIRICA

mandatos inconsÜtu~ionales de los poderes


públicos, ya estaríamos sustancialmente en
la constitucion política dtj la Polonia, que
trajo lógicamente su supresion del mapa de
la Europa.

XXXIV

Se ve, pues, que en este punto el e~rÍl'itu


argentino es diametralmente diferente del
espíritu de sus abuelos constitucionales; és-
tos reglamentan la realidad, y nosotros con-
vertimos en ley positiva la perfeccion racio-
nal, la teoría pura, para acomodar despues
los hechos reales y vivos de la vida real á
los moldes clásicos de la fantasía. Ac¡ue-
llos hacen el traje {l la medida del cuerpo,
el calzado para el pié y nosotros, con nues-
tras leyes archi·perfectas, seguimos en el par-
ticular la moda china, que consiste en fabri-
car primero un precioso zapatito y obligar
en seguida los piés humanos á vivir dentro.
aLas constituciones, decia Sal'miento, en
cm'to nI General Urquiza, de Octubre del
52, las constituciones no se hacen para dar-
se el gusto de darlas, sino para las gene-
}'aciúnes renideras. No por las circunstan-
cias exepcionalet del momento en que se
SOUTH AMERICA 209

dan, si~o en atencion al port'enir. Por eso


es preciso rodearlas de todos los pres-
tigios de ciencia en los que las dan, á fin
de que sean obedecidas y respetadas. S. E.
ha visto que las resistencias legiti'l1~as no
han cesado contra las trampas legales» ....
He aquí un pensamiento confuso, sino
es tambien absurdo. Las constituciones
para el porvenir ¿rigen en el presente? Des-
de que se las hace pa1'a el porvenir, de no
~er que se diga una necedad, resulta claro
que si fuesen ~ecllas pa,1a el pl'esehte no se
avendrian al porvenir. Pero, entónces, las
constituciones hechas para el porvenir, ¿po-
drían acomodarseo
al presente? Y si las cons-
tituciones no han sido hechas para el pre-
sente sino para el porvenir, ¿qué significado
tienen las frases: «resistencias legítimas,
trampas legales? ¿Como pueden ser com-
p1'endz'das, obedecidas y respetadas por el
comun de los contemporáneos las constitu-
ciones que han sido hechos por los pocos
sabios y para las gelltesdel porvenir'? ¿Ca-
ben resistencias legitimas de presente y
t.rampas contemporáneas contra lao:; legali-
dades del porvenir? Véase, pues, en los
hechos reales, con cuanto. verdad ha dicho
Taine que «un pueblo no puede tener ot1"0
210 SOUTH AME RICA

gobierno, ni otra libertad que la que es sus-


ceptible de aclimatarse en el medio social \'
político que forman las circunstancias, su~
aptitude!? y los elementos propios que bus-
can su genuino nivel de cultura». ClLicurgo,
dice Macaulay, basó todo su sistema en un
principio erróneo, y sin detenerse á consi-
derar que los gobiernos son para los hom-
bres, no éstos para aquellos, en vez de
adaptar la constitucion al pueblo, deformó
al pueblo para adaptarlo á su constitucion.7>
En Inglaterra no habría peligro consti-
tucional en que los ratones se comieran los
pergaminos de la Magna Carta ó desfonda-
ran las arcas nacionales. En, ese caso, los
ingleses no tendrían necesidad de redac-
tarlas de huevo, «una vez por todas" por-
que no usan las instituciones como prendas
externas, sino como cosa interno, que sin
perjuício 'ele estur copiada en el papel reside
.en las entrañas del organismo nacional,
que vive en la sangre porque impera en las
costumbr'es y que impera en las costumbres
porque es secrecion de las costumbres. No-
sotros, en cambio, que las usamos exte-
riormente, como prendas de sastrería} ten-
.driamos que mapdarlas reconstruir en el
acto, si por desgracia se perdieron en un
SOUTII AMBRICA 211

cataclismo las que actualmente nos rIgen,


segun se dice.
y no pOI'que estemos viendo que la cons-
titucion nQrte-americana cOlTegida yaumen-
tada, como camisa de onee varas, no se
nos sujeta en el cuerpo social, por mas
perfecto qúe sen el contrapeso y equilibrio
que los poderes tengan en el papel, hemos
de pedir que se le amputen los faldones
que por ahora se nos andan enredando en
las piernas, todflYío cortas, de la rozon na-
tural, ni hemo~ de poner el grito en las
nubes pOI'que los hombres no hacen lo que
dice la constituGion, pues ya sabemos que
no lo han de hacer, que la gritería, no les
ha de norte-americanizar el entendimiento,
y que la verdad no se puede inyeetar á pa-
los ni á bombazos de dinamita. ni nos em·
peñaremos tampoco en perfeccionar á bala-
zos la época en que nos ha tocado vivir, pero
depo~itaremos nuestro granito de arena
para levantar poquito á poco la conciencia
y la ruzon pública hacia la altura- de la
carla fundamental, {¡ fin de que el juez del
hecho y la fórmula del derecho se acerquen,
~e traten, se entiendan, se estimen y se
eOl'respondan.
212 SOUTH AMERICA

xxxv
Entretanto, como la mayoría es ley, como
todos ]os partidos se créen mayoría, y como,
segun hemos visto (~23 Y 24), basta que lo
crean para que les surta todos los efectos
de la yer'dad, y como uno por lo menos debe
necesariamente salir vencido, tenemos siem-
pre una mayoría vencida, A mayor abun-
damient.o, como todos los' partidos viven en
la misma época y por razon natural ninguno
condena los fraudes chicos ó grandes que
lo benefician, jamás se puede saber á cien-
cia matemática cual era realmente mayoría,
y como pensamos en el molde caballeresco
elel espíritu latino, la mayoría vencida no
solo se siente perjudicada en sus derechos
positivos,.. sinó además ó adepeor, por mejor
decir, se siente vejada en su dignidad, hu-
millada, escarnecida, vilipendiada, .por ma-
nera que la derrota resulta ser pW' dessus le
1nm'ché «oprobiosa», Y á esta mayoría south-
americana, enconada por la lucha yofusca-
da por la indignacion, la ('azon natural le
sugiere naturalmente que, puesto que son
los mas, ha de estar de su parte lo que, sin
duda por ironia, se llama últimu~í'atio,
SOUTH AMERICA 213

puesto que en el órdell natural de las cosos,


el palo es la ro::on primera.
La r'azon científica, la rozan experimental
podrá decir otra coso, pero ello no hace al
caso en Sud América, donde todos los con-
flictos surgidos de la razon pura se resuel-
ren por la rozan pura, desde que olra clase
de razon nola hay, y donde las mayorías no
tienen el derecho de imponer su yoJuntad él
palos, sino el deber sa,ql'ado.

XXXYI

Por otra parte, la igualdad ante la ley,


que fué mirada en otms épocas como tesoro
ideal, inapreciable' y destinado á· hacer lo
felicidad de todos los hombres, ha perdido
todo su significado práctico desde que se ha
.convertido en realidad, incorporándose al
patrimonio comun.
Así como el que tiene piernas y narices
no puede darse entera cuento de lo que im-
portan, conocimiento que solo· los cojos Ó
los desnarigados pueden ten,er completo,
así es imposible á un americano de estos
tiempos, que no ha sido esclavo, que no ha
tenido que trahajar gratis, en la clase de
214 SOUTH AMERICA

siervo, tres, cnatro ó cinco dios en la se-


mana para el señor feudal, (\ quien ningun
marqués le ha inaugurado 10 mujer por de-
recho propio, cuya palabra vale en juicio 10
mismo que la del mas alto, y que no está
obligado ñ probar su inocencia poro eludir
una acusacion sin pruebas, le es imposible,
pues, darse cuenta exacto de lo que importa-
ba la desigualdad antel a ley, para poder com-
prender y disfrutar el valor de la igualdad.
El que nace igual ante la ley, como el. que
nace rico, solo de oidas pueden conocer la
desigualdad y lo miseria, y como es imposi-
ble desear lo que yo se tiene, y como todo ser
humano desea natural, automática é incons-
cientemente meJm'ar su condicion, siendo
este el verdadero objetivo real y último de
todas las luchas, cualesquiera que sea su
género, cluse ó nombre, el que es igual ante
la ley deseará obligadamente otra clase de
igualdad, verbigracia la igualdad ante el
puchero, y no le satisfará tampoco la igual-
dad teórico. ante los puestos públicos, si en
realidad no le sú·t~e de algo; la dese3l'ú, pues,
en concret.o. en forma contante y sonante,
ú ñ lo menos, como los buenos consejos:
mitad en plata, mitad en prosa.
Decirle, pues. á un descontento que se
SOUTlI AMERICA 215

satisfaga con lo que tiene, es un· contr'asen-


tido, puesto que él no desea eso, sino lo otro.
lo que no t'lene, lo que tienen otros. DeciI'le
n un hijo descontento del siglo XX que se
dé por satisfecho con la igualdad ante la
ley. porque eso fué lo que necesitaron y re-
clamaron para ser felices los hijos descon-
tentos del siglo XVIII, será lo mismo que
pedirle que satisfaga su hambre y su sed
de hoy con 10 que comió y bebió en lo sema-
na pasada. Desde el momento, pues, en que
la libertad se incorpora al patrimonio co-
mun, deja de ser una necesidad sentida,
como In yista, que es útil, inmensamente
útil para todos. pero que solo la necesitan
los ciegos.
Al realizarse la igualdad ante la ley, no
ha satisfecho la necesidad del ser humano,
sinó la forma momentánea de la necesidad
que sigue imperando bajo otras formas,
pues, como 10 llevamos dicho, la necesidad
no es ni la libertad, ni la igualdad ante la
ley, etc., etc., sino el instinto de conser\'O-
cion, sea la tendencia á mejorar de condi-
cion, sea en fin, la felicidad ..
En consecuencia, va á continuacion un
reportaje trascrito de La Nacion de) 14 de.
diciembre de 1893, y en el que los anar-
216 SOUTH A MERICA

quistas exponen la nueva f01'ma de la «igual-


dad para todos».
«Despues de cambiar un ligero saludo,
inició nuestl'O reporler el diálogo en la fOl'ma
siguiente:
R.-¿Querria. decirme por qué causa se
halla V. detenido?
G.-Por anarquista.
R.-Yen realidad ¿es Y. anarquista?
G. -Sí que lo soy y lo seguiré siendo.
R.-Pel'o ¿no est<í Y. arrepentido de pro-
fesor esas ideas, despues de los atentados
que han cometido sus compañeros de causa
en Europa?
G.-¡Cómo he de estarlo, señor! Por el
contrario, me he alegrado muchísimo al
leer en los diarios lo~ detalles de lo que
han hecho los compañeros nuestros en Bar-
celona y París.
R.-Supongo que Y. comprenderá que
esos son atentados salvajes, para los cuales
no hay eXCUSl posible.
G.-Se equh'oca; nuestros propósitos son
buscar el bienestar para todos, del que ahora
solo gozan unos cuantos pridlegiados.
R.-Sí ese es el propósito que persiguen,
no creo (Iue sea esa la mejor manera de
SOUTH AMERICA 217

conseguirlo, malando á inocentes que nlll-


gun mal les han hecho.
G.-No, los anarquistas no matamos por
matar. Todos los que han cometido esos
que llama V. atentados, han tenido pleno
conocimiento de lo que iban ó hacer.
R.-¿Cuál es el principal fundamento que
liene V. para ser anarquista?
G.-El buscar la igualdad para fodos.
R.-Pero advierta que eso es imposible.
Supóngase que entre las personas que es-
tamos reunidas aquí se repartiera una suma
de dinero en proporciones iguales. Yo guar-
daría mi parte, pero V. ó alguno de lo~
otros la jugaría úla derrochada en el acto,
y entonces volveria á establecerse la misma
desigualdad que existe hoy. .
G.-En esa fOl'ma es indudable que que-
daríamos en lo mismo; pero no es eso lo que
pretende el anarquismo. El ideal nuestro
es la igualdad 'nws perfecta, y para ello es
necesario la destruccion de la moneda.
R.-No me explico como podrían vivjr
sin dinero.
G.-Es que cuando llegue ese caso, ya
habrá quien haya reglamentado lodo. Tl'a-
bajaremos los unos paI'a los otros, habrlf una
comision que nos prorea de lo que necesi-
218 SOUTH AMERICA

tamos, y entonces lo que tendró valor' no


seró el vil metal, y si el trabajo del hombre
y sus ,méritos personales.
R.-¿Qué harian entonces con el que no
quisiera lrabajor?
.
G .-A ese lo echaríamos \' tendría forzo-
samente que trahajar para vivir.
R,-¿De manera que V. crée posible que
se opere este cambio en el modo de ser de
la sociedad?
G.-Sí; creo que la evolucion vendrá mas
ó menos tarde, pero vendrá,
R.-Dígame, sí mañona sus compañeros
ae causa, por sorteo ó en la forma que 10
hacen s . designarán á Y. para que arrojase
en un sitio determinado una bomba ó cual-
quier otro explosivo, ¿Y. lo haría?
G .-En primer lugar, debü decirle que á
los anarquistas nos repugna el ~ort.eo. En
nosotros la iniciativa es espontánea é indi-
vidual, ejecutúndose cuando cuadra la opm'-
tunidad. Un individuo concibe una idea,
por ser desgraciado, esclavo ó ser explotado
por nuestl'os contrarios los ricos. Ese hom-
bre, con la rabia reconcentrada busca la
oportunidad y pone en ejecucion su pro·
.vec!o. A mí no se me ha ocurrido ,tal. idea,
porque hace poco que soy anarqUlstu y
80UTH AMERICA 219

porque no he estado en condiciones de ha-


cerlo.
Si me viera agobiado, entonces si que lo
horia.
R.-Pero ¿no créeV. que con poner en
práctica un atentado, en el que mueren
tantas víctimas inocentes, nada consigue el
anarquismo? ¿No ha pensado V. en el fin
que le espera al autor?
G.. -Por el contrario, con el atentado se
consigue el desarrollo de la idea y sobre
todo nosotros no lo hacemos para encum-
brar á un hombre ó adquirir fortuna: bus-
camos, como le he dicho, la igualdad. 'Si
matan al autor ¡qué importal ¡Qué tiene
que ver que se mate una unidad insignifi-
cante, un sér, cuando ésta se multiplica en
mas de diez mil. Además, su muerte da
enorme impulso á las ideas que perse-
guimos.
R.-Mejor seria que uno de esos hom-
bres que va á cometer un atentado, se qui-
tase antes la vida; menos mol causal'ia á
la sociedad.
G.-No; nosotros consideramos el suicidio
como una cobardía imperdonable. Este no
cura de ningun mol; en cambio el sacl!ticio
do impulso á nuest.l·a idea.
220 SOUTH AMBRICA

R.-¿Quiere decirme qué resultado han


obtenido los anarquistas matando á los po-
bres espectadores del Liceo de Barcelona:'
G.- Permítame, allí en el teatro todos
eran ricos; V. dice pobres. Hombres, mu-
jeres y niños vivian de la savia del pueblo;
todo lo que allí habia era pura espuma bur-
guesa.
R.-¿V. crée que todos los que los anar-
quistas llaman burgueses son criminales?
G.-No; hay burgueses que son criminales,
otros pillos y los menos inocentes, que son
burgueses porque han nacido en ese am-
biente.
R. -Siendo tan buenos los ideales que
parsiguen los anarquistas, ¿se explica V,
por qué la mayoria del pueblo es contraria
á esas ideas?
G.-La mayoria porque es ignorante ó dia
el anarquismo. En cuestiones humanitü-
rias somos nosotros los mas adelantados.
R.-Pues ó. mi me parece que si V. hi-
ciera fortuna, ó se sacüse una lot.eria, por
ejemplo, dejaría de ser' anarquista.
G.-No, no dejaría de serlo; al cont.rario,
el dinero me serviria para propender mas
al desarrollo de nuestras ideas y entonces
SOUTH AMERICA 221

saldría con mas frecuencia. nuestro diario


El Pe"·seguido.
R.-Mas caritativo y mas humano sería
que V. diera ese dinero tl ]08 pobres.
G.-No. á los pobres les daria libros para
que aprendieran en ellos la buena causa.
R.-Me explico que en Europa. donde hay
carencia de trabajo y donde ]a vida es más
cara, haga camino el anarquismo; per) aquí
donde con voluntad se consigue todo y has-
ta se llega á hacer fortuna, solo en neuró-
ticos puede existir esa idea.
G.-Se equivoca; nuestra patria es el
mundo, y usted sabe que la felicidad no
existe, ni la buscamos para uno ,solo; de
suerte que todas las tierras nos son propi-
cias. Si aqui no se reclutan cien anal'quis-
tos, se conseguirán ochenta, veinte ó uno.

XX"XTII
El mundo antiguo cayó porque estaba
edificado casi exclusivamente sobre la 1'0-
zon natural. El cristianismo no. había crea-
do y de8envuelto aún la institución funda-
mental del mundo moderno, la conciencia,
y el orte de gobernar. no hobía encontrado
tampoco la embocadura de los caminos que
222 SOUTH A¡\(ERICA

'10 han traído por mano de la razón experi-


mental al inmenso desenvolvimiento que ha
alcanzado en las grandes sociedades ciyili-
zadas del siglo presente.
Los imperios antiguos eran lisa y llana-
mente la explotación del vencido. El más
grande de tudos, el imperio romano, era
un inmenso pulpo que absorbía la savia de
todas las provincias en beneficio de los dos ó
tres millones de «seres racionales» que cons-
tituían «la capital del mundo romanOD. Mu-
cho antes que los señores feudales de la
Edad media, el populacho de la antigua
Roma había conseguido realizar el ideal de
los anarquistas y comunistas contemporá-
neos: vivir á expensas del talento, del sa-
ber, de la habilidad, del trabajo ageno.
Trascribimos de la obra de Boissier, Ci-
ccron el ses:arnis, el siguiente párrafo inte-
resante y relati \'0 al testamento político de
Augusto, en el que la razon natural se
muestra sin desperdicio:
«Nada mas simple que las relaciones de
Augusto con el pueblo. Los informes que
al respecto nos suministra la inscripcion de
Ancyra están de perfecto acuerdo con el
.
discurso de Mecenas: lo alimentó v IÜ'di ,-ir-
lió. Hé aquí de!?de luego la cuenta exacta
'SOUTH AMERICA 223

de las sumas que ha gastado en lo primero:


«He dado al pueblo romano 300 sestercios
por cabeza (60 francos) según el testamento
de mi padre, y':OO (80 francos) en mi nombre
sobre el botín hecho en la guerra, durante
mi 5° consulado. Otra vez,· en mi 100 con-
sulado he dado 400 sestercios de gratifica-
cion el cada ciudadano, de mi fortuna pri-
vado. Durante mi 11 0 consulado he hecho
doce distribuciones de trigo á mis expeIisas.
Cuando por la 12a vez fuí revestido del po-
der tribunicio, he dado aun 400 sestercios
por cabeza al pueblo . .Todas estas distribu-
ciones no han sido hechas á menos de
250.000 personas. Siendo revestido por la
183 del poder tribunicio, y cónsul por la 12a
he dado á 32(,.000 habitantes de Roma- 60
dineros por cabeza (48 francos). Durante
mi cuarto consulado he hecho aportar del
botin y distribuir en las colonias formadas
con mis soldados mil sestercios (200 fran-
COS) á cado uno. Al rededor de 120.000
colonos recibieron su parte en esta distri-
bución que· siguió á mi triunfo. Cónsul
por la 13a yez he dado 60 dineros á cada uno
de los que recibiun entonces distribuciones
de trigo. Resultaron ser poco mas de 200.000.
He dado espectáculos de gladiadores ....
224 SOUTH AM~RICA

(cifra no entendida) veces en mi nombre y


cinco veces en nombre de mis hijos ó nie-
tos. En estas fiestas han combatido alre-
dedor de 10.000 hombres. Dos veces en mi
nombre y tres en el de mi nieto he hecho
combatir atletas, traídos de todos los paí-
ses. He celebrado fiestas públicas cuatro
veces en mi nombre y veinte y tres veees
en el de los magistrados ausentes ó que no
tenian con que costearlas .... He hecho ver
cazas de bestias de Afriea, en el circo, en
el foro ó en los anfiteatros, donde han sido
muertas alrededor de 3.500 fieras .... (y
sigue.) He aquí, á lo que parece, un co-
mentario oficial de la famosa frase de Ju-
yenal: panem et circenses.» Y esto era ape-
nas en la fundación del imperío.

XXXVIII

La característica de la razon natural pura,


su fruto, la forma en que se traduce al exte-
rior es: lo 'nujor. La 'característica de la ra-
zon mezclada con la experiencia es: lo nece-
8ti,1'W.
Bien entendido, lo mejor en el ideal, en
abstracto; no lo mejor en el mundo externo
SOUTH AMÉRICA 225

de las leyes naturales y de los cosag imper-


fectas, sino lo mejor en el mundo interno
de la razon pura y de las cosas perfectos;
no lo relativamente mejor, sino lo absoluta-
mente mejor; lo mejor para todos los hom-
bres posibles, para todas las épocas ideales,
para todas las circunstancias imaginables,
caracteres todos que se expresan por las fra-
ses: «para siempreD, cunn vez por todasD,
.para no pelear en todnla yida», como dice
Facundo y «para todos los hombres del
mundo que quieran, etc.»
Apliquémosle, pues, la regla práctica de
Solovief: Sacar todas las consecuencias ló-
gicas, pára saber si el principio es falso ó
verdadero, y vamos por partes.
10 La lihertad. Lo mejor en esta materia
es la libertad absoluta. Tenemos, por ejem-
plo, sometidos al despotismo, y entre rejas,
pormas señas, un cordero, un lobo y un ti-
gre. Demos libertad al cordero, y se dedi-
cará á pacer .libremente; demos libertad al
lobo, y de salida se comerá libremente al
ccrdero, salvo que también recuperase ]a
libertad el tigre, porque en tal caso el se los
comería á los ot'ros dos. Repitamos en se-
guida el experimento con un almacenero al
menudeo y monso, un JlJ.an Moraira y un
226 SOUTH AMÉRICA

caníbal, y es claro que, ahiertas las jaulas.


el almacenero instalará un boliche, que Mo-
reira le vaciará las tripas y le saqueará el
negocio, y que el canibal se los comerá crudos
o asados á los dos.
Verdad es que el despotismo enfurece;
mas también es cierto que h libertad no
educa y amansa instantáneamente, y que na-
die la puede disf"uLarsino con los instintos
que tiene, los cuales no pueden traducirse
en hechos reales, ni conocerse, por ende,
en una sociedad norm"l, en la que están or-
dinariamente como enjaulados en un engra-
naje in visible, á la manera en que el aire
trasparente y sereno contiene, sin embargo,
el invisible vapor de agua, mediante el cual
un simple cambio brusco de temperatura
puede oscurecer el sol y desatar las furios
atmósfericas, cun todo su cortejo de rayos,
truenos,' relcimpagos, agua y piedra. Así
también existen invisibles é insospechables
en toda sociedad los Nerones. los Marat,
lo~ Robespierres y los Cé:sares, que se pon-
drán en evidencia en cuanto se rompan los
palos del pesebre ó del compartimiento so-
cial que los tenia cohibidos. ,Asi vivieron
durante la colonia, Artigos. Ramirez, Lopez,
Bustos, Ibarrn, Aldao, Qui.'oga, Roso~, etc ..
,
SOUTH AMERICA 227

ete., creyéndose corderos ellos mismos, solo


porque no se había roto aún el organismo so-
cial que les tenia enjaulados sus instintos
naturales.
Tal es el resultado práctico de la libertad
súbita y absoluta, que abre todas las jau-
las sin reparar en el temperamento de los
bichos.
Enojado el Sr, D. N, A. Calyo, en el
preámbulo de sus Decisiones constituciona-
les, enojado con las cinco republiquetas cen-
"tro-americanas que han hecho constitucio-
nes por docenas sin practicar ninguna, sin
una sola elección decente, sin un solo p,'e-
sidente consti tucional, ni mas que una se-
rie de salvadores, protectores, restaurado-
re~ y dictadores legales, los incita á entrar
de una vez en la constitución de poderes
contrapesados dela gran república del norte
y les encarece que la adopten con toda su
jurisprudencia constitucional, con lo que
tendrán la solución más sabia de todos los
easos que les ocurran y acabarán sus dis-
turbios, etc.
Pero es claro que Jos centro-americanos
no podrán enf,'w' en la constitución norte-
a mericana, sino con su cl"Herío, con sus cns-
tumbres centro-americanas, con su espirilu
228 SOUTH AMERICA

centro americano, con su modo de ser v su


modo de pensar 'centro-americano, y' en-
tonces ....
Cuando el Shah de Persia, estuvo en Ber-
Jin le dieron para alojamiento de él y su
comitiva un espléndido y lujoso palacio. El
rey de Persia y su comitiva de persas entra-
l'on á habitar el palacio alemán con sus cos-
tUlnbrcs persas; hacian aguas mayores y
menores en todas partes, menos en los ofici-
nas correspondientes; estampaban las es-
cupidas y sus adyacencias en las paredes;
sobre los mullidos alfombrados destripaban
carneros y gallinas y se limpiaban las ma-
nos y la boca en las colgaduras de seda,
hobilitaban los gobelinos para trastos de
cama, etc., etc. de tal modo que cuando sa-
lier'on fué necesario desinfectar la casa y de-
corarla de nuevo.
El Sr. Calvo, pues, da por re:::,uelta la
cueslion p,'évia, á saber: como se hace
pura que un pueblo atrasado se gobierne
como pueblo adelantudo; como se hace,
que un fogoso y tropical centro-americano
s.e gobierne como el flemático, anglo-sajon;
como se hace que los centro-americanos
entren en )0 constitución norte-americana
.\" se conduzcan dentro de ella como se, condu-
SOUTH AM~RICA 229

cen Jos norte-flmel'iconos, pues de no con-


ducirse asi, )a constitución, el contrapeso y
el equilibrio son al cohete.
2° El órden-Lo mejor en materia de
órden es el órden absoluto, perfecto y per-
petuo, no ya solo sin perturbadores prese.n-
tes, pero ni ~iquiern eventuales. Por <:on-
siguiente: e ¡mueran los inmundos sah'ajes
unitarios, perturbadores del órden, y sus
inmundas crías!» Y parece que con esto
basta por el momento.
3° Los leyes-Lo mejor en mater'ia de le-
yes, ante )0 razon pura, son las leyes-
perfectas, no perfectas relativamente á 108
contemporáneos, sino perfectas en absolu-
to, como hechas «una vez por todaslt. para
todas las generaciones, épocas y circunstan-
cias, posibles, presentes y futuras. Las leyes
son «inmutablesD, no cambian jamás ó solo
cambian en el sentido de perfeccional'se.
Las de Justiniano viven aún. Lo impor-
tante en ]a leyes que coda hombre sepa de
antemano como debe dirigir su conducta,
que es lo mnlo y que es lo bueno.
Entonces, pues, hagamos leyes tan mejo-
res, tan absolutamente mejores, que noso-
tros sepamos desde hoy que coso. va á ser
buena, que cosa va á ser mala; que acto '"a
230 SOUTH AMERICA

á ser constitucional, que acto va ú ser incons·


titucional para nuestros hijos, nietos, biz·
nietos, etc., etc., hasta la centésima gene·
raeión, 'allá por el año siete mil y pico.
Puesto que adelantar el porvenir en el he·
ch9, es un progreso, adelantarlo en el dere-
cl:to es otro progreso.
«Al Brasil decia D. N. A. Calvo, en 1886
solo le falta el aire de la libertad política, para
espandirse. ~ (I!I) Ahora lleva tres añQs de
Ordern e Pl'ogreso en la bandera, y cuatro
años de desórdenes, atrasos vo matanzas so-
bre el terreno.
Desgraciadamente, en el hecho real, de los
sabias leyes romanos no yiven, en parte,
sinó las civiles, gracias ú que se ha encon-
trado un procedimiento mediante el cual la
conciencia del juez que las aplico, como el fiel
de la balanza, no tiene el menor interés, la
mínima preferencia por un lado que por el
otro. En el órden político, donde el juez se
llama cacique, sultan; rey ó mayoría popu-
lar. están muertas todas las leyes antiguas y
no se ha encontrado aún el medio de que las
mismas partes no sean jueces de la contien-
do, ó de que la conciencia de los hombres
se rasque contra. el pelo.
Demasiado sabemos, por nuestl'o mql, que
SOUTH AMERICA 231

lo mejor ante la ruzon fantástico, en materia


de progreso mat.erial, eran los ferrocarriles
á Tartagal y la Jauja bancaria. Improvisar
puertos y muelles en todas partes; alargar
el rio Paranú hasta la ínsula maravillosa del
hermano progresista del presidente progre-
sista; fabricar dos Córdobas flamantes al
lado de la Córdoba viejo; doblar el capital de
los banco~ existentes, fundar' veinte bancos
nuevos y cieQ. ó dosciéntas sociedades anó-
nimas, produciendo una lluvia de oro con
mil quinientos millones de pesos, en papeles
pintados, era, por supuesto, darle un empu-
jon colosal á la prosperidad pública y lle-
varla hasta las nubes, con asombro del
mundo entero, que nos vió aparecer en la
exposición de 1889 eclipsando en rumbosi-
dad y ostentación al país de los diamantes.
Demasiado debiamos saber, por nuestro
mal, que lo mejor ante 1ft razon pura en
materia de progresos políticos y morales,
son «la salvación del país» y «la regenera-
ción del país», la extirpación de los malos,
la proscripción de los malvados, el castigo
de los traidores y deshonradores de la pa-
tria, en una palabra, ccel exterminio de los
inmundos salvajes unitarios, enemigos de la
ley federal jurada.»
232 SOUTH AMERICA

XXXIX

Hay,5upongamos, un gobierno malo, un


gobierno despótico, verbigracia. Lo ne-
cesario seria reducirlo á términos sopor-.
tables, pero lo mejor sería suprimirlo
del todo y poner en su lugar un gobier-
no perfecto, con libertad absoluta. Po-
día suceder, como es lo normal en ·Sud
Amérka, que el gobierno mA lel, creyéndose
perfecto por equivocncion (~ 23,24 Y39) fuese
por añadidura intrnnsigente, y en tal caso,
no siendo posib!c suprimir los excesos del
gobierno, seria forzoso suprimirlo todo en-
tero. Podio ser transigente el gobierno é
intransigente la oposicion, y en tal caso, no
conformándose ésta, por suponerse dema-
siado perfecto, con que lo malo se dismi-
nuya en la mitad, en las tres cuartas, Ó se
suprima del todo (§ 2-i), tampoco cabría mas
solucion que una revuelta, y como esto tam-
bien es normal todavía en Sud-América, re-
:mlta que Jos gobiernos contrapesados toda-
via no son viables. Aun ces necesario»,
como decía Fncundo, que el portido vencido
entierre sus armos pOl'a siempl·e Jl •
Todavía no basto que los gobierllo:; se
SOUTH AMERICA 233

corrijan: el desalojo es indispensable. Lo


regeneracion es un deber sag1'ado (~ 38),
aun despues que hoyan desapftrecido lo!";
malos. Y!;i los malos se han vuelto rege-
neradores, entonces ,naturalmente, es un de-
ber 'mas sagrado tudavia, pues cuanto mas
peor es uno. mas se crée mejOl', en virtud
de la ley de las compensaciones. Y sinó,
que informen Artigas, Aldao. etc., y sobre
todo el «Ilustre Restaurador, etc.», «\Vas-
hington de la América del Sud JI, que se
hizo adorar en los allares á la par de los
santos del cristianismo.
Un corlo de "ista acude á la rozon espe-
cialista de un médico y éste le aconseja que
compre anteojos del número mas bajo y
vaya cambiándolos por los de número más
alto, á medida que le aumente, la miopía:
sistema inglés. El mismo individuo quiere
curarse con ~u rozon pura y radicalmente,
«una vez por todas» y como ante la razon
pura los únicos anteojos para la miopía,
que se puedan comprar una vez para toda
la siega, son los del número más alto. irá
derecho al almac~n de óptico. y c.omprará los
vidrios mas perfectos: liberté, egalité. tra-
ternité, y á poco andar. perderá en lo gui-
234 SOUTH AMEftlCA

Botina la vista y el pescuezo: sistema fran-


cés.
Hay, supongamos, unos cuantos emplea-
dos corrompidos en lo. administración. Lo
necesario serio. despedirlos, pero lo mejor
seria barrerlos á todos, buenos y malos,
por las dudas y por otras menudencias, que
dejaremos por ahora en el tintero. Y va-
mos al órden.

XL

Hemos dicho que los que tienen el en-


tendimiento mas cniflado son los que se
creen mejores y se proponen ejecutar lo
perfecto, y para que no se crea que lo de-
cimos «por malicia ni por calumniar », va-
mos á dar en seguida las explicaciones mas
cumplidas que podamos.
Se nos concederá, desde luego, que, en
todo, ó en par'te siquiera, 'cuando se trata
de examinar·, investigar, conocer una cosa,
todo depende del cristal con que se mira,
todo depende del instrumento ó del órgano
con que se hace el exámen. El aguo. de al-
~ibe, de uno. pureza perfecta, á. la simple
vista, resuHll, visto. con el micro~copiot
SOUTH AMER ICA 235

completamente impura y llena de bichos de


toda clase, por monera que el objeto que
se exomina resulta tanto más perfecto,
cuanto mas imperfectos son los órganos con
los cuales se les examine.
Un ignorante, un bárbaro, se miran
hácia adentro, hácia el olmo. y no echan
de menos coso ninguna: estHn perfectos
ante su propio ideal. ante su propio medi-
da de lo perfecciono En efecto, solo los ni-
ños, los ignorantes, los fátuos y los chifla-
dos son hombres perfectos ante ellos mis-
mos, et qttibusdam aliis. Quieren juzgar
su razon y su conciencia propias, para so-
ber cuánto \'alen y la leche qUf\ pueden
dar. y para esto no piden en el barrio una
.conciencia ó una razon prestados, para, me-
dfrselas, como se pide un metro ó una va-
ra para medir géneros, sinó que, por la
peculiaridad del caso, miden, examinan,
estudian y juzgan su razon y su concien-
cia. con ellas mismas, y claro es que, no
habiendo en el objeto examinado nada que
sea distinto del objeto examinante, la ra-
zon y la conciencia resultan ser perfectas
ante si mismas, y tanto. mas perfectas cuan-
to mas chirles.
El que ignora su atraso, ¿cómo podria
236 SOUTH AMERICA

conocerce. creerse ó saberse atrasado? ¡Si


acaba de descubrirse que en el fonógrafo se'
puede conocer cualquier voz ajena, pero la
suya propia no la reconoce nadie! ¡Ni la
voz se pueden ('onecer las personas, cuan- ,
to menos el alma!
Pues el que no conoce sus vicios ó no
se los considera como vicios, debe natural-
mente creerse pur? y perfecto: que todo 10
'-lue le pertenezca ó le emane, pertenece ó
emana de ]a perfeccion; ergo que es perfec-
to. Adan y Eva andaban en cueros en el
Para iso sin esca·ndalizarse mútuament€, v
sin sospecharlo ellos mismos. La ciencia, que
les abrió los ojos, es decir, que se los per-
feccionó en ese ramo, pues en lo demás ya
los tenían abiertos, como que ~abían ha-
cerse á un lado cuando encontraban una pie-
dra en su camino ó se les venía encima un
elefante, la ciencia, pues, que les pe1"m,itió
t~er su ya vieja desnudez (doce años, por lo
ménos), los obligó ó tapórsela con hojas
de higuera, tal así como andan por el mun-
do tantas gentes con la razon y la concien-
cia desnudas ó vestidas con .la sImple hoja
de higuera todavía, con la conciencia y lara-
zon salvajes ó semi-salvajes, sin conocer
\
su
desnudez, sea, sin senfú' la necesidad de
SOUTIl AMERtCA 237

Se siguieron quince revoluciones de Abril, Mayo,


Julio, Setiembre, etc., más o menos fracasadas y
otros tantos millones radicalmente perdidos.
Son muchas, por supuesto, las causas o circuns-
tancias que mantienen fuera de quicio a la mayor
parte de la América latina y a media enquiciadura a
la parte restante, pero esta es una de ellas: la bo-
lTaehera de la razón pura que, a juzgar por los abusos
que empieza a producir en los anarquistas del viejo
mundo, ya a resultar más desastrosa que el espíritu
de vino.
Los anarquistas pretenden, en efecto, que se des-
truya el orden de cosas existente y formado de· sí
mismo por el concurso de las leyes naturales, y se
establezca en su lugar un nuevo orden de cosas, fUll-
dado sobre la razón de ellos. &Qué es esto en el fondo
sino la misma cosa que 108 sudamericanos venimos
ensayando· tan desastrosamente· desde lat emancipa-o
ción hasta la fecha, la abolición total de las rutinas,
el mejoramiento radicalmente racional Y
Ellos, como nosotros, pretenden extirpar totalmente
del organismo social un modo de ser que es funda-
mental en el organismo individual. La mitad de la
vida individual, toda la vegetativa, es esencialmente
automática y también lo es una parte más o menos
consider:able de la vida de relación. Si tuviéramos
que hacer un razonamientq previo para caminar, para
espantar un mosquito, para rascarnos, para mover
.Los brazos, para saludar, para comer, para beber,
para sentarnos, para pararnos, para evitar un obs-
táculo, para todos los actos, en fin, COIJ;lO lo empleamos
para resolver un negocio o para pronunciar un dis-
curso, no podríamos hacer ni la décima parte de las.
cosas que hacemos.
Las costumbres sQcjales representan, pues, como las
costumbres individuales, modos automáticos de obrar,
resueltos por la experiencia que nos economiza el em-
238 SOUTH AMERICA

cia, Aldao, Lopez, Ibarra, Carrera; ahí estan


el órden y lo~ leyes que restauró don Juan
Manuel~ ahí están en la historia argentina
del doctor Lopez.
y otra regla práctica: los programas po I
líticos, los manifiestos, las proclamas, las
leyes, etc, etc., son tanto mas perfectos en
absoluto, cuanto mas imperfectos en con-
creto sean sus autores.
¿Pruebas? Para no molestar á los contem-
poráneos, ahí está el arsenal en la historia
del pasado, en los diarios y en los registros
oficiales de que nosotros no poseemos, por
desgracia, mas que los de Entre Ríos y
Mendoza; y tI'uncos de yapa.
Los aditamentos obligados: «para siem-
pre», «una vez por todas», etc., etc., serían
suficiente documentacion, pero, además ¿por
qué son tan absolutamente perfectas en el
papel las constituciones que adoptaron to-
dos los países sud-americanos? ¿por qué son
tan absolutamente perfectos los programas
políticos de los socialistas, comunistas y
anarquistas, para cuando triunfen, si no es
porque ignoran que son imposibles de prác-
ticar, y por qué lo ignoran si no es por ser
ignorantes, sea, imperfectos en concreto?
¿Y quien no ye que la planta caracterís·
SOUTH AMERICA 239

tica de Sud-América es el polHico especia-


lista en el arte de escribú' leyes perfectas, y,
á la par, como luz para hacer matufias?
Dios no pudo hacer infalibles en el bien
l\ todos los hombres. porque en tal caso no
hubieran sido hombre~, sino dioses: y al
hacerlos ccn defectos á todos, quiso sin duda
que los conservaran para que los defectos
de los unos sirvieran de contrapeso. ó. los
defectos de los otros, para qun el egoísmo
de los unos siryiera de correctivo al egoísmo
de los demas, y cuando este egoísmo se pasa
de punto y pretende corregir el otro, hasta
la perfeccion absoluta y «para siempre», lim-
pia el país de los defectos de sus enemigos
«y sus inmundas crías" pero lo apesta
horrorosamente en seguida con su propio
egoísmo, con sus propios defectos, que por
la unanimidad, por el triunfo absoluto, com-
pleto, radical, han venido á quedar dueños
únicos del campo sin contrapeso alguno
(sistema eorr¿ntino). Tal es el sistema sud-
americanq de lo meJor á palos, que obligo
á los tildados de, «enemigos de la patria; á
emigrar como en lus antiguas repúblicas
griegas, ó á -enterrar sus armas para siem-
pre" como decia el Tigre de los Llanos.
La regeneracion de la humanidad será siem-
240 SOUTH AMERICA

pre una cosa de la fantasía; la imperfeccion


humana será siempre una cosa del mundo
real. Chassez. le naturel, il revient au galopo
Haced lo mejor, regenerad, suprimid el mal
radicalmente, y lo tendreis cuadruplicado.

XLI

Nuestros partidos, que no pueden sacar


en procesion sus virtudes, hacen sin embar-
go, gran negocio enarbolando al tope los
macanazos de sus adversarios; como los cu-
randeros de aldea que hacen su reputación
no por actos positivos, sinó esplotando los
descalabros de sus rivales. pues como dice
Petit-Sennd hay quienes pretenden lavarse
con el lodo, que eso es el alegar las malas
acciones· .de los otros para justificar las pro-
pIas.
Los méritos de un partido sud-americano
.
son mmensos, mayores que en nmguna
.
olra region del globo, de las que se llaman
civilizadas, porque consisten en el inventario
exagerado de los desacierlos, bOI'baridades,
atolondramientos y chifladuras del partido
contI'ario.
Precisamente una de las cosas m\Ís gra-
SOUTH AMERICA 241

ciosns de estos países de media civilizacion,


con tonada patriotera, es la admirn ble incons-
ciencia de las barbaridades propia~, en cu yn
virtud los mismos que han cometido todo
género de tropelías en el poder. ogotan eon
el mayor desparpajo el vocabuhll'io de los
improperios, nI menor desacierto de sus su-
cesores, y á cualquier cosa le llaman escán-
dalo sin precedentes, como si fuera posi-
ble que en Sud América despues de agotada
la materia, pudiese haber aün escándolos
nueyos. Para el fraile Aldao y poro sus si-
milares no hubo mós que dos papeJes en po-
lítica: conspirar contra el despotismo mien-
tras no podían desempefíarlo personalmen-
te. Conspirador y des pota son muy ti
menudo el anverso y el reverso de una
misma persona: el que logra el poder a sa-
blazos muy rara vez lo conserva con ser-
mones 'Y frases de relúrica.
Es que los hombres tienen dos medidas
para juzgar los actos humanos~ segun que
sean propios Ó agenos; en el primer caso se
atienen á la intención; en el segundo al acto
en si mismo. En. el acto propio juzgan las
malas consecuencias del acto por la buena
intencion con que lo produjeron; en el acto
ageno juzgan la intención del agente por las
242 SOUTH AMERICA

malas consecuencias que el acto produjo;


¿que importa ·que en una salvacion, depu-
ración ó regenerftción del país hoya resul-
tado lo .peor si nos consta cumplidamente
que nos propusimos hacer lo mejor? ¿Qué
importa que los otros se hoyan propuesto
lo mejor, si nos consto rematadamente
que ha resultado 10 peor? Así, verbigracia
lo mayor parte de. los que en el docu-
mento D. del apéndice, apadrinan el derro-
camiento de un gobierno autónomo, reali-
ZAdo por el presiden te de la república con
tropa de linea, condenan como crimen de
traicion á lo patda, en el documento K. una
simple transacción entre dos partidos en
una época heróica en que había seisparti-
dos yero temeridAd pretender que uno solo
se barajase contra los cinco restantes.
Todas· las cosas, Aún las cosos pardas,
tienen su lógico·. Ellos se han reconocido
buenos porque se conocen huenas intencio-
nes; se han declarado patriotas, porque se
sienten bullir el patriotismo. Lo demás
viene de suyo: los enemig0s de los buenos,
se llamon malos, los enemigos de los patrio-
tas ~e lleman traidores. El mol que se les
hace á los mnlos, es un Lien; el bien que se
les haga, es un mAl. El mal qua se les
SI')UTH AMERICA 243

ha3a á 105 patriotas, el bien que se hoga á


los traidores, son traiciones t~ los patriotas,
y por modestia sud-americana las llaman
ellos mismos, traiciones fÍ la patria. Por
eso, despues de la matanza, despues de lus
at.rocidades, se imponen los títulos corres-
pondientes: «ilustre patriot.a,» «gran ciuda-
dano,» «sah-ador del país,» «restaurador de
13s instituciones,» etc.,.etc.
Pero, como se vé, no hay necesIdad de
desenvainarles ,1 los hacedores de barbari-
dades los «móviles inconfesables» ni hay
para que declararlos pícaros, ladrones, mnl-
\'ados, mal0s ciudadanos, antipaOtriotas, trai-
dores, y lo demás, porque estos cnchi vaches
morales no se necesitan para hacer barba-
ridades: basta y sobra con el palrioli-;mo .
las buenus i~tenciones y In chitladuru 'sud-
americannde lo mejor á palos.
En consecuencia, tnmbien, no hay nece~i­
dad de llamar malos ó los que hacen doño,
ni se adelanta gran cosa eon esa nomen-
clatura: 105 buenos suelen ser los peores.
Así lo enseña el historiador de la civilizocion
inglesa: aLa historio demuestro que no hay
ignorante que, animado de buenas inten-
ciones y armado del po::ler supI'emo poro
ejecutarlas, no haya hecho mas mol que
o
244 SOUTH AMERICA

bien; y la enormidad del mal hu estado en


razon del ardor de las intenciones y de la ex-
tension del poder. Si no es accesible al te-
mor, si su abnegación es completa, si no tie-
ne mas mira que el bien público y lo persi-
gue en vasta escala con entusiasmo y desin-
terés, entonces, no hay medio de prevenir
las . calamidades que acarreará infalible-
mente».
«Considerando, decía el dictador Tomás
Gutierrez,-el que quemaron en la plaza de
Lima,-considerando que las instituciones
estón en peligro, por la cobardía del presi-
dente (Bulta), he resuelto asumir el mando
supremo que me confieren el pueblo, el
ej él'ci to y la a rmada del Perú, para salvado.)
Constituciones aparte, pues, lo que está
mas averiguado en Sud América es esto:
<¡'ue un pueblo está pe¡'dido desde el momento
en que algun ambicioso con buenas intcltcio-
/tes ."e p¡'oponga salt'arlo, regenerarlo, restau-
rarlo, libertarlo, moralizarlo ó engrandecer-
lo, Cfue estas son diversos conjugaciones de
uno misma desgracia.
En todo caso, y dado que, pol1ticamente,
ninguna de las diez y ocho republicas lati-
no-americanas ha 10gl'udo gobernarse cris-
tianamente v sin ~aC'udimient()s ma~ ó me-
SOUTII AMERICA 245

nos periódicos, que en el úrden económico


la mitad están en insolvencia y la otra mitad
en descalabro completo ó algo osi, y que
mas ó menos este es su estado normal, ha-
bríamos de concluir que los estadistas de la
américa latina son, con muy contados ex-
cepciones, un atajo de farsantes que se pro-
ponen ostensiblemente realizar la grandeza
de su país con el propósito secreto de arrui-
narlo, si la intencion oculta se hubiera de
juzgar por los resultados prácticos, visibles
y palpables.
Pero, por el amor de Dios, alguno vez
tendremos que apercibirnos de que el pa-
triotismo y los buenos intenciones en poder
de los incapaces atacados de personajismo
no sirven mas que para desgracias; alguna
vez hemos de caer 'en cuenta de que es ur-
gente cuidarse mucho de los sud-america-
nos que dan en creerse perfectos, ilustres,
sabios, progresistas, restauradores, salva-
dores, regeneradores, porque e~tán ataca-
dos de la locura de lo lIwjor, enfermedad
latino-americana mos peligrosa que el vó-
mito negro. Los que pretenden enmendarle
la plano á la naturaleza, hacer el progreso
á empujones, ó corregir- lo sociedad tÍ pulas,
son los primeros culpables, pues si estos
246 SOUTH AMERICA

pobres p[líse~ no ~nlen de rE'llejerfa~ e~ preci-


mente porque viven depurt'tndo!':e, ~ahán­
dose y regenerándose con&lontemente_
Los estadistas de In América latino, por
reglo general, no suben gobernar con bue-
1l0S y malos; como los mayorales chambo-
nes no saben dirigir el carro del Estado sino
cuando todos los caballos tiran parejo_ Por
consiguiente nada de «componendas»; in-
transigencia absoluta, pora que todos sean
p'tu'us y la unanimidad haga de la disciplina
del pal,tido la imúgen del ejército. Como no
se pr'oponen gobernar en el sentido norte-
nmericano, sinó regenerar, corr~gir, perfec-
cional' la sociedad, á la moda sud-america-
na, se mnnejan por los procedimientos de
los solvadores y dep~radores religio!':os del
siglo XVI.
Pora un político á la europea todos los
intereses son legítimos en cuanto respon-
den á necesidades humanas de que no es
posible prescindir, y todos los hombres, aún
los molos, los ambiciosos vulgares y los sal-
yajes unitol'ios, diremos osí, son ciudadanos
con derecho u )a proteccion del EstruJo, Para
un político sud amel'icono, por el contrario,
los intereses son legítimos ó ilegitimas, los
hombl'es sun puros ó heterogéneos; ,conoce
SOUTH AMERICA 247

y distingue los buenos y los m81vados, 108


bien intencionados y los mal intencionados.
el patriotismo sano y el pütriotismo apestado
y bien lejos de' comprender que ésas expre-
siones encierran hombres de car'ne y hueso
con derechos y. nec'esidades, se propone por
el contrnrio no solo desatenderlas, sinó
aún perseguirlos, como rezaba la antigua
fórmula no del todo en desuso: \"Íva la fede-
ración, mueran los unitarios. Tras de ser
escasa lo poblacion, todavía la diezman con
depuraciones y regeneraciones que obligan
tÍ una porte considerable ü emigrar ó ó vivir
alzados en el monte.
Lo diremos francamente, para nosotros,
el ideal del estadista es el mayoral de la
mensajería de Tupungato, que ateniéndose
estrictamente al proverbio de caballería: cM
va piano va lontano, jamás emprende la ca-
rrera sin necesidad, para solo darse impol'-
tancia ó Ilegal' mós ternpruno. Con unos
cuantos caballos buenos, y una récua de
heterogéneos, mañosos y rezongones que se
llevan tirando, coces ii sus compatriotas de
cuatro patas y al vehículo~' el modest.o au-
tomedonte traspone una tras otra las empi-
nadas é interminables cuestas, y lejos de de-
purar sus pingos, los mezcla de propósito,
248 SOUTII AMERICA

sabiendo que en los casos apUl'ados 11aslo


de los mós bellacos ho de conseguir un tiron
oportuno y eficiente, pues á tiempo de des-
barrancarse en un precipicio, por salvar el
pellejo salvttrán tambien el vehículo. Los
pasajeros, entretanto. que ven aparecer la
cont.inuacion del camino por la cumbre de
Un cerro. allá cerca de las nubes. y miran
los caballos unos aplastados y otros á me-
dia empacadura, preparan el ánimo para pa-
sal· noche toledana, en plena cerranía, tal
así como en los cuesto arriba de la política
que absorben y monopolizan el espíl'itu afo-
cando los sentimientos. las pasiones, los es-
peranzas y los intereses todos al contratiem-
po del momenlo, con tal intensidad que des-
aparecen el reeuerdo del pasado y lo nocion
del porvenir, y sobreviene el pánico y el sál-
vese quien pueda. Cuando llego la vanguar-
dia del huracon en un villorrio de campo~
y una nube negra avanza del horizonte pre-
ñado de truenos, rayos y quien sobe qué
más, y se oscurece el sol en pleno día, lo-
d as los ocupaciones se abandonan, se sus-
penden todos los proyectos, se concentran
y abrigan las cosas despanamadas, y el es·
píl'itu se recoge en ansiosn espectntinl, eo-
mo si todo lo que le concierne estuviese abo-
SOUTH AlIIIERICA 249

cado á una sl)lucion inopinada y definitiya,


olvidando que ú un paso, talvez en los con-
fines del harrio, luce esplendoroso el sol, y
que aparte el lugarejo conmovido por pasa-
jera tormenta, que se desvanecerá en aguo
y viento, el resto del mundo', del inmenso
mundo, sigue su marcha ordinario.
As! en nuestros soberanías al por menor,
cuando una regeneracion de arriba ó el pro-
greso á polos, los han obligado á interrum-
pir la siesta politica y «salir del marasmo\)
para defender lo~ últimos cobres, quedan en
una sobreexcitacion nevriosa tan grande, que
cualquier alcaldazo, oun de los tolerados
como normales en otr'oestacion, basto para
que declaren perdido el país y repiquen la
salvacíon convocando á todos los hombres
bien intencionados y de patriotismo sano po-
ra volver á desbarrar por la vía de la rege-
neracion de abajo.
Como la mayor parte de los legislaturas
criollas que sólo tienen dos maneras de pro-
ducirse, una mala y otra peor: no sesionar
6 sesionar pora peloteras, así el eSFíritu pú-
blico no tiene mós que dos estaciones: una
en que lo sufre todo y otrD en que no sufre
nadn, ni ó. nadie. En esta úllimo, hasta la
violucion de una corno. en la constitucion
250 SOUTH AMERICA

copiado de Norte-América se vuelve «escán-


dalo sin precedentes,,, violacion ignominiosa
de lo ley sacrosanta, y moti "0 sobrado para
que le "omiten injurias y le tiren por la ca-
beza todos los cacharros constitucionales
o1 más pacífico vecino, á quien le haya to-
codo lo molo estrello de tener la vela guber-
nati\"a; y que, á causa de sentirse repudiados
por el summum jus, smnma injurz'a y de
oirse llamar Nerones y Calígulas todos los
días, suelen concluir por perder los estri-
bos y neronear un poco,
Por manel'a que el contrape~o de los go-
biernos por la opinion públiea en South
América es de lo mós intermitente y despo-
rejo que pueda darse: en uno estacion falta
por completo y en la ~iguiente se vuelve ex-
cesivo, fulioso, inagunntable; en la es:tacion
del marasmo los gobernantes pueden andal'
sin cortapisas hasta por los cerros de Ubedo
y en la estacion heróica no pueden mover'
un pelo sin que se arme la gritería del ~iglo,
De~cnlabrado por los unos, el pueblo se torna
tan irascible, violento y exigente con los que
les suceden! que al fin, por cuidarlos demn-
!"iodo, I«~s impide moverse y los echa ó per'-
der, como los muchachos que ó fuerza de
hacel' rabiar tí los perros mansos, consiguen
,
SOUTH AMERICA 251

hacerles perder In munsedumbre, l"'s conviel'·


ten en perros brn vos y salen mOI'didos.
Así pues, cuando un mal gobernante e(~hi1
ó perder al pueblo, el pueblo en desquite.
echa á perder Al gobernante siguiente. Cuan-
do los estadistas no emprenden de por si el
perfeccionamiento artificial del poís. con hor-
to riesgo de equiyocarse, el país, como el en-
fermo que llama médico, pide remedios, pide
que lo curen, que lo salven con pl'Ogramas,
pIones y reformas. Para las multitudes arrui-
nadas, que si pudieron le fijarían precio al
oro y 01 pan, aunque fuera ó sablazos, un
estadista que en la época de las siete vacas
fiacas no valoriza los productos que se Yen-
Jen, ni deprecia los que se comlJrul1, es un
criminal. un traidor. La impaciencia juvenil
de estos pueblos nuevos no puede sufrir ú
fos estadistas que no traigan en su magín la
panacea, el programa ideal de~tinado á cam-
biar en un dos por tres la renlidnd de las
miserias presentes, como por arte de magia.
En South America no hay ejércitos per'-
manentes, pero hay, en cnmbio, los maca-
nozos políticos y econúmicos,gubernotivos
y populares, cuasi permnnente~ .. que son diez
veces más costosos que la paz Ilrmada de )a
. Europa,
252 ~OUTH AMERICA

XLII

Como el bitoque del entusiasmo y el de


la indignBcion avecinan en el espíritu con
la tazon pura,- cuando ésta se pronuncia,
abre simultáneamente los dos, cada uno
para su lado correspondiente.
Cuando se resolvió antaño, por la razon
pura de los unos y de los otros, sin la me-
nor partícula de experiencia casi, que el sis-
tema unitario yel federal eran lo mejor y lo
})eor respccti\'umente, y vice versa, desple-
garon el entusiasmo federal y el entusiasmo
unitario, la indignacion anti-federal y la anti-
unital'ia, á todo trapo, merced á lo cual llega-
ron en la primera embestida, ó en la segunda
á mas tardar, á las consabidas y consufridas
fórmulas extremas. Porque es claro en la pura
razon, que el que desea para su patria lo mejor
es un benemérito patriota y que el que desea
lo peor es un menguado y cobarde traidor.
Paro. unos y para otros, pues, á poco andal'
ya no se trataba de GOBERNAR al pais, sino
de SALVARLO, cosa grave, muy grave, de g'ra-
vedad mortífera, porque esto no admite
control, contmpeso, equílibrio ni componen-
SOUTH AMERICA 253

das, que en el caso son degradantes y sa-


cdlegas, verdaderas traiciones eso de en-
tenderse con traidores, á quienes el fuego
sagrado del patriotismo mandn imperiosa-
mente perseguir y extirpar como á perros
hidrófobos, para evitar el peligroso conta-
gio.
En efecto, los ejércitos no se llaman ejér-
cito unitario y ejército federal, como en la
guerra de secesion de la Amél'ica del Norte,
sino te ejércitos libertadores». Una revolu-
cion se llama por los unos « revolucion
libertadora» y por los otros «rebelion de
los enemigos de Dios y de la patria», « re-
belion de los traidores». Los generales se
llamaban «el libertador La Madrid», « el
libertador Lavalle », «el libertador Paz»,
e el libertador Oribe », e el libertador Aldao»,
t( el libertador Quiroga », « el libertador Ur-
quiza », que lo fué por partida doble.
Sab_VI1' al país, ¿ qué significa esta idea
tan familiar en Sud-América? La constítu-
cion nOI't.e-americana, ni en el preómbulo,
ni en el texto, contiene cosn alguna que la
implique; bien al contl'ario, el texto y el
espíritu la desimplican.
Sah~a1' al pals, segun el sentido histMieo
y corriente de la fl'ase, e:,:, liln'a1'lo del ¡1e
2M SOUTH AM:ERICA

ligro de que sea gobernado por sus enemi-


gos, enemigos del país, se entiende. Y estos
enemigos no son los extraños, sino los pro-
pios compatriGtas, porque la especialidad de
Sud-América consiste en que, países que
tienen instituciones adelantadísimas, tienen
ñ la par partidos que son ten peligro pitblico,
partido~ que son considel'ados como una
desgracia nacional, como traidores á la pa-
tria, por el partido contrario, como salvajes
inmundos, etc .. etc.
Ahora, la c0nstitucion nacional dice: nos,
etc., con el objeto de constituir la union na-
cional, afianzar la justicia, consolidar la
paz interior. etc. Pero, ¿ es posible consti-
tuir Unl'on con los enemigos de la patria?
¿ Es posible consolidar pa:; interior con los
traidores á la patria? i. Es posible promo-
ver el biene:5tar de los mah'ados y asegurar
los beneficios de la libertad, para los in-
mundos salvajes, para los conculcadore~ de
las leyes, para los violadores del honor na-
cional?
No, pues, y diga lo que quiera la consti-
tucion nOl·te-americana, la conciencia ca-
balleresca de los sud-americanos se suble-
val'Ó contra los infames traidores ü la patria,
se negará ó transar con el crimen y perse-
SOUTH AMERICA 255

gufrá por impulso irresistible~ á songre y


fuego, ti los inmundos salvajes unitnrios, á
los oprobiosos violadores de las leyes so-
crosantas.
Entonces, pues, mientras haya gobiernos
y partidos oprobiosos, mientras haya partidos
que sean un peligro pora la honra del país,
mientras haya partidos regeneradores que
]leven en sí la perfeccion absoluta, mientras
haya partidos que senn un oprobio, bien en-
t.endido, mientras se consideren ó se los con-
sidere como tales, no será posible constituir
la union nacional, afianzar la justicia, con-
solidar .la paz interior, proveer á la defensa
comun, promover el bienestar general y ase-
gurar los beneficios. el(!., ele. Es decir, en
I'esúmen, que no sel'á posible en los hechos
prácticos la constitucion nacional, copiada
de la gran república del norle, porque no
cabe contrapeso ni equilibrio entre lo per-
fecto y lo inmundo, entre lo sabio y lo atra-
saao, entre lo virtud y el crimen, entre el
patriotismo y la traicion á lo patria, entre el
honor y la deshonro.
é Las ideas, dice Holtzendorff, son los he-
chos de mas alta importancia y significacion
de la vida política ». « En las épocas impor-
tantes, dic:e Lasker, hay que escrudiñor lo
256 SOUTH AMBRICA

fuerza propulsora del pensamiento. Todos


los pueblos, los gob~rnantes y los goberna-
dos, poro resolverse á obrar, han sido arras·
tr'udos por palabras y doctrinas ...
y bien, pues: aquellos son los ideos, las
palabras y los doctrinas que han arrostrado
y siguen arrostrando á los latino-americanos
en la vida política; esas son las ideos y los
principios que han convertido la conciliacion
en crimen y lo guerra sin cuartel en deber
sagrado del patriotismo; esas son las ideos,
los palabras y las doctrinas en cuyo mérito
lo enumeracion de fines políticos del pre-
ámbulo de la constitucion norte-americana
viene á ser en South-A mérica un rosario de
oprobios y de crímenes contra la patria, en
cuyo mérito es imposible lo alter"nacion de los
pa rtidos en el poder, porque proponiéndose
luchar una u,; por todas y vencer al enemigo
pal'a siemp,'e, lo pon"en en la disyuntiva de
aguantarse en el poder como se pueda, y
hasta donde se pueda so pena de dejar junto
con el poder la patria, la fortuna y la fami-
lia. Es la doctrina de Pompeyo: «el que no
está conmigo, está contra mi», jo cual no
tiene mas que dos salidas: el triunfo ó la
emlgraclOn.
Lo pl'imero es lo primero: la sa~yaeion
SOUTH AMERICA 257

del país es ante todo, y los !atino america-


nos no podremos entrar á ,gobernarnos por la
cOllstitucion norte ·americana de podel'es
contrapesados, sino despues que hay~~mos
concluido de salvarnos, lo que sabe Dios
cuándu sucederá,
• (1.Porque bueno es advertir que el re'3ul-
tado de las violentas animosidades de los
partidos ha sido ~iempre la indiferencia por
el bien público y la honra nacional; que
.allí donde las facciones políticas están
enardecidas, sus adeptos se int.eresan, no
por la masa general d~l país, sinó por la
parte de él en que militan, siendo J sus
ojos los demás como extranjeros enemigos,
ó piratas á quienes no debe dm'se cuartel. El
odio mas profundo é inveterado 'que pueda
inspirarles un pueblo extraño, es amistad
si se le compara con el que sienten por
esos enemigos domésticos con los cuales
,,¡,·en encerrados un corto espacio, con
quienes han establecido comerciD de insul-
tos y de los que solo ag-uardan el dia que
triunfen, tratamientos peores aún que los
que pudiera imponerles un conquistador
venido de luengas tierras, En Grecia se con-
sideraba como punto de honra el permane-
258 SOUTH AMERICA

cerfiel á su partido aún en detrimento de


ia pótria ».
Estas palabras de Macaulay, referentes á
los partidos ingleses anteriores al siglo pre~
sen te, apenas serán aplicables en la mitad
de su extension á los actuales 'lcigs y torys,
porque en esa proporcion por lo ménos han
disminuido las animosidades de los partidos,
no porque hayan desaparecido las pasiones
humanas, ni upocádose el patriotísmo, sino
porque con el adelanto de la razon pública
ha vadudo la mane¡'a de considerru' las co-
sas, que es de lo que en definitiva depende
toda la cuestion, pues, como dice Ernesto
Renan, las pequeñas causas producen los
grandes efectos.
El encono en los parl idos. como en los
individuos~ depende de la gravedad de las
ofensas, y la gravedad de las ofensas de-
pende de la manera eomo se los considere.
Un individuo me mete una bala en el cuer-
po. Llamo tí un cirujano, me la hago ex-
traer, me CUl'O la lesion corporal y quedo,
moral, política y socialmente como tintes,
sino mejor. Si en vez de un balazo, el indi-
viduo ese me a!'roja á la cara un guante de
seda. gamuza ó cubT'itillu, esto se llama
ofensa al honor, y el . único remedio con-
SOUTH AMERICA 259

siste, segun las leyes del honor, en que yo


le pegue un tiro á él ó en que él me lo
pegue á mí, con tal que sea en el terreno del
honor ó en sus inmediaciones.
Lo mismo en los partidos; si se considera
que el a(lversario no gobernará tan bien como
uno mismo el país. pero que tampoco lo
gobernará del todo mal. puede tolerórsele;
pero si se crée que la única salvacion del
país es la que solo nosotros podemos dar.
si se crée. además que los adversarios son
traidores ó la patria. y que su triunfo sería
un oprobio. si. para mayor desgracia. se
tiene en tales errores fé profunda y entu-
siasta. enlónces no cabe sino lo que dice
Macaulay. la guerra civil. hasta con el con-
curso del extranjero. Al analizar de paso la
verdad. la conciencia. la creencia. la fé y
el entusiasmo. hemos insinuado cómo el
ei entusiasmo depende de la profundidad de
la fé. cómo la intensidad de la fe depende
del absolutismo de la verdad. cómo el ab-
solutismo de la verdad depende de la supre-
sion de los términos medlOs y de los mati-
ces por la ignorancia. la inexperiencia y la
ofuscacion. y del raciocinio de razon pura
en pleno idenl fantástico. y en resúmen, he-
mos ind:<..ado cómo se producen en el es-
260 SOUTH AMBRICA

píritu las convicciones que se traducen 01


mundo exterior por los hechos que constata-
ba Macaulay.
y ó todo esto, casi se nos traspapela lo
mejor de lo mejor, en materia de ól'den.

XLIII

En las colonias hispono·americanns, como


en la Francia posterior ó Lui~ XVI, la ru-
zon puro con su natural intransigencia pro-
dujo el desquicio completo; lo flnarquia á su
vez produjo la netesidod del órden, como
lo dejan ver, entre otras cosas el batallon
de voluntarios «Amigos del órden» que se
organizo en Buenos Aires en 1829, el empleo
constante de esa palabra en los papeles de
lo época. la ley de In legislatura que acordó
ú Rosas .el título de «Restaurador de las
leyes é instituciones» en 1830, y la siguiente
del «Congreso Constitucional» de Entre-
Rios de 2 de diciembre de 1837:
.Art. 1° Se.concede al Excmo. señorgo-
bernador y capitan general brigadier' don
Pascual Echagüe el honorífico tílulo de ilus-
tre restaurador del sosiego público en la
provi ncia de En tre-Ríos.
SOUTH AMERICA 261

2° En todos los carátulas de comunica-


dones y oficios que le sean dirigidas se
ugregará este nuevo títuloD.
Las dos necesidades de la época, el fe-
deralismo y el órden. quedaban á cargo de
los federales que habian triunfado. Como
ante la razon natur'ollo mas es mejor que
lo menos, y lo mas perfecto y mas puro es
mejor que lo imperfecto é impuro y como
el sistema federal debia, segun las teorías
aominantes, hacer la felicidad del país, y
cloro está que cuanto mas puros y comple-
tos fuesen el federalismo y el órden tanto
mas feliz y sosegado estaria el país, era
así eddente que cuanto mas limpio de uni-
tarios quedase, tanto mejor serian la dicha
y la felicidad.
Precisamente, segun lo experiencia, el
mayor mal que hocen los ignorantes ·es el
qU3 resulto de lo que hocen demasiado bien
y se les va por la culata.
Un individuo ó un partido dirün que con
entusiasmo y fé profunda adoran lo j usti-
cia, que aman la verdad, que detestan el
error y lo iniquidad, que no tienen mas ideal
que la libertad, que solo tratan de levantar
á los buenos y hundir ti los malos. Pero
todo esto es, por lo noturaleza de las co-
262 .SOUTH AMERICA

sas, simple pnlabrerio hueco ó lamentahle-


mente relleno. puras proposiciones verba-
les y falaces en que In voluntad sale ga-
rante por el entendimiento, rnientrns el en-
tusiasmo y la fé garantizan la verdad( ~ 24)
Falta en efecto, lo esencial: saber qué entien-
den por justicia, por yerdad, por error, por
iniquidad, por libertad y por hombres bite-
nos. porque si, como es lo mas posible en
los ignorantes, inexpertos ó ciegos por ofus-
cacion, estuviesen equivocados, el entusias-
mo y la fé serian para peor.
- ¿Y usted no tiene tonada? le pregunta-
ron á un mendocino que habia residido mu-
cho tiempo en la campaña de Córdoba.
-:-No señor, contestó, no me ldaa noto.
Así son los que están en lo injusto, lo
falso, lo errado, lo inícuo, lo bárbaro, así son
los malos, como los que tienen tonada, no
se 1600 notan.
Naturalmente, porque las barbaridades no
le duelen 01 que las hace, sino al que se las
'rasca.
En la t.entativa frustrada de regeneracion
que nos abrió los ojos del espíritu, y á que
nos hemos referido en otro lugar. un grupo
de mas de cien personas, con el concurso
pasivo de las autoridades que les pertenecían
SOUTH AMERrcA 263

se dirigen armados á J'emington por el me-


dio de la calle á los cuotro de la tarde y osol-
tan á halazos la casa en que suponian reu-
nido3 á sus controrios, y, concluida la tarea,
dan un manifiesto úvi:;;ando al público que
«el pueblo» ha sido villanamente asesinado
(¡y eron gobierno ellosl) que SBrá difícil con-
tener su indignocion. que el hecho clama
venganza, etc., etc.»
Recogen sus muertos, los llevan pomposa-
mente al cementerio envueltos en la handera
de la pátria, les echan discursos «patrióti-
cos, enérgicos, entusiastas», etc., y les zam-
pan anticipadamente en el mármol l'ardua
sentenza: «N. N. Mártir de las libertades
públicas, asesinado alevosamente, etc.». Re-
~ien entonces supimos que en los atentados
patrióticos los culpables son los mismos di-
funtos: se les iba á regenerar «en cumpli-
miento de un deber sagrado», y tuvieron el
moh'ado atrevimiento de resi~tir «la volun-
tad del pueblo soberano» esgrimida por sus
potrióticos directores». Las perdices se es-
tán poniendo muy nwfiosas - decia ingé-
nuamente un chico que las cazaba pOI' debe¡'
profesional,-ya ,no quieren dej~rse matar».
Esto el'o en 1'892. Se comprende, pues,
cuánto mas sa.qrado habrá sido antes «el de·
SOUTH AMERICA

berpntriótico de exterminar tí los enemigos·


de la paz pública y de la santa federacionD, ¡'I
los «inmundos salvajes unitarios, perturba-
dores del órden», y se comprende tambirn
que para eslremar lo mejor y establecer'lo ra-
dicalmente «una vez para siempre" un ce-
loso representante del pueblo propusiera en
la legislatura de Buenos Airet· el famoso
aditamento á la fórmula perfecta: «y sus in-
mundas crÍasJl.
Es de suponer que los mas directo mente
agraciados con semejantes perfecciones pó-
líticos pondrian el grito en el cielo: eso no
es sistema federal, ni cosa parecido. Pues
cabalmente para los federales, lo era, por-
que es bueno no confundir las palabras con
las cosas: pu ru los federales, no solo ero fe-
derol, era fila~ aún: era lo mejor de lo mejor,
Es decir. que era mas que un Fistema de go-
bernar al pueblo, puesto que era un SIS-
TE1VIA DE SALVAR AL PUEBLO contra
los «inmundos salvajes, perturbadores del
árdenJl. La mazorca, en efecto, como lo ho-
guera de Torquemada y la guillotino de Ma-
rut, Danton y Robespiérre, era un sistema
de salvacion público, un instl'umento de
salrar al país.
-Direis que el chompogne que tengo en
SOUTH AMF.RICA 2G5

mi casa. no es champngne. A la bonne lteu-


re; fa grise tout de méme. SerlÍ champrlgne
bona fide, pero sirve para emborrochar~e,
que es lo esencial. No sera federal para usU-
des, pero lo es para nosotros; las rerdades y
los sistema."i. entiéndase bien, no son cosus
del mundo real, como las papas y las cebo-
llas, sinó enseres del espíritu, prendas per-
sonales de pura imaginacion ó de razon, si
se quiere, pero de la razon del que las po-
see. Sea lo que fuere, ~irve para que nosotros
gobernemos á nuestros adyersarios, que es,
en sustancia, lo que nos pide el cuerpo y
nos confirma nuestra razon, aunque proteste
la de ellos. No nos duelen prendas a.ien[\~.
En cuanto á que se pretendieran dechados
de perfeecion y no lo fueran, apenas cabe
cargo mas injusto, porque, segun lo hemos
indicado, uno e,; ignorante y blÍrbaro sin sa-
berlo, con toda inocencia. Cabalmente. la
ignorancia, á lo ménos la clase mas peli-
grosa: la ignorancia impulsiva, consiste en
creerse perfecto y ejercer de. catedrático de
perfecciones, y al revés, la clase de sabidu-
ria que mas amansa y educa no consiste en
descubrir la ignol'ancia de los demás, sinó
la de uno mismo, pues la manera mas prüc-
tica de s.uprimir los tarascones consiste en
266 SOUTH AMERICA

atar los perros propios para que no se albo-


roten los del barrio.

XLIV

No tenemos materiales para est.udiar con


detenimiento el trillado asunto de unitarios
y federales, pero empezamos á sospechar
que aún hay mucho que decir á su res-
pecto.
Parécenos desde luego que esas palabras
yesos sistemas no han sido mas que un
accidente en los. hechos: la forma verbal
contemporánea de los hechos contemporá-
neos, y solo con este correctivo asentimos
tí )as opiniones de Holtzendorff y Lasker que
hemos trascrito en otro lugar.
En las opiniones humanas, aún alli mis-
mo donde los hombres creen determinarse
por razones puramente teóricas entran po-
derosísimos factOJ'es de hecho, que obran
por su fuerza propia, que no son pesados,
apercibidos, constatados, ni registrados en
el espíritu. Tal vez lo fat.a), )0 inconsciente, )0
que trae su fuerza de las circunstancias se
encausa en la mente dentro de una forma,
dentro de una palabra con las que solo
SOUTH AMERICA 2Gi

tiene unA relacion fortuita, de mero encueri-


tro. Los intereses, los sentimientos, las ideos
se desenvueh'en en los bistemas y las pala-
bras no en consonancia con el sistema sinó
en consonancia consigo mismos, y muy'"
menudo se les vé desenvolverse dentro de
las palobras y de los sistemas que los con-
tradicen, como verbigracia el despotismo
envuelto en la democracia ó el unitarismo
en la federacion verbal.
En efecto, la conciencia por 10 .general no
-registra aquella parte de egoismo espontá-
neo, ó de instinto de conservacion que se
cuela furtivamente en la balanza en que la
razon pesa sus motivos, y que se trasborda
luego en la misma cautelosa maneI-a Ó. la for-
ma elegida.
Llega despues el historiador, cuando_ las
pasiones, las ideas y los 'sentimient.os han
desaparecido y queda solo el traje. Este es
el cuerpo del delito para reconstituir el in-
quilino. De allí resulta que A. fué unitario
y que B. fué federal. ¿Pero que es lo que
el uno y el otro entendian en su tiempo por
unidad v federacion? Posiblemente no eran
01

la unidad ni la federacion en el sentido cien-


tífico, ni aún en el sentido vti'lgor actual.
Algunos pocos tenían tul vez ideas claras al
268 SOUTH AMERICA

respecto, pero la masa general de las po-


blociones n9 tenia ideas olgufias ni claros
ni turbias sobre el particular. Buen indicio
de esto fueron las divisas. No sobiéndose
distinguir entre si por la idea interna, udop-
tOI'on los distintivos esteriores por el color.
tal como se usa para distinguir la nociona-
lidad de la cosas inanimadas, fuertes, bu-
ques, torres, etc.
Ahora está muy en yoga el decir que uni-
tarios y federales eran partidos de principios
porque los dividían el principio unitario)' el
principio federal.
Perdon, pero nos porece que esto es co-
mulgar con los trajes que usaron en aque-
llos tiempos las mismas cosas que hoy llevan
trojes diferentes. Si Ri\"adavia y Luvalle
hubiesen sido federales, Dorrego y Rosas,
con ménos trabajb aún, habrian sido uni-
tarios. Esto no ero cuestion de palabras ni
de sistemas, sinó esteriormente; por dentro
era cuestion de inter'eses, de sentimientos,
de envidias y de rencores, En cada pro-
vincia, un partido gobernaba; unos y otros
se empalmaban reciprocamente en las cues-
tiones nacionales sin mas propósito, princi-
pio y fin que el de conservar Ó adquÍI'ir la
supremacia local, que era lo importante
I
SOUTH AMERICA 269

enlónces como ahora: donde los juaristos se


vuelven radicales, los radicales se vuelven
juaristas. Es el coso dol salvaje que, im'ita-
do ñ ir al cielo por el misionero, preguntoba
- ¿Irñ tambien al del o mi enemigo converti-
do?-Si, por cierto.-Bien, entónces, elijo el
infierno.
(:Qué les importan el árden y los sistemas
nncionales ó Jos purtidos localüs que tienan
ñ )0. vez el demonio de la ambician y el in-
fierno en coso? U no cosa es elegir sistemas
y principios en el oire y otro coso es optar
por sistemas y principio~ qUl~ yo tienen
empresarios de carne y hueso, en cuyo coso
hay gran-de diferencio entl'e los buenos prin-
cipios profesados por los malos, y los malos
~)I'i nci píos profesados por los buenos, en tre
los principios de los adver5arios de parro-
(luio y los del cotorro. -
Los agravios personales no -forman parte
de la doctrinn, pero deciden de su suerte;
mas aún, son 6110s los ventilados al\( mismo
donde se aparenta ventilar teorÍos.
Los primeros partidos locales que se im-
provisaron ni sabian gobernar, ni sabia n
hacer oposicion;en el poder no gunrdaban
contemplaciones ni miramientos; en lo. opo-
sicion solo sabian conspirar. Es como si
270 SOUTH AMERICA

dijéramos ]0 impericia, la intransigencia, y


]a infatuacion actuales llevadas á la quinta
potencia, y distanciando á los contendientes
por abismos de agravios recíprocos.
1\1alo es que las gentes no se entiendan,
pero si ademós ventilan su intransigencia
ú palos, y se enrostran con creciente acri-
tud sus vicios y sus torpezas, fatalmente
llegarán á un punto en que el triunfo con
todos los defectos posibles será una necesi·
dad imperiosa, y aún los mas cultos esta-
rán dispuestos á recibir como libertadores
no solo á los caudillos brutales y sangui-
narios, sinó aún á los salvajes del desierto.
Con ellos trabó alianza Carrera en 1820 para
ventilar sus rivalidades con O'Higgins, y
muchas veces despues fueron llamados por
todos los partidos de las ciudades para que
les ayudasen á tenerrazon contra sus ad-
versarios.
Costumbre ha sido aqui responsabilizar
ú los caudillos bárbaros por todas las des-
gracias que realizaron, desempeñando el
pApel de mano de gato de los partidos que
los llamaban en su auxilio, les presentaban
lu ocasion y los medios de cometerlas, y se
las aplaudian despues.
¿ y cómo ha podido ser, nos preguntamos.
\
SOUTH AMERICA 271

que simples gauchos incultos, tapeadorcs y


foragid0s vulgares, que ningun papel pu-
dieron desempeñar en las guerrad de lo in-
dependencia, revolcaron á los oficiales de
línea, y se enseñorearon del país, dominán-
dolo durante 20 años?
¿No es este un fenómeno de todo punto
anormal en las sociedades cultas? ¿Cómo se
entiende que hombres sin ilustracion se
levanten desde las ultimas capas con solo
su sagacidad natural y dominen ti todas las
clases sociales superiores?
No, pues, estos hombres, de si mismos no
hubieran llegado ti nada ó hubiesen termi-
nado en una cárcel sus menguados dias.
Es la accion de los partidos la que ha pro-
ducido todo el hecho. Ellos los han sacado
del humilde rancho de paja, les han hecho
conocer su fuerza, les han proporcionado
los recursos morales y materiales. el me-
dio ambiente y la. ocasion propicia para ha-
cerla valer. Los caudillos eran sócios in-
dustriales y los partidos ponian el capital
en comandita, y es claro que en la liquida-
cion de la empresa los primeros se hacian á
si mismos la parte del leon. .
Podemos imaginar· cuan grande habrá
sido en el particular la inconciencia de los
272 SOUTH AMERICA

primithos bondos de campanario, con solo


recordar que ayer no más, todos los parti-
dos de oposicion en las provincias se ave-
nian gustosísimos al régimen de la unani-
midad y se apresuraban á proclamar jefe
único al mas atolondrado de los gobernan-
tes, á trueque de que les pre~tase el poder
federal para adueñarse de la situacion local.
En esa forma fueron aplastados con tropa
de línea las de Tucumon y Mendoza. En
esa forma hubiera caido Santa-Fé si su go-
bierno no se apresura á entregar en rehenes
de fidelidad su banco, y á ganar de mano,
desbaratando el trato ya cerrado entre la
oposicion santafecina y la situocion nacio-
nal, y en esa forma hubieran caido uno Á.
uno todos los gobiernos de pro\'incia, si,
viendo afeitar á sus vecinos. no se hubieran
apurado .á poner la barba en remojo.
toEs que la situac:on local era tan mola
<fue todo era ménos malo que el seguir so-
portándola?-Corriente, pero uno cosa es lo.
razon del hecho. y otra coso es el hecho
mismo. Lo rozon del hecho tranquilizo )a
conciencio de) agente, pero no remienda las
costillos rotas ,le] apaleado. Esa misma razon
han tenido los antiguos pnrtidos poro llamor
en su nuxilio á los bárbal'o:; de su époct"¡. Los
SOUTH AMERICA 273

males presentes son de suyo mas insoporta-


bles que los males futuros, y mas dolorosos
que los males pasados. Los males del adver-
sario, aún siendo diez veces mas grandes
que los propios, son todavia otras diez ve-
ces mas soportables. Y es asi como las des-
gracias mas seguras é inevitables proceden
casi siempre de los patriotas bien intenciona-
dos, para si mismos, se entiende.
¿Quién creó la unanimidad, quién hizo el
incondicionalismo? ¿El Dr. Juarez? ¿Los jua-
ristas? Fuimos de los caidos y podriamos es-
pecular al amparo de la gloria fácil que nos
dier'on echándonos á la calle, pero hemos
abandonado la polftica para estudiarla y
aprenderlo con un interés esclusivamente
científico, si la mera curiosidad es ciencia,
y preferimos dejar de lado los hombr"es y
entrar al fondo de las cosas.
~lañana habrán desaparecido de la esce-
na política aquellas denominaciones y otras
las habrán reemplazado.
El presidente federal verá á sus plantas á
todos los partidos provinciales de oposicion,
dispuestos á adorarlo en cambio de que les
ayude con el poder federal á ser dueños de
casa en los estados autónomos; los partidos
de gobierno, sintiéndose perdidos, le ofrece-
274 SOUTH AMÉRICA

rán adoracion y medio con tal de que no los


tumbe. Los umantes desairados del gobierno
ó de la oposicion, dirán despues que el pre-
sidente . y sus partidarios fueron unos tales
por cuales que deshonraron al país, pero,
es mejor que no haya necesidad de ese triste
consuelo, fundado en el 01 vida de la mitad de
las circun.stancias productoras del fénome-
no.
y es claro, cuando los autores indirectos,
no visibles pero potenciales, que determina-
ron la producdon de un he-cho, ocultan ex
post {acto su intervencion, el hecho que, en
su tiempo ocurrió normal y naturalmente,
sin violencia, sin causar asomh¡'o, p¡'opor-
cionado en todo ó las circunst.ancias, se tor-
na despues en hecho monstruoso, inexpli-
cable, por ser totalmente desproporcionado
con las causas que le quedan,
Cuando recorremos retrospectivamente
nuestra historia internu, nos vainos encon-
trando con una série de figuras monstruosas
y de hechos estupendos. Todo parece eslra-
ordinario y todo ha sido ordinario. sin em-
Largo; las causas que nos quedan no condi-
cen con los hechos que fucl'On: pero el Ó1'-
den de lo natul'alezu nos :.Lutoriza suticiente-
mente para pensar que las causas que fue
SOUTII AM~RICA 2i5

ron condecian tan perfectamente con los


hechos pasados, como las cnusas presentes
con los hechos presentes. La vida y la his-
toria han sido tan naturales enlónces, como
lo son ahora. Rehacer los factores perdidos
de los hechos pasados, reconstituyéndo el
medio ambiente en que cada suceso se des-
envolvió, seria la mejor manera de devol-
ver á la historia la reaJidad que tuvo.
Por ejemplo, el Tupungato tiene 6.000 me-
tros de elevacion sobre el nivel del mar. A
30 leguas de distancia lo vemos destacarse
solo por encima de las nubes. A medida que
nos acercamos al coloso otros cerros nos pa-
recen tan altos como él ó mas aún. Y por
tin, cuando hemos llegado á su falda la
maravill[l desaparece y toda la diferencia se
reduce tí 500 ó mil metros nada mas 'lue
lleva de exceso sobre los que le rodean y que
estos á su vez han ido sacando de ventaja
á los de mas hácia el llano.
Tal asi son los acontecimientos de la his-
toria: de léjos una enormidad; de cerca la
cosa mas natural.
La grandeza en.el bien ó en el mal es una
impresion de conjunto y lejania. La posteri-
dad no conoce los pequeños y relativos de-
fectos que de presente ,acumularon contra el
2i6 SOUTII AMÉRICA

grande hombre tontos ó mas adversal'ios que


contra el ilustre malvado, ni las pequeños
y relativas bondades que á éste le procu-
raron, en su época, tantos ó mas admirado-
res que al otro.
uNo hay, dice Macaulay, juicios y apre-
ciaciones que se adoptan mas fácil y pron-
tamente que aquellos enderezados á mer-
mar el mérito de los grandes hombres. ni
que mas consuelen la envidia de las media-
nías y de las nulidades».
En rl espíritu de la posteridad, l¡;¡. resul-
tunte generol de bíen ó de mal constituye
una idea matriz á cuyo lado se tornan in-
compatibles los detalles contradictorios: lo
bueno del malo, lo malo del bueno. Los con-
temporáneos que, por el contrario, no ven
el conjunto y se codean con el detalle, ofus-
cados los mas por los pequeñ0s defectos, y
deslumbrados los otros por las pequeñas bon-
dades, á semejanza del que no puede ver
una montaña colosal porque una simple co-
lina le cierra el horizonte, osi ellos, con la
"ision obstruida por los resentimientos que
provoca el grande hombre, ó por las merce-
des que siembra el gran malvado, estan in-
capacitudos pura conocer, de cerca y al me-
nudeo, quienes mereceran des pues, por el
SOUTH AMERICA 277

conjunto, la gratitud ó la maldicion de los


generaciones futuras, cuando hayan desapa-
recido ]os ofendidos del uno y los agradeci-
dos del otro, cuando hayan pasado los occi-
dentes que vinculaban los hechos con su
actualidad y solo queden ]as consecuencias
que los vinculan con la posteridad, que va,
por ende, á emitir su juicio de última instan-
cia, desde un punto de vista totalmente dis-
tinto. El contemporáneo es siempre un hijo
de vecino; el inmortal es un producto de la
perspectiva; los grandes benefactores, como
los grandes malhechores, son los hijos pós-
tumos del presente. -
Ahora verbigracio, lo pobreza nos ha he-
cho virtuosos y andamos haciendo retum-
bar nuestra altivez política en cada esquina:
las oposiciones de provincia dan por no su-
cedidas Jas capitulac:ones que no cuaj.aron;
Jos mas empedernidos incondicionales se
tornan regeneradores furiosos y en seis años
estallan diez y seis revoluciones patrióticas,
miéntras por otr·o lado un ex-presidente
arrumbado y cuya incapacidad pasa en ar-
tículo de fé,pasa tambien. con eso y todo,
por único autor de los hechos estupendos
que terminaron', en desastres colosales. Y
~!a las cosas no se esplican. ¿Es este el mis-
278 SOUTH AMERICA

mo país de la unanimidad? Es que los con-


temporáneos de la tOJ'menta se mueven
dentro de ella y no la pueden reconocer,
porque eso que, á la distancia es estraordina-
ria nube oscura preñada de catástrofes, no
es, vista de adentro, más que una denso,
blanca y vulgar niebla, y miéntras los que
están en su seno apenas se mojan, los que
reciben la descarga salen empapados hasta
los huesos.
Tal así los partidos semi-bárbaros de Sud-
América: viven. en niebla permanente, llo-
viendo palos y persecuciones sobre sus ad-
versarios sin apercibirse mayormente de
que están en borrasca deshecha.
y así como para los tiempos pasados, ol-
vidada la accion de los partidos, no hay
manera de esplicarse el ascendiente incom-
parable de los bárbaros de chiripá, tampoco
cabe en los actuales explicarse la unanimidad,
el incondicionalisrno y el unicato, si se deja
de lado la accion de los partidos que obraron
por fuerza catalítica. El ex-presidente andaba
quemándose alrededor de la causa verdade-
ra cuando atribuia las desgracias del país
á los partidos de oposicion. Ellos la tenían,
en efecto, pero no los que lo resistieron en
1889-90, sinó lús que se le entregaron en
SOUTIl AMÉRICA - 279

cuerpo y alma en 1887-88, obligando n sus


adversarios ,1 lo mas atropellada y loca su~
mision para salvarse, ó sea, de como un fa-
moso atolondrado se vuelve de repente ár-
bitro inconsciente y fol'ZOSO de los destinos
de un pueblo y autor involuntario de todas
sus desgracias.
Le quitaron todA ocasion de mostrar ta-
lento, le hicieron supérflua la cordura, in-
necesaria la prudencia, solo le ocuparon
sus cuulidades negativlls, 'ménos aún, las
puramente receptivas, y en consecuencia
le bastó un poco de coqueteria, le bastó de-
jarse adorar por unos y otros para perderlos
y perderse.
Ahora, pues, si se tiene en cuento que los
virtudes que sobreabundan en la actualidad
eran muy escasos antes de que los bancos
quebrasen, y que un nuevo periodo de gran-
dezas las hará desaparecer de la plaza segu-
ramente, si ademas se computa la accion de
presencia, todo se espliea, y, exeepcion hecha
de unas cuantas docenos de golondrinas que
no lograron hacer verano 'en in viel'no, ]0
inmensa mayoria de los politiqueros, de
esos, sobretodo, que ostentan orgullosa-
mente la virtud de la épora, generosos y
despreocupados en la abundancia, austeros
280 SOUTH AMERlCA

y mezquinos en la pobreza; de esos, impeli-


dos por ]a corriente del dia, ron el espíritu
de la estacion a la derniere, sietemesinos
de la. moral ambiente, que presumen de in-
troduct<:>res de la moda solo porque la visten
con mayor exageracion; de esos que tienen
tan rabioso el bien como el mal, que estan
siempre en los estremos de la opinion co-
mun, como las pajas empujadas por el viento
y que, como las pajas, aparentan movi-
miento propio porque el viento es invisible,
y se imaginan directores de la conciencia
pública que los mueye, solo porque andan
en la cabeza de la procesion diciendo á
gritos lo que toda la procesion piensa en
secreto; de esos principalmente, de esos cor-
tesanoscesúntes del rey Midas, que en la
estacion de las siete vacas flacas, subita-
mente invadidos por una caridad belicosa
y agresivA, ponen almacen de moral y bue-
nas costumbres para el público, la mayoria.
de todos esos, pues, deberia en el caso, con-
testar lealmente como la vieja correntina
que se salvó de la invasion paraguaya:
-A mi no quisieron.
SOUTH AMERICA 28l

XLV

Lo necesidad es la madre de todos los vi-


cios, dice un conocido refron, no por de-
masiado sabido menos cierto. Pero, sin em-
bargo de ser tan sabido y tan cierto, solo
contiene una media verdad. La otra media
héln nqui: lo necesidad es la madre de to-
das las virtudes. ¿O las tenemos acaso de
t·icio?
La necesidad es, en efecto, el muelle real
de toda accion, buena ó mala, y nadie se
negará probablemente á aceptar esto, en lo
que respecta á las acciones individuales,
malas y propias ó de los suyos. El uso cor-
riente es por supuesto de ese tenor ó barítono
y del que sigue: en las malas acciones . age-
nas hay que distinguir: si pertenecen á un
adversario, proceden de su perversidad y
mala intencion, no como el tabaco y el alco-
hol, que aún siendo innecesarios en abso-
luto se vuelven absolutamente necesarios,
porque los enemigos jamás pueden tener ne-
cesidad da hacernos mal. Nosotros sí, siem-
pre neCEsitamos hacerles mol, por la muy
sendlla rozon de que ellos necesitan ser do
282 SOUTH AME RICA

mados, mientras que nosotros de cualquier


modo estamos bien.
Necesitamos las virtudes de los demás y
nos estorbnn y dtiñun sus vicios; por eso les
reclamamos lo uno y les rechazamos lo otro,
mus ó menos enérgicamente, segun el grado
de nuestras necesidades, pero, bien enten-
dido, ni esto ni aquello lo hacemos por puro
capricho inútil sino por verdadero necesi-
dad.
En coda época, en cada localidud, imperan
diversas necesidodes y en consecuencia dis-
tintas virtudes y diferentes vicios son re-
clamados ó repudiados como virtudes y vi-
dos de .6rden público, así en la esfera po-
lítico como en la religiosa, como en la so-
cial, como en la económica, como en la co-
mer'cial, etc., etc..
Si todas las mujeres de Buenos Aires,
decia Holinberg, en los funerales de Dar-
win, si todas las mujeres diesen en prefe-
rir á los hombres de ojos ázules. al cabo de
ciert.o tiempo la mayoria de los habitantes
de Buenos Aires tendria los ojos azules.
Dan en preferir á los doctores y en seguida
hay plétol'a de abogados y médicos; dan en
preferir á los estancieros y en el acto sube
el precio de las chacras distantes de la ca-
SOUTH AMERICA 283

pital; dan en preferir la ilustracion superfi-


cial y el frac invade la Opera desde las ga-
lerías hasta la orquesta.
La historia enseña que la misma cosa ho
sucedido con todas las ideas religiosas y po-
líticas, que se han estrenado como vicios
perseguidos, para terminar en virtudes ofi-
ciales. La aristocracia, con esclavitud, de-
gradó el trabajó y ennobleció )a ociosidad,
la democracia ó su vez, hizo de la ociosi--
dad un vicio y del trabRjQ una vi"tud. La as-
tucia fué virtud en el siglo de MachiavelJo y
)a galanteria en el de Luis XIV.
En 1806, nuestros antepasados tenian ll.
mucho honor el ser súbditos del rey de Es-
paita y rechazaron con singular denuedo la
libert.ad inglesa que les traia Berresford.
Cuatro años mas tarde, tenian á oprobio
la dependencia del rey de España y lo es-
pulsaban des pues de 12 años de guerra sin
cuartel.
En 18":0 el mazhorquerismo era una vir-
tud pública indispensable para salvar la ha-
cienda y el cuero, yel unitarismo era un vi-
cio de la misma clase ocasionado á muy sé-
rios contratiempos. Despues de t852 la vir-
tud paso á vicio yel vicio á virtud.
El espfritu de empresa ejerció de virtud
284 SOUTH AMERICA

desde 1887 á 1889. A todo inventor de es-


peculaciones nuevas le llovian los contri-
buyentes, á tal punto que el prorrateo de
las acciones era de rigor, y que alcanzaban
premio -desde la primera arrancada. Las
ideas y las iniciativas comerciales, se ven-
dian á precio de oro, y los reyes de la Bolsa
como se les llamaba, se levantaban en el
concepto público hasta el rango de archidu-
ques del progreso, diremos así. Pero fracasó
todo esto, arruinánQose los empresarios con
sus cohortes de admiradores. La pobreza hizo
necesario otr·o género de virtudes públicas, al
par que la bancnrrota de las anteriores las
degeneraba en vicios. Los doctores emigra-
ron del templo de Mercurio. En ancas de la
miseria nos llegó la dotacion de virtudes cor-
respondiente y los empresarios de moral
pública con los naturales y obligados con-
traproyectos de economías, ayunos y apre-
turas.
y lo gracioso es que así estos proyectistas
de moral, como los pasados y por añadidura
fundidos proyectistas de bancos, atribuyen
todo el éxito de sus empresas á su talento,
á su patriotismo y á su pureza de intencio-
nes, acaparando en benencio propio toda la
parte enorme que corresponde á las cir-
SQUTH AMBRICA 285

cunstancios exteriores. Oportunistas incons-


cientes, con oportunismo del número 2, se
imaginan que hubieran hecho prosperar
las virtudes del di a, en la misma escala, si
las hubieran predicado á contratiempo en la
época de las prosperidades á granel, al par
que algunos rezagados de la otra época,
ohidan, muy á destiempo tambien, la sen-
tendosa frase de Cal'lyle: to day is not yes-
te,'day.
En efecto, ayer era la pportunidad del har-
tazgo, hoyes Id oportunidad del ayuno.
Hubiera sido asaz inútil el predicarlo en las
bodas de Camacho, y por eso mismo atri-
buir á competencia d'31 orador el éxito de
un sermon de ayuno allí donde las circuns-
tancias imponen el ayuno forzoso, es lo mis-
mo que achacar á habilidad del importador
de trigo el valor de ese artículo en el lugar
en que se ha perdido la cosecha.
Porque no han hecho las virtudes y los vi-
cios del dia los que los andan repicando á
voz en cuello, como no han hecho el progreso
los que vez pasada se imaginaron que lo ha-
dan, y es conveniente deslindar estas cosas
para dar á cada uno lo suyo, reduciendo en
el ramo de vidas y virtudes lu supuesta ac-
cion creadora de los hombres á las modes-
286 SOUTH AMERIGA

tos proporciones pasivas que le correspon


den.
No. nadie puede hacer el espíritu de eco-
nomia en la época de la abundancia, ni el
espíritu·de la abundancia en la época de la
miseria; nadie puede cambiar el VICiO en
virtud, ni la virtud en vicio, si no cambian
las circunstancias.
Hacer la virtud que las circunstancia~ im-
ponen á la época, eso si, es tan sencillo co-
mo hacer dar vuelta~ á la tierra para el lado
en que ella misma gira.
Se llama causo de un fenómeno á un fenó-
meno anterior, y tal que, producido, sucede
el otro; no producido, el otro no sucede. En
términos generales, las \"irtndes se acomo-
don de tal modo a las necesidades, que, su-
cediendo la nece::;idad, sobreviene de suyo
la virtud: no sucediendo la necesidad, la
"irtud no parece. Es decir, que si no hu-
biera sucedido el delirio de lo mejor, no es-
taríamos en bancarrota; no estando en ban-
carrota, no tendríamos necesidad de ser eco-
nómicos, escrupulosos y morales á lo po-
bre; no teniendo necesidad de ser todo eso,
no lo seriamos, por que el fajarse al cohete
es una mera escepcion.
Entónces, pues, si alguien ha he~ho las
SOUTH AMERICA 287

virtudes de hoy, no pueden ser otros que


los que nos arruinaron ayer; dio de mucho,
vispera de nada.
A veces las economias del padre hacen la
ociosidad viciosa del yel'no y la miseria del
nieto.
Ayer estábamos orgullosos de sel' ricos,
de la inmensa facilidad con que se ganaba
la plata, y del éxito estupendo de la exposi-
cion del 89.
Fulano acaba de fundar una sociedad
anónima y ya hay 30 % de premio, se decia,
con empacho de vanidad. Ahora ya no nos
acordamos de eso y estamos orgullosos de
otras cosas: de la virilidad, del patriotismo,
de la altivez. y decimos con empacho aná-
logo: Fulano ha pI'onunciado un discurso
enérgico; ha aparecido un manifiesto altivo
y patriótico.
¿A qué, pues, aste orgullo en las yirtudes
de la pobreza que no nos van á durar mu-
cho mas que la pobreza misma?
¿Qué mas, si basta darse vuelta en la ca-
ma para cambiar radicalmente el curso de
las ideas? Por el flanco derecho, las ilusio-
nes y los castillos en el aire sobrevienen
espontáneamente; por el flanco izquierdo,
288 SOUTH AMERICA.

se imponen de si mismas las ideas negras


y las pesadillas.
Por lo demas, ya nos ha definido Emer-
son: «hombre pobre es el que desea llegar á
ser rico».

XLVI

Para curar un mal y prevenir su reinci·


dencia es necesario determinar previamente
sus causas. ¿Cuáles fueron las de los males
del pasado? Todo el mal, dicen los radkales,
proviene de que el país fué gobernado por
juaristas, si lo hubiéramos gubernado nos-
otros, {:a va sans dire, no hubiera sucedido
ningunyerro y el país solo habria cosecha·
do flores y prosperidades. Por haber cono-
cido los males despues de sucedidos, se
creen capaces de haberlos descubierto antes
de que sucedieran y de no incurrir jamás
ni en esos, ni en otros; ni en macanazo de
ninguna clase, aun cuando las circunstan-
cias exteriores se los extraigan con tirabu-
zon del almacen de desatinos' que la pródi-
ga na turaleza ha puesto en el magin de todo
viyiente.
Esto es, por cierto, lo mas humano y na-
tural que pueda darse. Despues de s~cedida
I!IOUTH AMERICA 289

uno desgracia no hay quien no sepa de que


maneras fóciles y sencillísimas pudo evi-
tarse, y la sobre-desgracia de la pobre víc-
tima consiste cabalmente en las recrimina-
ciones á posfe1'im'i: en la oficiosidad de sus
amigos y conocidos que lo abruman con su
admiracion, sus cargos y sus lament!lcio-
nes póstumos. 1Pero hom bre, ¿cómo te vino
á suceder semejante cosa? ¡Cómo no viste
que te la iban á jugar! ¡lo que es á mi no
,me )a hubieran pegado! ¡Si hubieses fiado
tu fortuna ó mis manos, la hubieras salva-
do! Ef sic de cmleris. Tal es la inteligencia
humana que, cuando los hechos han demos-
trado la inmensa facilidad de los fracasos
las gentes descubren en ese mismo momento
lo incomparable facilidad de evitarlos, y allí
mismo donde uno ~erra á ojos abiertos todos
se creen capaces de acertar á ojos cerrados.
Desde entónces nada mas vulgar y sen.
cillo que la explicacion de uno desgracia
por la torpeza única y exclusiva del que la
cometió; inimitable, imposible de ser come-
tida ó reeditada por otro en ninguna forma.
Las desgracias del país, decimos nosotros,
no provienen de los juariztas por haber sido
juariztas, sinó por haber sido intransigen-
tes.
290 SOUTH AMEtUC.

Todos los hombres, cuolquiera que sea su


denominocion, pueden cometer errores y
los rodicales son ton folible R, tan sud-ame-
ricanos, tan propensos á d~satinar como lo
fueron losjuoriztas, los federales ó los uni-
tarios. Suponer que haya hombres que no
desatinen es el mos colosal de los dispa-
rates. Lo que importa, lo único racional es
que los desaciertos de un hombre, ó de un
grupo de hombres, toleT'en y consientan el
contropeso de los demás hombres, que no
pretendan llevárselo todo por delante á título
de que se creen perfectos, que no proyecten
la supresion del odversario organizando
ligas patrióticas por pretenderse únicos pa-
triotas, únicos progresistas, únicos princi-
pistas, únicos omontes de su país; únicos
seres dignos de gobernarlo,
El gobierno por partidos es una sél'ie
indefinida de transacciones entre las ideas
y los intereses opuestos. El que no transi-
ge tiene que llevarse á medio mundo por
delante, lo mismo por tuerto que por dere-
cho. Pora el que repudia las composturas
porciales y se plonta en los términos extre-
mos:-todo ó nada,-no hay mos alterna-
tiva que el triunfo o lo ernigracion. Si triunfa,
con la proscripcion del adversario se crea él
~UTfI AMERICoA 291

mismo una situacion sin contrapeso poro


los humanos desaciertos, ton fovoroble para
la realizacion de sus deberes, como para la
realizacion de eus cnprichos, siendo esto
infinitamente mas fúcil y atrayente. Igual
situacion le deja al adversario, sí sale ven-
cido y emigra: él mismo hace en su país
la tirania que va á combatir desde el ex-
tranjero.
Tal es el sencillo mecanismo que mantie-
ne á la América latina en forzosa y perpétua
tirania. Si fuera difícil reconocer esto en
casa, levántese la vista sobre la frontera y
examínese la casa del ,'ecino. En el Brasil
que recien debuta en eso clase de libertad
que un orador nuestro, queriendo hacerle
mucho favor, la llamó criolla, en el Br·tlsil,
pues, los inmen80s elementos y recursos
que movió la último revolucion, destruidos
en la guerra, ya no gravitan en la paz, y
nquel gobierno puede hacer ó no hacer
despotismo, segun le dé la real gana.
Hemos tenido el honor de hospedarle á
Chile por turno los congresistas y los bal-
macedistas, retribuyéndole una parte de la
larga hospitalidad que nos dió cuandO nues-
tros federales triunfaron radicalmente de
los unitarios por veinte años terribles. y allá,
292 SOUTH AMERIC"

en aquellos países donde hace tarIto calor, y


donde siguen creyendo que todo el mal está
en las personas, y por ende, curándose de un
Gutierrez con un Fernandez, donde, por pa-
sarse de compostura, salen de un ilustre
para encajarse en ot.ro. y donde no suelen
contentarse con proscribir á los adversarios,
llegando hasta fusilarlos por la espalda,
para mayor seguridad, allá, pues las socie-
dades soi-dissant civilizadas, viven en per-
manente bancarrota moral, político y finan-
ciera, porque no hay desgracio ma~ grande
que un redentor triunfante.
Ciertamente, ninguno idea puede prospe-
rar sin un hombre que la encarne; pero este
ilustre por la idea tampoco puede llegar al
tabernáculo dejando en las· puertas del tem-
plo los lobanillos morales que heredó en la
cuna, ni las verrugas que le solieron en el
camino de la vida, y por la naturaleza de
las cosas, los defectos que en la adversidad
estaban naturalmente cohibidos por las cir-
cunstancias ambientes, encuentran en un
gobierno sin adversarios, el terreno propi-
cio para crecer y de::;envolverse con incom-
parable lozania, sin el menor obstáculo, á la
por que las virtudes, desaparecido el ene-
migo, se vuel \"en armas inútiles, como los
S"UTH AMERICA 293

formidables muletas de Sixto V, v siendo


totalmente innecesarias, se desv~ecen de
por sí, aun cuando hayan sido algo mas
que palabras vacias.
En el espíritu, como en el 'terreno, desa pa-
recido el medio ambiente que llamamos cul-
tivo, reaparece la cicuta en el lugur del trigo.
-¿Sabe Yd. nos decia un amigo, sabe Vd.
que tengo que vindicar la memoria del fraile
Aldao contra la infame reputacion que le
han hecho, porque he encontrado documen-
tos que prueban que él fué el prime)' guer-
rillero amer'icano contra los espoñoles, en
el concepto de San Martín y Bolívar?
-Usted, querido amigo, no "indicará na-
da. Los ilustres sud-americanJs tienen, por
lo regular, dos historias, como su fomoso
fl'8ile: la historía del tiempo en que fueron
"irtuosos y la historia del tiempo en que fue-
ron perversos; la del tiempo en que fueron
perseguidos y )0 del tiempo en que ·fueron
perseguidores. O bien~ segun lo clase y el gé-
nero, la historio del tiempo en que fueron
bandoleros y la historia del tiempo en que fue-
ron libertadores del país. Ustedes hacen lns
palabras y despues se enredan en ellus: han
dicho que la moral es uno y se olvidan de
que tambien es una In cumisa, lo que no
294 SOUTH AMERICA

obsta para que los pobres la tlsen pegada al


cuerpo, .los ricos la gasten de once varas y
por sobre muchas camisetas.
Lo mismo pasa con las ideas. Nada mas
sublime que el cristianismo perseguido de los
primeros siglos; nada mflS odioso que el
cristianismo oficial de Torquemada. Idea
que triunfa con su encarnador, idea perdida;
los defectos, las torpezas. y los errores ca-
balgados en la inseparable intransigencia
del apóstol, la desacreditarán hasta dar mie-
do. Cuando todo el mundo espera el feliz
advenimiento de la era nueva, aparece la
huéspeda: los defectos ocultos del anfitrion
hacen irrupcion en la sala del festin y aguan
la fiesta apagando el entusiasmo naciente
con barbaridades añejas.
Nosotros no pudimos implantar el siste-
ma federal hasta que no cayó el ilustre res-
taurador de la ley federal jurada y dejaron
de ser traidores los que ]a combatian.
y cuidado que los vicios redhibitorios de
un salvador de la patria no dan lugar á res-
cision legal y pacífica. En un lote de pape·
les viejos, coido al acaso en nuestras manos
hace algunos dias, hemos encontrado el nú·
mero 1147 del Diario de la Tarde del 6 de
abril de 1835, cuyo editorial principia así:
ROUTfI AMERICA 295

«Felicitamos tnuestros compatriotas por lo


resoludon que ha manifestado elleñor bri-
gadier general D. Juan Manuel ~e Rosos,
de aceptar el nombramient.o de gobernador
y copitan general de la provincia. Este su-
ceso do la señal •al principio de una nuet'a
época; y los que conozcan los pl'incipios, el
pat1'iotisrno y decision del Restaurador de
los Leye~, no podrán menos de abrigar las
mas saludables esperanzas» . . .. «si la socie-
dad no avanzo en sus intereses, ¿quién es
responsable de esto inaccion, de est~ retro-
ceso, mejor diremos, porque e1'política es
ret1'Ocedel' todo lo que no es pro,qresar? , .. , el
origen está en los que mandan por no ocudir
á los males con la misma presteza con que
ellos s.e desenvuelven. Tal es la principal
'mision de los que gobiernan». Esto página
pertenece, por cierto, á la primero par~e de
la hl~t.oria del hérJe, antes de que el medio
ambiente hiciera el déspota sanguinario que
conocemos.
Olvidando en el ardor del descalabro que
los malos han sido buenos antes de que la
ocasion los perdiern, y que, ayudando los
circunstancias. han podido ser buenos hasta
el fin, nos enamoramos rendidamente de
los virtudes inexperimentadas y los instala-
296 SOUTH AMERICA

mos de improviso allá donde~ive el diablo



tentador de la montaña. Los sud-americanos
no pedirftos, como los anglo-sajones, hom-
bres probados para correj ir los defectos vie-
jos, sino hombres nuevos. Es la misma cosa
que enviar las virtuosas <loncellas, -recien
salidas del convento, con los mas puros prin-
oipios, á curar el vicio en un casa de tole-
rancia, donde no re~de, sin embargo, mas
que uno solo de los enemigos del alma. Los
dos restantes tienen su oficina central en la
casa del gobierno, como lugar que es mós so-
corrido· para ejercer el ministerio de la pel'-
dicion.
El ideal sud-americano no consiste en for-
mar un medio ombiente rebelde al destino,
resistente ti la locuro, inadecuado para el
macanazo, no por cierto, nuestro ideal con-
siste en llevar al poder ti los perfectos para
que con _las emanaciones personales de su
propia virtud purifiquen la atmósfera que
los ennlelye y los penetra por todos los po-
ros del cuerpo. Y cuando o.abr-igamos las
mas saludables esperanzas D contando con
In continuacion de la ousteridad pasada, el
reverendo padre prior exclaustrado y tras-
portado á otro medio, ti otro almósfel'[\ mom),
se nos presenta á lo mejor del cuento como
SOUTH AMERICA 2"-
..,1

catedrático d~ancan político. Como I'eza 1a


trascripcion que ya en oll'o lugar, y que eR
todavia el sentir general,· los gObeI'nantes
deben remediar ellos solos todos los males;
para eso se les .instituye. Deben rodearse
ellos mismos de la bueno gente, repeler' ti
empujones á los malos que se les arrimen, ir
en corporacwn á sacar de su retiro á los
'<rtuosos y retenerlos· á la fuerza, y por
sobre todo no deben rodearse de los que
hacen consistir todo su mérito en el hecho
de adularlos, sinó de los que hac~ con-
!'btir toda su virtud en el hecho de repu-
di:lrlos.
De este punto de vista, la América latina,
es, en su ml:iyor parte, una gran casa de
tolerancia en cuya regenerucion de oficio
eston fracasando desde hace 80 años las
doncellas y las monjas, los Lopez y los Mal'-
tinez. Es inút.il olvidar la parle que corres-
ponde á las circunstancias exteriores, por-
que, con ó sin desaire, la hacen pesar, va-
ler y triunfar.
Yíctimas del prurito progresista de mar-
ras no podiamos disculpar ú los estadistas
de 1886 la equiyococion que padecieron en
compañio del general Mitre y de la gran
mayoria del pueblo orgentino. Los concep-
298 SOUTn AMERICA

ttlóbamos obligados á saber·de antemano


todo lo que haria el futuro en todas las cir-
cunstancias nuevas que se presentasen, in-
clusive la unanimidad y la fiebre de las gran-
dezas, y hemos tenido que, estudiar toda]a
historia argentina y las obras de Taine para
descubrir que la ocasion hace. . .. tantas co-
sas. que ni las adivinas con estudio abier-
to serian capaces de preverlas autes del
parto.
La ocasion es, en efecto, el tirabuzon de
In natl\l'aleza, del propio modo que ]a nece-
sidad es el disolvente universal del libre ar-
bitrio.
La unanimidad por si sola creó una si-
tuacion en que lo bueno, lo regular, lo
malo, ylo pésimo eran igv.almente posibles,
y que, por ende. sucedieron igualmente. La
oposicion organizada sobrevino demasiado
tarde y ó: destiempo, cuando su intransigen-
cia habia dado muestras tlln elocuentes en
Córdoba, Tucuman y Mendoza. En tales cir-
cunstancias no hay buena intencion, ni pa-
triotismo, ni sabiduría que valgan, para res-
guardar á los hombres ó ti los partidos de
los macanazos que son de rigor en todo
hijo de madre sud-americana; y suerte ha
sido y será para el actual partido de la In-
SOUTH AMERICA 299

transigencia dogmática que sus excelencias


teóricas no sufran esa prueba mortal.
No hay gobierno mas peligroso que el go-
bier~o fácil, ni gobierno mas saludable que
el gobierno difícil. El primero tiene que rea-
lizar lo imposible; vigilar sus propios er-
rores; y de aquí que los de Asia, Africa y
Sud-América sean de ordinari'o no mas que
un rosario de desatinos, mientras que en
Europa yen Norte-América, donde el pró y
el contra tienen en el interior voceros y ór-
ganos eficientes, los macanazos son la ex-
ce;:>clOn.
Rosas, unifornumdo la opinion lede1'al á
trancazos, aventl') la oposicion y simplificó el
gobierno al punto de que un estornudo suyo
en Palermo repercutia en Jujuy, y creó de
este modo un medio ambiente en que los
malos instintos podian desenvolverse' con
mayor holgura que las buenas intenciones,
en que la locura espontánea era mas cómo-
da, mas viable, mas expedita que la co~durri
y el acierto, de suyo tan trabajosos. ¿Fué
malo entonces? Ah! Pero es que por la eco-
nomia de las fuerzas le era relativamente im-
posible ser' bueno. Habiendo oposiéion or-
ganizada y dispuesta á especular con los
desaciertos de los gobernantes, la mas ele-
300 SOUTlI A1IfERICA l'

mental prudeneia les aconseja la circunspec-


cion, y aun con mas urgencia á los malos
que ó los buenos. No habiendo oposicion, no
hay peligro alguno en el atolondramiento y la
torpeza: disuelta á palos, la maldad se vuelo
ve recurso gobernativo. Desde que, proce-
diendo de ligero ó de segunda intencion,
meditando ó no meditando sus actos, ha-
bian de tener el mismo cumplimiento, es
natural que procediese por la via mas fácil,
la mas cómoda y económica: á macanazo
corrido.
Vino despues el otro y reeditó, con la
misma intr.lnsigencin, circunstancias análo-
gas, y todo lo que habia en su cerebro,
grande ó chico, mulo ó bueno, mezquino ó
generoso, tuerto ó derecho, lo mismo la
chifladura que el patriotismc y la sensatez y
la locura, todo encontró en la unanimidad
ambiente un medio igualmente propicio.
«Cualquiera que sea el sistema de gobier-
no representativo que ¡:,e tome, siempre las
elecciones se hacen bajo los auspicios de un
partido que gobierna, representan inevita-
blemente á ese gobierno, y los que salen de
ellas elegidos tienen que estar con ese go-
bierno. Y todo haremos nosotl'OS menos
SOUTH AMERIGA 301

traicionar los interese-;; políticos en virtud


de los cuales estamos aquí sentados» .
• • • • «Pero si el presidente de la repúbli-
ca llegara á tener necesidad de amigos que
lo defendieran, _por no' tener la razon y la
justicia de su parte, cuánto habria que lu-
char, antes que el presidente de la repúbli-
ca, componjéndose el congreso, como se
compone, tuviera que sentarse en el banco
de los acusados, que es lo único que le ha
faltado pedir, en su oh-ido irritante, al ora-
dor á que me estoy refiriendo».
y o'tros que vienen despues, con el dog-
ma de la intransigencia, elevado á la cate-
goria d~ bandera de principios, nos ense-
ñan que Rosas fué maJo porque fué un mal-
vado, con círculo vicioso y todo, ó porque
fueron malvados los unitarios. y que Juarez
rué lo que ya se sabe porque se le antojó no
mas.
Pues bien, que trepe á cualquier gobier-
no sud-americano t:l hombre mas perfecto
que fuere, que sean desterrados los malos
que se negaron á reconocer sus no en-
sayadas virtudes, y rodeado solo de sus
partidarios fanáticos, preguntaremos: ¿quién
le otojorá los desatinos?
En consecuencia, pues, conceptuamos Jas
302 80UTH AMERICA

últimas reyoluciones como las menos ma-


las y las mas adelantadas que el país haya
visto, porque solo han triunfado á medias,
porque no se ha proscrito á nadie, porque
los vencidos en la guerra han quedado en
mejor situacion que antes para gravitar en
la paz, controlando á sus vencedores, por-
que ha triunfado la redención sin los reden-
tores, y porque no existe para ninguna de
las partes la unanimidad sud-americana que
em peora á los malos y echa á perder á los
buenos.
Claro es que-el autor no tenia necesidad
de apelar á las barbaridades agenBs para
bosquejar la teoria del medio ambiente.
Con sus propios palotes, con los desatinos
que á el mismo le han arrancado los diver-
sos medios ambientes -en los di versos gra-
dos de la.ignomncia, tenia de sobra, máxi-
me cuando en su calidad de macaneador
por escrito, no disfruta la ventaja de los
desatinadores verbnles que pasan por el
mundo como Jos gatos sobre Ja cristaleria,
sin dejar constancia de su pensamiento, en-
tregando al viento sus desatinos, apenas sali-
dos del horno,
A fé que es cierto, y que el caudal es gran-
de y tentador, pero .... es- ageno: los, desu-
SOUTII AMERll.A 303

tinos de un hombre público, cualquiera que


~e8 su mognitud, pertenecen á sus conciuda-
danos. En el ralllo de barbaridades políticas
impera el socialismo mas perfecto: cada uno
desbarra para los demás. Renuncia implíci-
tamente á sus propios desatinos ó á ]os de
su familia ó de su partido para usufructuar
esplícitamente los de todo el mundo, los de
todo el vecindario, ó los del adversario polí-
tico. y aun. hay algunos tan rabiosos que pre-
tenden aviarse con los agenos y se niegan ¡1
r~conocer en los demás un derecho igua l
sobre los suyos propios. Es este, sin duda,
un socialismo á ,'ebours, pero la exponta-
neidad misma con que se ha establecido, es
ya un mal indicio para el otro.
-¿Qué necesidad tengo yo, de que el co-
ronel me eche esa raspa por Fulano?, decía
una vez nuestro segundo jefe.
y en efecto, fuera del caso de tener una
papa atorada en la garganta, nadie necesita
que le den un garrotozo en el lomo, pero he-
mos principiado por un abuso de palabras
para terminal' obligadamente en un ah.uso de
hechos. Decimos, ese hombre necesita air·e
puro para restablecerse; ese otro hombre
necesita un castigo ejemplar para corre
girse.
SOUTH AMERICA

En consecuencia. llevamos el anémico al


campo y el malvado á la cárcel. El medio
ambiente de la campaña devuelve al enfermo
la salud· perdida. pero la .cárcel no reintegra
los dinel'os malversados, ni recompone los
miembros mutilados ó anonadados. Hay un
delincuente castigado, pero no hay víctimas
restablecidas á su antiguo ser. ¿Qué estas y
la sociedad están vengadas? Conformes, pe-
ro digamos entonces que ellas necesitaban
castigar al delincuente para apaciguar sus
rencores y atemorizar en su pellejo á los
delincuentes fUtUl·OS. y descargado el infeliz
de esta necesidad agena que gravita sobre
él en el 1ugar de sus nece~idades propias. ya
podremos inquirirlas.
¿Que necesitaQa pues él para no haber
sido delincuente? Que las circunstancias del
delito no· hubieran existido, que la ocasion,
la vanidad, el orgullo, la avaricia, In ambi-
cion, la ignorancia, la ebriedad, la adulo-
neria, la tolerancia excesiva, ]a intransigen-
cia, la unanimidad, la exaltacion, la ira, la
e~tupidez, no hubieran intervenido. Esto es
lo. que necesitaban él, la sociedad y las víc-
timas para que el delito no hubiese suce-
dido.
La sociedad pretende contrarrestar ,el me-
SOUTH AMERICA 305

dio ambiente que produce los delitos con no-


do mas que un factor imaginario en el mo-
mento del hecho: el temor del castigo. Pobre
recurso por cierto. Cuondo la sociedad
aplaude el duelo, cuando en el ambiente de
los partidos se conceptuón meras diabluras
el fraude electoral, la malversacíon; el pecu-
lado, etc., etc., cuando la rebelion, el asesi-
nato, la sedicion, la deslealdacl, la traicion,
la destruccion de bienes, etc., etc., son ensal-
zadas como hazañas patrióticas, ¿quién se
acuerda de que tales hechos son delitos en la
ley? Vice-versa, cuando la. opinion ambien te
los repudia, la ley penal se vuelve poco
menos que innecesaria, yes inmenso en to-
das partes el número de leyes penales en de-
suso, por la eliminacion de los delitos COl'-.
respondientes que el progreso del medioam-
biente realiza constantemente.
Pero la impaciencia súd-americana malo-
gra en flor el progreso que realiza estos mi-
lagros, y que, en efecto, no es susceptible
de improvisacion á pulas ó por decretazos á
la moda bíblico; fiat lute.
306 SOUTJI AMERICA

XLVII

Cuarenta, cincuenta ~ños. ¿cuántos hemos


vivido salt'ando al pais de nuestro!:; adver-
surios, y limpiándolo á troche y moche de
troidores· que porsupuesto eramos nosotros
mismos? ¿Cuánto tiempo hemos pasado
cultivando una sola clase de patriotismo y
estirpando á la par la clase de patriotismo
contrario?
Pues en una finca de Cataluii.a se pasa-
ron el doble de ese tiempo cultivando una
mismo especie de palmeras, sin alcanzarles
jamás el fruto, ni lograrles otra coso que la
sombra, hasta que en lu finca vecina otra
especie de palmel'as, consiguieron lm"antar
sus copas por encima de la barrera divisoria
y pudo enlónces el aire ambiente trasportar
el pólen de la planto macho hasta los oya-
rios de la planta hembra.
Tal así son los partidos políticos, como las
plantas unisexuales: solos. absorben la slÍ-
yia del terreno para dar sombra y palos.
nada más; ellos tambien necesitan el con-
curso de la planta del otro sexo para fecun-
dar sus ideas unisexuales, que es como de-
cir unánimes; ellos tarnhien, sin el ~onsejo
SOUTH AMERICA 307

.' ei cont.rnpeso del adversario, absorben la


energía del país y no dán mas que sombra
poro los suyos y palos para los agenos.
Tal es la leccion que se desprende de est.a
improüsada é incompleto coleccion de desa-
tinos. El partido federal que durante diez y
ocho años empleó todo los recursos del país
en salvarlo persiguiendo al partido unitario
para desenvolverse solo, fuerte, lozano y
frondoso, no ha dejado nada, nada mas que
lágrimas y sangre, y cuando al cabo de los
años un estado análogo se ha reproducido en
el país, hemos vuelto á cosechar desastres.
¿ y qué decir de esas desventuradas herma-
nas de In zona ecuatorial que ~e desenvuel-
ven en la mas deplorable esterilidad porque
los pal·tidos viven aventándose mútuamente?
Dios ha querido, sin duda, que vivamos
tonos cuando ha organizado la razon de cada
uno de tal modo que sea estéril y desastrosa
sin el concurso de la razon contraria, que
lodo fruto provengo de un maridaje, así en-
tre hombres y mujeres, cómo entre blancos
y negros, güelfos y gibelinos, wigs y torys,
que la esterilidad sea la pena del aislamiento
y que toda conjuncion de contrarios corre-
latiyos sea fructífera, aunque se ver'ifique tí
orañazos y mordiscos, como el matr'imonio
80UTlI AMERICA

de los gatos ó el consorcio de los pnrtido~


contrarios, que se vel'ifica sobre ese modelo
clásico de la fecundidad.
Injurias, amenazas, calumnias y palos,
no son al fin, mas que los relámpagos,
truenos y rayos que acompañan como con·
comitantes forzosos á la benefica lluvia que
hace crecer las mieses, ~iempre que no pa-
sen á ciclon arrasador de vidas y haciendas,
como ha sido hasta aquf la moda en Sud·
América yen Europa en los siglos posados.
Fastidioso y atroz todo esto, á mas no· po-
der, pero ¿qué hacerle si proviene de la
constitucion orgánica? Porque los políticos
militantes somos, IDal que nos pese, de la
condicion de los gatos, así en la manera de
trilmitar las pasiones, como en la circuns-
tancia de ser útiies por naturaleza y dañi-
no~ por accidente.
Ahora ¿quién tiene la culpa de aquello, el
el partido A ó el. partido B, el gato ó la
la gata? A i posleri fardua sen/enza.
No~otros no la necesitamos pues lo prác-
tico, ]0 esencial, lo verdaderamente útil
está en otra parte, que no en la sentencia.
porque ]a casa que no tiene pe]eas de gatos
sobre el tejado tiene forzosamente de par la
nature, en ]os cimientos y 103 subsue~os ma-
SOUl'H AMERfCA

dl'igueros de mineJ'os, y así en ella, como


en la casa política, tan desagradables como
sean los gritos, tu rascones y aruñazos de
las épocus de celo patriótico, son sin em-
bargo, y con tal que no pasen ó mayores, el
único medio regular de atajurles el pasmo ú
los ratones de O1nbos sexos y sistemas, dire-
mos asi, y ¡lntes ser<.l posible suprimir por
ley los dolores del parto que no los truenos
y relámpagos de una lucha electoral, y supri-
mir In lucha es condenarse políticamente á
la esterilidad legítima del celibato, con lo-
dos sus bnstnrdíns, es suprimir la compe-
tencia que es la condicion del progreso para
los indidduos, los partidos y las sociedades.
La oposidon obra en efecLo como esti-
mulante y sus ideas, hombres, principios é
iniciativas que sucumben, han hecho sur-
gir en el partidQ dominante las mejores
ideas, hombres, principios é iniciat.ivas de
entre las execrables, malas, regulare::;, bue-
nas yexcelentes que en otro ca~o hubiera
podido dar indistintamente ó con mas segu-
ridad las malas que las buenas porque son
los que cuestan ménos trobajQ.
El individuo, el partido ó la nacion, no se
Yisten, no se limpian, no desorJ'ollan su
energia, no se educan, no trabajan, no se
310 SOUTH AMERICA

arman sinó por )05 estraños y para los es-


traños. Entre casa, e) individuo anda en
cueros ó en mugre, segun el clima; el par-
tido aislado, sin competidores y sin luchas,
como el elegante de la ciudad que usa en
el campo la ropa vieja y súcia y que no se
lava ni se peina, por la economia de las
fuerzas, vulgo, pereza, falta de necesidad, se
recluta entre lo mas nulo porque el máxi-
mum de docilidad solo puede encontrarse en
el mínimum de valer; la nacion sin compe-
tidores en )a industria, el comercio y la cul-
tura, es nacían sin industria, sin comercio,
sin cultura, del propio modo que carece de
escuadra la que no tiene enemigos maríti-
mos, ni ejército territorial la que carece de
adversarios territoriales y puede decir.5e que
las luchas de la antigüedad hicieron su
grandeza y. el triunfo completo, su caída.
Este es el hecho fundamental; lo demás
es mero accesorio. El que no tiene de quien
cuidarse, se descuida al galope. El- cómo se
eche á perder es lo secundario.
Por el momento lo que nos interesa es
constatar que lo fundamental en el asunto
ha sido popularmente registrado en el viejo
refran: del enemigo el consejo.
¿Por qué asi? ¿Porqué el enemigo es Illejor?
80UTH AMERICA 3H

De ningun modo; simplemente porque está


colocado en el puntú de vista opuesto, desde
el cual se vé, aunquenose quiera ver, aquello
fIue, desde el otro lado, no se vé aunque Re
({uiera ver
y además, por uno razon sicológica: pür-
que somos cien vez mas competentes para
conocer los defectos agenos que los propiús,
sea, espresado objetivamente. la paja y la
viga, y porqué, otra te pego, somos infini-
tamente mas adecuados para el mal que pa-
ra el bien, de aquí que las críticas del ene-
migo sean tan acertadas y eficaces: de que
las hace para dañar. Pero no así como
quiera sinó en beneficio propio. Si señala el
defecto, es al objeto de exhibir su superio-
ridad, es para suprimil' y levantarse.
y la prueba mas auténtica de que los
hombres no se interesan en su perfeccion,
sinó en su encumbramiento, está precisa-
mente en que se enojan contra el que los
deprime aunque los perfeccione, y simpa-
tizan con el que los ensalza a.unque por allí
mismo los pierda al fomentarles la infatua-
cion, el orgullo y la madre de la zoncera,
vulgo, vanidad. A bien que los espíritus hue-
ros son muy racionales en este punto, pues
312 SOUTH AMERlCA

lo mismo que los globos, si nadie los sopla,


no andan.
La adu]acion y la crítica son enlónces la
piedra de toque para descubrir á los chifla-
dos.
y lo gracioso es que andamos buscando
siempre la intencion del consejo ó de la
crítica, para juzgar por ahí su utilidad, que
es decir cabalmente por donde no está, y
dado lo que acabamos de constotar, esas co-
~as nos parecen buenos ó malas, bien ó mal
int~ncionadas, segun que nos encumbren ó
que no nos encumbren.
Si para dar buenos consejos bastose lo
buena intencion ni habria necesidad de tole-
rar ó los enemigos, ni regimen mas sóbio
que la unanimidud constitucional, como la
estublece el decreto del gobernador de Salta
que queda. trascrito en el párrafo XI, ó la
unanimidad federal de los restantes docu-
mentos.
En tesis genera], como cado uno busca su
propio bien y no el del prójimo. puede de-
cirse que nos damos inconscientemente el
mal consejo como lisonja. y el bueno como
sablazo; el Yeneno, nlmibnrndo y el remedio,
envenenado; que seguimos el con~('jo malo
porque nos lo dieron par'o bien, ~'J'e~t16zu-
SOUTH AMERlt:A 31:1

mos el bueno porque nos lo dieron pora


mol. Tambien es wrJfld que, si ó este lo
síguiésemos~ no nos lo dal"ian. .
Así se esplica la aporente anomalía de los
diariqs de oposicion que vi"en pidiendo co-
sas que, de dárselos les arruinarian el perió-
dico y el partido, y la de los oficiales que se
orJ'uinan por la necesidad de alahar todos los
octos del gobierno, tí. causo precisamente de
que el ataque de los enemigos ho hecho in-
dispensable la defensa de los amigos, paro
neutr·alizar dentro de la soberanía populor
ai pueblo que critica y condeno eon el pueblo
que aplaude y absuelve. Goda uno de ellos
dice lo que debe hacer el otro, pero lo dice
paro que no lo hoga, ó porGJue sabe que no
lo hu de hacer, ó en fin, porque lo dice para
si, pues es claro que si el diario de oposicion
olabase al gobierno, el otro se quedaria sin
oficio, y vice-verso, ti ménos de cambiar de
roles. -
Ahora, de estos, el uno ó. todo le llama
blanco y el otro ú todo le llama negro, por-
que así lo ven desde el opuesto 1- unto de vis-
ta de donde lo miran.
y aquí viene ó. pelo la incomparable pam-
plina_que tuntas iros ha encendido y tantos
desastres ha causado en Sud-América: lo
314 SOUTH AM'ERICA

oposicion sisfemdtica, que demuestra acaba-


da mente )0 estupenda perversidad de los
adversarios que todo lo encuentran malo,
hasta )0 bueno y )0 mejor. Que critiquen lo
molo, y hasta 10 regular, pase, pero que sa-
t.iricen lo bueno, desacrediten )0 mejor, pre-
~enten como mulo )0 excelente y le presten
las a)as de la publicidad, eso es atroz, hor-
rible, eso subleva hasta )0 última fibra del
patriotismo oficial y vienen ganas inaguan-
tables de mo)erlos ti palos y aventar)os al
estrangero, como ha sido la costumbre
cuando los gobiernos han sido bárbaros,
continúa donde todavia )0 son.
Aún se oyen por aqui amargas lamenta-
ciones. de ese jaez. -¿Y cómo quiere usted
que le hagan oposicion? - Racionalmente,
criticándome lo malo y aplaudiéndome lo
bueno. - ¿Y que es lo qué Vd. ilama bue-
no? - Esto, aquéllo y lo demás. - Pues.
eso precisamente es lo que les parece peor.
-Usted olvida la relatividad de todas las
clasificaciones humanas; 10 bueno y lo malo
no tienen existencia absoluta; l.) que no es
bueno ni malo para alguien, no es ni bueno
ni malo; lo que es bueno para unos y.malo
para otros, es bueno y es malo, todo ti la
vez, y su pretension de que le encuentren
SOUTH AMERICA 315

bueno lo que le encuentren malo, como In


pretension de ellos de que Vd. les encuen-
tre bueno lo que Vd. les encuentra malo, es
un mismo macanazo, pero colosal y llevar
al terreno de los hechos su indignacion y lo
de ellos, sobre ese particular, seria una mis-
ma y estupenda necedad, segun lo tiene
sobradamente acreditado lo historio de este
continente.
Oposicion ó gobierno intermitente y la
carabina de Ambrosio, que unas veces no
dá fuego y otras tampoco SOl!. la misma co-
sa. Los partidos tambien tienen que ser ó
no ser demoledores ó conservadores por sis-
tema. Quejarse los gubernistas de que la
oposicion critique lo bueno y los opositores
quejarse tambien de que los gubernistas
aplaudan lo malo, pero, santo Dios ¿habria
partido de gobierno si la oposicion solo cri-
ticara lo malo, habria partido de oposicion
si los gubernistas solo aplaudieron lo bueno?
y claro está que tomamos aqui ambostérmi-
nos ambigüos respectivamente en la acep-
cion de la parte quejosa. Es absurdo pues,
enojarse y pretender suprimir lo que es co-
mo es, por la naturaleza de las cosas. Lo
esencial es que los partidos políticos son co-
mo los palmeras, de la referencia, que no
316 SOUTH A:I4ERICA

dan frut.o si no se cullivan co'ntemporánea-


mente las dos especias correlativas: la planta
hembra y la planta macho, el patriotismo
posi~ivo' y el negativo, el que edifica y el que
destruye, á semejanza del organismo huma-
no, que tiene funciones y ór~anos de asi-:-
milacion y funciones y órganos de elimina-
cion, en ejercicio simultáneo, y así como
sin estas últimas el organismo individual
se tornaria en monton de inmundicias, asi
los organismos sociales que vegetan sin lu-
chas y desgastes concomitantes en Asia y
Africa se ven carcomidos por todos los 'vi-
cios, y estacionados por la pereza y la apa-
tía que retienen lo que debe ser eliminado
y renovado en el punto y momento en que
envejece, y osi tambien, las sociedades sud-
americanas. que usan un sistema misto de
estacionamiento yeliminacion excesivos y al-
ternados, que se pudren en masa en el ór-
den sin contrapeso y sin estimulante y se
amputan al corte en la anarquía furioso y
desenfr'enada, ocupan un lugar intermedio
entre el Asia y lo. América del NOI'le, entre
el quietismo y la movilidad orgánica febri-
cien te.
En ]0 roza amarilla los hombres nacen
viejos por lo apatía y la conformidad here
SOUTIl AMERICA 3L7

ditarias; en Norte América nacen casi con-


formes con la situaoion político y entera-
mente descontentos de la situacion perso-
nal; en lq Amél'ica lalina nncen 01 reves,
mas descontentos de la situncion política que
de la personal, y al mi.smo tiempo con unn
apalia sui gene}'is que se traduce en el de-
seo de hacer las ('03as una sola t'e.; para
siemp"c,

XLVIII

«El mal que aqueja á la República Argen-


tina es la estensionJ decia Sarmiento en 1843.
Respondiendo á eso necesidad dijo Alberdi
«gobernar es poblar». Pero aun siendo es-
casa lo pobladon toda via era diezmada· por
la ferocidad de las pasiones políticas que go-
bernaban con el ostracismo y el degüello, y
ni la inmigracion era posible si no se aman-
saba préviamente á la poblacion nativa. En
consecuencia, el mismo Sarmiento, moestro
de escuela· de profesion y víctima ilustre de
los Quirogas, Benavidez y Aldaos de su
tiempo, dijo á su vez: gobernar es educar,
Estas dos móximas polttico..s que tueron
incorporadas á la constitucion del 53, ha-
318 SOUTH AMER1CA

ciendo á los estrangeros una situacion excep-


cionalmente favorable y elevando la instl"UC-
cion pública á la categoria de primordial de-
ber del· estado, han dirigido nuestros pasos
hast~ la hora presente.
Todas .las presidencias constitucionales
(¡ue van corridas se han contra ido con sin-
gular tesan á fomentar la instruccion públi-
ca, la inmigracion y el desarrollo de las vías
de comunicacion, hasta con manifiesto sa-
crificio de los demás intereses del país,
llegando en esa vio la presidencia Juarez
hasta lo notoria locura de mandar rematar
en Europa nuestros territorios nacionales
para seguir comprando inmigrantes y cons-
truyendo ferro-carriles en el desierto. Y
como los demás desatinos eran un mero
accesorio de estos excesos capitales, pudo
muy bien decirse entónces: el mal que
aqueja á la República Argentina, es el pro-
greso galopante.
6No seria tiempo ya de pararnos tí me-
ditar si no hemos ido demasiado léjos por
esos rumbos, ahora que hemos poblado con
tonta demasía y apresuramiento que cen-
tenares de miles de inmigrantes han re-
gresado ti su país por estor de sobro en el
nuestro, ahora que por haber suprimido lus
SOUTH AMERJCA 31-9

distancias ma~ de lo necesario, mas de lo


conveniente y mas de lo racional, estamos
pagando en pura pérdida gruesas garantías
á ferro carriles que nada tienen que hacer por
el momento, y qúe ni remotamente se sobe
siquiera si algun dio tendrán de que ocu-
parse?
En 1843 el país estaba desierto. Mendoza
distaba sesenta diasde Buenos Aires YJujuy
noventa. La poblacion en general avecindaba
intelectualmente con el salvajismo. Todo
clase de inmundicias morales se anidaban en
el espíritu argentino; las ideos poHticas eran
brutales, lo razon ero semi-salvaje y lo opo-
sicion y la critico llevaban anexo el peligro
de vidas y haciendas. Ahora Mendoza dista
treinta hcras de Buenos Aires y Jujuy cin-
cuenta. La instruccion pública ha hecho la
higiene del espíritu estirpando los errores,
basura y excremento del alma, con el libro
y el periódico, á punto de que la barbarie po-
Btica está casi tan aminorada como la barba-
rie del desierto y la barbarie de la distancia;
la oposicion no solo es, en general, tolerado,
sinó además, decente y• bien vista, vw la críti-
lica es oficio lucrativo. Por estos respectos
estamos yo dentro de los condiciones esen-·
ciales del progreso.
320 SOUTH AMER"ICA

Pero, vino la fiebre amarilla en 1870, v


mató 20.000 personas; vino des pues el cóf\r~
é hizo estragos espantosos, miéntras la vi-
l'uela, la difteria y todo el escalafon de las
enrermedades infeciosas se" llevabilfi anual-
mente casi tantas victimas como las pasa-
das guerras civiles. ¿No era este un nue"vo
género de barbarie?
Buenos Atres civilizó, por decirlo asi, su
planta, cegando pantan0s, pavimentando y
construyendo desagües, cloacas yaguas
corrientes y entónces la fiebre amarilla se
negó ú desembarcar de los buques en que
llegaba al puerto, y el cólera apenas pudoen
1886 limpiar algunas docenas" de" súc:os y
descuidados, de paso para las ciudades del
interior donde hizo estragos, matando en
Mendoza siete mil personas, y todavia mas
en Tucuman, estr!lgos que vinieron á de-
mostrar que las ciudades del interior que
eran emporios de salud física en aquellas
tremendas y raleadas épocas en que la salud
moral andaba como el diablo, en perpétua
epidemia de brutalidades, esas pues se ha-
bían tornado tan insalubres que las "enferme-
dades infecciosas devoraban en" o"lgunas,
bueno porte del crecimiento vegetativo, y en
,
SOUTH AMERICA 321

otros se lo lle'"oban integro cuando, no oCI'e-


cid6 con ]0 misma inmigrocion esterior,
De aqui para en adelante, por el impulso
recibidu y por la propia atraccion de las in-
dustrias, por la cuasi clau:mra de la América
del Norte, por la relativa inhabitabilidad de
la América tropical, el excedente de la pobla-
cion europea seguirú afluyendo espontánea-
mente á nuestro país; los ferro carriles se-
guirán desenvolviéndose, y ligados cómo es-
tán por ellos al litoral todos las capitales de
provincia, su poblacion iro. aumentando por
vegetacion y acrecimiento exterior con toda
seguridad, y si no se ponen en las condicio:
nes requeridas por todo amontonamiento
de poblacion se seguirá formando en ellas por
la ocumulacion de los detritus orgánicos un
medio cada vez mas favorable al desar"rollo
de las infecciones, hasta que, como sucede
en los ciudades del Africa y del Asia, y de
muchas de América, la mortalidad neutralice
normalmente los nacimientos.
A esta altura, y cuando por insalubridad
de nuestras ciudades mediterráneas las en-
fermedades infecciosas maten en pura de-
masía 50.000 compatriotas al año, ya seria
absurdo gustar millones en introducir y
atraer 50.000 estraños, ó por lo ménos seria
322 SOUTH AMERICA

mas ra()ional y caritativo gastar esos mis-


mos millones en salvar á nue3tros herma-
nos, á nuestros hijos y ó nuestros padres, de
ese otro género de barbarie que viene en
ancas del progreso de la poblacion y de su
estacionamiento en un mismo lugar, cuando
los resíduos putrescibles se van acumulan-
do indefinidomente bajo sus plantas.
Tenemos los distancias supl"imidas por los
ferrú carriles, la higiene del espíritu asegu-
rada por la instruccion publica, la higiene
de los partidos nsegur'ada por la libre com-
petencia, todo ello en los limites de lo po~i­
ble, se entiende, y como buenos hijos de una
raza hidalga. hemos dejado para el último
)0 primero: las instituciones sal vado ras de la
vida del organismo material.
En 1853 la higiene no babia alcan¡ado los
progresos actuales, ni mucho ménos, y por
ende la constitucion no dice nada en parti-
cular con respect.o ó obras de salubridad.
A pesar de ello será con yeniente poner en
circulacion este otro afol'ismo, que cada vez
ha de ir siendo mas urgente: gobernar es
~aneor.

y puesto que hemos viyido yeinte ó treinta


años matúndonos en la deplorable creencia
de que gobernar al país ero sah'llrlo de nues-
SOUTH AMERICA 323

tros adversarios particulares, salvérnoslo de


las epidemias que son enemigos comunes.

XLIX

y así como al terminar la lectura del in-


fierno de Dante queda en el espíritu un sen·
timiento repulsiro contra la perversidad
humana, asi tambien, al salir del fárrago
de manifiestos, discursos y proclamas que
constituyen la documentacion de nuestra
histol'ia interna, queda en el alma un sedi-
mento de horror contra la razon, esta eterno
enemiga de la paz, de lo tranquilidad y de
la cordura, madl'e de todos los pleitos, ori-
gen de todas las disidencias y tea de disCOl'-
dia que enciende la guerra doméstica en el
hogar, lo guerra intestina en las sociedades
y la guel'ra nocional entre los países ami-
gos ántes de que nacier'a la razon que los dis-
tanció.
Porque es necesario tener cordura y juicio
para toleror:'3e, para aguantarse, y es nece-
sario ter:er razan: para odiarse, pal'o perse-
guirse, para matarse. . Desgraciados los in-
dividuos que tengan razon, y la usen, porque
tendrón disgustos; desgraciado·el militar que
324 SOUTH AMERICA.

tenga r~on porque se insubordinará ó se


'sublevará fatalmente; desgraciados los par-
t.idos que tengan razon, porque harán revo-
lucion si están abajo, y persecucion si están
8rriba; desgraciadas las n8ciones que tengan
razon, porque tendrán guerras nacionales!
Al lado de los más rudos caudillos se en-
cuentra siempre el secr'etario leguleyo, ado-
bador de manifiestos, y la camarilla sábia
que amontona y siembra argumentos, para
hacer brotar la razon de un escándalo. To-
dos nuestl'OS políticos se guian por la reli-
gion del deber: haz lo que debas, proteste
quien proteste, tal es su máxima. Solo se
cuidan de tener rnzon en su conciencia y 18s
consecuencias les importan un pito; así, des-
pues de todos los desnstres esteriores ú ellos
les qued8 siempre tranquilo el fuero interno ...
Si alguien dud8 siyuiera, lo aplastan con un
manifiesto de 14.000 razones, par8 demos-
trar que hicieron bien hecho lo que salió
mnl, ú fin de que sepan los presentes y fu-
t.uros que sus desgracias han sido perpe~
tradas en buena ley, que es decir, con toda
1'8Zon.
A nosotros, verbigruci8, nos ha curado
de razones uno de esos gobernantes pleitistas,
prototipo de lA especie, que en dos uños de-
SOUTH AMtRICA 325

rrochó en pamplinas 800.000 pesos que eran


para escuelas y obras de salubridad, que.
ayudó eficazmente á tumbar dos bancos, y
quebrar un estado, y que editó innumerables
manifiestos, amen de costearse un diario
para \'omitar argumentos contra sus ad,"er-
sarios, pues á proporcion que son grandes
los zambardos así tienen que ser de largos
los manifiestos justificativos, y de abultadas
las razones que los opadrinen.
Demos de barato que tengan razono ¿Qué
se adelanta con ello? Demm:, de barato que
tengan In conciencia tranquila. ¿Qué ganan
con eso los pueblos? Ni lo razon hace por
si sola la dicha de nadie, ni los gobernados
duermen con la conciencia del gobernante.
Es la paz, es la cordura, es la toleran.cia, co~
sos todas que la razon . beligerante escluye,
lo que hace la felicidad del hogar, la tranqui-
lidad de los partidos y la prosperidad de las
naciones. uTodos los lugares de la tierra
son hospitalarios para el hombre prudente».
(Shakespeare).
Nada se adelanta con que los hombres
tengan razon para hacerse mal; lo esencial
es que no se lo hagan, ni con, ni sin razono
Un pais arruinado con toda la razon del mun·
do, no está pOlo eso ménos perjudicado.
326 SOUTH AME RICA

«Los espíritus débiles, dice Macaulay,


tienen siempre á la mano una série de sofis-
mas para colmar los escrúpulos que sienten
y á cuya fuerza no quieren ceder».
«Algurio~ emplean toda surazon en evitar
el mal que temen y destruyen así el bien pre-
sente de que podrian goza l'» • Casanova.
aLa razon nos socorre en las grandes
desventuras, pero es impotente contra los
pequeños disgustos que destruyen al menu-
deo nuestra felicidad y nuestra salud».
((Tal es la flaqueza del entendimiento hu-
mano que las buenas CRusas se ganan casi
siempre con lIwlas razones». E. Renan,
aCómo hay tantos entendim-ientos al re-
vés no conviene desperdiciar ninguna razon;
tal vez la peor convenza».
«No hay error viejo, por lamentable que
sea, que no estemos dispuestos á im"ocarlo
como ra::on ~uevo». Macaulay.
«No debemos ha\~er lo que quiere el ene
migo, por la sola J'a::on de que él lo desea».
Napoleon 1.
«Solo puede dar la l'a::on el que la tiene».
En consecuencia solo puede ser rozonobJe
el que dé lo razon; el que la pelee será el que
quiere adquirírla; por ende hombre irrazona-
ble ó digamos, homb¡'e calamidad. Y es
SOUTH AMERICA 327

claro que cuando dos personus opuestas ti e.,


nen razon á la yez, si ninguno la cede, es
imposible que se entiendan.
Muy ¡) menudo, t.ener razon es tener uno
esperanzo defraudada, una ambicion contra-
riada, un vicio obstl'uido, una herida en el
orgullo ó una ofensa en la vanidad, y como
Jo mayor parte de las razones no valen la
pena de ser peleadas, y son <Í la"ez tan di-
fíciles y escasos la eordura yel buen sentido
indispensables para guardar las malas ra-
z:.nes en saco roto, la inmensa mayoría Jas
pelea á todas. á las buenas y á las malas, re-
sultando en el heeho que las tres cuartas
partes de las locuras se han consumado á
causa de tener rawn, y que por ende, la
razon es la madre legítima de la locura.
Esos hombres, en efecto, que tienen razo-
nes para t.odo, que creen que una razon pue-
oe justificar un abuso, neutralizar un desas-
tre ó consolar una desgracia, tienbn la om-
nipotencia del mal, puesto que tienen la
omnipotencia de la escusa. Ellos pueden
hacer lodo el daño que les convenga, sin el
menor reparo, puesto que tienen la razon para
jabonarse la coneiencia, y la conciencia para
fabricarse la razono
De aquí sin duda que' los que ejercen la in-
328 SOUTII AMERICA

dustria de la razon, yulgo, abogados, sean ri


menudo políticos mús deplorabies que 103
generales de caballería, pues si es malo sen-
tarse sob.re las bayonetas, aun es peor sen-
tarse sobre los argumentos abstractos, sobre
el yacio, pues como en el foro hay libros, au-
tures y razones para defender y para atacar á
las dos partes siempre, cuando la práctica y
el estudio nos habilitan para demostrar que
todo es bueno ó que todo es malo, indistinta-
mente y segun el lado que nos toque, ~'a so-
mos incapaces para conocer lo bueno y lo
malo. El que tiene razon siempre, lo mismo
cuando acierta que cuando yerra, el que
tiene uso de l'azon para cuando no tiene razon,
está justoen situacíon análoga á la del que
no tiene u~o de rozon, ni aun cuando tiene
razono Véase, pues, como el análisis com-
1\rueba lo que ya tiene tan demostr'ado la
práctica. ó saber: que ciertos a bogo dos }'
procuradores son seres irracionales por ex-
-.0
cesi uso de la fuzon.
La raza latina tiene la depl(,rable especia-
lidad de estos políticos pleitistas, I'azonado-
res en el vado del fuero interno, fabdcantes
empedernidos de manifiestos, pr'ogr.amas y
teorias, estadistas yerhales que se desen\"uel-
ven en la pura fantasia, ablados de lo reali-
SOUTH AMERICA 329

dad de ]as cosas por una impenetrable atmós-


.
fera de ca u sa's y. efectos de concieneio, y. cuyo
más alto representante fué el ahogado Robes-
pierre que instouró en 1793 el culto de la Ra-
zon, entre los escalofríos de] Terror,
Porque la rozan es un motivo interno que
puede acom.odarse ó la oportunidad esterior
ó ser totalmente independiente de ella. El
observador esclavo de los hechos, que pres-
cinde de su rozon para buscar la razon de
ellos, puede ó veces, encontrarla. El razo-
nador que constituye ó su propia rozon in-
terna en señora del mundo esterior tiene for-
zosamente que considerar á los hechos como
esclavos sumisos de la divinidod superior que
reside en su persona y tratarlos como á tales,
castigando sus estro\"ios, los de los hechos,
como atentados á la 1-0Zon, con el rigor
absolutista del jacobino, del comunista, del
~ocialista, del anarquista. .
Se ha exoltndo en nombre de la rozon las
excelencias de la razon; ~e ha vituperado en
nombre de la rflzon los sinrazones de la re-
ligion y nos hemos olvidado, nosotros ó lo
rnénos, nosotros que tanto lo neCEsitamos
como p\leblo jÓ"én y raciollalistn, nos hemos
olvidado de sacarle los cueros al sol á la ru-
SOUTIl AMÉRICA

zon, que tan súcios los tiene por estos barrios


de Sud América.
«Se empieza á comet.er locurlls cuando se
.1Iega á la edad de la razon» d'Houdetot.
cA '"eces se es injusto por el modo como
se tiene razon». Y hasta cruel, hasta maha-
dQ, hasta criminal. Hay maneras bárbaras de
tener razon, como hay maneras cultas. Hay
maneras jacobinas, como hay maneras comu-
nistas y anarquistas.
Cuando se liene razon ti palos se desauto-
l'iza la razon propia, sin perderla, y se crea
la razon del adversario. Y desde que las se-
gundas injurias sean tan dolorosas y tan irri-
tantes como las primeras, es inútil averi-
guar quien pegó primero: cuando se han
pegado los dos, ya tienen razon los dos. Y
hombres sueltos ú partidos orgánicos, en
siendo torpes ambos, usaran respectivamente
su rozon' con tan t.a torpeza y demasía que
la tramitacion de la razon propia hará na-
cer fatalmente la razon agena, pOI' aquello
que los jurisconsultos romanos caracteriza-
ron tan exactamente en el viejo aforismo:
sum.m:l.tm jus, sumrna inj'ttl'ia.
Esta mtíxima es la condenacion del radi-
calismo racional, pues el remedio completo
que es lo -}lujo}', en el espíritu, lleva apare-
\
SOUTH AMERICA 331

jado en la realidad p-xterior un enemigo in·


vencible que toma su razon de ser del he-
cho mismo que satisfizo á la razon primitiva.
Es decir, por ejemplo, que los federales sa-
caron la suya del asesinato de Dorrego, é hi-
cieron la de sus adyersarios con las persecu-
ciones y matanzas posteriores.
De los mismos medios empleados por el
uno para satisfacer su razon nace la razon
del otro, y es lo que se vé al menudeo todos
los dias. Los carreros, verbigracia, en los
incidentes callejeros cuotidianos, reclaman
su razon con medios tan injuriosos que su-
blevan sobre la marcha todo el arsenal de
brutalidades del otro carrero, y á las segun-
das de cambio e1 litigio queda trabado en
términos tan estrechos y tan estrailos á su
origen, que los facones suelen relumbrar en
seguida para defender á las inocentes ~; res-
pectivas madres, á propósito de dos ruedas
que chocaron por un error de cólculo.
«He obser\"ado, dice el general Yincennes,
que en los incidentes que tienen lugar entre
los carreros y las mulas, casi siempre tie-
nen razon las mulas». Por suerte, .las mulas
no tienen uso de razon,· y en consecuencia,
aunque tengan razon, .aguantan con mas ó
ménos paciencia, los medios de que se valen
332 SOUTH AMERICA

los carreros para tener razon contra ellos,


quand rnéme. ¡Pero cuantos po1ílicos, sonto
Dios, han tenido razon al estilo de los carre-
ros, y cuan feliz hubiera sido este continente,
y cuántas barbaridas ahorradas, si ellos tom-
bien hubiesen tenido la razon sin razones, la
razon sin uso, la razon sin beligerancia, la
razon de las mulas!
Yasi como hay cerveza sencilla y cerveza
doble, siendo la razon un nrtículo de pr·ime-
ra necesidad y mas importante aún que la
cerveza, debia lambien dividirsele subjetiva-o
mente en dos clases: razon sencilla y razon
doble, respondiendo ó la distincion objetha
de) pró y del contru, á la ley fisica de la ae-
cion y reaccion, y á lu realidad de las cosa~,
puesto que el viaje de la vida lo hacen los
unus con razon de id~ solumente, los otros
con razon.. de ida y vuelta, y los demús que
en este caso son los ménos, con razon de
vuelta solamente.
Con arreglo:í la teoría de Rohmer tendre-
mos que, políticamente, la juventud y la igno-
rancia que ven en las cosas un lado solo, el
pró ó el contra, tienen el uso de la razon de ida
nada mós, y constituyen In demolicion es-
trema: comunistas, socialistas, anarquistas,
radicales; los que se encuentran e~ el se-
SOUTH AMERICA 333

gundo tercio de In vido, y logran ver si-


mult¡íneamente el pró yel contra tienen ra-
zon de ida y vuelta, son demoledores y con-
servadores ú la vez, ó sea liberales; los que
se encuentran en el último tercio y que no
ven más que el pró ó el contra, pero en sen-
tido inverso ú los primeros. tienen la razan
solo de vuelta y se llaman conservadores,
absolutistas, etc.
Por supuesto, los partidos escluyentes,
que es decir, casi todos 'los de la América del
Sud, tienen razon sencilla solamente. Nues-
tros mazhorqueros, verbigracia, solo tenian
In razon de ida. Absorbidos en el pró, sal-
varon al país ahogando en sangre la reac-
cion, ó mas bien absorbidos en el contra,
puesto que representaron la reaccíon de ida
sola con tra el unitarismo de ida sola tam,bien,
de RivadnYÍa y Agüero. Pero como el pró
y el contra se engendran reciprocamente, la
razon sencilla ejercida en cualquiera de am-
bos sentidos provoca en igual ó mayor pro-
porcion la razon sencilla por el otro sentido,
y valga el precitado ejemplo de los carreros,
y por si no alcanza vaya tambien el caso de
los periodistas de pelea en provincia, quese
instalan uno en el pró y otro en el contra, y se
apalean patrióticamente con razon sencilla.
334 SOUTH AMÉRICA

Ciertamente, alguna diferencia hay entre


la razon que usan un acopiador y un filántro-
po, una hermano de caridad y un estofador.
Las dos son razones sencilh.1S puesto que van
en una sola direccion siempre y cualesquiera
sean los contratiempos que les sobrevengan,
pero, ¡en ~uán opuestas direcciones la una á
la otra!
Un individuo, de losde razon sencilla, pro-
duce un acto que causa daño á otro, en el
cual se despierta incontinenti la razon del
contra, pero este puede además, inquirir si
el primero tuvo razon, necesidad ó motivo
para hacer lo que hizo, encontrar que la
tuvo, y neutralizar' en su espíritu la razon
defensiva con la razon ofensiva, ó bien, si es
tambien de los primeros, recibida la razon en
la lesion, diremos así, la usará contra el
ofensor, porque el uso de la razon sencilla
implica el procedimiento caballar: recibido
el pinchazo se suelta la patada.
Por eso dice el proverbio árabe: «si un
perro te ladra, ¿tú tambien te pondrás á
ladrar?
Bien es cierto que cuando dos hombres se
ladran lo~ dos tienen razon, puesto que ca-
da uno ladra á los defectos del otro, unicos
defectos que toma en cuenta. Sin duda, to-
SOUTII AMÉRICA 335

mando en cuenta á la vez los defectos propios


no se ladrarían, pero para esto necesitan el
uso de razon por partida doble. Yaun pueden
ladrar á defectos su puestos, porque la razon,
como la honradez, como la castidad, etc., elc.,
puede usada el que no la tiene.

En Sud América la independencia des~


truyó la lradicion sobre la cual descansaba el
régimen colonial y en consecuencia el nueyo
régimen. de los pueblos libres solo podio
fundarse sobre la razon pura. La fuerza,
el derecho divino, el despotismo, los mono~
polios y los privilegios habian sido proscri ~
tos y la igualdad había sido proclamada
desde el primer instonte. No la igualdad re~
lativa que consiste «e!l tratar desigualmente
ó los desiguales», sino la igualdad absoluta
que impone y concede á todos iguales debe~
res é iguales derechos, cualesquiera sean sus
aptitudes, sus fuerzas, sus imperfecciones,
sus merecimientos.
De ahí pues que los males de la Américo
lotina han sido los estrovios de la razon, y
sus enfermedades políticos son todavía las
336 SOUTH AMERICA

enfer'medades de lo rozan. Las formas de


gobierno qué adoptaron -no fueron elegidas
por los consejos de la experiencia sino por
«los dictados de la rozan.» Su única expe-
riencia poBlica era la experiencia del despo-
t.ismo; pues, experien~ia proscrito. Entraron
de improviso en la democracia sin prácticas
democráticas. Se hicieron maestros sin ha-
ber sido discípulos, estadistas sin haber sido
alcaldes, legisladores sin haber aprendido
leyes, generales sin haber sido soldado:-.
«La libertad tiene p')r punto de partida la
servidumbre, dice Ihering. Los individuos
como los pueblos deben comenzar aplicando
rigurosa y servilmente la regla: únicamente
consigue dominar la regla quien ha sido su
esclavo,» El por qué de toda enseñanza
supera el entendimiento del discípulo. Si
este hubiera de "prender únicamente lo que
fuese buerio en su concepto, jamás slIbria
otra coso que perder alegremente el tiempo.
La utilidad de todo aprendizaje procede de
la experiencia y la experiencia no se puede
suplir con la razono ,
El que por los dictados de la razon haria el
m,it-u'mun de esfuer'zo pm'a conseguil' el Tnáxi-
mun de satt:. . facciones hace indeliberadamen-
te 01 influjo del hábito el mó.ximun ele tra-
SOUTH AMERICA 337

bajo para cobrar .el mismo sueldo que


cobran los que nada hacen, y los que care-
cen del hábito rutinario del trabajo, aunque
tengan uso de ruzon, no tl'abajan,' Y asi
como la razon desprecia ó la rut.ina desde
su alto trono, asi los haraganes tienen por
imbéciles· á los que se desvelan trabajando
automáticamente, en vez de vivir racional-
mente á espensas de los demás, porque en
efecto si la rutina es el alma del trabajo, la
razon es el alma de la controvel'sia; si la
·una es el instrumento de hacer, la otra es
el instrumento de no hacer, el órgano del
descontento, el aparato de rezongar.
Sin duda que seria mas razonable llegar
á general sin pasar por las fatigas del solda-
do, ó ó gobernador sin haber aprendido á
gobernar, pero la experiencia enseña que no
puede saber mandar el que no ha aprendido
á obedecer ni puede llegar á maestro el que
no ha principiado por ser discípulo, como lo
están acreditando con su incurable descrédi-
to estas democracias de menores emancipa-
dos, de e~tadistas sietemesinos, de generales
de puebladas y de presidentes de motín que
asallan el poder para hacer gobiernos de
fanlasio.
Pero tampoco basta principiar, pues si
338 SOUTH AMERICA

osi fuese no se verio tanto mocito malogrado


por ejercer de persona en edad e~colar, asu-
miendo prematuramente el uso de razon
para hacer de galante en los salones, de
tenorio en las calles, de patriota en los clubs,
renunciando ú un oficio pal'a salvar la pa-
tria, desertando su propio perfeccionamien-
to para cosechar aplausos precoces en la
carrera genuinamente sud americana de
enmendar á los otros y quedándose igno-
rante, inexperto y pretencioso para dar tela
á los regeneradores sietemesinos que ven-
gan det.rás.
Es ciertamente irresistible la tentacion de
curarse la ignorancia y la inexperiencia COI!
la razon pura, saltando de pinche á catedrá,
tico. mediante una sublevacion. En nuestro
colegio hubo en siete años doce revoluciones,
así les llamábamos, y estábamos orgullosos
de esta tr'udicion revolucionaria en que los
estudiantes de historia griega se habian
levantado por cuenta de Harmodio y Aristogi-
ton y ~os de cursos superiores bajo lu ins-
piracion de Mirabeau, Danton y Vergniaud.
¿No habian sido además revolucionarios San
Martín, Belgrano y Moreno?
Por otra parte, ¿puede haber nada mas
razonable, ante la razon puru se eptiende,
SOUTH AMERICA 339

que unosublevoeion del discípulo amante


de la libertad contra el maestro que le re-
presenta el despotismo, que le enseña los
cosas que noquíere aprender y del modo
que no quiere que se las enseilen, es decir
á la fuerza? Claro está pues, que la ra:.on
nos sublevaba contra el maestro que nos
resultaba mas molo que los otros y en se-
guido lo echábomos ri palos, con lo que cre-
cia grandemente el prestigio yel orgullo de
los «libertadores» que habíamos hecho ca-
'bezn y t.eniamos por ende un punto de po-
recido con \Yashington, San MArtín y Bolí-
var, Despues, Jos oJumnos de los cursos
superiores que tenían mas u~o de razon ibnn
mAS lejos, y entendiendo saber demasiado
pretendian Jo emancipacion del extranjero
para que la educacion de los hijos del pais
estuyiera confiada á los hijos del país. En
su razon había pam nosotros mas bonor en
que nos enseñaran nuestros compatriotas, y
para ellos habia ademós del honor, el sueldo.
Pero tantas yeces ya el cántaro al agua
que al cabo de tanto enmendar maestros sa-
liamos espulsados por «incorr·egibles.» Y á
pesar de eso, y disculpen Vds. la inmodestia
éramos los mas aventajados, los mas inde-
pendientes, los mas razonables, los mas 01-
340 SOUTH AMEIUCA

tivos, etc. Los que qu~daban eran los menos


adelantados, los serviles, los humildes, los
sin iniciativa, los no reformadores. Mediante
ellos el 'colegio seguía adelante, pues con su
mansedumbre lo salvaban de la disolucion,
exactamente como en IR naturaleza donde
ei buey ara la tierra y el toro rompe los
cercos.
Pero lo curioso es que al abandonar las
aulas nos hemos encontrado en el mundo
político con una reedicion de la vida de cole-
gio, agravada todavía por estar los ex-col e-
ginles ·haciendo de maestros. La instabilidad
congénita del sistema de gobierno se encuen-
tra .doblemente agravada por el espíritu de
rebeJion razonadora de los subordinados y
por la furiosa iniciativa reformista de los
directores, resultando por partida doble tam-
bien que ·los mejores son los peores.
Eg la razon, en efecto, la razon pura, lo
que nos dirije hácia todos los mejoramientos
que luego resultan empeoraduras. Nuestras
instituciones, nuestros leyes todas, nuestros
sistemas rentísticos y bancarios no le deben
cosi nada á la experiencia: son los hijos di-
rectos de la razono Sin dudo somos el polo
opuesto de la China, el pueblu esclavo de lu
experiencia que ha condensado sus, 18,000
SOUTH AMERICA 341

años de exi~tencia en esta máxima de pru-


dencia guhernativa: «el que sucede á otro
debe ser modesto y no reparar demasiado
pronto sus errores, de miedo de hacer
peor.,
Pero en esta vorágine de gobiernos de
Sud América el que no se apura á regeneror
al galol)e, pierde toda oportunidad de ocredi-
tarse, porque los hombres se uson y se gastan
tan rápidame~te que por efímeros que sean
los períodos gubernativos ninguno queda con
integridad suficiente para volver ó pasar por
el mismo cargo público y toda experiencia
en cabeza propia queda perdida. Ningun
maestro puede volver á ejercer con discípu-
los tan razonadores que á las primera's de
cambio se enteran con exceso de todos sus
defectos, v lo disecan en vida, analizando
todos sus actos con el escalpelo de la razon
pura.
Ahora, pues, si suprimimos la inercio, si
quitamos ese automatismo que da estabilidad
á todas las cosas, ese quicio en cuya vi~tud
una sociedad marcha inconscientemente, en-
carrilándose sobre sus pasos precedentes sin
razonarlos, como la abeja que fabrica su pa-
nal sin saber corno ni porqué, si se suprime
eso, pues, no podemos dar un paso sin que
342
.
SOUTH AMERICA

nos lo embarazen el pró y el contra, no po-


demos hacer ningun movimiento que no esté
sujeto al análisis y á las mil contingencias
de los _pareceres encontrados segun los di-
ferentes puntos de vista, y en lugar de -la ti·
jezo, la seguridad y la comodidad de la rutina,
tenemos el espacio sin límites de la fantosia,
en vez de la huella la inmensidad del campo,
en vez de la accion la discusion, en lugar de
un camino trillodo y conocido, mil caminos
inesplorados donde nos espera lo imprevisto
con todos su~ sorpresos y contratiempos.
Eso fué nuestro situacion ú raiz de la inde-
pendencia y ha sido tan malograda la ilustra-
cion que debieron darnos los fracozos, que
hosto hoysuLsiste un in vencible horror á toda
rutina y un amor loco á todos los novedades,
propio solo de la cúndida juventud que pre-
tende suplir la esperiencia con la fazon pura,
en cuyo mérito condena lo malo solo porque
es malo y proyecta lo mejor solo porque es me-
jor en el espíritu, de donde resulta forzosa-
mente un procesodeeliminacion perpétua que
no deja co::!a con cosa, una furio de mejora-
mientos cada uno de los cuoles resulta ¡guol
ó peor que los pr'eceJentes, pues lo primero
que hace un político sud americano es fabri-
COI' en pura fanlasia un progI'omo im!losible
S"UTH AMERICA 343

para enmendar la plana de sus predecesores,


y lo segundo. deslmrl'ar igual· ó peor que
ellos. v ASÍ sucesivamente.
D~s;ábamos estudiar las barbaridades de
~os políticos sud americanos, aSÍ, de lijero,
por puro pasatiempo y sin personalizarnos
especialmentecon ninguno yes con ese pro-
pósito que hemos estudiado la ruzon y sus
efectos políticos, del mismo modo que se es-
tudio, por. ejemplo, el alcohol y sus efectos
fisiológicos sin personalizuI'se con ningun
borracho en particular.
Que hayo patriotas y sábios . y doctores é
ilustres, que desatinen razonando eso no
tiene nada de particular. Tambien los pa-
ll'iotas, los sábios, los doctores y los ilustres
abusan del eau de vie y matan, y cuando ]a
razon se les vá á la cabeza no los enloquece
ménos sinó mucho más qué el aguardiente.
En nuestro concepto y apelamos al testimo-
nio del ilustre Marat, el borracho que re-
suelve hacer lo que se le antoje, solo porque
ha abusado de h bebida, es ménos peligroso
(Jue el que por abuso de razon resuelve hacer
lo mejor nada más que porque es mejor.
Velay, cuando los próhombres de la Union
Civica discutian el ,Acuerdo» de ahora tres
años, sobre la base de que ero mejor una re-
344 SOU'tH AMERICA

generacion completa é irimediata que no una


compostura á meditls, sobre que la indepen-
cia nacionul habia resulta,p.o de la revolución
de Mayo, sobre que San Martin, Belgrano~
Moreno y todos nuestros grandes hombres
habian sidorevolucionafios, sobre esto, pues.
la mayoría resolvió de~lararse revoluciona·
ria para curar radicalmente al país de los
males que le hobian causado otros locos ra-
zonadores con el progreso ó empujones.
Se siguieron quince revoluciones de Abril,
Moyo, Julio, Setiembre, etc. más ó menos fra-
casadas y otros tantos millones radicalmente
perdidos.
Son muchos por supuesto las causas ó cir-
eunstoncias que mantienen fuera de quicio
á la mayor parte de la América latina y á
media enquiciadura á la porte restante, pero
esta es una de ellas: la borrachera de la ra-
zon pura que, á juzgar por los abusos que
empieza á producir en los anarquistas del
viejo mundo, "tÍ á resultar más desastrosa
que el espíritu de vino.
Los anarquistas pretenden, en efecto. que
. el órden de cosas existente v.
se destruya
formado de sí mismo por el concurso de las
leyes naturales, y se e5tablezca en su lugar
un nuevo órden de cosas. fundado sopre la
80UTII AMEIUCA 345

razon da e])os. ¿Qué es e~to en el fondo, ~inó


la misma cosa que los sud omericanos veni-
mos ensayando fJ¡n desastrosamente desde lo
emoncipacion hosta la fecho, la abolicion to-
tal de las rutinas, el mejoramient9 radical-
mente racional? :
Ellos como nosotros pretenden estirpor to-
talmente del organismo social un modo de
ser que es fundamental en el organismo in-
dividual. Lo mitad de la vida individual,
toda la vegetotivo, es esencialmente automn-
tica y tambien lo es una porte mós ó méno~
considerable de In vido de relocion. Si tu-
viéramos que hocer un razonamiento prévio
para caminar, pora espantar un mosquito,
para rascarnos,. para mover los brazos, para
saludar, para comer, para beber, para sen-
tarnos, para pararnos, para evitar un "Obstá-
culo, para todos los actos, en fin, como lo
empleamos paro resoh'er un negocio ó para
pronuncior un discurso. no podrfamos hacer
ni la décima porte de las cosos que hace-
mos.
Las costumbres sociales representan, pues,
como ]as costumbres individunles, modos au-
tomáticos de obror, resueltos por la espe-
riencia f)ue nos economiza el embarazo de las
deliberociones y los peligros del error en el
346 SOUTH AMERICA

20, 30, 50 ó 90 por ciento de nuestros actos,


dejándonos el uso de la razon para los actos
extraordin.arios ó anormales. Un pueblo
sin costumbres, obligado á deliberar, discu-
tir y razonar introspectivamente todos sus
acLos, es algo así como ei loco que pierde la
esperiencia del esterior y las costumbres ru-
tinnrias y anda bajo el impulso interno de
su espíritu desvencijado, haciendo no lo que
ha aprendido á hacer sinó lo que le parece
mejoren el momento de obrar.
A esto yendria á parar la sociedad el dia
en que los anarquistas lograsen ponerla al
amparo esclusivo de la rozon, y la mitad de
ello le ocurrió políticamente á lo América
del Sud á r&íz de la independencia.
Los norte americanos tenian á lo ménos la
rutina del régimen municipal que es In base
del self gO'l.:ernement, escuela primaria de la
libertad, como lo llama Tocqueyille. Los his-
pano americanos, por el contra.rio, perdieron
instantaneamente las odiadas rutinas del
despotismo colonial, y solidos del quicio
antiguo, sin costumbres políticas, hubieron
de apelar á la razon para el ejercicio de to-
dos sus actos, aún de aquellos innumera-
bles actos que se desenvuelven espontánea-
mente en los pueblos normalizados, l,\)n la
SOUTH AMERICA 347

comodidad y la holgura del hábito que ha


hecho camino y abierto huella. POr ende, si
las barbaridades del régimen antiguo, les
eran imputables á las rutinas tradicionales,
las barbaridades del régimen nuevo le son
imputables á la razon pura. Por eso, tam-
bien, no deben registrarse en la historia de
los partidos, sinó en la histOt'ia natural de la
razono
La rutina es una razon viejo, ó agena, ó
heredada ó recibida en lo educacion y que
ha abierto cauce para un grupo de actos que
marchan inconscientemente en su sentido,
con tanta holgura y espontaneidad que re-
quieren apénas un mínimum de esfuerzo y
de gasto. La honradez, la castidad, la
bene\"olencia, la subordinacion, el respeto,
el trabajo, la habilidad artística ó profe-
sional rutinarias, hacen fáciles, sencillos, y
perfectos un número infinito de actos que con
el solo auxilio de la razun serian imposi-
bIes o muy penosamente practicables. El
mundo de diferencia que media entre un sol-
dado perfecto y un recluta, verbigracia, no
le cuesto al primero casi absolutamente na-
da, y el segundo jamás lo podria realizar
con la razono
El efecto de la costumbre pues, consiste
348 . SOUTU AMERICA

en poner fuera de cuestion un sin número


de actos, reduciendo por ende y en la misma
proporcion los casos controvertibles. lo que
representa una gran economia y concentra-
cíon de fuerzas y una considerable simplifi-
cacion de las soluciones posibles. El pueblo
que tiene educacion política. costumbres po-
líticas, es. diremos. como el litigante que
pleitea un a~unto teniendo nueve asuntos
libres de cuestion; el pueblo que carece de
educacion política. de hábitos políticos. y
cuyos actos todos son igualmente controver-
sibles. es corno el litigante que vá á ventilar
todos sus asuntos y además ]0 autoridad de
los jueces. es decir. desde la forma de go-
bierno hasta el traje y los ademanes del últi-
mo gendarme.
Tal fué nuestra situacion política al dio si-
guiente de la revolucion: á discutirlo todo, ó
legislar sobre todo. Proscritas las costum-
bres y condenadas las rutinas nos zambulli-
mos para toda la siega en el maremagnum
de las teorías y de las razo.nes, yarmados de
facultades ordinarios y extraordinarias he-
mos legislado de omni re scibili, sobre pa-
trIOtismo, sobre sal vacion del país, sobre re-
ñideros, sobre opiniones, sobre purtidos. so-
bre el bigote y las patillas. sobre colores. 50-
SOUTH AMERICA 349

bre divisas, sobre procesiones, sobre mem-


bretes de sobres y cartas particulares, sobre
el precio del oro y sobre el comercio de burros.
De Méjico se ha calculado que el número
de muerlo!:! y heridos en sus guerras civiles,
desde la emanci pacion hasta la época pre-
sente pusa de cien mil personas. De los de-
más países no conocemos cálculos pero tam-
poco será aventurado asegurar provisoria-
mente que son incalculables. ¿Y á que ménos
se podria llegar en este equilibrio ine~table
en que á la epidemia de comandantes de mi-
licias que trasportando las ordenanzas mili-
tares á la "ida política fusilan por traidores
á sus ad \'ersarios~ sucede la epidemia de doc-
tores que trasportando al derecho politico la-
rigidéz inflexible del derecho civil, declaran
insanablemente nulos. por cualqúier CClsa,
á todos los poderes públicos?
Las sociedades políticas de la América del
Sud están como Al'químedes des pues del
descubrimiento de la palanca: en estado de
mover al mundo si les dan un punto de
apoyo. Un quicio, that is the question; Las co-
sas que tienen quicio funcionan con el mí-
nimum de esfuerzo y de roce y sin apar-
tnrse de su punto. A las sociedades politicas
que no tienen quicio, cadaadministracion
350 SOUTH AMERICA

las saca de la escasa senda y cada cambio de


administracion les cuesta un sentido, cuando
no una guerra. Son como esos rios que se
arrRstran trabajosamente en las llanuras por
que no se han ahondado el cauce y á los cuales
unBrbol quesecae ó un tronco que se atraviesa
en la débil corriente los hacecambiarderumbo.
y del mismo modo que el cauce hace la
estabilidad del rio, asila rutina es la bose del
carácter porque encausa la actividad difusa,
suprimiendo las incertidumbres, las vague-
dades y las indecisiones del espíritu libre,
que tan pronto toma una determinacion co-
mo la abandona para seguir otra, pues está
sin rumbo, como la balanza en el fiel, dis-
ponible para inclinarse indistintamente á
cualquier lado por la menor diferencia.
Se comprende que en las sociedades secu·
lares de la vieja Europa se predique contra
las rutinas y ~e ree'lame en nombre del pro-
greso un mt:lyor ejercicio de la razon para la
vida pública, pero en esttlS sociedades sud
americanas sin cordura, sin edad y sin espe-
riencia, atacadas por la fiebre del crecimiento
y cuya "ida política está íntegramente regi-
da por la razon pura, en estas sociedades po
líticas en equilibrio inestable por falta de há-
bitos que arroiguen Ó encaucen una parte
SOUTH AMERICA 351

cualquiera de 1.1 act.ividad política, que fijen


y consoliden en hábitos regulares una parte
de la razon política flotante para disminuir
el número de los actos controvertibles, y au-
mentar la energía disponible para encarar-
los, á fin de no sucumbir bajo la ley de la
persistencia de la fuerza, ó sea, que el que
mucho abarca no apreta nada, aquí pues,
necesitamos como remedio una parte de 10
que es enfermedad en Europa. Si alIó pade-
cen de exceso de rutina que los sujeta al pa-
sado mas de lo necesario, aqui padecemos de
excesivo uso de razon, de abuso de progreso
que por anticiparnos prematuramente el por-
venir nos depara un presente mas agrio, in-
finitamente mas que el de ellos. Sobretodo en
Centro-América.

Ll

PolHicamente la América del Sud se en,;.


cuentra en un estado semi caótico.
La inconsistencia de nuestros partidos es
extrema, verdadero protoplasma político so-
metido p.or entero á todas las influencias exte-
riores é interiores. Cualquier parte, cualquier
átomo, por cualquier circunstancia hace de
352 SOUTH AMERICA

núcleo y subordina momentaneamente la


masa plústica, y el partido nace ó queda
vinculado ó un temperamento personal ó á
un acontecimiento transitorio, hasta que
otro temperamento_ ú otro acontecimiento lo
deforman de su pasado ser para conformar-
lo á la nueva directl'iz, cuyos aciertos y
cuyas locuras seran los aciertos y las locu-
ras del partido.
Apercibidos de la cosa los Átomos socia-
les traqueados por todos los temperamentos
y arrastrados involuntariamente por los mas
diversos desatinos ú todas las inconsecuen-
cias, como el agua del mar que el viento
empuja en todas direcciones, un dia para el
sur y otro dia para el norte, tratan de asegu-
rar por combinaciones artificiales el inesta-
ble elemento en que fluctúan, para no estar
padeciendo sucesivamente todos los flatos
personales de sus hombres-núcleú, y de
nhí las tentatiyns frustáneas de banderns de
principios y de partidos impersonales para
emanciparse de las cosos como son, del es-
tndo real, de In plasticidad política infantil
que corresponde á un pueblo nuevo, sin
caudal de experiencia, sin hábitos que le
nrrniguen alguna forma de procedimiento,
SOUTH AMERlCA 353

resolviendo cada caso, por la razon del caso,


ó al caso, mejor dicho.
Pero es que, salvo en el nombre, ó por
accidente, no se pueden constituir gobiernos
impersonales, y entonces los principios,
<,abnlgados en la plasticidad congénita del
pnrtido van á estrellarse contra el tempera-
mento concreto del jefe único del estado,
como las olas del mar contra la tierra firme.
y á la verdad, nunca han imperado mas
ferozmente los temperamentos personales
que cuando unitarios y federales luchaban
por verdaderos principios de gobierno. Pre-
tender pues una forma de ol'ganizacion po-
lítica de los partidos que los liberte de las
consecuencias inherentes al estado y condi-
ciones del pais, solo porque asi lo indica la
razon ó porque en otras partes existieran
sin nuestros inconvenientes, seria lo. mis-
mo que buscar en el infierno un traje que
libre del calor ambiente: engañifa pura.
El pleno caos polftico lo tuvimos en los al-
rededores de 1820. Las masas sin cohesion,
sin cauce, sin costumbres y sin norma,
afluían indistintamente hacia todas las so-
licitaciones. Cualquiera que dijese, que hi-
ciese 6 reclamase algo, por el pueblo 6 para
el pueblo, de cualquier modo que lo hiciera,
SOUTH AJrlERICA

era secundado. por alguna parte del pueblo,


que estaba dentro de la libertad politica como
los muchachos en la plaza pública, en la
mas amplia libertad para moverse en cual-
quier rumbo y ó. cualquier objeto, en virtud.
de no tener preferencias experimentales por
ningun rumbo, pOI· ningun objeto, por nin-
guna doctrina, por ningun procedimiento.
En eso consiste el caos; en la desvincula-
lacion absoluta de toda norma previa, de to-
da regla, de todo procedimiento. Cuando
la voluntad no tiene arraigo en ningun res-
pecto, cuando su independencia es completa,
entonces es verdaderamente esclava de todos
los accidentes que sobrevengan, puesto que
pueden influirla sin encontr·ar el menor
obstácul() en motivos anteriores. Y nunca,
en efecto, hemos sido mas despotizados por
los prestijios personales ni arrastrados con
mayor violencia por los influjos del poder
que en esa época de suma plasticidad polí-
tica que principió cuando los peligros de la
guerra exterior desaparecieron suprimiendo
ese motivo de obrar. Entonces principió el
semillero de personalidades insignificantes
y sin rumbo, arrojadas á la vida política por
cualquier accidente y convertidas en árbitros
de la suerte del pais. Contrabandistas, tao
SOUTH AMERICA 355

pea dores, militares sin escuela, gauchos de


nveria á quienes un azar ó un golpe de auda-
cia transformaba inopinadamente en hom-
bres dirigentes. en caudillos sin horizonte.
Hace quince años tuvimos ocasion da ob-
senar este hecho. El coronel X. habia trai-
do de un ataque ó las tolderias al hijo de un
cacique. El pobre cautivo, acostumbrado en
sus pagos á ejercer superiorIdad sobre
los demas niños, pndecia ahora la superio-
r'idad impuesta del hijo de su ci:lptor, niño
tambien como él de cinco ó seis años, vo-
luntarioso y pagado de la gerarquia de su
padre. Cierto dia, salen ómbos de la casa,
llorando el uno y perseguido por el otro
que estaba armado de un látigo y de una
careta. De alli á poco se detienen, se le cae
la careta, la recoje el indio y apenas se la
ha puesto, el otro se asusta y echa á correr,
llorando (1 su vez. En la. plasticidad de las
impresiones infantiles, un simple accidente
habio. bastado para trastornar radicalmente
las situaciones respectivas, olvidando ins-
tantáneamente sus roles, nmo y prisionero.
Muchas veces, cuando hemos encontrado
en la historia política esos personajes de
improvísacion, sin méritos de ninguna cla-
se, sin ilustracion, sin talento, sin experien-
356 SOUTH AMERICA

cia, que fueron caudillos qúand méme, esos


generales de lance que se imponen á la so-
ciedad civil v desconciertan á los oficiales á
"
la europea, cosas todas que sucedieron en
la· revolucion francesa del 89 pero que son
imposibles en una sociedad enquidada, he-
mos pensado involuntariamente en el indie-
cillo cautivo que por un accidente inopinado
ponia en fuga al amo inconsistente, merced
Ó la completa plasticidad de su espíritu in-
fantil, porque es en primer lugar la inconsis-
tencia de estas sociedades emancipadas del
quicio antiguo sin haber encajado en otro,
la falta de costumbres, de hábitos, de arrai-
go, que deja iodo su existencia flotando como
barcos sin lastre y sin timon al azar de los
acontecimientos, la que da tanto márgen
para que surjan los políticos improvisados
y para que les impriman por turno sus
temperamentos personales, y se acomoden
ellas como la cera líquida á cualquier molde
en que se los vuelque.
Toda aptitud, toda habilidad práctica, en
todo arte, inclusive el" arte del gobierno,
el arte de la libertad, solo pueden adquirirse
mediante la repeticion regular y uniforme de
unos mismos actos. De consiguiente. nada
pueden enseñar el inejercicio de la libertad
SOUTH AMERICA 357

en el despotismo' y el ejercicio intermitente y


proteiforme en la anal·quia. El hábito no
puede nacer de lo inaccion ni de lo accion
difusa. Un hábito, en efecto, es en la in-
mensidad de la imaginacion, en el campo sin
horizontes del espíritu, lo que una senda. un
camino ó una' carretero en la inO)ensidad
del suelo. Un espíritu sin hábito~ de conduc-
ta, un pueblo sin costumbres políticas, son
como una comarca sin vias de circulacion.
Tal osi era el espíritu del pueblo argentino
en 1820: borradas las huellas del despotismo
era necesario abrirle huellas á la libertad.
Pero no esas inútiles carreteras constitucio-
nales en el papel, sino cominos consuetudi-
narios en el espíritu, de esos, cabalmente,
que no se pueden improvisar, ni copiar, ni
trasplantar. ni truducjr.
El hombre sin hábitos, el pueblo sin cos-
tumbres, el partido sin precedentes ó con
precedentes contraditorios, son gobe¡'nados
por todos los accidentes de la vida, domina-
dos por todos los temperamentos personales,
como el pájaro sin colo que no puede volar
contra ningun viento. El despotismo y la
anarquia, las 10cuI'US progresistas y las prin-
cipistas, se los llevan de calle. A cada nueva
rama en que intentan posarse, como si di- .
358 SOUTH AMBRICA

jéramos á cada nueva cnnstitucion, ó yuelan


de mas ó de menos, ó mas alto ó mas bajo, y
siempre vuelven á caer sobre el duro suelo.
Con imaginacion, fuerza y razon, con alas
y cabeza, con máquinas y con hélice ó rue-
das, pero sin experiencia, sin cola y ~in
timon, ~l hombre, el pájaro y'el barco pueden
andar con velocidad, pero no pueden diri-
jirse con acierto. La abeja construye su panal
y cosecha su miel ~on perfeccion matemáti-
ca, por un arte heredado; el ma~ imbécil de
los viejos tiene cierta regularidad de conduc-
ta y el muchacho mas inteligente tiene tres
cuartos de veleta, yen todas las sociedades.
el pasado. el atraso. las rutinas, todo eso
que constituye su cola, es al mismo t.iempo
un elemento indispensable para dirijirse.
Suprimidas bruscamellte. la sociedad puede,
corno en la revolucion francesa del 89. des-
arrollar esfuerzos colosales, despedazándose
á sí misma, por imposibilidad de direcciono
Arrancadas una por una. á la manera en que
los pájaros renuevan las plumas de su cola
á la manera en que renueva sus instituciones
caducas la conservadora Inglaterra, ningun
peligro existe, mientras que estos paises que
·se arrancaron de cuajo al régimen colonial,
repudiando en masa todo el pa~ad.o, yarro-
SOUTH AMERICA 359

jándose á cuerpo perdido en la democracia


mas amplia, en la libertad absoluta, sin
precedentes, sin costumbres, sin experiencia,
á rozan pura y á toda máquina, quedaron de
impro,-iso en la condicion de esos pájaros
rabones de la Potagonia, á los que todos los
peligros les alcánzan, porque no pueden o
co-
rrer ni volar con regularidad, cayéndose
por falta de contrapeso, equivocando el rum-
bo por falta de timan, y mostrando por causa
de su organizacion, un famoso atolondra-
miento que les ha valido, no obstante su
corpulencia, el nombre de pájaros-nú1os.
Sin duda, ]a libertad politica es ton nece-
saria al hombre como el aire á los pájaros,
pero el hombre y la sociedad política sin
pasado, sin hábitos adquiridos y conservu-
dos, sin experiencia a&umulada. son paJarós
n;;ios en la atmósfera de la libertad .. Ya no
necesitan ]a libertad, sino el timon, el go-
bierno práctico.
Macaulay ha podido decir que ]a libertad
política es la mejor salvaguardia de los go-
biernos, en un país donde las leyes se obser-
van ó se aprueban aun en el idioma nor-
mando antIguo que fué idioma oficial ocho-
cientos años atrós: «Le Hoy el la Raye
s'aviseront; le Roy et la Raye le veulenh, y
360 SOUTH AMERICA

cuya última revolucion, la de 1688, reinstaló


el gobierno revolucionario, con lodo el cere-
monial anticuado de la edad media. Pero
pretender que la libertad pueda de sí misma
encarrilarnos á nosotros, innovadores, de-
puradores, reformadores, regeneradores, res-
tauradores y demoledores de raza y de pro-
fesion, á nosotros que perdimos la cola
consuetudinaria en la juventud, como los
guzarapos, y entramos á marchar á saltos
por la vía del progreso, como el sapo adulto,
es aventurarse demasiado: e) mar no puede
por sí solo traer á puerto el barco sin timon,
ni e) aire puede suplir las deficiencias gube[·-
nativas del pájaro sin timon.
No son las teorías, las formas, las doctri-
nas, las constituciones, no son los principios
lo primero, como lo pensamos los sud y cen-
tro americanos, no; lo primero es)o de alrás,
la retaguardia, el orte heredado en el ins-
tinto, la aptitud rutinaria impuesta por la
educacion, la conducto del niño encarrilada
por el hábito forzoso en la razon y la expe-
riencia de sus mayores, como el arroyo en
el cauce. Se heredan ó se adquieren en la
juventud los vicios, como las virtudes, la
lepra y la ~ífiJis, como el despotismo y )0
anarqufa, como el órden y la libertad. La
SOUTH AIIIERICA S61

disciplin6 del maestro hace la rectitud poste-


rior del adulto. y el pueblo que sin habel'
aprendido á gobernarse en la comuna se
estrena en la dirección del conjunto, y espera
lograr todas las perfecciones parciales impo-
niéndolas por ley desde arriba, ó por la sola
virtud de los principios, es como el particu-
lar que sin estudios preliminares pretendie-
ra graduarse de sabio por la sola fuerza de)
titulo, ó por la supuesta virtud "intrínseca y
objetiva de las ciencias mismas. En el orga-
nismo individual como en el ol'ganismo so-
cial es el pasado quien gobierna al presente,
y desde que la cabeza no pueda ir mucho
mas adelante que los piés, todo aquello en
que el programa manuscrito aventaje en teo-
ría á lo realmente posible, es plata perdida,
cuando no es tambien contl'aproducente;
para peor, como suele decirse.
La libertad puede curar las heridas que ella
misma ocasione en el espíritu práct.ico, con-
servador y perseverante de un anglú sajon, á
la manera en que los porrazos educan al gi-
nete, pero la libertad no puede enseñarles
nada ó bien poca cosa, á los iluminados de
las teorías, que tienen fé ciega en la eficacia
exterior de los principios y de las formas
sobre el medio ambiente, que en cada golpe
352 SOUTH AMERICA

cambian de pingo, ó no vuelven á montar,


ó montan -en coche. ¿Qué puede aprender
en efecto, el maturrango que entiende que
el caballo lo ha derribado porque era malo,
el caballo, no él; que toda la monta está en
la eleccion de cabalgaduras; que les adjudica
11 las teorías toda la responsa bilidad de sus
torpezas, de su ignorancia, de su ineptitud;
que á cada porrazo cambia de constilucion
ó de sistema de gobierno; que se niega á
ensillar de nuevo á un estadista usado, cabal-
mente porque le ha conocido sus tretas, y
anda siempre en procura de gobernantes
orejanos ó redomones, precisamente porque
todovia no se las conoce:> ¿Qué práctica, qué
experiencia política, qué aprendizaje de la
libertad puede resultar de semejante sistema?
Pues esto es el reino de la razun dentro
de la democracia pura de Soufh America,
en que muchos pensadores han creido ver el
porvenir de la humanidad, emancipada del
pasado.
«El imperio de Chile» y «la república del
Brasil» continuaron viviendo, sobre las kue-
/las del despotismo el primero y sobre sus
formas el segundo, á lo que debieron pro-
bablemente buena parte de la estabilidad
subsiguiente. A nosotros nos restauró don
SOUTH AMERICA

Juan Manuel el órden, ó sea las primeras


letras, esas que en su tiempo entraban con
sangre, y mas ó menos en todas portes, des-
pues de los saturnales revolucionarios, á
semejanza de lo revolucion francesa, algun
Napoleon gaucho ha liquidado el d~sórden
á su manera. Algo hemos aprovechado nos-
otros. por suerte, en esa terrible leccion de
20 años, y bien que muchos creen todavía
que es en el mar sin orillas donde se apren-
de á nadar, es satisfactorio constatar que
.nuestros gobiernos posteriores han desba-
rrado siempre en sentidos diferentes á los
antiguos y consabidos. .
({No conviene mostrar á un loco un tra-
bajo á medio hacer, dice Gumplowicz, por-
que el loco se apresurará á completar la mi-
tad que falta, y la hará mal.» Es cabal-
mente lo que ha sucedido con la medía li-
bertad polftica existente en Sud América:
nos hemos apresurado ó enterarla prematu-
ramente, completando con las teorias la
mitad que faltaba en los hechos, perfeccio.
nando con constituciones manuscritas los
organismos inperfectos, como si la simple
tenencia de una biblioteca hastose para cu-
rar la ignorancia, como si un albañil pu-
diera fabricar relojes en un taller de relo-
364 SOUTH AKERICA

jero; hemos enterado con lo razon pura ]0


que nos faltaba de ciencia y esperiencia prác-
tica, y nuestras viviendas políticas han lle-
gado á ser chozas de barro techadas con
cristal de Bohemia y habitadas por gauchos
de levita, colonias españolas con constitu-
ciones á la inglesa.
Ese es el quid de todas las restauraciones
y regeneraciones de la América del Sud; los
libertadores de pueblos, los salvadores del
país. los protectores de la libertad, no se
proponen mas que eso: completar lo que
han visto trunco.
Harto r!lzon tí~ne Gumplowicz, porque si
los locos ven la obra del progreso á medio
hacer, cubrirán de palacios las ciudades, ca-
nalizarán los desiertos y los cruzarán con
vias férreas; fundarán bancos garantidos,
atraerán. los capitales por millares de millo-
nes, forznrán la inmigracion á toda máqui-
na para poblar los desie¡"tos á toda prisa y
mandarán rematar en el estrangero hasta
un lote de continente. siendo entendido que
todos los prodigio~ en tramitacion simultá-
nea se terminarán, cueste lo que cueste,
ántes del 12 de Octubre de 1892. En esta fe-
cha pretendian entregar rematado el progre-
so material de la república Argentina, los
I
SOUTH AMBRICA 365

locos que lo recibieron á medio hacer en


1886 ~ que se entregaron en cuerpo y alma
ti depu1'a¡' su propio partido y á regenerar
el pais, á empujones. Hé aqui, por último,
una contraprueba de que, hacer ó proyec-
tar siempre lo mejor es señal evidente de
locura, ó dos pruebas, si se quiere, ya que
() renglon seguido, euando vino la reaccion
á medias, los radicales pretendieron ente-
rarla, corrigiendo en un santiamen los de-
fectos políticos y administrativos del pais
y de su gente, y perfeccionondo las institu-
ciones, ó nos propusimos, mejor dicho, ya
que esa fué aspiración general, no por mas
compartida, menos descalabrada.
Fué en esas circunstRncias que nos tocó
hacer de «miembros dirigentes)) de uno de
lo~ tantos partidos que habian surgido al
calor de los macanazos de lo que lIam'ába-
mos «régimen oprobioso» incurriendo con la
sola denominacion en macanazo y medio,
para principiar. Poco á poco, á medida que
raleaban las barbaridades del viejo cuño y
menudeaban las de cuño nuevo, empezó á
flaquear el absolutismo de nuestrog opinio-
nes, la duda sobrevino por fin y hubimos
de preguntarnos si no era necesario opren-
del' alguna cosa para ser político y político
366 SOUTH AMKRICA

dir'igente por añadidura, ó mas propiamente


por casualidad, esto es, para no serlo ti la
de Dios que es grande. De la mejor inten-
ción habiamos visto salil' monstruosidades
y desatinos estupendos del patriotismo mas
rabioso. Por el camino del cielo, que lo era
la politica sábia, patriota y progresista ha-
biamos visto llegar al infierno á mucha gen-
te, y suponiendo que nuestros cólegas de
direccion estuvieran mas ó menos en nues-
tras condicion~s, la suerte de los dirigidos
estaría regida por el siguiente dístico que
escrito en letras gordas sobre el vestíbulo
del colegio, habiamos leido y no entendido
tantas veces:
Si un ciego Heva iJ. otro ciego,
En el abismo dan luego.
Nos dedicamos pues á registrar catálogos
de libreria. en busca de algun tratado sobre
el arte de dirigir partidos, hostigados por la
responsabilidad de los desaciertos pasad:>s
y por el temor de los desaciertos venideros
Porsupuesto, el prefacio de Taine á su gran-
de obra sobre los orígenes de la Fr'ancia
contemporánea que queda en parte tl'flscritó,
fué para nosotros lo que es para un enfermo
afligido el diagnóstico del médico, que lo
libra de aprehensiones para el futUl~oJ lo
SOUTH AMERICA 367

aparta del género de vida en que contrajo


el mal y lo obliga á someterse á un tratamien-
to especial, á un régimen nuevo. De este tra-
tamiento, seguido con un lápiz y un cuader-
no copiador á la mano, ha resultado est.e
inventario de macanazos propios y agenos,
porque en la inmensidad del campo, es ta-
rea muy pesada y costosa el cel'car los ca-
minos: mas fácil y mas práctico es cercar
provisoriamente los pantanos y los temblade-
rales para librarse de empantanamientos y
tragadurüs. Que otros busquen el camino
del cielo; á nosotros nos basta colocar unas
cuantas boyas pintadas en el camino del in-
fierno para evitarlo, nada mas, ya que no sea
posible ponerles cascabel á todos los locos
bien intencionados, que son cabalmente los
mas peligrosos.

LIl
,
En resumen, la formo propia de la razon
pura es la creencia perfecta, ciega y sorda;
la forma propia de lo razon experímentada,
o golpeada, como suele decirse, es la duda,
ó por lo menos, la creencia revocable, mode-
rada y respetuosa. El criterio de la creencia
368 80UTH AI\rIERICA


es la disposicion á obl'ar; el criterio de 10 duda
es la investigacion, el estudio. El que cree
que sube, no necesita investigar.
El que en a 19un respecto tiene una creencia
no tiene en ese respecto uso de razon, sino
uso de creencia, y es buenQ insistir sobre es-
lo -)' no dejarlo de inano. Sin duda ha em-
pleado su razon en formar su creencia. á la
manera en que una deuda flotante se con-
"íerte en deuda consolidadq.; pero, así como
el fruto no es el arbol, la creencia no es la
razon. sino el producto de la razono El que
ha gastado su plata en edificar un palacio no
tiene ya esa plata, que para él se ha conver-
tido en ladrillos, mármoles, etc., etc; lo qu~
tiene es el palacio,
Es inútil, pues, darle razones á un faná-
tico, por que el fanático no razona: fanati-
za.· Una cosa ya admitida como artículo de
fé, como coso cierta é incuestionable, inha-
bilita á la 1 azon para conocer en todo lo
relativo á ese ramo. Un mahometano poH-
tico esta inhabilitado, pues, para juzgar
dogmas, principios, doctrinas, teorias, etc,
porque en ese punto su razon está pronun-
ciada de antemano é irrevocablemente por
los dogmas y principios. ele., contrarios. Su
manera de raciocinar si asi puede Ilamá~sela.
SOUTH AMERIC;*" 369
. -

en ese punto., se reduce á nlda mllS que
averiguar si las vel'dades nuevas se ,aYie-
nen ó no. cün los due11as de casa, cün su ra-
zün pülítica consolidada en una serie de 'rilaca-
-nazos profundamente arraigados en el espí-
ritu.
Lo. pro.pio. de la cl'eencia perfecta es él
obsülutismü' en h ides, el radicalismo. ó el
inco.ndieio.nolismo.'en la occio.n. La verdad
abso.luta ni tronzo ni admite co.ndicio.nes,
y ento.nces, cuanto mos verdadero, cuanto.
mas perfecta, cuonto. mos santa parezca una
eausll, una doctrina, un principio., tonto. mas
grande's seran las barbaridades que se ha-
gan pür ella, para ella y co.ntra lo que la co.n-
traríe. «Rara es la miseria humano, dice
Leixner, pür la cual no. se hoya dado. gracias
á la Di"ina Prüvidencia».
y co.mo. aho.ra se ha dado. en la grncia de
explicar las barbaridades declorondo. ]o.COS
¡) sus pro.genito.res, sin duda para que de
allí mismo. resulte que ]o.S que tenemo.s uso.
-de razo.n nQ so.mo.s animales peligro.so.s, an-
tes que la histo.rio se co.nvierta en manico.-
mio. de celebridades, do.nde no. sea posible
estudiar ni oprender o.tra co.sa que la pato.-
logía del espíritu, hemo.s opro.yechodü nues-
trils vacacio.nes en hacer una ligera excur-
370 8@lJTIl AMERICA
-l!

sion al traves de las barbaridades neJas y


de las nuevas, y hemos llegado á la conclu-
sion de que, la!::; locuras de los cuerdos, co-
mo la patada del buey manso, son las mas
feroces.
y eIl efecto, en South-Amél'ica, el que
huye de los locos de profesion y se entregfl
en cuerp'J y olma ó los patr-iotas restaura-
dores, r'egener'adores, protectores, liberta-
dores, en una palabr'a, ú los empresarios de
lo mejor ante lo razon pura, es como el que
va al Chaco armado de un rifle para defen-
derse de los tigres; no logra' ver uno, yen-
tretanto se lo comen yivo las fieras al menu-
deo, diremos así, los in~ignificantes, desp,'e-
ciados y no temidos mosquitos, tábanos.
gegenes y poh'orines.
APENDICE
APÉNDICE 11

(,Ningnna pe¡'turbacion ha ocurrido,tlingun ~ru­


po electoral se ha levantado atribuyéndose 18
representacion del pueblo para cambiar gobiernos
ó desconocer legislaturas.
,No Leneis que sancionar intervenciones ni re-
visar los motivos que tuviera el gobierno para
ejecutadas en vuestra ausencia. El largo catá-
logo ha sido cerrado, y ese tópico que abar·
caba antes la mayor parte del tiempo de vuestras
sesiones y constituía el objeto de UDa labor odiosa,
viniendo á distraeros del deber de dictar leyes
para el bien del país, ha desaparecido del pro-
grama para cada p'ertodo legislativo.
oNú abrigo inquietud alguna respecto á la con-
tinuacion de una estabilidad tan benéfica, reco-
nociendo que una siluacion, por el hecho de durar,
tiene elementos para seguir durando, pues en los
movimientos sociales pesa lambien la ley moral
en virtud de la cl,lol toda estabilidad tiende á per-
petuarse. '
«La polHica que era el· extenso capitulo de las
374 SOUTH AMERICA

memorias oficiales, apenas da a1l0ra tema para


pocos renglones forzados cuyo fundamf)do se
busca en reminiscencias dolorosas. La politica
de nuest.ro I.iempo es la administracion y el tra-
bajo.
(Memoria del Ministro del Interior 1887.)

«La cuestion jeratura del partido nacional, gene-


radora de4an signiJlcatioo movimien Lo de opinion
en toda la república, 110S deja, entre otros resul-
Lados saludables, el que se refiere á la depuracion
de ciertos elementos que al disgregarse manifies-
!an por ese solo necho que son cuerpos eztraños
al organismo de cuya vitalidad padicipaban.
Ya en oportunidad como esta hicimos notar el
hecho evidenLe de que los partidos políticos que
en realidad constituyen una entidad organizada,
necesitan para conservar vigoroso y fuerte el
principio vital de su existerJcia, ]a asimilacion de
nlteDOS elementos que al ocupar su puesto de
accion desaloien todo aquello (Iue sea hetereóge-
neo á la constitucion del organismo político .
... . .. . . .. .. . . .. . ... . .. . .. ..... .. .. . . .. . .... ... .. . .. . .. .. .. . .... . .
«El Dr. Juarez Celman aclamado como jefe nato
del gran partido nacional en toda la I'epública,
reconocido p.n ta"carácter por la inmensa mayoria
de la opinion nacional agrupada en torno del par-
tido político que le llevó al primer puesLo de la
magistratura del pais; el Dr. Juarez, genuino
SOUTIi AMtRlCA 375

representante de los anhelos y tendencias de esta


epoca de T'egeneracion y de progT'~l.fo, colaborador
infatigable en la obra de nuestros acLuales ade-
lantos; el Dr. Juarez, en fin, con sus relevantes
condiciones de ciudadano patriota, de magistrado
progresista y de cabeza dirigcn~e de la más gran-
de agrupacion polilica que se haya formado jamás
en la repúblic8,-debia encontrar y ha enconll'ado
efectivamente, djsidentes que pretenden oponerse
á la decision dpl partido que no quiere, ni acepta,
ni reconoce otro jefe que el actual presidente de
la república.)
(El Interior de Córdoba. Diciemllh 11 de 1888.)

e
POLÍTICA DE ACTUALID.\D-La polémica que sos-
tenian en Mendoza El Derecho y Los Andes ha
eesado, en cuanto á lo que se refiere al pl'jmero
de dichos colegas.
El Derecho, rudamenLe atacado por Los Andes
y otros periódic03 situscionistas, psrticulsl'mente
por El Interior, de Córdoba, ha creido conveniente
llamarse á sosiego.
Los Andes, por Sil parte, observa una conducta
muy distinta.
« Pero los tiempos han cambiado, la época de
las imposicione'3 de los gobiernos de provincia, ha
desaparecido completamente, pOl'que el presidente
ie la republicR, cuya inftuencia legitima como
3i6 SOUTH AIIERICA

primer magistrado y como jefe del partido DBCio-


nal, es reconocida y proclamada por casi lodos los
pueblos argentinos, no ha de permitir que los
destinos del pueblo de Mendoza sean entregados
á manos de un ambicioso vulgar, desleal con sus
amigos y con el primer magistrado de la república,
intrigante y equilibrista de profesion, méritos que
le han servido para llegar adonde ha llegado,
engañando á Lodos sin conside¡acion algulla. ,)
Más adelante, como recordando aquello de « las-
ciate ogni speranza ..• ~ dice Los Andes:
(( La rehabilitacion se bace mas difícil, muy di-
fícil, porque el presidente ya conoce los antece-
dentes de la po!émica, los autores de ella, y los
mÓrJiles que han guiado á estos al deprimir su
autoridad por medio de articulos ar ónimos, publi-
cados en El Derecho, diario que les pertenece en
propiedad.
Apareciendo como aparecia El Derecho como de
propiedad dol Sr. Emilio Leal, nunca creyeron que
pudiera descubrirse el plan secreto que teuian
fraguado para engañar al pl'esidente, y fué en-
Lónces que se decidieron á ridiculizar, como lo
cemos dicho· ya, la proclamacion del Dr. Juarez
c·omo jefe del partido nacional, creyendo quedar
así, por medio de este juego de equilibrio, en con-
diciones de conseguirlo y obtenerlo todo, eual-
r¡uiera que fuese el resultado de las luchas que ya
empiezan en varias provincias. »
En su número del 14 del corriente, Los Andes
lIace Eaber al país, que ninguna situacion de pro-
vincia podrd sostenerse s; no reconoce como iefe
único del P. A. N., al presidente de la república, e
80UTH AMERICA 377

indica á los de El Derecho el camino del perdono


«No se engaña tan fácilmente al que por la vo-
luntad del pueblo dirige en la actualidad los des-
tinos de la república, ni es posible desvanecer lo
que es un hecho para todos, que El Derecho,
redacLado y sostenido por lodos ellos, ha sido y es
el órgano del círculo dominante en la provincia,
que niega la influencia del presidente, y se opone
á que se le procLame como unico jefe del partido
nacional.
(( Otro es el sistema que podrian emplear para
salvarse del ridículo y de la derrota que les hemos
hecho sufrir, y es el de pasar por las horcas cau-
dinas, confesando de plano sus faltas y ur.iéndose á
nosoLros para hacer la proclamacion del Dr. Juarez
c,)mo jefe del partido nacional-(Subrayado del
colega mendocino.)
Este último artículo termina con estos hermosos
párrafos, en que se hAce notar lo efímero de las
teorías constitucionales y la omnipotencia del jefe
del P. A. N. .
( No señores, la f¡'anqueza ante lodo, porque es
la única que puede salvar los compromisos de la si-
tuacion, los obstáculos que le han puesto en su
camino aquellos malhadados articulos en que se
metieron a teOl'izar sobre derecho constitucional
y derechos populares, depl'imiendo la legitima au-
toridad del presidente y desconociendo la existencia
del partido nacional.
«Si proceden franca y abiert.amente, siguiendo el
camino que les señalamos como el único practica-
ble, los náufragos de la situl'cion alcanzarán la
orilla, la deseada playa con sus húmedas y blan-
378 SOUTII AMERleA

das arenas doradas por el sol; pero si no 10 siguen,


t.endremo!'\ que deplorar su naufragio y la pérdida
completa de todas sus ilusiones en medio de las
turbulentas olas que los rodean. »
¡Qué la~enLable. criterio político, y qué mengua-
do concepto de la independencia personal!

(Lla Nación, Diciembre de 1888.)

PROTESTA

En la ciuda •• de Mendoza, á doce de Enero de


1889, reunido el comité directivo del partido auto-
nomista nacional é impuesto del texto dal tele-
grama del Exmo. gobernador D. Tiburcio Benegas,
solicitando la intervencion nacional, que aparece
publicado en los diarios de la capital ha resuelto
protestar ie 'la manera más enérgica, y dándole
loda la publicidad necesaria, contra 1, asevera-
cion caiumniosa en él contenida, de que la ea!a
de! ex-gobernador fué asaltada por fuerzas del 12
de línea.
l<~n nombre de la moral del ejército, de la ver-
dad y de los intereses del partido, el comi té re-
chaza esta especie, calculada para producir efecto
moral en el pueblo y en los po1eres públicos de
la nacion, y declara que el movimiento revoluci()-
SOUTH AMERICA 379

nario del 6 de Enl'ro se ha realizado exclusiva-


mente por elementos populares, y pOI' la libre y
deliberada lJoluntad del pueblo de Mendoz3.
Rutino OI'Lega, Dr. Manuel Bermejo, Nico1.As A.
Villallueva, Toribio Barrionuevo, Pascual Sua-
rez, Angel Maria Molina, Li88ndro Moyano,
Dr. Pedl'o N. OI'Liz, coronel Zacarias Taboada,
Julio BeruUi, Domingo ViJlanueva, Fobian
Correa, José Guillermo Gibbs, Epifanío OrLiz.
Pedro P. VilJarruel, Juan MarLinez Anzorena,
Juan A. Aguirl'e, Abel Birito~, Juan A. Zapata,
Allreliano de la Reta, Modesto Lima, Al'luro
Day, Jorge. Evans, Emiliano Lorca, Ricardo
Ruiz Huidobro, E. Ruiz H., F. Ruiz H., doctor
Pedro ·N. Lobos Amigorena, Eufemio Godoy,
Juan J. Gareio, Bl08 Correa, Abelardo Capde-
vil&, FI'nnoi!=co J. Guavara, David Guiñazú,
FrAncisco Gomez, Rodolfo M. Zapata, Ramon
A. Rodrígnez, Dr. Nic8sio Moroles, Alfredo
Mendez Caldeira, Dr. Adolfo Calle, capitan J.
A, BRidrich, Francisco Moyano, Pablo G~
Aguirre, Narciso Tejerina, Francisco .O¡:¡amil:l,
Custodio Godoy, Vicente Diaz Campos, Ber-
nabé Ferrér, Rogelio Godoy Palma, José Palma,
Ignacio S. Rodri~uez, DAniel Calvo, Balllomero
Aldunate, José Vi1lanueva, Severo H. GUllza-
lez, Manuel Rosas ViI1allueva, Ramon Moyano,
Santos ¡"únes (hijo), Daniel Seg-ura, Manuel
J. ZapaLa, Miguel Mogrovejo, Emilio BeruUi,
tpniente coronel José N. Gomensol'o, José F.
de la Madr:d, Lino Guiiiazti, Luis Odiz, Juall
S. Estrella, Felipe Molina CiviL, A. M. Saez,
F. Mr)~nst""rio, Cárlo~ S. Calle, G. Ramirez.
380 SOUTII AMtRICA

Bel'Oabé Rodriguez, Adolfo Videl0, Nicasio A.


Morales, Benjamin Nazar, Miguel GuLierrez,
Salvador Laborda,Ladislao Segura, P. Zul08ga,
Eudocio Zllloaga, Faustino Fernandez, Ramon
Cisterna, Julio M. Godoy, Zenon Jora, Fran-
klin Pelliza, Acaeio Alval·ado, Matías Videla,
Pompilio Sosa Picio, Norberto Prado, Pablo
Pa!ma, Eduardo Ruiz, G. Corvalan (hijo), César
Corvalan, Urbano S. Barbier, O. Silva, Enrique
Day, José B. GOllzalez, C¡riaco Bravo, Ramon
Moyano, Juan A. Aquino, German Palacios, Pe-
dro Sica,·t:li, Luis Mayorga, L. Segura, Ignacio
Gomez, Faustino Arenas, Pio Capdevila Mealla.
Federico Zapata, Jorge Evans (hijo), Liborio
Guzman, Isidro Maza, Santiago J.Terry, Emilio
Moyano, Antonio Moyano, Federico B. Zapa-
La, Cipriano Jtlul·e~ AnLenor Pereira, Filadelfo
Vi1ltlnueva, Petronilo Arenas, José Morales
Garcia,I\uperlo Recio, Jósé Garcia. Juan de
Dios Abrego, Moisés Dominguez, Salvador
Roldan, Nicomedes Miranda, B. Estrella Vi-
vier, Victorino Barrera, Florino Barrera, ma-
yor Manuel Alvarez, Samuel D. Correas, Pablo
Calderon, Rodolfo Sanl.ander, Antonio R. Mo-
yano, Cérlos A. Evans, Ramon Barraquero,
Eduardo Alvea, Antonio Andujal·.- (Siguen )as
firmas).
(La Iú,ciófI. Enero 22 d. 1~8(l.)
SOUTH AMERrCA 381

Visto el informe y documenLos elevados por el


seiior interventOl', y 109 directamente remitidos al
gobierno nacional pOI' varios miembl'os de la le-
gislatura de la provincia, y resultando de todos
ellos:
Que el dia 6 del corriente mes un grupo de
gente armarla atacó ~I domicilio privado del go·
b~rnador de la provincia de Mendoza, haciendo
fuego sobre puertas y ventanas, y penetrando
violentampnte al interior, redujo á prision al señor
gobernador y á su ministro de ~obierno, condu-
cipndo pre~o al primero bajo escolta armada á un
corralon rlonde fué colocado bajo vigilancia de un
centinela; que en tal situacion se le exigió que
presentara su renuncia del cargo de gobernador
de la provincia, á lo que accedió, redactándola en
lo!'! términos que constan del original agregado;
Que dados estos antecedentes, es evidente y
{'uera de t')da discüsion flue al redactar esa re-
nuncia el gobernador estaba bajo la presioo de
un acto de violencia armada. y privado de su Ji.
bel'tad; que actos ejecutados en tal situacion son
nulos y no pueden prodUCIr en ningun caso efec-
tos legales, á ménos de admitir la violencia y la
fuerza como medios legitimos para pstablecer ó
modificap relaciones de del'echo en el úrden pú-
blico Ó privado;
Que respecto d la legislatura de In provinciA,
habiéndose ,.eunido e;e(,.aordina,.iamenle para to-"
382 SOUTH AMERICA

mar en consideracion la renuncia elevada, nombl'(,


de su seno una comision para que se apersonara al
gobernador preso, y en vez de indagar por qué
Orden y bajo (lue autoridad estaba preso el gober"
nador de la provincIa, inmune pu la naturaleza
de su cargo y sin más juez para juzgar sus sctos
que ]a legislatura misma, se limitó á pregu"tarle
en presencia de" su prision U oiolencia ejercida, si
sus acLos eran espontaneos y libres.
Que proceder tan all(Jrmal, tan vejatorio de la
1tutoridad misma de lalejis!atltra que se mostraba
impolente para ordenar la libertad inmediata del
gobernador como era su deber, prueban que ese
poder obraba tambien bajq la presion de la violen-
cia que dominaba en ese momento en la ciudad de
Mendoza, á méllOS de admitir que asentia á la
prision del eobel'nadGr haciéndose cómplice de la
sedic;on, lo (Iue no es permiLiJo avallzar.
Que en tal situacion 8US actos estd,n. afectados
del mi8mo oicio que anula la renuncia elevada
pOI' el gobernador.
Que reconocidos. como nulos y de ningun oalor
legal la renuncia arrancada al gobernador y los
actos de la legislatura á llue ella diO lugar, resulta
único gobernador constitucioDal de la provincia de
Mendoza· el Sr. D. Tiburcio Benegas.
Eu mérito de Lodo lo expuesto, y de acuerdo con
]0 dispuesto por el arlo 6 o de la constiLucioll na-
cional.
El vice-presidente de la república en ~ercicio
del P. E., ¡'esuelve:
J o Que el interventor nacioDal reponga eu el
tijercicio de sus run~ione8 como gobt:ruador de lu
SOUTII AMERICA 383

provincia de Mendoza, al Sr. Tiburcio Beneg8s~


declarantio terminada con ese acto la interver.cion
nacional.
20 Dénse las gracias 01 interventor senadol'
Dr, D. Manuel Derqui, por la inleligencia, activi-
dad é imparcialida'Í con que ha procedido en el
desempeño de la mislon filie le rué ~onfiada.
3':> Comuníquese, publiquese con lodos sus an-
Lecedente~ y dése al registro nacional.-P-LLE-
GRINI.-E. Wi/de.
(La Nación. Enero 19 de H89.)

GEFE DEL PARTIDO NACIONAL AUTONOMISTA


DR. D. M. JUAREZ CELMAN
=
REDACCION
Mendoza. Febrero 7 de 1890 .

La sit1laci6n econ6mica de la Nacion

PUEDE CONTlSTAR QUlIR QUIERA


1886 1889
Renla ...... . ........ 46.000.000 66.000.000
Importación ............. 96.000.000 143.0Q0.OOO
Exporlación.. . .. . .. ..... 70.000.000 125.000.000
SOUTH AMÉRICA

Servicio de la deuda ex-


terna .................. 12~962.000 8.;37.000
Deuda flota 11 Le ............ 39.000.000 3.000.000
» LeL.·as de Tesoreria. 8.432.000 t 900.000
Inmigración.......... .•.. 93.000 280.000
Ferrocarriles lems......... 4.000 11 .700
Derechos de exportación.. 5.000.000
RECURSOS
. l' En Europa los fondos necesarios para aten-
der al servicio de la deuda y garantía de los F. C.
hasta el 91.
2' En el Banco Nacional 80.000.000 de pesos en
billetes.
3' En el mismo y en el Banco de la Provincia
de Buenos Air('s 22.000.000 de pesos oro.
4' En acciones del F. C. C. A. pagarés de los
«Bancos Ga1'8ntidos» y :precio tlun no pagado de
ob:"fts públ icas enagenadas, 58.000.000 de $ oro.
Resulta, pues, que en el periodo de tres años
que van trascurrido de la actual administración,
lo renta naci,onal ha aumentado en 20.000.000. La
importación en 47.000.000. La exportación en
55.000.000. El servicio dtj ]a deuda exterior ha dis-
minuido en 5.000.000. La deuda flotante en 36.000.000
Las letras de Lesoreria en 7.000.000. La inmigra-
ción ha aumentado en 187.uoo inmigrantes por año
Los kilómetros de vias férreas en 7.700, y han
sido absolutamente suprimidos los derechos de
exporLación, lo que imporlala renuncia de 5.000.000
de renta anual en beneficio de la producción na-
cional.
Si á esto agregamos que la I:acion ha dejado ya
SOUTU AMERICA 385'

de ser la deudora morosa de la Provincia de Bue:-


nos Air~ y de su Banco y la eLer'na deudora del
Banco Nacional, y que sin contar con el valor de
sus cincuenta, mil leguas de tiel'ras fiscales y de
los cuantiosos bienes de la nacion, cuyo inventa-
rio arroja un valor en moneda nacional gue esce-
de de quinienlos millones de pesos; la siLuac:ón
económica de la Nación no puede. ser mas próspe-
ra, ni tiene rioal entre los pueblos de Sud América
y el único que sin sacrificio ni esfuer,zo alguno
podria o'mortizar en cualquier momento la Lotali-
dad de su deuda y aun, retirar la tolalidad de su
emision si ello no fuera incompatible con ia nece-
sidad de medio circulante (Iue l'equiere el asom-
broso progreso de la agricu!Lura, gBnadel'¡a, el
comercio y las industrias de nue~tra Republica.
Digan despues de esto, los qua se regocijan ante
la pretendida ruina del país y anuncian como un
triunfo de la oposicion la pérdida de las cosechas,
sí creen realmente que nos encontramos bajo el
peso de una crisis desastrosa, producida por los
despilfarros de un gobierno que puede exhibir un
inventario semejante.
Si hay crisis, es necesal'Ío buscarla en oLra parte
en los diarios argentinos, escritos por gentes que
no lo son.
(El Eco d~ Melldoza,)

G
Al coronel OrLega.-MendozB.--:Oficial.-Recibo
su. telegrama, dign9, de la lealLad del ,amigo y
386 SOUTH AMERICA

de su entereza de hombre. Felizmente no hay


nada r¡ue merezca ni siquiera preocuparnos como
no sean las dificultades financieras, completamen-
te agenas á la acción de mi gobierno, pero de las
que se aprooechan los ambiciosos y los loca listas
que todavia creen que puede hacerse política na-
cional organizando procesiones en el municipio de
la capital, compuestas en su inmensa mayoría de
extranieros, que no tienen (jO/{ ni (joto en. nuestras
cuestiones. Mientras no pasen de procesiones y
proclamas, contarán siempre con nuestra absolu-
ta tolerallcia, pues nos sobran. elementos de órden y
de opinion dentro y fuera de la capital. Que pase
días agradables en Córdoba son los deseos de su
affmo. amigo.-M. Juare:z Celman.

H
Mendoza, Mayo 31 de 1809.
Al Dr. Miguel Juarez Celman.
Buenos Airefl.
Los que suscriben, diputados á la Legislatura
de Mendoza y miembros del Partido AuLonomistn
Nacional, habiendú tenido conocimiento de la de-
signación hecha por los señores Coronel Rufino
Ortega, Dr. Emilio Civit y Dr. José Vicente Za-
pata en la persona de D. Joaquin ViIlanueva para
)a futura gobernación de esta provincia, venimos
respetuosamente á manifestar á V. E. que los se-
ñores ci lados, al ex pres6r á V. E. su vol uQ tad y
80UTH AMERIGA 387

aceptación en favor del Sr. VilIanueva, no han


interpretado fielmente la voluntad de sus respecti-
vos partidos ni la rerdadera opinion de la Pro-
vincia.
y como leales partidarios de V. E. nos creemos
en el debe,' de manifestarle que no reunen la opi-
nion suficiente para hacer triunfar esa calldidatll-
ra por el voto espontáneo de sus comprovincianos
y que, en consecuencia, hemos pensado levau!ar
y sosLen('i' otra candidatura á la próxima goberna-
cion y nos hemos fijado en la peJ"SOna del Dr. D.
L.seas Guiiiazú, '1ue por la circunstancia de ha-
llarse alejado de laslucla.s políticas actuales, ase-
gura d todos un gobitJrno independiente y sin
odios.
Deseamos pal'a Mendoz8, que Lanto ha sufrido
con las últimas agitaciones electorRles, un partido
nueC'o y vigOl'080, en el cual se reunan Lodos los
hombres bien intencionados de la Provincia, y fJue
tRnto en el orden local corno en el nacional no re-
conozca sinó al Dr. D. Miguel Juarez Celman como
su 1tnico jefe de partido.
y es levantando la candidatura del Dr. Guiiiazú,
que no representa la diftancia y los rencores de
veinl.e años de lucha, que podemos realizar esta
""fr;ótica aspiración llevando al gobierno un de-
cid do amigo de V. E., que sabrd prestigiar y ser-
vir sin reserC'asla política del partido autonomis-
ta nacional.
El número de diputados que suscribirnos la pre-
sente, constituye la mayoría de la Legislatura, y
para h.acer triunfar la candidatura del Dr. Guiiia-
zü, 8010 deseamos saber si ello no contrariara la
388 SOUTH AMaRICA

pollUca de V E., ti quien obedecemoB cornaJe/e, por


que tenemGS por norma no queb,.a,.la 'discipüna,
y acepta,.em08 de V. E., el consejo que solicitamos
de su eleDado patriotismo.
Saludamos atentamente á V. E.
Pedro Serpe~- Toribio Barriolluc-
r:o~()8éN. Lencina-M, C. Videla-
Rodo~ro M. Zapata-Domingo Fru-
90n;-S. Gm'cia- AlJredo Rui.::-A~
tonio Astorga-German Pu,ebla,-Ma·
Nas E. Godog-Ado{{o Calle-F. Ra-
/fo-M. Gon::ale.:-P. Suat·e.;;.

(El Eco'de .Ve.doza ~.I 5 de julio de 1"10)

1
MendoZ8, Octubre 3

Acaba de Lener lugar en mi casa una espléndida


reunion con el objeto de I'esolver una manifesta-
cion en su honor el doce de este mes. Fué convo-
cado por el Club JuvellLud Juárez Celman y su
nombre y su patriótica politica han sido fren.éti-
camente aclamados. Hay por su persona en este
pueblo, como ya se lo he dicho, simpatias tan de-
cididas y generales, como respetuosas y sincerR~,
y solo n('cesitan ser estimuladas por sus amigos
l'erdad('''os no por los dulcamaras poInicos que
tanto mal nOB han. hecho. Antes que felicitarlo IÍ
Vd. me felicito yo por estas manifestacisnes que
se hacen R su nombre y ti S1I persona; maii8lla re-
SOlí"H AMERleA 389

cibirá un telegrama que le dirije la juventud reu-


nida esta noche.
Quiera acep!ar el respetuoso saludo de su affmc.
amigo.-Ro Zapata ..
INVITACION

Los que susc.ribcn, miembros del Club Juventud


J.uarez Calman, inviL_an.. á. la juoentud de ]a PI·O-
vincia á una reunion que tendrá lugar el Miérco-
les 12 de Octubl'e próximo é las 8 p. m en]a calle
Bueno~ Aires n° 46, con el objeto de acord81° ]a
forma de la manifestacion en honor del Sl o. PtOesi-
dente de la Republica y de su sabia y preoisora
política respondiendo al grandioso mOfJimiento de
opinion realizado por lajuventud de ]a capital.
Los que sUfcriben encarecen á ]a juventud toda
BU coopel'scion y su pre$encis, para probar a:~t
que los jóvenes de Mendo7.s, están firmes en Sil
puesto de sccion y de combate, sirviendo á la po.,.
litica que impulsa tan sabiamente á la República
toda por Jos derroteros delprogresoo
Mendoza, Setiembre 27 de ]8890

(El. Vi(l1"o, Octubre 6 de 1889 )


300 80UTH AMERICA

Los l'egeneT'ado,.u de aye,. y 108 de hoy

.Es edificante la lectura de los documentos que


sin comentarios, publicamos en seguida. .
SAN JUAN, agosto 2 de 1890 SAN JUAN, ag()lto S'de 1893.
-Al señor preaidentc de la Re- - Al Dr. Leandro N. Alem. -
pública, Dr. Mignel Juarell E.tam08 aQni en pleBa aHu.-
Celman-l.o saluda Quien fué cion de fuerza.
8iempre leal y convencido 80S' El pueblo recibió con júbilo
tenedor de la adwinistracion 108 triunfos de la. revolucionea
de V. E. radicales y condena enérgica'
En 108 momentos de prueba mente las nuuhorcadaa de ute
rara la sitnacion de la repúbli, gobierno Que ve en elO~ triuD'
ca, de Que aeo bamo8 de .alvar fos su propia condenacion
'YictOri080", ocupó con decision El diario oficial de anoche
su puesto al lado del tieñor go' amenaza de muerte á 108 r,.di·
bernndc.r do la provinCia. le- cales. llamándoles revoluciona'
gitimo representante de V. E. rios S asegurando Que el go'
secundando su accion encami- bierno está dispuelto á ahogar
nlldl~ á ejecutar la" instruccio' con sangre la revolucioD flue el
r es del gobierno nacional y pavor le hace ver por teda8
.tianlar el órden ·públÍlo. partes.
Vencidl~ la rebelion, Falvadas Telegrafienos inmediata.men'
J¡l~ instituciont·s por el ejéreito te si 80licitam08 del ejecutivo
:JacioIlal y sometidos 101 revol' nacional, como ganntias pa'
t080S. d Club del Pueblo feli' ra DosotrOt', la di801ucion del
cita I'fr mi intermedio á V.E batallc.n provincial, ti· de8ar-
)Jor el resultado finol alcanza' me de la provincia y el li,
.10 en tan IHmentable encoso y cenciamiento de lo. guardia
~alnda á V. E. con el respeto Dacional reclutada por lev88
'1 ue merece el primor U",lIgi~tra' Saludámosle afectuosamen'
do de la república. te.
Jo." P. COl"""·z. - l'i •• cnte ('. Jo,~ 1'. Cortt,.ez. - l' it'nte C.
.Uallea. - J. A gu,till Ca' Mallea. - J. Aotu'," en-
bez". - Eleodof'O Mar/illa. bezo. - Bleoouro .Var,incl:.

(T,.ibua, Ag08to de 1893.)


SOUTH AMERICA 391

K
BOLETIN DE LA UNJON CfvicA RADICAL

Los civiti~tas de la Plaza Cobos que falsamente


revestian el simpático caracter de cívicos, quedan
eliminados del partido por TRAIDORES d BU pro-
grama Uprincipios.

D. Daniel Videla y Correas que encabeza los


civitistas de la Plaza Cobos, Alvarez y Cia., no
serán considerados como cívicos, ni ei Comité
Nacional mantendrá relacion alguna con e1l0s.

TELEGRAMA DEL DR. ALEM

Uno de ios miembros dirigentes de la Union


Clvica Radical, inleresado como el que mas en que
la bandera del gran partido civicQ se mantenga
pura !J sin mancha, como hasta hoyes llevada
por la fraccion politica presidida por los honora-
bles ciudadanos Sres. Lisandro Moyano y Javier
Molina, escribió al illtstrepatricio Dr. Alem, dán-
dole cuenta de lo que pasaba. en el comilé presi-
dido por Don Daniel Videla y Correas; y en el
que su emisario á la Capital mañifestó en plena
Rsamblea flue él acababa de llegar de la Capital'
donde se le habia informado que allí la Un ion
392 SOUTH AME.~lCA

"
Cívica Radical estaba completamente perdida y
que el Dr. Alem le habiQ. acons~jado y autorizado
como medida salvadora para In Union Cívica de
Mendoza que se paclara con los roquislas de aqui.
Esto rué io que se le trasmitió al presidente de
la Union Cívica Radical de la República, afin de
saber si era posible (lue semejautes cosas se le
huhieran dicho al ya célebre viajador de los
Andes. •
El Dr. Alem, hombre sin reoe::, puro y bien inten-
cionado, que no admite pactos De,.gon::os08 y
deprimentes al programa y bandera del grao par-
tido popular, ha c)ntestado en~;"fJicamente conde-
nando este proceder inicuo de los cívico-liberales
de la Plaza Cobos.
V éase el Lelegrama:

Buenos Aires, Febrero 1'1 de 1.892


Señor D.
Mendoza.
Recibí su carta. No es exacto'- que HIIU! hayan
satisfecho esos arreglos, pOi' el contrarío, han cau-
sado mucho disgusto. Tamb;en es inexacto que yo
haya manifesLado ningun temor POI' los destinos
de la Union Chica. Mis ideas son bien conocidas:
Mantener con firmeza siempl'e puro el programa
de la Union Cívica, con féprofunda en el Lriunfo
definitivo de la causa popular. Vá carLa por correo.
SaJúdalo su amigo I
Leandro N. Alem
Ahora, ¡que dicen de esto los seíiores qp.e se
snUTtf A~I$RI CA 393
. h:

decian clvico!ól, y que acaban de pacta/'escandalo-


samente con los liberales?'
Juzgue el público de ellos y de 8US traidores
recursos, que .torpe y falsamente invocan el nom- ti
bre del illlstre repúblico Dr. Alem para embaucar
incauLos y apoyar claudicaciones rJergon~osa8.'1
¡CuánLo descaro y cuanta perfidial
Esos)1o son cívicos, son liberales civitistas, y
el pueblo no debe mlls dejal'se engañar; son ENE-
MIGOS DE LA PÁTRIA Y COMO TAL HAY QUE
CONSIDERARLOS.
El Comité
Suipncha, ~6
1'I63.--Tip. Lo~ Andf'il. Mendo:w.

L
Jujuv, Junio 23 de I BliB.

El Gobernador Delegado. de la Provincia:


Considerando: 'lue la funcion del Corpus, la pri-
mera en el cris\iauismo ha decaido considerable-
mente de pocos años á esta parte; hasto el grado
de confundirse con las generales del año, y siendo
de necesidad procurar los medios pos.ibles de
darle el realce y culto que por su mflge!iLad me-
rece.
DECRETA:

AI't. l' La procesion del Corpus en lo slle ~sivo,:'


hará su paso saliendo de la Iglesia Mlltriz por la:
39io SOUTH AMERICA

calle pri'-cipa1 hácia al'r:ba hasLa la esquina de


San FranclRco, de donde dará la vuelta para regre-
SAr á la Matriz .por la otra calle.
A,t. 2" LaR manRiones se harán con el Santisimo
en el órden siguiente: uoa en la esquina Guer-
rero al "'RIi .. ~e la Matriz, otra en la esquina de
San Francic;:co; dra en la esquina de Doña Cao-
dplal'ia Salac;:; otra en la esquina de Mallgudo y la
última en la esquina de la plaza de Don Ignacio
Carrillo.
Art.3" Para cumplir lo dispuesto en el articulo
anterior, el Gobierno coro sus empleados costl'ará
un sitial; el Superior T. d~ Justicia otro; la Mu-
nicipalidad otro; los comerciantes otro; los pulpe-
ros y artesano!S el último.
Art" 4" Quince dias ántes d~ la fiMta del Corpus
el Presidente de la Municipalidad dará avisos res-
pecti vos á los que deben con tribuir ·á la fOl'macion
de altares y sitiales determinándoles el punto
para que cada uno construya el suyo.
Art. 5' La runcion de Iglesia con todo lo rela-
tivo,) á ella, la dispondrá el Sr. Cura, segun la
práctica est.ablecida al respecto.
Art. 6" Comuniquése á quiénes corresponde, pu-
bltquese y dése al R. O.
Serapio T. Pinto
Pedro Pahlo .Yolonni

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