Zamudio Act. 5.1
Zamudio Act. 5.1
Zamudio Act. 5.1
Fecha: 11
septiembre 2023.
Periodo: 202353.
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La violencia domestica hacia el hombre y sus consecuencias. Una violencia silenciosa.
Una plática entre amigos me llevo a reflexionar sobre las variables que puede tener la
violencia que se puede presentar en el hogar, me sorprendí al escuchar cómo puede un
hombre corpulento y fuerte ser sometido por su mujer, y más aún conocer los motivos por
los cuales se dejaba violentar.
Existe una realidad que no puede ser ignorada, y esta es la violencia doméstica y sobre todo
el daño psicológico en los hombres. Aunque si bien es cierto las mujeres se encuentran más
propensas a sufrir de este abuso, también los hombres pueden experimentar daño físico,
sexual y emocional por parte de sus parejas. Esta problemática no es apreciable a simple
vista, por lo mismo para muchas personas es inadmisible pensar que un hombre pueda ser
sometido en la relación de pareja.
Los hombres que son violentados por sus parejas no solo sufren este por esto, también la
sociedad los castiga estigmatizándolos, generando en ellos sentimientos de vergüenza,
inseguridad, falta de confianza y su masculinidad se ve menospreciada, no están
acostumbrados a ser víctimas.
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“En la medida en que el paradigma de la masculinidad está en crisis, ese hecho empieza a
reflejarse en relaciones de dominio de la mujer sobre el hombre como parte de la
cotidianidad. Sin embargo, el tema de los hombres maltratados aún no está socializado”
(Tello, 2006, Boletín UNAM-DGCS-453).
Debido a esa falta de entendimiento del porque esta condición es una realidad oculta me
pregunto, ¿Qué lleva al hombre a no denunciar o levantar la voz cuando es violentado?, la
realidad nos demuestra que la mayor cantidad de denuncias por maltrato es realizada por
mujeres, aunque es de reconocer que en su mayoría los hombres no denuncian para no ser
objeto de burlas y del escarnio social.
Nuestro sistema de valores culturales enfocados a los roles tradicionales donde el hombre
se debe desempeñar como proveedor, ocasionan que se coloque una venda en los ojos que
lo hacen incapaz de ver la afectación que le genera el abuso de la mujer y se resiste a
considerarse como víctima.
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Incluso a través de la subestimación o negación del acto, genera un mecanismo de defensa
que le hacen minimizar la situación, por lo cual no es consciente del daño que sufre
aceptándolo como algo natural e incluso dándole un enfoque cómico.
Dentro de esa aceptación esta un mal entendido sentimiento de amor, con sorpresa
descubrir varios testimonios donde el agredido justificaba las ofensas por el amor a su
esposa y familia, asumían que dentro del rol que jugaban estaba el sacrificio, y si ese
sacrificio implicaba algún sufrimiento lo aceptarían con resignación y en algunos casos
existe una idealización o sobrevalorización de la pareja.
Esa falta de reconocimiento y comprensión dificulta que busquen ayuda para superar el
trauma, además de las secuelas psicológicas, llevándolos a experimentar problemas como
ansiedad, depresión y asilamiento.
Es importante poner en contexto que mientras la mujer sufre de mayor violencia física, el
hombre la sufre psicológicamente, en mi opinión puedo afirmar que, aunque no es
equiparable, el daño en el hombre tiene mayores repercusiones por los estereotipos que
nosotros como sociedad le marcamos como cabeza de familia y sostén de la misma.
Son muchas las razones de fondo que nos llevan a este tipo de situaciones, entre las cuales
podríamos mencionar un mal entendido feminismo que ha llevado a desplazar a su pareja
en asuntos que tradicionalmente eran llevados por ellos, incluso ejerciendo el mando y la
autoridad en el hogar. Esta nueva dinámica ha generado presiones y tensiones en las
relaciones, en la mujer al ser la parte fundamental del sostén económico de la familia, y en
el hombre al ya no ser el proveedor principal y el brazo fuerte. La mujer se sienta
abrumada, y de cierta forma se crea en ella un sentimiento de opresión y resentimiento que
se ve reflejado en la violencia ejercida hacia el marido.
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Hemos condicionado nuestras conductas influenciadas por la cultura, esto nos ha generado
una barrera para poder entender y dar validez a todo lo que se salga de la “normalidad” que
conocemos.
No hay que dejar de considerar que en los casos en los que el hombre sigue ejerciendo el
rol principal de proveedor y sostén económico del hogar, aun así, se puede presentar el
abuso por parte de la mujer, motivados por temas económicos, codependencia, celotipia,
inestabilidad emocional, etc., solo por mencionar algunos.
La exposición del hombre al escarnio de la sociedad los lleva a soportar los maltratos
físicos y psicológicos, además pueden ser maltratados indirectamente a través de la
violencia ejercida hacia sus hijos o seres queridos.
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¿Podríamos afirmar que los varones maltratados no son realmente valorados por su
condición?, es de reconocer que existen esfuerzos por generar una igualdad entre hombre y
mujer, aunque aún existe mucho camino por recorrer y se deben de tomar más en serio las
experiencias traumáticas por las que se atraviesa en situaciones de violencia familiar, en la
actualidad asumimos que el hombre por ser hombre no tiene derecho a quejarse ya que
representa la fortaleza y no la debilidad.
Considero que el hombre necesita ser acogido sin condicionamientos para que pueda
entregarse y sentirse liberado, y esto solamente se puede dar en ese núcleo tan importante
que es la familia y que es donde se da la grandeza de la persona.
Parece que hemos perdido como sociedad la capacidad de identificar al hombre y a la mujer
en sus aspectos más profundos como es su antropología, en donde el hombre y la mujer son
seres individuales con sus propias características que los llevan a complementarse, y que
gracias a esas diferencias cada uno adquiere su dignidad de personas.
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Buscando información sobre el tema encontré una lectura la cual cito textualmente, “dejan
de considerarse personas a quienes temporalmente o de por vida no pueden hacer uso de su
inteligencia o voluntad, a quienes están dormidos o sin conciencia o en coma, o a quienes
no
pertenecen a determinada raza o resultan incapaces de ejercer función productiva alguna en
la sociedad. Es decir, en definitiva, a quienes no son eficaces o rentables” (Melendo, 2018,
P. 18).
¿Entonces los estamos discriminando?, existe una falta de credibilidad por parte de la
justicia, generando un sentimiento de discriminación en los varones ante los juzgados y una
desigualdad, se tiene una sociedad con una ideología de género en el que sólo creen que la
mujer es víctima de violencia, dejando de lado a los hombres que también padecen de
violencia por sus parejas o familias.
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En teoría la violencia de género y la violencia domestica se siguen por querella, es decir,
por denuncia, aunque con lo que he podido constatar, en la práctica solamente la violencia
de genero se sigue por oficio, con lo cual se vuelve a demostrar una falta de igualdad e
inequidad en cuanto a la impartición de la justicia.
Es triste constatar que en este tema se cometen infinidad de injusticias hacia los hombres,
se establecen penas más duras para ellos, en cambio para las mujeres la mayor cantidad de
veces se les absuelve de todo delito, además el hombre es expulsado del hogar y
sentenciado a pagar cierta cantidad de dinero y alejado de los hijos.
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Diariamente veo en las noticias como se resalta el asesinato de una mujer, definiéndola
incluso como feminicidio, sin embargo, la realidad nos demuestra que la mayor cantidad de
personas asesinadas son del género masculino, sin ánimo de menospreciar cuando se le
quita la vida a una persona del sexo femenino, puedo afirmar que los asesinatos de hombres
se ven como una “normalidad” dentro de la estadística.
Veo a una sociedad que aparenta actuar de la mejor manera, pero lo que se demuestra es
una sociedad hipócrita, se encienden las alarmas cuando se maltrata a un animal, pero se
festeja cuando se aprueban iniciativas como legalizar el aborto.
Soy el primero en buscar el respeto a las mujeres por su género y condición, pero si
tomamos en cuenta que hombre y mujer son personas, solo por ese hecho, los dos
independientemente de su condición sexual merecen el mismo trato por la dignidad que les
fue dada desde su concepción.
No es más uno que el otro, cada uno con sus cualidades y áreas de oportunidad se unen para
complementarse y formar una unidad que los llevara a buscar la trascendencia a través del
conocimiento mutuo, aprendizaje que solo se puede dar en la convivencia diaria y en el
manejo del conflicto como una oportunidad de mejora.
Pienso que todos debemos contribuir en reeducar a la sociedad para fortalecer la ética y la
moral perdidas por los cambios tan drásticos a nivel mundial, solo de esta forma podremos
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recuperar la empatía, el amor y la justicia, que nos deben llevar a combatir la ignorancia
generada por la falsa realidad que se nos presenta en nuestros días.
Esta ausencia de valores desarrolla en el ser humano una falta de respeto hacia el otro,
deshonestidad y una visión equivocada en la aplicación de la justicia.
Representa un trabajo arduo y difícil el hacer visible la violencia contra los hombres, el
pensamiento machista sigue perdurando en nuestra sociedad, así como un mal enfoque al
feminismo, es fundamental fomentar el respeto a la dignidad de la persona, valorarla como
un ser único e irrepetible, de esa forma podremos forjar un camino hacia una sociedad justa
que nos lleven a una convivencia sana y como consecuencia formar familias ejemplares que
cumplan con su función de ser la célula principal de la sociedad.
Los hombres estamos expuestos a ser marcados por los estereotipos, es por ello que se tiene
la falsa creencia de que los varones no lloramos, no sentimos, no somos débiles; sino
tratamos de liberarnos de las cadenas que nos impone la sociedad, seguiremos teniendo
vergüenza por aceptar una realidad que poco a poco sigue creciendo y nos sigue hundiendo
en el abandono y en la indiferencia. La conceptualización del machismo, nos puede generar
una equivocada afirmación de que la afectación es directamente hacia las mujeres, lo cual
es totalmente equivocado.
He querido mencionar algunos efectos del machismo para poder entenderlo como una
barrera de grandes dimensiones que obstaculiza a los hombres y los inhibe para poder
expresar sus sentimientos y amar con la libertad que le daría él no ser señalados ni
marcados.
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Tenemos que reflexionar en la importancia de cambiar los paradigmas a través de la
educación y el ejemplo, cada uno tenemos un rol en la vida sin prejuicio del otro, nadie es
menos o más por el hecho de ser hombre o mujer, entendiendo que en la perfección de
nuestra sexualidad nos debemos complementar, uno sin el otro no podemos subsistir, solo
en la aceptación de cada uno como camino para el otro en busca de la perfección es como
nos estaremos abriendo a la trascendencia.
Los hombres necesitamos ser escuchados, pero al parecer no existen los espacios adecuados
en donde los varones puedan sentirse acogidos y arropados, inconscientemente estamos
silenciando las situaciones que dañan como la violencia doméstica y algunas otras
problemáticas que siguen ocultas, que no se nombran ni se visualizan.
En el desarrollo del tema me he visto obligado a indagar más sobre el origen de este
fenómeno y sigue creciendo mi asombro al descubrir que todo se desarrolla desde el
noviazgo a manera de juego y ya en el matrimonio se “formaliza”.
Es por ello que considero importante poner en la mesa el trabajo con parejas desde el
noviazgo y en uniones de personas jóvenes, con el fin de prevenir y evitar el deterioro en
las relaciones e identificando una posible incompatibilidad de caracteres que los lleve a
tener matrimonios enfermos en el futuro.
Nuestro fin al buscar pareja debería ser la complementariedad que nos guie a la perfección,
esto solo se puede conseguir a través de la unión conyugal, pero no con el egoísmo de ser
mejores individualmente, más bien con el objetivo de fortalecernos mutuamente y de este
modo buscar el bienestar del ser amado que a fin de cuentas será el bienestar de uno mismo.
Como nos marca nuestro creador, debemos ser una unidad de dos cuerpos que se unen por
la trascendencia que nos regala el espíritu convirtiéndonos en uno solo cuerpo y espíritu.
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REFERENCIAS:
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