Coseriu Diatopicas Diafasicas Diastraticas

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Magíster Profa. Ana B.

Gravina

Coseriu (1981)
Distingue tres tipos de diferencias internas en la lengua: diferencias diatópicas
(dialectos), diastráticas (niveles sociolingüísticos) y diafásicas (estilos). Las primeras
son las variedades geográficas. Según Coseriu (1981), el dialecto se caracteriza por una
forma de hablar, por subordinarse a una lengua histórica y por estar delimitado
espacialmente. Es posible distinguir tres tipos de dialectos: dialectos primarios o
constitutivos, secundarios o consecutivos y dialectos terciarios o variedades regionales
(Borrero Barrera & Cala Carvajal, 2000). Como dialecto primario se podría identificar
en este caso a la lengua española (lengua histórica) que deriva del latín vulgar,
mientras que como dialecto secundario se podría considerar a los dialectos que se
escinden de esta lengua histórica por una diferencia diatópica (geográfica), como el
español de la Península y el español de América. En tercer lugar, se ubican los dialectos
terciarios, “variantes peninsulares e insulares” y “variantes americanas” (Lope Blanch,
1992:320) que adoptan la función de norma o estándar que representa al habla de una
élite urbana, como la norma castellana, andaluza, extremeña, canaria, etc. y la norma
mexicana, caribeña y rioplatense respectivamente. Las segundas son las variantes
sociales o diastráticas, también llamadas “niveles de lengua o sociolectos” (Borrero
Barrera & Cala Carvajal, 2000:218) los cuales identifican a los hablantes como
miembros de un determinado grupo social. Estas variedades están motivadas por una
pluralidad de factores: sexo, edad, clase social, nivel de instrucción, profesión, raza y
etnia. Aquí se incluyen los grupos cuya forma de hablar identificamos con la lengua
vulgar, o las diferentes jergas juveniles, o la forma de hablar de grupos sociales
marginales, por ejemplo. De la misma manera, son sociolectos las variedades cultas,
las utilizadas por doctores e investigadores universitarios en sus publicaciones, la jerga
utilizada por los médicos, o la que usan los abogados. Las terceras son las variedades
funcionales o diafásicas. Son los llamados registros lingüísticos (estilos). Estos registros
aparecen en función de las características de la situación o del contexto comunicativo
en el que se encuentra el hablante. Por ejemplo, el registro coloquial lo utilizamos en
situaciones informales entre familiares o amigos. En otras situaciones más formales
nos esforzamos en utilizar el idioma con toda la corrección de la que somos capaces,
como cuando hablamos con alguien importante o nos encontramos en una situación
oficial o damos un discurso. Tampoco le hablamos igual a un niño que a un anciano a
un conocido que a un desconocido. Todo ello implica contextos comunicativos
distintos y para cada contexto buscamos el registro más adecuado. Coseriu (1981)
establece relaciones entre las tres diferencias de la lengua (diatópicas, diastráticas y
diafásicas). Según Moreno Fernández (1998:132) Coseriu establece una relación
jerarquizada entre estas diferencias y plantea que el dialecto, es un término más
general y estilo, un término más restringido. Un dialecto tiene un sistema fónico,
gramatical y léxico completo mientras que un nivel o sociolecto varía parcialmente de
un dialecto, “un dialecto puede emplearse en un nivel; un nivel en un estilo; y un
dialecto en un estilo” (Borrero Barrera & Cala Carvajal, 2000:218).

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