Ricardo Palma
Ricardo Palma
Ricardo Palma
Lengua y Literatura
1. Explicar qué dichos recuerda Ricardo Palma y que le dan pie a la narración posterior.
¡Qué! Si esto es más caro que la camisa de Margarita Pareja.
Era una frase que solían decir las mujeres de Lima al hablar de algo de mucho valor.
2. Explicar de dónde Ricardo Palma extrae información para redactar esta tradición.
Ricardo Palma estaba en Madrid, cuando se encuentra con un artículo firmado por D.
Ildefonso Antonio Bermejo (autor de un notable libro sobre el Paraguay) quien, aunque
muy a la ligera habla de la niña y de su camisa.
4. Dividir el texto en partes, según lo que el tradicionista nos cuenta. Explicar de forma muy
breve y sintética, máximo tres renglones en cada caso, el contenido de cada parte, a saber:
Situación inicial.
Complicación uno (negativa del padre)
Complicación dos (reacción y estado de la muchacha)
Complicación tres (negativa del tío, discusión)
Punto de inflexión: Intervención del sobrino y condiciones para el acuerdo.
Desenlace y final: valor de la camisa de la novia, justificación del dicho popular.
Situación inicial: Margarita Pareja era la hija más mimada de D. Raimundo Pareja,
caballero de Santiago y colector general del Callao y de España llegó un arrogante
mancebo, llamado D. Luis Alcázar. El español don Luis Alcázar y la joven Margarita Pareja
se enamoran profundamente.
Complicación uno (negativa del padre): el opulento padre don Raimundo se opone a la
boda porque no quería ser suegro de un yerno extremadamente pobre.
Complicación dos (reacción y estado de la muchacha): Margarita, que era nerviosa como
una damisela de hoy, lloriqueó, se arrancó el pelo, y tuvo pataleta. Como consecuencia,
Margarita se aferra al matrimonio y amenaza seriamente con suicidarse.
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Complicación tres (negativa del tío, discusión): Don Honorato le pide a su sobrino que no
reciba ninguna herencia de Don Raimundo como respuesta al vergonzoso desprecio que
había hecho el padre de la joven.
Punto de inflexión, Intervención del sobrino y condiciones para el acuerdo: Don Honorato
y Don Raimundo llegan a un acuerdo que don Luis y Margarita pueden casarse si don
Raimundo no le da a Margarita nada más de su herencia que una camisa.
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• “Margarita se adelantaba a su siglo”
Margarita se anticipaba a su edad.
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Tras el fracaso del intento golpista, Palma se embarcó rumbo a Chile y llegó a Valparaíso
los últimos días de 1860. Durante su permanencia en esta ciudad, el escritor frecuentó los
salones literarios y perteneció a la Sociedad Amigos de la Ilustración, colaborando en la
Revista del Pacífico y la Revista de Sudamérica, de la cual llegó a ser redactor principal. En
agosto de 1863, luego de ser amnistiado, emprendió el regreso al Perú.
En 1865 regresó al Perú para ponerse a órdenes del gobierno, que se encontraba en
conflicto con España, participando en el combate del Callao del 2 de mayo de 1866 como
asistente de José Gálvez. Al año siguiente intervino en la sublevación del coronel José
Balta y, cuando Balta fue elegido presidente en 1868, lo nombró secretario particular; fue
además elegido senador por la provincia de Loreto. Tras el asesinato de Balta en 1872,
Palma se retiró a la política para dedicarse exclusivamente a la literatura. El mismo año
publicó la primera serie de sus Tradiciones peruanas.
• Casamiento, familia.
Palma contrajo matrimonio con Cristina Román en 1876. Tuvieron siete hijos: Félix,
Ricardo, Cristián, Cristina, Renée, Peregrina y la escritora Angélica. Antes de casarse, tuvo
un hijo con Clemencia Ramírez, el también escritor Clemente Palma.
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González Prada atacó la gestión de su predecesor en una Nota informativa acerca de la
Biblioteca Nacional (1912), lo que motivó la respuesta de Palma en su folleto Apuntes para
la historia de la Biblioteca de Lima (1912), donde hace un recuento de su labor al frente de
la institución. Palma sufrió mucho y nunca logró reconciliarse con toda la generación
nueva. En realidad, se enfrentaron dos formas distintas de entender el objeto de la
literatura. Palma, que siempre tuvo verdadera pasión historicista, resultaba en ese
contexto un hombre del pasado, un servidor del Virreinato, cuando lo que hacía falta era
un ser renovador y progresista. Las circunstancias y la odiosidad que le tenía Prada se
dieron la mano para condenarlo a un lugar, aunque aún digno, secundario. Con el paso del
tiempo, sin embargo, su figura adquirió nuevo relieve, y la juventud, lejos de la etapa
destructora de la posguerra, vio en él al mago creador de las tradiciones que siempre
quiso ser.
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• La tradición leída como una muestra de valores sociales y éticos en la Lima virreinal.
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