MJ Doc 6751 Ar
MJ Doc 6751 Ar
MJ Doc 6751 Ar
Fecha: 9-jun-2014
Producto: LJ,SOC,STF,MJ,SYD
Sumario: I. Culpabilidad por el hecho y non bis in ídem. II. Peligrosidad y pena. III. Libertad
condicional.
El caso "Arévalo, Martin Salomón" (CSJN, 27/5/2014) hace retornar a la consideración pública
el tema de la reincidencia y me incita a analizar algunos tramos del dictamen del procurador
fiscal para relacionar esas ideas con la dirección político-criminal que adopta el Estado
argentino en la materia.
Resumiendo los antecedentes del procedimiento, aquel escrito dice que la defensa «insistió en
su planteo de que el régimen de agravación por reincidencia de los arts. 14 y 50 del Código
Penal es contrario a los principios de culpabilidad por el hecho y non bis in ídem recogidos en
la Constitución Nacional».
El procurador respondió: «La mayor gravedad en la sanción que el Código Penal atribuye a
quien comete un nuevo delito habiendo cumplido efectivamente pena por un delito anterior
puede explicarse como respuesta al mayor grado de culpabilidad que revelaría esa persona en
la comisión del nuevo delito, en comparación con la que expresaría quien cometiera un hecho
equivalente sin haber cumplido pena con anterioridad».
Cita luego algunos pronunciamientos de la Corte de los que yo selecciono el siguiente tramo:
«Pone en evidencia el mayor grado de culpabilidad de la conducta posterior a raíz del
desprecio que manifiesta por la pena quien, pese a haberla sufrido antes, recae en el delito».
Sigue el dictamen: «El régimen de agravación por reincidencia no importaría una forma de
castigo por el carácter o por lo que la persona es, ni respondería a un juicio sobre el proyecto
de vida que ella ha elegido realizar. Antes bien, la agravación reflejaría una evaluación de la
responsabilidad personal del autor por la comisión del nuevo delito».
Sobre este tema el dictamen expresa: «El régimen de la libertad condicional que regula el
Código Penal entre sus artículos 13 y 17 es, junto con el de la suspensión condicional de la
ejecución de la pena de prisión, regulado en los artículos 26 a 28 del Código Penal, una
manifestación de una misma política del legislador nacional dirigida a graduar el uso del
encierro carcelario en respuesta a particularidades de la historia punitiva de la persona
condenada».
Mis comentarios:
Hasta aquí, he hecho un resumen de lo que dicen los órganos que administran la justicia;
como que la Corte se expidió concordantemente con lo dictaminado por el Señor procurador
fiscal.
También voy a poner de relieve la apreciación de que poco han cambiado los sentimientos
mayoritarios argentinos sobre la reincidencia en los últimos ciento cincuenta años.
Así, en cuanto a la libertad condicional, se escribió hace tiempo: «Ella supone la corrección del
penado. Si comete un nuevo delito demuestra que la confianza que se le dispensó no estuvo
justificada: La presunción respecto de los reincidentes "no es la corriente, que supone la
corrección si la conducta lo acredita, sino, precisamente, la contraria. La sociedad tiene
interés, en estos casos, en defenderse, y no en colocar a los sujetos peligrosos en condiciones
de dañarla". «El fenómeno de alarma social que produce siempre el ataque contra su
estabilidad que significa el delito, se aumenta cuando el autor es un sujeto que ha cometido
antes otras infracciones.Para la sociedad ese individuo es un enemigo que revela su
inadaptabilidad, que acredita un peligro y que impone la defensa.» La reincidencia «atestigua
una perversidad más grande, una inclinación particular, y muchas veces un hábito del crimen
que hace del culpable una persona peligrosa para la sociedad». «Las penas de la reincidencia
deben ser superiores [...] porque la recaída en el crimen después de una condenación, revela
en el agente una tenaz perversidad de que no ha podido triunfar la pena sufrida.»
Con reflexiones propias y acudiendo también a notas del Proyecto Tejedor, de ese tenor es el
enfoque que hizo aquel a quienes algunos llamaron «El Codificador»; o sea, Rodolfo Moreno
(h.) en El Código Penal y sus antecedentes, H. A. Tomassi Editor, Buenos Aires, 1923. Sobre
la reclusión por tiempo indeterminado recordó que correspondía a los reincidentes que pueden
considerarse habituales y recibía el nombre de deportación. Como antecedente citó la ley
francesa de 1885 que pretendió organizar, contra ciertos reincidentes considerados como
incorregibles, un procedimiento de eliminación, o sea, la relegación perpetua a la expiración de
la última condena pronunciada.
Todo esto trae a mi memoria la historia de los enviados por Francia a la Isla del Diablo, por
Inglaterra a Australia y por los demás antiguos imperios a sus colonias más remotas; lo que
quiso imitar la República Argentina mandando a los incorregibles al «algún lugar de los
territorios del Sud»; lugar que, finalmente, fue Ushuaia.
Cambian los tiempos, pero no las ideas, aunque estas se expresan con expresiones
distintas.Antes se decía que el reincidente era una persona «peligrosa para la sociedad».
Ahora que tiene «un mayor grado de culpabilidad». Coinciden ambas en que se le debe dar
una respuesta más dura que al que es condenado por primera vez.
Por todo ello, corresponde que ponga término a este comentario sintetizando mi pensamiento:
Abogo por un derecho que vaya acotando y reduciendo de manera continua el poder punitivo
del Estado. En aquel, a cada delito le corresponderá una pena y, cumplida esta, ninguna otra
consecuencia podrá sobrevivir. Ahora bien: este es el ideal imaginado por un jurista y no tiene
-ni por asomo- la importancia que reviste la opinión del pueblo, recogida por sus legisladores,
quienes en este proceso de reformas a la normativa penal deben encontrar un punto de
equilibrio; de manera tal que el justiciable no reciba más castigo que el que le corresponde y
no se agote la paciencia de las víctimas con los «incorregibles» induciéndolas a poner en obra
el instinto de venganza.
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(*) Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, UNL. Doctor en Derecho, UBA. Doctor
en Derecho, Universidad Complutense de Madrid. Diplomado en Estudios Avanzados,
Universidad Complutense de Madrid. Profesor titular de Derecho Penal, UNL. Profesor de
Maestría en Derecho Penal, UB. Profesor de cursos de posgrado, Universidad Austral,
Rosario. Profesor invitado para cursos de posgrado, UBA, Universidad Nacional de La Rioja,
UNC, UNS y Colegio de Abogados de San Isidro. Profesor Honoris Causa de la Universidad
Nacional de Cajamarca, Perú. Se le otorgó la Presea a la Excelencia Académica «Simón
Bolívar», Perú-Ecuador. Dictó conferencias en el país y en universidades de España, Italia,
Perú y Chile. Exbecario del Instituto Max Planck para el Derecho Penal Extranjero e
Internacional, Alemania. Actuó como jurado para la designación de profesores en las
universidades de Buenos Aires, Corrientes y La Rioja. Autor de numerosas obras y de
artículos para revistas jurídicas de Argentina, Uruguay, Perú, España e Italia. Exdirector de
Ciencias Penales Contemporáneas, revista de derecho penal, procesal penal y criminología.