2012 (Lima) Bioética Narrativa El Valor de Las Ficciones Frente Al Padecimiento Extremo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

Bioética narrativa

Mar adentro
España, 2004
Alejandro Amenábar

Javier Bardem
Belén Rueda
Lola Dueñas

Bioética narrativa:
el valor de las ficciones
frente al padecimiento extremo
Natacha Salomé Lima

Un paciente, afectado por un tumor craneal se encontraba en fase


terminal, pero todavía lúcido. La familia lo acompañaba (esposa y dos
hijos) con su presencia en el hospital y sujeto a las condiciones clínicas,
con visitas frecuentes a la sala de terapia intensiva en la que estaba
internado. El equipo de cuidados paliativos se ocupaba de aplicarle un
tratamiento para el dolor y de darle apoyo psiquiátrico y psicológico. El
desenlace estaba cerca cuando abruptamente el tumor comenzó a cre-
cer de manera acelerada, generando una protuberancia en la frente del
paciente, tomando un ojo y deformando completamente su rostro. Sus
hijos lo habían visitado pocos días atrás, cuando el tumor era apenas
visible, y para ese fin de semana estaba previsto un nuevo encuentro.
El equipo psicológico se vio entonces ante el dilema de si convenía o no
autorizar la visita.1 Por un lado, era razonable que los niños vieran a su

1. Presentado por Leslie de Galbert, psicóloga franco-americana con una vasta ex-
periencia en el área de cuidados paliativos, en comunicación profesional a Juan
Jorge Michel Fariña, Cátedra de Psicología, Ética y Derechos Humanos, UBA.

137
(Bio)ética y cine Michel Fariña | Solbakk

padre por última vez antes de su muerte, pero por otro, consideraban
que la visión súbita de la deformidad podría tener efectos traumáticos
en ellos, y que tal vez era mejor que lo recordaran tal como lo habían
visto la última vez. ¿Cómo mostrar los efectos del tumor en ese rostro
sin generar el efecto de espanto que emerge de tal visión?

Durante un encuentro amoroso, una mujer de mediana edad se des-


cubre un bulto en el pecho. Consulta a un médico y obtiene un diag-
nóstico conclusivo: se trataba de un tumor maligno y debían realizarle
la extirpación de su pecho derecho. La mujer se angustia y manifiesta
temores respecto de cómo esto afectaría su imagen corporal, su sexuali-
dad, sus vínculos afectivos y amorosos… Consulta entonces acerca de la
posibilidad de que le sea colocado un implante mamario en el curso de
la misma operación en la que la ablación del pecho sería realizada. El
equipo médico le informa que un procedimiento de ese tipo además de
ser clínicamente desaconsejado, resulta sumamente riesgoso.2 ¿Cómo
debería intervenir en este caso el equipo de psico-profilaxis quirúrgica?

Los dos casos previos están extractados de testimonios reales.


Son apenas una muestra de los múltiples desafíos que deben en-
frentar cotidianamente los profesionales de la salud que trabajan en
contextos de urgencia hospitalaria. ¿Cómo abordar los dilemas que
estas situaciones conllevan? El presente trabajo intenta dar cuenta
de una metodología para acceder a la complejidad implicada en ta-
les situaciones, complejidad que como veremos escapa a las eviden-
cias y requiere de un rodeo para volver luego con nuevos elementos
al “caso real” que dio origen a la reflexión. Para ello propondremos
el concepto de bioética narrativa, dando cuenta de los recientes
avances y descubrimientos en el tema. Se trata de suplementar las
formas tradicionales de exposición de casos, dando entrada a de-
terminadas ficciones que ayuden a desplegar el núcleo conflictivo e
irreductible necesario para acceder a su complejidad analítica. Se
propone un recorrido que incluirá óperas de Wagner y de Puccini,
escenarios cinematográficos, literarios y analíticos, para regresar
luego al caso y abordarlo de acuerdo a una lógica que consideramos
superadora de la encerrona inicial.

2. Presentado en ocasión del Seminario Enfermedades oncológicas: asistencia clí-


nico-preventiva ante la cirugía y la enfermedad terminal, dictado por María del
Carmen Mucci, UBA, 2010.

138
Bioética narrativa Natacha Salomé Lima

La encrucijada de la bioética

El campo de la bioética nos convoca a ese lugar de complejidad in-


augurado por el acontecimiento de los grandes dilemas humanos. La
bioética, se sabe, es la disciplina encargada de lidiar con la cuestión éti-
ca del bios, es decir de la vida que incluye, ineludiblemente, también la
muerte del ser humano. Lo complejo deviene así lo constitutivo, lo pro-
pio e incluso lo distintivo del tipo de reflexión que abordaremos. Porque
las decisiones, los principios y las responsabilidades que se toman en
el campo de la bioética son diferentes maneras de cernir, en un intento
por legalizar, ese real inaprensible, pero constitutivo del campo de las
decisiones humanas. El discurso de la bioética, como todo discurso, se
entreteje en la conversación de múltiples voces y allí radica el desafío
actual que la encrucijada de su poder discursivo nos propone.
Como lo consigna Fernando Lolas Stepke (Lolas Stepke, 2008) tra-
dicionalmente el origen de la bioética ha sido fechado en 1970, a par-
tir de la publicación de la obra de Van Rensselaer Potter: “Bioethics:
Bridge to the Future” y la fundación un año más tarde del Instituto
Kennedy de Ética en la Universidad de Georgetown por André Helle-
gers, con el apoyo del Sargento Shriver y la propia familia Kennedy.
Sin embargo investigaciones iniciadas por Hans-Martin Sass en
2007 revelan que el término bio-ética fue acuñado en el año 1927,
cuando Fritz Jahr, un pastor protestante alemán, publicó un artículo
titulado: Bio-Ethik. Eine Umschau über die ethischen Beziehungen
des Menschen zu Tier und Pflanze [Bio-ética: una perspectiva de la
relación ética de los seres humanos con los animales y las plantas].
Artículo donde se propone un “imperativo bioético” (Sass, 2007) que
supone una extensión del imperativo moral kantiano a todas las for-
mas de vida: “respeta a cada ser viviente como un fin en sí mismo, y
trátalo, de ser posible, como tal.”3
Este hallazgo no es solo una referencia histórica, sino que supone
la recuperación de fuentes que a posteriori nos presentan una intere-
sante posibilidad de resignificar el planteo bioético actual. En su obra
pionera, Fritz Jahr se sirve de diferentes referencias en pos de la con-
ceptualización de la problemática bioética. Una de esas referencias es
la ópera Parsifal de Richard Wagner. Referencia que nos introduce en
la narrativa de una conmovedora historia: un cisne ha sido asesinado

3. Declaración de Rijeka. Croacia. Marzo 2011. Publicado en IBISNews http://www.


ibisnewsletter.org/spip.php?article21

139
(Bio)ética y cine Michel Fariña | Solbakk

a manos de un joven quien luego devendrá Parsifal. En un vano in-


tento por defenderse, el joven afirma que posee su arco y flecha para
dispararle a todo lo que vuela… Frente a semejante alegato Gurne-
manz4, señalando al cisne inerte, interpela al joven diciéndole: “mira
como nos mira…” El respeto y el cuidado hacia los animales no pro-
viene de su objetivación ni tampoco se sostiene en un deber moralista,
sino que nos responsabiliza en tanto lo que somos capaces de percibir
de nuestra propia condición humana a través de ellos. ¿Qué nos dice
esa mirada inerte del cisne acerca de nosotros mismos? Instante de
interpelación capaz de devolvernos nuestro propio mensaje en forma
invertida.
Nuestra hipótesis será entonces que la utilización de recursos ar-
tísticos, musicales, cinematográficos o expresiones del arte en gene-
ral constituyen una via regia para ampliar y suplementar el pathos
del dilema. El vocablo pathos da cuenta de múltiples significaciones;
puede ser definido como uno de los tres componentes de la retórica
aristotélica junto con el logos y el ethos; pero también designa: todo lo
que se siente o experimenta: estado del alma, tristeza, pasión, padeci-
miento, enfermedad. En la crítica artística la palabra pathos se utiliza
para referirse a la íntima emoción que una obra de arte despierta en
quien la contempla. Mientras que dentro del binomio Eros - Pathos,
supone la bipolaridad permanente de amor y muerte, del movimiento
que enlaza el sufrimiento con el amor, o al amor sufriente.
Siguiendo la dicotomía pero introduciendo a la vez un planteo que
da cuenta de la complejidad narrativa, podemos reflexionar acerca
de uno de los presupuestos del racionalismo, edificado sobre lo que
fue el realismo antiguo. Se trata de “la expulsión de los sentimientos,
las emociones, los deseos, las expectativas, los valores y las creencias
del área de la racionalidad. Para la filosofía clásica, uno es el orden
dianoético o intelectual y otro el ético o moral. El orden de lo ético
es el de las pulsiones irracionales, las llamadas virtudes concupis-
cibles o abdominales, e irascibles o torácicas. Esas pulsiones tienen
una gran significación moral y práctica, ya que tienen un importante
papel cuando están bien ordenadas (eso es el éthos) a diferencia de lo
que sucede cuando se desordenan, es decir, cuando no obedecen a los
dictados de la razón (eso es lo que se llamó pathós, por contraposición
a éthos)” (Muñoz, y Gracia, 2006, p. 25)

4. Extracto del texto de la ópera Parsifal de Richard Wagner.

140
Bioética narrativa Natacha Salomé Lima

Intentaremos de este modo trabajar sobre el discurrir de una


bioética narrativa. Y para eso se hace necesario retomar los funda-
mentos de la disciplina filosófica. Originaria de la Grecia del siglo
V a.C., la filosofía nace en la tensión entre dos paradigmas, el del
mito y el del logos que surge del incipiente sistema de la polis. La
filosofía, en su doble nacimiento, se tensiona entre la poesía de los
presocráticos y el logos platónico, tensión que permanecerá hasta
nuestros días. Al decir de Alain Badiou la filosofía no nació de ma-
nera simple; como los grandes monstruos de la mitología, nació dos
veces. (Badiou, 2004, p.29) Todo lo que nace, lo hace en un complejo
entramado de vínculos y relaciones de poder, y esto da cuenta de su
carácter político.
Ubicamos entonces un primer nacimiento de la filosofía en los pre-
socráticos –en Parménides, Heráclito, Empédocles– donde los poetas
fundan la historia por medio de la palabra que es palabra mítica. El
paradigma del mito inaugura un discurso que funda un ser y un estar
en el mundo e impone una relación con la palabra diversa en tanto
palabra sagrada, palabra material y por tanto palabra verdadera. El
escenario terrenal era compartido con el divino en términos de alian-
za, donde las palabras y las cosas se inscribían en un solo orden. “El
poeta habla en su nombre, habla con la autoridad de la palabra. (…)
Tal es el tono de la primera filosofía, un tono que todavía está muy
cerca de una palabra sagrada. Llamamos palabra sagrada, sencilla-
mente, a una palabra que declara que su verdad está ligada a aquél
que habla.” (Badiou, 2004, p. 30)
Pero todo discurso es una construcción situada, es decir que se en-
trama y a la vez genera prácticas propias del contexto social y político
al cual pertenece. Esta relación del ser con la verdad comienza a cir-
cular de un modo diverso con la instauración de la polis. La palabra
antes ritual deviene social, palabra humana, palabra diálogo. El logos
inaugura la era del consenso, de la demostración, de la argumentación.
Espacio para el debate, la retórica y la dialéctica que comienzan a jugar
sus cartas en el ágora, instituyendo una forma de organización inédita.
Este segundo nacimiento de la filosofía, resulta contrario al primero,
pero constitutivo en tanto saber. Vernant dirá que “la filosofía se en-
cuentra, al nacer, en una posición ambigua: por su marcha y por su ins-
piración está emparentada a la vez con las iniciaciones de los misterios
y las controversias del ágora; flota entre el espíritu de secreto, propio de
las sectas y la publicidad del debate contradictorio que caracteriza a la
actividad política.” (Vernant, 2005, p. 71)

141
(Bio)ética y cine Michel Fariña | Solbakk

Este rodeo ha sido necesario para establecer cómo intentamos pen-


sar la problemática bioética, en el afán por deliberar sobre un texto
capaz de abrir a una narrativa ético/estética que suplemente la re-
flexión respecto del escenario actual.
Aquella aparición pionera del término Bio-ética de 1927, estaba
embebida del pensamiento de influyentes pensadores del romanticis-
mo europeo como Theodor Fechner, Rudolf Eisler, Arthur Schopen-
hauer y Richard Wagner, pero también recoge el legado de impor-
tantes precursores como Albert Schweitzer, San Francisco de Asís e
Immanuel Kant. La aparición del concepto se forja en medio del deba-
te de entreguerras: Fritz Jahr publicó sus escritos entre 1927 y 1934,
debiendo abandonar, de hecho, su trabajo investigativo en 1933, con
el asenso de Hitler al poder en Alemania. Fue en ese momento cuan-
do fueron clausuradas la mayor parte de las publicaciones científicas
progresistas, entre ellas la revista Kosmos, en la que había publicado
su artículo pionero.
Pensar la bioética desde una narrativa, no puede prescindir de la
dimensión filosófica, política y estético-analítica que constatamos en
los inicios mismos de la disciplina. Dimensionamiento que alcanza
après-coup a la propia Declaración Universal de Bioética y Derechos
Humanos promulgada por UNESCO en 2005.5
Como ya adelantamos, uno de los aspectos más sorprendentes de
la exhumación de la obra pionera de Jahr es el de la estética. La re-
ferencia al Parsifal de Wagner como gesto inspirador del concepto
de bioética resulta, en este caso, decididamente precursor. Escuchar,
analizar, reflexionar, pensar sobre el texto de una ópera, dándole en-
trada a un discurso diferente, es también una manera de introducir-
nos en una narrativa distinta, capaz de dar cuenta de una ética de la
responsabilidad en donde el movimiento de la bioética se hace posible.
(Muñoz y Gracia, 2006, p. 15)
Si nos detenemos en la entrada “Crítica latinoamericana” (Tealdi,
2008, pp.153-156) del Diccionario de bioética vemos que Juan Car-
los Tealdi sostiene que “el marco institucional latinoamericano y sus
realidades nacionales tienen particularidades contextuales que dan
especificidad a las construcciones bioéticas.” Luego enumera varios
de los puntos centrales para arribar a una definición de bioética y
concluye: “la bioética regional ha de construirse entonces de lo parti-

5. Para ampliar esta referencia ver el artículo: Nachträglich de la (bio)ética en


Aesthethika Volumen 6, Número 2, Abril 2011.

142
Bioética narrativa Natacha Salomé Lima

cular a lo general y a su vez de lo general a lo particular, en una dia-


léctica continua porque es en la exigencia de individuos particulares
a las instituciones desde donde se verifica la realidad imperativa de
su cumplimiento, pero es en la acción del Estado desde donde se veri-
fica el grado de respeto a esos deberes. (…) La bioética regional ha de
ser casuística porque no puede concebirse en abstracto, sino surgien-
do en situaciones concretas particulares, pero a la vez debe aceptar
y reconocer los principios éticos universales consagrados en los dere-
chos humanos porque ellos son el reconocimiento institucionalizado
de aquellos deberes intransferibles, no negociables, absolutos y uni-
versalizables que se exigen moralmente” (Tealdi, 2008, pp. 155-156)

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la bioética


puede ser definida como “el estudio sistemático de la conducta huma-
na –examinada a la luz de los principios y valores morales– en el área
de las ciencias de la vida y la atención de la salud.” (Stagnaro, 2002,
p.1) Para eso se establecieron cuatro principios rectores, en un afán
por acotar y reglamentar éticamente la práctica clínica: 1) autonomía
2) beneficencia 3) no maleficencia y 4) justicia. Cada uno de ellos ha
constituido, a su modo, un intento de empoderamiento subjetivo, es
decir: un intento por devolverle al paciente la autonomía antaño es-
camoteada por el paternalismo médico. Uno ha escuchado decir que
la medicina le ha salvado la vida a la ética, y podríamos estar de
acuerdo con esa afirmación. Pero también es cierto que la bioética le
ha devuelto la dignidad a la medicina6 y el consentimiento informado
es una prueba fehaciente de ello.
¿Pero adonde condujeron estas definiciones clásicas de la bioéti-
ca? Haciendo una revisión de una gran cantidad de artículos aca-
démicos y científicos, nos encontramos con que una y otra vez se
intenta cernir la complejidad de lo real dentro de una trama dis-
cursiva que no alcanza a soportarlo. ¿Puede el dilema bioético –en
términos de conflicto humano– ser pensado a la luz de un determi-
nado número de principios y su articulación entre ellos? Aunque la
pregunta parezca un tanto “iluminista” (ilusionados con la idea de
que finalmente la razón ha podido explicarlo todo), es innegable, aún
hoy en día, el peso que el positivismo científico continúa ejerciendo
sobre nuestro modo de acercamiento a lo real: mientas podamos des-
cribirlo, seremos dueños de ello. Pero entonces ¿cuándo fue que el

6. Jan Helge Solbakk: http://www.gleube.eu/polemics-3/bioethics-on-the-bench-89.htm.

143
(Bio)ética y cine Michel Fariña | Solbakk

consentimiento informado pasó a funcionar como mera práctica ins-


titucionalmente burocratizada trastocando toda su potencia inicial?
¿Cómo abordar ese núcleo irreductible, esa dimensión conflictiva
propia y constitutiva del dilema bioético, sin reducirlo a un dominio
disciplinar ni principalista?

Una aproximación estético-analítica

Vamos a detenernos en un recorte concreto utilizando un film que


despliega un debate bioético actual, el cual ha tenido múltiples inter-
locutores dentro y fuera del mundo académico. Se trata del film Mar
Adentro (Amenábar, 2004) en el cual se recrea la historia de Ramón
Sampedro, un hombre que a los 25 años sufre un trágico acciden-
te, que lo deja irremediablemente impedido. Ferozmente confinado
a ese pequeño sitio de cuatro paredes, comienza a pensar en morir.
Haremos un breve recorrido por las distintas narrativas que discu-
rren sobre el debate bioético de la eutanasia. Para eso contamos con
distintas referencias, definiciones, clasificaciones y situaciones que
hacen a la controversia de las cuestiones que podríamos llamar de
vida o muerte.
“Desde las definiciones clásicas, ya sea por acción u omisión, la
eutanasia supone la decisión médica de provocar la muerte de una
persona con el objetivo de poner fin a su sufrimiento. Se habla de
eutanasia activa cuando la muerte es causada a través de una ac-
ción, administrando una inyección letal a la persona, por ejemplo; o
de eutanasia pasiva cuando la muerte deviene de no proveerle los cui-
dados necesarios –alimento, agua, etc–. Estas modalidades deben ser
distinguidas de la sedación paliativa, que consiste en facilitar a los
pacientes terminales en agonía la posibilidad de recibir medicación
que los duerma profundamente mientras esperan la muerte.” (Michel
Fariña, 2010, p.2)
Si nos ceñimos a su aspecto clasificatorio, ubicamos los siguien-
tes elementos que nos permiten aproximarnos a una definición de la
eutanasia: 1) la muerte es provocada por un tercero, 2) estamos en
presencia de una enfermedad mortal, 3) el paciente solicita que se
le provoque la muerte, y 4) la muerte provocada resulta en su propio
beneficio. (Gherardi, 2003, p.64) En estos términos, Carlos Gherardi
realiza su recorrido precisando lo que una definición apropiada de la
eutanasia debería contener, sin tomar partido acerca de si debe o no

144
Bioética narrativa Natacha Salomé Lima

ser implementada. El problema surge cuando las definiciones, en el


intento por cernir un real imposible, resultan insuficientes y devienen
parciales frente al pathos trágico de la situación. Esto no quiere decir
que no sean necesarias –sabemos de la necesariedad de un código
compartido–.
Pero ¿qué ocurre cuando la persona padece un dolor insoportable,
y no obstante su vida no está verdaderamente en peligro? “En ese caso
la medicina no está autorizada a intervenir, quedando la decisión en
manos del doliente. Pero una vez más ¿qué ocurre cuando fruto de su
propia dolencia la persona no está en condiciones de llevar adelante
una iniciativa que ponga fin a su padecimiento?” (Lima y Michel Fa-
riña, 2011)
Ramón Sampedro yace postrado inmóvil mientras Nessun Dorma,
aria del acto final de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini (1858-
1924) comienza a escucharse. La música puebla la habitación, se nos
muestra una ventana abierta desde donde un cielo resplandeciente
envuelve a Sampedro en un viaje de retorno; vuelve al mar, a la in-
mensidad del mar y al re-encuentro con un amor impedido. La pe-
lícula nos aporta así desde una cosmovisión estética, la posibilidad
de percibir algo de cierto posicionamiento subjetivo. Posicionamiento
de un sujeto frente a la inminencia de una decisión, no-consciente,
fuera de todo cálculo, pero cuyos efectos se estructuran a partir de un
enigma. En la ópera de Puccini, el príncipe extranjero pretendiente
sortea difíciles enigmas en los que se juega su vida en la disyuntiva
del amor. Sin hacer valer su derecho a un enlace forzado, le devuelve
a la princesa Turandot un enigma: si quiere quedar libre del rehuido
compromiso de tener que casarse con él, debe adivinar su nombre
antes del alba. Nadie debe dormir (Nessun Dorma) cuando se es con-
vocado a responder.
¿Cuál es el alcance de la decisión que esta escena introduce? ¿Qué
perspectivas se abren para un sujeto en tránsito a la muerte? Es inte-
resante escuchar allí las “salidas” ofrecidas por los distintos discursos
que rodean a Sampedro. Ya sea desde el religioso que obliga a vivir la
vida como “te ha tocado vivirla” con esa idea abstracta de vida y esa
promesa funesta de felicidad futura, de felicidad de ultramundo. Pero
también está la respuesta desde la militancia, del “derecho a termi-
nar con la vida”, derecho sobre la vida que debería incluir a la muerte,
ya que esta segunda es parte de la primera. Estas respuestas no son
salidas, sino escapes, fugas en las que se escamotea la responsabili-
dad del sujeto. No se trata de estar a favor o en contra de la eutana-

145
(Bio)ética y cine Michel Fariña | Solbakk

sia, sino de devolverle a la discusión esa pregnancia subjetiva que no


puede ser eludida. Como decía Ignacio Lewkowicz “opinar a favor o en
contra no cesa de constituir la operación básica de identificación ima-
ginaria. El comentario circula sin rozar la superficie de lo comentado;
agrupa y disuelve conjuntos fácilmente encuestables. Hoy ganan los
a favor; mañana los en contra. El tema que ocasionalmente los divi-
de carece de significación por sí; vale por su función imaginaria de
demarcación de una diferencia pequeña, de una diferencia opinable.”
(Lewkowicz, 2003) Si la discusión es a favor o en contra, nada hay
para seguir pensando.
Desde la vertiente estética, Amenábar introduce otra “salida”. Sa-
lida que posibilita una lectura que desde la racionalidad narrativa y
hermenéutica genera otro tipo de ética, que es la ética de la respon-
sabilidad. Será entonces desde una narrativa que permita recuperar
y vehiculizar el afecto en juego, desde donde podremos continuar de-
liberando acerca de la vida y de ese bios conflictivo de la (bio)ética.
Planteo que sin desligarse de la responsabilidad, ob-liga a una res-
puesta subjetiva que escapa a las distintas polaridades particularis-
tas. Y Sampedro la encuentra, encuentra una salida y sale volando7.
Instante de anoticiamiento subjetivo, que desde el Nessun Dorma, le
permite reconocerse en un lugar donde no se conocía; es en ese enlace
con la muerte lo que interroga, y nos devuelve la fuerza y la premura
del conflicto con el cual se enfrenta.
Recuperar este planteo desde el posicionamiento subjetivo, nos
devuelve una narrativa que abre a la reflexión acerca de cuestiones
ineludibles a la hora de pensar la responsabilidad y el deseo. Además
se constituye en un intento por abstraernos de cierto efecto de parcia-
lización o dominación de determinados aspectos por sobre los otros.
Y por eso proponemos la siguiente disyuntiva lógica extraordinaria
para pensar estas cuestiones bioéticas. Se tata de la disyuntiva de
“¡La bolsa o la vida! Si elijo la bolsa, pierdo ambas. Si elijo la vida, me
queda la vida sin la bolsa, o sea, una vida cercenada.” (Lacan, 1964,
p.220) No hay salida posible sin pérdida, algo hay que perder para
construir un campo de imposibilidad, de algo que no se puede, que
habilite lo posible. Pero Jacques Lacan nos enfrenta luego a una se-
gunda alternativa: “¡La libertad o la vida! Si elige la libertad, pierde

7. Es en el momento de un encuentro o re-encuentro fantaseado y añorado donde


Sampedro se permite poner en palabras su amor, y también su premura, su ur-
gencia y su desesperación: me dijeron que estabas aquí y vine volando.

146
Bioética narrativa Natacha Salomé Lima

ambas inmediatamente –si elige la vida, tiene una vida amputada de


la libertad.”8
Y una vida amputada de libertad ¿es una vida digna? Esto mismo
se pregunta Hugo Dvoskin en su comentario al film Mar Adentro. “La
estructura se sostiene en la medida en que el sujeto confrontado con
el dilema de la bolsa o la vida, abandona la bolsa para tener la vida,
abandonar algunos goces para acceder al deseo. Esa operación, sin
embargo, no es sin llevarse algunas monedas de la bolsa, sin algún
contrabando. Es la vía para poder quedarse con los goces que suplen
el Goce que no hay por efecto de haber perdido la bolsa. La vida en-
tonces, también podría transformarse en in-digna, bajo la forma de la
miserabilidad, cuando sólo se tienen monedas para contar las mone-
das que no se tienen.” (Dvoskin, 2011)

“El pecho o la vida”: más allá de la teta asustada

El caso de Ramón Sampedro, así retomado por la mirada analítica,


nos devuelve una pregunta crucial: ¿a qué se considera una vida dig-
na? Al inicio de este escrito hemos presentado un caso que nos inter-
pela profundamente. Se trataba de una cirugía seguida de ablación
con el consecuente daño para la imagen corporal. Relataremos nue-
vamente el caso, agregando ahora algunas consideraciones: durante
un encuentro amoroso, una paciente se descubre un bulto en el pecho.
El diagnóstico médico fue conclusivo: producto de un tumor maligno,
debían realizarle la extirpación de su pecho derecho. Ante la angustia
que una mutilación tal despierta en una mujer en relación a su ima-
gen corporal, a su narcisismo, a su sexualidad, a sus vínculos afecti-
vos, amorosos, y en todo lo que un pecho puede representar, consulta
por la posibilidad de colocación de un implante mamario, en el curso
de la misma operación en la que la extirpación sería realizada, para
que así la falta no sea notada. Se le informó que un procedimiento de
ese tipo además de ser desaconsejado, era muy riesgoso.
Pero el tema de la falta llama nuestra atención, y nos cuestiona
acerca de la pérdida, sobre el agujero real, sobre los tiempos del duelo,

8. Lacan agrega aquí una última disyuntiva lógica: ¡Libertad o muerte! Aquí, por en-
trar en juego la muerte, se produce un efecto de estructura un tanto diferente –en
ambos casos, tengo a las dos. (…) Si eligen la libertad, entonces, es la libertad de
morir. Es curioso que en las condiciones en que le dicen a uno: ¡Libertad o muerte!
la única prueba de libertad que puede darse sea justamente elegir la muerte, pues
así se demuestra que uno tiene la libertad de elegir. Op.cit. p. 221

147
(Bio)ética y cine Michel Fariña | Solbakk

a la vez que introduce una interpelación a nuestros propios dispositi-


vos de salud: frente a la disyuntiva: el pecho o la vida, nos retorna la
pregunta ¿qué es la vida sin el pecho?
La disyuntiva, así planteada, parece no tener solución mientras el
caso permanezca dentro de los límites del bios tal como lo recorta la
ciencia médica. En otras palabras mientras no pueda darse entrada a
la representación subjetiva que tiene el cuerpo para esta mujer. Ella
percibe la acechanza que se cierne sobre su integridad, y si el médico
no escucha esta demanda corre el riesgo de quedar atrapado en ese
efecto violentatorio que tan bien expresa el fantasma de la teta asus-
tada.9 Tomemos como ejemplo el uso de la terminología especializa-
da: oncología, ablación, mastectomía, tumor, implante, todas palabras
ajenas al lenguaje cotidiano, pero que nombran sin embargo una zona
del cuerpo claramente erógena.
Esta tensión entre la nomenclatura técnica y la erótica del cuerpo
es la que no puede ser saldada desde el interior mismo del dispositivo
de salud. Es allí cuando cobra sentido el rodeo de la bioética en los
términos en que más arriba la hemos presentado. Se trata de la im-
portancia de las ficciones –narrativas, literarias, del discurso de una
paciente– como motor de la estrategia de intervención. El cuerpo de
una mujer es siempre un enigma. Respetar esa interrogación resulta
esencial para lograr eficacia clínica.
Por eso nos gustaría concluir con la siguiente cita: “la prudencia
podría ser una virtud estúpida para un siglo que creía no poder cum-
plir con la vocación de hombre más que superando sus límites y que
quería realizar sin demora el Reino de Dios sobre la tierra. Pero no-
sotros volvemos a descubrir hoy que el mundo, es contingente y el
porvenir incierto, que lo inteligible no es de este mundo, y que si se
presenta en él, es sólo en forma de sucedáneos y a la medida de nues-
tros esfuerzos. La prudencia no es una virtud heroica si se entiende
por tal una virtud sobrehumana; pero a veces hace falta coraje, aun-
que sólo sea el del buen juicio, para preferir el bien del hombre que
es el objeto de la prudencia, a aquello que nosotros creemos que es el
Bien en sí. Quizá finalmente esta virtud tenga todavía su oportuni-
dad en una época que, cansada de los prestigios, contrarios entre sí,
pero cómplices, del héroe y el alma bella, busca un nuevo arte de vivir
del que sean desterradas todas las formas, incluso las más sutiles, de
la desmesura y del desprecio.” (Muñoz y Gracia, 2006, p. 27)

9. En referencia al premiado film peruano dirigido en 2009 por Claudia Llosa.

148
Bioética narrativa Natacha Salomé Lima

Referencias

Badiou, A.: (2004) “Arte, matemática y filosofía.” En Pensar el cine 2 (Gerar-


do Yomal, compilador), Buenos Aires: Editorial Manantial.
Badiou, A.: (2000) Ética y Psiquiatría en “Reflexiones sobre nuestro tiempo”,
Ediciones del Cifrado, Buenos Aires.
Dvoskin, H.: (2011) El amor en tiempos de cine. Letra Viva.
Gherardi, C. R.: (2003) Eutanasia. Artículo especial. Medicina (Buenos Ai-
res) ISSN 0025-7680
Jahr, F.: (1927) ““Bio-Ethik: Eine Umschau über die ethischen Beziehungen
des Menschen zu Tier und Pflanze” [Bio-ética: una perspectiva de la re-
lación ética de los seres humanos con los animales y las plantas) Kos-
mos. Handweise für Naturfreunde, 24(1):2-4. Hay traducción en español.
Lima, 2008 s/p.
Lacan, J.: (1964) Seminario XI Los cuatro conceptos fundamentales del psi-
coanálisis. Clase XVI El sujeto y el Otro: la alienación. Editorial Paidós.
Buenos Aires.
Laplanche, J. y Pontalis J-B.: (1996) Diccionario de psicoanálisis. Editorial
Paidós. Buenos Aires.
Lewkowicz, I.: (2003) La situación carcelaria. Revista Litorales. Año 2, n°3.
ISSN 1666-5945.2
Lima, N.: (2009) “Fritz Jahr y el Zeitgeist de la bioética” en Aesthethika -
Revista Internacional sobre Subjetividad, Política y Arte Vol. 5, (1).
Lima, N & Michel Fariña, J.J.: (2011) “Fritz Jahr’s Bioethical Concept and
its Influence in Latin America: An Approach from Aesthetics.” JAHR Vol.
2 No. 4
Lolas, Fernando: (2008). Bioethics and animal research. A personal perspec-
tive and a note on the contribution of Fritz Jahr. Biol. Res. 41: 119-123.
Michel Fariña, J. J.: Eutanasia y suicidio asistido: narrativa cinematográfi-
ca de la muerte que más duele. Aesthethika - Revista Internacional sobre
Subjetividad, Política y Arte Vol. 6, (1), octubre 2010.
Muñoz, S. y Gracia, D.: (2006) Médicos en el cine. Dilemas bioéticos: sen-
timientos, razones y deberes. Imagen, Comunicación y Poder. Editorial
Complutense S.A. ISBN: 84-7491-793-X
Pérez Marc, G.: (2010) Sujeto y dolor: introducción a una filosofía de la medi-
cina. Artículo especial. Arch Argent Pediatr 2010;108(5):434-437

149
(Bio)ética y cine Michel Fariña | Solbakk

Sass, H-M.: (2007) Fritz Jahr’s bioethischer Imperativ. 80 Jahre Bioethick


in Deutschland von 1927 bis 2007. Bochum: Zentrum für medizinische
Ethik, Medizinethische Materialien Heft 175.
Solbakk, J. H.: (2006) Catarsis y terapia moral II: Un relato Aristotélico.
Medicine, Health Care and Philosophy 9:141-153
Stagnaro, J.C.: (2002) Bioética, formación de los médicos y ejercicio de la me-
dicina en el marco del reduccionismo biomédico y la globalización econó-
mica. Investigación en salud, agosto, año/vol. IV, número 002. Universi-
dad de Guadalajara. México
Tealdi, J. C.: (2008) Diccionario latinoamericano de bioética. Bogotá:
UNESCO - Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética: Universidad
Nacional de Colombia.
Vernant, Jean-Pierre (2005): Los Orígenes del pensamiento griego. Capítulo
IV El universo espiritual de la polis. Editorial Paidós.

150

También podría gustarte