UNDP Co PUB Documentos Desarrollo Pobreza y Desigualdad en Region Caribe Abr22 2021
UNDP Co PUB Documentos Desarrollo Pobreza y Desigualdad en Region Caribe Abr22 2021
UNDP Co PUB Documentos Desarrollo Pobreza y Desigualdad en Region Caribe Abr22 2021
Abril 2021
Resumen
La región Caribe es el territorio de Colombia en el que la pobreza afecta más a las personas en
cualquiera de sus facetas. La complejidad de su composición étnica y poblacional y su estructura
productiva y laboral muestran la necesidad de tener en cuenta la heterogeneidad de la zona para
formular políticas adecuadas al contexto de cada uno de sus departamentos y dentro de ellos.
En este artículo se analizan las cifras recientes de pobreza monetaria para el 2019, el año antes
de la pandemia, con el fin de proyectar la situación en la que quedaría la región Caribe para el
2020, como producto de la crisis que ocasionó el COVID-19 y las consecuencias en la pérdida
de empleos y la caída de los ingresos. Mediante una metodología de microsimulaciones y el uso
de los datos de la GEIH, se esperaría que la incidencia de la pobreza en la región Caribe pase de
ser del 46,2 % en el 2019 al 52,2 % en el 2020, es decir, más de la mitad de los caribeños estarían
en condición de pobreza. En estas circunstancias, se espera que haya 826928 nuevos pobres
como resultado de la crisis causada por el COVID-19. De ellos, 244946 serían pobres extremos
y la incidencia de la pobreza extrema pasaría de ser del 13,5 % al 15,35 % en la región
mencionada. La Guajira seguiría siendo el departamento con mayor incidencia de pobreza y
pobreza extrema, mientras que el Atlántico sería el que más se vería afectado por el choque de
la pandemia en este territorio colombiano. Se espera también una leve disminución de la
desigualdad medida por el coeficiente de Gini (pasaría de ser de 0,565 a 0,550) debido al choque
generalizado de la crisis. Por lo tanto, se requieren medidas urgentes para enfrentar el aumento
de la pobreza en la región Caribe y así lograr que nadie se quede atrás.
Palabras clave: pobreza, desigualdad, transferencias monetarias, región Caribe
Códigos JEL: C15, D31, H12, H50, I32, I38
3
Poverty and inequality in the Colombian Caribbean region How to
recover the path to sustainable development?
April 2021
Abstract
The Caribbean region is the Colombian territory in which poverty affects people the most in any
of its facets. The complexity of its ethnic and population composition and its productive and
labor structure shows the need to consider the heterogeneity of this region to formulate
appropriate policies according to the context of each of its departments and within them. This
article analyzes the recent monetary poverty figures for 2019, the year before the pandemic, in
order to estimate the poverty situation in which the Caribbean region would remain by 2020 as
a result of the crisis caused by the COVID-19, as well as its consequences regarding job loss and
falling income. Through a microsimulation methodology and the use of GEIH data, it is
expected that the poverty incidence in the Caribbean region will go from 46.2% in 2019 to 52.2%
in 2020, that is, more than half of the Caribbean people would be living in poverty. Under these
circumstances, 826,928 new poor are expected as a result of the crisis caused by COVID-19. Of
these, 244,946 would be in extreme poverty and the incidence would go from 13.5% to 15.35%
in the region. La Guajira would continue to be the department with the highest incidence of
poverty and extreme poverty, while the Atlantic would be the one most affected by the shock
of the pandemic. A slight decrease in inequality measured by the Gini coefficient is also expected
(it would go from 0.565 to 0.550) due to the general shock of the crisis. Therefore, urgent
measures are required to confront the increase in poverty in the Caribbean region and thus
ensure that no one is left behind.
Keywords: poverty, inequality, cash transfers, Caribbean region
JEL classification: C15, D31, H12, H50, I32, I38
4
Introducción
Como parte de la celebración de los veinte años del Centro de Estudios sobre Economía
Regional (CEER) del Banco de la República en Cartagena, se publicó un libro editado por Bonet
y Pérez (2020) en el que se hace un balance de los estudios y análisis de las últimas dos décadas
sobre la región Caribe. Uno de los capítulos es sobre pobreza y desigualdad, a cargo del profesor
Aarón Espinosa (2020), en el cual se afirma que el Caribe es el territorio de Colombia donde “la
pobreza afecta a más personas en cualquiera de sus facetas” (p. 145). Al mismo tiempo, como
una conclusión del capítulo, se invita a profundizar en los análisis sobre pobreza y desigualdad
social en la región. Espinosa (2020) concluye que se necesitan más y mejores análisis cualitativos
y cuantitativos que procuren estudiar y mostrar las particularidades específicas de las ciudades y
departamentos de la región referida.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el apoyo del Centro de
Estudios Socioeconómicos y Regionales (Cesore), de Valledupar (Cesar), recoge la invitación y
—siguiendo las iniciativas del Banco de la República, de Fundesarrollo y de Casa Grande Caribe,
entre otros— hace una contribución con el presente estudio que se considera de la mayor
pertinencia para atender la crisis ocasionada por el COVID-19 en la región Caribe. De una parte,
los resultados recientes promulgados por el Departamento Administrativo Nacional de
Estadística (DANEDANE) sobre pobreza monetaria departamental del 2019 siguen mostrando
a los departamentos del Caribe dentro de los de mayor pobreza. Por otra, las secuelas severas
que va a dejar el COVID-19 ameritan no solo esta investigación, sino acciones inmediatas de las
autoridades nacionales y regionales en el territorio, con el fin de aliviar el peso de la pobreza en
los grupos más vulnerables. Por lo tanto, en este documento se analizan las cifras de pobreza y
desigualdad del 2019 y se presentan las proyecciones esperadas para el 2020, lo cual se hace para
comprender la diversidad de la dicha región y las singularidades de sus departamentos.
Dado lo anterior, este trabajo se divide en cinco partes. La primera de ellas es esta introducción,
después se expone un contexto general del Caribe para buscar una aproximación a su variedad
y a entender los resultados de pobreza en el 2019; además, se enmarca la importancia de la
Agenda 2030 en el análisis. En la siguiente sección, se revela la metodología basada en
microsimulaciones de encuestas administrativas como la Gran Encuesta Integrada de Hogares
(GEIH) y la Encuesta Nacional del Presupuesto de los Hogares (ENPH). A continuación, se
presentan los principales resultados de las proyecciones de la pobreza para los departamentos de
la región Caribe en el 2020. Finalmente, en el último apartado se muestran las conclusiones y
algunas recomendaciones para enfrentar las consecuencias de la pandemia.
5
Contexto general
Raizal del
Negro(a),
Archipiélago Ningún Sin
mulato(a),
Indígena de San Andrés, grupo información
Departamento afrodescendiente,
(%) Providencia y étnico y otros
afrocolombiano(a)
Santa Catalina (%) (%)
(%)
(%)
Nacional 4,28 0,06 6,71 87,74 1,21
Atlántico 1,67 0,02 5,94 91,32 1,05
Bolívar 0,27 0,03 16,53 82,33 0,83
Cesar 4,66 0,01 13,00 81,39 0,94
Córdoba 13,05 0,01 6,59 79,74 0,61
La Guajira 47,64 0,01 7,36 43,86 1,12
Magdalena 1,63 0,01 8,42 89,23 0,72
Sucre 12,19 0,02 11,93 75,28 0,58
San Andrés 0,04 42,46 13,65 43,15 0,71
Fuente: DANE (2018).
7La región Caribe está compuesta por ocho departamentos: Atlántico, Córdoba, La Guajira, Cesar,
Magdalena, Bolívar, San Andrés y Sucre.
6
resalta que más del 50 % es comercio, explicado principalmente por la importancia de las
actividades turísticas y de servicios que ofrece el departamento (DANE, 2020c)8 (ver Anexos).
En términos generales, Cesar y La Guajira son los departamentos de la región Caribe que más
dependen de actividades primarias (agricultura y explotación minera), mientras que Bolívar y
Atlántico son los que más concentran actividades secundarias (industrias manufactureras y
construcción). En cuanto a las actividades terciarias, asociadas con servicios, San Andrés es el
que tiene un porcentaje mayor (87 %), seguido por Sucre, Atlántico y Magdalena (todos con
67 % de participación) (Anexos). Hay una variedad importante de actividades, pero resalta la
relevancia que han tomado los servicios en proveer mayor valor agregado para la producción de
los departamentos del Caribe.
Por otro lado, la estructura del mercado laboral en el 2019 revelaba que el Cesar es el
departamento con la tasa más alta de desempleo (13,2 %) y Bolívar es el que tiene la tasa más
baja con un 5 % de la región Caribe (Gráfica 2). Ahora bien, las mujeres sufren de forma más
evidente la imposibilidad de conseguir un empleo: el caso más dramático es el Cesar, en donde
la tasa de desempleo femenino alcanzaba el 19,6 %, es decir, una diferencia de 10,6 puntos
porcentuales respecto al desempleo de los hombres, que fue del 9 %. Sin embargo, Sucre
presenta una diferencia aún mayor de 10,8 puntos porcentuales entre las tasas de desempleo de
hombres y mujeres. Al contrario, Bolívar, Atlántico y La Guajira tienen la menor brecha de
desempleo por sexo (4,1, 5,2 y 6,1 %, respectivamente). Así pues, es posible esperar que las
mujeres, e incluso más, los hogares con jefatura femenina se encuentren en mayor situación de
pobreza debido a que pueden acceder menos a vacantes con las cuales generar ingresos.
En este orden de ideas, la comparación de los ingresos laborales promedio por departamento
arroja algunos contrastes importantes. El más llamativo es la disparidad salarial en Atlántico y
Magdalena, pues en ellos los hombres ganan, en promedio, $287 198 y $220 425 más que las
mujeres, a pesar de que, por ejemplo, el Atlántico tiene la menor brecha en el desempleo entre
hombres y mujeres (Gráfica 3). Lo que quiere decir que las diferencias de género se refuerzan
para las mujeres que logran acceder al mercado laboral, pues ellas ganan menos, en promedio,
que los hombres de la región Caribe.
Ahora bien, los ingresos laborales dan una señal de los departamentos más expuestos a los
efectos negativos de la crisis. Por ejemplo, al hacer el análisis entre hombres y mujeres, solamente
en el Atlántico ellas tenían ingresos laborales promedio mayores que el salario mínimo del 2019.
Para ellos, Atlántico, Bolívar, Cesar y Córdoba lograban superar el umbral de ingresos laborales
por encima del salario mínimo. De hecho, en Magdalena y Sucre las mujeres tienen ingresos
laborales promedio que apenas superan los $520 000. Dado los bajos ingresos es posible esperar
que los niveles de pobreza sean más altos en los departamentos de la región Caribe.
Los bajos ingresos laborales se deben en parte por los altos niveles de informalidad de la zona,
pues son las actividades con menos estabilidad y menos remuneradas (Gráfica 1). Hay una
varianza fundamental entre los departamentos del Caribe: en Sucre el 82,4 % de sus ocupados
son informales por cotización a pensión, mientras que ese porcentaje es del 65 % para el
Atlántico. Una característica interesante de la informalidad es que los hombres tienen porcentajes
7
más altos, excepto en el Atlántico. A pesar de esto, ellos tienen mejores ingresos, en promedio,
lo cual indica que a pesar de estar más en la informalidad pueden pasar más horas trabajando o
accediendo a labores con mayor remuneración que las mujeres.
Las características étnicas y poblacionales, la estructura productiva y el mercado laboral de los
departamentos de la región Caribe muestran que no es un territorio homogéneo y que, por tanto,
necesita políticas, estrategias y proyectos específicos que se adapten a las condiciones y al área
de cada departamento.
Gráfica 1. Informalidad por pensiones en los departamentos de la región Caribe
90 79 80 77,2 74,8
80 71,4 72,3
84,3 82,2 81,7 68,4
70 76,7 78
74,2
60
62,5
50
40 82,4 81,4 79,8 76,1 75,6 73,5
30 65
20
10
0
Sucre Córdoba La Guajira Magdalena Cesar Bolívar Atlántico
Gráfica 2. Desempleo por sexo de los departamentos de la Gráfica 3. Promedio de los ingresos laborales por sexo para los
región Caribe, 2019 departamentos de la región Caribe
25 1.400.000 350.000
1.200.000 300.000
20 1.000.000 250.000
15 800.000 200.000
10 600.000 150.000
5 13,2 11,2 11,2 9,2 7,1 6,5 5 400.000 100.000
0 200.000 50.000
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8
de pobreza. La Gráfica 4 muestra que todos los departamentos de la región9, a excepción del
Atlántico, se encuentran por encima del promedio nacional en pobreza monetaria. Más
preocupante aún es que tres de ellos están dentro de los cinco con mayor incidencia de la
pobreza. Desafortunadamente, estas cifras no son una novedad, pero sí muestran la ineficacia
de las políticas públicas en la zona para disminuir la pobreza y evitar el desarrollo desigual del
país.
Gráfica 4. Incidencia de la pobreza monetaria por departamentos, 2018-2019
80
70
Porcentaje
60
50
40
30
20
10
0
Bo tá
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No
Departamentos
2018 2019
El panorama se mantiene para la pobreza extrema. Todos los departamentos de la región Caribe,
otra vez a excepción del Atlántico, se encuentran por encima del promedio nacional en pobreza
extrema. De hecho, para el 2019 el Atlántico tenía la menor incidencia de este tipo de pobreza
entre todos los departamentos del país. Así mismo, de los cinco con mayor incidencia de pobreza
extrema, tres son Caribe. La diferencia más notoria es que el Cesar reemplaza a Córdoba como
el cuarto con más incidencia de pobreza extrema.
9Para San Andrés no hay datos disponibles debido a que no hace parte de la Gran Encuesta Integrada de
Hogares (GEIH).
9
Gráfica 5. Incidencia de la pobreza extrema por departamentos, 2018-2019
45
40
35
Porcentaje
30
25
20
15
10
5
0
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Departamento
2018 2019
2018 2019
Departamento Línea de Línea de pobreza Línea de Línea de pobreza
pobreza extrema pobreza extrema
Total nacional 316 815 130 987 327 674 137 350
Atlántico 304 069 134 541 315 284 140 427
Bolívar 293 846 125 026 303 926 130 909
Cesar 277 762 119 375 287 074 125 372
Magdalena 277 335 127 093 287 131 133 624
10La brecha se halla calculando la diferencia entre el ingreso de cada persona catalogada en situación de
pobreza y la línea de pobreza, y se pondera por el número de personas pobres.
10
Sucre 262 269 115 963 271 739 121 844
Córdoba 252 404 115 601 261 519 121 433
La Guajira 244 066 114 145 252 893 119 851
Fuente: DANE (2017).
Sin embargo, tal vez es más interesante analizar la serie en el tiempo de los diferentes
departamentos entre 2012 y 2019 que publicó el DANE, antes de adentrarse en el análisis de lo
sucedido durante el año de la pandemia, 2020 (Cuadro 3).
Cuadro 3. Incidencia de la pobreza monetaria por departamentos de la región Caribe, 2012-2019
Pobreza monetaria
Tasa de
Variación crecimiento
2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019
Departamento 2012-2019 anual
(%) (%) (%) (%) (%) (%) (%) (%)
(p.p.) promedio
(%)
Cesar 51,7 50,4 47,2 48,6 48,5 46,8 48,9 51,7 0,0 0,1
La Guajira 61,9 59,5 57,0 57,2 56,1 55,6 57,2 61,8 -0,1 0,1
Magdalena 58,3 56,1 54,6 51,7 55,9 54,7 51,7 53,5 -4,8 -1,1
Bolívar 50,8 48,5 46,7 46,8 48,0 44,3 43,4 46,0 -4,8 -1,3
Nacional 40,8 38,3 36,3 36,1 36,2 35,2 34,7 35,7 -5,1 -1,8
Sucre 57,1 52,6 49,4 50,5 52,1 47,5 46,2 50,3 -6,8 -1,6
Atlántico 38,0 36,0 32,6 30,0 29,2 28,7 27,8 27,3 -10,7 -4,6
Córdoba 66,4 57,8 54,2 55,4 53,8 53,2 52,6 54,2 -12,2 -2,7
Fuente: DANE (2020b).
Lo primero para señalar es que el Atlántico tiene unos resultados y un comportamiento diferente
al de los demás departamentos. Los niveles de pobreza allá difieren mucho de los otros
departamentos del Caribe, e inclusive son bastante menores al promedio nacional, no solo en
términos absolutos sino en lo relativo a la tasa de reducción de la pobreza a través de los años.
También resalta el avance en la lucha contra la pobreza que ha tenido Córdoba desde el 2012.
Es llamativo que en dicho año, la incidencia de la pobreza en Córdoba fuera 4,5 puntos
porcentuales (p. p.) mayor que en La Guajira. En contraste, ocho años después La Guajira sigue
con el mismo nivel de pobreza, mientras que Córdoba ha logrado una reducción de más de 12
p. p. y ha alcanzado un nivel de 54,2 %. Lo anterior, a pesar de que La Guajira había logrado una
senda positiva de reducción del nivel de pobreza hasta el 2017, pero con aumentos importantes
en los últimos dos años.
Lo mismo sucede en el caso del Cesar, que llega con el mismo nivel de pobreza para el 2019 al
que tenía en el 2012, a pesar de haber tenido avances relevantes hasta el 2017. Es decir, La
Guajira y el Cesar han perdido durante los ocho años pasados en la lucha contra la pobreza, es
decir, no avanzaron: donde comenzaron en el 2012, allí mismo terminaron en el 2019, con una
incidencia de la pobreza del 51,7 y 61,8 %, respectivamente. Ante estos resultados, la gran
pregunta es ¿qué pasó con las cuantiosas inversiones en regalías del carbón que sumaron billones
de pesos en los últimos años y no se materializaron en avances sociales para los más vulnerables
de ambos departamentos? Por otro lado, Magdalena y Sucre muestran avances que no son lo
suficientemente significativos en la lucha contra la pobreza, muy cercanos a los cambios en la
11
pobreza nacional y en todo caso menores al 2 % anual. Por último, Bolívar tiene un ritmo de
caída de la pobreza anual promedio mayor al promedio nacional, lo cual da resultados positivos
en la lucha contra la pobreza en el departamento.
Cuadro 4. Incidencia de la pobreza monetaria extrema por departamentos de la región Caribe, 2012-2019
En el análisis de la pobreza extrema (Cuadro 4) hay varios puntos para señalar. Nuevamente,
Cesar y La Guajira muestran años perdidos en la lucha contra la pobreza: la incidencia de la
pobreza extrema se incrementó en especial durante el periodo 2018-2019, con porcentajes
cercanos al 30 y 20 %, respectivamente. Córdoba, por el contrario, tiene mejores resultados en
tanto que redujo el porcentaje de pobres extremos a la mitad en ocho años, al pasar de 29,3 %
en 2012 a 15,2 % en 2019. El Atlántico presenta los menores niveles de pobreza extrema con
3,5 %, lo que lo convierte en el departamento con la menor incidencia de este tipo de pobreza
en el país. Bolívar, Sucre y Magdalena revelan avances, pero poco significativos para los ocho
años calculados.
Pobreza según número de pobres
Por otro lado, para el 2019 el Caribe11 concentraba el 22,4 % de la población del país, producía
el 15,2 % de su PIB , tenía el 29 % de los pobres y el 31,6 % de los pobres extremos (Cuadro 5).
En ese mismo sentido, de los cerca de sus 11 070 000 habitantes, el 46,2 % (un poco más de
5 111 000) se encontraban bajo la línea de pobreza. Al analizar la ubicación de estas personas, se
encuentra que Córdoba, Bolívar, Magdalena y Atlántico tienen la mayor parte de ellos, al agrupar
el 67 % de personas en situación de pobreza de la región Caribe. Como en casi todo el país, los
hogares más pobres son aquellos con jefatura femenina (con excepción de Córdoba). En La
Guajira, la brecha es la más amplia de los departamentos de la región mencionada, pues los
hogares con jefatura femenina alcanzan una incidencia del 65,3 %, con una diferencia de 6,8
puntos porcentuales de los hogares con jefatura masculina, que se ubican en 58,5 % (DANE,
12
2020b). Estas diferencias están asociadas con el número de hijos, la importancia de los trabajos
informales y la pertenencia étnica.
Cuadro 5. Número de pobres y pobres extremos de la región Caribe, 2019
Incidencia
Incidencia Número
pobreza Número
Departamento Población pobreza pobres
extrema pobres
(%) extremos
(%)
Córdoba 1 808 439 54,2 15,2 980 174 274 883
Bolívar 2 130 512 46,0 10,5 980 036 223 704
Magdalena 1 388 832 53,5 18,3 743 025 254 156
Atlántico 2 638 151 27,3 3,5 720 215 92 335
Cesar 1 252 398 51,7 19,3 647 490 241 713
La Guajira 927 506 61,8 33,5 573 199 310 715
Sucre 928 984 50,3 11,0 467 279 102 188
Total región Caribe 11 074 822 46,2 13,5 5 111 417 1 499 694
Total nacional 49 395 678 35,7 9,6 17 634 257 4 741 985
Porcentaje de la región
22,4 - - 29,0 31,6
(%)
Fuente: DANE (2020b).
La mejor forma de ver el número de pobres es hacer un análisis nacional, que permita entender
el contraste entre incidencia de la pobreza y el número de pobres. El mapa distorsionado sobre
la pobreza y la pobreza extrema (Anexos) es una representación espacial del número de pobres
en Colombia, el cual muestra dónde están ubicados los pobres y pobres extremos con el fin de
identificar los departamentos que más suman personas en situación de pobreza Un resultado
interesante es que Antioquia, Bogotá y Valle del Cauca, que tienen una baja incidencia de la
pobreza, tienen el mayor número de pobres, lo cual se explica porque concentran más población.
Lo anterior invita a tener una mirada amplia sobre lo que significan las cifras de la pobreza, en
el sentido de que un tema es la pobreza relativa del territorio y otro el número de pobres que lo
habita. Chocó es el departamento con mayor número relativo de pobres de acuerdo con su
población, mientras que Bogotá es la entidad con el mayor número de pobres en cifras absolutas.
Desigualdad en la región Caribe
Al contrastar las cifras de pobreza junto con la desigualdad, se encuentra un hecho muy
importante: todos los departamentos del Caribe, excepto La Guajira, están por debajo del
promedio nacional en cuanto al coeficiente de Gini. En cuanto a La Guajira, resalta que tenga
los mayores niveles de desigualdad junto con la incidencia más alta de pobreza, muy por encima
de las cifras nacionales, lo que se traduce en que la distribución de los ingresos es de dos
extremos: en un lado, los más pobres con menos ingresos; y en el otro, los más ricos con mayores
ingresos relativos. Una explicación posible a lo anterior es la importancia que tiene la explotación
del carbón en el departamento, que lleva a que unos pocos trabajadores tengan altos ingresos y
a que las regalías no necesariamente se destinan a una función de redistribución de los réditos
de la explotación minera.
13
Por el contrario, los otros departamentos muestran altas tasas de pobreza, pero los ingresos no
están tan concentrados. El caso más llamativo es el Atlántico, que logra tener la incidencia más
baja de pobreza y pobreza extrema junto con el coeficiente de Gini más cercano a cero, que
indica mejores distribuciones del ingreso. Es decir, los ingresos llegan a más personas y se
reparten con menos diferencias proporcionales entre ellos. Ahora bien, si la crisis acentúa las
brechas en detrimento de los más vulnerables, y dado que el Atlántico tiene las líneas de pobreza
más altas de toda la región, podría ser que la crisis tenga mayores efectos en este departamento,
con menor amortiguación por parte de las ayudas del Gobierno.
Gráfica 6. Coeficiente de Gini de los departamentos de la región Caribe, 2019
0,6 0,58
0,526
0,55 0,506
0,495
0,5 0,485
0,479
0,45 0,476
0,454
0,4
2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019
Atlántico Sucre Bolívar Córdoba
Magdalena Cesar Total Nacional La Guajira
Brecha urbano-rural
Como parte de las brechas socioeconómicas existentes, merece especial atención la urbano-rural.
Es clara la incidencia que tuvo dicha brecha en el origen del conflicto armado y en el poco avance
en términos de productividad que hay en el rural colombiano. El diagnóstico de Penagos et al.
(2018) mostraba que solamente el 41 % de las Unidades de Producción Agropecuaria (UPA)
tenían productividad alta y respondían por el 81 % del valor agregado agropecuario y el 46 %
del empleo generado en el país. Además, se encontraba que la región Caribe, siguiendo con el
promedio nacional, concentraba una alta proporción de predios en baja productividad. Esto
tiene consecuencias importantes sobre las condiciones de vida de los habitantes rurales, en lo
cual se debe tener en cuenta el enfoque territorial en las políticas que se formulen para atender
a la crisis ocasionada por el COVID-19.
Por lo tanto, es un imperativo atender a esta brecha. Al usar el Índice de Necesidades Básicas
Insatisfechas (NBI) (Cuadro 5), se muestra cómo la pobreza rural triplica a la urbana en términos
de la brecha porcentual entre ambos dominios en los departamentos de la región Caribe. La
Guajira tiene la mayor brecha entre las áreas rurales y urbanas tanto en el número de personas
en NBI como en personas en miseria. Es decir, el 75 % de los habitantes rurales se encuentran
en NBI, mientras que en las cabeceras el porcentaje es del 28,95 %, lo que refleja una brecha de
46 puntos porcentuales. Para las personas en miseria, el porcentaje en las áreas rurales es del
14
48 % y el de las cabeceras del 10,77 %, con una brecha de 37 puntos porcentuales. De igual
forma, la situación es preocupante para Córdoba que, junto con La Guajira, supera la brecha en
términos porcentuales entre las áreas urbanas y rurales, con respecto al promedio nacional.
Cuadro 6. Brechas urbano-rurales por NBI por departamentos de la región Caribe, 2018
Brechas urbano-rurales
Cabeceras Rural
(rural-cabeceras)12
Ahora bien, el análisis se mantiene al usar el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), que
tiene una visión más amplia al abarcar más variables y dimensiones. La Guajira sigue siendo el
departamento con la brecha más amplia entre las zonas urbanas y rurales, pero llama la atención
que el Atlántico aumenta la diferencias incluso por encima de Córdoba, lo cual se debe a que la
zona urbana del Atlántico presenta la proporción de IPM más bajo en las cabeceras, lo cual
acentúa la brecha con las áreas rurales. No hay que olvidar, en la comparación de las brechas
urbano-rurales, que La Guajira es el departamento de la región Caribe con la mayor proporción
de habitantes rurales y que el Atlántico apenas llega a tener un 5 % de ellos.
Cuadro 7. IPM por dominios de los departamentos de la región Caribe, 2019
12La brecha se calcula como la diferencia entre el porcentaje del NBI rural menos el NBI urbano, lo que
arroja el resultado en puntos porcentuales.
15
Fuente: DANE (2020a).
La marcada brecha entre las áreas rurales y urbanas de los departamentos de la región Caribe no
es solo un tema de inequidad social, sino que solucionarla es una condición necesaria para dar
un salto hacia el futuro y la inclusión. Se requiere el apoyo estatal para que los sectores rurales,
campesinos, empresarios y en general sus habitantes, mejoren notablemente su calidad de vida,
sobre todo en los departamentos que presentan brechas tan marcadas como lo son La Guajira y
Córdoba.
COVID-19 y pobreza
Los hogares enfrentan diferentes tipos de riesgos y las personas en situación de pobreza
presentan mayor vulnerabilidad al tener un mayor grado de exposición al contagio del COVID-
19, pues sus actividades están más asociadas con la informalidad y no se pueden llevar a cabo
desde sus hogares. En las últimas décadas, Colombia ha sufrido los efectos del conflicto armado
que desplazó a millones de ciudadanos, lo cual llevó a una situación de pobreza a comunidades
enteras que antes no lo eran; también, el país ha sufrido por desastres naturales y por efectos del
cambio climático que con sus sequías, inundaciones o variabilidad climática han conducido a la
pobreza a miles de ciudadanos. Ahora, el país enfrenta la pandemia del COVID. Los frentes por
donde la pobreza puede afectar a los colombianos son variados.
A la fecha, varios estudios han mostrado los efectos del COVID-19 sobre la pobreza. En
específico, Sumner et al. (2020) estimaban que en el mundo podría haber entre 420 y 580 millones
de pobres nuevos, y de ellos, entre el 10 y 30 % podrían estar en América Latina y el Caribe. Para
Colombia, Núñez (2020a) considera que habría más de 4,5 millones de nuevos pobres. Esta
investigación contribuirá al análisis de la pobreza en Colombia en relación con la región Caribe,
y llenará uno de los vacíos de la literatura, pues las proyecciones que se han hecho no tienden a
contemplar las variaciones en los países. La pandemia ha afectado la principal fuente de ingresos
de muchos hogares, junto con los emprendimientos y la actividad económica en general. Para
2020 se espera, de acuerdo con el Informe de Política Monetaria del Banco de la República de enero del
2020, que el PIB del país caiga en 7,2 % con respecto al 2019, lo cual es un cambio en las
expectativas, pues el anterior informe pronosticaba una caída mayor del 7,6 %. Esto tendrá una
repercusión directa en las condiciones de vida y la pobreza de los departamentos del Caribe
colombiano.
El contexto de la Agenda 2030 y el Desarrollo Humano Sostenible: ¿dónde nos deja la
pandemia?
Desde la Segunda Guerra Mundial, la humanidad no había sufrido un evento más disruptivo y
dañino que la pandemia originada por el COVID-19. La pandemia ha causado cerca de dos
millones de muertes y noventa millones de contagiados a diciembre del 2020 en el mundo. En
Colombia, a 19 de abril del 2021 iban 68 748 muertes y 2 667 136 contagiados verificados
(Instituto Nacional de Salud [INS], 2021). Además, el COVID-19 ha afectado las economías de
todo el mundo, obligando el cierre de fronteras, la destrucción de millones de empleos, con
cambios fundamentales en las tendencias mundiales y acelerando la transformación digital. Pero,
sobre todo, la pandemia desnudó las fragilidades e hizo aún más evidentes las grandes
desigualdades que existen entre países, dentro de ellos y entre los grupos sociales.
16
En general, muy pocos empleos pueden ser llevados a cabo desde los hogares. Delaporte y Peña
(2020) calculan que, en promedio, solo el 11 % de los trabajos en Colombia pueden hacerse
desde el teletrabajo. Ahora bien, las personas que pudieron trabajar desde casa o participar en
clases virtuales serán los que tomen ventaja, o siguieron tomando ventaja durante de la crisis,
sobre aquellos que no tenían dichas oportunidades. Teletrabajo y telestudio son los nuevos
procesos que pueden generar mayor desigualdad y en este caso, lamentablemente, servirán para
ampliar las brechas, a no ser que se hagan esfuerzos extraordinarios por parte de los gobiernos
para cerrar, en especial, la brecha digital en términos laborales y educativos.
Las desigualdades siguen acentuándose y el compromiso de la Agenda 2030 de que nadie se quede
atrás presenta retos claves para poder cumplirse. La Comisión Económica para América Latina
y el Caribe - Cepal (2020) calcula que más de 23 millones de latinoamericanos caerán en la
pobreza, lo que supone un aumento de 3,5 % en la incidencia de pobreza en el continente. En
Colombia, Núñez (2020a) calcula una cifra de incidencia de la pobreza del 44,1 % para el 2020,
con lo que se perdería más de una década de lucha contra la pobreza. Por lo tanto, la pandemia
traerá importantes consecuencias sobre el desarrollo humano en el país y en la región Caribe,
que acentuará las diferencias entre poblaciones y departamentos, en una zona con rezagos
estructurales. Por ejemplo, el Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales (Cesore) en el
documento titulado Para que nadie se quede atrás en el departamento del Cesar (2020), hace un análisis
sobre las personas que se han rezagado en este departamento, por razones tan diversas como la
ubicación geográfica, los choques y la fragilidad, la situación económica, la discriminación y la
gobernabilidad.
Así pues, la crisis del COVID-19 requiere plantear una discusión urgente sobre la necesidad de
anticipar los choques negativos sobre los más vulnerables que requieren acciones contundentes
y específicas. En esa discusión es clave la importancia de reconocer que la pandemia producirá
también nuevos pobres, que no necesariamente eran las mismas poblaciones vulnerables antes
de la crisis, como los empleados formales que perdieron sus trabajos y nunca más lo recuperaron.
También, los dueños de micro y pequeñas empresas o emprendimientos que se ven forzados a
cerrar sus negocios como consecuencia de la crisis. Si bien es cierto que hay limitaciones de
espacio y de los datos para hacer una identificación específica de estos nuevos pobres, es clave
plantear la discusión en términos de la necesidad de que la política pública también los tenga en
cuenta respecto a los efectos de la crisis.
En cuanto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en Colombia se adoptaron mediante
el Conpes 3918 de 2018, que mostraba un camino para seguir en términos de la reducción de la
pobreza. Las metas ODS de pobreza monetaria se calcularon con la anterior metodología, que
no es necesariamente comparable con la actual. Además, tampoco se cuenta con objetivos
regionales en este tema. Sin embargo, con el fin de analizar la Agenda 2030, se parte de la
finalidad nacional de pobreza monetaria y se compara con los datos disponibles. La meta de
pobreza monetaria nacional para el 2030 es del 18,7 %. Según las proyecciones de población del
DANE, para ese año habría 55 678 033 colombianos; de ellos, tendría que haber solamente
10 411 802 pobres, para cumplir la meta nacional de pobreza monetaria. Ahora bien, la
actualización de la medida de pobreza ubica la incidencia nacional en 35,7 % (DANE, 2020b),
mientras que los primeros cálculos hechos por Núñez (2020b) proyectan que la cifra de pobreza
monetaria será de 44,1 % para el 2020. En términos concretos, la Década de la Acción requerirá
17
que en Colombia cerca de 12 millones de personas salgan de la pobreza, lo que se podría lograr
con la salida de 1 180 000 pobres por año. Cumplir con la Agenda 2030, en términos de pobreza
monetaria, supone una meta tan ambiciosa que implicaría que la población completa de un
departamento como el Cesar deba superar la pobreza monetaria por año. Las medidas son más
que urgentes y necesarias para movilizar a todas las personas en todo el mundo en la misma
dirección.
Por estas razones, hay que ayudar a construir y es este el propósito del actual documento. El
Gobierno nacional, la sociedad civil, los gremios y las organizaciones sociales y de trabajadores,
requieren insumos para “reconstruir mejor”. Este documento es un aporte en ese sentido,
porque hay que actuar de manera inmediata, dado que —como se verá en el próximo capítulo—
el comportamiento esperado de la pobreza en el 2020 y en el 2021 fue y será crítico para millones
de colombianos y en particular de caribeños.
La metodología del documento está basada en microsimulaciones sobre datos oficiales para
proyectar las cifras de pobreza monetaria. Estos modelos parten de una línea de base para hacer
proyecciones a partir de la información disponible en encuestas de hogares como la GEIH (Gran
Encuesta Integrada de Hogares) y la ENPH (Encuesta Nacional del Presupuesto de los
Hogares). Así, al utilizar ciertos datos agregados que entrega el DANE en el muy corto plazo y
la agregación de supuestos lógicos y racionales sobre el comportamiento esperado del empleo y
los ingresos de los hogares, se proyectan escenarios de choques y respuestas de política que, en
este caso, están asociados a la crisis económica y social causada por las restricciones impuestas y
confinamientos ordenados para el control del contagio del COVID-19. Es decir, con esta
metodología primero se estima el comportamiento del empleo y los salarios para luego proyectar
la pobreza como resultado de ambas variaciones.
En este caso, de acuerdo con Núñez (2020a), el análisis parte de explotar los indicadores de
empleo y salarios que pueden calcularse utilizando mensualmente los resultados de la GEIH,
con el objeto de evaluar el efecto que ha tenido la pandemia sobre estos. El modelo utiliza la
información de los primeros cinco bimestres del año y supone que el comportamiento del último
será similar al anterior, debido a la disponibilidad de los datos al momento de hacer los cálculos.
Sin embargo, los resultados en el número de ocupados presentan variaciones muy similares para
ambos bimestres (DANE, 2020c). La Gráfica 7 muestra el comportamiento de la contracción
del empleo al comparar el 2020 con el 2019 en los departamentos del Caribe. En general, se
encuentra que la caída más importante se ocurre en el tercer bimestre del año, que coincide con
la implementación de las cuarentenas estrictas. También se revela que Córdoba es el
departamento que tiene mayor capacidad de recuperación (especialmente en el quinto bimestre)
y que Sucre mantiene caídas muy similares durante todos los bimestres analizados.
En la misma dirección, el modelo para las estimaciones departamentales supone que la
contracción de los ingresos y salarios tendrá el mismo comportamiento para las estimaciones
nacionales, según Núñez (2020a). El mencionado autor encuentra que las variaciones en salarios
e ingresos debido a la pandemia se presentan especialmente a lo largo de la distribución de
ingresos (deciles) y con unas diferencias muy marcadas entre las zonas urbanas y rurales. La
18
disponibilidad de datos desde la GEIH no permite una desagregación urbano-rural consistente
en el ámbito departamental, pero es claro que los efectos han sido diferenciados por dominios.
Por esa razón, se asigna la contracción por deciles en lo urbano-rural nacional para cada
departamento.
Con lo anterior, se puede simular la nueva situación de empleo e ingresos individuales, con lo
que se reconstruye el ingreso per cápita de hogar, y con esto se estiman los efectos sobre la
pobreza total y extrema. Después, se contabilizan hogar por hogar las transferencias y los apoyos
en dinero recibidos por los hogares gracias a: i) Giros Extraordinarios: los giros extra de
Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Adulto Mayor; ii) Compensación del IVA: los seis
giros por $75 000 que se hicieron para compensar el IVA a los hogares más pobres de Familias
en Acción y Adulto Mayor; y iii) Ingreso Solidario: los nuevos giros que recibieron las familias
identificadas por el programa, por valor de $160 000 mensuales. En este caso, todos los giros se
anualizaron para seguir las reglas de la metodología de medición de pobreza del DANE. Es decir,
si se recibieron nueve giros, la suma total se divide por doce meses para que ingresos corrientes
y transferencias queden mensualizados y tengan las mismas unidades.
Gráfica 7. Contracción del empleo por departamentos de la región Caribe, por bimestres en el 2020 comparado
con el 2019
-26,8% -26,5%
-30% -28,6% -29,3%
2 Bimestre 3 bimestre 4 bimestre 5 bimestre
19
Es importante tener en cuenta alguna de las limitaciones de la metodología del documento. En
principio, la contracción del último bimestre se supone que es similar a la del anterior y además
los salarios se extrapolan de acuerdo con el comportamiento nacional por dominios. De igual
forma, los programas del Gobierno se asignan según los criterios de focalización definidos para
cada uno; sin embargo, es posible que haya diferencias con los montos realmente entregados a
los hogares debido a los retos logísticos que representan entregar transferencias monetarias en
tan poco tiempo. No debe olvidarse, también, que los pronósticos son precisamente
proyecciones basadas en un modelo de la realidad y que, por construcción, pueden presentar
variaciones con lo que en realidad sucede.
Resultados
20
forma significativa tanto la pobreza total como la pobreza extrema, es decir, habría nuevos
pobres debido a la crisis y los que ya lo eran entrarían en situación de pobreza extrema.
Gráfica 8. Efectos de la caída de empleo e ingresos sobre la incidencia de pobreza monetaria
16%
13,4 p.p. 13,3 p.p.
14% 12,3 p.p.
12% 10,4 p.p. 10,4 p.p. 10,0 p.p.
10% 9 p.p. 9,3 p.p.
8,3 p.p. 7,7 p.p.
7,6 p.p. 7,3 p.p.
8% 6,5 p.p.
6,0 p.p. 5,9 p.p. 5,5 p.p. 5,1 p.p.
5,3 p.p. 4,8 p.p.
6% 4,5 p.p. 4,2 p.p.
4%
2%
0%
Atlántico Sucre Cesar Magdalena Bolívar Córdoba La Guajira
21
En este orden de ideas, se encuentra que, así como en el caso nacional (Núñez, 2020a), las
transferencias que se hicieron aprovechando los canales existentes de Familias en Acción,
Jóvenes en Acción y Adulto Mayor (Giros Extraordinarios) serían las que han tenido mayor
efecto en paliar los efectos de la crisis en los departamentos de la región Caribe. De igual forma,
el programa Ingreso Solidario tendría un papel importante pero menos representativo que los
Giros Extraordinarios. Por último, el programa de Devolución del IVA habría tenido muy poca
posibilidad de contribuir a disminuir la pobreza de los hogares atendidos, pues los montos per
cápita son muy bajos para contrarrestar la crisis.
Gráfica 10. El papel de los programas del Gobierno en amortiguar el aumento de la pobreza monetaria
16%
14%
12%
10% 7,0 p.p.
9,0 p.p. 7,8 p.p. 2,5 p.p.
8% 5,7 p.p.
7,4 p.p. 1,2 p.p.
6% 2,7 p.p.
2,0 p.p. 2,3 p.p.
4% 0,9 p.p. 1,5 p.p.
2,1 p.p.
2% 1,4 p.p.
2,3 p.p. 3,7 p.p. 1,6 p.p. 4,3 p.p. 3,2 p.p. 4,6 p.p. 4,3 p.p.
0%
Atlántico Cesar Magdalena Sucre Bolívar Córdoba La Guajira
Fuente: elaboración propia con base en DANE (2020c) y criterios de focalización de los programas.
En términos del análisis por departamentos, La Guajira, Córdoba y Sucre presentarían los
mejores resultados de los Giros Extraordinarios del Gobierno. Así mismo, Córdoba sería el
departamento en el que Ingreso Solidario habría tenido mayor influencia en disminuir el número
de personas por debajo de la línea de pobreza. La diferencia de los efectos entre ambos
programas se debe a dos elementos: el primero de ellos son las condiciones iniciales de los
participantes, pues se encuentra que los beneficiarios de los Giros Extraordinarios son
sistemáticamente más pobres y habría un efecto mayor en dar el salto sobre la línea de pobreza;
el segundo se debe a los montos, ya que si los beneficiarios ya tenían ingresos ordinarios, los
Giros Extraordinarios actúan en el margen para cerrar la brecha que hacía falta (la combinación
es muy efectiva en términos de superar la situación de pobreza). Ahora bien, el bajo monto del
programa de Devolución del IVA es una posible explicación de su poca influencia en la lucha
contra la pobreza en medio de la pandemia.
En cuanto a la pobreza extrema, se mantendría una tendencia parecida. Como lo muestra la
Gráfica 11, las ayudas del Gobierno, en general, habrían funcionado bien para contrarrestar la
pobreza extrema, pues el aumento puro sería mucho menor que en la pobreza total. Los
resultados se entienden de la misma forma que en el caso de la Gráfica 10. Así pues, La Guajira,
Sucre y Córdoba vuelven a ser los departamentos en los que mayor influencia habría tanto de
los Giros Extraordinarios como de Ingreso Solidario en reducir el impacto de la pandemia en la
pobreza extrema. De hecho, estos departamentos presentarían caídas en la pobreza extrema que
se explican en gran parte como consecuencia de la implementación de ayudas del Gobierno para
enfrentar la crisis. El caso de La Guajira es particularmente interesante, ya que sería el menos
22
afectado por los choques de ingreso y de empleo y además es donde hay mayor amortiguación
de la crisis por parte de los programas gubernamentales.
Gráfica 11. El papel de los programas del Gobierno en amortiguar el aumento de la pobreza monetaria
extrema
Fuente: elaboración propia con base en DANE (2020c) y criterios de focalización de los programas.
Una forma más clara de ver el papel de las ayudas del Gobierno en medio de la crisis es analizar
el porcentaje del aumento de la pobreza que se habría evitado precisamente por las
transferencias. Por ejemplo, en La Guajira la crisis habría producido un incremento de la
incidencia de 7,7 p. p., pero los programas estatales lograrían amortiguar 6,6 p. p. del cambio, es
decir, que aproximadamente el 85 % del efecto de la pandemia en la pobreza se pudo haber
evitado mediante transferencias a los hogares en medio del confinamiento y durante la
recuperación económica del segundo semestre del 2020. La Guajira fue el departamento en el
que las ayudas del Gobierno habrían evitado el porcentaje más alto del aumento de la pobreza,
lo cual se debería a que también sería el que menos se vería afectado por la pandemia (Cuadro
8). El siguiente caso que es muy interesante es Córdoba, pues tuvo un mayor choque por la
pandemia, pero los programas del Gobierno habrían evitado el 75 % del incremento de la
pobreza. Los departamentos que menos lograrían amortiguar la crisis, a través de las
transferencias del Gobierno central, serían Atlántico, Magdalena y Cesar, que parecieran ser los
más damnificados con la pandemia en cuanto a pobreza monetaria, pero que también recibieron
menos nuevos subsidios en proporción al número de pobres (entre otras cosas porque tenían
mayores coberturas sociales, lo que implica menores beneficiarios de Ingreso Solidario).
También es importante tener en cuenta que el efecto de las transferencias del Gobierno depende
de la línea de pobreza de cada departamento y de la intensidad de los programas. Es decir,
mientras menor sea la línea y mayor el número de montos entregados a los hogares, mayor será
la resiliencia a la caída de ingresos por la crisis.
23
Cuadro 8. Porcentaje de amortiguación de los programas del Gobierno en el aumento de la incidencia de la
pobreza
Pobreza monetaria
Efecto de la Porcentaje de
Amortiguación
Departamentos crisis amortiguación
(p. p.)
(p. p.) (%)
La Guajira 7,7 6,6 84,8
Córdoba 10,0 7,6 75,3
Sucre 13,3 6,3 47,5
Bolívar 10,4 4,7 45,4
Cesar 12,3 4,6 37,1
Atlántico 13,4 4,4 33,0
Magdalena 10,4 3,0 28,9
Fuente: elaboración propia con base en DANE (2020c) y criterios de focalización de los programas.
En la misma dirección hay tres departamentos del Caribe que habrían logrado compensar los
efectos de la pandemia sobre la pobreza extrema. Córdoba, Sucre y La Guajira tendrían
porcentajes de amortiguación incluso mayores al 100 % (Cuadro 9). En contraste, Cesar y
Atlántico podrían haber disminuido mucho menos la incidencia de la pobreza extrema, con el
desempeño más bajo en el último de ellos. Es posible esperar que los nuevos pobres extremos
de la región, en su mayoría se concentren en el Atlántico por la baja respuesta de las ayudas del
Gobierno a enfrentar la crisis y porque además es el departamento con las líneas de pobreza y
pobreza extrema más altas, con lo que el efecto de los subsidios es menor en el margen
comparado con los otros departamentos.
Cuadro 9. Porcentaje de amortiguación de los programas del Gobierno en el aumento de la pobreza extrema
Pobreza extrema
Efecto de la Porcentaje de
Amortiguación
Departamentos crisis amortiguación
(p. p.)
(p. p.) (%)
Córdoba 7,9 11,8 116,5
Sucre 10,3 8,3 104,5
La Guajira 12,8 12,7 99,1
Magdalena 10,1 9,0 87,5
Bolívar 11,5 7,4 80,3
Cesar 9,2 8,0 69,4
Atlántico 6,2 2,6 41,7
Fuente: elaboración propia con base en DANE (2020c) y criterios de focalización de los programas.
24
notar que, entre los primeros cinco departamentos más pobres de la región Caribe, para el 2020
no habría una diferencia de más de 6 puntos porcentuales. De hecho, todos los departamentos
superarían la incidencia del 50 %, y el único que seguiría incluso por debajo del promedio
nacional es el Atlántico, a pesar de que registraría la variación porcentual más importante
comparado con el 2019 (Cuadro 10). En ese sentido, se esperaría que después del Atlántico, la
pobreza aumente porcentualmente más en Magdalena, Cesar y Sucre, que continuarían muy
cerca de La Guajira en términos de la incidencia.
En cuanto al número de pobres, Atlántico es el departamento en el que se esperaría un mayor
aumento de un año a otro, con 268 774 personas nuevas en esta situación, seguido por Bolívar,
Magdalena y Cesar. Ahora bien, esto configura un reto clave para el Gobierno nacional, los entes
territoriales, la sociedad civil y la cooperación internacional en términos de volcar su acción en
busca de la atención a estos territorios que resultaron más afectados (mucho más en tiempos de
recesión económica en la que el espacio fiscal se reduce).
Gráfica 12. Escalafón departamental de la pobreza monetaria en el Caribe
l
a
ar
re
ico
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jir
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Su
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l
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Bo
Gu
lá
Có
Na
ag
At
La
25
El reto más importante para abordar en el Atlántico sería la estrepitosa subida de la pobreza
extrema, que representaría cerca de 100 000 personas. Lo mismo sucedería con Cesar y Bolívar,
pues entre estos dos departamentos sumarían otras 100 000 nuevas personas en situación de
pobreza extrema. Por el contrario, La Guajira, Córdoba y Sucre habrían logrado contener la otra
pandemia de la pobreza extrema. En concreto, para la región Caribe se estiman 1 744 640 pobres
extremos en el 2020, lo que es una ciudad entera con personas vulnerables que deben ser
atendidas de forma urgente y contundente para evitar que nadie se quede atrás en el Caribe (Cuadro
11).
Finalmente, en cuanto a las posiciones de los departamentos en términos de la pobreza extrema,
se seguiría notando a La Guajira con el porcentaje más alto, seguido por Cesar y Magdalena
(Gráfica 13). Es importante resaltar que se espera que Sucre, debido a la crisis y al aumento de
la incidencia, logre disminuir su incidencia por debajo del promedio nacional. Esto se explica, en
gran parte, por el papel que han tenido las ayudas del Gobierno para paliar los efectos de la crisis
del coronavirus. En ese sentido, los ejercicios de simulación indican que Sucre y Atlántico
pasarían a ser los únicos departamentos del Caribe con incidencia de pobreza extrema menor al
promedio nacional (Gráfica 13).
Gráfica 13. Escalafón departamental de la pobreza extrema en el Caribe
40% 33,67%
30% 23,52%
19,79%
20% 14,36% 12,39% 12,10%
11,27%
10% 7,08%
0%
re
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ico
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ob
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a
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Bo
Gu
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Có
Na
ag
At
La
26
Desigualdad en la región Caribe: efectos de la crisis y la intervención del Gobierno sobre
el coeficiente de Gini
Para comenzar, la situación de desigualdad antes de la crisis ocasionada por el COVID era de
por sí bastante preocupante y, como se observa, en la alta heterogeneidad de los niveles de
pobreza (precrisis), explicada principalmente por las diferencias departamentales en el PIB per
cápita, el ingreso medio y la incidencia de pobreza total y extrema. De hecho, al comparar los
datos nacionales con el promedio de la región Caribe, presenta una desigualdad del ingreso per
cápita de los hogares por encima de los promedios del país (que de por sí es de las más altas del
mundo).
Al simular la situación de destrucción de empleo, analizada a partir de los microdatos de la
GEIH, es posible predecir que el Gini se eleve 23 puntos básicos hasta llegar al 0,588 (Gráfica
14). La principal razón es que la destrucción de empleo fue más acentuada entre los hogares
pobres, los cuales no perciben ingreso de otras fuentes propias para atenuar los efectos sobre las
tasas de ocupación de la región Caribe. Por su parte, la contracción de salarios e ingresos por
cuenta propia, observada también en los microdatos de la GEIH 2020 indica que, si bien la caída
es cercana a un tercio de los ingresos, realmente no se encontraron diferencias significativas a lo
largo de la distribución del ingreso: todos los hogares se afectaron de manera proporcional por
lo que el coeficiente de Gini simulado no cambia de forma radical. Una vez se suma el efecto de
la contracción de empleo y salarios y, posteriormente, se reconstruye el ingreso per cápita de los
hogares, es posible estimar que la situación de desigualdad, medida por el Gini, llegaría hasta
0,592 (una cifra sin precedentes).
Gráfica 14. Efecto de la crisis y las transferencias del Gobierno sobre el coeficiente de Gini
GINI
Pero como se ha venido explicando a lo largo del documento, la rápida reacción del Gobierno
nacional a través de las nuevas transferencias que se adoptaron para enfrentar la crisis, tanto la
pobreza como la desigualdad se amortiguaron. Por ejemplo, los giros extraordinarios que
llegaron a casi el 20 % de los hogares concentrados, en su gran mayoría, sobre los que
precisamente fueron los más afectados, tuvieron la capacidad de contrarrestar el efecto de la
crisis (Gráfica 14). De hecho, cuando se contabilizan todas las transferencias que activó el
Gobierno nacional, el coeficiente de Gini queda por debajo de la situación inicial (0,55; observar
la última barra de la Gráfica 14).
27
Esta situación, sin embargo, es probable que no se mantenga en el tiempo por varias razones.
En primer lugar, no es claro si el Gobierno va a tener la capacidad fiscal para mantener estas
transferencias y a la fecha no es clara la duración de programas como Ingreso Solidario. Vale la
pena dar una discusión breve sobre estas decisiones: durante la pandemia fue evidente la
existencia de 3 millones de hogares en situación de pobreza que nunca habían sido atendidos
por el Estado, lo cual es claramente la revelación de que la política social ha generado inequidades
horizontales, debido a que cerca de la mitad de los hogares en pobreza reciben una suma
importante de transferencias monetarias para subsistir, al mismo tiempo que otros hogares no
reciben nada. El Gobierno tendrá que decidir si va a mantener ese tipo de injusticia social.
En segundo lugar, la situación de desigualdad proyectada parece ser insostenible, puesto que es
claro que los hogares no pobres (clases medias y altas) tienen un depósito de capital humano y
físico (riqueza) bastante mayor para emprender la recuperación (es posible que el crecimiento de
la recuperación sea “contra pobre”). Por su parte, la población en situación de pobreza enfrenta
mayores duraciones del desempleo y tendrán que buscar algunas actividades en el sector
informal, en el cual el número de labores están fijas, pero los trabajadores van en aumento. Como
consecuencia, el ingreso total del sector informal (que es normalmente fijo) se redistribuirá entre
más personas, lo que reducirá el ingreso medio y afectará la pobreza y desigualdad de manera
negativa.
En este sentido, es posible que durante los próximos años se vea un deterioro muy rápido de la
desigualdad, mientras que la pobreza puede quedarse estancada como consecuencia de lo
mencionado en estos últimos párrafos. El Gobierno debe monitorear muy bien estas hipótesis y
tomar decisiones para que también sea posible “reactivar” la reducción de pobreza que se estancó
desde el 2018.
Conclusiones y recomendaciones
Generales
1. La región Caribe es un mosaico diverso. La estructura productiva y el mercado laboral
de cada departamento requieren estudios y análisis específicos que contribuyan al diseño
de políticas públicas que respondan a esas particularidades.
2. Se necesitan medidas urgentes para recuperar la senda del desarrollo sostenible en
términos del cumplimiento de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la
Agenda 2030. En cuanto a pobreza, se necesitaría que anualmente salieran de la pobreza
en Colombia más de un millón de personas, que equivaldrían al tamaño poblacional del
departamento del Cesar.
Efectos de la crisis ocasionada por el COVID-19
3. Los efectos de la caída de ingresos han sido más importantes que los de la pérdida de
empleos en aumentar la pobreza. Para la pobreza extrema sucede lo contrario, lo cual
muestra que los trabajos de los más pobres eran más vulnerables a las restricciones del
confinamiento y a la crisis económica consecuente.
4. Según las proyecciones estimadas, la región Caribe tendría una incidencia del 52,2 % en
pobreza (la mitad de los caribeños son pobres), lo que representaría que para el 2020
habría más de 5 900 000 pobres, de los cuales cerca de 800 000 entraron a situación de
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pobreza como un efecto directo de la pandemia y las restricciones asociadas que
afectaron la oferta y demanda agregadas. Esto, de acuerdo con las valoraciones,
representaría un aumento de 6 puntos porcentuales en la incidencia de pobreza de todo
el Caribe.
5. El departamento con mayor incidencia de la pobreza seguiría siendo La Guajira, a pesar
de incrementar muy poco durante el año anterior. Los departamentos que presentarían
mayor variación son Atlántico (9,03 p. p.), Magdalena (7,43 p. p.), Cesar (7,43 p. p.) y
Sucre (7,01 p. p.). Sin embargo, solamente el Atlántico superaría la variación nacional
que se proyecta sea de 8,4 p. p. Es decir que, en términos del aumento esperado de la
pobreza, el Caribe tiene un comportamiento ligeramente mejor que el promedio de todo
el país.
6. El aumento de la pobreza extrema sería problemático en Atlántico, Cesar y Bolívar, pues
entre los tres departamentos habría más de 200 000 nuevos hogares en esta situación. El
15 % de los caribeños son pobres extremos. Es decir, si se tomara una población de 20
personas de la región, en promedio 10 serían pobres y de ellos, 3 estarían en situación de
pobreza extrema.
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11. Así pues, las estimaciones de Núñez (2020a) muestran que, específicamente, para los
beneficiarios del programa Ingreso Solidario, el impacto de la pandemia ubica la
incidencia de pobreza por encima del 60 %. Para regresar a los niveles prepandemia, el
monto requerido sería de $330 000 por hogar. Por lo tanto, se recomienda tener esto en
cuenta para la focalización de las ayudas y su sostenibilidad en el tiempo.
12. De igual forma, durante la pandemia fue evidente que cerca de 3 millones de hogares en
situación de pobreza nunca habían sido atendidos por el Estado. Dada la inequidad
horizontal que esto genera, la discusión sobre la reforma tributaria deberá evitar esta
injusticia social y procurar mantener la atención a estos hogares, sobre todo los que se
encuentran más rezagados y llevan más tiempo sin ser atendidos por el Gobierno.
Teniendo en cuenta, además, un monto estimado de acuerdo con las ayudas que recibe
cada hogar.
13. Los programas o las ayudas gubernamentales deben tratar de proteger a los más
vulnerables, en especial a los hogares con niños, niñas y adolescentes. Como lo muestra
Núñez (2020b), este tipo de hogares son altamente vulnerables a los choques de ingreso
en el hogar. Así como los hogares con jefatura femenina que, junto al cierre de colegios,
se pueden ver expuestos a mayores efectos de la crisis. Las medidas que se tomen como
parte de la recuperación económica deberán considerar las vulnerabilidades de estas
poblaciones.
La posibilidad de las regalías
14. La Guajira y Cesar no lograron avances en la lucha contra la pobreza en los últimos ocho
años. Sin embargo, ambos departamentos enfrentaron de forma distinta la pandemia.
Mientras que el primero de ellos pudo contener los efectos negativos con las ayudas del
Gobierno nacional, el segundo presenta aumentos importantes en pobreza y pobreza
extrema. Es un llamado fundamental y claro a la necesidad de enfocar los recursos de las
regalías para crear y pensar programas estructurales que mejoren las condiciones de vida
y disminuyan la pobreza de ambos departamentos.
La Agenda 2030 y lo que viene en la Década de la Acción
15. Es fundamental atender a los nuevos pobres y a los olvidados de siempre. Se necesita
comprender y atender a las poblaciones vulnerables que entraron a la pobreza, así como
apoyar de forma decidida programas para evitar el aumento de la pobreza extrema. Se
requiere recuperar la senda del desarrollo humano sostenible e inclusivo en la región
Caribe.
16. Para cumplir con la Agenda 2030, se necesitará que cerca de 12 millones de personas
salgan de la pobreza. La Década de la Acción y la recuperación económica después de la
pandemia deberán priorizar los esfuerzos para atacar el flagelo de la pobreza. En la región
y en el país se retrocedió una década; solo a través de políticas de empleo y políticas
sociales focalizadas, la recuperación puede tardar menos de ese tiempo.
17. Por lo tanto, los planes, las políticas y los proyectos enfocados en la recuperación
económica de la pandemia deberán estar centrados en dirigir recursos a las poblaciones
que han sido más afectadas por la crisis ocasionada por el COVID-19. Se requieren
políticas con perspectiva territorial que comprendan las diversidades específicas de los
departamentos, con el fin de atender la complejidad de la región Caribe.
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18. Dada la situación en la que deja la crisis a la zona mencionada, se necesitan más y mejores
investigaciones que provean información e identifiquen a las poblaciones que han sido
más afectadas. Así mismo, la agenda de investigación deberá tener en cuenta la
importancia de las transferencias del Gobierno para evaluar su eficacia, efectividad y
sostenibilidad en el tiempo.
Referencias
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Departamento Administrativo Nacional de Estadística - DANE. (2020d). PIB por departamento.
https://bit.ly/3xaMrCI
Espinosa, A. (2020). Veinte años de investigación sobre pobreza y desigualdad social en el Caribe
colombiano, 1997-2017. En J. Bonet Morón y G. Pérez Valbuena, 20 años de estudios sobre
el Caribe colombiano, pp. 145-179. https://bit.ly/3gm5cgs
Fuente de Información Laboral de Colombia – FILCO. (2019).
http://filco.mintrabajo.gov.co/FILCO/
Instituto Nacional de Salud - INS. (2021). COVID-19 en Colombia. Reporte 19-04-2021.
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la pobreza total y extrema en Colombia. https://bit.ly/3v2kFq1
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Penagos, Á., Tobón, S., Pérez, N., Ospina, C. y Sánchez, L. (2018). Nota de lineamientos estratégicos
para la agricultura en Colombia. Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural - RIMISP.
https://bit.ly/2Qeniq5
Sumner, A., Hoy, C. y Ortiz-Juárez, E. (2020, abril). Estimates of the impact of COVID-19 on
global poverty. WIDER Working Paper 43/2020 UNU-WIDER. https://doi.org/f7hz
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Anexos
Gráfica 15. PIB departamental de la región Caribe por ramas de actividad, 2019
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Gráfica 17. Mapa distorsionado de la pobreza en Colombia
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Gráfica 18. Mapa distorsionado de la pobreza extrema en Colombia, 2020
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