2022-2 LC FILO AdL 1 ARENDT 1958.i.1.a La Condición Humana CL BB

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LC FILOSOFÍA

ARENDT 1958.I.1.A CL

1 CON LA EXPRESIÓN vita activa me propongo designar tres actividades

fundamentales: labor, trabajo y acción. [El] Son fundamentales porque

cada una corresponde a una de las condiciones básicas bajo las que se

ha dado al hombre la vida en la tierra.

Labor es la actividad correspondiente al proceso biológico del


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cuerpo humano, cuyo espontáneo crecimiento, metabolismo y

decadencia final están ligados a las necesidades vitales producidas y

alimentadas por la labor en el proceso de la vida. La condición humana

de la labor es la misma vida.

3 Trabajo es la actividad que corresponde a lo no natural de la

existencia del hombre, que no está inmerso en el constantemente

repetido ciclo vital de la especie, ni cuya mortalidad queda compensada

por dicho ciclo. El trabajo proporciona un «artificial» mundo de cosas,

claramente distintas de todas las circunstancias naturales. Dentro de sus

1
límites se alberga cada una de las vidas individuales, mientras que este

mundo sobrevive y trasciende a todas ellas. La condición humana del

trabajo es la mundanidad.

La acción, única actividad que se da entre los hombres sin la


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mediación de cosas o materia, corresponde a la condición humana de la

pluralidad, [El] al hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la

Tierra y habiten en el mundo. Mientras que todos los aspectos de la

condición humana están de algún modo relacionados con la política,

esta pluralidad es específicamente la condición –no sólo [El] la conditio

sine qua non, sino [El] la conditio per quam– de toda vida política. Así,

el idioma de los romanos, quizás el pueblo más político que hemos

conocido, empleaba las expresiones «vivir» y «estar entre hombres»

(ínter nomines esse) o «morir» y «cesar de estar entre hombres (ínter

nomines esse desinere) como sinónimos. Pero en su forma más

elemental, la condición humana de la acción está implícita incluso en el

Génesis («y [El] los creó macho y hembra»), si [El] entendemos que

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esta historia de la creación del hombre se distingue en principio de la

[El] que nos dice que Dios creó originalmente el Hombre (adam), [El]

a «él» y no [El] a «ellos», con lo que la multitud de seres humanos se

convierte en resultado de la multiplicación. 1 La acción sería un lujo

innecesario, [El] una caprichosa interferencia en las leyes generales de

la conducta, si los hombres fueran de manera interminable repeticiones

reproducibles del mismo modelo, cuya naturaleza o esencia fuera la

1 En el análisis del pensamiento político postclásico, resulta a menudo sumamente


iluminador averiguar cuál de las dos versiones bíblicas de la creación se cita. Así, es
muy característico de la diferencia entre la enseñanza de Jesús de Nazaret y la [El] de
san Pablo el hecho de que Jesús, al discutir la relación entre hombre y mujer, se refiere
a Gen., I. 27: «¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo varón y hembra?»
(Mí., XIX. 4), i..„. mientras que san Pablo en una ocasión similar insiste en que la mujer
se creó «del hombre» y de ahí «para el hombre», si bien atenúa en cierto modo la
diferencia: «ni la mujer sin el varón ni el varón sin la mujer» (/Cor., XI. 8-12). La
diferencia indica mucho más que una diferente actitud sobre el papel de la mujer. Para
Jesús, la fe estaba íntimamente relacionada con la acción; para san Pablo, la fe estaba
conectada de manera primordial con la salvación. Sobre este punto es de especial
interés la aportación de san Agustín (De civitate Dei, XII. 21), quien no sólo se desvía
por completo de Gen., I. 27, sino que ve la diferencia entre hombre y animal en el
hecho de que el primero fue creado unum ac singulum, mientras que a todos los
animales se les ordenó «existir varios al mismo tiempo» (plura simul iussit exsistere).
Para san Agustín, la creación ofrece una grata oportunidad para acentuar el carácter
de especie de la vida animal, a diferencia de la singularidad de la existencia humana.

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misma para todos y [El] tan predecible como la naturaleza o esencia de

cualquier otra cosa. La pluralidad es la condición de la acción humana

debido a que todos somos lo mismo, es decir, [El] humanos, y por tanto

nadie es igual a cualquier otro que haya vivido, viva o vivirá.

(. . .)

FICHA BIBLIOGRÁFICA

ARENDT, H. (1958). La condición humana. Cap I: «La condición


humana», parte 1: «Vita activa y la condición humana». pp. 21-25.
Buenos Aires: Paidós, 2009, 366 págs.

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