Guardini, Quien Sabe de Dios Conoce Al Hombre

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II

Quien sabe de Dios


conoce al hombre

,
1. EL HOMBRE A LA LUZ DE LA
REVELACIÓN

Me he comprometido a decir algo sobre la ima-


gen del hombre que nos transmite la revelación.
Al iniciar estas reflexiones quisiera plantear
una cuestión, que probablemente a ustedes les sor-
prenda, y que a mí siempre me preocupa, a saber,
si existe una «imagen» global del hombre que no
sea sólo el reflejo de una época histórica, o de un
grupo social, o de una determinada profesión, sino
del hombre mismo en cuanto tal.
Y parece que una tal imagen no se da, pues la
definición decisiva del hombre-sobre la que vol-
veremos después- es que es «imagen de Dios». Sin
embargo, de Dios no hay ninguna imagen.
Se habla una y otra vez de «imagen de Dios», y
ciertamente con justicia; pero solamente es válido
si con ello se alude a unas especiales circunstancias
bajo las cuales Él es comprendido o pensado. Es lo
que sucede cuando hablamos de la idea de Dios de
la primitiva comunidad cristiana frente a la del alto
Medioevo o de la de éste en comparación con la
del siglo
pues
xviı. Pero de Dios no hay ninguna ima-
gen, trasciende toda posibilidad de que haya
alguna. Y no estaría mal recordar también aqui el
primer mandamiento, que prohíbe hacerse de ÉI
una «imagen tallada». Pues no solamente una ima
gen artistica, sino también una imagen conceptual

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puede disminuir su soberana grandeza, o ponerla y las condiciones de la experimentación. Para el
al servicio de una intención intelectual, artistica o materialismo el hombre no es sino una materia ex-
politica. tremadamente complicada.
Cuando oímos ahora que el hombre es «imagen Frente a este modo de ver las cosas está la con-
de Dios», es muy posible que con ello se pretenda cepción idealista, tal como se ha desarrollado a par
dar también una idea de la enorme trascendencia
de Dios frente a las imágenes y conceptos. Dentro
tir de los grandes sistemas de los siglos xvlI y xIx.
Para esta concepción, lo primero y auténtico es
de los limites que le impone su finitud, también el el espiritu, el espíritu absoluto, el espíritu del mun-
hombre es universal. Así pues, el concepto de la do, que al principio está quieto y silencioso, pero
imagen del hombre sólo es válido hasta ciertos lí- que quiere ser dueño de sí mismo, y por ello en-
mites no demasiado amplios. gendra la materia. En contraposición con ella for-
A pesar de todo, le otorgamos validez y lo uti- ma el mundo, para finalmente llegar por el hombre
lizamos como medio para responder a la cuestión a la conciencia de si mismo. El espiritu eterno que
de cómo ve al hombre la revelación. lo impregna, constituye el ser del hombre y en él
halla su sentido.
Para abordar de forma inmediata toda la gra- Del conocimiento de las relaciones sociales sur-
vedad de la cuestión, examinaremos algunas imá- gió la imagen sociológica, llevada por el comunis-
genes características que del hombre ha acunado la- mo hasta sus últimas consecuencias. Pues dice: el
Edad Moderna. individuo no es nada por si solo; únicamente es
Entre ellas, la imagen del hombre del materia- algo a partir del todo. Una idea, un descubrimiento,
lismo, que surge durante la Revolución Francesa, una obra, que si siempre puede darse en las rela-
que se desarrolla a lo largo del siglo xix, y que hoy ciones y en la producción, consigue por primera
caracteriza al pensamiento totalitario. vez su sentido cuando se entiende a partir de la
Segun el, lo unico que existe es la materia, o estructura social. Lo real es la sociedad; y tanto el
sea, la energía, que existe desde siempre. En razón hombre individual como su obra proceden de ella.
de sus leyes esenciales se puso en movimiento, Por consiguiente, el hombre es producto y órgano
dando origen, a partir de la materia orgánica, a la de la vida social y nada mas.
vida orgánica; a partir de la vida orgánica, a la vida Esta concepción se opone a la del individualis-
psíquica; y a partir de ésta, a la vida espiritual. Si mo:
fuera posible ir hasta el final, se llegaría a derivar Según ésta, hombre realmente es sólo el indi-
todo de las propiedades de la materia igual que el viduo; en la multitud desaparece lo peculiar. Sólo
químico establece una relación entre sus elementos en cuanto individuo tiene el hombre conciencia y

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fuerza creadora; solamente así posee responsabi Con esto hemos esbozado, aunque muy resu-
lidad y dignidad. En cuanto son muchos, surge la midamente, seis concepciones. La primera dice: in-
masa, que sólo puede ser objeto, material para la cluso en su núcleo, el hombre no es más que ma-
planificación y acción del individuo. teria; la segunda: es una manifestación del espíritu
El determinismo afirma que todo sucede según absoluto; la tercera: el hombre es sólo un momento
una necesidad inalterable: en la totalidad social; la cuarta: solamente es hom-
En cada sitio suceden las cosas como tienen que bre en cuanto como personalidad se apoya sobre sí
suceder. En cada acontecimiento individual se re. mismo; la quinta: el hombre se mueve por com-
fleja el curso global del mundo. La libertad es una pleto en la necesidad de las leyes universales; y,
ilusión, sólo un modo especial de cómo resaltan en finalmente, la sexta: el hombre es completamente
los hombres las soberanas leyes universales. Asi libre y señor de si mismo...
pues, también el mismo hombre es un producto Sin embargo, estas concepciones que acabamos
que surge de la necesidad, y su vida es un acon- de esbozar constituyen sólo una porción de las que
tecimiento que se consuma en la necesidad de las han aparecido a lo largo de la historia de la auto
leyes universales. comprensión del hombre; en realidad hay muchas
El existencialismo, por el contrario, ve al hom- más. Pero estas seis son suficientes para plantear
bre completamente libre: la cuestión que ante esa historia surge en nosotros:
Para él no hay ordenamiento alguno que deter Cómo es posible que cada una de estas imágenes
mine la vida del hombre, y. justamente por ello. se oponga siempre a otra? El hombre no es cier-
tampoco ninguno en el que pueda apoyarse. Sin tamente nada que se proyecte en la inalcanzable
necesidad, pero también sin descanso, como un lejanía del espacio interplanetario o del tiempo uni-
átomo de posibilidad, se halla arrojado en el vacío. versal. Está ciertamente ahí, sin más. ¡Es lo sen-
En virtud de una libertad soberana, más exacta cillamente cercano, a saber, nosotros mismos!
mente, de una inquietante libertad, decide cada Cómo es posible, pues, que al hablar de él apa-
instante lo que ha de hacer. El es quien se da sen- rezca esa enormidad de contradicciones, y no pre-
tido a sí mismo. Sí, es él quien define su propio cisamente entre personas ignorantes y carentes de
sentido. Y en la medida en que se atreve a ello, se formación, sino entre los espíritus más poderosos;
convierte en hombre. no entre incautos soñadores, sino entre quienes in-
tercambian sus conocimientos y pueden ayudarse
mutuamente en la búsqueda de la verdad?
Si es posible, es porque cada uno de nosotros
somos
l que por propia experiencia sabemos de
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nosotros mismos; porque lo es también nuestro eche por tierra los resultados de la fisica clásica
padre, nuestra madre, nuestra esposa, nuestros ni. anterior: lo que sucede más bien es que los incor-
ños, nuestro amigo, nuestro compañero de trabajo;: pora en un contexto más amplio. Si consideramos
si es posible ver esto de ese modo, entonces tiene desde esta perspectiva las respuestas a la pregunta
que tratarse de un caso especial. por el ser del hombre, vemos en ellas algo muy
distinto: no la superación de una teoría deficiente
El biólogo Alexis Carrel ha escrito un libro ti. por otra mejor, sino contradicciones insuperables;
tulado El hombre, ese ser desconocido. Es cierto que el ninguna linea que surja de los distintos niveles de
titulo es algo sensacionalista, pero expresa algo
que posiblemente se ha pensado más de una vez.
la investigación, sino un increíble desconcierto.
Todavía más: lo que aquí está en contradicción
Parece que lo que realmente sucede es que no sa- no son puntos de vista diferentes, sino mentali-
bemos quién es el hombre, lo que significaría que dades totalmente distintas. La discrepancia teórica
tampoco sabemos quiénes somos nosotros. Cómo es en verdad una lucha; y vemos cómo se ha de-
es posible? La razón no puede radicar simplemente sarrollado esta lucha: a vida o muerte, y en frentes
en la dificultad de los problemas. Estos son cier- de todo el mundo. Todo ello debiera abrirnos los
tamente difíciles, y a veces se tiene la impresión ojos.
de que es imposible encontrarles una solución.
Pero esto sólo provocaria una investigación incan 0 es que, quizás, lo que pasa es que el correcto
conocimiento del hombre depende de especiales
sable, un gradual paso hacia adelante; pensemos circunstancias? Claro que en todas partes es cierto
en el camino que la física ha recorrido en la in- que el conocimiento de un objeto tiene sus condi-
vestigación de la materia. Primero estaba la vieja cionamientos. Pensemos, si no, en cosas tan ob-
doctrina de los elementos; luego vino el descubri- vias como que, si no hay luz, no puedo ver nada...
miento del átomo como elemento material carente o que no veo algo que tengo delante porque no le
de cualidad y de estructura; de ahí se pasó al con- presto atención... o que busco algo, pero no lo en-
cepto moderno de átomo, que representa todo un cuentro porque hay en mi inconsciente algún mo-
mundo de relaciones y fenómenos, y quién sabe tivo para que eso no tenga que estar ahí; en una
hasta dónde se llegará. Estamos ante un ensayo y palabra, lo que llamamos presupuestos concretos
una nueva desestimación; ante una multitud de hi- del conocimiento... No podría ser que sólo sea
pótesis y teorías, pero todas ellas penetradas por posible el conocimiento del hombre si se cumplen
una única línea. No hace mucho que uno de nues- determinadas condiciones?
tros fisicos, C. Fr. von Weizsäcker, insistió en que Pero, si esto es asi, de qué condiciones se tra-
es falso decir que la fisica atómica más reciente ta?

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El pensamiento de la Edad Moderna entiende En el primer libro de la Sagrada Escritura, en el
al hombre como un ser que se desarrolla a partir Génesis, están estas palabras:
de su propia naturaleza, que entra en relación con
el mundo, que lleva a cabo en él su obra; y quizás Entonces dijo Dios: Hagamos a los hombres a
después, tras la mundanidad inmediata, admite un nuestra imagen, según nuestra semejanza, para
trasfondo metafísico. Pero no puede ser definitivo. que dominen sobre los peces del mar, las aves del
Si esto sucede, y en qué medida suceda, es un cielo, los ganados, las bestias salvajes y los repti.
asunto subjetivo, un tema de vivencia y necesidad. les de la tierra. Y creó a los hombres a su imagen;
En el caso de que suceda, influye en la actitud y a imagen de Dios los creó; varón y hembra los

en la vida de la persona correspondiente, pero no creó» (Gen 1, 26-27).


de forma distinta a la del modo, por ejemplo, con
que ella controla parcialmente su destino o como Según estas palabras, el hombre es imagen de
el amor configura a un hombre. Su ser, en cuanto Dios. Esto expresa sobre todo algo que nunca se
habia dicho sobre el hombre. Es la definición fun-
tal, queda completamente al margen.
damental de la doctrina de la Escritura sobre el
Y si esto fuera verdad?
Y si la relación con
Dios no tuviera un carácter singular, diferente de hombre y está contenida en cada expresión que se
hace sobre él.
cualquier otra relación?
Y si, quizás, su auténtica
realización constituyera justamente esa_precondi Qué quiere decir esto? Puede un hombre fi
CIon porla qu preguntamos de la que depende nito asemejarse a Dios?
hasta dónde el hombre se comprende a sí mismo Es claro que estamos ante algo misterioso, pues
precisamente aquí se sitúa después la tentación,
porque está hondamente arraigada en su ser?
no hay que Y
buscar aquí la razón del chocante he-
si
que hace que la voluntad del hombre de ser ima-
cho de que el hombre de la Edad Moderna, con un gen de Dios, se transforme en la voluntad de ser
inmenso despliegue de métodos y aparatos, de igual a El. Qué significa, pues, esta semejanza
descubrimientos, teorías y experimentos, se pre- con Dios?
gunte qué es lo que tiene ante sus ojos, es decir, Una cosa puede ser reproducción de otra. Como
qué es él mismo, y el resultado no sea sino un cuando alguien dice al carpintero que le haga una
amasijo de contradicciones? mesa como la que le está enseñando. Se trataría,
en este caso, de un simple parecido, de una copia.
Pero hay otras formas más expresivas. Alguien
puede decir, por ejemplo, que un niño es el vivo
retrato de sus padres. En este caso, tiene unas cua-

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lidades que también ellos poseen; pero en él adqui. que debemos acercarnos con temor, pero también
eren personalidad propia... &Qué pasa, pues, con con confianza: a saber, que Dios, si así se puede
la semejanza con Dios? hablar, traduce la infinita plenitud y la perfecta
Dios es ciertamente absoluto, puro Ser, esencia, simplicidad de la imagen de su ser en la finitud y
vida, verdad, felicidad. Su modo de ser trasciende fragilidad de su criatura. Si esto es así, quiere decir
todo pensamiento y expresión. Cómo es posible, también que esta semejanza penetra la totalidad
pues, que el hombre, un ser creado y, por tanto. del ser del hombre; que es algo tan cierto como
finito, sea imagen de este ser inmenso? misterioso: la forma primitiva en que se asienta lo
Y, sin embargo, así es. pues Dios lo dice. Y humano, el único concepto básico a partir del cual
dice, además, que precisamente en esta similitud puede entenderse.
radica el ser del hombre. Al comienzo de sus Confesiones, Agustín da con
No es el caso de hablar aqui de una reproduc- la expresión más atinada a este respecto cuando
ción, pues de Dios no hay ninguna copia. Nos dice: «jOh Dios! Nos has creado para ti». No ha de
acercaremos un poco si partimos de las relaciones entenderse de forma entusiasta o edificante, sino
entre los padres y el hijo. No es una copia, sino correctamente. Dios ha establecido con el hombre
una traducción. Los rasgos del ser de los padres se una relación, sin la que éste no puede ni existir ni
traducen en el ser del hijo, hasta el punto de que ser entendido. El hombre tiene sentido, pero este
éstos se apropian de aquel en cuya personalidad sentido no radica en él sino que está por encima
han vuelto a nacer. de él: en Dios. Se puede entender al hombre no
Puede que demos un paso adelante con la si- y
Como algo cerrado que vive se apoya en si mis-
guiente reflexión: si observamos el rostro de un mo, sino como alguien cuya existencia consiste en
hombre, vemos reflejado en él lo que pasa en su una relación: de Dios, hacia Dios. Esta relación no
alma: respeto, simpatía, odio, angustia. El alma, es algo secundario sobreañadido a su ser, de forma
en si misma, no puede verse porque es espíritu. que también sin ella pueda seguir existiendo, sino
Pero se traduce en el cuerpo, se hace visible en él. que enella se apoya su ser.
El cuerpo humano-forma, rostro, gestos, ade Mediante numerosas relaciones puede el hom-
manes es la expresión de la realidad del alma; y bre salir al encuentro de otro hombre: por el co-
eso quiere decir que, a pesar de todas las diferen- nocimiento, la amistad, la ayuda, el daño, y mu-
cias, cuerpo y alma se parecen. chas otras. Estas relaciones despliegan su ser, pero
Podriamos seguir en esta dirección, pero esta- no se reduce a ellas. El hombre sigue siendo hom-
mos muy cerca de aquello a que nos referimos, de bre aunque no conozca a éste o ése, aunque no les
lo Incomprensible, que constituye nuestro ser, a lo ayude. La relación de la que estamos hablando es,

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por el contrario, de otro orden. Un puente es un a Moisés en la zarza ardiente. Al preguntarle éste
arco que el arquitecto construye de una a otra orilla por su nombre, Dios le responde: «Yo soy el que
de un rio. Y yo no puedo decir:
El puente_puede
pasar o no a la otra orilla sin dejar de ser puente.
soy», una frase de profundidad inagotable. Pues
dice: «Yo soy el que está aqui y el que actúa en
Esto seria un sinsentido, puesto que el «puente» poder». Todavía más hondo: « Yo soy el que no ad-
solo es puente si parte de una orilla y llega hasta mite nombre alguno mundano, sino el que sólo
la otra. Algo así sucede con el tema que nos ocupa. puede ser nombrado a partir de sí mismo». Y to-
El hombre es hombre sólo en suLrelacion DioS.a davia más: «Yo soy el único que, por mi ser, tengo
El «de-Dios» y el «a-Dios» son el fundamento de derecho y autoridad para decir Yo». En sentido au-
su ser. téntico sólo Dios es «yo», El-mismo. Cuando no
Se verá más claro aún, si consideramos lo que sotros decimos «é», podemos referimos a cual
distingue al hombre de las restantes criaturas del quier hombre: pero si lo decimos sencillamente,
mundo: su personalidad. Que el hombre es una desde la profundidad del Espíritu, entonces nos re-
persona quiere decir que es dueño de sí mismo, ferimos a Dios. Cuando decimos «tú», podemos di-
que puede actuar por propia iniciativa, que puede
riginos a un hombre; pero si lo decimos sencilla-
disponer de sí mismo y de las cosas. Si se le pre-
mente, con todo nuestro ser, sin rodeos, entonces
gunta: Quién ha hecho esto?, puede y debe con- llamamos a Dios... Este es el Dios que llama al
testar: Yo, y asumir la responsabilidad correspon-
hombre. Y no en el sentido de que el hombre ya
diente. Así lo ha creado Dios. Pero no ha sucedido
como si Dios hubiera formado al hombre y hu- existiera y Ēlledirigiera su palabra para que su-
lo
biera Tundado en si mismo, sino algo absoluta y
o
piera hiciera alg0, sino que, precisamente pOrque
totalmente distinto, a saber, que Dios ha hecho del
eso mismo se constituye en persona.
y
Dios lo llama, sienta El las bases de su ser, por
hombre su tú y le ha concedido, por su parte, tener
en Dios su tú, su propio tu. En esta relación yo-tú consiste en El hombre
ser-lamado por Dios, y sólo en eso.
consiste su ser. Y sólo porque Dios lo ha fundado Fuera de ahí no le queda nada. Si se pudiera des-
en la relación yo-tú con El, puede el hombre en- ligar el hombre de este ser-1lamado, se conyertiría
tablar una relación personal con otros hombres. en un fantasma, más aún, en nada. Tratar de pen-
Decir a otro: Te veo., te respeto, sólo es posible sar en él, a pesar de todo, sería un contrasentido y
porque Dios le ha concedido poder decirle a Él, el una rebelión.
Señor: «Tú eres mi creador.. yo te adoro». Por consiguiente, sólo a partir de aquí puede el
En la revelación del monte Horeb (Ex 3), deci- hombre ser entendido, y si se le quiere entender
siva para toda la historia posterior, Dios se aparece desde otra parte, se comete un grave error con él.
ww

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En ese caso, puede que se siga utilizando la pala- muestran hasta qué punto el hombre se equivoca
bra «hombre», pero su realidad ya no está ahí. respecto a sí mismo cuando olvida su relerencia a
En la Edad Moderna aflora algo peculiar, que Dios, fundamento de su ser. Vean a continuación,
tiene que causar asombro en todo el que sea capaz una tras otra, las siguientes contradicciones:
de ver lo esencial. El hombre-o, más exactamen. El hombre experimenta la plenitud de poder y
te, muchos hombres: esos hombres de gran talla y de sentido del conocimiento y de la acción. Se pre-
tono espiritual-se desligan de Dios declarándose gunta cómo puede explicarse, y su respuesta es:
autónomos, es decir, capaces y autorizados parafi. Mi espiritu es el Espiritu absoluto. En el fondo, soy
jar la ley de su propia vida, lo que conlleva
almis. igual a Dios. En efecto, yo soy justamente eso que

la pretensión de poder entenderse a


mo tiempo en la debilidad de mi minoría de edad he llamado
partir de sí mismos. Esta postura conduce cada vez «Dios»... Pero ese mismo hombre dice también: El
más decididamente a convertir al hombre en algo Espiritu no existe en absoluto. Lo que llamamos
absoluto. Un especialista actual en ética ha dicho Espíritu es un producto del cerebro; y éste, una
que el hombre es tan grande, que puede asumir los parte importante de eso que es ya materia muerta.
atributos que hasta ahora, por inmadurez, ha de- Todavía más:
positado en Dios. Omnisciencia, omnipotencia, El hombre es consciente de la fuerza de su ini-
providencia y conducción del destino deberían ser ciativa, de su capacidad de creación, a saber, de
ahora atributos humanos. Está maduro y capaci- que no es solamente una condensación de las ca-
tado para decidir qué es lo bueno y qué es lo malo, denas de montaje que discurren por el mundo,
qué se puede querer y qué no se puede querer. sino de que es capaz de comenzar en sí mismo
Pero junto a esta corriente discurre otra distin- esas cadenas. Y, al preguntarse qué significa esto,
ta,que dice que el hombre es un ser viviente como se responde: libertad absoluta, creadora, que pro-

Cualquier otro. Su espiritualidad procede de la bio- duce las ideas y las normas, y también el mundo...
logía, y ésta de la materia. En definitiva, el hombre Pero el mismo hombre sabe también lo siguiente:
no es más que un animal, aunque más evolucio- no tiene sentido hablar de libertad. En realidad, lo
nado; y el animal, no más que un objeto material, que hay sólo son necesidades, que en la esfera ma-
sólo que con una estructura más complicada. Asi terial se llaman «ley natural», en la psíquica «ins-
pues, el hombre se reduce a la muda materialidad. tinto», y en la moral «motivo», tres nombres dis-
No es todo esto muy revelador? No es signi- tintos para expresar lo mismo.

y
ficativo que estas dos respuestas, que mutuamente Y seguimos:
se excluyen, hayansurgido en la misma época El hombre tiene la gratificante conciencia de no
brotado de las mismas raíces? Ambas corrientes ser sólo un ejemplar del género, sino de radicar en

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sí como único, como si mismo. Y se pregunta: se rebela contra Dios, si piensa mal de ÉI,
Si
Qué es esto? Y su respuesta es: persona, total- entonces pierde el conocimiento sobre su propio
mente radicado en sí mismo, sin órdenes que lo ser.Esta es la ley fundamental de todo conoci-
dirijan, sin normas que le obliguen; arrojado en miento humano. La primera rebelión tuvo lugar
cualquier sitio, a merced del tan poderoso como con el pecado original, que sucedió al principio y
temible destino, teniendo que decidir en cada ins- que todavía resulta incomprensible cómo pudo su-
tante su propio hacer, su propio ser... Pero la otra ceder. Pero, desde entonces, toda la historia hu-
respuesta afirma: La opinión de que el hombre es mana sufre las consecuencias. Esta doctrina puso
persona, es un fraude. La verdad es que es sólo un a la revelación en una frontal oposición con cual-
elemento del universo, una cosa entre las cosas, quier naturalismo y optimismo. Ella nos dice que
una célula en el Estado. No tiene ningún sentido el auténtico hombre, tanto su historia como su
por sí mismo. Radicarse en sí mismo es un delito, obra, nada tiene que ver con las concepciones mo-
peor aún, un sabotaje. Tiene que diluirse en el dernas, según las cuales camina, mediante un pro-
todo, y convenir en inmolarse. greso seguro, hacia un autodesarrollo cada vez
Podriamos decir muchas más cosas, pero ve más pleno. Sin embargo, este hombre no existe.
mos ya con suficiente claridad cómo se consuma
El pecado original consistió en que el hombre
aquí lo igual a través de modificaciones siempre se negó a seguir siendo retrato, en que quiso ser
nuevas: en un error sin fin se malentiende el hom- original, sabio y poderoso como Dios. En conse-
bre a sí mismo. Pero cómo puede ser así? cuencia, perdióla relación con Él. El puente cayó
Al abandonar a Dios, se vuelve incomprensible
para si mismo. Sus innumerables intentos de au- al vacío. La figura se precipitó sobre sí misma y
surgió el hombre perdido.
tointerpretarse terminan siempre en estos dos ex- Nada sabemos del largo tramo de su vida en la
o
tremos: en absolutizarse en inmołarse, estores, oscuridad de la perdición. Puede que algún día lo-
en reclamar la exigencia absoluta de dignidad y gremos escuchar lo que sobre ello dice el arte de
responsabilidad, o en entregarse a una ignominia los tiempos más primitivos; es posible que alguna
tan profunda como nunca más volverá aexperi vez aprendamos a interrogar sobre estas cosas a los
mentar. hallazgos paleontológicos. Hasta el presente no se
ha logrado; la pregunta y la respuesta se encuen-
Tanto más sabe el hombre de si mismo cuanto tran de antemano con el anatema de la idea de
más se entiende a partir de Dios. Pero para ello evolución, para la cual todo peldaño inferior está
debe saber quién es Dios, y esto sólo puede hacerlo en camino hacia el peldaño superior. La verdad es
que
lo Él
si acepta

dice de mismo. que esta oscuridad no fue la fase anterior a la sa

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lida hacia una nueva luz, sino el bronco aturdi-
miento que siguió a la caída.
llevó a cabo en la estrecha línea de la historia_ve
terotestamentaria y se consumó en Cristo. A través
En esta situación el hombre ya no sabía quién de ella se comunicó al hombre quién es, y tambien
era ni dónde estaba el sentido de su vida. En el quien es Dios. Conocimiento de Dios y conoci-
norte hay una fábula de gentes a quienes la tristeza miento del hombre volvieron a formar un todo, y
ha herido de muerte el corazón, y entonces ya no la imagen recobró de nuevo su sentido.
saben quiénes son. Es una imagen de lo que que- En Cristo alcanzó una grandeza incomprensi
remos decir: los hombres ya no supieron nunca ble, pues en El la imagen del hombre fue el medio
más quiénes eran, ni de dónde venían, ni adónde para la epifanía del Hijo eterno de Dios en el mun-
iban. do: «El que me ve a mí, ve también al Padre» (Jn
Y esto duró mucho tiempo, a pesar de toda la
14, 9). Pero por la fe y el bautismo participa el
grandeza de las realizaciones y de toda la magni- hombre en este misterio. Nacerá el hombre nuevo
ficencia de las obras que llenan la historia. Si se «destinado, desde el principio, a reproducir la ima-
repasan las respuestas que el hombre da a la pre gen de su Hijo» (Rom 8, 29).
gunta sobre el sentido de su vida -no solamente
A partir de aquí pudo volver a entenderse. Era
algunas, sino todas; no sólo las valientes, sino las como quien, tras un largo olvido, retorna a mis-
desesperadas; no sólo las nobles, sino también las sí
mo. Si observamos el pensamiento, la contempla-
villanas- hay que concluir que el hombre no sabe ción, la figura, el orden y la sabiduría de los pri-
quién es. Sólo que se ha acostumbrado tanto a este
meros cinco siglos después de Cristo, veremos
no-saber, que lo encuentra correcto, que lo confun-
de con la problemática de la naturaleza, a la que cómo el hombre se arraiga en sus propias raíces.
paso a paso supera la ciencia, y que hasta se siente Remontándose hasta Dios, encuentra su verdad.
orgulloso de ello. Experimentando la interioridad de Dios, capta su
Esta es la segunda definición que el hombre co- propia interioridad. Entreviendo la grandeza de
noce por la revelación. La primera era: el hombre Dios, es consciente de su propia añoranza. La cien-
es
imagen de Dios. La segunda: se ha rebelado cia actual es incapaz de leer el arte de esta época,
Contra la relación con su original, pero sin poder Dispone de una enormidad de datos y relaciones,
invalidarlo. Por tanto es una imagen distorsiona- sabe mucho sobre formas y estilos, pero no ve lo
da. Y esta distorsión coníirma completamente realmente peculiar, a saber, el encuentro del hom-
cómo se comprende a sí mismo, qué hace, quién bre consigo mismo en su encuentro con Dios, si es
es. que se trata de la figura misma del hombre o del
Luego vino
larevelación y la redención, que se espacio con rostro humano en la Iglesia, el palacio

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y la casa, del destino del hombre en la poesíao el do, acaso tienen la sensación de que se está ha-
drama o de la vida de su corazón en la música. blando de ustedes?
La tercera definición que larevelación da del No asisten al espectáculo del hombre que con
ser del hombre es siguiente: Cristo cargó sobre
la tanto despliegue de realidades y medios habla de
sí mismo la culpa y la expió. El hizo visible en si sí y precisamente por eso se escurre de sí mismo?
amor y la
a el
la imagen sagrada, y mediante la fe, Fijense también el Estado moderno, con obras tan
obediencia puede el hombre volver estar salvado. gigantescas como el orden y la administración,
En el curso de la historia, de una historia que acaso se dan cuenta de que el ser, que hace leyes
a
deberia haber ltevado un conocimiento cada vez y las cumple, que rige y regirá, son ustedes mis-
más hondo y, por tanto, a una vida definida, so mos? No se trata de un temible aparato, que al
brevino una vez más la caída. No sólo este o aquel final suena a hueco? No estamos ante un ser que
individuo, sino muchas personas influyentes y alli atrapado, acostumbrado a órdenes, utilizado y
responsables se apartaron de la revelación. Se pro- explotado a propósito, será protegido y destruido;
dujo un enorme auge en la producción artística, y que a este ser se le llama «hombre», cuando la
poética y cientifica, y se llevó a cabo la configu- verdad es que de hombre no tiene nada en abso-
ración del Estado y el dominio económico y téc- luto, sino que es algo fantasmagórico entre un se-
nico del mundo. Pero, en medio de todo esto, su- midiós y una hormiga?
cedió algo tremendo: sin darse cuenta de que es- Ahi está el fenómeno patológico de la amnesia,
taba sucediendo, más aún, creyendo que llegaría a que no es raro que se presente con motivo de las
la auténtica verdad, el hombre volvió a olvidar guerras. Ahí tienen ustedes un hombre que hace
quién es.
Perdió su «referencia» a Dios y se entendió a sí
esto y aquello. pero que ha olvidado quién es,
por tanto, su existencia carece de centro y de uni-
y.
mismo como un ser naturalmente autosuficiente, dad. Algo parecido, aunque en proporciones infi-
Ya su obra como una creación autónoma. Con ello nitamente mayores, es lo que le ha pasado al hom-
desapareció de su vista su auténtico ser y también bre moderno. Es como alguien que ha olvidado su
el verdadero sentido de su obrar. nombre, porque este nombre va incluido en el
Den ustedes hoy un repaso a la ciencia actual nombre de Dios. No se puede olvidar el nombre del
del hombre, tal como se manifiesta en la medici- Dios viviente y seguirmanteniendo el propio nom-
na, la psicología profunda, la sociología y la his- bre, el propio sentido de la vida y-la propia trayec-
toria. Acaso se reconocen a sí mismos en lo que toria yital. Es tan poco probable _como que un
estas ciencias dicen? Si rechazan la sugestión que puente pueda seguir donde está si desaparece la
les rodea, si apelan a su conocimiento más profun-
orilla en que se apoya. Este hombre está alucinado.
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Hace cosas impresionantes para ratificarse a sí
Dan la impresión de estar salvados los que lo to-
mismo. Somete al mundo a su poder para conver- man en serio? Se trasluce en ellos el «hombre
tirlo en obra suya. Pero, en el fondo, ya no sabe nuevo» que debe surgir de la fe y del amor? Se
quién es el ser, quién lo hizo, ni de dónde viene hace visible la imagen santificada en Cristo? Es el
ni adónde va. Que esta situación no se queda en el mensaje del hombre nuevo que brota de la salva-
plano metafísico, sino que también afecta a la rea- ción algo más que un ideal?
lidad de la vida psíquica y somática, de la vida in- La respuesta procede de alguien que está junto
dividual y estatal, de la vida económica y cultural, a las fuentes de la revelación misma, es decir, de
lo ve quien quiere verlo. Pablo. El vivió el interrogante que nace de la con-
traposición entre el contenido de la fe y la realidad
Aquí tenemos un contexto real, cuyo análisis inmediata. El cristiano cree que está salvado; cree
constituye una tarea del pensamiento cristiano. El también que ha crecido en él el nuevo ser humano
tendrá que mostrar que mediante la confusión de a partir de Dios: pero no se siente inmediatamen-
las distintas contradicciones políticas, económicas te desmentido por la experiencia de su propio ser?
y culturales que llenan el mundo, discurren dos Pablo lo expresa mediante su doctrina del hombre
grandes frentes en los que se decidirán las autén- «viejo» y del hombre «nuevo», del hombre carnal
ticas cuestiones: las del hombre que intenta com- y del hombre espiritual. Con esto no alude a nin-
prender su existencia y su obra desde sí mismo, y gún dualismo, ni tampoco a la contraposición pla-
las del hombre que recibe sin cesar su nombre del tónica entre cuerpo y espíritu. Lo que él llama
nombre de Dios y su misión del Dios verdadero. «carne» es el hombre viejo con cuerpo y alma; lo
que llama Espíritu es el hombre nuevo, también
Con ello se plantea un serio interrogante: has- con cuerpo y alma viviente, pero un hombre sal-
ta qué punto sucede en realidad todo esto? vado. Entre ambos hay una lucha incesante, y la
Cuántos hombres son conscientes de la nueva existencia debe entenderse como el campo donde
posibilidad? Hasta dónde lo es la humanidad en se desarrolla esa lucha. Cierto que hay momentos
cuanto tal? en que el hombre «nuevo» emerge y es dueño de
Seamos más incisivos:
han escuchado
lay
toman también en
aceptado el men
sí mismo, pero una y otra vez aparece el hombre
«viejo» y lo oculta.
serio quienes
saje? Nietzsche acusó a los cristianos de hablar de Así pues, el cristiano se halla en una situación
salvación, pero de no dar en absoluto la impresión comprometida: tener que dejar claro quién es pro-
de estar realmente salvados. piamente él frente a lo que, aunque parezca con-
lo
Planteemos todavía el tema más radicalmente: trario, es impropiamente. Sin cesar surge la duda:
166 167
Soy yo realmente lo que el mensaje dice de mí?
Y una y otra vez ha de superarse esta pregunta con
el «a pesar de» de la fe, con «la esperanza contra
toda esperanza».
Y llegamos a la cuarta cosa que la revelación
2. EL NOMBRE DEL HOMBRE
nos dice sobre el hombre: lo que es el hombre, si
logra una auténtica imagen, se manifestará al fi. En la segunda de las siete cartas que Cristo es-
nal, tras la resurrección y el juicio. Entretanto que- cribe en el Apocalipsis a las iglesias de la provincia
da la lucha en la oscuridad, el devenir en perma- de Asia, hay unas palabras que por su tono mis-
nente contradicción. terioso impresionan al lector. Son las siguientes:
Yrealmente así es: el cristiano ha de creer en «El que tenga oídos, que escuche lo que el Espíritu
su propio ser cristiano. En su peculiaridad contra dice a las iglesias. Al vencedor le daréa comer del
el enorme poder de lo inauténtico. Podría incluso
decirse que en la confesión de fe falta un artículo:
maná escondido, y le daré una piedra blanca, en la
que hay escrito un nombre nuevo que sólo conoce
Creo en el hombre, que se formará según la ima- quien lo recibe» (Ap 2. 17). Son palabras extraor-
gen de Cristo; creo que El está en mí, a pesar de dinariamente vigorosas. Un movimiento en nues-
todo, y que, a pesar de todo, madura en mí. tro interior les da una respuesta, un presentimiento
y un interrogante. Nosotros queremos ayudarle;
quizás así se manifieste el sentido de estas pala-
bras.
2Qué significado tiene el nombre en la vida del
hombre? A veces, investigar qué dice el folklore, y
también la hechicería y la magia sobre algo, ayuda
a entender la vida. Sigamos estos atajos y el nom-
bre saldrá a nuestro encuentro de múltiples ma-
neras
el acto festivo de poner
Ahí está, por ejemplo,
el nombre, que es algo más que el modo en que la
familia y la comunidad toman conciencia del na-
cimiento de un hombre. Reconocen su existencia,
le otorgan dignidad y derecho y lo introducen en
la estructura social.

168 169
El nombre puede adoptar, además, un carácter que el nombramiento ligero y blasfemo conculca la
especial: es el caso del nombre honorifico que se reverencia debida, sino que por él el mismo Santo
da a un famoso; del nombre cariñoso, resultado del es introducido en la esfera de las malas palabras y

amor; del mote, con el que se estigmatiza el des- de los malos sentimientos. Cuando, finalmente,
precio de un hombre. dice el creyente en el salmo: «Nuestro auxilio es el
A veces se da una extraña cercanía entre el nombre del Señor» (Sal 124, 8), no sólo significa
nombre y el ser viviente de su portador. El que uti- que invoca a Dios o que se asegura su asistencia,
liza el nombre de alguien en una maldición, piensa sino que por sí mismo el nombre es el poder vi-
que ésta le alcanzará: y lo mismo pasa con la ben- viente de Dios, y él va hacia el peligro envuelto y
dición que contiene un nombre: su intención es ha- conducido por él... Pero dejemos ya este misterio
cer a su dueño invulnerable a todo peligro, darle y hablemos del hombre.
fecundidad y felicidad. Lo que hace el mago es unir Qué significa, pues., el nombre del hombre? A
el nombre a acciones que expresan ofensa o des- través de él pasa el ser del hombre a la franqueza
trucción y está convencido de poder así traer la in- de la palabra.
felicidad y la ruina. Todo el tiempo que algo queda sin nombrar,
Si tenemos la sensación de que esto es así y de permanece en la sombra del silencio. Pero el niño
que, a pesar de lo cultos que somos, de algun modo ya pregunta «Qué es esto?», y no sólo porque quie-
seguimos sintiéndolo hoy, podremos comprobar re saber, sino porque de algún modo se siente in-
qué cerca están el nombre de un hombre y de su tranquilo a causa del desconocimiento. Cuando la
persona viviente, hasta el punto de llegar a ser una madre responde: «Es nieve», ese blanco y silencio-
sola cosa... so ser pierde su extrañeza y queda abierto el camino
El hombre es imagen de Dios;: por ello está qui- hacia él.. Cuando antiguamente entraba alguien en
zás permitido evocar el modo en que la Sagrada casa, se le recibía amablemente, pero permanecía
Escritura habla del nombre más alto; no, sencilla- lejano; se desconocía el poder que con él venía. Se
mente del «nombre». Así dice el Señor del templo: le preguntaba entonces por su nombre, entablán-
«En él vivirá siempre mi nombre» (1 Re 9. 3). Es dose la relación cuando lo decía. Y no sólo porque
decir: no sólo se le expresará allí mediante el anun- ahora la situación es conocida, sino porque, al pro-
cio, la alabanza y la oración, sino que el mismo nunciarse el nombre, surge un espacio espiritual
nombre de Dios será la sagrada realidad que saldrá que abarca tanto al huésped como al anfitrión.
al encuentro del hombre que entra en el templo. El Por el nombre entra el hombre en la comunidad;
segundo mandamiento: «No tomarás en vano el en ella tiene su sitio, su derecho y su honor.
nombre del Señor» (Ex 20, 7). presupone no sólo Cuándo sería el nombre-o con más rigor-
170 171
cuándo seria mi nombre pleno y auténtico? Cuán- al mismo tiempo: el nombre que viene del «yo» y
do podria estar yo completamente de acuerdo con el que viene del «tú»; la automanifestación de éste
él? y la respuesta de aquel. Estaríamos entonces ante
Sobre todo cuando no es inauténtico, cuando es una denominación plena y total.
expresión real, completa y genuina de mi ser. Pero Pero si mi nombre tiene que salir del conoci-
a la vez tendría que manifestar mi persona, de miento de mí mismo, me conozco de veras? Es-
modo que sólo fuera mío y no de otro. Mi peculia- toy tan conforme con lo que soy que puedo tra-
ridad debería encontrar en él su sitio. ducirlo en palabras y sentirme revelado en ellas?
Por este nombre tendria yo que quedar al des- Sólo tengo que mirarme a mí mismo para darme
cubierto para lo bueno y también para lo malo. 0, cuenta de que no es asi. Hay cosas que sé de mí,
para decirlo con el lenguaje de los magos: que todo pero otras las desconozco. Algunas zonas de mi
el mundo pudiera utilizarlo para bendecirme o para interioridad me resultan patentes, pero otras me
maldecirme. Asi se podría continuar: el nombre de- están escondidas. Si intento comprenderme a mí
beria ser protegido, hasta el punto de que sólo lo mismo como, por ejemplo, para tomar con clari-
conocieran aquellos a quienes me siento unido; que dad una decisión o para confiarme a otro hombre,
sólo fuera conocido y abierto en la medida en que observo entonces que me deslizo, que me escurro
el otro me aprecia y me ama, a no ser que lo exprese de mí mismo. Me paso la vida entera tratando de
en forma de lucha y así anuncie al otro la enemis- entenderme, y por eso intento también nombrarme
tad de mi poder más personal. a lo largo de esa ruta de mi vida, igual que intento

Cómo puede lograrse un nombre así? realizarme a mi mismo, ser aquel que me permitan
Tendría que surgir de lo más profundo de mí mis posibilidades, aquel que debo ser...
mismo. Por lo que se refiere a la otra procedencia del
Yo tendría que ser algo que expresara su ser por nombre, a saber, que el hombre que me ama me
medio de él. El nombre sería, por tanto, la traduc- dice quién soy, es un asunto realmente complica-
ción verbal de lo que soy. Pero el nombre podría do. Pues me ama realmente ese hombre? Me
venirme de «fuera», de ese hombre que me es cer- ama hasta el punto de lograr un correcto ver y
cano, que me ama. Para él, mi nombre tendría que
ser la manifestación y el despliegue de ese «tú»
comprender?
0 es que pretende algo? Ansía
algo? Es calculador? Refleja acaso su mirada
que yo soy para él. También esto es necesario, desconfianza, celos, animadversión o cualquier
pues algunos recodos de mi ser no se me hacen otra cosa que pueda cerrarle los ojos? Pero incluso
patentes a mí, pero sí al otro, ese otro que mira con si su amor es auténtico, es capaz de llegar a mi
ojos de amor... Y ambas cosas tendrían que darse ser? También aquí hay un largo camino, y ser

172 173
nombrado por el otro sólo es posible en la cerca- este hecho manifiesta cuán problemática es nues-
nía. Habría plenitud si mi ser y mi nombre más tra existencia.
verdadero fueran al unísono. En una novela de
Rudyard Kipling. el joven Kim se sienta junto a Ahora estamos ya más preparados para enten-
una pared y se dice a sí mismo: «Yo, Kim; yo, der las palabras misteriosas de la segunda carta,
Kim». Se da cuenta de que cada vez llega más hon- dirigidas a la iglesia de Pérgamo. Acerquémonos a
do y quiere arribar en ese punto donde nombre y ellas: «El que tenga oídos, que oiga lo que el Es-
ser se identifican. Sin embargo, inmediatamente lo píritu dice a las iglesias. Al vencedor.. le daré una
deja: y lo deja tantas veces cuantas lo intenta. Pero piedra blanca, en la que hay un nombre siempre
un viejo brahmán está junto a él y asiente con tris- nuevo que sólo conoce quien lo recibe» (Ap 2, 17).
El creyente, «el vencedor», esto es, el que ha su-
teza: «Lo sé; sé que no se logra».
perado la tribulación de las necesidades de cada
El verdadero nombre es una meta que nunca se
día y de las persecuciones, rebosa fidelidad, unión
logrará.
con la voluntad de Dios, y, justamente por ello,
Pero hay otra razón por la que el verdadero
unión consigo mismo. Cuando pase de la oscuri-
nombre no se alcanza durante nuestra existencia dad de esta existencia a la eternidad, se presentará
temporal, y es que tendría que pertenecer a un ante Dios, ante Aquél que es el único que en el
hombre concreto también a cada uno- y, por
-Y
consiguiente, tendría que imponerse una sola vez.
fondo lo ama realmente y lo conoce de verdad y
en su totalidad. A la luz de este conocimiento di-
Pero, justamente por ello, no podría utilizarse vino es como el hombre se conoce de verdad sí
como instrumento de control de la sociedad hu- mismo. «Entonces conoceré como Dios mismo me
mana. Tender un puente de un nombre a otro re- conoce», dice Pablo en la primera Carta a los Co-
sultaría imposible. Vemos también que los nom- rintios (13, 12). Sólo en Dios radica cada ser hu-
bres usados en la realidad son pura convención. mano. Sólo en el encuentro con Él aprende quién
Cada uno de ellos tiene muchos portadores, y las es, pues sólo Dios puede decírselo. Sólo el amor
adiciones o asociaciones con otros crean diferen- de Dios lo constituye definitivamente en su propio
cias. si mismo. Y. por tanto, Dios es también el único
Sorprendidos y desconcertados por este hecho, que le dice auténticamente «tú». Su verdadero
concluimos que el verdadero nombre no se da en nombre 17 es la expresión de este conocimiento
nuestra existencia inmediata. Pero si pensamos en
lo que esto significa para las distintas formas de
comunidad y sociedad, vemos hasta qué punto 7 Algunos exégetas, como Lohmeyer, Die Offenbarung Jo-

174 175
que Dios tiene de él y que él ha aprendido de Dios Pero esto no es ninguna petulancia, porque Dios
sobre sí mismo. ama a cada uno por sí mismo, y por tanto de forma
Este nombre es la rúbrica de un acontecimiento distinta que a otro, porque sólo El cumple todos los
creador: «He aquí que hago nuevas todas las co- requisitos que exige la persona. (Que El pueda ser
sas», dice también Dios en el Apocalipsis (21, 5). para cada uno sólo por sí mismo, es una definición
Con ello se quiere ir más allá de lo ya existente; muy profunda de su divinidad). El apóstol no dice
revela más bien la plenitud de la gracia, y «gracia» nada sobre si también el nombrado puede por su
significa que se me dará algo sobre lo que no tengo parte nombrar al hombre que ama y asi revelarse
ningún poder, ni derecho alguno, pero que hace de en él. Pero quizás podamos admitir que la exclu-
mí lo que quiero ser. sividad a la que se refieren las palabras de arriba
En este momento, en el que el hombre obtiene sea aquella que va incluida en su propia libertad.
de Dios la gracia, ésta consuma en él la obra de la En la vida eterna alcanza su plenitud el sentido
creación y de la salvación. Dios le da a conocer de la vida temporal y también el del amor terreno.
quién debe ser eternamente; lo asume amorosa- Por consiguiente, no cometemos ninguna arbitra-
mente en su vida eterna. En este nuevo y verda- riedad si proseguimos las palabras de Juan sobre
dero «tú» que en lo sucesivo se establece entre Dios «un nombre nuevo que sólo conoce quien lo reci-
y el hombre, conseguir éste su auténtico «yo», y be», y decimos: él lo sabe y también aquel a quien
éste se manifestará en su verdadero y eterno nom- quiere decir su nombre. Pues cómo puede suceder
bre. si no, lo que dice el Apocalipsis cuando habla con
Este nombre está protegido. «Nadie lo conoce»; imágenes tan llenas de misterio de la comunión de
sólo Dios y él, él en Dios. Lo más hondo de la per-
sona y de su unicidad no puede expresarse me
los santos entre sí?
eterna es como la
0
«ciudad
cuando dice que la vida
santa», la «Jerusalén ce-
diante conceptos generales. Se expresa en el amor leste» (Ap 21, 10ss), es decir, como la participa-
de aquel que como ningún otro ama a este hombre. ción de los salvados en la plenitud del orden?
que es un «canto de alabanza» (14, 2ss) o, lo que
0
es lo mismo, un acorde de alegría de los «diez mil

hannes (1926), pág. 25, y Behm, Das Neue Testament deutsch


veces diez mil»?
0 es la «boda» (Ap 21, 9; 19, 7).
la unidad de vida entre Dios y el hombre, y de los
III (1935), pág. 307, refieren el «nombre nuevo» al nombre
de Cristo. Para otros es el nombre de lo consumado en la hombres entre sí en Dios? No tiene que hacerse
eternidad. Es el caso de Wikenhauer, Offenbarung des Johan- asimismo realidad ese misterio, el único en que
nes (1949). pág. 38. Nuestra interpretación sigue la segunda podemos ver la consumación de nuestra existencia
opinión. personal, a saber, que cada uno es completamente

176 177
él mismo, inconfundiblemente autónomo y libre,
pero al mismo tiempo en comunión con todos, y
reine un interminable dar y recibir?
Se cumplirá también entonces ese otro misterio
que percibimos en la vivencia del yo: la identidad 3 CERCANÍA Y LEJANÍA DE DIOS

entre ser y nombre. Mi ser se manifestará total-


mente en la palabra de mi nombre; pero este nom- De algún modo se pueden expresar los misterios
bre mío no es un segundo ser, sino yo mismo. Per de la salvación y las esperanzas de la vida eterna,
maneceré en el ser como completamente nombra- a saber, mediante la llamada de la predicación, los
do, nada de mí estará oculto, nada borroso; todo mandamientos del orden, los conceptos de la teo-
lo dicho del nombre será verdadero, nada se ha- logia; lo más viviente puede ser expresado a través
blará por hablar, y nada será vano. de imágenes. Eso no significa que se trate de un
En cuanto a la «piedra blanca», a que se refe- juego o de una incorrección. Las imágenes son vá-
rian las palabras citadas, se trata de un símbolo lidas, pero a su modo. Es inútil pretender ence-
procedente del mundo de la apocalíptica veterotes- rrarlas en conceptos; hay que comportarse con ellas
tamentaria utilizada por el apóstol-vidente para según lo pidan: mirar, sentir, vivir en ellas.
expresar que lo por él anunciado es un misterio. Entonces es posible llegar a lo auténtico, a lo
Verdad y consumación de algo profundamente vis- que.pertenece a lo más profundo del ser humano.
lumbrado, pero imposible de conseguir por el es decir, que el hablar es solamente una cara de
hombre. Ello acontece en la oscuridad de esa cer- algo más amplio, cuya otra cara es el silencio. El
canía que Dios reserva a su creación, cuando da al hombre precisa de la verdad;: igual que la comida
amor su seriedad definitiva. Y así también todo lo y la bebida, la necesita para vivir. Es dueño de ella
que aqui se ha dicho ha de decirse con esa cautela cuando la traduce en palabras, pero también cuan-
que corresponde a un discurso sobre un misterio do la siente en el silencio. Ambas cosas a la vez es
de esta magnitud. lo que llamamos «conocimiento». Y cada una de
ellas va de la mano de la otra: la interioridad si-
lenciosa se manifiesta en la apertura de la palabra,
y ésta confirma una y otra vez su sentido en el si-
lencio interior. Esto se ve con especial claridad en
las expresiones gráficas, pues el concepto trata de
agotar el significado diciéndolo, mientras que la
imagen, por el contrario, es verdad que dice algo,

178 179
pero al mismo tiempo apunta a lo indecible, con- la mayor conciencia se da cuando permite experi-
virtiendo de este modo el silencio en palabra. mentar que El trasciende todo conocimiento.
De esa imagen, en cuyo decir y callar se ve más La revelación habla también-y ahí está su
claramente el misterio de Dios, es de lo que vamos «buena noticia»-de la cercanía de Dios, que con
a hablar: de su lejanía y de su cercanía. la creación del mundo se hizo realidad por vez pri-
Parece realmente extraño hablar de cercanía o mera.
lejanía respecto a Dios, ya que ni una ni otra existen Detengámonos aquí por un instante. Lo que
para El, pues Dios sencillamente es. Cuando pre- hace pesada la vida de la fe es el constante escu-
guntamos: Qué es?, la primera respuesta no es char, decir y leer de las palabras sagradas. Por ello
más que ésta: Dios. Y en la distancia de la adora- se hacen viejas y se cubren de polvo; por tanto, el
ción, significa también: el mundo existe y yo estoy que se apoya en ellas ha de limpiarlas y renovarlas
en él. Pero esto, lo finito, existe sólo porque El lo sin cesar. Que Dios ha creado el mundo es un mis-
mantiene en el ser. El lo penetra, está más dentro terio, el misterio originario que envuelve todo, pues
de él que lo que él mismo puede estar. Sin embargo, cuál es la razón que le movió a hacerlo? Porque
la revelación habla de cercanía y lejanía. no estamos ante un Dios del mito, que necesita al
Lo que acontece entre los hombres, sucede entre mundo para que El mismo pueda existir. Si el mun-
los polos de la cercanía y de la lejanía: encontrar y do desapareciera, ni Zeus, ni Gaia ni Poseidón se-
perder, plenitud y carencia, amor y fidelidad. Por guirian existiendo. Toda la grandeza de los dioses
eso la revelación ha convertido estos dos polos de depende de que existan el cielo, la tierra y el mar:
la vida en una imagen que expresa lo que acontece pero Dios no los necesita. Que Él, plenitud de ser
entre Dios y el hombre. y de vida, haya querido que el mundo exista, y con
él nosotros los hombres-incluso aquel que pone
En la primera Carta a Timoteo, el apóstol ex- todo esto en duda- es algo incomprensible ante lo
horta a su discípulo a ser fiel al «Rey de reyes, al que ningún espíritu puede inclinarse suficiente-
Señor de los seññores, el único que posee la inmor- mente. En el momento en que Dios creó el mundo,
talidad y habita una luz inaccesible, a quien ningún estaba muy cerca de él, pues sólo se sostiene por
hombre ha visto ni puede ver» (6, 14-16). su cercanía.
En estas palabras se percibe la lejanía de Dios: Pero aún quiso estar más cerca de él, mediante
su santa inaccesibilidad, que no es simplemente un una amorosa comunión. La Escritura la expresa con
estar-lejos, sino que convierte en adoración la mi- una exuberante imagen: la imagen del jardín que
rada a lo invisible. Que Dios conceda experimen- uel Señor Dios plantó en el Edén, al oriente» (Gen
tarla, es una forma de darse a sí mismo, igual que 2, 8), el paraíso. «Jardín» no significa naturaleza

180 181
libre que nace cuando la naturaleza se convierte periencia debe haber tenido una increible intensi-
confiadamente en espacio vital del hombre. Se con dad. Toda la ley del Antiguo Testamento ha tenido
vierte así en imagen de la confianza en que Dios en definitiva el objetivo de hacer posible la vida del
introdujo a los hombres. creyente en esta cercanía: de que no la profanara
En este jardín de los comienzos, Dios convivió con la magia ni la paralizara con la religión. Sin
con su hombre. Pues a continuación dice el texto embargo, el pueblo se niega y pide un rey terreno,
que «Dios se paseaba por el jardin al fresco de la «como se hace en todas las naciones» (1 Sam 8,
tarde» (Gen 3, 8) y llamó al hombre. No es esto 4ss). Y la mayor parte de los reyes también se nie-
una muestra infinitamente bella de la confianza de gan, porque no quieren ser servidores de Dios, sino
Dios? reinar por derecho propio. La arbitrariedad y la re-
Pero esta armonía se rompió y dice la narración: belión oscurecen la santa alianza, y entonces surge
«Y el Señor Dios lo echó fuera del jardin de Edén» la profecía y de sus palabras brotará un nuevo ve-
(Gen 3, 23). Este «fuera» significa la lejanía entre nir, el del Mesías, invocado cada vez con más in-
El y nosotros abierta por el pecado. Y dura mucho, sistencia, hasta que uel plazo se haya cumplido»
muchísimo, hasta que su amor logra de nuevo es- (Mc 1, 15).
tablecer la cercanía. Tenemos que darnos cuenta, una vez más, de
La historia del Antiguo Testamento es un pe- lo mucho que hemos oído y pronunciado esta frase;
culiar «venir» de Dios. Otra vez una imagen, pues tanto, que ya no nos dice nada. «Dios se hace hom-
El es ciertamente el sencillamente-Presente, para bre». Cómo es posible? Pero El lo ha revelado y
quien no hay barreras ni distancias que tenga que así es. Es algo incomprensible. Por qué, por qué?
superar mediante el movimiento. Mientras siga- Por nuestra salvación, sin duda alguna, pero es una
mos considerándolo sólo como un ser absoluto, no respuesta a medias. Dentro de Él debe de haber algo
hay lo que llamamos historia, y sin embargo ésta que le empuja a acercarse sin cesar al hombre. Para
es la forma en que existimos, y en su transcurso expresarlo hay una palabra: «Amor»; pero es tam-
llega Dios, desde la lejanía de su inquietante inac- bién una palabra cargada de misterio, pues qué
cesibilidad, a una nueva y amorosa cercanía, y es- significa amor si es Dios quien ama? Y ahora El
tablece con el pueblo llamado una alianza por la está entre los hombres, es uno de nosotros. Y lo
que éste será «su pueblo» y El «su Dios». Un Dios está para siempre, pues Dios nunca se vuelve atrás.
que vive, camina y lucha con él. Si queremos ver lo difícil que puede ser esta con-
Si queremos comprender el Antiguo Testamen- sideración para el hombre preocupado por la liber-
to, tenemos que partir de la experiencia de esos tad de Dios, podemos recordar lo que dicen los
hombres conducidos y dirigidos por Dios. Esta ex- gnósticos, a saber, que ciertamente se hizo hombre,

182 183
pero que, después de consumar su obra, rompió las cluso cuando todo parece vano pero el Espíritu es
cadenas y retornó a la libertad del espíritu puro. capaz de pronunciar juntas las palabras de la ora-
Sabemos, sin embargo, que siguió siendo hombre. ción, Dios está ahí, lo soportamos exclusivamente
Cuando el Resucitado se aparece a los suyos, les porque El está ahi. De la vida de los habitantes del
muestra las señales de las heridas en las manos y desierto egipcio se cuenta que, tras una larga prue-
en los pies, y éstas responden de su vida terrena. ba, alguien dirigió a lo lejos esta pregunta: «Dón-
Llevó consigo su coporeidad transfigurada hasta la de estabas, Señor, en los tiempos dificiles?». Y el
vida eterma y como hecho-Hombre se sentó «a la Señor respondió: «Más cerca de ti que nunca».
derecha del Padre». Pensamos que es imposible es Él siempre está cerca, asentado en las raíces de
tar más cerca; pero lo es todavía más decir: Él quie- nuestro ser, hablando en la hondura de nuestra
re que le recibamos en nuestra vida más rebosante, conciencia. Y ello es patente hasta el punto de que
quiere ser nuestra comida y nuestra bebida. Cuando tenemos que vivir nuestra relación con Dios entre
la madre deja ser al hijo de sus entrañas y luego lo los polos de la lejanía y de la cercanía. La cercanía
alimenta a sus pechos, se introduce en su vida. Este nos fortalece, la lejanía nos pone a prueba. Si se
misterio nos lleva al misterio divino: Dios mismo nos concede sentir su cercanía, resulta fácil ser cre-
se nos da en el misterio de la Eucaristía
Es que yente; pero si El está lejos, será el momento de la
podría acercarse más? Sólo si rompiera nuestra in- fe desnuda, que no posee más que estas palabras:
sensibilidad y tocara nuestro corazón, creemos. Y «Yo no te abandono».
si El lo hiciera... Lo mismo pasa con la gran historia. Parece que
Pero alguna vez su cercanía abarcará a todo el en los tiempos primitivos el mundo estaba rebo-
mundo. Si queremos sentir el júbilo de este men- sante de Dios. Y no porque los hombres fueran es-
saje, podemos leer lo que el capítulo 8, versículos pecialmente buenos; la injusticia y el pecado exis-
18-29, de la carta a los Romanos dice sobre la es- tían como ahora. Había, sin embargo, algo más: el
peranza. Es la espera de que algún día todo será bien acontecía a partir de la cercanía de Dios,
recapitulado en El y ya no habrá separación ni de mientras el mal estaba contra esa cercanía, y por
lo creado con El, ni de las criaturas entre sí. eso la conversión y el arrepentimiento eran tan
El misterio de la cercanía y de la lejanía de Dios profundos. Pero, con el tiempo, el corazón se fue
se repite en la experiencia de cada uno. Pues cada enfriando. El mundo se fue llenando de cosas; la
uno es consciente de lo maravilloso que es todo hora apremia con acontecimientos cada vez más
cuando Él está cerca, y de lo terrible que resulta serios, y la existencia tiene cada vez menos con-
cuando está lejos. Lo que allende la imagen pasa tenido. Tan poco, que alguien, inteligente como
en la realidad de Dios, no puede decirse: pues, in- pocos pero también interiormente desorientado

184 185
como pocos, pudo decir que Dios «ha muerto»,.
Tremenda afirmación! Como ya se ha dicho mu-
chas veces, se trata sólo de un discurso: pero quien
lo dijo por primera vez, expresó con ello el senti.
ÍNDICE
miento del vacío de Dios, del estar solo en lo com-
pletamente-extraño. De aquí podría haber surgido
en él, que ya había percibido la revelación, la fi.
Presentación, por Alfonso López Quintás
delidad al Dios lejano, pero confundió la manifes. ..
tación de su sentimiento con la realidad, y afirmó I. El fin de la modernidad 25
que Dios ya no existía.
Ahora medio mundo habla como él. Pero cuan- Advertencia preliminar . 27
do llegue el tiempo-Y llegará cuando desaparezca 1. Sentido de la existencia e imagen del

..
la oscuridad- en que el hombre pregunte: « Dón- mundo en la Edad Media 31
de estabas entonces, Señor?», volverá a oír la mis. 2. El nacimiento de la imagen moderna
ma respuesta: «jMás cerca de ti que nunca!». Qui-. del mundo 55
zás Dios esté más cerca de nuestra época glacial 3. El desvanecimiento de la imagen del

.
que del barroco con la suntuosidad de sus iglesias, mundo de los tiempos modernos y la
o de la Edad Media con su profusión de símbolos, formación de una nueva imagen 77
o del cristianismo primitivo con su joven desafio
a la muerte; sólo que no nos damos cuenta de ello. II. Quien sabe de Dios conoce al hombre . 143

Pero espera que no digamos: «No percibimos nin- 1. El hombre a la luz de la revelación . 145
guna cercanía, luego no hay ningún Dios», sino
que nos mantengamos fieles a El en medio de la
2. El nombre del hombre
3. Cercanía y lejanía de Dios ... 169
179
lejanía. De ahí podria surgir una fe no menos vá-
lida, probablemente más pura-y, desde luego,
más sólida- que la de los tiempos de la riqueza
interior.

186 187
1

MOdPrnidad

Ro mano GuU a
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Quien sabe
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Presentación
1.' edición: febrero 1995 Actualidad de Romano Guardini
2. edición: noviembre 1996
Por Alfonso López Quintás

Titulos originales: Das Ende der Neuzeit/ Der Menschen


Erkennt nur, wer von Gott weiss
Traducción: José María Hernández

Diseño de cubierta: Estudio SM

M. Grünewald /F. Schöningh,


y
PPC, Editorial Distribuidora,
1965.
SA
/Enrique Jardiel Poncela, 4
28016 Madrid

ISBN: 84-288-1200-4
Depósito legal: M-39.123-1996
Fotocomposición: Grafilia, SL
Impreso en España/ Printed in Spain
Imprenta SM - Joaquín Turina, 39- 28044 Madrid

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