Técnicas de Modificación de Conducta

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TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA

De todos los desarrollos de la modificación de conducta, sin duda lo más representativo


y determinante han sido las propias técnicas, las TMC. El conjunto de éstas es grande,
su eficacia está contrastada y constituyen los instrumentos más importantes con los que
cuenta el psicólogo para su intervención en los distintos ámbitos. Aunque algunos
autores como Henrik (1980) hablan de 250 técnicas —Kazdin (1986) nombra casi 400
—, el número de las más utilizadas e importantes es más modesto.
Técnicas de modificación de conducta de uso general: hace referencia a aquellas TMC
cuyo uso puede llevarse a cabo en una amplia gama de conductas y situaciones.
También, en consecuencia, son las técnicas que más frecuentemente se utilizan dado
que su uso no está restringido a una conducta o situación.

Conductas psicopatológicas atribuibles a cada uno de los dos sistemas


Conductas psicopatológicas atribuibles al PA
La recuperación de información del PA puede darse de forma automática o
inconsciente, aunque la persona no lo desee o no sepa por qué se produce.
Por ejemplo, me atracan en la calle y aprendo —almaceno de forma
automática— que hacía mucho calor, junto con otros estímulos (iba con
una camisa roja) y las respuestas que doy en esa situación (en especial
miedo u horror). Posteriormente, estoy con mi amigo y por casualidad
percibo mucho calor (la calefacción está muy alta): este estímulo dispara
toda la red y experimento las respuestas de miedo u horror (pero no se por
qué se producen estas respuestas, ya que no sé que es la sensación de calor
la que ha disparado la red).
Conductas psicopatológicas atribuibles al PC
Hay evidencia reiterada de que el conocimiento consciente, lo que una
persona considera a voluntad, a veces, aunque no siempre, determina la
conducta. Pero también de que en algunas o muchas ocasiones la persona
no puede explicar por qué hace algunas cosas. Probablemente algunas no
pueden explicarse porque son conductas provocadas por PA; otras, por ser
conductas que dependen de muchos factores, de modo que al ser limitada la
atención, no se puede atender a todos y a veces se hacen cosas en «contra»
de la supuesta lógica (en un momento se ha atendido a unos factores que
posteriormente parecen menos lógicos o importantes).
La intervención con técnicas de modificación de conducta

1-Análisis conductual aplicado


Se basa en la aplicación del análisis experimental de la conducta a la modificación de
las conductas anormales. Se considera que la conducta está determinada por factores
ambientales, por lo que para controlarla se debe recurrir a identificar y modificar los
factores ambientales que la determinan. Básicamente supone la aceptación del modelo
de caja negra skinneriano, por lo que se puede trabajar considerando el esquema E-R-C.
Las intervenciones se basan esencialmente en los principios y procedimientos del
condicionamiento operante. El enfoque metodológico propuesto es el análisis
experimental de la conducta, cuyo objetivo básico es demostrar experimentalmente que
el cambio producido en la conducta se debe al tratamiento, lo que ha orientado una
marcada preferencia por el uso de diseños de investigación intrasujeto o N = 1 (Hersen,
1982; Kratochwill, Mott y Dodson, 1984).
El campo de la aplicación, aunque muy amplio, presenta dos subáreas de especial
atención:
a) El tratamiento de personas con capacidad cognitiva limitada o deteriorada por retraso
mental, adicción a drogas o alcohol y de sujetos institucionalizados con importantes
deficiencias comportamentales, o sujetos con historias de contingencias de
reforzamiento inadecuadas que han estabilizado conductas inadaptativas (dolor crónico,
depresión, problemas de pareja, etc.).
b) La intervención dirigida a ambientes sociales o institucionales: hospitales, cárceles,
aulas, ambientes laborales, comportamientos ecológicos, etc.
Formulación clínica y tratamiento psicológico de un caso de trastorno de control
de impulsos

M. es una mujer de 45 años que tiene por única dedicación las tareas de su casa desde
que dejó su empleo como administrativa hace siete años. Su marido, H., de 45 años, es
un directivo de alto nivel de una importante empresa constructora. De su matrimonio
tienen una hija de 25 y dos hijos de 24 y 21 años. El contacto inicial es llevado a cabo
por la familia de la paciente, que solicita asistencia para M. por un problema «de juego
patológico» del que hasta hace unos meses estaba siendo tratada por otro psicólogo.
Los objetivos fundamentales de la paciente son:
— Controlar su conducta de juego
— Recuperar su autonomía, la normalidad en sus relaciones y responsabilidades
familiares y la confianza de su familia.
Los objetivos de los terapeutas son:
— Fomentar la autonomía y el autocontrol de la paciente.
— Reducir la conflictividad familiar.
— Elevar y estabilizar el estado de ánimo. Prevenir cambios y alteraciones
bruscas.
— Promover la responsabilidad y un estilo de vida ordenado.
— Prevenir recaídas en el juego y otras conductas impulsivas.

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